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Dificultad diagnóstica para el aislamiento del agente etiológico de la trichomonosis bovina en muestras de esmegma prepucial

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Facultad de Ciencias Veterinarias

-UNCPBA-

Dificultad diagnóstica para el aislamiento del agente

etiológico de la Trichomonosis bovina en muestras

de esmegma prepucial.

González, Brenda Soledad; Ercoli, Sergio Néstor; Doumecq, María Laura

Octubre 2019

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Dificultad diagnóstica para el aislamiento del agente etiológico de la Trichomonosis bovina en muestras de esmegma prepucial.

Tesina de la Orientación Sanidad Animal, presentada como parte de los requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante: González, Brenda Soledad.

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Agradecimientos

- A mi familia por su apoyo durante toda la carrera, y sobre todo por la paciencia y acompañamiento en épocas difíciles a nivel personal.

- A Sergio Ercoli, por permitirme realizar la residencia destacando su dedicación y motivación. Haciéndolo extensivo a todo el grupo de profesionales y miembros de Veterinaria Pachiani con los que compartimos charlas y mates, que me dieron siempre ánimo y supieron guiarme en la práctica diaria.

- A los amigos que me brindó la carrera, por compartir y guardar momentos de valor.

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Resumen

La Trichomonosis Bovina es una enfermedad de transmisión venérea que afecta la eficiencia reproductiva de los rodeos de cría de nuestro país. La infección es causada por el protozoo flagelado Tritrichomonas foetus (T. foetus), en la hembra se manifiesta por ciclos estrales irregulares, pérdidas embrionarias y fetales tempranas y ocasionales piómetras. En el macho, la infección es asintomática sin afectar la calidad seminal ni la libido. Los signos en el rodeo se manifiestan con repeticiones de celo, disminución de los porcentajes de preñez y aborto. El diagnóstico de la enfermedad depende de varios aspectos, desde el análisis de la situación reproductiva del rodeo, una correcta toma de muestra, uso de medios de cultivo apropiados y también es importante una buena experiencia en la identificación microscópica del protozoo. El objetivo del siguiente trabajo fue describir un caso de dificultad diagnóstica del agente etiológico en muestras de esmegma prepucial de toros, en un establecimiento de cría del partido de General Lavalle con antecedentes de la enfermedad. En dicho establecimiento a pesar de eliminar los toros positivos seguía presentando fallas reproductivas y durante el año 2016 evidenció una disminución del porcentaje de preñez a un 74%. Para mejorar la situación diagnóstica, se tomó muestras de mucus cérvico vaginal (MCV) de hembras vacías y se decidió trabajar a continuación con laboratorios de referencia, obteniéndose resultados positivos en los mismos y en los sucesivos raspajes prepuciales. Se discute sobre las medidas de manejo y de los factores de riesgo que pudieran mantener el agente en el rodeo. Se concluye que gracias a un adecuado diagnóstico que permitió la detección y eliminación de todos los animales enfermos, sumado a la implementación de correctas medidas de manejo y minimización de factores de riesgo, contribuyeron al saneamiento del rodeo afectado.

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Índice:

Introducción ... 1

Características del agente etiológico ... 2

Prevalencia ... 4

Vías de transmisión ... 6

Patogenia en el macho ... 6

Patogenia en la hembra ... 7

Patogenia en placenta y feto ... 9

Reacción inmune natural en hembras ... 10

Reacción inmune natural en machos ... 11

Diagnóstico en el rodeo ... 11

Diagnóstico en el macho ... 12

Diagnóstico en hembras ... 14

Diagnóstico en fetos ... 16

Medios de cultivo y tinción ... 17

Diagnóstico por PCR ... 18

Tratamiento ... 19

Vacunas ... 19

Factores de riesgo, control y prevención ... 20

Descripción del caso ... 23

Problema ... 27

Discusión ... 33

Conclusión ... 36

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1 Introducción

Argentina tiene una tradicional historia en el mercado exportador como país productor de carne. El 58% de los rodeos de cría del país se concentran en la Pampa húmeda bajo condiciones de pastoreo natural y tienen como meta lograr anualmente la mayor cantidad de terneros y del mayor peso posible a su destete.

El esfuerzo realizado en obtener índices de preñez adecuados generalmente no se ve reflejado a la hora de efectuar el destete. Los históricos índices de destete de 65-70% a nivel nacional continúan siendo riesgosos para la rentabilidad de la empresa ganadera. Los porcentajes bajos de destete están representados por pérdidas en los diferentes momentos del ciclo reproductivo: pérdidas en la etapa temprana y tardía de la gestación, pérdidas alrededor del parto, muertes durante la primera semana de vida y pérdidas hasta el destete.

Más del 50% de las fallas reproductivas en bovinos se deben a enfermedades infecciosas (Campero, 2002), dentro de ellas se encuentran las enfermedades de transmisión venérea como la Campilobacteriosis genital bovina y Trichomonosis genital bovina; ambas enfermedades pueden coexistir en un mismo rodeo como así también en un mismo animal (Rossanigo, 1998). Estas enfermedades provocan pérdidas del 15% al 25% o aún mayores en los porcentajes de preñez, según se encuentren solas o asociadas (Campero, 2002).

La Trichomonosis es causada por el protozoario flagelado T. foetus que habita en el sistema urogenital del bovino infectado. La enfermedad se transmite mediante vía venérea en el servicio natural causando fallas reproductivas en hembras por pérdidas de preñez, infertilidad y ocasionalmente piómetras. El toro actúa como portador asintomático sin afectar su libido ni fertilidad (Soto et al., 2013).

Presenta una distribución mundial, y si bien, el incremento de la inseminación artificial en muchas regiones del mundo ha contribuido a reducir su prevalencia (OIE, 2018), aún persiste en países como el nuestro donde la ganadería realiza servicio natural (Soto et al., 2013).

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2 programa de inseminación artificial, compra o reposición de toros, vacas y vaquillonas (Diruscio et al., 2013).

El diagnóstico correcto depende de una suma de factores como una adecuada obtención de la muestra clínica, uso de medios de cultivo apropiados y la identificación microscópica en cultivo de T. foetus, entre otros (Cobo et al., 2003).

En el presente trabajo se realizó un enfoque diagnóstico sobre la situación sanitaria de un rodeo de cría que cuenta con antecedentes de la enfermedad, realiza diagnóstico anual y elimina los toros positivos, pero que durante el año 2016 evidencia una disminución significativa en el porcentaje de preñez a un 74%. El objetivo de esta tesina fue describir la dificultad diagnóstica que aconteció durante el año 2016 para el aislamiento del agente etiológico en muestras de esmegma prepucial.

Características del agente etiológico

Actualmente T. foetus se clasifica taxonómicamente en el Dominio Eukarya, reino Excavata, phylum Parabasalia, orden Trichomonadida, familia Trichomonadidae, subfamilia Tritrichomonadinae (Soto et al., 2013). Se trata de un protozoario flagelado de forma piriforme que mide aproximadamente 10 a 25 µm de largo y 3 a 15 µm de ancho. Es característico observar en su morfología, tres flagelos anteriores y uno posterior; éste último asociado a una membrana ondulante. Ambos recorren la longitud del parásito, para luego en posterior proyectarse externamente como una prolongación libre (Skirrow y BonDurant, 1988) (Figura 1).

La membrana citoplasmática es una estructura simple, y el citoesqueleto está formado por microtúbulos, axostilo, costa y cuerpos parabasales brindando forma y orientación al cuerpo celular (Skirrow y BonDurant, 1988).

El desplazamiento espasmódico de estos protozoarios vivos puede ser observado mediante el microscopio óptico (OIE, 2018).

Su metabolismo es anaerobio aerotolerante. No poseen mitocondrias y como reemplazo funcional, su citoplasma cuenta con organelas llamadas hidrogenosomas que contienen las enzimas para realizar la glicólisis anaeróbica del piruvato (Vignau

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3 Se reproducen por fisión binaria longitudinal y no se han observado estadios del parásito resistentes al medio ambiente. El microorganismo puede permanecer viable a las temperaturas extremas que mantienen el semen congelado para su uso en inseminación artificial (OIE, 2018).

La forma elongada y piriforme, predomina en la mayoría de las muestras clínicas, sin embargo, ante condiciones desfavorables del medio de cultivo o del medio ambiente, se ha podido observar una morfología pseudoquística redondeada (Campero y Cobo, 2006). Se ha reportado la presencia de esta morfología en los medios in vitro, pero es importante destacar que pueden aparecer en muestras de esmegma prepucial para diagnóstico (Soto et al., 2013; Lovelady, 2013).

El hospedador definitivo es el bovino, ya sea Bos taurus o Bos indicus; aunque ocasionalmente o en forma temporaria, puede colonizar otras especies, incluyendo búfalo, equino, cerdo, roedores y no posee hospedadores intermediarios (Campero y Cobo, 2006). Se considera que su hábitat natural es el sistema urogenital del bovino (Vignau et al., 2005) aunque existen investigaciones donde fue hallado en el tracto gastrointestinal y como agente causal de diarrea crónica del gato (Corbeil et al., 2008).

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4 Prevalencia

La Trichomonosis bovina ha sido controlada en los países avanzados gracias a la implementación de medidas reproductivas tales como la inseminación artificial, control sanitario del semen y la eliminación de los animales infectados. Sin embargo en países como el nuestro, con ganadería extensiva y utilización de servicio natural, la enfermedad continúa siendo un problema (Campero y Cobo, 2006).

A nivel nacional no existe un relevamiento estadístico que exprese la prevalencia real de la enfermedad; siendo una amplia red de laboratorios de diagnóstico veterinario privados los que permitieron caracterizar parte de la problemática y su evolución epidemiológica a partir de la década del 80. La información recopilada por los laboratorios ofrece incidencias variables según zonas; y si bien estos datos se consideran de validez, son realmente referencias sesgadas ya que además de no ser datos estadísticos, provienen de áreas con diferentes ecosistemas, con ingreso de muestras no sistematizadas de las zonas de influencia, donde realizan en no más del 50-55% de los casos, el seguimiento anual de los rodeos (Campero y Cobo, 2006).

A partir de 1960 se registran los primeros controles junto con prevalencias que comienzan a descender desde fines de 1980, coincidiendo con un avance en la elaboración de medios de cultivos y mezcla antibiótica que permitió la siembra directa de las muestras a campo (Vignau et al, 2005). El Plan Toro 1985–1988,

destinado a mejorar la productividad de la Cuenca del Salado y donde participaron 35 partidos involucrando 39.000 toros, reveló que un 17,9 % de los establecimientos resultó estar infectado con T. foetus (Bardón y Cordeviola, 2006). Posteriormente, el Plan Toro realizado oficialmente en el año 2006 en varios partidos de la provincia de Buenos Aires, consideró una prevalencia del 10,2 % de rodeos infectados y del 3% de toros positivos (Plan Toro, 2006).

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5 de los rodeos infectados a un valor que se mantiene alrededor del 20%, mostrando un piso difícil de reducir (Martínez, 2014).

Por otro lado, Mardones et al., en 2008 realizaron un estudio donde también trabajaron con información proveniente de laboratorios privados, que arrojó un 28% de rodeos infectados para la provincia de Buenos Aires.

Si bien la mayoría de los datos ofrecidos marcan una tendencia en la disminución de las tasas de rodeos infectados, en aquellas zonas geográficas donde la enfermedad se diagnostica por primera vez, los porcentajes de infección son superiores y contrastan con las regiones donde se realiza el diagnóstico de toros anualmente (Soto et al., 2013).

Datos publicados de diferentes regiones de la Argentina se observan en el cuadro 1.

Laboratorio/Autor Año Prevalencia en rodeos

Prevalencia en toros

INTA Salta (Salta) 2008/2009 23,2% 2,3%

Fundación Coprosamen

(Mendoza) 2008 --- 3,4%

Laboratorio Ladvco

(Corrientes) 2007/2009 23,1% 0,6%

Plan Toros (Buenos Aires) 2006 10,2% 3,0%

Laboratorio Alvarez (Buenos

Aires) 2008 5,8% 0,8%

Laboratorio 9 de julio

(Buenos Aires) 2008 --- 1,0%

Laboratorio Rauch (Buenos

Aires) 2008 17,3% 4,6%

Laboratorio de Diagnóstico Veterinario La Plata (Buenos Aires)

2007/2009 14, 4% 2,7%

Laboratorio Azul (Buenos

Aires) 2007/2009 23,1% 0,8%

Laboratorio Serivet, Balcarce

(Buenos Aires) 2008 12,2% 0,9%

Laboratorio Bahía Blanca

(Buenos Aires) 2008 3,1% 0,4%

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6 Vías de transmisión

Bajo condiciones a campo, la principal vía de transmisión es la venérea, no obstante, también existe una vía mecánica a través del uso de instrumentos utilizados para inseminación artificial o en la revisación genital de las vacas, además de la transmisión usando semen congelado infectado durante la inseminación artificial (OIE, 2018).

Durante el coito la transmisión del agente puede ocurrir, cuando un toro infectado sirve a una vaca no infectada, o un toro no infectado al servir una hembra infectada (Morrel, 2010).

T. foetus está presente en las criptas de la cavidad prepucial y ocasionalmente en el orificio uretral externo. Las poblaciones de protozoarios varían entre los diferentes animales fluctuando en el tiempo. Esta variable incide en la expectativa de transmisión del agente de un toro infectado y a su vez también es de gran importancia en cuanto a facilidades o chances de aislamiento exitoso para un muestreo diagnóstico. Un toro puede infectarse experimentalmente con una suspensión de 20.000 individuos, pero en la práctica es muy variable el nivel de exposición. La frecuencia de exposiciones y probablemente la profundidad de las criptas prepuciales donde se acumula el esmegma condiciona una mayor prevalencia en animales de mayor edad (Vignau et al., 2005).

Es importante tener en cuenta cuando se habla de las vías de transmisión del agente, sobre la posibilidad de una fuente de infección continúa para el rodeo, representada por aquellas vacas o vaquillonas ya sean vacías o preñadas, que portan el protozoario de un ciclo reproductivo a otro en el área cérvico vaginal (Catena, 2012).

Patogenia en el macho

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7 epiteliales, secreciones, profundidad de las criptas y pliegues, brindan los nutrientes y condiciones favorables para el flagelado (Soto et al., 2013).

Al no invadir el epitelio tampoco suele inducir una respuesta inmune efectiva en el toro. No produce manifestaciones clínicas del pene o prepucio y no afecta la calidad del semen o la libido. Por lo tanto, un toro infectado actúa sólo como portador asintomático (Lovelady, 2013) ya que la baja estimulación antigénica y consecuente respuesta inmune, no resulta capaz de eliminar el agente de la cavidad prepucial (Soto et al., 2013).

El estado del portador permanente es relacionado con la profundidad de las criptas epiteliales prepuciales y peneanas. Los toros más viejos tienen criptas epiteliales más profundas para el establecimiento de infecciones crónicas y el estado de portador crónico (Lovelady, 2013). De este modo, en los toros mayores de 4 a 5 años es rara la recuperación espontánea (menos del 10% de los toros afectados), representando un toro infectado entonces, una fuente permanente de infección y transmisión en el rodeo (Campero y Cobo, 2006).

La mucosa del pene y prepucio adyacente son las áreas de mayor

concentración del microorganismo, pudiendo encontrarse entre 200 a 80.000 protozoarios/ml (Soto et al., 2013).

Patogenia en la hembra

Todas las categorías de hembras presentan igual susceptibilidad a la infección, en la medida en que no hayan tenido un contacto previo con el agente etiológico. Sin embargo, se puede decir que a nivel rodeo, las vaquillonas vírgenes y las vacas viejas son las que presentan mayor susceptibilidad, ya que las primeras al no haber estado en contacto con la enfermedad, carecen de respuesta inmune protectora; mientras que las vacas viejas si bien en algún momento han sido infectadas, el nivel de anticuerpos locales disminuye con el tiempo posibilitando su reinfección (Rossanigo, 1998).

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8 del tracto genital existe un mayor número de células cornificadas que favorecen el proceso de adhesión del protozoario al epitelio vaginal (Gimeno y Scoppa, 2013).

T. foetus es un protozoo mucosa dependiente y no invasivo desde el punto de vista celular. Entre los 14 y 18 días post infección prolifera intensamente en la vagina y luego es localizado en los pliegues y glándulas endometriales. Alrededor de los veinte días post infección, disminuye su número en el epitelio vaginal y prácticamente, todo el tracto reproductor se encuentra invadido. La infección a menudo conduce a una vaginitis moderada con o sin secreción purulenta, con infiltrado linfocitario, presencia de macrófagos y células plasmáticas en la lámina propia; cervicitis, endometritis, salpingitis y placentitis con la posterior invasión del feto (Campero y Cobo, 2006; Soares da Silva et al., 2011).

La preñez suele establecerse y mantenerse hasta al menos los primeros 50 días, facilitado por las condiciones del ambiente uterino bajo la faz progesterónica; (Campero y Cobo, 2006) mientras que la respuesta inflamatoria severa del útero ocurre entre los 60 a 75 días de la infección y es probablemente responsable de la muerte del embrión. T. foetus invade el útero y se multiplica en las membranas fetales (Soto et al., 2013; Soares da Silva et al., 2011), representada por una reacción inflamatoria en los placentomas (cotiledones y carúnculas) con gran infiltración de neutrófilos, macrófagos y linfocitos. Así, T. foetus es capaz de penetrar en el corión placentario y el epitelio de las mucosas fetales invadiendo los tejidos conectivos y linfáticos adyacentes del feto (Cobo y Campero, 2002).

Dado que la fertilización, implantación y desarrollo embrionario temprano no se encuentran alterados; la infección con T. foetus y la gestación se inician simultáneamente. La continuidad o interrupción de la preñez, depende probablemente del equilibrio entre los mecanismos de acción del protozoo y el microambiente uterino, en el que intervienen diversos factores como la respuesta inmune del hospedador (Campero y Cobo 2006; Gimeno y Scoppa, 2013). Si bien la mortalidad embrionaria y la interrupción de la gestación pueden ocurrir entre el reconocimiento materno (día 14 a 18) y el quinto mes de gestación, lo más frecuente es que ocurra entre los 60 a 75 días posteriores a la infección (Soto et al., 2013).

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9 piómetra con posible retención embrionaria y de secundinas. Éstas representan a nivel rodeo, un signo frecuente y muy importante de la infección por T. foetus y que pueden ser detectadas en el momento de la palpación transrectal (Vignau et al., 2005).

Después de la muerte embrionaria o fetal, existe un período de recuperación gradual que por lo general restaura la fertilidad uterina dentro de dos a seis meses después de la exposición inicial al parásito (Soares da Silva et al., 2011), pero con la consecuencia de la pérdida de la posibilidad de preñar ese vientre, en un rodeo con servicio estacionado (Soto et al., 2013). Los parásitos son eliminados del tracto genital y el resultado es una cierta inmunidad protectora contra la reinfección. La duración de la infección se limita aproximadamente a 3 meses (Mancebo et al., 1995), lo cual representa tiempo suficiente para la infección de toros sanos en servicio (Gimeno y Scoppa, 2013).

En algunas ocasiones, el útero en algunas hembras no es invadido por T. foetus, pudiendo tener gestaciones y terneros normales (Soares da Silva et al., 2011) o puede suceder, que algunas hembras mantengan por mucho tiempo poblaciones de protozoarios en la vagina y no sufran infección uterina hasta después del parto (Vignau et al., 2005) o infectarlo durante una gestación avanzada (Campero y Cobo, 2006). Estas hembras portadoras/carriers mantienen la carga parasitaria durante todo el período de gestación hasta 9 semanas después del parto (Campero y Cobo, 2006) y hay reportes de hasta 22 meses de la infección, éstas son responsables de la persistencia de la infección o el reciclaje/reinfección de la enfermedad en un rodeo (Soto et al., 2013).

T. foetus persiste en el útero y un número de microorganismos puede fluctuar en la vagina a través del ciclo estral. Esta información explica el patrón irregular de aislamiento del agente en las hembras que son portadoras (Mancebo et al., 1995).

Patogenia en placenta y feto

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10 Se presenta como el hallazgo microscópico más frecuente en fetos abortados, una bronconeumonía piogranulomatosa con presencia de células gigantes, macrófagos alveolares conteniendo en su interior a los flagelados y enteritis necrotizante también con flagelados libres o fagocitados (Cobo y Campero, 2002).

Generalmente resulta difícil encontrar el feto abortado, debido a su escaso tamaño o la acción previa de predadores. En la casuística de varios laboratorios zonales (Balcarce, Azul, Cedive) la frecuencia de aislamiento de T. foetus de fetos está entre el 1 y el 3%, por lo que se deduce que las mayores pérdidas pasan relativamente desapercibidas o son previas al tacto (Vignau et al., 2005).

Reacción inmune natural en hembras

T. foetus habita en la superficie de los órganos reproductores de su hospedador, por lo tanto, la respuesta inmunológica de mucosas desempeña un rol clave en la infección mediante mecanismos efectores celulares y humorales (Felleisen, 1999).

Durante la primera semana de infección T. foetus coloniza la vagina, cérvix y útero y sobrevive en el tracto genital durante 90 a 190 días. Entre los 56 a 70 días post infección, los antígenos del protozoario son captados y presentados por células epiteliales o macrófagos o células de Langerhans en submucosa, inducen una respuesta inmune local y sintetizan IgA e IgG1 específicas. Estas inmunoglobulinas son detectadas a partir de los 49 días post infección en vagina y a partir de los 70 días en útero (Campero y Cobo, 2006).

La IgA, cuya función es aglutinar e inmovilizar al flagelado, es producida a nivel genital y persiste en las secreciones genitales hasta 170 días post infección e inclusive luego de eliminado el parásito. Mientras la IgG1 es elaborada a nivel sistémico y alcanza el lumen genital por transvasación de los vasos sanguíneos del endometrio, y su rol es opsonizante facilitando la fagocitosis del protozoario mediante polimorfonucleares (Campero y Cobo, 2006).

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11 una correlación positiva, entre la presencia del parásito en el tracto genital a los 70 días post infección con las pérdidas fetales (Campero y Cobo, 2006).

A nivel sistémico se detectan otros isotipos de anticuerpos, como IgG1 e IgG2, los cuales alcanzan niveles insignificantes y que no tienen efecto curativo ni preventivo para evitar la interrupción de la gestación (Campero y Cobo, 2006).

La hembra que se infecta por primera vez adquiere un cierto grado de inmunidad transitoria que en el mejor de los casos no supera los 9 meses, pudiéndose luego reinfectarse hasta 3-4 veces en la vida útil del vientre en el rodeo (Campero y Cobo, 2006). No obstante, existen hembras donde T. foetus persiste en su tracto reproductor durante más de un año (Soto et al., 2013).

Reacción inmune natural en machos

T. foetus coloniza de manera superficial la mucosa prepucial y peneana del toro, sus antígenos son reconocidos y procesados en submucosa, e inducen un incremento en la producción local de IgG1, IgM, IgA y, en menor cuantía, de IgG2, pero no se genera una respuesta inmunitaria sistémica (Campero y Cobo 2006).

Diagnóstico en el rodeo

La sospecha de la presencia de una enfermedad venérea en el rodeo se detecta generalmente durante el tacto para diagnóstico de preñez en un rodeo con servicio estacionado, donde puede advertirse un mayor número de vacas vacías, un mayor porcentaje de preñeces chicas y la aparición de piómetras (Rossanigo, 1998). De suma importancia, además, será recabar y analizar la información con la historia reproductiva (anamnesis) del establecimiento (Vignau et al., 2005).

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12 En el caso de que el agente haya recientemente ingresado en el rodeo, éste se va diseminando de manera progresiva en el momento en que los toros van sirviendo a las hembras que repiten celo; y los efectos de la infección serán visibles de igual manera tanto para vacas y vaquillonas, ya que ambas son igualmente susceptibles al no haberse expuesto previamente al protozoario (Soto et al., 2013).

Cuando se vuelve crónica la enfermedad en el rodeo, las hembras que han sido infectadas han adquirido cierto grado de protección o refractariedad y puede observarse un porcentaje de preñez y parición mayor en vacas respecto al obtenido en vaquillonas (Soto et al., 2013).

Se considera que la detección de T. foetus en un solo animal, confirma la presencia de la enfermedad en un rodeo (Mardones et al., 2008).

El diagnóstico de rutina se basa en la recolección de muestras de toros, vacas, fetos, y la siembra de las mismas en medios de cultivo que permitan su multiplicación para la posterior observación al microscopio óptico (Sánchez y Boero, 2013). Generalmente se realiza en los toros por ser la muestra con mayor factibilidad de hallar el patógeno, debido a su estado de portador permanente (Vignau et al., 2005).

Diagnóstico en el macho

La extracción de muestras de esmegma prepucial se puede realizar usando diferentes métodos:

- Método de la pipeta: se utilizan vainas azules descartables con la jeringa de Cassou. Este sistema permite extraer una buena cantidad de esmegma y a su vez evita que dicho material tenga contacto directo con el anillo prepucial, con lo cual se disminuyen las posibilidades de contaminación. Existe una variable de este método, también usando pipetas de inseminación artificial, a las que se conecta un intermediario de goma y una jeringa para aspirar el esmegma (Terzolo et al., 1992).

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13 se inocula en los medios de cultivo o en un medio de transporte, procurando movimientos rotatorios para desprender la muestra recogida de las ranuras del instrumento (Terzolo et al., 1992).

-Lavaje prepucial: se inserta un tubo de plástico conectado a una perilla de goma en toda la longitud de la cavidad prepucial y esta se lava con 20-30 ml de solución salina normal (OIE, 2018).

Es válido el uso de cualquiera de estos métodos, siempre y cuando se tenga la precaución de tomar la muestra de la zona adyacente al pene y glande, siendo esta la de mayor concentración de protozoarios para lograr así una mayor sensibilidad en el diagnóstico (Soto et al., 2013).

Debido a las variaciones o ciclos poblacionales del agente en la cavidad prepucial; es de consideración especial el momento en que se efectúan los muestreos, siendo lo recomendado realizarlos en el período pre o post servicio, procurando durante el último caso, brindar un reposo de actividad sexual de 15 días, con el objetivo que aumente la población de protozoarios en la cavidad prepucial (Soto et al., 2013). Además, los intervalos entre los muestreos no deben ser menores de 10 días; evitando así la aparición de resultados falsos negativos (Terzolo et al., 1992).

Debe trabajarse en condiciones higiénicas al momento de la extracción de muestras, para evitar la contaminación con materia fecal ya que se pueden introducir protozoos intestinales que podrían confundirse con T. foetus. Para ello es importante eliminar el material externo y los pelos sucios de alrededor del orificio prepucial o vulva, pero evitando la limpieza del área, sobre todo con desinfectantes, los cuales pueden disminuir la sensibilidad diagnóstica (OIE, 2018).

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14 circunstancias, el profesional informa sobre las malas condiciones climáticas o del mal estado de la manga previa al muestreo, como factores que pueden influir sobre la calidad de las muestras (Sánchez y Boero, 2013).

La cantidad de muestreos necesarios a realizar en los toros estará relacionada con los antecedentes de enfermedades venéreas y porcentaje actual de preñez del rodeo. En establecimientos donde se realice un control sanitario sistemático, sin antecedentes de enfermedades venéreas y con altos porcentajes de preñez, se efectuarán un mínimo de dos o preferentemente tres muestreos consecutivos; si los mismos resultan negativos el rodeo se considera libre de la enfermedad. Por el contrario, en establecimientos donde no se conoce la historia reproductiva del rodeo, o si existen antecedentes o bien la situación actual indica presencia de alguna enfermedad venérea, el mínimo de muestreos a realizar es cuatro. En el caso de hallar animales positivos, deben efectuarse tantos muestreos como sea necesario, hasta obtener en toda la torada dos muestreos negativos, después del último positivo obtenido (Terzolo et al., 1992).

La frecuencia de hallazgos de toros positivos en rodeos con esquema de doble muestreos negativos, fue para 1º, 2º, 3º, 4º, 5º y 6º muestreos de 71,2%; 18,6%; 7,1%; 3,1%; 2% y 0,4%, respectivamente. De allí que se vuelva necesario, realizar al menos dos muestreos consecutivos negativos con un intervalo no menor a los 15-21 días entre ellos como para considerar a un toro libre de la infección y hasta cuatro muestreos si el macho proviene de un rodeo donde la enfermedad es endémica (Campero y Cobo, 2006).

Diagnóstico en hembras

Las muestras de MCV se pueden recolectar en el momento de la palpación transrectal al detectar las hembras vacías o cuando se observen hembras que repiten celo finalizado el servicio (Terzolo et al., 1992).

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15 En hembras no preñadas, la población se incrementa en el mucus vaginal entre los 12 y 20 días post infección y luego decrece a partir de 54 a 70 días post infección; variando su presencia en vagina a través del ciclo estral llegando a un máximo a los 3 a 7 días post celo (Campero y Cobo, 2006). Por lo expuesto, se desprende que la sensibilidad del diagnóstico con esta muestra es menor que en el toro (portador permanente) (Soto et al., 2013), y que la misma aumenta cuanto más próxima a la infección inicial se realiza la obtención de la muestra (Terzolo et al., 1992).

En vacas preñadas, es factible encontrar gran concentración de protozoos durante el aborto, tanto en material recolectado del feto o fluidos vaginales y uterinos (Campero y Cobo, 2006).

Ante el hallazgo de piómetras o descargas vaginales, se deben tomar muestras de las mismas, para su observación microscópica o cultivo, teniendo estas una mayor sensibilidad diagnóstica por ser muestras con gran cantidad de protozoarios (Soto et al., 2013).

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16 Diagnóstico en fetos

El aborto por lo general ocurre en los estadios tempranos de la gestación (2-4 meses) y debido al escaso desarrollo del feto, pasa desapercibido (Campero y Cobo, 2006). No existen lesiones patognomónicas macroscópicas ni microscópicas y para realizar el diagnóstico, es necesaria la identificación de los microorganismos (OIE, 2012).

El diagnóstico puede ser relativamente fácil cuando se recupera un feto abortado, debido al gran número de microorganismos demostrable en el contenido del abomaso del feto o en los líquidos de la placenta, dependiendo del grado de conservación. El material ideal para cultivo es el líquido de abomaso; realizando la extracción mediante punción con aguja y jeringa estéril, el cual puede ser trasladado en la misma jeringa hacia el laboratorio o puede sembrarse su contenido en los tubos con medio de cultivo, al igual que se procede para las muestras de toros y vacas. Otra alternativa de muestra, es realizar un hisopado de la base de la lengua y paladar, conservando el hisopo dentro del medio de cultivo. También puede enviarse un trozo de placenta con 3 o 4 cotiledones. Los protozoarios pueden detectarse mediante observación microscópica directa del líquido de abomaso o a través del cultivo (Soto et al., 2013).

Las muestras para diagnóstico histopatológico deben incluir: hígado, pulmón, riñón, intestino y cotiledones. Los hallazgos más frecuentes son bronconeumonía severa no supurativa y neumonía intersticial mixta (Morrel, 2010).

(22)

17 Medios de cultivo y tinción

Una vez extraídas las muestras, deben transferirse de inmediato a los medios de cultivo, para asegurarse una mayor viabilidad del organismo durante el transporte al laboratorio. Los medios utilizados en la actualidad, cumplen la función de medio de transporte y de cultivo (Soto et al., 2013). Los protozoarios deben permanecer vivos y móviles para la detección y confirmación en cultivo, para esto se han formulado una variabilidad de cultivos los cuales deben cumplir con los siguientes requisitos: aportar nutrientes específicos que maximicen la supervivencia y replicación de T. foetus, antimicrobianos para suprimir el crecimiento de bacterias y levaduras presentes en el esmegma y agar para proporcionar la separación física entre protozoos y bacterias, así como la baja tensión de oxígeno que favorecen la replicación de T. foetus (Clothier et al., 2015). Los medios de cultivos más conocidos y utilizados son: Diamond, infusiones con caldo de hígado, Plastridge, Sutherland, solución salina con 5% de leche descremada o suero fetal bovino, y un método de recolección y cultivo más novedoso llamado InPouch utilizado en E.E.U.U y Europa (Campero y Cobo, 2006).

Las muestras inoculadas en los medios de cultivo, deben remitirse a temperatura ambiente (Vignau et al., 2005) y al abrigo de la luz hasta su llegada al laboratorio de diagnóstico (OIE, 2018). Una vez en destino son incubados a 37°C en atmósfera aerofílica y examinados diariamente durante 7 días bajo un microscopio óptico a x100 aumentos (Campero y Cobo, 2006). Para identificar una muestra como positiva se tiene en cuenta la presencia de protozoarios con morfología (tamaño, forma piriforme, tres flagelos anteriores y uno posterior, membrana ondulante) y movimientos característicos de T. foetus (OIE, 2018).

En la actualidad se ha discutido respecto a la especificidad del cultivo, a causa de la descripción de otros parásitos intestinales que pueden ser recolectados del prepucio y desarrollan en el medio de cultivo para T. foetus. Tetratrichomonas

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18 nuevamente repicadas y teñidas con Giemsa y Tinción 15; y teniendo en cuenta como criterio diagnóstico la dinámica del crecimiento de los especímenes, la observación de morfología y recuento de flagelos en las tinciones, se logró diferenciar un 11.8% de toros infectados con trichomonadidos no T. foetus.

Concluyendo que la citada metodología podría ser utilizada como alternativa económica y rápida para mejorar la especificidad del diagnóstico por cultivo. Se observó también una mayor frecuencia de diagnóstico a tricomonadidos no T. foetus

en toros vírgenes de cabaña; hallándose de igual manera Tetratrichomonas spp y

Pentatrichomonas spp tanto en toros vírgenes como adultos (Sánchez y Boero, 2013).

Otros autores en cambio, concluyen que la tinción de los cultivos permite solo esporádicamente la observación de las características morfológicas (número de flagelos), requiriendo una adecuada formación en la morfología parasitaria y definiéndolo como un método no muy práctico, optando por la biología molecular para la correcta identificación de estos protozoos (Cobo et al., 2003).

Diagnóstico por PCR

Actualmente se emplea a la PCR como método confirmatorio y complementario para el diagnóstico al cultivo con microscopía y se postula como la técnica diagnóstica a utilizarse en futuro para la Trichomonosis (Soto et al., 2017).

La técnica se basa en la amplificación e identificación de dos secuencias específicas de genes de la porción 5.8S rARN y regiones internas laterales ITS1 e ITS2 para T. foetus. Utilizando un par de primers (TFR1 y TFR2) que amplifican productos comunes a toda la familia Trichomonadidae y otro par de primers (TFR3 y TFR4) que amplifican productos específicos para la especie T. foetus (Felleisen, 1997; Felleisen et al, 1998). Ofrece como ventajas un tiempo de diagnóstico más rápido y el hecho de que los microorganismos de la muestra recolectada no necesitan ser viables (OIE, 2018).

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19 Por otro lado, la calidad de las muestras y su contaminación siempre representa un desafío para el cultivo y PCR, considerando el exceso de barro y materia fecal que pueden presentarse al ser sembradas a campo (Soto et al., 2017).

Si bien la utilización de PCR presenta muchas ventajas, su dificultad en la implementación práctica radica en su sofisticación, costos de equipamiento y reactivos necesarios (Cobo et al., 2003).

Tratamiento

No existen agentes terapéuticos eficaces contra la Trichomonosis bovina en la actualidad. En el pasado, drogas como el dimetridazole, metronidazole o nitrimidazina fueron empleadas en toros por vía oral, sistémica y local; sin embargo, el uso indiscriminado o erróneo de las mismas hizo que se detectaran fallas en la efectividad terapéutica y la aparición de cepas de T. foetus quimioresistentes. Por todo lo expuesto anteriormente, se desaconseja el tratamiento de la Trichomonosis bovina, excepto en casos excepcionales donde el valor genético y económico del animal lo justifique. En caso de efectuarse, se deberían realizar los controles de eficacia posterior, los cuales consisten en cuatro cultivos negativos con 10-20 días de intervalo realizados a partir de 25 días post- tratamiento. También se deberá tener en cuenta los costos del tratamiento y los riesgos de reinfección que posee el animal tratado al servir en un rodeo infectado (Cobo y Campero, 2002).

Los animales infectados deben destinarse a faena y realizar un enfoque hacia el control y manejo de la enfermedad (Soto et al., 2013).

Vacunas

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20 implementación en un rodeo afectado, lograría que las hembras inmunizadas presenten una mayor resistencia a la infección y minimicen las pérdidas fetales (Riccio et al., 2008).

A nivel nacional se encuentra disponible la vacuna Tricobac del Laboratorio Biológico Tandil para aplicación en las hembras, sin embargo su principal limitante es que no impide la infección aunque limita el período de infertilidad (Vispo et al., 2011).

La implementación de una vacuna efectiva para la enfermedad, combinada con diagnóstico y eliminación de los toros positivos, podría ser una herramienta útil para disminuir el impacto negativo de la Trichomonosis en los rodeos afectados (Vispo et al., 2011).

Factores de riesgo, control y prevención

El impacto económico negativo que produce la enfermedad en los rodeos de cría enfatiza la necesidad de un adecuado diagnóstico y control, así como la consideración de factores de riesgo que favorecen la presencia de la misma (Diruscio et al., 2013). Entre los factores de riesgo más frecuentes se puede mencionar:

• Empleo de toros adultos mayores de 4 años, con muchas temporadas de servicio.

• Compartir el pastoreo con rodeos de otros productores, sin los controles sanitarios correspondientes.

• Préstamo o alquiler de toros sin los controles de enfermedades venéreas correspondientes.

• Compra de vacas de descarte o vacías sin controles.

• Alambrados internos y perimetrales en malas condiciones.

• Toros saltadores y/o difíciles de controlar (Campero, 2002).

• Tener un servicio continuo de períodos prolongados.

• No realizar palpación transrectal para diagnóstico de preñez.

(26)

21 El diagnóstico y eliminación de machos portadores, el manejo higiénico y ordenado de los rodeos, la consideración de las vacas portadoras (detener y eliminar la infección) y el control de ingreso de animales susceptibles y posibles infectados (prevenir la reintroducción), son imprescindibles para llevar a cabo el saneamiento. Las principales medidas de control son: (Soto et al., 2013)

• Realizar los análisis correspondientes pre servicio (al menos dos controles negativos en campos sin antecedentes) en todos los toros. Los muestreos se deben realizar a partir de 30-35 días de finalizado el servicio, con intervalos no menores a 10 días.

• Los toros infectados venderlos a faena.

• Implementar la Inseminación Artificial en rodeos problemas, al menos en vaquillonas considerando que esta es la categoría más susceptible.

• Limitar el período de servicio (90 días). Una temporada de servicio extendida o la presencia permanente de los toros en el rodeo, enmascara los síntomas clínicos de la enfermedad.

• Reponer los toros cada 4 años de servicio. La compra de toros debe ser preferentemente animales vírgenes y de establecimientos libres de la enfermedad. Aun así, antes de que ingresen al rodeo, deben ser revisados mediante cultivo de esmegma prepucial.

• Eliminar las vacas vacías o sin ternero al pie al final de parición y las que al momento del diagnóstico de preñez presenten piómetras o anormalidades palpables. El objetivo de esta medida es minimizar el riesgo de mantener vacas portadoras que logren la persistencia del agente dentro del rodeo.

• Evitar la rotación de los toros entre diferentes lotes durante el servicio e identificar y registrar los toros en cada lote mediante un doble sistema (doble juego de caravanas, números a fuego y tatuaje, etc.). Rotar los toros entre lotes contribuiría a aumentar la diseminación del agente; en su lugar, armar un grupo de toros suplentes sanos, a los que se debe recurrir ante la necesidad de reemplazo de algún reproductor.

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22 si fuera necesario, evitando que los animales se pasen de un establecimiento a otro (Campero, 2002; Diruscio et al., 2013; Soto et al., 2013).

• No mezclar vacas preñadas nuevas con el resto del rodeo.

• Vender los toros saltadores de alambrados.

• Revisar y muestrear sistemáticamente todo toro que ingrese al establecimiento: realizar un mínimo de dos o preferentemente tres muestreos en los toros de establecimientos sin antecedentes. Ante la aparición de toros positivos, se realizarán tantos muestreos a la torada como fuere necesario hasta obtener dos muestreos negativos, después del último positivo detectado (Campero, 2002).

• Al realizar diagnóstico de gestación, monitorear los porcentajes de preñez y distribución gestacional (Soto et al., 2013).

• La vacunación en hembras bovinas es otra herramienta para mejorar los programas de control (Riccio et al., 2008), aunque su limitante es que no impide la infección aunque puede disminuir el período de infertilidad (Diruscio

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23 Descripción del caso

El presente caso clínico se presentó en el establecimiento San Bernardo- Los Ñanduces ubicado en Partido de General Lavalle, Provincia de Bs.As.

Es una reserva natural privada, conjuntamente con las reservas privadas inscriptas en FVSA (Fundación Vida Silvestre Argentina). Preserva los ambientes naturales como pastizales, montes, fauna, flora; buscando regenerar los ambientes alterados. Mantiene un enfoque empresarial y tienen como misión lograr una producción de calidad sostenible en el tiempo preservando el bienestar animal y conservando - mejorando los ambientes.

La superficie total del establecimiento es 4.816 has (incluyendo lagunas y montes) (figura 2) y la superficie útil es de 3.768 has destinadas a la cría, recría e invernada.

Figura 2. Imagen satelital donde se encuentra delimitada el área correspondiente al establecimiento (Fuente: Google Earth).

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24 La cantidad de animales del establecimiento por categoría al 1 de mayo de 2016 se muestran en la tabla N° 1.

San

Bernardo-Los Ñanduces

Total

Hacienda Vacas

Vacas invernada

Vaq. 2do

y 3er

servicio

Vaq. 1er y

2do

servicio

Terneros Toros Nov. Total 3372 1511 470 293 337 651 106 4 Tabla N°1. Existencia de animales por categoría en el establecimiento.

Alimentación

• Recurso forrajero: pasturas naturales libres y con bajo porcentaje de festuca, maíz, verdeos de invierno y de verano.

• Forrajes conservados: suplementan con silo húmedo de grano y planta entera de maíz. Trigo triticale.

• Calidad del agua: sin limitantes productivas.

Manejo reproductivo

Análisis pre-servicio

• Se les realiza análisis de sangre para diagnóstico de Brucelosis a las vaquillonas y se evalúa condición corporal (CC).

• Las vacías en principio se venden como vaca gorda para lo cual quedan en el campo una gran parte del año (pasan el invierno y se venden en primavera).

• Se realiza análisis para diagnosticar Trichomonosis, Campilobacteriosis y Brucelosis a los toros.

Servicio

• El servicio es con monta natural, la duración es de 3 meses (N-D-E), desde el 15 de Noviembre al 10 de febrero.

• Se utilizan dos razas de toros: Hereford y Abeerden Angus cruza Británica, de propia producción y comprados.

(30)

25

• Porcentaje de toros utilizados: 3.6 %

• No se realiza rotación de toros dentro del mismo rodeo (no entre lotes) tomando nota de los toros que van a cada rodeo.

Palpación transrectal

• Se realiza a los dos meses de retirado el toro, en Marzo-Abril. Al mismo tiempo se realiza medición de condición corporal.

• Se determina vaca vacía y vaca preñada y a su vez se divide a la preñez en cabeza y cola de preñez; esto se hace por el solo hecho de la mejor atención al parto y mejor disponibilidad y aprovechamiento del campo.

Control de hembras

• En caso de aborto se envían muestras de MCV de la hembra para el diagnóstico de Trichomonosis, Campilobacteriosis, IBR y Chlamydias; muestras de sangre para el diagnóstico de Brucelosis, Leptospira, DVB e IBR. Con respecto a los abortos, se envía muestra de líquido abomasal para diagnóstico de enfermedades infecciosas.

Otras consideraciones relativas al manejo sanitario y reproductivo se detallan en la tabla N°2.

Raspajes (2) negativos consecutivos a venéreas

Prueba de Capacidad de Servicio No

Plan sanitario a toros Sí Cobre, dosis vac. reproductiva, caravana insecticida.

Medición de CC previo al servicio No

Toma de % celo diario previo al servicio No

Anotación del destino de cada toro

Armado de rodeo de vacas flacas

Medición de CC al tacto

Anotación semanal del trabajo de los toros No

Reposición de toros afuncionales

Anotación de celo diario durante el servicio No

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26 Planes sanitarios por categoría:

• Vacas se les administra vacuna reproductiva, previo al servicio. La vacuna incluye IBR, DVB, Leptospira serovar pomona, Campylobacter fetus subsp. fetus

y C. fetus subsp. venerealis e Histophilus somni. Vacuna contra diarrea neonatal, previa al parto. También se vacuna contra fiebre aftosa, según el plan sanitario vigente y contra carbunclo. Se les da la vacuna clostridial polivalente, que incluye mancha, gangrena, enterotoxemia y hemoglobinuria. Tres veces por año se le administra cobre y zinc, debido a las deficiencias que presenta la zona en cuanto a éstos minerales. Se realiza un sangrado anual para el control de brucelosis, al momento del tacto, en el mes de marzo. En Abril y Octubre/ Noviembre se aplica una dosis de antiparasitario. Durante los meses previos y durante la época de parición se realiza suplementación con sales. Control de ectoparásitos (piojo y mosca de los cuernos).

• En las vaquillonas de 15 meses se realiza un manejo sanitario similar al que se aplica en las vacas; una dosis de vacuna reproductiva previo al servicio y en este caso se aplican dos dosis de vacuna contra la diarrea neonatal previa al parto. Se les administra ivermectina para el control de los parásitos. Control de ectoparásitos (piojo y mosca de los cuernos).

• Las vaquillonas de reposición (24-27 meses) reciben dos dosis de vacuna reproductiva, dos dosis de cobre por año y una dosis de vacuna contra queratoconjuntivitis. Se efectúa control de parásitos mediante Hpg y según resultado se considera la administración de antiparasitario. Control de ectoparásitos (piojo y mosca de los cuernos).

• A los toros, se le realiza la vacunación reproductiva, el sangrado para brucelosis y dos raspajes pre servicio para el diagnóstico de Campilobacteriosis y Trichomonosis. Dos dosis de cobre y zinc al año.

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27 Problema

El establecimiento cuenta con un veterinario encargado y otro veterinario como asesor externo. En Mayo del 2016, luego del diagnóstico de gestación por palpación transrectal, el veterinario encargado del establecimiento observa una disminución en el porcentaje de preñez respecto a años anteriores. Como se muestra en la tabla 3 el porcentaje de preñez general para el 2016 fue del 74 %. A la palpación también se detectó algunas preñeces chicas, pero no se presentaron piómetras ni descargas vaginales ni uterinas.

Situación reproductiva del establecimiento

Campo Preñadas Vacías Total %Preñez %Vacías CC

Total 2176 765 2941 74% 26% 2.67

Tabla N°3. Situación reproductiva del establecimiento obtenida durante el tacto de Abril-Mayo 2016:

En el establecimiento se habían realizado las revisaciones sanitarias anuales a los toros en momento del pre servicio; detectándose en el año 2015 sólo 2 toros positivos en un total de 107 toros muestreados en el primer raspaje, y luego todos negativos en los 2 raspajes subsiguientes.

Aunque desde el año 2013 el establecimiento presentaba antecedentes de la enfermedad y los animales que habían sido diagnosticados positivos mediante cultivo habían sido eliminados, los índices de preñez eran aceptables (tabla N°4).

Año de servicio % Preñez % Parición % Destete

2010 87 87 86

2011 81 77 73

2012 88 84 83

2013 86 80 77

2014 81 75 72

2015 81

2016 74

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28 En el 2016 los índices de preñez recolectados resultaron mucho más bajos que los conseguidos en años anteriores, lo cual hizo pensar en fallas en el diagnóstico del agente a partir de las muestras de los toros, dado que puede suponerse tener un número alto de toros infectados en un rodeo con un porcentaje de preñez del 74%.

Frente a esta situación los profesionales se enfocaron en la búsqueda de animales positivos a T. foetus tanto en los toros como en las hembras vacías y haciendo una observación exhaustiva de las medidas de manejo y de los factores de riesgo que pudieran ocurrir en el establecimiento.

Esquema de trabajo implementado

A fines de Mayo del 2016 se comienza con la implementación de un plan de trabajo con el fin de diagnosticar mayor número de animales:

Revisación anual de toros para diagnóstico de enfermedades venéreas pre servicio

• Primer y segundo raspaje: Se tomaron muestras de esmegma prepucial con raspador metálico de bronce (uno por cada animal) y se inocularon en medios de cultivo enviados por el laboratorio. Los medios de cultivo, se mantuvieron refrigerados, luego se acondicionaron a temperatura ambiente previo al muestreo y hasta su envío al laboratorio de rutina. Los resultados del primer y segundo raspaje se observa en la tabla N° 5.

Fecha Total de toros Resultado

1er raspaje 26/05/2016 106 Negativos a C.fetus por IFD y a T.foetus por cultivo

2do raspaje 9/06/2016 103 Negativos a C.fetus por IFD y a T.foetus por cultivo

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29 Entre el primer y segundo raspaje se realizó también la revisación clínica y posterior venta de 3 toros por edad y alteraciones locomotoras.

• el 16/06/2016 se notifica de la presencia de un toro no perteneciente al establecimiento dentro de un rodeo de vacas, verificándose luego que pertenecía al establecimiento aledaño. Se toman muestras de esmegma prepucial y se envían a laboratorio de rutina para diagnóstico de venéreas. Se notifica al veterinario que el animal resulta negativo en los análisis solicitados.

• Antes de realizar el tercer raspaje los veterinarios y productores realizan una consulta de caso con un especialista en sanidad de grandes animales. Se toma la decisión de cambiar de laboratorio y enviar las muestras de esmegma prepucial a un centro de referencia de diagnóstico veterinario especializado a nivel provincial. En esta ocasión, por sugerencia del laboratorio, la toma de muestra de esmegma prepucial se realizó con el método de pipeta de inseminación artificial más intermediario de goma y jeringa y posteriormente se sembraron en los medios de cultivo de dicho laboratorio. El resultado del tercer raspaje de toros se muestra en la tabla N° 6.

Fecha Total de toros Resultado

3er raspaje 11/07/2016 103 2 muestras positivas a T.foetus

Tabla N°6. Resultado del tercer raspaje de toros.

Muestreo de MCV para diagnóstico de “síndrome de vaca vacía”

(35)

30 de la zona, diferente al que se trabajaba con asiduidad. El resultado que informa el laboratorio se muestra en la tabla N° 7.

Fecha Hembras

muestreadas Resultado

Muestreo MCV 28/05/2016 15 2 muestras positivas a T.foetus

Tabla N°7: Resultado muestreo MCV de vacas vacías.

Muestreo de MCV y líquido abomasal para diagnóstico de los abortos

• El 3/06/2016 se da aviso al veterinario sobre el hallazgo de dos vacas abortadas y sus fetos.

1- vaca de 2º servicio. De la vaca se tomaron muestras de sangre y MCV para diagnóstico de los agentes mencionados anteriormente para síndrome de vaca vacía, resultando negativa a todas las enfermedades.

El feto se estimó de aproximadamente 4 meses, sin desarrollo del manto. Se tomó y envió muestras de cerebro para histopatología y líquido cefalorraquídeo; siendo las únicas muestras que se tuvo oportunidad de tomar, ya que aunque el aborto se encontró en buen estado de conservación, sus órganos sufrieron la acción de predadores y no se consideró útil la muestra. No hubo posibilidad diagnóstica sobre el aborto, ya que las muestras sufrieron inconvenientes en el transporte y no llegaron en condiciones óptimas al laboratorio.

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31 histopatología y muestra de líquido de abomaso para cultivo. Para la muestra de líquido abomasal el laboratorio informó resultado negativo, para bacteriología y parasitología (Coloración de Stamp, IFD y cultivo). Las muestras de tejidos para histopatología no ofrecieron posibilidad diagnóstica debido a que no llegaron en condiciones óptimas al laboratorio.

Las dos vacas abortadas fueron descartadas.

➢ Posteriormente en el establecimiento, se continuó con la realización de raspajes

en los toros a intervalos de 15-21 días; se realizaron raspajes hasta el mes de servicio (Noviembre) consiguiendo finalmente dos raspajes negativos consecutivos en toda la torada. Se implementaron recaudos especiales en la técnica de muestreo con raspador de bronce, teniendo en cuenta la higiene previa para extraer la muestra de prepucio, enfatizando en el recorte de pelos alrededor del orificio prepucial, para evitar la presencia de contaminación que dificulte el posterior diagnóstico. La frecuencia de la aparición de toros positivos a medida que se avanzaba en el muestreo, fue en forma insidiosa o de “goteo” como está descripto por muchos autores. Los toros positivos fueron descartados.

➢ Se prosiguió con el muestreo de MCV en el lote de hembras vacías. Las

diagnosticadas positivas se eliminaron y las negativas considerando que eran un número elevado de animales, quedaron en el campo y se les realizó inseminación artificial para luego ser vendidas como preñadas. La idea a futuro del establecimiento es eliminar esta categoría, al considerarse las hembras vacías un factor de riesgo de importancia si persisten en el rodeo.

➢ Se registraron abortos esporádicos y ninguno coincidió con la presentación

(37)

32

26 de Mayo 28 de Mayo 3 de Junio 9 de Junio 16 de Junio 11 de Julio

Primer raspaje en toros con resultados negativos. Enviados

al laboratorio de rutina.

Muestreo MCV

15 vaquillonas. 2 muestras

positivas. Análisis realizado en otro

Laboratorio

Muestreo de MCV de los dos abortos. Resultados negativos

a T.foetus. Análisis realizado también en

el otro laboratorio.

Segundo raspaje Negativo. Enviados al laboratorio de

rutina.

Se encuentra toro del campo

vecino en rodeo de

vacas.

Tercer raspaje de toros. Se detectan toros infectados. Análisis realizado en el otro

laboratorio de referencia.

Confirmación del agente en vacas.

Esquema 1: Sucesos de eventos del caso en días.

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33 Discusión

En la Trichomonosis bovina en determinadas ocasiones confirmar la presencia del agente etiológico (T. foetus) no resulta sencillo. El establecimiento en el cual ocurrió el caso clínico de esta tesina presentaba antecedentes de la enfermedad, y tuvo como signo predominante la disminución del porcentaje de preñez a un 74%. Según Mardones et al. (2008) existe una correlación positiva entre rodeos de cría con la presencia de T. foetus y porcentajes de preñez ≤90%, y

considera a la infertilidad como la manifestación primaria de la infección, situación que en nuestro rodeo se evidenció clínicamente con un alto porcentaje de hembras vacías. El mismo estudio nos revela, que si en un establecimiento se detectó un animal positivo durante el año anterior, se asocia con un riesgo 4 veces mayor de que al menos exista un toro positivo en el presente; explicando a su vez la naturaleza y características epidemiológicas de la enfermedad. Este es uno de los motivos centrales por el cual los veterinarios podían especular que para la situación reproductiva evidenciada, debían existir más toros positivos en el rodeo pero no estaban pudiendo ser detectados.

(39)

34 En nuestro caso, fue importante para la mejora diagnóstica tomar consideraciones previas al muestreo, como la condición de trabajar en corrales y mangas secas, sin barro; y aunque la metodología de muestreo (raspador torneado) fue la correcta para establecer el diagnóstico, ya que está demostrado que los resultados de diagnóstico no difieren de un método a otro (Terzolo et al., 1992), se incorporaron sugerencias de los laboratoristas respecto a intentar otro tipo de muestreo (pipeta, tubo de goma y jeringa) y a las condiciones higiénicas.

La consulta a profesionales especializados por inquietudes y dudas de los veterinarios ante los resultados de los raspajes con el laboratorio de rutina, fue una decisión importante en cuanto a criterio profesional y remarca la relevancia que el envío de muestras se realice a laboratorios reconocidos para obtener resultados confiables, considerando las pérdidas que esta enfermedad genera y para aplicar las medidas sanitarias pertinentes.

Por otro lado, teniendo en cuenta que el diagnóstico a partir de muestras de MCV no se realiza de rutina para esta enfermedad porque tiene menor sensibilidad que en el toro debido a las fluctuaciones de protozoarios en el ciclo estral, tiempo de infección y respuesta inmune (Soto et al., 2013); en nuestro caso resultó de utilidad para finalmente identificar el agente y confirmar la infección presente en el rodeo. Al respecto, los resultados de estudios de González Carmona et al. (2012), en Colombia, y de Mancebo et al. (1995) en Argentina sobre muestras provenientes de hembras, sugieren que el lavaje uterino o MCV, son una excelente alternativa de técnica de diagnóstico para determinar la presencia de T. foetus en rodeos. Mancebo et al. (1995), en un estudio sobre la persistencia de T. foetus en vacas y vaquillonas infectadas naturalmente, detectaron un patrón de aislamiento particular a través del tiempo sobre muestras de MCV de vaquillonas aislando el protozoario 300 días post servicio; reafirmando así el riesgo de hembras portadoras siempre presente y como responsables de la reinfección de los rodeos. En nuestro caso en las hembras vacías se identificó el agente casi 4 meses post servicio.

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35 oportunidad reproductiva para ser vendidas como preñadas y otras quedaban en el campo. Esta medida implica un factor de riesgo considerable para mantener T. foetus en el rodeo y requiere un manejo meticuloso, incluido el aislamiento posible de estas hembras vacías del resto de la hacienda y el uso de inseminación artificial; siendo la eliminación de esta población, una de las estrategias más recomendables para el saneamiento del rodeo infectado (Ondrak, 2016) y a implementar por el establecimiento para erradicar la presencia de hembras portadoras.

El monitoreo de los rodeos para detectar la presencia de toros que no pertenecen al establecimiento, junto con el mantenimiento de los alambrados perimetrales y los que alojan a los toros fuera de la época de servicio, representa otra medida para disminuir los factores de riesgo (Soto et al., 2013) y fue útil en este caso, tanto para evidenciar el ingreso de un toro del productor vecino y un aborto donde se sospechó que fue producto de una preñez por robo.

Estas situaciones llevan a la reflexión de que no basta usar medidas de manejo por separado, sino que se debe implementar un plan estratégico integral de acuerdo a cada caso en particular, que considere a su vez todos los factores de riesgo existentes, para lograr el saneamiento del rodeo y un correcto manejo sanitario.

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36 Conclusión

La presencia de la Trichomonosis bovina durante varios ciclos reproductivos, puede ser atribuible a que no sean detectados la totalidad de los animales enfermos, ya sea, por fallas en el diagnóstico, en las medidas de manejo, profilaxis, o a la presencia de hembras portadoras dentro del rodeo.

Es muy importante implementar un plan estratégico de saneamiento que incluya tanto correctas medidas de manejo, como el análisis y disminución de los posibles factores de riesgo.

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37 Referencias bibliográficas

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(28/11/2017).

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