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Construcción, significación y diferenciación del ser mujer

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Academic year: 2020

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(1)Departamento de Sociología Seminario de Grado. Construcción, significación y diferenciación del ser mujer. Un diálogo entre el género y la clase. Por Pilar Bontá Aguilera. Profesor Guía Claudio Duarte Quapper. Santiago, Chile Diciembre, 2006.

(2) Resumen:. El género en tanto construcción social de la diferencia sexual, configura una idea particular del “ser mujer” que va moldeando su comportamiento y su percepción de la realidad. En dicha configuración identitaria, inciden ciertas categorías, entre ellas, la clase, que otorgan un carácter singular y único a la feminidad.. Construction, Meaning and Differentiation of Being a Woman. A Dialog between the Gender and the Kind. Abstract:. The gender, as a social construction of the sexual difference, shapes a particular idea of "being a woman", which molds its behavior and its perception of. the. reality. In. such. identitary. configuration,. certain. categories. take. influence, among them, the kind, which grant a singular and unique character to femininity.. 2.

(3) Índice:. INTRODUCCIÓN, RELEVANCIA Y OBJETIVOS .................................................................... 4 GÉNERO, SEXO Y CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD........................................................... 7 DEBATE SEXO/GÉNERO..................................................................................................................... 7 DEFINICIÓN GÉNERO....................................................................................................................... 10 CONSTRUCCIÓN IDENTIDAD SEXUAL/ IDENTIDAD DE GÉNERO. ................................................... 13 IMAGINARIOS Y ESENCIAS: PRETENSIONES DE REALIDAD NATURAL. .................. 17 “SER HOMBRE, SER MUJER” .......................................................................................................... 17 REALIDAD E IMAGEN, UNA TENSIÓN CONSTANTE. ........................................................................ 20 CATEGORÍAS SOCIALES: PERTENENCIA E IDENTIDAD DESDE EL GÉNERO Y LA CLASE ............................................................................................................................................. 23 JUSTIFICACIÓN Y COMBINACIÓN DE CATEGORÍAS. ....................................................................... 23 CONCEPCIÓN DE CLASE................................................................................................................... 26 CLASE COMO CATEGORÍA INFLUYENTE EN LA CONSTITUCIÓN DEL SER MUJER......................... 28 CONCLUSIONES Y PROPUESTAS............................................................................................ 33 BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................................. 37. 3.

(4) Introducción, Relevancia y Objetivos. Si bien el tema de género y todas sus implicancias han sido fuente de varios planteamientos teóricos, desde décadas atrás, me parece que aún en el contexto globalizado actual, la problemática de género continúa vigente, ocupando una presencia central en los modos de percibir, de actuar y de relacionarnos en tanto sujetos sociales. El género es parte de nuestra configuración mental, de nuestra socialización primaria y de nuestras ideas o imágenes respecto al mundo. El género es una construcción cultural y social que permea y penetra todas las esferas de la sociedad; es un elemento constituyente de las formas que adoptan nuestras relaciones sociales, por tanto un factor relevante desde el punto de vista sociológico.. El género es una construcción inherentemente social, y por ende atingente a todo sujeto inmerso en una realidad cultural y simbólica. Nuestros cuerpos pasan a ser fuente de sentido social en tanto le otorgamos simbolización y significación cultural; ya no es un cuerpo únicamente biológico, pues sostiene el componente social que nosotros mismos hemos asignado.. A través de este texto, contextualizaré la temática de género, analizando para ello, las construcciones de identidad femenino/masculino, y los respectivos imaginarios socio-culturales que existen en nuestra sociedad. El propósito es describir y reflexionar sobre la importancia que tiene el género en la conformación de los individuos, en tanto seres sociales, dotados de un cuerpo particular e insertos en un contexto determinado.. Resulta interesante indagar acerca de las construcciones sociales que muchas veces aceptamos voluntaria o inconscientemente como parte de lo natural o de lo dado. Es un desafío comenzar a aceptar y a comprender que los esquemas de valoración y de configuración social no son más que procesos de construcción. 4.

(5) cultural incorporados intrínsecamente como lo “normal” o lo “correcto” dentro de la vida.. El tema de género incorpora una reflexión fundamental dentro de la sociedad, ya que demuestra como es que hemos ido produciendo y reproduciendo categorías arbitrarias y absolutas, configurando con ello ciertos patrones de legitimidad que impiden la institución de otras alternativas identitarias y que además, restringen el ser hombre o el ser mujer a ciertas características básicas y elementales.. Por ello, es importante situar la discusión de género dentro de un marco teóricoreflexivo, a través del cual podamos preguntarnos si efectivamente el género sigue siendo una temática relevante para la sociología y por qué.. El objetivo central, es trabajar el concepto de género en relación a la identidad y a los patrones culturales que se han construido, para luego establecer una relación más específica entre “género”, en tanto construcción social, y “clase”, en tanto variable condicionante de dicha construcción. Esta última será entendida como el conjunto de elementos materiales y simbólicos que posicionan al individuo en un determinado contexto sociocultural. La pregunta que por tanto se intentará responder es: ¿De que manera incide la clase social de las mujeres en la construcción de su identidad de género?. Desde mi perspectiva, la clase, constituye una variable fundamental, dentro de muchas otras (como la etnia y la raza) en la construcción de lo femenino y lo masculino, ya que probablemente, la vivencia y la significación del “ser mujer” o del “ser hombre” es distinta según la condición y el contexto sociocultural en el que se encuentran los sujetos. Si bien es sabido que existe una opresión y una discriminación general hacia las mujeres, desde mi punto de vista, tal opresión toma diversas formas según los contextos en los cuales dichas mujeres se encuentren. Las diferencias contextuales, sociales, económicas y culturales entre. 5.

(6) ellas, influirían en la construcción de su identidad de género y en su configuración como mujeres.. En términos generales, la idea es hacer una contextualización y argumentación acerca de la relevancia que tiene la identidad de género en la configuración del tejido social, para luego analizar la relación entre género y clase, y la dinámica de relaciones e influencias que existe entre ambos conceptos. El objetivo aquí, es observar cómo es que los contextos sociales y el posicionamiento dentro de una clase determinada, incide en la construcción identitaria de los sujetos, es decir, como se van articulando y constituyendo las significaciones respecto a “lo femenino” y “lo masculino”.. Para llevar a cabo estos objetivos, situaré la problemática de género, y su respectiva interacción con la clase, en el escenario particular de América Latina; ya que me parece interesante observar desde nuestras propias percepciones y visiones que es lo que ocurre al interior de los países de la región.. Hablar de las identidades y de la particularidad que tiene América Latina como una región con una historia singular y una cultura específica, diferente en términos de proceso y de historia a otros países, resulta un elemento bastante importante de considerar para estos efectos, ya que las vivencias y las configuraciones identitarias que hemos construido como “latinos”, distan bastante de las estructuraciones y formaciones que han llevado a cabo países más desarrollados. Las conquistas, las revoluciones, las dictaduras y toda nuestra historia; constituye un. elemento. esencial. para. mirarnos,. pensarnos. y. entendernos. como. latinoamericanos.. Nuestra historia es una trayectoria particular que no tiene porque mirarse y concebirse desde otras culturas e identidades. Al igual que los sujetos, constituidos a partir de una singularidad de contextos y espacios, la pertenencia a un país o a una región también posee una constitución personal y única. América. 6.

(7) Latina es una clase distinta a la europea, porque la historia, la herencia, y las estructuraciones simbólicas y culturales son distintas. El acceso y el desarrollo que hemos experimentado es diferente al que han vivenciado otras regiones. Nuestra pertenencia, nuestras raíces y por tanto nuestras percepciones y experiencias son diferentes.. En términos concretos, el artículo estará dividido en cuatro partes centrales, la primera referida al género, al sexo y a la identidad de las mujeres; la segunda, a la naturalización y socialización de las imágenes de género; la tercera, a la influencia de la clase en su configuración identitaria de género, y por último, la cuarta parte hace referencia a las conclusiones del trabajo realizado.. Género, Sexo y Construcción de Identidad. Debate Sexo/Género. Uno de los primeros debates que debemos realizar para introducirnos en la temática de género, consiste en la distinción entre sexo y género. Habitualmente se tiende a pensar que el sexo corresponde al plano biológico, en tanto que el género es el producto de la construcción socio-cultural del sexo, es la simbolización variante y diversa de la materialidad de los cuerpos. El sexo divide biológicamente entre el hombre y la mujer, mientras el género construye socialmente lo femenino y lo masculino, otorgando significado cultural a los cuerpos sexuados, y ampliando la idea de ser hombre y de ser mujer.. Según Linda Nicholson el concepto de género “se ha originado como un término que indica lo socialmente construido, en oposición al sexo, que elude a lo biológicamente dado”1. El sexo es la dotación natural y biológica de nuestros cuerpos, mientras que el género es una construcción social relacionada con esa dotación, una interpretación cultural arraigada en la diferenciación sexual. El sexo, 1. TUBERT, Silvia; “Del sexo al género: los equívocos de un concepto”, Ediciones Cátedra, 1ª edición, 2003, Pág. 18. 7.

(8) pertenece al ámbito biológico, natural y objetivo; mientras que el género se sitúa dentro de un contexto social, cultural y simbólico, en el cual actúa como intermediario de la diferencia sexual. En ese sentido, hay que reconocer que la sociedad modela no sólo la personalidad y la conducta de los individuos, sino también las formas y las diferencias en que se representa el cuerpo.. El cuerpo como organismo sexual se va socializando, va adquiriendo significados culturales que construyen ideas determinadas respecto al sexo de los sujetos. El cuerpo se va cargando de concepciones morales, culturales y sociales respecto a la diferencia mujer-hombre, permitiendo que dichos cuerpos sexuados no sean puramente órganos biológicos, sino que puedan transformarse en una idea y en una imagen cultural a partir de su sexo.. “El género surgió en contraste con el término sexo, y así se emplea frecuentemente con la intención de separar lo que es construcción social de lo que es un hecho biológico. Dentro de este uso se entiende que el término alude al comportamiento y a los rasgos de personalidad en tanto que realidades diferentes al cuerpo. Género y sexo serían, pues, dos cosas distintas”2.. Si bien sexo y género no responden a la misma idea, existe una tensión esencial entre ambos conceptos, ya que el género es la socialización cultural simbólica e imaginaria de los sexos. Al respecto, algunas autoras como Cristina Molina señalan que “el género no puede entenderse sin el sexo: la categorización social de la biología influye en la construcción social del género. El sexo no se entiende sin el género”3.. Desde mi punto de vista, si bien existe una relación de flujos entre ambas nociones, considero que es un tanto inequívoco afirmar que el género no se entiende sin el sexo, puesto que la construcción cultural y social que implica el. 2 3. Ibíd.., Pág. 47 Ibíd.., Pág. 30. 8.

(9) género, trasciende la objetividad estática que contiene la concepción de sexo. Me parece que es importante aludir a la diferencia sexual para comprender el género, sin embargo creo que este último involucra un marco más amplio de diferencias y alternativas sexuales.. Existe un margen donde es posible que no exista una correspondencia entre la materialidad del sexo y las significaciones de género; y tal margen es parte de la construcción social de género. La masculinidad y la feminidad, en tanto categorías y construcciones de género, no siempre responden a la diferencia sexual que las genera, y por ello no podemos afirmar que el género remite al sexo sin excepción. Un ejemplo de ello es el transexual.. Concebir el género a partir de una lógica binaria y dicotómica, es restringir la propia naturaleza de término, ya que éste en tanto construcción social y cultural no posee un sentido único e invariable, por el contrario, supone una multiplicidad de formas de expresión, de significación y de identidad. Efectivamente, existe una relación de complementación entre el sexo y el género que permite entender a partir de qué y como hemos ido construyendo patrones, categorías e imaginarios con respecto a nuestro cuerpo, sin embargo el desafío está en dejar asimilar ambos conceptos de manera uniforme, para comenzar a entender el género como una construcción social de la diferencia que puede adoptar diversas formas imaginarias e identitarias.. “Se deduce pues que el género es la organización social de la diferencia sexual, lo cual no significa que el género refleje o produzca diferencias físicas fijas y naturales entre el hombre y la mujer; el género es una idea que confiere significado a las diferencias corporales (…) Solo vemos las diferencias sexuales como función de nuestra forma de comprender el cuerpo, pero esa comprensión ni es “pura” ni puede aislarse de sus implicaciones en una gama mucho más amplia de contextos discursivos”4. 4. Ibíd.., Pág. 48. 9.

(10) Por último, y para concluir esta discusión, quisiera señalar que lo que genera las diferencias, las opresiones y las formas limitadas de concebir la diversidad sexual, no son los cuerpos mismos, sino la mediación de lo social, las representaciones y discursos hegemónicos sobre los cuerpos. Ciertas ideas dominantes sobre las conductas sexuales se van reproduciendo y naturalizando, se van posesionando como formas absolutas de vida sexual. Tales discursos sobre el deber ser hombre o mujer son la clave para comprender que lo “normal”, lo correcto o lo común, responden a construcciones humanas; y también son la herramienta clave para deconstruir esos entramados arbitrarios que constriñen y limitan nuestros cuerpos.. Definición Género. A partir de la discusión anterior, considero que es necesario aclarar y precisar la concepción de género, ya que a pesar de que es un concepto utilizado hace décadas, aún siguen existiendo diversas formas de entenderlo.. Es preciso mencionar que género no es sinónimo de feminismo. El género representa una construcción simbólica cultural que incorpora elementos referidos al ser hombre y al ser mujer. No es una categoría ligada únicamente con los derechos de las mujeres, sino también a los hombres y a todo ser humano compuesto socialmente. Por ello, es importante empezar por desmitificar el género de las concepciones que lo vinculan a un “mero capricho feminista”, para comenzar a entenderlo como parte importante de nuestra identidad como sujetos sociales.. “El género se refiere al conjunto de prácticas, creencias, representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los integrantes de un grupo humano en función de una simbolización de la diferencia anatómica entre hombres y mujeres. 10.

(11) (…) La cultura marca a los sexos con el género y el género marca la percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano”5.. Así pues, el género constituye una organización social de la diferencia sexual, una creación de significados a partir del sexo de los sujetos. Lo biológico, en este caso, se acepta como la base que sustenta el sentido cultural, y éste a su vez, se entiende como el factor capaz de reproducirse en las conductas cotidianas. De esta manera, lo que hace femenina a una mujer y masculino a un hombre no es la biología, sino la dotación estructural de lo social. El género “permite sacar del terreno biológico lo que determina la diferencia entre los sexos, y colocarlo en el terreno de lo simbólico”6.. El género se sustenta a partir del conjunto de normas y disposiciones que dicta la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o masculino, y pese a que existen múltiples variantes como la clase social, el grupo étnico y la edad; existe un modo históricamente sexista de entender la actividad femenina y masculina arraigada en la tradicional división sexual del trabajo, en la cual las mujeres cuidan a los hijos y mantienen el hogar, mientras los hombres trabajan en el ámbito público.. De esta manera, se van configurando discursos dominantes y rígidos respecto a la diferencia del ser hombre y el ser mujer, que condicionan y limitan la configuración de la identidad de género.. “El género delimita, define y expresa más bien una posición social que tiene la función de constituir a los individuos históricamente en hombres y en mujeres por un proceso de apropiación subjetiva de sus normativas y representaciones. El. 5. LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 134. 6 LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 38. 11.

(12) género expresa diferencias jerárquicas entre lo masculino y lo femenino, pero también las produce a través de sus discursos sobre la diferencia”7.. Muchas autoras como Neus Campillo plantean que “la comprensión de la diferencia de los sexos no puede aislarse del problema del dominio de un sexo sobre el otro”8, y más aún, varias de ellas, señalan también una congruencia bastante particular entre género y patriarcado. Sin embargo, desde mi punto de vista hay que tener cierto cuidado con asimilar la idea de género con la de patriarcado, puesto que éste último es una estructura y un modo de organización social y política, mientras que el género es una categoría analítica para leer la dinámica social en contextos patriarcales.. La crítica a la estructura patriarcal es la crítica a un análisis social que ordena la realidad en torno a toda una serie de categorías binarias connotadas: mujer/hombre, superior/inferior, heterosexual/homosexual, varonil/afeminado, etc; y que restringe alternativas y opciones sexuales igualmente válidas que aquellas aceptadas y legitimadas socialmente. “Se trata de un esquema que al privilegiar uno de los términos del binomio, invisibiliza, alteriza – se reconoce la diferencia pero no el derecho a diferencia – e idealiza – se reproducen, sin cuestionarlos, los estereotipos sociales dominantes de la masculinidad y la feminidad – al otro”9.. Reconocer el derecho a diferencia es fundamental para entender el género desde una perspectiva más amplia, para comenzar a legitimar nuevas significaciones, menos restrictivas y arbitrarias, respecto al ser mujer u hombre. Me parece que es necesario superar las desigualdades que implican las construcciones de género tradicionales y binarias, y comenzar a entender la diferencia como un elemento primario de nuestra vida social, que no siempre es causa de desigualdades e. 7. TUBERT, Silvia; “Del sexo al género: los equívocos de un concepto”, Ediciones Cátedra, 1ª edición, 2003, Pág. 131. 8 Ibíd., Pág. 21. 9 Ibíd., Pág. 257.. 12.

(13) injusticias. En este caso, el reconocimiento de la diferencia de género es fundamental para la pretensión de equidad.. Construcción Identidad sexual/ Identidad de género.. Los seres humanos en tanto seres sexuados y seres construidos socialmente poseen una identidad de género y una identidad sexual, que por cierto, no refieren a lo mismo.. La identidad de género posee un carácter esencialmente social y cultural, ya que no se constituye como un rasgo estructural dado, sino como una construcción dependiente de procesos psicosociales y de ciertas matrices de significado que permanecen en la conciencia colectiva de cada contexto.. La constitución de la identidad es la definición ante un diferente, ante un “otro” de significación y diferenciación, es el sentimiento de pertenencia a cierta categoría inscrita en una determinada cultura y contexto sociocultural.. “La identidad de género, por poner un ejemplo muy simple, se manifiesta en el rechazo de un niñito a que lo vistan con un vestidito o en la manera con que las criaturas se ubican en las sillitas rosas o azules de un jardín de infantes. Esta identidad es históricamente construida de acuerdo con lo que la cultura considera “femenino” o “masculino” (…) en cambio, la identidad sexual no cambia: históricamente siempre ha habido homosexuales y heterosexuales, pues dicha identidad es resultado del posicionamiento imaginario ante la castración simbólica y de la resolución personal del drama edípico”10.. La simbolización del género y la estructuración psíquica de la diferencia sexual son dos cosas distintas, y por ello, es un error, confundir la construcción cultural 10. LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 111. 13.

(14) de la identidad de género con la elaboración mental de la identidad sexual. La identidad de género se construye mediante procesos simbólicos y de socialización que determinan y configuran la normativa de género.. La identidad sexual hace referencia a la estructuración psíquica de una persona como heterosexual u homosexual, y se constituye mediante la reacción y la respuesta individual del sujeto con respecto a la diferencia sexual; mientras que la identidad de género está condicionada tanto por los procesos culturales e históricos como por la ubicación que la familia y el entorno le dan a esa persona. De esa manera pues, la identidad sexual se referiría al proceso mental de diferenciación y castración sexual, mientras que la identidad de género remitiría al conjunto de simbolizaciones y categorizaciones culturales que posicionan al sujeto como femenino o masculino, dentro de una gama diversa de contextos sociales.. “Hemos visto que las mujeres y los hombres no son reflejo de una realidad “natural”, sino resultado de una producción histórica y cultural; también son producto de una realidad psíquica. Referirse exclusivamente a los factores culturales, eludiendo el papel del deseo y del inconsciente en la formación de la subjetividad, no permite comprender a las personas. Sin embargo, para hacer política, para establecer nuevos acuerdos y leyes, hay que comprender la relación de lo psíquico con lo social”11.. Tal como señala Marta Lamas, desconocer la identidad sexual y el papel que el deseo tiene en esa configuración, puede generar concepciones culturales erradas y excluyentes, que valoren solo ciertas formas de expresión y de identidad sexual. El problema no radica sólo en defender el derecho de las minorías sexuales, sino de cuestionar la heterosexualidad como pretendida expresión natural y única de la identidad sexual. Es necesario comprender que las identidades sexuales surgen a partir de un proceso psíquico, del cual es posible derivar en la homosexualidad o en la heterosexualidad; ambas opciones mentalmente condicionadas y legítimas. 11. Ibíd., Pág. 73. 14.

(15) “Si se considera a las personas homosexuales un grupo minoritario al que hay que respetar o tolerar, en el sentido de “yo heterosexual normal te tolero a ti, homosexual anormal”, no se llega al meollo del asunto y se mantendrá la homofobia, edulcorada con una capa political correctness”12.. La homosexualidad es una opción psíquicamente construida, al igual que la heterosexualidad. Esta última también es resultado de un proceso psíquico y no natural, condicionado a partir de la diferencia sexual. Ambas son construcciones o estructuraciones psíquicas igualmente válidas, limitadas a un espectro de posibilidades de donde la naturaleza indiferenciada de la líbido elige, sin voluntad ni conciencia racional.. Sin embargo, “cualesquiera que sean los orígenes de la orientación del deseo, lo que cuenta son los significados que las personas les atribuyen y los efectos que esa valoración tiene sobre la manera como organizan su vida sexual”13. En ese sentido, el género cobra una relevancia fundamental, ya que nos permite entender como hemos ido construyendo lógicas y narrativas históricas sobre nuestra identidad y nuestra sexualidad. El género “es un elemento básico para explorar las pautas de dominación, subordinación y resistencia que moldean lo sexual, y para analizar los discursos que organizan los significados de las identidades sexuales”14.. Las identidades de género son elaboraciones culturales que moldean nuestra idea social respecto a vivir en un cuerpo determinado. Son ficciones sociales necesarias que sirven para construir un sentimiento compartido de pertenencia y de identificación con lo femenino o lo masculino.. 12. LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 76. 13 Ibíd., Pág. 69 14 Ibíd.. 15.

(16) Es importante entender y aceptar que las pertenencias de género van cambiando y renovándose, van surgiendo nuevas formas de vivir y de significar la sexualidad, nuevas formas de experimentar nuestras identidades que no podemos negar ni obviar. Las anatomías de los cuerpos ya no bastan para referirse y explicar los procesos de diferenciación y de identificación del sujeto; es necesario ampliar el entramado psíquico y social que nos determina y configura como seres sexuados e intrínsecamente sociales.. No se puede seguir aceptando la represión, la estigmatización y la marginación a aquellas personas que no se ajustan a las definiciones sociales de lo que debe ser una mujer y un hombre, no se pueden seguir reproduciendo los esquemas binarios y arbitrarios de conducta. “La discriminación de tratar a las personas dependiendo de su sexo niega procesos identificatorios básicos del sujeto, ya que desconoce y no comprende como se establece culturalmente la identidad de género y como se estructura psíquicamente la identidad sexual”15.. Es necesario construir nuevos significados éticos, culturales y sociales del uso y la imagen sexual del cuerpo, significados y formas no ortodoxas que nos permitan reformular los acuerdos políticos y establecer nuevos pactos sociales de convivencia que aboguen por el derecho a una sexualidad libre, igualitaria, justa e imparcial.. Además,. es. importante. que. podamos. ir. ampliando. nuestras. concepciones respecto al género y a la diferencia sexual, ya que ello nos permitirá ir construyendo una idea más profunda respecto al hombre y a la mujer, una imagen. des-esencializada. de. los. patrones. tradicionalmente. comunes. y. universales.. 15. Ibíd.., Pág. 61. 16.

(17) Imaginarios y Esencias: pretensiones de realidad natural. “Ser Hombre, Ser Mujer” Como ya hemos dicho, ser hombre o ser mujer no es solamente un asunto referente a lo biológico, sino también una cuestión construida, imaginaria y social. Los cuerpos se masculinizan y feminizan generando ideas culturales y arbitrarias que, en muchos casos, perduran en nuestro inconsciente colectivo.. Desde el momento de nacer, se comienzan a incorporar a los cuerpos ciertas lógicas binarias que hacen que el niño, desde muy pequeño, adopte modos de hablar, de pensar y de actuar determinados y congruentes a la imagen social del hombre y de la mujer. “A la criatura se le habla de una cierta manera, se la trata distinto, se la alimenta diferente y se depositan sobre ella ciertas expectativas y deseos. Así, arranca el proceso de atribución de características “femeninas” y “masculinas” a cada sexo, a sus actividades y conductas, y a las esferas de la vida”16.. Así pues, a través del proceso de constitución del género, la sociedad produce ciertas ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres, de lo que es propio de cada sexo. El dato biológico de la diferencia sexual es recreado en nuestras representaciones y significaciones de manera esencialista y excluyente.. La feminidad y la masculinidad no tienen un carácter natural ni dado, por el contrario, son construcciones asignadas a los cuerpos con pretensión de normar y universalizar las conductas propias de cada sexo. “Este esencialismo sociológico implica que hay un sujeto a priori que puede llegar o no a asumir el género que la sociedad le asigna, o que la posición sexual del sujeto y su deseo son un resultado lineal del género”17.. 16 LAMAS,. Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 162 17 TUBERT, Silvia; “Del sexo al género: los equívocos de un concepto”, Ediciones Cátedra, 1ª edición, 2003, Pág. 34. 17.

(18) Bourdieu, por su parte, argumenta que “todo conocimiento descansa en una operación fundamental de división: la oposición entre lo femenino y lo masculino. Las personas aprehenden esa división mediante actividades cotidianas imbuidas de sentido simbólico”18 que estructuran la percepción y la significación de toda la vida social. Así pues, los sujetos se constituyen social y culturalmente a partir de una oposición que diferencia a hombres y mujeres de manera estructural.. La construcción de género se convierte en un hecho social tan relevante que adquiere un carácter natural y normal dentro del esquema social. Sin embargo, es importante reconocer que si bien la diferencia sexual es la base fundante sobre la cual se asienta la distribución de roles sociales, dicha distribución no posee un carácter establecido ni dado. Las capacidades y habilidades tanto de hombres como. de. mujeres. son. nociones. e. ideas. construidas. y. promovidas. socioculturalmente. Si pensamos, por ejemplo, en el caso de las mujeres, podemos observar que existe una relación directa y determinante entre la idea de “ser mujer” y “ser madre”, ya que la primera se entiende sólo como condición de la segunda. Las expectativas socioculturales que existen con respecto a la mujer, van ligadas fuertemente con la idea de ser una “buena madre” y una “buena dueña de casa”, capaz de desempeñar las labores domésticas y privadas de manera eficiente y compasiva.. Pareciera que a través de la función materna la mujer completa su rol femenino, su necesidad patente y primaria de sentirse madre. Pareciera como si ser mujer se tratara solo de ser madre, cuando en realidad existen diversas formas de ser mujer y la maternidad es solo una forma más constituyente de lo que una persona podría significar como “ser mujer”. De algún modo, nuestras concepciones culturales restringen a la mujer de posicionarse como tal, de constituirse de manera libre, sin condenas previas que determinen su condición y la construcción de su identidad de género. 18. BOURDIEU, Pierre; "La dominación Masculina" en LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y énero”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 144. 18.

(19) “Tener identidad de mujer, posición psíquica de mujer, sentirse mujer y ser femenina, o sea, asumir los atributos que la cultura asigna a las mujeres, no son procesos mecánicos, inherentes al hecho de tener cuerpo de mujer”19.. No existe sólo una forma de ser mujer y de ser femenina; la feminidad en tanto construcción social instituyente puede alcanzar diversas formas de expresión, no necesariamente comunes y arbitrarias. Sin embargo, es claro que existe una relación metonímica entre el rol de mujer y el de madre, ya que socialmente la mujer que no aspira ni concreta su maternidad, es considerada una mujer incompleta y vacía. “Bajo la naturalización, la maternidad es la función de la mujer y a través de ella la mujer alcanza su realización y adultez”20.. La maternidad no es sinónimo de reproducción, por tanto no se instituye como un fenómeno natural e inherente al sexo femenino; más bien es el resultado de un conjunto de prácticas sociales que se han ido legitimando históricamente, y que por ende están sujetas a cambio.. En el caso de los hombres también existen expectativas culturales que definen la masculinidad y que modelan los comportamientos y actitudes de los hombres. Dichas expectativas tienen que ver con la idea de hombre proveedor, protector, reproductor, fuerte, recio, duro y sostenedor que existen en nuestras concepciones colectivas. Son parámetros estereotipados que van defiendo una forma particular de ser masculino. En el fondo son imágenes naturalizadas que van penetrando nuestros juicios y nuestros deseos con el afán de convertirse en categorías con pretensión de “realidad natural”; sin embargo, tales imágenes sólo restringen nuestras conductas e impiden valoraciones e interpretaciones diversas.. 19. Ibíd.., Pág. 153 GARCÍA, SUÁREZ, Carlos Iván, editor; “Hacerse mujeres, hacerse hombres: dispositivos pedagógicos de género”; Siglo del Hombre Editores, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Casa de la Mujer, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Bogotá, 2004, Pág. 107 20. 19.

(20) “Las mujeres y los hombres no tienen esencias que se deriven de la biología sino que son construcciones simbólicas, pertenecientes al orden del lenguaje y de las representaciones. Desechar la idea de mujer y de hombre conlleva a postular la existencia de un sujeto relacional, que produce un conocimiento filtrado por el género. En cada cultura, una operación simbólica básica otorga cierto significado a los cuerpos de las mujeres y los hombres. Así se construyen socialmente la masculinidad y la feminidad. Mujeres y hombres no son un reflejo de la realidad natural, sino que son el resultado de una producción histórica y cultural basada en el proceso de simbolización”21.. Tanto lo femenino como lo masculino implican una significación cultural constante, y no una determinación natural de nuestros cuerpos. Masculinidad y feminidad no reflejan una realidad única e inmóvil, por el contrario, son entramados sociales ficticios con pretensión de realidad estable y objetiva.. Realidad e Imagen, una tensión constante. En el proceso de construcción social e imaginaria, el sujeto va utilizando imágenes esenciales y categóricas respecto de la mujer y del hombre, va asumiendo un conjunto de características, basadas en el sexo, como un factor real y natural que incide en su sociabilidad y su individualidad. De ese modo, se van elaborando juicios y conductas morales acerca del “deber ser” propio y ajeno, se van conformando indicadores universales de la esencia masculina y femenina.. Los imaginarios de género son creaciones culturales a través de los cuales los sujetos dan sentido a su posición sexual y a su vivencia social de la sexualidad. En ellos se construye una manera ideal y normal de ser, amparada y originada en las exigencias sociales y culturales del entorno, en la interiorización y aprendizaje social. 21. LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 135. 20.

(21) Las imágenes que se construyen mediante la dinámica social modelan nuestras relaciones, acciones y expresiones más cotidianas, puesto que impregnan nuestra forma de mirar, de hablar y de sentir. En definitiva, irrumpen en nuestra subjetividad generando discursos esenciales sobre el ser y el estar sexual que sólo limitan nuestra libertad de constituirnos como individuos diversos, con diferentes inquietudes y deseos.. Tal como plantea Marta Lamas, “no existe el hombre “natural” o la mujer “natural”; no hay conjuntos de características o de conductas exclusivas de un sexo”22, sólo existen figuras imaginadas de lo que deben ser hombres y mujeres.. La naturalización, en tanto proceso social de estructuración simulada, asigna tanto a hombres como a mujeres, roles y funciones determinadas a las cuales adscribir para poder insertarse de manera efectiva en el mundo social. Al naturalizar ciertas características y pautas de acción, considerándolas apropiadas y correctas, se excluyen significaciones imaginarias alternativas y junto con ello se limita la posibilidad de incorporar nuevas formas de expresión masculina y femenina. Las imágenes tradicionales y naturalizadas de nuestra cultura, clausuran explicaciones y visiones renovadoras que posiblemente abrirían el estrecho panorama desde el que nos situamos.. “Lo instituido es lo que instaura, respecto del género, las condiciones y las orientaciones comunes de lo factible y de lo representable acerca de las mujeres y los hombres, y sus relaciones entre sí. No obstante, nunca se constituye como determinante absoluto del género. Lo propio de lo imaginario instituyente, en tanto significación “indefinidamente determinable”, es la posibilidad permanente de que surjan imaginarios de género distintos de los ya registrados históricamente y. 22. Ibíd.., Pág. 76. 21.

(22) definidos en y por el lenguaje de las conversaciones cotidianas, lo cual abre una senda para la resignificación de las relaciones entre hombres y mujeres”23.. La reflexión acerca de lo instituido y lo instituyente sirve para establecer la diferencia fundamental que existe entre las imágenes y los imaginarios. Las imágenes instituidas prescriben nuestros comportamientos como seres sexuados, y junto con ello, determinan las maneras apropiadas de relacionarnos con seres del mismo y del otro sexo. De alguna manera, normatizan los roles y las posiciones en base a cánones tradicionales e históricos de nuestra cultura, los cuales constituyen un marco de permisividad y restricción para nuestros comportamientos y actividades.. Pese a lo anterior, no podemos olvidar que las imágenes instituidas que perfilan y regulan nuestro habitus, no se erigen como significaciones únicas e inamovibles de la construcción de género, solo prescriben pautas y patrones de conducta respecto a él, pero en ningún caso lo definen de manera inalterable. La posibilidad de imaginar y de crear constantemente nuevas formas de vivir siendo mujer y siendo hombre, permite que se instituyan visiones y prototipos alternativos a los ya establecidos.. “Lo imaginario instituyente abre las condiciones de posibilidad a los diversos modos de lo humano, le da sentido a nuestra contingencia de seres sexuados e impide que nuestro componente sexual se convierta en destino inexorable del proceso de conformación de nuestra subjetividad de género. En efecto, imaginar nuevas formas de hablar acerca de nosotros-as mismos-as y de los-as otro-as, en tanto seres sexuados, es originar formas alternativas y más satisfactorias de relaciones de género, unas formas fundadas en la igualdad de oportunidades para desarrollarnos conjunta y satisfactoriamente”24.. 23. GARCÍA, SUÁREZ, Carlos Iván, editor; “Hacerse mujeres, hacerse hombres: dispositivos pedagógicos de género”; Siglo del Hombre Editores, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Casa de la Mujer, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Bogotá, 2004, Pág. 100 24 Ibíd.., Pág. 101. 22.

(23) Imagen. Instituido. Imaginario. Prescripción y determinación. Instituyente. Apertura y diversidad de sentido. Es importante dar espacio a nuevas experiencias y pautas de relación social entre hombres y mujeres, ya que de esa manera se instituyen nuevas imágenes acerca de la diferencia sexual y de las nociones prescriptivas que ella sustenta. Es necesario dar cuenta de que el género, en tanto construcción sociocultural, es un proceso instituyente móvil, capaz de generar nuevos imaginarios y nuevos patrones de relación y concepción social.. Categorías Sociales: pertenencia e identidad desde el género y la clase Justificación y combinación de categorías. Es vital comprender que tanto el género como la clase, constituyen categorías sociales transversales a los sujetos e independientes entre sí. Ambas condiciones de pertenencia interactúan en un entramado de formas que dan sentido e identidad a los individuos sociales. Son categorías que dialogan entre sí, pero que no pueden reducirse ni acotarse a una sola condición universal.. “Las mujeres no pueden ser reducidas a su condición de género, porque en cada individuo conviven diferentes posiciones subjetivas; cada agente social está inscrito en una multiplicidad de relaciones sociales: de producción, de raza, de nacionalidad, etnicidad, género etc”25. Justamente, no se trata de reducir las mujeres a su condición de género, sino de combinar dicha condición, con otra posición social; la clase. La combinación de ambas categorías genera múltiples 25. TOLEDO, Cecilia; “El género nos une, la clase nos divide”; (Fecha de consulta: 1/9/2006), Disponible en: http://www.clasecontraclase.cl/GENERO/seminario1c.php. 23.

(24) subjetividades e identidades, lo interesante sin embargo, es observar como es y como actúa dicha diferencia en el sentido de pertenencia. Ninguna posición determina a la otra, solo se vinculan, se combinan y coexisten en el ser social. Lo que estructura a la sociedad no son únicamente las relaciones de clase o las de género, sino una multiplicidad de relaciones vinculadas a un cierto sentimiento de pertenencia por raza, por nacionalidad, por opción sexual, por generación etc.. Si bien la estructuración de género posiciona a todas las mujeres en una condición de subordinación, dicha condición varía según la pertenencia a un tipo de clase o de contexto social. La clase, introduce cierta variación y diferencia al interior del género, permitiendo que tanto hombres como mujeres vivencien su identidad de género de forma particular, a partir de múltiples dimensiones, entre ellas, la clase.. Al observar, desde una perspectiva de género, a las mujeres en sus diferentes contextos y clases; podemos reconocer el principio de heterogeneidad y diversidad que opera en la constitución de la identidad femenina, ya que tales contextos sociales, inciden en la variedad de formas de ser, pensar y sentir como mujer.. En mi opinión, el centro del problema no está en plantear que la posición de género es más relevante o determinante que la condición de clase, sino en señalar que ambas formas implican cierto grado de discriminación y que por tanto los cambios y desafíos culturales deben pensarse desde una multiplicidad de factores que intervienen en la configuración de pertenencia social.. “La historia nos ha demostrado que generalmente los análisis y transformaciones de clase son ciegas al género, mientras que la perspectiva de género lleva implícita, no solo la variable clase, sino todas las variables imaginables, precisamente porque las mujeres pertenecemos a todas las clases, edades, razas,. 24.

(25) etnias, creencias, opciones sexuales, etc., y tenemos todas las discapacidades visibles y no visibles que puede tener un ser humano”26.. Si observamos la posición de las mujeres en nuestra sociedades, podemos decir que efectivamente padecen cierta condición de subordinación; sin embargo si observamos a una “mujer pobre” podemos ver que dicha condición de sometimiento y marginación se agudiza en función del contexto social, ya que la mujer no sólo estaría afectada por ser mujer, sino también por ser pobre, por pertenecer a una clase social subordinada. Así pues, las mujeres estarían expuestas a una doble discriminación: la discriminación por pertenecer a una clase determinada y por pertenecer a un sexo en condición de subordinación.. No se puede concebir el análisis de género de manera independiente de la clase, puesto que ésta última introduce ciertas diferencias con respecto a los significados, a los modos de sentir y pensar la feminidad; incorpora diversidad y heterogeneidad dentro de las significaciones y de las vivencias femeninas. De alguna manera, el contexto social incidiría en la forma de ser, de vivir y de pensarse como mujer. En ese sentido, se puede plantear tentativamente, que las mujeres que han sido socializadas en un contexto vulnerable y precario, poseen una idea de ser mujer acotada al ámbito doméstico y familiar; a diferencia de aquellas mujeres pertenecientes a un contexto social más elevado, que han podido realizarse en el ámbito público traspasando su función doméstica a otras mujeres que trabajan para ello. Así pues, género y clase se dan contenido y significado mutuamente.. “Sabemos que las mujeres no somos iguales entre nosotras. Unas tenemos más o menos poder que otras por pertenecer a clases, razas, etnias, edades, orientación sexual, credos, habilidades, o por ser más o menos privilegiadas. Por ello no podemos conformarnos con un análisis de género de una ley o un principio, que. 26. FACIO MONTEJO, Alda; “Cuando el género suena, cambios trae: una metodología para el análisis de género del fenómeno legal”; 1ª Ed., San José, Costa Rica, ILANUD, 1992, Pág. 24.. 25.

(26) nada más se pregunte sobre la pretendida neutralidad de estas normas en términos de sexo, sino que es necesario que se pregunte donde está la mujer, cómo le afecta a la mujer, etc. (…) Así como hemos luchado porque el hombre/varón no represente a la humanidad toda, no podemos permitir que un determinado tipo de mujer represente a todas las mujeres”27.. Es fundamental entender el género de manera global y holística ya que en él no solo confluye la diferencia sexual, sino una serie de categorías como la clase y la etnia, que atraviesan la estructura de género y que son indispensables para cambiar y desnaturalizar el horizonte cultural actual.. Concepción de clase. Para establecer un vínculo entre el género y la clase es necesario señalar a que nos vamos a referir cuando hablemos de clase.. La clase, en tanto categoría social de pertenencia, está determinada por un conjunto de componentes del contexto o medio social en el que se encuentra el sujeto. El contexto social, cultural y económico en el que se desarrolla y socializa el individuo es la base para entender su pertenencia de clase.. “Las gentes en plural no existen en el vacío. Si se comprometen a luchar lo hacen desde lugares sociales (…) los lugares sociales no son generales, sino particulares, y las opresiones resentidas en ellos específicas”28. Esos lugares de pertenencia social que nos reciben al nacer y que, de alguna manera, nos determinan y posicionan, es lo que entenderé por clase. Ese conjunto de factores y condiciones externas, son los que constituyen nuestra composición social, y los que organizan, en gran medida, nuestro presente y futuro, ya que a través de esa 27. Ibíd.., Pág. 95 GALLARDO, Helio; “Revolución y cultura política en América Latina”, Publicado e la Revista Pasos Nº: 125 – Segunda Época 2006. Mayo – Junio (Fecha de consulta: 2/9/2006), Disponible en: http://alainet.org/docs/9176.html. 28. 26.

(27) materialidad estructural y cultural que heredamos al nacer, forjamos nuestra visión del mundo.. La clase pues, no sólo se refiere a las condiciones económicas del sujeto, sino también a las condiciones sociales y al acceso cultural que éste tiene. El ingreso y la posición en la escala productiva no son las únicas variantes de la clase, puesto que ésta última es una categoría de pertenencia sociocultural que no puede ser definida únicamente por aspectos materiales; también debe incorporar elementos vinculados al capital social y cultural.. “El contexto está definido fundamentalmente por las características de los hogares de pertenencia, constituidos por sus familias de origen o por sus familias de procreación. Las niñas pertenecientes a hogares de niveles de ingresos más altos tendrán mayores y mejores oportunidades de alcanzar niveles educativos más elevados y de participar por lo tanto en la actividad económica, avanzando hacia una situación de mayor independencia económica relativa”29.. Existe un lugar sociocultural específico que conduce el crecimiento y el desarrollo tanto físico como intelectual del sujeto, que lo acompaña en sus formas de pertenencia, identidad y significación. Evidentemente esos lugares o contextos de asignación “natural” determinan las concepciones y simbolizaciones de los sujetos. Dichos espacios de pertenencia primaria, diferencian y distancian los modos de ser, de pensar y de actuar de las personas; diferencian también sus posibilidades materiales e inmateriales; van estructurando su personalidad, su intelecto, sus normas, sus objetivos e intereses de diferentes maneras; y en consecuencia diferencian también lo que significa ser mujer y ser hombre, puesto que los sujetos de una determinada condición o espacio social (clase), existen, actúan y piensan como mujeres y hombres diferentes a las mujeres y hombres de otros contextos e historias particulares.. 29. ARRIAGADA, Irma; TORRES, Carmen (Editoras); “Género y Pobreza Nuevas Dimensiones”; Isis Internacional, Ediciones de las Mujeres, Julio 1998, Santiago, Chile, Pág. 68. 27.

(28) La diversidad de significados y de concepciones respecto al género, varía de acuerdo a una multiplicidad de factores sociales que intervienen en el proceso de construcción del ser mujer y del ser hombre. El contexto social es uno de los elementos más relevantes en tal proceso, ya que a través de ese contexto material y simbólico, el individuo se abre paso a un conjunto de significaciones y nociones que determinarán sus juicios y su identidad como sujeto social.. “La mujer, al igual que el hombre, nace en una sociedad de clases. Pertenece desde su nacimiento no a una supuesta casta sino a una clase o sector de clase. Se desarrolla desde la niñez en medio de esa clase a la cual pertenece su familia. En su adultez se incorpora al llamado trabajo productivo, reafirmando en general el sector de clase en el cual se ha criado (…) no debe subestimarse el medio familiar de clase en que ha crecido, porque ese medio condicionará en gran parte su vida futura, sus posibilidades de trabajo, su subcultura, sus costumbres”30.. El objetivo aquí, es ampliar el concepto tradicional de clase social, para entenderlo no solo como una posición en la escala de producción; sino como una posición sociocultural, como un espacio y contexto que provee de bienes materiales e inmateriales; que se relaciona con el modo de vida, con el acceso a la cultura, a la educación y al trabajo; con las condiciones básicas de existencia.. Clase como categoría influyente en la constitución del ser mujer. Para comenzar, platearemos que la clase, es un elemento influyente en a configuración identitaria de género, ya que las ideas y significaciones con respecto a como vivir siendo mujer u hombre, varían de acuerdo a la clase o al contexto social al cual se pertenece.. 30. TOLEDO, Cecilia; “El género nos une, la clase nos divide”; (Fecha de consulta: 1/92006), Disponible en: http://www.clasecontraclase.cl/GENERO/seminario1c.php. 28.

(29) La mujer que a lo largo de su crecimiento ha recibido una enseñanza social y cultural significativa, se sitúa en una posición de poder que la eleva socialmente y que le permite por tanto volverse hacia el ámbito social y público, ya que posee todas las herramientas y todo el capital para poder ejercer en tal campo. Por su parte, la mujer que ha crecido y que vive en una situación de pobreza o de marginalidad, forja su proyección como mujer a partir de la idea de familia, específicamente a partir del rol de madre y esposa. Las tareas domésticas, maternas y familiares, las realiza a costa de una pérdida de coexistencia con el campo social.. En el caso de la mujer de estrato social alto, existe una continuidad entre las actividades familiares y las actividades de orden social. “En una maternidad concebida como apostolado, se abre para ella un nuevo campo “profesional” en la propagación de las nuevas normas asistenciales y educativas. Y así puede ser a la vez el soporte de una transmisión del patrimonio cultural dentro de la familia y el instrumento de difusión cultural en el exterior (…) La mujer popular tiene un trabajo muy diferente. Ninguna misión de difusión para ella: por el contrario, su misión es velar por la retracción social de su marido y de sus hijos”31.. Como vemos, existen diferencias significativas entre la posición y la vivencia de la mujer de clase social alta y aquella que se mantiene en condiciones precarias de existencia. Las valoraciones y hábitos internalizados no son iguales en todas las mujeres, puesto que algunas han constituido su identidad a partir de un contexto precario en términos de acceso, de educación y de conciencia.. La autonomía y la configuración identitaria de la mujer, estará influida entonces por la inscripción de clase que ésta tenga, ya que a través de dicha inscripción la mujer construirá sus significaciones y sus ideas subjetivas con respecto al ser y al. 31. GARCÍA SUÁREZ, Carlos Iván, editor; “Hacerse mujeres, hacerse hombres: dispositivos pedagógicos de género”; Siglo del Hombre Editores, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Casa de la Mujer, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Bogotá, 2004, Pág. 38. 29.

(30) vivir como mujer. De alguna manera, la pertenencia a un grupo social determinado será la pieza clave para la construcción simbólica e imaginaria del sujeto.. “En realidad el grado de autonomía de un sujeto singular es inseparable del grado de autonomía del grupo social al que pertenece. (…) La autonomía de un grupo social no depende de la voluntad personal de quienes a él pertenecen. Para que alguien pueda saber que quiere en su vida y como lograrlo, para que se sienta con derecho a decir no, a ocupar espacios, a incidir en su realidad para lograr sus proyectos, necesita un tipo de subjetividad cuya construcción no depende exclusivamente de su psiquismo”32. La pertenencia a un grupo social determinado es fundamental para la construcción de la identidad de género. El contexto sociocultural es un factor incidente en la constitución de las identidades y en la configuración de la vida futura. La forma, los modos de vida, las percepciones y las significaciones varían de acuerdo a los contextos en que se desarrollan las personas, y por ello, es lógico pensar que las mujeres de una determinada clase social, construyen su ser femenino de una manera diferente y particular a otras.. Efectivamente, los contextos resultan bastante determinantes. Como ya hemos mencionado, una mujer que pertenece a un contexto rural y socialmente precario, probablemente vivirá su rol de mujer de manera diferente a quién se ha desarrollado en un contexto urbano y elevado culturalmente. Cada una de ellas, en sus diferentes contextos, construirá su identidad y su imagen de mujer de manera singular y diversa.. Como lo señala Gerda Lerner la pertenencia de clase de un sujeto delimitará los contornos de su opresión, de manera tal que la marginación que padecen todas las mujeres, sin distinción, se agudiza y agrava cuando la condición de mujer se suma a una situación de vulnerabilidad social.. 32. Ibíd., Pág. 42. 30.

(31) “La cuestión de género se manifiesta de forma distinta en cada clase social y tratar de forma globalizante esta cuestión enmascara ese hecho, transmite la idea de que todas las mujeres están unidas por igual problemática. A pesar de que todas sufren la problemática de género, lo sufren de forma diferente y las salidas para ellas son diferentes, de acuerdo con la clase social a que pertenezcan”33.. Si bien todas las mujeres están vinculadas por la misma condición de género, la clase social incorpora diferencia y variación dentro del “ser mujer”, ya que el modo cotidiano de entender, de vivir y de significar dicha condición resulta bastante diferente entre una mujer y otra. Como hemos visto, la mayoría de las mujeres de bajo nivel económico desarrollan su vida teniendo como horizonte inmediato la familia y los hijos, mientras que las mujeres de mejor situación social, tienen la posibilidad de realizar su “ser mujer” a partir de la combinación entre las tareas domésticas y el interés publico. Si bien es cierto que muchas mujeres en situación de pobreza trabajan día y noche cumpliendo el rol de padre y madre, dicho trabajo no está incorporado ni asimilado en la vida de aquellas mujeres, como un trabajo público y político, donde puedan desplegar sus habilidades y completar sus inquietudes en tanto sujetos sociales. En el caso de aquellas mujeres, el trabajo no es más que sobrevivencia, y ello, justamente por la carencia de capital social, cultural y material.. El trabajo doméstico ha sido una de las funciones sociales más asociadas a la mujer, sobretodo a aquellas que no han tenido acceso cultural y educacional. “Otra imagen tradicional acerca del papel social de las mujeres es la que las destina al desempeño de las labores domésticas y al ámbito privado (…) Aquí la clase social cobra relevancia como perspectiva analítica: en los estratos altos, el servicio doméstico suele ser un evento” natural”; en los bajos, en cambio, porque. 33. TOLEDO, Cecilia; “El género nos une, la clase nos divide”; (Fecha de consulta: 1/9/2006), Disponible en: http://www.clasecontraclase.cl/GENERO/seminario1c.php. 31.

(32) representa un gasto adicional que no se puede pagar, es una actividad que por lo general es asumida con naturalidad por las mujeres del hogar”34.. Mujeres Estrato Alto. Mujeres Estrato Bajo. Desligamiento de ciertas labores. Hábitos domésticos como parte de la. domésticas consideradas. constitución del ser mujer.. tradicionalmente como femeninas.. Preocupación por la familia y pérdida. Posicionamiento de otros espacios,. de posicionamiento público. Se. fuera del hogar, para constituirse. produce una pérdida del espacio y del. como mujer y para construir una. desarrollo personal.. identidad de género.. Así pues, son muchas las diferencias que existen entre las mujeres con respecto a la clase. Una de ellas, y desde mi punto de vista, de las más importantes, tiene que ver con la posibilidad de insertarse en el mercado laboral y de compartir las labores domésticas con aquellas del ámbito público. La mujer que no puede ni tiene actividad laboral, por las demandas del hogar o bien por la falta de educación, la mayoría de las veces permanece en la casa, recluida a las labores domésticas y privadas, lo cual acentúa su condición de subordinación femenina, ya que “una mujer que trabaja, que puede alcanzar cierta independencia, no es tan fácil de someter como una mujer que permanece recluida en casa, encerrada en el núcleo familiar, sin perspectivas de vida”35.. Para concluir, me parece necesario reconocer la importancia que tiene la clase social en la construcción de la identidad de género, específicamente de la mujer, y en el imaginario respecto a sí misma. Existen múltiples variaciones de la vida femenina en función de la cultura, la raza, la clase, la nacionalidad etc., que 34. GARCÍA SUÁREZ, Carlos Iván, editor; “Hacerse mujeres, hacerse hombres: dispositivos pedagógicos de género”; Siglo del Hombre Editores, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Casa de la Mujer, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Bogotá, 2004, Pág. 108 35 TOLEDO, Cecilia; “El género nos une, la clase nos divide”; (Fecha de consulta: 1/9/2006), Disponible en: http://www.clasecontraclase.cl/GENERO/seminario1c.php. 32.

(33) permiten que no exista sólo una manera de ser mujer, sino múltiples formas e ideas respecto a como vivir y actuar como mujer. No en todos los contextos culturales se producen reacciones idénticas, por lo cual no podemos afirmar que existe un solo tipo de feminidad, sino múltiples feminidades, acordes a cada tipo de pertenencia social. “La alteridad de la mujer procede de la cultura de la mujer, como en el caso de cualquier otro grupo dentro de un contexto cultural determinado”36.. En consecuencia, podemos decir que el contexto sociocultural en el que se socializan las mujeres es fundamental para la constitución de su identidad de género, ya que dicho contexto de pertenencia incidirá en la estructuración perceptiva y significativa de su realidad.. Conclusiones y Propuestas. Al finalizar este artículo, quisiera mencionar que, desde mi punto de vista, el género y toda la reflexión analítica que implica, continúa siendo un factor relevante para comprender las relaciones y las conductas sociales. El análisis de género es y seguirá siendo un componente intrínsecamente social, y por tanto fundamental para entender nuestra realidad cultural. Sin embargo, tal como hemos visto, las construcciones de género están arraigadas a un esquema arbitrario y excluyente, que muchas veces margina, menosprecia y divide. Por ello, es fundamental incorporar el cambio y la alteridad en este patrón de constitución social.. Es importante implementar nuevas políticas y programas sociales que apunten a empoderar a las mujeres en condición de vulnerabilidad social, sobretodo porque ellas carecen de una posición que les permita acceder y participar en el sistema social. Es indispensable que se creen nuevas estrategias públicas destinadas a potenciar las habilidades y capacidades de las mujeres, ya que a través de dichas 36. TUBERT, Silvia; “Del sexo al género: los equívocos de un concepto”, Ediciones Cátedra, 1ª edición, 2003, Pág. 63. 33.

(34) estrategias podremos remediar la situación cultural de subordinación en que se encuentran la mayoría de las mujeres, y a su vez mejorar la condición sociocultural concreta en la cual están inmersas. La doble marginación, de clase y de género, debe entenderse y superarse observando la combinación de ambas categorías.. La integración de ambas dimensiones, de género y de clase, en el diseño de políticas y programas, permitirá avanzar equitativamente en el proceso de construcción de género, y superar las desigualdades culturales y sociales que distancian a las mujeres. Es preciso mirar nuestra realidad holísticamente, incorporando elementos subjetivos y objetivos, simbólicos y tangibles.. Por otra parte, es necesario transformar o más bien ampliar las imágenes y los patrones respecto a la mujer y al hombre, ya que de esa manera podremos desestigmatizar y extender los roles y las ideas con respecto al género. Sin embargo para llevar a cabo este cambio cultural, es necesario experimentar un proceso de concientización y de deconstrucción social. El proceso de concientización implica la desarticulación del discurso masculino dominante, y una reestructuración libre del significado de nuestra experiencia como seres activos e involucrados. en. la. configuración. o. desconfiguración. de. la. sociedad.. Evidentemente la complejidad de estos procesos de cambio cultural hace que sean lentos y pausados, sin embargo, la compañía institucional de políticas sociales encaminadas a ellos, podría facilitar el cambio.. Es importante también, dejar claro que el proceso de construcción de género, es un proceso en constante movimiento y por tanto factible de transformación. “La configuración de la subjetividad (identidad) de género es un proceso siempre constituyente, nunca completamente constituido”37, y por ello el cambio y la reconfiguración sociocultural es posible y, por cierto, necesaria. 37. GARCÍA SUÁREZ, Carlos Iván, editor; “Hacerse mujeres, hacerse hombres: dispositivos pedagógicos de género”; Siglo del Hombre Editores, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Casa de la Mujer, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Bogotá, 2004, Pág. 15. 34.

(35) La transformación y la reformulación de lo “natural” “es el resultado de movilizaciones sociales aunadas a una persistente crítica cultural, dirigida a deconstruir lo simbólico (…) la reconstrucción implicaría un proceso de subversión cultural (…) los significados y representaciones culturales sobre género que recibimos se pueden innovar, se pueden volver a producir y regenerar”38. Desde mi punto de vista, es necesario considerar la innovación y la regeneración dentro de la constitución social del género, ya que todo sujeto social, si bien recibe las normas y pautas habituales del género, puede libremente volver a interpretarlas, reproducirlas y organizarlas.. Debemos escuchar a aquellas(os) que intentan imaginar y crear nuevas formas de pensar y entender lo masculino y lo femenino. Es tiempo de aceptar a aquellas(os) que intentan construir y renovar las formas de vivir y significar el género, ya que a través de dicho intento podremos abandonar los esquemas de jerarquización y exclusión para adoptar principios de equidad y respeto. Es necesario desnaturalizar nuestros cuerpos para resignificarlos desde una perspectiva más amplia y diversa, donde el sujeto tenga libertad para vivir su masculinidad y feminidad de manera particular. Es indispensable relevar la especificidad y la diferencia de la identidad y de la pertenencia social.. Es necesario ampliar la perspectiva de género a los diferentes sistemas y contextos de nuestra sociedad. Es preciso convertir la problemática de género un asunto público y transversal a nuestras relaciones cotidianas. Debemos incorporar el género a los procesos de enseñanza primaria, para así educar desde el respeto a la diferencia, sin limitar ni restringir las alternativas. Me parece que es fundamental impulsar políticas públicas que incentiven desde la escuela la tolerancia a la diversidad. Los procedimientos legales institucionales muchas veces resultan simples esfuerzos literarios por producir un cambio, quedan retenidos en el papel sin generar alteración alguna. Por ello, creo que es. 38. LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México, Pág. 77. 35.

(36) indispensable socializar a hombres y mujeres en el análisis de género, intentando que todo individuo pueda acceder a la comprensión de dicha perspectiva. Todos tenemos derecho a buscar y a construir nuestra identidad de género libremente; no solo aquellos que detentan un capital sociocultural significativo que les permite tener mayor acceso y mayor conciencia.. Por último quisiera señalar que clase y género poseen una relación de constante dialéctica, ya que la constitución de la identidad y de la imagen de género, está determinada en gran medida por la pertenencia a un contexto y a un desarrollo sociocultural determinado. En ese sentido, el ser mujer o el ser hombre no es un asunto definido y acotado, por el contrario, es una construcción singular y específica, influida en gran medida por las pertenencias sociales, entre ellas, la clase.. 36.

(37) Bibliografía:. ¾ ARRIAGADA, Irma; TORRES, Carmen (Editoras); “Género y Pobreza Nuevas Dimensiones”; Isis Internacional, Ediciones de las Mujeres, Julio 1998, Santiago, Chile. ¾ FACIO MONTEJO, Alda; “Cuando el género suena, cambios trae: una metodología para el análisis de género del fenómeno legal”; ILANUD, 1ª Ed., 1992, San José, Costa Rica. ¾ GALLARDO, Helio; “Revolución y cultura política en América Latina”, Publicado e la Revista Pasos Nº: 125 – Segunda Época 2006. Mayo – Junio (Fecha de consulta: 2/9/2006), Disponible en: http://alainet.org/docs/9176.html ¾ GARCÍA SUÁREZ, Carlos Iván, editor; “Hacerse mujeres, hacerse hombres: dispositivos pedagógicos de género”; Siglo del Hombre Editores, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, Casa de la Mujer, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, 2004, Colombia, Bogotá. ¾ LAMAS, Marta; “Cuerpo: diferencia sexual y género”; Taurus, Primera Edición, Mayo 2002, México. ¾ TOLEDO, Cecilia; “El género nos une, la clase nos divide”; (Fecha de consulta:1/9/2006), Disponible en: http://www.clasecontraclase.cl/GENERO/seminario1c.php ¾ TUBERT, Silvia; “Del sexo al género: los equívocos de un concepto”, Ediciones Cátedra, 1ª edición, 2003, Madrid.. 37.

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