• No se han encontrado resultados

a ive h:ks ^t on

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "a ive h:ks ^t on"

Copied!
80
0
0

Texto completo

(1)
(2)

C&e

LílJtarp

(3)

h:ks

iVE

(4)
(5)

ÁLVAREZ QUINTERO

DK LA RBAI. ACADEMIA ESPAÑOLA

LAS

MUERTES

DE

LOPILLO

saínete en

tres

cuadros

OOH MÜSICA DS MajTUKIíFoNT DB Anta

f

MADRID

IQ2

(6)
(7)
(8)

Estaobraespropiedad desasautores.

LosrepresentantesdelaSociedadde Autores Españoles

sonlosencargados exclusivamente de concederonegarel

permiso de representaciónydelcobrodelos derechosde

propiedad.

Droitsderepiésentation,detraductiouetdereproduction reservespourtou»lespays,y compris laSuéde, laNorvige

ellaHollande.

(9)

ÁLVAREZ QUINTERO

DE LA RBAL ACADEMIA ESPAÑOLA

LAS

MUERTES

DE

LOPILLO

saínete

en

tres

cuadros

CON MÚSICA DE Maíutbl Font de Anta

Estrenado en el Teatro de Apolo el 27 de noviembre de 1925.

iM

A D

R

I

D

(10)
(11)

A

RICARDO

DE

BORJAS,

amigo

y

condiscípulo, en recuerdo

de las travesuras estudiantiles

(12)
(13)

PERSONAJES ACTORES

ALEGRÍA

Eugenia Galindo.

ROSARIO

Carmen Andrés.

PERICiV María Ortiz.

UNA

ZAGAI.ILLA Angelita Medel.

LA

CARACOLERA

Pilar Perales.

LA

NARANJERA

Concha Girón.

LOPILLO

Lino Rodríguez.

CAMPANÍTA

José Marín.

HABLA-SOLO

Francisco Gallego.

TARUMBA

Jesús Navarro.

EL CÓMICO

Luciano Ramallo.

MALENCONÍ

A

Francisco Pernal.

EL ENCAJERO

EduardoYcabalceta.

VALVERDE

Isidro Sotillo.

EL COSARIO

DE

LAS CANTERAS.

Emilio Stern.

EL COSARIO

DE

DOÑA

MOLINA.

Daniel González.

UNA

PAREJA

DE

LA GUARDIA

íjosé Rosell y

(14)
(15)

CUADRO

PRIMERO

Exterior delfamosomesóndela Gaditana, a la entradade Puente Real, en tierrasandaluzas.

En

el centrodela

fa-chada, que reluce de blanca, el portal, acuyo fondose

venlospatiosluminosos ypintorescos.Juntoal portal, a la derecha del actor, la puertecilladeuna cantina aneja

almesón,

A

lolargodelafachadadeéste,poyetesde la-drillo, blanqueados también.Mesa ysillasala puerta de

la cantina.Porladerechaseva alcampoyporla

izquier-daaPuenteReal.

Esporla mañanay enbuentiempo.

Música

Sentados a la mesa, el Cosario de

Las

Canteras

y

elde

Doña

Molina apuran una botellade vino blanco^

en compañía del Cómico» Perica, mozuela delmesón^

provista de escobilla

y

cubo decal^ repara imaginarios desperfectos de la pared.

En

dirección delpueblo al

campo pasa cantando una Zagalilla^ con uncántaro a

la cintura. Zagalilla.

Pa yorá

mi

desengaño

yo

me

encaminé a unaermita,

y

me

dijo el ermitaño:

Consuélate, morenita,

(16)

10

Las

muertes

de

L

opillo

Perica. Dale quedale a su escobilla.

A

me

tira la cá;

a

me

alegra lo blanco;

¡me

muero

porencala!

Campanita^ hijo de Blas Campana^ celebre posade-ro de

Las

Canteras^ dentro^ hacia la derecha^ canta también.

Campanita.

|Mes6n de la Gaditana,

queantes se

yamó

der Moro...l

Cosario I.° ¡Hombre, Campanita!

Cosario 2.° ¡Es verdá, tu paisano!

Córneo. ¡Campanita er de Las Canteras!

Cosario I.° ¿Quiés un vaso e vino,Campanita?

Campanita. Saliendo. Se aserta

y

seagrádese.

Cosario I.° Siéntate aquí.

Campanita.

Déjame

primero saluda a la casa en que estamos.

¡Mesón dela Gaditana,

que antes se

yamó

der Moro,

limpio desde la

mañana

como

los chorros del oro!...

En

tuscuartos se aposentaron damiselas

y

cabayeros;

a tu

sombra

se refugiaron

malhechores

y

bandoleros;

entus patios se emborracharon

(17)

Er

sumo

de tus parras

deja memoria,

y el agua de tuposo

me

sabe a gloria; pero

hoy

en día

te da una rosa fresca

la nombradla.

¡Alegría,

hija de la mesonera,

si Seviya fuera mía,

deregalo te la diera!

[Mesón de laGaditana,

que antes se

yamó

der Moro,

limpio desde la

mañana

como

los chorros del oro: tu tesoro

es unarosa temprana,

que

yo

adoro!

Cosario l.° ¡Ole!

Cosario 2.° jOle!

Cómico, ¡Bien por Campanitai

Cosario l.° ¡Otro vaso!

Campanita. ¡Venga! Sesienta con ellos.

Perica.

A

me

tira la cá: lo blanco lo hizo la

Vinge

y

lo negro Barraba.

Vuelve la Zagalilla hacia elpueblo^ cantando como

(18)

12

Las

muertes

de

Lo

pillo

Zagalilla.

Yo

quiero pasar el río

y

no

hay

puente ni barquiya,

y

ayí se está er

dueño

mío

mirándome

en la otraoriya... ¡Quién fuera

pluma

de unnío! Cesa la música.

Malenconia^

mozo

del mesón^ llamadoasiporque no

para

de suspirarpor los rincones, sale deélen busca dePerica.

En

la

mano

trae

una

colleraconcascabeles.

Malenconía. Perica.

Perica.

Me

yamo.

Malenconía.

La

zeñá Rozario, que vayas aya.

Perica.

^Ande

está eya?

Malenconía.

En

la cocina.

Perica. Bueno, hombre; no te apures por ezo.

Amenazándolo

conlaescobilla. ¡Te encalolas narices!

Se va corriendo alinterior.

Malenconía. ^Quiés nojugá, niña? Reparando en

Campanita de pronto. ¡Marditazea! ¡Éste... éste va a

zé er que a

me

dé er puntiyazol ¡Ay!... Con el

suspiro se aleja abatido hacia el campo^ sacudiendo lacollera tristemente.

Campanita. Terminando en voz alta la

conversa-ción quetra-e con los amigos.

Y

a eso vengo hoy: a

remata el asunto

como

un

hombre

serio: del hijo de

Blas

Campana

er de Las Canteras no se burla

más

esta mujé.

Cosario 2.° Pos a eyo, Campanita,

y

buena

suerte.

Campanita. Grasias,Casteyón.

Cosario l.° Hasta mañana,

que

me

dirás lo que

resurte.

(19)

Cosario l.°

Al

Cómico. ^Tiene usté argo que

mandarlearCosario deLas Canteras?

Cómico.

Que

me

deje mandao.

Cosario 2.°

^Y

ar de

Doña

Molina?

Cómico.

Lo

mismo.

Cosario 2.° Salú.

Cosario l.° Salú.

Uno

y

otrocogen susalforjas

y

losdiversos paque-tes que traen

y

sevan haciaelpueblo. Perica vuelve, llena de coraje,por la escobilla

y

por

el cubo.

Perica. (Míano ze queara

manco

er ladrón1

Campanita; ¿Quién, Perica?

Perica.

Un

carrero mal ánge que

durmió

aquí anoche, y ha pintao en laparé, a lavera'er paja, un

dibujo indecente.

Y

ya zabe usté lo que ez el ama: jqueve en la paré la gracia de una moscal Éntrase, Cómico. El

ama

y eya: tienen er visio dela cá.

La

otra tarde

me

quedé yo dormío en ese poyete,

y

porpoco

me

encalan las botas.

Campanita. Bueno, amigo, aquí viene laque

yo

quiero quesea

mi

suegra.

Con

permiso deusté le vi

a desí cuatro palabritas. Cómico. ¿Estorbo?

Campanita. No, señó.

Yo

juego siempre al aire libre. Ni pa esto ni pa na

me

estorban a

los tes-tigos.

SaledelmesónRosario^ el

ama

deél, mujer sana

y

limpia.

Rosario. ¡Campanita!

Campanita. Dios guarde austé, Rosario. Rosario.

Ya

te esperaba, ya.

Campanita.

¿Y

Alegría? Rosario. ¡Mirándose al espejol

(20)

14

Las

muertes

de

Lopillo

Campanita. [Milagroi

Rosario. ^No

empacha

tanto espejo?

Yo

fui pre-sumía; y lo soy; y lo seré mientras er cuerpo

me

haga sombra; pero esa hija mía es por demás.

¿Que-rrás creé que ni yo, que soy su madre, la he visto ni una vez por descuido enbabuchas?

Campanita. ¿Habló usté con eya? Rosario. ¡Vamos!

Campanita.

Y

¿qué dise?

Rosario. Dise... dise... que sí, que no, que qué

sé yo... Na, Campanita: que no se sujeta a ningún

hombre; quequié tené

muchos

ar retorteropa

diver-tirse eya, ¿tú

me

comprendes?

y

punto concluío.

¿Me

dolerá a

desirte esto?

Campanita. Pa divertirse eya, ¿verdá? Pos se va a divertí con los otros,porquelo que es

conmigo

no

se divierte.

Y

la quiero...

como

si fuera el aire pa

respira; pero no se divierte

más

conmigo.

Rosario. Se divierte hasta con su sombra, no te hagas ilusiones.

Campanita. Sí, sí...

Yame

usté a su marío. Rosario. Llamando. ¡Juanl Juan!

Campanita.

Lo

mismo. ¡Señó Juan!

Cómico. Levantándose un

momento

y

asomándo-sea lapuerta de la cantina, ¡Tarumba!

Rosario.

Muchas

grasias. Cómico.

No

las merese.

Salede la cantina

Tarumba^

elposadero.

Es

sordo

^

aunque no

por

falta de orejas.

Su

sordera^ sin

em-bargo,es tan singularquehay quien laponeen duda;

pero todo elmundo^ no obstante^ le habla alzando la

voz.

Tarumba.

¿Me yaman?

Viendo almuchacho. ¡Ah!

¡Campanita!

Campanita.

Venga

usté con Dios, señó Juan.

(21)

Campanita.

Tan

bueno en su mesón,

como

usté en er suyo.

De

ayí no hay quien lo mueva.

Tarumba. ¡Sudando se quita!

Yo

también ando

estos díasargodestemplao.

Rosario. Mía qué despropósito.

Hoy

no oye ni la

campana

gorda.

Tarumba. ¿Qué dises?

Rosario. Na. Este viene ahablarnos de la niña.

Tarumba. ¿Eh?

Rosario. ¡Dela niñal

Tarumba. ¡Buenol ¡Esoestá listo en mediahora!

Hay

huevos, hay arroz, hay jamón, hay carne... ^Cuántos son ustedes?

Rosario. Pero ¡sino setrata dearmosá!

Tarumba. ¿Qué?

Rosario. ¡Que no setrata de armosál

Tarumba. Campanita, entiéndete con

mi

mujé,

porqueesta

mañana

me

he levantao con la cabesa

bomba.

Campanita. Ya, ya.Pos usté,Rosario,ledirá

lue-go que no he venío

más

queadespedirme.

Rosario.

¿Cómo

a despedirte?

Campanita.

Como

suena.

En

sien añosque vivan ustedes, no

me

verán apárese

más

poreste

mesón

ni

poreste pueblo, mientras Alegría no se case o se

meta monja. Sufro yo

mucho

con erjuego que trae,

pa seguí

tomando

parte en é. Por mí, se concluyó.

Me

lo hejurao a

mismo, selo he jurao a cuatro

amigos que

me

apresian, y acabo de jurárselo,

ade-más, a mi padre

y

a la Patrona de mi pueblo. Cruz

yraya.

Rosario.

¡Várgame

Dios!

Y

eso^porqué noselo

dises a eya,Campanita?

Campanita. ¿Usté cree que va a servirme de

argo?

(22)

i6

Las

muertes

de

Lopillo

cosaseria. ¿Tú, de tosmodos, no te vorverás a Las

Canteras hasta la noche?

Campanita.

Eso

es; hasta la noche: en er coche

nuevo.

Rosario. Pos díselo.

Campanita. Basta: se lo diré.

De

aquí a na vuer-vo. Mientrasno desahogue,no descanso.Entere usté bien a su marío. Hasta ahora.

Rosario. Hastaahora.

Seva Campanitahaciaelpueblo.

Tarumba.

^Adonde

va ése?

Rosario. Llevándoseloaparte. ^No te has enterao

de lo que trae?

Tarumba.

Desde

que lo vi

asoma

por la

carrete-ra,estoypuesto.

Rosario.

Y

^qué te párese?

Tarumba.

Que

hay pa mata a la niñasi lo deja í.

^Dónde

ha deencontrá

más

buen partióque el hijoe

mi

compadre? ¡El

amo

dela posa

más

rica de estos

contornosl ¡Vamosl (Pa matarlal Pero ^la

vamos

a mata?

Rosario.

Voy

a vé

yo

loqueconsigo.

Tarumba. ¡Lo de siempre! ¡La niña tiene er-

fun-damento

de una caña!

Rosario.

Aya

veremos. Entraseen elmesón.

Tarumba

vuelve hacia lacantina.

Cómico.

^Qué

es eso?¿Cosas delamuchacha,

Ta-rumba?

Tarumba. Pía usté por su boca, amigo.

Hay

hue-vos, hay leche,

hay

jamón

deArasena, se pué mata

un

conejo, se pué

mata un

poyo... ¿Cuántos son

us-tedes?

Cómico. ¡No

me

ha entendió usté!

Tarumba. ¿Er domingo? ¡Bueno! ¡Avisándome la

nocheantes!...

Aquí

dentro estoy pa servirlo.

(23)

Cómico. [Este arrastrao sordo, que no oye

más

que lo que leconvienel...

A

lapuerta de

un

sordo cantaba un mudo.,,

y

un

siego lo miraba

con disimulo.

Levantándose.

Vamos

a casa, a vé los paresesapatos

que han roto los chiquiyosenocho días.

Va

a irseporla izquierda cuando oye que por la derecha lo llaman.

LopiLLO. Dentro. ¡Ehl ¡eh! ¡Amigo!

Cómico. Volviéndose. ^Es amí? LoPiLLO. ¡A ti, hombrel

Cómico. ^-Quién es?

Yo

conosco esa cara.

¡De-moniol ¡Lopiyol ¿De

dónde

sales?

ApareceLopillo^gozoso del encuentro^

y

lo abraza.

LopiLLO.

Me

quisiste parecer desde lejos,

y

no

me

engañaba.

Hay

vista. Cómico.

Hay

vista.

LoPiLLO.

Tiempo

hacía que no nos

encontrába-mos. ¿Qué hacestú aquí?

Cómico. Pa

mi

casaiba. Vivo hase tres años en

Puente Rea. Dejéer teatro.

LopiLLO. ¿Ah, sí?

Cómico. Sí. |No iba a salí der coro nuncal Esta pronunsiasión andalusa ha sío mi perdisión.

A

lo

mejó se

me

escapaba un «sinco pezeta» o un «¿ma

quién yegas?» o un «¿a quéjablá deaqueyo días?>...

y

me

metían dentro. Hastaque

me

metí yo volunta-riamente pa no vorvéa salí.

Ahora

soy viajante de

(24)

i8

Las

muertes

de

Lopillo

comersio. Pero to er

mundo

en er pueblo

me

yama

«er cómico». ¿'Y tú?

Lopillo.

Yo

sigo enelteatro, aDiosgracias.

Me

moriré haciendo comedias. Modestia aparte, soy a estashorasun fenómeno.

Cómico.

Ya

lo eras, hombre.

Lopillo. jCa!

En

tus tiempos era un meritorio inocente.

No

había

dado

todavíacon

mi

tecla.

Cómico. Oye, ^'ytu mujé?

Lopillo. ¿-Cuál?

Cómico.

¿Cómo

cuá.?¡Tu mujé! ¡Felisa!

Lopillo. ¡Ah, Felisa!

No

me

ocupo de ella. Se

me

escapó con un apuntador.

Cómico.

No

sabía... Perdóname.

Te

compadezco.

Lopillo,

¡Compadece

al apuntador! ¡Yo tengo

mucha

suerte con las mujeres! Cómico. ¿Por quélo dises?

Lopillo. ¡Tú verás!

Me

he casado dos veces

y

he

tenido tres o cuatro amiguitas. Pues en cuanto no

puedo aguantarlas, surge un pillín

y

me

las roba.

Cómico. ¡Ja,ja, ja!

Lopillo. ¿Es suerte o no es suerte? ¡Lo

mismo

que

Don

Juan Tenorio!

\Y

<íOtro»

para

abandonarlas!...

Sólo que elotro de

Don

Juan era un día,

y

el

mío

es

unprimo. ¡Otro!

Cómico. ¡Ja, ja, jal Sin embargo, Felisa... Felisa...

¡una

mujé

tan guapa

como

Felisa!...

Lopillo.

no conoces a Felisa en laintimidad

de la casa dehuéspedes. ¡Lo discute todo! Mira; ese

apuntadorque se

me

la llevó, tenía una garganta de

hormigón armado: se apuntaba tres dramas un

do-mingo, y tan fresco: luego era capaz de cantar

so-leares

como

un ruiseñor. Bueno: pues

hoy

creo que

(25)

Cómico. ¿Der

mucho

trabajo?

LopiLLO.

De

discutir con ella. ¡No te digo másl ¡Mi suertel

/

Y

<íOtro>para abojtdonarlas!

Cómico.

No

pierdes er buen

humó

con los años.

LopiLLo. ^Para qué?

Cómico.

Que

ya son argunoslos que

yevamos

a cuestas. Porque túy

yo

somos

dela

misma

quinta...

y

haseunos días que

empesamos

acontáconer

cua-tro. ¿Qué edátienestú?

LopiLLO. ¡Ayl ¡No

me

hables! ¡La edad de un

quinto de zarzuela! ¡Pero galaneo todavía! ¡Y los

triunfos

me

rejuvenecen!

Cómico. ¿Siempre en tu cuerda degrasioso? LopiLLO. ¡Quédisparate!

Eso

iba adecirte.Estoy

hecho un trágicoimponente.

Cómico. ¡Muchacho!

LopiLLO. ¡Imponente!

En

lo que estriban las co-sas en elteatro: por casualidad; por una verdadera chiripa.

Una

buena noche, en las ferias de Trujillo, anunciada

La

muerte civil^ vendido el teatro desde

por la tarde, cayó malo el primer actor. ¡Imagina el conflicto!

Tuve

una inspiración

y

dije:

«Yo

hago la obra». «¿Tú, Lopillo?» «¡Yo! ¡yo! ¡Con la cara

y

el pelo!» ¡Bendito sea aquel rasgo! ¡Él

me

abrió un

horizonte desconocido! Aquella noche enloquecí al público en la muerte. Tres veces seguidas

me

hicie-ron morirme.

Cómico. ^jTres veses? ¡Vaya éxito!

Lopillo.

Como

que a la tercera vez tuve que pe-dir por piedad que

me

dejaran vivo, para no

morir-me

de veras la cuarta. Pues bien: allí

me

hiceprimer

actor; especialista en muertes. ¡Las muertes de un

(26)

20

Las

muer

igs de

Lopillo

Cómico. ¡Sf que es cambio de vía!

Lopillo.

Y

¡qué cambiol Porque, chico, ¡es que

me

muero

como

los ángelesl Cómico. ¡Ja, ja, jal

Lopillo.

No

terías. ¡Me han felicitado la

mar

de médicos! ¡Nada, que lehe cogido el tranquillo a eso

de morirse,

y

no haycaso que se

me

resista!

¡Asom-broso! ¡Qué hipos, qué ojos en blanco, qué rechinar los dientes!... ¡Asombroso! Excuso decirte quellevo

unrepertorio que está fichado. Cómico. ¡Es natural

Lopillo. Pero ¡me gano unas ovacionesde barba de pavo! ¡Crujen los teatros, Bautista!

En

Pablo el idiota

me

muero

de la enfermedad del sueño.

En

el

primer acto tengoya la

mosca

en la oreja;

me

pica

en elsegundo,

y

en eltercero

y

último caigo

redon-do

como

una pelota

y

ni la ovación

me

despierta.

No

sé lo que hago.

Es

una intuición particular.

Bueno, pues en

Los

dientes del lobo

me

muero

de

rabia.

Cómico.

^De

rabia?

Lopillo.

De

rabia: que seacentúa, por cierto, si

es

domingo

y no llueve.

Bromas

aparte, ¡cómo

ra-bio! Muchacho,

doy

un alarido, que levanto al

pú-blico.

Y

se va a la calle.

Me

dejan solo

morirme

co-mo

un perro. Pues ^y en

La

madrugada

del reo}

¡Friolera!

Ahí

me

muero

de hambre. ¡De hambre,

Bautista! ¡Supon tú el estudio que habré yo hecho

del caso en veinte años de cómico de la legua! ¡Me

lo sé de memorial

Cómico. Pero ¡caerás en la

cama

hecho migas! Lopillo. Los días que

me

tengo que morirtarde

y

noche, caigo

como

muerto.

Cómico.

Y

^qué te trae por Puente Rea?

Lopillo.

Te

diré. ^Habrá enestepueblo cincuen-taduros?

(27)

Cómico. Pa er teatro, no. LopiLLO. Pero ^los habrá? Cómico. Eso, sí.

LopiLLO. ¡Pues son míosl Los necesito a todo trance. Se

me

hatorcido el carro y he dejadoen

re-henes a media compañía en el

mesón

de Las

Can-teras.

Cómico.

Ahora

mismo

estaba aquí el hijo del

amo.

LopiLLO. Campanita, ^no? Cómico. Campanita.

LoPiLLO. ¡Pues no quiero niverlo! Escucha: ^qué tal sealmuerza aquí.'*

Cómico. Divinamente. ^Tú tienes buen

estó-mago?

LopiLLO. Según: si voy yo a pagar, todo

me

cae

como

un veneno: la obsesión de la cuenta

me

vuelve de

plomo

hasta los merengues. Ahora, si

me

convidan, digo lo que un empresario a quien

acabo de conocer: «Piedras que

coma,

piedras que

dirijo^.

Cómico. ¡Ja, ja, ja! Pos cuenta con que

hoy

te convido yo.

LopiLLO. Dios te lo pague. Siempre fuiste tan generoso.

Cómico. Entraen la cantina

y

pide lo que

quie-ras, mientras

me

yego en un sarto a besa a mis

chi-quiyos. Cuestión de diez minutos.

LoPiLLO. Pues ¡verás qué almuerzo voy a dispo-nerte!

Cómico.

A

tu gusto. Vasepor la izquierda. LoPiLLO. ¡Canario! ¡canario! ¡Llego aPuenteReal

con buen pie! Viendo de pronto aparecer a lapuerta

delmesón aAlegría^ la hija de la mesonera. ¡Cielos!

Pero ^qué divinidades ésta?¡Quéencanto decriatura!

(28)

22

Las

muertes

ae

Lo

pillo

¡Ojos hidrópicos creo que mis ojos deben ser!...

Joven: deseando hacerle a ustedun favor cualquiera.

Éntraseen lacantina.

Alegría. |Ay, qué tipo de hombrel Pero ¿que

to er que

me

ve tiene que hasé conmigo? ¡Vamosl {Y quiere Campanita que yo

me

esclavise sólo a é!

(Que

compre

una libra de pasiensia!

Hombres

aireó,

hombres

aireó...

De

tos

y

deninguno.

Y

luego...

es-coge er

que yo

quiera.

Mirando

hacia el pueblo. jAnda! ¡Habia-Soíol Este eserque

me

hase

más

gra-sia. Sesienta a esperarlo, en los labios

y

en los ojos la sonrisa

y

dispuestaa coquetear todo lo quesabe.

Habla-Solo, mocito que presume

más

que Alegría, pero con

muchos

menos motivos, saleporla izquierda

y

pasa ante ella sin mirarla.

Luego

se sienta a la puerta de la cantina.

Habla-Solo. Zí,zí;disparazonrizitas.

¡Como

que

te

voy

a mirál

Me

he levantaocon tortícolis.

No

pueo vorvé la cabeza pa eze lao. Estazepienzaque yo zoy

como

er zimple de Campanita, que anda

pregonan-do en toas partes que ze

muere

por eya. ¡Jajay, qué rizal ¡Queno, hombre, que no! ¡De rodiyas tengo de

verla pidiéndome por Dios quelamire! ¡Vale

mucho

unzortero! Gritando de pronto. ¡Caféee!

A

poco sale

Tarumba

y

selosirve. Mientras tanto continúa élsu soliloquio. ¡Vaya, hombre,vaya!

Cuando

no hay

per-zona con quién habla, poz habla uno zolo. ¡Por argo

me

dicen Habla-Zolol Claro que aguanto er

mote

porque no

me

lastima.

Que

lo

mismo

me

podían

decí Ríe-Zolo, Come-Zolo... |o Duerme-Zolo, que

paeceque es lo que molesta!

(29)

Alegría. ¡Ja, ja, ja!

Habla-Solo. (Ríete, ríete, que ya ze veque te ha

hecho

mucha

gracial

Tarumba. ^Quiere arguna cosa

más

la gala der

pueblo?

Habla-Solo. Gracias, Tarumba.

Tarumba. Pa servirte siempre. Retirándose. ¡Esta

niñal... ¡esta niñal... ¡Ay qué arrastra niña! ¡Qué fina

me

hasalió1

Habla-Solo.

Ya

ez er cuarto café que

me

tomo

hoy.

Doce

me

tomo

ardía. ¡Doce! ¡Y na, no pierdo er zueño! Azi: durcezito: con tres turrones. ¡Y no

pierdo er zueño!

Alegría. ¡Ejem!

Habla-Solo. Pastiyas, niña.

¡Como

que te voya

mira! Humíyate, paloma. ¡Vale

mucho

un zortero! Vuelve Malenconia,

Al

verallí a Habla-Solo^ sus-pira hondamente.

Malenconía. ¡Ay!... ¡El otro ahora! ¡Er niño

mimao

de Puente Rea!...

¡Cómo

va a hacerle cazo esta mujé a un triste

mozo

e cuadra! ¡Ay!... Quédase como clavado mirando a Alegría.

Vuelve también en este

momento

Campanita, a quien lecontraría 7iohallarla sola.Ella lorecibecon carita de Pascuas.

Alegría. ¡Campanita! ¡Hola, Campanita!¿Tú por

PuenteRea? ¡Dichosos los ojos! Dios te guarde.

Campanita. Espontmíeamenté. ¡Y a ti tebendiga, iusero!

Ella, entonces, después de sonreírle, levuelve gra-ciosamente la espalda.

Él

se sienta en un poyete, des-concertado,

y

la contempla.

Habla-Solo.

A

modo

de comentario del hecho,

¡Caféee!

Malenconía.

¡Ay

Dios

mío

de

mi

arma!

(30)

24

Las

muer

ie s de

L

opillo

Música

Alegríapasea coqueteando ante sus tres

adorado-res. Habla-Solo le huyesiempre elsemblante.

Alegría.

La

que quiera trastorna a los

hombres

a su antojo,

siemprelos debe mira

con el rabiyo del ojo.

Hay

miraditas parlanchinas,

y

hay miraditas siiensiosas,

y hay miraditas

como

rosas,

y

hay miraditas

como

espinas.

Pero el rabiyo malisiosiyo

es un tunante

y

es un burlón:

¡es un diabliyo

que hase cosquiyas ar corasón!

Hay

miraditas suplicantes,

y

hay miraditas atrevidas,

y

hay miraditas furminantes,

y hay miraditas sostenidas.

Pero el rabiyo revortosiyo

es esperansa

y

es tentasión:

¡es gusaniyo

que

muerde

er fondo der corasónl

Hay

miraditas ofensivas,

y hay miraditas salameras,

y

hay miraditas que dan «¡vivas!»

(31)

Pero el rabiyo jüguetonsiyo

es caramelo y es aguijón:

[esun chiquiyo

que burla arguarda der corasón! Cesa la música.

Habla-Solo. ¡Bueno, hombre, buenol

Vamonos

a dá un pazeíto por ahí, que er tiempo convida. ¡Y

aquí no hay na que vél Llamando. ¡Tarumba!

¡Ta-rumba!

Tarumba

asoma.

Tome

usté los ziete cafés

que le debo.

Tarumba. ¿Has hablao con

mi

niña?

Habla-Solo.

¿Cómo?

Tarumba. ¿Si has hablao con mi niña?

Habla-Solo. Remedándolo.

Hay

jamón, hay

hue-vos,hayzarchicha,haylomo... ^Cuántos zon ustedes?

Tarumba. ^Eh?

Habla-Solo. ¡Yo también estoy una mijiya

te-niente,amigo! ¡Memorias aRozado! ¡A Rozarlo!

Tarumba. ¿Que

me

quede con lavuerta? Grasias.

Seretira con elserviciodecafé.

Habla

Solo. Pero,hombre,jquéezezo,

Malenco-nía?¿Qué te zucede? ¡Tienes cara de burro

embar-caol

Ten

ahí un cigarriyo.

Malenconía.

Ze

agradece. ¡Ay!...

Habla-Solo.

Y

quéate con Dios.

Malenconía.

Que

ustélopazebien. ¡Ay!Éntrase

lentamente en elparador,fijo sie?npreen lamoza.

Habla-Solo. ¡Hola, Campanita!

No

había reparao

en usté. ¿Qué hay porLas Canteras? Campanita. Poca cosa.

Habla-Solo.

¿Mucho

tiempo en Puente Rea?

Campanita. No:

me

voy esta noche. Alegría. ¡Ejeml ¡ejem!

(32)

26

Las

muertes

de

Lopillo

Habla-Solo. ¿-Cuándo?

Campanita. Esta noche.

Habla-Solo. Pos que usté ziga bueno.

Ya

zabe

dónde

deja un amigo.

Campanita.

Ya

sabe usté

dónde

tiene otro.

Habla-Solo.

Y

a la niña, ni agua. ¡No la he

vis-to! ¡Mal educao que estoy! ¡Rabiyos a mí! ¡A la

es-tación,a véermujerío! jVale

mucho

un zortero! Vase

por

laizquierda.

Lopillo salede lacantina a ver siviene

ya

su ami-go;

y

alobservara Alegría

y

a Campanita^ se oculta

disimuladamente

y

se quedaalpaito.

Música

Campanita. Dirigiéndoseresuelto a Alegria, ape-nasse hallasolo conella.

Dos

palabras,Alegría.

Alegría.

^Dos palabras? ¡Y dos mí! Campanita.

Dos

na

más

en este día

son las quete he dedesí.

Alegría.

¿Tienesprisa, pa tanpoco? Campanita.

¡Tengo prisa!

Alegría.

¡Biense ve! Campanita.

¡No quiero vorverme loco

(33)

Matan

a uno en er campo,

y

una cruz

ponen

pa ercarmiento

y

aviso

de malhechores.

Donde

vives tú,

que a

me

tienes muerto,

yo pondré una cruz.

Ya

en la boca der Puente

dejo una raya,

que no pasaré nunca

cuando

me

vaya.

Óyelo, mujé:

(por

más

años que viva,

no la pasarél Alegría. Burlona.

¡Ay,Jesús! ¡qué repente!

¡Qué desatino!

jPor Dios,

yo

no merezco

tanto castigo! Párate

y

verás

mi

penita de muerte

si por

te vas. ¡Ay, Señó, qué trastorno!

¡Qué penitensia!

^Qué haré yo noche

y

día

sin su presensia? ¡Ay, vaya porDios! ¡Si se

me

va este

hombre

vi a

morirme

yo! Campanita.

^Teríes porquepadesco,

verdá?

^Tu burla es lo quemeresco, quisa?

(34)

28

Las

muertes

de

Lo

pillo

(Pos vive con tucapricho, mujé,

queyo, lo que ahorate hedicho,

lo harél

Alegría.

¡Escúchamel

Campanita.

¡Detu boca

notengo

más

que escuchál

Alegría.

Pero ¿de veras

me

dejas? Campanita.

¡Ertiempo te lo dirál

¡Tú vivirás con turisa,

pero

yo

no yoro más;

y

tú seguirás burlándote,

pero de

no será!

Alegría. Acentuando eltono de burla,

¡Me esconderé no sé dónde!

¡Me meteré en unrincón!

¡Me enserraré en unacueva a yorá mi perdision!

¡Mearrastraré porlas cayes!

¡Me corgaré de un faro!

jMe tomaré un bebediso!

|Metiraré de un barcón!

Campanita.

¡Ríe, ríe hasta cansarte,

que argún día querrá Dios

que esté tu risa en

mi

boca

y

entu pecho

mi

doló!

(35)

Cua

dro pri

me

ro 29 Alegría suelta

una

carcajada de despecho, que quiere ser de mofa,

y

luego, poco apoco^ va tornán-dose seria,presa deun crecientedesasosiego

Alegría. ¡Ja, ja,jal... ¿No ha tenío

mucha

gra-sia?... ¡Ja,ja, jal... ¡Y aya va

como

disparaol ¡Y no

vuerve la cara ni nal ¿Pa qué? ¡No, no la vuerve! ¡Ja,

ja, ial ;Será capaz de hasélo que hadicho.?¡No vuer-ve la caral Sí; ése es capaz de h^serlo. ¡Vaya si es capazl Pero ¿no va a vení

más

a verme? ¡Ay, Dios

santol ¡Sí ahora

me

párese que es el único que

me

gustal ¡Vingel ¿pa qué he hecho yo esto? ¿Pa qué lo

he hecho yo?

A

Rosario, que sale del mesón

oportu-namente. ¡Ay, mamaíta, mamaítal

Rosario. ¿Quéte pasa, criatura?

Alegría. ¡Ay, mamaítal ¡Campanita se acaba de

í y no vuervel ¡Novuervel

Rosario. ¿No vuerve, eh?

¿Y

lo ves ahora?

Y

¿pa

qué has consentío tú que se vaya? ¿No te lo ar-vertí?

Alegría. ¡Qué sé yol ¡Un

mar momentol

Pero ¡se val ¡se va de verasl ¡Se lo he visto en los ojosl Lloriqueando, ¡Ay, mamaíta, mamaítal

A

Tarumba^

quesalede la cantina, ¡Ay, papaíto, papaíto!

Tarumba.

¿Qué

es eso, chiquiya? ¿Por qué yoras

así?

Rosario. ¡Porque ha dejao í a Campanita y está

pesarosal

Alegría. ¡Corretú, papaíto, y vé a buscarlol...

Tarumba.

¿Cómo?

Alegría. ¡Que vayas a buscarlo y le digas que

estoy arrepentíal ¡Que loquiero

como

a ningunol

Tarumba. Sí, hija, sí; ¡ya lo creol ¡Ahora

mismo!

¿A

qué estamos los padres?

Alegría. ¡Por ayí abajo irál

Tarumba. Encamhiándose en dirección contraria.

(36)

30

Las

muertes

de

L

opill

o

Alegría. |Papaíto, si no va pa ese lao, si va pa

er pueblo!

Rosario. [Si ha seguío pa Puente Real ¿No te

enteras?

Tarumba. ¿No he deenterarme?¡Estoestabavistol

Continúa haciala derecha^ dando voces. ¡Campanita!

¡Escúchame, hombrel ¡Vuerve aquíl ¡Qué

mi

niñate

ha

tomao

por er pito'un sereno y se diviertemucho!

Desapareciendo. ¡Campanita!

Alegría. ¡Ay, ayl ¡No quié yamarlol ¡Se ríe de

ahora!

Rosario. ¡Lo

mismo

quetúde Campanita, quete hubiera puesto en un arta!

Alegría. ¡Ay, ayl ¡Ay, mamaítal ¡Yo no pueo

viví sin esehombrel ¡Anda vétú poré!

Rosario. ¡Búscalo tú si quieres, ya que lo has vuerto loco; quebien empleaoteestá lo quetepasa!

Se entra en elmesón.

x^LEGRÍA. Llorando

y

pataleando de rabia. ¡Ay, ay, ay, ayl ¡To er

mundo

en contra mía! ¡A

me

dá una arferesía esta mañana!

Preséntasea ellaLopillo en este instante^ decidido

a todo.

LopiLLO. ¡Niña!

Alegría. Sobresaltada. ¿Eh?

Lopillo. Usted no

me

conoce, ¿verdad?

Alegría. No, señó.

Lopillo. Ni falta.

Yo

soy quien va a sacarla a usted de esteapuro; quien va a lograrque ese

hom-bre a quien usted quiere no se vaya. Alegría.

¿Qué

diseusté?

Lopillo. ¡Que Campanita no sale esta noche de

Puente Real; nopasa esaraya que le ha dicho a

us-ted que ha hecho en elPuente! ¡Usted tendrátiempo

para buscarlo! ¿El le ha jurado a usted que se va? ¡Pues

yo

lejuroa usted quese queda!

(37)

Alegría. |Ay, señó! Pero¿quién esusté?...

Como

usté hagaeso...seaustéquiensea,¡yo nosabré

cómo

pagarle!

LopiLLO.

Yo

se lo diré a ustedasu tiempo.

Aho-ra, vayase adentro y estese tranquila.

Alegría. ¿No

me

engaña usté?

LopiLLO. ¡No la engafíol ¡Por la cuenta que a

me

tiene, entre otras cosasl Ni una palabra a nadie. Estesetranquila...

y

espere.

Alegría Ea, pos a espera... y Dios bendigaa

usté, señó. Entrándose en el parador. ^Quién será este

hombre

tan simpático? Se aleja entonando la canción del «rabillo del ojo».

LoPiLLO. ¡Juramentos de

amor

a un trágico de mi calibre!

En

presencia de Dios

formado

hasido: ¡C071

mi

presencia queda destruido!

Vuelve el Cómico

por

dondese fué.,

y

alverlo^ le pregunta:

Cómico.

^Qué

es eso, Lopiyo? ¿Hasencontrao ya

los sincuenta duros?

LopiLLü. ¡Camino llevo!

¡Vamos

a almorzar san-tamente!

Seabraza a él

y

entranenlacantina.

(38)
(39)

Esdenoche.UnacallejadePuenteReal, alumbrada débil-menteporalgúnfarolmortecino. Hacialaderecha,

puer-tecilla practicable de una casa modesta, a la que dan

acceso un par deescalones.

Música

Por

laizquierda sale Campanita, que va

y

viene con inciertospasos^ en la lucha de su voluntad

y

su

deseo.

Campanita.

El

hombre

que se

enamora

ya pierdevela ytimón: (barquito desgobernao

a la clemensia de Dios! Mujeres, malas

y

buenas, guardáis pa el

hombre

queos mira,

sepos,griyos

y

cadenas.

^Dónde

van mis pasos,

que andan ar revés?

jNo sé qué

mano

por debajo etierra tira de mis pies!

¿Dónde

van mis pasos,

que

me

quiero í,

y no

me

yevan

adonde

yo quiero?

(40)

34

Las

muertes

de

Lopillo

¡Dame

fuersas, madre, pa lo quejuré!

iQue no seburle una mujé sin

arma

de un

hombre

de bien!

^Dónde

van mis pasos? ¿•Dónde van mis sueños?

^Dónde

va mi arma?

<iDónde va mi cuerpo?

El

hombre

quese

enamora

yapierde vela

y

timón: ¡barquito desgobernao

á la clemensia de Dios! Cesa la música.

Por

la derechasaleel Cómico, Cómico. ¡Campanita!

Campanita. ¡Hola,amigo!

Cómico.

^Qué

haseusté porestoscayejones? Campanita.

Tiempo

pa vorverme a mi pueblo.

Hastalas diez y media no sale er cochesiyo...

Cómico. ¿Se va ustépor fin? »

Campanita.

Y

pa una témpora.

Ya

lo hablamos

esta mañana.

Además,

vi a aprovechaeste encuentro

pa haserle a usté una confidensia.

He

resibío esta

carta...

Le

muestra

una

quesacade

un

bolsillo

y

que

vuelve a guardarse

en quese

me

diseque si soyun

hombre

cabá

me

pasé esta noche a las diez por ahí,

por la Prasuela.

Me

he pasao y no he visto a nadie.

Se conose quees una

broma

de argún grasioso.

Cómico. Poca grasiatiene.

Campanita. Pero, por si acaso,

como

yo

me

voy,

aquí queda un testigo de que soy un

hombre

cabá,

como

la carta pide.

(41)

Cómico. Eso ya lo sabe to er

mundo,

Campa-nita.

Campanita. Hasta otra vista, amigo. Cómico.

Vaya

usté con Dios. Campanita.

Que

usté sigabueno.

Vasepor la derecha.

El

Cómico lovemarcharsey

y

luego dice:

Cómico.

Ya

dobló la esquina.

No

hay tiempo que perdé.

Llama

sigilosamente alapuertecillade la casa de los escalones. ¡Lopiyo! jLopiyol

LopiLLO. Dentro. Ya, ya salgo. F, efectivamente^ sale en seguidanuestrohombre,caracterizado

para

re-presentar una de esas muertes que^ al decirde //, lo

han hechofamoso:paliduchoy los ojos sombreados^ el

cabelloen desorden, desabrochadoelcuellodela cami-sa

y

la corbatasuelta. ¿Eh?^Qué tal?

Cómico. (Muchacho! ¡Le dasunsusto armieol LopiLLO. ¡Ya verás qué trágico, Bautista! ¡Ya

verás!

Cómico. Pos ¡ya verás tú qué comiquito retirao!

|Como

aquí no le

temo

a lapronunsiasiónl...

Escu-cha: Campanita no sale de estos alreores.

LopiLLO. ¡Es natural! ¡Así que

me

ando yo por

las ramas! ¡El

drama

está planeado

como

para que dé pesetas! ¡A ver! ¡El

anónimo

ha surtidosuefecto! Cómico.

Y

que nadie sospechará una palabra.

Esta casa yeva

más

e tres meses vasía, yel

amo

está

fuera y no hayquien sepa que

yo

tengola yave. LopiLLO. ¡Dios, queprotege al genio! Cómico. ¡Arguien viene!

LopiLLO. Pues sea quien sea, déjame con él.

Cómico.

Yo

estoy en la esquina, capote ar braso. LopiLLo. ¡A ello!

Cómico. ¡Aeyo!

(42)

36

Las

muertes

de

L

opill

o

Lopillo, en el acto, se recuesta sobre los escalones de lapuertecilla, muriéndose a chorros.

LopiLLO. jAyl...¡ay!.. |ay!...

Por

laizquierda sale Valverde, hombre del pueblo^

quese detieneal oír los quejidos^

y

que luego se acer-ca a Lopillo con solicitud^ la cual presto se convierte enasombro.

Valverde. ^-EhP^QuiénP^'Quées eso,buen hombre?

Lopillo. |Ayl...

Valverde, ¿'Qué le suseder ^Se ha caío usté?

Lopillo. ¡Ayl... ¡No, señorl... ¡Justicial...

¡Soco-rro!... ¡Me han matadol...

Valverde. ¿Qué?

Lopillo. ¡Que

me

han matado!

Vuelve elCómico por donde se fué, metido en si'

tuación^ comosueledecirse.

Cómico. ¿Qué ocurre?¿Quiéneseste

hombre?

Valverde,

Yo

no sé, señó... Está

medio

muerto,

¿no lo ve usté? ¡Dise quelo han matao!... Cómico. ¿Que lo han matao?

Lopillo. ¡Ay!... Cómico.

¿ ^^uiénlo ha matao a usté, amigo? ¿Ha

sío en lucha?

Lopillo.

Ha

sido a traición...alevosamente...Por

celos de una mujer... deAlegría...

Cómico. ¡Ah!

Valverde. ¿La hija de

Tarumba?

Cómico. Pero ¿quién ha sío é?

Lopillo. Campanita el de Las Canteras,..

Valverde. ¿Es posible?

Cómico. ¡Sí! ¡Por aquí andaba! ¡Yo lo he visto! ¡Corra usté, amigo,

y

que lo detengan!...

Lopillo. ¡Eso! ¡que lo detengan!... ¡que lo deten-gan!...

Cómico. ¡Corra usté,que

yo

voymientras porun

(43)

Valverde. |Sí, señó! ¡Socorrol ¡socorrol Vasepor laderecha a

más

andar.

Cómico. ¡Bravo, Lopiyo!

LopiLLO. Levantándose. ¿'Te convences? Cómico. ¡Bravísimo!

LopiLLO.

^Me muero

con gracia, o no

me

muero?

Cómico. ¡Te mueres

como

pa morirse de risa!

¿Y

yo,qué tal he estao?

LoPiLLO. ¡Para subirteel sueldo!

Cómico, ¡ja, ja, ja! Métete dentro, que viene otra persona.

LopiLLO. ¡Pues

vamos

a darle otro golpe! Cómico. ¡No abases de tus facurtades! LopiLLO. ¡El quese

muere

a gusto!... Cómico. ¡Si

me

paeseque es Habla-Solo!

LoPiLLo. ¡Mejor que mejor! ¡Métete dentro tú,

que note vea!

Cómico.

¡Como

por tramoya! ¡Pero pa

que tú

y

yo

paramos en lacárse! Obedece

y

cierra lapuerta

trasde sí.

Lopillovuelve a suficción engreídoporel éxito. LopiLLO. ¡Ay!... ¡ayl... ¡ay!...

En

esto^

por

la derecha^aparece Habla-Solo^ que no

sabe laque le aguarda.

Habla-Solo. ^Quién zerá eze que va porahí

pi-diendo zocorro? ^Qué habrá zucedío? ¡A lo mejó es

que hay fuego en zu caza!...

La

verdá es que estos

cayejones tan oscurosdan er ¡quiénvivel Tropieza de pronto con Lopillo

y

se lleva

un

susto como

para

el

solo. ¿Eh? ¡Quién vive!

Lopillo. ¡Ay!... ¡ay!... ¡Favor, hermano!...

Habla-Solo. ¿Eh?¿Quéezezo?¿Qué tiene usté?

Lopillo. ¡Que

me

hanheridomalamente!...¡Ay!...

¡ay!... ¡Me muero! ¡me muero!... ¡Hip!...

Habla-Solo. ¡No,zeñó; no ze

muere

usté!...¡No

(44)

38

Las

muertes

de

Lopillo

LopiLLO. ¡Me muero!... ¡Me han matado!... ¡A

traición!... ¡Me han matado!...Por amores de una

mu-fer... deAlegría...

Habla-Solo. ^De Alegría?

LoPILLO. Sí...

Habla-Solo. ¿La der

mezón

de la Gaditana?

Lopillo. ¡Ella!...¡ella!... ¡Hip!...

Habla-Solo. ¡Qué barbaridá!...

Y

¿con quién ha

zío la pendencia, amigo?... Lopillo. ¡Ay!...

Habla-Solo. ¿Quién lo ha matao a usté?...

Lopillo. ¡Ay!...

Habla-Solo. ¿Quién lo ha matao a usté?

Lopillo.

No

cómo

se llama... Habla-Solo le dicen...

Habla-Solo. Saltando, ¿Quéeee?

Lopillo. ¡Habla-Solo, sí... Habla-Solo es quien

me

ha malherido!...

Habla-Solo. ¿Ze quié usté cayá, moribundo, zi

Habla-Zolo zoy yo?

Lopillo. No... no...ustedno esHabla-Solo...

Ha-bla-Solo esmi matador... ¡Infame!... ¡Hip!...

Habla-Solo. ¡Que está usté equivocao, porra!

Lopillo. ¡Pido a Dios justicia para elmiserable asesino!...

Habla-Solo. ¡Oiga usté, oiga usté, agonizante,

que ezas ya zon palabras mayores! ¿Usté le ha dicho a arguien quelo ha matao Habla-Zolo?...

Lopillo. ¡A tres o cuatro buenas almas!...

Habla-Solo. ¡Caracoles! Pero ¿por qué ze le ha

metió a usté ezo en la cabeza?

Lopillo. ¡Ayl... ¡ay!... ¡Me muero! ¡Hip!...

Habla-Solo. ¡Hombre, no! ¡No ze

muera

usté

hasta mañana, que ze ponga esto en claro!

Lopillo.

La

Providencia

me

lo depara a usted

(45)

como

parece, vaya sin perdertiempo a la calle Cor-ta,

número

8,

donde

vive un pariente mío... López... López...

y

dígale que venga... que

me

muero... que

ese canalla de Habla-Solo

me

ha herido a traición... Habla-vSolo. ¡y dalel Pero ^por qué la habrá

to-mao

conmigo?

LopiLLO. López... López... jHip!...

No

lo olvide

usted... López...

Y

¡por favor!... vaya en seguida...

Habla-Sülo. ¡Ahora mismol ;Notengo deí?

¡Ló-pezl...

Zoy

yo

muy

buen cristiano, zí, zeñó...

¡Ló-pez!...

Voy

corriendo... ¡Caféeel... ¡Ni zé lo que di-go!...

No

zedé usté

mucha

priza a morirze... ¡López!... ¡López!...

¡Donde

voy

yo

ez a

meterme

en la camal

¡Cámara qué encuentro! ¡Ez una pezadiyadela bilisl

¡Pa habla zolo! ¡pa habla zolo!

Con

una coza azi,

^quié nohabla zolo?

Más

muerto quevivo^ desaparece

por la izquierda.

LopiLLo. Incorporándose^ orgulloso desu triunfo, ¡El amo! ¡Soyel amo!

¡Aunque

me

lleven alacárcel, soy el amol

(46)
(47)

CUADRO

TERCERO

En el mesón de la Gaditana nuevamente. Esa lamañana

siguiente delcuadroanterior, tempranito.

Música

El

Encajero, la Caracolera

y

la Naranjera van apareciendo sucesivamente.

El

Encajero trae un

ca-nasto con su mercancía,

y

en una mano, variastablas detirasbordadas.

La

Caracolerallevapañueloala

ca-beza

y

sobre ella

una

olla de barro, puesta en

un

rodete, que deja sobre la mesa para pregonar

más

desembarazadamente.

La

Naranjera, un canasto al brazo

y

alguna naranja en la mano.

Encajero. Saliendo

por

la izquierda.

jEl encajero, niñas,

el encajeroI

jLo que traigo en las manos, ¡salero

vale er dinero!

Caracolera. Dentro, a la derecha.

¡Caracoleral

¡Caracoles der campo!

¡Quién los comiera! Aparece.

¡Con la casita ensima, los cuernos fuera!

(48)

42

Las

muertes

de

Lopillo

Encajero.

¡En encajeroI

Naranjera. Dentro, a la izquierda.

¡La naranjera! ¡Mis naranjas las busca,

¡ganguera!

la confitera!

Encajero.

¡Encajítos

como

la espuma,

como

la sá;

pañolitos que son de pluma;

tiras bordas!

Caracolera,

¡Caracolitos tiernos, i que las mujeres ;.

se quitan pa pincharlos j

sus arfileres!

j

Naranjera. Saliendo. í

¡De Mairena las traigo!

^

¡La naranjera!

j

Van

los tres deun lado haciaotroypregonandosus \

mercancías.

Ya asoman

almesón,

ya

a lacantina,

ya

\

alcampo,

ya

al pueblo. | Encajero. ^ ¡Entredoses calaos, í blondas finitas! ; Caracolera. t ¡Caracoles burgaos \

y

cabriyitas! Encajero.

¡Pa regalos de enamoraos,

(49)

Caracolera.

¡Qué calentitosl iQuién los comieral

¡Caracolitos!

jCaracolera!

V

ase

para

elpueblo.

Naranjera.

¡Saben a besol

^'Quién no

me

compra

arguna sólopor eso?

Vase

para

elcampo,

Encajero.

¡El encajero, niñas,

el encajerol ¡Lo que traigo en las manos,

¡salerol

vale er dinerol Éntraseen el 7nesón.

Las

tres vocesse oyen últimamentelejos^ a

distan-cias diversas. Caracolera. ¡Caracolera! Encajero. ¡El encajerol Naranjera. ¡La naranjera! Cesala música.

Del interior delmesón salen a lapuerta elCómico

y

Alegria.

Alegrü.. Hablandohacia dentro. ¡Encajero,

(50)

44

Las

muertes

de

Lopillo

Cómico.

De

manera que ya está usté entera de

to lo que ha pasao anoche por su causa.

Alegría. ¡Una peh'cula derisal ¡Ay, qué

hombre

más

salaol ¿Quién iba a pensá quese iba a vale de

esatrasa? ^Está ahí en la cantina? Cómico.

Ahí

está.

Alegría. ¡Porque tengo

que

verlo! ¡Esto no se

paga con orol ^'Y Campanita, no ha venío?

Cómico. Campanita vendrá después. ¡Baila de

contento!

Alegría. ¡t)omo yo! ¡Ole! ¡ole!

A

mis padres no

les digan ustés na de to esto, hasta que Campanita

y yo hayamos

hablao. Cómico. Descuide usté.

Alegría. ¡Er chasco que se van a yevá! ¡Eyos que creen que Campanita se ha despedío pa siem-pre!

Como

que esta

mañana

se han levantao los dos

con er pío de que no piense

más

en Campanita y de

que le haga caso a Habla-Solo. Cómico. ¿Sí,eh? ¡Ja, ja, ja!

Alegría. ¡Miste Habla-Solo!

Cómico.

A

Habla-Solo no le sale der cuerpo en una

semana

er susto que anoche pasó, en pensá que

se corría por er pueblo que él había

matao

a

un

hombre.

Alegría. ¡Ja,ja, ja!

Cómico. ¡Ayíviene! Quéeseusté con Dios,

y

has-ta luego.

Alegría. Hastaluego.

Cómico, ¡Cara e pajuela trae! Semete en la

can-tina.

Alegría. Sí queviene

muy

achicaíyo.

Ahora

soy

(51)

Aparece Habla-Soloporla izquierda.Seconoceque

ha pasado

muy

7nala noche. Ostensiblemente ha

per-dido

mucho

de la arroganciadel dia anterior.

De

to-dos moto-dos,pasa pordelante de Alegría sinmirarla,,

auuque nopuede reprimir

un

movimieftto, que

equiva-le a

un

bufido, ai hallarsetan pronto con ella.

Es

el gato que ve la escoba.

Habla-Solo. Sentándose a la puerta de la

canti-na,

y

en voz

muy

tenue. |Café!

Tarumba

seguramenteno lo oye.

Alegría. Sin mirarlo por su parte tampoco, e imitándolo en sus soliloquios. ¡Buenos días nos dé

Diüsl ¡Vaya una mañanita agradable! ¡O será que

está una contental ¡Grasias a Dios queen er pueblo

de una pasa un suseso que van a referí los papelesl

¡Digo! ¡Ypormil ¡Un

hombre

que mata a otro

hom-bre! Habla-Solose siente aludido

y

se descompone to-davía

más

de lo quevenia. Saca

para

tranquilizarse

uncigarrillo,quedificilmente consigue reliar

y

encen-der. ¡Oué orguyo pa una! jPa una

y

pa ermatado!

^Quién^ habrá sío?

A

Habla-Solo leda ungolpede tos fulminante. ¡Ya se averiguará! ¡A

me

gustaría

se-guí sus pasos, ir a verlo a la cárse, resarle en la

ca-piya, acompañarlo... hasta a la horca! Habla-Soloy

instintivamente, se lleva una

mano

alagarganta. ¡Y

vestí de negro luto por é! ¡Qué satisfasión!

Habla-Solo repite, con menos vozqueantes,

y

vol-viéndose hacia lapuerta dela cantina:

Habla-Solo. ¡Café, hombre, café!

Alegría. ¡Pobresito er muerto! ¡Por

más

que,

después de to, él ha muerto con gloria! ¡Si tos

te-nemos

que morí! ^No

más

vale morirse en la caye

disputandoer cariñode una mujé,que noen la

cama

yeno de sinapismos.? ¡Diferensia va! ¡Le voy a resá

un padrenuestro ar pobresito! ¡Yo envidio a ese

(52)

úni-46

Las

muertes

de

L

opill

o

co que no deben morirse en er

mundo

es de mieol

iJa, ja, jai

Entrase en elmesónriendo a carcajadas,

Habla-Solo.

¡Muy

graziozol ^Le paece a usté la

niña? ¡Con la muerte'un

hombre

zobrezu conciencia

y la rizotá que ha zortaol ¡Ze pienza que lo arregla to con un padrenuestrol ¡Qué nochecita! ¡No he

po-dio pega un ojol Esperando a laJusticia deun

mo-mento

a otro, jhe visto clareál...

Y

¡cómo retumbaba

esta noche en la caye la voz de la gentel ¡Y los

pa-zos!

No

hay

como

está en vela. Porque

yo

no he

ma-tao a nadie; deezo estoy zeguro; pero zi aquel

hom-bre ha dicho quelohe mataoyo, y ya ze hamuerto, ¡vaya usté a convence a la gente de lo contrario!

Y

como

dio la mala pata de que acerté a pazá por er cayejón enaquerprecizo momento... ¡Caray,caray!... Zí; em^papelarme,

me

empapelan. Ezo, por la parte

más

corta. Quiea Dios que pare ahí. Viendo un rayo

de luz. Dicen que a loz azezinos lez entra

remordi-miento a úrtima hora, y confiezan zu crimen. ¡A vé

qué tar ze porta er que haya zío! ¡Porque

yo

no he

zío! ¡Esto lojuro en loz artares!

De

improvisodirige

la mirada hacia el pueblo

y

se queda sin voz

y

sin

aliento

para

moverse.

Le

bajaelcolorhasta lapalidez de la cera^abredesmesuradamentelos ojos

y

lospelos

seleponen de punta.

En

tal actitudpermanece^ como

petrificado, mientrassale

y

cruza de izquierda a dere-cha

una

pareja de la Guardiacivil^ quemaldito silo

mira alpasar

y

que se detiene

un

instante detrásde

el a encender

un

pitillo.

Cuando

desaparece^ poco a

poco cobra ánimos el infeliz, logra rehacerse^

y

al cabo, tras un gran suspiro de satisfacción, exclama: ¡Claro, zeñó! ¡Pazan de largo!

¡Como

que yo no he

zío! Fuera desi, depurogozoso. ¡Y

como

no he zío,

debo

está

como

zi tarcoza; tan fresco; zozegao

como

(53)

zería acuzarme

yo

mismo! [No, zeñó, nol ,iQue han

matao a un hombre?

Y

^a ti qué, Habla-Zolo? ¡Por

yá noz espere

muchoz

años!

Que

haya un cadáver más^ ¿que importa ar

mundo}

Dueño

ya

de todas susfacultades. ¡Caféee! {Claro,

hombre, claro! ¡Iguáqueziempre! ¡Más contentoque

nunca! ¡Me pintan bien las cozas! Arrancándose de pronto por fandanguillos

para

espantar sus negras

ideas.

Contrabandista valiente., ¿qué tienes quetanto

y

oras}

\Ze

me

ha muerto

mi

cabayo....

Interrumpiéndose. ¡No, porra, no ze

me

ha muerto

nadie! ¡También

me

heido a estreyá en una

copJi-ta!... ¡Ja, ja, ja! ¡Qué contento estoy!

Y

lo primero

que

yo

tengo que demostrarle a to er

mundo

es que

vengo aquí por er café, que es especia,

y

no por la

niña. ¡Caféee!

Que

la niña a mí no

me

ha gustao nunca,ni

me

dice na, ni

me

importa na, ni na, nina. Esto es

muy

importante pa que

yo

zarga libre;

por-que

como

er muerto acuzaba a un

enamorao

de la

niña... ¡Esto es

muy

importante! ¡Caféee! Volviendo acantar.

Yono digo que

mi

barca zea la mejóderpuerto...

A

Tarumba, que salea servirleel cafe. Cómicamente

alegre. ¡Hola, Tarumba!

Tarumba. ¡Hola! Perdona, hijo, que haya tardao. Estabaacabando de hasé este espesiá que a ti se te sirve.

Habla

Solo. ¡A

y a to er que yega!

¡Como

que yo por lo que vengo aquí es por er café!

(54)

48

Las

mtiertes de

Lo

pillo

Tarumba, Por er café, ¿verdá? ¡Poco sabes tul

Aludiendo a Alegría. jPor er café queestáaya

den-troI ¡V^aya caféI

Habla-Solo. ¡Pos no zeha enterao!

Yo no digo que

mi

barca...

Tarumba. ^Estamos contentito?

Habla-Solo. ¡No tengo motivo paotra coza! ^Ha

visto usté

qué

día?

Tarumba. ^-Eh?

Habla-Solo. (jQué día

máz

hermozo?

Tarumba. ¡Ah, sil ¡Pa ti,

como

ningunol

Habla-Solo.

Lo

convidoa usté.Tráigaze dos

co-pitas decazaya.

Tarumba.

Muchas

grasias, hombre. Éntraseen la

cantina.

Habla-Solo. Volviendo asu cómica alegría alver

a Rosario,quesale del mesón. ¡Buenos días, Rozaric1

Rosario. Buenos días, Habla-Solo. ¡Qué

tempra-nito por aquíl

Habla-Solo. ¡Jel...

Rosario.

Ar

que madruga...

Habla-Solo. ¡Claro1

Ar

que madruga... ¿Havisto

usté qué día?

Rosario.

Hermoso.

¡Por tos estilosl ¡Hermosol

En

tono de suegra futura. ¡Ya se fué el espanta]o1

¡Bendito sea de Diosl ¡Ay, qué tormento de

Campa-nital

No

ganábamos

aquí pa dijustos, hijo mío.

Habla-Solo. Maquinalmente. ¿Hijo mío?

Rosario.

¿Cómo

quiés que te

yame

ya, después

de lo que tú tienes pasao por

mi

hija y de lo que yo

le he escuchao a eya?¿Qué podrá está ocurto pauna

madre?

Habla-Solo. Oiga usté,oiga usté;

vamos

a pone

(55)

Rosario.

Ayé

mismo, durmiendola siesta,

soña-ba en arta voz contigo. ¡Si estará prendaítal

Habla-Solo. ¡Zeñora!

Rosario. «¡Habla-Solo

desía

,mataaese

hom-bre que

me

persigue, que yo no quieo sé

más

que

tuyal ¡Mátalo!»

HablaSolo. ¡Québarbaridál ¡Yezo, en la ziestal

^Qué habíaarmorzao la niña?

Rosario. ¡Los disparates de los sueñosl... ^Eh?

Habla-Solo. ¡Y tanto, zeñoral Porque yo podré

gustarle a la niña,

como

les gusto a otras mujeres,

porque un zortero vale mucho; perola niña a mí,¡ni

en compota! ¿Ze entera usté?

Y

usté dispenze. ¡Ni en

compota, que es la otra especialidá de lacaza!

Rosario. Sí; si ya sé yo que ese es tu sistema; desdeñarla siempre; pero ^dequéte vale, sialos ojos

asoma

la verdá?

A

sumaridoy quevuelvea salir con

las dos copitas de cazalla. Hazte cargo, Juan.

Tarumba. ¿Eh?

Rosario. ¡Éste dise queAlegría no le gusta; que no la quiere!

Tarumba. Apelando a su gramática parda. (Ar

pleito, nunca!

Habla

Solo.

jCómo?

Tarumba. ¡Nunca! Esos terrenos, ¿no son detu

padre? ¡Pos que tu padre los disfrute mientras vival

¡Por eso no nos

vamos

a pelea!

Habla-Solo. Pero, zeñó, ¿que está usté diciendo?

Tarumba. ¡Y er día quetú te cases con mi niña,

hora será de arregla lascosas agusto!

Habla-Solo. Pero, oiga usté...

Tarumba. ¡Hablando se entiende la gente!

Habla-Solo. ¡Con los zordos, no!

Tarumba. ¡A tu salú, hijo mío! Se bebe la cepita.

Habla-Solo. ¿Hijozuyo también?

(56)

mu-so

Las

muertes

de

L

opilIo

cho! Hacia la cantina. ¡Voy ayál

A

Habla-Solo. (Ar

pleito, nuncal Semete en lacantina.

Rosario. ¿Ves tú?

Ya

lo oyes. Por nosotros no

habrá dificurtaes. ¡Escucha, Juan! Se va tras de

Ta-rumba.

Habla-Solo. ¡Caray! ¡Ésta está tanzorda

como

el

otro!

En

estosale Malenconia con un costal al hombro,

en dirección alcampo.

Al

pasar

por

junto a

Habla-Solo^ lo m.ira conenvidia, suspira

y

le dice:

Malenconia. ¡Ay!...¡Tútelayevarás,Habla-Zolo,

tú te la yevarás1

Habla

Solo. ^Otra te pego?

Malenconía. ¡Ayl... ¡Pacencia! ¡Habé nació

bo-nito, y con dineros,

como

tú! ¡Ay!... Se aleja

por

el campo.

Habla-Solo. ¡Pos, zeñó, esto ze

pone

feo! ¡To er

mundo

va a acuzarmel ¡No quiziera

yo

más

que

podé

habla dos palabritas con ermuerto,

como

Don

Juan

Tenorio!

Lopillo salede la cantina con

mucha

calma

y

se

lesienta al lado.

Lopillo. ¡Que aproveche, amigo!

Habla- Solo lo mira y da unbote. Reconoce inmedia-tam£nte en élal <ímuerto^ con quien deseaba hablar^

y

lefaltan laspiernas.

Habla-Solo. ^Quéee?

Lopillo. ¡Queaproveche!

Habla

-Solo. ¡Joroba!^Usté ez er muerto?

Lopillo. Servidor.

Habla-Solo. ^Er muerto de anoche?

Lopillo. Servidor de usted.

Habla

Solo.

^Y

está usté

más

vivoque mipadre? Lopillo. ¡Ya lo está usted viendo!

Habla-Solo. Pero... pero... pero ^qué milagro ha

zío éste?

(57)

LoPiLLO.

Ahora

se lo contaré a usted, mi amigo.

Venga

esa mano.

Habla-Solo. ^Esta

mano?

LopiLLO. Esa mano, hombre. jNo soy de piedra,

como

el

Comendador!

Habla-Solo. Con risa nerviosa. ¡Je, je, jel

LopiLLO. ¡Venga esa manol

Habla-Solo.

Tenga

usté.

A

la sacudida queleda

Lopillo. ¡Vaya zi estávivo! [Ya decía yo!... ¡Porque

he pazao una nochezital... Volviéndose a uno

y

otro

lado, como hablando con acusadores invisibles. ¡Eal

¿Ze convencen ustedes de que

yo

no he matao a

nadie?

Lopillo. ¡A nadie! Porlo

menos

a

no

me

ha

tocado usted ni alpelo dela ropa.

Habla-Solo. Lleno dejúbilo. Bueno, pero

esplí-queme

usté... ¿Quié usté que lo convide? ¡Caféeel...

^Qué

tomamos?

¡Zi viera usté lo nerviozo que esta-ba!... Usté^-quién es?

Lopillo. Lopillo; ¡un cómico

muy

grande!

Habla-Solo.

^Un

cómico?

Y

,jqué ha zío esto?

Lopillo.

Vamos

ahí al campo, y se lo diré...

Porque aquí las paredes oyen.

Habla-Solo. Las paredes zerán; ¡lo

que

es

Ta-rumba!...

Lopillo.

Hombre

pobrt,todo es trazas, y

cómi-co pobre,

mucho

más. Ustéi,que es persona de po-sibles,

me

entenderá

muy

bien.

Habla-Solo. Zí, señó, zí... Bueno, la

broma

ha

zío pa anda a trastazos. Pero ahora estoy contento.

iQué pezoze

me

haquitao deencima! ¡Ycuidao que yo estabazeguro de que no lo había matao a usté! Pero

como

a vecesbebe uno

más

vinoderquepuede y ze pierde er conocimiento... ¡nadie ze ve libre de

una mala hora!... ¡Qué nochecita! Calenturahetenío.

(58)

52

Las

muertes

de

Lopillo

LopiLLo.

Vamos,

y oirá usted maravillas. (¡Ya di

con la

Empresa

de gastos!)

Se va con Habla-Solo por laderecha. Habla-Solo

cania dejúbilo.

Como

sise hubieranvisto venir^ salen

simultánea-mente Alegría

y

Campanita; ella, del paradory

y

//,

por

la izquierda.

Van

aencontrarse radiantesde

amor

y

dedicha.

Alegría. [Blasiyo! Campanita. ¡Alegría! Alegría. ¡No te fuiste!

Campanita. ¡No

me

fui! ^Tepesa?

Alegría. ¡Me pesan las locuras que he hecho y

to loque por

has padesíol

Campanita. Pero eso ya pasó pasiempre,^verdá? Alegría. ¡Pasiempre, Blasiyo! ¡Qué pena si ye-gas a irte!

Campanita. ¡Cáyate! Piedras tenía

yo

anoche en los pies.

Le

pedía a Dios, aya en er fondo de mi

arma, unacosa

muy

grande que no

me

dejarasalíde

Puente Rea.

Alegría. ¡Ole!

Campanita. Así es que cuando Juan Varverde y

Pacoersereno

me

dijeron: «Está usté preso, porque

ha matao a un hombre...»

Alegría. ¡Ja,ja, ja!

Campanita.

Me

entró esa

misma

risa que tú

tie-nes. ¡Ya

me

quedaba aquí por fuersa mayó! ¡Ya no

era unaflaquesa quedarse! Dejé queer cochesiyo se fuera; sereuniógente;fuimostosaloscayejones...¡No quieras sabe lajuerga que se

armó

arvé queayí no había ningún muerto!

Oímos

reí en la casa vasía;

(59)

hecho porquetú no tenías consuelosi

yo

me

iba de

Puente Rea, ¡por nadie

me

cambiaba! jQué alegría,

chiquiya! ¡En fin, nos ha amanesío bebiendo y

can-tando degusto!...

Alegría. jOle! |Pos ahora, Blasiyo, a querernos! Campanita. jA seguí queriéndonos! Pero ya,cara a cara.

Salen de la cantina Rosario,

Tarumba

y

elCómico; aquéllos^ enterados

ya

por éste de todalafarsa.

Cómico. ¡Aquí estála pareja!

Rosario. jHijo mío!

¿Qué

nos ha referió este

hombre?

Campanita. ¡Rosario!

Rosario. ¡Si tenía que sé! ¡Si está escrito aya arriba! Besando a suhija. ¡Gloria de tu madre!

Alegría. ¡Mamaíta!

Tarumba. ¡Déjame quete abrase, Blasiyo!

Campanita. ¡SeñóJuan!

Tarumba. ¡Si te he visto nasé, hijo de mi arma!

jSi te quiero

más

que a tu padre!

No

hase diez mi-nutos se lo desía

yo

aquí

mismo

a Habla-Solo:

«No

te compongas, inosente; Campanita

y

Alegría se

arreglan; ya lo verás... ¡Señó, porque se quieren!»

Y

ér

me

contestaba con sus

humos

y su

fachen-jda... ¡Ja, ja, ja! ¡Lo que nos

vamos

a

reí con ese galápago!

Habla-Solo ha vuelto delcampocon Lopillo a

tiem-po de oír todo esto.

\

Habla

Solo. ¡Que estáaquí ergalápago,

Tarum-I

ba!^Habrá zinvergüenza?

Tarumba. ^Eh?

Lopillo.

Yo

quiero aprovechar esta alegría de

todos, para presentar a mi nuevo empresario. Cómico. ^Habla-Solo?

Lopillo. ¡El mismo!

(60)

54

Las

muertes

de

Lo

pillo

LOPILLO.

iSoy

un

grande agradador

detodos los Segismundos!

Habla-Solo. Lopiyo ez un comicazo zublime, i

yo

quieroque en

pueblo lo vean trabaja.

Campanita.

y

yo irécon mi novia a toaslasfun siones.

Alegría.

Y

yo le haréunregalo que no sele v;

a orvidá en

mucho

tiempo.

Como

a

no se

me

orvidará

tampoco

to loque ledeboa estehombre.

Cómico. ¡Y si hayen arguna obraunpapel

anda-luz, repártemelo, Lopiyo, por lo que

más

quieras;

que estoyya cansao de vendé porahí impermeables

y

chanclosde goma!

Rosario.

A

Habla-Solo. |Sela yevó porfin

Cam-panital^Has visto?

Habla-Solo.

Como

a

no

me

gusta na... ¡pos

tos tan contentos! Alegría.

Al

público:

Ya

que

por fin tenemos

tanta alegría,

no nos nieguesarcabo

tu simpatía.

Y

al estribiyo, ¡un aplauso a sus muertes!

(Viva Lopiyo!

FIN

Referencias

Documento similar

El caballo de batalla en la justificación de la empresa pública es, pues, como ya se hizo notar anteriormente, el concretar cuándo es in- suficiente la iniciativa privada en un

Ciaurriz quien, durante su primer arlo de estancia en Loyola 40 , catalogó sus fondos siguiendo la división previa a la que nos hemos referido; y si esta labor fue de

dente: algunas decían que doña Leonor, &#34;con muy grand rescelo e miedo que avía del rey don Pedro que nueva- mente regnaba, e de la reyna doña María, su madre del dicho rey,

Entre nosotros anda un escritor de cosas de filología, paisano de Costa, que no deja de tener ingenio y garbo; pero cuyas obras tienen de todo menos de ciencia, y aun

Volviendo a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, conviene recor- dar que, con el tiempo, este órgano se vio en la necesidad de determinar si los actos de los Estados

Pues quién nos iba a decir, que Pedro Palomino, gobernador de los Estados de Pastra- na entre 1583 a 1586, iba a sufrir una dura residencia al abandonar ese cargo, y que en buena

Como vimos, el proceso de democratización se define como un tipo de transición política caracterizado por una gran conflictualidad entre una lógica de apertura del sistema

Entonces ahí había una personita que iba a dar esas charlas y a mí me llamaba la atención entonces yo me le pegaba y entonces ella se convirtió en una autoridad en mi casa, y