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Manejo del paciente con derrame pleural

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DETECCIÓN DEL DERRAME PLEURAL Aunque la existencia de afectación pleural se puede sospechar por la aparición de dolor de tipo pleurítico (que se intensifica con la inspiración

pro-funda), hay ocasiones en que el derrame puede

pasar clínicamente desapercibido, y constituir un hallazgo en radiografía de tórax realizada por otros motivos. Si el derrame es suficientemente grande (mayor de 1/3 del hemotórax) suele acompañar-se de cierto grado de disnea. Es característico que esta disnea se intensifica cuando el paciente se acuesta en decúbito contralateral al derrame, y –en consecuencia- el interrogatorio dirigido nos revela que el paciente suele acostarse sobre el lado del

derrame.

Un aspecto importante del interrogatorio se refiere a la ocupación laboral del paciente, hacien-do especial hincapié en la posibilidad de una anti-gua exposición a asbesto (laboral o no), que puede influir muy significativamente en el manejo que ten-gamos que hacer de la patología que eventual-mente presente.

Técnicas de imagen

Ante la sospecha de derrame pleural hay que intentar confirmarlo mediante radiografía de tórax

en proyecciones postero-anterior y lateral.

Cuan-do el derrame es libre, la radiografía puede mos-trar el típico aspecto de condensación homogénea,

con amplia base de contacto en la pared torácica y con borde superior cóncavo (Figs. 1a y 1b). Por el contrario, el borde superior pierde esa forma cuando el derrame está encapsulado, o si hay con-densación pulmonar asociada (Figs. 2a y 2b). Si el derrame es pequeño puede presentar una locali-zación subpulmonar, que se manifiesta como cur-vatura asimétrica que aparenta ser el diafragma, pero con corte brusco de los vasos pulmonares visi-bles a su través (Figs. 3a y 3b). En el derrame sub-pulmonar izquierdo se observa un aumento del espacio aparente entre la cámara gástrica y el borde superior del diafragma. En la proyección lateral hay que prestar especial atención a la obliteración del seno costo-diafragmático posterior, que va hacién-dose más patente a medida que el volumen del derrame aumenta. Si se realiza una radiografía en decúbito lateral con rayos horizontales se observa-rá que el líquido se dispone horizontalmente, simu-lando un engrosamiento pleural difuso que en bipe-destación no existía.

Ecografía pleural

Cuando se sospecha la existencia de un derra-me pleural encapsulado su realización proporcio-na uproporcio-na información muy superior a cualquier otra técnica (incluida la tomografía axial

computariza-da,TAC), y puede ser de gran ayuda para realizar

toracocentesis. La TAC es especialmente adecuada

Manejo del paciente con

derrame pleural

F. Rodriguez Panadero

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para estudiar la asociación de derrame con engro-samiento pleural, sobre todo si éste es irregular, y para detectar la presencia de posibles implantes neoplásicos en la pleura parietal.

La sospecha clínica inicial tiene también un gran valor para la elección de los pasos diagnósticos a seguir, especialmente en los pacientes sospechosos de tener un derrame paraneumónico o neoplásico1. TORACOCENTESIS

Salvo en presencia de coagulopatía grave no corregible o de una patología habitualmente aso-ciada al trasudado (insuficiencia cardíaca, cirrosis hepática, síndrome nefrótico, insuficiencia renal cró-nica), en cuyo caso habría que tratar la causa y observar la evolución antes de proceder a

ulterio-res estudios del derrame, la punción pleural está indicada en el estudio inicial de prácticamente todos los derrames pleurales.

El simple aspecto del líquido puede ser de gran ayuda para el manejo de derrames sospechosos de ser paraneumónicos complicados, y también en Figura 1a.Derrame pleural izquierdo con desplazamiento

contralateral del mediastino.

Figura 1b.En proyección lateral se observa el típico borde superior cóncavo del derrame pleural libre.

Figura 2a.Derrame pleural encapsulado (empiema).

Figura 2b.Derrame pleural encapsulado en proyección late-ral (empiema).

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algunos casos especiales como el quilotórax (líqui-do pleural con aspecto lechoso o similar a un bati-do), cuyo hallazgo –en ausencia de traumatismo o intervención quirúrgica previa- estrecha las posibi-lidades diagnósticas sólo a algunas patologías como linfoma, linfangiomiomatosis o cirrosis hepática complicada.

La gran mayoría de derrames que plantean problemas diagnósticos son exudados, lo que impli-ca que -a diferencia de los trasudados- la pleura está directamente afectada por el proceso patoló-gico, y es especialmente este grupo de los exuda-dos el que nos plantea problemas diagnósticos. INVESTIGACIONES A REALIZAR EN EL LÍQUIDO PLEURAL

El líquido que se extraiga se debe distribuir en varios tubos estériles para su estudio, incluyendo cultivo para bacterias (cuando se sospecha derra-me paraneumónico complicado o empiema) y tam-bién para bacilos ácido-alcohol resistentes, y detam-bién- debién-dose preparar además otra muestra diluida al 50% con alcohol para estudio citopatológico. Aunque tra-dicionalmente se ha aconsejado la adición de hepa-rina si la muestra es hemática, esta mezcla puede contribuir a bajar artificialmente el pH del líquido, por lo que es más recomendable mezclar el líqui-do con citrato sódico en proporción 9:1 (similar a

la de sangre que se extrae para estudio de coagu-lación). El rendimiento de la citología puede mejo-rarse si se centrifugan 30-50 ml de líquido y se inclu-ye luego el botón celular en bloque de parafina, para su posterior procesamiento como si se tratase de una biopsia. Igualmente, el rendimiento microbio-lógico en sospecha de derrame pleural infeccioso mejora si se incluye una muestra de líquido en un recipiente de los usados para hemocultivo.

En todos los casos se debe realizar recuento celular total y diferencial, así como estudio

bio-químico(proteínas totales, LDH, glucosa, pH, ADA),

que nos puede orientar hacia algún diagnóstico de presunción, siempre teniendo en cuenta el aspec-to macroscópico del líquido pleural. La LDH es de gran valor para deslindar trasudados que tienen pro-teínas en valores límite a causa del uso de diuré-ticos, y hay suficiente evidencia para asumir que en la mayoría de las ocasiones no se requiere su deter-minación simultánea en suero. El pH del líquido

pleuralentra habitualmente en los algoritmos de

manejo de los derrames pleurales paraneumóni-cos complicados2; no obstante, su papel en este campo se ha de encuadrar siempre en el contexto del cuadro clínico que presente el paciente. Para su determinación es necesario usar la misma téc-Figura 3a.Derrame subpulmonar derecho en paciente con

linfoma no-Hodgkin, diagnosticado por toracoscopia.

Figura 3b.Derrame subpulmonar derecho en proyección lateral. Misma paciente que en la figura IIIa.

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nica anaerobia que para la gasometría arterial, y procesar la muestra rápidamente.

Mientras que los trasudados presentan pH osci-lando entre 7,45 y 7,55 (con la excepción del uri-notórax, en que es ácido), la gran mayoría de los exudados pleurales lo tienen entre 7,30 y 7,45. La presencia de un pH pleural bajo (<7,30) se asocia a un espectro relativamente estrecho de patologí-as (empiema, algunos derrames tuberculosos muy agudos y neoplásicos muy agresivos, pleuritis reu-matoide), y en los derrames malignos con pH bajo se obtiene citología positiva con mayor frecuencia que en los que lo tienen normal. Si se exceptúan los pacientes diabéticos con hiperglucemia man-tenida, los valores de pH se correlacionan con los de glucosa en el líquido, con la única excepción del urinotórax (rara patología ocasionada por reflujo de orina desde la cápsula renal hacia el espacio pleu-ral en casos de uropatía obstructiva severa). La con-junción de pH y glucosa bajas en derrames malig-nos indica siempre la existencia de marcado engro-samiento pleural, con bloqueo del paso de sus-tancias entre cavidad pleural y sangre3,4.

Dependiendo de la sospecha diagnóstica y de las características organolépticas del líquido, se deben realizar algunas investigaciones especiales: así, si el líquido tiene olor fétido se debe solicitar estudio de anaerobios, y si huele a orina se debe sospechar urinotórax, en cuyo caso es necesario determinar creatinina en sangre y en líquido pleu-ral (cociente pleura/sangre >1).

El aspecto del líquido tiene gran valor para deci-dir sobre las investigaciones a realizar sobre él: Si es turbio conviene centrifugar (2.000-2.500 revo-luciones/minuto, 10-15 minutos) y observar el sobrenadante. Si continúa siendo uniformemente turbio hay que pensar en quilotórax, y entonces hay que solicitar determinación de colesterol y

trigli-céridos en el líquido(se confirma quilotórax

cuan-do los triglicéricuan-dos superan los 110 mg/dl). Si el sobrenadante presenta turbidez irregular y presen-cia de detritus, probablemente se trata de un empie-ma, en cuyo caso hay que solicitar tinción de Gram urgente y cultivo para aerobios y anaerobios. Más raramente, se puede encontrar una pleuritis reu-matoide en estos casos.

Si el aspecto del líquido es hemorrágico hay que pensar en la posibilidad de neoplasia, derrame aso-ciado a patología del asbesto, síndrome post-peri-cardiotomía, infarto pulmonar o traumatismo, y tam-bién conviene centrifugar y medir el hematocrito en estos casos. Normalmente –e incluso en derrames neoplásicos muy hemáticos- es inferior a 5%. Cuan-do supera el 20% se trata ya de un hemotórax, y hay que pensar en sangrado activo en la cavidad pleu-ral, con la correspondiente necesidad de adoptar medidas diagnósticas y terapéuticas urgentes.

Ante la sospecha clínica de pancreatitis hay que solicitar amilasa en el líquido pleural, y lo habitual es que persista elevada aquí durante más tiempo que en la sangre. No obstante, la amilasa pleural elevada no es patognomónica de pancreatitis, y -aunque en nuestra experiencia es un hecho infrecuente- puede aparecer en algunos derrames neoplásicos5.

La presencia de amilasa elevada en el líquido pleural (isoenzima de tipo salival), es un marcador precoz de perforación esofágica. En todo caso, este tipo de derrame suele infectarse con relativa rapi-dez, y requiere drenaje precoz.

ESTUDIOS A REALIZAR EN EL LÍQUIDO PLEURAL EN SOSPECHA DE

TUBERCULOSIS.

Aunque el líquido pleural tiene características de exudado en prácticamente el 100% de las pleu-ritis tuberculosas, habitualmente es rico en protei-nas, con predominio linfocitario (aunque la presencia de células mesoteliales no excluye el diagnóstico, como en ocasiones se ha dicho), pero estos datos son sólo orientativos y tienen escaso valor para el manejo de los pacientes en la práctica clínica.

El rendimiento de la baciloscopia directa en el

líquidoes muy bajo6, y la positividad del cultivo varía

ampliamente, dependiendo de la prevalencia de la enfermedad tuberculosa en esa región en con-creto, y también en la incidencia de empiemas tuberculosos7.

Determinación de adenosindeaminasa (ADA) en el líquido pleural

Este test se ha mostrado muy útil en paises donde la prevalencia de tuberculosis es elevada8,

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pero su valor parece muy limitado en aquéllos otros con prevalencia baja9. Menos clara queda la nece-sidad de estudiar las isoenzimas del ADA, que resul-ta basresul-tante más costosa.

El problema con la determinación de ADA radi-ca en que su sensibilidad es más alta que su espe-cificidad, con hallazgo de falsos positivos en nas neoplasias (especialmente mesotelioma y nos linfomas), y también en empiemas o en algu-nos derrames paraneumónicos complicados10. No obstante, se hace necesario en todo caso contar con un cultivo negativo para M. tuberculosis antes de afirmar que se trata de un falso positivo del ADA, ya que en nuestra experiencia contamos con dos casos de mesotelioma maligno coexistiendo con tuberculosis pleural y ADA elevado.

Cuando se excluyen los empiemas, en un meta-análisis se encontró una sensibilidad del 99% y una especificidad del 93% para el ADA11. El test pare-ce ser menos útil en pacientes inmunodeprimidos12. Interferón gamma en líquido pleural

Este marcador parece tener unas característi-cas operativas mejores que el ADA: De acuerdo con un estudio prospectivo sobre 595 pacientes con derrame pleural, Villena y colaboradores encon-traron una sensibilidad y especificidad del 98% para un punto de corte de 3.7 IU/mL13, sin que el esta-do inmunológico del paciente tenga influencia en los resultados.

Reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para el diagnóstico de

tuberculosis pleural

La detección de secuencias de DNA específi-cas para M. tuberculosis parece en principio como una técnica muy prometedora para el diagnóstico de una enfermedad pauci-bacilar como es la tuber-culosis pleural, pero varios estudios han encontra-do una amplia dispersión de valores cuanencontra-do se apli-ca al líquido pleural, con sensibilidad que oscila entre el 61 y el 94%14,15. Un estudio reciente con-cluye que –incluso en areas de alta prevalencia- ni la PCR ni el ADA deben considerarse aisladamen-te como aisladamen-tests suficienaisladamen-temenaisladamen-te fiables para el diag-nóstico definitivo de tuberculosis16.

ESTUDIOS A REALIZAR EN EL LÍQUIDO PLEURAL EN SOSPECHA DE NEOPLASIA

El diagnóstico de certeza de neoplasia en líqui-do pleural se obtiene únicamente a través del hallaz-go de citología positiva, pero el rendimiento de ésta varía ampliamente entre diferentes series, dependiendo de la magnitud de la afectación pleu-ral tumopleu-ral y de la natupleu-raleza del tumor primario. En consonancia con los hallazgos de Sahn y cola-boradores17, nosotros encontramos que los derra-mes malignos (DPM) con pH bajo presentan mayor positividad de la citología que los que lo tienen nor-mal. Así, de 215 pacientes con DPM confirmado por toracoscopia, encontramos citología + en el 78% de aquéllos que tenían pH < 7,30, mientras que sólo fue positiva en el 51% de pacientes con pH más alto, y este hallazgo se asoció a mayor can-tidad de lesiones tumorales observadas en la cavi-dad pleural durante la toracoscopia18. Aunque Heff-ner y colaboradores encontraron en un estudio de meta-análisis que el pH pleural tiene escaso valor en relación con los resultados de pleurodesis19y con la supervivencia de los pacientes20, el valor pre-dictivo del pH es diferente si se aplica a neoplasias metastásicas en la pleura o a mesoteliomas, ya que en éstos existe siempre un marcado bloqueo pleu-ral por el engrosamiento tumopleu-ral21.

Marcadores tumorales en el líquido pleural

Si bien no tienen valor diagnóstico definitivo, pueden ser de ayuda para seleccionar las investi-gaciones a realizar en determinados pacientes, espe-cialmente si se plantean técnicas invasivas, que podrían estar indicadas cuando la citología es nega-tiva y los marcadores claramente positivos. En un estudio reciente sobre 416 pacientes, Porcel y cola-boradores encontraron que un panel de varios mar-cadores en el líquido pleural (CEA, CA 125, CA 15-3, y CYFRA 21-1) alcanzó una sensibilidad del 54%, y la combinación de estos marcadores y citología obtuvo un 69% de sensibilidad. Más de un tercio de los DPM con citología negativa presentaron al menos un marcador positivo22.

La citometría de flujo puede jugar un papel

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sos-pechosos de malignidad23, especialmente cuando se sospecha linfoma, que puede presentar derra-mes linfocitarios sin anomalías citológicas ostensi-bles24,25.

EXPLORACIONES A REALIZAR TRAS TORACOCENTESIS NO DIAGNÓSTICA

Si no se ha obtenido el diagnóstico en la pri-mera toracocentesis, hay que tomar en conside-ración las siguientes opciones:

1. Si se ha detectado la presencia de un trasu-dado, y la enfermedad de base es conocida, el paciente no requiere ulteriores estudios de su derrame. En raras ocasiones se puede encontrar neoplasia pleural coexistiendo con derrame que presente criterios limítrofes entre exudado y trasudado, pero en la mayoría de esos casos la neoplasia se asocia con alguna otra patología causante del trasudado26. Adi-cionalmente, el derrame neoplásico puede pre-sentar características de trasudado transitoria-mente en algunos casos de linfangitis carcino-matosa27, pero en nuestra experiencia esto ocu-rre más en afectación pleural por linfoma B de bajo grado de malignidad, y también podría ocurrir en casos de atelectasia por neoplasia bronquial proximal. En pacientes con seudo-exudado provocado por el uso intensivo de diu-réticos, la LDH pleural puede conseguir un buen poder discriminante.

2. Si el estudio del líquido señala que se trata de un exudado, es muy conveniente hacer TAC toraco-abdominal con contraste, con even-tual aplicación de otras técnicas de imagen. La TAC puede ayudar muy significativamente en la sospecha de afectación neoplásica de la pleu-ra, especialmente cuando se observa engro-samiento nodular o circunferencial28. La realización de broncoscopia está indicada sólo si se sospecha la existencia de una neo-plasia pulmonar asociada al derrame, ya que los hallazgos bronquiales suelen ser inespecí-ficos en otros casos.

3. Biopsia pleural. En la mayoría de las guías de práctica clínica recientes se recomienda la adi-ción de algún procedimiento encaminado a

obtener tejido pleural cuando hay que reali-zar una segunda toracocentesis por falta de diagnóstico tras la primera29,30, pero con los avances en las técnicas de imagen algunos autores prefieren la punción-biopsia guiada

por TAC,que podría reemplazar a la aguja de

biopsia convencional en más de dos tercios de los casos31.

La biopsia pleural percutánea con aguja se orienta a conseguir el diagnóstico únicamen-te en situaciones específicas en que el estudio histológico pueda ser resolutivo, y ello ocurre casi exclusivamente en la pleuritis tuberculosa y en las neoplasias pleurales diseminadas. No obstante – y a diferencia de la toracoscopia-está desprovista de cualquier implicación tera-péutica, por lo que la elección de una u otra técnica se condiciona en gran medida por su disponibilidad en el ámbito en que la actividad clínica se desenvuelve, y por la agresividad clí-nica del derrame32. Así, la biopsia pleural con aguja se puede realizar en régimen ambulato-rio sin mayores problemas33, mientras que la toracoscopia requiere ingreso del paciente y es bastante más complicada en su realización. En líneas generales, en paises con prevalencia media y alta de tuberculosis es aconsejable el uso de biopsia pleural con aguja para el estu-dio de derrames pleurales de más de dos semanas de evolución34-especialmente en pacientes jóvenes- y reservaríamos la toracos-copia para los mayores de 40 años, en que la neoplasia es más probable. Es necesario enviar siempre un espécimen de biopsia para cultivo de micobacterias35.

Si la biopsia ciega no es diagnóstica, nuestra opción sería acudir a la toracoscopia antes que a una segunda biopsia con aguja (ver algorit-mo de la Fig. 4).

Si la toracoscopia ha conseguido explorar la mayor parte de la cavidad pleural y no resulta diagnóstica, cabe optar por un seguimiento clí-nico del paciente, que puede detectar una neo-plasia en aproximadamente la cuarta parte de los casos. Si la toracoscopia consiguió sólo una exploración parcial de la cavidad pleural (en la

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Figura 4.

Algoritmo para el manejo de un derrame pleural. T

ras la confirmación de la presencia de derrame pleural por radiog

rafía de tóra

x, hay que acudir al apoyo de ecog

rafía cuando es muy

pequeño o tiene aspecto loculado. Si predomina el eng

rosamiento pleural sobre el derrame líquido es preferible acudir a la tomo

grafía computarizada (T

AC) con contraste.

Confirmar la existencia de derrame:

Rx tórax P

A

y Lateral

Eng

rosamiento pleural sin derrame

Derrame libre Derrame loculado Derrame subpulmonar Ecog rafía Toracocentesis

¿Drenaje guiado por

ecog rafía? Sospecha de Empiema GR AM Urgente Cultivo aerobios + anaerobios TA C con contraste

¿Punción guiada por T

A

C?

Ecog

rafía

¿Punción guiada por E

C

O?

Rx con rayos horizontales

¿V

ig

ilar evolución?

¿No diagnóstica? TAC con contraste

¿Sospecha de neoplasia pulmonar?

Broncoscopia

Toracocentesis

¿Monitorizar presión pleural? (En punción evacuadora)

¿Sospecha de tuberculosis?

2

aToracocentesis

Biopsia con aguja

No diagnóstica: T

oracoscopia

¿Sospecha de Neoplasia Pleural?

2

aToracocentesis Toracoscopia

No diagnóstica: Seguimiento

¿2

aToracoscopia? ¿Toracotomía?

¿Liquido turbio? Centrifugar

Turbidez homogénea: ¿Quilotórax? Sedimiento con detritus: ¿Empiema?

(V

er algoritmo siguiente)

¿Liquido turbio? Centrifugar

Turbidez homogénea: ¿Quilotórax? Sedimiento con detritus: ¿Empiema?

(V

er algoritmo siguiente)

¿Sospecha de T

rasudado?

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mayoría de los casos por presencia de adhe-rencias firmes), y la situación clínica del pacien-te es aceptable, sería preferible acudir a la tora-cotomía para lograr un diagnóstico definitivo, especialmente si sospechamos la existencia de mesotelioma o de un tumor que pudiera bene-ficiarse de radio o quimioterapia.

Hay ocasiones en que se debe considerar la realización de una segunda toracoscopia cuando una primera no ha sido diagnóstica, especialmen-te en aquellos pacienespecialmen-tes en que el derrame recidi-va y requiere su control mediante tratamiento sin-fisante. En este caso es importante hacer un com-pleto “mapeo” de la cavidad pleural, tomando abun-dantes biopsias (en alguna ocasión hemos llegado a tomar más de 20 muestras), y no es excepcional que así se detecte un mesotelioma que había pasa-do desapercibipasa-do en la primera exploración. ¿Hay que intentar conseguir siempre un diagnóstico específico en los derrames pleurales persistentes?

En ocasiones se argumenta que esto no es nece-sario, porque si el paciente tiene un derrame neo-plásico se trata ya de una enfermedad incurable y con pronóstico sombrío. Sin embargo, Harris y cola-boradores encontraron que el manejo clínico de los pacientes fue influido por la toracoscopia en el 85% de 182 pacientes, implicando la inclusión o exclu-sión de procedimientos quirúrgicos ulteriores en 133 de esos pacientes (73%). El tratamiento médico aplicado también fue influenciado por la rea-lización de toracoscopia, ya que en 36 pacientes se aplicó quimioterapia y en otros 10 radioterapia tras la obtención de un diagnóstico preciso por tora-coscopia36. Este planteamiento es particularmente importante en pacientes con cáncer de pulmón y derrame pleural homolateral y en mesotelioma. BIBLIOGRAFÍA

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