ANEXOS
ANEXO 1. Autoetnografía novela gráfica
TENGO UNA GRANJAZOO EN MI GARGANTA. MIS VOCES ANIMALES.
Yo tenía como 10 u 11 años y estaba en la finca de mi abuela paterna María Antonia Moreno. Llevaba ya como cuatro días de vacaciones en la finca y como siempre para no aburrirme me dedicaba a jugar con los animales: Perros, gatos, gallinas, La vaca Juana… en fin.
Ese día me desperté como a las 8 de la mañana… lo recuerdo muy bien… allá el despertar era bien bonito… ese olor a tierra caliente… los pájaros cantando, la quebrada a lo lejos que se oía… la radio de la Abuela con la emisora del pueblo en a.m. o cuando no tenía el radio era porque escuchaba música en el equipo, a punta de LPs… uno salía del cuarto –donde dormíamos todos en camas y colchones- y los primeros en recibirme siempre eran los perros: Luna, Chocolate, Guardián, Toni, Mariposa…
ay… olvidé los nombres de los otros dos. Bueno, el caso es que los perros de la abuela eran increíbles… llenos de amor por todos y llenos de pulgas también. El caso es que después de saludar a los perros pasaba uno en seguida a la cocina a decir el –Buenos Días- y de una la Abuela Antonia servía el desayuno.
Ese día estaba sonando la emisora. Yo me senté y la abuela me pasó primero el caldo de papa con carne, lo puso en la mesa y se fue a la cocina.
Empecé a comer y enseguida vi una de las gallinas de la abuela que pasaba por el frente del baño (que no quedaba dentro de la casa), y estaba como a unos diez metros de donde yo estaba.
Bien el caso es que desde que llegué a la finca venía practicando cómo imitar a las gallinas con mi voz y ya había logrado hacerlo muy bien gracias a horas y horas de observación y práctica, como juego,
claro. Entonces cuando ese día desayunando vi pasar a esa gallinita solté la cuchara y empecé a hacer el sonido con mi voz… klo klo klo klo klo klo klo… la gallina se detuvo y empezó a mover la cabeza de un lado a otro buscando a ver cuál era la paisana que cacareaba… entonces me reí. Y seguí tomándole del pelo y tomando caldo. La abuela vino a la mesa a traer el resto del desayuno, dejó el plato en la mesa, luego iba de nuevo hacia la cocina pero se detuvo y refunfuñó: ¿Cuál será la gallina queanda culeca? ¿Es que no puso esta mañana o qué? Hum.
Ay yo me asusté porque mi abuela tenía un genio terrible, era muy brava. Ella era una señora muy bella… flaca, reflaca.
Espigada, con un cuello largo, rubia, ojos verdes. Mi papá decía que tenía porte de alemana… bueno, el caso es que yo no fui capaz de decirle que había sido yo. Dejé que la abuela Antonia volviera a la cocina y volví a hacer el sonido… la abuela asomándo la cabeza desde la cocina: -¡Otra vez esta jijuepuerca! ¿Qué será? Y se volvía a entrar. Yo me empecé a reir, me empezó a divertir el juego… así, comía un poquito y enseguida volvía a hacer el cacareo. La abuela no se aguantaba y asomaba la cabeza por el umbral de la cocina (no digo la puerta porque no tenía). Entonces empecé a tomarle del pelo a mi abuela Antonia de esta manera… ella refunfuñe por la gallina culeca y yo ría y ría.
Apenas terminé de desayunar ella sacó la comida de los perros, era muy particular porque sacaba una olla y un plato de plástico grande, servía un poco y llamaba al primero, decía con voz de mando: ¡Lunaaaaaa! Y la perra Luna pasaba, los demás hacían fila. ¡Chocolateee! Y Chocolate pasaba… así uno por uno.
Mientras eso sucedía yo me fui con los gatos, tenía tres gatos mi abuela y eran sus consentidos. Me acerqué a ellos y empecé a maullar: Miaw miaw miaw… Frente a lo cual la abuela detuvo
su actividad con los perros y le dice a los gatos: ¡Esperen tantico carajooooo ahorita va la comida de ustedes!!!
De nuevo volví a sonreír… la abuela no notó que había sido yo.
Mmmm podía tomarle bastante del pelo… seguí entonces con la jugarreta… ella refunfuñando y yo a escondidas y divirtiéndome maullando como gato. Pero… en un momento no me di cuenta que ella se había acercado y volví a maullar… por supuesto me vio y soltó el regaño: ¡deje de joderme los gatos! No no no no no no no ¡Vaya a fregar a su madrecita, pero los animalitos me los deja quietos! ¡Eche pa’lla! Y… un montón de cosas más que no escuché porque le tenía mucho miedo y salí corriendo para el patio. Allí descansé de los regaños de mi abuelita. A pesar de ello ese día hice un descubrimiento importante: podía imitar animales. Eso se volvió un hobbie de vacaciones.
Mi juego no ha parado desde allí… me gusta imitar desde entonces animales… algunos bien… otros no tanto… pero ese día descubrí que en realidad podía hacer muchas cosas con mi voz… y eso ha sido significativo… a tal punto que hoy en día tengo una granja en mi garganta… bueno, es como granjazooo porque hay mico, delfín, foca, grillo, búho, gallina, gallo, perra french puddle, gatos varios, vaca y caballo. Hay otros que he intentado pero que no imito tan bien… sin embargo esta exploración me ha servido mucho para conocer mi voz y jugar con ella.
Anexo 2. Infografía
ANEXO 3. Genealogía de lo sensible
