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La Escena del Fin del Mundo.

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Academic year: 2021

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La Escena del Fin del Mundo.

Trump se encontraba en su búnker bajo la Casa Blanca. Ya sólo quedaba habitable la sala de mando. Preguntó: “¿Ha muerto Putin ya?”. “Sí, Sr. Estoy seguro”. Respondió el Secretario de Defensa de EEUU.

Trump.- Entonces. ¿Ha muerto ya toda la humanidad?

Secretario de Defensa.- Sí, Sr. Puede que aún queden algunos seres humanos en bunkers, pero morirán pronto. El planeta Tierra es inhabitable por completo, y no volverá a serlo nunca.

Trump.- Bien, pues salga del búnker y péguese un tiro en la cabeza.

(Y así lo hizo).

Franco se puso firme y dijo:

F.- Estamos aquí reunidos para darle otra dirección al movimient...

Trump le pegó un tiro en el corazón. No se molestó en levantar más la pistola.

Mussolini hinchó la quijada con los brazos cruzados sobre el pecho y se dio la razón a sí mismo en gesto basto y grosero esperando que su persona fuese de algún valor a Trump, quien le disparó en la frente al instante.

Al extremo estaba Chaplin, sonreía pícaro y encantador. Al levantar la pistola hacia él, hizo ademán de salir corriendo, pero no había dónde correr. Sonrió más aún y recibió el tiro entre los ojos de Trump después de que le hubiese despreciado con la palabra “payaso”.

(2)

Hitler se abalanzó sobre Trump en un último intento de ganar, pero Trump anduvo listo y le descerrajó cuatro tiros rápidos en el pecho.

Trump había ganado. Sintió un poquito de satisfacción, y procedió a levantar la pistola hasta su sien pero, con su tremenda estupidez, se detuvo un momento a considerar cuál era su situación.

Estaba en una habitación de unos 25 metros cuadrados. Una sola puerta de plomo con un espesor de medio metro. Había un poco de agua y apenas comida.

La angustia fue apoderándose de Trump, que bajó la pistola mientras se daba cuenta de la absoluta irreversibilidad de la realidad humana y, sobre todo, personal a la que había llegado y, como nunca le había sucedido en la vida, necesitaba comprender.

Una voz sobre su hombro izquierdo lo aterró. Le dijo:

Voz 1.- Bien, Trump. Has ganado la competición humana. Eres el más rico, el más listo, el más fuerte, el que más folla, el mejor escalador, corredor, ciclista. Todo lo haces mejor que nadie. Vamos fuera y recibirás tu trofeo.

Trump.- ¿Quién eres, eres Dios?

Voz 1.- No. Oye, no te hagas el tonto, hay tiempo para pocas explicaciones. Mi colega te va a decir lo mínimo. Después de todo, nosotrxs sólo decimos lo que ya sabes.

Voz 2.- Somos las voces que han acompañado siempre a la humanidad y desde mucho antes, desde que los homínidos hablan. ¿No creerías que estabais solxs en la inmensidad de la existencia? ¿No creerías que lxs locxs oían voces que no existían? Eso no es posible.

(3)

Voz 1.- Deja la pistola sobre la mesa y sal del búnker.

Trump.- (Aterrado, angustiado, abrió la puerta y comenzó a subir las escaleras). Entonces ¿voy a conocer a Dios ahora?

Voz 2.- No, tonto. Tú eres Dios. Eres el líder supremo de la humanidad. Eres el emperador del mundo entero, que ya eres tú solo. Tú tuviste siempre razón y lxs demás estuvieron equivocadxs. Has conseguido la hazaña que todos los seres humanos necesitaban realizar antes de morir, y por la que al luchar toda su vida, su muerte quedaba aplazada. De tal modo, todxs vivíais como si no fueseis a morir nunca, guardando el Secreto Colectivo: Nadie jamás se creyó inmortal. Os enterrabais ritualmente para asistir mágicamente al desenlace de la competición humana.

Ahora te vas a meter en este ataúd, y te irás achicharrando con los rayos gamma poquito a poco. Ya tendrás sed, y llegarás a tener mucha hambre. Luego te irás asfixiando más y más, progresivamente mientras te sientes arder y, ya está, tu conciencia habrá dejado de existir por completo. No hay tiempo ni espacio en la muerte... No, no. No existirá nada de ti dentro de unas 48 horas. Éste es el tiempo que tienes para saborear La Victoria.

Siente ahora todo el sufrimiento que has causado a la humanidad, esa aberración de tener que ser el más listo porque, en cuanto hayas muerto, ya no quedará nada de ello. Tú sabías esto. Apostaste al caballo ganador, apostaste por la muerte, que gana seguro. Y es eso lo que te permitió cometer los más espantosos crímenes, y tenías que cometerlos porque la vida otorgada por Dios es lucha que exige todos los recursos, no se puede perder. Has ganado el Todopoderosismo del Suicidio, que permite todo mientras se vive. Permite creer lo falso sabiendo que es falso. Claro que se pierde la vida y, llegado el momento, hay que suicidarse. ¿Comprendes el Misterio de Dios? Anda, entra ya. Toma posesión de tu trofeo.

(4)

Trump no se tenía en pie. Quiso ver la inscripción en la lápida, le dio la vuelta. Era un sarcófago de oro macizo. En letras hechas con diamantes, zafiros, rubíes... se leía limpio y claro:

“La Humanidad se suicidó por cobardía ante inmensidad estar vivx.

Ganó la competición Donald Trump, Dios, aquí yacente, en este Trono del Cobardón en el Templo al Todopoderoso Suicidio: La Tierra Muerta. No llames, ya no hay nadie. Gracias.

La lucha por ocupar el Trono del Cobardón es lo que la humanidad entendía por “la vida”, la otorgada por Dios. Les impedía morir hasta haber realizado La Razón de su Existencia.

Jamás nadie se creyó inmortal.

Donald Trump, Dios, sepultó el secreto humano para siempre metiéndoseen la tumba con él.

Éste es el Misterio de Dios.”

Trump.- (En un ataque de pánico y ansiedad). No, yo no me meto ahí. Voy al búnker a por mi pistola y me pegaré un tiro en la cabeza. Aún tengo valor para suicidarme.

Voz 1.- Desde luego que tienes ese valor. Es lo que has hecho toda tu vida, renunciar a la Existencia. Pero el Suicidio Colectivo de la Humanidad tiene que estar firmado. Quedará patente tu horrible sufrimiento en los momentos de la muerte, y tu meadita y tu cagadita que te vas a hacer encima, demostrando que estás muerto y no más, aunque casi seguro que nadie lo verá nunca, esto es un puntito en la inmensidad. Pero estará clara la Última Señal en el Muro, la que has dejado tú. No puedes renunciar a este glorioso honor que te has ganado. Ocupa el Trono del Cobardón en el Templo al Todopoderoso Suicidio. Asume tu divinidad, y otorga carácter divino a quienes renunciaron a la Existencia adorándote, luchando por ti, creyentes o no. Adelante, Cobardón. Toma tu Gloria.

(5)

Nota del autor: Estamos hablando del suicidio del éxito en la competición, o el que supone vivir y morir luchando por ese ganar. Quede claro que el suicidio por no conseguir adaptarse a esa lucha suicida en vida, condición de la humanidad, es algo muy distinto, muy triste, y no entro en ello aquí.

Jesús Estrada, en febrero de 2019.

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