Notas de MizukyChan: Este capítulo está basado en la imagen de Bill y Rafael Jamal en la piscina y también en las caras de susto de Pumba y Durkas por el video “Run, run, run”. Espero les guste. Y recuerden, si tienen alguna sugerencia para estos cortitos, me la pueden enviar al mail o al face. Besotes a todos..
Pumba y los KOS
“Pumba en Run run run”
Pumba caminó con cuidado por el borde de la piscina, mirando con mucha atención por donde pasaba, no quería volver a caerse y sentir que moría, él era un perro, joder, no un pez.
—¡Hola compadre! —Escuchó el grito característico de Rafael Jamal.
Giró el rostro y miró al otro, que estaba tumbado sobre una de las sillas de playa de los humanos, con unos lentes de sol en el rostro—. ¿Por qué demonios tienes los lentes de mi papi Bill?
—Él me los prestó. —Se sentó para hacerle espacio al cachorro—. Ven aquí, quiero mostrarte algo. —Pumba obedeció y vio el celular de su padre—. Papi Bill me sacó una foto.
—¿Desde cuándo le dices papi a MI papi? —Preguntó Pumba girando y arrugando más su carita, para mostrar su enojo, pero todo lo que Rafael pudo ver fue un adorable puchero.
—No te me pongas celoso, manito. No quiero decirle solamente Bill, se me hace una falta de respeto, prefiero decirle papi Bill, como tú y Durkas, es más tierno, como toda tu familia, pequeñín.
Pumba abrió la boca como para protestar, pero no se puede alegar contra algo como eso. —Mira esta foto… —Hizo un ademán de tocar el celular de su padre.
—Espera, lo vas a rallar.
—Nop, el secreto es usar el “dorso de tu pata” —dijo la última frase fingiendo el acento de Oliver August, el perrito blanco de orejas negras. E hizo tal como dijo, mostrando la imagen que acaban de tomarse él y Bill frente a la piscina—. ¿Verdad que nos vemos guapos?
—Papi Bill es muy hermoso —respondió, ganándose un gruñido del otro.
Pumba bajó de la silla de playa y caminó con la carita baja. Oliver se quitó los lentes y lo siguió, hasta que juntos se echaron bajo un árbol, en el césped.
—¿Qué te ocurre, compadre? ¿Por qué la cara larga?
—Estoy preocupado, Rafael, esos condenados zapatos de papi Bill me van a causar un infarto y estoy muy joven para morir.
Rafael sonrió perrunamente—. Pero creí que te los habías comido.
—Lo intenté —dijo y giró el rostro—. Más de una vez, pero sigue comprándolos así de grandes. A veces creo que tiene un complejo de inferioridad y que por eso busca superarlo con esas plataformas.
El perrito oscuro lo miró con el ceño apretado y le dio un lametón en la frente arrugadita— No te tomes las cosas tan en serio, Pumba. Y, por primera vez estoy de acuerdo con Durkas, no veas tanta televisión.
—Pero los programas de sicología son muy buenos.
—Pero todos los humanos son diferentes. Mírame —Pumba obedeció—. Tus padres están bien, no tienen ningún complejo, no seas paranoico. Deberías estar feliz porque ellos comparten todo su trabajo con ustedes.
—Es cierto. —Soltó un largo suspiro. —¿Y eso por qué fue?
—Hey, que todavía no aprendo idiomas, no soy tan listo como ustedes. —Se tapó la cara con la patita, avergonzado.
—No es eso, hablo de cuando fuimos a la grabación de su video “Run, run, run” — contestó con rostro sombrío—. Allí empezó todo.
—¿Por qué no me cuentas? Tal vez estás exagerando mucho las cosas. —Ok, te contaré.
&
Habían llegado temprano a grabar, Pumba sintió desconfianza del director Gianluca, sin embargo no gruñó, ni mucho menos mostró sus colmillitos, pero de todas formas se propuso echarle un ojo a ese hombre, era demasiado musculoso y no quería que se acercara a ninguno de sus padres.
El lugar era feo, como si estuviera abandonado, aunque tenía todas las comodidades obligatorias, como luz, agua y esas cosas.
Siguió a su hermano y a sus padres hasta lo que ellos llamaban “camerino”, el sitio donde se cambiaron de ropa y se maquillaron, aunque papi Bill hizo todo el maquillaje. Lo más bonito para Pumba fue la cercanía de sus padres, siempre se portaban así en casa, o cuando estaban solos, pero no frente a las cámaras. Cuando Tokio Hotel TV aparecía, ellos, en especial papi Tom, guardaba las distancias, pero hoy se veía muy cercano a papi Bill y eso lo alegraba, porque sentía la felicidad de su adorado padre también.
Lo malo vino cuando el rubio abrió la caja de sus “zapatos por encargo”. Pumba sintió un nudo en su pancita al verlos, sobre todo al escuchar la risita nerviosa de papi Bill, al decir “esto será una aventura”. Ató los cordones, ante la mirada de papi Tom y las cámaras, pero cuando llegó la mujer a informar que todo estaba listo y papi Bill se levantó, tanto Pumba como Durkas casi saltaron de sus puestos.
—Joder, está por las nubes. —Gruñó Pumba en su idioma canino.
—Yo iré por la derecha, tú ve por la izquierda, debemos vigilar cada paso que de. — Mandó el moteado, en plan de hermano mayor.
—Sí —respondió el pequeño sin dudar y tomó su lugar.
—¿Quieres que te ayude? —Preguntó el castaño, totalmente preocupado. Bill sonrió y estiró su mano, que fue recibida y sostenida firmemente por el otro.
—Aaaww, parece que nos han relevado —dijo Durkas, viendo las miradas llenas de azúcar que se enviaban sus amos.
Los perritos se quedaron echados en un rincón, mientras sus padres grababan la canción, aunque en más de una ocasión, Pumba quiso entrar al set y morder los zapatos gigantes. Sin embargo, el hombre musculoso, Gianluca le daba un guiño que lo hacía retroceder.
—¿Crees que ese humano me golpee si hago algo incorrecto? —Preguntó el cachorro a su hermano mayor.
—Nah, ya sabes que nuestros padres no lo aceptarían. —Mhm… —respondió pensativo.
Cuando hubo un break para comer algo, los ayudantes fueron los primeros en salir, dejando a los gemelos y al director en el set.
Bill quiso bajar del parlante en el que había estado sentado gran parte de la mañana, pero casi cae. Tom de inmediato corrió a su lado para evitar algo peor.
—Espera, déjame ayudarte con esto, ¿sí? —dijo muy suavemente.
Pumba se disponía a atacar los zapatos apenas estuvieran lejos de los pies de su padre, pero fue levantado por unas manos poderosas que lo hicieron gemir de susto.
—No me hagas daño, gigantón —dijo valiente, lamiéndose el hocico.
—Sshh, más vale que los dejemos solos un momentos, pequeño. —El humano sonrió con cariño—. Tus papis necesitan un tiempo a solas, ven, te daré de comer. ¿Dónde está tu hermano?
—¡GUAU! —Ladró fuerte y en un instante, Durkas apareció a su lado.
—¿Estás bien, Pumba? —Preguntó el moteado, preocupado por la expresión de pánico en el rostro del menor.
—Aquí estás —dijo Gianluca y acarició las orejas del otro can—. Tengo algo delicioso para ustedes. —Escucharon unas risitas y todos giraron el rostro. Los gemelos sonreían, mirándose embobados, mientras Tom cargaba en sus brazos a Bill—. ¿Lo ven? Ellos necesitan un tiempo a solas.
El humano salió, cargando a Pumba y Durkas lo seguía de cerca. Llegaron al exterior, donde estaba el resto del equipo con cajas que desprendían un olor delicioso.
—No puedo darles patitas de pollo, por orden de sus padres, pero el pollo es delicioso, así que les compré nuggets, con esto no tendrán problemas.
Bajó las cajitas y los perritos devoraron a gusto, hasta que Durkas habló—. Te dije que no era mala persona.
—No te dejes comprar por pollo, hermano, no seas fácil.
—Hablo de nuestros padres, Pumba. Este humano musculoso se ha encargado de dejarlos tranquilos y disfrutar el uno del otro, sin estar rodeados de gente extraña.
El cachorro alzó la cabeza y comprendió, él aún era pequeño, pero sabía que el amor de sus padres no era bien visto por la sociedad, aunque no entendía la razón. Se suponía el amor era lo más lindo e importante del universo.
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—Tienes razón, querido Pumba, el amor es maravilloso —respondió Rafael, después de escuchar atentamente el relato.
—Pero no lo entiendo…
—Mira, Pumba —dijo el perrito negro, poniéndose inusualmente serio—, el amor entre hombres, o entre mujeres, no es bien visto por la sociedad.
—¿Por qué?
—Cuando viene la abuela a casa, Oliver y yo nos damos cuenta de eso, de cómo trata al humano Alex y al tío Javier.
Pumba arrugó el ceño, confundido—. ¿Qué?
—El humano Alex está casado con nuestra madre, pero ellos no se aman, Alex lleva al tío Javier y lo quiere a él.
—Pero creí que le interesaba mi papi Bill.
—Detesto decir esto, pero el humano Alex solo quiere a tu papi Bill por fama y por interés, por eso Oliver y yo lo detestamos.
—Oh… —Pumba ya se esperaba esa respuesta, pero no por ello le dolió menos. No le gustaba que hubiera tanta gente acechando a sus padres solo por ganar fama.
—Así que tu obligación, pequeño, es proteger el amor de tus padres, de todos. —Claro que lo haré. Gracias Rafael, me siento mejor ahora.
—¿Lo ves? Hay cosas mucho más importantes que los zapatos gigantes. —Sonrió de forma perruna y salió en busca de agua.
Pumba se levantó de allí y fue a la habitación de sus padres, entró por el gran ventanal y percibió el aroma del cuchi-cuchi. Sus padres estaban recostados en la cama y hablaban en susurros. Caminó silenciosamente, sin interrumpir sus cariños y sonrió.
—Amo a mi familia —dijo en su idioma canino y continuó su camino. & Continuará &
Espero les guste, se viene Pumba en el video “Girl Got a Gun”, que tendrá más aventuras, pues estarán en el desierto. Gracias por la visita.
