CORPORACIÓN INTERAMERICANA DE MEDICINA INTEGRATIVA Y TERAPIAS HOLÍSTICAS | CIMITH 1 ¿QUÉ ES EL MINDFULNESS?
ORIGEN
El mindfulness es una terapia que tiene como objetivo ser consciente de los estímulos internos y externos en un momento concreto. La palabra es inglesa y tiene como traducción literal “estado mental” o “conciencia plena”. No obstante, su origen se sitúa hace más de 2500 años en la tradición budista (Parra et al., 2012).
El filósofo y sabio Siddharta Gautama (que recibió el nombre de Buda porque significa “el que ha despertado”) fue el iniciador de esta filosofía al percatarse de que las riquezas no podían detener los dolores inevitables de la vida humana. Así, Buda denomina Noble Óctuple Sendero al camino que pueden realizar las personas para liberarse del dolor (Heaversedge y Halliwell,
2012).
El mindfulness tiene que ver con la capacidad de ser plenamente consciente del momento presente. “La contribución de la tradición budista ha sido, en parte, enfatizar modos sencillos y efectivos de cultivar y de refinar esta capacidad y de llevarla a todos los aspectos de la vida” (Parra et al., 2012).
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El origen del término inglés mindfulness se debe a la traducción de la palabra “Sati”, de la lengua Pali. “Sati, en la terminología budista, y en la mayor parte de los casos, se refiere al presente y como término psicológico general conlleva el significado de ‘atención’ o
‘conciencia’. En la doctrina budista Sati es el séptimo factor de Noble Óctuple Sendero” (Parra et al., 2012).
Por tanto, el mindfulness es una base psicológica centrada en el entrenamiento de la mente que fue desarrollada por Siddharta Gautama, conocido como Buda. Buda realizó un diagnóstico del sufrimiento humano y destacó cuatro nobles verdades (Consuegra, 2018; Heaversedge y Halliwell, 2012):
● La vida es sufrimiento.
Los seres humanos sufren múltiples dolores, tanto físicos como mentales, como son la insatisfacción y la decepción. Se entiende, entonces, que el sufrimiento es inherente al ser humano.
● El deseo es la causa del sufrimiento.
Los humanos desean evitar el sufrimiento y experimentar el placer, coleccionar buenos momentos y sensaciones evitando a toda costa las experiencias dolorosas. La búsqueda constante del placer genera una preocupación en los individuos, provocando sufrimiento. ● El sufrimiento puede cesar si se interrumpe el deseo.
El deseo de intentar evitar el dolor causa más sufrimiento que la propia experiencia negativa. Intentar aquello que no se puede cambiar frustra a las personas y las aboca al fracaso, que a su vez desata sufrimiento de no haber podido evitar la realidad.
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Este camino es un programa para que las personas puedan ir al paso de la realidad, saber cómo actuar cuando se da una experiencia negativa y transformarla para relacionarse con ella desde otro punto de vista y no desde el sufrimiento.
Una vez efectuado el diagnóstico, Buda propone el tratamiento a través del Noble Óctuple Sendero que se puede dividir en tres categorías (Parra et al., 2012; Consuegra, 2018): ● sabiduría;
● conducta ética o moral;
● entrenamiento de la mente o meditación: ● Sati o mindfulness.
Asimismo, Buda también determina los cuatro fundamentos del mindfulness (Consuegra, 2018):
● contemplación del cuerpo;
● contemplación de las sensaciones; ● contemplación de la mente;
● contemplación de los objetos de la mente.
Jon Kabat-Zinn, referente mundial del mindfulness en Occidente, introdujo esta técnica el 1978 en la Universidad de Massachussets como una aplicación terapéutica (Moñivas, García-Diez y García-De-Silva, 2012).
PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS
La meditación se puede definir “como un proceso de autorregulación atencional y un estado de conciencia ampliada, o como una estrategia de afrontamiento basada en una focalización emocional que permite el desarrollo de la conciencia del momento presente, en lugar de la preocupación por el pasado o el futuro” (Sánchez, 2011).
El mindfulness es un tipo de meditación que se denomina “meditación Vipassana” y corresponde a la más antigua de todas las prácticas de meditación budistas. El autor Israel Mañas (s.f.) determina que el mindfulness es el nombre que se la ha dado a la meditación en el Occidente.
Por su parte, el autor Jaime Antonio Marizán (2016) define el mindfulness como “un estado de atención permanente, en momento presente, que obviando los prejuicios, ideas preconcebidas, prescindiendo de la capacidad de juicio, análisis y etiquetación, busca crear un espacio de atención plena y constante que lleva a la persona hacia la consciencia plena”. Cabe destacar que el mindfulness es una técnica que no juzga los pensamientos de la persona, sino que los acepta. Asimismo, es una terapia que deriva en relajación, dado que no se oponen resistencias a los pensamientos y se evita el estrés (Marizán, 2016).
CORPORACIÓN INTERAMERICANA DE MEDICINA INTEGRATIVA Y TERAPIAS HOLÍSTICAS | CIMITH 4 El mindfulness es una disciplina
que cuenta con una mirada holística, ya que entiende que las personas se componen de la interrelación de cuerpo, mente y sentimientos. Así, para que el organismo funcione de forma adecuada, es necesario un equilibrio de los tres elementos.
Por otro lado, en el mindfulness también tiene especial importancia la atención plena, que consiste en fijar la concentración en un solo objetivo. Es decir, el mindfulness se basa en saber enfocar la atención y fijarla en una idea concreta (Marizán, 2016).
Pero también tiene importancia el presente. En el mindfulness se debe trabajar la conciencia en el momento presente, dado que el miedo, la preocupación y la búsqueda se encuentran en el pasado y en el futuro (Marizán, 2016).
Por tanto, los elementos clave que conforman el mindfulness y se relacionan entre sí son (Mañas, s.f.): ● conciencia: ● parar; ● observar; ● volver; ● momento presente; ● aceptación.
Los autores Agustín Moñivas, Gustavo García-Diez y Rafael García-De-Silva (2012) destacan la importancia del mindfulness para mejorar el sentimiento de bienestar y felicidad: Las capacidades desarrolladas a través de las prácticas de Mindfulness se integran como un nuevo recurso interno que permite ser consciente de los patrones reactivos automáticos y evolucionar hacia una relación con la experiencia más genuina y menos condicionada, aportando al sujeto la capacidad de elaborar respuestas de calidad ante los estímulos. Hecho que tiene repercusiones directas en sus niveles de salud y en el sentimiento de bienestar y felicidad.
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El autor Edgar R. Vásquez (2016) determina que son cinco los componentes del mindfulness. Estos, que provienen del Zen y que algunos se han ido comentando anteriormente, son los siguientes:
● Atención al presente.
Las personas que practiquen mindfulness deben focalizarse en el momento presente en el que se encuentren, olvidando el pasado (los recuerdos) y el futuro (las expectativas). La atención puede relacionarse con los procesos internos, pero también con la vida diaria. ● Apertura a la experiencia.
Se debe observar la experiencia que se está viviendo, pero sin juzgarla, evitando interponer el filtro de las creencias o de los prejuicios. “En otras palabras, observar la experiencia somo si fuera la primera vez, cualidad que en el Zen se denomina ‘mente de principiante’. También implica apertura a la experiencia negativa y observar lo que ocurre con curiosidad”.
● Aceptación.
Consiste en admitir las sensaciones que se experimentan, sin oponer resistencias y aceptándolas tal y como son. “Las personas incurren en conductas desadaptativas en un intento de evitar experiencias displacenteras. En la medida en que puedan aceptar que esas experiencias son ocasionales y limitadas en el tiempo, no necesitaran recurrir a tales conductas”.
● Dejar pasar.
Olvidar aquellas cosas a las que, generalmente, las personas intentan aferrarse. Las relaciones o el dinero deben de quedar fuera de esta práctica. En el mindfulness las cosas son temporales, por lo que no se deben retener.
● Intención.
Es el objetivo de las personas que practican mindfulness. Se debe tener un propósito, un objetivo personal que se quiera alcanzar con el mindfulness.
Sin embargo, esto puede sonar contradictorio con el hecho de no aferrarse a ningún propósito, aunque sin un objetivo general la práctica no tendría sentido.
CORPORACIÓN INTERAMERICANA DE MEDICINA INTEGRATIVA Y TERAPIAS HOLÍSTICAS | CIMITH 6 APLICACIONES CLÍNICAS
En su origen, el mindfulness se utilizaba, especialmente, para aliviar el dolor y el estrés de las personas, así como para mejorar su calidad de vida. Con el paso del tiempo, sus aplicaciones clínicas se han ido incrementando y diversificando (Vásquez, 2016).
Las principales aplicaciones clínicas en la actualidad del mindfulness, teniendo en cuenta sus evidencias clínicas, son, según el autor Vásquez (2016):
● Estrés y distrés.
El mindfulness es una buena técnica para que el paciente pueda abarcar una situación de estrés o distrés (angustia, ansiedad, malestar o sufrimiento).
● Trastornos de estado de ánimo.
Varios estudios han demostrado la validez del mindfulness en pacientes con síntomas depresivos. Generalmente, en estos casos se emplea esta terapia juntamente con otros tratamientos.
● Ansiedad.
El mindfulness tiene beneficios en la reducción de la ansiedad generalizada, así como en la disminución de la reactividad del estrés.
● Somatización.
De la misma forma que la terapia mindfulness es útil en la disminución de la ansiedad y el estrés, también lo es en la somatización. Por tanto, el dolor se reduce y los síndromes somáticos, como son la fibromialgia, el colon irritable y el síndrome de fatiga crónica, también.
● Abuso de sustancias.
El consumo de sustancias que generan dependencia, como el alcohol, la marihuana, el tabaco o la cocaína, entre otras, también puede verse disminuido mediante el mindfulness. Incluso, la evidencia de esta técnica para reducir el consumo de estas sustancias es significativamente mayor que la de los grupos de apoyo.
● Trastornos alimentarios.
Actualmente, existen demostraciones sobre que el mindfulness es capaz de disminuir el número de atracones, mejorar el sentido de autocontrol y reducir los síntomas depresivos. ● Trastornos de personalidad.
El número de intentos suicidas, de internamientos y de abandonos de terapias en personas con trastornos de personalidad se reduce cuando se practica el mindfulness.
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Aunque no hay estudios ni datos que confirmen que el mindfulness sea capaz de aliviar el dolor, sí que se ha podido observar que esta terapia es muy útil para reducirlo cuando se combina con otras técnicas, como los masajes.
● Cáncer.
Los efectos secundarios en personas que padecen cáncer pueden verse mejorados mediante el mindfulness. Es el caso de la ansiedad y la depresión. Es decir, el mindfulness puede mejorar un poco la calidad de vida de las personas que sufren un cáncer.
● Enfermedad cerebrovascular.
Algunas investigaciones han corroborado resultados positivos en pacientes que padecen enfermedades cerebrovasculares, aumentando el ánimo y el equilibrio de las personas y reduciendo el estrés. El mindfulness es, por tanto, un buen método de rehabilitación en accidentes cerebrovasculares.
● Otras aplicaciones.
También se han podido observar resultados clínicos positivos del mindfulness en áreas como “hipertensión arterial (disminución de los niveles de presión), esclerosis múltiple (mejora en la calidad de vida y salud mental), fibromialgia (disminución del dolor) y artritis reumatoide (reducción del malestar y depresión)”.