Homenaje a Francisco de Miranda
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBAEn el Salón de A ctcs de la Facultad, se efectuó, el 27 de Marzo ppdo ., la actuación en ho menaje al precurso r de la Ind ep end encia A
me-ricana, D. Francisco d e Miranda, co n o casió n d e co nmemo rarse el 21-*
Centenario de su nacimiento . La actuación fué presidida po r el Minis-tro d e Educació n Pública, Crl. Juan Mendoza y el Recto r d e la Univer-sidad Mayo r de San Marco s, Di. Fed ro Dulanto, a quienes aco mpaña-ban el Decano d e la Facultad de Letras, el Encargad o d e Nego cio s d e Venezuela, Dr. Hugo Ro jas Moneada, Catedráticos d el Claustro, Dirigen-tes d e la So cied ad Fundado res d e la Ind epend encia y otras p erso nas p ertenecientes a las esferas intelectuales.
Damo s a co ntinuació n el discurso de orden pro nunciado po r el Dr. Gustavo Po ns Muzzo, Catedrático d e Historia de la Facultad d e Letras:
Seño r Ministro de Educació n Pública, Seño r Recto r d e la Universidad,
Seño r Encargado d e Nego cio s de Venezuela y seño res miembro s d el Cuerpo Diplomático,
Seño r Decano de la Facultad de Letras, Seño res Decano s y Catedráticos, Seño ras y Seño res::
El 28 d e marzo de 1750, nació en una caso na d e med iano abo-leng o en la ciudad de Caracas, un criollo, hijo d el esp año l don Sebas-tián d e Miranda, natural de las islas Canarias, y d e d o ña Francisca A nto nia Rodríguez, dama caraqueña, el que recibió po r no mbre Fran-cisco , y que estaría destinado a ser el más genial pro ducto d el crio-llismo americano del siglo XVIII, por su po d ero sísima inteligencia, gran cultura, fina ed ucació n, gran don d e gentes, y so bre todo, po r el na-ciente sentimiento nacio nal americano que co nío rinó su recia perso
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dad. y cuya vida entera co nsag rad a a la no ble causa d e la libertad , jo presenta co mo el Gran Precurso r d e la Rev o lució n A m ericana y co-me ei único individuo q ue o stenta ante la histo ria el título d o haber partic.pad o en la Rev o lució n d e 2a Ind ep end encia d e lo s Estad o s
Uní-ao s. en la Revo lució n Francesa, y en la Rev o lució n d e A m érica esp a-ño .a. A l cump lirse la fecha m em o rable d el seg und o centenario d o su nacimiento , la Universidad Mayo r d e San M arco s se aso cia jubilo sa a tan magno aco ntecimiento , y rind e, su em o cio nad o ho m enaje al Gran Precurso r.
nn e. p ro ceso d e fo rmació n d e las nacio nalid ad es am ericanas a tra-v és d e la ép o ca co lo nia!, la seg und a mitad d el sig lo XVIII rep resenta el mo mento en c _ e ei crecimiento espiritual d e lo s am ericano s llega a su mayería d e ed ad , y tiend e a buscar nuev o s c au c es q u e o rienten su vida sep aránd o la un tanto d e lo s m o ld es cad uco s q u e v ienen d e la Península. Eajo la influencia d e la Ilustració n q u e renuev a el p ensa-miento euro p eo , el crio llismo americano tiend e a afianzarse en to das partes y alienta la po lítica reno v ad o ra d e la mo narquía esp año la d e ento nces.
Es en eso s mo mento s cuand o el crio llo d o n Francisco d e Miran-aa ilega a la mayo ría d e ed ad y aband o na en 1771 su tierra antal, diri-g iénd o se a Esp aña, para no rediri-g resar a Caracas sino cuarenta año s más tarde. La España d e Carlos- III es un lugar p ro p icio para q u e un jo v en cno ho se aso me a v er ei mund o en trance d e transfo rmació n. Esp aña recio ia la co rriente racio nalista y fisió crata elabo rad a en Francia po r los Precurso res d e la Rev o lució n. Su s o bras habían sid o trad ucid as y difundidas po r lo s estud io so s esp año les.
Por aquel ento nces Mirand a no tenía to davía id eas auto no mistas, o u separatismo lo maduraría en lenta ev o lució n. Seg ún d ice en sus cartas, se d irige a Esp aña para serv ir a S. M. Mirand a p ues, se sentía un auténtico esp año l americano , amante d e la Mad re Patria. En di-ciembre d e 1772, co mpró un d esp acho d e Capitán d el "Reg im iento d e la Princesa" y tomó parte en la camp aña d e 1774-75 en M arrueco s. Sus p rimeras imp resio nes reco gid as en Esp aña fuero n excelentes. En el ca-mino d e Cádiz a Madrid admiró las carreteras, lo s cultivo s, la belle-za d e las ciud ad es y la pro sperid ad d e las ind ustrias lo cales. Po r un accid ente del v iaje tuvo q ue qued arse en un p eq ueño p ueblo d e Sie-rra Mo rena, d el cual era Sup erintend ente el p eruano Pablo d e O lav id e,
iniciánd o se así la amistad entre el venezo lano y el crio llo peruano , que año s más tarde trataría d e utilizar para interesar a la mo narquía
inglesa en sus pro yecto s de independenzar A mérica españo la. Miran-da viaja por d iverso s lugares de España, o bservand o , co mparand o y elo giand o , pues se siente un patriota españo l. Incid entes tenid o s en el servicio de las armas empezaron a hacer surgir en su alma sentimien-tos de hostilidad a España, pero aún así insistía en participar en las exp ed icio nes militares a ultramar y aún de ingresar a la marina, para "emp lear la vida al servicio y gloria de su patria".
Estando Miranda en España, las pequeñas co lo nias inglesas esta-blecid as en la co sta o ccidental de A mérica del Norte, reco giend o la herencia de ias Revo lucio nes Inglesas del siglo XVII, y tomando
pres-tado para d evo lverlas pronto con creces las id eas d e la Ilustración euro pea del siglo XVIII, habían encend id o la llama por la ind epen-d encia epen-del Nuevo Munepen-do y formaepen-do los Estaepen-do s Uniepen-dos epen-d e A mérica epen-d el Norte, hecho extraordinario en la historia de la Humanidad, p ues era el primer caso que d e una colonia euro pea nacía un Estado ind epen-d iente extra-europeo. Razo nes po epen-d ero sas epen-d e la política internacio nal lle-varon a las mo narquías abso lutas de Francia y España a apo yar a lo s rebeld es no rteamericano s contra la Mo narquía liberal inglesa, y en
1780, al partir d e la Península una fuerza enviada por España para au-xiliar a lo s no rteamericano s, Miranda forma parte d e ella co mo ayu-d ante ayu-del jefe ayu-de la misma. Intervino en forma ayu-d estacaayu-d a en las ope-racio nes que tuvieron lugar contra los ingleses en Florida, y luego fué enviad o a Jamaica para nego ciar un cambio d e prisio nero s e informar-se informar-secretamente d e la situación de la Isla. A l regresar a Cuba fué acu-sado por las autoridades españo las d e realizar co ntraband o junto co n su jefe, y fué setenciad o a 10 año s de prisió n en Orán. Pero ante el ejemp lo no rteamericano sus sentimientos separatistas empiezan a cana-lizarse. Ya por ento nces estaba en co municació n co n lo s crio llo s d e Ve-nezuela, quienes se quejaban del lamentable estado d e d icha
provin-cia. A cababa d e pro d ucirse la Rebelió n d e Túpac A maru en el Perú y d e los Co munero s d el So co rro en Nueva Granad a. Miranda reso lvió ento nces irse a Estados Unidos en vez de encerrarse en una cárcel es-paño la. Fué co n el pretexto d e co mpletar su instrucció n, p ero diez año s más tarde afirmaría que lo hizo para labo rar por la ind ep end encia d e Hispano A mérica co n la co o peració n d e Inglaterra. En EE. UU., hace amistad co n Jo rge Washingto n, quien lo sienta a su mesa durante su permanencia en Filadelfia. Intima co n A lejand ro Hamilton, el g eneral
Knox, el filósofo To más Paine y Samuel A cUms, p erso najes p ro m inentes d e la Revo lució n No rteamericana. Las id eas q ue p o r ento nc es surgie-ron en la mente d el Precurso r co incid en un tanto co n las d el C o nd e d e A randa en su famo so info rme d e 1783 a Carlo s III, cuand o d ec ía q u e
aquella República q ue nació p ig mea "lleg ará un día en q u e crez ca y zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA so torne gigante y aún co lo so en aquellas reg io nes". Mirand a también
adivina la futura grand eza e inag o table p o sibilid ad d e e se p ueblo , y p rev ee, tan preco zmente, una alianza entre la antigua metró po li y sus co lo nias libertadas. Una fó rmula q u e emp ieza a bullir en su c ereb ro es q ue la ind ep end encia d e la A mérica esp año la estaría co nd icio nad a po r el ímpetu co n q ue Inglaterra buscara nuev o s m ercad o s, y p o r la urgencia con que Estad o s Unid o s querían imp ed ir q u e en los neg o -cio s d e A mérica interviniera la Euro pa co ntinental. Sin em b arg o
man-tiene muy buenas reaccio nes co n lo s p erso nero s d el Rey d e Esp aña en Estad o s Unido s para q uienes lleva cartas d e p resentació n y q u ienes lo reciben co rd ialmente y le brind an alo jamiento . Esto rev ela q u e Miran-da ento nces no había d efinid o to d avía su sentimiento nacio nal. ¿Era esp año l?. ¿Era A mericano ?. ¿Era v enez o lano ?. Ni él m ism o lo sabía. Seg uía haciend o p ro testas d e lealtad a Esp aña; seg uía c o nsid eránd o se en gran parte esp año l.
Estudia la vida d e la naciente Rep ública, o bserv and o el co ntraste co n la vid a en las co lo nias d el Sur. Su ánimo iba p o co a p o co av anzad o hacia una o p o sició n, to anzad avía leal a Esp aña, p ero caanzad a v ez m ás co n-trario al go bierno , al sistema, y a lo s p o d eres establecid o s. Estas mani-festacio nes d irectas y esp o ntáneas d e su ser son muy elo cuentes, y re-baten la afirmació n d e mucho s, d e q ue po r ento nces Mirand a era un d ecid id o partidario d e la ind ep end encia y la ruptura total. La visi-ta a Esvisi-tad o s Unidos en d o nd e p ud o ad mirar mucho d e las institucio nes ing lesas, le hizo surgir el interés d e visitar Inglaterra. A fines d e 1784 partió d e Boston hacia Lo nd res.
El exquisito don d e g entes y la gran cultura d e Mirand a le p ermi-tían entrar co n gran facilidad en lo s g rand es salo nes y resid encias y hac erse d e muy bueno s amigo s. En Lo nd res frecuenta lo s clubs d o nd e se d iscute la po lítica británica q u e tiene po r jefe d ecid id o a W iliam Pitt, el Ministro más jo v en q ue tuviera Inglaterra. Se relacio na Miran-d a co n p o etas y perioMiran-distas-, po lítico s y financistas, y uno Miran-d e ello s Jo hn Tumbull, está y a d ispuesto para q ue la futura rev uelta ultramarina
re-d unre-d e en favor re-del co mercio inglés. Pero aún no se había p ro re-d ucire-d o su ro mpimiento definitivo co n el go bierno esp año l. En Lo nd res fué visitad o p er el Embajad o r d e España, co n quien hizo amistad . Lue-g o so licitó resp etuo samente al Lue-go bierno esp año l le restituyera en sus ho no res y grad o s en el ejército españo l, sin co nseguirlo . Sin embar-go , Miranda alentaba secretamente una serie d e artículo s d e firmas no id entificad as que aparecían en 'los perió d ico s ing leses y revistas, criticand o el mo no po lio q ue ejercían ios esp año les so bre las tie-rras d e Ultramar, demo strando el lamentable estad o d e lo s p ueblo s in-d íg enas y p o nienin-d o in-de manifiesto el in-d eseo in-d e emancip ació n in-d e aque-llas co lo nias.
Desp ués d e brev e p ermanencia en Inglaterra, a fines d e 1785, Mi-rand a inicia su gran v iaje por el Co ntinente euro peo en cuy o s paí-ses fué bien recibid o . En sus v iajes por Europa po co o nad a utilizaba el visto bueno d e los representantes del go bierno españo l, no o bstante o stentar el titule de Co nd e y d e Capitán del ejército esp año l. Ya po r ento nces su a nimo se iba acercand o rápidamente a la ruptura co n el g o bierno españo l.
De 1785 a 1789 Miranda viaja d esd e la latitud de No ruega hasta la d e Co nstantino pla. Viaja por Holanda, Bélgica, Prusia, Sajo nia, Pra-ga, Viena, Vsnecia A dmira en Roma, las o bras eternas d el A rte y la Historia, y en d o nd e hace amis*ad con varios jesuítas d esterrad o s en Ita-lia. Pasa a Grecia, Esmirnia, Estambul, los Dardanelo s, Belgrado , Crimea y llega a Rusia en do nde su prestancia masculina, su fina eleg ancia y amable trato que ya por ento nces le habían brindado mucho s triun-fo s ante el bello sexo, le permiten recibir el o bsequio d e la real amis-tad y valio sa ayuda de la Zarina Catalina la Grand e. Desp ués d e una
impo rtante estadía en Mo scú retorna por Estocolmo, Dinamarca, Suiza y Francia, a do nde llega en los mo mento s iniciales d e la Gran Revo -lució n, para retornar a fines d e junio de 1789 a Inga!térra. Durante es-te v iaje por Europa se definió el rompimiento co n el go bierno españo l. España tenía ya fundados motivos para co nsid erarlo co mo un co nspi-rado r y enemigo d e la monarquía. De reg reso d e Mo scú, le fué muy útil la pro tecció n de las Embajad as y Legacio nes rusas. A su reg reso a Lo nd res dió las gracias a la Zarina, po rque "La Co rte d e España ha sido tan o puesta que hubiera sido impo sible dar un p aso sin aprove-char la pro tecció n d e V. M.". A ñad e que el Embajad o r d e España lo recibió muy amisto samente, pero tenía instruccio nes contra él por lo
cual se había inscrito corno miembro áe la Embajad a rusa. Mir.-m ¡ '• »-bia ya definido su p erso nalid ad . No se co nsid eraba esp añc l sino ame-ricano en el o stracismo q ue lucharía d eno d ad am ente y co n inquebratable pasió n por la ind ep end encia da A mérica merid io nal, a a q u e co n-sid eraba ya "su patria".
Cuarenta año s va a cump lir cuand o un día d el m es d e febrero d e 1790 ingresa al d esp acho del o mnip o tente Primer Ministro Mr P:t¡. co n un plan inicial para la ind ep end encia d e A mérica esp año la. Su pre-sencia en Inglaterra co incid e co n una crisis en las relacio nes entre Inglaterra y España, y Piít se muestra d isp uesto a escucharlo . E! v enezo -lano o frece g rand es v entajas para el co m ercio ing lés a c am b io d e la ayud a para la ind ep end encia, p ero insiste en q u e aq uellas nac io nes goza-rían d e su p lena auto no mía p o lítica. Mirand a, había id ead o una curio sa co nfed eració n llamada "Incanato " q ue agruparía a lo s p ueblo s d e A meri-ca regid a por un sistema po lítico y ad ministrativo insp irad o en e¿ mo d e-lo inglés. Piít se muestra d isp uesto a financiar el p ro y ecto , co rno co n-trago lpe a la ayud a esp año la a N o rteamérica, p ero o curre la subid a d e la marea revo lucio naria francesa, y el realista Ministro d ecid e q ue es más co nv eniente entend erse co n Esp aña, co m o una manera d e d efen-d erse contra el virus c e la rev o lució n. En o ctubre efen-d e 1790 se hac e la paz entre Inglaterra y Esp aña y e! v enez o lano v e frustrad o s sus pro-y ecto s.
Piensa q u e la Francia revo lucio naria q ue esp arce po r el mund o las id eas d e Igualdad, Libertad y Fraternid ad p ued e ap o y ar sus p ro y ecto s, y a principio s d e 1792 se d irige a París. Llega co n num ero sas cartas d e p resentació n, es co no cid o po r alg uno s enciclo p ed istas co rno "una d e las glo rio sas víctimas d el fanatismo esp año l", y em p rend e d e inme-diato sus visitas a lo s po lítico s más p ro minentes. En las calles d e la gran ciudad v e incrip cio nes libertarias q ue excitan su entusiasmo , p ero también se impresio na co n lo s ho rro res d em ag ó g ico s d e la Rev o lució n. El A lcald e Pethion lo invita a inco rp o rarse a lo s ejército s rev o lucio nario s y Miranda acepta, p o rque d ice, "ama la causa d e la libertad ', y p o rq ue v e en la po lítica exterio r d e la Francia insurrecta, una p o sibilid ad d e apo -y o para sus p lanes revo lucio nario s. No quiere q ue se le to me por un mercenario . Co mo General d e la Rev o lució n participa d e la victo ria d el Va imy, pero se v e envuelto en la intriga d e lo s g enerales y d emag o -g o s q ue se disputan el po d er y va a parar a las c árc eles d ri Terro r.
Desp ués de una más o meno s prolongada prisión, Miranda reco bra su libertad en 1795. Es presentado ento nces al jo ven Napoleó n Bonapar-te y hace amistad con el Embajador no rBonapar-teamericano Mr. Mo nro e, cuien manifiesta interesarse por les pro yecto s del venezo lano . Pero todavía el Precurso r d ebería estar sujeto a sufrir nuevas d esilusio nes. Mientras él mira co mo un fin en sí la independencia de A mérica, lo s po lítico s eu-ro peo s y no rteamericano s la considerarán tan sólo co mo un medio , d e derrotar a España, o de inclinar de cierto lado las co alicio nes de las po tencias euro peas. Tardará mucho en co nv encerse que la emancipa-ción d e A mérica se debería únicamente al esfuerzo d e sus hijo s, y que las oirás nacio nes prestarían su colaboración mientras pudieran obte-ner importantes beneficio s y no vieran comprometida su política exterio r frente a España. Fracasad o el apoyo francés, d ecid e retornar a Inglate-rra, pero esta vez con mayo res cred enciales que en 1789. Fcrma en París un junta de "DIPUTA DOS DE VILLA S Y PROVINCIA S DE A ME-RICA MERIDIONA L" de cuya existencia real la historia duda mucho , co n la participación del criollo cubano Pedro Jcsé Caro, d e los perua-no s Jo sé del Pozo y Sucre y Pablo de Olavide, y de otro criollo d e ori-g en d esco no cid o , don Manuel Jo sé de Salas. Estos presunto s represen-tantes del pueblo americano firman en París, el 22 de d iciembre d e
1797, un A cta en que acuerdan la alianza entre Inglaterra, Estado s Uni-d o s y A mérica MeriUni-dional, y al mismo tiempo establecen que Inglaterra recibirá la suma d e ireinta millones de libras esterlinas por la ayuda en fuerzas marítimas y terrestres que presta a la ind epend encia, así co-mo también recibirá ventajas co merciales, pero descartando toda idea d e monopolio. Les diputados acuerdan designar a Miranda su d elegad o en Inglaterra. Con tan flamantes credenciales- se presenta nuev amente en Lo ndres don Francisco de Miranda en 1798, en mo mento s en que en su patria se producía la conspiración de don Jcsé María España y don Manuel Gual.
En esta segunda entrevista el Ministro Piít p arece interesarse mu-cho más que la vez anterior en los pro yecto s de Miranda y el Precurso r alienta grand es esperanzas, pero el astuto Ministro no co nsid era todavía útil apo yar a! venezo lano y el pro yecto sufre nueva dilació n.
En ese año de 1798, reuniendo a varios crio llo s d isperso s en Eu-ropa, funda la primera sociedad secreta revo lucio naria americana. Tam-bién ese año llega a sus manos la célebre "Caria a lo s esp año les ame-ricano s" del jesuíta peruano Vizcardo y Guzmán fallecido ese año en
Leñares, carta escrita en 1791 co n motivo d e estar p ró ximo a co nm em o -rarse e! tercer cenienerario d el d escubrimiento d e A mérica. Vizcard o y Guzmán formaba parte d e aquel grupo d e crio llo s ilustrad o s q u e a fi-nes del siglo XVIII se enco ntraban en Eurpoa y q ue habían roto espiri-tualmente co n la Madre Patria, para co nsinerarse emaricar.o s y no es-paño les. "El Nuevo Mundo es nuestra Patria — d ecía Vizcard o — y su historia es la nuestra y en ella es q ue d eberno s examinar nues-tra situación presente, para d eterminarno s, po r ella, a to mar el par-tido necesario a ¿a co nserv ació n d e nuestro s d erec ho s p ro p io s y d e nuestro s suceso res". Esa actitud a torr.ar no era sino la ind ep end encia, la ind epend encia en general d e Hisp o namérica, p o rque to d avía no ha-bían surgido en e! alma d e lo s crio l'o s lo s sentimiento s d e lo calismo na-cionalista que brotarían co n fuerza en el frago r d e la Guerra Emancipadora, en torno a las d iv ersas circunscrip cio nes territo riales d e la co -lonia. Esta Carta pro d ujo gran impresió n a Mirand a y la mand ó publi-car. Con justicia se le co nsid era por muchos- histo riad o res c o m o la v er-dadera A cta d e Declaració n d e la Ind ep end encia d e A m érica sep a-ñola.
A pesar d e sus trabajo s, Miranda nad a co ncreto c o nsig u e d el Pri-mer Ministro inglés, y he aquí q ue a fines d e 1799 c re e lleg ad o el mo mento d e d irigirse nuev amente a Estad o s Unid o s para so licitar el apo yo no rteamericano . Sale d e Lo nd res y se d irige a Paris en su d e-seo c e seguir d e allí a No rteamérica, p ero en París es recibid o co n ho s-tilidad. El Ministro Fouiché lo vigila y en 1801 lo o blig a a reg resar a Londres.
El dominio do Napo leó n Bcnap arte en Euro pa em p ez ó a p reo cup ar a la diplo macia inglesa, pero cuand o Napo leó n reco bró la Luisiana q u e hacía alguno s año s había p asad o a p o d er d e Esp aña y d emo stró su emp eño en extend er su d o minació n más allá d e Euro pa, se v islumbró la aparición da un nuev e imperialismo . En estas circunstancias para In-glaterra la lucha co ntra Napo leó n no po d ía tener tan só lo c o m o esc e-nario las llanuras del Mar del Norte o el v alle renano , sino también lo s más distantes eo éano s. Había q ue fo rtalecer el d o minio marítimo y ese era el clamor d e varios jefes nav ales ing leses, entre ello s Po p han, que exita lo s planes más o sad o s. Eajo el Ministerio A d d ingto n, In-glaterra se interesa nuev amente po r lo s p ro y ecto s mirand ino s. El je-fe d el A lmirantazgo, Lord Sant Vincent y el Ministro d el Teso ro , Van-sittrat, resuelv en apo yar la ind ep end encia d e A mérica esp año la. Se
em-pieza a bo squejar el pro yecto de go bierno a establecerse en las colo-nias libertadas, y Miranda insiste en formar una esp ecie d e Confede-ració n A mericana. Surgen d iscrepancias cuando los ingleses manifies-tan su d eseo d e reserv arse el dominio d e las co marcas meridio nales d e
A mérica d el Sur, tales las d el Río de la Plata, cuya po sesió n daría a Inglaterra el dominio de todo el A tlántico Sur, d esd e la colonia del Cabo hasta Bueno s A ires. A demás también les interesaba el dominio d el Estrecho d e Magallanes co mo base para o btener el dominio d el Pacífico . A nte tales pro po sicio nes Miranda protesta. Su A mérica espa-ñola no es ya un país de salvajes, un A frica por repartirse, ni un Con-tinente deshabitado . Miranda no permitirá que el Imperio Ultramarino españo l se fragmente para engendrar co lo nias inglesas. Le o frece a In-glaterra el tratareienío de nación más favorecida, pero so bre la base in-quebrantable de la autonomía política del Nueva Mundo.
Pero nuevamente lo s vaivenes de la política euro pea hacen vis-lumbrar a fines d e 1801 las po sibilid ad es d e una paz entre Inglaterra y España. El Primer Ministro A ddingtcn se muestra por ento nces un tanto frío ante el pro yecto d e sus co labo rado res, pero lo s preparativos continúan para cuando la paz termine y la exped ició n pueda partir d e Inglaterra. Miranda entre 1801 y 1804, se dedica con gran actividad a una labor de propaganda enviando cartas y agentes a d iverso s sitios estratégico s del Continente para preparar la llegada de la exped ició n. Pero nuevamente la sombra de Mr. Pitt se cruza en ei camino d el Pre-curso r. Vuelv e a ocupar el Ministerio y a po co Miranda o bserva que las co sas caen en un punto muerto, en un plano d e inútiles y dilatorias d iscusio nes. En junio de 1805 apremia al Go bierno inglés para que d ecid a la situación, pero en respuesta recibe su pasapo rte para que pue-da salir del país.
En setiembre de 1805, abando na Inglaterra y se dirige a Estado s Unido s co n el o bjeto d e buscar apo yo para realizar la exped ició n que co n religio so fervor v iene preparando. Se entrevista co n el Presid ente Tho mas lelferso n y co n los amigo s influyentes que allí tiene, consi-guiend o el apo yo extraoficial para realizarla. Compra con letras y en un interés usurario, un barco , al que po ne el no mbre de su hijo , no hace mucho tenido en Lo ndres en su ama de llaves, Sara A ndrew s, Leandro . Lo que pued e llamarse el Estado Mayo r de la expedició n se organiza en lo s primeros días d e enro d e 1306 con el elemento más heteró clito . Subdito s de d iversas nacio nalid ad es se disputan el
ho no r d e libertar Venezuela. Hay no rteamericano s, franceses, ing leses, austríaco s, p o laco s esp año les. En cuanto a su tripulació n sus ag entes se encargaro n d e recluitarla en les muelles d e N uev a Yorl< c er. .as ta-bernas d e Brcckly.n, entre g entes sin traba 'o q ue esp eraban se Ies lie-vara a una emp resa co mercial.
El 2 d e febrero d e 1806, salió el "Leand ro " d e las co stas no rtea-mericanas con d irecció n a Haití, y lueg o a ¡as co stas v enez o lanas co n-tando con el ap o yo d e algunas fuerzas nav ales ing lesas en el Caribe.
El go bierno esp año l no se enco ntraba igno rante d el su c eso . Su re-presentante d iplo mático en Estad o s Unido s, el M arqués d e Casa Irujo , env ió o po rtunas no ticias a! Capitán General d e V enez uela, so b re lo s preparativo s y salida de Miranda, y cuand o ap arece en Puerto ria.ee..o. sufre su primer d esastre, y lueg o el d esem barcar en Vela d e Co ro co n la primera band eia d e Venez uela d esp leg ad a, encuentra la p o hlacio n d esierta. En vano Miranda hac e co lo car en las- esq uinas d e la ciud ad su pro clama al 'CONTINENTE C O LO M BIA N O " y q uiere repartir la "Car-ta a lo s esp año les am ericano s" d e Vizcard o y Guzrnán. La id ea d e ind ep end encia só lo había cuajad o en una mino ría selecta d e c ereb ro s crio llo s pero no había llegad o a la masa d el p ueblo . A nte el p elig ro d e v erse ro d ead o por las fuerzas realistas q ue avanzan en su busca, a med iad o s d e ago sto o rd ena e! reem barq ue d e sus tro pas y se d irige a las p o sesio nes insulares d e Inglaterra en el Caribe en esp era d e nue-v o ap o y o para nue-v o lnue-v er a incursio nar so bre la antigua Cesta Firme.
Estando en la isla d e Trinid ad tiene no ticia d e q ue el Gab inete In-g lés prepara nuev o s p lanes exp ed icio nario s en la In-guerra co ntra Napo-león y el Precurso r cree llegad o el mo mento d e iniciar una nuev a o fen-siva cerca d e ese g o bierno co n el d o ble fin d e q u e lo s franceses no se fortifiquen en el Caribe y se co nsum e co ntra el imp erialismo napo -leó nico la ind ep end encia hisp ano americana. A fines d e 1808, Mirand a está nuev amente en Lo nd res.
En abri-l ed ese año llegan a la capital ing lesa alarmantes no ticias d e lo s suceso s o currid o s en Esp aña. El p ueblo esp año l ind ig nad o po r la política francó lica y enireguista d el Primer Ministro G c d o y , lo ha d e-p uesto junto co n el d ecrée-p ito mo narca Carlo s IV, y en su lugar ha ele-v ad o al trono al jo ele-v en Príncip e d e A sturias co n el no m bre d e Fer-nand o VII. Pero en mayo llegan no ticias aún más alarmantes.
Fren-te a la negativa de las fuerzas francesas en España para que Fernand o VII asumiera el trono, el pueblo d e Madrid se había sublevad o el 2 d e mayo contra el co nquistado r francés, iniciando hero icamente la guerra por su ind epend encia. A nte tales aco ntecimiento s el go bierno inglés d eclara que "la nación españo la es nuestra amiga natural y aliad a" en la lucha contra Napoleón. Miranda co mprend e que y a no es p o sible una ayuda militar inglesa, y se d ed ica a una activa pro pagand a sub-versiva por medio de cartas y publicacio nes en p erió d ico s para aprove-char la situaciónn que se presenta. Se dirige a sus co mpatrio tas en A mérica formulando la teoría de la nueva situació n. Si en España lo s Cabild o s han insurgido contra Napoleón, también en A mérica lo s or-ganismo s co munales d eben asumir el go bierno d e las pro vincias y en-viar a Londres agentes para nego ciar directamente co n lo s ingleses. Des-d e Lo nDes-dres y argumentanDes-do que las auto riDes-daDes-des legítimas Des-d e la vie-ja monarquía han caducado , co nv o ca a sus paisano s d e A mérica a un Cabildo A bierto. Los habitantes d e A mérica tienen el d erecho d e elegir a sus go bernantes y no están d e ningún modo atados a .las Jun-tas que se formen en España.
Esia labo r subversiva da oronto sus frutos. Surgen en varias ciu-d aciu-d es americanas Cabilciu-do s A bierto s que ciu-d epo nen a las antiguas autori-d aautori-d es españo las y forman Juntas autori-de Go bierno en no mbre autori-d e Fernanautori-d o Vil, el mo narca cautivo. En junio de 1810, llega a Lo nd res la no iicia d e que los crio llo s de Caracas han depuesto el 19 de abril, al Capitán General don Vicente Emparán y han fcrmado una Junta d e Go bier-no . "El estandarte d e la ind epend encia se ha levantado en A mérica", d ice un perió d ico de Lo ndres. A nte tales suceso s Miranda d ecid e re-gresar a su patria, pero llegan a Lo nd res tres co misio nad o s d e la Jun-ta de Caracas en busca de apo yo , entre ellos, el jo ven Simó n Bo lívar, quien insinúa a Miranda la necesid ad de su regreso . Cumplida su mi-sión, regresa el futuro Libertador y al mismo tiempo lo hace también Miranda. El 10 de d iciembre de 1810 d esembarca el Precurso r en La Guayra y es recibid o en medio del júblilo po pular pero también co n el recelo de muchas familias aristocráticas y líd eres d e la Revo lució n que veían la po sibilidad de ver disminuido su papel directivo . De pri-mera intención la Junta d e Caracas no le co nced e a Miranda interven-ció n en la marcha de la Revo luinterven-ció n.
Pero el asunto principal a d ebatirse era el Co ngreso a que había co nvo cad o la Junta co n diputados d e toda Venezuela. ¿Q ué haría el
Co ng reso ?. ¿Mantend ría la situació n existente o d eclararía la ind ep en-d encia?. Para mucho s esp íritus en-d e av anzaen-d a se p resentaba a sus o jo s el ejem p lo d el Co ng reco N o rteamericano y d e !a Co nv enció n Nacio nal
francesa q ue ro mpió co n el p asad o para eng end rar la Rep ública. En-tre esto s esp íritus estaba Mirand a. Co n el o bjeto d e crear un ambite p úblico fav o rable a la d eclaració n d e Ind ep end encia fo rmaro n una en-tidad llamad a la "So c ied ad Patrió tica" b ajo la d irecció n d el Precur-so r, lo grand o inclinar a lo s d iputad o s d el Co ng rePrecur-so a su favor, y el 5 d e julio d e 1811 se vo tó la Declaració n c e Ind ep end encia, siend o Venezuela la primera co lo nia esp año la en hacerlo . Mirand a veía así co ro -nad o s sus esfuerzo s. Su Patria era ind ep end iente, y co n segurid ad , las o íra3 Juntas d e Go bierno seguirán su ejem p lo .
Pero la Rev o lució n no había cread o lo s elem ento s d e d efensa pa-ra hacer frente a la o fensiv a d e la co ntpa-ra rev o lució n q u e ausp iciaban lo s frailes y lo s militares abso lutistas. To d o 3 lo s lug ares d e la antigua Co sta Firme no habían caíd o en p o d er d e lo s ind ep end ientes, y a eso s lug ares llegarían pro nto p o d ero sas fuerzas realistas, al mand o d el ge-neral M o ntev erd e, p ara aho g ar en sang re a la Rev o lució n q u e recién nacía. M o ntev erd e co n ho rd as d e llanero s fanático s inicia la o fensiv a en fo rma arro llad o ra. El Co ng reso ante este p eligro no mbra a Mirand a Generalísim o d e las fuerzas armad as, co n facultad es "p ara tomar cuan-tas p ro v id encias juzgara necesarias p ara salv ar el territo rio inv ad id o po r lo s enem ig o s d e la libertad co lo m biana". Pero el sacrificio q ue se le imp o ne al Gran Precurso r sería inútil. Ei d rama d e Mirand a fué q u e su Dictad ura d e último mo mento estaba y a sabo tead a y d esquiciad a po r la intriga y la inco mp rensió n. Intriga en lo s alto s d irig entes d e la Revo -lució n e inco mp rensió n en el p ueblo q ue to davía no se av enía a
a-acep tar el nuev o o rd en d e co sas. El racio nalista Mirand a, fo rmad o en la mejo r ló gica d el Enciclo p ed ism o euro p eo , se encuentra aho ra co n lo s fenó m eno s más irracio nales. Lo s p ueblo s no siem p re elig en lo q u e les co nv iene, y a falta d e d iscernimiento entre el bien y el mal no só lo es un p ro blema teo ló g ico sino también histó rico . La Re-v o lució n ad emás tiene que luchar co ntra las fuerzas c ieg as d e la natu-raleza q ue se d esatan en su co ntra, co m o el terrible terremo to d el Juev es Santo d el 26 d e marzo d e ese año q u e d ió band era al clero p ara p red icar abiertamente la co ntra rev o lució n. A esto une Mirand a el p elig ro so cial q ue significara la sublev ació n d e las c ap as so ciales in-ferio res, c o m o lo s neg ro s d e Barlo v ento q u e amenazan v id a y haciend as d e las altas clases. Y en med io d e todo este d esquiciam iento y d
es-co ncierto , las hordas- d e Mo ntev erd e se extiend en es-co mo un aluvió n po r las sierras y llanuras v enezo lanas d estruyend o la Rev o lució n a su paso , y a las cuales quiere o po ner Miranda un ejército d isciplinad o co n la g ente inepta que tiene a sus ó rd enes. Cad a día el terreno q ue p isan lo s revo lucio nario s es meno r. La hecato mbe se p ro d uce cuand o la for-taleza d e Puerto Cabello a ó rd enes d el jo v en y fo go so rev o lucio nario Simó n Bo lívar cae en po der d e lo s esp año les, por un acto d e traició n. Mirand a co mp rend e q ue esto acelera el fin. A sus o íd o s llegan no ticias d e q ue las Co rtes Liberales que en Esp aña funcio nan en la isla d e Leó n, han pro mulgad o la Co nstitució n liberal d el 18 d e marzo d e 1812, q ue co nced e una serie d e libertad es al p ueblo d e Esp aña y también al d e A mérica. Co ntempla que la situació n está perd id a y q ue lo mejo r es so meterse al co nstitucio nalismo q ue o frece Esp aña. Surg e ento nces la id ea d e nego ciar co n Mo ntev erd e. Pero cuand o eso se sabe, se ciernen so bre la pureza inmaculad a d el Precurso r las más absurd as es-p ecies. Se le acusa d e querer caes-pitular en es-p ro v echo es-pro es-pio , y d e q-ue se ha v end id o a lo s esp año les, y en la mad rugad a d el 31 d e julio d e 1812, sus pro pio s compañeros- d e armas, alguno s d e ello s co rro íd o s p o r la traició n, lo toman p reso en el puerto d e la Guay ra y lo entregan a lo s esp año les. El Precurso r co mp rend e q ue las co sas llegan a su fin y no hace resistencia. El, q ue había triunfado en el ancho mund o d e la po lítica euro p ea y no rteamericana, fracasa en el p equeño camp o d e su patria v enezo lana. Era q ue la o bra subterránea y sembrad o ra d el Precurso r, d ebía terminar para dar co mienzo a la o bra sup rema y reali-zado ra d el Libertado r. El anciano Miranda, que y a ha p asad o los-
se-senta año s, v uelv e a las p risio nes euro p eas po r él y a co no cid as, y a o rillas d el Med iterráneo , en la Caraca d e Cádiz, minad o su cuerp o po r el esco rbuto y la tifoidea, fallece el 14 d e julio d e 1816.
Miranda, el "p rimer crio llo d e d imensió n histó rica univ ersal", el ho m bre genial d e lo s po strero s mo mento s d e la d o minació n esp año la en A mérica, tiene su sitio co nquistad o entre lo s Grand es d e la Hu-manid ad , p o rque fué un amante d e la libertad d e lo s ho m bres. A mé-rica ind ep end iente lo co nsid era su p ad re p rimigenio , q ue en lo s albo res d e su nacimiento le señaló su v erd ad ero d estino , y q ue bajo el id eal d e vid a q ue fué el d el Gran Precurso r, camina, en trance d e supera-ció n, hacia su grand eza futura.