Conexión con el hogar
(doblar aquí)
© Macmillan/McGraw-Hill
Queridos familiares:
Esta semana estamos leyendo un poema narrativo
que se llama
El bosque de mi abecedario
. El autor usa
muchas comparaciones y
un lenguaje poético para
expresar lo que quiere
decirnos, por lo tanto,
debo leer con mucha
atención para descubrir
el verdadero significado
del poema. ¿Por qué
dirá que el bosque es su
abecedario? ¿Cuál será
el motivo por el que las
palabras y el silencio habitan en
la memoria? Puedo hacer inferencias para
intentar descubrirlo.
Destrezas de la semana
Comprensión:
Hacer inferencias
Vocabulario:
Parte de las palabras: Palabras base
Ortografía:
Palabras con
h
Nombre
Ejercicio de palabras
PALABRAS DE VOCABULARIO
esperanza
charcos
mojarse
lejano
humo
atrapado
frágil
Imaginemos.
Vamos a escribir un cuento de ficción sobre
el cuidado de los bosques. Trataremos de usar todas las
palabras de la lista.
PALABRAS DE ORTOGRAFÍA
hipertensión
hexagonal
hojas
habitar
hilo
huella
hijo
hermano
helecho
hormiga
huevo
historiador
helicóptero
hospital
helado
No suena pero se escribe.
Lee atentamente las palabras
de la lista. Escoge cinco y escribe otras de la misma
familia que lleven
h
, por ejemplo: hilo, hilar, hilandera.
Luego, haz oraciones con ellas.
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© Macmillan/McGraw-Hill
¡Unas pocas letras para
formar tantas palabras!
Primero dices el abecedario tan rápido como puedas.
Luego, escribes tres palabras que comiencen con cada
letra. Cuando termines, escoge una que comience con
cada una de las vocales y haz un crucigrama. Escribiremos
pistas para que un familiar o amigo lo resuelvan.
A
B
C
D
E
F
G
H
I
J
K
M
N
Ñ
O
P
Q
R
S
T
U
V
W
X
Y
Z
amigo, amable, antifaz
bueno,
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© M �c m i�� ��� /M cG �� w -H i��Cartas que
llegan
Yolanda MartínezIlustraciones de Olga Lucía García
Contenido Capítulo 1
José, el cartero de Quepos . . . 2
Capítulo 2
El Parque Nacional Manuel Antonio . . . 8
Capítulo 3
Peter y su nuevo empleo . . . 12 Comprobar la comprensión . . . 16 Inferencia Pista Pista Pista Pista Resumir
Usa la red de palabras de hacer inferencias para enumerar los sucesos que originaron que Peter terminara como director del Parque Nacional Manuel Antonio. Luego utiliza la información de la red para resumir el libro.
Pensar y comparar
1. Vuelve a leer las páginas 11 a 13. ¿Por qué Peter aceptó el trabajo de director del Parque Nacional Manuel Antonio? (Hacer inferencias)
2. Si pudieras escoger un lugar para trabajar. ¿Qué lugar escogerías? ¿Por qué? (Analizar)
3. Si estuvieras en el lugar de Peter. ¿Hubieras regresado a Quepos a trabajar en el
parque natural? ¿Por qué? (Aplicar)
Comprobar la comprensión
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© M �c m i�� ��� /M cG �� Capítulo 1José, el cartero de Quepos
José vive en un hogar de retiro en Quepos, Costa Rica. Él trabajó toda su vida como cartero en ese pequeño pueblo a orillas del Océano Pacífico.
—Don José, mire lo que le trajo el cartero esta mañana —le dice Juanita, una de las enfermeras que trabaja en el hogar de abuelos Mis mejores días.
—¿Qué es lo que me dice, Juanita? No la escuché —le contesta José medio dormido.
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—Pero eso no es todo: como director, puedo vivir en el parque. Y mi mayor deseo es que vivas allí conmigo —comenta Peter mientras José no puede ocultar su emoción.
—Claro que iré a vivir al parque contigo pues no habrá mejor lugar para pasar mis últimos años. Sólo tengo una condición y es que mis amigos del hogar puedan venir a visitarnos —responde José a su nieto.
Peter acepta encantado. Desde ese mismo día, don José y Peter, su nieto favorito, viven en el parque. Esta experiencia le sienta de maravilla a José. Ahora luce diez años más joven. Y lo mejor: ¡Esta lleno de vitalidad y energía!
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© M �c m i�� ��� /M cG �� w -H i��—Que le llegó carta de San José. Se la trajeron esta mañana. Ojalá que sean buenas noticias a ver si se anima un poco.
Don José rápidamente se levanta y le recibe la carta a Juanita. Como siempre la carta es de su nieto Peter. Parece que Peter es el único que se acuerda del abuelo.
José lee con ansiedad la carta de su nieto: Abuelito, espero que te encuentres bien de salud y de ánimo. En tu última carta, noté que estabas un poco triste. Te cuento que en casa estamos todos muy bien. Te cuento que pronto voy a terminar la universidad y ya tengo varias propuestas de trabajo. Mis padres te envían muchos besos y preguntan cuándo vas a venir a visitarlos.
No te preocupes: no he olvido la promesa de ir a Quepos a verte. De paso puedo tomarme unas merecidas vacaciones.
Muchos besos y abrazos, Tu nieto que te adora, Peter.
Estas palabras animan a don José y lo
llenan de esperanza.
3 Luego de unos segundos, Peter continúa:
—… Me acaban de nombrar director de este Parque Nacional… Así que no vine de vacaciones. ¡Regreso a Quepos a vivir contigo! —su abuelo no puede creer lo que oye.
—No puede haber mejor noticia para mí. Yo sabía que no te ibas a olvidar de tu tierra ni de mí —contesta el abuelo con lágrimas en los ojos.
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© M �c m i�� ��� /M cG ��Y José conoce muy bien el bienestar que traen las cartas. Cuando él trabajaba como cartero lo que más le gustaba era ver la cara de las personas cuando recibían buenas noticias. Esto lo emocionaba pues sabía que su trabajo era importante. José sabía que ayudaba a que la gente, aunque fuera por un momento, olvidara sus problemas.
Una de las personas que lo esperaba con más ilusión era Ana, una señora que vivía en una granja muy retirada del pueblo.
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© M �c m i�� ��� /M cG �� w -H i��—Don José, no me diga que hoy sí hay carta para mí —le decía Ana siempre que José aparecía con su morral lleno de cartas.
—Pues sí, doña Ana. Hoy sí le traigo buenas noticias… Llegó una carta y parece ser de su hijo —le contestó José. Ana no podía creer lo que estaba oyendo.
Y es que el hijo de Ana, Charles, era marino y hacía casi seis meses que no escribía.
Después de leer la carta, Ana le comenta a José con alegría que su hijo pronto la visitará. También le dice que Charles permanecerá por lo menos dos meses en Quepos. ¿La razón? El barco mercante en el que trabaja su hijo entrará en reparación.
Ana no puede estar más feliz y le da las gracias a José por haber sido el portador de tan buenas noticias.
Sin embargo, el trabajo de cartero no era del todo fácil. Don José repartía el correo en el pueblo y a las personas que vivían en
sitios lejanos. En invierno, su trabajo era muy
complicado pues llovía todo el tiempo y se
formaban inmensos charcos en los caminos.
Como a José no le gustaba mojarse, y mucho
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Capítulo 3
Peter y su nuevo empleo
—Pues esa es la verdadera sorpresa, abuelo —dice Peter a José mientras lo abraza con cariño.
—Abuelo, acabo de finalizar mi carrera universitaria. Como te comenté en mi última carta, antes de graduarme, ya tenía varias ofertas de trabajo… No te conté nada más pues no había nada seguro —le comenta Peter a su abuelo. José cada vez está más intrigado.
—¿Recuerdas cuando me llevabas al Parque Nacional Manuel Antonio a pasear y ver todos esos hermosos animales que viven allí? Pues esos paseos me impresionaron tanto que decidí estudiar ingeniería ambiental…
Don José recuerda con nostalgia esos tiempos maravillosos en que recorría el parque con su nieto. Sin embargo, no imagina la sorpresa que le dará Peter.
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© M �c m i�� ��� /M cG ��menos que las cartas se fueran a mojar, se demoraba mucho más en sus recorridos. Pero José amaba su trabajo y lo realizaba con gusto.
Ahora los papeles habían cambiado, y era él quien esperaba con impaciencia que llegara el correo con noticias de su familia.
Sus hijos siempre le insistieron para que se fuera a vivir a la ciudad, pero don José no quiso hacerlo. Él era un hombre de campo y
en la ciudad se sentiría atrapado en cuatro
paredes y el humo de los automóviles no lo
dejaría respirar.
—No me insistan. Yo quiero quedarme en Quepos —les dijo José a sus hijos cuando decidieron irse a vivir a San José en busca de un mejor futuro.
Además, si José se iba a vivir a la ciudad ya no podría disfrutar de los paisajes maravillosos que Quepos le ofrecía… Él no podría visitar las hermosas playas de arena blanca y el mar de un azul que hipnotiza. Él no podría ir de pesca… Si José se iba a la ciudad, tampoco podría ir con sus compañeros del hogar de retiro al Parque Nacional Manuel Antonio, que queda muy cerca de Quepos.
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—¿Y cuánto tiempo te vas a quedar? Espero que me acompañes aunque sea un par de semanas —dice José a su nieto con voz entrecortada.
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© M �c m i�� ��� /M cG �� w -H i�� 7 En ese momento llega Juanita, la enfermera:—Le tengo una sorpresa, don José: le llegó visita y viene desde un lugar muy lejano —dice Juanita emocionada.
—No bromee conmigo, Juanita. Usted sabe que mi corazón ya no funciona como antes —le contesta José. Luego de tantas visitas prometidas, el abuelo ya no cree que alguien venga a visitarlo. ¡Pero él no se imagina la gran sorpresa que le espera!
—No bromeo, don José… Mire quién vino a visitarlo —contesta Juanita.
Y detrás de ella aparece Peter, el nieto de José. ¡Por fin su nieto ha venido a visitarlo!
José abraza al muchacho y le dice: —Tú no sabes la alegría que me da verte —en medio de la emoción, don José luce también sorprendido.
—Pero estás muy diferente a la última vez que te vi —le dice José a su nieto. El abuelo recordaba a un pequeño y delgado niño que se fue a San José. Él recordaba a ese niño que le prometió volver a Quepos a visitarlo. Pero, ahora, ante sus ojos, estaba todo un hombre.
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© M �c m i�� ��� /M cG �� Capítulo 2El Parque Nacional
Manuel Antonio
Y es que esos paseos al Parque Nacional sacaban a José de su tristeza. Cada fin de semana, el abuelo y sus amigos iban a ver la gran variedad de animales que viven allí. Ellos podrían encontrar pájaros, monos, perezosos, cangrejos, tortugas. Ellos también podían disfrutar de una exuberante vegetación.
—Don José, ya deje de soñar despierto. Mejor tómese sus medicamentos del día… Ya sabe que no puede dejar de tomarlos —le dice Juanita al abuelo con tono cariñoso.
Y es que la salud de José cada vez es más frágil. Y lo que más lo atormenta es no volver a ver a su familia y, en especial, a Peter, su nieto preferido. Ha anunciado tantas veces su visita…
Ya se acerca el fin de semana y los abuelos están preparando su excursión al Parque Nacional Manuel Antonio.
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—José, no olvides que este fin de semana nos vamos de paseo —le dice Manuel, su mejor amigo. Los dos trabajaron juntos por muchos años. Ahora Manuel también vive en la casa
de retiro Mis mejores días.
—No se me olvida, Manuel. No te preocupes. Pero no sé si podré ir pues cada día me siento más débil —le contesta José.
—¡Vamos hombre, anímate! Tú sabes que estas salidas nos ayudan mucho a subir el ánimo —le dice Manuel tratando de convencerlo. Y es que Manuel ha notado cómo José cada día luce más cansado.