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FASE 2 APRENDIENDO A LEER INDEPENDIENTEMENTE

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FASE 2

APRENDIENDO A LEER INDEPENDIENTEMENTE

Introducción Objetivo El Programa Calendario

Tamaño y formato

En resumen

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APRENDIENDO A LEER INDEPENDIENTEMENTE Introducción

Cómo enseñar a leer a tu hijo para que desarrolle su inteligencia y ame la lectura Leer es la habilidad de reconocer palabras y comprender su significado.

Desarrollar correctamente esta habilidad con un buen método de aprendizaje como el que estamos usando en este programa nos aporta importantes ventajas:

◦ Incrementar la inteligencia de tu hijo pues leer es una función cerebral igual que escuchar.

◦ Adquirir velocidad en la lectura

◦ Adquirir una buena comprensión lectora

◦ Que la lectura sea un placer y no un obligación

La lectura es sin duda la capacidad más importante que le puedes otorgar. Y nuestro objetivo es que tu hijo aprenda a leer bien, con velocidad y comprensión lectora, de tal manera que favorezca el desarrollo de su inteligencia.

Para ello debemos seguir las dos fases de que consta el proceso de aprendizaje:

FASE 1: Aprendiendo a leer con mamá o papá:

◦ 1. palabras sueltas

◦ 2. parejas de palabras

◦ 3. frases

◦ 4. diferentes combinaciones de palabras, parejas de palabras y frases.

◦ 5. un libro con las palabras aprendidas

◦ 6. muchos libros con las palabras aprendidas

FASE 2: Aprendiendo a leer independiente:

◦ un libro nunca visto antes con palabras conocidas, completamente independiente

Después será capaz de:

◦ intuir palabras nunca vistas anteriormente

◦ leer cualquier cosa con ayuda

◦ leer cualquier cosa independientemente

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Objetivo

FASE 2: Aprendiendo a leer independientemente

Llega un momento en el programa de lectura en que el niño sabe leer pero él mismo no es consciente, no sabe que puede leer. A este punto se suele llegar tras haber digerido cientos de palabras y haber consumido docenas de libros caseros, es decir, una vez está bien consolidada la fase 1 en la que tu hijo aprende a leer contigo.

Ahora tenemos que diseñar una siguiente fase que permita con delicadeza y tacto que el niño descubra que en realidad es capaz de leer algo

independientemente.

Siempre que apliquemos este programa por evolución y no por imposición, tenderemos éxito.

Ya has recorrido un buen camino durante la fase 1 que ha preparado el terreno con muchas palabras. Ahora puedes darte el gusto de ayudar a tu hijo a desplegar sus alas y volar.

Es muy importante que mantengas en mente el objetivo de esta fase del programa: crear frecuentes oportunidades para que tu hijo pueda recordar y usar información que ya tiene y así pueda darse cuenta que es capaz de leer

independientemente libros que no ha visto antes.

Tener oportunidades a menudo le dará confianza para saber que las palabras que ha visto tantas veces ya las puede leer el sólo.

Veamos pues como vamos a darle esas oportunidades...

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El Programa

PROGRAMA PARA APRENDER A LEER INDEPENDIENTEMENTE

Paso 1: Escogiendo Vocabulario

Escoge treinta palabras retiradas. Elígelas con cuidado para que incluyan una buena variedad de nombres, verbos, adjetivos y adverbios. Siempre que sea posible elije las palabras favoritas de tu hijo.

Pueden ser palabras que las hayas retirado recientemente o pueden ser palabras que no las hayas usado desde hace muchos meses.

Estas treinta palabras que elijas formaran la base del programa que vas a crear para ayudar a tu hijo a leer independientemente, es decir, él solito.

Paso 2: Repasando el Vocabulario

Ahora es momento de repasar las 30 palabras que has escogido. Esto lo puedes hacer de formas muy variadas. Una de las maneras es creando frases en las que uses las palabras, por ejemplo en una pizarra o simplemente diciendo

“vamos decir una frase con esta palabra” y elijes una y se la enseñas a tu hijo. Si tu hijo disfruta con el reto podéis repasar las palabras en poco tiempo y ya puedes ir viendo cuántas reconoce él. Te puedes inventar cualquier juego en el que le digas en voz alta la palabra cuando él la mire.

El nivel de reto puede variar mucho, desde elegir sólo dos palabras para crear dos frases, o una sola frase en la que uséis las dos palabras, hasta elegir las 30 palabras para crear más frases.

Esto depende totalmente de la duración de las sesiones que hayas ido haciendo con tu hijo durante la fase 1, es decir, si has ido haciendo sesiones de 5 segundos con tu hijo, probablemente disfrutará más con sólo dos palabras para inventar frases y así, hacer también una sesión de pocos segundos de reto.

En cambio, si estas haciendo con tu hijo sesiones de lectura más largas, probablemente disfrutará con una mayor selección de palabras para jugar a inventar frases.

Todo esto es una cuestión tan sencilla como que tu hijo te pida elegir él las palabras o que tú le preguntes si las quiere elegir él. Podrías hacer esto dándole alguna pista sobre una palabra y preguntándole si la puede encontrar él entre varias. Por ejemplo: “¿quieres que inventarte una frase sobre tu camión?” “¿qué palabras quieres escoger para hacerlo?”

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Solamente juega a este juego con tu hijo si los dos disfrutáis

tremendamente con ello. Sino, no es necesario. Puedes emplear el tiempo en un simple repaso de las 30 palabras.

Cuando hagas el repaso de las 30 palabras con tu hijo, no te sientas como si tuvieras que repasar las 30 palabras en una sola sesión. Es mejor hacer solo unas cuantas en cada sesión.

Por supuesto, interpreta de forma flexible el número de palabras, no tiene que ser exactamente 30, pueden ser 25 ó 35... Estoy dándote un orden de magnitud para que té funcione bien el programa.

Paso 3: Creando los Libros

Ahora crea seis libros caseros basados en las 30 palabras que previamente has elegido. De hecho, estos seis libritos deberían ser más como seis diferentes capítulos del mismo libro, es decir, cada uno debe llevar al siguiente. Sin embargo, cada librito debería tener su propio argumento con la idea de que sea interesante para el niño.

Generalmente estos libros funcionan mejor si son de ficción. Historias de aventuras, cuentos de hadas y ciencia ficción funcionan bien. Por supuesto también podrías hacer libros que no fueran de ficción, pero es un poco más difícil porque estás limitado a 30 palabras.

Otra opción que puede resultarte más fácil es escribir primero los seis libros, usando un vocabulario limitado que le sea familiar a tu hijo. Después, basándote en los libros, puedes listar las 30 palabras que hayas utilizado para hacerlos y

empezar a repasarlas con tu hijo. Si es más fácil para ti hacerlo de este modo, adelante, siempre y cuando sigas en orden los pasos que se proponen aquí para tu hijo pues siguen la secuencia apropiada para él.

Es esencial que estos libros sean muy divertidos o interesantes para tu hijo.

Que la trama sea ingeniosa, ocurrente o graciosa es lo que hará que cada aspecto de este programa sea un éxito. Un conjunto de libritos que sean apagados o poco interesantes para tu hijo, simplemente no le inspiraran.

Recuerda, tu hijo puede leer, aunque es posible que todavía no sea

consciente de ello. Como cualquier otro lector, él querrá leer exactamente por las mismas razones que tú y que yo: divertirse y entretenerse o aprender cosas nuevas. Él no va a leer como un ejercicio para agradar a los demás, sean los papás, sean los abuelos... Por tanto sus libros tiene que ser entretenidos o informativos y preferiblemente las dos cosas.

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Puedes ilustrar estos libros con fotos o dibujos aunque no es estrictamente necesario. Pero si lo haces recuerda que, como todos los libros caseros que hayas hecho, tienes que poner las ilustraciones en páginas separadas del texto y éste debe preceder a las ilustraciones. Es decir, primero la página del texto y al pasar página la ilustración correspondiente a ese texto. Si mezclas texto e ilustraciones en la misma página, tu hijo no mirará las palabras sino los dibujos o fotos.

Sin embargo, llegados a esta fase del programa de lectura en la que

queremos que tu hijo lea estos libros, casi es mejor no ilustrarlos pues a veces las ilustraciones explican la historia y esto reduce la necesidad que tiene el niño de leer las palabras del libro.

Paso 4: Libro 1

Una vez ya tienes los seis libros hechos, vas a írselos presentando uno por uno, no todos a la vez. Empezarás por el primer libro asumiendo toda la

responsabilidad de la lectura, tal y como lo llevas haciendo y, poco a poco, por evolución, a medida que avanzas en cada uno de los siguientes libros, vas a ir cediendo un poco de responsabilidad en la lectura a tu hijo.

Este proceso tiene que ser muy suave y gradual.

En este primer libro, tú eres quien le lee entero el libro a tu hijo al menos dos veces durante el día en el que se lo presentas por primera vez. No se lo leas las dos veces seguidas, sino en dos diferentes momentos durante el día. Al final de ese día retiras el libro.

Paso 5: Libro 2

Al día siguiente introduces el libro 2. Sin embargo esta vez, cuando se lo leas, omites una palabra en cada página a medida que vas leyendo.

Por ejemplo si en un página tienes el texto:

“El jinete saltó sobre su caballo”

Con gran entusiasmo tú le lees a tu hijo:

“El jinete saltó sobre su ...” y te paras brevemente.

En cada página del libro 2, omites una palabra de esta manera. Lo mejor es omitir una palabra bien interesante. No omitas palabras como “el”, “y”, “pero”. Sólo omite la palabra más interesante o importante de la frase.

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Cuando omitas una palabra, pausa solo brevemente. Simplemente le estas dando la oportunidad a tu hijo para que recuerde esa palabra por sí solo, es decir, para que la lea por sí mismo. Cada vez que lo hace incrementa su

independencia y expande el conocimiento que tiene sobre sus propias habilidades.

Cuando omites una palabra y pausas, no lo estas haciendo para que él la diga en voz alta. Es vital que entiendas y recuerdes este punto. Le estas dando una oportunidad para que recuerde y use en silencio esa palabra que has omitido.

Por tanto, no vas a saber en ese momento en el que omites la palabra si tu hijo la ha recordado o no. Simplemente le estas proporcionando una oportunidad para que recuerde y use información que le es familiar.

Esta es la razón por la que el contenido del libro es tan importante. Si el libro es emocionante, la necesidad de tu hijo para recordar y usar la información que tiene, es decir, la necesidad de leer será mucho más alta.

Puede suceder que tu hijo diga en voz alta la palabra que tu has omitido. Si es así, muy bien. Pero no debes ni alentar ni desanimar a tu hijo a que lo haga.

Cuando tu hijo tenga ganas de leerte en voz alta ya lo hará. Hay una gran diferencia entre leer en silencio para uno mismo y leer en voz alta para los demás.

Cuando lees en silencio lo haces para tí mismo y la información va sólo en un sentido, desde la vía visual al cerebro. Cuando lees en voz alta lo haces para los demás y la información va en dos sentidos, del canal visual al cerebro y del cerebro a la voz, lo cual incluye la habilidad del lenguaje. ¡Y además simultáneamente! Esto es mucho más difícil para un niño pequeño e imposible para un bebé.

Siempre permite que sea tu hijo el que decida si desea leer en voz alta o no.

La gran mayoría de los niños prefieren leer rápido para ellos mismos y realmente encuentran que leer en voz alta es pesado y molesto. Los niños pequeños evitan cualquier cosa que tienda a hacerles gastar su precioso tiempo y, por supuesto, están en lo cierto al hacerlo.

Así pues, en el libro 2 omitirás una palabra en cada página y harás una breve pausa en su lugar. No hace falta que hagas nada más. No interrumpas el hilo del libro de ningún modo, simplemente sigue leyendo con entusiasmo.

Léele a tu hijo este segundo libro también dos veces en momentos diferentes el mismo día que se lo presentas. Recuerda omitir exactamente las mismas palabras la segunda vez que se lo leas que omitiste en la primera lectura.

Al final del día retira el segundo libro.

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Paso 6: Libro 3

El siguiente día le presentas el tercer libro. Cuando le leas el libro 3 tienes que omitir dos palabras importantes en cada página. Mejor si no son dos palabras seguidas. Por ejemplo si en una página del libro tienes el texto:

“ El caballo se levantó sobre sus patas traseras”

con gran entusiasmo puedes leer:

“ El (pausa) se levantó sobre sus (pausa) traseras”

Le vas cediendo un poco de responsabilidad en la lectura a tu hijo. Ahora le corresponde a él tu hijo recordar o no las palabras que has omitido, él elige.

Léele el libro en dos momentos diferentes del día y recuerda omitir las mismas palabras en las dos lecturas. Retira el libro 3 al final del día.

Paso 7: Libro 4

Al siguiente día le presentas el libro 4. En este libro omites tres palabras de cada página cuando se lo leas. Por ejemplo:

“ El jinete vió una gran serpiente sobre una roca”

“ El (pausa) vió una gran (pausa) sobre una (pausa)”

Como puedes ver deberías pausar brevemente, sino perderás el hilo y la emoción del libro.

Léele este libro dos veces ese día, omite las mismas palabras cada vez y retíralo al final del día.

Paso 8: Libro 5

Al siguiente día le presentas el quinto libro. Cuando se lo leas a tu hijo, simplemente léele la primera palabra de cada página, solo la primera palabra.

Por ejemplo si el texto de una página es:

“La serpiente se irguió sobre sí misma para atacar”

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Con gran asombro dices “La” y en silencio continuas leyendo el resto de la página para ti. Deberías leerle este libro de este modo dos veces durante ese día y después retirarlo.

Paso 9: Libro 6

Al siguiente día le presentas el libro 6. Se lo presentas con gran emoción, después de todo es el último capítulo de la historia que has escrito. Le lees el título de este libro a tu hijo y después abres el libro y procedes a leerlo en silencio con él, mostrando sorpresa y entusiasmo a medida que vas avanzando. Léele este libro en silencio al menos dos veces ese día y después retíralo.

Paso 10: Resolución de Problemas

Este paso es como una recompensa para ti y para tu hijo. Tienes que inventarte algunas preguntas interesantes y divertidas sobre cada uno de los capítulos del libro. Ya que cada libro es bien corto, no hace falta que hagas más de tres preguntas por cada libro.

Por ejemplo, sobre el libro 1:

a) Una preguntar podría ser simplemente escoger una opción. Podrías preguntar:

¿Esta historia va sobre?

Y dar a tu hijo estas tres tarjetas de palabras para que él elija una:

jinete elefante flor

b) Otra pregunta puede ser simplemente escoger verdadero o falso. Podrías preguntar:

¿El jinete tenía un caballo llamado Lucas?

Y dar a tu hijo estas dos tarjetas para que pueda elegir una:

si no

c) Otra pregunta puede ser indirecta. Por ejemplo:

¿Qué tiempo crees que hacía en la historia?

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Y le das a tu hijo estas tarjetas para que haga su elección:

frío lluvia calor nieve

Una sesión de resolución de problemas nunca debería tener más de tres preguntas. Para muchos niños una sola pregunta es lo mejor.

Deberías escoger cuidadosamente el momento de hacer esta sesión. Tienes que sentirte bien, también tiene que ser un buen momento para tu hijo. Si está cansado o tiene hambre o no está de humor... no hagas una sesión de resolución de problemas en ese momento.

Recuerda: siempre tienes que hacer la pregunta en voz alta y siempre, siempre, siempre dar a tu hijo la oportunidad de elegir la respuesta entre varias opciones (4 palabras máximo, mejor 2 ó 3).

En estas sesiones de resolución de problemas nunca preguntes a tu hijo con la idea de que te responda verbalmente, en voz alta. Si él lo hace

espontáneamente, bien, pero no lo pongas en la situación de que no tenga otra opción. Siempre dale tarjetas de palabras para que elija la respuesta. El motivo es porque añadirás una dificultad al proceso de lectura y en estos momentos nos interesa ponérselo muy fácil.

Como indican las científicas Sarah-Jayne Blakemore y Uta Frith en su libro

“Cómo aprende el cerebro“:

“Cuando se analizan los conceptos matemáticos de los niños pequeños sin formular preguntas explícitas sobre los mismos, aquéllos parecen obtener mejores resultados en las pruebas. Esto nos recuerda la importante diferencia entre

conocimiento implícito y explícito. El conocimiento implícito puede estar oculto.”

Esto sucede no sólo al analizar conceptos matemáticos, sino con cualquier otro pensamiento, como la lectura por ejemplo.

Sabemos que implícito quiere decir “que se entiende incluido sin expresarlo“. En cambio explícito quiere decir “que expresa con claridad una cosa“.

Pensar sobre algo y expresarlo son cosas muy distintas, son funciones cerebrales distintas, igual que leer en silencio o leer en voz alta. Esto último, es decir, expresar hacia fuera es mucho más difícil para los niños pequeños e imposible para los bebés, pero eso no quiere decir que en silencio no estén entendiendo la información. Por eso funciona muy bien darle varias tarjetas de palabras para que elija entre ellas la respuesta, no añades la dificultad de que tenga que expresarlo en voz alta.

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Siempre acaba la sesión antes de que tu hijo quiera parar, sino te costará más que la próxima vez quiera jugar a “resolver problemas”. Mejor dejarlo con ganas.

A muchos niños les encanta tener la oportunidad de resolver un problema intelectual, pero no te pases haciéndolo. Si haces demasiadas sesiones de

resolución de problemas, lo que empieza siendo una divertida oportunidad para el niño, acaba siendo un aburrido test.

Y los niños, de hecho igual que los mayores, odian que se les examine. Lo que les gusta hacer alarde de lo que saben.

La diferencia entre dar la oportunidad de resolver un problema y examinar está en el corazón de la persona que lo hace, en este caso en ti. Según sea tu intención, tus actos lo reflejaran y tu hijo será el primero en notarlo.

La esencia del programa de lectura en esta fase es la de proveer a tu hijo de una oportunidad para que descubra por sí mismo que puede leer. Lo tiene que descubrir por sí mismo, tiene que verlo él, no puedes forzar la situación.

Por tanto, tienes que ser muy listo y creativo acerca de cómo montas las oportunidades para que resuelva problemas. Tienes que asegurarte que va a triunfar en todo momento.

Proponte dar a tu hijo una oportunidad de alardear, de tener éxito y … lo hará.

Proponte exponer su ignorancia y simplemente se irá a hacer otra cosa. Y te costará más recuperarlo para que acepte otra oportunidad de ti. Si caes en este error tu hijo te sabrá perdonar en la medida en que tus intenciones sean buenas.

Ya lo sabes, amor y respeto es lo primero que hay que ofrecerle a un hijo, y esto se aplica desde principio. Respetarlo es darle oportunidades para que gane, para que se dé cuenta por sí mismo de lo que vale, de que puede leer, por ejemplo. No busques en él lo que no sabe, busca lo que sabe, lo que hace bien... y tendrás más de ello.

Las bases aquí son muy, muy sencillas pero muy, muy importantes.

Cada día vas a hacer una sesión de resolución de problemas del libro que habéis leído ese día. Durante la sesión de resolución de problemas no hagas más de tres preguntas, quizá menos dependiendo de tu hijo. Puedes ir observando como le van estas sesiones cada día. Si las va resolviendo bien entonces todo marcha sobre ruedas.

Es especialmente importante que veas como le va la sesión de resolución de problemas de los libros cuatro, cinco y seis. Después de todo le has bien poco de estos libros en voz alta. Si está haciéndolo bien en la resolución de problemas de estos libros, entonces puedes tener por seguro que tu hijo ha iniciado el proceso de leer independientemente.

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Si por cualquier razón no te sientes satisfecho de como marchan las oportunidades de resolución de problemas que le brindas a tu hijo, para y evalúa que puede estar pasando.

Básicamente tenemos dos posibilidades:

➢ Una posibilidad es que todo haya ido bien con los libros en sí mismos, pero que las sesiones de resolución de problemas no hayan ido del todo bien. En ese caso, es cuestión de analizar que ha pasado y mejorarlo. Veamos aquí los fallos más comunes:

◦ hacer preguntas demasiado fáciles o obvias. A los niños les gustan los desafíos.

◦ hacer las sesiones demasiado largas.

◦ Preguntar esperando una respuesta oral. No lo hagas, ya hemos explicado por qué.

➢ Otra posibilidad es que los libros en sí mismos no hayan ido bien. Si es así, probablemente te hayas dado cuenta de ello incluso antes de llegar a las sesiones de resolución de problemas. Veamos los fallos más comunes:

◦ Que los libros sean aburridos o tontos. Esto es fatal

◦ Insuficiente repaso del vocabulario.

◦ El tamaño de las palabras o el número de palabras por página, me extenderé en esto más adelante.

Sea cual sea la causa, es cuestión de resolver lo que esté pasando. Si has completado los seis libros y las seis oportunidades de resolución de problemas y, aún así, no te sientes del todo satisfecho, tienes la opción de hacer otros seis libros usando las mismas treinta palabras otra vez. Date un respiro ahí, porque puede ser duro crear doce libros interesantes y divertidos con las mismas treinta palabras.

Paso 11

Si has completado los seis libros y las seis oportunidades de resolución de problemas y todo ha ido bien, estas a punto para elegir otras treinta palabras retiradas y empezar de nuevo por el paso 1.

Ahora ya tienes experiencia en lo que estás haciendo, por tanto, aún será más divertido y funcionará mejor.

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Calendario

Calendario

Día 1 Elije el vocabulario (30

palabras retiradas)

Crea seis libros

Día 2 Repaso del vocabulario 3 veces en diferentes

momentos del día, sesiones breves

Día 3 Repaso del vocabulario 3 veces en diferentes

momentos del día, sesiones breves

Día 4 Repaso del vocabulario 3 veces en diferentes

momentos del día, sesiones breves

Día 5 Presenta el libro 1 2 veces en diferentes

momentos del día

Sesión de resolución de problemas libro 1

1 vez

Día 6 Presenta el libro 2 2 veces en diferentes

momentos del día

Sesión de resolución de problemas libro 2

1 vez

Día 7 Presenta el libro 3 2 veces en diferentes

momentos del día

Sesión de resolución de problemas libro 3

1 vez

Día 8 Presenta el libro 4 2 veces en diferentes

momentos del día

Sesión de resolución de problemas libro 4

1 vez

Día 9 Presenta el libro 5 2 veces en diferentes

momentos del día

Sesión de resolución de problemas libro 5

1 vez

Día 10 Presenta el libro 6 2 veces en diferentes

momentos del día

Sesión de resolución de problemas libro 6

1 vez

Una vez finalizados los 10 días, empezar con otro grupo de treinta palabras y repetir los mismos pasos.

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Tamaño y formato

El tamaño de la letra que utilices para hacer los libros caseros es un tema a tener en cuenta, pues la capacidad visual de tu hijo va mejorando y puede que sea el momento de ir cambiando el tamaño de las letras del material que vas haciendo.

Tu hijo es muy sensible a cualquier cambio brusco, va a notar enseguida si has reducido el tamaño de letra o has incrementado el número de palabras por página de repente.

La regla a recordar es: nunca reducir el tamaño de letra e incrementar el número de palabras en una página simultáneamente. Haz siempre primero una cosa y luego la otra. De hecho, lo mejor es siempre reducir el tamaño de la letra primero y, si la cosa marcha, incrementar el número de palabras de la página después.

La idea es que los libros que crees sean fáciles de ver para tu hijo. Al mirar un nuevo libro que le presentes tu hijo, él debería poder pensar para sí: ¡qué fácil es de ver!

Los niños rechazan o hacen caso omiso de cualquier libro que sea un esfuerzo de leer. Es por ello que siempre es mejor hacer libros con la letra incluso más grande de lo necesario, por si acaso. Así nos aseguramos que tu hijo pueda ver con facilidad todo el material que hagas y, de esta manera, facilitarle que pueda leer a su máxima velocidad.

Esto es muy importante porque velocidad y comprensión van unidas de la mano. Cuanto más rápido pueda obtener información sin esfuerzo, más elevada va a ser su compresión.

Mayor velocidad de lectura sin esfuerzo= mayor comprensión lectora

En cuanto a las tarjetas de palabras simples, si todavía estas usando letras de 5cm o más, puedes reducirlas a 2'5 cm. Permanece en esta tamaño por un tiempo para asegurarte que todo marcha bien. Si todo continúa yendo bien, entonces muy gradualmente reduce el tamaño de las palabras un poco más.

Este proceso tiene que ser muy lento de manera que tu hijo no se dé ni cuenta de que el tamaño de las letras se va reduciendo. Si en algún momento notas que su atención o interés disminuyen vuelve inmediatamente al tamaño que estabas usando antes de que su atención disminuyera.

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Es conveniente cambiar el color a negro en lugar de rojo cuando las letras de las palabras son menores de 2 cm. Esto es porque a medida que reducimos el tamaño necesitamos más contraste para seguir viendo sin esfuerzo y el negro sobre el blanco nos da mayor contraste que el rojo sobre el blanco y, por tanto, es más fácil de ver. Al principio utilizamos el rojo porque este color llama más la atención del bebé o niño pequeño y, como hacemos las palabras muy grandes, (como ya explicamos al principio del programa de lectura), no es tan necesario el contraste para poderlas ver con facilidad.

En cuanto al tamaño de los libros caseros, también puedes ir los reduciendo por evolución. Un tamaño muy práctico para las hojas es el estándar A4 (29'7 cm x 21cm). En América quizá es más popular el estándar 8” x 10” de los cuadernos de tres anillas. Sea cual sea el estándar que te sea más fácil de encontrar funcionará bien, eso sí, trabaja en apaisado, es decir, así se lee mejor:

El jinete subió a su caballo llamado Lucas.

que así:

El jinete subió

a su caballo llamado

Lucas.

Cuando tu hijo llegue a este punto en su habilidad de lectura, podrá manejar también letra más pequeña. Por ejemplo, notarás que puede leer etiquetas muy pequeñas como “Made in China”. Sin embargo, estas cosas tan pequeñas que a veces tu hijo pueda querer leer, normalmente son de una o dos palabras. Leer en letra pequeña más palabras simplemente puede ser demasiado para él.

El numero de palabras por página también es un tema a tener en cuenta. Puede que le vaya de maravilla con siete u ocho palabras pero si empiezas a poner diez o doce puede que se pierda fácilmente. Mi consejo es que seas muy prudente a la hora de incrementar el número de palabras por página. De nuevo, si ves que tiene alguna dificultad, vuelve al número de palabras por página que estabas usando antes.

No hay ninguna prisa en absoluto en reducir el tamaño de las letras o incrementar el número de palabras por página.

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Si cambias algo, asegúrate de que el cambio es gradual. Si sigues este principio básico, tu hijo avanzará sin problemas de un libro al siguiente y un día descubrirá que puede leer cualquier libro de su estantería sin esfuerzo.

El número de páginas de cada libro también puede evolucionar

gradualmente a medida que avanzas. La regla básica es simple: haz siempre el libro más corto de lo que a tu hijo le gustaría que fuera. Quizá tus libros pueden ser de cinco o seis páginas cuando empieces y evolucionar lentamente a diez páginas a medida que avances. Si en algún momento notas que has hecho tus libros demasiado largos, entonces vuelve al número de páginas que estabas usando cuando todo iba bien.

De este modo, los libros de tu hijo irán creciendo en la medida en que se expande su atención, interés, concentración y capacidad visual.

En resumen

El programa para aprender a leer independiente te ofrece una guía paso a paso que permita a tu hijo saber que puede leer por sí mismo. Sin embargo, eso no significa que lo dejes sólo, tienes que continuar estando ahí, a su lado. Es pequeño y quiere tu compañía más que el libro que le hayas hecho por más interesante que sea.

Si el nota que su nueva capacidad significa que pierde tu compañía,

probablemente dejará el libro y se irá a buscarte. Tu hijo aún es pequeño y quiere tener su libro pero también a su mamá (o papá).

Ya llegará el día en que se meterá dentro de un libro y vivirá completamente la aventura y el misterio de la literatura. Por el momento, aprovecha mientras es pequeño este tiempo para estar con él, pasará demasiado deprisa...

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Acabamos el programa de lectura recordando la definición y los pasos del proceso:

Definición de leer: la capacidad de reconocer palabras y comprender su significado.

Proceso para aprender a leer:

1. Ser capaz de leer palabras sueltas 2. Ser capaz de leer parejas de palabras 3. Ser capaz de leer frases

4. Ser capaz de leer diferentes combinaciones de palabras sueltas, parejas de palabras y frases.

5. Ser capaz de leer un libro casero

6. Ser capaz de leer muchos libros caseros.

7. Ser capaz de leer un libro nunca visto antes con palabras conocidas, completamente independiente

8. Ser capaz de intuir palabras nunca vistas antes 9. Ser capaz de leer cualquier cosa con ayuda

10. Ser capaz de leer cualquier cosa independientemente.

Hasta aquí todas la explicaciones necesarias para que puedas aplicar con éxito un programa de lectura bien organizado y comprobado. Si lo sigues con constancia, tu hijo aprenderá a leer sin esfuerzo, con velocidad y comprensión lectora y, sobre todo, va a desarrollar su inteligencia al hacer uso de la función cerebral de leer a una edad temprana con una buena metodología de enseñanza.

Repasa los vídeos y lee los libros electrónicos que los acompañan en cada sección. Vas a poder acceder a ellos siempre quieras, puedes repasarlos cuantas veces creas necesario para resolver dudas y recordar conceptos.

Adelante,

por tu felicidad y la de tu hijo, Nuria Ferres

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