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no sea que yo la desnude toda entera y la deje como el día en que nació, la convierta en desierto, la reduzca a tierra árida

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LIBRO DEL PROFETA OSEAS (Os)

Título. Cap. 1

Os 1, 1 Palabra de Yahvé que fue dirigida a Oseas, hijo de Beerí, en tiempo de Ozías, Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y en tiempo de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel.

I. Matrimonio de Oseas y su valor simbólico Matrimonio e hijos de Oseas.

Os 1, 2 Comienzo de lo que habla Yahvé por medio de Oseas. Dijo Yahvé a Oseas: «Ve, tómate una mujer dada a la prostitución e hijos de prostitución, porque el país se está prostituyendo completamente, apartándose de Yahvé.» Os 1, 3 Fue él y tomó a Gómer, hija de Dibláin, que concibió y le dio a luz un hijo.

Os 1, 4 Yahvé le dijo: «Ponle el nombre de Yizreel, porque dentro de poco voy a visitar a la casa de Jehú por la sangre derramada en Yizreel, y pondré fin al reinado de la casa de Israel.

Os 1, 5 Aquel día romperé el arco de Israel en el valle de Yizreel.»

Os 1, 6 Concibió ella de nuevo y dio a luz una hija. Y Yahvé dijo a Oseas: «Ponle el nombre de “No-compadecida”, porque yo no me compadeceré más de la casa de Israel, soportándoles todavía.

(Os 1, 7 Pero me compadeceré de la casa de Judá y los salvaré por Yahvé su Dios. No los salvaré con arco ni espada ni guerra, ni con caballos ni jinetes.)» Os 1, 8 Después de destetar a «No-compadecida», concibió y dio a luz un hijo.

Os 1, 9 Y dijo Yahvé: «Ponle el nombre de “No-mi-pueblo”, porque vosotros no sois mi pueblo ni yo soy para vosotros El-Que-Soy.»

Perspectivas del futuro. Cap. 2

Os 2, 1 El número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que ni se mide ni se cuenta.

Y en el lugar mismo donde se les decía «No-mi-pueblo», se les dirá: «Hijos-de-Dios-vivo.»

Os 2, 2 Se juntarán los hijos de Judá y los hijos de Israel en uno, se nombrarán un solo jefe

y desbordarán de la tierra,

porque será grande el día de Yizreel.

Os 2, 3 Decid a vuestros hermanos: «Mi-pueblo», y a vuestras hermanas: «Compadecida».

Yahvé y su esposa infiel.

Os 2, 4 ¡Pleitead con vuestra madre, pleitead, porque ella ya no es mi mujer,

y yo no soy su marido!

¡Que quite de su rostro sus prostituciones y de entre sus pechos sus adulterios,

Os 2, 5 no sea que yo la desnude toda entera y la deje como el día en que nació,

la convierta en desierto, la reduzca a tierra árida y la haga morir de sed!

(2)

porque son hijos de prostitución.

Os 2, 7 Pues su madre se ha prostituido, se ha deshonrado la que los concibió,

cuando decía: «Me iré detrás de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua,

mi lana y mi lino,

mi aceite y mis bebidas.»

Os 2, 8 Por eso, yo cerraré su camino con espinos, la cercaré con seto

y no encontrará más sus senderos; Os 2, 9 perseguirá a sus amantes y no los alcanzará,

los buscará y no los hallará.

Para que diga: «Voy a volver a mi primer marido, que entonces me iba mejor que ahora.»

Os 2, 10 No sabía ella que era yo

quien le daba el trigo, el mosto y el aceite virgen, ¡yo le multiplicaba la plata,

y el oro lo empleaban en Baal!

Os 2, 11 Por eso volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi mosto en su estación,

retiraré mi lana y mi lino con que cubría su desnudez.

Os 2, 12 Y ahora descubriré su vergüenza a los ojos de sus amantes,

y nadie la librará de mi mano.

Os 2, 13 Acallaré todo su alborozo, sus fiestas, sus novilunios, sus sábados, y todas sus solemnidades.

Os 2, 14 Arrasaré su viñedo y su higuera, de los que decía:

«Ellos son mi salario,

lo que me han dado mis amantes»; los convertiré en matorral,

y los devorará la bestia del campo.

Os 2, 15 La visitaré por los días de los Baales, cuando les quemaba incienso,

cuando se adornaba con su anillo y su collar y se iba detrás de sus amantes,

olvidándose de mí, -oráculo de Yahvé-.

Os 2, 16 Por eso voy a seducirla; voy a llevarla al desierto

y le hablaré al corazón.

Os 2, 17 Allí le daré sus viñas,

convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza; y ella responderá allí

como en los días de su juventud,

como el día en que subía del país de Egipto. Os 2, 18 Y sucederá aquel día

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que ella me llamará: «Marido mío», y no me llamará más: «Baal mío.»

Os 2, 19 Retiraré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más serán invocados por su nombre.

Os 2, 20 Sellaré un pacto en su favor aquel día

con la bestia del campo, con el ave del cielo, con el reptil del suelo; arco, espada y guerra los quebraré lejos de esta tierra,

y los haré reposar en seguro.

Os 2, 21 Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión,

Os 2, 22 te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahvé.

Os 2, 23 Y sucederá aquel día que yo responderé -oráculo de Yahvé-,

responderé a los cielos,

y ellos responderán a la tierra;

Os 2, 24 la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite virgen, y ellos responderán a Yizreel.

Os 2, 25 Me la sembraré en la tierra, me compadeceré de «No-compadecida»,

y diré a «No-mi-pueblo»: Tú eres «Mi pueblo», y él dirá: «¡Dios mío!»

Oseas vuelve a tomar a la esposa infiel y la pone a prueba.

Explicación del símbolo. Cap. 3

Os 3, 1 Yahvé me dijo: «Ve otra vez, ama a una mujer que ama a otro y comete adulterio, como ama Yahvé a los hijos de Israel, mientras ellos se vuelven a otros dioses y gustan de las tortas de uva.»

Os 3, 2 Yo me la compré por quince siclos de plata y carga y media de cebada.

Os 3, 3 Y le dije: «Durante muchos días vivirás conmigo sin prostituirte ni ser de ningún hombre, y yo tampoco iré a ti.»

Os 3, 4 Porque durante muchos días se quedarán los hijos de Israel sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni estela, sin efod ni terafim.

Os 3, 5 Después volverán los hijos de Israel; buscarán a Yahvé su Dios y a David, su rey, y acudirán con temor a Yahvé y a sus bienes en los días

venideros.

II. Crímenes y castigo de Israel Corrupción general.

Cap. 4

Os 4, 1 Escuchad la palabra de Yahvé, hijos de Israel, que Yahvé pone pleito a los habitantes de esta tierra, pues no hay fidelidad ni amor,

ni conocimiento de Dios en esta tierra;

Os 4, 2 sino perjurio y mentira, asesinato y robo, adulterio y violencia, sangre y más sangre.

Os 4, 3 Por eso, la tierra está en duelo, y se marchita cuanto en ella habita:

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y hasta los peces del mar desaparecen. Contra los sacerdotes.

Os 4, 4 ¡Que nadie pleitee, nadie reprenda; sacerdote, sólo contigo va mi pleito!

Os 4, 5 En pleno día tropezarás tú,

también el profeta tropezará contigo en la noche, y haré perecer a tu madre.

Os 4, 6 Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Porque has rechazado el conocimiento,

yo te rechazaré de mi sacerdocio; porque has olvidado la Ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

Os 4, 7 Cuantos más son, más pecan contra mí, han cambiado su Gloria por la Ignominia.

Os 4, 8 Se alimentan del pecado de mi pueblo y ansían su culpa.

Os 4, 9 Pero al pueblo le sucederá como al sacerdote: le tomaré cuenta de sus andanzas

y le pagaré por sus acciones.

Os 4, 10 Comerán, pero no se saciarán, se prostituirán, pero no proliferarán,

porque han abandonado a Yahvé para dedicarse Os 4, 11 a la prostitución.

El vino y el mosto hacen perder el sentido. El culto de Israel no es más que idolatría y desenfreno.

Os 4, 12 Mi pueblo consulta a su madero, y su palo le instruye,

porque un espíritu de prostitución le extravía, y se prostituyen sacudiéndose de su Dios.

Os 4, 13 Sacrifican en las cimas de los montes, queman incienso en las colinas,

bajo la encina, el chopo o el terebinto, ¡porque es buena su sombra!

Por eso, si se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen adulterio,

Os 4, 14 no castigaré yo a vuestras hijas porque se prostituyen ni a vuestras nueras porque cometen adulterio,

porque ellos se van con esas prostitutas

y sacrifican con las consagradas a la prostitución; ¡y el pueblo, ignorante, se pierde!

Advertencia a Judá y a Israel.

Os 4, 15 Si tú, Israel, te prostituyes, que no sea culpable Judá.

¡No vayáis a Guilgal, no subáis a Bet Avén,

no juréis «por vida de Yahvé»!

Os 4, 16 Si Israel se ha embravecido como una vaca brava, ¿los va a apacentar ahora Yahvé

como a un cordero en el prado?

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Os 4, 18 Se retira a sus borracheras, se prostituyen más y más,

prefieren la Ignominia a su Prez.

Os 4, 19 El viento los cerrará entre sus alas, y se avergonzarán de sus sacrificios.

Sacerdotes, grandes y rey conducen al pueblo a la ruina.

Cap. 5

Os 5, 1 Escuchad esto, sacerdotes, estad atentos, casa de Israel,

casa real, prestad oído,

ya que contra vosotros va el juicio; porque habéis sido un lazo en Mispá y una red tendida en el Tabor;

Os 5, 2 han ahondado la fosa de Sitín; pero yo seré escarmiento de todos ellos. Os 5, 3 Yo conozco a Efraín,

e Israel no se me oculta.

Sí, tú te has prostituido, Efraín, te has contaminado, Israel.

Os 5, 4 Sus obras no les permiten volver a su Dios, pues están imbuidos de un espíritu de prostitución, y no conocen a Yahvé.

Os 5, 5 El orgullo de Israel testifica contra él; Israel y Efraín tropiezan por sus culpas,

y con ellos tropieza Judá.

Os 5, 6 Con sus ovejas y vacunos irán en busca de Yahvé, pero no lo encontrarán:

¡se ha retirado de ellos!

Os 5, 7 Han sido infieles a Yahvé, han engendrado hijos bastardos;

pues ahora el novilunio les va a devorar con sus campos.

La guerra fratricida.

Os 5, 8 Tocad el cuerno en Guibeá, la trompeta en Ramá,

dad la alarma en Bet Avén, ¡detrás de ti, Benjamín!

Os 5, 9 Efraín será una desolación el día del castigo; en las tribus de Israel anuncio una cosa cierta.

Os 5, 10 Los príncipes de Judá son como los que corren los linderos, sobre ellos voy a derramar como agua mi furor.

Os 5, 11 Está oprimido Efraín, quebrantado el derecho, porque se complace en ir tras la Vanidad.

Os 5, 12 Pues voy a ser como polilla para Efraín, como carcoma para la casa de Judá.

Inutilidad de las alianzas con extranjeros. Os 5, 13 Efraín ha visto su dolencia y Judá su llaga.

Efraín entonces ha ido a Asiria,

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pero éste no podrá sanaros ni curar vuestra llaga.

Os 5, 14 Porque yo soy como un león para Efraín, como un leoncillo para la casa de Judá.

Yo mismo desgarraré y me iré, haré presa y no habrá quien salve.

Os 5, 15 Voy a volverme a mi refugio, hasta que expíen su falta y me busquen. En su angustia me buscarán.

Vuelta superficial a Yahvé. Cap. 6

Os 6, 1 «Venid, volvamos a Yahvé, pues él ha desgarrado, pero nos curará, él ha herido, pero nos vendará.

Os 6, 2 Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir

y viviremos en su presencia.

Os 6, 3 Conozcamos, corramos tras el conocimiento de Yahvé: su salida es cierta como la aurora;

vendrá a nosotros como la lluvia temprana, como la lluvia tardía que riega la tierra.» Os 6, 4 ¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá?

¡Vuestro amor es como nube mañanera, como rocío matinal, que pasa!

Os 6, 5 Por eso los he hecho trizas por medio de los profetas, los he castigado con las palabras de mi boca,

y mi juicio surgirá como la luz.

Os 6, 6 Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos. Los crímenes pasados y presentes

de Israel.

Os 6, 7 Pero ellos en Adam han violado la alianza, allí me han sido infieles.

Os 6, 8 Galaad es ciudad de malhechores, llena de huellas de sangre.

Os 6, 9 Como bandidos emboscados son la pandilla de sacerdotes:

asesinan por el camino de Siquén, y cometen infamia.

Os 6, 10 Algo horrible he visto en Betel: allí se prostituye Efraín,

se contamina Israel.

Os 6, 11 También para ti, Judá, hay preparada una cosecha, cuando yo cambie la suerte de mi pueblo.

Cap. 7

Os 7, 1 Cuando pretendo sanar a Israel, se descubre la culpa de Efraín

y las maldades de Samaría; porque practican la mentira; mientras el ladrón entra dentro,

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se despliega la pandilla afuera. Os 7, 2 Y no reflexionan que yo recuerdo toda su maldad. Ahora les envuelven sus acciones, están siempre ante mí.

Os 7, 3 Con su maldad recrean al rey, con sus mentiras a los príncipes.

Os 7, 4 Todos ellos, adúlteros, son como un horno ardiente, que el panadero deja de atizar

desde que amasa la pasta hasta que fermenta. Os 7, 5 En el día de nuestro rey

los príncipes enferman por el vapor del vino, ¡y aquél tiende la mano a agitadores!

Os 7, 6 Cuando acechan, en sus intrigas su corazón es como un horno: toda la noche duerme su cólera,

por la mañana arde con fuego llameante. Os 7, 7 Todos abrasan como un horno, y devoran a sus propios jueces.

Han caído todos sus reyes,

pero ninguno de ellos me invoca. Ruina de Israel por acudir

a los extranjeros.

Os 7, 8 Efraín se mezcla con los pueblos, Efraín es una torta a la que no se ha dado vuelta. Os 7, 9 Extranjeros devoran su fuerza,

¡y él ni se entera!

Ya las canas blanquean en él, ¡y él ni se entera!

Os 7, 10 El orgullo de Israel testifica contra él, pero no se vuelven a Yahvé su Dios,

ni aun así le buscan.

Os 7, 11 Efraín es como una paloma ingenua, sin cordura; llaman a Egipto, acuden a Asiria.

Os 7, 12 Dondequiera que vayan, yo echaré mi red sobre ellos,

como ave del cielo los haré caer y los castigaré por su maldad. Ingratitud y castigo de Israel.

Os 7, 13 ¡Ay de ellos, que se han alejado de mí!

¡Que sean desgraciados por haberse rebelado contra mí! Yo los rescataría,

pero ellos mienten sobre mí.

Os 7, 14 Y no claman a mí de corazón cuando gimen en sus lechos;

por el trigo y el mosto se hacen incisiones y se rebelan contra mí.

Os 7, 15 Yo robustecí su brazo, ¡pero ellos maquinaron contra mí! Os 7, 16 Apuntan al vacío, son como un arco destensado.

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Sus príncipes caerán a espada, por la virulencia de su lengua:

¡serán motivo de burla en el país de Egipto! Alarma.

Cap. 8

Os 8, 1 ¡Emboca la trompeta!

Soy como un águila contra la casa de Yahvé; porque han quebrantado mi alianza

y han sido rebeldes a mi Ley.

Os 8, 2 Ellos me gritan: «¡Dios mío, los de Israel te reconocemos!»

Os 8, 3 Pero Israel ha rechazado el bien: ¡el enemigo lo perseguirá!

Anarquía política e idolátrica.

Os 8, 4 Han entronizado reyes sin contar conmigo, han nombrado príncipes sin mi conocimiento.

Con su plata y su oro se han fabricado ídolos, para su perdición.

Os 8, 5 ¡Tu becerro repele, Samaría! Mi cólera se ha inflamado contra ellos: ¿hasta cuándo no podrán purificarse? Os 8, 6 Porque procede de Israel, un artesano lo ha fabricado,

y eso no es Dios.

Quedará hecho trizas el becerro de Samaría.

Os 8, 7 Si siembran viento, cosecharán tempestad: tallo que no tenga brote, no dará harina;

y si la da, extranjeros la devorarán. Ruina de Israel por acudir

a los extranjeros.

Os 8, 8 ¡Israel ha sido devorado! Está ahora entre las naciones

como objeto indeseado.

Os 8, 9 Porque ha subido a Asiria, Efraín, ese onagro solitario,

a comprarse amores;

Os 8, 10 aunque los compre entre las naciones, yo los voy a reunir ahora

y pronto sufrirán bajo la carga del rey de príncipes. Contra el culto meramente exterior.

Os 8, 11 Efraín ha multiplicado los altares para pecar, sólo para pecar le han servido los altares.

Os 8, 12 Aunque le deje escritas las excelencias de mi ley, las considera algo extraño.

Os 8, 13 ¡Ya pueden ofrecer sacrificios en mi honor, y comerse la carne!

Yahvé no los acepta; recordará sus culpas y castigará sus pecados: ellos volverán a Egipto.

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Os 8, 14 Olvida Israel a su Hacedor, y edifica templos;

Judá multiplica ciudades fortificadas. Pero yo prenderé fuego a sus ciudades, que devorará sus palacios.

Triste destierro. Cap. 9

Os 9, 1 No te regocijes, Israel, no te alegres como los pueblos,

pues te has prostituido, lejos de tu Dios, y amas ese salario más que las eras de trigo. Os 9, 2 Ni la era ni el lagar los alimentarán, y el mosto los dejará corridos.

Os 9, 3 Ya no habitarán en la tierra de Yahvé: Efraín volverá a Egipto,

y en Asiria comerán alimentos impuros.

Os 9, 4 No harán a Yahvé libaciones de vino, ni sus sacrificios le agradarán:

serán para ellos como pan de duelo, que deja impuro a cuantos lo comen; porque su pan es sólo para ellos, no entrará en el templo de Yahvé.

Os 9, 5 ¿Qué ofreceréis el día de solemnidad, el día de la fiesta de Yahvé?

Os 9, 6 Vedlos, han huido de la devastación: Egipto los reunirá,

Menfis los sepultará;

sus tesoros de plata los heredarán las ortigas, zarzas invadirán sus tiendas.

El profeta perseguido por anunciar el castigo.

Os 9, 7 Han llegado los días del castigo, han llegado los días de la retribución.

¡Que lo sepa Israel!

-«¡El profeta es un necio,

un loco el hombre del espíritu!» -Por la magnitud de tu culpa, por tu enorme hostilidad.

Os 9, 8 El vigía de Efraín es un profeta junto a mi Dios: una trampa de cazador en todos sus caminos,

hostilidad en la Casa de su Dios.

Os 9, 9 Han llegado al fondo de la corrupción, como en los días de Guibeá;

él recordará sus culpas y visitará sus pecados.

Castigo del crimen de Baal Peor.

Os 9, 10 Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva que despunta en la higuera,

vi a vuestros padres. Pero al llegar a Baal Peor se consagraron a la Infamia,

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y se hicieron tan abominables como el objeto de su amor.

Os 9, 11 Efraín es como un pájaro, se le vuela su gloria desde el nacimiento, desde el seno, desde la concepción. Os 9, 12 Y aunque críen a sus hijos,

yo les privaré de ellos antes que se hagan hombres: y ¡ay de ellos cuando yo los abandone!

Os 9, 13 Efraín, cuando veo a Tiro, estaba plantada en la pradera,

pero Efraín tendrá que sacar sus hijos al verdugo. Os 9, 14 Dales, Yahvé..., ¿qué les darás?

¡Dales un seno que aborte y pechos resecos! Castigo del crimen de Guilgal.

Os 9, 15 Toda su maldad apareció en Guilgal, sí, allí comencé a odiarlos.

Por la maldad de sus acciones, los expulsaré de mi Casa; ya no volveré a amarlos:

todos sus príncipes son rebeldes. Os 9, 16 Efraín está herido, su raíz seca,

ya no darán más fruto. Aunque den a luz,

haré morir el tesoro de su seno.

Os 9, 17 Mi Dios los rechazará porque no le han escuchado, y andarán errantes entre las naciones.

Destrucción de los emblemas idolátricos de Israel.

Cap. 10

Os 10, 1 Israel era Vid frondosa, acumulaba frutos:

cuanto más fruto producía, más multiplicaba los altares;

cuanto mejor era su tierra, mejores estelas construía. Os 10, 2 Su corazón está dividido,

pero ahora lo van a pagar; él romperá sus altares, demolerá sus estelas.

Os 10, 3 Entonces dirán: «No tenemos rey, porque no hemos temido a Yahvé,

y el rey, ¿qué nos podría hacer?»

Os 10, 4 Pronuncian palabras, juramentos falsos, pactan alianzas, y el juicio florece como hierba venenosa

en los surcos del campo.

Os 10, 5 Tiemblan por el becerro de Bet Avén los habitantes de Samaría;

sí, su pueblo hace duelo por él, sus sacerdotes se agitan por él,

¡por su gloria, ya que ha sido deportado! Os 10, 6 Él también será llevado a Asiria, como ofrenda para el gran rey.

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Efraín soportará el sonrojo

e Israel se avergonzará de su plan. Os 10, 7 ¡Se acabó Samaría!

Su rey es como espuma flotando sobre el agua. Os 10, 8 Serán destruidos los altozanos de Avén, el pecado de Israel.

Espinas y zarzas treparán por sus altares. Entonces dirán a los montes: «¡Cubridnos!» y a las colinas: «¡Caed sobre nosotros!»

Os 10, 9 Desde los días de Guibeá has pecado, Israel, ¡allí siguen!

No les bastó la batalla de Guibeá contra los hijos de la injusticia. Os 10, 10 Voy a castigarlos, y se aliarán pueblos contra ellos, para castigarlos por su doble culpa. Israel ha defraudado

la esperanza de Yahvé.

Os 10, 11 Efraín era una novilla domesticada, le gustaba la trilla;

yo uncí su hermoso cuello; montaré a Efraín,

Judá abrirá surco,

Jacob destripará terrones. Os 10, 12 Sembrad justicia, cosechad amor,

cultivad lo que es barbecho; ya es tiempo de buscar a Yahvé, hasta que venga a enseñaros justicia. Os 10, 13 Cultivasteis maldad, cosecháis iniquidad,

coméis fruto de mentira.

Por haber confiado en tus carros, en la multitud de tus soldados,

Os 10, 14 se alzará un tumulto de guerra contra tu pueblo, y todas tus fortalezas serán devastadas,

como Salmán devastó Bet Arbel el día de la batalla, cuando la madre era estrellada contra sus hijos. Os 10, 15 Eso os ha conseguido Betel

por vuestra redoblada maldad.

¡A la aurora desaparecerá el rey de Israel! Yahvé va a vengar su amor despreciado. Cap. 11

Os 11, 1 Cuando Israel era niño, lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.

Os 11, 2 Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí:

ofrecían sacrificios a los Baales, e incienso a los ídolos.

Os 11, 3 Yo enseñé a caminar a Efraín, tomándole por los brazos,

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pero ellos no sabían que yo los cuidaba. Os 11, 4 Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor;

yo era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer.

Os 11, 5 Pues volverá al país de Egipto, y Asur será su rey,

porque se han negado a convertirse.

Os 11, 6 La espada hará estragos en sus ciudades, aniquilará sus cerrojos

y devorará por sus maquinaciones. Pero el amor triunfará.

Os 11, 7 Mi pueblo está acostumbrado a apostatar de mí; cuando invocan a lo alto,

nadie los levanta.

Os 11, 8 ¿Cómo voy a entregarte, Efraín, cómo voy a soltarte, Israel?

¿Voy a entregarte como a Admá, y tratarte como a Seboín?

Mi corazón se convulsiona dentro de mí,

y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas. Os 11, 9 No daré curso al furor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín,

porque soy Dios, no hombre; el Santo en medio de ti, y no vendré con ira. Vuelta del destierro.

Os 11, 10 Marcharán tras Yahvé, él rugirá como león;

y cuando ruja,

los hijos vendrán temblando de occidente,

Os 11, 11 temblarán como un pajarillo al venir de Egipto, como una paloma desde el país de Asiria;

y yo los haré habitar en sus casas -oráculo de Yahvé-.

Perversión religiosa y política de Israel. Cap. 12

Os 12, 1 Efraín me ha rodeado de mentira, la casa de Israel de engaño.

(Pero Judá todavía anda con Dios, y sigue fiel al Santo.)

Os 12, 2 Efraín se apacienta de viento, va en busca del Levante todo el día; multiplica mentira y pillaje;

sellan alianza con Asiria y llevan aceite a Egipto. Contra Jacob y Efraín.

Os 12, 3 Yahvé pone pleito a Judá, va a visitar a Jacob por su conducta, le pagará según sus obras.

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y de mayor luchó con Dios.

Os 12, 5 Luchó con el ángel y le pudo, lloró y le suplicó.

En Betel lo encontró y allí habló con él.

Os 12, 6 Sí, Yahvé Dios Sebaot, Yahvé es su título. Os 12, 7 Y tú conviértete a tu Dios:

observa el amor y el derecho, y confía siempre en tu Dios.

Os 12, 8 Canaán tiene en su mano una balanza trucada, le gusta defraudar.

Os 12, 9 Y Efraín dice: «Sí, me he enriquecido, he amasado una fortuna.»

¡Ninguna de sus ganancias se encontrará,

por la injusticia con la que se ha hecho culpable! Perspectivas de reconciliación.

Os 12, 10 Yo soy Yahvé, tu Dios, desde el país de Egipto: aún te haré morar en tiendas

como en los días del Encuentro; Os 12, 11 hablaré a los profetas, yo mismo multiplicaré las visiones,

y hablaré en parábolas por medio de los profetas. Nuevas amenazas.

Os 12, 12 Si Galaad es iniquidad, ellos no son más que mentira. En Guilgal sacrificaron toros;

por eso sus altares serán como escombros sobre los surcos de los campos.

Contra Jacob y Efraín.

Os 12, 13 Huyó Jacob a la campiña de Aram, sirvió Israel por una mujer,

por una mujer guardó rebaños.

Os 12, 14 También por un profeta subió Yahvé a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado.

Os 12, 15 Efraín le ha irritado amargamente: sobre él hará recaer su sangre,

su Señor le pagará su agravio. Castigo de la idolatría.

Cap. 13

Os 13, 1 Cuando hablaba Efraín, cundía el terror, se había impuesto en Israel,

pero se hizo culpable con Baal y murió. Os 13, 2 Y todavía continúan pecando: se han hecho imágenes fundidas con su plata, ídolos de su invención:

¡todo obra de artesanos!

¡Los llaman dioses, sacrifican hombres, besan becerros!

Os 13, 3 Por eso serán como nube mañanera, como rocío matinal que pasa,

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como humo por la ventana. Castigo de la ingratitud.

Os 13, 4 Pero yo soy Yahvé, tu Dios, desde el país de Egipto. No conoces otro Dios fuera de mí,

ni hay más salvador que yo.

Os 13, 5 Yo te conocí en el desierto, en la tierra ardiente.

Os 13, 6 Cuando estaban en su pasto se saciaron, se saciaron y se engrió su corazón,

por eso se olvidaron de mí.

Os 13, 7 Pues yo seré para ellos como león, acecharé en el camino como leopardo.

Os 13, 8 Caeré sobre ellos como osa privada de sus crías, desgarraré las entretelas de su corazón,

los devoraré allí mismo como leona, la bestia del campo los despedazará. Fin de la dinastía real.

Os 13, 9 En tu destrucción, Israel, ¿quién te ayudará?

Os 13, 10 ¿Dónde está tu rey

para que te salve en todas tus ciudades, y tus jueces, de quienes decías:

«Dame rey y príncipes»?

Os 13, 11 Rey te doy en mi cólera, y te lo quito en mi furor.

La ruina inevitable.

Os 13, 12 Amarrada está la culpa de Efraín, bien guardado su pecado.

Os 13, 13 Le sobrevienen dolores de parturienta, pero él es un hijo necio

que no se presenta a tiempo por donde rompen los hijos. Os 13, 14 ¿Voy a librarlos de la garra del Seol,

voy a rescatarlos de la muerte? ¿Dónde están, muerte, tus pestes, dónde tu contagio, Seol?

La compasión se esconde a mis ojos.

Os 13, 15 Aunque Efraín dé fruto entre sus hermanos, soplará el Levante,

del desierto se levantará el viento de Yahvé, que secará su manantial,

y agotará su fuente; él arrebatará el tesoro, todos los objetos preciosos. Cap. 14

Os 14, 1 Samaría es culpable, porque se rebeló contra su Dios. Caerán a espada,

sus niños serán estrellados,

y sus embarazadas abiertas en canal. III. Conversión de Israel

(15)

Vuelta sincera de Israel a Yahvé.

Os 14, 2 Vuelve, Israel, a Yahvé tu Dios, pues tus culpas te han hecho caer.

Os 14, 3 Preparaos unas palabras, y volved a Yahvé.

Decidle: «Quita toda culpa; acepta lo bueno;

y en vez de novillos ofrecemos nuestros labios. Os 14, 4 Asiria no nos salvará,

no montaremos a caballo,

y no diremos más “Dios nuestro” a la obra de nuestras manos, oh tú, en quien halla compasión el huérfano.»

Os 14, 5 -Yo sanaré su infidelidad, los amaré graciosamente;

pues mi cólera se ha apartado de él, Os 14, 6 seré como rocío para Israel: florecerá como el lirio,

y hundirá sus raíces como el Líbano. Os 14, 7 Sus ramas se desplegarán, su esplendor será como el del olivo, y su fragancia como la del Líbano.

Os 14, 8 Volverán los que habitaban a su sombra; harán crecer el trigo,

florecerán como la vid,

su fama será como la del vino del Líbano.

Os 14, 9 Efraín... ¿qué tengo yo que ver con los ídolos? Yo respondo y lo protejo.

Yo soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto.

Amonestación final.

Os 14, 10 ¿Quién es sabio para entender estas cosas, inteligente para conocerlas?:

porque rectos son los caminos de Yahvé, por ellos caminan los justos,

mas los rebeldes en ellos tropiezan. * * *

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