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Aproximación a la epistemología de la bibliotecología como estudio regional del conocimiento

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Aproximación a la epistemología de la bibliotecología como estudio regional del conocimiento*

Nathalia Quintero Castro**

** Licenciada en Historia y Filosofía. Magíster en Hábitat. Profesora Asistente Escuela Interamericana de Bibliotecología, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. nathalia@bibliotecologia.udea.edu.co Resumen

El artículo recoge una reflexión sobre los temas del conocimiento, la filosofía de la ciencia y la teoría del conocimiento como estrategia para dilucidar la epistemología, y particularmente, la epistemología de la bibliotecología, concebida aquí como estudio regional del conocimiento. Se explica que el conocimiento es construido cuando un sujeto se acerca a ciertas partes de la realidad convertidas en ‘objetos de conocimiento’ para estudiarlas, lo que implica traer algo del lugar de lo desconocido a otro en el cual puede ser conocido, recordando siempre que el conocimiento es “pulsión” y que lo importante no es el destino final, sino el sendero por el que se camina para construirlo. Se aborda la teoría del conocimiento como el campo que estudia las diversas teorías o discursos que explican cómo conocer, con qué instrumentos, y qué

características identifican cada una de las formas de conocimiento. Por su parte, la filosofía de la ciencia juzga la actividad científica y sus resultados; responde cómo se han generado, desarrollado y aceptado las diversas concepciones científicas, la naturaleza de los instrumentos y el tipo de explicaciones utilizados. El campo de la epistemología es presentado como un territorio complejo, que establece nexos analíticos y críticos con la teoría del conocimiento, con asuntos metodológicos y de la filosofía de la ciencia, integra los requerimientos del deseo de conocer y aporta una actitud filosófica de dilucidación, rigor y reflexión. Se presenta así a la epistemología, relacionada con los ámbitos de la filosofía, la ciencia, los métodos y las prácticas científicas para darle fundamento, sustento o fuerza válida al saber que produce una ciencia. La epistemología de la bibliotecología se expone como el estudio regional o de una parte del universo del conocimiento, lo que conlleva un abordaje endógeno o intracientífico, es decir, un análisis continental de ese territorio, para reconocer e identificar los métodos, los objetos, las definiciones y conceptos propios, los caminos para su investigación, la pertinencia social y la misma concepción de lo científico en esa región y, principalmente, validar o legitimar las comprensiones racionales que se hacen de la realidad o la experiencia en el mundo, además del impacto y utilidad social de la bibliotecología.

Palabras clave: bibliotecología, epistemología, filosofía de la ciencia, teoría del conocimiento Cómo citar este artículo: QUINTERO CASTRO, Nathalia. Aproximación a la epistemología de la

bibliotecología como estudio regional del conocimiento. Revista Interamericana de Bibliotecología, Jul.- Dic. 2007, vol. 30, no. 2, p. 71-87

Artículo recibido: 12 de octubre de 2007. Aprobado: 10 de diciembre de 2007 Abstract

This article consists of a reflection on the subjects of knowledge, philosophy of science, and knowledge theory as a means of elucidating epistemology, and especially the epistemology of librarianship, considered here as a regional study of knowledge. Knowledge is constructed when someone converts aspects of reality into “knowledge objects” in order to study them, which in turn implies that they bring something from the world of the unknown to the known, keeping in mind that knowledge is “pulsion,” and what matters most is not the final destination but the path through which one travels to construct it. This study approaches the theory of knowledge as a field that studies the many theories and discourses that explain how to know, with what instruments and what characteristics identify each of the forms of knowledge. For its part, the

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philosophy of science considers scientific activity and its results, and responds with how various scientific concepts have been generated, developed and accepted, as well as the nature of instruments and the type of explanations utilized. The field of epistemology is thus presented as a complex field that establishes analytical and critical links with knowledge theory and with methodological subjects and the philosophy of science; it also links the requirements of the desire to know and supports a philosophical attitude of

elucidation, rigor, and reflection. Epistemology is thus presented as related to the domains of philosophy, science, and scientific methods and practice that give it validity on knowing that that it produces a science. The epistemology of librarianship is presented as a regional study, or part of the universe of knowledge, that brings with it an endogenous and intrascientific approach, that is, a continental analysis of this territory, in order to recognize and identify their own methods, objects, definitions, and concepts, research paths, social relevance and the same concept of the scientific in this region, and primarily to validate and legitimize the rational understandings that are made of reality or real world experience—above and beyond the impact and social utility of librarianship.

Keywords: Librarianship, epistemology, philosophy of science, knowledge theory

How to cite this article: QUINTERO CASTRO, Nathalia. Approaches to an Epistemology of Librarianship as a Regional Study of Knowledge. Revista Interamericana de Bibliotecología, Jul.- Dec. 2007, vol. 30, no. 2, p. 71-87

Introducción

El presente texto surge como reflexión sobre algunas fuentes bibliográficas de la epistemología, en el marco de la investigación Ciencias de la información: identificación y relaciones, con la pretensión de examinar el tema de la epistemología de la bibliotecología. Este trabajo fue animado por la interacción pedagógica con los estudiantes del Seminario de Epistemología de la Bibliotecología y con el grupo de investigación del mismo nombre de la Escuela Interamericana de Bibliotecología.

Una de las preguntas que orienta este artículo es: ¿Qué puede entenderse por epistemología de la

bibliotecología y qué características o elementos la comprenden? Para abordarla ha sido indispensable un recorrido de aclaración terminológica sobre conocimiento, filosofía y epistemología.

El contenido se desarrolla inicialmente con una reflexión en torno al problema del conocimiento y los asuntos referidos a la teoría del conocimiento; luego se considerará la filosofía como camino teórico-reflexivo, sobre todo en el ámbito de la filosofía de la ciencia; finalmente se tratarán algunos puntos para abordar la

epistemología y presentar lo que estamos entendiendo por epistemología de la bibliotecología y los elementos que la constituyen.

1. La pregunta por el conocimiento

Según Germán Vargas Guillén “todo conocimiento es una interpretación”,1 puesto que se trata de una construcción, producto de la aprehensión de la realidad o de sus hechos. Esto significa la búsqueda constante de explicaciones faltantes, construcción de comprensiones que lleven a mirar de otra manera las cosas o capturar renovadas características del entorno. Sin embargo, dicha interpretación surge cuando existe el deseo por conocer pues, como anota Gaviria, el conocimiento es:

“Una construcción en devenir (…) es una pulsión, pues para ésta ‘la meta no es su destino final, sino el camino mismo’ es decir, la pulsión gira en torno al objeto, de modo que su propósito no es la satisfacción completa del deseo, sino poder volver incesantemente sobre su senda circular (…)así mismo el conocimiento va de lo ideal a lo real: del hecho a su razón, y con este movimiento todo lo renueva, todo lo transforma”2

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Este significado de conocimiento como devenir transformador se une a las características expresadas por Vargas Guillén: “El conocimiento aparece, pues, más como una tarea de ‘encubrimiento’ o ‘recubrimiento’ que de descubrimiento del ser a lo real. A ese ‘encubrimiento’ es, en rigor, a lo que llamamos mundo”,3 así que el conocimiento implica, de un lado, al sujeto y su relación con las cosas del mundo que quiere, desea o siente: “pulsión” por identificar, comprender o interpretar; y por el otro, comprende el acto de conocer, que se encuentra siempre con “entorpecimientos y confusiones”,4 pues tiene en sí mismo la característica de la sombra, la duda o la incertidumbre, elementos epistemológicos que remiten a la racionalidad y que motivan permanentemente el deseo de buscar respuestas.

El conocimiento siempre debe referirse al sujeto o, lo que es lo mismo, contiene el despliegue de la subjetividad, pues no existe conocimiento sin sujeto que conoce: no hay conocimiento “en sí”, sólo hay conocimiento “para mí”. Tampoco podría existir conocimiento sin la interacción de ese sujeto con el objeto de conocimiento, es decir, sin el fenómeno que se desea conocer, o sin el interés por la cosa, proceso o acontecimiento, pues el objeto está dado por la inclinación del sujeto por conocer ante la persistencia de no saber, por la contradicción interna, por explicaciones incompletas o por comprensiones aún vagas de la realidad.

El conocimiento nace cuando un sujeto se acerca al mundo, o a ciertas partes de la realidad convertidas en ‘objetos de conocimiento’, para intentar explicarlos, comprenderlos o intervenirlos. Eso significa, como anota Vargas, “traer objetos de la zona de lo que está siendo ignorado a lo que es determinado -en otra zona- a ser conocido”5. Esta dinámica exige que el conocimiento sea atendido como algo en construcción, de respuestas y también de preguntas6, como elección de caminos, proceso en el cual lo importante, como se anotó al inicio, no es el destino final sino el sendero por el que se camina para construirlo.

Entonces, el conocimiento no es un lugar tranquilo, sistemático, organizado, coherente, sino que constituye un lugar de lucha, combate y caos, en el que hay que aprender a navegar para lograr, a veces, dar explicación a los fenómenos. Por ello, cruza des-conocimiento, re-conocimiento y re-construcción permanente, pues el conocimiento se configura en el movimiento y en la incertidumbre, a la vez que exige un talante abierto a la duda, resistir la oscuridad y ser constante en la búsqueda de luces para intentar comprender, interpretar y explicar la realidad.

2. La pregunta por la teoría del conocimiento

Si conocer es construcción, interpretación, y a la vez una pulsión, la teoría del conocimiento requiere estas características para pensar sobre el conocimiento mismo y configurarse en un sistema teórico que explique el origen: cómo nace; las posibilidades de conocer o no la realidad; así como su naturaleza o su esencia.

La teoría del conocimiento estudia el alcance, la naturaleza, el origen y formas de conocimiento; por ello se interesa por describir cómo nace y qué características tiene el proceso de construcción, sus fuentes, enfoques y las perspectivas que pueden surgir del acto de conocer. Según Johannes Hessen, la teoría del conocimiento se reconoce como una “disciplina filosófica independiente”7 que trata de un hecho gnoseológico, del

conocimiento o la referencia de nuestro pensamiento a los objetos, las relaciones sujeto-objeto y las maneras de explicar su configuración, lo cual permite esclarecer las posibilidades de creación, empleando como herramienta el recorrido por las posturas de los autores representantes de las perspectivas que han planteado y construido conceptos para identificar y comprender el fenómeno del conocimiento humano: su génesis, su realización, su esencia, su verdad y las múltiples formas de conocer. Así, la teoría del conocimiento aborda los discursos que explican cómo conocer, con qué instrumentos y qué características identifican cada una de sus formas, bien desde la pregunta por cómo surge (racionalismo, empirismo), bien desde la posibilidad de conocimiento mismo (dogmatismo, relativismo, subjetivismo o criticismo), o desde el interrogante por su esencia: objetivismo, realismo, idealismo, materialismo o fenomenología.

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Estos problemas constituyen el cuerpo de la teoría del conocimiento, que contribuye a la comprensión de éste como obra de la experiencia humana, a saber: cómo se relaciona con las cosas, cuáles son sus

representaciones en la mente, y ayuda a dilucidar aquel proceso de construcción de ideas para explicar y aprehender la realidad.

3. La filosofía como camino teórico-reflexivo

La definición clásica de la filosofía es ‘amor a la sabiduría’, inclinación o deseo de saber, debido a la carencia que se tiene de éste; por ello debe existir, como dice Zubirí “gusto por el conocimiento, que se logra por examen o inspección de las cosas”8; pues examinarlas exige una inclinación a la búsqueda, a la reflexión y profundización para tratar de “establecer el por qué y la causa de las cosas”, acercarse a la construcción y comprensión de lo real y la teorización de la realidad, construcción que se adquiere mediante el proceso activo, continuo y riguroso de observar los datos o los fenómenos de la realidad estudiada mediante la

profundización filosófica. Así, la filosofía tiene nexos importantes con los procesos propios de la ciencia y la investigación pues, al decir de Abbagnano, la filosofía es: “investigación racional, autónoma, que no se apoya en una verdad ya manifiesta o revelada sino sólo en la fuerza de la razón, su única guía”.9

De otro lado la filosofía, al considerarse amiga de la sabiduría, a la que busca incansablemente, exige un disponerse al discurso (dis-curso, re-correr) críticamente, de forma sistemática y lógica sobre las diversas praxis de la realidad. Es una disposición a la indagación, la investigación, la sustentación de “las formas y las esencias”, comprender y pensar de forma ordenada, usar los términos de manera precisa, establecer

comparaciones, imaginar y crear; construir preguntas apropiadas, pensar en el lenguaje, observar y profundizar, fomentar la capacidad para la sorpresa y la ambigüedad, pues “el asombro se traduce como pasión, apasionamiento, sentimientos en efervescencia (…) guarda estrecha relación con (…) sufrir, soportar, tolerar, sobrellevar, dejarse llevar por, dejarse determinar por”.10

Es común escuchar que la filosofía es la más inútil de las disciplinas pues, además de reflexionar, no sirve para nada; sin embargo, respuestas fundamentadas nos hablan de su utilidad y, en el ámbito práctico, nunca se deja de reconocer la urgencia de más filosofía, de mayor espíritu filosófico y de la necesidad de disponernos a la actitud filosófica. La filosofía es una posibilidad, un camino más para aproximarse a la realidad, que compromete integración de conocimientos, acercamientos a la vida social, por encontrarse envuelta en el diálogo y la conversación, además de propiciar la reflexión sobre las cosas de manera profunda, sosegada, buscando siempre sustentos racionales, razones y comprensiones del mundo y de lo que hay en él.

Así mismo conlleva un estilo que propende por la clarificación de los pensamientos, pues se trata de una actividad racional y sistemática, no un dogma o una orientación ideológica; así, la filosofía proporciona el ejercicio de pensar e interrogarse por el ser, la vida, los fenómenos de la naturaleza y del hombre, por su posición dentro de la sociedad y frente a la realidad. También “la filosofía se consolida en un saber diferente a la opinión y más cercano a las ciencias (...) Fuente de enseñanza y vida que permite aclarar la condición y destino del hombre”.11

La filosofía constituye una forma de conocimiento en la medida en que abstrae y habita el mundo de los conceptos,12 reflexiona sobre ellos y los construye, pues permite:

“(…)plantear problemas, analizar conceptos, descentrarse de su propio punto de vista y tomar distancia frente a las opiniones, ejercer un espíritu crítico frente a las ideas recibidas y a esquemas de pensamiento

establecidos, pasar de la expresión inmediata y espontánea de su punto de vista, al desarrollo argumentado y matizado de una posición, practicar el ir y el venir, desde lo abstracto a lo concreto, entre lo particular y lo universal. Concluir una reflexión desde la exposición de una pregunta hasta la formulación de una

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Para ello se requieren ciertas técnicas, entrenamiento y gusto por la dilucidación, el proceder sistemático y racional; se requiere apertura hacia la pregunta por el significado, las razones, las relaciones y las

justificaciones; querer entender y trabajar en ello: comprenderse a sí mismo, el mundo en el que vivimos, las dinámicas científico-sociales, intentando encontrar sentido en medio de la confusión, haciendo juicios razonables, cada vez mejores, más argumentados, sustentados, coherentes y rigurosos.

4. Filosofía de la ciencia

Si la filosofía solicita una disposición a la reflexión, a la clarificación del pensamiento y las ideas, la filosofía de la ciencia trata de profundizar sobre la práctica científica: cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas, cómo se obtienen estas teorías y los conceptos científicos; comprende también la

dilucidación sobre cómo la ciencia explica, predice y controla la naturaleza, además de la formulación y uso del método científico; por ello se interesa por el problema de la cientificidad; se dedica al análisis crítico sobre la historia y la estructura de la ciencia.

En este sentido, la filosofía de la ciencia juzga la actividad científica y sus resultados; lo que conduce a estudiar cómo se han generado, desarrollado y aceptado las diversas concepciones en este ámbito, y la

naturaleza de los instrumentos utilizados; se pregunta y trata de responder por estas explicaciones y sus tipos. Se interesa por hacer teoría de la ciencia para comprender ese conjunto de conocimientos racionales

construidos mediante la utilización del método científico de manera sistemática, las reglas de

experimentación y evaluación de las hipótesis y, así, explicar cómo este tipo de conocimiento ha contribuido a importantes cambios sociales y humanos, pues, a decir de Barragán, se trata de la “relación de la ciencia con la sociedad, o del esfuerzo que deben hacer los pensadores por ubicar la ciencia dentro de los valores

humanos”.14 Implica pensar sobre el sentido de las producciones científicas, su utilidad, procurando fundamentarlas como constituyentes de una concepción del mundo. De modo que la filosofía de la ciencia estudia, reflexiona y busca el sentido del universo de la ciencia, analiza esa peculiar manera de acercarse a la realidad y de procurar respuestas prácticas y útiles a la sociedad, el hombre y la vida.

5. La epistemología

La palabra epistemología surge del griego episteme, que significa conocimiento auténtico y verdadero, diferente al conocimiento común; el término ha remitido a un tipo de conocimiento especial por su proceder metódico, riguroso, sistemático, crítico y controlado. Por ello tiene estrechas relaciones con la filosofía, en tanto actitud y forma de conocimiento lógica y sustentada que interpreta la realidad y toda la experiencia humana: desde los hechos científicos (tarea de la filosofía y la teoría de la ciencia) hasta los hechos sociales, políticos, artístico-estéticos, religiosos, técnicos. Así mismo, se relaciona con la teoría del conocimiento, pues es necesario conocer las formas de conocimiento, su esencia, procedencia y características, que, para efectos de la epistemología, se centran, no en los procesos cognitivos en general (teoría del conocimiento o

gnoseología), sino del conocimiento validado racionalmente con estrategias de control crítico en una parcela del conocimiento.

Por los profundos nexos mencionados, la noción de epistemología ha sido objeto de diversas

conceptualizaciones, bien como el estudio de los conocimientos científicos, definición aproximada a la filosofía de la ciencia y que se encuadra como sustento esencial de las ciencias físico-naturales,

experimentales y portadoras tradicionales de la característica de científicas; bien como la parte de la filosofía que orienta su trabajo a la posibilidad y esencia del conocimiento humano, acepción que se acerca a la teoría del conocimiento o gnoseología.

Autores como Vargas Guillén15 explican la epistemología desde diversos ámbitos: como “estudio del

‘aumento’ de conocimiento”, lo que significa que se analiza su crecimiento mediante principios o reglas para su construcción. O como “función intracientifica”, en la que se procede a examinar la práctica del

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conocimiento científico, es decir, que tiene una función filosófica y analiza el proceder en cada una de las ciencias. En otros casos, la noción de epistemología es sustentada desde “la búsqueda de la certeza”, en la cual se le adjudica a la epistemología la búsqueda del conocimiento verdadero, cierto, que no yerra. La epistemología puede ser vista como el “estudio del método”, lo que permite explicar los procedimientos o reglas para la producción de conocimiento, como también el esfuerzo metódico de las ciencias para llegar a tener fundamentos; el estudio de las vías de acceso, los caminos y los recorridos que la investigación hace para la obtención de saber.

Lo anterior indica que el nombre de la epistemología condensa intereses referidos a la teoría del

conocimiento, asuntos de la filosofía de la ciencia y temas metodológicos; además, integra requerimientos tales como la pulsión por el conocimiento y una actitud filosófica de dilucidación, rigor y reflexión. Con ello se quiere decir que el campo de la epistemología constituye un territorio complejo que establece nexos analíticos y críticos con los ámbitos de la filosofía, la ciencia, los métodos y las prácticas científicas para darles fundamento, sustento o fuerza válida para identificar y fortalecer las ciencias y sus relaciones peculiares.

En este sentido, podríamos decir con Barragán que: “La epistemología se preocupa de los datos constitutivos del conocimiento humano para determinar a partir de ellos, su valor, por eso los juzga, los critica, los

fundamenta”,16 a propósito de un territorio cognitivo especifico, ya que dichas condiciones pueden ser diferentes en cada ciencia, dependiendo de la parcela de la realidad que estudie; por ello, los caminos para su investigación, los procedimientos y las estructuras son diferentes.

Entonces, es esencial ubicar la epistemología como la encargada del estudio regional del conocimiento, es decir, pide la elección de un ámbito territorial. Requiere -dice Vargas Guillén- “Ubicarse en algún ‘espacio’ de conocimiento, es decir, en alguna disciplina específica (…) para proceder a operar

epistemológicamente”.17 Eso significa que la epistemología busca la obtención de conocimientos situados en un área del saber humano, para establecer relaciones entre todas las áreas, por lo que requiere una

comprensión amplia del conocimiento humano.

Así, la epistemología como disciplina se interesa por las dinámicas de las ciencias para construir conocimiento, estudia la lógica y los mecanismos utilizados por cada una de ellas, para sustentar los

razonamientos propuestos, se centra en los criterios de validez, profundiza en los ‘modos de producción’ de conocimientos, para entenderlos, fundamentarlos y darles alternativas que los lleven a su realización cada vez más certera, más fiable. Esto sugiere que la epistemología es un campo interesado por las dinámicas

peculiares y particulares de una región de conocimiento, mientras que la filosofía de la ciencia se interesa por la historia, los fundamentos y el desarrollo de la ciencia.18 La epistemología pone el énfasis en los controles críticos y criterios de validez, lo cual conduce a pensar en la autonomía y especificidad de cada uno de los territorios; la filosofía de la ciencia concentra su interés en la cientificidad: su práctica, historia, evaluación y cambio de las teorías y los conceptos científicos.

La epistemología constituye una actividad filosófica frente al conocimiento de las ciencias, estudia la constitución de los conocimientos válidos, lo que implica acercarse a su naturaleza y peculiaridades. Así planteada, la epistemología es: “La rama de la filosofía que se ocupa de los problemas de la naturaleza, de los límites y validez del conocimiento y de la creencia”,19 por lo que considera que el conocimiento es creencia de tipo especial: creencia que satisface ciertas condiciones; por ello, el mencionado autor anota que: “La cuestión central de la epistemología consiste, entonces, en determinar qué condiciones debe cumplir una creencia para ser conocimiento”20para cada uno de los territorios de los saberes, lo cual sugiere el abordaje particular de cada uno de ellos y la reflexión sobre las diversas relaciones entre las ciencias; de esta manera, la epistemología es una rama interesada en la identidad y en la relación de los campos de conocimiento humano, para que sean más fuertes, establezcan mayores y mejores relaciones, respetando su independencia y

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su ‘modo’ particular de crear conocimiento.

Como puede observarse, la especificidad de la epistemología la constituye la reflexión sobre el conocimiento de una parcela cognitiva, de la que busca siempre su fundamentación, es decir, su solidez y fortalecimiento o, como bien lo anota Laverde, indaga por las condiciones de validez, el análisis de la naturaleza, problemas de interés y los límites de ese territorio o ciencia, por cuanto es el área general del conocimiento, que estudia cada ciencia en específico para comprender la dinámica de cada una de las regiones del amplio campo de los saberes humanos. Así, podemos decir que la noción de epistemología hace alusión a todo interés por dilucidar las peculiaridades de las ciencias. Aquí entonces, se podrá enunciar la epistemología como campo general no obstante, ella remitirá al mundo endógeno o intrínseco de cada una de las ciencias para aplicar su

procedimiento.

6. La epistemología de la bibliotecología

La epistemología, entendida como la parte de la filosofía que estudia el modo de construcción del

conocimiento en una ciencia o disciplina científica particular, tiene como función esencial el propósito de que dichos conocimientos sean cada vez más fiables (válidos) para que aporten al desarrollo de las prácticas sociales. Para eso utiliza como herramienta la profundización filosófica, que implica conocer y comprender la lógica de la construcción de los conceptos, la historia y el devenir de la disciplina científica, reconoce los principales problemas de su territorio cognitivo y los componentes y ámbitos en los cuales se desarrolla. Esto exige una visión crítica para aprehender las cosas y los fenómenos, establecer criterios que contribuyan a lograr mayor validez y rigor en sus investigaciones y en los problemas que le competen.

Al nombrar la epistemología como un estudio regional, hacemos uso de un concepto topográfico como metáfora para dar cuenta de un espacio definido, con partes territoriales blandas como arenas movedizas, otras, un poco más firmes; a la vez con pliegues, rupturas y discontinuidades; con bordes y fronteras, a veces rígidas y a la vez porosas, que en momentos encierran o blindan, en otros, permiten la fuga y el traspaso a otro territorio.

De modo que la epistemología estudia una parcela del universo del conocimiento como es el campo de la bibliotecología, territorio de interés que busca fundamentarse y validar su producción cognitiva. Así, la epistemología de la bibliotecología procurará un abordaje intracientífico, es decir, un análisis continental que reconozca e identifique los métodos, los objetos, las definiciones y conceptos propios, los caminos para su investigación y la concepción que la comunidad académica tiene de lo científico, con lo que se pretende, finalmente, validar o legitimar las comprensiones racionales que la bibliotecología hace de una parte de la realidad o de la experiencia en el mundo, además de su impacto y utilidad social.

Consideramos a la bibliotecología como un campo de la comunicación y del conocimiento humano y, a decir de Rodríguez Gallardo: “Lo que le incumbe al bibliotecario es el estudio y análisis del proceso de

comunicación, para comprender mejor y proporcionar adecuados servicios bibliotecarios, para que el conocimiento de las cosas llegue al mayor número de personas y para que se disfrute de las obras de creación” .21

Se trata, así, de una profesión y territorio cognitivo que abarca la producción o creación de conocimiento, a través del círculo comunicativo de acumulación, organización y preservación para la difusión, apropiación y utilización, por cuanto la biblioteca se considera como el “lugar donde se concentran los servicios

bibliotecarios y se reúnen las colecciones”,22 configurándose como el centro de encuentros de mundos, acceso, uso y democratización de los soportes del conocimiento humano, ámbito en el cual el profesional es “el personaje encargado de conocer, organizar, dosificar y brindar acceso a las experiencias humanas”,23 que preserva la biblioteca.24

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Hechas estas precisiones, podemos decir que abordar la bibliotecología como entorno cognitivo o parcela particular, de manera sistemática y rigurosa, constituye un estudio epistemológico, en el cual este tipo de construcción de conocimiento es producto de la acción de los “sujetos epistémicos”. Eso sugiere la existencia de una comunidad académica y científica que fortalece el interés por dilucidar los componentes internos de la bibliotecología y establecer lazos de cooperación, discusión, socialización y consenso, indispensables para delimitar el territorio cognitivo que se analiza, mediante la comunicación de los sujetos epistémicos, la discusión sobre los temas epistemológicos (endógenos de la bibliotecología) y las normas o principios de su proceder. Pues, como dice Vargas Guillén: “La epistemología trata del conocimiento que produce ese sujeto y de la proposición tanto de nuevos objetos a ser conocidos como de las reglas para ello por parte de él (sujeto epistémico)”.25

En este sentido, la epistemología de la bibliotecología es una disciplina reflexiva, que analiza y contrasta sus componentes esenciales o identificatorios, pues se trata de un “Estudio crítico de los principios,

procedimientos y resultados de las diversas ciencias -en este caso la bibliotecología- con el fin de determinar las relaciones lógicas y el grado de validez de estos procedimientos o estructuras que utiliza el científico”.26 Esto hace referencia a la existencia de la epistemología general, de interés esencial para todas las ciencias y para establecer múltiples relaciones proporcionadas por los análisis epistemológicos y, a su vez, la

epistemología se establece como todo estudio que se ubica al interior de cada territorio o región del

conocimiento, por cuanto se presentan las epistemologías regionales, es decir, las propias de cada campo de saber.

Así planteado, la epistemología de la bibliotecología deberá interesarse por los instrumentos que hacen válida la adquisición y convalidación del conocimiento en el área de la bibliotecología, territorio o parcela de la gran área de las ciencias. Por ello, tiene como función constituir ese ámbito en un territorio cada vez más firme o fundamentado para dilucidar que: “La cuestión fundamental de la epistemología es pues el cómo se funda esos conocimientos que consideramos verdaderos”27 podríamos decir, en el contexto de este escrito, conocimientos válidos, atravesados por los controles críticos consensuados en los territorios cognitivos. El estudio regional o territorial de una disciplina permite profundizar sobre el proceso de construcción de saber en ese ámbito: su historia, su permanencia y transformaciones; autores fundadores o representativos, los fundamentos filosófico-teóricos; el estudio de los objetos, la producción de nuevas preguntas y

cuestionamientos endógenos y el descubrimiento de nuevos problemas de investigación propios del área. Así que se hace necesario para las disciplinas científicas pensar y dotarse de fundamentos, lo cual exige un ejercicio y una función mental que consiste en la disertación, el análisis y la profundización conceptual, como dice Ortega Martínez: “Yendo de juicio en juicio, de concepto en concepto, hacia (…) es decir, se trata de una actividad discursiva, que transcurre o tiene un curso dinámico pero con una cierta dirección o intencionalidad (…) de naturaleza asociativa o inclusiva, en y por la cual se asocian ideas y conceptos (conocimientos

simbólicos)”.28

De manera que la epistemología de la bibliotecología permite la dilucidación racional, que consiste en dar razones de su saber y estructura, explicitar los por-qués, es decir “Tiene que ver con el principio de razón suficiente, dichas razones son expresadas mediante teorías, es decir con un conjunto o corpus de ideas asociadas”.29 Así, la fundamentación de la bibliotecología está referida a la constitución de sentido en este campo de conocimiento o ámbito de realidad, dicha constitución de sentido configura cierta lógica o “juego lingüístico” que la legitima por lo que sugiere que dicha fundamentación de la bibliotecología se encuentre anclada en unas condiciones contextuales y por las peculiaridades de la disciplina científica, además de configurar una estructura lingüística propia o un lenguaje especializado que funciona como un juego, donde existen reglas definidas y no definidas. 30

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Los componentes de la epistemología de la bibliotecología se configuran por preguntas como: ¿Cuál es la parcela cognitiva que estudia y reflexiona? Esto remite al interrogante por el estatuto de la ciencia o disciplina de interés. O por: ¿Qué tipo de conocimiento es? Pregunta de tipo endógeno, que pretende identificar una categoría mayor que guiará su reconocimiento entre otros territorios y la relación con ellos mismos, como sistema organizativo que proporciona pautas. Y se refiere a las implicaciones de este tipo de conocimiento, su forma y estructura, para responder a otras preguntas sobre si el campo de estudio: se verifica, se explica, se interpreta o se describe.

La epistemología de la bibliotecología se pregunta por los objetos de conocimiento e investigación; los caminos o métodos con los que investiga sus objetos y produce conocimiento para explicar, interpretar o comprender la parte de la realidad de la que se ocupa; también trabaja en la clarificación o exposición de los términos o conceptos que identifican su territorio, con los cuales orienta, establece fronteras y construye un sistema conceptual que guía sus producciones. Estudia los fundamentos del área o territorio de la

bibliotecología mediante un procedimiento dialéctico, es decir recurriendo a la explicación, a la construcción y exposición de razones de los componentes esenciales y endógenos que son los que configuran su estructura científica.

Así mismo, la epistemología de la bibliotecología se ocupa del establecimiento de los criterios de validez con los cuales legitima, otorga valor o respalda los conocimientos producidos en la región cognitiva de estudio; con ello, se establece una serie de controles críticos que fortalecen el campo bibliotecológico, orienta las prácticas y procuran una reflexión constante sobre los productos, la socialización o la interacción entre los miembros de la comunidad científica y la constitución de los consensos necesarios y posibles sobre algunos componentes teóricos y prácticos de la disciplina científica.

La validez hace alusión a un talante crítico, reflexivo y comunicativo de los ‘sujetos epistémicos’, quienes conforman la comunidad científica y académica de la bibliotecología para configurar los mecanismos mediante los cuales se legitiman los conocimientos sobre el territorio o campo de conocimiento, porque las producciones surgen de procesos investigativos que han seguido unos procedimientos sistemáticos y

rigurosos; porque conllevan un sendero de discusión, contrastación, diálogo y fortalecimiento argumentativo entre diversos grupos epistémicos que discurren sobre estas producciones investigativas; porque explica y sustenta las razones por las cuales es pertinente el objeto de investigación, los métodos o caminos utilizados para ello y por el sustento social o “modo social de valorarlos”,31 lo cual exige que lo investigado tenga un fin útil, que la dilucidación teórica impacte de manera efectiva una praxis social o conduzca a

transformaciones en las prácticas profesionales.

Este plano crítico, planteado como estrategia para la configuración de criterios de validez, conforma, según Vargas Guillén, ‘un relativismo valorativo’ que vemos con agrado, pues el autor explica que es posible hacer: “(…) legítima cualquier forma de proceder en el intento de conocer el mundo, siempre que se demuestre por qué se le atribuye valora a tal forma determinada de constituir y construir el conocimiento; y también es legítimo estudiar cualquier problema siempre que se demuestre el valor de aquello que se pretende investigar; ese relativismo sólo puede ser encontrado a la luz del análisis crítico y así éste se convierte en el mecanismo con el cual se da cuenta de las razones por las cuales se otorga valor tanto a los conocimientos como a los procedimientos asumidos”32

Lo anterior lleva a poner el énfasis en los grupos, nichos y sujetos epistémicos ocupados de reflexionar, sustentar y constituir los fundamentos de la bibliotecología como territorio cognitivo con peculiaridades que requieren ser reconocidas, sustentadas y comunicadas. Esta dinámica es posible en la medida en la cual se establezca un amplio y fuerte proceso comunicativo entre comunidades académicas (en su interior y con otras), quienes validan y generan ciertos acuerdos que proporcionan un patrón organizador para la producción de conocimientos en la bibliotecología como área del conocimiento humano y como práctica profesional que

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cuenta con fundamentos y orientaciones epistemológicas claras.

Con ello la epistemología de la bibliotecología procura el recorrido reflexivo, crítico y profundo en ese territorio o región epistémica que es la bibliotecología, con la tarea de sustentar sus ‘modos de construcción’ de conocimiento, las maneras metodológicas de proceder, los sustentos teóricos que fortalecen y guían la producción de conocimiento ‘fiable’, ‘válido’, como aporte positivo a las prácticas sociales, fin de cualquier ciencia, y aún más en el caso de un importante campo y profesión como la bibliotecología que sirve de soporte práctico de todo el conocimiento humano.

Conclusiones

La teoría del conocimiento se encarga de reflexionar sobre el origen, la naturaleza, el alcance y formas de conocimiento; por ello se interesa por describir cómo nace y qué características tiene el proceso de

construcción; las fuentes, enfoques y las perspectivas que pueden surgir del acto de conocer. Por su parte, la epistemología es un campo interesado por las dinámicas peculiares y particulares de una región de

conocimiento o ciencia. La filosofía de la ciencia se interesa por la historia, los fundamentos y el desarrollo de la ciencia como institución social. La teoría del conocimiento pone el énfasis en el estudio general del acto de conocer: surgimiento, teorías y explicaciones del acto de conocer, la epistemología en los controles críticos y criterios de validez, lo cual conduce a pensar en la autonomía y especificidad de cada una de las ciencias; la filosofía de la ciencia concentra su interés en la cientificidad: práctica, historia, evaluación y cambio de las teorías y los conceptos científicos.

La epistemología de la bibliotecología, entendida como estudio regional del conocimiento, procura una profundización endógena o particular del territorio, lo cual comprende el reconocimiento de la bibliotecología como un saber específico, con particularidades metodológicas, con procedimientos y lógicas respectivas que es indispensable identificar, comprender y reflexionar. Estas especificidades son otorgadas por los objetos de investigación y los controles de validez que hacen parte del proceso de configuración del campo de

conocimiento: sus transformaciones, discontinuidades, contradicciones y dilemas.

La epistemología busca la obtención de conocimientos situados en un área, para establecer relaciones entre todas las ramas del conocimiento, tarea para la cual requiere, a su vez, una comprensión amplia de los saberes. De modo que la noción de epistemología hace alusión a todo interés por dilucidar las peculiaridades de las ciencias, donde ejerce un papel de ciencia general de todas las ciencias; a su vez, la epistemología remitirá al mundo endógeno o intrínseco de cada uno de estos territorios, para profundizar en sus

particularidades.

La epistemología de la bibliotecología, en tanto actividad crítica, meditativa y comunicativa, debe contar con el fortalecimiento, cada vez mayor, de las comunidades epistémicas en redes de interacción para socializar, contrastar, discutir y proponer criterios de validez que hagan de la bibliotecología un territorio cada vez más sólido, fundamentado y respaldado por un ‘consenso intersubjetivo’, que debe iniciarse en cada uno de los nichos académicos ocupados de pensar la bibliotecología y extenderse a todas los ámbitos académicos y científicos en otras latitudes bibliotecológicas. Éste es un ideal al cual el abordaje epistemológico como estudio regional o endógeno de la bibliotecología puede contribuir para su realización.

Pie de paginas

* Artículo de reflexión derivado de la investigación Ciencias de la información: identificación y relaciones, llevada a cabo por Nathalia Quintero, Isabel Cristina Bernal, María Teresa Arbeláez, Marta Lucía Giraldo y Jair Taborda Ortiz, estudiante en formación. Financiada por el Centro de Investigaciones en Ciencia de la Información –CICINF- de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia, 2007.

(11)

1. VARGAS GUILLÉN, Germán. Tratado de epistemología. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, Ediciones San Pablo, 2006. p. 22

2. GAVIRIA VELÁSQUEZ, Margarita ¿Es posible la gestión del conocimiento en la actividad científica? Una aproximación al “bucle retroactivo” del conocimiento. Encuentro Internacional de Investigación en Bibliotecología y Ciencia de la Información, Medellín: I, Oct. 2006. Documento sin publicar

3. VARGAS GUILLÉN. Op. cit. p.63

4. BACHELARD, Gastón. La formación del espíritu científico. México: Siglo XXI, 2003 p. 15 5. VARGAS GUILLÉN. Op. cit. p. 118

6 . Gastón Bachelard afirma que “el hombre animado por el espíritu científico, sin duda desea saber, pero es por lo pronto para interrogar mejor”. BACHELARD Op. cit. p.19

7. HESSEN, Johannes. Teoría del conocimiento. Bogotá: Panamericana, 2004 p. 21 8. ZUBIRÍ, Xavier. Cinco lecciones de filosofía Madrid: Alianza, 1980 p.12

9. ABBAGNANO. Historia de la filosofía. Madrid: Sarpe, 1988. p. 15

10. HEIDEGGER, Martín. ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Herder, 2004 p.60

11. CÁRDENAS MEJÍA, Luz Gloria. Notas sobre la enseñanza de la filosofía. Revista Folios, 2000, no. 22, p.41

12. Deleuze y Guattari en el texto ¿Qué es la filosofía? Explican que la filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos. Por lo que el filósofo es un especialista en ellos, sabe cuáles son inviables, arbitrarios o inconsistentes. DELEUZE, G. Y GUATTARI, F. ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Anagrama, 1993, p: 8 -9

13. CÁRDENAS MEJÍA. Op. cit. p.43

14. BARRAGÁN LINARES, Hernando. Epistemología. Bogotá: Universidad Santo Tomás de Aquino, 1977 p.133

15. VARGAS GUILLÉN. Op. cit. p.45 16. BARRAGÁN. Op. cit. p.13

17. VARGAS GUILLÉN. Op. cit. p.98

18. El énfasis de la filosofía de la ciencia en la cientificidad, puede propiciar la idea de que se interesa por La Ciencia, con mayúscula y en singular, lo cual remite al producto de los saberes físico-naturales o ciencias exactas, desde donde surge la afirmación de que La Ciencia es una.

19. VELARDE LOMBANA, Julián. Epistemología. En: VELARDE LOMBANA, Julián y MUÑOZ J. (comp.) Compendio de epistemología. Madrid: Trotta, 2000, p. 205

20. Ibíd. p. .206

(12)

UNAM-CUIB, 2001, p. 259 22. Ibíd. p. 2

23. Ibíd.

24. El bibliotecólogo puede ser visto como un sujeto que tiene una relación epistemológica o cumple función de epistemólogo en cuanto trabaja con el conocimiento producto de todas las ciencias y puede generar una gran red social de conocimiento y establecer múltiples relaciones inter y multidisciplinarias. Además, por conocer el contenido de los soportes y capacitar a los usuarios para que continúen con el proceso de comunicación y construcción de conocimiento y utilizar la biblioteca como un instrumento y un lugar de encuentro con los registros y los productos de la cultura.

25. VARGAS GUILLÉN. Op. cit. p.115 26. BARRAGÁN. Op. cit. p. 126

27. ORTEGA MARTÍNEZ, Francisco José. Epistemología y ciencia en la actualidad. Thémata Revista de Filosofía, 2002, no. 28, p. 161

28. Ibíd. p.162 29. Ibíd. p.161

30. Pues el lenguaje es la herramienta esencial para la constitución de saber y de ciencia, pues el conocimiento es una configuración gramatical pues, según Juan Guillermo Hoyos, “La lógica de los

conceptos es una lógica peculiar, que funciona sobre determinadas bases y opera por determinadas razones y justificaciones” HOYOS, Juan Guillermo. Razones y fundamentos. En: La lógica de los conceptos. A propósito de Ludwing Wittgenstein. Medellín: Cargraphics, 2001, p. 105

31. VARGAS GUILLÉN. Op. cit. p. 50 32. Idem. p. 50

Referencias bibliográficas

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6. CÁRDENAS MEJÍA, Luz Gloria. Notas sobre la enseñanza de la filosofía. Revista Folios, 2000, no. 22 7. DELEUZE, G. Y GUATTARI, F. ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Anagrama, 1993

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10. GAVIRIA VELÁSQUEZ, Margarita ¿Es posible la gestión del conocimiento en la actividad científica? Una aproximación al "bucle retroactivo" del conocimiento. Encuentro Internacional de Investigación en Bibliotecología y Ciencia de la Información, Medellín: I, Oct. 2006. Documento sin publicar

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14. HOYOS, Juan Guillermo. Razones y fundamentos. En: La lógica de los conceptos. A propósito de Ludwing Wittgenstein. Medellín: Cargraphics, 2001

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20. RENDÓN ROJAS, Miguel Ángel. (Compilador) Problemas sobre teoría y epistemología de la Ciencia bibliotecológica y de la información. Discusión y análisis. México: UNAM, México, 2000.

21. SETIEN QUESADA, Emilio. Posibles derroteros de la teoría bibliotecológica en el siglo XXI. Sciere, Jul. – Dic. 2002. vol. 8, no. 2.

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23. VARGAS GUILLÉN, Germán. Tratado de epistemología. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, Ediciones San Pablo, 2006

24. VELARDE LOMBANA, Julián. Epistemología. En: VELARDE LOMBANA, Julián y MUÑOZ J. (comp.) Compendio de Epistemología. Madrid: Trotta, 2000

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