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Vegetación cercana

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Juan José Triviño Cárdenas

vegetación cercana

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Vegetación cercana Proyecto de Grado Juan José Triviño Cárdenas

Departamento de Arte Universidad de los Andes

Bogotá D.C. Mayo 2016

Asesores:

Giovanni Vargas Luna / Myriam Díaz Moyano Jurado:

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I

La mirada o la imagen que uno ve en una pintura no es algo

plano y simple. Detrás del cuadro, la mirada está infestada de

nociones, de concepciones, de experiencias, de observaciones

recientes, de memorias lejanas, de interpretaciones, y además es

alterada por el proceso mismo de la pintura.

En mi caso, creo que todo empieza con un encanto y una

atracción. Lo que alguna vez cautivó mi vista y mis otros sentidos

fue lo que implantó la primera imagen y mirada de una idea que

después iba a irse transformando siendo afectada por muchas

cosas hasta convertirse en pintura. Pero entonces ¿Qué es

precisamente eso que quería pintar? Tal vez la respuesta a esta

pregunta ya viene dada por mi mirada misma y, de esa manera,

lo que iba a pintar sería lo que para mí es cautivador y placentero

sensorialmente. Lo que iba a pintar sería la naturaleza. Iba a

pintar esa esquina de la naturaleza que me parece mejor; aquella

que significó algo para mí alguna vez; aquella planta de perejil

que siempre huelo cuando salgo a mi patio; aquellos charcos que

siempre inundan los pastos verdes del parque.

Cercanía con la vegetación

Estas vivencias tan significativas no quedan en uno como algo

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experiencia completa. La planta de perejil no está quieta en mi

cabeza sino que es una experiencia viva en la que hay olores,

emociones, sonidos, y todo tipo de sensaciones. No se trata de

una fotografía o una imagenque vemos de manera distanciaday

neutra, sino de algo que sentimos.

Los días que salgo al patio en un ambiente húmedo y se

alcanza a sentir el aroma de las plantas y en todo el ambiente se

suavizan los pinos y el pasto de manera que parecen algodón,

esos días, toda la naturaleza del entorno parece entrar en

armonía para arrullar los sentidos y darle calor al interior. Uno

está totalmente metido en este ambiente cercano y uno es parte

de él y, por eso, mi trabajo de pintura consiste en sumergirme en

el ambiente y en la naturaleza; agacharme para ver cada pétalo de

las plantas; acostarme para mojarme con el pasto y sentir cada

grano de tierra. Así mismo, queda determinado el método:

perspectivas desde abajo, a veces a ras de tierra, acercadas e

incluso rarificadas y no comunes con la intención de mostrar una

mirada menos objetiva y más presencial y sensible. Por último,

este tipo de “cercanía” determinará también los objetos y temas

que pintaré. Serán estos mismísimos ambientes y vegetaciones

cercanos a mí, como el perejil, el pasto de los días húmedos, el

agua del rio cerca de mi casa, los charcos en la tierra, o el piso

sucio alrededor de los árboles, lo que pintaré.

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Se trata entonces de una cercanía espacial y también de una

cercanía emocional. Las vegetaciones que yo pinto no son

simplemente vegetaciones cualquieras. No se trata de una planta

de perejil cualquiera y no se trata de un pasto cualquiera, sino de

aquellasplantas y aquel pasto particulares que yo conozco y que

son cercanos a mí. Elementos que le dan un aire acogedor a mi

cuerpo y a mi alma porque, por experiencias pasadas, despiertan

emociones, sentimientos y recuerdos. Son esquinas de la

naturaleza que, por la conexión emocional que he tenido con

ellas, potencian la experiencia del estar allí y la alteran.

La imagen mental que uno tiene de los momentos en los que

tuvo la planta de perejil cerca, termina siendo bien alejada de lo

que uno llamaría, una experiencia “real” o “fiel” del mundo. Por

esta razón, mis cuadros tampoco contienen una visión “fiel” de

las cosas sino una enteramente mediada y tergiversada por los

elementos que surgen gracias a lacercanía emocional.

Memoria y preconcepciones

Posteriormente, después de pasado un tiempo de tener la

experiencia, esta imagen o “mirada” de las vegetaciones en mi

cabeza, se vuelve un recuerdo. En este punto, la imagen varía

mucho y entre más pasa el tiempo, más se mezcla y homogeniza

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qué fue real y qué fue imaginado. No se sabe si en realidad el

olor del perejil fue tan fuerte como lo recuerdo o si simplemente

mi mente lo está exagerando por los elementos que ahora han

potenciado la experiencia.

Las emociones y los sentimientos han hecho crecer el

recuerdo de la experiencia vivida, en este punto las

preconcepciones, los juicios y las nociones afectan también la

mirada. La concepción idealizada de lo que para mí es, por

ejemplo, un árbol, altera irremediablemente la imagen, ya que

no todos los fragmentos e imperfecciones de la realidad se

alcanzan a detallar o recordar. El árbol genérico e ideal de mi

cabeza entra a afectar la imagen del árbol que vi en realidad, y así

pasa con todas las experiencias; entre más pasa el tiempo más se

altera y seenriquece la imagen.

Ahora parece como si el momento que recuerdo estando

entre dichas vegetaciones hubiera sido un momento mágico en

donde todo era verdísimo, en donde había un aroma delicioso,

en donde el pasto era suavísimo, y endonde las plantas de perejil

eran uniformes y perfectas. Todo en el recuerdo termina siendo

muy diferente de la realidad, y aunque en la vegetación real haya

mugre, suciedad, y hojas de perejil irregulares e imperfectas, es la

mirada tergiversada por el tiempo y convertida en memoria y

recuerdo, la que establece un juego en mis pinturas. Me interesa

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neutra e impersonal. Pintaré la naturaleza idealizada y exagerada

porque así se ha formado la idea de ella en mi cabeza y es así

como la recuerdo.

Realidad y observación

Si quiero que mis cuadros en verdad contengan la planta, el

pasto y la tierra que conozco y quiero, debo no solo dejarme

llevar por lo que ha afectado mi mirada mentalmente, sino que

también debo guiarme por la observación.

Solo de esta manera puedo asegurarme de estar pintando esa

planta de perejil de mi patio y no otra; solo así puedo

asegurarme de estar pintando ese pedazo de pasto por el que

camino diariamente y no otro; solo así puedo asegurarme de

estar pintando lo realmente cercano a mí. Como lo dice el artista

Avigdor Arikha cuando pinta sus cuadros de temas sencillos y de

objetos de la vida diaria, “Cuando pinto una manzana, tiene que ser esta manzana y cuando pinto una cara tiene que ser esta cara, no una cara genérica, no una manzana genérica, sino ésta en particular.” (Arikha, A. Sin fecha.). Esto significa que para él, como para mí, es muy importante que el cuadro comunique que

se trata de un objeto que es único en el mundo, y que es

conocido por quien lo pinta. La observación se convierte así en

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observación meticulosa o de un estudio científico sino más bien

de una observación en donde el ambiente que pinto ha sido

sentido y percibido profundamente.

***

Así, la mirada que empieza en la experiencia y la observación

se mezcla en su enorme riqueza con las preconcepciones, con las

nociones, con las emociones y, en medio de todo esto, pasa a ser

un recuerdo para alterarse aún más. Se trata de una imagen

siempre cambiante y que se va transformado en mi cabeza al

tiempo que la vegetación cercana se va haciendo mucho más

familiar, e incluso mucho más mía de lo que era antes. Las

plantas, el pasto y la tierra de esos momentos de mi vida se

convierten en algo similar al hogar a donde mi mente y cuerpo

van para sentirse cómodos y placidos. De tal manera, se

encuentra ahora en mí una mirada que, por su gran cantidad de

elementos mezclados, es mía y del mundo externo, es también

quieta y movible, es imaginación y es realidad, es recuerdo y es

presente; y así todo esto sea muy variado, contradictorio y

cambiante, viene a encontrarse en una misma mirada para ser

plasmadas sobre un soporte. Todo viene a encontrarse en la

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II

Toda esa mirada que comenzó con la experiencia y que se

fue alterando, para estar ahora muy rica y cargada de elementos,

viene posteriormente a ser puesta en el cuadro. Es acá donde

empieza la pintura. Y ahora, es este proceso de pintar con oleo

el que tiene su turno para empezar a favorecer y a enriquecer

esta imagen.

Lapinturade naturaleza, como lo dice el ensayista Hernando

Téllez sobre la pintura de Gonzalo Ariza, “avanza hacia una

interpretación dinámica, que expresa la fuga, el cambio continuo,

la desintegración constante de los elementos y, por lo mismo, la

alteración sorpresiva de las formas y de los colores del paisaje.

Todo parece y es, ciertamente, provisional en los cuadros de

Ariza, como es provisional en medio de la atmosfera, la visión de

la realidad. El color y la forma de los paisajes de Ariza no es

definitivo…” (Téllez, H. 1989. Pp 48). Y así considero, que

deben ser de variantes mis cuadros; nada en ellos debe ser

definitivo ya que nada en la idea que tengo en mi cabeza de

dichas esquinas de la naturaleza es definitivo. Desde las

emociones y las preconcepciones hasta el proceso mismo que

necesita la pintura, todo mantienela imagen yla mirada siempre

cambiante y provisional, ya que ni siquiera cuando son puestas

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Cambios atmosféricos

El primer elemento del proceso de la pintura que viene a

afectar la mirada es la observación de los cambios atmosféricos.

La variabilidad y lo aleatorio de ésta hace que el proceso de

pintar sea igualmente impredecible y azaroso. De manera que

observo para hacer los bocetos y también observo muchas veces

cuando pinto, mi mirada y la idea de las cosas cambia por

factores independientes a mí ya que no es lo mismo mirar una

planta en un momento dado que mirarla 5 minutos después, o 5

días después, o un mes después. Mi mirada cambia todo el

tiempo y cada vez que vuelvo a observar la naturaleza; además lo

hace a merced del clima y del crecimiento naturalde las plantas.

La mirada se convierte en algo vivo y dinámico como lo es el

ejercicio de la pintura que esirremediablemente impredecible.

Lentitud y tiempo

Otro factor del proceso que afecta la mirada es la lentitud de

la pintura y las características del óleo. Esta lentitud se vuelve

también muy influyente en el resultado, ya que le da a la mirada

la oportunidad de cambiar mucho entre un paso y otro. Así, por

ejemplo, en el proceso de la pintura hago bocetos para

determinar la composición del cuadro y estudiar la vegetación.

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embargo entre la observación, el hacer los bocetos, y elempezar

con las capas de lento secado que caracterizan al óleo, ya la

mirada y laimagen han cambiado mucho en mi cabeza debido al

largo tiempo transcurrido. Los verdes que veía y que pretendía

pintar al inicio, ya cambiaron su tonalidad pues se dejaron llevar

por el verde de otra hora del día más oscura. La lentitud de la

pintura también viene a hacerse notar en el proceso en general y

no solo en el secado del óleo. El hecho de usar capas y veladuras

es algo que le da vida al cuadro y al proceso. Esto pasa porque

uno tiene la oportunidad de pensar y cambiar nuevas cosas entre

cada paso y cada capa. Muy pocas veces el cuadro es igual

cuando se comienza (o cuando se planea) a cuando se termina.

No obstante, gracias de nuevo a las características del óleo, el

cuadro final no está, ni aparenta estar, conformado únicamente

por las capas y veladuras superficiales, sino que todo el proceso

es visible. Incluso las capas y elementos iniciales parecen ser

tremendamente influyentes y constituyente del cuadro final.

Cada parte que conforma el cuadro, termina siendo entonces,

múltiple, y cambiante.

***

La observación de los cambios atmosféricos y la lentitud de la

pintura hacen de este proceso algo mucho más rico y variable.

Desde que comienzo a pintar hasta que termino, todo cambia.

Así por ejemplo, a veces pinto directamente del referente, de

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realidad cambia y eso también es inevitable. Hago veladuras con

tonos fríos para hacer notar que ese día era oscuro y que el

ambiente estaba calmado y silencioso. Seguido a esto, me alejo

del referente, y los bocetos y el recuerdo vuelven a ser

nuevamente mi referente. Ahora hago veladuras blancas para

crear los brillos que da la humedad de un día lluvioso. Por otro

lado, por capricho, pongo elementos en el cuadro que realmente

no estaban ahí. En el cuadro del perejil pinto, por ejemplo, el

charco o las piedras que estaban en un lugar diferente. Así

mismo cambio ciertas plantas y ciertos colores, y a veces me dejo

llevar por las preconcepciones o por la idea de lo que es un

grano de tierra o la hoja de una planta, por lo que pinto cierto

grupo de plantas totalmente uniformes y perfectas como no están

en la realidad. Es en este momento donde, con tantas cosas que

se encuentran alterando la mirada, surge la ineludible pregunta

¿cuál es realmente la planta o el ambiente que estoy pintando?

¿acaso estoy pintando una planta imaginada o la planta que he

visto y que conozco? Como respuesta diría que estoy pintando

ambas. Estoy pintando una planta que es tanto imaginación

como realidad. La mirada que comenzó con la observación

nunca dejó de ser lo que era pero también pasó a ser

conformada y alterada por más cosas. Así, las capas, la demora,

el tiempo, y el clima transforman lo que ya había sido

transformado antes. Todo en el proceso de la pintura contribuye

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si se trata de la misma planta o el mismo pasto que vi aquel día;

sin embargo, si lo es.

He querido incluir en la pintura todos estos elementos que

alteran la mirada porque es lo que realmente llega a conformar la

imagen que tengo de algo. La imagen que pongo en el cuadro no

es algo quieto y alejado sino que es algo cercano, cambiante, y así

no sea totalmente fiel y apegada a la que hay en la “realidad”, sí

es más fiel a mi visión de ella. Y es que cuando pinto algo de la

manera como lo pinto, como lo dijo Gustave Courbet en su

Manifiesto del realismo refiriéndose al ejercicio del artista, lo

hago “para ser no un pintor sino un hombre”. Y como hombre,

soy afectado por las emociones, la vivencias, los recuerdos, las

ideas y las preconcepciones mas no soy una máquina que

absorbe y ve la realidad de manera plana y neutra. Courbet creía

que al pintar, uno estaba pintando mucho más de lo que parecía

haber en la obra de arte; él creía que uno estaba pintando toda la

realidad misma. Y esto solo podía lograrse si el artista se conocía

bien a sí mismo y conocía bien la realidad (Rubin, James. 1997.

Pp 158). De manera similar, yo también estoy pintando la

realidad y la realidad para mi es lo que yo veo pero también es lo

que yo siento, lo que recuerdo, y la realidad es emociones

también. Incluso, a veces, lo que pinto tiene más de emociones y

de preconcepciones que de observación. La pintura termina

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Comentario de Jurados

Gabriel Silva (Artista):

La dificultad de ponerle palabras a la Pintura. La

conversación se llena de aproximaciones, ejemplos, metáforas,

comparaciones, cada uno hace lo mejor que puede, es verdad,

pero la Pintura mantiene su distancia.

Ese es el primer obstáculo, el verdadero obstáculo.

I

Juan tiene una sensibilidad discreta, nada es espectacular, no

exhibe ni un gran virtuosismo, ni grandes formatos, ni grandes

discursos.

Todo sucede a ras del piso, en la tierra, en su tierra. Su

mirada se atarda sobre la vegetación cercana como si la estuviera

viendo por primera vez…de esa mirada original surge la primera

impresión; su pintura es cándida, un poco ingenua, a la manera

de un aduanero Rousseau, mirando absorto como la vegetación

de su pequeño jardín de suburbio se transforma ante sus ojos en

una jungla espesa poblada de tigres, leones y otros seres

maravillosos.

Juan trabaja la tela con paciencia, va construyendo la imagen

capa a capa, hasta que la atmosfera crepuscular que el afecciona

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comienzan a borrarse o se encuentran detenidas en el momento

anterior a su inminente desaparición.

Pero su desaparición es postergada, porque sobre esa

atmosfera taciturna y melancólica se levanta con gracia y

precisión el arabesco detallado de un follaje imaginado,

convertido en una fina caligrafía que trae de vuelta la imagen a

los ojos del espectador.

II

Las pequeñas telas que Juan muestra están ahí para dar fe de

un inicio lleno de dudas, preguntas y algunas pocas, pero

importantes certezas, la primera y quizás la más importante es

por ahora su intención de aceptar el desafío que la Pintura le ha

propuesto, difícil desafío hoy en día para un joven artista, en un

momento en donde la inmediatez, y el acelere parecen

imponerse por doquier ,.Decidir entrar en la Pintura, aceptar su

lentitud, su soledad y su silencio , se revela no solamente como

un acto de real independencia si no también como un acto

importante de resistencia que lleva a cuestionarse los

fundamentos mismos de la vida que nuestro enfermo sistema

nos propone como única alternativa.

Gabriel Silva Rubio

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Natalia Castañeda (Artista):

Juan José propone una sencilla y humilde insistencia por ver

e imaginar la vegetación cercana a su casa. Desde el cuidado que

la observación exige pero también la idealización que el afecto

permea. Él construye pequeñas pinturas que dan cuenta de una

experiencia y una sensibilidad particular.

Su obra, la cual se plantea desde un interés contemplativo y

simple, no deja de abrir la puerta a problemáticas tanto de forma

como de sentido. Las cuales muestran una mirada quizás aún

inocente frente a la larga historia de la pintura y la temática del

paisaje. Su investigación puede hondar un poco más para

actualizar su reflexión y así reafirmar su postura de resguardo y

de lenta velocidad que su obra propone frente a la inmediatez y

exceso de la imagen mediática de hoy en día.

De igual manera felicito su resistencia y valentía, por esa

mirada por lo cercano y nimio que puede otorgar aquella

idealización a su propio jardín. Pero su romántica mirada puede

quedar desactualizada que frente al extenso y cambiante paisaje

actual.

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Bibliografía

- Téllez, H. (1989). “El arte de Ariza”. En Gonzalo Ariza. (ed. Villegas, B.). Bogotá: Villegas Editores.

- Rubin, J. (1997). Courbet. Londres: Phaidon.

- Shackelford, G.T., &Wissman, F.E. (2002). Impressions of light: The french landscape drom Corot to Monet. Boston: MFA

Publications

- Adams, S. (1994). The Barbizon school & the origins of Impressionism. Londres: Phaidon.

- Arikha, A. (s.f.). Ficha de exposición retrospectiva en el museo Thyssen- Bornemisza en septiembre del 2008. (Ficha por Guillermo Solana).

Referencias

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