• No se han encontrado resultados

Ordenación de un pinar comunal en Asturias

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2020

Share "Ordenación de un pinar comunal en Asturias"

Copied!
5
0
0

Texto completo

(1)

ORDENACIÓN DE UN PINAR COMUNAL EN ASTURIAS

Julio Antonio Sanmartino Rodríguez y Guillermo Riesco Muñoz

Escuela Politécnica Superior de Lugo (Universidad de Santiago de Compostela). Departamento de Enxeñería Agroforestal. Campus Universitario s/n. 27002-LUGO (España). Correo electrónico: riescomu@lugo.usc.es

Resumen

Se propone la ordenación forestal de un monte que presenta tres especies de coníferas: Pinus sylvestris, que ocupa un 70 por ciento de la superficie total arbolada, Pinus pinaster, que ocupa el 23 por ciento y Pinus radiata, que ocupa el 4 por ciento, con crecimientos inferiores a los esperados. Se busca la máxima producción maderera para unas especies de pino que han generado una producción media-baja en un lugar con condiciones favorables de estación. Los principales condicionantes que limitan las posibles actuaciones son: el grave riesgo estival de incendios, la gran diferencia de altitu-des (el terreno presenta una variación extrema de altitud de unos 600 metros), lo cual no permite el desarrollo deseado de la masa en algunas zonas, y la ausencia de intervenciones sobre el arbolado a las edades adecuadas. La extensión de la finca, considerable para un bosque atlántico, permite propo-ner como objetivo a largo plazo el logro del rendimiento sostenido. Así mismo, el carácter eminente-mente productor de las masas de pino existentes ha conducido a la elección de criterios de cortabilidad financieros. Finalmente, la elevada fragmentación que presenta el vuelo, debido a la coexistencia de diferentes especies, edades y calidades de estación, ha llevado a la elección del método de ordenación por rodales, como marco dasocrático en el que planificar las sucesivas intervenciones.

Palabras clave: Ordenación por rodales, Pinus, Península Ibérica

INTRODUCCIÓN

En el occidente del Principado de Asturias se extiende una masa de pinar denominada monte “Sierra de San Isidro y Penouta”, perteneciente al municipio de Boal. Las coordenadas geodési-cas extremas del monte son 43º28’25,02’’ y 43º25’47,73’’ de latitud Norte y 6º46’32,36’’ y 6º50’46,87’’ de longitud Oeste. Se trata de un monte consorciado desde 1955 y no deslindado, que no fue ordenado con anterioridad. Por ello, se ha propuesto para dicho monte un plan de ordenación, basado en un inventario forestal realizado en 2006, ajustando el plan a las direc-trices que establecen las Instrucciones Generales para la Ordenación de Montes Arbolados de

1970 (DIRECCIÓNGENERAL DEMONTES, CAZA Y

PESCAFLUVIAL, 1971).

CARACTERÍSTICAS DEL MEDIO FÍSICO

La cabida total del monte es de 487,25 ha, de las que el 84% están arboladas. A pesar de la abundancia de la cubierta arbórea, el monte está escasamente aprovechado desde el punto de vista productivo, siendo el pastoreo y la recolec-ción de hongos sus únicos aprovechamientos.

(2)

rango de altitudes permite que en el monte se den condiciones de estación adecuadas para diferentes especies arbóreas, con distinto nivel de desarrollo y sotobosque variable. La pendien-te más frecuenpendien-te se encuentra en un inpendien-tervalo del 25 al 30%. La exposición es cambiante, de umbría en la zona norte y de solana al sur.

Los suelos son del tipo ránker gris distrófico, propios de cumbres con clima frío y húmedo. Son suelos jóvenes, con perfil AC, que reposan sobre roca ácida (areniscas, granitos y esquistos). Apa-rece un ránker pardo cuando las areniscas alter-nan con sustratos arcillosos. Son suelos con buen drenaje y sin problemas para el mecanizado excepto en las cumbres, donde abunda la pedre-gosidad superficial y los afloramientos rocosos.

El clima es atlántico, con una precipitación media anual de 1.725 mm, dándose las máximas precipitaciones en otoño y las mínimas en verano, con limitación hídrica parcial en los meses estiva-les. La temperatura media anual es de 14,1ºC y la amplitud térmica es de 18,3ºC. El periodo libre de heladas se extiende a 177 días, siendo poco fre-cuentes los daños a las especies forestales por heladas tardías (CARBALLEIRAet al., 1983; RIVAS

-MARTÍNEZ, 1987). La productividad potencial

forestal se estimó en 8,9 m3.ha-1.año-1, a partir del índice de Peterson (ALLUÉ, 1990; MONTERO Y

GONZÁLEZ, 1983).

DESCRIPCIÓN DEL VUELO ARBÓREO

La vegetación actual está dominada por repoblaciones de Pinus pinaster, Pinus sylves-tris y Pinus radiata, con edades 51, 51 y 15 años respectivamente. También aparece una zona de 12,6 hectáreas débilmente poblada y constituida

por Quercus robur, Betula celtiberica y Pinus pinaster, con edades superiores a los 30 años, en terrenos abruptos a los que brindan protección. A efectos de inventario se han distinguido cinco estratos de vegetación (Tabla 1). Se observa que la especie más representada es Pinus sylvestris, que ocupa un 70% del total arbolado del monte, le sigue Pinus pinaster con un 23% y Pinus radiata representa el 4%. El estrato raso se com-pone principalmente de matorral de Ulex euro-paeus, Rubus sp. y Erica sp., aunque aparecen especies como Pteridium aquilinum, Calluna vulgaris o Daboecia cantabrica.

No se observaron problemas fitosanitarios aunque en un pinar cercano existen focos de pro-cesionaria (Thaumetopoea pityocampa). Es de destacar el grave riesgo de incendio que existe en la zona. El fuego ya afectó a la masa en el pasado. A pesar de que el mercado de la madera en el Principado de Asturias ofrece buenas expecta-tivas para la comercialización de la madera de pino, el aprovechamiento maderero de la masa ha sido inexistente y nula la aplicación de labo-res selvícolas en el pasado. No obstante, en el último decenio se han empezado a realizar podas y desbroces para favorecer el pasto y para mantener pistas y cortafuegos, con un gasto de 211.000 euros durante el quinquenio 2001-2005. Seguramente estas mejoras llegan tarde ya que las producciones no satisfacen las expectativas para una estación de calidad media-alta.

Debido a la heterogeneidad espacial que pre-sentan las masas fue necesario diferenciar estratos dentro del monte (Tabla 1) como punto de partida para la descripción del vuelo y su posterior plani-ficación. Se observa en la tabla 1 que la distinción en estratos se basó en dos criterios: especie princi-pal y edad (DÍAZ-MAROTO YRIESCO, 2001). La

Estrato Especie Edad Cabida Nº de Cabida Nº AB Volumen con Crecimiento Calidad total cantones media pies/ (m2/ha) corteza corriente de

(ha) cantón (ha) ha (m3/ha) (m3/ha/año) estación

I Ps 51 286,64 9 31,85 1150 52,6 324,6 16,2 II-IV

II Pp 51 94,30 4 23,58 0435 23,9 146,7 09,3 8-10

III Pr 15 16,81 1 16,81 0812 16,5 093,1 11,4 17

IV Qr;Bc;Pp varias 12,60 1 12,60 - - - -

-V raso - 76,90 2 38,45 - - - -

-Tabla 1. Características dasométricas principales de los estratos. Ps = Pinus sylvestris; Pp = Pinus pinaster; Pr =

(3)

posterior segregación de cantones dentro de cada estrato se efectuó buscando una clara delimitación de cada unidad inventarial a partir de los acciden-tes lineales del terreno, ya fueran artificiales (caminos, cortafuegos) o naturales (vaguadas, divisorias). La caracterización dasométrica del vuelo se ejecutó mediante un diseño de muestreo sistemático estratificado con parcelas circulares de radio 7 m con afijación proporcional en los estratos de Pinus sylvestris y Pinus radiata. Para el estrato de Pinus pinaster se escogió un mues-treo sistemático ordinario con parcelas de radio 10 m (PITA, 1973). En el estrato IV (mezcla de

fron-dosas y pino) no se consideró la ordenación con finalidad productiva debido a la importancia eco-lógica, protectora y paisajística de dichas masas. Esto, unido a la dificultad de acceso que presenta, hizo desistir de su inventario detallado.

Se determinaron las calidades de estación para Pinus sylvestris en Galicia mediante las tablas de MARTÍNEZ(2004). Para Pinus pinaster se emplearon las tablas para Galicia interior de ÁLVAREZ et al. (2000) y las de Pinus radiata para Galicia de SÁNCHEZ(2001). Para la

estima-ción de volúmenes maderables y crecimientos corrientes se emplearon las tarifas de cubicación de árbol individual del Segundo Inventario Forestal Nacional (ICONA, 1993).

Todas las especies de Pinus proceden de repoblación y forman masas homogéneas, con estructura regular y monoespecífica. Debido a la simplicidad de las masas y a pesar de la baja intensidad del inventario (en torno a una parcela de muestreo por cada 8 hectáreas, lo que supone un porcentaje de muestreo que va del 0,12% en la zona de Pinus sylvestris al 0,80% en la zona de Pinus pinaster), la precisión de los resultados fue aceptable. En concreto, se obtuvo un error de muestreo del 9,46% en área basimétrica para la masa de Pinus pinaster y un error del 8,85% para las zonas de Pinus sylvestris y Pinus radia-ta. Ambos valores son inferiores al máximo admisible (10%) que se propuso durante la fase de diseño del inventario (FREESE, 1962).

PLANIFICACIÓN

En las masas de Pinus sylvestris los creci-mientos maderables son altos (crecimiento

medio de 6,4 m3.ha-1.año-1) y se espera que, cuan-do la especie llegue a una edad próxima a la de máxima renta en especie, alcance la productivi-dad potencial teórica (8,9 m3.ha-1.año-1). La den-sidad de la masa y la calidad de estación son intermedias según las tablas de selvicultura media observada para Galicia (MARTÍNEZ, 2004). En el caso de Pinus pinaster la calidad de estación es media-baja y la densidad es inferior a la que ofrecen las tablas de producción para la especie en la Galicia interior (ÁLVAREZ et al., 2000). El crecimiento es muy bajo y, a pesar de la edad avanzada del arbolado, aún no se ha lle-gado a la edad de máxima renta en especie. A lo anterior hay que añadir que la calidad tecnológi-ca de los fustes de Pinus pinaster es muy varia-ble. Para la masa de Pinus radiata se ha encontrado que la calidad es media-baja, con un índice de sitio igual a 17 m según tablas de pro-ducción (SÁNCHEZ, 2001). Se trata de una masa muy homogénea, con densidad muy baja pero con crecimientos aceptables. Existe, así mismo, un estrato IV de regeneración natural.

Los resultados del inventario indican que Pinus pinaster es una especie que no ha ofreci-do el rendimiento esperaofreci-do y, dada su edad, procede iniciar la renovación del vuelo con una especie diferente. La nueva especie principal puede ser Pinus sylvestris, que en una fase intermedia del ciclo de producción ya ofrece resultados satisfactorios. Más interrogantes plantea la introducción progresiva de Pinus radiata para sustituir a Pinus pinaster, ante la dudosa idoneidad de Pinus radiata en las con-diciones de suelo y altitud propias de la zona. Por otra parte, reemplazar la especie Pinus pinaster supondría un cambio de especie princi-pal en buena parte de la cabida del monte, plan-teamiento poco viable ante la importante resistencia que ha mostrado la propiedad ante un futuro cambio de especies principales.

(4)

Si se aumentara la presencia de Pinus sylves-tris a costa de las otras dos especies podría plan-tearse un régimen selvícola de cortas a hecho seguidas de regeneración artificial por plantación con un esquema selvícola basado en una fuerte clara selectiva (40% del número de pies) a los 30 años de edad y una clara menos intensa (30% del número de pies) a los 45 años. El turno habría de estar en torno a 90 años aunque sería necesaria-mente variable y ajustado a las características de cada rodal, dada la variabilidad estacional que se ha encontrado para la especie y que puede mos-trarse a través de la altura dominante (Figura 1) dado que todas las masas de Pinus sylvestris son de la misma edad (CEBALLOS YRUIZ, 1979). En

los rasos se propone la repoblación con Pinus sylvestris dado que éstos ya fueron ocupados por esa especie en el pasado.

Una postura intermedia sería la de eliminar Pinus pinaster de ciertas zonas del monte (orientaciones noroeste y altitudes entre 400 y 600 m) donde los rendimientos de Pinus pinas-ter son realmente pobres. En este sentido con-viene añadir que Pinus radiata no se encuentra en estación adecuada en localizaciones similares a Pinus pinaster lo que invita a pensar que Pinus radiata no sería en general una buena opción con la que reemplazar a Pinus pinaster.

La regularidad de las masas, la mezcla de especies así como la variedad de estaciones aso-ciada al rango altitudinal aconsejaron la planifica-ción de actuaciones a medio plazo según el método de ordenación por rodales (GONZÁLEZet

al., 2006; MACKAY, 1949). Como ya se ha indica-do, cada estrato se dividió en cantones dentro de los que no había diferencias de especie ni de edad. No se apreciaron variaciones destacables de densidad (medida como número de pies por hec-tárea) ni de espesura (medida como área basimé-trica) dentro de cada cantón. Por ello, el criterio para constituir rodales habría de sustentarse en diferencias de calidad de estación en cada cantón. La heterogeneidad interna de los cantones en cuanto a índice de sitio no está asociada a un patrón territorial claro, por lo que no procede la división en rodales. Por ello, debería decirse que la presente ordenación se efectuó por el método de ordenación por cantones (MADRIGAL, 2003).

BIBLIOGRAFÍA

ALLUEANDRADE, J.L.; 1990. Atlas Fitoclimático

de España. Taxonomías. INIA-MAPA.

Madrid.

ÁLVAREZ GONZÁLEZ, J.G.; RODRÍGUEZ

SOALLEIRO, R. Y VEGAALONSO, G.; 2000. Elaboración de un modelo dinámico de cre-cimiento para Pinus pinaster en Galicia, Inv. Agrar.: Sist. Rec. For. 8(2): 319-334. CARBALLEIRA, A.; DEVESA, C.; RETUERTO, R.;

SANTILLÁN, E. Y UCIEDA, F.; 1983. Bioclimatología de Galicia. Fundación Pedro Barrié de la Maza. La Coruña. CEBALLOS, L. YRUIZDELATORRE, J.; 1979.

Árbo-les y arbustos de España peninsular. Sección

Figura 1. Variación de la altura dominante entre parcelas de igual edad para cada especie como estimación de la

hete-rogeneidad de la estación. Pinus pinaster (51 años); Pinus sylvestris (51 años); Pinus radiata (15 años) 0

2 4 6 8 10 12

12 13 14 15 16 17 18 19

Altura dom ina nte (m )

Número de parcelas de muestreo

Pinus pinaste r Pinus sylvestris

(5)

de Publicaciones de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Madrid. DÍAZ-MAROTOHIDALGO, I.J. YRIESCO MUÑOZ,

G.; 2001. Inventario forestal (2ª ed.). Escuela Politécnica Superior. Lugo. DIRECCIÓNGENERAL DEMONTES, CAZA YPESCA

FLUVIAL; 1971. Instrucciones Generales para la Ordenación de Montes Arbolados. Ministerio de Agricultura. Madrid.

FREESE, F.; 1962. Elementary forest sampling. USDA. Washington.

GONZÁLEZMOLINA, J.M.; PIQUÉNICOLAU, M. Y

VERICATGRAU, P.; 2006. Manual de ordena-ción por rodales: gestión multifuncional de los espacios forestales. Centre Tecnológic Forestal de Catalunya. Solsona.

ICONA; 1993. Segundo Inventario Forestal Nacio-nal 1986-1995: Asturias. ICONA. Madrid. MACKAY, E.; 1949. Fundamentos y Métodos de

la Ordenación de Montes. Segunda Parte. Publicaciones de la Escuela de Ingenieros de Montes. Madrid.

MADRIGALCOLLAZO, A.; 2003. Ordenación de montes arbolados (2ª ed.). Organismo

Autónomo Parques Nacionales. Ministerio de Medio Ambiente. DGCONA. Madrid. MARTÍNEZ CHAMORRO, E.; 2004. Estudio del

crecimiento, producción y gestión de las masas de Pinus sylvestris L. en Galicia. Tesis Doctoral. Universidad de Santiago de Compostela. Lugo.

MONTERO DE BURGOS, J.L. Y GONZÁLEZ

REBOLLAR, J.L.; 1983. Diagramas bioclimá-ticos. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Servicio de Publicaciones Agrarias. Madrid.

PITACARPENTER, P.A.; 1973. El Inventario en la Ordenación de Montes. Ministerio de Agricultura-INIA. Madrid.

RIVAS-MARTÍNEZ, S.; 1987. Memoria del mapa de series de vegetación de España (1:400.000). Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. ICONA. Madrid. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, F.; 2001. Estudio de la

Referencias

Documento similar

Se evalúa el impacto de la erosión y escorrentía en diferentes tipos de uso del suelo (TUS): agrícola (olivar, almendro y cereal), bosque (Pinus halepensis y Pinus

La clave está en el hombre, en su actitud (recordemos de paso a Aris tóteles, y a algunos lingüistas, como Richards, para los cuales la literatura es productora de

trañables para él: el campo, la vida del labriego, otra vez el tiempo, insinuando ahora una novedad: la distinción del tiempo pleno, el tiempo-vida, y el tiempo

6 José Carlos Rovira, en su estudio Léxico y creación poética en Miguel Hernández, expone lo que para él simboliza la figura del rayo: “El poeta es rayo que no cesa,

Necessary and su fficient conditions for their existence in an approximate dynamics of order k are obtained and we give explicit expressions of these equilibria, use- ful for the

Entre nosotros anda un escritor de cosas de filología, paisano de Costa, que no deja de tener ingenio y garbo; pero cuyas obras tienen de todo menos de ciencia, y aun

o Si dispone en su establecimiento de alguna silla de ruedas Jazz S50 o 708D cuyo nº de serie figura en el anexo 1 de esta nota informativa, consulte la nota de aviso de la

El quincenario de los frailes de Filipinas, condena para el Archipiélago los propósitos de nivelación jurídica que para todo territorio español, peninsular o ultramarino, se