• No se han encontrado resultados

Elaboración de un sistema de planificación y gestión de los Espacios Naturales Protegidos (SIPGEN). Aplicación al Parque Regional de Picos de Europa, León

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2022

Share "Elaboración de un sistema de planificación y gestión de los Espacios Naturales Protegidos (SIPGEN). Aplicación al Parque Regional de Picos de Europa, León"

Copied!
398
0
0

Texto completo

(1)

Elaboración de un Sistema para la Planificación y Gestión de los Espacios

Naturales (SIPGEN).

Aplicación al Parque Regional de Picos de Europa

- León-

Francisco Javier Fernández San Juan

Tesis doctoral

(2)
(3)
(4)
(5)

Elaboración de un Sistema para la Planificación y Gestión de Espacios Naturales (SIPGEN). Aplicación

al Parque Regional de Picos de Europa - León-

Memoria presentada por Francisco Javier Fernández San Juan para optar al grado de Doctor en Ecología por la Universidad

Autónoma de Madrid

Directora

M. Pilar Martín de Agar Valverde.

Profesora Titular Departamento de Ecología.

Universidad Complutense de Madrid

Universidad Autónoma de Madrid

FACULTAD DE CIENCIAS Departamento de Ecología

(6)
(7)

«A thing is right when it tends to preserve the integrity, stability, and beauty of the biotic community. It is wrong when it tends other wise»

«A land ethic implies respect by human individuals for their fellow humans and also respect for the biotic community as such»

Aldo Leopold - Almanac, 224 y 11 (1949)-. Aldo Leopold falleció en 1948 en un incendio antes de ver publicado su libro.

“Atrás quedaron los escombros:

humeantes pedazos de tu casa, veranos incendiados, sangre seca sobre la que se ceba -último buitre- el viento.

Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia el tiempo bien llamado porvenir.

Porque ninguna tierra posees, porque ninguna patria es ni será jamás la tuya, porque en ningún país

puede arraigar tu corazón deshabitado…”.

(8)
(9)

A la memoria de mis padres, a los que todo les debo.

(10)
(11)

Agradecimientos

Quiero expresar en primer lugar mi sincero agradecimiento a Pilar Martín de Agar, directora de esta tesis, por mantener su ilusión por este proyecto desde hace años, y por la confianza depositada en mí, así como por su esfuerzo a la hora de orientar y mejorar el contenido de la misma. A pesar de algunos momentos difíciles, sus indicaciones han conseguido que el resultado final siempre mejorara notablermente.

También quiero agradecer a mi tutor, Juan Traba Díaz por su acogida, su estímulo y sus valiosas indicaciones.

Así mismo, a todas las personas que han colaborado conmigo, tanto en el trabjo de campo como en la obtención y elaboración de datos, mi aprecio y mi agradecimiento. De igual manera, debo agradecer a todos aquellos que dentro de los diferentes departamentos de la Junta de Castilla y León me han facilitado la información necesaria para la ejecución de esta tesis, con un reconocimiento especial a José María Azcárate.

Por otro lado y aunque no sea usual, quiero agradecer a varias personas su contribución no tanto a la tesis propiamante dicha, sino a mi formación tanto personal como profesional ya que, probablemente, sin ellos esta tesis no hubiera sido posible.

Debo comenzar por D. Teodoro Martínez, maestro de mi pueblo con el que hice el bachiller elemental, siempre creyó en mí, y seguro que hoy se sentiría enormemente satisfecho. A continuación, debo agradecer la formación recibida a los profesores del Instituto Sagasta de Logroño, en particular a D. Francisco Bellot y D. Ignacio Zumeta, tanto por su dimensión académica como humana. Dentro ya del ámbito universitario, debo reconocimiento a los profesores que contribuyeron a mi formación de las facultades de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, y Biología y Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. De mi época universitaria no debo olvidar mi estancia en el Colegio Mayor San Juan Evangelista, que supuso un hito importante en mi formación como persona.

En el ámbito familiar, agradezco su enorme cariño y apoyo a mi abuelo Mario San Juan y a mis tíos Juan José y Pepe. El primero, por transmitirme su amor por la naturaleza y el segundo, porque siempre creyó en mí y contribuyó de forma

(12)

vi

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

determinante a mi desarrollo profesional. Todos ellos estarían orgullosos de que este proyecto sea realidad.

Agradezco también las enseñanzas recibidas en la Universidad de Davis y en otros centros de investigación de Estados Unidos y Canadá en los que realicé estudios de especialización. En particular, debo reconocimiento a los doctores Gall, Donaldson, Evelyn y Stöss.

No debo olvidar a mis compañeros de la FAO, tanto en Roma como en Brasil, en concreto a Mario Pedini y Paco Pagán-Font, por su apoyo, reconocimiento y amistad. También estoy agradecido a todas las personas con las que he compartido mi actividad profesional a lo largo de todos estos años y a todos los familiares y amigos que me han prestado su apoyo y estímulo incondicionales.

Agradezco también, de forma especial, el cariño y apoyo de mis hijos Javier y Sara, que a pesar de su juventud, han supuesto un ejemplo por su dedicación y profesionalidad.

He dejado para el final a la persona que ha sido determiante en este proyecto, mi esposa Otilia, sin su estímulo constante, su sacrificio y su implicación no hubiera sido posible la la elaboración de esta tesis. Le agradezco enormemente su paciente comprensión, las horas robadas y su apoyo incondicional.

(13)

Tesis: Elaboración de un Sistema para la Planificación y Gestión de los Espacios Naturales (SIPGEN). Aplicación al Parque Regional de Picos de Europa (León).

Autor: Francisco Javier Fernández San Juan

Universidad Autónoma de Madrid. Septiembre de 2016

RESUMEN.

El deterioro y la degradación que están sufriendo los ecosistemas es un hecho constatable y que está avanzando de forma preocupante. En consecuencia, las especies, hábitats y recursos implicados y los servicios que estos garantizan se ven seriamente afectados poniéndose en peligro su sostenibilidad. Uno de los medios que se suele aplicar para detener dicho deterioro, consiste en la creación de una red de Espacios Naturales Protegidos (ENP), con el fin de facilitar tanto la conservación como la recuperación de los ecosistemas afectados. Sin embargo, la creación de dichos espacios y su articulación en forma de red, implica a su vez el desarrollo de unos condicionantes para su declaración, y de unas estrategias de planificación y gestión que garanticen que los objetivos de conservación planteados se alcancen de forma satisfactoria. Tanto la planificación como la gestión han sido aplicadas con desigual fortuna, ya sea en España o en otros países, de forma que no siempre se han alcanzado las metas previstas. En este contexto, a partir de unos procedimientos debidamente contrastados y con base científica, aquí se desarrolla un Sistema para la Planificación y Gestión de los Espacios Protegidos (SIPGEN), cuyo objetivo es servir de herramienta práctica y eficaz para tratar de resolver cada uno de los vacíos o incorrecciones que han presentado hasta la fecha. Para la aplicación y desarrollo del SIPGEN se ha seleccionado el Parque Regional de Picos de Europa (PRPE). Se trata, de un ENP con destacados valores naturales y culturales, que presenta sin embargo una especial problemática, basada en parte, en la ineficacia de los instrumentos de planificación y gestión que le han sido aplicados. El sistema se ha desarrollado en cuatro fases: la primera ha consistido en la elaboración de la cartografía ecológica del Parque Regional, la segunda se refiere a la evaluación de la calidad ambiental del PRPE mediante la estimación de los valores naturalísticos, ecosistémicos, paisajísticos, recreativos y culturales y económicos de las diferentes Unidades Ambientales. La tercera, ha consistido en la tipificación y estimación de los efectos de los problemas que afectan a los ecosistemas del PRPE.

Finalmente, en la cuarta fase se han elaborado las estrategias de gestión basadas en el grado de afección de los problemas en cada una de las Unidades Ambientales. Los resultados obtenidos han permitido, en primer lugar, disponer de una cartografía de los ecosistemas agrupados en 8 Unidades Ambientales, en las que el conjunto de las variables físicas y bióticas que las caracterizan, permiten interpretar el territorio como un sistema de interrelaciones de un conjunto de valores asociados a dichos componentes. En el caso de la Valoración Ambiental (segunda fase), se han obtenido unos perfiles determinados de calidad ambiental que han mostrado, en algunos casos, una notable variabilidad destacando la importancia de los enclaves de interés geológico, así como la vulnerabilidad de las comunidades y especies de flora y fauna, dentro de los valores naturalísticos. En lo referente a los valores ecosistémicos, tanto la madurez como la diversidad biológica, presentan unos valores muy elevados en al menos, el 70 % del PRPE. Sin embargo en el caso de la conectividad, aun registrándose valores altos en general, la variabilidad es mucho mayor. La dimensión estética del paisaje ha resultado de un valor extraordinario. En los valores relacionados con el uso público, se constatan importantes deficiencias y limitaciones, así como una baja intensidad de uso y una relativa ausencia de promoción.

Los valores económicos muestran una dimensión nueva que permite poner en valor algunos de los recursos presentes en el PRPE, destacando entre ellos, el valor medio por ha de los ecosistemas acuáticos. En resumen, la calidad ambiental del conjunto del Parque es

(14)

2

La problemática ambiental se ha descrito agrupando los problemas en 10 bloques, en los que se ha indicado tanto el grado de deterioro como los factores de riesgo asociados a ellos. En general, se observa una situación preocupante debido a la desprotección de enclaves y especies importantes de la gea, la flora y la fauna, así como una falta de control sobre las actuaciones ejecutadas en el PRPE y un cierto desapego de la población residente con las actividades llevadas a cabo dentro del PRPE. Por último, en lo que se refiere a las estrategias de gestión, a partir de la evaluación de los efectos de los problemas y su impacto en las Unidades Ambientales se han planteado, con criterios de prioridad, casi un centenar de medidas correctoras relacionadas específicamente con la resolución de los problemas.

El enfoque utilizado en el SIPGEN, tiene como objetivo conservar o mejorar, en su caso, los valores que caracterizan un territorio determinado. En todos los casos, para su aplicación se ha partido de datos reales, tanto en la referente a los ecosistemas implicados como a los problemas y oportunidades existentes. Así mismo, se trata de un sistema abierto basado en procedimientos contrastables y repetibles que permite además, la incorporación de cualquier cambio, sin que ello suponga una modificación ni en los objetivos planteados ni en el funcionamiento del mismo.

Palabras clave: Espacio Natural Protegido, Planificación, Gestión, Cartografía ecológica, Valores y servicios ambientales, Problemas y oportunidades.

(15)

Índice

1. INTRODUCCIÓN GENERAL Y OBJETIVOS . . . 1

1.1. Antecedentes y Justificación . . . 3

1.2. Los ENP y los instrumentos de Planificación y Gestión . . . 9

1.3. Motivación del Sistema Propuesto. Problemática actual del Parque Regional de Picos de Europa . . . 21

1.4. Objetivos . . . 24

2. MATERIAL Y MÉTODOS . . . 25

2.1. El Parque Regional de los Picos de Europa. Encuadre geográfico y ambiental . . 27

2.1.1. Climatología . . . 30

2.1.2. Geología, Relieve e Hidrología . . . 32

2.1.3. Vegetación y usos . . . 38

2.1.4. Fauna . . . 43

2.1.5. Medio Humano . . . 47

2.2. Planteamiento metodológico general . . . 50

3. CARTOGRAFÍA ECOLÓGICA. IDENTIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LAS UNIDADES AMBIENTALES . . . 57

3.1. Introducción . . . 59

3.1.1. La cartografía de los ecosistemas y la planificación territorial . . . 60

3.1.2. Otros enfoques utilizados . . . 63

3.2. Material y métodos . . . 67

3.2.1. Cartografía temática: Selección y descripción de las variables. . . . 70

3.2.2. Análisis de datos . . . 74

3.2.3. Clasificación . . . 75

3.3. Resultados . . . 77

3.3.1. Análisis Factorial . . . 77

3.3.2. Clasificación . . . 84

3.3.3. Descripción de las Unidades Ambientales. . . . 89

3.4. Discusión y conclusiones . . . 93

(16)

viii

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

4. VALORACIÓN AMBIENTAL DEL PARQUE REGIONAL . . . 97

4.1. Introducción . . . 99

4.2. Valoración temática. Material y Métodos. . . 100

4.2.1. Valores Naturalísticos . . . 102

4.2.2. Valores Ecosistémicos . . . 103

4.2.2.1. Madurez . . . 103

4.2.2.2. Diversidad biológica . . . 107

4.2.2.3. Conectividad . . . 111

4.2.3. Valores paisajísticos . . . 119

4.2.4. Valores Recreativos y Culturales . . . 133

4.2.5. Valores Económicos . . . 138

4.3. Resultados . . . 145

4.3.1. Valores Naturalísticos . . . 145

4.3.2. Valores Ecosistémicos . . . 149

4.3.2.1. Madurez . . . 149

4.3.2.2. Diversidad biológica . . . 152

4.3.2.3. Conectividad . . . 155

4.3.3. Valores Paisajísticos . . . 166

4.3.4. Valores Recreativos y Culturales . . . 173

4.3.5. Valores Económicos . . . 177

4.4. Valor Ambiental Total . . . 181

4.5. Discusión y conclusiones . . . 186

5. PROBLEMÁTICA AMBIENTAL DEL PARQUE REGIONAL . . . 193

5.1. Introducción . . . 195

5.2. Material y Métodos . . . 195

5.2.1. Identificación, descripción y efectos de los Problemas . . . 198

5.2.2. Estimación de los Efectos Ambientales de los Problemas . . . 235

5.3. Resultados . . . 239

5.3.1. Descripción de la Problemática Ambiental . . . 239

5.3.2. Análisis de los Efectos Ambientales de los Problemas . . . 241

5.4. Discusión y conclusiones . . . 244

(17)

Índice

6. DIRECTRICES DE GESTIÓN PARA EL PARQUE REGIONAL . . . 247

6.1. Introducción. Planes de Gestión. Objetivos generales . . . 249

6.2. Material y Métodos . . . 254

6.3. Resultados y discusión . . . 255

6.4. Síntesis. Objetivos Operativos y Líneas de actuación . . . 259

6.5. Discusión y conclusiones . . . 269

7. CONCLUSIONES GENERALES . . . 273

8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS . . . 279

9. ANEXOS . . . 337

Anexo I. Ficha resumen de los formularios oficiales de los espacios: ES0000003 y ES4130003 y hábitats prioritarios incluidos en el Parque Regional . . . 339

Anexo II. Normativa y desarrollo cronológico de su aplicación en el Parque Regional . . . 349

Anexo III. Valores de V-test, porcentajes relativos, y valores de p de las categorías de las variables activas e ilustrativas incluidas en el análisis, para cada uno de los sectores . . . 355

Anexo IV. Lagunas y zonas de interés para la conservación del urogallo y el oso pardo . . . 362

Anexo V. Fuentes de valores de PPN y biomasa de cada tipo de vegetación y usos . 365 Anexo VI. Objetivos generales y de gestión de la categoría VI de la UICN . . . 366

Anexo VII. Contenido de las encuestas realizadas a los residentes y/o visitantes del Parque Regional . . . 367

(18)
(19)

Índice de tablas

Tabla 2.1. Unidades y subunidades geomorfológicas. . . . 35

Tabla 3.1. Variables y categorías incluidas en el análisis. Variables ilustrativas.. . . 72

Tabla 3.2. Variables temáticas activas con indicación del Término Municipal y la Cuenca Hidrográfica (ilustrativas). Tabla ejemplo. . . . 73

Tabla 3.3. Valores de la varianza de los 4 primeros ejes obtenidos en el Análisis Factorial. . 77

Tabla 3.4. Colores asignados a las observaciones según los signos de sus coordenadas en los tres ejes de ordenación. También se indica el porcentaje de observaciones correspondientes a cada color. . . . 82

Tabla 3.5. Mapa de situación, grupos de clasificación y categorías de las variables descriptoras de cada grupo. . . . 87

Tabla 4.1. Tipos de componentes, aspectos y valores aplicados en la valoración naturalística. . . . 103

Tabla 4.2. Valores de PPN y B para la vegetación y usos. . . . 105

Tabla 4.3. Áreas ecológicas funcionales (AEF). Superficie mínima adoptada, superficie total de los usos, superficie de la AEF y superficie relativa de la AEF en el Parque Regional. . . . 115

Tabla 4.4. Clases de barreras consideradas. . . . 116

Tabla 4.5. Tipos de usos y Coeficiente de afectación potencial. . . 117

Tabla 4.6. Pesos y constantes de las barreras. . . 117

Tabla 4.7. Matriz de afinidad de las AEF. . . . 118

Tabla 4.8. Valores asignados a la vegetación y los usos, y los sistemas acuáticos . . . 124

Tabla 4.9. Combinación matricial de valores para la asignación de valores de Ivar. . . . 125

Tabla 4.10. Combinación matricial para la asignación de valores de Calidad Visual Intrínseca. . . . 126

Tabla 4.11. Cordales y cumbres de referencia para el análisis de la calidad visual extrínseca. . . . 128

Tabla 4.12. Alturas de referencia de las barreras visuales.. . . 129

Tabla 4.13. Combinación matricial para la asignación de valores de Calidad Visual. . . 130

Tabla 4.14. Tabla de asignación de pesos según la fragilidad visual asociada a la pendiente . . . 131

Tabla 4.15. Tabla de asignación de pesos según la fragilidad asociada a la accesibilidad. . 133 Tabla 4.16. Atributos valorados en las Actividades relacionadas con los Usos Recreativos y

(20)

xii

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

Tabla 4.17. Ficha de valoración económica de las Unidades Ambientales del Parque

Regional. . . . 141

Tabla 4.18. Usos valorados y fuentes utilizadas para extraer los datos. . . 143

Tabla 4.19. Valores unitarios adoptados en €/ha/año. . . . 144

Tabla 4.20. Porcentajes de presencia relativa de los diferentes tipos de valores naturalísticos en las Unidades Ambientales. . . . 145

Tabla 4.21. Número de manchas analizadas, superficie relativa cubierta. . . . 154

Tabla 4.22. Valores máximos, mínimos, medios y desviación estándar de la Conectividad Total referidos a las Unidades Ambientales. . . . 163

Tabla 4.23. Datos de Calidad Intrínseca, Calidad Extrínseca y Calidad Visual. Número de casillas de cada una de las categorías y porcentaje superficial de las mismas. 166 Tabla 4.24. Datos de Fragilidad Biofísica, Fragilidad por Visibilidad y Fagilidad Total. Número de casillas de cada una de las categorías y porcentaje superficial de las mismas. . . . 168

Tabla 4.25. Valores relativos (0-100) de las Unidades Ambientales. . . . 181

Tabla 4.26. Mínimos, máximos, medios y desviación estándar de la escala (0-100) de los Valores Ambientales. . . . 182

Tabla 4.27. Coeficientes de carga y porcentaje de absorción de la varianza para cada componente del ACP. . . . 184

Tabla 4.28. Valor Ambiental Total; máximo, mínimo, medio y desviación estándar en la Unidades Ambientales. . . . 185

Tabla 5.1. Descripción de los Problemas referenciados, sus efectos y los códigos de identificación asignados. . . . 197

Tabla 5.2. Valores, recursos y agentes implicados relacionados con los problemas referenciados. . . 198

Tabla 5.3. Factores, Estrategias y Funciones asociadas a la evolución demográfica en el siglo XX. . . . 201

Tabla 5.4. Valores relativos de la Importancia Comparativa. . . . 236

Tabla 5.5. Tabla para asignación de valores con ejemplos de valores. . . 237

Tabla 5.6. Determinación de los efectos generados por los problemas ambientales . . . 238

Tabla 5.7. Valores medios de reducción del valor ambiental debidos a los problemas ambientales. . . . 243

Tabla 6.1. Revisión del contenido de los Planes de Gestión y propuesta de nueva estructura. . . . 251

Tabla 6.2. Valores de las utilizados para estimar los efectos de los problemas en las Unidades Ambientales. . . . 254

(21)

Índice de tablas

Tabla 6.3. Valores de las variables utilizadas para estimar la importancia de los

Problemas. . . 255 Tabla 6.4. Coeficientes de carga y porcentaje de absorción de la varianza para cada

componente del ACP. . . . 255 Tabla 6.5. Coeficientes de carga y porcentaje de absorción de la varianza para cada

componente del ACP. . . . 257 Tabla 6.6. Determinación de la prioridad de aplicación de las medidas de gestión dentro de

las Unidades Ambientales del Parque Regional. . . . 260 Tabla 6.7. Problemas ordenados según la urgencia de actuación. . . . 261 Tabla 6.8. Grupos de actuaciones, por orden de preferencia, sobre los Problemas

ambientales y las Unidades Ambientales afectadas. . . . 263 Tabla 6.9. Clases asignadas para estimación de la prioridad de las actuaciones y la

elaboración del mapa de Zonificación de la gestión.. . . 267 Tabla Anexo IV.1. Relación de lagunas de mayor importancia presentes en el Parque

Regional . . . 362 Tabla Anexo IV.2. Áreas críticas para la conservación del Urogallo dentro de las ZEPA y

superficie ocupada . . . 363 Tabla Anexo IV.3. Zonas de importancia para el seguimiento de las poblaciones oseras

dentro del Parque Regional. . . 364

(22)
(23)

Índice de figuras

Figura 1.1. Relación inversa entre el uso del territorio y la protección del mismo. . . 5 Figura 2.1. Parque Regional de Picos de Europa. Mapa de situación. . . . 27 Figura 2.2. Mapa de situación de las Unidades naturales y Subunidades del Parque Regional de Picos de Europa e imágenes tridimensionales. . . . 29 Figura 2.3. Términos municipales del PRPE. . . . 30 Figura 2.4. Zonas climáticas del PRPE. . . . 32 Figura 2.5. Mapa geológico. . . . 33 Figura 2.6. Litología del Parque Regional. . . . 34 Figura 2.7. Unidades geomorfológicas y elementos de interés. . . . 36 Figura 2.8. Cuencas y subcuencas hidrográficas. . . . 37 Figura 2.9. Vegetación y usos del suelo. . . . 40 Figura 2.10. Especies representativas de la fauna presente en el PRPE. . . . 46 Figura 2.11. Fases del Sistema. . . . 50 Figura 2.12. Elaboración de la Cartografía Ecológica. Esquema metodológico. . . 52 Figura 2.13. Procedimiento seguido para la Valoración Ambiental. . . 53 Figura 2.14. Tipificación, Localización y Clasificación de los Problemas Ambientales. . . . 54 Figura 2.15. Valoración de los efectos de los problemas sobre las Unidades Ambientales. . 55 Figura 2.16. Elaboración de las Directrices de Gestión a partir del análisis de los efectos de

los problemas. . . . 56 Figura 3.1. Procedimiento metodológico. . . 69 Figura 3.2. Rejilla de 216.564 cuadrículas en el PRPE y asignación de valores en una de

ellas. . . . 73 Figura 3.3. Procedimiento seguido para la obtención de la Unidades Ambientales. . . 74 Figura 3.4. Proyección de las observaciones y las variables en el plano definido por los dos

primeros ejes de ordenación. Los códigos de las variables son los mismos que los indicados en la Tabla 3.1. . . . 78 Figura 3.5. Proyección de las observaciones y las variables en el plano definido por los ejes

de ordenación 1 y 3. . . . 79 Figura 3.6. Proyección de las observaciones y las variables en el plano definido por los ejes

de ordenación 2 y 3. . . . 80 Figura 3.7. Mapa de distribución de las observaciones de acuerdo con los colores de la Tabla

(24)

xvi

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

Figura 3.8. Proyección tridimensional de las observaciones agrupadas por los signos de sus coordenadas, en el plano formado por los tres primeros ejes de ordenación, y localización de los grupos dentro del Parque Regional. . . . 83 Figura 3.9. Histograma invertido de los grupos (detalle con el eje X truncado). Indicación

del nivel de corte seleccionado. . . . 84 Figura 3.10-A. Posición relativa de las clases. . . . 84 Figura 3.10-B. Dendrograma de clasificación de las coordenadas de los grupos con

indicación de la línea de corte y la situación de los mismos. . . 85 Figura 3.11. Mapa preliminar de los Sectores Ambientales . . . 86 Figura 3.12. Proyección de los Sectores Ambientales y de las observaciones en el plano

formado por los dos primeros ejes . . . 88 Figura 3.13. Mapa de distribución de las Unidades Ambientales en el Parque Regional. . . 92 Figura 4.1. Proyección de los Valores de B (t/ha) y PPN (t/ha/año) de vegetación y

usos. . . . 106 Figura 4.2. Procedimiento seguido para calcular la tasa de renovación (r). . . . 106 Figura 4.3. Ocupación relativa en porcentaje de los diferentes tipos de hábitats en las

Unidades Ambientales. . . . 110 Figura 4.4. Mapa de hábitats en el Parque Regional. . . 111 Figura 4.5. Fases del cálculo de la Conectividad Funcional. . . . 115 Figura 4.6. Superficies de las AEF y totales dentro del Parque Regional. . . . 116 Figura 4.7. Métodos de valoración del paisaje. . . . 120 Figura 4.8. Proceso metodológico para la valoración de la Calidad Visual del Paisaje. . . . 123 Figura 4.9. Esquema del proceso seguido para la valoración de la Fragilidad del paisaje. . 130 Figura 4.10. Diagrama explicativo del proceso de estimación del valor de cada actividad

recreativa o cultural. . . . 137 Figura 4.11. Esquema de valoración económica de los ecosistemas. . . . 140 Figura 4.12. Valores naturalísticos medios por casilla de cada uno de los Tipos en las

Unidades Ambientales. . . . 146 Figura 4.13. Valores medios por casilla de los Aspectos en las Unidades Ambientales. . . . 147 Figura 4.14. Valores Naturalísticos medios por cuadrícula en el Parque Regional calculados

con el ACP. . . . 148 Figura 4.15. Valores Naturalísticos medios por casilla en las Unidades Ambientales . . . . 149 Figura 4.16. Valores medios por casilla de Biomasa (t/ha) y PPN (t/ha/año) en cada Unidad Ambiental. . . . 150

(25)

Índice de figuras

Figura 4.17. Valores inversos medios por casilla de la Tasa de Renovación (r) en las

Unidades Ambientales. . . . 151 Figura 4.18. Distribución de los valores inversos de la Tasa de Renovación (r) en el Parque

Regional. . . . 152 Figura 4.19. Valores medios por casilla del Índice de Shannon-Weaver referidos a la

diversidad de hábitats en las Unidades Ambientales. . . . 154 Figura 4.20. Valores de diversidad de hábitats en el Parque Regional. . . . 155 Figura 4.21. Comparación entre la superficie total de las manchas y el número de ellas

en cada una de las Unidades Ambientales, dispuestas en orden alfabético- numérico . . . 157 Figura 4.22. Valores medios por casilla de Conectividad Estructural en las Unidades

Ambientales. . . . 157 Figura 4.23. Distribución de los valores por casilla de la Conectividad Estructural. . . . . 158 Figura 4.24. Frecuencias acumuladas de los valores medios por casilla de la Conectividad

funcional. . . . 159 Figura 4.25. Valores medios por casilla de la Conectividad Funcional en las Unidades

Ambientales. . . . 159 Figura 4.26. Distribución de los valores de la Conectividad Funcional en el Parque

Regional.. . . . 160 Figura 4.27. Valores medios por casilla de la Conectividad Total en la Unidades Ambientales

del Parque Regional. . . . 161 Figura 4.28. Mapa de distribución de los Valores de la Conectividad Total en el Parque

Regional. . . . 162 Figura 4.29. Valores medios por casilla de los Valores Ecosistémicos en las Unidades

Ambientales del Parque Regional (escala 0-100). . . . 164 Figura 4.30. Valor Ecosistémico Total medio por casilla en las Unidades Ambientales del

Parque Regional. . . . 165 Figura 4.31. Mapa de distribución del Valor Ecosistémico Total en el Parque Regional. . 165 Figura 4.32. Distribución de los valores de Calidad Visual del paisaje dentro del Parque

Regional. . . . 167 Figura 4.33. Distribución de los valores de Fragilidad Visual del paisaje dentro del Parque

Regional.. . . . 168 Figura 4.34. Valores medios por casilla de Calidad y Fragilidad en las Unidades Ambientales

del Parque Regional. . . . 170 Figura 4.35. Valoración conjunta Calidad-Fragilidad del paisaje en las Unidades

Ambientales del Parque Regional. Valor medio por casilla. . . . 171

(26)

xviii

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

Figura 4.36. Distribución de los valores obtenidos en la Valoración conjunta Calidad- Fragilidad del paisaje en el Parque Regional. . . . 172 Figura 4.37. Número total de opciones recreativo-culturales por Unidad Ambiental. . . . 173 Figura 4.38. Porcentaje relativo de superficie de afectación potencial por las actividades

recreativo-culturales en cada una de las Unidades Ambientales. . . . . 174 Figura 4.39. Valores de los diferentes atributos tenidos en cuenta en la valoración de las

actividades recreativo-culturales. . . . 175 Figura 4.40. Valores medios por casilla de la Intensidad en las actividades recreativo-

culturales dentro del Parque Regional. . . 175 Figura 4.41. Valor Recreativo-Cultural Total medio por casilla en las Unidades

Ambientales. . . . 177 Figura 4.42. Valor Económico Total medio por casilla (€/ha/año) de la Unidades

Ambientales. . . . 178 Figura 4.43. Porcentaje relativo de cobertura de usos y vegetación en la Unidades

Ambientales. . . . 179 Figura 4.44. Distribución de los valores económicos en el Parque Regional. . . . 180 Figura 4.45. Comparación temática de los Valores Ambientales en cada Unidad. . . . 182 Figura 4.46. Valor Ambiental Total de las Unidades Ambientales. . . . 185 Figura 5.1. Evolución de la población en los municipios del PRPE. . . . 199 Figura 5.2. EDAR de Lois fuera de servicio. . . . 204 Figura 5.3. Caudales medios mensuales del río Porma antes y después de la puesta en

funcionamiento del embalse del mismo nombre. . . 206 Figura 5.4. Caudales medios mensuales del río Esla antes y después de la puesta en

funcionamiento del embalse de Riaño. . . . 206 Figura 5.5. Caudal aportado al río Porma desde el embalse, en época de estiaje. . . . 207 Figura 5.6. Impresionante caudal en el río Esla, en época de estiaje. . . . 207 Figura 5.7. Caudal aportado al río Esla en época de estiaje. . . . 208 Figura 5.8. Azud en el río Silván. . . . 209 Figura 5.9. Presa del embalse de Riaño. . . . 209 Figura 5.10. Evolución de la temperatura media del agua del río Esla antes y después de la

puesta en funcionamiento del embalse, aguas abajo del mismo. . . . 211 Figura 5.11. Obras de la CHD de “Defensa de márgenes” en el río Yuso. . . . 213 Figura 5.12. Lago de Ausente. . . . 214 Figura 5.13. Lago de Isoba a finales de la primavera.. . . 215

(27)

Índice de figuras

Figura 5.14. Lago de Isoba a finales del verano. . . . 215 Figura 5.15. Lago Tronisco prácticamente seco. Mes de octubre de 2009. . . 216 Figura 5.16. Escollera en las proximidades de Riaño. . . . 217 Figura 5.17. Naves ganaderas en campo abierto alejadas de los núcleos habitados. . . . 218 Figura 5.18. Pistas en el entorno de Valverde de la Sierra (arriba) y en el valle de

Pardominos (abajo). . . . 219 Figura 5.19. Proliferación de vegetación arbustiva en zonas de cultivos abandonados. . . 220 Figura 5.20. Extensas zonas con pérdida de suelo en parcelas aterrazadas. . . 221 Figura 5.21. Zonas de ladera con cultivos abandonados. . . 221 Figura 5.22. Zonas desbrozadas afectadas por fenómenos erosivos. . . 222 Figura 5.23. Mapa de Riesgo de Degradación de los geositios del Parque Regional de Picos

de Europa. . . 223 Figura 5.24. Agresiones por construcción de pistas y prospecciones en una zona de alto

valor geomorfológico. . . . 224 Figura 5.25. Mina de talco a cielo abierto en las proximidades del Lago de Ausente . . . . 225 Figura 5.26. Desbroce en Retuerto. Julio de 2008. . . . 226 Figura 5.28. Desbroces en el bosque de Pardominos (SO del Parque Regional). . . . 227 Figura 5.27. Desbroces en las fotografías de la derecha en el morrón de Salio y en el bosque

de Pardominos. . . . 227 Figura 5.29. Evolución del número de osas con crías en las dos subpoblaciones de oso

cantábrico). . . . 231 Figura 5.30. Ciervos muertos y decapitados en las proximidades de Los Espejos. . . . 232 Figura 5.31. Valores de las constantes de ponderación (Kp). . . . 237 Figura 5.32. Distribución porcentual de la superficie afectada por los problemas. . . 239 Figura 5.33. Clasificación de los problemas por su gravedad media. . . . 240 Figura 5.34. Gravedad media (x10) de los problemas por Unidad Ambiental. . . . 241 Figura 5.35. Porcentaje medio de pérdida de valor debido a los problemas respecto a los

valores y a las Unidades Ambientales. . . . 242 Figura 5.36. Porcentaje medio de pérdida de valor debido a los problemas, en las Unidades

Ambientales y con respecto a los valores. . . . 242 Figura 5.37. Porcentaje medio de pérdida de valor debido a los problemas en cada una de

las Unidades Ambientales. . . . 244

(28)

xx

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

Figura 6.2. Proyección de las observaciones (Unidades Ambientales) en el espacio formado por los dos primeros ejes del ACP. . . . 256 Figura 6.3. Integración de los aspectos valorados para definir la prioridad en las Unidades

Ambientales, a partir de los coeficientes obtenidos en el ACP. . . . 257 Figura 6.4. Proyección de las observaciones (Problemas) en el espacio formado por los dos

primeros ejes del ACP. . . . 258 Figura 6.5. Integración de los aspectos valorados para definir la importancia de los

Problemas a partir de los coeficientes obtenidos en la ACP. . . . 259 Figura 6.6. Mapa de preferencia de actuaciones en el Parque Regional. . . 268

(29)

1

Introducción general

y objetivos

(30)
(31)

1. Introducción general y objetivos

1.1. ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN

La Tierra está inmersa en un intenso proceso de transformación que afecta a casi la mitad de su superficie debido, fundamentalmente, a las actividades humanas (Ranganathan & Daily, 2008). Muchas de estas actividades están ocasionando un importante deterioro en los ecosistemas, dando lugar a la extinción de numerosas especies (Balmford et al., 2002; MEA, 2005; CBD, 2010). Por otro lado, el ritmo al que se están produciendo estos cambios está aumentando de forma preocupante (McNeill, 2000; Butchart et al., 2010; Newbold et al., 2016). Este fenómeno, caracterizado por la desaparición de un elevado número especies, es el que algunos autores han definido recientemente como la “Sexta Extinción Masiva” (Ceballos et al., 2015; McCallum, 2015). Esta extinción sin embargo, no está provocada como las cinco anteriores, por factores extraterrestres o catástrofes naturales (Veron, 2008), sino por la expansión de las poblaciones y actividades humanas dando lugar, esencialmente, a la alteración y la destrucción de los hábitats, así como a la reducción de las poblaciones de flora y fauna (Smith & Smith, 2007; Rockström et al., 2009; Christensen et al., 2014). Nunca como hasta ahora, el incremento en las tasas de explotación de los recursos naturales, había provocado tan altos niveles de pérdida de biodiversidad, con el consiguiente deterioro de la calidad de vida (European Comission, 2005).

Según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (MEA, 2005), el balance final es que: “la actividad humana está ejerciendo una presión tal sobre las funciones naturales de la Tierra, que ya no puede darse por seguro que los ecosistemas del planeta vayan a mantener la capacidad de sustentar a las generaciones futuras”.

Un fenómeno muy similar se ha producido en nuestro país a lo largo de las últimas décadas (Observatorio de la Sostenibilidad, 2015). La desaparición de territorios de alto valor ecológico, la ocupación de zonas costeras y de ribera, y la desaparición de especies y poblaciones, han sido constantes. Sin embargo, dichos autores reconocen que España todavía conserva una de las tasas más elevadas de biodiversidad de Europa, a lo que ha contribuido de forma destacada, la diversidad de hábitats ya existente y el continuo abandono de zonas rurales.

Ante esta situación, uno de los métodos más eficaces para reducir el progresivo deterioro de las áreas naturales, ha consistido en el establecimiento de una red de

(32)

4

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

2012; EUROPARC Federation, 2013). Algunos autores, incluso, (Watson et al., 2014), han ido más allá basando el futuro de la vida en nuestro planeta, en el reconocimiento del papel esencial de las áreas protegidas. Según el CBD (2010), se pretende que, para el año 2020, el 17% de la superficie terrestre, y el 10% de la superficie marina estén protegidas. Ello supondría, que se duplicarían las cifras estimadas por la UICN en 2008 (Badman & Bomhard, 2008).

En este sentido, la UICN describió un área protegida como: “ Una superficie de tierra y/o mar especialmente consagrada a la protección y al mantenimiento de la diversidad biológica, así como de los recursos naturales y los recursos culturales asociados, y manejada a través de medios jurídicos u otros medios eficaces” (UICN, 2000). Según esta definición, las políticas de conservación a aplicar deberían tener en cuenta los siguientes objetivos:

• Mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales.

• Preservación de la diversidad.

• Utilización sostenible de especies y ecosistemas.

A partir de estas premisas se propuso la necesidad de crear una red de Espacios Naturales Protegidos (ENP), que garantizara la conservación de las áreas de mayor interés.

Respecto al concepto “conservación” aplicado a los recursos naturales, fue definido en 1980 por la UICN y otras organizaciones, en “la Estrategia Mundial para la Conservación”, al afirmar que conservación se refiere a: “la gestión de la utilización de la biosfera por el hombre, de tal suerte que produzca el nivel más alto de calidad de vida, pero que mantenga su potencialidad para satisfacer las necesidades y las aspiraciones de las generaciones futuras”. Se refiere por tanto, al mantenimiento in situ de los ecosistemas y hábitats naturales y seminaturales, y de poblaciones viables de especies en su entorno natural.

Estos planteamientos globales han ido cristalizando con el tiempo, de tal forma que la idea de conservación que se ha impuesto, ha sido progresivamente mucho más abierta, admitiendo en cualquier caso, que el excesivo intervencionismo es una forma de sobre-explotación al generar importantes desequilibrios, que poco o nada tienen que ver con el normal discurrir de los procesos naturales.

(33)

1. Introducción general y objetivos

En una posición extrema se situó en su momento Margalef (1968) indicando que: “conservar requiere, normalmente, no interferir en absoluto con la naturaleza, incluso abstenerse de protegerla”.

En lo que se refiere a las estrategias de conservación, tanto el momento de la intervención como el grado de intensidad de la misma dependen de diversos factores, siendo uno de los esenciales el grado de naturalidad de los ecosistemas afectados (Haber, 1990). Suele existir además, una relación inversamente proporcional entre la intensificación de los usos y el grado de protección aplicado (Erz, 1980), así como una relación de proporcionalidad directa entre las políticas permisivas y la extensión de las áreas afectadas (Figura 1.1).

TIERRAS SIN USO

ZONAS POCO INTERVENIDAS (PRIORIDAD DE MEDIDAS DE PROTECCIÓN) USOS DE BAJA INTENSIDAD

ALTA INTENSIFICACIÓN

DE USOS

SUPERFICIE RELATIVA

PROTECCIÓN ESTRICTA

ALTO PORCENTAJE DE ÁREAS PROTEGIDAS

CONTROL Y RESTRICCIONES A

LOS USOS

REGULACIÓN AMBIENTAL

GENÉRICA

Figura 1.1. Relación inversa entre el uso del territorio y la protección del mismo.

Fuente: Erz, 1980, modificado.

Aquí se produce un conflicto entre uso-explotación y conservación-protección que se traduce en la aparición de un enfoque dialéctico, que el planificador ha de saber interpretar; primero para definir la situación, capacidad y vocación del territorio, y segundo, para concretar las estrategias de planificación correspondientes.

(34)

6

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

Por otro lado, la aplicación de estrategias no desarrollistas, no necesariamente implica una mayor protección, de forma que la discusión “hombre-parte vs. hombre- aparte” puede resultar estéril por muchas razones. En primer lugar, porque dado el grado de influencia que las actividades humanas han alcanzado sobre ecosistemas y especies, la ausencia del hombre y sus acciones es prácticamente imposible. En segundo lugar, porque en muchos casos, y por medios empíricos, el hombre ha resuelto la antinomia explotación/conservación mediante una localización de actividades en mosaicos complementarios (Margalef, 1986). Sirva como ejemplo, el sistema de explotación aplicado durante siglos a la mayoría de los ecosistemas mediterráneos. Sin embargo, si lo que se busca es incrementar la biodiversidad, son numerosos los casos en los que se ha demostrado que las actividades de origen antrópico (hombre-parte), dan lugar a ecosistemas con valores de diversidad biológica superiores a los que no han sido intervenidos (hombre-aparte) (González. Bernáldez, 1989; Díaz Pineda, 1997).

Esta circunstancia, conocida como Teoría de la Perturbación Intermedia y descrita por numerosos autores (Connell, 1978; Roxburgh et al., 2004; Kadmon &. Benjamini, 2006), ha sido generalmente aceptada, aunque recientemente su validez se ha puesto en duda (Fox, 2012).

Ahora bien, sin un profundo respeto por el entorno, existe el riesgo de que cualquier actuación, dentro de la relación hombre-naturaleza, pueda justificar acciones etiquetadas como “ecológicas” o “medioambientales” disminuyendo la biodiversidad (Angermeier, 2000). Afirmar que todas las actividades humanas son “naturales”, evitaría el debate sobre qué rasgos de los ecosistemas son naturales, pero aportaría poco a la hora de definir qué es lo que realmente debemos conservar (Angermeier, 2001).

Adoptar el punto de vista de que las actividades de origen antrópico forman parte de la naturaleza podría conducir a la justificación tan manida de que “los negocios son los negocios”, siendo la naturaleza, en consecuencia, un negocio más al servicio del hombre. Para que esto no suceda es preciso aplicar una ética de la conservación que cercene los privilegios ambientales de la sociedad industrial.

Vamos a convenir, por tanto, que las actividades humanas no necesariamente agotan los recursos ni tienen porqué reducir la biodiversidad. Lo que sí es determinante, es el modelo de explotación que se aplica. La explotación o aprovechamiento de los recursos naturales, debe tender a convertirse en una medida de protección, pues el

(35)

1. Introducción general y objetivos

uso racional expresado en intervenciones reales basadas en conocimientos técnicos, e incluso tradicionales, es lo que ayuda a mantener la integridad de los recursos y a preservar la diversidad y potencialidad de los mismos (González Bernáldez, 1989).

Dicha integridad fue definida con gran precisión por Angermeier y Karr (1994): “La integridad ecológica es percibida como el mantenimiento de todos los procesos internos y externos y los atributos de la interacción con el medio ambiente, de manera tal que la comunidad biótica se corresponde con el estado natural específico del hábitat, de acuerdo con los principios de auto-regulación, resiliencia y resistencia”.

Sin embargo, además de los aspectos ya comentados, los recursos naturales nos ofrecen algo más. Todos ellos aportan servicios de extraordinaria importancia que son absolutamente insustituibles. Son numerosos los estudios que desde la década de los años 70, han puesto de manifiesto la necesidad de valorar estos servicios más allá de los aspectos meramente económicos (ver, por ejemplo, McHarg, 1969; Isard, 1972;

Ehrenfeld, 1976; Westman, 1977; Costanza et al., 1997; De Groot et al., 2002). Este nuevo enfoque se aplicó por el MEA (2005) sobre los servicios de los ecosistemas, sus vínculos con el bienestar humano y las necesidades de desarrollo. Numerosos artículos han tratado sobre la tipología de los servicios y la forma en que se distribuyen y pueden ser valorados (Daily et al. 2000; De Groot et al., 2002; Montes, 2007; Meyer &

Grabaun, 2008; Walz, 2008; Eigenbrod et al., 2009; Martín–López et al., 2009 ; Ash et al., 2010; Comisión Europea, 2010; Viota & Maraña, 2010; Hermann et al., 2011;

Balvanera, 2012; GIZ 2012; Crossman et al., 2013; Unión Europea, 2013; Costanza et al., 2014; Palomo et al., 2014; Drakou et al., 2015). La descripción y valoración de los servicios de los ecosistemas ha dado lugar a un nuevo marco en la relación con la naturaleza, al plantear la necesidad de resolver el problema de cómo construir un futuro sostenible para la sociedad. Las estimaciones monetarias de los servicios ecosistémicos, y su posible combinación con otros elementos que contribuyen al bienestar social, van a jugar un papel determinante al destacar el nivel de importancia de dichos servicios (Costanza et al., 2014).

No obstante, en numerosas ocasiones, la explotación de los recursos naturales conlleva una alteración en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas que los contienen, con la consiguiente pérdida de los servicios ambientales que aportan a la

(36)

8

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

a los costes ambientales referidos a las actividades humanas (Lyytimäki et al., 2008;

Zhang et al., 2007; Escobedo et al., 2011; Ango et al., 2014; Döhren & Haase, 2015).

El deterioro o pérdida de los servicios ambientales requiere determinar, tanto cuáles son los patrones del funcionamiento de los ecosistemas, como de las desviaciones graves que se producen en los rangos de oscilación de las variables que definen dichos parámetros[1].

Ahora bien, toda política protectora debe fundamentarse en unos objetivos básicos, ocupando un lugar preponderante entre ellos, el mantenimiento de la diversidad biológica. No debemos olvidar, por otro lado, que la valoración de especies y espacios a proteger debe ir más allá de una mera selección de animales y plantas, sin dejar de lado la inmensa cantidad de sistemas biogeoquímicos de interés que, además de garantizar la existencia de multitud de organismos, son representativos de una extraordinaria diversidad natural (González Bernáldez, 1989).

A partir de un enfoque global, tanto Vane-Wright et al. (1991) como Begon et al. (1999), propusieron en su día una serie de argumentos a tener en cuenta a la hora de definir los objetivos de las políticas de protección. Los plantearon en forma de cuestiones clave que, a pesar de su contenido elemental, indican los elementos que, como mínimo, deben manejarse al proponer una estrategia de protección determinada.

Las cuestiones que surgen son: ¿Son todas las especies iguales? ¿Son todos los lugares iguales? ¿Por qué protegerlos? ¿Cómo protegerlos? Estos autores concluyeron que a partir de un análisis de las técnicas de determinación de la diversidad biológica y distribución biogeográfica, deben ser contempladas, a efectos de planificación, dos etapas: una primera, de reconocimiento de áreas prioritarias basadas en el análisis de la biodiversidad, y la segunda, una evaluación no taxonómica para identificar una red de reservas que incluyan tanto especies como ecosistemas. Para otros autores, uno de los problemas que se han planteado, es precisamente, que no todos los ecosistemas ni todas las especies de interés han sido incluidas en las redes de ENP, a pesar del tiempo

1 En algunos trabajos, los estados de pérdida de “salud” e integridad, motivados en gran medida, por el mal uso que la sociedad hace de esos bienes y servicios ha dado lugar a un “enfoque clínico”, en el que las manifestaciones debidas a las alteraciones son valoradas como un síntoma, con objeto de alcanzar un diagnóstico del estado de los ecosistemas (Fernández San Juan, 1984 y 1985; Stanley &

Hickman, 1991; Bertram et al., 2007; Jorgensen et al., 2010).

(37)

1. Introducción general y objetivos

transcurrido desde que se comenzaron a aplicar la políticas de protección (Rodrigues et al., 2004; Cabello et al., 2008; Aycrigg et al., 2013; Dietz et al., 2015)

Los resultados de las políticas de protección aplicadas, y el concepto de área protegida, han variado a lo largo de las últimas décadas (Poiani & Richter, 1999;

Scott et al. 2001; EUROPARC Federation, 2013; Palomo et al. 2014), observándose que tanto la planificación como la gestión suelen mostrar deficiencias tanto en el enfoque como en su aplicación posterior.

Por todo ello, se van a describir algunos conceptos relacionados con la planificación y gestión de los ENP, que son la base y justificación de lo tratado en este estudio.

En primer lugar, la planificación se basa en un proceso de búsqueda, ordenación y análisis de información, claves para la toma de decisiones, obligando a que el desarrollo del conjunto sea concebido de forma lógica. Una planificación adecuada, es la forma de ayudar tanto a satisfacer las necesidades que la sociedad tiene planteadas, como a resolver las tensiones que se generan, ya sea de conservación o de explotación, asegurando además la integridad de los recursos.

En la gestión, se parte de la identificación y evaluación de problemas y oportunidades, los objetivos generales y específicos, así como del diseño de las actividades y estrategias necesarias para alcanzarlos, en un determinado período de tiempo. Paralelamente, se debe orientar sobre la estimación de gastos e inversiones, y establecer las responsabilidades fijando pautas, tanto para el funcionamiento de la organización, como para la formulación del presupuesto.

Para evitar los errores que se suelen detectar en las propuestas de planificación y gestión, es preciso realizar valoraciones objetivas y completas de los recursos, de las problemáticas asociadas a ellos y de las alternativas o escenarios posibles, tratando de evitar una rigidez estratégica o sesgada sin base científica. Las propuestas deben incluir además, acciones de salvaguarda de ecosistemas singulares o estratégicos.

1.2. LOS ENP Y LOS INSTRUMENTOS DE PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN

Los Espacios Naturales Protegidos en España tienen un origen relativamente

(38)

10

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

relacionados con la declaración de los mismos. En el contexto al que nos vamos a referir, conviene resaltar los siguientes, por tratarse de normas que recogen aspectos como los aquí desarrollados:

1975.- Ley de Espacios Naturales Protegidos

1989.- Ley de Conservación de Espacios Naturales y Flora y Fauna Silvestres.

1990….- Desarrollo de Leyes Autonómicas.

2007.- Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (BOE 299, 2007).

La Ley de 1975 resultó ambigua y compleja por lo que fue necesaria la elaboración de una Ley más precisa y exigente. A este respecto, González Bernáldez indicó en 1976, claramente, el camino a seguir y advertía que “la elección de áreas protegidas parece obedecer más al azar o capricho de algunos notables, que a una sistemática racional”

Esto se pretendió resolver con la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Esta ley supuso, sin duda, un paso importante en la legislación española. El efecto global conseguido tras la aplicación de esta ley fue muy positivo por unificar y armonizar la normativa existente en nuestro país, incorporando la europea y reconociendo a su vez su prevalencia sobre cualquier normativa. Sin embargo se produjeron desajustes e incumplimientos. Algunos de los más importantes afectan al ENP que aquí se estudia.

En primer lugar, se produjo una “avalancha declaradora”, en muchos casos precipitada. Un ejemplo son las declaraciones de algunos gobiernos autonómicos que, sin esperar a que se promulgara una ley específica, procedieron a declarar espacios como ENP, basándose en la “vieja” ley de 1975. A modo de ejemplo, entre 1982 y 1988, se declararon 33 ENP. Incluso hubo algunas CC. AA. como Andalucía y Madrid, que declararon Parques Naturales sin tener las competencias transferidas (Mulero Mendigorri, 2002).

Esta situación se mantuvo varios años más, incluso a pesar de que los procedimientos incluidos en dicha ley obligaban a moderar el ímpetu protector, pues era necesario cumplir determinados plazos, y elaborar los documentos de ordenación y gestión. Con la aparición de las leyes de carácter autonómico, se aceleró aún más la

(39)

1. Introducción general y objetivos

creación de nuevos ENP. Mulero Mendigorri (2002) utilizó los términos: “Eclosión y desorden” para describir acertadamente esta fase. Además de la atomización creada, apareció un número excesivo de figuras de protección, casi 50, no siempre justificado. Así, se habla de parques, enclaves, monumentos, paisajes, áreas, parajes, reservas, biotopos, microrreservas, etc... En algunas ocasiones, la creación de la figura administrativa de “parque”, “reserva”, etc., se convirtió en un fin de carácter meramente político, careciendo de otros objetivos y sin tener en cuenta un análisis de carácter ecológico (EUROPARC-España 2008). Más adelante, se fueron incluyendo además de los ENP ya citados otros nuevos, tal como recoge la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, así como los espacios de la Red Natura 2000 y las áreas protegidas derivadas de convenios y acuerdos internacionales, tales como los Humedales Ramsar, Reservas de la Biosfera, ZEPIM, OSPAR, Reservas biogenéticas, Geoparques y Sitios del Patrimonio Natural (UNESCO).

Sin embargo, independientemente de su denominación, el problema esencial del proceso masivo de declaración, fue que estos ENP no siempre presentaban solución de continuidad entre diferentes comunidades autónomas y estados, a pesar de pertenecer a una misma unidad de carácter ecológico, e incluir hábitats de gran importancia. Esta circunstancia es una de las que ha resuelto la aplicación de la nueva ley de 2007 en sus artículos 20 y 46.

En general, la declaración de Espacios Protegidos en sus diferentes modalidades, ha generado una problemática basada, la mayoría de las veces, en factores relacionados con el procedimiento de declaración, con la ambigüedad en los objetivos reales de protección, y con la ausencia de metodologías de base ecológica. Se analizan, a continuación, los aspectos más conflictivos registrados.

• Modelo jurídico poco desarrollado. No ha sido suficientemente definido en algunos aspectos, sufriendo además, modificaciones fundamentales posteriores, tanto en su espíritu como en su letra. Esto es algo que ya comentó Canals Ametller (1997) y, sin embargo, se han seguido registrando casos similares a los analizados entonces (López Ramón, 2014).

• A partir de la promulgación de la ley de 2007 antes citada, y la 30/2014, referida a los Parques Nacionales (BOE 293, 2014), se ha tratado de resolver algunos

(40)

12

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

publicada, descoordinada, deficiente o suspendida, sigue siendo un problema grave y no resuelto. Ha sido llamativo el caso de que en Castilla y León, al igual que en muchas regiones, todavía no se disponía de Planes de Gestión en los ENP, cuando por ley deberían estar aprobados y aplicándose desde hace varios años. La aprobación precipitada de los planes de gestión de los espacios incluidos en la red Natura-2000 a lo largo de 2014, únicamente ha supuesto una solución formal al problema planteado.

• Declaración precipitada. No se define el interés real de lo que se quiere proteger, ni las bases ecológicas de los criterios de protección y, sobre todo, no se asegura una gestión eficaz. (EUROPARC-España, 2014).

• No siempre se ha garantizado la participación de los habitantes de la zona, tanto en las actividades tradicionales desarrolladas, como en la posible contribución actual a la gestión. Esta participación, debe hacerse efectiva en los organismos públicos y privados encargados de la gestión (Sanz López & Torres, 2006; Heras, 2008).

• Se ha registrado un excesivo interés por proteger zonas de titularidad pública y relativamente inaccesibles del territorio, a la vez que se han desatendido grandes áreas fuertemente degradadas, utilizado así la declaración de los ENP como estrategia para la aplicación de las denominadas “políticas desarrollistas” altamente impactantes.

De esta manera, se ha tratado de compartimentar el territorio en zonas “naturales”

y “no naturales” como si el suelo, los ríos, el aire, no fueran todo uno y en continua dependencia y transformación.

• A medida que se han ido declarando nuevos ENP, y sobre todo en los que se aplica una normativa de protección poco estricta, se les ha ido etiquetando como artículos de consumo, incentivando actividades de tipo turístico-recreativo que, además de desvirtuar los objetivos de la protección, han resultado en algunos casos altamente impactantes para los recursos implicados, de forma que ha sido necesario limitar el uso público en varias ocasiones (Gómez Limón & Mújica 2002; Viñals, 2002; Romagosa, 2008; SEO/BirdLife, 2011; Gómez Limón & García Ventura, 2014).

• En otros casos, las medidas de protección, han sido tan restrictivas que, al limitar drásticamente prácticas tradicionales perfectamente integradas y generadoras de un incremento de la diversidad biológica, han generado importantes desequilibrios en los ecosistemas afectados (González Bernáldez, 1989; Díaz Pineda, 1994). En varios ENP, estas medidas restrictivas, a veces, se han considerado una imposición

(41)

1. Introducción general y objetivos

inaceptable e incomprensible (Revista Comarcal Montaña de Riaño, 2007; Martínez de Pisón, 2009a; Ruiz-Labourdette et al., 2013; Mulero Mendigorri, 2015).

• Casi siempre se ha carecido de la imprescindible visión integradora. Se ha abusado de una visión unidimensional muy compartimentada, olvidando la interrelación entre ecosistemas naturales, y de éstos con áreas de diferente grado de presión antrópica.

Por último, difícilmente podríamos resumir mejor la situación que Díaz Pineda (1994), tras comentar un escenario similar. “Aunque la idea de conservación es, en sí misma, de una subjetividad evidente, carecemos de criterios ecológicos suficientemente convincentes para delimitar espacios protegibles y, dentro y fuera de ellos, establecer límites razonables entre explotación y conservación, o entre el tamaño de esos espacios y la actividad desarrollada fuera de ellos. Parece claro que los espacios naturales protegidos deben describirse y, preferiblemente, gestionarse en un marco integrado que supere límites administrativos o de competencia política. Urge, pues, impulsar iniciativas que suministren la información ecológica, científica y técnica básicas para esta gestión”.

La evolución de las medidas de Planificación y Gestión relacionadas con la protección de los ENP declarados en nuestro país, ha sido estudiada, entre otros, por diversos autores y organismos (Garayo Urruela, 2001; Mulero Mendigorri, 2002;

Simancas Cruz, 2000 y 2007; EUROPARC-España 2014). Hay una serie de ideas básicas que subyacen en la trayectoria seguida por las citadas medidas.

La primera de ellas, muy simple pero no siempre bien entendida, es que un ENP

“existe” cuando se declara (López Ramón, 1995). Antes y después de ese momento, el conjunto de ecosistemas y especies que lo forman sigue existiendo y funcionando con normalidad, pero es únicamente cuando se declara, y por tanto se delimita, se clasifica, y se le asigna una figura dentro del ordenamiento territorial, cuando tiene una “existencia” real dentro de la normativa de protección.

Es decir, la declaración de un ENP no significa necesariamente que a partir de ese momento todo vaya a cambiar, y que los elementos y sistemas que componen dicho espacio, se vayan a comportar de manera diferente por el simple hecho de portar, además, la etiqueta de “protegidos”. Todo dependerá del nivel de protección aplicado, y de la eficacia de las medidas que se propongan. La declaración en sí es un acto

(42)

14

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

deben ser aplicados correctamente, y contrastados periódicamente con los objetivos de conservación establecidos.

Este hecho no siempre ha sido asumido por los responsables de los organismos implicados en la protección de los EN, de tal forma que, en muchos casos, no se han observado mejoras evidentes. En ocasiones, incluso la asignación de la etiqueta de “protegido” parece que ha eximido de profundizar en las medidas de protección correspondientes. De esta manera, nos encontramos ante los denominados coloquialmente, “paper parks” o “parques de papel” definidos en 1999 por Dudley et al. como: “Un área protegida legalmente establecida donde los expertos creen que las actividades de protección actuales son insuficientes para detener la degradación”. La mayoría de ellos suele carecer además de medidas de gestión adecuadas (Hockings et al., 2000) y tienen insuficiente financiación (Fleck et al., 2006). En realidad, la única ventaja que ofrecen es que su nuevo status les da derecho a una atención especial y a recursos adicionales, pudiendo servir de estímulo para declaración de nuevas áreas protegidas (MARE, 2012).

Pearce (2005) describió con precisión esta situación: “Las medidas para la conservación de la biodiversidad son esenciales, pero puede ser una pérdida de tiempo si varias contradicciones no se abordan... las áreas protegidas pueden ser “parques de papel”, protegido según el nombre pero no en la práctica. El hecho mismo de la protección puede contener características autodestructivas porque las comunidades locales pueden fácilmente sufrir pérdida de bienes e ingresos, convirtiéndose así en socios contrarios a la protección...

el reto de la biodiversidad real es rediseñar el esfuerzo de conservación, haciéndolo verdaderamente complementario y compatible con la mejora del bienestar “.

En el contexto que nos ocupa, la planificación aplicada a los ENP, es un proceso por el que se pretende alcanzar unos determinados objetivos mediante la toma de decisiones, teniendo en cuenta tanto la situación actual, como los factores internos y externos que pueden influir en el logro de los citados objetivos (Jiménez Jaén, 2000).

Además, en el Real Decreto 1274/2011(BOE 236 de 2011), se le considera como un elemento fundamental para poner en marcha un nuevo enfoque global e integrador, que permita alcanzar el objetivo común de detener la pérdida de la biodiversidad y la degradación de los servicios de los ecosistemas.

(43)

1. Introducción general y objetivos

Los Planes han de poseer además una base científica, tanto en su concepción como en su organización, y deben especificar los objetivos y los medios que se requieren para lograrlos. No obstante, debe asumirse que hay límites a lo que puede ser planificado, y tanto la duración como el grado de detalle de los planes debe ser realista, considerando además, que las previsiones de desarrollo futuro siempre pueden contener un cierto grado de incertidumbre (GTZ, 1996).

Tal vez parezca obvio y hasta simple lo expuesto hasta ahora, pero es frecuente que tanto los políticos como los administradores públicos y los legisladores no hayan comprendido lo que significa planificar (Gómez Orea, 1991). En este sentido, tal como se recoge en el Real Decreto 1274/2011(BOE 236 de 2011), la planificación referida a los ENP, viene definida por “las medidas o acciones dirigidas a conservar la biodiversidad que deben basarse en un diagnóstico previo que las justifique y responder a unos objetivos concretos previamente establecidos”. Sin embargo, los planes desarrollados hasta ahora han resultado, con frecuencia, difícilmente comprensibles y, desde luego, han dificultado las labores propias de los gestores.

En muchos casos, se suele confundir el concepto “planificar”, con el de

“gestionar”. La planificación es previa y definidora de la gestión mientras que gestionar consiste en: “hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera” (R.A.E, 2014). Es decir, la gestión se relaciona claramente con las acciones que se han de realizar para lograr un objetivo, siendo por lo tanto algo práctico, directo y de aplicación inmediata. Podemos concluir que ambas se complementan tanto en los contenidos como en su estrategia de aplicación. No se debe, por lo tanto, utilizar ambos términos indistintamente, como si tuvieran el mismo significado, ni tampoco se deben confundir las acciones o procesos que acompañan a cada uno de ellos.Para abordar el problema de la planificación de los recursos naturales, desde una perspectiva práctica, y respecto a las metodologías utilizadas, McHarg (1969) ya publicó estudios de diagnóstico ecológico basados en los factores territoriales que podrían verse alterados por la realización de usos o proyectos impactantes en diferente grado. A partir de aquellos enfoques, se sentaron la bases para desarrollar una sólida sistemática de aplicación a la planificación, basadas en parámetros ecológicos, destacando las importantes aportaciones de otros investigadores como Díaz Pineda et

(44)

16

SIPGEN del Parque Regional de Picos de Europa

Sancho Royo et al. (1981). Más adelante, para la elaboración de un número ingente de Planes de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) se utilizó una metodología de trabajo, tal vez demasiado esquemática[2], basada en parte en el desarrollo de la normativa, (véase, por ejemplo: Junta de Castilla y León, 1994a; Gobierno de la Rioja, 1998 y 2002). Algo similar sucedió, en la redacción de los denominados PIDU (Plan Indicativo de Usos) aplicados en este caso a los embalses y su entorno inmediato (Confederación Hidrográfica del Duero, 1991; Confederación Hidrográfica del Ebro, 1992; Confederación Hidrográfica del Norte, 1994; Generalitat de Cataluña, 2002 y 2003). Años más tarde, fueron surgiendo nuevas propuestas, aunque no siempre fueron tenidas en cuenta para ser aplicadas de forma directa en los Planes de Ordenación (Martínez de Pisón 2009b; Ruiz-Labourdette et al., 2007, 2010). Ya en el ámbito internacional, Gómez Orea (2008), recogió la evolución de las principales metodologías aplicadas a lo largo de las últimas décadas en diferentes países. Actualmente, esta temática ha ganado en complejidad incorporando además tanto conceptos (servicios, sostenibilidad, cambio global etc...) como modelos (Pierce et al., 2005; Margoluis et al., 2009; Wilhelm-Rechmann & Cowling, 2013).

En resumen, y volviendo a nuestro país, en la mayoría de los PORN redactados, buena parte de sus contenidos se ha dedicado a una descripción exhaustiva de las diferentes áreas temáticas relacionadas con el medio físico y biótico del ámbito territorial del PORN. De esta forma, lo que debiera ser un diagnóstico de partida que justificara las directrices posteriores, se convierte a veces en un tedioso inventario sin conclusiones.

Otro problema adicional es que, en los objetivos planteados, se insiste demasiado en la necesidad de limitar, restringir, proteger, etc... Esto se ha traducido en que, si se analiza el conjunto de estrategias de planificación realizadas en España en el periodo 2007-2012, se comprueba que la gran mayoría de medidas son de tipo

“administrativo”, teniendo una importancia mucho menor las medidas contractuales de gestión directa o compartida (EUROPARC-España, 2014).

2 Normalmente se componían de una primera parte descriptiva, donde se indicaban las características de los componentes y su ubicación. A continuación, se realizaba una evaluación del estado de los recursos, especies, hábitats, etc. seguida de unos objetivos que debían indicar la meta o fin que se deseaba alcanzar. Se incluía después una parte prescriptiva referida a las directrices a aplicar, incluidas las limitaciones de usos, para finalizar con un apartado de normativa.

Referencias

Documento similar

Debido al riesgo de producir malformaciones congénitas graves, en la Unión Europea se han establecido una serie de requisitos para su prescripción y dispensación con un Plan

Como medida de precaución, puesto que talidomida se encuentra en el semen, todos los pacientes varones deben usar preservativos durante el tratamiento, durante la interrupción

Gastos derivados de la recaudación de los derechos económicos de la entidad local o de sus organis- mos autónomos cuando aquélla se efectúe por otras enti- dades locales o

Sabemos que, normalmente, las ​cookies deben ser almacenadas y enviadas de vuelta al servidor sin modificar; sin embargo existe la posibilidad de que un atacante

En cuarto lugar, se establecen unos medios para la actuación de re- fuerzo de la Cohesión (conducción y coordinación de las políticas eco- nómicas nacionales, políticas y acciones

La campaña ha consistido en la revisión del etiquetado e instrucciones de uso de todos los ter- mómetros digitales comunicados, así como de la documentación técnica adicional de

El contar con el financiamiento institucional a través de las cátedras ha significado para los grupos de profesores, el poder centrarse en estudios sobre áreas de interés

Luis Miguel Utrera Navarrete ha presentado la relación de Bienes y Actividades siguientes para la legislatura de 2015-2019, según constan inscritos en el