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La infancia hoy: hablan los niños y las niñas

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Academic year: 2021

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La infancia hoy:

hablan los niños y las niñas

Eva Martínez Pardo*

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La infancia hoy

Infancia y calidad de vida

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La infancia es una etapa importantísima en nuestras vidas. Las personas que trabajamos en educación lo sabemos, por eso la cuidamos y la acompañamos de la mejor manera que podemos. Sin lugar a dudas, es posible encontrar mucha información, teoría e investigación sobre la relevancia de esta etapa. En este mo- nográfico, realizamos un análisis de esta etapa desde diferentes perspectivas. Ahora bien, nadie como los niños y las niñas para explicarnos qué significa, de primera mano, ser niño hoy.

PALABRAS CLAVE:infancia, educación, mirada de niño-niña, tiempos, familia, política, creatividad, juego.

po como en el otro, lo tienen clarísimo:

«Lo mejor es que puedes jugar, pasártelo bien», «Nosotros no tenemos que trabajar tantas horas como los mayores, que ya no tienen tiempo libre». Ambos grupos –niños de campo y niños de ciu- dad– coinciden en lo mismo, la percep- ción de que en el mundo de los adultos no hay tiempo libre. «Lo mejor es que tie- nes mucha imaginación, y puedes inven- tarte historias, y los mayores no». Que los adultos no jugamos, ni tenemos tiempo, ni imaginación son imágenes que los niños y las niñas proyectan sobre nosotros.

Quizá los adultos debamos hacer una re- flexión sobre lo que tienen de cierto estas imágenes.

Ahora bien, ¿cómo debía ser la infancia a sus ojos 30 o 40 años antes? ¿Se lo pa- sarían bien los niños de antes, aunque ju- garan en blanco y negro?

«Debía de ser muy aburrido, porque no tenían nada», «¡Qué va! Se lo pasaban mejor, no estaban tan enganchados a las máquinas como nosotros, todo el día ju- gaban fuera», «Mi padre dice que sólo te-

nían un Madelman, y que lo compartía con un amigo, y el mismo juego duraba tres semanas».

Esta vivencia tiene un valor especial: por un lado, el de compartir tu único juguete con un amigo para sacarle el máximo provecho; por otro, sentir que tenías todo el tiempo del mundo para que las aventu- ras de aquel Madelman durasen el tiempo que hiciera falta.

«Pues mi madre jugaba con huesos de pollo; ¡el otro día nos enseñó y fue super- divertido!», «Sí, cuantas más cosas tie- nes, más quieres; lo mejor es ser libre y correr», «Mi padre dice que lo más diver- tido es salir a jugar fuera, que no entiende cómo nos podemos divertir con las ma- quinitas. Dice que si saliéramos cada día a jugar con la pandilla veríamos que en realidad las máquinas no valen

nada», «Sí, antes no tenían tanto trabajo, ni tanto dinero, pero eran muy felices»…

Quizá sí hemos perdido de vista algo importante por el camino.

«Nosotros no tenemos que trabajar tantas horas como los mayores, que ya no tienen tiempo libre»

A menudo, voces expertas y profesionales nos indican cuáles son las necesidades de los niños y las niñas, qué es lo que con- viene y qué no, y nos orientan en nuestra labor como personas educadoras. Este asesoramiento resulta imprescindible, y obviamente enriquece nuestra tarea profe- sional de acompañar el crecimiento de los niños desde muchos puntos de vista.

No obstante, en este espacio concebido para hablar del hecho de ser niño, no he- mos encontrado una autoridad mayor que los propios niños y niñas y sus voces para explicarnos cómo se ve el mundo con sus ojos. Grabadora en mano, nos hemos desplazado a dos escuelas para entrevistar a grupos de niños y niñas de tercer ciclo. Se trata de dos grupos muy distintos: un grupo pertenece a una es- cuela rural, en la que cuarto, quinto y sexto están agrupados en un aula; el otro pertenece a una escuela de dos líneas de una ciudad importante.

Empezamos por preguntarles qué es lo mejor de ser un niño. Tanto en un gru -

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barrio; lo que hacemos ahora es intentar no ensuciarlo», «No creo que si propusié- ramos algo al alcalde estuviera mucho por nosotros; muchos adultos se creen que como somos niños no podemos tener buenas ideas, y opinar. Los mayores se piensan que somos infantiles».

Ésta es otra buena reflexión que nos toca hacer a los adultos. El tipo de escucha que ofrecemos no es sólo un espacio de contención en el que acogemos y acom- pañamos lo que nos puedan explicar, sino que también es un modelo auténtico y real, que puede ejercer una gran influen- cia en nuestros pequeños:

«Los mayores han ganado experiencias, vivencias. También algunos quilos…»,

«Nuestros padres han vivido muchas co- sas que nosotros vivimos, y nos pueden dar muy buenos consejos», «Pero yo no sé si quiero llegar a ser así, hay adultos que se nota que han perdido la confianza en sí mismos».

Gracias, pequeños y pequeñas, por recor- darnos que hay cosas que no se pueden disimular, por mayor que seas.

«También hay muchos drogados, yo paso de ser así. Siempre depende del adulto que mires», «En realidad, nos escuchan das por los adultos.Sólo así, con una par-

ticipación real y auténtica, podemos edu- car una vinculación con el entorno de forma significativa. El compromiso con la comunidad, con el contexto, es el resultado de un largo proceso de aprendizaje en el que los niños y niñas sienten que se han convertido en parte activa del mismo.

Cuando esta vinculación se quiere reali- zar a partir de informar de unas ciertas normas, las posibilidades de éxito se re- ducen considerablemente.

Por eso hemos querido saber cómo se sienten respecto a las personas que deci- den algunas cosas en sus contextos.

«Sí que piensan en nosotros cuando construyen una ciudad o un barrio, por- que hacen parques», «En los barrios de gente buena, hacen parques para que haya buen ambiente; en los barrios con gente que no es buena han de estar más por otras cosas, como los robos, y no pueden estar tanto por nosotros», «El nuevo alcalde no viene mucho por la es- cuela, no nos conoce. El otro, el de antes, venía mucho, y sonreía», «Un alcalde de- bería venir a menudo a la escuela, para ver cómo funciona. Quizá nosotros no po- demos votar (y ahora no quiero hacerme el chulo), pero los niños damos muchas alegrías», «El nuestro vino una vez a la escuela, y le pedimos hablar de econo- mía, pero dijo que eso no tocaba», «Nos- otros podríamos hacer cosas por el Es cierto que hemos pasado unos años

trabajando mucho para poder darles todo lo que necesiten, para satisfacer nuestros anhelos profesionales, y para dar res- puesta a las responsabilidades económi- cas que compor ta la vida moderna.

Queremos, además, que nuestros niños y niñas sean autónomos y responsables, que participen activamente en las tareas que pueden asumir. Ahora bien, si quere- mos fomentar los espacios de participa- ción infantil, debemos plantearnos el rol de los niños como agentes activos de los pro- cesos. Así, estos espacios no deberían ser concebidos únicamente como un tiempo en que se hacen asambleas informativas, sino que deberían ofrecer la posibilidad de que los niños puedan tomar decisiones que, a su vez, serán asumidas y respeta-

«Lo mejor es que tienes mucha imaginación, y puedes inventarte historias, y los mayores no»

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La infancia hoy

Infancia y calidad de vida

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bastante, aunque a veces a mí me dicen que algunas cosas las tengo que resolver yo sola», «Yo se lo explico todo a mis pa- dres, excepto esas cosas de querer a chi- cas, el resto lo saben todo».

Hay cosas que se mantienen a través de las generaciones, como una cantinela con diferentes matices, según los tiempos:

«A veces, se ponen un poco pesados, como cuando te subes a un árbol y te di- cen que vayas con cuidado. ¿Acaso creen que no lo haremos? ¡Somos nosotros los que no queremos caernos!», «A veces, mi madre me dice que me ponga la cha- queta, porque ella está quieta y tiene frío, pero yo estoy corriendo y no lo tengo», «Ya sabemos que lo hacen para protegernos, pero se preocupan demasiado, se hacen muy pesados, se piensan que somos ni- ños. Bueno, un poco sí lo somos, pero es- tán demasiado encima de nosotros».

Hay un cuento magnífico de Rachna Gil- more (2007) Cuando-yo-tenía-tu-edad que pone las palabras perfectas a esta realidad. Parece que ser niño lleva implí- cito que te molesten algunas cosas que te

dicen los mayores. Durante el tiempo, siempre ha sido así, y, probablemente, siempre lo será.

Pero hay una parte de todo esto que vale la pena escuchar. Confiar en que un niño conseguirá subir a un árbol con éxito, o que aprenderá a hacer algunas cosas él solo implica que nosotros, como adultos educadores, tenemos que sostener el miedo a que aquello no salga bien a la pri- mera. Evidentemente, cuando hablamos de grandes peligros, los límites deberían ser innegociables. Pero cosas como su- birse a un árbol, escoger la ropa o decidir si se ponen o no la chaqueta deberían te- ner más que ver con sus necesidades o deseos que con los nuestros, o, en el peor de los casos, con nuestros miedos.

Es necesario para cualquier niño sentir que es capaz de hacer algo por sí mismo:

siente que le respetamos su deseo, que confiamos en que sus decisiones son acertadas, aunque no compartamos sus gustos, y su autoestima y autonomía se ven reforzadas. ¿Cómo podemos ayudar- les a fortalecerse si educamos desde el miedo a que caigan, el miedo al resfriado, el miedo al ridículo si la ropa que han ele- gido no nos gusta? El autoconcepto de un niño se construye sobre estas experien- cias que constituyen auténticos aprendiza- jes en este aspecto. Por tanto, cuanto más sólidos sean los cimientos, mejora podrán construir en el presente y en el futuro.

Por el futuro no sufren mucho:

«Ahora tenemos que jugar, pasárnoslo bien», «Un niño feliz es un niño que no se preocupa por lo que pasará mañana, sólo hoy», «Nosotros somos felices, y sabe- mos que todavía nos quedan muchos problemas, pero ahora queremos aprove- char el estar contentos».

Les preguntamos por otros niños de otros lugares del mundo:

«Algunos pasan miseria, pero no hablamos mucho de ello, aunque lo sabemos»,

«Otros van descalzos, porque deben de te- ner la piel más dura», «Y otros no tienen nada, pero cuando los miras bien a los ojos ves que son felices, porque son niños».

Ser un niño quiere decir poder conectar con la alegría y con disfrutar el presente.

Quiere decir jugar con la fantasía, con la magia del descubrimiento que acompaña

«Muchos adultos se creen que como somos niños no podemos tener buenas ideas, y opinar.

Los mayores se piensan que so- mos infantiles»

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AULA DE... demasiado, y sentir que se puede ser parte activa e importante de una comunidad, de una sociedad, del mundo. Visto así, con es- tos ojos, es una pena que algunos de nos- otros hayamos dejado de ser niños.

* AGRADECIMIENTOS: Escuela Muntanyola de Muntanyola (Barcelona), escuela Parc de l’Ai- gua de Lleida, y a los tutores y tutoras de estos grupos por el apoyo, la complicidad y las refle- xiones compartidas en los pasillos.

GILMORE, R. (2007): Cuando-yo-tenía-tu- edad. Barcelona. Juventud.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA NOTA

esta etapa. Si un niño no puede experi- mentar esto, el adulto en el que se con- vierte se puede resentir mucho de ello.

Les pedimos también un pequeño men- saje para las personas que deciden cosas en su contexto, un mensaje de niño que ayude a mejorar el lugar donde viven. La mayoría decide dirigirse a los gobernan- tes con palabras depuradas y directas:

«Si nosotros pudiéramos, también votaría- mos, y hay que mirar por todo el mundo»,

«Yo le diría al señor Wert que se calme un poco, que todo esto no es necesario», «A ve- ces, parece que los políticos no quieren que nos enteremos de todo lo que ha pasado»,

«Yo les diría que vengan más a la escuela, que nosotros podemos decir lo que está bien y lo que no. Y si no quieren hablar con nosotros, las maestras pueden hacerlo»,

«Yo creo que nuestro alcalde ha hecho co- sas muy buenas por el barrio, pero todavía quedan cosas por hacer, como el nuevo instituto», «Pues yo les diría que construye- ran un Port Aventura aquí al lado. Y no lo digo por mí, que conste, lo digo por la gente que vendría y dejaría un buen dinero».

Éstas son voces sabias –todavía muy agu- das, pero llenas de certezas– que nos dicen con toda claridad qué quiere decir ser niño hoy: ser feliz, ser libre, jugar, no preocuparse

HEMOS HABLADO DE:

- Infancia y calidad de vida.

- Participación.

- Didáctica general y metodo- logía general.

AUTORA

Eva Martínez Pardo Asociación Arae

www.arae.com

Este artículo fue solicitado por AULA DEINNOVACIÓNEDUCATIVAen febrero de 2013 y aceptado en julio de 2013 para su publicación.

Referencias

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