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Se dice que oriente es oriente y

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dio las lecciones más grandes de cómo ser un trabajador ideal. Él nos enseñaba que debíamos hablarle con amor a todos, incluso a nuestros subalternos.

***

Otro grupo de gente que debemos tratar con cariño cada vez que nos encontre-mos son nuestros compañeros satsan-guis, nuestros hermanos y hermanas en el camino de regreso a Dios. Nuestro Maestro misericordioso trabajó duro para ayudar a inculcar un sentimiento de amor entre los hermanos y hermanas del sendero. Él quiso que nos recono-ciéramos como hijos del mismo Padre. Si esperamos que la gente alrededor del mundo vea la luz de Dios en los demás, nosotros que sabemos mejor, nosotros que vemos la Luz interior, debemos ser los primeros en considerarnos unos a otros como hermanos y hermanas. A dondequiera voy le he pedido a los coor-dinadores de cada Satsang hacer comités de bienestar, de tal modo que la gente pueda comenzar a ocuparse del bienes-tar mutuo. Si un satsangui no atiende al Satsang, debemos llamarlo y averiguar si todo va bien. Si necesitan asistencia, debemos ayudarles. Refl ejemos el amor de nuestro Maestro por todos.

Si podemos hacer de nuestro Satsang un albergue de amor, entonces todos los nuevos buscadores apreciarán desde el umbral la paz y la alegría. Debemos dar

la bienvenida a cada recién llegado como a un hermano y hermana largamente extrañado. Tratarlos como miembro de nuestra familia. Demostrar que estamos interesados en ellos, y hacer que se sien-tan bienvenidos. Debemos permanecer en contacto con ellos, dejarles saber de las próximas actividades del Satsang e inclu-so invitarles a nuestros hogares y reunio-nes a nivel personal. Los nuevos iniciados necesitan mucho afecto. Ellos son como arbolitos nuevos frágiles que necesitan mucha agua y protección contra vientos y tormentas. Debemos ofrecerles ayuda y dirección. Ellos deben tener la oportuni-dad de hablar con los antiguos iniciados y plantear sus preguntas e inquietudes. Sentirse como si cada vez que vienen al Satsang han llegado a una reunión fami-liar donde son amados y apreciados. ***

Intentemos hacer de cada día un mo-mento de reunión y de renovación del amor para nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros condis-cípulos satsanguis, y los recién llegados al sendero. Si podemos hacer esto, y si podemos seguir las enseñanzas y el consejo de nuestro Maestro, dedicando tiempo a las meditaciones y al diario de introspección, entonces Dios mismo hará los arreglos para nuestra reunión eterna con Él. §

de nuestras manos. Sálvalo de la mejor manera que tu consideres”.

El problema ante nosotros es: cómo lograr un cambio en nuestros corazones y llevar a cabo una conversión interior para poder ver verdadera y claramente,

y aprender a discriminar entre la verdad y la falsedad. Puesto que esto yace más allá del campo de acción del cuerpo y del intelecto, solo se puede lograr mediante la iluminación interna de la sabiduría divina en el santuario del alma. § ...viene de la página #1

S

e dice que “oriente es oriente y occidente es occidente y que nunca se juntarán”. Esto quizá haya sido cierto en alguna época o para el autor de este pro-verbio, Rudyard Kipling; pero ciertamen-te no tiene peso para la genciertamen-te de Dios en la era científi ca actual, cuando la distancia y el espacio casi pierden su signifi cado, y cuando se hacen esfuerzos para estable-cer contactos interplanetarios.

Los distintos países del mundo se pue-den comparar con alcobas en la Casa de Dios, que albergan diferentes naciones, que se diferencian el uno del otro por la geografía, el clima, las condiciones histó-ricas, los perfi les faciales, las contexturas, los idiomas, los dialectos, la alimenta-ción, la indumentaria y las formas de adoración; toda la gente condicionada por estos factores divergentes forman el gran todo orgánico llamado humanidad.

Con todas estas aparentes diferencias y distinciones de color, credo y casta, y esas diversidades en su manera de vivir y de pensar, los seres humanos básica y esen-cialmente continúan siendo humanos en su apariencia externa y constitución interna. La unidad ya existe en la forma humana, puesto que todos nacemos de la

misma manera, con la misma estructura externa e interna; y todos tenemos un alma que es de la misma esencia de Dios. Somos gotas del Océano de absoluta conciencia, a quien adoramos como el mismo Dios, llamándolo con diferentes nombres. Los santos dicen que el cuerpo humano es el verdadero templo de Dios y que Dios reside en el templo que Él mismo hizo en el vientre de la madre, y no en los templos hechos por la mano del hombre, dicen que la forma humana nos provee una oportunidad de oro para realizar a Dios.

El ser humano está compuesto de tres elementos: un cuerpo físico, un intelecto y una entidad consciente. Ha progresado física e intelectualmente y en el área de la tecnología; pero a pesar de esto, no es feliz y no ha desarrollado la espirituali-dad. Ha desarrollado su cabeza, pero no su corazón, y su conocimiento científi co lo ha desviado hacia la maldad. Esto ha creado un vacío espiritual.

Por la ausencia de cualquier pensa-miento positivo estamos retrocediendo moralmente y en esta triste situación no podemos lograr paz duradera. Por esto Gurú Nanak Sahib oró: “Oh Dios, el mundo está en llamas y se ha salido

la

UNIDAD

humana y el

RESPETO

por todo lo

VIVIENTE

REMODELANDO NUESTRO DESTINO Sant Kirpal Singh Ji Maharaj

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UN MUNDO DE PAZ Y UNIDAD Sant Rajinder Singh Ji Maharaj

S

i miramos un objeto cualquiera de la naturaleza o algún artículo elaborado por los seres humanos, quizás encontramos que en su forma hay belleza, simetría e integridad. Cada vez que un objeto se rompe, se hace pe-dazos y fragmenta, nos preocupamos y queremos arrojarlo o unir de nuevo sus piezas. Cuando algo que admiramos se daña, nuestra paz mental igual que en el entorno se perturba.

Tenemos en nuestro interior un sentido innato de integridad y unidad. Este no sólo abarca los objetos, sino también las relaciones humanas. Anhelamos la unión en nuestras familias, con los amigos, en nuestro equipo deportivo, también en nuestra comunidad y país. Cuando una madre sostiene al hijo en sus brazos ambos se sienten en paz y contentos. Cuando dos seres que se aman se reúnen, sienten amor y alegría. Cuando dos amigos se reúnen sien-ten comprensión y felicidad. Cuando falta esa unidad, hay una sensación de desarmonía.

La unidad es una condición que susten-ta la creación de Dios. La paz que senti-mos cuando hay unidad es un refl ejo de nuestro verdadero estado de existencia. Es un estado donde solo existe uno. Esa unidad original es el Señor mismo. Si pudiéramos mirar este mundo físico desde un plano superior, veríamos la luz de miles de millones de almas resplandeciendo en todo el mundo. Como un mar espumoso pasan sin parar de una vida a otra, cambiando de forma. Todas las almas son de la misma esencia, consideradas desde su

verdadera perspectiva. Todas son parte de la conciencia de Dios; todas son Luz y participan de una bienaventuranza innata. Pero si miramos la condición de nuestro mundo, quedamos horroriza-dos y consternahorroriza-dos por el sufrimiento y el dolor al cual están sometidos los seres vivientes. Encontramos confl ictos y disensiones en todo el mundo. Hay países en guerra. Muchas naciones están envueltas en confl ictos internos. Vemos que hay enfrentamientos entre grupos religiosos. La violencia urba-na se ha extendido. Incluso hallamos discordia y desarmonía en las familias. Encontramos que los seres humanos no sólo matan a otros seres vivos, sino que se matan entre sí.

Nos preguntamos cómo es posible que tanto dolor y tormento sea ocasionado por personas que tienen en su interior la misma esencia Divina. Esta apa-rente “división fragmentaria” de Dios en tantas almas tenía como propósito aumentar la felicidad del Señor. Del mismo modo que una pareja engendra hijos para incrementar su amor y ale-gría mutua, así Dios creó tantas almas, tantos hijos. Sin embargo el resultado está lejos del propósito original. A pesar de que somos paquetes móviles de bienaventuranza y omnisciencia,

Satsang Semanal, - Semana No. 38 Pag. 7

***

Además de renovar nuestras relaciones con la familia, necesitamos también demostrar consideración por nuestros amigos. Nuestro Maestro misericordioso decía que si una persona tiene aunque sea a un buen amigo en su vida, él está bendecido. Pero así como con nuestra familia, muy a menudo no apreciamos a nuestros amigos. Esperamos que nos hagan favores, y a menudo los obligamos y pedimos su ayuda. Pero necesitamos expresar nuestro amor y aprecio profun-dos por ellos. Quién sino ellos vendrán en nuestro rescate cuando estemos en apuros, nuestros amigos nos ayudarán cuando estemos caídos, y prestarán sus oídos comprensivos a nuestras preocu-paciones. Debemos devolver su amistad estando ahí para ellos cuando nos necesi-ten. Como dice el refrán, “Antes que tener un amigo, debemos ser amigos”. Muy a menudo nuestras palabras del aprecio para los amigos se quedan sin expresar, hasta que es demasiado tarde. Debemos pensar en la manera de demostrar a nuestros amigos cuánto los apreciamos a lo largo del curso de su vida.

***

Cuando pensamos acerca de expresar aprecio a otros, muy a menudo sucede también que no les damos sufi ciente con-sideración a nuestros vecinos. Sé en par-ticular en el Occidente, adónde la gente se mueve con frecuencia de un lugar a otro, ellos no siempre conocen a sus veci-nos. Los que viven en edifi cios grandes de apartamento incluso no saben a menudo quiénes son sus vecinos. Es aterrador, pero es cierto. Nuestros vecinos pueden yacer desamparados en el apartamento de al lado, retorciéndose de dolor sin

na-die que pueda cuidar de ellos, y podemos incluso jamás saberlo. Este estado ha sido expresado en un verso bien conocido de Sant Darshan Singh Ji Maharaj:

Hemos alcanzado la luna y las estrellas, Pero no el corazón de nuestro vecino. La gente en nuestro mundo moderno se ha vuelto tan aislada y egocéntrica que no tienen el tiempo para saber quiénes son los vecinos de la puerta de al lado. Debemos sacar el tiempo y saludar a los que viven en la puerta de en seguida. Ave-riguar cómo están. Unas cuantas pala-bras amables o una corta conversación con ellos llega bien lejos. No cuesta nada ofrecerles una mano de ayuda.

**

Cada día vamos al trabajo y ofi cina. Pasa-mos más tiempo con nuestros colegas de trabajo que con cualquier otra persona. En muchos casos, pasamos cuarenta o más horas a la semana con los compañe-ros de trabajo. A menudo estamos bajo presión en nuestros lugares de trabajo. Pero si venimos a trabajar con una acti-tud alegre, haciendo amistad con cada uno, desde nuestros superiores hasta los subalternos, podemos hacer del lugar del trabajo un paraíso. Podemos ayudar a levantar el ánimo de otros. Debemos intentar escuchar los problemas de otros y ofrecer nuestra ayuda. Cuando traba-jamos con otros debemos hacerlo con amor y comprensión.

Encontramos a menudo que cuando nuestro jefe nos habla somos cordiales y corteses. Convenimos con lo que él dice y ponemos nuestra mejor cara. Con todo, cuando mucha gente le habla a un subalterno, lo hace con brusquedad, en tono áspero, y con aire de superioridad. Nuestro Maestro misericordioso nos

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Q

uisiera hoy que consideráramos cómo podemos hacer que cada día sea una reunión con quienes nos rodean, cómo podemos lograr que cada día sea una renovación de nuestro amor y amis-tad. Pensemos acerca de cómo podemos marcar la diferencia en la vida de aquellos a nuestro alrededor. Quisiera tratar lige-ramente sobre cómo podemos marcar a diario una diferencia en las vidas de nues-tros familiares, amigos, vecinos, compa-ñeros de trabajo, hermanos satsanguis, así como de los nuevos buscadores, de nuestro Maestro y Dios.

Muchas veces no apreciamos cuanto signifi ca nuestra familia. He precisado a menudo que por lo general le hablamos con más cortesía y les demostramos más consideración a quienes están por fuera que a los miembros de nuestra familia. A veces damos por descontado que nuestra familia sabe que los amamos, pero a menudo ellos necesitan todavía que se los digamos o demostremos lo que sentimos. Cuando hablamos con los compañeros de trabajo o amigos, a menudo hablamos más delicada y amablemente que cuando lo hacemos con nuestros propios esposos o hijos. Nunca nos detenemos a pensar si nuestro tono de voz o las palabras que pronunciamos lastiman o no sus senti-mientos. Tratamos de justifi car cómo actuamos diciendo que tuvimos un día duro en la ofi cina, o que los niños no se portaron bien y nos pusieron de mal humor. Pero no importa cuán terrible nos sintamos cuando vamos a traba-jar, si nuestro jefe o superior se dirige a nosotros, nunca le dejamos saber cómo estamos por dentro. Respondemos con

respeto y cortesía. ¿No merecen los miembros de nuestra familia el mismo tratamiento?

Debemos pensar en cómo nos sentía-mos cuando nos casasentía-mos, o la emoción que experimentamos cuando por pri-mera vez cargamos a nuestro hijo recién nacido. Debemos recordar el afecto que sentíamos por los miembros de nuestra familia cuando el amor por ellos, entró por primera vez en nuestros corazones. Cada día debe ser una renovación de ese amor. Cada día debemos intentar lo me-jor para expresar nuestro amor por nues-tros familiares. Debemos pensar en qué actos podemos realizar para demostrar nuestro amor. Algunas palabras amables por cada uno de ellos llegarán muy lejos y harán agradable su día. Después de todo, el refrán dice, “El hogar de un hombre es su castillo”, o el hogar de cualquier persona es su castillo. Nuestra vida en casa debe ser un paraíso en medio de las tormentas turbulentas del mundo. En vez de dejar que vientos tempestuosos entren a nuestro hogar, debemos proteger a la familia con la fortaleza de nuestro amor.

CONVIERTAN CADA DÍA EN UNA REUNIÓN

Sant Rajinder Singh Ji Maharaj

somos conscientes de ese gran dolor y tormento.

Si pudiéramos regresar a nuestro verdadero estado y comprender que somos almas, encontraríamos la paz y el éxtasis perdurables. Si pudiéramos penetrar profundo en nuestro interior, yendo más allá de las formas externas de este cuerpo físico y mente, encontra-ríamos un manantial de paz y felicidad eterna. Descubriríamos el secreto de la unidad básica de este universo.

El alma que alcanza la unión con Dios logra un gran despertar de la concien-cia. Se reconoce a sí misma como un alma que se ha fundido con el Alma Suprema. Comienza a ver la Luz del alma en todos los demás seres. Su visión espiritual se abre del todo y ve a todos los seres vivientes como partes de Dios. Se da cuenta que toda alma de la creación es un hijo de Dios, y por lo tanto su propio hermano. En un alma así brota el amor por toda la creación. Cuando mira a otro ser humano, a un animal o una planta, ve la Luz de Dios brillando en ellos. Así como tenemos un amor innato por nuestra familia, comenzamos a amar a toda la crea-ción con ese mismo amor. Muchas almas de noble corazón han buscado la unidad humana. Esta tendencia se ha incrementado en las últimas décadas. Sin embargo, a pesar del incremento popular de movimientos por la uni-dad, todavía encontramos confl icto y discordia en el mundo. Los discursos y conferencias son motivados por ideales elevados. Ellos inspiran a los participantes a dirigir su atención hacia la meta de la unidad. Pero la unidad solo se logra a nivel personal, cuando

cada uno la experimente por sí mismo. Cuando nos sumergimos en Dios y vemos su Luz en todo ser, habremos lo-grado en verdad la unidad. Luego será más fácil amar a todos, porque veremos nuestro propio ser en cada criatura. Si en verdad deseamos lograr la unidad humana, primero debemos experimen-tarla nosotros mismos.

¡Tan sólo imaginen qué bello sería el mundo, si cada persona viera la Luz de Dios en todas las otras formas de la creación! Podríamos exclamar como Sant Darshan Singh JI Maharaj lo ex-presó en uno de sus delicados versos:

He aprendido a amar a toda la creación como mía, Tu mensaje de amor es el sentido mismo de mi vida.

Habría un ambiente de paz y tranqui-lidad. La simpatía fl uiría de nuestros labios. La ternura se irradiaría en nuestras acciones. La dulzura brotaría de nuestros ojos. Todo aquel en nuestro entorno sentiría serenidad y alegría. El mundo se hizo para ser un jardín del Edén y un refugio de bienaventuran-za. Para lograr el paraíso en la tierra, cada uno de nosotros debemos hacer una contribución. La paz y la unidad comienzan en nuestro interior. No po-demos esperar que los demás irradien armonía y unidad si nosotros mismos no estamos preparados para cultivarla en nuestras propias vidas. Cada uno de nosotros debe hacer su pequeña parte para lograr el cumplimiento de este no-ble sueño. Podemos lograr esta condi-ción mediante el proceso de la medita-ción que conduce al conocimiento de nosotros mismos y a la realización de Dios. §

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• Como Presidente de la Conferencia por la Unidad Humana, Sant Rajinder Singh Ji Maharaj auspicia la Confe-rencia Internacional para la Unidad Humana. Esos eventos se han llevado a cabo principalmente en India, pero también en Bogotá, Colombia, y en Múnich, Alemania.

• Maharaj Ji auspició y presidió la 7ª Conferencia de la Confraternidad Mundial de Religiones en Delhi en 1994. Un evento inaugurado por S. S. el Dalai Lama.

• Todos los años, Maharaj Ji patrocina y preside la Conferencia Internacional por la Integración Humana y la Confe-rencia Global de Misticismo. A estos eventos asisten decenas de miles de personas.

• Ha sido presentador importante en muchos de los principales eventos por la unidad en el mundo, incluyendo: • El Parlamento Mundial de Religiones

en 1993, Chicago, Illinois.

• La 6ª Asamblea de la Conferencia Mun-dial sobre Religión y Paz en Roma, Italia, en 1994, en la que la sesión de apertura estuvo presidida por el Papa Juan Pablo II.

• El 50º Aniversario de las Naciones Uni-das en 1995, en el que Maharaj Ji guió una meditación en la Catedral de San Juan el Divino.

• Maharaj Ji dirigió una meditación en la Oración Mundial por la Paz en Delhi, como parte de la oración de las Nacio-nes Unidas por la paz del mundo en 1996.

• Maharaj Ji fue uno de los oradores des-tacados en la ceremonia para honrar al Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y al Embajador de los Estados Unidos ante las Nacio-nes Unidas, el señor Bill Richardson, en Nueva York, en 1997.

• Fue un orador clave en la Cumbre del Milenio de Líderes Religiosos y Espirituales por la Paz Mundial, en las Naciones Unidas en el año 2000. Maharaj Ji habló en el salón de Asam-blea General de las Naciones Unidas sobre el signifi cado de la meditación en el logro de la paz. También dirigió una congregación de mil prominentes líderes espirituales de todo el mundo, en una sesión de meditación.

• Los esfuerzos de Maharaj Ji por la paz han sido formalmente reconocidos por muchos líderes del movimiento Inter-religiosos y por quienes trabajan por un mundo más pacífi co. Estos reconocimientos son demasiado numerosos para citarlos aquí, aunque algunos de los más destacados son los siguientes:

• El Premio por la Paz otorgado por el Centro Inter-fes de Nueva York y el Templo del Entendimiento en una ceremonia organizada por Agencias No-gubernamentales de las Naciones Unidas.

• El Premio del Liderazgo Distinguido del Instituto Tecnológico de Illinois, el cual se otorga a alumnos prominentes quienes han tenido un gran impacto en su propio país o más allá de sus

Reconocimientos a los esfuerzos

de Maharaj Ji por la unidad humana

Satsang Semanal, - Semana No. 38 Pag. 5

fronteras. Este le fue otorgado a Maha-raj Ji por su dedicación en promover la unidad humana y la paz.

• La Bandera de la Paz, Ciudad de Méxi-co.

• La Medalla al Mérito Cultural por parte del Ministro Nacional de Educación, Bogotá, Colombia.

• Un premio de distinción por su trabajo internacional en benefi cio de la hu-manidad, por parte del Ministerio de Educación de la república de Colom-bia.

• Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Federico Villarreal de Lima, Perú, el 10 de enero, 2004 en reconocimiento por su incansable esfuerzo por reconciliar las diferencias entre la Ciencia y la Espiritualidad. • Doctorado Honoris Causa conferido

por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega de Lima, Perú, el 10 de enero, 2004 en reconocimiento por su trabajo de introducir la Espiritualidad en la educación y haber desarrollado un currículo espiritual adoptado hoy, por 16 academias de educación, que son de reconocimiento nacional en la India.

• Doctorado Honoris Causa conferido por la Universidad Tecnológica de Santiago -UTESA de Santo Domingo, República Dominicana el 17 de mayo, 2005 por “Su Renombrado Liderazgo Internacional Ejercido a Través de la Ciencia de la Espiritualidad y Sus Im-portantes Contribuciones al Bienestar

de la Humanidad y la Paz Mundial.” • Además de estos premios, Sant Rajinder

Singh Ji Maharaj ha recibido nume-rosos tributos y honores formales por parte de ministros, presidentes, gobernadores, cuerpos legislativos y líderes cívicos y sociales de todo el mundo. Entre ellos están los presiden-tes y Primeros Ministros de Colombia, Australia, Guyana y Camerún; y el Estado de Michigan; los Goberna-dores de Ecuador, Virigina, Hawai, Massachusetts, Illinois, y Washington; los Alcaldes de Austria, Portland, Ore-gón, y Hawai; funcionarios ofi ciales de Trinidad; y por supuesto, ha logrado especialmente un amplio reconoci-miento en su patria, India.

• Maharaj Ji también ha fundado 15 escuelas llamadas «Academias Darshan», que ofrecen el estándar más alto de educación tradicional, a la vez que incorporan la espiritualidad, la meditación, la ética y el servicio a la humanidad como componentes integrales del currículo.

• Ha logrado todo esto, al mismo tiempo que ha establecido más de 1.400 ashrams, centros de meditación y de Satsang alrededor del mundo. Ha lle-vado a cabo cientos de giras en más de 30 países y ha iniciado a más de medio millón de almas en la Luz y el Sonido de Dios. Todo esto lo hace, mientras vive de sus propios ingresos y distri-buye la espiritualidad gratuitamente a todo el mundo. §

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• Como Presidente de la Conferencia por la Unidad Humana, Sant Rajinder Singh Ji Maharaj auspicia la Confe-rencia Internacional para la Unidad Humana. Esos eventos se han llevado a cabo principalmente en India, pero también en Bogotá, Colombia, y en Múnich, Alemania.

• Maharaj Ji auspició y presidió la 7ª Conferencia de la Confraternidad Mundial de Religiones en Delhi en 1994. Un evento inaugurado por S. S. el Dalai Lama.

• Todos los años, Maharaj Ji patrocina y preside la Conferencia Internacional por la Integración Humana y la Confe-rencia Global de Misticismo. A estos eventos asisten decenas de miles de personas.

• Ha sido presentador importante en muchos de los principales eventos por la unidad en el mundo, incluyendo: • El Parlamento Mundial de Religiones

en 1993, Chicago, Illinois.

• La 6ª Asamblea de la Conferencia Mun-dial sobre Religión y Paz en Roma, Italia, en 1994, en la que la sesión de apertura estuvo presidida por el Papa Juan Pablo II.

• El 50º Aniversario de las Naciones Uni-das en 1995, en el que Maharaj Ji guió una meditación en la Catedral de San Juan el Divino.

• Maharaj Ji dirigió una meditación en la Oración Mundial por la Paz en Delhi, como parte de la oración de las Nacio-nes Unidas por la paz del mundo en

• Maharaj Ji fue uno de los oradores des-tacados en la ceremonia para honrar al Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y al Embajador de los Estados Unidos ante las Nacio-nes Unidas, el señor Bill Richardson, en Nueva York, en 1997.

• Fue un orador clave en la Cumbre del Milenio de Líderes Religiosos y Espirituales por la Paz Mundial, en las Naciones Unidas en el año 2000. Maharaj Ji habló en el salón de Asam-blea General de las Naciones Unidas sobre el signifi cado de la meditación en el logro de la paz. También dirigió una congregación de mil prominentes líderes espirituales de todo el mundo, en una sesión de meditación.

• Los esfuerzos de Maharaj Ji por la paz han sido formalmente reconocidos por muchos líderes del movimiento Inter-religiosos y por quienes trabajan por un mundo más pacífi co. Estos reconocimientos son demasiado numerosos para citarlos aquí, aunque algunos de los más destacados son los siguientes:

• El Premio por la Paz otorgado por el Centro Inter-fes de Nueva York y el Templo del Entendimiento en una ceremonia organizada por Agencias No-gubernamentales de las Naciones Unidas.

• El Premio del Liderazgo Distinguido del Instituto Tecnológico de Illinois, el cual se otorga a alumnos prominentes quienes han tenido un gran impacto

Reconocimientos a los esfuerzos

de Maharaj Ji por la unidad humana

fronteras. Este le fue otorgado a Maha-raj Ji por su dedicación en promover la unidad humana y la paz.

• La Bandera de la Paz, Ciudad de Méxi-co.

• La Medalla al Mérito Cultural por parte del Ministro Nacional de Educación, Bogotá, Colombia.

• Un premio de distinción por su trabajo internacional en benefi cio de la hu-manidad, por parte del Ministerio de Educación de la república de Colom-bia.

• Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Federico Villarreal de Lima, Perú, el 10 de enero, 2004 en reconocimiento por su incansable esfuerzo por reconciliar las diferencias entre la Ciencia y la Espiritualidad. • Doctorado Honoris Causa conferido

por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega de Lima, Perú, el 10 de enero, 2004 en reconocimiento por su trabajo de introducir la Espiritualidad en la educación y haber desarrollado un currículo espiritual adoptado hoy, por 16 academias de educación, que son de reconocimiento nacional en la India.

• Doctorado Honoris Causa conferido por la Universidad Tecnológica de Santiago -UTESA de Santo Domingo, República Dominicana el 17 de mayo, 2005 por “Su Renombrado Liderazgo Internacional Ejercido a Través de la Ciencia de la Espiritualidad y Sus Im-portantes Contribuciones al Bienestar

de la Humanidad y la Paz Mundial.” • Además de estos premios, Sant Rajinder

Singh Ji Maharaj ha recibido nume-rosos tributos y honores formales por parte de ministros, presidentes, gobernadores, cuerpos legislativos y líderes cívicos y sociales de todo el mundo. Entre ellos están los presiden-tes y Primeros Ministros de Colombia, Australia, Guyana y Camerún; y el Estado de Michigan; los Goberna-dores de Ecuador, Virigina, Hawai, Massachusetts, Illinois, y Washington; los Alcaldes de Austria, Portland, Ore-gón, y Hawai; funcionarios ofi ciales de Trinidad; y por supuesto, ha logrado especialmente un amplio reconoci-miento en su patria, India.

• Maharaj Ji también ha fundado 15 escuelas llamadas «Academias Darshan», que ofrecen el estándar más alto de educación tradicional, a la vez que incorporan la espiritualidad, la meditación, la ética y el servicio a la humanidad como componentes integrales del currículo.

• Ha logrado todo esto, al mismo tiempo que ha establecido más de 1.400 ashrams, centros de meditación y de Satsang alrededor del mundo. Ha lle-vado a cabo cientos de giras en más de 30 países y ha iniciado a más de medio millón de almas en la Luz y el Sonido de Dios. Todo esto lo hace, mientras vive de sus propios ingresos y distri-buye la espiritualidad gratuitamente a todo el mundo. §

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uisiera hoy que consideráramos cómo podemos hacer que cada día sea una reunión con quienes nos rodean, cómo podemos lograr que cada día sea una renovación de nuestro amor y amis-tad. Pensemos acerca de cómo podemos marcar la diferencia en la vida de aquellos a nuestro alrededor. Quisiera tratar lige-ramente sobre cómo podemos marcar a diario una diferencia en las vidas de nues-tros familiares, amigos, vecinos, compa-ñeros de trabajo, hermanos satsanguis, así como de los nuevos buscadores, de nuestro Maestro y Dios.

Muchas veces no apreciamos cuanto signifi ca nuestra familia. He precisado a menudo que por lo general le hablamos con más cortesía y les demostramos más consideración a quienes están por fuera que a los miembros de nuestra familia. A veces damos por descontado que nuestra familia sabe que los amamos, pero a menudo ellos necesitan todavía que se los digamos o demostremos lo que sentimos. Cuando hablamos con los compañeros de trabajo o amigos, a menudo hablamos más delicada y amablemente que cuando lo hacemos con nuestros propios esposos o hijos. Nunca nos detenemos a pensar si nuestro tono de voz o las palabras que pronunciamos lastiman o no sus senti-mientos. Tratamos de justifi car cómo actuamos diciendo que tuvimos un día duro en la ofi cina, o que los niños no se portaron bien y nos pusieron de mal humor. Pero no importa cuán terrible nos sintamos cuando vamos a traba-jar, si nuestro jefe o superior se dirige a nosotros, nunca le dejamos saber cómo estamos por dentro. Respondemos con

respeto y cortesía. ¿No merecen los miembros de nuestra familia el mismo tratamiento?

Debemos pensar en cómo nos sentía-mos cuando nos casasentía-mos, o la emoción que experimentamos cuando por pri-mera vez cargamos a nuestro hijo recién nacido. Debemos recordar el afecto que sentíamos por los miembros de nuestra familia cuando el amor por ellos, entró por primera vez en nuestros corazones. Cada día debe ser una renovación de ese amor. Cada día debemos intentar lo me-jor para expresar nuestro amor por nues-tros familiares. Debemos pensar en qué actos podemos realizar para demostrar nuestro amor. Algunas palabras amables por cada uno de ellos llegarán muy lejos y harán agradable su día. Después de todo, el refrán dice, “El hogar de un hombre es su castillo”, o el hogar de cualquier persona es su castillo. Nuestra vida en casa debe ser un paraíso en medio de las tormentas turbulentas del mundo. En vez de dejar que vientos tempestuosos entren a nuestro hogar, debemos proteger a la familia con la fortaleza de nuestro amor.

CONVIERTAN CADA DÍA EN UNA REUNIÓN

Sant Rajinder Singh Ji Maharaj

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somos conscientes de ese gran dolor y tormento.

Si pudiéramos regresar a nuestro verdadero estado y comprender que somos almas, encontraríamos la paz y el éxtasis perdurables. Si pudiéramos penetrar profundo en nuestro interior, yendo más allá de las formas externas de este cuerpo físico y mente, encontra-ríamos un manantial de paz y felicidad eterna. Descubriríamos el secreto de la unidad básica de este universo.

El alma que alcanza la unión con Dios logra un gran despertar de la concien-cia. Se reconoce a sí misma como un alma que se ha fundido con el Alma Suprema. Comienza a ver la Luz del alma en todos los demás seres. Su visión espiritual se abre del todo y ve a todos los seres vivientes como partes de Dios. Se da cuenta que toda alma de la creación es un hijo de Dios, y por lo tanto su propio hermano. En un alma así brota el amor por toda la creación. Cuando mira a otro ser humano, a un animal o una planta, ve la Luz de Dios brillando en ellos. Así como tenemos un amor innato por nuestra familia, comenzamos a amar a toda la crea-ción con ese mismo amor. Muchas almas de noble corazón han buscado la unidad humana. Esta tendencia se ha incrementado en las últimas décadas. Sin embargo, a pesar del incremento popular de movimientos por la uni-dad, todavía encontramos confl icto y discordia en el mundo. Los discursos y conferencias son motivados por ideales elevados. Ellos inspiran a los participantes a dirigir su atención hacia la meta de la unidad. Pero la unidad solo se logra a nivel personal, cuando

cada uno la experimente por sí mismo. Cuando nos sumergimos en Dios y vemos su Luz en todo ser, habremos lo-grado en verdad la unidad. Luego será más fácil amar a todos, porque veremos nuestro propio ser en cada criatura. Si en verdad deseamos lograr la unidad humana, primero debemos experimen-tarla nosotros mismos.

¡Tan sólo imaginen qué bello sería el mundo, si cada persona viera la Luz de Dios en todas las otras formas de la creación! Podríamos exclamar como Sant Darshan Singh JI Maharaj lo ex-presó en uno de sus delicados versos:

He aprendido a amar a toda la creación como mía, Tu mensaje de amor es el sentido mismo de mi vida.

Habría un ambiente de paz y tranqui-lidad. La simpatía fl uiría de nuestros labios. La ternura se irradiaría en nuestras acciones. La dulzura brotaría de nuestros ojos. Todo aquel en nuestro entorno sentiría serenidad y alegría. El mundo se hizo para ser un jardín del Edén y un refugio de bienaventuran-za. Para lograr el paraíso en la tierra, cada uno de nosotros debemos hacer una contribución. La paz y la unidad comienzan en nuestro interior. No po-demos esperar que los demás irradien armonía y unidad si nosotros mismos no estamos preparados para cultivarla en nuestras propias vidas. Cada uno de nosotros debe hacer su pequeña parte para lograr el cumplimiento de este no-ble sueño. Podemos lograr esta condi-ción mediante el proceso de la medita-ción que conduce al conocimiento de nosotros mismos y a la realización de Dios. §

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UN MUNDO DE PAZ Y UNIDAD Sant Rajinder Singh Ji Maharaj

S

i miramos un objeto cualquiera de la naturaleza o algún artículo elaborado por los seres humanos, quizás encontramos que en su forma hay belleza, simetría e integridad. Cada vez que un objeto se rompe, se hace pe-dazos y fragmenta, nos preocupamos y queremos arrojarlo o unir de nuevo sus piezas. Cuando algo que admiramos se daña, nuestra paz mental igual que en el entorno se perturba.

Tenemos en nuestro interior un sentido innato de integridad y unidad. Este no sólo abarca los objetos, sino también las relaciones humanas. Anhelamos la unión en nuestras familias, con los amigos, en nuestro equipo deportivo, también en nuestra comunidad y país. Cuando una madre sostiene al hijo en sus brazos ambos se sienten en paz y contentos. Cuando dos seres que se aman se reúnen, sienten amor y alegría. Cuando dos amigos se reúnen sien-ten comprensión y felicidad. Cuando falta esa unidad, hay una sensación de desarmonía.

La unidad es una condición que susten-ta la creación de Dios. La paz que senti-mos cuando hay unidad es un refl ejo de nuestro verdadero estado de existencia. Es un estado donde solo existe uno. Esa unidad original es el Señor mismo. Si pudiéramos mirar este mundo físico desde un plano superior, veríamos la luz de miles de millones de almas resplandeciendo en todo el mundo. Como un mar espumoso pasan sin parar de una vida a otra, cambiando de forma. Todas las almas son de la misma esencia, consideradas desde su

verdadera perspectiva. Todas son parte de la conciencia de Dios; todas son Luz y participan de una bienaventuranza innata. Pero si miramos la condición de nuestro mundo, quedamos horroriza-dos y consternahorroriza-dos por el sufrimiento y el dolor al cual están sometidos los seres vivientes. Encontramos confl ictos y disensiones en todo el mundo. Hay países en guerra. Muchas naciones están envueltas en confl ictos internos. Vemos que hay enfrentamientos entre grupos religiosos. La violencia urba-na se ha extendido. Incluso hallamos discordia y desarmonía en las familias. Encontramos que los seres humanos no sólo matan a otros seres vivos, sino que se matan entre sí.

Nos preguntamos cómo es posible que tanto dolor y tormento sea ocasionado por personas que tienen en su interior la misma esencia Divina. Esta apa-rente “división fragmentaria” de Dios en tantas almas tenía como propósito aumentar la felicidad del Señor. Del mismo modo que una pareja engendra hijos para incrementar su amor y ale-gría mutua, así Dios creó tantas almas, tantos hijos. Sin embargo el resultado está lejos del propósito original. A pesar de que somos paquetes móviles de bienaventuranza y omnisciencia,

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Además de renovar nuestras relaciones con la familia, necesitamos también demostrar consideración por nuestros amigos. Nuestro Maestro misericordioso decía que si una persona tiene aunque sea a un buen amigo en su vida, él está bendecido. Pero así como con nuestra familia, muy a menudo no apreciamos a nuestros amigos. Esperamos que nos hagan favores, y a menudo los obligamos y pedimos su ayuda. Pero necesitamos expresar nuestro amor y aprecio profun-dos por ellos. Quién sino ellos vendrán en nuestro rescate cuando estemos en apuros, nuestros amigos nos ayudarán cuando estemos caídos, y prestarán sus oídos comprensivos a nuestras preocu-paciones. Debemos devolver su amistad estando ahí para ellos cuando nos necesi-ten. Como dice el refrán, “Antes que tener un amigo, debemos ser amigos”. Muy a menudo nuestras palabras del aprecio para los amigos se quedan sin expresar, hasta que es demasiado tarde. Debemos pensar en la manera de demostrar a nuestros amigos cuánto los apreciamos a lo largo del curso de su vida.

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Cuando pensamos acerca de expresar aprecio a otros, muy a menudo sucede también que no les damos sufi ciente con-sideración a nuestros vecinos. Sé en par-ticular en el Occidente, adónde la gente se mueve con frecuencia de un lugar a otro, ellos no siempre conocen a sus veci-nos. Los que viven en edifi cios grandes de apartamento incluso no saben a menudo quiénes son sus vecinos. Es aterrador, pero es cierto. Nuestros vecinos pueden yacer desamparados en el apartamento de al lado, retorciéndose de dolor sin

na-die que pueda cuidar de ellos, y podemos incluso jamás saberlo. Este estado ha sido expresado en un verso bien conocido de Sant Darshan Singh Ji Maharaj:

Hemos alcanzado la luna y las estrellas, Pero no el corazón de nuestro vecino. La gente en nuestro mundo moderno se ha vuelto tan aislada y egocéntrica que no tienen el tiempo para saber quiénes son los vecinos de la puerta de al lado. Debemos sacar el tiempo y saludar a los que viven en la puerta de en seguida. Ave-riguar cómo están. Unas cuantas pala-bras amables o una corta conversación con ellos llega bien lejos. No cuesta nada ofrecerles una mano de ayuda.

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Cada día vamos al trabajo y ofi cina. Pasa-mos más tiempo con nuestros colegas de trabajo que con cualquier otra persona. En muchos casos, pasamos cuarenta o más horas a la semana con los compañe-ros de trabajo. A menudo estamos bajo presión en nuestros lugares de trabajo. Pero si venimos a trabajar con una acti-tud alegre, haciendo amistad con cada uno, desde nuestros superiores hasta los subalternos, podemos hacer del lugar del trabajo un paraíso. Podemos ayudar a levantar el ánimo de otros. Debemos intentar escuchar los problemas de otros y ofrecer nuestra ayuda. Cuando traba-jamos con otros debemos hacerlo con amor y comprensión.

Encontramos a menudo que cuando nuestro jefe nos habla somos cordiales y corteses. Convenimos con lo que él dice y ponemos nuestra mejor cara. Con todo, cuando mucha gente le habla a un subalterno, lo hace con brusquedad, en tono áspero, y con aire de superioridad. Nuestro Maestro misericordioso nos

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dio las lecciones más grandes de cómo ser un trabajador ideal. Él nos enseñaba que debíamos hablarle con amor a todos, incluso a nuestros subalternos.

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Otro grupo de gente que debemos tratar con cariño cada vez que nos encontre-mos son nuestros compañeros satsan-guis, nuestros hermanos y hermanas en el camino de regreso a Dios. Nuestro Maestro misericordioso trabajó duro para ayudar a inculcar un sentimiento de amor entre los hermanos y hermanas del sendero. Él quiso que nos recono-ciéramos como hijos del mismo Padre. Si esperamos que la gente alrededor del mundo vea la luz de Dios en los demás, nosotros que sabemos mejor, nosotros que vemos la Luz interior, debemos ser los primeros en considerarnos unos a otros como hermanos y hermanas. A dondequiera voy le he pedido a los coor-dinadores de cada Satsang hacer comités de bienestar, de tal modo que la gente pueda comenzar a ocuparse del bienes-tar mutuo. Si un satsangui no atiende al Satsang, debemos llamarlo y averiguar si todo va bien. Si necesitan asistencia, debemos ayudarles. Refl ejemos el amor de nuestro Maestro por todos.

Si podemos hacer de nuestro Satsang un albergue de amor, entonces todos los nuevos buscadores apreciarán desde el umbral la paz y la alegría. Debemos dar

la bienvenida a cada recién llegado como a un hermano y hermana largamente extrañado. Tratarlos como miembro de nuestra familia. Demostrar que estamos interesados en ellos, y hacer que se sien-tan bienvenidos. Debemos permanecer en contacto con ellos, dejarles saber de las próximas actividades del Satsang e inclu-so invitarles a nuestros hogares y reunio-nes a nivel personal. Los nuevos iniciados necesitan mucho afecto. Ellos son como arbolitos nuevos frágiles que necesitan mucha agua y protección contra vientos y tormentas. Debemos ofrecerles ayuda y dirección. Ellos deben tener la oportuni-dad de hablar con los antiguos iniciados y plantear sus preguntas e inquietudes. Sentirse como si cada vez que vienen al Satsang han llegado a una reunión fami-liar donde son amados y apreciados. ***

Intentemos hacer de cada día un mo-mento de reunión y de renovación del amor para nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros condis-cípulos satsanguis, y los recién llegados al sendero. Si podemos hacer esto, y si podemos seguir las enseñanzas y el consejo de nuestro Maestro, dedicando tiempo a las meditaciones y al diario de introspección, entonces Dios mismo hará los arreglos para nuestra reunión eterna con Él. §

de nuestras manos. Sálvalo de la mejor manera que tu consideres”.

El problema ante nosotros es: cómo lograr un cambio en nuestros corazones y llevar a cabo una conversión interior para poder ver verdadera y claramente,

y aprender a discriminar entre la verdad y la falsedad. Puesto que esto yace más allá del campo de acción del cuerpo y del intelecto, solo se puede lograr mediante la iluminación interna de la sabiduría divina en el santuario del alma. § ...viene de la página #1

Satsang Semanal, - Semana No. 38

S

e dice que “oriente es oriente y

occidente es occidente y que nunca se juntarán”. Esto quizá haya sido cierto en alguna época o para el autor de este pro-verbio, Rudyard Kipling; pero ciertamen-te no tiene peso para la genciertamen-te de Dios en la era científi ca actual, cuando la distancia y el espacio casi pierden su signifi cado, y cuando se hacen esfuerzos para estable-cer contactos interplanetarios.

Los distintos países del mundo se pue-den comparar con alcobas en la Casa de Dios, que albergan diferentes naciones, que se diferencian el uno del otro por la geografía, el clima, las condiciones histó-ricas, los perfi les faciales, las contexturas, los idiomas, los dialectos, la alimenta-ción, la indumentaria y las formas de adoración; toda la gente condicionada por estos factores divergentes forman el gran todo orgánico llamado humanidad.

Con todas estas aparentes diferencias y distinciones de color, credo y casta, y esas diversidades en su manera de vivir y de pensar, los seres humanos básica y esen-cialmente continúan siendo humanos en su apariencia externa y constitución interna. La unidad ya existe en la forma humana, puesto que todos nacemos de la

misma manera, con la misma estructura externa e interna; y todos tenemos un alma que es de la misma esencia de Dios. Somos gotas del Océano de absoluta conciencia, a quien adoramos como el mismo Dios, llamándolo con diferentes nombres. Los santos dicen que el cuerpo humano es el verdadero templo de Dios y que Dios reside en el templo que Él mismo hizo en el vientre de la madre, y no en los templos hechos por la mano del hombre, dicen que la forma humana nos provee una oportunidad de oro para realizar a Dios.

El ser humano está compuesto de tres elementos: un cuerpo físico, un intelecto y una entidad consciente. Ha progresado física e intelectualmente y en el área de la tecnología; pero a pesar de esto, no es feliz y no ha desarrollado la espirituali-dad. Ha desarrollado su cabeza, pero no su corazón, y su conocimiento científi co lo ha desviado hacia la maldad. Esto ha creado un vacío espiritual.

Por la ausencia de cualquier pensa-miento positivo estamos retrocediendo moralmente y en esta triste situación no podemos lograr paz duradera. Por esto Gurú Nanak Sahib oró: “Oh Dios, el mundo está en llamas y se ha salido

la

UNIDAD

humana y el

RESPETO

por todo lo

VIVIENTE

REMODELANDO NUESTRO DESTINO Sant Kirpal Singh Ji Maharaj

Referencias

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