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(1)

Un

sistema

de

comunicación rural para

el

desarrollo del

trópico húmedo mexicano

Colin Fraser' Consultor

El sistema de comunicación rural establecido por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), como parte de su Programa de Desarrollo Rural Integrado del Trópico Húmedo (PRODERITH), es uno de los de mayor imaginación y éxito entre los que se han realizado en materia de comunicación para el desarrollo en cualquier país del Tercer Mundo. Pocas veces se ha alcanzado una importancia tan fundamental en la formulación

y gestión de un programa de desarrollo, ni contribuido a un proceso de participación de la población local de semejante envergadura, logrando adecuar tan bien la comunicación al programa. Cuando se habla de desarrollo rural se apela con frecuencia a los conceptos de participación popular y capacitación la base; sin embargo, es menos común verlos pues- tos en práctica. En ese sentido. aun cuando nadie se atrevería a asegurar que sea perfecto, el Sistema de Comunicación Rural de PRODERITH parece haber alcanzado un éxito nota- ble. La experiencia adquirida y las lecciones recogidas merecen la a

desarrollo, así como las agencias ocupadas en p

Génesis de PRODERITH y de Sistema de Comunicación

Rural

La Comisión, formada por un pequeño núcleo de profesionales especialistas en ingeniería hidráulica, en cierto sentido continuadores de la gran tradición mexicana de excelencia en esa disciplina, presentó en 1975 el primer Plan Nacional Hidráulico, en el que se localizaba precisamente la principal frontera agrícola del país en las planicies costeras del tró- pico.

El primer objetivo de la Comisión del Plan Nacio- nal Hidráulico fue identificar áreas donde pudiera intentarse la aplicación de un esquema de desarro- llo rural. Cada proyecto consistiría en un área inten- siva, en la que comenzarían las actividades en forma inmediata, y en un área de expansión, que se

reservaría para el futuro. Se localizaron tres áreas iniciales: Zapotal y Tacotalpa en el estado de Ta- basco, y Tesechoacán, en el estado de Veracruz. En 1975 ya estaba llevándose a cabo una inves- tigación de campo en Zapotal, y se realizaba en México un proyecto con la asistencia conjunta de PNUD/FAO para la capacitación de campesinos acorde con los dictados de la Reforma Agraria. La Comisión del Plan Nacional Hidráulico decidió en- tonces aprovechar los conocimientos que se deri- varon de ese proyecto.

Algunos consultores internacionales trabajaban en el proyecto de capacitación agraria; unos en de- sarrollo rural y otros en comunicación para el desa- rrollo. Se solicitó su ayuda para que contribuyeran a definir una estrategia de desarrollo de las plani- cies costeras tropicales, que necesariamente debía sustentarse en criterios económicos y técnicos.

La conveniencia de emplear un enfoque y me- dios de comunicación adecuados se definió con claridad desde esos momentos iniciales.

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la identificación de dificultades de carácter físico, técnico, productivo y económico, debía correspon- der la selección de opciones particulares y cohe- rentes de solución. Su adopción habría de ajus- t a r s e a la c a p a c i d a d d e r e s p u e s t a d e l o s campesinos del área y a la situación real de los re- cursos a su alcance. De esta manera, desarrollo in- tegral significó, en principio, que el programa por establecer debía considerar todos

los

aspectos fundamentales que afectan las condiciones de vida

y de trabajo de los productores rurales, y buscar que éstos participen y se incorporen tanto a la pla- neación y programación locales como al control de

los

avances y la evaluación de los resultados. Los responsables de la SARH advirtieron que si bien las acciones fundamentales -es decir, cons- trucción de la infraestructura, asistencia técnica, otorgamiento del crédito, investiga

ción y organización de productor plantearse y realizarse con un alto grado cialización, eso no podía justificar la ignorancia

que, a

los

ojos de los campesinos, la realidad no aparece desintegrada sino como un todo sólida- mente articulado. En su relación con

los

producto- res y sus familias, el futuro programa de desarrollo debía ofrecerse como una respuesta completa, in- tegral.

Con base en la experiencia de la Chontalpa, se planteó también la necesidad de que el futuro pro- grama evitara las consecuencias negativas que tiene la sucesión de diferentes fases en el proceso de desarrollo en relación con los productores. En efecto, éstas se caracterizan por el predominio de un componente o actividad (por ejemplo, la cons- trucción de la infraestructura) y suelen crear una especie de secuencia unilateral de acciones inco- nexas. Era necesario asegurar la continuidad del proceso y mantener un mismo estilo de trabajo institucional. Por esto, la SARH consideró indis- pensable organizarse para que su actuación fuera capaz de balancear y articular el flujo y la realiza- ción de los distintos componentes. Se llegó a la conclusión de que para impulsar el desarrollo en el trópico hacía falta una técnica integral, que se di- señó al mismo tiempo que los estudios básicos, en la que se capacitó a todo el personal. Más ade- lante, se vigiló cuidadosamente su aplicación.

Ahora es evidente que el carácter integral del es- fuerzo que se pretendía emprender y la decisión de utilizar una técnica que definiera y homogeneizara el estilo institucional de trabajo, fueron muy impor- tantes para identificar la necesidad y adoptar el tipo de comunicación más adecuado para e rrolio que se proponía alcanzar.

Sin embargo, una cosa es lo que puede despren- derse del examen del pasado y otra el tipo de deci- siones efectivas que se tomaron en su momento. En lo que se refiere a la comunicación para el desa- rrollo, los funcionarios de la SARH estaban preocu- pados inicialmente por la posible suspicacia o acti- tudes negativas que podía despertar entre los campesinos la presencia de los ingenieros y técni- cos que se desplazaban en una determinada zona para evaluar su potencial y limitantes físicos y agronómicos. Por esto, se decidió realizar primero una tarea directa de información: había que expli- car qué estaban haciendo, por qué y qué se propo- nía lograr la SARH.

Además, como parte del análisis de situación en el área de Zapotal, la SARH consideró las actitudes de los campesinos y su percepción de los proble- mas. Se trataba de hacer una planeación efectiva-

discusiones con representativos, muchas de lac cuales se grabaron en cinta magnética, con la anuencia de

los

interesados. Fue así como se co- menzó a trabajar con la televisión en la región de Zapotal, en 1977, cuando pudo disponerse de equipo de videograbación en blanco y negro y cinta libre, del proyecto MEX/74-006.

La política básica adoptada por el personal de la SARH y del equipo PNUD/FAO fue que el campe- sino y su familia debían considerarse los protago- nistas principales del proceso de desarrollo.

El empleo de las grabaciones en video estimuló a los habitantes rurales a manifestar sus opiniones acerca de la realidad que los rodeaba. A la vez, proporcionó a los funcionarios responsables infor- mes audiovisuales sobre las actitudes y modos de pensar de

los

campesinos, para su estudio y consi- deración.

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tegorías. Por un lado, externaron opiniones relacio- nadas con las opciones futuras, el manejo interno del ejido, y las relaciones con el Estado y con la sociedad regional, que variaban de acuerdo con la posición social de las personas dentro del ejido, ya que las de un mismo estrato tendían a externar ideas y expectativas similares. Por otro lado, se observaron opiniones relativas al ambiente, su po- tencial y sus limitaciones. Estas mostraban una tendencia a ser similares en casi todos

los

habitan- tes del mismo ejido, y hacían evidente una percep- ción compartida y muy aguda de

los

fenómenos estacionales que tenían relación con el agua, ya

sea que escaseara o abundara, que los campesi-

nos

consideraban como la principal limitación para mejorar la agricultura. En particular, pudo obser- varse una preocupación constante por las inunda- ciones y su repercusión en la reducción de tierras utilizables.

Los campesinos también opinaban que habían sido obligados a ir contra la naturaleza, o a abusar de ésta en los tiempos recientes, o que otros ha- bían abusado de ella, como los grandes ganaderos privados y los equipos de exploración petrolera. A pesar de que estaban conscientes de que sus sis- temas tradicionales de cultivo habían perdido vi- gencia, se mostraban escépticos ante la posibili- dad de obtener ayuda con un nuevo proyecto. En su opinión era probable que se tratara de un nuevo episodio en ese ir contra la naturaleza. Sin em- bargo, todos parecían estar de acuerdo en que un sistema de drenaje apropiado era lo más conve- niente para comenzar.

Hemos entrado en detalle al describir algunos de los resultados del análisis de la situación, para dar una idea clara del valor que tal información tiene para

los

responsables de planear y realizar un pro- yecto. Con ésta es posible adoptar el enfoque y la estrategia apropiados, siempre y cuando se haya reunido cuidadosamente y sin manipulación. Las ventajas del uso de las grabaciones en video con este propósito han quedado probadas, pero cuando se comenzó a utilizar el equipo SARH/FAO, se disponía de muy pocos conocimientos sobre el trabajo con video en áreas rurales de México.

Había entonces cierta ayuda disponible en el Centro de Servicios de Pedagogía Audiovisual para la Capacitación (CESPAC) en Perú. Este proyecto, que cuenta con la asistencia de PNUD y FAO, fue pionero en el uso del video para la capacitación ru- ral, y ya había acumulado experiencias valiosas cuando la SARH necesitó apoyo en el proyecto Za- potal. Cabe mencionar que la FAO había comen- zado a relacionarse con el video para el desarrollo

rural en la época del proceso de reforma agraria impulsado por el presidente Salvador Allende en Chile, cuando fue derrocado el gobierno constitu- cional. Esa experiencia embrionaria en zonas rura- les se ha convertido en el punto de partida de una extensa actividad en países latinoamericanos y de otras regiones. El reducido grupo de personas que trabajó en Chile ha llevado sus conocimientos y ha- bilidades a muchos países y,

lo

que es más impor- tante, ha proporcionado capacitación a cientos de técnicos.

A solicitud de México, el CESPAC envió a dos consultores peruanos por un mes para que partici- paran en la formación inicial del grupo mexicano que debía ocuparse de usar el video en Zapotal. Mediante este y otros medios, se prosiguió el es- tudio de factibilidad del proyecto para Zapotal y más tarde se desarrolló un conjunto de acciones exitosas.

Es interesante recordar

lo

que Eric Miller, espe- cialista británico en desarrollo, escribiera en marzo de 1981, tras visitar varios de

los

proyectos PRO- DERITH: NO conozco ningún otro programa de desa- rrollo rural que haya dedicado tanta atención no sólo a los aspectos técnicos y económicos, sino también a las dimensiones sociales del proyecto.

Aparte de reconocer la importancia de la comu- nicación como un medio para lograr la participa- ción de los productores y para consolidar un pro- ceso conjunto de planeación, el personal de la SARH a cargo del desarrollo del trópico húmedo era también consciente de la utilidad de la moderna tecnología de comunicación para la información y el desarrollo institucional.

A principios de 1978 PRODERITH se convirtió en una acción oficial. El Banco Mundial formalizó en 1979 un préstamo para contribuir al financiamiento de la primera etapa de la operación. El gobierno continuaría recibiendo cooperación técnica interna- cional a través de la FAO y otras agencias.

El enfoque y el plan de trabajo de PRODERITH se basaron en las investigaciones y análisis de casos realizados antes de 1978. En síntesis,

los

objeti- vos del Programa para la primera etapa (1979-

1984) se establecieron así:

e incrementar la producción y la productividad del trópico;

e mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los campesinos de la región y de sus familias, y e conservar

los

recursos naturales.

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torial, que llevara a coordinar los aportes de diver-

sos organismos gubernamentales, y vincular estre- chamente la investigación con la asistencia técnica a los productores. Se decidió adoptar un esquema de avance por etapas con el fin de reducir los pe- riodos de maduración del proyecto y los riesgos de fracaso.

Con ese mismo espíritu se resolvió proponer sólo las intervenciones que conciliaran los intere- ses de carácter nacional, regional, estatal y local; en el ámbito de la comunidad rural, sería necesario también establecer una serie de negociaciones continuas que daría como resultado planes locales de desarrollo en los que participaría la comunidad desde un inicio.

Las metas para la primera etapa fueron:

realizar acciones intensivas con una población de 3500 campesinos en un total de 54000 hectáreas, para elevar cuatro veces sus ingresos reales de 1977;

Q establecer un’ servicio de asistencia técnica en una superficie de 500000 hectáreas en las de- nominadas áreas de expansión de las zonas in- tensivas, e incrementar en un 50% los ingresos reales de los campesinos asentados ahí; y

formular y comprobar una metodología de desa- rrollo rural integral para las planicies tropicales y

capacitar al mismo tiempo 500 profesionales y

técnicos.

El Sistema de Comunicación Rural en acción

Cabe destacar que las actividades del futuro sis- tema comenzaron en PRODERITH con una ventaja que no es frecuente en el campo de la comunica- ción para el desarrollo. Los insumos de comunica- ción se planearon como parte del programa, y

existió personal y equipo disponible -aunque en una cantidad limitada- desde el comienzo. Esto re- presenta una clara diferencia con muchas activida- des de comunicación, que se incluyen como un apéndice agregado a última hora. En efecto, es fre- cuente que se introduzcan cuando se presentan en el proyecto problemas humanos y sociales o luego de realizar un diseño según moldes verticalistas y

tecnocráticos que ya no pueden transformarse, por mucho trabajo de comunicación que se realice.

Así, cuando se iniciaron las actividades de PRO- DERITH, sus responsables debieron decidir res- pecto de su componente de comunicación rural, entre reclutar personal con formación previa en medios de comunicación o formar el equipo con gente preparada en ciencias sociales y experiencia en desarrollo rural. Se resolvió que sería más fácil

proporcionar conocimientos de comunicación rural

a los segundos, que educar en desarrollo rural a personal preparado para los medios con una orien- tación predominantemente urbana y comercial.

Por lo que hace a los medios por utilizar, se con- sideró que la experiencia cumplida en Zapotal con el viejo equipo de video blanco y negro, cinta libre, había sido enteramente positiva y que por lo tanto sería lógico continuar utilizándolo. Entonces el equipo de video en color estaba disponible a pre- cios razonables, y la tecnología de video en gene- ral avanzaba velozmente. Era (y aún es) cada vez más barato en términos reales, más sencillo de usar y más confiable.

También se decidió continuar con el empleo de fotodocumentales, ya que para ciertos propósitos, la mayor calidad visual de las transparencias es una ventaja apreciable sobre el video.

El Sistema de Comunicación Rural de PRODE- RlTH tiene básicamente tres aplicaciones distintas: 1) para el análisis de situación o diagnóstico, motivación y participación;

2) de apoyo para la educación y la capacitación, Y

3) para facilitar el flujo de información institucio- nal.

Nos proponemos a continuación examinar esas aplicaciones para observar cómo actúa PRODE- RlTH en cada una.

Comunicación para el análisis de situación, motivación y participación

El objetivo general de este tipo de actividades de comunicación es alcanzar una participación de los

campesinos consciente e informada en cada una de las etapas del proceso de desarrollo rural.

Propósito importante, pues en todos los países ha sido difícil establecer y mantener una relación satisfactoria entre las poblaciones rurales y las ins- tituciones que deben atenderlas. Para hacerlo, és- tas necesitan indicar con claridad cuáles son sus objetivos y cómo pretenden alcanzarlos, en tanto que los campesinos deben manifestar desde un principio sus opiniones y aspiraciones, así como sus expectativas respecto de su relación con las instituciones. Sólo por este camino pueden gene- rarse la confianza y la comprensión recíprocas in- dispensables.

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tipadas ante cualquier tipo de pregunta formulada por un extraño, aun cuando cada campesino tiene

su percepción individual. Así, el trabajo de desarro- llo no puede sostenerse sobre la base del contacto con expresiones individuales: necesita una relación con percepciones locales colectivas, que

sólo

pue- den surgir de un debate interno en la comunidad campesina en relación con su propia historia, su

presente y su futuro.

Desde su nacimiento, PRODERITH ha empleado

su Sistema de Comunicación Rural para informar a los campesinos sobre el objetivo del programa y lo que a través de él se les propone. En paralelo con

los estudios socioeconómicos realizados para la formulación de los proyectos, el sistema se utiliza para estimular el debate interno mencionado. Re- sulta sorprendente ver cómo, con un simple estí- mulo a las redes de información existentes me- diante un instrumento como el video educativo, los campesinos han podido ponerse rápidamente de acuerdo sobre principios bien articulados y estruc- turados para la discusión con las instituciones ofi- ciales.

Como se sabe, el intercambio de experiencias entre comunidades campesinas puede ser un fuerte estímulo para la acción y el cambio. Nada resulta tan convincente para una comunidad cam- pesina que ver y oír cómo otra comunidad resuelve problemas similares. El Sistema de Comunicación Rural, y en particular el video, se emplean en gene- ral para llevar testimonios de una comunidad a otra, de una zona del trópico a otra.

Ahora se expondrá cómo contribuye el Sistema durante los análisis de situación respecto a la moti- vación y participación. Es preciso tener presente, en primer lugar, que las acciones de PRODERITH en el campo tienden a basarse en los denominados Planes Locales de Desarrollo, que formulan, tras un periodo de discusión, representantes de los cam-

pesinos y pequeños equipos multidisciplinarios de personal del programa (llamados "unidades de campo"), que trabajan mucho tiempo con las co- munidades locales. En un inicio, el video propicia una forma de acercarse a la comunidad para lograr que ésta acepte el programa y se inicie el diálogo, lo que no siempre es fácil. Por ejemplo, los ejidata- rios de San Miguel, con quienes PRODERITH pre- tendió trabajar en el área de Zapotal, expresaron sin ambages durante el proceso de comunicación, que no deseaban participar. Habían tenido una muy mala experiencia anterior con instituciones oficiales y preferían quedar fuera por el momento. Sólo va- rios años más tarde reconsideraron su decisión y solicitaron y obtuvieron su lugar dentro del Pro- grama.

A los contactos iniciales con la comunidad se les llama por lo general etapa o ciclo de información. Es común que se realicen luego de un análisis de si- tuación de tipo tradicional, mediante el que se exa- minan los aspectos técnicos y económicos de un área en particular, en relación con los que se esta- blece la factibilidad de una acción de desarrollo. La' fase de información y comunicación que le sigue está destinada a confirmar la factibilidad en térmi- nos sociales y humanos; en otras palabras, se busca determinar en qué medida los resultados del análisis de situación coinciden con las percepcio- nes y las posibilidades locales. Los resultados se incorporan al diseño definitivo de proyecto corres- pondiente. Debe hacerse hincapié en que PRODE- RITH considera el estudio de factibilidad como una valiosa guía para la acción, que se realimenta, co- rrige y perfecciono con su aplicación.

Se produjo una serie de programas de video, Ila- mada Introducción al desarrollo rural, que se ha usado con el propósito mencionado. Consta de programas que incluyen explicaciones sobre qué es PRODERITH y cómo trabaja, los problemas de las planicies tropicales en general y

los

principales resultados del análisis de situación. Estos se anali- zan y, eventualmente, se realizan nuevas grabacio- nes de video. En cada ejido o comunidad el trabajo comienza con un grupo pequeño de entre 12 y 20 campesinos, que de hecho es un comité elegido por casi todos, con el propósito de averiguar ¿qué se traen estos de la Secretaría? Un mayor número de habitantes se incorpora en forma gradual. A menudo los niños también partiripan.

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de videos es un excelente instrumento para provo- car el debate interno mencionado.

Con

los

mismos fines se empleó un imaginativo enfoque en la etapa de información del proyecto que se formulaba para el área de Tizimín, en Yuca- tán. Esta región maya es especialmente pobre y ha sufrido de modo intenso la expansión de las tierras ganaderas, el deterioro del ambiente y la caída del nivel de vida.

El análisis de situación había revelado la existen- cia de numerosos problemas que PRODERITH de- seaba discutir con la población. La mayor parte de éstos se había tornado grave

sólo

en las Últimas décadas. A sugerencia de uno de los investigado- res de la cultura y economía campesina más reco- nocidos del país, el personal de comunicación llevó a cabo la ingeniosa idea de hacer que un viejo cam- pesino hablase de esos problemas desde una pers- pectiva histórica. Por fortuna vivía entonces don Clotilde Cob, hombre de 82 años que hablaba maya y español de una manera brillante, lúcida y plena de identidad.

Don Clotilde era una personalidad carismática. Orgulloso revolucionario, aprendió el español sin ayuda y podía leerlo y escribirlo. Había sido colabo- rador de un importante dirigente revolucionario en

la región de Yucatán. ria.

Ese campesino pobre permaneció sentado en el suelo ante una cámara de video, las piernas cruza- das durante muchas horas. Habló de la historia, de la Revolución, de la vida de entonces y de la actual, recriminó la decadencia de las tradiciones mayas, como el huerto familiar. Explicó además cómo cul- tivaba su milpa y agregó que los jóvenes no sabían hacerlo en forma adecuada, pues estaban abando- nando todo lo que había sido bueno en la cultura de

los

mayas. En vez de comerse los alimentos frescos y sanos que ellos producían, ahora

los

ven- dían para comprar productos elaborados y artificia- les, por lo que no era de extrañar que la comida fuera ahora peor que antes, cuando Clotilde Cob era joven. De esos y otros temas habló, en maya, el viejo campesino.

Se trataba de infundir un sentimiento de identi- dad entre la población campesina y provocar así una consideración seria de los valores que habían reemplazado en forma gradual a

los

de la gran he- rencia maya. Desde luego no se pretendía que la gente retornara al modo en que habían vivido en el pasado, pero que analizara su situación actual, sus problemas y sus opciones en una perspectiva histórica.

Algunos consideraron a don Clotilde como un anciano tonto. Pero muchos se sentaron a su alre-

dedor en sesiones de observación de los videos en las comunidades. Sobre el silencio de los grupos se desplegaban entonces los gestos y las palabras del campesino. Era la primera ocasión que muchos mayas jóvenes oían hablar del valor práctico de su

cultura y de sus tradiciones, y también la primera vez que observaban a un campesino como ellos hablando maya por la televisión. A menudo pedían que se repitiera el programa.

Las reminiscencias y puntos de vista de Clotilde Cob fueron útiles como enseñanza para el personal de PRODERITH, que, en general, desconocía la re- gión maya en esa época.

Otro ejemplo del uso de la comunicación para la participación surgió cuando el equipo de PRODE- RlTH grabó a don Enrique Aburto, campesino del sur de Veracruz, quien describió cómo y por qué, en su opinión una determinada superficie se inun- daba regularmente. Don Enrique ilustró su explica- ción dibujando en el suelo con una rama. El video se exhibió después a algunos ingenieros de PRO- DERITH, quienes tomaron en serio los puntos de vista del campesino y encontraron que la solución que proponía era correcta. Más aún, utilizaron el testimonio en video para convencer a otro grupo de ingenieros que persistía en una posición contra-

En este caso, un grupo grande de campesinos observaba cuando se grababa la explicación de don Enrique. Tal manifestación de respeto por parte del equipo de PRODERITH hacia una opinión técnica de un campesino, junto con la disposición de consultar a la gente de la localidad y de aprove- char sus conocimientos no pudo menos que fo- mentar un sentimiento de autoestima entre los campesinos y un deseo de participar en la solución de sus problemas.

Por último, debe destacarse que

los

responsa- bles de PRODERITH han mostrado una loable aper- tura a las críticas provenientes es de las comunidades campesinas. En una de las áreas de proyecto hubo una fuerte decepción y numerosas quejas porque

los

trabajos de construcción de infraestructura de drenaje es estaba muy retrasados. Como en otras ocasiones, I equipo de comunicación entregó la cámara a los campesinos para que expresaran sus preocupaciones y protestas con libertad. Estas en- trevistas se editaron luego en un solo programa con el título de Material de discusión.

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dos con los campesinos. Más todavía, se empleó en otras comunidades para impulsar discusiones acerca de la conveniencia de que los campesinos realizaran una mayor parte de la construcción de infraestructura, en vez de dejarla en manos de las instituciones. Un informe recibido indica la sor- presa de los campesinos al ver un programa que criticaba a PRODERITH, exhibido por su propio per- sonal.

Comunicación para apoyo a la educación y a la capacitación

Durante la formulación de los planes locales de de- sarrollo también se examinan las necesidades de capacitación en forma conjunta con la población lo- cal. Con base en esa identificación, el Sistema de Comunicación Rural produce sus programas audio- visuales para capacitación.

El método utilizado supone adoptar cierto tema (por ejemplo, la apicultura, o la producción de carne y leche en el trópico) y dividirlo en una serie de lecciones. La presentación audiovisual de cada lección dura, por lo común, entre 12 y 15 minutos. Los programas audiovisuales, en la actualidad casi exclusivamente en video, se apoyan con ma- terial impreso, muy sencillo, que se entrega a los campesinos en cada sesión. Conocidos como Cua- dernos del participante, estos folletos tienen la fun- ción de ser un recordatorio de la información reci- bida durante los cursos. También es posible suministrar elementos adicionales en los Cuader- nos, cuando su índole hace difícil o inútil la presen- tación audiovisual. La mayoría se ilustra con dibu- jos simples y cuenta c o n un t e x t o reducido, impreso en caracteres apropiados para facilitar la comprensión por personas que tienen poca prác- tica en la lectura del castellano.

Igual que en otros proyectos de capacitación

campesina que utilizan una metodología basada en video educativo, los programas se muestran a los productores sólo en presencia de un técnico espe- cialista en la materia que se vaya a tratar.

El papel de ese técnico consiste en orientar la discusión una vez concluida la presentación audio- visual, contestar las preguntas planteadas y pro- porcionar la información adicional que considere apropiada.

El especialista dispone también de su propio ma- terial impreso, denominado Auxiliar didáctico, que es una guía para el empleo del curso audiovisual, con sugerencias acerca de los temas de discusión y una explicación clara de los objetivos que se per- siguen en cada curso y lección.

Otro elemento del paquete de capacitación es una sesión de trabajo práctico en la que los partici- pantes, con la orientación del especialista, aplican lo que acaban de ver en la pantalla de video y de discutir. Algunas lecciones son de naturaleza teó- rica o exclusivamente informativa (por ejemplo, Los problemas de la fruticultura en el Oriente de Yuca- tán) y pueden no prestarse a un trabajo práctico en sentido estricto. Pero en todo caso se ha visto que el periodo de discusiones posterior a la observa- ción del video es también práctico, puesto que la mayor parte de la adquisición y aceptación del co- nocimiento tiene lugar sólo cuando se debate el tema. De manera que la principal función del instru- mento de comunicación es presentar información a la libre discusión del grupo, más que instalar un co- nocimiento previa y externamente envasado.

Las sesiones en que participamos como técnicos son importantes -dice un integrante de las unidades de campo de PRODERITH-. Allí vemos los programas, discutimos la infor- mación, leemos el Cuaderno y, a veces bien, a veces mal, orientamos las prácticas de los campesinos. Pero -destaca- lo más impor- tante es eso que ocurre después de la sesión, cuando en pequeños grupos los campesinos regresan conversando a sus casas. Ahí es cuando la información se analiza, se discute entre iguales, y se toman las decisiones ver- daderas.

Esto puede comprenderse

si

se recuerda el cui- dado con que los responsables de PRODERITH han considerado las particularidades de la economía y de la cultura campesinas. En efecto, saben que los campesinos disponen de una lógica de asignación de recursos y toma de decisiones que no siempre coincide con la exterior a la comunidad rural. Por eso suponen que el ejercicio de la capacitación no

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pesinos transformen la nueva información en un componente que tenga sentido dentro de su pro- pia lógica. Un documento de PRODERITH sostiene al respecto que el desarrollo debe entenderse tam- bién como un proceso de cambio que transcurre entre la situación actual de los campesinos, en que ya no pueden reproducir sus condiciones de exis- tencia, y una situación futura a la que pueden llegar

partiendo de lo que ellos son en la actualidad.

El Sistema de Comunicación Rural no se limita a realizar programas para la capacitación de los cam- pesinos y de sus familias. Una parte de los mate- riales que produce se destina a la capacitación y la orientación del personal de PRODERITH, en espe- cial el que trabaja en el campo. Por ejemplo, se realizó un video sobre los métodos y ceremonias tradicionales de cultivo del maíz en Yucatán. Se han hecho otros para explicar los conceptos y ex- periencias del desarrollo rural integrado en áreas tropicales; para enseñar el uso del equipo de video- grabación y el idioma maya al personal enviado a Yucatán y para presentar alternativas novedosas de organización de los equipos de trabajo, etcé- tera.

Se ha cubierto una amplia variedad de temas en materia de capacitación, desde la aritmética básica -para ayudar a que los campesinos manejen mejor sus cuentas- hasta la deficiencia vitamínica en aves de corral, pasando por el cultivo de hortalizas

y la castración de cerdos. El curso de aritmética resultó especialmente imaginativo, puesto que se recurrió al uso de marionetas y a un actor profesio- nal para lograr un resultado al mismo tiempo eficaz

y atractivo.

La calidad de esos y otros materiales audiovisua- les para capacitación y educación ha mejorado con los años, conforme el personal dispone de mayor experiencia y de equipo más avanzado. El grupo de comunicación ha logrado tal nivel de competencia que ya puede enfrentar tareas un tanto delicadas, como realizar un curso sobre la reproducción hu- mana.

Durante las entrevistas realizadas para preparar este artículo, los habitantes de las comunidades rurales manifestaron su anuencia por unanimidad en el uso del material audiovisual para la capacita- ción.

En cuanto al punto de vista del personal técnico de PRODERITH, los programas audiovisuales para la capacitación han sido útiles para homogeneizar la información que se deseaba dar a los campesi- nos, y presentarla de manera muy accesible, lo que contribuye a mejorar su tarea de asistencia téc- nica.

PRODERITH ha comenzado a utilizar el Sistema de Comunicación Rural con propósitos recreativos

y culturales en las zonas de operación. La vida en el medio rural, en más de un sentido agobiante por la escasez de distracciones, pretende aliviarse en alguna medida con la exhibición de copias de docu- mentales y largometrajes nacionales

nales de buena calidad. Entre otra

copias en video de material producido por entida- des mexicanas orientadas a la preservación del pa- trimonio cultural popular, como el Museo de Cultu- ras Populares y el Fondo Nacional para el

F

Comunicación

pasa facilitar el flujo

PRODERITH pensara también en usar sus medios para producir instrumentos de co- municación en lo que podría llamarse displicente- mente relaciones públicas. Como dijera un alto fun- cionario de la SARH, tal vez el programa de video de mayor importancia que haya hecho PRODERITH fue uno que se usó por una sola vez para mostrar al Presidente de la República una breve síntesis del programa y sus avances.

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Es así como se producen programas de tipo in- formativo, por ejemplo, sobre un plan local de de- sarrollo especialmente exitoso, o sobre alguna ex- periencia de cooperación entre uniones de ejidos, el progreso general y perspectivas de algún pro- yecto en particular. Algunos de esos programas pueden resultar útiles también para los producto- res rurales, como el video sobre el Plan Local de Desarrollo en el Ejido Vicente Guerrero, que pudo usarse en otras comunidades como testimonio de los logros de una organización campesina y estí-

mulo

a la acción.

Los programas informativos o testimoniales se utilizan con frecuencia en lo que el Sistema deno- mina comunicación horizontal entre las comunidades rurales.

Este tipo de programas, el conjunto de la pro- ducción audiovisual realizada y las grabaciones ori- ginales son una especie de memoria institucional, a la que se recurre con frecuencia para apoyar el análisis de las acciones, el diseño, la planeación o

la transformación de nuevos proyectos o líneas de acción. Para una entidad como PRODERITH es im- portante disponer de esa memoria institucional,

que lleva ya varios años en operación y posible- mente continúe haciéndolo por mucho tiempo.

A mediados de 1985 la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) encomendó ai con-

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