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Año XX. Madrid 6 de Setiembre de Núm. 38

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A ñ o X X .

M a d r i d 6 d e S e t i e m b r e d e 1 8 8 8 . N ú m . 3 8

Ü i ü J J U i

R E V I S T A C I E N T Í F I C A Y P R O F E S I O N A L

CONSAGRADO Á L A C L A S E FARMACÉUTICA ESPAÑOLA

D i r e c t o r : o . W v a t t o l s o o M a r í n , y s a n o l i o

E L PRBCIO DB SUSCEICIÓN e n M a d r i d y p r o v i n c i a s e s u L a s s u s c r i c i o n e s p u e d e n h a c e r s e e n l a RKDÁCCIÓN,

CA-l O pesetas u n a ñ o ; S pesetas s e m e s t r e . ¡LLE DE LA LUNA , . 3 2 , SEGUNDO; C a b a CA-l CA-l e r o de G r a c i a ,

2?,-U l t r a m a r y E x t r a n j e r o : StO p e s e t a s a l a ñ o . í b o t i c a del D r . F o n t ; S a c r a m e n t o , 2 , b o t i c a ; S a n t a I s a b e l , 5 , L o s a n u n c i o s y c o m u n i c a d o s ¿ p r e c i o s c o n v e n c i o n a l e s . í f a r m a c i a del D r . G ó m e z P a m o ; e n l a d e l S r . G ó m e z Manso, T o d a la c o r r e s p o n d e n c i a a l d i r e c t o r de L A F A R M A G I A í S a n t i a g o , 9; en l a s p r i n c i p a l e s l i b r e r í a s , y t a m b i é n p< r E S P A Ñ O L A , c a l l e de l a L u n a , n ú m . 3 2 , s e g u n d o , M a d r i d . S m e d i o de l o s c o r r e s p o n s a l e s de p r o v i n c i a s .

S E P U B L I C A T O D O S L O S J U E V E S

MADRID, JUEVES 6 DE SETIEMBRE DE 1888 fíL. E L E M E N T O Q U I M I C O

(Discurso del SP. Carracido.) (1)

La leyenda de la manzana que, cayendo sobre la cabeza de Newton, fué causa oca-sional del descubrimiento de la ley de la gravitación, es simbolo exacto del progreso científico, porque en la corriente de la i n -vestigación no se alcanzan nuevos resulta-dos, si el eápíritu no es previamente percu-tido por proposiciones anteriores en el orden lógico y cronológico; y sólo así se explica la coincidencia dé llegar dos investigadores á un mismo resultado, sin comunicarse sus trabajos. El problema de t r a s m u t a c i ó n de los elementos dista mucho de haber alcan-zado esta plenitud en su desarrollo.

I I I

Las observaciones de Lockyer, relativas á los espectros de los cuerpos celestes, han aportado u n nuevo aspecto al problema, con la posibilidad de la ulterior descompo-sición de los cuerpos simples mediante la enorme potencia de las acciones siderales. En el sol y en las estrellas incandescentes

(1) Véase el núm. 31.

no se observan en sus espectros todas las rayas características de los metales, y c )mo ejemplo puede citarse el del núcleo del sol, en el cual sólo se observan parte de las ra-yas peculiares del hierro, correspondiendo unas á los puntos m á s calientes de las pro-tuberancias solares, y otras á los m á s fríos de las manchas; de cuya observación dedu -ce Lockyer que en este astro no debe e x i s tir el hierro, sino sus elementos constitu yentes, aislados en v i r t u d de una disocia-ción celeste, producida á tan alta tempera-tura que reduce los actuales cuerpos sim-ples á factores todavía m á s elementales. Tomando por base numerosas y delicadas observaciones espectroscópicas, se eleva en alas de la inducción á suponer que los tales poliatómicos, pero sobre todo los me-taloides, son agregados complejos que la temperatura solar disocia, por lo cual no se revelan en los espectros de las estrella s incandencestes. Sólo los metales monoató micos, y entre éstos los de menor peso ató -mico, resisten íntegros tan enormes tempe-raturas.

Esta teoría de Lockyer no ha sido revé -lación instantánea que cogiera por sorpresa á los químicos. Tenia sus . precedentes en

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Grabara, quien supuso el átomo constituido por un grupo de ultimatos; y en Delaveau, que para explicar las varias cuantivalen-cias de los átomos, i m a g i n ó agrupaciones de sub-átomos monovalentes; y la repetición de esta idea, partiendo de distintos puntos de vista, ha logrado preocupar á los q u i -micos, recelando que los cuerpos simples aislados, en la forma en que de ordinario se estudian, no representan el límite de todas las acciones analíticas posibles.

Para iluminar las revueltas oscuridades de la í n t i m a estructura de los cuerpos sim-ples, se ha pedido luz al estudio compa-rado de los calores específicos, tomando como norma los calores atómicos de los gases simples perfectos. Reducidos éstos á los tres únicos casos, h i d r ó g e n o , oxígeno

y nitrógeno, en ellos las investigaciones

calorimétricas conducen á resultados per-fectamente concordantes dentro de las con-diciones experimentales ordinarias; pero en todos los demás se presentan discrepancias,' que limitan la supuesta ley de Dulong y Petit á muy corto n ú m e r o de casos. Para determinar el significado de esta anomalía, me servirá de ejemplo uno de los cuerpos en que se presenta tan exagerada que su calor atómico no excede de la tercera parte del considerado como normal.

En medio de las observaciones de D u -long y Petit, fundamento de su ley, se sin-gularizó como cuerpo muy excepcional el carbono, y así se sostuvo hasta Weber, quien, al determinar las variaciones de su calor específico á temperaturas crecientes,

observó que iba acercándose al tipo normal. Este hecho, que en escala variable alcanza

á muchos cuerpos simples, nos proporciona

el medio de afinar nuestras ideas relativas

á los elementos químicos.

Se obtiene el carbono por descomposición pirogenada de las sustancias o r g á n i -cas, durante cuyo acto se producen sucesi-vamente carburos de h i d r ó g e n o , cada vez m á s ricos en carbono hasta llegar al aisla-miento de este cuerpo, término extremo de

inmensa serie de progresivas descomposicio_

nes y\correlatims condensaciones> de las cual les resulta, no la unidad elemental, sino la

conglomeración de h o m o g é n e a s unidades elementales. En estas condiciones , su color atómico decrece considerablemente; pero el calor disgrega el complejo tendiendo al l i -mite de su unidad elemental, y entonces va acercándose al tipo de los gases simples perfectos.

Si alguna prueba m á s se necesita para confirmar este supuesto, se encuentra en otra anomalía del carbono. E l óxido de car-bono se forma por la unión directa de sus elementos, desprendiendo 12,9 calorías; y el ácido carbónico, por la del óxido y el oxígeno, desprende 34,1 calorías. Pero, cuando un cuerpo contrae dos combinacio-nes sucesivas con un mismo elemento, las cantidades de calor desprendidas suelen ser bastante aproximadas, debiendo explicarse en este caso la diferencia de los dos anterio-, res n ú m e r o s anterio-, porqueanterio-, de todo el calor des-prendido en la f o r m a c i ó n ' del óxido, gran parte se invierte en disociar el carbono po-limerizado para restituirlo á la simplicidad de masa que corresponde á su equivalente. Estos razonamientos son extensivos á otros muchos cuerpos, y sobre todo, s e g ú n hace notar Berthelot, á ciertos metales, c u -yos óxidos, descompuestos por el calor, produ cen sub-óxidos, de equivalentes cada vez mayores: en cuyo caso los metales ais_ lados, como término extremo de sucesivas condesaciones, son polímeros del verdadero elemento, lo mismo que el carbono: hechos que en cierta manera deponen en favor de los alquimistas, autorizando sus propósitos en la obra magna de ñjar los metales de la tierra por el calor.

Sumando estas nuevas observaciones con las de Lockyer, y armonizándose todas en perfecta conjunción, no obstante su d i -versidad de origen, vémonos obligados á diferenciar el elemento químico del cuerpo simple, considerados hasta ahora como idénticos.

El cuerpo simple sólo representa la sus-tancia siempre h o m o g é n e a , pero cuya masa no corresponde en muchos casos al equiva-lente químico, sino á un múltiplo suyo, siendo, por consiguiente, un polímero, y no el último término del anilisis.

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LA. FARMACIA ESPAÑOLA

563 El elemento químico, además de su cons'

titución homogénea, representa la menor cantidad de masa, determinada por el peso relativo en que interviene en las combina-ciones. Me permitiréis que insista en esta diferencia, porque en ella estriba el alcance del tema que me he propuesto desarrollar; y para mostrar la amplitud de que es sus-ceptible este nuevo orden de ideas, presen-taré sus relaciones con los estados físicos de los cuerpos.

Interpretando las observaciones espec-troscópicas con el mismo criterio que ha servido para diferenciar el cuerpo simple del elemento químico, se llega lógicamente

á deducir que los estados sólido y líquido

no son estados elementales.

Los sólidos incandescentes pruducen espectros luminosos y continuos, á la inver-sa de los proyectados por los gases, que son oscuros y ostentan una ó varias rayas bri-llantes, cuyo n ú m e r o y posición expresan para cada cuerpo su característica química. ¿Cómo se explica esta diversidad de espec-tros?

La complejidad del estado sólido deter-mina que cada punto de su masa vibre con vibración especial, mezclándose, confun-diéndose y superponiéndose en el torbellino de las innumerables ondas que simultánea-mente se producen; y el espectro proyecta-do en tales condiciones es referible al es-truendoso y disforme ruido del oleaje de los mares ó del zumbido del viento, ó cuando menos á la plenitud del acorde de numero-sísima orquesta.—En los gases vibra toda su masa con ritmo uniforme, y el prisma concentra en líneas focales sus regulares vibraciones, proyectando su espectro como las gráficas correspondientes á los sonidos musicales.—Aplicando idéntico criterio á los fenómenos acústicos, y e n especial á las investigaciones de Helmholtz, relativas á la descomposición del timbre de los cuerpos en sus armónicas constituyentes, démos-trando que la sencilla nota, producida por un instrumento musical, no es una sola y única vibración, sino un acorde m á s ó me-nos complejo, se puede lógicamente relacio-nar los espectros luminosos y las

vibracio-nes sonoras con las sustancias químicas, para deducir de sus analogías que los cuer-pos simples no son elementos químicos, sino agregación de elementos, como las m u l t i -formes vibraciones del espectro continuo de los sólidos ó las armónicas integrantes de la nota compleja.

Estas analogías no deben referirse tan sólo á determinados cuerpos simples: su generalidad es tanta, que pueden extender-se hoy hasta á los gaextender-ses simples perfectos, en los cuales á elevadas temperaturas se rompe la concordancia entre sus calores es-pecíficos y sus coeficientes de dilatación: prueba evidente de que en estas excepcio-nales condiciones son t a m b i é n disociables como el carbono y los metales; y de lo cual se deduce que n i los tres cuerpos simples gaseosos, tomados como tipo, son verdade-ros elementos q u í m i c o s , sino productos complejos de su polimerización.

El estudio comparativo de los espectros ha patentizado que el n ú m e r o de sus rayas características crece con el equivalente del cuerpo de que emanan, y además Tyndall ha conseguido demostrar que el poder ab-sorbente para la luz aumenta con la com-plejidad de la estructura molecular. Y par tiendo de ambas observaciones, se ha veni-do persiguienveni-do la investigación del ele-mento químico, caracterizado por una sola raya, y cuyo poder de absorción fuera casi nulo: elemento que debía ser de inferior peso atómico al del hidrógeno. En nuestros laboratorios no se ha aislado este simplicí-simo elemento; pero entre los productos de las erupciones solares, el espectroscopio lo ha reconocido, y hoy se admite su existen-cia con el nombre de helium. Prosiguiendo la comparación de ios elementos químico con los sonidos, el helium es a n á l o g o á las notas de la ñ a u t a , constituidas e i su gran sencillez casi por una sola vibración, y los metales poliatómicos y los metaloides pue-den referirse á las notas de los instrumentos de cuerdas, sumamente ricos en armónicas. Censurar este orden de consideraciones y las analogías que de ellas se deducen, j u z g á n d o l a s audaces ó prematuras, s e g ú n la benevolencia del censor, es oponerse al

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L A FARMACIA ESPAÑOLA

desarrollo normal del progreso 'científico: porque relacionar lo antes aislado é inde-pendiente es el trabajo sintético indispen-sable para las construccionas científicas, que aspiran á mayor riqueza de contenido sobre base de mayor amplitud.

. I V

Los trascendentales propósitos que animaron á Prout á comparar entre sí los n ú meros que representan los equivalentes q u í -micos, nunca fueron abandonados, siendo una de sus manifestaciones la discusión sos-tenida por Stass y Marignac, afirmando el primero que los n ú m e r o s que á los equiva-lentes químicos corresponden, son incon-mensurables: circunstancia que hace impo-sible toda transacción con la hipótesis de Prout; y oponiéndose el segundo á esta ne-gativa, con la afirmación de la variabilidad de los equivalentes dentro de ciertos límites, fijados por las condiciones en que se deter-minen, algo parecido á la enmienda presen-tada por Berthelot á la ley de las proporcio-nes definidas, anulando así la trascendencia de los minuciosísimos análisis verificados por su competidor. El reciente conocimiento del helium ha reanimado á los mantenedo-res de la idea de Prout, suponiendo que este cuerpo, y no el h i d r ó g e n o , es el verdadero protoelemento, de cuyo peso atómico son múltiplos exactos todos los d e m á s . Tales suposiciones distan mucho de su confirma-ción experimental, pero deben constar para que sé conozca bajo todos ^us aspectos ej estado jictual del problema que nos ocupa. Siguiendo en parte la tradición iniciada por Prout y proseguida por Dumas, ha c o m . parado Mendeleeff los pesos atómicos de todos los cuerpos simples, disponiéndolos en serie, desde el litio h sta el urano; dedu-ciendo de este desarrollo la llamada por su autor ley periódica, como antecedente para predecir las propiedades de ios elementos químicos en función de sus pesos atómicos, y afirmando que las propiedades de los

cuer-dos simples se manifiestan en relaciones

periódicas con sus pesos aíómicos. No verifi -cándese el transito de un periodo á otro por b n cas interrupciones sino en perfecta con-tinuidad se puede repetir con Mendeleeff

que la serie de los cuerpos simples representa

en cierto grado una función en espiral.

Desarrollada esta serie, que comienza en el número 7, peso atómico del litio, y ter-mina en el 240, correspondiente al urano, ocurre preguntar, como en el caso anterior de los cincuenta y dos cuerpos simples, ¿qué particularidad encierra el n ú m e r o 240 para que en él se haya detenido la progre-sión creciente de los pesos atómicos?

Formulada esta pregunta por W . Croc-ker en su trascendentalísimo discurso, leido en la sección de química de la Asociación Británica, el 2 de Setiembre de 1886, prepa-ra su respuesta exponiendo antes la funda-mental idea de la Evolución de la materia; y para que yo presente su desarrollo, me habréis de permitir algunas consideraciones previas de tal alcance, que á ellas se debe la radical trasformación iniciada en el con-cepto de los elementos químicos.

Protestando de los cuerpos simples i n -mutables, con á t o m o s dotados ad initio de propiedades c a r a c t e r í s t i c a s , representantes, por decirlo así, del verbo material del u n i -verso, por cuya e n c a r n a c i ó n en las combi-naciones h a b í a de producirse la infinitud de cuerpos que á la vista se presentan, se levanta, y en m i sentir, con muchas proba-bilidades de triunfo, la teoría de la varia-bilidad de los elementos como derivados de una sustancia fundamental, designada por Crookes con el nombre de protilo, resurrec-ción en cierto modo de la materia prima, imaginada por Aristóteles. En este d a r w i -nismo inorgánico, el protilo es el proto-plasma de la materia, en el cual pueden originarse los varios cuerpos por sucesivas diferenciaciones, á la manera que en el pro-toplasma o r g á n i c o se engendran los elementos morfológicos para producir por s u -cesivas y j e r á r q u i c a s integraciones todas las formas orgánicas en su 'varia comple-jidad.

Los elementos químicos, así considera-dos, representan sucesivos instantes de la evolución sideral, anteriores á los de las formas orgánicas; pero respondiendo quizá á proceso análogo, y sus respectivos pesos atómicos, tomados en orden invejso,

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sim-t A F A M A C Í A ESPADOLA

bolizan para Crookes «los grados de gigan-tesco piró metro introducido en la caldera,, en la cual soles y mundos recorrieron las fases de su formación.» En este sentido re-presenta el urano, con su mayor peso ató-mico, el último grado de enfriamiento en Ta sucesiva producción de los elementos actualmente conocidos.

¿Será el urano el último resto de la po-tencia creadora en la evolución geológica, ó, á medida que ésta avance y el calor terrestre decrezca, se producirán nuevos elementos dotados de mayor peso atómico? Noes presumible que esta ú l t i m a suposi-ción se realice, al menos en u n lapso de tiempo inmenso, porque antes deben pro-ducirse por sucesivos enfriamientos todas las combinaciones exotérmicas posibles en-tre los cuerpos simples actualmente exis-tentes; y , aunque muchas ya se formaron, todavía se concibe un m á s allá de combina-ciones definitivas, á cuya disociación ya no alcance la potencia de las energías te-rrestres.

En confirmación de que tal supuesto no es quimérico prejuicio de espíritus codi-ciosos de novedades, acuden las observa-ciones de Lockyer, patentizando que. en las estrellas va desapareciendo el hidrógeno l i -bre á medida que so-brevienen las fases de su evolución, y que sólo, cuando llegan á cierto grado de enfriamiento, revelan en su espectro los signos de los metales pesa-dos, y en ú l t i m o término los de los metaloi-des, correpondientes á un periodo, si no de senectud, al menos de madurez, cesando entonces la producción de nuevos elemen-tos para dejar paso á ios sistemas exotér-micos de reacciones entre los elementos antes producidos.

" Este concepto de la sucesiva producción de los elementos químicos no carece en absoluto de precedentes: tiene abolengo muy honroso, allá en las ideas emitidas por el padre de la mineralogía, el célebre Wer-ner, en su obra publicada en 1791, Nueva

teoría sobre la formación de las vetas: ideas

que por entonces tuvieron eco en nuestra E s p a ñ a , en aquel movimiento científico

gue produjo los

Ámte$ ((& Ciencias Natu»

rales, notabilísima publicación editada por orden del rey, la c i a l constituye uno de los más lisonjeros monumentos de nuestra es-casa literatura científica.

á.)

SECCION O F I C I A L

MINISTERIO D E FOMENTO

R E A L D E C R E T O

Conformándome con lo propuesto por el m i -nistro de Fomento; en nombre de m i augusto hijo el rey D , Alfonso X I I I , y como reina regen-te del reino,

Vengo en decretar lo siguiente:

Artículo 1.° Para el desempeño de las cáte-dras vacantes en las Universidades é Institutos, y para s u s t i t u i r á los catedráticos propietarios en ausencias y enfermedades, h a b r á , a d e m á s de los profesores auxiliares de n ú m e r o á que se re-fiere el art. 2.° del decreto-ley de 26 de Junio de 1875, todos los supernumerarios que requieran las necesidades de la e n s e ñ a n z a .

A r t . 2.° E l cargo de profesor auxiliar de n ú m e r o es incompatible con todo otro destino pagado con fondos del Estado, de la provincia ó del Municipio, ya sea con carácter de sueldo, ya con el de gratificación.

A r t . 3.° Los profesores auxiliares de n ú m e -ro de Universidades é Institutos disfrutarán la asignación que les señala el art. 4.° del expresado decreto-ley de 26 de Janio de 1875, y serán nom-brados en los t é r m i n o s que en el mismo se ex-presan; pero los rectores, antes de remitir á la superioridad la propuesta en lista, consultarán al claustro respectivo, y si no se conformaran con el dictamen de este respecto de la clasifica-ción de los aspirantes, enviarán al Gobierno su informe al propio tiempo que el del expresado cláustro, .para que ambos sean tenidos en cuenta al hacer los nombramientos.

A r t . 4.° Siempre que sea necesario para la enseñanza el nombramiento en alguna Universi-dad é Insbituto de profesor ó profesores auxilia-res supernumerarios, el rector auxilia-respjctivo lo propondrá á la Dirección general de Instrucción p ú -blica, y obtenida que sea la autorización al

efec-to se procederá á la designación de la person i d

personas que hayan dd desempañar t a l cargo, en la misma forma preyeuidá para la da profesores auxiliares de n ú m e r o . Estos supemumerarior

no disfrutarán, por ahora, suelda n i g r a t i ñ

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LA FARMACIA ESPAÑOLA

A r t . 5.° Los profesores auxiliares de n ú m e r o

desempeñarán las cátedras que resulten vacantes en la facultad ó sección á que pertenezcan. Desde el momento en que se encarguen de alguna de estas cátedras hasta que cesen, se les abonará las dos terceras partes del sueldo de entrada, asignado á dicha cátedra, y dejarán de percibir la gratificación que les corresponda como a u x i -liares, la cual será satisfecha al auxiliar super-numerario m á s antiguo de la misma facultad ó sección.

A r t . 6.° E l catedrático numsrario que por ausencia ó enfermedad deje de asistir á su cátedra, sólo será sustituido en ella por u n au-xiliar en el caso de que su falta de asistencia exceda de ocho días consecutivos, á no ser q u é el mismo solicite del rector, la expresada sus-t i sus-t u c i ó n .

A r t . 7.° Los auxiliares, así de n ú m e r o como supernumerarios, que por ausencia ó enfer-medad del propietario desempeñen una cátedra por m á s de treinta días consecutivos, t e n d r á n derecho á percibir en adelante la mitad del sueldo de entrada asignado á dicha cátedra, con cargo al haber del profesor sustituido. Excep-t ú a s e el caso de que ésExcep-te se halle ausenExcep-te con el cargo de vocal de a l g ú n tribunal de oposición.

A r t . 8.° Los servicios prestados en el desem-peño del cargo de auxiliar de n ú m e r o ó supernu-merario se considerarán como mérito especial en la carrera, y al efecto se formará u n escala-fón de estos funcionarios en el que conste la an-tigüedad de cada uno y el n ú m e r o de cursos que haya explicado.

A r t . 9.° Interin no se modifique la legisla-ción actual, el título de profesor auxiliar no ha-bilitará, en caso alguno, para ingresar en el pro-fesorado como catedrático de n ú m e r o , sin el re-quisito de la oposición previa. L a Dirección de Instrucción piiblica declarará desde luego sin curso toda instancia de cualquier auxiliar, a y u -dante ó catedrático supernumerario que preten-da obtener por concurso una cátedra numeraria de Universidad ó Instituto, ó solicite cualquier declaración de aptitud en este concepto. Se ex-ceptúa á aquellos que de conformidad con el dic-tamen del Consejo de Instrucción pública tengan reconocido este derecho hasta el día, y á los que sin tenerlo acrediten que r e ú n e n las condiciones señaladas en el art. 1.° del real decreto de 31 de Marzo de 1883. Unos y otros podrán solicitar por concurso cátedras dentro de los términos de la legislación vigente, siempre que justifiquen ha-ber explicado en establecimiento oficial durante

tres cursos completos sin interrupción ó el tiem.

po de cinco en diferentes períodos, una asigna-tura igual ó análoga á la que sea objeto del con-curso, i

Dado en San Sebastian á veintitrés de Agosto de m i l ohocientos ochenta y o c h o . — M a r í a Cris-t i n a — E \ minisCris-tro de FomenCris-to, José Canalejas y Méndez

SECCIÓN C I E N T Í F I C A

METAMORFOSIS DE U S FUERZAS NATURALES

POR E L BARÓN D E L I E B I G

Traducido y ordenado por D . R , T. Muñoz de Lma,de la Rea^ Academia de Ciencias de Munich.

( C o n t i n u a c i ó n . )

Cada punto que es golpeado por el pesado martillo se pone rojo intenso, y parece al obser-vador que la ignición sube y baja á lo largo de la barra. Esta alta temperatura es producida por los golpes de martillo y equivale á una cantidad de calor que b a s t a r í a para hacer hervir muchas libras de agua. E l extremo de la barra, hecho ascua y metido en agua, apenas habría hecho hervir igual n ú m e r o onzas.

Debe, pues, haber una c o n e x i ó n í n t i m a entre los golpes de martillo (la causa) y el calor (el efecto), según lo que hemos referido; conexión para cuyo descubrimiento los físicos han inven-tado los experimentos m á s ingeniosos. E l calor que producía no podía ser sino la fuerza motriz en metamorfosis; si la tesis de Mayer era exacta,

esta fuerza debía tener u n efecto que la equiva-liera, ó lo que es lo mismo, con el calor produci-do se debían originar tantos martillazos cuantos había sido preciso dar para hacerle aparecer.

E l estudio de esta cuestión demuestra que el martillo, para poder golpear, tenía que ser subi-do y que su fuerza no era su propiedad, sino que la tenía que pedir prestada.

El martillo había sido subido por la azuda y la azuda era movida por un peso de agua que gravitaba en sus palas; para levantar u n m a r t i -llo de peso de 100 libras á la altura de un pié necesitarían caer sobre las palas, á lo menos, 10 libras de agua de un pié de alto; era, pues, este peso de agua el que por medio del martillo, ha-bía producido el calor. Por medio de otro arreglo de la m á q u i n a , la misma fuerza habría podido mover con gran velocidad la piedra de un molí -no, ó por medio del roce enrojecer dos discos de hierro.

Por experimentos exactos, hechos

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LA FARMACIA ESPAÑOLA

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13.500 martillazos de u n martillo de 10 libras

que caiga sobre una barra de hierro desde un pié de alto para producir l a cantidad de calor sufi-ciente para hacer elevar á 100° de calor una libra de agua; ó que 1.250 centenares de libras de Agua que cayesen de la altura de u n pié harían hervir una libra de agua; ó que 1.350 libras que cayesen de un pié de alto calentarían una libra de agua desde 0o á Io; y que igual cantidad de agua equivale á una fuerza motriz que bastaría para levantar á la altura de u n pié 13 í¡^ cente-nares de libras de agua.

En toda m á q u i n a donde por roce ó presión se pierde algo de movimiento, se produce á la vez una cantidad de calor equivalente ó proporcio-nal; y siempre que por el calor se ejecuta a l g ú n trabajo mecánico, desaparece, junto con ios efec-tos mecánicos ganados, expresados por un peso de 13 Va centenares de libras que cayesen de. u n pié de alto, una cantidad de calor que pierde una libra de agua al enfriarse por u n grado. Esta cantidad de calor es, por lo tanto, u n equivalen-te de dicha fuerza motriz.

De m i l maneras se ha afirmado esta ley, ó relación constante, entre el calórico y el m o v i -miento mecánico. Una barra de metal puede ex-tenderse por medio de pesos colgados á uno de sus extremos, y á no propasar cierto límite, el metal, al volver á quitarlos, vuelve igualmente á recuperar su anterior l o n g i t u d . Lo mismo su-cede con el calor; la barra se dilata al calentarse ! y se contrae al enfriarse. Igualmente se ha pro-bado que la cantidad de calor y el peso colgado, que producen igual dilatación, presentan t a m -bién entre sí la misma proporción que ya hemos visto; es decir, que por medio de un calor que baste para elevar una libra de agua á Io de ca-lor, al aplicarse á una barra de hierro se pueden alzar 1.350 libras por cada pié.

Se entiende fácilmente que la fuerza ocasio-nada por la barra de hierro al dilatarse por el calor, es igual á la que ofrece al volverse á con-traer cuando se la enfría.

En, el Conservatorio de Artes y Oficios de París se hizo hace tiempo una aplicación muy interesante d é l a fuerza que adquieren ios cuer-pos al enfriarse. En esté ediñcio, antes convento, la capilla sirve para exponer objetos de i n -dustria, instrumentos y m á q u i n a s . L a bóveda de la iglesia, se rasgo en toda su extensión, luciéndose el i n t e m i c i o de anchura de a l gunas pulgadas, de modo que caía por él l l u -via y nieve. Por medio de albañilería se hubie-ra podido cerhubie-rarlo, m á s no evitar el que con-tinuasen cediendo las paredes de h iglesia. Xa

se iba á derribar el edificio, cuando u n físico ofreció el siguiente remedio para conservarlo. Hizo poner al t r a v é s de la nave una porción de barras de hierro largas y fuertes, en las que una extremidad estaba fija en una de las paredes y la otra pasaba por u n orificio hecho en la pared de enfrente, saliendo por algunas pulgadas al exte-rior y presentando en la punta un tornillo en que ajustaba perfectamente una tuerca. Esta se atornilló hasta tocar la pared, y al mismo tiem-po se empezaron á calentar las barras de hierro por medio de paja que se quemaba debajo de ellas. En consecuencia de esto, las barras se extendían, poniéndose latuerca á distancia de v a -rias pulgadas de la pared. He enroscaron las tuercas hasta tocar otra vez con la pared, y se dejaron enfriar las barras de hierro; éstas, a l enfriarse, se encogieron con una fuerza extraor-dinaria, y al mismo tiempo las paredes se acer-caron. A l repetirse esto por dos veces, había desaparecido la abertura. E l edificio existe a ú n con las barras que le sostienen.

Del mismo modo que el efecto mecánico del calórico, la fuerza de una m á q u i n a movida por una corriente eléctrica se puede expresar en pe-sos que sean por ella alzados á cierta a l t u r a . Producimos una corriente eléctrica por medio de uu hierro magnético ó por disolución de zinc. Esta corriente tiene la misma relación con los alambres, según sea su espesor, como un tubo ancho ó estrecho con un líquido. Y así como se necesita m á s tiempo y una presión m á s fuerte para hacer pasar la misma cantidad de liquido por un tubo estrecho que por uno ancho, así también un alambre fino se opone m á s al t r á n -sito de una corriente eléctrica que uno grueso.

A consecuencia de esta resistencia ú o b s t á -culo, el movimiento que lleva la electricidad es definido y destruido; solamente una pequeña parte atraviesa el conductor, lo demás se trans-forma en calórico; el alambre que conduce la corriente se calienta hasta ponerse candente, y según la cantidad de electricidad que se vaya transformando en calórico, asi se puede elevar la temperatura de modo que se funda un alambre de platino bastante largo, que otro de oro se funda y evapore; por último, introduciendo el conductor en agua, ésta se calentará considera-blemente .

A l circular la corriente eléctrica alrededor de un pedazo de hierro en forma de ü , lo trasforma en un poderoso i m á n , que puede atraer y llevar muchos centenares de libras de hierro. L a fuer-za eléctrica se trasforma a q u í en m a g n é d e a , qus

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m^-quina. La fuerza atractíya que recibe el hierro por la corriente eléctrica está en una relación exacta con la electricidad que circula por el conductor, y ésta depende al mismo tiempo de

la construcción del conductor. Aquella parte de la electricidad que se ha t^asformado en calor,

ya no actúa sobre el hierro, es decir, ya no pro-duce fuerza atractiva. Se demuestra, pues, que

la cantidad de electricidad corriente, el calor

producido por ella y la fuerza m a g n é t i c a trasfor-mada en fuerza motriz, están en una relación semejante á la que hay entre la fuerza motriz producida por el peso del agua y el calor verifi-cado por roce ó golpe.

L a misma electricidad que por medio del roce ge trasforma en calor y eleva la temperatura de una libra de agua á Io, produce una fuerza mag-nética capaz de elevar hasta la altura de un pié 13 ' / i centenares de libras de agua.

Si se corta el hilo metálico por donde pasa la electricidad y se ponen sus dos extremos en u n vaso con agua, se efectúa una descomposición química en su seno: el agua se uescompone en hidrógeno y oxígeno. L a electricidad en corrien-te (el ñ u i d o eléctrico,) se trasforma en afinidad química y en una fuerza atractiva que tiene por condición el separar los elementos del agua. A q u í no hay n i calor, n i fuerza magnética (mag-netismo,); al producir hidrógeno y oxígeno el fluido eléctrico desaparece por completo.

Todos los efectos de la corriente, el poder que t e n í a de producir calor ó magnetismo, se han perdido ó destruido al parecer; en su lugar tene-mos dos gases, de los que uno, el h i d r ó g e n o , es combustible; esto es, combinable con el oxigeno, y que al arder con éste, se convierte en agua. E n esta combustión se produce calórico.

Experimentos exactos han demostrado que si á una corriente eléctrica de cierta fuerza se la trasformase en calor al pasar por el conductor, calentaría á Io una libra de agua.

L a pérdida que había sufrido el fluido eléc-trico en calórico y fuerza puede decirse que se hizo latente en los elementos del agua. A l vol-verse á unir éstos para formar dicho liquido, el calor se pone en libertad, el cual, si se le tras-formase en fuerza motriz, levantaría á la altura de u n pié otros tantos pesos como hubiera he-cho al trasformarse de electricidad en magnetis-mo, á no haberla gastado para la descomposi-ción q u í m i c a .

E l fluido eléctrico es el efecto de una acción química, y se puede medir la cantidad de la elec-tricidad por medio de la cantidad de zinc disuel-to; La, fuerza química (afinidad) al disolverse el

zinc se trasforma en una cantidad equivalente de la electricidad. Esta vuelve á trasformarse dentro de los conductores en un equivalente de calórico, ó en un equivalente de magnetismo ó — como sucedió en la descomposición del agua — otra vez en un equivalente de fuerza q u í -mica.

Nada se desperdicia, nada sobra. Si la Hate-ría es indestructible, las fuerzas lo son t a m b i é n ; la fuerza no muere; su aparente destrucción y desaparición no son m á s que metamorfosis.

Ya sabemos de dónde provienen el calor y la luz que calientan y alumbran nuestras habita-ciones: de dónde provienen el calor y la fuerza que engendra nuestro cuerpo en la vida: todas las materias combustibtes provienen de la mis-ma fuente, como el alimento que para sostener los fenómenos vitales^hay que tomar diariamen-te: son producidos en el organismo vegetal. E n la planta se descomponen ciertas combinaciones inorgánicas, á saber: el ácido carbónico, agua y amoniaco; el nitrógeno del amoniaco, el carbono del ácido carbónico y el hidrógeno del agua se almacenan en la planta como elementos de sus órganos; el oxígeno del ácido carbónico y del agua vuelven á la atmósfera bajo la forma

de gas.

Semejante al fluido que vence á la atracción natural entre los elementos del agua, separándo-los, así obra en la vida vegetal la luz solar.

Sin la luz del sol no crecen las plantas; el germen vivo, la hoja verde, reciben del sol extra-terrestre la facultad de poder cambiar los ele-mentos terrestres en formas vivas que produz-can fuerzas; el germen se desarrolla debajo de la tierra sin acción solar; pero por los rayos sola-res, al romper la superficie, de ella recibe la fa-cultad de aumentar en volumen y de trasformar los alimentos inorgánicus en partes de su propio cuerpo, y los rayos solires, al prestar su ayuda y desaparecer como tales, hacen que se amonto-nen en el cuerpo de la planta una porción de combinaciones orgánicas, y su fuerza calorífera está oculta en esos mismos productos elabora-dos. El calor con que calentamos nuestras habi-taciones es el calor del sol; la luz con que hace-mos de la noche día es prestada por el sol.

El alimento de los hombres y animales con-siste en dos clases de sustancias m u y diferen-tes. L i primera sirve para formar la sangre y las partes del cuerpo; la segunda clase la forman compuestos semejantes á los combustibles o r d i -narios.

El azúcar, el a l m i d ó n , la goma del pan j se pueden considerar como madera

(9)

trasforma-LA FAÉMACÍA ESPAÑOtrasforma-LA

569

da (1). La grasa es la qtie, según ara contenido de carbono, se acerca m á s al carbón de piedra. Oalentamos nuestro cuerpo lo mismo que una estufa Con combustibles que contienen los mis-mos elementos que la madera y el carbón de piedra, diferenciándose ú n i c a m e n t e de ellos por ser solubles en los líquidos que hay en el cuerpo, Es claro que los alimentos que producen la temperatura del cuerpo no se trasforman en n i n -guna fuerza mecánica, porque la fuerza no es otra cosa que el calor trasformado, y porque el calórico que sostiene y. aumenta la temperatura no se gasta en fuerza mecánica ninguna, sino que se em plea por completo en calentar.

Todos los efectos mecánicos originados en e l cuerpo viviente, mediante los que se facilita ei movimiento de los ó r g a n o s y de sus miembro^, son acompañados y dependientes de u n cambio en la composición y estructura de las partes muy complejas, sulfuradas ó nitrogenadas, de que constan sus m ú s c u l o s , á los cuales son su-ministradas por la sangre, quien á su vez las re-cibe bajo la misma forma de las sustancias de que el hombre se alimenta. Á l ordenarse sus elementos para combinaciones nuevas y m á s sencillas, efectúan á causa de esta traslación local, en su posición, u n movimiento; el movi-miento molecular de las partes que se trasladan se comunica á toda la masa de la sustancia mus-cular, De modo que el cambio de materia es Id cau-sa de la fuerza mecánica en el cuerpo.

Las sustancias productivas de fuerza y calor que se encuentran en los alimentos de los hom* bres y animales son originadas en la planta viva ú n i c a m e n l e bajo la influencia y la ayuda de la luz solar; en ellas están latentes los rayos del sol, así como el fluido eléctrico en el hidrogeao pro-ducido por la descomposición del agua.

En estas materias alimenticias recibe el h o m -bre su cuerpo y en su comida una suma de fuer-za y calor almacenadas, las cuales vuelven á ac-cionar cuando por combustión ó en los fenóme-nos vitales, recobran sus primitivas formas: áci-do carbónico, agua y amoniaco.

LíP-luzdel sol que cae sobre una superficie da-da, por ejemplo, 12 metros cuadrados, de u n cam-po cualquiera, origina en las plantas que allí crecen una cantidad de sustancia orgánica, que, si se la quema, da una cantidad de calor que sir-ve para hacer hervir 300 libras de agua.

Para aumento de la indestructible cantidad de fuerza existente en el seno de la tierra, la

previsión divina nos manda diariamente, encu^ bierta bajo los rayos del sol, una gran abundan-cia que sostiene el movimiento y la vida. De modo q u i cuanto en nosotros es mejor que el mísero y frágil vaso de barro (nuestro cuerpo), proviene de mucho m á s lejos que este mundo, y aun de ello al fin no se pierde n i un solo á t o m o .

{La Física Moderna )

C R Ó N I C A S

(1) Como que también se pueden sacar de la madera,

E l r i g o r s a n i t a r i o . . . — E l gobernador de esta provincia ha acordado conminar con 200 pesetas de multa á los médicos que en t é r m i n o de ocho días no presenten sus respectivos títulos en la subdelegación de medicina del distrito en que aquéllos ejerzan su profesión.

No está bien que los médicos no cumplan con lo mandado tocante al particular; pero tam-poco lo está que el gobernador amenace con una multa excesiva. E l real decreto de 27 do Mayo de 1855, que. se refiere exclusivamente á la presentación de títulos profesionales en sub-delegaciones y colegios, dice en su art. I.0 que los que ejerzan dos meses sin llenar este requi-sito, serán castigados con la m u l t a de cuarenta reales por la primera vez, imponiéndoles doble castigo si reincidiesen en la falta. ¡La diferencia es p e q u e ñ a !

Bueno que el Sr. Aguilera no conozca el mencionado real decreto, y que- en su deseo de poner á raya á cuantos tienen intervención en los asuntos de salubridad pública, haya dado contra los médicos que quieren conservar bien guardados y sin notas de registro sus títulos; pero, ¿porqué no ha tomado una providencia semejante con los que curandean y especifl-quean por a h í sin m á s licencia que su voluntad soberana? ¿Qué pecado hemos cometido nosotros para que nos prodiguen estas suaves caricias en forma de multas y de amenazas de todos l i -najes?

Pues si es ese el rigor sanitario que ahora se estila, d o r m i r á n profundamente la sanidad y la higiene, siquiera salgan por esas calles todos los días á bandadas los apestadores de la heroica villa como en demostración del celo de nuestros administradores...

E l entusiasmo del d í a . — Nuestro

aprecia-ble colega la Unión Farmacéutica Valenciana dice que sólo se han susertto á esta revist i 30 com-pañeros, núaiero insuficiente, claro es, para cubrir siquiera ios gastoá que exige una p u b l i ' caeivin periodica. «Esto — dice nuestro colega-^

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$ 1 0

t A FARMACIA ESPAÑOLA

retrata nuestra idiosincrasia j Iiace esperar con harto sentimiento nuestra desaparición de la arena periodistica, á la que vinimos llenos de vida y de entusiasmo. ¿Permitirán los dignos compañeros á quienes nos dirigimos que esto suceda?»

L a verdad es que la clase farmacéutica da pocas muestras de interesarse por aquellos pro-yectos que se dirigen á la defensa de sus dere-chos; y a n ocurre qu? los esfuerzos que se ha-cen en t a l sentido, se pierden por completo. E l Colegio de farmacéuticos de Valencia ha em-prendido vigorosa campaña en pro de los intere-ses profesionales, y bien merece que los compa-ñeros le presten decidido apoyo, contribuyendo al sostenimiento de su periódico oficial.

V e n t a j a s de l a u n i ó n . — La subasta de me-dicamentos con destino á la Beneficencia domi-ciliaria y casa de socorro de Valencia, ha sido adjudicada provisionalmente al único postor don Pedro Chiarri, presidente de aquel Colegio. A l acto concurrieron muchos farmacéuticos, que felicitaron al Sr. Chiarri. E l Colegio debió re-unirse el día 22 del pasado Agosto para tratar asuntos relacionados con aquel servicio m u n i -cipal.

P r o g r a m a r a d i c a l . — Para exterminar las llamadas droguerias-boticas, propone la Unión, Farmacéutica Valenciana que los farmacéuticos españoles acuerden y cumplan lo siguiente: «1.°, dejar de surtirse en absoluto de las casas que tuviesen boticas-droguerías; 2.°, no vender ni establecer depósitos de nuestros específicos en las referidas boticas á la droga; 3:°, no com-prar n i tomar en depósito n i n g ú n específico cu-vos autores fuesen los farmacéuticos fantoches que figuran al frente de esas cantinas, n i de n i n g ú n otro farmacéutico que tuviere depósito en las mismas; 4.°, manifestar á las casas ex-tranjeras que estábamos dispuestos á desterrar de nuestras farmacias y declararle la guerra á todas sus especialidades que tuvieran en depó-sito en las boticas-drogrerías, ó cuyo depódepó-sito se anunciase en los periódicos; 5 . ° , estampar en gruesos caracteres en la primera página de ios periódicos farmacéuticos los nombres de los compañeros que nos traicionen, para que sirva de baldón é iguominia á los mismos; tí", pedir al Gobierno ia Colegiación oficial y el nombra^ miento de Juntas provinciales con atribuciones para recoger los títulos á los que hicieran de

ellos objeto de tráfico; 7.0," si esto no se

consi-guiese, comprometernos todos á no venderles ni arrendarles nuestras farmacias, así como á no utilizar sus servicios como regentes el día que

fuesen despedidos por el amo ó perdiesen la eda-cación por otra causa y nada m á s . Todo esto, que es facilísimo de llevar á cabo, concluiría en menos de dos años con esa inmoralidad que nos llena de lodo y de vergüenza. Invitamos á nuestros colegas profesionales á que apoyen este programa, recomendándolo á nueitros c o m -pañeros.»

N e c r o l o g í a . — E l d í a 2 del corriente m u r i ó

en Madrid D . Juan Manuel Cabello de la Vega, director que fué del Cambio Farmacéutico Español. El Sr. Cabello de la Vega se distinguió como farmacéutico y como político: afiliado al partido republicano, f u é diputado en la constituyente de 1873 y gobernador a l g ú a tiempo de la provincia de Toledo, cargos que desempeñó con i n -teligencia. De carácter muy agradable y cariñoso amigo, el Sr. Cabello ha bajado á la tumba lleno de privaciones, después de una vida laboriosísima consagrada á la patria y la profesión.

Semblanzas. — Nuestro estimado amigo don

Luis Siboni nos ruega manifestemos que en la lista que publicamos en el a n t e ú l t i m o núm?,ro se advierten algunas omisiones. Las semblan-zas del farmacéutico Bolós y varios ottos apa-cerán en el precioso libro que han escrito los se-ñores Bellogín y Siboni, y en cambio q u e d a r á excluida la de alguno de los citados en la i n d i -cada lista.

T í t u l o s rehabilitados . — Por real orden de 20 de Agosto ú l t i m o que publica la Gaceta de 2 del corriente, se ha dispuesto que para el cange de los títulos expedidos por Universidades libres y rehabilitados en Universidades oficiales, se tenga como parte de pago de lo marcado en la tarifa de la ley de instrucción pública lo percibi-do por el Estapercibi-do al hacerse la rehabilitacid n , cuyo expediente, así como el título rehabilitado, deberá unirse al de cange para el debido c ó m -puto de la totalidad de los derechos.

B i o g r a f í a . — E l Ateneo de Zaragoza ha con-vocado al certamen científico-literario que se ha de celebrar en Octubre p r ó x i m o . Uno de los te-mas es este: «Biografía c r í t i c a de D . Frai^isco Lóseos y B e r n a r d . » Aquella sociedad propónese, pues, honrar la memoria del esclarecido y mo-desto farmacéutico y botánico a r a g o n é s .

Los trabajos podrán remitirse h ista el día 30 del corriente. Consistirá el premio en un ejemplar del Quijote, anotado por Benjutuaa é i l u s

-trado por Balaca.

Denuncia.'— E l núm. 1.285 de nuestro apre-ciable colega E i Diario Médico Farmacéutico ha

(11)

LA FARMACIA ÉSPAÑOLA

m

tícnlo titulado «el intrusismo y ia administración de justicia.» L a denuncia se ha presentado por el fiscal de la Audiencia de Falencia en el

juzga-do de Carrión de los Condes, el cual se ha i n h i

bido del conocimiento de esta causa, pasando las primeras diligencias al juez decano de la corte.

Lamentamos la denuncia y deseamos para el autor del artículo un fallo absolutorio.

A d u l t e r a c i ó n de alimentos. — En la pro -vincia de Murcia se vendían haiinas adultera-das con .polvos de cal en grandes proporciones, y este hecho ha motivado una orden de la Direc-ción de Beneficencia y Sanidad, recomendando el cumplimiento d é l a real orden circular de 4 de Enero -de 1887. Y dice el Sr. Baró: «Castigue V . S. severamente y sin excusa n i consideración de n i n g ú n género, Mengulernaiivamente ó por los tribunales ordinarios y á cuantos resulten culpa-bles de las faltas ó delitos que se refieren á la adulteración de las sustancias alimenticias, con grave peligro de la salud pública.»

Gubernativamente-ó por ios tribunales ordi-narios, s e g ú n proceda. A s í , n i el gobernador, n i los tribunales harán nada. Se c o n t e n t a r á n con arrojarse la pelota los unos á los otros, y en paz y j u g a n d o . . .

Rauwolfia canensis, L , —Es u n arbusto

—dicen los Nuevos Remedios—qu.e en terreno favorable puede llegar á una altura de 15 á 20 pies; pertenece á la familia de las apocináceas, y crece en las islas de la América Meridional.

Todas sus partes están llenas de un jugo

le-choso, que por ingestión produce una

inflama-ción intestinal de las m á s violentas, general-mente seguida de mue'rte. Sin embargo, en las Antillas se hace un extracto, que se disuelve ó se diluye en aceite de ricino, en la proporción de cuatro gramos por 30 de aceite y que se emplea al exterior para combatir ciertas afecciones pa-rasitarias de la cara. Los negros hacen una de-cocción con la corteza y la mezclan con otras plantas para usarla contra la sífilis. La

decoc-ción la recomiendan en Puerto-Rico para apre-surar la cicatrización de las úlceras en el

hom-bre y en los animales.

L a e x p l o t a c i ó n especifiquera.—Ha tenido la bondad el apreciable colega Boletín

farmacéu-tico, de decirnos lo que ocurre en Barcelona con respecto á la fabricación de específicos extran-jeros, y nada mejor para que nuestros lectores

se enteren que poner aquí las propias pa labras de nuestro compañero: «Los agentes deja

adminis-tración — dice — nada tienen que hacer, puesto que los fabricantes de la emulsión Scott, de la esencia de zarzaparrilla de Bristol, del Tino

de Bugeaud y de otros potingues extranjeros, dicen muy. claro y muy alto á cuantos quieren oírlos, que la Hacienda los ha legalizado, previo pago de la correspondiente contribución. Y nada pueden hacer tampoco los farmacéuticos, que son los m á s interesados en que no se cometa tan escandaloso fraude, porque se les tapa la boca, no bien quieren abrirla para protestar, con un parche de la enunciada y por demás peregrina legalidad. Podrá suceder que la tarifa regulado-ra del novísimo tributo no llegue, n i con mucho, á la cifra dd lo que debiera ingresar en nuestras aduanas por el adeudo de la especiflquería ex-tranjera, pero vaya usted á averiguar estas co-sas. Lo primero es que. se lo toleren á uno los modernos justicias del fisco; que, piadosamente pensaodo, creo yo que no se lo han de t o l e r a r . » ¿Conque hay en Barcelona fábricas legalizadas de medicamentos extranjeros? ¿Conque esas fá-bricas no son clandestinas. Pino que viven ea tratos y arreglos con la Hacienda nacional? E s t á visto: no se nos alcanza una sola palabra en achaques de a d m i n i s t r a c i ó n . . . ¡En Barcelona funcionan fábricas de menjurges extranjeros!

P e t r i f i c a c i ó n de c a d á v e r e s - — Otra vez

nos cuentan 'los italianos que está resuelto el problema de la petrificación de los cadáveres. E l profesor Angelo Comi, de Roma, ha publicado su descubrimiento, que todos los periódicos del mundo acaban de copiar.

Las sustancias que se emplean son aceite da linaza y el deutocloruro de mercurio, hervidos juntos hasta que tomen la consistencia de una pasta tierna. En esta pasta aceitosa se sumergen los cuerpos que han de ser conservados i n -alterables y con la consistencia de la piedra. L a inmersión dura bastante tiempo.. Cuando termina, se saca el cuerpo, se le deja secar, se le p u l i -menta con un ágata, como el dorado de los me-tales ó de ia madera, y si se quiere que el cadá-ver tenga los ojos abiertos, se le. ponen unos de esmalte. Las concavidades se rellenan con ce-mento y deutocloruro de mercurio.

Las personas queridas quedarían siempre en nuestra compañía convertidas en estatuas; los pueblos se verían libres de miasmas y de cuer-pos putrefactos, y todo sería veneración, respeto, limpieza, p u l c r i t u d y adelanto.

Incompatibilidad. — M . Pelletier,

farmacéu-tico de Pacandiere (Francia), iba á preparar la siguiente mezcla prescrita por un médico para una caries dentaria.

Acido nítrico 5 gramos. Creosota. 2 —

(12)

LA FARMACIA ÉSPAlfotA

Pesó las sustancias, las mezcla en u n mortero y entonces se produjo una Tiva efervesceucia y escape violento del líquido.

L a causa de este accidente la explica el JSulle-tin de la Societé de la Soire de este modo: E l ácido nítrico reaccionó violentamente sobre la creoso-ta, que es una mezcla de diversos fenoles, y esto produjo desprendimientos de gases con elevación de la temperatura. Calentado el cloroformo has-ta u n punto mayor que el de su ebullición, se

evaporó y contribuyó á la projección del líquido fuera de la vasija.

Para evitar este accidente, basta pesar sepa-radamente la creosota y el ácido nítrico, poner la creosota en u n racipiente de cuello largo, añadir gota á gota el ácido, y cuando se haya mezclado y enfriado añadir el cloroformo, •

C O R R E S P O N D E N C I A P A R T I C U L A R

DE «LA FARMACIA ESPAÑOLA.»

Navas de San Jaan.—F. C—Contestado parti-cularmente.

Barcelona.—R. M.—Servido. Toledo.—F. G . - I d . i d .

Valladolid.—A. B.—Contestado particularmente. Alegría. —M. A.—Servido y contestado. Rincón de Soto.—A. C.—Id. i d .

Masamagrell.—B. M.—Contestado particular-mente .

Bailén.—L A.—Servido.

Miralrío.—R. R . — I d . y contestado. Cartagena.—N. B.—Servido.

San Asensio.—I. N.—Cambiada dirección. Arrecife.—S. L l — I d . i d .

Bilbao.—M. R.—Puesto anuncio: llegó tarde para el pasado.

Alcántara.—R. A.—Cambiada dirección. Villanueva dé la N í a . — J . Y . P.— Contestado particularmente. La Bañeza.—R. F . R . — I d . i d . Linares.—M. J — I d . id. Concha de Carranza.—F. L . R . — I d . i d . Barcelona.—L. S — I d . i d .

Quintanar de la Orden. — A . E.—Pagado fin Agosto 89.

Puebla de Sanabria.—R. P.—Id. fin Octubre del 88.

Villanueva la Serena.—F. A . — I d . fin Marzo 89. Lorca.—G. Mr—Recibida libranza.

Vitoria.—M. A.—Pagado fia Febrero 89. Bolaños.—C. M . - I d . fia M^rzo 87.

Oí- lenes —J. M . O . — I d . fia. Diciembre 88.

IWreaueva.—P. V , G.-^Id. fia Diciembre 88,

ANUNCIOS

— COLOCACIÓN: Se desea en alguna f a r m a

-cia de Pamplona ó Vitoria un practicante de buenas condiciones, bajo la base de permitirle la libertad para asistir á las cátedras del Seminario. Para informes y demás detalles, dirigirse al farmacéutico de Alegría da Tolosa, D . Miguel

A n t ó n del Saz. (2) — Se necesita u n regente nara la farmacia

de Villalumbroso, provincia de Palencia. Para tratar, dirigirse á su d u e ñ a doña E n -gracia M.a Polaneo, viuda de D . Pedro Díaz y Varona.

— Se necesita u n practicante de representa-ción y esmerada p r á c t i c a . No se abona viaje hasta probar estas condiciones. Proposiciones y referencias, á M . R i n c ó n , farmacia, Bilbao.

— Se necesita por una temporada de tres ó cuatro meses u n practicante instruido ea el des-pacho. Para tratar, dirigirse con buenas referencias al farmacéutico titular D. Pedro V i c e n -te González, provincia de Ciudad-Roal, T

orre-nuova-, (2)

— PRACTICANTE: Se necesita uno instruido,

y de baenos antecedentes para la farmacia de D. Daniel D u e ñ a s . Dirigirse, con condiciones y referencias de las ú l t i m a s farmacias á dicho

se-ñor, en Dueñas (Palencia). (3)

—FARMACIA EN VENTA: Por convenirle á su

dueño trasladarse á una capital, se vende la acreditada farmacia establecida hace doce años en Torre del Mar, barriada de Vélez-Málaga; es de construcción moderna, completamente surti-da de todo, tanto en productos químicos, como ea toda cíase de específicos, efectos de p i n t u -ra, etc., etc., etc.' Se cede ventaja. Para su ajus-te é informes, diríjanse á D . Enrique Capoajus-te, en

dicho Torre del Mar. • (2)

— BOTICA: Por causa de salud se vende ó

arrienda cerca de Valencia una que produce m á s de 12.000 reales y tiene pocos gastos. Informes. Sr. Molinés, calle Major, 52, Masamagrell. Se

dará á prueba. (P.)

—BOTICA: Se vende la de Colhdo-Villalba,

villa distante de Madrid 38 kilómetros por ferrocarril y empalme para Segovia. E l despacho anual es de unos 30.000 reales al contado .

Para m á s detalles dirigirse al D r . Falces, Puerta Cerrada, 11, Madrid, ó á D . F e r m í n

He-rrando en dicho pueblo. (P.)

— PRACTICANTE: Se necesita uno de

esmera-da práctica. Dirigirse con esmera-datos, referencias y pretensiones á D . Leopoldo H o n t a ñ ó n . San~

tander. (P.) — Se necesita u n practicante que haya pasa

-do las quietas y sea soltero. Pedir suel-do y dar referencias á dun E. Onrabia, en Cartagena.

iVbta.—Se preferirá al que sei de las proviii* cías limítiofes.

(13)

LA FARMACIA ESPAÑOLA

557

Farmacia y droguería de los hijos

D K G . T J L Z U R R U N

I M P E R I A L , 1, Y B A R R I O N U E V O , 11, M A D R I D

E n estos antiguos y acreditados estableci-mientos e n c o n t r a r á n los f a r m a c é u t i c o s todos los productos, por. nuevos que sean, á precios sumamente arreglados.

I n s t a l a c i ó n completa de farmacias.—Bal-samo Peicler, el m á s notable contra las que-maduras.

Hijos de U l z u r r u n : B a r r i o Nuevo,- 11, calle I m p e r i a l , 1, M a d r i d . T e l é f o n o n.0 8 9 3

L A S I N V E N C I B L E S

SALES MARIIS DEL CiTÁBRICO

D E Y A R T O MONZÓN

Se expenden al público á 10 reales paquete, con algas marinas gratis.

Se hacen rabajas á los farmacéuticos s e g ú n la importancia del pedido, dirigiéndose á Yarto Monzón, por Tor reía vega, en San Vicente de la Barquera.

S A L V A V I D A S DE L A I N F A N C I A

Dentorina Y a r t o . — Niños moribundos por

la dentición difícil, diarreas, supresión de la baba, alferecía y encangamiento, curan en dias y algunos en horas con este maravilloso

especí-co. Caja, 3pesetas.

Y a r t i n a ó Matalombrices. — Sin rival

es-Í

)ecifíco para exterminar los vermes, curando os irritaciones, tos seca ó convulsiva, diarrea, indigestiones, calenturas y demás trastornos causados por las lombrices; los niños toman la Yartina como si fuera u n dulce en cualquiera vehículo: agua, leche, t h é , caldo, café, chocolate, e t c é t e r a . Vermífugo inocente, compuesto de plantas marinas nunca puede danos. Cajas de 1 y ^pesetas.

R E B A J A A LOS F A R M A C É U T I C O S

SEGUN PEDIDO

JÜO M A S G A L E R T U R á S

Las intermitentes todas, sean cotidianas, ter-cianas ó cuartanas, se curan radicalmente con las PILDORAS FEBRIFUGAS D E G O M E z G A R C I A .

Su eficacia, j a m á s desmentida durante m u -chos años en un pais en que estas fiebres son endémicas, las coloca sobre todos los especifico» similares. Usadlas en los casos m á s desesperados y os convencereis de su superioridad. E n cada caja va una detallada i n s t r u c c i ó n para su uso.

Venta en Madrid, farmacia de la señora v i u d a de Puente (Desengaño,40), y D . Melchor García;

en Barcelona, Sociedad F a r m a c é u t i c a Española, y en la mayoría de las farmacias de España. E l autor, titular de Navalcan (Toledo), las remile á vuelta descorreo, previa libranza sobre Talavera ó Madrid.

Caja grande, 6 ptas. Caja pequeña, 3 pías.

D e s c u e n t o á l o » f a r m a c é u t i c o s

m FÁBRIGÜ

D E

aceite de almendras dulces

P U R O Y G A R A N T I D O

EN S A N T A M A R I A DE M A L L O R C A

del D r . D . Pedro A n t o n i o P i z á y S e r r a I M P O R T A N T E . —Circula y con profusión un aceite de almendras dulces, en latas cuadran-gulares, marca B C, que nunca se ha hallado pu-ro. Según su procedencia, contiene alguua can-tidad de aceite de almendra; pero las m á s de las veces es sustituido completamente por el de sésa-mo, piñones, de cacahuete y otros. A f í r m a l o que decimos que en todos los centros donde se ex-pende aceite de almendras dulces y sus envases no llevan el nombre de la persona que garantice su pureza, se cotizan á menos precio que la can-tidad de almendras que se necesita para su ob-tención.

Un pequeño ensayo b a s t a r á para convencerse de nuestra a s e r c i ó n . — R e m i t i r e m o s gustosos por el correo nuestro folleto: «Cultivo del almendro, extracción, clarificación y reconocimiento del aceite de almendras dulces,» anticipando en se-llos 0,30 pesetas.

SINAPISMO INSTANTÁNEO P I Z Á Caja de 10 sinapismos, 2,80 rs.

Cien cajas de 10 sinapismos cada una, 255 r s . Paquete de 50 sinapismos, 9,50; de 100,18 rs.; de 500, 85 rs,; de 1 000, 165 rs.

Caja de 10 sinapismos con gasa, á 3 ra. Cien cajas de 10 sinapismos con gasa, 275 rs. Paquete de 50 sinapismos con gasa, 10,50 rs.; de 100, 20 rs ; de 1.000, 185 rs.

DISCOS OFTÁLMICOS

De atropina (sulfato), borato de sosa, calo-melanos, eserina^ morfina, sulfato de zinc, etc , á 3,50 rs. tubo con caja.

C A N D E L I L L A S SEGÚN REYNOL De sulfato de zinc, sulfato de zinc y bellado-na, belladona y opio, tanino, etc., á 8 rs. caja.

Nota. — Preparamos el sinapismo instantáneo con el nombre que se quiera, si el pedido no baja de m i l hojas, por 12 reales m á s del valor indicado.

D e p ó s i t o g e n e r a l .

Farmacia y laboratorio químico-farmacéutico del Dr. D . Pedro Antonio Piza y Serra, pinza del Pino, 6, y Beato Oriol, 1, Barcelona y en la Asociación F a r m a c é u t i c a Matritense, Pretil de los Consejos, 5, Madrid.

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LA FARMACIA ESPAÑOLA

ZAR . A

O R T E G A

La forma granular y efervescente de lo medicamentos es de gran u t i l i d a d , tanto po lo que facilita la conservación y manejo d los mismos, como por hacerles m á s agrada bles á la vista y al paladar, siempre delicado de los enfermos, sobre todo cuando se t r a t de tomar a l g ú n medicamento.

P r e c i o s : 1 , 5 O p í a s .

P O R M A Y O R D E S C U E N T O S E L A B O R A C I Ó N POR M E D I O D E L V A P O R

Labopalorio de productos químicos y farmacéuticos de D. G. Ortega

FARMACIA., LEON, 1 3 . ] I I A I > R I 1 > LABORATORIO, QUEVEDO, 7.

PILDOMS m i í M C A S

A C R E D I T A D A E S P E C I A L I D A D C O N T R A TODA C L A S E D E F I E B R E S

i n t e r m i t e n t e s , c o t i d i a n a s , t e r c i a n a s y c u a r t a n a s

Estas pildoras tienen la ventaja de no impedir al enfermo comer, beber y dedicarse á sus ocupaciones habituales. A pesar de esto, su éxito favorable en la curación de las intermitentes de cualquier tipo, es seguro, y su agradable sabor las hace altamente reco-mendables aun á las personas m á s delicadas y refractarias ai uso de medicamentos.

P R E C I O

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(Descuento de c o n s i d e r a c i ó n á l o s pedidos de 10 c a j a s en adelante.)

Depósito central: Hortaleza, 86, farmacia del D r . A r g e n t a . — Melchor García,

Cape-llanes, 1, y en las principales farmacias y d r o g u e r í a s de E s p a ñ a . (P)

P I L D O R A S D E R I A Z A

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Acreditada é inmejorable preparación para curar las intermitentes, ya sean tercianas, cuartanas ó cotidianas.

A l público: caja de 80 pildoras, 20 reales. — Media, con 40 i d . , 12 r s .

Descuento desde el 25 por 100 á loa señores farmacéuticos s e g ú n el pedido. — Depósi-tos: en Madrid, Melchor García, OapellaneSi ] ; Sociedad F a r m a c é u t i c a Matritense, P r e t i l de los Consejos, 5. — E n Barcelona, Sociedad F a r m a c é u t i c a Española, Tallers, 22, el autor,

F A R M A C I A D E P É R E Z N E G R O

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LA FARMACIA ESPAÑOLA

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FÁBRICA HE CRISTAL

TALLERES ESPECIALES

D E D I C A D O S A L . S E R V I C I O D E

farmacias, laboratorios químicos, medicina, mineralogía, perfumería,

bodegas, etc., etc.

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Medallas de oro ea l a F a r m a c é u t i c a Nacional de 1882, y e n l a R e g i o n a l de V a l e n c i a de 1883.

Servicio especial en instalaciones y renovaciones de farmacias, para lo cual tenemos m á s de 200 formas ^e botes, decorados con elegancia, entre ellos la tan renom-^ brada decoración BOTANICA y otras muchas nuevas que J|superan á todas las conocidas.

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Filtros, frasquería de infinidad de formas, clases y ta-m a ñ o s ; gasógenos para hacer agua de Seltz, de Brieth, Fevre, Gilly, D . Nicolás y Lhote; jeringas, granatorios, hidrotimetros, hornillos, inhaladores, m á q u i n a s , molinos, morteros, neveras, prensas, pulverizadores, rotulatas, sifones, serpentines, soportes, tamices,, t e r m ó m e t r o s , trípodes, tubos de varias , clases, vasos para precipita-dos, etc., etc.

P í d a n s e para m á s detalles los Catálogos siguientes, que la Casa publica todos los a ñ o s : General ilustrado, que abraza todo lo referente á las farmacias, laboratorios químicos y varios aparatos.

^ C a t á l o g o referente á bodegas; Catálogo referente á la fabricación de gaseosas, y por ú l t i m o , el nuevo semi-ilustrado que estamos publicando en la sucursal de Ma-d r i Ma-d que tiene presupuestos m u y económicos para instalar farmacias y laboratorio químicos municipales Este esta-rá terminado á fin del corriente mes, y le remitimos al que le pida gratis sin certificar, debiendo acompañar al pedido una^ peseta en sellos el que4o quiera certifi-cado.

D E S P A C H O C E N T R A L , A R I B A U , 11, B A R C E L O N A

S U C U R S A L E S

E s e u d i i l e r s - B l a n c h / 12. Barcelona.

— Bo\a,Vt,

bajos, Madrid.

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576

LA FARMACIA ESPAÑOLA

los

JPA Q VE'X'MÜS Á'i/nt •J.'AJUJUS : ( r o n e a c u a l q u i e r e s t a c i ó n ae Hispana, j na cenes c a a a p a q u e t e de 3 k i l o g r a m o s )

ESPARiDRiPOQUiWRGICO DE MUÉLlDAGrO DS A. Beslier

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M . John, Milne fabrica estos a r t í c u l o s para los principales Gobiernos, hospitales j sociedades (caritativas) de ia Gran B r e t a ñ a , las Colonias, el Continente, la A m é r i c a ^ y el Oriente. D i r i g i r los pedidos á J. M I L N E . L A D I W E L L , LONDRES S. E . Telegramas,. L I S T E R I S M , Londres.

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***** f***

N . B . — iVo deben confundirse estos ¡ roductos con el titulado A R S E N I A T O D E O R O , v e r d a d e r o mito q u í m i c o , absolutamente imposible de realizar.

Referencias

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