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Academic year: 2020

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Juego, Integración y Pertenencia Grupal

Gabriela Valiño - Lic.en Psicopedagogía - Docente Universitaria

http://www.xpsicopedagogia.com.ar/contenido/educacion/ articulos_docentes/valino_juego.htm

Frecuentemente leemos sobre la temática de la integración de personas con

necesidades especiales en términos legales, didácticos, institucionales. Se trata

generalmente de un discurso profesional. El propósito de este trabajo es intentar

pensar la integración desde la posición niño; posición que implica una perspectiva que

ya no es la nuestra. Por tal motivo es necesario elegir un eje que oficie de ordenador

para nosotros, los adultos, que nos permita comprender observaciones, repensar

conceptos, e imaginar propuestas posibles. Tomo como eje al juego en su carácter de

actividad socializante.

Para un niño estar en un grupo y ser en ese grupo, implica también saber y poder

jugar los juegos que se juegan en ese grupo. De eso se trata la integración desde su

perspectiva.

Todos hemos estado en la escuela y por lo tanto hemos formado parte de grupos

escolares. Recordamos con facilidad a nuestros compañeros y amigos, a través de

los juegos que jugábamos con ellos, en el patio de la escuela, en casa, en la casa

de otros, en las vacaciones. Desde este recuerdo personal –que creo compartido-,

y a través de la formación teórica y técnica, sostengo que el juego espontáneo de

los grupos escolares es otro ítem a analizar y evaluar en los procesos de integración

escolar.

Integración social es también integración cultural: el encuentro con otros es encuentro

con conocimientos diversos, que implicarán interrogaciones y acomodaciones que

convertirán “el aprendizaje de la diferencia en el aprendizaje de la ciudadanía:

aprender a ponerse en el lugar del otro y ver con los ojos del otro.” (Hopenhayn,

Ottone, 2000). El ver con los ojos del otro, el coordinar las distintas miradas se

sostiene en la descentración, capacidad individual presente en los juegos grupales.

Como afirma Kamii, “para Piaget, las interacciones sociales con los compañeros son

indispensables para el desarrollo social, moral e intelectual del niño. (...) ya que tienen

el poderoso efecto de hacer que el niño se sienta obligado a ser lógico y hablar con

sentido.” (Kamii, 1980). El juego colectivo se sostiene en la capacidad –siempre en

evolución- para la descentración y la coordinación de puntos de vista, capacidad que

es indicador de desarrollo intelectual. Por tal motivo puede considerarse que poder

jugar grupalmente, es en sí mismo un logro (1).

(2)

Favorecer y acompañar a un grupo en la puesta en marcha de este tipo de juegos es

promover desarrollo integral, ya que jugar implica procesos de análisis y comprensión

posibles de ser generalizados en otras situaciones y para otros contenidos a ser

apropiados. Para jugar un juego con otros, hay que comparar acciones para diseñar

estrategias, es necesario mantener “en mente” las reglas y objetivos del juego que

ofician de parámetro de las acciones, y es indispensable ponerse de acuerdo con

respecto a las reglas antes de empezar a jugar. Para lograrlo hay que explicar –de tal

modo que los otros entiendan- el propio punto de vista, comprender los puntos de vista

de los otros y construir conjuntamente una posición común. Como sostiene Vygotski,

en el juego el niño hace lo que más quiere: jugar, y al mismo tiempo se somete a

ciertas reglas y renuncia a la acción impulsiva, reconociendo que es esta sujeción lo

que le permite sostener el juego y el objetivo de ganarlo. A partir de estos conceptos

podemos afirmar que los juegos colectivos habilitan y promueven aprendizaje social,

y por lo tanto ocupan un lugar clave en el proceso de construcción de la posición de

sujeto social.

Al decidir la integración institucional de un niño con necesidades educativas especiales

a una escuela común, se inicia al mismo tiempo, un proceso de integración grupal.

Me interesa pensar en esta integración en particular, que muchas veces no ocupa

el espacio de formación, planificación y evaluación que debiera, en un proyecto de

integración de un sujeto social a la comunidad de la que forma parte.

La integración a un grupo no es un concepto abstracto, es un proceso del que

podemos saber a través de los comportamientos, verbalizaciones, relatos, actitudes,

conflictos, juegos. Sobre este punto voy a focalizar en este escrito, con la intención –el

deseo- de que la observación de lo espontáneo en los grupos, comience a registrarse

sistemáticamente, para poder evaluar los procesos de integración escolar desde la

posición niño.

Si estamos en la escuela y estamos hablando de juego espontáneo, estamos

claramente ubicados en el recreo. Los patios y los recreos aún hoy, no forman parte

de los proyectos institucionales educativos, y por lo tanto no se consideran espacio

de observación ni planificación. Hasta hace algún tiempo, en los recreos los chicos

jugaban sin dificultad, sin mayores conflictos, pero en los últimos años los recreos se

han ido convirtiendo, en algunas escuelas, en zonas - tiempo-espacio - de riesgo.

Al decidir la integración escolar de un niño con necesidades educativas especiales, los

recreos debieran incluirse como ítem de la evaluación institucional. Presento algunas

preguntas posibles para una guía diagnóstica: ¿A qué se juega en esta escuela?

(3)

¿Puede este niño participar de estos juegos? ¿Hay variedad de juegos en los cuales

participar? ¿Aceptaría este grupo, modificar sus juegos para integrar a este niño?

¿Los que no juegan los juegos que se juegan en los recreos, qué hacen? ¿Cuántos

chicos hay en el patio por recreo? ¿El espacio del patio, es seguro para este niño?.

Es en el tiempo del recreo cuando los chicos tienen que lidiar con su grupo, con los

otros chicos, presentarse, conocerse. ¿Cómo lo hacen? Casi siempre a través del

juego. Quienes hemos estado en un patio observando, sabemos que los chicos no

suelen sólo conversar, hablan, discuten pero por otro propósito, que generalmente es

jugar. Decidir a qué jugar, cómo, dónde, quiénes, con qué, reglas, puntajes, son los

ejes de estas conversaciones. Conversaciones cortas y rápidas, para aprovechar la

mayor parte del recreo jugando. Ese, es el espacio y el tiempo que los chicos sienten

propio.

El tejido social infantil se constituye principalmente a través de las actividades de

juego. Para poder entrar en ese tejido hay que saber jugar determinados juegos.

Se pueden proponer otros, pero los juegos que juega cada grupo, hay que jugarlos.

Podemos pensar entonces a los juegos como agentes de socialización grupal. Lo son

en tanto estemos pensando en los juegos que juega cada grupo escolar en particular.

No me estoy refiriendo a cualquier juego, ni a todos los juegos, y mucho menos, a

los juegos que se juegan para enseñar determinados contenidos. No son los juegos

que elige un adulto para trabajar intelectualmente con el niño los que promueven

aprendizaje social, son los juegos entre pares los que guían este aprendizaje. Son

esos juegos que un niño “necesita” saber jugar, para poder ser en el grupo escolar del

que forma parte.

Sin saber jugar ni conocer distintos juegos es muy difícil que un niño pueda integrarse.

El juego es la actividad – llave, de la entrada al espacio social de los niños. Recuerdo

a una niña con necesidades educativas especiales, pidiéndole a su psicomotricista que

le enseñara a saltar a la soga, porque quería jugar con sus compañeras en el recreo

y ella no sabía jugar ese juego. Esta niña me permitió comenzar a pensar que en los

llamados procesos de integración, debiera integrarse la perspectiva del niño. Ella tenía

clara conciencia de que necesitaba aprender a jugar, lo que se jugaba en su grado,

para poder pertenecer. Es a partir de esta experiencia que propongo que los juegos

del patio sean considerados en los tratamientos terapéuticos al modo de contenidos,

ya que es a través de estos contenidos que el niño se sentirá integrado a su grupo

escolar. Saber y poder jugar estos juegos –propios de cada grado- es empezar a ser

del grado.

(4)

La integración social desde la perspectiva del niño es tener amigos, compañeros

de actividades escolares, que se eligen para estar juntos y jugar en la escuela y

en las casas. El estar físicamente juntos en un aula no implica amistad. La amistad

se va construyendo a través de actividades comunes, elegidas y compartidas: el

juego es una de ellas. Por tratarse de una actividad cultural, no puede pensarse en

términos generales o universales. Cada escuela, familia, comunidad, practica juegos

particulares. Por tal motivo, resulta necesario indagar esta temática a nivel individual,

familiar y escolar, para contar con información que permita diseñar estrategias

de intervención promotoras de integración social, en los distintos contextos de

socialización.

Enseñar a jugar en grupo y enseñar distintos tipos de juegos, es facilitador del

encuentro con otros, ya que permite contar con experiencias y recursos que serán

útiles a la hora de tener que aprender y enseñar un juego. Sabiendo que integración

implica reconocimiento (2), considero valioso ofrecer a los niños un espacio

sistemático de aprendizaje de juegos colectivos (3), que lo habilitarán para los juegos

grupales en distintos contextos, desplegando capacidades y talentos disponibles y

dispuestos, por haber sido convocados y estimulados regularmente.

Esta dimensión de análisis e intervención no es sólo un tema para profesionales;

padres y maestros pueden intervenir a través de propuestas de juego integradoras

y promotoras de autonomía. Ésta se reconocerá en la capacidad de diálogo y

negociación, procesos intelectuales ineludibles cuando un grupo juega conjuntamente.

Reconocimiento, integración y autonomía son valores posibles de ser abordados a

través de propuestas lúdicas.

Al principio decía que intentaría ubicarme en la posición niño. Ha sido sólo un intento,

porque son los niños los que tienen la palabra, los gestos, los juegos, que nos “dicen”

de sus necesidades y sus búsquedas. Jugar en grupo, jugar en familia regularmente

ayuda en este recorrido de comunicación y construcción de diálogo.

Notas

(1) Al ser un logro, pensarlo con anticipación lo convierte en meta. Meta en una propuesta educativa.

(2) La evaluación positiva o consideración favorable de una persona, o algunas características de una persona por otros. Theodorson, G. A., Theodorson A. G. (1978). Diccionario de Sociología. Buenos Aires. Paidós.

(3) Juegos en los que los niños participan conjuntamente de acuerdo con unas reglas convencionales que especifiquen algún clímax (o serie de ellos) preestablecido, y lo que deben hacer los jugadores en roles de carácter

(5)

interdependiente, opuesto y cooperativo. Kamii, C., De Vries. (1985). Juegos colectivos en la primera enseñanza. Madrid. Aprendizaje Visor.

Bibliografía

Caniza de Páez, S.; Enright, P. (1996). ¿Qué se juega cuando jugamos? Escritos de la infancia. Año IV, Nro 7. Buenos Aires.

García Canclini, N. (1995). Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. México. Grijalbo.

Guitart, R: A qué jugamos. Los valores en juego. Revista Aula de innovación educativa. Nro 52 – 53. Barcelona. Grao.

Kamii, C., De Vries, R. (1985). Juegos colectivos en la primera enseñanza. Madrid. Aprendizaje Visor.

Hopenhayn, M., Ottone, E. (2000). El gran eslabón. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

Pavía, V. (2003). Investigación y juego, reflexiones desde una práctica. Universidad Nacional del Comahue. Argentina. www.efdeportes.com

Theodorson, G. A., Theodorson A. G. (1978). Diccionario de Sociología. Buenos Aires. Paidós.

Tomé González, A Ruiz Maillo, R. (1996). El espacio de juego: escenario de relaciones de poder. Revista de Innovación educativa. Nro 52 – 53. Barcelona. Grao.

Valiño, G. (2002). La relación juego y escuela: aportes teóricos para su comprensión y promoción. Revista Conceptos. Año 77. Nro 2. Boletín de la Universidad del Museo Social Argentino. Argentina.

Lic. Gabriela Valiño (Psicopedagoga- Docente Universitaria) Universidad del Museo Social Argentino. Titular de la Cátedra Juego y Psicopedagogía, Licenciatura en Psicopedagogía.

Universidad Católica Argentina. Licenciatura en Psicopedagogía. Docente a cargo del Seminario de Técnicas Lúdicas.

Universidad Católica Argentina. Docente a cargo de la Cátedra Juego, enseñanza y aprendizaje, del Curso para Coordinadores de Nivel Inicial Y EGB.

Referencias

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