CEREBRO, MENTE, CONCIENCIA Y LA INFLUENCIA DE SATANAS SOBRE ELLAS
Todos nosotros conocemos de lo que satanás es capaz de hacer con tal de destruir al creyente. Las áreas del individuo que ataca son variadas, aunque hay una que es común en todos: “la mente”.
Vamos a sumergirnos un poco en ésta cuestión, y así tener un poco más de claridad.
Dentro de la cabeza del ser humano podemos distinguir tres áreas:
Cerebro
Mente
Conciencia
La primera es visible, mientras que las dos siguientes son invisibles, pero sabemos que están allí, dentro del cerebro, aunque habitualmente por desconocimiento o comodidad, se suelen emplear como sinónimos.
El cerebro es el soporte físico a través del cual se objetivan las funciones de la mente, y se expresan, según los casos, diferentes grados y profundidades de conciencia.
La mente es la capacidad de pensar, razonar, ordenar ideas, crear relaciones entre ellas, concebir cosas, ver con y más allá de los sentimientos.
Ahora bien, el diablo dirige sus “misiles” a la mente del individuo. ¿por qué?
Porque allí precisamente reside la capacidad de pensar, razonar, ordenar ideas, concebir cosas…. y porque sabe que también allí vive nuestro Dios.
Alguno recuerda cómo era antes de conocer a Cristo?. Miren lo que le dice Pablo a los colosenses:
“Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado”
(Colosenses 1:21) Y también lo que le dice a Tito:
“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están
corrompidas.” (Tito 1:15)
Qué claro está entonces, la razón por la cual el diablo ataca ésa área del creyente. Ejemplos en la Biblia tenemos a raudales, tan sólo tomemos algunos para ejemplificar aún más ésta cuestión:
Abel y Caín.
José y sus hermanos
La torre de Babel
David y Urías
Herodes y la hija de Herodías
Y así podríamos seguir un buen rato haciendo muchas más menciones, y en todos vemos que la mente ocupada por satanás lleva solamente a la destrucción del ser humano.
En el otro lado, o más bien, en las antípodas, lo tenemos a nuestro Dios y su relación con la mente del creyente.
“Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” (Jeremías 17:10) Y escudriña no solamente la mente, sino que también prueba el corazón.
Dios quiere todo de nosotros:
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”
(Marcos 12:30)
Y también lo podemos apreciar en la promesa hecha al pueblo de Israel para los últimos tiempos:
“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y
yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Jeremías 31:33) Podemos decir entonces, que el trabajo que realiza Dios en el creyente, es integral, no dejando ninguna zona sin resguardo. Y así como guarda a su pueblo y lo ama, también es severo con aquellos que no quieren andar en sus caminos. (Romanos 1: 28)
“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;”
Otro ejemplo, es el de Nabucodonosor en Daniel 5:21
“Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada.
Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el
reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.”
Tambien es cierto que por ser humanos somos 100% falibles, por consiguiente, el pecado siempre vá a estar frente a nosotros. Pablo le decía a los romanos:
“ Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que
me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.”
(Romanos 7: 22-23)
He aquí la eterna dualidad de la naturaleza humana. Más adelante, en el capítulo 8, se refiere a los creyentes carnales y dice:
“Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.” (Romanos 8:7) Leamos éste mismo versículo en la versión N.V.I.
Y una cosa más, Pablo le habla a través de sus cartas a los creyentes en Efeso y les hace una advertencia:
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;” (Efesios 4:17-18) Ahora bien, hasta aquí vimos la relación del diablo con la mente del creyente, pasemos ahora a ver ésa misma relación pero con la conciencia.
¿qué es la conciencia en el ser humano?
La conciencia es el amplio campo de acción en el que se mueve la mente, aunque también intervienen las impresiones y percepciones físicas, las emociones, las intuiciones, y el mundo de la imaginación. Es todo un universo que se apoya en la materia, pero se amplía hasta planos inconcebibles.
En otras palabras, es el encargado de llevar a cabo los pensamientos ideados en la mente, tantos buenos como malos. Quién de nosotros no imaginó alguna vez verse a sí mismo, ver su cabeza y a un lado un angelito, diciéndole que lo que está por hacer está mal, y del otro lado de su cabeza a un diablito, diciéndole que no le hagas caso a lo que te dice el ángel, que no hay nada de malo en lo que vas a hacer, entonces hacelo. Y ahí estamos nosotros, peleando con nuestra conciencia.
Me pregunto: ¿qué tipo de conciencia tenía Jacob cuando le compró la primogenitura a Esaú y posteriormente la robó la bendición?
¿Y cual la del pueblo en el desierto al hacer un becerro de oro mientras Moisés estaba en el Monte?
Fijémosnos por un momento en la historia de Jesús con la prostituta en Juan 8: 1-11
¿Quién los acusaba? ¿Había alguien levantando un dedo en forma incriminatoria? No, quien los acusaban eran sus conciencias!!!!
Qué bueno es tener una conciencia limpia frente a nuestro Dios y poder decir como David en Salmos 16:6-8
“Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré a Jehová que me aconseja;
Aun en las noches me enseña mi conciencia.
A Jehová he puesto siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.”
O poder tener la firme convicción que tuvo Pablo cuando habló frente al concilio y dijo:
“…Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy.” (Hechos 23:1)
¿Cómo es nuestro andar diario? ¿Cuál es nuestro andar en la Iglesia y para con los hermanos? ¿Podemos decir que tenemos buena conciencia de todo esto? Al fin y al cabo, una amplia franja de nuestra área de desenvolvimiento pasa por la iglesia local. En uno de sus viajes misioneros, previo a su destino final Jerusalem, Pablo planea visitar la iglesia de Corinto y les dice:
“Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la
gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros3 Porque no os escribimos otras cosas de las que leéis, o también entendéis; y espero que hasta el fin las entenderéis” (2° Corintios 1: 12-13) Pablo habla del testimonio de su conciencia, haciendo clara alusión a su desenvolvimiento con la iglesia local y haciendo hincapié en la sana doctrina.
Cuando hablamos de predicar la Palabra, y más especialmente en la Iglesia, es importantísimo que el predicador se haga un autoexamen y ver si tiene buena conciencia delante de Dios para hablar desde el púlpito.
“Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad
recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.
3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el
cual es la imagen de Dios.
5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,(A) es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento
de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” (2° Corintios 4: 1-6) Fíjense la importancia de éste tema que cuando Pablo le escribe a Timoteo le dice lo siguiente:
“Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
4 ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo
ahora.
5 Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
6 de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería,
7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
8 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente;”
(1° Timoteo 1:3-8) Más adelante le vuelve a recalcar lo mismo:
“Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena
milicia,
19 manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos,
20 de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.” (1° Timoteo 1:18-20)
Por eso es muy importante cuidar siempre que se predique la “buena doctrina”, el hilo que separa ésta de la “mala doctrina”, es muy delgado.
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios;
2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que
han conocido la verdad.” (1° Timoteo 4:1:3)
¿Cómo puede ocurrir esto? Porque el diablo mina la conciencia de las personas, en el caso de los creyentes, muy sutilmente y en forma escalonada.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.
(1° Pedro 5: 8-9)
