CAPITtiLO I1
ÚTILFS AUXILIAI;ES DE LA INJERTACIÓN
Conviene disponer de herramientas apropíadas para injertar, aunque también sirvan para otrati operaciones agrícolas ; no muchas ni muy compli- cadas, pero sí buenas, afiladas y limpias. La he- rramienta más económica es la más cara, puc s hará mejor las operaciones, se cuidará más y du- rará más tiempo que la muy barata, que resulta- rá, seguramente, mala.
El útil de más empleo, tanto para podar co- mo para cortar esquejes y demás necesario pa- ra injertar, es la tijera de fiodar (fig. I A), he- rramienta que debe ser de bu^en acero y de ho- ja intercambiable. Conviene tener una gran- de, de 2o a 25 centímetros de largo, para cor- tes de ramas relativamente gruesas, y otra pe- queña, de I^. a 16 centímetros, que nos servirá para destacar los esquejes y ra^nillas delgadas, aclareo de frutos, cortar flores, etc.
Otra herramienta también de mucho uso pr -
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los podadores es la serpeta o corvilla, consistente en una hoja curva de acero, muy afilada, que lleva un mango de madera, hueso o asta de ciervo. Para su manejo hace falta una cierta práctica, por lo yue se emplea más la tijera; pero la serpeta da cortes más limpios, mientras que la tijera causa,
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con la parte ain fild que siroe de apoyo a la rama,
un rnagullamiento o depresión que queda en la
rama cortada. Las hojas de la serpeta son plega-
bieg 4 de maa^go fijo. Darnoa 1as figuras (2 * Y 3•")
de una magníftca serpeta, de acero inmejofable,
abierta y cerrada. Qtras tienen la curva m£a ^e-
rrada, como las que se emplean para destoconar, úe mango largo y fijo (fig. ,q ^).
La navaja de injertar (&g. 5°} es la herramíen- ta indispensable para practicar los injertos. Dis- pone de una hoja de acero con corte afilado y curvo, generálmente rebatible ^n un mango dc boj, pasta o cuerno., La otra extremidad va pr^-
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vista -de una corta espátula de hueso que sirve para levantar las cortexas incididas en el injertn de escudete y otros. Algunas navajas llevan e^i la misrna hoja, al lado contrario del corte, un salien- t^ semiafilado, con el que se levantan las corte- zas (fig. 6.°). Conviene tenerla si^mpre bien lim- pia y afilada, para lo que se deberá dispaner cle
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tu^a piedra de afilar, de la forma que fuere, pues en la práctica se deja sentir a cada momento su empleo. No olvidemos que la savia de ciertos vc- fietales lleva ácidos, tanino y otras substancias co-
F1^. 6.• Fig. 8.^
rrosivas que ennegrecen y oxidan las hojas, por^
lo que es preciso limpiar las herramientas mejor después de cada operación.
Cuando el grueso de las ramas o troncos pa^a de 2o milímetxos d^e diámetro, hay que emplear para su seccionamiento la sierra o serrucho, ing- trumento compuesto de una lámina de acero den-
tada y su correspondiente empuñadura o mango.
Las hay de distintas formas y tamaños, con man- f^o fijo y plegable, y con dientes di^puestos en for- ma de que el serrín salga con facilidad y no aga- rrote los movimientos (hguras ^.8 y 8.s).
Fíg. 7. ■ I^íg. S.• Fig. 9.• Fig. I0.
Cuando haya que cortar una rama gruesa, em- per.ar por despojarla de las ramas secundarias, o parte de ellas, para aliviar su mucho peso, que stiele ser causa de que, al final del corte, se des- garre la corteza. Para evitar lo cual también se puede terminax el corte con la serpeta o ia navaja.
Los cortes deben darse siempre con cierta inclina-
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ción para que corra el agua, y avivarlos e i^;ua- larlos con la navaja o la serpeta después de scr- cionar las ramas con la sierra ; ter^ninando por extendcr en la herida una buena capa de bet^ín cle injertar.
Para hender las troncos verticalmente se enr plea un cuchillo de injertar (fig. q.") y escoplos ^^
cinceles de hierro y acero con corte tajante (fig^.i- ra Io).
Una ve-r, practicada la hendedura con estas he- rramientas, para mantenerla abierta y aplicar ía . l^úa, según luego veremos con más detalle, se mete una cuña de madera dura o hueso, que es otro pequeño utensilio que conviene tener a disposi- ción, y la que, según vaya aflojándose para ret^- rarla, irá comprimiendo la púa colocada en la hen- dedura.
Para hacer con mayor exactitud cierta clase cie injertos se emplea un compás o metroinjerto, con el que se toman las medidas necesarias para conseguir la yuxtaposición del patrón y el injerto 1^ más perfécta posible,
También para la exacta unión del patrón y la púa se hacen en ellos los éortes o muescas necr.- 'sarios con máquinas especiales, llamadas de in- jertar, que se emplean, sobre todo, para la viña, en los injertos que se practican en mesa.
I.IGADURAS
La mayor parte de los sistemas de injertar exi- gen una ligadura que procure la unión íntima ^ie
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los tejidos descarnados o cortezas levantadas, para procurar una soldadura rápida y cíuradera. Si de- moramos esta operacicín, el aire e^terior penetra- rá en las hericías }' su oxidación impedirá esa sol- dadura entre el patrón y el injerto, que, repet^- n,os, es cíel todo indispensable para el buen éxito de la injertación.
Las ligaduras no deben alargarse ni encogerse por los cambios de temperatura y humedad ^iel ambiente; pero deben tener, al mismo tiempo, una cierta elasticidad para cuando aumente el grueso del patrón, corno necesariamente tiene que suce- 'der. Una de las que mejor cumple estas condicio- nes es la rafia, lig^.dura vegetal sacada de las ho- jas de la Raphia tadijera. También se emplean las hojas de la planta acuática Sf^arganium ra^rno.ncrn, que son más económicas que la lana y el algodón ; ésle, un poco grueso, lo empleamos ordinaria- mente, pues es más manuable y ocupa menos sirio que las ligaduras vegetales. I-tay que tener cui^ía- do, como en toda ligadura, de aflojarla cuando se observa que se mete en la corteza a causa del en- gruesamiento de los troncos.
La corteza o liber del tilo, el mimbre, las car±e- zas del olmo, sauce y morera son otros tantos ma- teriales auxiliares que pueden emplearse para las ataduras que se verifican en la injertación y otras operaciones del cultivo de los frutales. Todas la^
ligaduras que puedan quedar bajo tierra, en in- jcrtos que así lo exigen, pueden y deben sulfatar- se o ser alquitranadas para hacerlas más cíura- deras.
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BF:TUNl;S f AR.^ lh f N.RTAR
Todavía hay que protegcr más aún las herida^
c^:usadas en el injerto para evitar la entrada del aire exterior y conseguir una rápida cicatriza- ción. Para ello se emplean los betunes o mástiqtie^
de injertar, que deben cubrir, por completo, las heridas y aun, en ciertos casos, las ligaduras prac- ticadas.
El ung^ento más antiguo y muy conocido por los labradores es el compuesto de arcilla, boñiga de vaca y paja, en la proporción de dos tercios de tierra y una de boñiga, con una cantidad pru- dencial de paja para aumentar la cohesíón. Se^
comprenderá que una protección como ésta es poco duradera y nada antiséptica. Las aguas se encargan de destruirla prontamente, y si para res- guardarla se recubre con papeles o trapos atados al tronco, como es costumbre en los labradore^, cntonces el remedio es peor que la enfermeda'1, ya que constituimos una guarida o refugio de in- numerables insectos que luego nos causarán daño.
Los betunes que hoy emplean los arboriculto- res son de dos clases:^los de empleo en caliente y los aplicados en fr{o.
Los primeros son de un mayor uso para los vi- veristas, pue^ hay que hacerlos en el momento cle su empleo o tenerlos en panes y calentarlos para su aglicación inrnediata, trabajos que no merece la pena de tomarse si el número de injertos a practicar no es algo considerable.
Las condiciones que deben reunir estos betune^,
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tanto los calientes como los de empleo en frí^^, son : que constituyan una pasta untuosa que no se deseque y agriete en el invierno con las heladas y que el calor del sol no le ablande en forma que•
se corra.
Entran en su composíción la resina, pez, cer3, sebo, etc., y a estas substancias conviene añad^.r ocre rojo, negro de carbón o cenizas finas u otras an$logas.
El embadurnamiento de las heridas y cortes con estos betunes debe ser copioso, abundantP, cuidándose de emplear el calientc algo tibio para que no queme los tejidos de los vegetales.
Una ^omposición buená de este betún de ero- pleo en caliérite es la siguiente :
Resina ... z5o gramos Pez blanca ... 750 -
Aparte se debe fundir:
Sebo ... 2So gramos
Echar el sebo fundido, bien líquido, en la pri- mera mezcla, agitando bien.
Unir en seguida 50o gramos de ocre rojo, en pequeñas porciones, no dejando de remover.
Lo engorroso y hasta difícil de hacer estos mastiques de empleo en caliente, que son pr$cticos y. económic®s solamente en grandes explotaciones, ha motivado el uso de los betunes de empleo en frio, que siempre están preparados y dispuesto5
para extenderlos, aun para practicar un reduci- dísimo número de injertos.
F_ntran en ]a composición de estos betunes en
^frío substancias análogas al anterior, con la acli- c^.ón, generalmente, de alcohol o esencia de tre mentina, que son los que, unidos a]a resina, pro- vocan la pastosidad permanente que se exige.
Son muchas las fórmulas que existen para fa- bricar estos betunes. Una buena es ésta :
Cera amarilla ... ... 40o gramos Fsencia de trementina ... qoo - Pez blanca ... 200 - . Sebo ... ... roo - Se derriten juntas la cera y la pez, y una vez que lo estén, se saca el perol del fuego y se va añadiendo, lentamente y con alguna precaucir^t^, la eseticia de trementina.
Otra fórmula de betún para emplearlo en fr:o.
Pez blanca . ... Soo gramos Pez negra ... ... ó00 - Sebo ... ... 500 - Cera amarilla ... ... 250 - Alcohol desnaturalizado ... . 250 - Unir el alcohol cuanclo todo esté fundido ; pero después de haber retirado el recipiente del fuego y lentamente, pues. el alcohol, si se vierte en gran cantidad en la mezcla muy caliente, hace subir ésta con peligro de derramarse. ,
Eii el com2rcio existen preparaciones de betún para ser empleado en frío, lo que es preferible
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usar, pues las manipulaciones para su confeccicín scn bastante desagradables y peligrosas, y nunc,i sc obtienc un prociucto tan bíen hecho ni apro- piacíamente envasado para su uso. Lxisten mar- cas extranjeras de antiguo conocidas como el más- tique Lhomme-I.efort; pero los hay también na- cionales, cual el betún de injertar "Zale", taii bueno como aquél y, desde luego, más económico y mejor presentado.