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La pragmática en la enseñanza del español como L2: el pronombre yo como estrategia retórica

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Academic year: 2022

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Margarita R. Déniz Hernández Università per Stranieri di Siena

En el presente artículo nos proponemos subrayar la necesidad de conocer el uso de la lengua desde una perspectiva pragmática en el aula de L2.

La conversación coloquial, en general, se caracteriza por un carácter egocéntrico y, en el español, tal rasgo se encuentra especialmente acentuado.

Por ello, hemos centrado nuestra atención en la deixis personal, concretamente en el uso del pronombre personal yo, una de las voces principales del diálogo cuya presencia, además, añade al discurso una serie de valores pragmáticos, por ejemplo, como estrategia retórica de intensificación o atenuación cuando el hablante maximiza o minimiza su papel en la conversación de acuerdo con sus objetivos. En este trabajo presentamos un pequeño análisis en el que estudiamos la expresión de este pronombre personal sujeto en la oración en el decurso de los miembros de una red social1. Nuestro objetivo es el de conocer la influencia que, en este caso, ejercen los factores lingüísticos que pueden afectar a su uso explícito o a su ausencia respondiendo, en cualquier caso, a una estrategia de intensificación o de atenuación, que, a nuestro juicio, se encuentra estrechamente relacionado con tales factores.

Aunque todo estudio de esta naturaleza suele comenzar con el planteamiento de una hipótesis de trabajo limitada, aquí dicha hipótesis tendrá un carácter general, ya que, a la vista de los resultados obtenidos en otras investigaciones desarrolladas en esta misma línea, y habiéndose comprobado que toda variación lingüística tiene lugar como consecuencia de la conjunción

1 Los miembros de la red objeto de estudio son todos originarios y residentes en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria. Las características socioculturales de cada uno de ellos no son relevantes en este estudio introductorio puesto que, como hemos indicado, nos centramos exclusivamente en los factores lingüísticos que pueden influir en la presencia o ausencia del pronombre analizado.

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de determinados factores independientes, tanto lingüísticos como extralingüísticos, pensamos que las posibles variantes que encontremos en esta ocasión, en lo que respecta al fenómeno estudiado, serán también producto de la influencia de determinados factores lingüísticos que indicaremos más adelante. Nuestro propósito es, por tanto, averiguar mediante el análisis multivariable cuáles de éstos son los que tienen mayor incidencia.

La investigación se ha llevado a cabo analizando un total de ochocientos diez minutos, aproximadamente, de grabación de texto oral. Una vez recogido el material, pasamos a transcribirlo ortográficamente y, concluido este paso, iniciamos nuestro análisis. La cuantificación de los datos se ha hecho con el programa SPSS (Statistical Package for the Social Sciences) para Windows en su versión 9.0 por la precisión que supone el empleo de este tipo de programas en los estudios de esta naturaleza.

El estudio detallado del pronombre yo permite más fácilmente averiguar en qué circunstancias es más frecuente su presencia en la oración. Para este análisis, el criterio que hemos seguido ha sido el de registrar todos los casos de presencia y ausencia de sujeto yo2, dejando al margen los siguientes:

1. Casos con formas no personales (infinitivo, gerundio, participio), porque, aunque el mismo contexto o el propio decurso indiquen su referencia al hablante (en ocasiones incluso aparecen acompañadas del pronombre explícito), se trata de formas con las que el hablante pretende hacer mayor hincapié en el proceso de la acción y no tanto en la persona3.

2. Casos en los que el pronombre yo aparece en función de tópico siempre que aparezca sin desempeñar la función que nos ocupa, puesto que, se trata de anacolutos muy generalizados en los que, como indica Rodríguez Izquierdo, la presencia de este pronombre no se debe a razones sintácticas, sino que se produce como consecuencia del protagonismo que adquiere el hablante en la comunicación. O cuando aparece en construcciones terciopersonales, en

2 Por esta razón hemos contabilizado todos los verbos que aparecían en forma personal; sin embargo, los casos que se señalan no fueron considerados a la hora de realizar el análisis que nos ocupa.

3 Vid. Hernández Alonso, Categorías, 125-127. Cantero Sandoval (vid.

Peculiaridades), sin embargo, sí tiene en cuenta estos casos en su análisis.

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las que si bien actúa como un sujeto psicológico, o sujeto de la estructura profunda, en palabras de Rodríguez Izquierdo4, no se trata del verdadero sujeto de la oración5.

3. Formas que funcionan como frases hechas, exclamaciones y muletillas (yo te digo (a ti), ya te digo6, yo qué sé, (yo) no sé).

4. Casos de autocorrección.

Los factores lingüísticos que se han tenido en cuenta en el presente trabajo son los que siguen:

1. Posición del pronombre sujeto.

2. Presencia/ausencia de pronombre átono (me, te, se, nos) referido al sujeto, ya sea porque se trate del uso reflexivo del verbo en cuestión, ya porque sea de naturaleza pronominal7.

3. Ambigüedad. La atención a este factor se debe a que es ésta una de las razones comúnmente argüidas para la justificación de la presencia del pronombre personal sujeto en la oración. No obstante, como ya han indicado otros investigadores, es preciso distinguir entre ambigüedad morfológica y contextual8, puesto que sólo en el caso de que se produjeran ambas podría aceptarse lo anteriormente dicho.

4 Vid. Economía, 129. El pronombre en estas construcciones aparece desvinculado de su sintaxis pero no de su semántica, de ahí la topicalización.

5 Vid. Rodríguez Izquierdo, Procedimientos, 42 y siguientes. Esto ocurre, como apunta este autor, sobre todo con los verbos como gustar y parecer.

6 Además de no aportar ninguna información, se trata de expresiones redundantes, puesto que «reproduce[n] con palabras el esquema de la comunicación», como señala Rodríguez Izquierdo concretamente para la primera (vid. Economía, 128) y, en el primer caso, como añade, además hay redundancia interna no sólo cuando aparece el sujeto pronominal expreso sino cuando la mención de segunda persona aparece repetida.

7 La presencia de este pronombre, como indica Cantero Sandoval (Peculiaridades, 234), que considera en su análisis este factor, permitiría suprimir la expresión del pronombre sujeto.

8 Así lo hacen Bentivoglio (apud. Castellano, Usos, 175) y, siguiendo a ésta, Castellano.

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4. Contraste. Aunque considerado como uno de los factores que obliga la presencia del sujeto pronominal9, esta variable abarca numerosas situaciones y muchas de ellas pueden responder a interpretaciones personales del investigador, en algunos casos, lo que para unos pudiera ser un uso contrastivo para otros pudiera no ser así. Para evitar que esto nos ocurriera, decidimos que para señalar si había o no contraste en la secuencia que se encontrara bajo análisis nos atendríamos a los criterios (la mayoría de ellos empleados en otras investigaciones, aunque algunos quizá los hayamos matizado de distinto modo) que se citan a continuación, evitando así toda posible subjetividad:

a. Presencia de una marca léxica de contraste o restricción: pero10, sino que, sin embargo, aunque, así como aquellas expresiones que, como estas unidades (solas o acompañando a las primeras), contribuyan subrayar la contraposición (ej. nada más que; ahora, que; con todo y con eso...)11.

b. Presencia de verbos de significados opuestos.

c. Situación negativa frente a afirmativa y viceversa.

d. Situaciones opuestas en el tiempo o en el espacio.

e. Repetición del verbo con diferente sujeto.

f. Repetición del verbo con diferente complemento.

g. Repetición, entendida como aparición del mismo verbo con el mismo sujeto y acompañado del mismo complemento (si lo hubiera), sea idéntica la forma verbal o no, pudiendo éste manifestarse, de este modo, en otro tiempo o formando parte de una perífrasis, presentándose dentro de la misma oración o como oraciones independientes12.

i. Refuerzo. Oraciones en las que el sujeto pronominal aparezca acompañado de unidades intensivas, tales como el pronombre mismo, que, como señala Alarcos13, en estos casos dejará de ser reflexivo y «hace

9 Silva-Corvalán, Sociolingüística, 115; Rosengren, Presencia, 30.

10 Aquellos casos en los que esta conjunción no tengan este valor, no se tendrán en cuenta.

11 Español, 231.

12 Éstos se cuentan como una sola oración con contraste.

13 Gramática, 79.

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concurrencia al pronombre», u otras formas tónicas como solo, todo o números cardinales, únicos adjuntos que pueden acompañarlos14.

j. Presencia de fórmulas expresivas de contraste: (lo que pasa) es que, lo que sí, la verdad (es) que, etc., puesto que otorgan mayor realce a los hechos que se exponen a continuación15.

k. Presencia de adverbios de afirmación o negación16.

5. Clase de verbo. La gran diversidad de verbos ha sido agrupada en nuestro trabajo en siete grupos. En este caso no seguimos exactamente la clasificación que presenta Castellano (1998) (que, a su vez, sigue la que presenta Bentivoglio en su estudio17) puesto que hemos añadido dos grupos más: los verbos de movimiento y los de estado18.

a. Verbos de conocimiento o actividad mental19. b. Verbos de percepción.

c. Verbos de dicción.

d. Verbos de voluntad, intención y mandato e. Verbos de estado.

f. Verbos de movimiento.

14 Fernández Ramírez, Gramática, 56.

15 Vid. Rodríguez Izquierdo, Procedimientos, 36.

16 También lo considera un factor de contraste Cantero Sandoval (vid.

Peculiaridades y Observaciones). Según este autor, la presencia de la mayoría de estos elementos supone un antecedente previo que, de algún modo, exige la presencia del sujeto pronominal, por lo que muchos casos no constituirían realmente construcciones enfáticas. (Vid. Observaciones, 262).

17 apud. Castellano, 175.

18 En los casos de perífrasis verbales, hemos considerado el significado del verbo auxiliado puesto que, como es sabido, el auxiliar pierde, si no todo, gran parte de su significado originario para pasar a matizar el valor del verbo al que acompaña.

19 Todos los investigadores confirman con sus resultados que estos verbos son los que registran la presencia del sujeto pronominal con mayor frecuencia, especialmente el de la primera persona del singular. Vid. Cantero, Observaciones, 263 y Peculiaridades, 234; Fernández Ramírez, Gramática, 219; Morales, Hipótesis, 157;

Serrano, Análisis, 165; Silva-Corvalán, Sociolingüística, 116; Solé, (apud. Cantero, Observaciones, 263).

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g. Otros verbos.

Conociendo los resultados obtenidos en otras investigaciones, partimos de que el uso de los pronombres personales sujeto no es aleatorio. Por esta razón, dentro del primero de los grupos de variables lingüísticas señaladas, se espera que la ambigüedad morfológica20, la presencia del pronombre átono referido al sujeto, el contraste y el significado verbal determinen de forma similar la expresión del pronombre personale sujeto yo en la actuación lingüística de nuestros interlocutores.

Expresión del PPS y ambigüedad morfológica

expresión PPS presencia ausencia

total

f. ambigua %amb.morfológica

% del total

46.9 6.2

53.1 7.0

100 13.2 Ambigüedad

morfológica

f. no ambigua %amb.morfológica

% del total

39.4 34.2

60.6 52.6

100 86.8

Total %amb.morfológica

% del total

40.4 40.4

59.6 59.6

100 100

Tabla 1. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable ambigüedad morfológica.

La ambigüedad morfológica, a priori, parece uno de los factores que más pueden influir en el uso del pronombre yo dado que, en muchas ocasiones, puede producirse confusión con la tercera persona de la misma serie en todos aquellos casos en los que se encuentre un adyacente susceptible de funcionar como sujeto en alguna de las cláusulas que precedan a la oración que se analiza.

A pesar de todo, estudiando los casos obtenidos en nuestro corpus, se ve cómo el contexto salva prácticamente en la totalidad de estas oraciones dicha

20 Aunque consideramos separadamente la variable denominada tipo verbal, y también así la hemos estudiado, no la hemos incluido en este grupo porque, en definitiva, supone también la distinción de la forma del verbo.

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ambigüedad y, por consiguiente, la posible falta de sentido que pudiera tener, en caso contrario, el mensaje.

Tan sólo cuatro casos del total son susceptibles de interpretarse erróneamente, lo cual implica que el hablante no hace uso de ninguno de los recursos a los que aludimos anteriormente para evitar incurrir en ello.

Concretamente, dicha ambigüedad la encontramos en las siguientes intervenciones:

(1) Me fui quince días, pero porque… más que nada porque tengo un tío allá viviendo, entonces… mi abuela, lo típico que si… De paso que lo iba a ver, pues la acompañaba a ella y tal…

(2) Fíjate, yo hoy estaba hablando con una clienta en la tienda, y estaba hablando de eso, de la educación antigua.

(3) […] Entonces, claro, a lo mejor hacías un…tres cursos y te valía, en aquel entonces, pues te valía a lo mejor a trescientas pesetas cada curso. Pero después lo pusieron a mil quinientas cada curso y, claro, un ama de casa…

eh… Son, pues, para hacer tantos cursos, pues hacía uno sólo.

(4) Bueno, hace un par de fines de semana que fuimos al Sur […], yo y una amiga con unos amigos de ella, y nos traía un chico para arriba. Yo no sé si había bebido o no había bebido. Sinceramente, creo que no, porque no lo vi beber. Pero, vamos, venía para arriba, por lo menos ya llegando a… Hoya La Plata […]

Estas construcciones son las únicas en las que, a nuestro parecer, a la ambigüedad morfológica se le suma la contextual, la cual se produce como consecuencia de haber prescindido de cualquier recurso que permitiera entender con claridad cada uno de estos mensajes. Así, la abuela de la informadora, la clienta, el ama de casa y el chico, respectivamente, son susceptibles de ser los actores de las acciones que se manifiestan en estos ejemplos. Analizándolos detenidamente, es fácil distinguir estas dos posibles interpretaciones, si bien las diferencias semánticas en cada una de ellas varía en los distintos ejemplos. En (1) y (3), el contenido del mensaje se modifica considerablemente en función de que el oyente considere como sujeto de la acción uno de los varios actores susceptibles de funcionar como tal. En (1) concretamente, al producirse la oración tras otra que ha quedado suspendida y con la cual se encuentra relacionada, cabe la posibilidad de interpretar la estructura en cuestión como

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una oración en estilo indirecto de modo que el sujeto sería aquél que la emitiera en su momento, en nuestro caso, la abuela de la informadora, de tal forma que, teniendo en cuenta el contenido global del decurso21, el significado de esta oración sería ‘de paso que ella iba a ver a mi tío, yo la acompañaba y practicaba el idioma’, o bien de considerarla como una oración desligada de la anterior en la que la informadora vuelve a ser la protagonista de su relato: el mensaje en este caso sería ‘al mismo tiempo que yo veía a mi tío, yo acompañaba a mi abuela’. En el ejemplo (3) la ambigüedad no es exactamente igual que en los otros dos ejemplos. El actor de la acción (hacía) puede ser tanto un ama de casa como la propia hablante. La diferencia con respecto a (1) y (2) estriba en que, en cualquier caso, la informadora hace referencia a sí misma como sujeto de la acción, ya que ella se encuentra incluida dentro de ese colectivo, lo cual supone, al mismo tiempo, una mayor complejidad en lo que a la descodificación del mensaje se refiere. En este caso, la importancia de que se hubiera expresado el sujeto de esta acción radica en que, de ese modo, hubiera sido posible distinguir con claridad si la hablante lo que pretende manifestar es

‘que son cursos muy caros, en general’ o ‘que son cursos que resultan caros para su economía’. En (2), sin embargo, sólo varía el actor, sin que la elección de uno u otro, la propia informadora o la cliente, como sujeto de la acción expresada por parte del oyente suponga mayor variación. En este caso, no obstante, creemos que puede ser conveniente destacar el uso de la forma verbal en singular cuando lo más natural hubiera sido una plural. En nuestra opinión, esto puede explicarse por una primera intención de la hablante en subrayar el sujeto de dicha acción, lo cual resulta fallido al prescindir de su presencia. En cuanto al ejemplo (4), se produce ambigüedad en tanto que el sujeto de venía puede ser tanto la propia hablante como el chico del que hablaba. Lo curioso en este caso es que realmente esto no tenía por qué haber sucedido porque lo correcto habría sido la forma correspondiente a la primera persona del plural,

21 La informadora nos había comunicado anteriormente que estudiaba Filología Inglesa. Aprovechando este dato, le preguntamos sobre las diferencias que encontraba entre la cultura española y la inglesa, dando por supuesto (de forma explícita) que ella habría visitado el Reino Unido puesto que es lo que se considera, cuando menos, aconsejable.

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dado que ambos realizaban dicha acción. No obstante, hemos querido ver cuál es el comportamiento del pronombre yo en los casos en los que el núcleo verbal es una forma ambigua morfológica y en los que habría tenido lugar la misma ambigüedad que en las oraciones que acabamos de comentar, de no haber ninguno de los recursos indicados para salvarla:

presencia ausencia

total

f. ambigua % amb.contextual

% del total

54.5 2.1

45.5 1.8

100 3.9 Ambigüedad

contextual

f. no ambigua % amb.contextual

% del total

39.8 38.3

60.2 57.8

100 96.1

Total % amb.contextual

% del total

40.4 40.4

59.6 59.6

100 100

Tabla 2. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable ambigüedad contextual.

Como reflejan las cifras de la tabla anterior, la presencia del sujeto pronominal es bastante superior (en un 14.7%) cuando existe la posibilidad de que se interprete como sujeto de la acción cualquier otro adyacente de tercera persona al que se haya aludido anteriormente. En cualquier caso, la ambigüedad contextual queda lejos de ser una constante o incluso un fenómeno más o menos frecuente en el decurso de la conversación. Queda añadir, para terminar, que los datos muestran que, ciertamente, en los casos de ambigüedad morfológica, un porcentaje mayor manifiesta explícitamente dicho pronombre, aunque las diferencias entre el que corresponde a la presencia y la ausencia de éste no resulte especialmente elevada (un 7.5%).

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Expresión del PPS y su posición en la oración

presencia ausencia

total

antepuesto % expresión PPS

% del total

92.1 37.2

37.2 37.2 pospuesto % expresión PPS

% del total

7.9 3.2

3.2 3.2 posición

ausencia % expresión PPS

% del total

100 59.6

59.6 59.6

Total % expresión PPS

% del total

100 40.4

100 59.6

100 100

Tabla 3. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable posición.

El interés de la correlación de la variable posición con la expresión del sujeto pronominal no es tanto la incidencia que aquélla pueda tener sobre ésta como el averiguar si alguno de los factores lingüísticos considerados propicia la posición pospuesta del sujeto pronominal. Este análisis se practicará a continuación y, por tanto, la razón de mostrar estos resultados es únicamente la de conocer las frecuencias correspondientes a cada una de las casillas con el único fin de observar si hay alguna diferencia cuantitativa en este sentido con el resto de las personas del paradigma pronominal, puesto que somos conscientes de que ni siquiera cabe plantearse la posibilidad remota de que las cifras correspondientes a los casos de sujeto pospuesto superen o se acerquen a la de los que preceden al núcleo verbal. En la primera persona del singular, sobra decir que esta posición es la que prima, como lo confirma la diferencia que separa a dichas variantes (84.2 puntos). No obstante, cuando se trata de construcciones caracterizadas por un núcleo de forma ambigua, sólo morfológica, o morfológica y contextual, la frecuencia del pronombre antepuesto debería ser mayor en tanto que se convierte en un recurso que elimina la ambigüedad:

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presencia ausencia

total

antepuesto % expresión PPS

% del total

88.1 41.3

41.3 41.3 pospuesto % expresión PPS

% del total

11.9 5.6

5.6 5.6 posición

ausencia % expresión PPS

% del total

100 53.1

53.1 53.1

Total % expresión PPS

% del total

100 46.9

100 53.1

100 100

Tabla 4. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable posición y ambigüedad.

Los resultados muestran que la posición en los casos en los que se presentan posibles situaciones de ambigüedad el pronombre tiende a situarse ante el verbo; sin embargo, no parece que este hecho sea determinante, puesto que parece ser una tendencia general.

Expresión del PPS con verbos pronominales

presencia ausencia

total

presencia pron. átono % de pron. átono

% del total

27.8 3.5

72.2 9.0

100 12.5 V. pronominal

ausencia pron. átono % de pron. átono

% del total

42.2 36.9

57.8 50.6

100 87.5

Total % de pron. átono

% del total

40.4 40.4

59.6 59.6

100 100

Tabla 5. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable presencia de pronombre átono.

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En cuanto a la presencia del pronombre átono, a partir de los datos que recoge la tabla, podemos comprobar que realmente éste determina de alguna manera la expresión del pronombre sujeto. El hecho de que el núcleo verbal aparezca acompañado de un pronombre átono, ya sea porque se trate de un verbo de naturaleza pronominal, ya porque se trate de una acción reflexiva lleva a creer que el sujeto pronominal tenderá a omitirse, puesto que a través de este pronombre se alude a él directamente y constituye, por tanto, un procedimiento de expresión precisa. Los resultados de nuestro análisis indican que esto es así, aunque no lo corrobore el valor de significación. Las cifras obtenidas nos muestran cómo, efectivamente, la presencia del pronombre átono en la oración parece determinar la ausencia del pronombre sujeto, mientras que, cuando el sujeto aparece expreso, el porcentaje correspondiente a las oraciones de estas características es de un 27.8%, la proporción de oraciones en las que se omite es de un 42.2%, de lo que se infiere que la ausencia de dicha unidad gramatical debe influir favorablemente en la expresión del sujeto.

Expresión PPS y contraste

presencia ausencia

total

+ contraste % de contraste

% del total

39.0 9.6

61.0 15.1

100 24.7 Contraste

- contraste % de contraste

% del total

40.9 30.8

59.1 44.5

100 75.3

Total % de contraste

% del total

40.4 40.4

59.6 59.6

100 100

Tabla 6. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable contraste.

Como se puede apreciar en la tabla, el número de casos de naturaleza enfática es mucho menor que el de aquéllos que no lo son. Teniendo en cuenta que el contraste es uno de los argumentos a los que se alude como causa o explicación de la presencia del sujeto pronominal, cabría esperar que en esos

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casos su expresión supere con creces al número de construcciones en los que se omita. En nuestro estudio, sin embargo, no ocurre así, pues en las oraciones de uno y otro tipo, el porcentaje de frecuencia de aparición del pronombre muy similar: difieren en tan sólo el 1.9%.

Expresión PPS y clasificación verbal

presencia ausencia

total

v. pensamiento % de clasificación

% del total

54.1 13.1

45.9 11.1

100 24.1 v. percepción % de clasificación

% del total

48.4 3.2

51.6 3.4

100 6.7 v. comunicación % de clasificación

% del total

37.3 4.2

62.7 7.0

100 11.2 v. voluntad % de clasificación

% del total

27.9 .6

72.1 1.5

100 2.1 v. estado % de clasificación

% del total

45.1 4.4

54.9 5.3

100 9.6 v. movimiento % de clasificación

% del total

30.2 2.1

69.8 4.9

100 7.0 Clasificación

verbal

otros % de clasificación

% del total

32.9 12.9

67.1 26.4

100 39.3

Total % de clasificación

% del total

40.4 40.4

59.6 59.6

100 100

Tabla 7. Valores correspondientes a la expresión del sujeto pronominal según la variable significación verbal.

Observando los datos de cada una de las variantes de forma aislada, y al margen del grupo “heterogéneo”, llama la atención el alto índice de verbos de pensamiento, (24.1%), seguido muy de lejos (con un 21.18% de diferencia) de los verbos de comunicación (12.9 puntos de diferencia), los de estado (9.6%),

(14)

movimiento (7.0%), y voluntad (2.1%). Según nos permiten apreciar los datos contenidos en la tabla, excluyendo el grupo antes mencionado (otros verbos), los verbos en primera persona del singular que mayor frecuencia de aparición Lo que se esperaba, sin embargo, era que el pronombre sujeto se manifestara explícitamente en mayor medida no sólo con los verbos que expresan actividad mental, comunicación sino también con los que expresan voluntad, dado que todos ellos suponen una mayor implicación por parte del hablante. Analizando cada uno de estos grupos detenidamente, se advierte que en los verbos de pensamiento hay más casos de presencia de sujeto pronominal que de ausencia (la diferencia es de 8.2%); sin embargo, en ninguno de los otros dos grupos se obtienen resultados similares. Tanto con verbos de comunicación como con verbos de voluntad (al margen de quedar por debajo de nuestras expectativas), el índice de ausencia del pronombre sujeto es considerablemente mayor: un 25.4% en los verbos de comunicación y un 44.2% en los de voluntad. En cuanto a los demás grupos, los resultados correspondientes a los verbos de percepción y estado nos han sorprendido, no tanto por presentar un índice de frecuencia de presencia del sujeto pronominal mayor del que se esperaba, como por el hecho de que dicho porcentaje, sobre todo en el primer caso, se acerca mucho al correspondiente a su omisión: difieren en un 3.2% en los primeros y un 9.8% en los segundos. En cualquier caso, si reducimos la clasificación anterior a otra de dos grupos en la que v.1 reúne a los verbos en cuya acción el sujeto se ve especialmente involucrado y v.2 a los demás, tenemos que:

v.1 v.2

presencia 600 552

Frecuencia

ausencia 657 1.041

presencia 47.7 34.7

Porcentaje

ausencia 52.3 65.3

Es decir, junto a los verbos del primer grupo la presencia del sujeto pronominal es mucho más frecuente que en los demás. Así lo indica la escasa diferencia que separa los índices correspondientes a cada una de estas variantes:

4.6% frente al 30.6% en v.2.

(15)

Conclusiones

De acuerdo con los datos obtenidos en nuestro análisis, las conclusiones son las siguientes:

1. Aunque la ambigüedad verbal por sí sola no parece influir en la situación del sujeto pronominal en la oración, se advierte una tendencia a expresar el pronombre yo cuando el núcleo de la oración posee la misma forma para la primera y tercera persona. Si, además, se encuentra en el contexto discursivo otro adyacente susceptible de funcionar como sujeto, esta preferencia se ve incrementada (54.5%), al margen de que se utilicen recursos eliminadores de la ambigüedad.

2. Se confirma, igualmente, la capacidad del pronombre átono referido al sujeto para eliminar la ambigüedad pues, en las construcciones con verbos pronominales, la aparición del PPS se sitúa 14.4 puntos por debajo del índice correspondiente a aquéllas que carecen de esta unidad.

3. Tampoco en nuestro análisis el contraste determina la aparición del pronombre. Así lo demuestra tanto la diferencia que hay entre los índices obtenidos (de 1.9%) como el hecho de que la presencia de yo sea superior en oraciones carentes de este rasgo.

4. Considerando dos grupos de verbos en función de la mayor o menor implicación del sujeto que la acción supone, se confirma que, en aquéllos en los que el hablante se supone especialmente involucrado, la frecuencia de aparición del sujeto es mayor que en los demás casos; no obstante, atendiendo a cada una de las clases distinguidas en un principio, tal porcentaje sólo es superior con los verbos de pensamiento y percepción.

En conclusión, en el aula conviene evitar afirmaciones como que en español, en general, no se usa el pronombre sujeto porque las terminaciones del verbo señalan de qué persona gramatical se trata o que su uso es obligatorio cuando se contrastan informaciones. Los resultados de nuestro análisis nos indican que la presencia o ausencia de los pronombres personales sujeto y, en este caso, del pronombre yo, no es totalmente aleatoria. Acabamos de ver cómo, efectivamente, existen una serie de factores de carácter lingüístico que pueden favorecer su presencia significativamente aunque, al mismo tiempo, se advierte también que ninguno de ellos determina su aparición.

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Referencias

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