Con motivo de la primera reunión del Consejo Consultivo Científico y Técnico, que tuvo lugar del 13 al 15 de junio de 2010 en el museo ARQUA, una exposición fotográfica sobre sitios seleccionados del patrimonio cultural subacuático ilustra la belleza de las huellas de la existencia humana que se encuentran bajo el agua. El Consejo Consultivo es, como su nombre indica, un órgano intergubernamental que asesora a los Estados Partes en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO. La exposición desde pecios de navíos antiguos hasta cuevas subacuáticas, constituye una muestra de la diversidad del patrimonio cultural subacuático y su sorprendente estado de conservación a través de los siglos, e incluso los milenios.
El patrimonio cultural subacuático
El patrimonio cultural subacuático comprende todas las huellas de la existencia humana que se encuentran o encontraban bajo el agua y poseen un carácter cultural, arqueológico o histórico.
A lo largo de los siglos, miles de navíos, ciudades enteras e incluso paisajes han sido tragados por las olas. Sus restos constituyen hoy en día un patrimonio valioso, que llama cada vez más la atención de investigadores y del público en general. Los científicos encuentran bajo el agua cada vez más huellas excepcionales de la historia de la humanidad. Los restos humanos más antiguos del continente americano se descubrieron en un cenote; por su parte, las aguas del Mediterráneo guardan los restos de una de las maravillas del mundo: el Faro de Alejandría. Bajo el agua se han encontrado tierras de caza y cuevas decoradas de la época del hombre de Neandertal, sitios de sacrificios y antiguas viviendas sobre pilotes pertenecientes a la cultura maya y por último, aunque no menos importantes, inmensos pecios de navíos de trágicos naufragios. Todos ellos despiertan la imaginación y crean expectativas; y con razón, ya que a menudo, debido a la falta de oxígeno, esos sitios contienen material biológico que se pierde en sitios semejantes en tierra firme. Estas
“burbujas” del tiempo sumergidas revelan hoy historias fascinantes del pasado.
Arqueología subacuática
Los sitios arqueológicos son muy frágiles y sensibles a las intervenciones. Incluso las que se realizan con fines de investigación “dañan” la información arqueológica que éstos contienen, ya que alteran los yacimientos. Por ello es importante consignar cuidadosamente la información que contienen los sitios. El estudio, la excavación y la preservación de los yacimientos son fases importantes del proceso de investigación arqueológica subacuática. Las huellas humanas preservadas bajo el agua, de valor incalculable, forman parte del patrimonio común de la humanidad, de igual manera que el patrimonio situado en tierra firme. Por ello se las debe tratar con el respeto que merecen.
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO (2001)
La UNESCO obra por mejorar la protección del patrimonio cultural mundial. En el caso del patrimonio cultural subacuático lo hace alentando a los Estados a adoptar normas comunes de protección, impartiendo formación a los arqueólogos subacuáticos y sensibilizando al público.
SECRETOS CULTURALES BAJO LAS OLAS
SITIOS SELECCIONADOS DEL PATRIMONIO CULTURAL SUBACUÁTICO
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO, que constituye su herramienta más importante para mejorar la protección jurídica del patrimonio subacuático, está abierta a la adhesión de los Estados. Fue elaborada por los Estados Miembros de la UNESCO y aprobada por su Conferencia General el 2 de noviembre de 2001.
La Convención establece los principios básicos de protección que deben aplicar todas sus Partes;
apunta a reducir, mediante un mecanismo de cooperación entre los Estados, el creciente comercio ilícito por parte de los saqueadores y proporciona orientaciones sobre la arqueología subacuática mediante las normas que figuran en su Anexo. Su principal objetivo consiste en armonizar la protección del patrimonio cultural subacuático con la protección que se brinda al patrimonio situado en tierra firme. La Convención no regula la propiedad de los pecios ni modifica las zonas marítimas.
España ratificó la Convención de la UNESCO y promueve activamente sus principios.
La embarcación a vela de dos palos Severence que se hundió a lo largo de la isla Lady Elliot en la Gran Barrera de Coral en Australia. Algunos restos de sus velas están aún anudadas como en el momento del naufragio para, en vano, reducir la fuerza del viento en la tormenta. Los restos se encuentran a una profundidad de 20 metros.
© M. Spencer/UNESCO
Restos del carguero Togo que se hundió en 1918 durante la Primera Guerra Mundial. Se encuentra a una profundidad de 55 metros en la bahía de Cavalaire (Francia).
© A. Vanzo/UNESCO
Restos del carguero de vapor Pollockshields. Construido en 1890, fue convertido en barco de abastecimiento alemán para operaciones en el Atlántico Norte. Tras haber sido capturado por el H.M.S. Argonout, el Gobierno británico le dio su nombre actual. El carguero se hundió en Elbow Beach, en las Bermudas, en 1915.
© E. Trainito/UNESCO
Un coche de caballos que atravesó al caer la capa de hielo en la bahía de Grand Traverse en Michigan (Estados Unidos) a finales del siglo XIX. Sus restos fueron descubiertos en buen estado de conservación en el fondo de la bahía a una profundidad de 11 metros.
© C. Doyal/UNESCO
Esta estatua helenística de bronce, del siglo I a III a. C., que representa a un joven atleta fue encontrada por un buzo aficionado a lo largo de la isla de Vele Orjule (Croacia), lejos de cualquier resto de embarcación. Se trata de una estatua de tipo Apoxiomeno (“que se limpia la piel”), que representa un tema común de la escultura votiva griega antigua: un atleta que se seca el sudor. Fue posible datarla gracias a los restos del nido de un pequeño roedor que se encontraba dentro de la estatua.
© D. Frka/UNESCO
La Cueva Chan Hol, en México, en la que buzos examinan restos humanos.
Chan Hol, que en maya significa “pequeña abertura”, se encuentra en el sitio arqueológico de Tulum, en el estado de Quintana Roo en México.
A 487 metros de la entrada de esta cueva se encontró un esqueleto humano que data de aproximadamente 11.000 años a. C. (Pleistoceno superior).
© INAH/SAS J. Avilés/UNESCO
Aktunkab, que significa “cueva de las manos”, es una cueva parcialmente sumergida que se encuentra en el estado de Yucatán (México). Aktunkab presenta más de 300 huellas de manos en negativo y positivo. Aunque aún no se ha confirmado la fecha de que datan las pinturas, se encontraron cerámicas que podrían ser mayas o incluso datar de hace unos 8000 años.
© INAH/SAS J. Avilés/UNESCO
El cenote Calaveras es una cueva kárstica parcialmente sumergida, que está a una profundidad de 15 metros.
Se encuentra en la región de Coba, cerca de Tulum (México).
En su fondo se encontraron dispersas 118 calaveras y otras osamentas mayas. Un arqueólogo estudia un esqueleto en la cueva.
© INAH/SAS J. Avilés/UNESCO
Ánfora encontrada por científicos en los restos de una embarcación del siglo I a. C. que fue hallada cerca de la isla de Host en el puerto de Vis (Croacia).
© D. Frka/UNESCO
En la foto se aprecia un pez en un tubo de submarino A1. Esta pieza se encontró en los restos del HMS A1, el primer submarino puesto en servicio por Gran Bretaña y que fue designado pecio histórico en virtud de la ley de 1973 del Reino Unido relativa a la protección de pecios.
© Wessex Archaeology/UNESCO
La popa de los restos de la embarcación Nord, que se encuentra actualmente a 40 metros de profundidad al norte del cabo Pillar en Tasmania (Australia). El Nord chocó con rocas sumergidas entre las islas Hippolyte en 1915 y se hundió cerca del acantilado del cabo Pillar. Todos los pasajeros se salvaron gracias a los botes salvavidas.
© Mark Spencer/UNESCO
La “mujer de Naharon”, el ser humano más antiguo que se ha descubierto en el continente americano, fue encontrada a una profundidad de 22,6 metros en la cueva submarina de Naharon, cerca de Tulum (México). La datación por radiocarbono demostró que el esqueleto tiene 11.670 años.
© INAH/SAS J. Avilés/UNESCO
Restos de una embarcación del final de la época romana en Pakoštane (Croacia). En 2008, este pecio fue objeto de estudios en el marco de un proyecto de cooperación internacional para la formación en materia de arqueología subacuática de jóvenes científicos de Croacia, Italia, Francia y Grecia.
© R. Rossi/UNESCO
Los restos del buque de carga Umbria que fue construido en Hamburgo (Alemania) en 1912. La embarcación se hundió en una misión para el ejército italiano en Wingate Reef, Puerto Sudán (Sudán), durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
© E. Trainito/UNESCO
Un buzo nada alrededor de la popa incrustada de coral de los restos de una embarcación no identificada que zozobró durante la Segunda Guerra Mundial cerca de Madang (Papua Nueva Guinea).
© M. Spencer/UNESCO