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Locos y locura en la comunidad médica bogotana a finales del siglo XIX y principios del XX

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Academic year: 2020

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(1)Universidad de los Andes Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Historia. Locos y locura en la comunidad médica bogotana a finales del siglo XIX y principios del XX. Diana Vanesa Díaz Martínez. Director: Camilo Quintero Toro Lector: Jaime Humberto Borja Gómez. Mayo 2011 Bogotá 1.

(2) Introducción En el periodo anterior a las últimas décadas del siglo XIX en Bogotá, los locos y las locas andaban libremente por las calles a merced de la caridad de los vecinos que se tomaban la labor de brindarles una especie de protección y acompañamiento a estos personajes. Con alguna periodicidad, los locos y las locas que vagaban sin contar con la caridad del próximo eran retirados en la ³Jaula de San Juan de Dios´, el cual era el vehículo que los transportaba al hospital que llevaba el mismo nombre1. A grandes rasgos, los locos y las locas fueron, durante largo tiempo, los personajes típicos, curiosos y cercanos que transitaban por las calles bogotanas y se relacionaban con todas las personas. Sin embargo, el panorama anterior llegaría a su terminación a finales de siglo y traería una nueva situación: los locos ahora eran enfermos mentales que debían ser tratados por la poderosa mano de la ciencia. Para entender tal proceso, la presente tesis busca entender cómo la comunidad médica bogotana de finales de siglo XIX y principios del XX propuso una nueva imagen de los locos y de la locura basada, evidentemente en preceptos científicos. Así, se propone que a finales del siglo XIX en la ciudad de Bogotá± particularmente, o de forma acentuada, desde la década de los setenta± empieza a concretarse un proyecto que venía gestándose desde hacía años, a la par con procesos más amplios de civilización, urbanismo, capitalismo y. modernidad, entre otros. En efecto, se trata de la. ³FLHQWLILFDFLyQ´GHOORFRODORFD\ODORFXUa; es decir, que la representación que la sociedad hacía de éstos se transformó de acuerdo a nuevos planteamientos inscritos dentro de lo científico, y específicamente lo médico. De tal manera, esta tesis propone que de una imagen popular ± construida por todas las personas sin distinción desde sus propias impresiones y saberes± se pasa a una imagen médica del loco y la locura que conllevó a la creación de un discurso científico que EXVFy H[SOLFDU ³UDFLRQDOPHQWH´ OR TXH DKRUD HUD HQWHQGLGR FRPR XQD HQIHUPHGDd mental. Tal cambio en la forma de representar al loco y la locura pudo darse gracias a la confluencia de varios procesos políticos, económicos y socio-culturales que para finales de siglo acaecieron en la capital de Colombia. Sin embargo, esta tesis también sostiene que, a pesar de los grandes esfuerzos porque la locura fuera explicada desde un saber científico, y por ende objetivo según 1. ROSSELLI, Humberto. Historia de la psiquiatría en Colombia (Vol. 1). Bogotá: Editorial Horizontes, 1968. 103 p.. 2.

(3) los preceptos de la época, el discurso se vio permeado de los prejuicios propios de la época y de cada científico.. El presente proyecto tendrá como objetivo general el de comprender cuál fue la imagen que del loco, la loca y la locura fue construida desde finales del siglo XIX hasta principios del XX dentro de la comunidad científica bogotana. Para tal propósito, se propone de manera más específica entender cuáles procesos históricos (sociales, culturales, políticos y económicos) enmarcaron el FRPLHQ]R GH OD ³FLHQWLILFDFLyQ´ GH ORFR OD ORFD \ OD ORFXUD HQ %RJRWi ,JXDOPHQWH LPSRUWDQWH será advertir hasta qué punto el nuevo discurso científico generado alrededor de la locura se vio inmerso en los prejuicios y las preocupaciones propias de su tiempo y su lugar de producción. Con el fin de lograr comprender un poco más sobre esta nueva representación científica de loco, se recurrirá al análisis, según ciertas temáticas seleccionadas, de cuatro tesis en medicina que trataron el tema de las enfermedades mentales y que fueron desarrolladas dentro de la academia médica bogotana desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. El análisis de estas cuatro tesis resulta relevante en la medida en que permite el acercamiento a una forma de pensar y de conocer más amplia que fue la de toda la comunidad médica bogotana del momento. Además, al tratarse del estudio de algunos de los primeros trabajos que florecieron sobre el tema de la enfermedad mental, se puede entender más de cerca el proceso de transición hacia un nuevo conocimiento, al igual que los problemas o debilidades que surgieron paralelamente.. Esta tesis se instaura como un complemento y una apertura en las temáticas que en Colombia han sido tratadas por la Historia de la Ciencia, y más específicamente, por la Historia de la Medicina2. Siguiendo lo que ha sido el proceso de la consolidación de una comunidad científica 2. Algunos de los trabajos más relevantes que se han inscrito dentro de las tradiciones de la Historia de Ciencia y la Historia de la. Medicina en Colombia son: ROSSELLI, Humberto. Historia de la psiquiatría en Colombia (Vol. 1 & Vol. 2). Bogotá: Editorial Horizontes, 1968; OBREGÓN, Diana. Sociedades científicas en Colombia: La invención de una tradición. Santafé de Bogotá: Banco de la República, 1992; MÁRQUEZ VALDERRAMA, Jorge. Ciudad, miasmas y microbios: La irrupción de la ciencia pasteriana en Antioquia. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia: Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Fac. de Ciencias Humanas y Económicas, 2005; MARTÍNEZ, Rafael. De Hipócrates a Pasteur: contribución para la historia de la. 3.

(4) en Bogotá, esta tesis busca expandir los horizontes de tal historia para tratar de explicarla y entenderla también a partir de procesos tales como los que los trabajos en Historia Urbana o Historia de la Higiene3 en Colombia han desarrollado. De tal manera, se insiste en que lo que este proyecto intenta es combinar los esfuerzos de varias corrientes historiográficas del país, para analizar una temática que tal vez no se ha tratado de la manera como aquí se propone. Sin duda, el buscar entender la manera como las representaciones de cierto tipo de individuos ±por lo general marginales± cambian, se instauran y se reproducen dentro de la sociedad, es un esfuerzo por complementar lo que han hecho estas historias, pero desde una perspectiva un poco más socio-cultural, si es que se le podría llamar de esa manera. En efecto, más allá de entender los procesos que llevan a que estos cambios se den ±que es precisamente lo que la combinación de distintas perspectivas históricas me ha permitido reconstruir± debe ahora tratar de comprenderse la manera como se crean y reproducen las imágenes de ciertos tipos de individuos dentro de una sociedad, y bajo cuáles criterios. El tema de la construcción de la imagen del loco y la locura resulta interesante en la medida en que más allá de ser un tema desarrollado dentro del ámbito científico, se trata de un fenómeno con amplias repercusiones políticas en tanto vistas desde la. medicina Colombiana. Bogotá: Internacional de Publicaciones, 1966; QUEVEDO, Emilio. Historia de la medicina en Colombia (Vol. 1 & Vol. 2). Bogotá: Tecnoquímicas, 2007; QUEVEDO, Emilio. Historia Social de la Ciencia en Colombia. Bogotá: Colciencias-Sociedad Colombiana de Epistemología-OEA, 1993-1996; NIETO, M. Orden natural y orden social: ciencia y política en el semanario del Nuevo Reyno de Granada. Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropología, CESO, Ediciones Uniandes, 2009; VASCO, Carlos. Historial social de la ciencia en Colombia. Santa Fe de Bogotá: Colciencias, 1993. 3. Dentro de la literatura de Historia Urbana e Historia de la Higiene se pueden destacar, entre muchos otros, los siguientes. trabajos: MEJÍA PAVONY, Germán Rodrigo. Los años del cambio: Historia urbana de Bogotá, 1820-1910. Santa fe de Bogotá: CEJA, 2000; NOGUERA, Carlos Ernesto. Medicina y política: Discurso médico y prácticas higiénicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2003; ALZATE, Adriana. Suciedad y orden: reformas sanitarias borbónicas en la Nueva Granada 1760-1810. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2007; LONDOÑO, Alicia. El cuerpo limpio: higiene corporal en Medellín, 1880-1950. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2008; MCGRAW, Jason, Purificar la nación: eugenesia, higiene y renovación moral-racial de la periferia del Caribe colombiano, 1900-1930. En: Revista de Estudios Sociales. No. 27 (Agosto 2007). Bogotá. p.p. 62-75; SUAREZ, Adriana. La ciudad de los elegidos: crecimiento urbano, jerarquización social y poder político, Bogotá (1910-1950). Bogotá: Guadalupe, 2006.. 4.

(5) construcción de un determinado orden social. Siguiendo a Mauricio Nieto se entendería lo SROtWLFR ³HQ HO marco de intereses por el establecimiento de límites territoriales, naturales, históricos y entre grupos humanos´4.. Resulta no sólo interesante, sino también importante para nuestras sociedades, entender los procesos a través de los cuales se seleccionan y se clasifican los individuos a tal punto que el control sobre los mismos se vuelve parte natural del paisaje social. En efecto, es significativo entender que más allá de la preocupación médica o científica, existen unas claras intenciones de aislar y reprimir todo individuo que se considere inútil para la sociedad según ciertos estándares de normalidad previamente concebidos y consensualmente aceptados. En este punto vale la pena FLWDU XQD YH] D 0DXULFLR 1LHWR TXLHQ DO UHVSHFWR DILUPD TXH ³OD SREODFLyQ es dominada en la medida en que se transforma en objeto de racionalización, medición y clasificación, y la información que de ella se pueda reunir de manera sistemática, constituye una clara capacidad política. Uno de los frentes más notables en los cuales la población es objeto científico es el de la salud´5.. Finalmente, para alcanzar los objetivos propuestos anteriormente, la presente tesis estará dividida en dos grandes partes. La primera parte, tratará lo que podría denominarse como el contexto de la época propuesta, para entender cuáles fueron los procesos históricos (sociales, culturales, SROtWLFRV\HFRQyPLFRV GHQWURGHORVFXDOHVVHHQPDUFyHOFRPLHQ]RGHOD³FLHQWLILFDFLyQ´GHl loco, la loca y la locura en Bogotá a finales de siglo XIX y principios del XX. Para concretar esta primera parte, fue necesario el recorrido por varias de las perspectivas históricas que se discutían anteriormente (Historia de la Medicina, Historia Urbana, Historia de la Higiene, etc.). Igualmente, el recurso a fuentes propias de la época será esencial para sustentar el argumento. Una segunda parte, se dedicará exclusivamente a reconstruir en lo posible las nuevas imágenes 4. NIETO, M. Orden natural y orden social: ciencia y política en el semanario del Nuevo Reyno de Granada. Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropología, CESO, Ediciones Uniandes, 2009. 4 p.. 5. Ibíd., p. 8. 5.

(6) que del loco, la loca y la locura se generaron a partir de los procesos explicados en la primera parte. Para dicho propósito se analizaran las cuatro tesis en medicina anteriormente señaladas.. Del loco popular al enfermo mental: contexto de un cambio epistemológico Para las primeras décadas del siglo XX en Bogotá, es posible encontrar una variedad de escritos en los que se rememoran con cierta nostalgia y añoranza los locos y las locas de mediados del siglo XIX en Bogotá. Individuos tales como Ignacio Gutiérrez Ponce y Polo Gil ±inclusive hasta en 1950 para una publicación médica, Samuel Arturo Meza y Posada6± fueron sólo algunas de aquellas personas que describieron a los locos, no a partir de la representación que para su época primaba, sino a partir de la imagen que de los locos se tenía alrededor de la década del cincuenta del siglo XIX. De tal manera, los locos que Gutiérrez y Gil recordaron con tanta añoranza fueron aquellos locos populares que se caracterizaron por poseer una naturaleza diferente a lo que se consideraba normal, pero lejana a la comprensión, y de difícil explicación. Se hacía latente la idea de que una persona estaba loca porque sus movimientos eran estrafalarios; sus atuendos eran coloridos y vulgarmente llamativos; se creían reyes o princesas; y sus ideas parecían no armonizar con lo que la mayoría de la sociedad pensaba. En efecto, estos locos descritos por Gutiérrez y Gil, fueron los mismos locos cuyas imágenes quedaron plasmadas en las obras del pintor y caricaturista bogotano José María Espinoza Prieto. Se trataba entonces de los locos que hacían parte del paisaje cotidiano de la ciudad, y que sin problema alguno andaban ³VXHOWRV´SRU la misma, desplegando sus bizarros comportamientos. Tanto las pinturas de Espinoza como los escritos de Gutiérrez y Gil parecen estar describiendo los locos y las locas que existieron en un periodo en el que de ellos sólo se sabía lo que a primera vista se aprehendía. Efectivamente, las producciones de estos tres personajes ±ubicados en diferentes marcos espacio-temporales± crean una representación basada en lo que los sentidos permitían conocer de los locos. Entonces, se hablaría de una imagen sumamente empírica que se construía principalmente a partir de lo visual, es decir, la fisionomía, la forma de vestir y en general el extraño comportamiento de estos. 6. MEZA Y POSADA, Samuel Arturo. Curiosos Casos de Locura en la Historia de Colombia. En: Orientaciones Médicas: Órgano de la Unión de Médicos Municipales. Vol. 1, Número 6 (Noviembre 1950): 263-265 p.. 6.

(7) individuos. Pero lo más importante, es que eran ³QXHVWURV ORFRV´7 porque eran queridos y conocidos por todos los bogotanos, y porque eran apropiados por la sociedad como parte del paisaje natural y elementos esenciales de la ciudad.. ¿Cómo eran entonces los locos y las locas de mediados del siglo XIX en Bogotá? Al recordar algunos famosos locos que rondaron las calles a mediados de siglo tales como la loca Benita, el runcho Neira y Perjuicios, Gutiérrez Ponce presenta ciertas características. Habla de dementes en primera categoría, contraponiéndolos a los bobos, a quienes describe FRPR³PHQRVIDOWRVGH MXLFLR´LQRIHQVLYRV\KXPLOGHVlo cual indica que los locos eran percibidos como peligrosos y poco humildes. Aunque el autor le otorga a los locos una indiscutible falta de juicio, también hace evidente una cierta racionalidad ya sea política, sentimental, o de cualquier otro tipo. Finalmente, se puede observar una caracterización del personaje del loco como un ser carnavalesco, con vestuarios estrafalarios y coloridos, sombreros pomposos, caminar llamativo y accionar gracioso.. Los locos eran entonces, según lo que Gutiérrez buscaba rememorar, como la loca Benita, con su ³WUDMH \ XQ DQGDU FRPR PDQHR WDQ RURQGR FRPR VL IXHUD GLFLHQGR ©WRGR OR TXH YHR HV mío». >«FRQVX@IDOGDVXHOWDULFDGHFRORULQHV«´8. Los locos eran como personajes que, como la loca Benita, andan por las calles con vistosos accesorios y diciendo disparates por doquier.. 7. GUTIÉRREZ PONCE, Ignacio. Los locos de Bogotá. En: Santafe y Bogotá: Revista mensual. Tomo XII, Número 68 (Agosto, 1928): 47 p. 8. Ibid., p. 48.. 7.

(8) La loca Benita. José María Espinoza. 1850.. Otros locos eran como Perjuicios que, como Gutiérrez afirma, no hacía daño a nadie. Como 3HUMXLFLRV PXFKRVORFRVSDUHFtDQPiVUDFLRQDOHV \ KiELOHVTXH FXDOTXLHUFLXGDGDQR³QRUPDO´ Su destreza para crear instrumentos lo hicieron un ser amado por muchos, pero su actitud callada, reflexiva, olvidadiza y distraída lo convirtieron en otro de los famosos locos del Bogotá de mediados de siglo XIX. También sus viejas ropas, su capa, y su nunca faltante sombrero remendado lo convirtieron en un ser exótico ante ORVRMRVGHORV³REMHWLYRV´ERJRWDQRVY ni que hablar de sus GHVFDEHOODGDVLGHDVWDOHVFRPRMXUDU³QRODYDUVHQLPXGDUURSDKDVWDTXHWULXQIDVHQ ORVFRQVHUYDGRUHV´9.. Loco Chánchiros. Perjuicios. José María Espinoza. 1850 9. Ibid., p. 49.. 8.

(9) Los locos de Bogotá eran también como Gonzalón, como Víctor Santamaría, como Rafael Lasso de la Vega, como el runcho Neira, o como el Loco Rompe Galas, quienes dejaron huella en la historia de Bogotá como aquellos personajes típicos, que junto al bobo y a otros tantos, hicieron parte importante de la cotidianidad de la ciudad a mediados del siglo XIX. También el historiador contemporáneo Germán Mejía Pavony, recalca en su obra sobre la transformación de Bogotá desde el siglo XIX hasta comienzos del XX, el hecho de que ³/RVORFRVGH%RJRWiQR fueron los dementes guardados en los asilos, sino aquellos que hicieron de la calle su vivienda, que fueron aceptados como parte intrínseca del diario vivir al ser aceptados por todos, que fueron atormentados por los chinos y que, en ocasiones, desempeñaron oficios que hicieron la vida más OOHYDGHUDDORVERJRWDQRVGHHQWRQFHV´10.. El Célebre Gonzalón. José María Espinoza. 1860. El Loco Rompe Galas Bogotano. José María Espinoza. 1852. Loco Antioqueño. José María Espinoza. 1850. No obstante, con el pasar de los añoVHVWRVORFRV³WtSLFRV´HPSH]DURQ a abandonar el paisaje para convertirse en el recuerdo de una época. Es por esto mismo que cuando Gutiérrez Ponce escribe. 10 MEJÍA PAVONY, Germán Rodrigo. Los años del cambio: Historia urbana de Bogotá, 1820-1910. Santa fe de Bogotá: CEJA, 2000. 285 p.. 9.

(10) la carta a su amigo Raimundo se refiere explícitamente a los locos de mitad de siglo, pues los de unas décadas después no eran como lo fueron Gonzalón o Perjuicios. ³PHSLGHVUHPLQLVFHQFLDV de cuando la ciudad de don Gonzalo no había entrado en el movimiento progresista a que ahora dan empuje los señores miembros de la sociedad de embellecimiento, no había perdido la población sus rasgos peculiares de otros días. Te hablaré, pues, de cuando no existía allí el PDQLFRPLR \ DQGDEDQ ORV ORFRV VXHOWRV SRU ODV FDOOHV«´11. También Polo Gil en su poema de ³%RJRWiVLQORFRV´ recuerda con cierta nostalgia el panorama que se vivía desde entonces en la ciudad. Se trataba pues de un paisaje sin los típicos locos, y donde ahora primaban los afanes PDWHULDOHV³(VWDFLXGDG±hervidero de apetitos, ± que se agita con el afán del dinero, no es ya la ciudad bendita de don Vicente Montero \ GH OD ORFD %HQLWD´12. Gil se lamentaba de que en la ciudad ya no quedaran QLKXHOODVGHDTXHOORV³HVWUDIDODULRV´SHUVRQDMHVVLQRTXHSRUHOFRQWUDULR sólo existieran ³FXHUGRV GHDWDU $TXtGRQGHDQWHV OXFtDODIORUGHWRGDORFXUD«´13. En efecto, aproximadamente para la década de los 70 del siglo XIX empieza a darse un importante cambio HQ OD IRUPD GH FRQFHELU \ WUDWDU DO ORFR 3HUPLWLU OD SUHVHQFLD GH ORFRV ³VXHOWRV´ SRU ODV FDOOHV empezaba a ser mal visto, y la preocupación por aislar a este grupo específico de individuos se hacía cada vez más latente. En efecto, es en esta década cuando empiezan a presentarse importantes cambios en la forma de relacionarse con los locos.. ¿Qué factores ayudan a entender el hecho de que la forma de percibir y tratar a los locos y la locura haya cambiado? Tanto Ignacio Gutiérrez Ponce como Polo Gil dan algunas pistas al UHIHULUVH DO FRQWH[WR HQ HO TXH DKRUD YLYtDQ GHVSXpV GH OD ³pSRFD GH ORFRV´ Por un lado, Gutiérrez habla de TXH%RJRWiHVWDEDLQPHUVDDKRUDHQXQ³PRYLPLHQWRSURJUHVLVWD´HQHOTXH acciones tales como embellecer la ciudad habían cobrado importancia. Además, según lo que insinúa sobre una época pasada, ahora los locos no andaban sueltos por la calle sino que se aglomeraban HQORVPDQLFRPLRV³He oído decir [no lo ha vivido de primera mano ya que ahora. 11. 12. 13. GUTIÉRREZ, Op.cit., p. 47 GIL, Polo. Bogotá sin locos. En: Santafe y Bogotá: Revista mensual. Tomo XII, Número 68 (Agosto, 1928): 52 p. Ibid., p. 52.. 10.

(11) habita en Londres] que no todos los locos fueron encerrados en el manicomio, y que muchos TXHGDURQDIXHUDFRQKiELWRGHUDFLRQDOHV´14. Por otro lado, Gil señala con claridad que la Bogotá de su presente era una invadida de ciudadanos sensatos, donde la cordura era la ley del momento. Asimismo, el autor del poema indica una situación materialista y de pretensiones económicas. Efectivamente, la Bogotá de finales del siglo XIX empezaba a verse inmersa en un embrionario proceso de industrialización y modernización impulsado por la adquisición en el país de ideales de progreso y de desarrollo alimentados principalmente por el pensamiento positivista. Sin embargo, este contexto no habría emergido para aquella época de no haber sido por una situación anterior que debe ser considerada primeramente.. Para mediados del siglo XIX en Bogotá, fueron varios los ciudadanos quienes, preocupados por la desoladora situación de la capital, dejaron plasmadas en sus obras y memorias la descripción de los males que por aquel entonces aquejaban a Bogotá. Vale la pena recalcar en este punto que, como señala el historiador Carlos Ernesto Noguera, fueron particularmente los ciudadanos pertenecientes a la élite capitalina quienes se inquietaron por la deteriorada situación sanitaria e higiénica en la que vivían principalmente las clases populares 15. Uno de estos ilustres ciudadanos que dejó sus impresiones fue el abogado, político y liberal, Miguel Samper Agudelo, quien para 1867 publicaba en sus Memorias XQ FDStWXOR WLWXODGR ³/D PLVHULD HQ %RJRWi´ Debe entonces tenerse en cuenta que las ideas plasmadas por Samper representaban la perspectiva de un sector de la élite y de una tendencia política. En lo que más bien parece ser una estrategia política para defender las propuestas de una determinada tendencia política sobre la manera correcta de gobernar, el escrito de Samper hace un llamado para emprender acciones que permitieran solucionar la situación de retroceso que por ese entonces se vivía en Bogotá y que no podía sino ser el resultado de políticas y gobiernos anteriores ±probablemente se trate de una crítica a los gobiernos conservadores±. Para el autor, Bogotá era la ciudad más atrasada de Suramérica, y para respaldar su argumento se apoyaba en la idea de que en la ciudad existía tanto una 14. GUTIÉRREZ, Op.cit., p. 51. 15. NOGUERA, Carlos Ernesto. Medicina y política: Discurso médico y prácticas higiénicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2003. 47 p.. 11.

(12) decadencia material, como una de tipo moral. ³/D SRGUHGXPEUH PDWHULDO FRUUH SDUHMDV FRQ OD moral. El estado de las calles es propio para mantener la insalubridad con sus depósitos de LQPXQGLFLDV´16. En cuanto a lo material, Samper alega por un lado el atraso tecnológico en tanto que la ciudad carece de un buen sistema de alumbrado, alcantarillado y transporte. Por el otro lado, se refiere al hedor, la suciedad y la inseguridad TXHKDHQJHQGUDGRODFLXGDG³$VtFRPROD vista se acostumbra a la oscuridad y el olfato a un mal olor, una situación constante de malestar embota las potencias del hombre y las enerva. Por esto quizá la fealdad de este cuadro, que en pocas líneas aglomera taQWDPLVHULDDSDUHFHUiH[DJHUDGD«´17. Tales condiciones se generaban, dice el autor, porque los trabajadores no hallaban oportunidades para desempeñarse en sus diferentes labores, y porque ya no existía una confianza en las instituciones, lo que al parecer desembocó en una grave situación de hostilidad. Además, explica Samper, la ciudad atravesaba lo que llamó una decadencia moral en tanto que la ciudad se encontraba plagada de mendigos, ³YHUJRQ]DQWHV´ FULPLQDOHV \ YLFLRVRV Para el autor, la aglomeración en las calles de estos, y otros personajes, engendraba inseguridad puesto que aquellos se convertían en peligrosas amenazas para la convivencia; pero también engendraba una situación de insalubridad dado que Samper veía en estos individuos, importantes generadores de parásitos y canales para la transmisión de un sinnúmero de enfermedades. Aún más importante, Samper encontraba en estas personas, reproductores de comportamientos impropios y fuera de lo que la moral dictaba. En efecto, no sólo transmitían enfermedades corporales, sino también espirituales, pues reproducían los vicios más despreciables para cualquier sociedad ±prostitución, suciedad, ebriedad, juegos, demencia, desorden, anti higiene, anormalidad, etc. ±. ³/DV FDOOHV \ plazas de la ciudad están infestadas por rateros, ebrios, lazarinos, holgazanes y aún locos. Hay calles y sitios que hasta cierto punto les pertenecen como domicilio >«@/DQRFKHSRQHexclusivamente a la disposición del crimen o del vicio todo cuanto hay dHVDJUDGR´18.. 16. SAMPER, Miguel. La miseria en Bogotá. En: CHARRY SAMPER Hector & SAMPER TRAINER Santiago. Selección de escritos. Bogotá: Colcultura, 1977. 31 p.. 17. Ibid., p. 32.. 18. Ibid., p. 31.. 12.

(13) Memorias como las de Miguel Samper, al igual que las de Salvador Camacho Roldán, son algunas de las fuentes primarias privilegiadas por historiadores como Mejía Pavony para evidenciar la crisis, tanto política como socio-cultural, que atravesaba la capital de Colombia a mediados de siglo XIX. Efectivamente, el orden se estaba viendo alterado, y ello empezaba a SUHRFXSDU D XQ LPSRUWDQWH Q~PHUR GH KDELWDQWHV GH %RJRWi ³KDFLD ILQDOHV GHO VLJOR ;,; pareciera que el paisaje urbano, con todos sus habitantes y desechos, se hubiese convertido en algo insoportable, particularmente para un sector de la élite en la que se cuentan varios médicos e KLJLHQLVWDV´19. Además, afirma Mejía Pavony, desde la década del 70 del siglo XIX, las elites se vieron obligadas a combatir el auge poblacional que surgió como consecuencia directa del auge capitalista. El hacinamiento, las enfermedades epidémicas, la pobreza y la escasez de agua, fueron entre otros, muchos de las contrariedades que, según Mejía, aportaron a que la situación se tornara insoportable para unos sectores que empezaban a adquirir una nueva sensibilidad hacia su propio espacio. Así, la deteriorada condición de las ciudades, desembocó en la adquisición de una nueva sensibilidad por el espacio urbano que, según Noguera, implicó ideales de modernización tanto a nivel material como a nivel moral. Ejemplificado en el caso de Bogotá y 0HGHOOtQ 1RJXHUD H[SOLFD FyPR HO SDVR GH HVWRV ³SXHEORV JUDQGHV´ D ³FLXGDGHV PRGHUQDV´ implicó, además de las mejoras materiales (alcantarillado, electricidad, etc.), la adopción de nuevas estructuras de pensamiento HQHOSODQRLQPDWHULDO³XUEDQL]DU no fue solamente construir edificaciones, ampliar y mejoras la infraestructura citadina; fue, además, una acción por medio de la cual se pretendió controlar una masa poblacional determinada en función de la adquisición de unos hábitos y principios de convivencia que, de manera general, podríamos denominar XUEDQLGDG´20. Al respecto Michel de Certau explica ±probablemente tomando como base el estudio de Paris± el funcionamiento de la ciudad creada a partir del discurso utópico y urbanístico como XQ HVSDFLR TXH RUJDQL]D ³UDFLRQDOPHQWH´ RSHUDFLRQHV GH RUGHQDPLHQWR FODVLILFDFLyQ\SRUHQGHUHFKD]R³GHORTXHQRHVWUDWDEOH\FRQVWLWX\HOXHJRORV³GHVHFKRV´GH una administración funcionalista ±DQRUPDOLGDGGHVYLDFLyQHQIHUPHGDGPXHUWHHWFpWHUD´21. 19. NOGUERA, Op.cit., p. 47. 20. Ibid., p. 148-149. 21 DE CERTAU, Michel. La invención de lo cotidiano. En: Ortega, F. (Ed.). La irrupción de lo impensado: cátedra de estudios culturales Michel de Certau. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004. 265 p.. 13.

(14) De tal manera, señalan tanto Mejía como Noguera, empezaban a difundirse para aquella época los estudios en higiene; las políticas iban encaminándose hacia el ordenamiento, la limpieza y la curación de la ciudad y, finalmente, comenzaba a otorgársele una mayor importancia al papel de los científicos en las cuestiones públicas. Se empezaban a condenar entonces las prácticas de decadencia, pero también se especializaban los estudios al respecto y se impulsaban medidas dirigidas a la solución del problema. ³$VtFRPRORVJXVWRVEXUJXHVHV\HOGHVHRGHODVpOLWHVGH ver convertida a Bogotá en una ciudad bella, habían dado paso a la creación de una Sociedad de Embellecimiento de la ciudad, también conocida como Compañía de Aseo y Ornato, las QHFHVLGDGHVXUEDQDVGLHURQOXJDUDODFUHDFLyQGHRWUDVGRVMXQWDVODGH2EUDV\ODGH+LJLHQH´22. En cuanto a la creciente importancia del papel de los científicos, y particularmente de los médicos, Jorge Márquez Valderrama explica cómo la comunidad médica se transformó en autoridad nacional dado su papel directivo en los recientemente creados organismos tales como la Junta de Higiene. Efectivamente, instituciones tales como la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá fueron ³GHVGHODGpFDGDGHOVHWHQWDGHOVLJOR;,;>«@ reconocida [s] por el poder oficial como una asociación médica a la que se le podía consultar como autoridad científica sobre la regulaFLyQVDQLWDULDGHODFLXGDGGH%RJRWi´23.. Todo lo anterior iba de la mano, y corría paralelo, con otros procesos que por ese entonces acaecían no sólo a Bogotá, sino a todo el país. Entre los procesos más importantes debe distinguirse la transición, o el comienzo de la transición, de ciudad colonial a ciudad moderna o burguesa capitalista, lo que según Mejía Pavony representaba a su vez una evolución en detrimento de las estructuras propias de la colonia, es decir: ³ODUXSWXUDGHODVIRUPDVGHGRPLQLR colonial y el establecimiento definitivo del Estado-1DFLyQ´24. Así, de la mano a la necesidad de evolucionar hacia ciudades modernas, se iniciaba en el país un importante proceso dirigido hacia. 22. MEJÍA PAVONY, Op.cit., p. 220-221. 23. MÁRQUEZ VALDERRAMA, Jorge. Ciudad, miasmas y microbios: La irrupción de la ciencia pasteriana en Antioquia. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia: Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Fac. de Ciencias Humanas y Económicas, 2005. 6 p.. 24. MEJÍA PAVONY, Op.cit., p. 20. 14.

(15) la construcción de un Estado-Nación propiamente colombiano. Para tal propósito, se llevaron a cabo cambios tanto políticos, como sociales y económicos. A grandes rasgos, la historiadora 0DUJDULWD*RQ]iOH]VHxDODTXHHQORTXHFRQFLHUQHDODSROtWLFD³ODYLGDGHOSDtVregistró durante el período de 1853 a 1886 un paso cada vez más afirmado hacia las formas federales, las cuales TXHGDURQSOHQDPHQWHHVWDEOHFLGDVSRUDFXHUGRFRQVWLWXFLRQDOGH´25. A la vez, en materia económica, y como parte de la necesidad de romper lazos con las estructuras coloniales, se empieza a fortalecer en el país el sistema capitalista ±con la libertad de industria y de comercio, la abolición de los monopolios, etc. ±.. Para el periodo que conforma la mitad del siglo XIX, Pedro María Ibáñez HQVXV³&UyQLFDVGH %RJRWi´ ±originalmente publicadas en 1913 por la Imprenta Nacional de Colombia± recuerda los difíciles y convulsionados momentos que por entonces se vivían en el país26. En efecto, se trataba de una época de álgidas luchas entre liberales y conservadores, quienes a su vez proclamaban distintos proyectos de nación (federalismo o centralismo). Eran momentos decisivos para consolidar un proyecto de nación que claramente incluía el fortalecimiento de un orden social que SDUHFtDYHUVHLQPHUVRHQXQDFLHUWD³OyJLFDUDFLRQDO´WHQGLHQWHKDFLDHOSURJUHVo y la modernización tanto material como moral del país y su sociedad. Para 1863 se vigoriza, con la Constitución de Rionegro, el proyecto basado en el pensamiento del liberalismo radical que venía formulándose desde hacía algún tiempo atrás. Esta época de radicalismo es de especial importancia para impulsar un gran número de medidas encaminadas al progreso y la modernización del país, lo que seguiría llevándose a cabo aún cuando los liberales radicales pierden el poder a finales de siglo. ³/RVUDGLFDOHVSXes, con su obra cumplida entre 1849 y 1886, le entregaron DOSDtVSOHQDPHQWHODFLYLOL]DFLyQGHOVLJOR;,;´27. 7DO³OOHJDGDGHODFLYLOL]DFLyQ´ al país es ejemplificada en el libro de Ibáñez cuando éste se remite a las mejoras materiales que. 25. GONZÁLEZ, Margarita. Aspectos económicos de la administración pública en Colombia: 1820-1886. En: TOVAR ZAMBRANO, Bernardo (Director). Anuario colombiano de historia social y de la cultura. Números 13-14 (1985-1986): 88 p.. 26. IBÁÑEZ, Pedro María. Crónicas de Bogotá. Bogotá: Academia de Historia de Bogotá: Tercer Mundo Ed., 1989.. 27. RODRÍGUEZ PLATA, Horacio. Aspectos del radicalismo en Colombia. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1985. 30. p.. 15.

(16) por esa época emprendieron los diferentes gobiernos liberales. Entre algunos de los avances de la época, el autor señala la fundación del Diario Oficial, la construcción de puentes que unían vías importantes, la llegada del primer telégrafo eléctrico, el establecimiento de ciertos bancos y la creación del mercado cubierto. ³Las galerías cubiertas daban así un aspecto ordenado a esta febril actividad semanal [mercado al aire libre] y aseguraban, al pensar de los contemporáneos, condiciones higiénicas para el comercio de alimentos´28. Al anterior panorama de progreso, se debe agregar la creación de la Universidad Nacional, lo cual tanto material como simbólicamente representaba la consolidación de un proyecto basado en la razón y en la búsqueda del progreso.. Ya específicamente para el tema que aquí interesa, debe anotarse que varios cambios se produjeron, particularmente para la década de los 70 del siglo XIX. Tal vez uno de los proyectos más importantes impulsados en Bogotá por el gobierno liberal de Eustorgio Salgar fue la fundación del Asilo de Bogotá. Al respecto, Pedo Ibáñez cuenta que lo que anteriormente había constituido el convento de San Diego, ³la Municipalidad lo destinó el 11 de julio de 1870 para casa de Asilo de indigentes, al cuidado de la Junta General de BeQHILFHQFLD >«@ $OOt VH recibieron, a más de los méndigos que vivían en miseria y abandono, a los locos y enajenados; de modo que la casa no fue solo Asilo de pobres, sino WDPELpQPDQLFRPLR´29. Evidentemente, y a diferencia de lo que se remarcaba en un principio sobre los locos, ahora éstos pertenecían a las instalaciones del encierro junto con otro tipo de individuos (indigentes, miserables, pobres) que al parecer ya no podían vagar libremente por las calles, sino que debían ser atendidos en inmediaciones particulares. Aunque para este primer momento la locura se junta con otros tipos de males, no transcurriría mucho tiempo para que empezaran a especificarse los lugares de la locura. Un poco más adelante en 1874, señala Humberto Rosselli, se fundaría un Asilo destinado HVSHFtILFDPHQWH SDUD ODV PXMHUHV TXH VXIUtDQ GHO PDO GH OD ORFXUD VX QRPEUH IXH ³&DVD GH /RFDV´30. Cinco años más tarde, comenta el mismo autor, el edificio de San Diego es destinado. 28. MEJÍA PAVONY, Op.cit., p. 219. 29. IBÁÑEZ, Op.cit., p. 560. 30. ROSSELLI, Op.cit., p. 157. 16.

(17) por el gobierno para recibir ahora a los hombres presas de tal enfermedad. También de esta época, según Rosselli a partir de 1875, data la aparición y auge de obras científicas tanto QDFLRQDOHV FRPR LQWHUQDFLRQDOHV VREUH OR TXH HPSH]y D FRQFHELUVH FRPR XQD ³HQIHUPHGDG PHQWDO´ TXH GHEtD KDFHU SDUWH GH ODV SUHRFXSDFLRQes de la medicina31. En efecto, cada vez empezaron a aparecer más y más tesis en medicina que profundizaban científicamente en alguna de las muchas formas en las que al parecer se presentaba la locura. Ahora aquel mal que se sabía que era extraño pero que parecía tan lejano a la comprensión, empezaba a ser abordado y atacado por todos lados desde la perspectiva médica. Es para esta época cuando el loco se transforma en enfermo mental y cuando la medicina debe hacer todo lo que este a su alcance no sólo para comprender y explicar, sino para intentar sanar ±así como se sanaba cualquier otro tipo de enfermedad±.. La comunidad médica colombiana y la influencia extranjera en la ciencia nacional Para comprender el manejo que los médicos bogotanos de la época le dieron al tema de la locura, resulta necesario comprender primero la situación de la comunidad científica y médica colombiana para el periodo que va desde la segunda mitad del siglo XIX. En efecto, la comunidad científica y médica colombiana tuvo que atravesar un importante y largo proceso para lograr consolidarse y legitimarse dentro del país. La socióloga e historiadora Diana Obregón Torres es, sin duda, un referente infaltable a la hora de entender el proceso anteriormente mencionado. Según Obregón, los intentos por consolidar una comunidad científica bien estructurada surgen desde finales de la década de los cincuenta del siglo XIX con la creación, entre otras, de una agrupación que buscaba impulsar el conocimiento científico en el país; se trataba de la Sociedad de Naturalista Neogranadinos32. Desde la aparición de esta congregación, señala la autora, se hace evidente el impacto que en adelante tendrían los científicos extranjeros ± principalmente de Europa±, en la invención y consolidación de la comunidad científica. 31. Ibid., p. 188-189. 32. OBREGÓN, Diana. Sociedades científicas en Colombia: La invención de una tradición. Santafé de Bogotá: Banco de la República, 1992. 7p.. 17.

(18) FRORPELDQD³(QHIHFWRGXUDQWHHOWLHPSRTXHIXQFLRQyOD6RFLHGDG -1861) se estrecharon ORVOD]RVFRQHOOODPDGR³PXQGRFLYLOL]DGR´VHHQWDEODURQUHODFLRQHVFRQFHUFDGHFLHQWRYHLQWH corporaciones científicas en diversos países. Los investigadores extranjeros enviaban libros de FLHQFLDVQDWXUDOHVPHPRULDVGHODVDFDGHPLDVDODVTXHSHUWHQHFtDQLQIRUPHVFLHQWtILFRV´ 33. A pesar del fracaso de la Sociedad, los esfuerzos por legitimar la ciencia en el país continuarían y se verían impulsados por los gobiernos de los liberales radicales, como en algún momento ya se había comentado. Así, con la creación de la Universidad Nacional, y más adelante con la fundación de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá en 1873, se erigiría una tradición mucho más fuerte y dirigida hacia la búsqueda del beneficio general de la nación34. Pero una vez más, para que la ciencia nacional se arraigara era necesario legitimarla a través de una fuerte influencia extranjera que la introdujera dentro de una WUDGLFLyQPXQGLDO³'HDFXHUGR con el entusiasmo cientifista, el conocimiento no se justificaba por sí mismo, sino sólo en la medida en que estaba al servicio de los intereses del país >«@$OPLVPRWLHPSRXQD³PHGLFLQD QDFLRQDO´QRSRGUtDFRQFHELUVHVLQR como parte integrante de una medicina científica universal. 3RU HOOR VH RWRUJDED XQ DPSOLR HVSDFLR D WUDGXFFLRQHV GH DUWtFXORV GH UHYLVWDV H[WUDQMHUDV´ 35. 0iV DGHODQWH 2EUHJyQ YD D VHxDODU TXH ³$ WUDYpV GH XQD UHG GH FRUUHVSRQVDOHV QDFLRQDO \ extranjeros, los médicos y naturalistas se mantenían en contacto con escuelas médicas HXURSHDV´36.. En adelante, sugiere Obregón, los médicos y científicos colombianos jugarían un papel esencial como actores dentro de los distintos gobiernos, pues se les requería para trabajar y aconsejar en cuestiones de salud, higiene, sanidad y demás temas de interés nacional 37. Así la medicina se LQVWDXUDFRPRXQDDXWRULGDGMXQWRDORVSROtWLFRVSXHVFRPRDILUPD2EUHJyQ³/RVYtQFXORVGHOD. 33. Ibid., p. 10. 34. Ibid., p. 51-52. 35. Ibid., p. 53. 36. Ibid., p. 54. 37. Ibíd., p. 64. 18.

(19) élite científica con el poder político eran estrechos. En algunos casos, los médicos y naturalistas WXYLHURQFDUJRVHQHOJRELHUQR´38. Se comprende aún más la anterior alianza si se tiene en cuenta que tanto personajes políticos como los médicos e higienistas pertenecían a la élite, en este caso capitalina, como observa Carlos Noguera39.. Precisamente de esta comunidad científica y médica anteriormente esbozada, fueron parte los cuatro médicos cuyas tesis serán la base del presente trabajo. Se trata de cuatro estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, que presentaron entre 1893 y 1904 sus tesis para graduarse del Doctorado en Medicina y Cirugía. Para entender el producto de las tesis de doctorado de estos cuatro médicos es necesario tener siempre en cuenta que éstos no fueron resultado, como se ya se había constatado, de un conocimiento FRPSOHWDPHQWH ³DXWyFWRQR´ TXH KD\D FRPHQ]DGR ³GHVGH FHURV´ HQ HO SDtV (IHFWLYDPHQWH \ como Diana Obregón ya lo había señalado, los productos del conocimiento científico de estos médicos se construyeron, sin duda, a partir de la juiciosa lectura y del aprendizaje adquirido de un amplio número de científicos extranjeros. Por un lado, se trató de la adopción, casi que calcada, de las teorías, definiciones y trabajos principalmente generados desde la psiquiatría europea. Por otro lado, y tal vez en menor medida, se trató de una reapropiación, también de la ciencia y de la medicina europea, pero aplicada específicamente al contexto colombiano, lo que implicó un cambio en las situaciones, las observaciones y los factores presentes en la construcción del argumento científico. De esta manera, las producciones de los cuatro médicos bogotanos que para el presente proyecto serán estudiadas, se basaron en la psiquiatría europea que desde comienzos del siglo XIX cambió el paradigma y las formas de entender las enfermedades mentales. Según el historiador británico de la medicina, y de la locura, Roy Porter, el siglo XIX trajo consigo el desarrollo de la psiquiatría y, a su vez, el descubrimiento del asilo, lo que significó la creación de toda una estructura psiquiátrica que giró en torno a este nuevo paradigma, en detrimento de un siglo XVIII que trató las enfermedades mentales desde una. 38. Ibid., p. 65. 39. NOGUERA Op.cit., p. 47. 19.

(20) perspectiva religiosa y de la caridad40. Otra de las características de la psiquiatría europea del siglo XIX que permeó la comunidad médica bogotana del mismo siglo fue precisamente la necesidad de hacer de la locura una condición médica para consolidar así la identidad profesional y que de tal manera fueran los médicos y científicos quienes detentaran el poder de conocerla, tratarla y poseerla. While accepting much of moral treatment, most nineteenth-century physician maintained that insanity was ultimately rooted in the organism, particularly the brain; for that reason therapy needed to be incorporated within a medical model, and prescribed by physicians. There followed a dramatic increase in books on insanity, virtually all by doctors; and a JURZLQJERG\RIµPDG-doctors' emerged, called 'alienists'41.. Si bien lo anterior es apenas una breve mirada al complejo proceso que significó la medicina europea del siglo XIX, lo importante es recalcar que los autores aquí tratados fueron influenciados y determinados por esta tradición en donde se distinguieron principalmente franceses, alemanes e ingleses. De tal manera, esta primera parte, enfocada en la comunidad médica colombiana a grandes rasgos y en la influencia extranjera que recibió, permiten introducir y presentar a los cuatro médicos bogotanos que hicieron parte de esa importante tradición científica que sentó las bases para la medicina, y por supuesto, para la psiquiatría actual en Colombia.. En primer lugar está Nicolás Buendía, de quien si bien no fue posible encontrar información biográfica, se sabe que para mayo de 1893 presentó su tesis para aspirar al título de Doctor en Medicina y Cirugía de la Universidad Nacional de Colombia con sede en Bogotá. Teniendo como presidente de su tesis al Doctor Policarpo Pizarro, Buendía desarrolló un proyecto titulado Las Monomanías Impulsivas: Estudio clínico y médico-legal, basado en el interés por impulsar el estudio de un campo que, según él, había sido muy poco estudiado por los científicos del país; se 40. PORTER, Roy. The greatest benefit to mankind: A medical History of Humanity form Antiquity to the Present. London: HarperCollins, 1997. 493 - 494 p.. 41. Ibid., p. 498. 20.

(21) UHIHUtD DO FDPSR GH OD 3DWRORJtD 0HQWDO ³(O OODPDU KDFLD HVWH SXnto la atención de nuestros hombres de ciencia, y el deseo que nos anima de llevar nuestro exiguo contingente a la obra del progreso de nuestra medicina, son los motivos que hemos tenido en cuenta al escoger como objeto de nuestra tesis de doctorado el estudia de las monomanías [«] A nadie se oculta que este HVWXGLRHV WDQLPSRUWDQWHFRPR GLItFLO´ 42. Para el aspirante a doctorado, el estudio de tal tema resultaba de vital importancia ya que se trataba de una enfermedad presente en el país, razón por la cual era necesario entenderla y aprender a tratarla.. Si bien Buendía fue un precursor al preocuparse por llamar la atención de los científicos nacionales sobre el tema de las monomanías impulsivas, él mismo acepta que el producto de su tesis no es algo precisamente innovador, pues como ya se había dejado claro anteriormente, su FRQRFLPLHQWR VH EDVy HQ HO FRQRFLPLHQWR FUHDGR GHVGH (XURSD ³'HEHPRV DGYHUWLU TXH QDGD tiene de original nuestro ensayo; bien se sabe que somos incapaces de una innovación científica; por tanto no reclamamos como de nuestra exclusiva propiedad sino los defectos que en él se HQFXHQWUHQ´43. Asegurar que la comunidad médica bogotana es incapaz de generar innovaciones científicas, parece ser una clara muestra del pensamiento dicotómico que divide a las sociedades entre inferiores y superiores. Evidentemente, existe una idea naturalizada de que Europa es la IXHQWH GH OD FLYLOL]DFLyQ \ TXH SRU HQGH FXDOTXLHU SURGXFFLyQ HQ SDtVHV ³HQ SURFHVR GH FLYLOL]DFLyQ´ QR SXHGH VHU PiV TXH XQD FRSLD PXchas veces defectuosa de un pensamiento originario y aceptado. De tal manera, se plantea una clara relación de poder existente entre un centro (Europa) y una periferia (Colombia), lo que determinó el hecho de que la razón legítima y aceptada ±tanto en Colombia como en los otros países latinoamericanos± fuera la eurocéntrica. Es de esta manera como, al repasar las páginas de la tesis de Buendía, salen a la luz varios de los intelectuales europeos que determinaron y configuraron su obra. Entonces aparece principalmente ±al igual que en las tesis de los tres médicos que falta por introducir± la influencia del psiquiatra francés, pupilo del importante médico Philippe Pinel, Jean-Etienne Dominique Esquirol quien, según Porter, replantearía el pensamiento psiquiátrico y dominaría la 42. BUENDÍA, Nicolás. Las Monomanías Impulsivas: Estudio clínico y médico-legal. Bogotá: Imprenta de La Luz, 1893. vii p.. 43. Ibíd., p. viii. 21.

(22) escena francesa. ³:KLOH DVVHUWLQJ WKH XOWLPDWHO\ RUJDQLF QDWXUH RI SV\FKLDWULF GLVRUGHUV KH documented their social and psychological triggers, developing the concept of 'monomania'´44. También Jean-Pierre Falret, estudiante de Esquirol y autor de la descripciyQ GH OD ³ORFXUD FLUFXODU´ DSDUHFH UHFXUUHQWHPHQWH HQ OD REUD GH %XHQGtD ,JXDOPHQWH VH HQFXHQWUDQ ODV influencias de Augustin Morel, quien usaría el concepto de degeneración como principio explicativo de la locura; y de Valentin Magnan, quien retomaría a Morel dentro de una perspectiva evolutiva45. Por el lado de la psiquiatría alemana, Buendía recibió la influencia de intelectuales tales como Wilhelm Griesinger quien aseguraba que las enfermedades mentales eran enfermedades del cerebro y que eran también enfermedades con desarrollos progresivos46. Entre muchos otros nombres, la tesis de Buendía hace referencia a Foville, Lasègue, Albert Lemoine, Renaudin, Marcé, Tardieu, Legrand du Saulle, Dagonet y Lunier.. En segundo lugar está Alejo Amaya, quien para el año de 1894 presentaría también su tesis para el Doctorado en Medicina y Cirugía de la Universidad Nacional. Bajo el título de Contribución al estudio del delirio no vesánico $PD\D VH SURSXVR VHJ~Q VXV SURSLDV SDODEUDV ³H[SRQHU HQ nuestro pobre trabajo, sin pretensiones ningunas, las ideas admitidas hoy por la ciencia, sobre SXQWRWDQLQWHUHVDQWH\GHWDQWDLPSRUWDQFLDSDUDHOPpGLFR´ 47. Una vez más se hace evidente la relación de poder existente entre la ciencia nacional y la ciencia europea, pues aquellas ideas ³DFHSWDV SRU OD FLHQFLD´ VRQ SUHFLVDPHQWH ODV TXH VXUJHQ GH ORV GHEDWHV GDGRV HQ HO YLHMR continente y que pertenecen a quienes Amaya se refiere como autores clásicos. Sin embargo, Amaya se esforzará en su tesis por desarrollar más a fondo, según su contexto, las descripciones que de la Patología mental puedan hacerse, pues según él existe una debilidad en lo que la SVLTXLDWUtD HXURSHD KDEtD KHFKR KDVWD HQWRQFHV ³/D PD\RU SDUWH GH ORV PXFKRV DXWRUHV TXH hemos consultado para escribir nuestra tesis, se contentan con mencionar el síntoma, pero muy. 44. PORTER Op.cit., p. 502. 45. Ibid., p. 510-511. 46. Ibid., p. 508. 47. AMAYA, Alejo. Contribución al estudio del delirio no vesánico. Bogotá: Imprenta de vapor de Zalamea hermanos, 1894, 8 p.. 22.

(23) poco traen de él descripciones claras y precisas. Esta misma deficiencia de los autores clásicos, debe servirnos siquiera, para excusar los muchos errores que en él encuentren las personas bien YHUVDGDVHQDVXQWRGH3DWRORJtDPHQWDO´48.. Entre los autores clásicos que Amaya estudió y/o cuestionó para la realización de su tesis, se puede encontrar, además de Esquirol, a J. C. A. Heinroth, quien dentro de la ciencia alemana fue de los primeros en acercarse psicológicamente a la locura desde una perspectiva religiosa que comparaba el desorden mental con el pecado49. Otro intelectual del que Amaya toma prestadas sus ideas es el francés Jules Baillarger quien estudió la paresis y el ciclo maniaco depresivo50. En efecto, Baillarger le va a permitir a Amaya entender un poco más la naturaleza de la locura: ³3DUDHVWHQRWDEOHDOLHQLVWDHOFDUiFWHUSULQFLSDOGHOGHOLULRFRQVLVWHHQHODXWRPDWLVPRFHUHEUDO en el funcionamiento involuntario de la imaginación y de la memoria51´2WURVGHORVFLHQWtILFRV a los que Amaya hace referencia a lo largo de su trabajo son Thomas Willis, Malebranche, Stahl, Rostan, Falret, Foville y Griesinger. Sin embargo, los tres médicos a quienes más atención les va a prestar Amaya, y de cuyas ideas más se va a apropiar son Hallopeau, Ball y Ritti.. En tercer lugar se encuentra Carlos Aguirre Plata quien en 1895 se desempeñó como practicante de medicina en la Guarnición de Honda52, y en agosto de 1898 presentó su tesis para graduarse del Doctorado en Medicina y Cirugía de la Universidad Nacional, Facultad de Medicina y Ciencias Naturales. Con el título de Los epiléptico y las leyes (apuntes clínicos y médicolegales), y bajo la presidencia del Doctor José María Lombana Barreneche, Aguirre desarrolló un interesante e importante trabajo sobre el lugar de la locura dentro del campo judicial. Además de 48. Ibid., p. 8. 49. PORTER Op.cit., p. 507. 50. Ibid., p. 503. 51. AMAYA Op.cit., p. 35-36. 52. AGUIRRE PLATA, Carlos. Los epilépticos y las leyes (apuntes clínicos y médico-legales). Bogotá: Casa Editorial de Carlos Tanco, 1898. Página de presentación.. 23.

(24) adentrarse en temas propiamente científicos y médicos sobre la naturaleza de la locura, Aguirre se concentra en plantear la manera como se deben tratar las acciones de estos enfermos dentro del sistema de leyes de la sociedad colombiana. Para tales propósitos el autor se basa en el estudio de un grandísimo número de científicos extranjeros de quienes toma prestadas sus propuestas. Además del ya mencionado Esquirol, recurre al criminólogo y psiquiatra italiano Cesare Lombroso quien propuso teorías tales como las de la criminalidad innata y fundó una de las disciplinas más controversiales e influyentes en su época: la antropología criminal53. La importancia de la influencia del italiano en los círculos científicos tanto europeos como ODWLQRDPHULFDQRV HV TXH ³0iV DOOi GH VX UHSHUFXVLyQ HVSHFtILFD OD DQWURSRORJtD FULPLQDO GH Lombroso vino sobre todo a reforzar el argumento del determinismo biológico acerca de los papeles desempeñados por los actores y su ambiente: los actores obedece a su naturaleza LQQDWD´54.. Entre otros científicos, también recurre a Georget (quien escribe sobre localización cerebral) 55; &DOPHLO TXLHQGHVFULELyOD³GHPHQFLDSDUDOLWLFD´. 56. ; Féré (de quien rescata el tema de las auras. psíquicas); Lasègue, Van Swieten, Tissot, Portal, Maisonneuve, Fournier, Beau, Leuret, Chaslin, Herpiu, Trosseau, Brown-Sequard, Rusell, Charcot y Bouchad, Augusto Voisin, Victor Parant, Christian, Polawokoski y Fovilleel. Finalmente, vale la pena mencionar la referencia que hace al psiquiatra francés Henri Legrand du Saulle a quien Amaya recuerda de forma especial como aquella persona que diferenció al loco del criminal y quien demostró que cualquier persona ±sin importar el sexo, la edad, la condición social, etc. ± podía sufrir de la enfermedad de la locura.. Legrand du Saulle dice que estando él de médico en un cuerpo de policía, le llamaba la atención el que muchos individuos eran conducidos a la policía siempre por idénticas 53. GOULD, Stephen Jay. La falsa medida del hombre. Barcelona: Antoni Bosch editor, 1984. 119 p.. 54. Ibid., p. 132. 55. PORTER Op.cit., p. 503. 56. Ibid., p. 503. 24.

(25) faltas y que tuvo la curiosidad de averiguar a estos infelices sus antecedentes morbosos, y unos le referían que sufrían de jaqueca, otros de incontinencia de orina, otros de pérdida súbita del conocimiento o de la memoria, y este notable médico pudo concluir que todo esto obedecía al mal comicial y que esto fenómenos eran diversas manifestaciones de la neurosis epiléptica57.. Por último está Francisco Alvarado T., quien al igual que los otros tres médicos, se graduó del Doctorado en Medicina y Cirugía de la Universidad Nacional. En julio de 1904, con el profesor de medicina legal Dr. Gabriel Camargo como presidente de su proyecto, Alvarado presentó su tesis titulada Delirio de persecución. Lo que llevó a Alvarado a elegir el tema del delirio de persecución fue, según él, la necesidad de instruir a un público incrédulo e ignorante en el tema GHODVHQIHUPHGDGHVPHQWDOHV$OUHVSHFWRYDDDILUPDUTXH³(OGHVGpQ\ODLQMXULDFRQTXHKDQ sido mirados entre nosotros los estudios sobre Patología mental; el dominio que aún ejercen sobre la mayoría del público las viejas tradiciones medioevales sobre la locura, y la ignorancia TXHHQHVWDPDWHULDUHLQDHQQXHVWURVPDJLVWUDGRVVDOYRKRQURVDVH[FHSFLRQHV´58. Al igual que las tesis de Aguirre, Buendía y Amaya, la de Alvarado se compone de las teorías, preceptos y pensamientos de psiquiatras y médicos extranjeros. Algunos ya mencionados tales como Esquirol, Morel, Falret, Griesinger, Maganan, Foville y Lasègue jugaron un papel importante con respecto a los estudiados referenciados por Alvarado. Igualmente se remite a uno de los pupilos de Esquirol, J. Moreau de Tours, quien sistematizó el modelo de la degeneración a partir de las observaciones que le permitieron concluir que existían rasgos psicopáticos que se heredaban59. Por parte de la psiquiatría alemana, Alvarado recibió la influencia de Richard von Krafft-Ebing quien fue un importante promotor de la experiencia clínica en los asilos para locos60. Otros científicos que también aparecen a lo largo de la obra de Alvarado son Bouchard, 57. AGUIRRE Op.cit., p. 20. 58. ALVARADO, Francisco. Delirio de persecución. Bogotá: Tip. de El Mensajero, 1904. vii p.. 59. PORTER Op.cit., p. 510. 60. Ibid., p. 507. 25.

(26) Westphal, Zimmer, Lockart Clarke, Arndt, Pick, Schultze, Garnier, Ball, Casper, Snell, Brosius, Liebman, Trelat.. En adelante, lo que esta monografía se propone es lograr, a partir de los autores anteriormente presentados y sus tesis desarrolladas a finales del siglo XIX, y que trataron el tema de la enfermedad mental, comprender y bosquejar cuál fue esa nueva imagen que del loco y de la locura surgieron como consecuencia del complejo entramado de procesos que el país, y especialmente su capital, atravesaron desde la segunda mitad del siglo. Pretender reconstruir tal UHSUHVHQWDFLyQ LPSOLFD DGHQWUDUVH HQ HVH ³VLVWHPD GH VHxDOHV´ GHO TXH )RXFDXOW KDEODED previamente. En efecto, se intentará comprender la imagen del loco a partir de toda la información que respecto al individuo fue importante conocer para determinar y dictaminar si pertenecía o no al mundo de la locura. Teniendo pues en cuenta que el loco parece desviarse del FDPLQRGHOD³QRUPDOLGDG´LQWHQWDUpFUHDUVXLPDJHQDSDUWLUGHORTXHORKDFHVHU³DQRUPDO´\ diferente en comparación con otros individuos. Remitirse al pensamiento médico de la época UHVXOWD FODYH \D TXH FRPR VHxDODED )RXFDXOW UHILULpQGRVH DO FDVR GH 3DULV ³/RV SRGHUHV GH decisión se remiten al juicio médico; él y sólo él puede introducir a alguien en el mundo de la locura; él y sólo él permite distinguir al hombre normal del insensato, al criminal del alienado LUUHVSRQVDEOH´61. ¿Cómo caracterizaban los médicos de la época a los enfermos de locura? ¿Cuáles eran las causas de que tal enfermedad se manifestará en ciertas personas? ¿Cómo debía ser tratado aquel o aquella que sufría del mal? ¿Qué tipo de prejuicios formaron inevitablemente parte del nuevo discurso médico que sobre la locura se buscaba implantar? Las anteriores son algunas de las preguntas que guían la lectura y el análisis de las tesis ya mencionadas.. Hacia una nueva definición de locura Científicos y médicos tales como Aguirre, Buendía, Amaya, y Alvarado entre muchos otros, fueron actores importantes a la hora de contribuir en el cambio que desde la década de los 70 del. 61. FOUCAULT, Michel. Historia de la locura en la época clásica I. México: Fondo de Cultura Económica, 2010. p. 198. 26.

(27) siglo XIX sucedió con respecto a la imagen del loco y de la locura. En efecto, anteriormente la imagen del loco se construía popularmente en la medida en que la opinión de ninguna persona en particular parece primar por sobre la del resto de las personas. Para aquel periodo nadie sabía con certeza lo que la locura conllevaba, y dado tal vacío en el conocimiento sobre el tema, la imagen que se construye resulta una aglomeración de cuestiones aprehendidas exclusivamente de manera empírica y sin mayor análisis o profundidad. Cada persona, sin importar demasiado su profesión, aportaba a la imagen que del loco se tenía. Sin embargo, con la llegada de un nuevo tiempo y la confluencia de varias circunstancias ya analizadas en la primera sección, el poder de conocer y entender al loco pasó de la sabiduría popular al conocimiento científico, y específicamente médico.. De esta manera, y siguiendo lo ya planteado por Michel Foucault en su Historia de la locura en la época clásica, era ahora al médico a quien correspondía introducir a una persona en el universo de la locura dadas ciertas condiciones y criterios obtenidos desde una perspectiva de análisis y método científico. Entonces, al traspasarse la locura hacia el campo científico, se desarrolla todo un discurso que busca explicarla ahora como una enfermedad mental que puede ser descrita racionalmente. Así, lo que anteriormente era concebido como una sospecha de locura (ciertos gestos, comportamientos, impedimentos, contradicciones, etc.) ahora pasa a ser explicado en términos de afecciones físicas, pues debe recordarse en este punto que la Psicología no llegaría a Colombia sino hasta ya bien entrado el siglo XX, lo que implicó que fuera específicamente la Medicina la encargada de dominar, explicar y tratar de curar la enfermedad mental. El estudio realizado por Michel Foucault para el caso parisino resulta de gran ayuda para evidenciar lo que anteriormente se señalaba, pues las dinámicas de cambios urbanos parecen, a pesar de las diferencias, haberse presentado para la misma época del siglo XIX en ambas ciudades.. Un jurisconsulto puede reconocer un loco por sus palabras, cuando no es capaz de ponerlas en orden; puede reconocerlo también por sus acciones: incoherencia de sus gestos, o absurdo de sus actos civiles >«@ Pero ellos no son, aún, más que presentimientos: sólo el médico podrá transformarlos en certidumbre. Tiene, a 27.

(28) disposición de su experiencia, todo un sistema de señales; en la esfera de las pasiones, una tristeza continua e inmotivada denuncia la melancolía; en el dominio del cuerpo, la temperatura permite distinguir el frenesí de todas las formas apiréticas del furor; la vida del sujeto, su pasado, los juicios que han podido hacerse sobre él desde su infancia, todo ello cuidadosamente pesado puede autorizar al médico a ofrecer un juicio, y a decretar si hay enfermedad o no. >«@ Hay que determinar cuáles son las facultades afectadas (memoria, imaginación o razón), de qué manera y hasta qué grado.62. La locura deja de ser un fenómeno desconocido y pasa a ser dominado por la razón médica. Carlos Aguirre Plata afirma en su tesis con gran orgullo que muchas de las epilepsias cuyas causas eran antes desconocidas (idiopáticas), ahora tenían su razón de ser en lesiones específicas tales como tumores cerebrales o sarcomas63. Con tal afirmación, el autor atestigua que lo que antes estuvo en una especie de oscuridad, empezaba ahora a ser revelado y conocido gracias al avance de la ciencia y la medicina en el tema. A través de la tesis de Aguirre y los otros tres médicos, se puede ver que en aquel entonces existía un interés porque el mundo de la locura fuera arrancado del dominio de las creencias y del saber popular, para pasar a pertenecer exclusivamente al saber médico (científico). Se infiere entonces un afán por afirmar que la ciencia, y sólo ella, puede poseer a verdad sobre el tema. Refiriéndose a la frecuencia de los DWDTXHVHSLOpSWLFRVHODXWRUVHxDODTXH³(OYXOJRFUHH erradamente que ciertas evoluciones del cuerpo, tales como la pubertad, sobre todo en las mujeres, harían cesar los ataques epilépticos; WDPSRFRHVFLHUWRTXHHOPDWULPRQLRODVVXVSHQGD´64. La anterior cita extraída del pensamiento de uno de los médicos de la época, permite inferir que el cambió radicó en que las explicaciones ya no residían en lo que se creía (es decir en sospechas), sino en lo que realmente era ±lo que precisamente se pudo lograr gracias a la implantación de la observación científica±.. Como ya se mencionó anteriormente, la manera como la locura pasó a pertenecer a la medicina fue a través de su conversión en enfermedad. En adelante, la locura no podrá escapar del mundo 62. Ibid., p. 197. 63. AGUIRRE Op.cit., p. 7. 64. Ibid., p. 17.. 28.

(29) de las enfermedades, lo que implicaría a su vez la creación de toda una sintomatología, unas características específicas y una naturaleza dada según la perspectiva científica. Efectivamente Aguirre, Buendía, Amaya y Alvarado concuerdan en sus tesis a la hora de describir la locura como una enfermedad ±ya sea con esta o con otras palabras±. De tal manera, Aguirre la define, VLJXLHQGR ORV SRVWXODGRV GH +DOORSHDX FRPR XQD ³WXUEDFLyQ PRUERVD GH ODV IXQFLRQHV SVtTXLFDV´65 que a su vez se divide en delirio parcial o en delirio general. Por su parte, Alejo Amaya se refiere a ella como un desarreglo mental o turbación de la ideación, lo cual le permite LUPiVDOOiHQVXGHILQLFLyQ \GDUOHXQOXJDU DODORFXUD ³SRU FRQVLJXLHQWHHVHQ HO yUJDQRHQ donde esta facultad reside en donde debemos tratar de buscar las lesiones que puedan producir tal turbación. Este órgano, como todos sabemos es el cerebro [«] En la sustancia gris del cerebro HV SXHV HQ GRQGH GHEH UHVLGLU OD FDXVD SULQFLSDO GH HVD WXUEDFLyQ´66. Finalmente, Nicolás Buendía se refiere a la locura como una enfermedad, desorden o enajenación mental, y Alvarado OD GLVWLQJXH FRPR XQD HQIHUPHGDG HVSHFtILFDPHQWH GHO FHUHEUR ³/DV HQIHUPHGDGHV PHQWDOHV como ya dijimos, son enfermedades del cerebro que pueden determinar un desorden completo o parcial en las importantes funciones psíquicas de la inteligencia, del carácter, y de los sentimientos donde se originan la locura del pensamiento, la locura de los actos, y la locura de ORVVHQWLPLHQWRV´67.. Siguiendo pues la idea con la cual Francisco Alvarado define la locura, aquella afectación de las funciones se va a ver caracterizadas desde la perspectiva de comportamientos e ideas anormales. La anormalidad en este sentido se refiere a la ejecución de actos y/o pensamientos que iban contra todo aquello de consensualmente era aceptado como normal y deseable dentro de la sociedad bogotana de la época. De tal manera, la locura se caracterizó por lograr en los LQGLYLGXRVODJHQHUDFLyQGHXQDVHULHGHFRPSRUWDPLHQWRVHLGHDVTXHHQXQHVWDGR³QRUPDO´GH sanidad no se darían. Por esta razón no es extraño encontrar que los autores investigados se. 65. Ibíd., p. 48. 66. AMAYA Op.cit., p. 17. 67. ALVARADO Op.cit., p. 7. 29.

(30) refieran constantemente a que quien padece de la enfermedad de la locura, se enfrenta a la pérdida de la voluntad, del juicio y de la razón. Entonces, la medicina de la época, representada por estos médicos, vDDDILUPDUTXHODFDUDFWHUtVWLFDSULQFLSDOGHODORFXUDYDDVHU³ODOHVLyQGHOD YROXQWDG\ODSpUGLGDGHOOLEUHDOEHGUtRPyYLO\UHJXODGRUVXSUHPRGHODVDFFLRQHVKXPDQDV´68. Entonces, siguiendo a Esquirol, Buendía va a recalcar el hecho de que el enfermo va a llevar a cabo actos que ³OD UD]yQ \ HO EXHQ VHQWLGR QR GHWHUPLQDQ TXH OD FRQFLHQFLD LPSUXHED TXH OD YROXQWDGQRWLHQHIXHU]DSDUDUHSULPLU´69. En efecto, en estas tesis siempre está presente la idea de que si no es por cuenta de la enfermedad de la locura, cierto tipo de hábitos y acciones, jamás VHUtDQ OOHYDGRV D FDER SRU ODV SHUVRQDV VH GDQ GXGDV PHWDItVLFDV VREUH ³OD H[LVWHQFLD GH 'LRV [«] Hombres que se han distinguido por su carácter pacífico se vuelven iracundos; otros buscan la soledad en los lugares más sombríos y retirados; otros caen en una alegría que no reconoce motivo alguno que puede llegar hasta la exaltación70´. Asimismo, es común encontrar ideas dirigidas a sustentar el argumento de que todo lo que en estado de locura se produce ±pensamientos, comportamientos, acciones, etc. ± se basa en supuestas falsedades y errores, es decir en sensaciones, percepciones y pensamientos ³FRQWUDULRV´DODUHDOLGDGRDORTXHODPD\RUtDFRQVLGHUDEDQRUPDO(QWRQFHV$PD\DDILUPDTXH la mayoría de laV YHFHV HO GHOLULR VH FRQVWLWX\H VREUH XQD VHQVDFLyQ IDOVD \ TXH ³6REUH HVWD VHQVDFLyQ IDOVD HO MXLFLR \ HO UD]RQDPLHQWR VHUiQ QDWXUDOPHQWH DEVXUGRV´71. Más adelante va a DILUPDU TXH ³'HVGH HQWRQFHV HO HQIHUPR HQFXHQWUD HQ HVD LGHD [errónea, falsa, etc.] como un rayo de luz, algo que ilumina su entendimiento. [«] La consecuencia natural de esta turbación, bien sea producida ella por una sensación errónea, una idea delirante o una perversión moral, HWFHVHOGHVRUGHQGHORVDFWRV´72. También Buendía es certero al reclamar que la enfermedad de. 68. BUENDÍA Op.cit., p. 18. 69. Ibíd., p. 18. 70. AGUIRRE Op.cit., p. 11-12. 71. AMAYA Op.cit., p. 30-31. 72. Ibíd., p. 31. 30.

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