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Non-Technological Learning Environments in a Technological World: Flipping Comes To The Aid

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ORIGINAL

Entornos de aprendizaje no tecnológicos en un mundo

tecnológico: La inversión viene a ayudar

Dominik E. Froehlich

*

Departamento de Educación, Universidad de Viena, Austria {dominik.froehlich@univie.ac.at}

Recibido el 30 Abril 2018; revisado el 4 Mayo 2018; aceptado el 9 Mayo 2018; publicado el 15 Julio 2018

DOI: 10.7821/naer.2018.7.304

RESUMEN

Vivimos en un mundo dominado por las tecnologías digitales. Sin embargo, esta digitalización todavía no se refleja siempre en los entornos de aprendizaje de los centros de enseñanza superior, lo cual plantea dudas acerca de la idoneidad de los resultados de la docencia. En este artículo, yo sostengo que el concepto del aula invertida puede representar una vía fructífera para incluir el apren-dizaje “práctico” con tecnología incluso en entornos de aprenapren-dizaje carentes de cualquier recurso tecnológico. La fundamentación en la que se apoya esta propuesta es que los elementos invertidos trasladan la demanda de tecnología desde el entorno docente hasta el estudiante. Doy cuenta de un proyecto de investigación basado en el diseño con el fin de someter esta afirmación a una primera prueba. Todos los datos cualitativos y cuantitativos recogi-dos apoyan la idea de que el aula invertida puede ayudar a superar las diferencias por lo que respecta a la disponibilidad de tecnología en distintos entornos de aprendizaje. Se abordan las implicaciones para las universidades y los docentes de enseñanza superior.

PALABRAS CLAVE: TÉCNICAS DE AULA, ENTORNO EDUCA-TIVO, UNIVERSIDADES, TECNOLOGÍA.

1 INTRODUCCIÓN

Estimulada por los avances científicos del siglo pasado y el ritmo acelerado de las innovaciones (Froehlich & Messmann, 2017), la tecnología ha alcanzado un estatus de indiscutible importancia en nuestra vida diaria, tanto personal como profesional. Real-mente vivimos en un mundo dominado por un gran cúmulo de tecnologías digitales. También las universidades reflexionan cada vez más acerca de los retos y las oportunidades que plantea esta transición hacia lo que se puede llamar “la era digital”. Sin em-bargo, esta digitalización no siempre se refleja en los entornos de aprendizaje de los centros de enseñanza superior; con frecuencia hay recursos tecnológicos necesarios que no se ponen a disposi-ción de los estudiantes. Esto plantea dudas acerca de la idoneidad de los resultados de la docencia; después de todo, el contexto de aprendizaje debería estar relacionado con el ámbito de aplicación, tal como lo sugiere especialmente la transferencia de la literatura sobre formación (Baldwin & Ford, 1988; Froehlich & Gegenfurt-ner, en preparación).

El aprendizaje invertido como un “tipo de pedagogía mejorada por la tecnología” (Lo, Lie, & Hew, 2018, p. 150) ha desperta-do un gran interés últimamente en diversos terrenos tales como las humanidades (Kong, 2014), la enfermería (Njie-Carr et al., 2017), la estadística (Boevé et al., 2017; Peterson, 2016), las ma-temáticas (Tawfik & Lilly, 2015), las lenguas (Chuang, Weng, & Chen, 2018), el trabajo social (Holmes, Tracy, Painter, Oestreich, & Park, 2015) o la educación (Al-Zahrani, 2015). Aquí, la expre-sión “aula invertida” se usa para describir la estrategia docente en la que el contenido se proporciona antes de que se imparta la clase (Reidsema, Kavanagh, Hadgraft, & Smith, 2017; Talbert & Bergmann, 2017). Ello se realiza con frecuencia mediante vídeos —que yo llamaré también “elementos invertidos” en este texto—. La eficacia de las aulas invertidas se ha estudiado en relación con una amplia gama de resultados diferentes, entre ellas las destre-zas de pensamiento crítico (Kong, 2014), la satisfacción con la asignatura (Peterson, 2016), la autorregulación (Sun, Wu, & Lee, 2017), el pensamiento creativo (Al-Zahrani, 2015), o respecto a la manera en que este enfoque proporciona apoyo a otras activida-des de aprendizaje tales como el aprendizaje basado en problemas (Tawfik & Lilly, 2015). En suma, la investigación previa apunta a la obtención de muchos resultados positivos gracias a los elemen-tos del aula invertida.

Boevé et al. (2017) analizaron el comportamiento de los alum-nos en térmialum-nos de estudio durante el desarrollo de una asignatura en la que se empleaba la enseñanza invertida. Sin embargo, al contrario de lo que dan a entender muchos hallazgos de la literatu-ra, no encontraron una diferencia sustancial en el comportamiento de estudio de los alumnos al comparar las clases normales con las invertidas. Estos autores destacan que hace falta un mayor nivel de conocimiento para que la pedagogía del aula invertida se pueda aplicar de la forma más fructífera posible. Es esta la brecha que pretendo reducir ligeramente con este artículo. Más concretamen-te, mientras que la pedagogía del aula invertida se interpreta casi siempre que tiene una base tecnológica, es escasa la investiga-ción dedicada al uso de esta metodología de manera específica en entornos de aprendizaje que carecen de elementos tecnológicos. En otras palabras, no sabemos mucho acerca de la forma en que se relacionan entre sí los diferentes entornos de aprendizaje en términos de inventiva tecnológica y la eficiencia de los elementos del aula invertida. En el contexto de este artículo, me centro en aspectos tecnológicos bastante básicos, entre ellos la disponibili-dad de ordenadores para los estudiantes en un aula de estadística aplicada.

Yo planteo que los elementos invertidos pueden funcionar como un mecanismo de amortiguación gracias al cual disminuye cual-*Por correo postal, dirigirse a:

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quier diferencia entre los entornos de aprendizaje caracterizados por la abundancia de recursos tecnológicos y los que presentan una escasez de recursos tecnológicos. Ello puede a su vez reducir las diferencias en cuanto a los resultados de los estudiantes o su rendimiento. Desde un punto de vista más práctico, esto quiere decir que los elementos invertidos pueden ser de gran ayuda para los entornos de aprendizaje que no poseen recursos técnicos —lo cual, en el caso de la demostración empírica que se ofrece a con-tinuación, alude al hardware y el software que se emplea en el ámbito de la estadística aplicada—. La fundamentación en que se apoya esta propuesta es que los elementos invertidos trasladan la demanda de tecnología (es decir, tener acceso a un ordenador con todo el software necesario para una asignatura concreta) des-de el entorno docente (por ejemplo, un laboratorio o una sala des-de seminarios) hasta el estudiante (por ejemplo, ordenadores propios o instalaciones compartidas en la universidad). Si se verifica esta propuesta, ello tendrá implicaciones significativas para la forma en que las universidades (especialmente las que se podría decir que están escasamente equipadas por lo que a la tecnología se refiere) podrían llevar a cabo la transición hacia la era digital de una manera sostenible y económicamente viable.

A fin de generar datos primarios para contrastar la propuesta descrita anteriormente, he desarrollado un proyecto de investi-gación basado en el diseño (Anderson & Shattuck, 2012; Euler & Sloane, 2014). Tomando como base las características de los proyectos de investigación basados en el diseño (que serán objeto de una descripción más detallada en el apartado de Materiales y Métodos), esta investigación está encuadrada dentro de mi propia práctica docente. Por consiguiente, la aportación que este artículo pretende realizar no puede constituir una prueba sólida y genera-lizable para verificar esta hipótesis. No obstante, sí que me marco como objetivo comprobar la viabilidad general de la idea para que otras investigaciones puedan profundizar en la propuesta, empleando métodos más sólidos, con un mayor conocimiento de causa y de un modo más eficiente. Así mismo abordaré las implicaciones para los profesores de enseñanza superior y las uni-versidades en las que imparte docencia.

El resto de este artículo se estructura de la forma siguiente: En primer lugar, describiré los métodos y todas las fuentes de datos que se han explotado en la parte empírica de este estudio. Voy a explicar de forma concisa la naturaleza de los proyectos de inves-tigación basados en el diseño, así como el contexto en el que se encuadra este proyecto concreto. A continuación, proporcionaré información sobre la intervención que se llevó a cabo y las fuentes de datos que aprovechamos para medir el efecto de la interven-ción. De forma breve, presentaré los resultados y los interpretaré y analizaré tomando como referencia las universidades y las opor-tunidades —junto con los desafíos— que la era digital supone para ellas.

2 MATERIALES Y MÉTODOS

En este apartado voy a definir y describir el proceso de la investigación basada en el diseño, proporcionando también la in-formación de referencia necesaria por lo que respecta al proyecto. Así mismo, describiré la intervención basada en el aula invertida que constituye el centro de este artículo. Por último, se explicará de qué forma hemos recogido y analizado los datos de evaluación.

2.1 Visión general del método

En las páginas siguientes voy a dar cuenta de un proyecto de in-vestigación basada en el diseño (Choi & Lee, 2008) con el fin de ofrecer algunas evidencias empíricas para la propuesta presentada con anterioridad y la lógica en que se sustenta. La investigación

basada en el diseño a menudo se lleva a cabo como una serie de pasos principales (Anderson & Shattuck, 2012): En primer lugar, la investigación se sitúa en un contexto docente real en el que se ha identificado un aspecto susceptible de mejora. En segundo lugar, dentro de este contexto, se realiza una intervención que se considera lo bastante potente para tener un efecto considerable. En tercer lugar, se integran con determinación los datos cualitativos y cuantitativos (Johnson & Onwuegbuzie, 2004; Schoonenboom, Johnson, & Froehlich, 2018) para valorar la intervención. A con-tinuación, se suele repetir esta dinámica de tal manera que la intervención propuesta pueda refinarse de manera iterativa (véase Figura 1). En este estudio concreto, nos apartamos de esto últi-mo, ya que no hago una comparación a lo largo del tiempo (por ejemplo, con evaluaciones de una asignatura antes y después de la intervención), sino con respecto a cursos que se impartían en paralelo. Más concretamente, la estrategia investigadora global que adopta en particular este proyecto de investigación basada en el diseño gira en torno a la realización de comparaciones entre dos asignaturas en contextos y entornos de aprendizaje muy distintos que se describen en el próximo apartado.

Figura 1. Contexto docente

2.2 Antecedentes

He escogido dos asignaturas como base para la comparación. Las asignaturas escogidas —a las que de ahora en adelante llamaremos “A” y “B”— se prestan a esta comparación al ser homogéneas en su definición de los elementos y las características de la materia en cuestión; por ejemplo, comparten las mismas metas (preparar a los estudiantes para que puedan llevar a cabo por sí mismos un estudio cuantitativo acerca de su propio trabajo de tesis, reducir la ansiedad ligada a la estadística, aumentar la autoeficacia esta-dística) y el público objetivo (los estudiantes de primer curso de grado). También son similares por lo que se refiere al contexto institucional en un sentido más amplio: en ambos casos, universi-dades públicas ubicadas en Austria.

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Tabla 1. Visión general de los distintos marcos

Marco A B

Institución Universidad de ciencias aplicadas Universidad

Nivel Grado Grado, pero también con estudiantes de mas-ter/doctorado presentes Tamaño del grupo

de clase (número de

alumnos) 25 151

Sala laboratorio de inf. sala de conferencias (aula de clase)

Conocimientos previos homogéneos heterogéneos

Este proyecto formaba parte inicialmente de un esfuerzo de recogida de datos mayor que abarcaba más contextos, incluidos algunos donde no se utilizaban elementos de aula invertida. En cualquier caso, dado que las diferencias en términos de resultados no constituyen el objetivo de este trabajo concreto, y al no estar documentadas estas diferencias demasiado bien en la literatura, se ignoran las asignaturas respectivas para incrementar la claridad de la presentación.

2.3 Intervención

La intervención en este estudio de investigación basada en el di-seño consiste en la introducción de elementos de aula invertida (vídeos en el formato de slidecasts [documento digital resultante de sincronizar un audio y un diaporama] sobre teoría estadística —por ejemplo, el teorema del límite central o los intervalos de confianza— y screencasts [grabación digital de la salida por la pantalla del ordenador, a veces con narración en audio] para los vídeos de carácter más aplicado —por ejemplo, cómo desarrollar una prueba estadística concreta y cómo interpretarla—). Los ví-deos los preparé yo mismo específicamente para las asignaturas que se tenían que estudiar. La duración total es de aproximada-mente cinco horas, lo cual representa más o menos un 25% de total de tiempo de docencia en el aula. Este elevado porcentaje me parece vital para conseguir que la intervención sea una parte importante de las asignaturas, lo que aumenta la probabilidad de que haya un impacto medible.

La intervención se planeó y se llevó a cabo de la misma manera en las dos asignaturas. Más concretamente, cada elemento inver-tido se integró en una estrategia docente con tres pasos:

1. Antes de cada clase, a los estudiantes se les proporcionaron vídeos para su visionado en los que se introducía el tema de la clase de manera teórica y se mostraba un ejercicio directamente como muestra en un paquete de software de estadística. No hacía falta que los alumnos tuvieran conoci-mientos previos acerca del contenido que se iba a impartir. 2. Después, se pedía los estudiantes que resolvieran un

ejer-cicio de dificultad similar empleando el mismo paquete de software de estadística. En el contexto A, se dieron recursos adicionales para la asignatura con la recomendación explícita de que se vieran antes de cada sesión en el aula. En el con-texto B, visionar los vídeos antes de la clase era obligatorio y dicho visionado se evaluaba mediante un test en el que se ponían notas (cf. Taylor, 2015). Si bien estos enfoques dis-tintos son interesantes por derecho propio, no constituyen el centro de atención de este trabajo concreto.

3. En el transcurso de la sesión en clase, yo respondía cualquier pregunta que se planteara acerca del vídeo teórico y

mostra-ba una solución paso a paso para la(s) tarea(s). Más tarde se llevaba a cabo un ejercicio más complejo acerca del mismo tema directamente en el aula de clase. Aunque los estudiantes estaban capacitados para hacer el ejercicio directamente en clase en el aula de informática, esto no resultaba factible en el marco B, donde esta parte constituía una enseñanza menos interactiva y bastante más centrada en el docente.

2.4 Instrumentos

Yo establezco la comparación entre las asignaturas de acuerdo con criterios tanto cuantitativos como cualitativos.

Por lo que respecta a los criterios cuantitativos, me baso en tres fuentes principales: En primer lugar, un test que formaba parte oficialmente de ambas asignaturas. En ambos contextos, el test servía como examen preparatorio previo al examen de verdad que tenía lugar a final de curso. Este examen preparatorio, no obstante, se tomaba muy en serio y lo hacían todos los alumnos. En segun-do lugar, repartí encuestas que contenían preguntas psicográficas sobre la ansiedad relacionada con la estadística (Onwuegbuzie & Wilson, 2000) (23 preguntas; sirva ésta como muestra: “¿Qué grado de ansiedad experimentas cuando tienes que interpretar una estadística que aparece en un artículo de una revista especiali-zada?”; respuestas de 1 = “ninguna ansiedad” a 5 = “una fuerte sensación de ansiedad”) y la autoeficacia estadística (Finney & Schraw, 2003; Larwin, 2014) (siete preguntas, con ésta como ejemplo: “¿Qué grado de confianza tienes al seleccionar una prueba estadística apropiada para una pregunta de investigación dada?”; respuestas de 1 = “ninguna confianza en absoluto” a 5 = “confianza total”), junto con escalas estandarizadas para la eva-luación tanto de la asignatura como del profesor. El cuestionario que contenía la información psicográfica, así como la evaluación estandarizada, lo rellenaron 23 y 22 estudiantes en los contextos A y B, respectivamente. En tercer lugar, se usaron las partes cuanti-tativas de las evaluaciones respectivas sobre las materias.

Por lo que se refiere a los criterios cualitativos, me baso en notas de campo y memorandos de reflexión (Saldana, 2009) elaborados durante todo el proceso de enseñanza, así como en la informa-ción suministrada por los estudiantes en distintos apartados de la evaluación durante el curso y al finalizar el mismo. Así mismo, ambas asignaturas se postularon para obtener premios docentes en sus centros respectivos, por lo que fueron objeto de una revisión y un estudio exhaustivos por parte de un jurado de profesores de enseñanza superior.

2.5 Estrategia analítica

Con respecto al análisis, se ha de reconocer que todos los datos recogidos describen un único caso. Por consiguiente, el objetivo analítico no puede ser ofrecer resultados generalizables. En vez de eso, lo que intento comprobar es si se pueden generar evidencias preliminares que apoyen la propuesta. Esas primeras evidencias pueden constituir una base importante para una investigación más generalizable —pero también más costosa— (cf. Froehlich, Liu, & Van der Heijden, 2018).

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diferencias negativas entre los marcos A y B. Para la comparación de datos cuantitativos se usaron tests t.

3 RESULTADOS

En este apartado voy a presentar los resultados obtenidos tras comparar todos los datos recopilados.

En términos de media, la autoeficacia estadística se evaluó como baja en ambas asignaturas, pero la diferencia entre el con-texto A (M = 2.4, DT = 0.7) y el B (M = 3.2, DT = 1.0) resultó estadísticamente significativa (T = -3.1, p ≤ 0.01). Esto sugiere un cierto grado de apoyo a la propuesta (sobre todo porque el marco que tenía un equipamiento bastante pobre cosechó una puntuación más alta en esta medida).

Por lo que respecta a la ansiedad ligada a la estadística, las me-dias del contexto A (M = 2.6, DT = 0.7) y el B (M = 2.2, DT = 0.8) no revelan diferencias estadísticamente significativas entre los en-tornos de aprendizaje. Esto supone un apoyo débil a la propuesta. En lo concerniente a las escalas de evaluación del rendimiento docente (A: M = 4.5, DT = 1.1; B: M = 5.4, DT = 1.3) y la calidad global de la asignatura (A: M = 4.8, DT = 1.0; B: M = 5.6, DT = 1.3), existen diferencias estadísticamente significativas (p ≤ 0.05) que apoyan la hipótesis (especialmente, una vez más, porque el marco que tenía un equipamiento bastante pobre cosechó una puntuación más elevada en estas medidas).

Los datos cualitativos resultan algo más difíciles de ponderarse entre sí dadas las diferencias contextuales, pero no apuntan a la existencia de una diferencia llamativa entre las dos asignaturas en ningún sentido. Los alumnos de ambas materias destacaron los vídeos como el recurso más importante para la preparación de cada clase y del examen. Los jurados independientes de los premios docentes a los que se presentaron también evaluaron muy positivamente ambas asignaturas. La asignatura impartida en el marco B ganó un premio docente interno de la Universidad, y la del marco A fue nominada por el centro para un premio nacional. En ambas candidaturas hubo procesos muy competitivos.

La Tabla 2 describe todas estas fuentes de evidencias junto con los resultados y su interpretación. Como se ha estipulado antes, ninguna base individual de evidencias puede considerarse que proporcione evidencias sólidas a la hora de contrastar la hipóte-sis. No obstante, cabe destacar que todos los resultados apuntan en la misma dirección, lo cual proporciona cierta confianza para afirmar que la propuesta se ve apoyada por los datos mixtos apor-tados.

Tabla 2. Visión general de los resultados de investigación

4 DISCUSIÓN

En el presente artículo planteo que los elementos del aula inver-tida (Reidsema et al., 2017; Talbert & Bergmann, 2017) pueden ayudar a los profesores de enseñanza superior que desarrollan su docencia en entornos con una dotación escasa de equipamiento tecnológico para que impartan cursos basados en la tecnología. Más concretamente, he propuesto que los elementos invertidos pueden contribuir a disminuir los resultados negativos de los estu-diantes que son una consecuencia directa de trabajar en entornos de aprendizaje con pocos recursos tecnológicos. Como fundamen-to de esta hipótesis apunté que los elemenfundamen-tos invertidos trasladan la demanda de tecnología desde el entorno docente hasta el es-tudiante. Con el fin de generar las primeras evidencias para esta propuesta, he desarrollado un proyecto de investigación basada en el diseño (Choi & Lee, 2008) que incluye una intervención (la introducción de elementos invertidos) que se llevó a cabo en dos contextos muy diferentes. Así mismo, se aprovecharon distintas fuentes de datos cualitativos y cuantitativos para obtener infor-mación sobre la eficiencia de dicha intervención. Todos los datos generados apuntan en la misma dirección: la asignatura impartida en el entorno de aprendizaje menos “tecnologizado” del marco B no se evalúa más negativamente en ningún aspecto que la im-partida en el entorno de aprendizaje caracterizado por un mayor equipamiento tecnológico del marco A. Tal como yo lo interpreto, esto apoya la hipótesis.

4.1 Limitaciones e implicaciones para la futura

investigación

El estudio presentado aquí no tenía como meta obtener resultados totalmente concluyentes. Por el contrario, el objetivo consistía en generar evidencias en una fase temprana que proporcionaran más seguridad al aventurarse en la realización de diseños de investiga-ción más elaborados para indagar sobre este tema. Se puede decir que la limitación más importante tiene que ver con la cuestión de hasta qué punto se pueden generalizar los resultados. Todos los datos se utilizaron para contrastar dos únicos casos; puesto que un gran número de factores no formaron parte de esta in-vestigación (el más destacado, el docente), no es posible llevar a cabo generalización alguna. No obstante, sí que he empleado una amplia gama de indicadores muy diferentes para poner a prueba la hipótesis propuesta, y todos ellos apuntan en la misma dirección. Además, pese a no constituir la meta principal de este proyecto de investigación, los hallazgos están en sintonía con los resulta-dos positivos de los diseños de aula invertida constataresulta-dos en otras

Datos A B Análisis e Interpretación Conclusión

Medición psicográfca de la

autoeficacia estadística M = 2.4, DT = 0.7 M = 3.2, 1.0 Diferencia estadísticamente significativa; el marco B obtiene una puntuación más alta Apoya la propuesta Medición psicográfica de la

ansiedad ligada a la estadística M = 2.6, DT = 0.7 M = 2.2, DT = 0.8 No hay una diferencia estadísticamente significativa Apoya débilmente la propuesta Escalas de evaluación del

rendimiento docente M = 4.5, DT = 1.1 M = 5.4, DT = 1.3 Diferencia estadísticamente significativa; el marco B obtiene una puntuación más alta Apoya la propuesta Escalas de evaluación de la

calidad global de la asignatura M = 4.8, DT = 1.0 M = 5.6, DT = 1.3 Diferencia estadísticamente significativa; el marco B obtiene una puntuación más alta Apoya la propuesta Evaluación cualitativa de los

estudiantes alta valoración alta valoración No se encuentra una diferencia importante Apoya débilmente la propuesta Evaluación cualitativa del

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publicaciones dentro de la literatura dedicada a estos temas (por ejemplo, Peterson, 2016; Sun et al., 2017). Esto me permite tener una cierta confianza en la solidez de los resultados generados en este artículo.

Esperamos que este estudio facilite la realización de otros tra-bajos de investigación que puedan ayudar a cubrir este vacío y que hagan posible obtener resultados con más posibilidades de generalización.

4.2 Implicaciones para la práctica

Por lo que yo sé, el mecanismo de amortiguación de los efec-tos potencialmente negativos que pueden tener los entornos de aprendizaje escasamente dotados de recursos tecnológicos ni se ha planteado ni se ha puesto a prueba hasta ahora. Estos primeros resultados, sin embargo, dan a entender sin duda que los elemen-tos invertidos pueden contribuir a mitigar este problema. Ello conlleva algunas implicaciones importantes para la práctica.

En el caso de las universidades, este efecto de amortiguación puede constituir un ingrediente importante durante la transición hacia la era digital. Esto es especialmente cierto en instituciones más grandes (tales como el marco B), donde la carga financiera que supone proporcionar los recursos tecnológicos para los estu-diantes puede traducirse en tensiones importantes en términos de equilibrio financiero y de flexibilidad del centro. Si, por el con-trario, pueden existir ya suficientes elementos invertidos tal como apunta la propuesta, quizá esto ya se sea necesario.

Para los profesores de enseñanza superior, el efecto de amorti-guación que se describe aquí puede representar otra ventaja de la pedagogía del aula invertida que se añadiría a la lista de ventajas que suelen mencionarse (por ejemplo, Taylor, 2015, o véase la lista de ejemplos de resultados que se ofrecen en la introducción). Ello puede aumentar la motivación para abrazar este modelo de docencia. Dado que el efecto descrito requiere una inversión por parte de los alumnos —necesitan acceso a un ordenador con el software necesario— es importante reconocer los requisitos al planificar la asignatura y el uso de los elementos invertidos. Con-cretamente, resulta aconsejable utilizar únicamente software que esté disponible gratuitamente o al que se pueda acceder a través de los puestos de trabajo compartidos de la universidad. Si bien enseñar en un entorno donde los estudiantes tienen diferentes con-figuraciones de ordenadores, sistemas operativos, etc. sin duda resulta más complicado y entraña un mayor reto para el docente, también es cierto que favorece el desarrollo de las competencias tecnológicas entre los estudiantes en mayor medida que lo ha-ría un laboratorio de informática “listo para utilizar”. En cuanto al input del profesor, es importante destacar la carga de trabajo que se asocia con la creación de elementos invertidos (véase, por ejemplo, Taylor, 2015). Ello enfatiza todavía más si cabe la nece-sidad de encontrar formas más sostenibles de elaborar y compartir recursos educativos abiertos (Caswell, Henson, Jensen, & Wiley, 2008; Downes, 2007), ya que las universidades tienen como obje-tivo potenciar las oportunidades y hacer frente a los retos de la era digital con garantías de éxito.

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