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Ficha del Curso: Las distintas formas del Desarrollo. Disponible en https://desarrollomedellin.files.wordpress.com/2016/06/las-distintas-formas-deldesarrollo.pdf

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Las diversas formas del

desarrollo

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Indice

1. El debate mercado-Estado... 3

2. Hirschman y la importancia de las relaciones de mutuo beneficio ... 6

3. El estructuralismo latinoamericano y el rol del ... 7

4. La mejora de las instituciones ... 8

5. Desarrollo y capital social. Putman ... 9

6. Desarrollo y conocimiento ... 10

7. Desarrollo humano y desarrollo sostenible ... 13

8. La Cepal, y Rodrick ... 15

9. El desarrollo local ... 19

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1. El debate mercado-Estado

Este debate enfrenta al enfoque neoclásico con el keyensiano. El primero considera al

mercado como la mejor forma de asignar los recursos en una sociedad. Para esta

escuela, la Economía es la ciencia dedicada al análisis de la forma en que se

administran los recursos que siempre son escasos. Esa distribución la hace el

mercado.

En realidad, los principales conceptos de esta escuela fueron apareciendo a finales del

siglo XIX, con la llamada Ley de Say que establece que “la oferta crea su propia

demanda” y que la economía funciona en equilibrio. Sostiene que no hay posibilidad

de crisis. Todo lo que se produce genera un ingreso para los que han intervenido en la

producción y serán ellos los demandantes de esa nueva oferta. Simplificando, si en un

pueblo se producen mesas y para la producción de esos bienes se le paga a los

trabajadores una cantidad X de la moneda del pueblo, esos trabaja-dores con dichos

ingresos podrán adquirir las mismas mesas que ellos producen; por lo tanto, para

cualquier producción, existirá la demanda que surgirá de los propios trabajadores que

la realizaron y de los ingresos que recibieron por ella.

Luego será Alfred Marshall quien avanzará en la idea de los equilibrios parciales, por

mercado. Analiza el comportamiento de las empresas y los consumidores como

unidades individuales. Las primeras como unidades técnicas de eficiencia, los

segundos movidos sus necesidades subjetivas. No importa la idea de valor y sólo

queda la idea de precio, que está determinado exclusivamente por las transacciones

del mercado. Éstas están dadas por la oferta de las unidades productivas que se

realizan de un determinado bien y la satisfacción de una necesidad subjetiva que ese

bien genere en cada uno de los individuos que tiene posibilidades de acceder a ese

mercado. Esa noción de equilibrio quedará definida por Pareto, como el óptimo, es

decir, una situación en la que no es posible beneficiar a otros sin perjudicar a terceros.

Este enfoque le da forma a una manera específica de comprender el comportamiento

de los agentes económicos: un ser racional que busca maximizar sus utilidades en un

entorno de mercado de competencia perfecta que asigna perfectamente los recursos.

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que el individuo (cuando se estudia su comportamiento económico) actúa para obtener

beneficios y lo hace eficientemente. Si se cumplen estos supuestos, cada mercado y

toda la economía, tienden al equilibrio.

La existencia de esta clase de sujeto, el supuesto de que el mismo actúa en un

mercado competitivo, es decir, sin restricciones de ningún tipo, explica por qué la

economía tiende al equilibrio. Este concepto de equilibrio es central ya que es el que

sirve a la teoría neoclásica para demostrar que si nadie interviene políticamente, la

economía asigna eficientemente los recursos que tiene a su disposición y no tiene

crisis sino que permanece en equilibrio. Desde este punto de vista, el Estado sólo

podrá actuar cuando se trate de bienes públicos, aquellos bienes o servicios que

brinda el Estado para todos y tienen las características de no exclusión y no rivalidad.

Es el caso de la seguridad interna o la defensa, o que su racionamiento no fuera

deseable. Esto significa, por ejemplo, que en una campaña de vacunación gratuita,

todos deben acceder a su dosis y la cantidad que consume un individuo no reduce la

cantidad que pueden consumir los demás. La mayoría de la inversión pública en

infraestructura está basada en este tipo de argumentos. La educación debe ser

considerada un bien público impuro: no se agota en el consumo de un solo estudiante,

al mismo tiempo la exclusión es viable, aunque pueda no ser preferible.

El pensamiento predominó hasta la crisis del 1929, que tuvo epicentro en el pujante

Estados Unidos y su bolsa de valores. Tanto en Europa como en los Estados Unidos,

la crisis siguió durante todo 1930. Ese año caen casi 7000 bancos de los Estados

Unidos, hay grandes quiebras aún en 1931 y 1932. La desocupación pasó de una cifra

cercana al millón en 1929 a los casi 5 millones en octubre de 1930, a los 8 millones en

octubre de 1931 y a los 13 millones en 1933. Los salarios reales bajaron a la mitad, el

consumo se redujo al mínimo, generando un círculo vicioso de difícil salida.

Como una respuesta a la crisis, se inicia el New Deal en Estados Unidos: una política

intervencionista con alcance mundial anunciada ni bien asume el gobierno el

presidente Franklin Roosevelt, en 1933. Se incluye una partida jamás vista para obra

pública, subsidios para las empresas, salario mínimo, vivienda popular, etc. Los

gobiernos comenzaron a imitar ese tipo de políticas.

John Maynard Keynes es quien pasó a la historia con una teoría económica que ponía

al Estado en el centro de la estrategia. Lo hace en 1936, cuando publica su obra más

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determinación de sus causas y en la manera de salir de ella. Descubrió que la crisis se

revelaba bajo la forma de una caída de la actividad productiva y del empleo; ese

desempleo podía transformarse en permanente. Los motivos debían buscarse en la

insuficiente demanda, fundamentalmente en la falta de inversión privada debida a una

caída en las expectativas .

Los posibles desequilibrios llevaron a Keynes a analizar el ciclo económico y definirlo

como la secuencia más o menos regular de recuperación y recesión de la producción

real en torno a la senda de largo plazo de crecimiento de la economía. Es el propio

auge el que empieza, según el mismo Keynes, a generar previsiones de un posible

freno del crecimiento y la reactivación y el posible inicio de la recesión. Hay que tener

en cuenta que los motivos que explican todas estas fases han sido siempre difíciles de

explicar por parte de la economía.

Surge la idea de que era imposible salir de dicha crisis si no era con un incremento

exógeno de demanda efectiva, capaz de elevar el consumo para mejorar las

expectativas y reactivar la inversión. Es decir, alguna solución que proviniese de un

ámbito diferente del mercado, por fuera de él, como el aparato estatal.

Luego, en la posguerra, el Estado empieza a garantizar la seguridad social y a

intervenir directamente en los sistemas de instrucción, salud e higiene. También de a

poco entra en la economía con fuerza, como un nuevo actor la empresa pública,

mediante la cual interviene en la provisión de petróleo y sus derivados, gas, agua,

electricidad, transporte, de modo que Estado y mercado interactúan recíprocamente

cada vez en mayor medida. En los años 1960, la relación entre gasto público y PBI en

algunos países rondaba el 50%.

De todos modos, no todos los países desarrollados se han comportado del mismo

modo, es interesante en este sentido el aporte de Michel Albert, que diferencia dentro

del Estado Benefactor, el modelo Renano (Holanda, Alemania, Francia, Italia, Japón y

los Países Escandinavos) y el modelo angloamericano. En los primeros, los sindicatos

y las empresas comparten el poder, el Estado de Bienestar proporciona un sistema de

pensiones, la salud y la educación. En el segundo caso se ha pretendido que los

mercados se comporten con mayor flexibilidad. Los resultados son diversos, en el

modelo Renano la brecha de los salarios no ha aumentado como en el otro modelo

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De los debates entre ambas teorías surgen las diferencias respecto al rol del Estado.

También se distancian en el énfasis puesto en la microeconomía (los neoclásicos) o en

la macroeconomia (los keyensianos)

2. Hirschman y la importancia de las relaciones de mutuo

beneficio

Albert Hirschman es el fundador de la teoría del desarrollo. Él plantea que el

subdesarrollo da cuenta de la existencia de una cadena de desequilibrios

espacialmente diferenciados que son determinantes de la progresiva distancia

económica entre países o regiones. Un desequilibrio lleva a otro y así sucesivamente.

Su enfoque de los eslabonamientos resulta muy útil para comprender el proceso de

industrialización y el rol que cumplen las economías de escala. Hirschman dice que los

eslabonamientos hacia adelante, se caracterizan por generar un impulso de las

actividades productivas que vienen después en la cadena de valor. Se supone que el

impulso es muy fuerte, proviene del sector privado y genera rentabilidades tan obvias

que las empresas las transforman rápidamente en nuevos proyectos de inversión.

Por otro lado, los eslabonamientos hacia atrás son aquellos que generan un impulso

de los sectores industriales y de materias primas anteriores en el proceso productivo.

Surgen cuando una empresa industrial que previamente importaba, genera presiones

para la producción interna de los insumos o de los bienes de capital. La política pública

es central en este campo, porque justamente genera un impulso de las actividades de

los insumos, tanto de los recursos naturales como la transformación de los mismos. Se

trata de una política de demanda desde el Estado que, como ya vimos, es típicamente

keynesiana.

Para Hischman, sin embargo el beneficio mutuo en el comercio internacional ocupa un

lugar fundamental, porque ve en esas relaciones la esperanza del desarrollo, ya que

permitirá que se beneficien todos los países intervinientes a través del intercambio de

recursos naturales, de productos industriales, de mano de obra, de tecnología, etc. El

desarrollo sería posible gracias a la industrialización, al procesamiento de la materia

prima. Y para que ello fuera posible, era necesaria una influencia exógena, es decir,

desde fuera, ya sea el apoyo del Estado o como consecuencia de la relación con el

resto del mundo. Esas relaciones con los otros países se harían fundamentalmente a

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3. El estructuralismo latinoamericano y el rol del

Estado

Este pensamiento intentaba comprender y explicar las características de la economía

latinoamericana y tuvo como epicentro a la Comisión Económica para América Latina

(CEPAL), una de las cinco comisiones regionales que las Naciones Unidas habían

creado en la posguerra con el objetivo de la coordinación de las acciones

encaminadas a la promoción del desarrollo económico de la región y el fortalecimiento

de las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del

mundo. Surge como pensamiento en los ´50, dos de sus principales representantes

son Prebisch y Furtado.

El pensamiento estructuralista, en la visión de la CEPAL de los ´50, se fue articulando

justamente en torno a la crítica de la teoría tradicional del comercio internacional,

incorporando el concepto de centro-periferia. Este concepto reconoce la existencia de

diversas estructuras económicas, entre naciones e internamente. De este pensamiento

surge la necesidad y la posibilidad de poner en marcha transformaciones estructurales

favoreciendo la industrialización a través del Estado y con la contribución del capital

internacional que debía ser orientado.

Según el enfoque, en la economía mundial existirían dos grupos de países

diferenciados entre sí por sus estructuras productivas específicas. El grupo de países

periféricos, se caracteriza por la especialización (homogeneidad productiva) y una

productividad muy heterogénea. En cambio, el grupo de países centrales, se

caracteriza por tener una diversidad de actividades productivas y una productividad

homogénea. Estas diferencias se reproducen e incrementan a lo largo del tiempo

constituyendo un nuevo modo de desarrollo.

Los países centrales producían y exportaban bienes industriales, y los periféricos

materias primas. A medida que el país crece, sustituye importaciones de algunos

bienes industriales, pero las importaciones de bienes de capital aumentan cada vez

más, provocando el déficit de balanza comercial de manufacturas industriales. Esta

posición llevó a la Cepal a apoyar los intentos estatales de la posguerra.

El proceso de aumento del rol del Estado en la economía se dio también en algunos

países subdesarrollados, sólo que, la industrialización nunca logró los niveles de los

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población, así es que el nivel de vida alcanzado fue menor. Si bien aumenta la

demanda de personal en el sector manufacturero y en otras actividades modernas, ella

no alcanza para ocupar a muchas personas que son excluidas del mundo de trabajo

formal.

4. La mejora de las instituciones

El debate “Estado versus Mercado” siguió en los ’70. Por entonces se habían hecho

fuertes otros economistas de origen neoclásico, llamados monetaristas, quienes

aseguraban que el Estado era siempre un problema. Éstos ganaron mayor popularidad

aún en los años ‘70, cuando el “Estado Benefactor” entra en crisis. Milton Friedman

atribuye los desequilibrios a una intervención desmesurada del gobierno en la

economía, que finalmente lo obliga a emitir moneda. Según este enfoque, cuantos más

papeles existan para representar la misma riqueza, cada papel valdrá menos. Así

explican la inflación. Defendía el libre mercado y la libertad individual, destacando las

falencias de la intervención del Estado, entre ellas las restricciones a las políticas

monetarias que, según él, habían terminado por generar las mayores crisis

económicas de la historia.

El debate se profundiza con la crisis de los ’70, la inflación mundial aumentó

notablemente, los países industrializados debieron ajustar el consumo y la inversión, el

crecimiento anual bajó a niveles insospechados. Se atribuye todo a la crisis fiscal del

Estado.

Surgen entonces nuevas teorías entre ellas, el neoinstitucionalismo que plantea que

un agente racional se puede comportar colectivamente generando instituciones

(organizaciones, reglas, normas) que provean a un menor costo la información y la

certeza que el mercado imperfecto, por las fallas que presenta no puede brindar

(porque hay monopolio; antes la presencia de problemas de información asimétrica,

selección adversa y riesgo moral; mercados segmentados, etc.). Sus principales

exponentes son North y Williamson quienes dicen que las instituciones emergen

entonces cuando los mecanismo de mercado fallan, asegurando una solución

colectiva, la eficiencia y lo beneficios del intercambio. Por ejemplo, instituciones como

un consorcio para una licitación o una sociedad de garantías recíprocas entre PyMES

son instituciones que resuelven las fallas de mercado y permiten acceder a una

licitación a una pequeña y mediana empresa con dificultades para acceder al mercado

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financiamiento con una tasa de interés inferior. Pero, si los costos de armar el

consorcio son más altos que la tasa de interés a la que accederían individualmente o

superiores a los costos por no participar de la licitación, es evidente que para esta

teoría, el consorcio o la sociedad de garantías no van a existir.

El Estado debe asegurar las condiciones de eficiencia y las metas de equidad

decididas, pero respetando las condiciones de competencia, las cuales, así se

transforman en un bien público fundamental. La descentralización se ve, como un

modo de gerencia eficiente y de responsabilización de los actores en las áreas que

siguen siendo responsabilidad del Estado. La descentralización mejoraría la relación

de la gente y los gobiernos, una opción que ofrecía alguna similitud con el libre

mercado, produciendo “compradores” (ciudadanos) y “vendedores” (autoridades

descentralizadas), mejorando la eficiencia. Así, la descentralización del aparato estatal

abriría el camino para la reforma administrativa, por la cual los poderes y los recursos

pasaban desde los niveles centrales a los locales y así la dependencia de los

gobiernos locales decrecería para emprender un proceso de desarrollo. Este proceso

solo podía llevarse a cabo con la desregulación de la actividad económica, bajo la

premisa de que era necesario dejar actuar libremente al mercado en la asignación de

recursos.

5. Desarrollo y capital social. Putman

El neo-institucionalismo es clave para comprender la idea del capital social, un

concepto que ha cobrado gran importancia académica y en las políticas de desarrollo,

en los últimos años. Se trata de utilizar el acervo de valores, o de reciprocidad, de

solidaridad colectiva o de confianza, como un factor de desarrollo. Es Putnam en

1993, el pionero en usar el término de “capital social” del modo en que se utiliza

actualmente, retomando la preocupación alrededor del vínculo entre el desarrollo

económico y las relaciones interpersonales. La tesis central era que cuando existen

redes densas de interacción social, se reducen los incentivos para el oportunismo y la

corrupción, esas redes se convierten en un factor clave para comprender el desarrollo

(Belussi, 1997).

Este autor define originalmente al capital social dentro de un concepto más general (la

cultura cívica) incluyendo elementos como la confianza, las normas de convivencia, los

valores, las instituciones, las redes de asociacionismo, que mejoran la eficiencia de la

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Se valoran las redes sociales horizontales que vinculan a los individuos dotados del

mismo estatus y del mismo poder, ya que ellas son las que favorecen la confianza, la

cooperación y el desarrollo. Las redes verticales caracterizadas por relaciones

asimétricas no producen los mismos efectos sociales. Para evitar malos entendidos, se

excluyen los modelos asociativos primarios vinculados a lazos de sangre o a la

tradición, también los modelos asociativos terciarios, con objetivos fijos y afiliación

variable. Sólo son válidas las asociaciones secundarias o cívicas en las cuales sus

miembros han tenido una fácil adhesión y esperan que los intereses sean duraderos.

La existencia de capital social genera círculos virtuosos que tienen como resultado,

equilibrios sociales con altos niveles de bienestar colectivo (Degli Antoni, 2000). Si hay

una ausencia de este acervo, se propone generar una cadena de transmisión, proceso

que permite aumentar la confianza existente a través del trabajo de individuos que

gozan de ella en una sociedad determinada. Aparecen los “difusores de confianza”,

que pueden formar parte del Estado o de otras instituciones y tienen como meta

favorecer la comunicación entre grupos sociales y culturales diversos.

6. Desarrollo y conocimiento

En el contexto de los años ´70 al que venimos haciendo referencia, caracterizado por

la crisis del Estado surgen enfoques que caracterizan la crisis de los ´70 como “el

pasaje del fordismo al posfordismo”. En general, definen, cuatro etapas:

a. Concurrencial

La economía se desarrollaba con un sistema de ajuste muy libre de mercado de las

cantidades producidas en las diversas ramas; los precios, a su vez eran reactivos a la

demanda. Los salarios seguían los movimientos de precios (nunca muy altos),

asegurando la estabilidad del salario real. Este modo de regulación se adecuaba bien

al régimen de acumulación intensivo de la época.

b. Taylorismo

En los años ´20, sobre esta forma de competencia, se generaliza una nueva forma de

organización del trabajo: el taylorismo. Suponiendo siempre la existencia del libre

comercio, en esta forma de organización aparecen las industrias (es decir, el

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organizadas a partir de un proceso de trabajo aún más intensivo y una cultura

industrial hasta ese momento inexistente. La productividad creció de tal forma que

terminó provocando una crisis inédita

c. Fordismo

En la práctica, el fordismo que sobrevino al taylorismo, es el régimen que logró

solucionar ese problema de la demanda, a partir de una distribución más equitativa de

los aumentos de la productividad que se estaban produciendo. La mecanización de

tipo fordista es la cristalización del “saber hacer retribuido” antiguamente capturado por

el taylorismo pero limitadamente, con el agregado de un acuerdo laboral diverso que

aseguraba el consumo de los bienes producidos. Los acuerdos obrero- empresariales

del fordismo permitían asociar aumentos de salarios a aumentos de productividad.

Concomitantemente aumenta el poder sindical y aparece la contratación colectiva. Es

la etapa de mayor expansión del Estado de Bienestar que contenía el esquema

fordista con la política económica; las políticas keynesianas de demanda funcionaban

perfectamente.

d. Posfordismo

La resolución de la crisis del fordismo implicó fundamentalmente la búsqueda de

flexibilidad, pero también vimos que con flexibilidad, las firmas sólo resuelven

parcialmente el problema de la disminución de la productividad: el post-fordismo

significa además el aumento de la participación a los empleados, incluye un modelo de

involucramiento. En la búsqueda de flexibilidad, una de las claves de las estrategias

empresariales ha sido la descentralización en la cadena de valor, a través de la cual,

las firmas que detentan el “core” del negocio, terciarizan una parte de la producción

-incluso a nivel internacional- por eso, se puede entender este proceso como un nuevo

momento de la división social del trabajo. Claro que en la subcontratación, la firma

principal puede dejar de producir directamente aquellas partes de alta complejidad en

las que no se ha especializado y establecer con algún subcontratista, relaciones

no-jerárquicas de colaboración, pero en la mayoría de los casos, lo que se descentraliza

son las partes simples, en empresas de segundo nivel, a las que se presiona para

obtener el precio más barato y el plazo de entrega mas corto.

El otro eje, entonces, es la búsqueda de involucramiento en los procesos complejos, lo

que llevó en las empresas y en las relaciones inter-firmas, a nuevas formas

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“saber hacer”, intercambio de conocimientos. Dentro de la planta, en los lugares

claves, pasa a ocupar un lugar central la profesionalización, esto significa ante todo la

reunión de las funciones gerenciales y de trabajo directo.

Dentro del proceso descripto, tal vez como su consecuencia, se produce un fenomenal

cambio tecnológico en el que las tecnologías de información y comunicaciones son

fundamentales. En este contexto es central la producción de conocimiento y las redes,

sólo que éstos no son como en el evolucionismo variables explicativas sino explicadas.

Este punto ha sido tratado por los evolucionistas, los cuales retoman los aportes de

Schumpeter, quién formuló una teoría explicativa del desarrollo tecnológico endógeno,

generado por las firmas para superar a sus rivales. Este proceso innovativo es un

mecanismo interno que guía la competencia y el crecimiento económico.

El conocimiento es un proceso social que, si circula, puede crecer, haciendo de las

redes un as-pecto fundamental de este proceso, caracterizado principalmente por un

extraordinario cambio tecnológico en el que las tecnologías de información y

comunicaciones son esenciales. El elemento básico es la re interpretación del rol del

conocimiento a partir del enfoque de sistemas: el recurso fundamental de la economía

moderna es el conocimiento y, en consonancia, el proceso más importante es el

aprendizaje; el conocimiento es un proceso social: crece, si circula; las redes, son

centrales. Las firmas se valen de los conocimientos acumulados, el aprendizaje

tecnológico a partir de la propia experiencia cotidiana (que genera una cierta

capacidad endógena y diversas estrategias, productivas y tecnológicas).

La idea de desarrollo del evolucionismo entonces va a estar asociados a los

diferenciales innovativos. En ese sentido será fundamental el concepto de Sistema

Nacional de Innovación (SNI), la estructura institucional de la economía que determina

un patrón de incentivos que definen los intereses de los actores y sus

comportamientos en el proceso innovativo. En ese sentido, el Estado tiene que realizar

una intervención planeada y estratégica para remover obstáculos que impidan el

desarrollo del nuevo paradigma tecno-industrial. Se incluyen políticas del lado de la

oferta en educación, de estimulo a la investigación, una nueva relación de la industria

con la universidad, programas para desarrollar telecomunicaciones, para trabajos en

red, apoyo para el aprendizaje y la adaptación del las nuevas culturas

organizacionales. El objetivo final es generar condiciones para la construcción de un

Sistema Nacional de Innovación que sirva de contexto para que las firmas hagan su

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desarrollo de los mecanismos de cooperación interfirmas y a estimular los procesos de

aprendizaje.

7. Desarrollo humano y desarrollo sostenible

En paralelo a las teorías que surgen en los ´70 aparecen nuevas posiciones relativas

al desarrollo. Uno de los enfoques más difundidos es el del desarrollo humano, tal vez

por la influencia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El enfoque se basa en una serie de factores que deben verificarse para que los países

crezcan en el marco de pautas claras, sustentables, de producción y consumo, y la

erradicación de la pobreza en un contexto institucional democrático con un Estado

responsable.

El desarrollo humano significa un paradigma para el progreso. No implica sólo un

conjunto de medidas políticas implementadas, sino que también dicho paradigma

“entiende que la ampliación de las oportunidades vitales debe producirse a través de la

participación de la persona en su comunidad y del desarrollo de sus capacidades

endógenas”.

La participación no es sólo un insumo que permite ampliar las oportunidades de las

personas, sino también un resultado al cual debe aspirar toda comunidad. Se

incorporan a la noción de desarrollo, otros conceptos: democratización, calidad de

vida, protección del ambiente, una visión más integradora y profunda de los problemas

sociales. El PNUD también tiene entre sus objetivos de trabajo el tema del desarrollo

sostenible, para el cual la energía y el medio ambiente son indispensables. Sostiene

que los sectores más desfavorecidos se ven afectados en forma desproporcionada por

el deterioro del medio ambiente y la falta de acceso a servicios energéticos así como al

agua potable. Estos problemas son también mundiales, puesto que el cambio

climático, la disminución de la diversidad biológica y el problema en la capa de ozono

no pueden ser resueltos por las naciones individualmente. De este punto nos

ocupamos en los próximos párrafos.

Alrededor de este punto de vista, el PNUD coordina sus actividades con agencias y

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elabora anualmente el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano, cuya propuesta es

medir el Índice de Desarrollo Humano (IDH). En concreto, la medición del IDH se basa

en tres elementos: la longevidad (la posibilidad de que el individuo pueda disfrutar de

una vida prolonga-da y saludable); el nivel de conocimientos (la posibilidad de adquirir

conocimientos que potencien las capacidades de las personas); el nivel decente de

vida (la posibilidad de disponer de los recursos materiales necesarios para desarrollar

las oportunidades de las personas en su comunidad).

El desarrollo sostenible puede ser definido como “el desarrollo que satisface las

necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las

generaciones futuras, para satisfacer sus propias necesidades” (Comisión Mundial del

Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988). Pero hagamos un poco de historia. A partir de

los años ´70 comienza a ser central el problema ambiental. En la misma línea del

concepto de desarrollo humano y con el mismo nivel analítico, la Organización de las

Naciones Unidas por esa época, alertaba sobre el agotamiento de los recursos

naturales.

En 1972, aparece el Informe Meadows realizado por el M.I.T. (Instituto Tecnológico de

Massachusetts), a pedido del Club de Roma7, que planteaba que la protección del

ambiente y las altas tasas de crecimiento económico eran incompatibles.

La propuesta es de crecimiento cero. Un planteo acerca del carácter finito de nuestro

planeta, independientemente de la injusta distribución de recursos que pueda sufrir la

humanidad.

En el Informe se demostraba que la actual tendencia del mundo llevaba

inevitablemente a un colapso que debería producirse antes de un siglo, provocado

principalmente por el agotamiento de los recursos naturales. Es decir: el crecimiento

económico indiscriminado comporta necesariamente la reducción de los recursos no

renovables.

Un poco antes, en 1969, James Lovelock, químico británico, investigador de la NASA,

había pro-puesto la hipótesis Gaia, según la cual, la Tierra altera la composición de su

atmósfera para compensar efectos físicos que podrían resultar perjudiciales para la

vida en el planeta. Este enfoque, publicado finalmente el mismo año que el Informe

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Pero es hacia fines de los años ´80 que hay un cambio en la concepción de la relación

entre desarrollo y medio ambiente y comienza a hablarse de desarrollo sostenible. La

ONU vuelve a ser clave en esta postura: es fundamental lograr que las acciones del

presente no comprometan los recursos en el futuro y la forma en que se administran el

medio ambiente y los recursos naturales debe orientarse en ese sentido, buscando

integrar las dimensiones de medio ambiente y energía en las estrategias de reducción

de la pobreza y en los marcos nacionales de desarrollo. Además se debe fortalecer el

papel de las comunidades, de las mujeres y jóvenes, y de los grupos más vulnerables

para promover el desarrollo sostenible.

En estos últimos años, también la OCDE (Organización para la Cooperación y el

Desarrollo Económico) ha sido un actor clave de esta posición ya que en sus

recomendaciones aparece la necesidad de realizar profundos cambios y nuevas

formas de trabajo en el ámbito económico, social y político. Dicha estrategia

comprende también la necesidad de promover el crecimiento de los países en vías de

desarrollo para que en el largo plazo, puedan mantener o incrementar su riqueza neta

(incluido el capital natural y humano).

8. La Cepal, y Rodrick

El debate sobre el desarrollo luego de los ´70 al que venimos haciendo referencia,

tiene en América Latina nuevamente a la CEPAL como centro, pero ya en una versión

diversa. A partir de la crisis internacional de 1973-1974 y en paralelo con el

achicamiento del espacio político estatal y el aumento del autoritarismo, la CEPAL

empieza a dar mayor trascendencia al equilibrio macroeconómico. Cobran importancia

las problemáticas relativas al endeudamiento y la restricción externa.

Con la mirada puesta en la necesidad de lograr balances comerciales positivos, se

discutían los “estilos de desarrollo” con especial énfasis en la orientación pro

exportadora y la inspiración de Corea. Aunque este aspecto le pone un tono optimista

al planteo, hay otros temas como la necesidad de buscar una mayor homogeneidad

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En 1983, Fernando Fajnzylber en su libro “La industrialización trunca de América Latina”, realiza un análisis del proceso de desarrollo latinoamericano y propone una

nueva industrialización inspirada en el modelo coreano.

Este modelo, según el autor, se orienta básicamente a la conjunción de políticas

sustitutivas de importaciones y promoción agresiva de las exportaciones, a partir de

una importante intervención del Estado como planificador, conductor y promotor del

desarrollo, por medio de una variada gama de herramientas de políticas económicas,

comerciales, fiscales, crediticias y administrativas. En dicho libro se resalta que Corea

dio un fuerte impulso al desarrollo tecnológico endógeno y a la formación de recursos

humanos a través de su sistema educativo y de capacitación laboral integrada a la

política industrial.

Se resalta que al principio del proceso se haya restringido la inversión extranjera

directa, subordinado el sistema financiero a la estrategia de industrialización y logrado

un increíble crecimiento. El modelo pasó a ser el ejemplo a seguir.

Pero a mediados de los años ´80, el planteo de la CEPAL vira hacia reconocer las

crisis fiscales de los estados latinoamericanos y el alto endeudamiento, así como la

existencia de precios de ciertos bienes y servicios poco competitivos que se habían

generado como consecuencia de la alta protección a ciertas industrias. En los

documentos se propone reducir el gasto público y aumentar la presión impositiva para

lograr un equilibrio fiscal permanente, y al mismo tiempo abrir gradualmente la

economía, reducir la emisión de moneda para contener los precios y eliminar las

distorsiones.

Con el correr del tiempo, se empieza a prestar más atención a la coyuntura, se

abordan los desafíos de la estabilización, al tiempo que se renueva el enfoque de la

industrialización y la equidad, pero a partir del concepto de competitividad y cuidando

fundamentalmente la disciplina fiscal.

A fines de los ´80 aparece el documento “La transformación productiva con equidad”.

Dicho documento propone políticas para seguir con el legado proindustrialista y así

superar el tipo de limitaciones que afectan a los países de la región, sobre todo, la

producción poco compleja, la falta de innovación tecnológica, la pobreza. La propuesta

gira en torno a dos puntos principales: la transformación del Estado, para hacerlo más

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activas, a partir de una nueva mirada hacia las economías abiertas, mediante la

temática evolucionista (Hounie y otros, 1999).

Ambas cuestiones, la reforma del Estado y las políticas procompetitivas, requieren que

las instituciones mejoren. Las soluciones propuestas giran alrededor del

fortalecimiento de la mesoeconomía, entendida como el conjunto que engloba al

Estado y a los actores sociales, la red de relaciones con su soporte jurídico y político

que explica la capacidad de regulación y conducción y las capacidades de consenso

entre los actores sociales, tal como surgía del planteo neoinstitucionalista.

Hacia mediados de la década del ´90, la CEPAL valora positivamente el primer

impacto de la afluencia de capitales como una de las causas de la reactivación de las

economías y considera importante la baja obtenida en la tasa de interés externa y, por

ende, de los servicios de la deuda. Pero algunos documentos comienzan a plantear

que el crecimiento de la región era sólo moderado y poco satisfactorio en cuanto al

progreso técnico y a la superación de atrasos sociales (Rosenthal, 1996). En el año

2000, la CEPAL evalúa la controvertida década del ‘90 en el documento “Equidad, desarrollo y ciudadanía”, en el que plantea la necesidad de abordar, en forma integral

un nuevo enfoque de la estabilidad macroeconómica, a partir de la revalorización de

las estrategias de desarrollo productivo, el mejoramiento de los encadenamientos

entre desarrollo económico y social y el fortalecimiento de la ciudadanía. En otro

documento del 2004, la institución hace una evaluación oficial de los cambios

mundiales y de las reformas de los ´90, asumiendo que la globalización genera

oportunidades pero también riesgos, que en definitiva no hay que marginarse del

proceso y aprovechar sus oportunidades.

Aunque a partir de este análisis, la CEPAL entiende que el aumento de la

heterogeneidad estructural genera riesgos altos para los países que no están

preparados para competir, considera que el resultado final dependerá de las

estrategias nacionales y regionales ya mencionadas: políticas activas, apoyo al

entramado productivo y la innovación, apertura gradual, etc. En este sentido, se cree

que desde los ´80, pero fundamentalmente en los ´90, América Latina y el Caribe han

apostado a la integración en la economía global, que se deben valorar algunos logros

que fueron muy importantes e identificar rezagos. Si el logro era fundamentalmente el

(18)

En paralelo, el economista Dani Rodrik, de gran influencia, planteaba problemáticas

similares. Este profesor de economía política internacional en la John F. Kennedy

School of Government, Harvard University, estudia con especial interés temas de

economía internacional, desarrollo económico y economía política.

La hipótesis central de Rodrik es que la integración internacional de los mercados

presiona a las sociedades a sumarse a esa corriente, modificando sus prácticas

tradicionales y volviéndose muchas veces más combativas.

De este modo, la globalización fragmenta a la sociedad entre los grupos que pueden

adaptarse y los que no.

La propuesta central es compatibilizar la globalización con la estabilidad social y la

política interna de cada nación, es decir, conjugar las prácticas importadas con las

innovaciones institucionales domésticas. Es una combinación de las posibilidades que

ofrecen los mercados mundiales con una estrategia de crecimiento que moviliza la

capacidad y competencia de las instituciones e inversores locales. En otras palabras,

se trata para Rodrik de superar las limitaciones institucionales domésticas

prevalecientes a partir de un plan de crecimiento local.

Este autor expresa que los países centrales operan este equilibrio más

inteligentemente. Por eso, para insertarse en el mundo, deben cumplirse una lista de

requisitos de admisión, que van desde leyes de patentes a normas bancarias. El

problema es que esos requisitos de admisión no están en general en sintonía con los

principios económicos ni con las prioridades del desarrollo. Si uno observa los

acuerdos internacionales, las normas de comercio, el sistema bancario, es fácil darse

cuenta que la globalización no es un sistema de libre flujo de bienes, factores,

servicios y capitales, sino un sistema claramente estructurado. Rodrik apunta que este

sistema muchas veces no ha sido diseñado en función del desarrollo, pero al mismo

tiempo, que las elites de los países menos desarrollados no han tenido una estrategia

para adaptarse.

En todos los países que han avanzado internacionalmente, la liberalización comercial

fue un proceso gradual, durante décadas. La gran liberalización de importaciones no

tuvo lugar hasta después de la transición al alto crecimiento. En otras palabras, los

países centrales han desarrollado sus políticas en la medida de sus necesidades. Han

abierto su economía una vez que se sintieron fuertes como para competir con el

(19)

El ejemplo a seguir, como en la CEPAL de los `80s es el de Corea, que se benefició

enormemente de su integración progresiva a la economía mundial. Para Rodrik, Corea

aprovechó sus niveles altos de capital humano y una buena distribución del ingreso,

estructura que generó las condiciones necesarias para que la intervención del

gobierno estimulara la inversión y condujera al crecimiento permanente. Su situación

se debe a una manera no ortodoxa de liberalización del comercio y la inversión, es

decir, una manera gradual, secuencial y luego de un período de alto crecimiento.

Aunque en ese proceso se beneficiaron definitivamente de su integración progresiva a

la economía mundial, la forma en que lo hicieron poco se parece a las recetas de la

apertura rápida y total. El problema es que este discurso de la integración global se ha

convertido en un sustituto de la estrategia de desarrollo. El error parece estar en la

dirigencia de los países subdesarrollados que no ha visto cuál era la estrategia.

9. El desarrollo local

El enfoque de los sistemas locales tiene diversas fuentes, aquí veremos

resumidamente el modelo italiano a partir del concepto de distrito industrial, definido

como una unidad socio-territorial en el que la comunidad y las empresas tienden a

interpenetrarse generándose un mix de cooperación y competición que constituye un

proceso único. Se hace hincapié en la innovación como proceso de conocimiento y

cooperación territorialmente radicado (Trigilia, 1999). El gobierno local dinamiza estos

procesos.

El territorio se configura en la economía del conocimiento como premisa y resultado de

las dinámicas de aprendizaje localizado. Los actores no son considerados pasivos,

constituyen una fuerza intencional. Una región deja de ser vista como poseedora de

ventajas iniciales sobre otras regiones , en cada sociedad hay recursos que en general

no son considerados, el punto es cómo cada pueblo los identifica y aprovecha. Incluso

en la globalización, el distrito representa un ambiente recíprocamente favorable para

muchas empresas chicas, implicadas en relaciones externas (incluso diversas), la

cuestión gira en torno a lograr una mayor especialización, maximizar los aportes

originales y no repetitivos, lo suficiente flexibles y creativos como para comandar

proyectos competitivos, a partir de personas que habitan en el mismo lugar o que

viven en lugares diferentes, pero que logran formar parte de contextos comunes.

Este enfoque influyó mucho en América Latina, aquí se verá el planteo del Instituto

(20)

especializada de la CEPAL en esta problemática). Se considera el desarrollo territorial

en un contexto de economía de mercado, apertura externa y descentralización, se

trata fundamentalmente de una estrategia para lograr el perfeccionamiento del

territorio (como un sistema físico y social complejo, dinámico, delimitado y compuesto

de subsistemas) y de la sociedad (en relación con la identidad y la cultura).

Se parte de la base de que en la economía globalizada, el sistema productivo mundial

esta compuesto por actividades heterogéneas, en las que tienen un lugar central la

micro, pequeña y mediana empresa (Alburquerque, 1997). La eficiencia productiva es

analizada como un problema de redes y relaciones en el cluster, por eso la escala de

análisis del tejido productivo es esencialmente el territorio, es allí donde las empresas

cooperan, se informan, innovan, y compiten, en una lógica que los diferencia del

contexto mundial que los presiona con sus productos. Los ejes estratégicos en el

desarrollo local son fundamentalmente crear en cada territorio “entornos innovadores”

capaces de encarar con eficiencia los retos del cambio estructura

El eje de esa estrategia es aprovechar la flexibilidad y el dinamismo que da la

descentralización para desarrollar la competitividad a nivel local, aprovechar

dinámicamente la nueva autonomía de una sociedad civil que es descripta en el

documento mencionado, con un nivel de idealización llamativo.

El gobierno regional pasa a ser conductor y animador. La primera función se refiere a

un proceso sistemático de negociaciones, la segunda consiste en generar una re

circulación estructurada de la información que impulse emprendimientos dinámicos. El

éxito en esta escala depende de la capacidad endógena y ésta de una diversidad de

elementos: conocimiento, calificación de los recursos humanos, capital disponible y,

(21)

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