• No se han encontrado resultados

Percepción de la calidad de vida en prisión. La importancia de una buena organización y un trato digno

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "Percepción de la calidad de vida en prisión. La importancia de una buena organización y un trato digno"

Copied!
20
0
0

Texto completo

(1)

PercePción de LA cALidAd de

vidA en Prisión.

La importancia de una buena

organización y un trato digno

PercePtion of the quALity

of Life in Prison.

the importance of a good

organization and decent treatment

Jorge Rodríguez Menés

Universitat Pompeu Fabra, España. jorge.rodriguez@upf.edu

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-5445-6319

Elena Larrauri Pijoan

Universitat Pompeu Fabra, España. elena.larrauri@upf.edu

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-7556-3236

Cristina Güerri Ferrández

Universitat Pompeu Fabra, España. cristina.guerri@upf.edu

ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-4382-040X

https://doi.org/10.3989/ris.2018.76.2.16.159

cómo citar este artículo / citation: Rodríguez Menés, J., E. Larrauri Pijoan y C. Güerri Ferrández. 2018. “Percepción de la calidad de vida en prisión. La impor

-tancia de una buena organización y un trato digno”. Revista Internacional de Sociología 76(2):e098. https:// doi.org/10.3989/ris.2018.76.2.16.159

copyright: © 2018 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

Resumen

Estudios previos sobre la vida en los centros penitenciarios españoles han tendido a hablar de ‘la’ prisión como una ins

-titución con condiciones de encarcelamiento uniformes. Sin embargo, la literatura internacional sugiere que la privación de libertad puede experimentarse de forma muy distinta se

-gún el centro penitenciario donde se cumpla condena. Esta investigación analiza si existen distintos tipos de prisión en España, a qué factores son debidas dichas diferencias, cuá

-les son más relevantes y cuá-les son sus implicaciones. Con esta finalidad, hemos administrado el cuestionario Measuring Quality of Prison Life a quinientos presos en cuatro centros penitenciarios de Barcelona. Los resultados de nuestro estudio muestran que la calidad de vida difie

-re significativamente ent-re las prisiones analizadas. Estas diferencias, que conllevan importantes consecuencias para las personas presas, no obedecen en exclusiva al historial del interno, sino también, o sobre todo, a la organización del centro y al sistema de relaciones interpersonales existente.

Palabras Clave

Autolesiones; Calidad de vida; Centros penitenciarios; Comportamiento penitenciario.

Abstract

Existing studies about inmate’s perception of prison conditions in Spain tend to refer to ‘the’ prison, as if all prisons were uniform institutions with similar life conditions. However, international research suggests that the experience of imprisonment is different depending on the prison in which the sentence is served.

To analyze this question, we have administered an ad

-aptation to the Spanish context of the survey Measuring Quality of Prison Life in four prisons of Barcelona. Our findings suggest that quality of prison life is significantly different among prisons, that these differences have con

-sequences for inmates’ wellbeing, and that most of those differences are due to organization and personal relations and not mainly to inmates’ individual characteristics.

Keywords

Prison behavior; Prison; Quality of life; Self-harm.

(2)

Introducción

La finalidad de este estudio es avanzar en el cono

-cimiento sociológico y criminológico de la prisión. Nos interesa especialmente: a) constatar si existen o no diferenciasentreprisiones en lo que respecta a la ‘ca

-lidad de vida’ de los presos;b) averiguar a qué facto

-res son debidas dichas diferencias; c) destacar cuáles son los más relevantes para explicarlas; y d) explorar qué consecuencias comportan para los internos.

A nuestro juicio, estos objetivos representan un avance respecto al actual estado de la discusión en España, por dos motivos. Por un lado, cubren una laguna en los estudios sobre prisiones, al abordar aspectos poco explorados hasta el momento. Lo que más ha preocupado a los académicos ha sido, por buenas razones, el crecimiento de las tasas de en

-carcelamiento (Díez-Ripollés 2006; Cid 2008; Bece

-rra 2012; González 2012) y, desde 2008, su descen

-so (Forero y Jiménez 2014; Brandariz 2015; Dünkel 2017), sin detenerse en el análisis de las condiciones de vida de la prisión.

Por otro lado, las investigaciones originarias so

-bre las condiciones de vida en el interior de la prisión (Ríos y Cabrera 1998; Gallego et al. 2010) se han centrado en la calidad de vida en ‘la’ prisión. Nues

-tra investigación quiere demos-trar, además, como sostienen diversos autores (DiIulio 1987; Downes 1988; Sparks y Bottoms 1995; Liebling 2004; Krutts

-chnitt y Dirkzwager 2011; Pratt y Eriksson 2012; Be

-yens y Boone 2015), que existen distintos tipos de prisión donde las condiciones del encarcelamiento conllevan unas consecuencias más o menos dañi

-nas para las perso-nas presas. Aunque una prisión ‘no deja de ser una prisión’, nuestro interés es des

-cubrir qué hay detrás de afirmaciones tan comunes entre los presos como que una determinada prisión es, en su opinión, ‘la peor’.

En una aproximación intuitiva a la explicación de los distintos climas sociales1 de una prisión se podría

pensar que ‘la peor prisión’ es aquella que contiene un determinado perfil de internos. De esta forma, una prisión sería más o menos habitable en función de las características de sus presos. Si bien esta intui

-ción es plausible, como demostraremos a lo largo de nuestro estudio, la calidad de vida de un centro pe

-nitenciario no depende fundamentalmente de quien habite la prisión, sino de las actividades que en ella se organicen y de las relaciones interpersonales que en ellas se desarrollen. Esta constatación tiene im

-portancia para incorporar al análisis sociológico el tema de la gobernanza de las prisiones.

Esta aportación es tanto más necesaria por cuan

-to, como se verá más adelante, la distinta calidad de vida de las prisiones conlleva unas consecuencias más o menos dañinas para las personas presas (Lie

-bling y Crewe 2012). Estas consecuencias, de nue

-vo, no se explican solo por las características perso

-nales de los presos, sino fundamentalmente por la incidencia de la organización y de las relaciones que se establecen en las prisiones.

Para realizar esta investigación nos hemos ser

-vido del cuestionario Measuring Quality of Prison Life (en adelante, MQPL), desarrollado por el Pri-son Research Center del Instituto de Criminología de Cambridge, que permite medir la calidad de vida en prisión desde la perspectiva de las personas pre

-sas. Este cuestionario fue desarrollado después de numerosas entrevistas con los presos y persigue superar las evaluaciones oficiales que se fijan en in

-dicadores objetivos (p. ej. número de programas y actividades, o número de fugas), en un intento de medir aquello que es ‘más relevante’ para la vida de los presos (Liebling 2004). una novedad adicional de este cuestionario es que recoge no solo indicadores de rendimiento sino también preguntas con ‘dimen

-siones morales’ (Bennett 2007), que miden el trato que el personal de la prisión dispensa al colectivo de los presos. Por ello se afirma que pretende medir ‘la calidad moral’ (moral performance) de cada prisión.

una vez traducido y adaptado al castellano, el cuestionario se administró a una muestra represen

-tativa de los internos de cuatro centros penitencia

-rios de hombres de la provincia de Barcelona, lo cual nos permitió constatar la diferente evaluación que realizan los presos de dichos centros. Pudiera darse el caso de que los resultados fueran distintos en centros penitenciarios de mujeres ya que, como ha mostrado una extensa literatura criminológica, las penalidades de las mujeres en prisión tienen carac

-terísticas específicas (Rafter 1985; Bosworth 1999; Kruttschnitt y Gartner 2003; véanse referencias ac

-tualizadas en Almeda 2017). Sin embargo, por mo

-tivos de oportunidad, el estudio se limitó a prisiones de hombres2. En cualquier caso, creemos que nues

-tro trabajo proporciona una primera valoración de la calidad de vida en las prisiones españolas que, sin duda, habrá de ser complementada en el futuro con encuestas en otras prisiones.

Estado de la discusión: estudios

sobre calidad de vida de la prisión

Liebling (2004) identifica tres fases en el análisis de la prisión. En un primer momento los sociólogos fueron los primeros en interesarse por la prisión en cuanto organización social, dando lugar a trabajos etnográficos que buscaban describir y explicar la pri

-sión, pero no evaluarla (por ejemplo, Clemmer 1940; Sykes 1958; Jacobs 1977).

En una segunda fase, liderada por los psicólogos, las investigaciones se centraron en cuestiones de tratamiento. El nombre clave en esta época es Moos (1968), quien midió el clima social de una prisión para intentar discernir su efecto terapéutico y eva

(3)

relación a consecuencias diversas (p. ej. el éxito en la libertad condicional).

La tercera etapa comienza con el declive de la ideología rehabilitadora y asume el objetivo de con

-seguir un ‘confinamiento humano’. Esta fase coinci

-de en el Reino unido con la revolución gerencial, con un nuevo estilo de gobernanza dirigido a introducir la gerencia privada en el sector público para moderni

-zar la organización del trabajo en las prisiones (Ben

-nett 2007). Como parte de esta estrategia, el Prison Service desarrolló unos indicadores para evaluar las prisiones (King y McDermott 1995) que, en opinión de sus críticos, se han centrado más en medir ‘lo me

-dible’ que ‘lo relevante’ (Liebling et al. 2011). Para paliar estas deficiencias Liebling (2004) de

-sarrolló un cuestionario a partir de las experiencias vividas por los presos y los funcionarios en prisión. A través de conversaciones individuales y grupales y de entrevistas semiestructuradas, se elaboró una lista con las dimensiones e ítems que, para los in

-ternos, eran determinantes en su percepción de cali

-dad de vida y que configuraron la primera versión del MQPL. En opinión de esta autora, la variable clave que permite diferenciar a una prisión de otra es la calidad de las relaciones con el personal que trabaja en ella: el respeto, el trato imparcial y la falta de hu

-millación en el trato hacia los presos tienen una gran relevancia para entender sus valoraciones de la vida en prisión. Las cárceles, para decirlo en palabras de Liebling (ibíd.), tienen distinta calidad moral, y esto a su vez conlleva distintas consecuencias, como índices de autolesiones y suicidios o tasas de rein

-serción distintos (Liebling 2006). Así fue como en el Reino unido la evaluación de la prisión basada en la eficiencia pasó a completarse con ‘indicadores mora

-les’ (Bennett 2007).

Para entender este énfasis en los indicadores mo

-rales es necesario apuntar tres influencias teóricas adicionales: a) las conclusiones de la comisión Woolf creada en Inglaterra en 1991 para explicar el porqué de los motines sucedidos en 1990, que apuntaban en gran parte al ‘sentimiento de injusticia’ imperante (Prison Reform Trust 1992); b) los estudios de Tyler (1999) acerca de la importancia de la legitimidad para conseguir la obediencia a las instituciones como los tribunales y la policía, a las que se añadieron las pri

-siones (Franke et al. 2010; Tyler 2010); y c) los estu

-dios precursores de Sparks y Bottoms (1995) compa

-rando dos tipos de prisiones en el Reino unido para entender mejor cómo se mantiene el orden en ellas.

Probablemente sea cierto que esta cultura evalua

-dora se vio estimulada en el Reino unido por la intro

-ducción de un plan de privatización de las prisiones y el interés en evaluar el cumplimiento de los objetivos pactados. Aun cuando en España no existan prisiones privadas, en nuestra opinión también tiene interés co

-nocer qué rasgos convierten a una prisión en más so

-portable que otra. Describir las condiciones de vida en el interior de las cárceles de un país permite compa

-rarlas entre sí no solo en función de la duración de la condena sino también de la severidad o ‘la dureza’ de las condiciones en las que se cumple (Downes 1988).

Nuestra investigación

Como señalamos antes, los objetivos planteados en esta investigación son cuatro: a) constatar si exis

-ten o no diferencias entre prisiones en lo que respec

-ta a la calidad de vida; b) averiguar a qué factores son debidas dichas diferencias; c) destacar cuáles de estos factores son los más relevantes para ex

-plicarlas; y d) explorar qué consecuencias comporta para los internos una distinta calidad de vida.

Para alcanzar estos objetivos, el Grupo de Inves

-tigación en Criminología y Sistema Penal de la uni

-versitat Pompeu Fabra se planteó en 2013 utilizar la MQPL en el entorno penitenciario catalán. Después de traducir la encuesta y obtener los correspondien

-tes permisos del Departament de Justícia de la Ge

-neralitat, se realizaron casi 500 encuestas, desde 2013 a 2016, en cuatro centros penitenciarios (en adelante, CP) de la provincia de Barcelona.

El cuestionario

El cuestionario utilizado en nuestra investigación contiene, además de una serie de preguntas de carácter sociodemográfico y penitenciario que nos permiten dibujar el perfil de cada interno, 46 de los 126 ítems de la encuesta MQPL original con los que se intentaba captar la opinión de los internos sobre distintos aspectos de su vida en prisión. Estos ítems fueron seleccionados con el asesoramiento del Ins

-tituto de Criminología de la universidad de Cambrid

-ge de forma que la encuesta contuviera dos o tres preguntas de cada dimensión de la vida en prisión medida por la MQPL. Esta reducción fue necesaria porque, mientras que en Inglaterra y Gales las en

-cuestas las autocompletan los internos, las nuestras fueron administradas por entrevistadores y cara a cara, para poder captar también las experiencias y opiniones de aquellos que no saben leer o tienen di

-ficultades con el idioma3.

Estos 46 ítems recogen las opiniones y actitudes de los presos sobre aspectos organizativos y del sis

-tema social de la prisión utilizando escalas Likert de cinco niveles, siguiendo la codificación original rea

-lizada por el equipo de Liebling en Cambridge para captar el grado de acuerdo con las afirmaciones leí

-das por el entrevistador. Sin embargo, para simplifi

-car los análisis que mostraremos más adelante, los ítems han sido recodificados en variables binarias donde el 1 corresponde a una valoración positiva del aspecto de la prisión evaluado y el 0 a una valoración negativa o indiferente4.

(4)

Para concluir el cuestionario, se pide al interno que puntúe la calidad de vida en prisión de 0 a 10, entendiendo por tal las condiciones de vida y el trato que recibe en general. Esta pregunta será la variable dependiente de nuestra investigación, siendo nues

-tro objetivo el de comprobar si hay diferencias entre prisiones en la valoración media que los internos per

-ciben de esta calidad.

Operacionalización de las

dimensiones de la calidad

de vida en prisión

Según la experiencia proporcionada por nues

-tras entrevistas y por otros estudios previos so

-bre calidad de vida (Downes 1988; Logan 1992; Kruttschnitt y Dirkzwager 2011; Pratt y Eriksson 2012), decidimos agrupar los ítems y preguntas de nuestro cuestionario en tres dimensiones y varias subdimensiones que consideramos como las más relevantes para explicar la calidad de vida en los centros penitenciarios catalanes. A continuación, describimos estas tres dimensiones y sus subdi

-mensiones, así como los ítems y preguntas de la encuesta utilizados para medirlas, y que aparecen listados en la Tabla 1.

1) historial del interno

una de las constantes en la literatura de prisio

-nes al discutir los valores culturales de los presos es hasta qué punto surgen en la prisión como respuesta a una problemática planteada por la estructura y el contexto carcelario (Clemmer 1940; Sykes 1958) o si, por el contrario, son un reflejo de los valores que la persona tiene en el exterior e importa al entrar en prisión (Irwin y Cressey 1962; Jacobs 1977). un re

-flejo de esta discusión es hasta qué punto la prisión causa determinados males o si por el contrario las personas que entran en prisión ya son vulnerables previamente a los mismos. Así, por ejemplo, como es reconocido, en prisión hay un porcentaje muy alto de personas con enfermedad mental o enfermeda

-des físicas (González 2012; Gallizo 2013) y lo que se discute precisamente es la contribución de la prisión en la causación de este estado (Liebling y Maruna 2005; Liebling, 2006; Crewe 2007; Dâmboeanu y Nieuwbeerta 2016).

Para intentar apreciar el historial con el cual el inter

-no llega a la prisión hemos tomado en consideración: i) Variables sociodemográficas: edad y nacionalidad. ii) Salud mental: consumo de drogas, comporta

-mientos autolesivos o internamiento en institucio

-nes psiquiátricas previos al ingreso en prisión. iii) Historial penológico (condena): si el interno es

primario o reincidente, cuál es la duración de su condena y el tiempo que ha pasado en prisión a lo largo de su vida.

2) organización de la prisión

Parece una obviedad señalar que una cárcel se experimenta de forma más o menos dura en función de los estándares de vida en su interior, las activi

-dades que se realizan y los tratamientos y asesora

-mientos recibidos para ayudar a la reinserción. iv) Condiciones materiales y estándar de vida: re

-coge la valoración de los internos de la higiene y el aseo, la atención médica y la alimentación proporcionados por el centro penitenciario. Las condiciones de higiene general de los módulos, la celda (por ejemplo, individual o compartida, con o sin ducha en el interior), la alimentación y la atención sanitaria son servicios básicos que deben ser suministrados sea cual sea la filosofía penitenciaria que uno acoja.

v) Actividades: una cárcel se experimenta como ‘al

-macén’ cuando se programan pocas actividades. Estas no tienen por qué tener necesariamente un carácter terapéutico ya que, en cualquier caso, cubren una necesidad humana básica como es la de realizar alguna tarea útil (Logan 1992). En esta subdimensión consideramos el trabajo producti

-vo en talleres, el trabajo de mantenimiento de la propia prisión y actividades como la escuela y el polideportivo, en contraposición al tiempo que los presos pasan sin hacer nada en el patio.

vi) Tratamiento: la existencia de programas cognitivo-conductuales incide en la vida del interno por diver

-sos motivos: el preso puede valorar el programa porque siente que le ayuda a realizar un cambio positivo, porque piensa que con estos programas está más cerca de conseguir un permiso de salida, o porque valora la existencia de un espacio que le permite alejarse del patio o establecer relaciones positivas con los profesionales.

vii) Ayuda a la reinserción: a través de estas pregun

-tas se refleja cómo el propio preso percibe que se le está ayudando a progresar a lo largo de su condena y a no delinquir en el futuro. Estos indi

-cadores nos permiten averiguar si, en su opinión, la experiencia de la pena de prisión le sirve para alcanzar el fin de la reinserción social o si, por el contrario, experimenta su estancia en ella como una pérdida de tiempo.

3) relaciones interpersonales

Como hemos explicado con anterioridad, la innova

-ción más relevante del trabajo de Liebling (2004) ha sido situar al personal que trabaja en prisión como elemento clave de la vida en prisión y enfatizar la importancia pri

-mordial del trato humano que este dispensa a los presos. viii) Relaciones con el personal: esta dimensión im

-pregna la experiencia del preso porque, si se le trata con respeto, la persona puede llegar a pen

(5)

ítems de esta dimensión preguntan acerca del ‘personal’ de manera genérica a pesar de la evi

-dente ambigüedad del término5.

ix) Relaciones con otros internos: las condiciones de vida están también marcadas por cómo se viven las relaciones con el resto de presos. Hay mó

-dulos más conflictivos en los que el preso puede sentir el temor constante de que sus bienes sean hurtados o el de verse inmerso en una pelea o

conflicto y, en consecuencia, su experiencia de calidad de vida puede disminuir de forma muy significativa.

x) Relaciones con el exterior: un aspecto muy rele

-vante para la vida de la persona presa es el ac

-ceso al teléfono y las visitas de los familiares. Así, la organización de estos contactos por parte de la dirección de un modo que los facilite influye deci

-sivamente en la valoración de una prisión. tabla i.

Operacionalización de las dimensiones y subdimensiones. diMensión 1: historial del interno

Subdimensión 1: Variables sociodemográficas

Edad del interno (en años) Nacido en España

Subdimensión 2: Salud mental

El interno reporta que consumía drogas antes de ingresar en prisión El interno reporta un problema de abuso de drogas previo al ingreso prisión El interno reporta un problema de abuso de alcohol previo al ingreso en prisión Conducta autolesiva fuera de prisión

Intento de suicidio fuera de prisión

Ha estado internado en módulo/hospital psiquiátrico

Subdimensión 3: Condena

Primera vez en prisión

Duración total de la condena (en años) Tiempo en prisión (en años)

diMensión 2: organización de la prisión

Subdimensión 4: Estándar de vida

Se me suministra todo lo necesario para mantenerme limpio y aseado El personal me ayuda cuando tengo problemas médicos o de salud

El interno considera que la comida no es una de las tres peores cosas de la prisión

Subdimensión 5: Actividades

No suelo pasar más de 6 horas sin actividades Esta prisión está bien organizada

El interno participa en actividades educativas

El interno tiene un puesto de trabajo (talleres y destinos)

Subdimensión 6: Tratamiento

Estoy realizando/he realizado un programa de tratamiento

Recibió ayuda para desintoxicarse de las drogas cuando llegó a prisión Recibió ayuda para desintoxicarse del alcohol cuando llegó a prisión

Subdimensión 7: Ayuda a la reinserción

En esta prisión me ayudan a hacer planes para no delinquir cuando salga En general siento que estoy aprovechando el tiempo

En esta prisión te explican qué has de hacer y te ayudan a progresar en grado diMensión 3: relaciones interpersonales

Subdimensión 8: Con el personal

El personal de esta prisión me trata con respeto

Las relaciones entre el personal y los internos son buenas No siento miedo de que el personal me golpee/insulte/amenace Recibo apoyo del personal de esta prisión cuando lo necesito En esta prisión, el personal distribuye los destinos de forma justa

Subdimensión 9: Con otros internos

En este módulo no hay muchas peleas entre internos En esta prisión es difícil tener deudas

En esta prisión no se tolera que unos internos acosen a otros

Subdimensión 10: Con el exterior

En esta prisión puedo recibir visitas con frecuencia El tiempo que se concede a una visita es suficiente

(6)

tras, limitado por restricciones económicas, no per

-mite realizar extrapolaciones para cada prisión con gran precisión (mucho menos a nivel de módulo). Así, la última columna de la tabla muestra que si la varianza de una proporción cualquiera que quisiéra

-mos estimar fuera máxima (p=q=.5), el margen de error de la estimación oscilaría entre un ±9 y un ±13 % según la prisión, para un margen de confianza del 95 %. Sin embargo, como mostraremos más adelan

-te, pocas variables de las empleadas en la investi

-gación presentaban una varianza tan extrema. Esto ha permitido detectar un buen número de efectos significativos y cumplir nuestro objetivo de explicar la calidad de vida en prisión con bastante precisión.

Técnicas de análisis

Para alcanzar los objetivos de esta investigación, en primer lugar, realizaremos un análisis descriptivo con el que establecer las diferencias en la nota me-dia que los internos han dado a la calidad de vida en cada prisión y en las valoraciones que hacen de las tres dimensiones que, conjeturamos más arriba, podrían explicarla. Esto nos permitirá constatar que estas diferencias, efectivamente, existen.

En segundo lugar, determinaremos si las dife-rencias en aquellas dimensiones ayudan a explicar las diferencias en la calidad de vida de los cuatro centros penitenciarios utilizando una regresión múl

-tiple de mínimos cuadrados. En esta regresión, par

-tiremos de un modelo inicial o “nulo” cuya variable dependiente será la calidad de vida y que conten

-drá, como única variable independiente, el centro penitenciario. En modelos sucesivos añadiremos paulatinamente las otras variables independientes que miden las tres grandes dimensiones (los histo

-riales personales, las prácticas organizativas y las relaciones sociales de los internos de cada prisión) consideradas en la Tabla I. La estrategia de aña

-dir variables en modelos sucesivos siempre más complejos busca establecer las inter-correlaciones existentes entre las variables independientes (es

-pecialmente, entre la prisión y las otras variables) mediante la observación del cambio en el efecto de cada una de ellas tras introducir las otras.

Operacionalización de los

problemas conductuales

Como hemos señalado, una vez detectados los fac

-tores que explican las diferencias entre los cuatro cen

-tros penitenciarios analizados y cuáles son los más relevantes para explicarlas, procederemos a estudiar las posibles consecuencias de dichas diferencias en calidad de vida sobre el comportamiento de los pre

-sos. Nos centraremos en tres problemas conductua

-les: a) intentos de suicidio, b) autolesiones y c) com

-portamientos objeto de sanciones graves (aislamiento en departamento especial) por el centro penitenciario. En los tres casos, la información es la suministrada por el mismo preso a preguntas directas formuladas por el entrevistador sobre la existencia de esos com

-portamientos durante la estancia en prisión.

Muestra

Los datos necesarios para llevar a cabo nuestra investigación se obtuvieron administrando la versión definitiva del cuestionario a 468 internos de los cua

-tro CP de hombres de la provincia de Barcelona6.

Para seleccionar esta muestra, aplicamos un mues

-treo aleatorio estratificado por módulos que recogía aproximadamente un 10 % de la población de cada módulo.La selección final de los internos se realizó por un método aleatorio simple con listas de sustitu

-tos elegidos por el mismo procedimiento aleatorio. De esta muestra inicial, hemos descartado las en

-cuestas completadas por reclusos que se encontra

-ban en módulos con regímenes de vida o condicio

-nes de encarcelamiento especiales y, por lo tanto, poco representativas de la vida típica de la prisión en que se encontraban7, quedándonos con un total de

423 cuestionarios completados. Puesto que no todos los presos contestaron a todas las preguntas inclui

-das en nuestros análisis, el número de casos válidos quedó finalmente reducido a 327 internos.

En la Tabla II puede verse el tamaño de la muestra para cada prisión (tanto para la muestra original de 423 internos como para la final de 327), así como la población de los cuatro centros penitenciarios. Como puede observarse, el pequeño tamaño de las mues

-tabla ii.

Muestra por centro penitenciario.

cP Población Muestra original % Margen de error* Muestra final % Margen de error*

cP1 714 121 16,9% 8,12% 84 11,8% 10,05%

cP2 709 69 9,7% 11,22% 53 7,5% 12,96%

cP3 988 100 10,1% 9,30% 86 8,7% 10,10%

cP4 1296 133 10,3% 8,05% 104 8,0% 9,22%

total 3707 423 11,4% 4,49% 327 8,8% 5,18%

(7)

En tercer lugar, realizaremos una descomposición de la varianza de la calidad de vida en prisión ex

-plicada por cada dimensión (y subdimensión) para dilucidar la importancia neta relativa de cada una de ellas en esa explicación.

Por último, procederemos a comparar las notas medias en la calidad de vida en prisión de los presos con y sin problemas conductuales, para demostrar el impacto de aquella en estos comportamientos. Para investigar el grado en que estas diferencias se de

-ben a la incidencia de los factores considerados en nuestro estudio explicativas de la calidad de vida en prisión, las compararemos con las que se podrían obtener utilizando los residuos generados en la re

-gresión de la calidad de vida sobre todas las varia

-bles sociodemográficas, organizativas y relacionales consideradas antes. Finalmente, descontaremos el impacto que puede tener en la relación entre la cali

-dad de vida y los problemas conductuales en prisión la posible predisposición de los presos hacia estas mismas conductas por motivo de haberlas padecido con anterioridad a la entrada en prisión.

Resultados

descripción de las diferencias en la

percepción de calidad de vida entre prisiones

Tal y como dijimos anteriormente, el primer objeti

-vo de esta investigación es averiguar si hay diferen

-cias en la calidad de vida percibida por los internos según la prisión en que se cumple la condena. Para medir dichas diferencias, hemos utilizado la pregunta en la que pedimos a los internos que puntúen el cen

-tro penitenciario en el cual se encuentran de 0 a 10 en términos de calidad de vida y hemos calculado la nota media que ha recibido cada prisión8.

Como puede observarse en el Gráfico 1, la nota media conjunta es relativamente alta (cercana al 5), lo cual puede parecer sorprendente teniendo en cuenta las condiciones de falta de libertad en que se encuentran los internos. Esto podría reflejar que, contrariamente a lo que a veces se asume, los pre

-sos son capaces de realizar juicios morales matiza

-dos y sus valoraciones son realistas y adecuadas a la realidad que les ha tocado vivir.

Asimismo, constatamos, tal y como ha destaca

-do la literatura previa, que las diferencias entre pri

-siones existen. En este sentido, dos centros tienen valoraciones significativamente diferentes entre sí, el CP1 y el CP2, cuyos internos valoran la calidad de vida mejor y peor que la media, respectivamente. una primera duda que podría surgir es la de si es

-tas diferencias se deben a la diferente composición de las prisiones, es decir, a que un perfil de interno sea más frecuente en una prisión que en otra (por ejemplo, porque hay una concentración de internos con condenas largas o reincidentes) y que ello dé lugar a valoraciones diferentes9.

En este sentido, dos prisiones destacan por tener perfiles más marcados y en gran medida opuestos entre sí: CP1 y CP2. El CP1 se caracteriza por te

-ner un número muy elevado de internos no naci

-dos en España con pocos años servi-dos de prisión, con problemas poco importantes de adicción a las drogas y más importantes de adicción al alcohol. Por el contrario, los internos del CP2 tienden a ser españoles, con condenas largas, historiales delicti

-vos reincidentes y un número mayor de años pasa

-dos en prisión, además de haber tenido problemas de adicción a las drogas (ver Gráfico A1 del Anexo para mayor detalle).

Gráfico 1.

Nota media según Centro Penitenciario.

(8)

Debido a que el CP2, que ha obtenido una nota infe

-rior a la media, es el que reúne a un mayor número de internos con peor historial penal, y el CP1, con la mejor nota, es el que alberga internos que tienen un perfil sig

-nificativamente mejor, podría ser que la diferencia en la evaluación de la calidad de vida en prisión se debiera exclusivamente a las características individuales del interno. No obstante, como veremos en el análisis de regresión múltiple, aun controlando por estos perfiles, las diferencias entre prisiones continúan siendo signifi

-cativas, por lo que ya podemos anticipar que la distinta evaluación en las prisiones no responde exclusivamen

-te a las diferencias en el perfil de sus in-ternos.

En segundo lugar, resulta también interesante ver los resultados descriptivos para la dimensión 2 (Orga

-nización de la prisión). Vemos que, de nuevo, el CP1 destaca en un sentido positivo, teniendo valoraciones superiores a la media en las subdimensiones 4 (Es

-tándar de vida) y 5 (Actividades), mientras que el CP2 muestra puntuaciones comparativamente pobres en la subdimensión 4 (Estándar de vida) y en la 7 (Ayuda a la reinserción). Respecto a la subdimensión 6 (Tra

-tamiento) destaca la elevada variabilidad en la partici

-pación de los internos en programas de intervención según el centro penitenciario, realizándose más inter

-venciones en los CP3 y CP4 y menos en los CP1 y CP2 (ver Gráfico A2 del Anexo para mayor detalle).

En la dimensión 3 (Relaciones interpersonales), por el contrario, no se observan tantas diferencias. El CP1 sobresale por unas buenas relaciones con el personal y un trato más humano, mientras que en el CP2 se reporta cierto recelo hacia el personal, así como unas peores relaciones. Que las mejores relaciones con el personal sean destacadas por internos en la prisión con mejor nota media (y viceversa) puede ser un indi

-cio de la preeminencia que estas tienen para medir el clima de una prisión. Finalmente, en la subdimensión 10 (Relaciones con el exterior) las respuestas de los internos sugieren que es más frecuente recibir visitas en el CP3 y que los internos del CP2 están menos sa

-tisfechos con el tiempo disponible para las visitas (ver Gráfico A3 del Anexo para mayor detalle).

Por lo tanto, vemos que, en general, el CP1 muestra puntuaciones más positivas en las variables que

he-mos tomado en consideración mientras que el CP2 es valorado más negativamente. Los CP3 y CP4 se carac

-terizan por perfiles y valoraciones más heterogéneas. A continuación, presentamos el análisis de regre

-sión múltiple que nos permitirá ver la importancia que las distintas dimensiones y subdimensiones aquí consideradas tienen para explicar la nota media que han recibido las prisiones estudiadas.

Explicación de las diferencias

en la percepción de calidad de

vida entre prisiones

Tras observar la evaluación que ha recibido cada prisión y las principales diferencias existentes entre estas en los distintos factores considerados, proce

-demos a investigar si las diferencias en la calidad de vida pueden explicarse por las diferencias en aque

-llos factores, mediante una regresión múltiple de mí

-nimos cuadrados.

Las Tablas III, IV, V y VI que se presentan en las próximas páginas recogen los resultados principales de esta investigación. Cada modelo en las tablas muestra los coeficientes estimados como conse

-cuencia de regresar la calidad de vida en prisión so

-bre un conjunto cada vez más amplio de variables independientes.

En la Tabla III mostramos el modelo “nulo” en el que se estiman las diferencias entre prisiones en la cali

-dad de vida y que representa el punto de partida de nuestro análisis. En la Tabla IV investigamos si estas diferencias se deben a las habidas en el historial de los internos (Dimensión 1). En la Tabla V analizamos cuánto de las diferencias entre prisiones en la calidad de vida, que no pudieron explicarse tras considerar los historiales de los internos, podrían deberse a la opinión que tienen los presos sobre la organización de la prisión (Dimensión 2). Por último, en la Tabla VI, analizamos cuánto de lo que quede por explicar de las diferencias entre prisiones tras introducir las va

-riables anteriores podría deberse a la calidad de las relaciones interpersonales que mantienen dentro de sus muros y con el exterior (Dimensión 3).

tabla iii.

Análisis de regresión múltiple: Prisión (Modelo inicial o “nulo”).

Modelo 0 Prisión X1 CP2 (Ref. CP1) -2,259*** X2 CP3 (Ref. CP1) -0,527 X3 CP4 (Ref. CP1) -0,645 Constante 5,655*** R2 Ajustado 6,6%***

Cambio en R2 Ajustado respecto al modelo anterior

R2 Ajustado explicado por la variable “Prisión” 6,6%***

Cambio en R2 Ajustado explicado por la variable “Prisión”

Número de casos 327

(9)

Tal y como acabamos de señalar, partimos de un modelo inicial o “nulo” (Modelo 0 de la Tabla III) en el que incluimos como única variable independiente la prisión en la que se encuentra el interno. Ello nos permite observar las diferencias en cuanto a cali

-dad de vida entre las cuatro prisiones que ya mos

-tramos en el Gráfico 1, ahora mediante coeficientes de regresión. Estos expresan las diferencias en las notas medias otorgadas por los internos de los cen

-tros penitenciarios CP2, CP3 y CP4 en relación al CP1, que actúa como categoría de referencia10. Así,

la nota media recibida por el CP1, al ser la prisión de referencia, está reflejada en la Tabla III por el valor de la constante (5,66), mientras que los coeficientes de los otros centros penitenciarios nos muestran que el CP2 presenta una nota media 2,26 puntos signi

-ficativamente inferior al CP1 y que los CP3 y CP4 obtienen respectivamente calificaciones medias 0,53 y 0,65 puntos inferiores al CP1, aunque en este caso las diferencias no son significativas11.

un indicador de las diferencias globales entre pri

-siones y del peso que tienen para explicar por qué

unos internos dan una nota más alta y otros más baja a su calidad de vida, puede encontrarse en la fila “R2 Ajustado explicado por la variable ‘Prisión’”12.

Como vemos, el 6,65 % de la varianza o diferencias típicas en la calidad de vida de los internos puede explicarse por la variable ‘prisión’ y es estadística

-mente significativo. Esperamos que en los sucesivos modelos que presentamos a continuación este valor llegue a ser muy cercano a 0. Esto implicaría que he

-mos logrado explicar las diferencias entre prisiones haciendo referencia a los historiales típicos de los in

-ternos de cada prisión, a la organización que impera en cada una de ellas y a las relaciones sociales que emergen dentro de sus muros.

calidad de vida e historial del interno

La Tabla IV muestra cuánto de las diferencias entre prisiones en la calidad de vida de los internos (Modelo 0) puede explicarse por las características sociodemográficas (Modelo 1), psicológicas referi

-das a salud mental (Modelo 2) o penológicas (Mode

-lo 3) de -los presos que componen cada prisión. tabla iv.

Análisis de regresión múltiple: Historial del interno (Dimensión 1).

Modelo 0 Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3

Prisión

X1 CP2 (Ref. CP1) -2,259*** -2,135*** -1,927*** -1,624***

X2 CP3 (Ref. CP1) -0,527 -0,406 -0,267 -0,179

X3 CP4 (Ref. CP1) -0,645 -0,613 -0,445 -0,385

Historial

Sociodemográfico X4 Edad del interno (en años) 0,032* 0,024 0,029*

X5 Nacido en España -0,814** -0,610* -0,514

Salud mental

X6 Consumo de drogas previo al ingreso en prisión (Ref. No consumo) -0,504 -0,377

X7 Abuso de drogas previo al ingreso en prisión (Ref. No consumo) - -0,747* -0,511

X8 Abuso de alcohol previo al ingreso en prisión 0,402 0,428

X9 El interno se había autolesionado fuera de la prisión 0,343 0,327

X10 El interno había intentado suicidarse fuera de la prisión -0,257 -0,189

X11 Ha estado internado en módulo/hospital psiquiátrico -0,542 -0,562 Condena

X12 Primera vez en prisión 0,526

X13 Duración total de la condena (en años) -0,013

X14 Tiempo en prisión (en años) -0,076

Constante 5,655*** 4,814*** 5,245*** 4,874***

R2 Ajustado 6,6%*** 9,2%*** 9,7%*** 10,9%***

Cambio en R2 Ajustado respecto al modelo an

-terior - 2,6%* 0,5% 1,2%

R2 Ajustado explicado por la variable “Prisión” 6,6%*** 6,0%*** 4,9%*** 3,1%**

Cambio en R2 Ajustado explicado por la variable

“Prisión” - 0,6% 1,1% 1,8%

Número de casos 327 327 327 327

(10)

Aunque el efecto de las dos variables introducidas en el Modelo 1 sobre la calidad de vida de los presos es significativo (los jóvenes y los nativos son los que perciben la prisión en peores términos), observamos que aportan poco a la explicación de las diferencias en calidad de vida entre prisiones (el poder explica

-tivo de la prisión disminuye únicamente un 0,6 %, tras incorporar los perfiles sociodemográficos de los internos, tal y como aparece reflejado en la última fila de la Tabla IV, y que lleva por título “Cambio en el R2 ajustado correspondiente a la prisión”). Para

comprender mejor estos resultados, recuérdese que el Gráfico A1 en el Anexo solo detectó una mayor proporción de extranjeros en el CP1, lo que podría explicar en parte la mejor valoración de la calidad de vida en este centro, aunque no detectó diferencias significativas en la edad típica.

El impacto de los indicadores de salud mental añadidos en el Modelo 2 sobre la calidad de vida es algo mayor (genera una reducción en torno al 1,1 % en las diferencias entre prisiones) a pesar de que la única variable que resulta significativa (y con un im

-pacto negativo sobre la calidad de vida) es que el in

-terno haya reportado que tenía un problema de abu

-so con las drogas previo al ingre-so en prisión. Esto se explica en parte porque en el CP1 hay muchos menos internos que habían consumido drogas antes de ingresar en prisión (véase el Gráfico A1 del Ane

-xo). Nótese que el impacto de la edad deja de ser significativo y el de la nacionalidad pasa a ser menos negativo cuando se tienen en cuenta problemas de adicción a las drogas, indicando que este tipo de pro

-blemas se concentran entre los jóvenes y los nativos. Cuando añadimos el historial penológico del reo en el Modelo 3, las diferencias entre prisiones se redu

-cen, de nuevo, significativamente (1,8 %). La bajada más acentuada se produce en el coeficiente del CP2, corroborando los resultados que mostraban que en dicho centro hay más internos que ya han estado en prisión, por más años y con condenas más largas que en las otras prisiones. Aunque ninguno de estos factores llega a tener un efecto significativo sobre la percepción de la calidad de vida, los coeficientes su

-gieren que tienen una influencia negativa sobre ella. Asimismo, el hecho de que el impacto negativo que la adicción a las drogas tiene en la calidad de vida deje de ser significativamente negativo al agregar el historial penal del reo sugiere que los adictos tienen más probabilidades de haber sido condenados más veces a prisión. También el impacto negativo de no haber nacido en España deja de ser significativo, im

-plicando que dicho efecto se confundía con el efec

-to positivo de ser delincuente primario, que es más frecuente en los inmigrantes (véase el gráfico A1 en el Anexo). Por último, el coeficiente de la edad au

-menta y deviene de nuevo significativo porque los internos que van por primera vez a prisión tienden a ser más jóvenes.

A pesar de que las variables de la Dimensión 1 co

-rrespondientes al “Historial del interno” han reducido las diferencias entre prisiones en calidad de vida, es

-tas persisten (ver R2 ajustado de la prisión en Tabla

IV) y, por lo tanto, no es posible afirmar que la peor puntuación recibida por una prisión se deba exclu

-sivamente al peor perfil de los internos que en ella cumplen condena.

calidad de vida y organización de la prisión

En los Modelos 4 a 7 que se muestran en la Tabla V evaluamos cuánto de lo que queda por explicar de las diferencias entre prisiones, tras considerar el historial de los internos, puede atribuirse a las opi

-niones de estos sobre cómo está organizada la vida en la prisión. En concreto analizamos en modelos sucesivos el impacto del estándar de vida (Modelo 4), las actividades que se programan (Modelo 5), los tratamientos que se ofertan (Modelo 6) y la ayuda a la reinserción que reciben los presos en cada prisión (Modelo 7).

El Modelo 4 muestra unos efectos fuertes (posi

-tivos) y significativos sobre la calidad de vida de los internos en relación a la opinión que estos tienen res

-pecto a la higiene y las posibilidades de aseo que el centro penitenciario les proporciona y, en especial, de los cuidados médicos que reciben. Al considerar esta subdimensión, se hace más negativo el efecto que tener un problema de drogas tenía en la calidad de vida de los internos en el Modelo 3 de la Tabla IV (también reproducido en la primera de columna de la Tabla V), el cual vuelve a ser significativo porque los servicios médicos que reciben por su adicción incre

-mentan su calidad de vida (esto también se aplica a quienes tienen un problema con el alcohol).

Las diferencias entre prisiones en esta subdimen

-sión explican más de la mitad de las diferencias que quedaban por explicar tras considerar el historial de los internos (el efecto de la ‘Prisión’ pasa de un 3,09 % a un 1,4 %). Esta fuerte reducción se debe no solo al elevado impacto que tienen las variables de esta subdimensión sobre la calidad de vida, sino también a lo acentuadas que son las diferencias en la per

-cepción de estos estándares entre las prisiones, es

-pecialmente entre el CP1 (más altos) y el CP2 (más bajos) (véase el Gráfico A2 en el Anexo).

El Modelo 5 añade información sobre cómo valo

-ran los internos la organización de las actividades en su centro penitenciario. Cuanto más tiempo ocupan los internos en actividades diversas (especialmente, si trabajan en talleres o destinos13) y mejor organiza

-da creen que está la vi-da en prisión, mejor perciben las condiciones en que cumplen su condena.

Con la introducción de estas variables las diferen

-cias entre el CP1 y el CP2 desaparecen (dejan de ser significativas y ya no volverán a serlo en ningún otro modelo posterior) debido a que, como puede

(11)

tabla v.

Análisis de regresión múltiple: Organización de la prisión (Dimensión 2).

Modelo 3 Modelo 4 Modelo 5 Modelo 6 Modelo 7

Prisión

X1 CP2 (Ref, CP1) -1,624*** -1,101* -0,826 -0,777 -0,654

X2 CP3 (Ref, CP1) -0,179 0,071 0,531 0,479 0,343

X3 CP4 (Ref, CP1) -0,385 -0,122 0,542 0,42 0,266

Historial

Sociodemográfico X4 Edad del interno (en años) 0,029* 0,01 0,006 0,007 0,01

X5 Nacido en España -0,514 -0,242 0,287 0,289 0,262

Salud mental

X6 Consumo de drogas previo al ingreso en prisión (Ref, No consumo) -0,377 -0,197 0,103 0,177 0,153

X7 Abuso de drogas previo al ingreso en prisión (Ref, No consumo) -0,511 -0,706* -0,311 -0,274 -0,404

X8 Abuso de alcohol previo al ingreso en prisión 0,428 0,383 0,177 0,338 0,538

X9 El interno se había autolesionado fuera de la prisión 0,327 0,519 0,994* 1,011* 1,053*

X10 El interno había intentado suicidarse fuera de la prisión -0,189 0,069 -0,068 -0,103 -0,333

X11 Ha estado internado en módulo/hospital psiquiátrico - -0,562 -0,68 -0,466 -0,448 -0,257

Condena

X12 Primera vez en prisión 0,526 0,381 0,251 0,234 0,11

X13 Duración total de la condena (en años) -0,013 -0,012 -0,009 -0,007 -0,002

X14 Tiempo en prisión (en años) -0,076 -0,076 -0,058 -0,064 -0,074*

Organi-zación

Estándar de vida

X15 Se me suministra todo para mantenerme limpio y aseado - 0,778** 0,601* 0,637* 0,464

X16 El personal me ayuda cuando tengo problemas médicos o de salud 1,800*** 1,280*** 1,265*** 0,902***

X17 La comida no es mala (no es una de las 3 peores cosas de la prisión) 0,002 0,035 0,039 0,091

Actividades

X18 No suelo pasar más de 6 horas sin actividades - 1,082*** 1,085*** 0,953***

X19 Esta prisión está bien organizada 1,816*** 1,813*** 1,417***

X20 Actividades educativas 0,189 0,211 0,282

X21 Trabajo (talleres y destinos) 0,642* 0,684* 0,651*

Tratamiento

X22 Estoy realizando/he realizado un programa de tratamiento - 0,238 0,268

X23 Recibió ayuda para desintoxicarse de las drogas cuando llegó a prisión -0,071 -0,111

X24 Recibió ayuda para desintoxicarse del alcohol cuando llegó a prisión -0,336 -0,369

Ayuda a la reinserción

X25 En esta prisión me ayudan a hacer planes para no delinquir cuando salga - 0,906***

X26 En general siento que estoy aprovechando el tiempo - 0,555*

X27 En esta prisión te explican qué has de hacer y te ayudan a progresar en grado 0,687**

Constante 4,874*** 3,834*** 1,703* 1,530* 1,137

R2 Ajustado 10,9%*** 24,5%*** 40,9%*** 40,6%*** 47,1%***

Cambio en R2 Ajustado respecto al modelo

anterior 1,2% 13,6%*** 16,4%*** -0,3% 6,5%***

R2 Ajustado explicado por la variable “Pri

-sión” 3,1%** 1,4%* 2,7%** 1,8%* 0,9%*

Cambio en R2 Ajustado explicado por la va

-riable “Prisión” 1,8% 1,7% -1,3% 0,9% 0,9%

Número de casos 327 327 327 327 327

(12)

verse en el gráfico A2 del Anexo, las diferencias en la calidad de vida entre estas prisiones se deben en buena parte a la, respectivamente, mejor y peor eva

-luación que los presos hacen de la programación de actividades de su prisión. Sin embargo, como puede observarse en la tabla, las diferencias globales en

-tre centros penitenciarios aumentan (el peso de la variable ‘Prisión’ pasa a explicar un 2,74 % de la va

-rianza en la calidad de vida de los internos), en vez de disminuir como cabría esperar al ir explicando las diferencias. Este aumento es debido a que las dife

-rencias entre los centros CP3 y CP4, respecto del CP1 se han acrecentado.

Dicho en otras palabras, en los centros CP2, CP3 y CP4 la programación de actividades es peor que en el CP1. De hecho, si se ignorase esta subdimen

-sión (además del hecho de tener internos con peo

-res historiales, como vimos antes), en el CP3 y CP4 se observaría una calidad de vida mayor que en los otros dos centros, estadísticamente significativa solo respecto al CP2.

El Modelo 6 añade la subdimensión de tratamien

-to, la cual incluye la participación de los internos en programas de intervención estructurados y de ayuda para desintoxicarse de las drogas o el alcohol. Qui

-zás de forma inesperada, participar en programas de intervención no tiene un impacto estadísticamente significativo en la calidad de vida reportada por los internos, como tampoco el haber recibido ayuda para desintoxicarse.

Sin embargo, las diferencias entre prisiones se reducen al introducir este bloque de variables de for

-ma conjunta, indicando que, globalmente, sí tienen un impacto significativo sobre la calidad de vida en prisión. Esta reducción del 2,7 % al 1,8 % puede ser explicada por la gran diferencia en la participación en programas de tratamiento estructurados entre cen

-tros penitenciarios que vimos en el análisis de los datos descriptivos.

Por último, el Modelo 7 valora la subdimensión “ayuda a la reinserción”. Todas las variables aña

-didas con este modelo (percepción de que se está aprovechando el tiempo de condena, de que se re

-cibe ayuda para progresar en grado y para planificar una vida en libertad) tienen un efecto significativo y positivo sobre la calidad de vida en prisión. Consi

-derar la ayuda a la reinserción reduce aún más las diferencias entre prisiones (la varianza explicada por la prisión pasa del 1,8 % al 0,9 %), aunque de for

-ma menos pronunciada de lo que podríamos esperar dada la significación mostrada por las variables de esta subdimensión, probablemente porque la mayor parte de sus efectos se materializan a través de otras variables ya introducidas antes. En este sentido, se observa cómo al introducir las variables de dicha subdimensión, los efectos positivos de las subdimen

-siones 4 (Estándar de vida) y 5 (Actividades) sobre la calidad de vida en prisión pierden fuerza, porque los

centros penitenciarios que mejor ayudan a la rein

-serción son también los que más destacan en dichas subdimensiones.

calidad de vida y relaciones interpersonales

La Tabla VI se focaliza en la tercera dimensión considerada para explicar la distinta evaluación de las prisiones, esto es, las relaciones interpersonales de los internos.

El Modelo 8 se centra concretamente en la subdi

-mensión “relaciones entre los internos y el personal”. Muestra que cuanto más respetuoso es el trato del funcionario con el preso, mejor percibe este su cali

-dad de vida en prisión.

Este trato parece ser una consecuencia de (o, por lo menos, lleva aparejada) una buena organización de la prisión (X18) y la participación del preso en sus actividades (X19), así como un buen asesoramiento a los presos para que puedan progresar en grado (X27), pues los efectos positivos de dichas variables se reducen al tener en cuenta las relaciones con los funcionarios.

El Modelo 9 introduce las variables consideradas en la subdimensión “relaciones entre los internos”. Todas tienen un impacto positivo y significativo sobre la calidad de vida de los internos, destacando el que se produce cuando no existen problemas por deudas entre internos.

Finalmente, el Modelo 10 considera las relaciones de los internos con el exterior y muestra que estos reportan una mejor calidad de vida cuando perciben que el centro penitenciario facilita que reciban visitas con frecuencia.

Muchos de los efectos de las variables introduci

-das en esta Dimensión 3 (relaciones interpersona

-les) son significativos para la calidad de vida de los internos en prisión, pero tienen poco impacto sobre las diferencias entre prisiones (la varianza explicada por la prisión solo aumenta ligeramente), en parte porque quedan pocas diferencias por explicar y en parte porque mucho del efecto de las variables rela

-cionales no puede separarse del de las otras. A pesar de no ayudar a explicar mejor las diferen

-cias en calidad de vida entre prisiones, la introduc

-ción de las variables correspondientes al contacto del interno con el exterior sí afectan al impacto de otras variables sobre la calidad de vida. Así, aquellos que han tenido problemas de alcoholismo valoran aún mejor la calidad de vida al controlar por las varia

-bles de contacto con el exterior, sugiriendo que quie

-nes más problemas con el alcohol padecen son los que menos visitas reciben, y esto baja su percepción de la calidad de vida (es decir, si no fuera por esto, estarían aún más satisfechos con su vida en prisión). Otra consecuencia destacable es que se reduce algo el impacto que sobre la calidad de vida tiene la per

(13)

-tabla vi.

Análisis de regresión múltiple: Relaciones interpersonales (Dimensión 3).

Modelo 7 Modelo 8 Modelo 9 Modelo 10 Prisión X1 CP2 (Ref, CP1) -0,654 -0,639 -0,615 -0,600 X2 CP3 (Ref, CP1) 0,343 0,386 0,478 0,497 X3 CP4 (Ref, CP1) 0,266 0,302 0,388 0,498 Historial Sociodemo -gráfico

X4 Edad del interno (en años) 0,010 0,002 -0,002 0,004

X5 Nacido en España 0,262 0,225 0,190 0,186

Salud mental

X6 Consumo de drogas previo al ingreso en prisión (Ref, No consumo) 0,153 0,269 0,239 0,195

X7 Abuso de drogas previo al ingreso en prisión (Ref, No consumo) -0,404 -0,254 -0,294 -0,143

X8 Abuso de alcohol previo al ingreso en prisión 0,538 0,543 0,633 0,719*

X9 El interno se había autolesionado fuera de la prisión 1,053* 1,056* 1,104** 1,100**

X10 El interno había intentado suicidarse fuera de la prisión -0,333 -0,415 -0,53 -0,517

X11 Ha estado internado en módulo/hospital psiquiátrico -0,257 -0,039 0,124 0,064

Condena

X12 Primera vez en prisión 0,110 0,066 -0,047 -0,087

X13 Duración total de la condena (en años) -0,002 0,009 0,009 0,013

X14 Tiempo en prisión (en años) -0,074* -0,05 -0,037 -0,041

Organiza-ción

Estándar de vida

X15 Se me suministra todo para mantenerme limpio y aseado 0,464 0,391 0,275 0,314

X16 El personal me ayuda cuando tengo problemas médicos o de salud 0,902*** 0,701** 0,693** 0,576*

X17 La comida no es mala (no es una de las 3 peores cosas de la prisión) 0,091 0,167 0,263 0,288

Actividades

X18 No suelo pasar más de 6 horas sin actividades 0,953*** 0,790** 0,690** 0,620*

X19 Esta prisión está bien organizada 1,417*** 1,033*** 0,885*** 0,949***

X20 Actividades educativas 0,282 0,274 0,201 0,315

X21 Trabajo (talleres y destinos) 0,651* 0,579* 0,603* 0,784**

Tratamiento

X22 Estoy realizando/he realizado un programa de tratamiento 0,268 0,279 0,202 0,226

X23 Recibió ayuda para desintoxicarse de las drogas cuando llegó a prisión -0,111 -0,265 -0,21 -0,349

X24 Recibió ayuda para desintoxicarse del alcohol cuando llegó a prisión -0,369 -0,379 -0,415 -0,579

Ayuda a la reinserción

X25 En esta prisión me ayudan a hacer planes para no delinquir cuando salga 0,906*** 0,820*** 0,806*** 0,797***

X26 En general siento que estoy aprovechando el tiempo 0,555* 0,550* 0,537* 0,489*

X27 En esta prisión te explican qué has de hacer y te ayudan a progresar en grado 0,687** 0,335 0,293 0,291

Relaciones Con el personal

X28 El personal de esta prisión me trata con respeto 1,128*** 1,029*** 0,963***

X29 Las relaciones entre el personal y los internos son buenas 0,211 0,263 0,254

X30 No siento miedo de que el personal me golpee/insulte/amenace 0,629* 0,654** 0,695**

X31 Recibo apoyo del personal de esta prisión cuando lo necesito -0,085 -0,168 -0,257

X32 En esta prisión, el personal distribuye los destinos de forma justa 0,554* 0,553* 0,481

Con otros internos

X33 En este módulo hay pocas peleas entre internos 0,464* 0,480*

X34 En esta prisión es poco frecuente tener deudas 0,674** 0,703**

X35 En esta prisión no se tolera que unos internos acosen a otros 0,538* 0,484*

Con el exterior

X36 En esta prisión puedo recibir visitas con frecuencia 0,707**

X37 No aplicable (En esta prisión puedo recibir visitas con frecuencia) 0,985

X38 El tiempo que se concede a una visita es suficiente -0,084

X39 No aplicable (El tiempo que se concede a una visita es suficiente) 0,950

X40 Mantengo contacto con mi familia (visitas, correo, llamadas) 0,207

Constante 1,137 0,340 -0,193 -1.123

R2 Ajustado 47,1%*** 51,8%*** 54,6%*** 55,9%***

Cambio en R2 Ajustado respecto al modelo anterior 6,5%*** 4,7%*** 2,8%*** 1,3%**

R2 Ajustado explicado por la variable “Prisión” 0,9%* 1,0%* 1,3%* 1,4%*

Cambio en R2 Ajustado explicado por la variable “Prisión” 0,9% -0,1% -0,3% -0,1%

Número de casos 327 327 327 327

(14)

cepción del interno acerca de una distribución justa de los destinos, puesto que la nota final puede ex

-plicarse también porque quienes más valoran este hecho son también los que más visitas reciben.

Hasta el momento hemos intentado explicar la distinta evaluación de la calidad de vida entre las cuatro prisiones analizando el peso que podían tener en esta evaluación los factores individuales, organi

-zativos y relacionales. Como se ha podido observar, si en el Modelo 0 las diferencias entre prisiones ex

-plicaban casi el 7 % de la varianza en la calidad de vida, en el Modelo 10 explican poco más de un 1 %. Es decir: con nuestro análisis hemos logrado explicar la mayor parte de las diferencias entre prisiones en lo que a calidad de vida se refiere14. En el siguiente

apartado avanzaremos en nuestro análisis para dar respuesta a nuestro tercer objetivo, esto es, averi

-guar qué factores son más relevantes en la percep

-ción de calidad de vida en prisión.

Elementos más relevantes en

la percepción de calidad de vida

entre prisiones

una vez determinado nuestro modelo de regre

-sión de mínimos cuadrados para explicar la calidad de vida en prisión, tal y como la perciben los internos, a partir de tres dimensiones y diversas subdimensio

-nes, nuestro objetivo es averiguar cuáles de estos

elementos son más relevantes para los presos. Para ello, hemos calculado el efecto neto que tiene cada uno de ellos sobre la percepción de la calidad de vida a nivel individual15. Los resultados para cada una de

estas agrupaciones se muestran en el Gráfico 2. De esta descomposición se desprende que los fac

-tores organizativos son en nuestro análisis los que mayor impacto tienen para que el interno evalúe posi

-tivamente la calidad de vida en prisión: casi un 12 % de la varianza explicada de la variable dependiente se explica por el efecto directo de la organización de la prisión. Entre estos efectos organizativos destacan la importancia de una buena programación de activida

-des (4,9 %) y una buena ayuda a la reinserción (3,4 %) (ver subdimensiones 5 y 7 de la Tabla I).

Los factores relacionales aparecen en nuestros análisis como el segundo elemento más valorado, ya que por sí solos explican casi un 9 % de la calidad de vida en prisión. un trato digno por parte del personal parece ayudar especialmente a que la experiencia del encarcelamiento se viva mejor por parte de los internos (3,7 %), pero también son importantes unas buenas relaciones con otros internos (2,8 %).

Por último, los resultados apuntan a que las ca

-racterísticas individuales de los internos influyen muy poco, al menos de forma directa, en el momento de valorar la calidad de vida en prisión (su escaso efec

-to no es significativo). En definitiva, los internos que, Gráfico 2.

Varianza explicada por cada una de las dimensiones y subdimensiones.

(15)

entre otros factores, participan en actividades y re

-ciben un buen trato por parte del personal y apoyo para su futura reinserción reportan una mejor calidad de vida en prisión, independientemente de sus ca

-racterísticas individuales.

Consecuencias de la percepción

de calidad de vida entre prisiones

En este último apartado exploramos las posibles implicaciones que una mejor o peor calidad de vida tiene para las personas presas. En concreto, anali

-zamos sus consecuencias sobre los problemas de conducta del interno en prisión. Nuestra hipótesis es que quienes evalúan peor la prisión serán los que más sufran la dureza de sus condiciones, lo que a su vez se manifestaría en comportamientos agresi

-vos hacia ellos mismos u otros compañeros y hacia los funcionarios.

Para evaluar la plausibilidad de la hipótesis, he

-mos comparado la calidad de vida de los internos que dicen haber incurrido en comportamientos auto

-lesivos o intentos de suicidio durante su encierro en prisión, o que dicen haber sido sancionados con fal

-tas graves por sus comportamientos, con la de quie

-nes no muestran estos comportamientos conflictivos. Las primeras tres columnas de la Tabla VII mues

-tran las notas medias otorgadas a la calidad de vida de la prisión, en una escala de 0 a 10, por aquellos internos que dicen haberse autolesionado o intentado suicidar, o haber sido sancionados con aislamiento en departamento especial por una falta grave estando en prisión, frente a aquellos que no lo hacen, así como la diferencias entre ambas medias. Como puede obser

-varse, esta diferencia es significativa y en la dirección esperada de que quienes manifiestan haber tenido problemas conductuales importantes son también quienes peor evalúan la calidad de vida en prisión.

Las siguientes tres columnas muestran las mismas medias y diferencias entre ellas, pero en vez de ba

-sar nuestros cálculos en las puntuaciones originales otorgadas por los presos a la calidad de vida en su pri

-sión, utilizamos ahora las puntuaciones predichas por

factores distintos a los considerados antes para ex

-plicar esa calidad de vida en nuestro modelo explica

-tivo completo (Modelo 10)16. Si las diferencias en las

medias entre quienes han experimentado problemas conductuales y quienes no lo han hecho desapare

-cieran cuando solo consideramos estos factores aje

-nos a la prisión, entonces las diferencias observadas antes se deberían enteramente a los valores que los presos presentaban en las variables socio-penales, organizativas y relacionales consideradas en nuestro modelo explicativo, y a los efectos que estimábamos que tenían sobre la calidad de vida en prisión. En otras palabras, la peor calidad de vida mostrada por los pre

-sos con problemas conductuales estaría asociada en

-teramente a los factores socio-penales, organizativos y relacionales considerados antes. Efectivamente, las diferencias desaparecen casi completamente y dejan de ser significativas, confirmando la hipótesis de que los factores que explican una baja calidad de vida en prisión predicen igualmente bien problemas conduc

-tuales importantes en la prisión.

No obstante, falta por descartar que estos resulta

-dos no sean una consecuencia de efectos de selec

-ción no considerados anteriormente, como los que se derivarían de si las personas que muestran pro

-blemas conductuales y una baja calidad de vida en prisión lo hicieran por haber tenido problemas simila

-res con anterioridad a su entrada en prisión. Por ello, en las tres últimas columnas de la Tabla VII hemos repetido nuestros análisis corrigiendo las puntuacio

-nes medias por esta posible vulnerabilidad hacia las auto-lesiones importada de afuera.17 Como puede

comprobarse, las diferencias en la calidad de vida media, entre los que presentan problemas conduc

-tuales y los que no, aumentan ligeramente, indican

-do que una parte del poder explicativo que el modelo 10 tenía para explicar la calidad de vida y los proble

-mas conductuales en la prisión se debían en realidad a problemas conductuales anteriores. Sin embargo, el aumento en las diferencias es modesto por lo que continúan siendo no significativas.

En definitiva, podemos concluir que la calidad de vida en prisión tiene importantes repercusiones en el comportamiento de los presos en prisión.

tabla vii.

Calidad de vida y problemas conductuales de los presos.

(1) Media ‘nota global a la prisión de 0 a 10’

(2) Medias predichas por factores ajenos a la

prisión

(3) Medias predichas por factores ajenos a la prisión

no relacionados con auto-lesiones previas Problemas conductuales no diferencia no diferencia no diferencia

Se ha autolesionado en prisión 3,95 5,11 -1,16** 0,02 0,00 0,02 -0,10 0,02 -0,11

Intento de suicidio en prisión 3,86 5,05 -1,19* 0,01 0,00 0,01 -0,18 0,02 -0,20

Aislamiento en Departamento Especial 3,99 5,57 -1,58*** -0,06 0,04 -0,11 -0,09 0,06 -0,15 Nota: T-test para la comparación de medias de dos grupos independientes. Intervalo de confianza 95%.

Referencias

Documento similar

Para ello, trabajaremos con una colección de cartas redactadas desde allí, impresa en Évora en 1598 y otros documentos jesuitas: el Sumario de las cosas de Japón (1583),

Entre nosotros anda un escritor de cosas de filología, paisano de Costa, que no deja de tener ingenio y garbo; pero cuyas obras tienen de todo menos de ciencia, y aun

d) que haya «identidad de órgano» (con identidad de Sala y Sección); e) que haya alteridad, es decir, que las sentencias aportadas sean de persona distinta a la recurrente, e) que

De hecho, este sometimiento periódico al voto, esta decisión periódica de los electores sobre la gestión ha sido uno de los componentes teóricos más interesantes de la

Las manifestaciones musicales y su organización institucional a lo largo de los siglos XVI al XVIII son aspectos poco conocidos de la cultura alicantina. Analizar el alcance y

 Para recibir todos los números de referencia en un solo correo electrónico, es necesario que las solicitudes estén cumplimentadas y sean todos los datos válidos, incluido el

Sólo que aquí, de una manera bien drástica, aunque a la vez coherente con lo más tuétano de sí mismo, la conversión de la poesía en objeto -reconocida ya sin telarañas

La campaña ha consistido en la revisión del etiquetado e instrucciones de uso de todos los ter- mómetros digitales comunicados, así como de la documentación técnica adicional de