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MÚSICA PARA LA ESCENA 2:
MÚSICA PARA CINE Y LA MÚSICA EN EL CINE
Por Pedro Sarmiento Guía de trabajo, junio de 2019 Principios básicos
La música de cine se realiza para ayudar a definir el carácter general de una película y sus escenas; las emociones intrínsecas, lugares y épocas, como también los aspectos emocionales y psicológicos de los personajes. El proceso de ponerle música a un filme se hace en la etapa de postproducción, cuando todas las escenas se han filmado y preeditado. A diferencia de la música de concierto, la música de cine requiere de permanente supervisión y negociación entre el director de la película, el compositor musical, el editor fílmico, el editor musical, entre otras personas que hacen parte del studio music department.
La música no es el único elemento sonoro presente en las películas, también están los diálogos y los efectos de sonido. Todo parlamento es considerado diálogo, incluyendo monólogos, voces fuera de cámara, idiomas extranjeros o lenguas ficticias. Los efectos de sonido incluyen una amplia gama de fuentes sonoras que nos ayudan a construir una realidad, por ejemplo los ruidos de locaciones, elementos naturales, animales (reales o fantásticos), sonidos humanos, artefactos, maquinarias, y también cosas que solamente existen en la ficción.
Estos tres elementos sonoros (diálogo, música y efectos de sonido) compiten constantemente por nuestra atención, por lo tanto, se le da protagonismo a uno por encima de los otros en cada escena. Por ejemplo, si en una escena el diálogo es lo más importante, la música pasará a
segundo plano (underscore), lo mismo ocurrirá en una escena de batalla donde los efectos de sonido serán también más importantes que la música; en cambio, si la escena requiere que se refleje una emoción en particular, la música pasará a primer plano.
Aunque parece que este proceso toma bastante tiempo, en realidad se hace en pocas semanas. Cada compositor cuenta con un equipo de personas que le ayudan en su tarea, facilitando los tiempos de entrega que suelen ser muy cortos. Se establece así una cadena de trabajo que en orden incluye primero al compositor y su asistente que hacen la música, este trabajo pasa al orquestador que decide qué instrumentos conviene usar, su trabajo pasa al editor de partituras que prepara el material para los músicos; los músicos ensayan y graban, estas grabaciones son editadas, mezcladas, montadas y sincronizadas con la escena correspondiente.
Para reducir los costos de producción, muchos orquestadores recurren al uso de samplers o bancos de sonido que imitan instrumentos o grupos de instrumentos acústicos, o agregan el timbre de instrumentos electrónicos (sintetizadores). A este proceso se le llama orquestación MIDI, que es mas frecuentemente usado en la música de videojuegos. En televisión suelen utilizarse presets o música pre-diseñada que se usa una y otra vez a lo largo de la producción del programa.
Relaciones entre el público y la escena
La música de una escena (cue en inglés) puede estar siendo o no escuchada por los personajes. Si los personajes están en un baile, en un restaurante, o si se enciende la radio o la televisión, es fácil suponer que ellos están oyendo la misma música que como público estamos oyendo; a esto se le llama música diegética, pues hay una realidad compartida. Si esta relación no existe, estoy entonces oyendo música no diegética o extradiegética; esto ocurre por ejemplo, cuando escucho música sinfónica en una escena en medio del desierto o del océano. Este principio nos permite establecer relaciones directas e indirectas con la historia y sus personajes.
La música diegética es un elemento narrativo que nos permite entrar en la realidad circundante del personaje, ayudándonos incluso a identificar la época y lugar de la historia; mientras que la música no diegética nos permite entrar en las emociones intrínsecas de la escena o del personaje. Por su música, una escena puede ser dramática, trágica, cómica o romántica, tanto como un personaje puede ser cómico, amistoso, desagradable, rudo o temeroso. También es posible crear metáforas e ironías visuales. Los coros femeninos sin texto, suelen utilizarse en escenas fantásticas o de grandiosidad, otorgándole a este un sentido metafórico. De igual forma, la música crea una ironía cuando contradice a la acción escénica.
La música fue un recurso utilizado por los hermanos Lumiére desde 1895, a fin darle sentido narrativo a sus primeras películas. Hasta la década de 1920, las películas en Europa y los Estados Unidos fueron proyectadas en teatros de music hall, cafés y cabarets, pues por su infraestructura, era posible tener pianistas o pequeños grupos instrumentales tocando sincrónicamente con la proyección. En Estados Unidos, luego de la Primera Guerra Mundial, se empezaron a construir los primeros estudios y las primeras salas de cine en Los Angeles. Debido a que el público estaba más familiarizado con la música de salón para piano, se empezaron a editar colecciones especializadas que clasificaban la música por su contenido emotivo, entre ellas Kinobibliothek de Guiseppe Becce, The Sam Fox Moving Pictures Volumes de J. S. Zamecnik, y Motion Picture Moods de Erno Rapée. Sin embargo, los franceses intentaron tempranamente desarrollar música original por encargo para sus producciones, como fue el caso de Camille Saint-Saens, a quien se le comisionó la música de L’Assassinat du Duc
de Guise en 1908.
En ausencia de efectos de sonido, los compositores y músicos tuvieron que arreglárselas para comenzar a introducir gestos musicales, ruidos y sonidos percutidos coincidentes con acciones y gestos de los actores, que fueron llamados hit points (puntos de relieve). Esta es la quintaesencia del cine de comedia y de los dibujos animados. Walt Disney fue el primero en desarrollar una música que seguía todos los movimientos del personaje animado, y por esta razón se le conoce como mickeymousing.
Cine musical
El cantante de jazz (1927) fue la primera película sonora de la Warner Brothers, y la primera del
género, pues en ella hay varios actos de music hall y vodevil, permitiéndonos conocer el repertorio, vestuario, escenificación, y las técnicas de canto que incluyen el silbido y acompañamiento de palmas por parte del público. Entre 1927 y 1931, diferentes compañías patentaron diferentes tecnologías de grabación y sincronización de audio, entre ellas: vitaphone (Warner Bros.), RCA photophone (Radio Corporation of America), y movietone (Fox-case co.); estas dos últimas lograron incluir una banda de registro sonoro justo al lado de cada fotograma en la cinta.
No es de extrañar que las primeras películas del cine musical sean adaptaciones de musicales provenientes de obras (plays) de cabarés, vodeviles y music halls, cuyos libretos a su vez provienen de novelas. La novela de Christopher Iserwood Adiós a Berlín (1939), la adapta al teatro John van Druten en 1951 como I am a Camera, luego Joe Masterof en 1966 la transforma en el musical Cabaret, que pasa al cine como Cabaret (1972) dirigida por Robert Fosse y protagonizada por Liza Minnelli.
Una historia similar la encontramos The Sound of Music (1965) conocida como La novicia
rebelde. La película de Robert Wise se basa en el musical homónimo de Richard Rodgers
(1959) cuyo libreto es una adaptación de la novela The Story of the Trapp Family Singers (1949) de la baronesa austriaca Maria von Trapp. Sin embargo, encontramos casos excepcionales como The Producers (Los productores) de Mel Brooks, que inició como película en 1967, pasó a ser musical en 2001 para ser nuevamente filmada (remake) en 2005.
Muchas películas del género se hicieron para la promoción de cantantes o grupos musicales, homónimos de las canciones o temas grabados como sencillos (singles). Esto sucedió con Rock
Around the Clock de Freedman and Myers (1952), llevada al cine con el mismo nombre por Fred
Sears en 1956, Love me Tender (1956) protagonizada por Elvis Presley, El día que me quieras (1935) con Carlos Gardel, Allá en el rancho grande (1936) dirigida por Fernando de Fuentes, adaptada como Allá en el trapiche (1943) para el cine colombiano, o Las cuatro milpas (1937) sobre la canción homónima de 1920. The Beatles marcaron una particular tendencia en la que crearon falsos documentales (A Hard Day’s Night - 1964), sátiras a iconos populares (Help! - 1965), e incursionaron en la animación (Yellow Submarine - 1968).
Para el caso colombiano, Guabina chiquinquireña de Alberto Urdaneta, Amapola, amapolita de Guillermo Quevedo Zornoza, y Se va el caimán de José María Peñaranda, fueron parte de películas filmadas en México, Hollywood y Cuba. Se cree que Sinfonía bogotana (1939) de Hans Brückner es nuestra primera película sonora, donde participa el tenor Pepe León. Asimismo,
Golpe de Gracia (1944) de Emilio Álvarez Correa se considera una de las primeras películas de
comedia musical en Colombia, con la participación de las orquestas de Francisco Cristancho, Alejandro Tovar, Ritmo Peñalosa y Luís Emilio Sierra; además de Rosita Castillo, Luís Macía, José Rivera, el dueto Helena y Esmeralda, Los Bachués, el dueto Fortich y Valencia, entre otros artistas.
Referencias
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Discos recomendados
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Chaplin, Charles Spencer. La música de Charles Chaplin, vol 1. Barcelona: Blue moon, 1994. Número topográfico: CD2853
Escobar, Luís Antonio; Feferbaum, David et al. El cine de Colombia en música. Bogotá: Disonex, ACME, 2004
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Lecturas recomendadas
Barreiro Ortiz, Carlos. Compositores colombianos en el cine nacional. Bogotá: Centro Colombo-americano, 1978.
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Gustems Carnicer, Josep [ed.]. Música y audición en los géneros audiovisuales. Barcelona: UBe Universitat de Barcelona, 2014.
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