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A mi madre. Tú eres mi fan número uno y la voz de mi razón. No sé qué haría sin ti y sin tu amor y apoyo incondicional. Te amo tanto. Gracias.

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Academic year: 2022

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Sinopsis

Gregory ha engañado a la muerte. Y ahora siete años mas tarde, la Parca ha vuelto. ¿Puede Gregory convencer al Ángel de la Muerte, Thanatos, para concederle una última petición?

Un amante.

A los catorce años, Gregory sufre un ataque al corazón durante un partido. A medida que su entrenador trata de mantenerlo con vida, un hombre alto, guapo, con un manto negro con capucha está al lado de él, el Ángel de la Muerte. Gregory pide a este ángel de la muerte más tiempo en la tierra, para que sus padres puedan prepararse para su muerte. El Segador le concede su deseo, y a pesar de que Gregory lo vio por breves momentos, a menudo fantasea con la misteriosa criatura.

Siete años mas tarde, el Ángel de la Muerte, está de vuelta para Gregory. Gregory está listo para pasar a la otra vida, pero se lamenta de no haber tenido nunca un amante y compañero para llenarla.

Gregory no tiene ninguna intención de escapar de este Ángel de la Muerte. De hecho, él tiene toda la intención de hacer todo lo posible para convencer a Thanatos, de

permanecer juntos para siempre.

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Dedicatoria

A mi madre. Tú eres mi fan número uno y la voz de mi razón. No sé qué haría sin ti y sin tu amor y apoyo incondicional. Te amo tanto. Gracias.

Gracias por darme el nombre de Gregory.

A mi amado esposo. Te amo.

Para aquellos que creen que todo el mundo merece un final feliz. Esto es para ti.

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Capítulo uno

La muerte finalmente le había llegado.

En el último momento, Gregory había visto la oscura y tenebrosa figura que se asomaba a los pies de su cama.

A pesar de que sus padres habían estado vigilantes a su lado, la figura opaca permanecía inadvertida y silenciosa.

Gregory no tenía miedo de la muerte. De hecho, él la estaba esperando, aceptándola y estaba listo para ser llevado al otro lado... donde quiera que esté.

Esta no fue la única vez que la muerte lo había llamado. La primera vez que Gregory se encontró con el ángel de la muerte, tenía catorce años. La temporada de béisbol acababa de empezar y durante la última entrada del juego, le había pegado a una pelota demasiado fuerte por encima del campo y echó a correr. Pero, mientras corría pasando la tercera base y dirigiéndose a la base, su pecho comenzó a doler. Pensó que se estaba quedando sin aliento, Gregory había corrido más rápido, sólo para derrumbarse justo antes de caer en la meta.

Recordó sentirse sin peso y una extraña emoción se cernía sobre su cuerpo. El entrenador estuvo administrándole reanimación cardiovascular1, y una gran multitud se había congregado a su alrededor. A medida que continuaba observando la caótica escena delante de él, un sentimiento cálido y amoroso se apoderó de Gregory haciéndole sentir casi satisfecho. Fue entonces

1 N de T: RCP

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cuando se dio cuenta del apuesto hombre envuelto en una larga y negra capucha de pie junto a él.

Mientras Gregory miraba a los insondables y negros ojos, de inmediato se dio cuenta que estaba mirando a los ojos de la Parca. Gregory instintivamente sabía que debía tener miedo. Después de todo, ¿quién no tendría miedo cuando la muerte lo reclamaba? Pero, Gregory estaba tan cautivado por la belleza de la Parca que no sentía miedo. En toda su corta vida, Gregory nunca había visto un hombre tan cautivador como la criatura que estaba delante de él. El rostro de la Parca era de bordes afilados, con el mentón anguloso y nariz de aristocrática. Tenía los pómulos altos y unos labios sensualmente crueles, pero fue su cabello lo que le daba un aspecto más suave, de alguna manera. A pesar de que parecía ser de un negro profundo, este colgaba en unos suaves rizos alrededor de su cara haciendo que la criatura se viera casi accesible... incluso atractiva.

Gregory sabía que la mayoría de la gente nunca consideraría a la muerte hermosa.

Pero, Gregory lo hizo.

Cuando Gregory se volvió hacia él, recordó que no tenía miedo en absoluto. De hecho, estaba más fascinado por la criatura que estaba de pie junto a él que lo que estaba pasando con su cuerpo mortal. Una pequeña sonrisa se formó en los labios de la Parca y ladeó la cabeza hacia un lado mientras se miraban el uno al otro durante unos breves instantes.

El pelo negro oscuro de la Parca brillaba sobre el sol de la tarde. Su sedosa textura y sus rizos le hacían parecer más joven que él. Gregory tan solo flotaba y se quedó mirando en silencio al ser magnífico mientras la

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Parca ladeó la cabeza un poco y siguió evaluando a Gregory con unos expertos ojos.

—¿No tienes miedo de mí, joven? —La voz de la criatura sonó profunda y musical. Le recordó a los sonidos sinfónicos del concierto del coro que su madre le había hecho participar con los demás chicos hacía unos meses.

En lugar de causar miedo a Gregory, la única cosa extraña que podía pensar era el apostar que la Parca tenía una dulce y melódica voz.

Gregory negó con la cabeza. —Yo no tengo miedo...

tristeza tal vez. —Gregory miró a sus padres de pie al lado de su cuerpo inerte. Su madre estaba llorando incontrolablemente y su padre parecía estar haciendo todo lo posible para consolarla—. Ellos no están preparados para que me vaya todavía. Hemos hecho tantos planes para mi futuro.

La Parca le tendió la mano. Tenía dedos largos y pálidos, uñas bien cuidadas.

¿Se harían la manicura en el más allá?

Se rió ante la idea de que esta hermosa, masculina criatura arreglándose sus uñas y pintándoselas de rosa en el salón de belleza.

El hombre dejó caer la mano y un destello de sorpresa chispeó en aquellos ojos negros. —Te ríes, joven Gregory. ¿Qué es lo que te parece tan gracioso de esta situación?

La declaración de la criatura sólo hizo que Gregory riera más fuerte.

Una sonrisa se formó en los labios de la Parca, haciendo que los fuertes ángulos de su rostro se vieran

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más suaves y no tan formidables como un momento antes. En todo caso, era aún más hermoso cuando sonreía, e hizo que Gregory se sintiera aún más cómodo que antes.

Tal vez podría hablar con la muerte para que le diera un poco mas de tiempo a Gregory.

—Mire, Señor de la Muerte, sé que lo has hecho durante todo este tiempo... pero ¿hay alguna manera de que pueda quedarme mas tiempo? Hay tantas cosas que quiero hacer en mi vida y mis padres no están preparados para que me vaya de esta manera.

La sonrisa en el rostro de la Parca se desvaneció, y por primera vez desde su encuentro, el miedo inundó su alma. Él no quería dejar a sus padres tan pronto. Gregory sabía que ellos no estaban preparados de ninguna manera para su muerte. Él era su único hijo, y con los años sus padres habían depositado todas sus esperanzas y sus sueños en la vida de él. Había tanto que ellos no habían hecho o dicho el uno al otro, y Gregory se asustó profundamente de que realmente podría ser demasiado tarde.

—No te das cuenta de las consecuencias de lo que pides.

—Lo sé. Por favor... esto será devastador para mis padres... es demasiado pronto. —Gregory imploró cuando extendió la mano y agarró el brazo de la criatura. La capa era tan suave como la seda, ya que parecía que podía sentir el calor del brazo de la Parca a través de la tela. Él bajó los ojos desde la mano de Gregory hasta sus ojos.

—Por favor, —alcanzó a susurrar a través del nudo que se había formado en su garganta. Su visión se volvió

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borrosa al mirar a los estoicos rasgos de la criatura que estaba delante de él.

—Gregory, no sabes lo que estas pidiendo. Tu vida no será la misma. Tu corazón está muy dañado y tu cuerpo va a sufrir consecuencias por ello. Vas a vivir con el dolor y, finalmente, estarás postrado en una cama. A pesar de que los médicos te tratarán, no habrá cura para ti. No se puede escapar de la muerte, joven. Y volver a esta vida sólo servirá para demorar las cosas por un corto espacio de tiempo.

Los ojos negros de la criatura se vieron tristes cuando alargó los dedos de su larga mano a la mejilla de Gregory y suavemente enjugó una lágrima caída.

—No me importa, Señor de la Muerte. Ellos necesitan estar más tiempo conmigo... tiempo para prepararse para mi pérdida. Puedo vivir con las consecuencias que esta decisión pueda traer. Por favor... —él rogó. Podía oír a su madre llorar de dolor en ese momento, Gregory iba a hacer o decir cualquier cosa para que le diera más tiempo para estar con ella.

La criatura que estaba delante de él suspiró y dio un paso lejos de Gregory, rompiendo todo contacto físico. — Como desees, joven, pero sé que voy a volver a por ti...

muy pronto.

Lo siguiente que recordaba era despertar en la habitación del hospital.

Eso había sido hace siete años.

Siete largos y agonizantes años.

Mientras Gregory yacía en su lecho de muerte, lo único que podía hacer era esperar a la encapuchada

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figura oscura que se había apoderado de sus sueños y había invadido sus pensamientos diarios. Con los años, Gregory tuvo varios acercamientos con la muerte. Su corazón simplemente estaba desgastado. Sin embargo, cada vez que pensaba que este podría ser el momento por el que él había estado esperando, La Parca le daba una sonrisa triste y desaparecería, habiéndole permitido a Gregory tener más tiempo con sus padres. Además, al día siguiente era Halloween, y había estado esperando a ver a su madre tallar una calabaza2 para Halloween, y tener la posibilidad de comer algunos caramelos y ver películas de terror hasta que su debilitado cuerpo le obligara a descansar.

Mientras miraba a los oscuros ojos como la medianoche de la criatura, aún no podía dejar de sentir un pesar que muchas veces había perseguido sus sueños en la noche.

Gregory nunca se había enamorado. Demonios, ni siquiera lo habían besado, o había sentido el cálido abrazo de un amante. El debilitado y dañado estado de su corazón no le permitió abandonar su lecho debido a su enfermedad la mayor parte del tiempo, y los médicos le advirtieron sobre las consecuencias de sobrexcitarse, por lo que Gregory rara vez se había masturbado o fantaseado sobre tener un amante.

Pero, en raras ocasiones Gregory se permitió soñar despierto y se tocó un poco a sí mismo, siempre con la atractiva criatura delante de él. Esto le hizo sentirse aún más patético, porque ¿quién fantasea con el Ángel de la Muerte como amante? ¿Quién se atrevería imaginar el recibir un apasionado beso del Ángel de la Muerte a la vez

2N de T: Jack o’lantern en ingles, la típica calabaza tallada e iluminada con luz.

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que estaba sostenido en un abrazo mortal noche tras noche?

Él se sentía tan solo que prácticamente sufría por ello. Incluso sus amigos de la infancia se habían ido con sus propias vidas y desaparecieron de la vida de Gregory.

Las únicas personas que se quedaron a su lado era su familia, y aunque nunca lo admitiría, él sabía que se había convertido en una carga para ellos en muchos aspectos también.

Ahora, era hora de irse.

Gregory tomó una respiración profunda a través de su máscara de oxígeno, y con los dedos débiles, inestables, lo bajó suavemente.

Su madre se levantó de su asiento junto a él y negó con la cabeza.

—No, querido... necesitas tener puesta la máscara.

—Ella con sumo cuidado trató de quitarle los dedos de las firmes manos con los que tenía cogida la máscara para que ella pudiera ponérsela de nuevo.

—Mm-mamá, necesitas dormir. Es más de medianoche, y tiempo de que descanses. Y-yo-voy a-a- estar bien. Por-por-favor... lo necesitas. —Se las arregló para decir con voz entrecortada. Su voz sonó aún más débil de lo que pensaba que lo haría. Gregory sólo esperaba poder convencerla de que se fuera.

—No, estoy bien donde estoy, Gregory. Yo no voy a dejarte, —dijo ella, mientras se las arreglaba para tirar de la máscara de oxígeno con sus hábiles dedos y con suavidad deslizarla por encima de su boca y nariz.

Referencias

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