ANTIGUA
En el salón, suelo original de pino lavado, como las contraventanas y fallebas de los balcones. Las paredes se encalaron a la antigua. Dcha., butaca de herencia familiar, lámpara de pie años 50 y, en el suelo, foto de Juan Baraja. Chandeliers del XVI, en Restelo, y flores de Carlos de Troya.
ANTIGUA
100 m
2M A D R I D
USANZA
Parece una de esas casas del Sur de Francia, serenas, fluidas
y naturales. Pero está en Madrid , y en ella vive desde hace 15 años el interiorista Erico Navazo rodeado de piezas con memoria .
REALIZACIÓN: PETE BERMEJO FOTOS: BELÉN IMAZ
En el salón-comedor, mesa francesa de caoba época Imperio, en Restelo, con búhos, en El Almacén de Loza;
sillas de Maison Jansen, en Goya Subastas, y biombo chino bordado años 30, en Pepe Leal.
Al fondo, la cocina. En la otra página: En el
mismo espacio, butaca de piel de herencia familiar, mesa de Willy Rizzo con candeleros franceses de iglesia y porcelana china, todo en Restelo; sofá antiguo con funda y, detrás, lamparita de porcelana japonesa de Satsuma y dibujo anónimo.
Armario francés, en Restelo, con cerámicas alemanas y collage de Danielem, y sillas neogóticas compradas en Francia.
En la otra página: En la sala de estar, sofá de lino del estudio de Erico, mesitas de latón, butaca Elda de Joe Colombo y kilim de BSB. En primer plano, butaca Carlos IV de su amigo Fernando Campo.
de HISTORIA. En este piso del XIX el tiempo Elementos ORIGINALES y muebles cargados
parece haberse DETENIDO.
rico Navazo nació en una familia dedicada a la industria del mueble; así aprendió a amarlos y valorarlos desde pequeño. Animado por su ma- dre, partió a los 20 años de su Burgos natal a Madrid para formarse como interiorista. Pasó por los estudios de Duarte Pinto Coelho y Pascua Ortega, grandes nombres de la decora- ción patria, y recuerda con mucho cariño y ad- miración al anticuario Fernando Campo de Restelo, que fue clave en su carrera: “Me hizo ver el mundo de las antigüedades de otra manera y me enseñó, porque él fue un pionero, a combinar periodos, estilos y procedencias, incluso con piezas contemporáneas”, cuenta. Se estableció por su cuen- ta en el 2000 y desde entonces firma interiores honestos y tran- quilos como los de la Quinta de Illescas, los apartamentos Artesa en Santo Tomé del Puerto, Segovia, o el bar del hotel NH Paseo del Prado, en Madrid. Vive en esta casa en esquina desde hace 15 años. Fue amor a primera vista: “Por la luz, las posibilidades y sus balcones a la calle”. El edificio, en el madrileño barrio de las Letras, data de 1860 y es obra del arquitecto José Segundo de Lema. Cuando Erico la visitó por primera vez, nunca había sido tocada, por lo que se encontró con un montón de pasillos y una multitud de habitaciones minúsculas. En todo este tiempo ha ido modificando la distribución según sus necesidades hasta su estado actual: cocina, salón-comedor, sala de estar-biblioteca,
E
PLANO:LILIANAMILLÁN
1. ENTRADA 2. HALL 3. ASEO 4. COCINA 5. COMEDOR 6. SALÓN 7. ESTAR 8. DORMITORIO 9. VESTIDOR 10. BAÑO
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En la cocina, azulejos valencianos y suelo de barro, todo del XIX. Mesa de castaño del XVIII, con fruteros, en El Almacén de Loza; sillas Plastic de los Eames, en Vitra, y lámpara Louvre de Louis Poulsen, en Modernario. En la otra página: En el hall, silla
francesa y consola de Jesús Cadarso con cerámica española de los 60. Corona metálica del XIX y arreglos de Carlos de Troya. Abajo, sobre el escritorio de roble diseño de Erico, lámpara Cestita de Miguel Milá para Santa & Cole, flexo de Lupela y foto de Juan Baraja.
En el vestidor, consola, en El Rastro, con lámpara de cobre, en su estudio; espejo del XVIII, butaca Felipe V tapizada con tela de Coordonné y jarapa española antigua. Abajo, Erico Navazo con silla de pastor comprada en un mercadillo de Burgos cuando tenía 17 años y, detrás, radiador Runtal, en Azulejos Peña. En la otra página: En el dormitorio principal, cama y cabecero de lino antiguo, manta de zorro plateado, mesillas de hierro y lámparas del estudio de Erico con pantallas de tela balinesa y silla eduardiana de Londres.
dormitorio principal y un gran baño con su vestidor, todo comu- nicado en forma de U. Nada más entrar, y separado de las zonas comunes, hay además un aseo. La máxima en cada una de las ac- tuaciones ha sido respetar los elementos originales, humildes pero auténticos, como el pino lavado o el barro de los suelos y las pare- des encaladas, así como las puertas y contraventanas con sus falle- bas (las que ha añadido son una copia fidedigna). Cada estancia se separa por puertas dobles para dotarlas de intimidad. “Antes hacía muchas fiestas; ahora, tal vez por la edad, invito más a cenar.
Me gusta cocinar, por lo que realmente la cocina se ha convertido en el centro”, afirma. No en vano, la última reforma ha sido para eliminar el pasillo que la separaba del salón, uniendo ambos espa- cios. La decoración obedece a la elegancia de la sencillez: pocos muebles, en su mayoría antigüedades de distintas épocas, sobre todo españolas y francesas, o diseños propios, en espacios abiertos para crear un ambiente relajado y fluido, cálido y singular.
Madera, tonos suaves y naturales, limpieza cromática, serenidad y sobriedad. A Erico no le cuesta cambiarlo todo y tiene facilidad para deshacerse de muebles y sustituir unos por otros. “Viajo constantemente y por mi trabajo siempre estoy rastreando objetos y piezas en tiendas, ferias, mercadillos y anticuarios. Disfruto buscándole un nuevo hogar al mobiliario de mi casa. Lo único de lo que nunca me desprenderé, por la carga emocional que lleva aparejada, es la pareja de butacas Carlos IV del salón: pertenecie- ron a mi amigo Fernando Campo, y me acompañarán allá donde vaya”. Todo respira nostalgia. www.ericonavazo.com