• No se han encontrado resultados

tfclh-cI

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "tfclh-cI"

Copied!
18
0
0

Texto completo

(1)

1

1 Tan Fuerte como la Hormiga Tan Fuerte como la Hormiga Me vuelvo a levantar.

Me vuelvo a levantar. Derechos reservados a: Derechos reservados a:

González García José Eligio González García José Eligio Primera Impresión 2013

Primera Impresión 2013

TTodos lodos los derechos os derechos reservados. reservados. Ninguna Ninguna parte de parte de este libroeste libro puede ser reproducida de manera alguna sin el permiso puede ser reproducida de manera alguna sin el permiso escrito del autor, con excepción de citas breves en escrito del autor, con excepción de citas breves en artí-culos y revistas.

culos y revistas.

Diseño de Portada: Rodolfo Miguel Mascorro Ayala Diseño de Portada: Rodolfo Miguel Mascorro Ayala Caricaturista: José Luis Muñoz Pablo

Caricaturista: José Luis Muñoz Pablo

Diseño de Interiores: Rodolfo Miguel Mascorro Ayala Diseño de Interiores: Rodolfo Miguel Mascorro Ayala Editor

Editorial CCI ial CCI BooksBooks

ISBN: 978-0-0615-78911-8 ISBN: 978-0-0615-78911-8 Impreso en México

(2)
(3)
(4)
(5)

5

DEDICATORIA  

Dedico este libro para quienes soy un hijo, mi padre Eligio González Quiroz (finado), que hoy brilla como una estrella en el

firmamento.

Para mi madre que siempre pide por mí, una mujer sabia y virtuosa que desde niño implantó en mi el deseo de ser exce-lente. Que estuvo dispuesta a arriesgar su vida a la hora de mi

nacimiento para que yo viviera.

Para quienes fueron mis suegros “Ernestito y Estrellita” como yo les llamaba, con cariño Ernesto y María de la Luz Neaves.

Ejemplos de un amor por toda la vida.

Para mi esposa Betty, la alegría de mi vida un regalo de Dios que vino a iluminar mi vida con mucha felicidad.

Para mis hijos Eligio Abraham “Pacalito” y Eunice Sarai “Mi bebé”.

Para mis nietos Sebastiancito, Sophia, Abigail y Alyana.

Para todos mis amigos que a través de este maravilloso caminar

(6)
(7)

7

Prologo

Tan fuerte como la hormiga.

Me vuelvo a levantar.

En una colonia de “hormigas” hace mucho tiempo vivía una pequeña hormiguita que parecía como cualquier otra, su nombre Victoria y de apellidos “tú” y “yo” que había tomado una decisión, quería salir adelante, mejorar, salir de la pobreza tanto mental como material.

Todos sus antepasados veían la vida como una simple ru-tina pensando siempre que el destino los había condenado a ser simples hormigas insignificantes, sin valor alguno; y sobre todo sin poder aspirar a más.

Pero he aquí lo que cambió su historia, de esto se trata éste libro; en sus páginas vamos a ver nuestras vidas reflejadas. Al menos la de muchos que por generaciones, ya que sus tatarabuelos fueron pobres, los bisabuelos también al igual que los abuelos y los pa-dres, ellos inculcaron a sus hijos a aceptar el destino; a vivir una vida conformista y a diario como si fuera un entrenamiento, les repetían estas frases: “Hijitos, nosotros somos pobres, ¡No sueñen tan alto! ¡No hay dinero! ¿Qué creen que el dinero se da en los árboles?” Y todos los días repetían esto a sus hijos.

Lo que ellos escucharon durante toda su niñez, ahora daba fruto en su vida adulta. Todo aquello que fue implantado en sus mentes de niños como semillas. Ahora como adultos se veía reflejado en su comportamiento. ¡Imagínate! Un niño expuesto a esta programación; repitiéndoles una y otra vez: “¡Eres un tonto!, ¡Eres un bueno para nada!”

(8)

8

¿Cómo podemos esperar gigantes de esos niños? Cuando los mismos padres por falta de conocimiento e información les golpean una y otra vez su autoestima, ellos mismos los derrum-ban, los sobajan, los tumban y los vuelven a tumbar. Solamente son lo que tanto se les repitió que eran. Actúan de acuerdo a la programación que tanto se les impartió como su destino.

En este libro encontrarás la historia de “Victoria” la hor-miguita a quien, sus disque amigas y familiares la trataron de desanimar, de tumbar, pero ella se volvía a levantar.

 Así pues, dispongámonos a bajar nuestra vista con humil-dad al reino de las hormigas y aceptar, que si ellas pueden, no-sotros, seres humanos creados a la imagen y semejanza de Dios también podemos lograr lo que nos propongamos.

¡QUE SI SOMOS CAPACES DE SOÑAR,

SOMOS CAPACES DE REALIZARLO!

Por tanto, veamos pues, la vida de nuestra maestra y amiga de nombre Victoria y de apellido TUYYO.

(9)

9

CAP ITULO

 I

“Asómate a tu ventana, cada mañana hay

rayos de luz esperando iluminar tu rostro,

tu vida. Atrévete a verlos de frente.

¡ATREVETE A SOÑAR!”

(10)

10

n la tierra de “no se puede”, hoy conocida como

“TODO ES POSIBLE”, hace ya muchos años vivía una

colonia de hormigas. La vida para ellos transcurría en forma tan común y rutinaria como siempre.

Lo mismo que fue ayer es hoy, y como es hoy, será mañana. -decían.

“Salir por la mañana a trabajar e ir por el mismo camino andado desde los abuelos, los padres y los hijos.” Aún antes de que el sol saliera, mamá hormiga se levantaba para hacer la vi-anda que papá hormiga tenía que llevar. Todas las hormiguitas tenían que hacer lo mismo. Al canto de los gallos todos princi-piaban a prepararse para otra dura jornada.

- Ahí no había excusa, al fin y al cabo, ¡Así nos tocó vivir!- Les decía mamá hormiga a sus hijos.

Y aunque a ella le dolía tanto ver a sus hijos hormiguitas tan fatigados, constantemente les recordaba:

- Esta es la vida de nosotras las hormigas, ¡Hay que trabajar para el patrón Don Grillo!, que mucho hace con darnos trabajo, que ni eso merecemos.

- ¡No se les olvide! Para nosotros las hormigas, ese es nuestro destino y hay que aceptarlo. Vean a su papá, toda su vida y no ha faltado ni un solo día al trabajo. Y a Don Grillo le gusta que sea-mos así, que vivasea-mos como lo que sosea-mos, como hormigas, que no se nos meta la loquera de querer ser más.

Día tras día, mientras mamá hormiga les enviaba al tra-bajo, tenía que recordarles quiénes eran. Su amor por ellos la

obli-E

(11)

11

gaba a prevenirlos contra ideas peligrosas de soñar y aspirar algo que jamás por todas las generaciones de que se tenía memoria, nadie había ni siquiera cuestionado.

Se nacía hormiga y se vivía como una hormiga, insignifi-cante, sin valor alguno...

Según contaba la historia de las hormigas, había una excepción. Hacía muchos años, uno de los antepasados se atrevió a soñar con ser libre, según platicaban los abuelos hormigas. Ella lo sabía muy bien, porque su abuela se lo repetía, sin embargo salir de ahí, de ese estado de pobreza tanto material como mental, no era posible.

¡Don Grillo era Don Grillo y había que tenerlo contento!

Por la noche, cuando llegaban del arduo trabajo del día, el abuelo les platicaba a sus nietos hormigas historias que él había escuchado de su abuelo también.

Ese día el abuelo estaba muy cansado. Pues, aunque era una hormiga vieja y muy trabajada, aun tenía que hacer su labor del día; pues no era excusa que estuviera vieja.

¡Esa era su cruz! Desde que pudo caminar había trabajado para Don Grillo, y hasta el día en que muriera tenía que trabajar.

Esa noche, fatigado, se disponía a descansar. Cuando su nieta, una hormiguita que era muy pequeña, pero que sentía el rigor del duro trabajo, se acercó a su camastro y dijo:

- Abuelo hormiga, cuéntame esa historia de nuestro antepasado hormiga que se atrevió a soñar. Dime, abuelo mío, de sus sueños

(12)

12

de libertad, quiero saber cuando menos lo bonito que sería no tener que trabajar para Don Grillo y poder, cuando sea grande, ayudar a mis papás hormiguitas.

Abuelo hormiga se levantó, con esfuerzo se sentó en su cama, con voz baja y cansada acarició a su nieta.

Desde que nació le apreció diferente. Cuando empezó a trabajar cuestionaba todo. Le gustaba ayudar a las hormigas y aunque era pequeña, siempre veía como se las ingeniaba para acabar primero sus tareas y así poder ayudarlo en su labor que tenía que cumplir diariamente.

Después, cuando llegaba a casa, buscaba cómo ayudar a mamá hormiga porque ella también trabajaba para Don Grillo, pues ahí nadie se escapaba. Se nacía hormiga y se moría hor-miga.

Abuelo, cuando pudo sentarse, la miró con mucha ternura y en su mirada había un deseo tan grande de que cuando menos uno de sus nietos lograra algo diferente, por lo que le pidió a su nieta hormiguita que le ayudara a levantarse y apoyado en su bastón, salieron afuera del hormiguero.

Era una noche con muchas, muchas estrellas.

Lentamente se sentó y con dificultad empezó a hablar:

-Mi nietecita -le dijo-. Toda mi vida he tenido un sueño, que cuan-do menos uno de mis hijos pueda progresar. ¡Pueda triunfar!

- Por muchos, muchísimos años ese sueño estaba dormido, in-cluso pensé que moriría sin ver a nadie de mis hijos o de mis nietos soñar en ser alguien grande en la vida. Pero te he visto a ti, mi pequeña hormiguita. ¡Tú eres diferente! -Dijo emocionado- tú

(13)

13

eres como yo fui de niño. Hay dentro de ti un no sé qué y por eso quiero platicarte de mi Abuelo hormiga, que ha sido el único de toda la colonia de hormigas, que un día se atrevió a ir más allá de los campos de trabajo de las hormigas.

- Nos platicaba que allá hay mucha miel. Nos platicó de una co-lonia de hormigas que viven en libertad. Ellas no tienen un Don Grillo que las obligue a trabajar de sol a sol por unos poquísimos granos de azúcar que como tú sabes, nunca nos alcanza. Nos contó también que en esa colonia de hormigas, todas se ayudan unas a otras y sobre todo, que no hay obstáculo, por grande que parezca, que no se pueda superar. Todo lo que él nos decía era tan lindo que parecía inalcanzable.

-Me acuerdo -dijo Abuelo hormiga-. Que él se atrevió a desafiar la tradición de las hormigas y corriendo el riesgo más grande, un día se alejó del hormiguero. Todos los demás abuelos hormigas le decían “el loco” ¡A quién se le ocurriría que algo tan bueno y tan bonito así pudiera existir!

- Al irse el loco se acabó la loquera. Nadie más pensó en sue-ños de grandeza o en ir en búsqueda de panales de miel. Todos sus hermanos hormigas siguieron trabajando como siempre lo habían hecho.

-Pero al irse él, también se fue la esperanza. Yo era muy pequeño pero, ¡Le admiraba tanto! Pensaba cómo sería esa colonia de hor-migas donde no tenían un Don Grillo, donde todas trabajaban, pero para ellas. Donde soñar no era un pecado, no era mal visto. Sino al soñador se le veía con admiración, se le veía con respeto y aún más, se le estimulaba.

- Allí la regla era:

“¡SI LO PUEDES SOÑAR, LO PUEDES REALIZAR!”

(14)

14

- Pero en la colonia de hormigas donde nosotros hemos nacido, mi nietecita Victoria, es todo lo contrario. Es vivir conformándose con el destino…

- Por cierto, ojalá ni tu mamá hormiga ni tú abuela hormiga nos vean platicar, pues a los dos nos regañarían. Ya sabes que todos aquí tienen tanto miedo, ¡Tan solo de pensar en sueños!, mucho más de platicarlos.

- Pero yo ya estoy muy viejo y cansado y sé que mis días se están acabando. Tú eres la única esperanza de que nuestra familia pro-grese. Por eso estoy dispuesto a abrirte mi corazón y sacar todos mis sueños empolvados y todos mis grandes deseos que tuve desde niño.

- Decía una gran hormiga sabia:

¡Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece!

- Así que déjame compartirte todo lo que necesitas para lograr todos tus sueños,

todos tus anhelos, tus metas. Cada noche buscaremos la forma de venir aquí a platicar y compartirte, lo que has de necesitar y estar dispuesta a hacer para un día alcanzar tus sueños. Y probar que aunque somos hormigas, ¡SI LO CREEMOS, LO PODEMOS LOGRAR!

- Que todo lo que podemos soñar lo podemos realizar.

- Pero dime: ¿Estás dispuesta, Victoria, a seguir este camino?

- Mi pequeña nietecita, tan frágil que te ves. Pero hay dentro de ti la fuerza de triunfar. Veo en tus ojos un brillo de emoción y más que todo, de Decisión. Pero quiero oírlo de ti, dime si estás dispu-esta a seguir este camino, que quiero decirte:

- ¡No es fácil!

- Así que, te escucho Victoria – Concluyó el abuelo.

(15)

15

La pequeña hormiga se acomodó en la hierba, levantó sus ojitos brillantes y que, a la luz de la luna, brillaban más. Por fin había logrado que su abuelo le hablara de todo lo que ella tanto quería oír. Acarició con sus pequeñas antenitas las patas delan-teras del abuelito hormiga, y le dijo emocionada:

- Abuelito hormiga, ¡Estoy llorando de emoción! ¡Yo quiero triunfar! - Quiero salir de aquí. Pero no sólo yo. Como te dije allá adentro del hormiguero. Quiero hacerlo por toda mi familia. Quiero ayudarlos a todos ustedes.

- ¡Me duele tanto ver a mi papá hormiga trabajar tan duro! y sa-ber que tendrá que ser así por toda la vida. Cuando llego al hor-miguero hogar, veo a mamá hormiga que ha llegado cansada, muy cansada de trabajar todo el día y todavía ¡Tener que seguir trabajando dentro del hormiguero!

-- Me da tanta rabia que todos piensen que porque siempre ha sido así, tendrá que seguir así.

- Yo sé, querido Abuelito hormiga, que esto puede cambiar, que puede ser diferente. Sé que no va a ser fácil, pero dime abuelito: - Acaso ¿Ha sido fácil trabajar toda la vida para Don Grillo? Y saber que la única salida es: ¡La resignación!

-No abuelito. Yo sueño con mucho más. Sueño con un hormiguero muy grande, ¡Pero Nuestro! Sueño con verte a ti descansando y sin preocupaciones. Sueño con ver a todos mis hermanos hormi-gas superándose. Sueño con conocer el mundo de las hormihormi-gas. Me pregunto:

(16)

16

- ¿Cómo será por allá, te imaginas? He soñado con llevarlos a ustedes para que conozcan las playas, pienso, ¿Cómo serán?, ¿Habrá palmas grandes que podamos subir?, ¿Cuántas frutas tan dulces habrá en el Amazonas?

-- ¿Puedes verlo, Abuelito? Conocer otras hormigas de Brasil. - Sabo-rear un rico coco de Hawaii. Ir a pueblitos de México donde hacen un pan dulce tan rico. ¡Uhmmmm!

- Dime Abuelito, ¡Dime que es posible! Dime qué tengo qué hacer para lograr todos estos sueños. ¿Verdad que si se puede abuelito? - Yo estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario. No me importa si es fácil o difícil. ¡Yo no quiero pasarme la vida entera trabajando para Don Grillo! No lo quiero ni para mí ni para ustedes. Yo los sacaré de trabajar. Les construiré su propio hormiguero.

- ¡Le pido al Dios de las hormigas que te dé vida para que lo pue-das ver! Por eso tengo que apurarme Abuelito y por eso estoy dispuesta a hacer lo que haya que hacer.

- Claro, ¡Siempre y cuando sea ético y moral!

- Porque he sabido de otras hormigas que querían lo mismo que yo, pero buscaron la manera fácil de alcanzar sus sueños. Y ahora pagan en el hormiguero cárcel y en los trabajos forzados por toda su vida.

- Yo quiero Abuelito, sí, alcanzar todos mis sueños. Pero superán-dome abuelito. Luchando por ser mejor y haciendo todo lo que tú me digas que hay que hacer. Ni el trabajo ni el esfuerzo me asustan, con tal de verlos a ustedes felices. Y créeme Abuelito, no es solo la emoción lo que me mueve.

(17)

17

- Es mucho más. Es todo lo que he soñado para todos los míos. Lo veo tan claro, que dentro de mí sé que es posible. ¡Quería hablar tanto contigo de esto! Pero a la vez tenía miedo. Sin embargo, hoy me he decidido:

- ¡Voy a triunfar!, ¡Voy a ganar en la vida!

- ¡Nosotras las hormigas no tenemos por qué vivir siempre así! ¡Basta ya de conformarnos con granitos de azúcar! ¡Ni tampoco cuando crezca, quiero esto para mis hijos!

- Sé Abuelito, que no será fácil. Pero, ¡Qué importa! Así que dime lo que tengo que hacer. ¿Cuáles son los pasos que debo tomar para alcanzar estos sueños que me queman como si fuera un carbón encendido?

Abuelito hormiga vio a su nieta con tanta ternura. La tomó entre sus cansadas tenazas y le dijo:

- ¡Muy bien, mi nietecita Victoria! Mañana, después del largo día de trabajo nos encontraremos aquí.

- No Abuelito. -dijo Victoria. Será un día largo, pero no por el tra-bajo, sino por las ansias que tengo de saber cómo es que puedo alcanzar mis sueños.

- Así sea.- Contestó el Abuelo. Mañana a esta hora continuaremos este largo camino que es difícil de andar.

¡PERO VALE LA PENA DESCUBRIR QUE SE PUEDE LLEGAR!

- Hasta mañana entonces. - Hasta mañana, Abuelito.

(18)

Referencias

Documento similar

Entre nosotros anda un escritor de cosas de filología, paisano de Costa, que no deja de tener ingenio y garbo; pero cuyas obras tienen de todo menos de ciencia, y aun

Habiendo organizado un movimiento revolucionario en Valencia a principios de 1929 y persistido en las reuniones conspirativo-constitucionalistas desde entonces —cierto que a aquellas

o Si dispone en su establecimiento de alguna silla de ruedas Jazz S50 o 708D cuyo nº de serie figura en el anexo 1 de esta nota informativa, consulte la nota de aviso de la

La campaña ha consistido en la revisión del etiquetado e instrucciones de uso de todos los ter- mómetros digitales comunicados, así como de la documentación técnica adicional de

D) El equipamiento constitucional para la recepción de las Comisiones Reguladoras: a) La estructura de la administración nacional, b) La su- prema autoridad administrativa

b) El Tribunal Constitucional se encuadra dentro de una organiza- ción jurídico constitucional que asume la supremacía de los dere- chos fundamentales y que reconoce la separación

Las manifestaciones musicales y su organización institucional a lo largo de los siglos XVI al XVIII son aspectos poco conocidos de la cultura alicantina. Analizar el alcance y

Luis Miguel Utrera Navarrete ha presentado la relación de Bienes y Actividades siguientes para la legislatura de 2015-2019, según constan inscritos en el