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Cultura Chicha en El Perú

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Academic year: 2021

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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

Escuela de Administración Hotelera y de Servicios Turísticos

CURSO: Realidad Peruana e Internacional

TEMA: Cultura Chicha

DOCENTE: Serruto Perea, Elvis.

ALUMNA: Pérez Sánchez, María Aurora

CICLO: X

AÑO: 2015 - I

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INTRODUCCIÓN

A lo largo de los 80 hasta el 2000, se ha ido construyendo un significado de la “chicha” de contenido negativo que ha servido para calificar a todo tipo de situaciones vinculadas con la transgresión, mal hecho o informalidad. De tal manera que el término chicha fue adquiriendo un valor de contenido negativo.

Pero, ¿qué es la "cultura chicha"? ¿Cómo se ha generado? ¿Cómo adquiere una connotación negativa el término chicha? ¿Es exacto denominar "cultura chicha" a todo este conjunto de hechos o tal vez, es una manifestación importante que se ha ido configurando como tránsito de una sociedad aristocrática-criolla hacia una sociedad más popular, confluyente, democrática, en la que coexistan todas las culturas vivas del país, y está más de acuerdo a los cambios producidos en los últimos 50 en el Perú? A fin de cuentas ¿qué nos está diciendo la llamada "cultura chicha", que significado adquiere, para la cultura en el Perú, para Lima en particular? ¿Qué nombre le ponemos a una cultura que rompe con la oposición andino-costeño e integra lo selvático? ¿Cómo llamamos a la cultura que integra y se vale de todo para sobrevivir en medio de fuerzas que luchan por desaparecerla? Hay evidentemente una cultura nueva que se desarrolla en un espacio distinto, que rompe las clásicas oposiciones binarias con las que hemos reflexionado nuestra peculiar formación cultural y social. Esta cultura nueva a la que llamamos ‘chicha’ es urbano marginal o rural urbana, y surge como consecuencia de las migraciones internas y externas de los diversos grupos culturales que conviven en nuestro país.

El fenómeno chicha es un huaico que ha caído como una nueva capa de pintura sobre (casi) todo el territorio peruano. Este huaico es producto del abandono, marginación y postergación de los grupos culturales subalternos que, en el caso del Perú, son paradójicamente la mayoría. Lo anterior trajo como consecuencia el denominado “desborde popular”, que no es otra cosa que la migración interna, inevitable e incontrolable, que ha roto los muros de contención de las ciudades donde ahora viven los “pitucos” segregacionistas y antes habitaban los descendientes de los españoles americanos o criollos herederos de la tradición colonial europea. Estos espacios han sido invadidos por migrantes entroncados en

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las tradiciones culturales autóctonas, provenientes del interior del país, que ahora habitan en el centro mismo de la capital o frente a los barrios residenciales de las principales ciudades peruanas.

En efecto, a partir de 1950 se produjeron las mayores oleadas migratorias desde espacios sociales y culturales históricamente marginados por el Estado peruano hacia espacios que recibían todos los beneficios de ese mismo Estado miope que vivía de espaldas a la realidad de las provincias, especialmente serranas y selváticas.

En el país se ha hecho viva la preocupación por la "cultura chicha", lo que está relacionado con situaciones que se han dado en dos ámbitos: la política y la cultura. En el ámbito político, han ocurrido 3 hechos que han dejado marca y preocupación nacional: primero, los diarios denominados chicha se convirtieron en pasquines de la mentira, del engaño y del ocultamiento de la información de manera deliberada; luego, la fraudulenta re-re-elección del presidente Fujimori, que apelando a todo tipo de argucias, confabulación, chantaje y engaño se ungió con un tercer mandato anticonstitucional y por último, la conversión súbita de parlamentarios de oposición al oficialismo, los llamados tránsfugas, que renegaron o abjuraron de los principios que los llevó al parlamento. Todo esto ha ocurrido al son de la tecnocumbia 'El baile del chino'. El primer hecho vinculó el termino chicha con la falsedad y el engaño; en el caso del segundo y tercero, su asociación era con la falta de escrúpulos y la flexibilidad de los valores. En suma, los tres hechos del ámbito político se insertan dentro del marco de la flexibilización de las normas y los valores muy extendido en toda la sociedad. En el ámbito cultural: a merced de la gran aceptación de la tecnocumbia o tecnochicha, se viene asociando a la chicha como una música que "democratiza", dado su inserción en todos los estratos de la sociedad, y medios de comunicación. A todo este conjunto de hechos se la ha asociado con la llamada "cultura chicha".

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INDICE

INTRODUCCIÓN 1

INDICE 3

CULTURA CHICHA 4

1. LA CHICHA 4

2. EL ORIGEN DE LA CULTURA CHICHA 5

3. LA CHICHA COMO MIXTURA DE CULTURAS 6

4. LA CONNOTACIÓN NEGATIVA DEL TÉRMINO CHICHA 7

5. DIMENSIONES DE LA CULTURA CHICHA 8

A. Lo estético cultural 8

B. Lo informal 9

C. La flexibilidad de las normas y los valores de la sociedad 9

6. EXPRESIONES DE LA CULTURA CHICHA 10

A. COMPORTAMIENTO SOCIAL 10 B. MUSICA CHICHA 11 C. GASTRONOMÍA CHICHA 12 D. MEDIOS DE COMUNICACIÓN 13 a. DIARIOS CHICHA 13 b. TELEVISION CHICHA 16

c. AFICHES Y DISEÑO GRÁFICO 16

E. ARQUITECTURA CHICHA 19

CONCLUSIONES 22

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LA “CULTURA CHICHA” 1. LA CHICHA

A pesar de ser una bebida de tiempos inmemoriales, su etimología no está en el quechua sino en la lengua de los indios cuna de Panamá: reducción de la frase: chichah co-pah, en la cual el primer término significa maíz y el resto, bebida (Gargurevich, 2002).

El Diccionario de la Real Academia consigna igual referencia: (de la voz aborigen de Panamá chichah - maíz) Bebida alcohólica que resulta de la fermentación del maíz en agua azucarada y que se usa en algunos países de América (Real Academia Española, 2001).

De manera más minuciosa, el Diccionario Enciclopédico del Perú ofrece una información más compleja:

“Bebida que desde tiempo inmemorial se prepara en el Perú, a base de maíz. La más sencilla y más antigua forma de elaboración consistió en echar agua caliente sobre el grano, previamente chancado o molido; al cabo de uno o dos días, agregar agua a la mezcla, para aligerarla; y después de hervirla, colarla y ponerla a fermentar en un porongo dos o más días, según se desease una chicha ligera y refrescante o embriagadora. Después se generalizó el empleo del maíz germinado y chancado, al cual se llamó sora o jora; para algunas festividades se acostumbró que las acllas u otras mujeres masticaran este grano germinado, de modo que la fermentación se acentuase por efecto de la ptialina contenida en la saliva; e incluso hubo otra especie de chicha, a la cual se agregaba un trozo de carne, desprovisto de huesos, grasa o nervios, y que recibió por esto el nombre de tekti. Pero también podía ser la chicha de los pequeños frutos del molle, de ocas o yucas, de maní o quinua; o se podía agregar uno o más de estos productos a la chicha de maíz. Y según el grado de fermentación o las materias agregadas al maíz, la chicha podía variar de tonalidad y consistencia. (densa o acuosa, viscosa y cristalina, y de color amarillo oscuro o blanquecino, colorado o ceniciento) Era un elemento insustituible en las solemnidades de la vida prehispánica”. (Diccionario Enciclopédico del Perú, 1996)

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2. EL ORIGEN DE LA CULTURA CHICHA

Los grandes cambios se están dando en el reconocimiento de nuestra nacionalidad como país con una gran variedad de culturas y subculturas. Dentro de ellas está la denominada “cultura chicha”, con la cual abarcamos a la enorme cantidad de emprendedores que caracteriza a la actividad económica en el Perú. (DEBAE INFORMA, 2009)

La búsqueda en un diccionario de peruanismos dará pocas luces sobre el real significado de “Chicha”, pues sólo dirá “bebida a base de maíz” pero hoy los peruanos la reconocen como el vocablo que mejor describe una floreciente industria cultural urbana que no teme enfrentar a las grandes industrias del entretenimiento, con expresiones musicales, editoriales, arquitectónicas y lingüísticas. (Gargurevich, 2002)

En la década de los cincuenta, con la llegada de una gran cantidad de migrantes a la capital, en los barrios populares se congregó gente proveniente de provincias de todo el país. Así se da inicio a lo que llamamos la cultura chicha.

Una de las manifestaciones de la cultura chicha que más caló de manera significativa en la memoria colectiva fue la música chicha. Ella surgió en un medio netamente urbano y limeño, dentro de una atmosfera de convulsión social y cultural. Como digno representante de la cultura chicha, surge a partir de la fusión de géneros musicales (cuyos gestores fueron tanto migrantes aclimatados como sus descendientes o nuevos limeños). ("Té Filtrante" Agencia Gráfica, 2013)

La palabra Chicha surgió en el mundo musical peruano gracias a que en búsqueda de renovación, grupos musicales del centro del país mezclaron la cumbia colombiana con sones andinos, naciendo la “música chicha”. Hay versiones sobre esta historia pero se coincide en que fueron “Los Demonios del Mantaro” quienes en los años 60 comenzaron a interpretar con ritmo peculiar “La chichera”, cuya grabación, en 1966, batió records de venta. En 1970, el líder del grupo Los Ecos, editó un disco en el que adjetivaba su música con el término “Chicha”, diciendo en una entrevista que “Aunque muchos no asumen lo de “chicheros” o “chicha” por el peyorativo manejo que hacen del término, otros sí se sienten orgullosos”. (Tuesta, 1995)

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En contraposición a ello, a partir de la década de los ochenta hasta el 2000 el término “chicha” era empleado para calificar todo tipo de situaciones que se vinculan con la transgresión, fuera de lo establecido o informal. De manera que el término chicha fue adquiriendo un carácter negativo. En medios de comunicación se empleaba la palabra chicha para referirse a algo mal hecho o poco profesional. ("Té Filtrante" Agencia Gráfica, 2013)

Otro estudioso del tema nos amplía la explicación sobre el término que en algún momento pasa de lo descriptivo de la famosa bebida andina, a ser un vocablo calificador: “La chicha ha tenido en general una connotación despectiva, siendo menospreciada y entendida, muchas veces, sólo como diversión de la gente “achorada”, “maleada”, asociándola así no sólo con la música en sí, sino con un determinado tipo de personas social y culturalmente cuestionadas. Esa connotación tiene su origen, sobre todo, en los prejuicios sociales que siempre han existido en contra de los sectores de menores recursos y por los cuales se considera banal y denigrante todo lo que produce el pueblo, valoración ampliamente difundida por los medios de comunicación de tendencia conservadora y parcializada”. (Hurtado, 1995) 3. LA CHICHA COMO MIXTURA DE CULTURAS

El siglo XX ha sido el siglo de las migraciones. Eso ha hecho que se produzca una riqueza cultural por la confluencia de varias culturas que conviven en un mismo espacio social. El Perú no se escapó de dicho fenómeno, y me refiero fundamentalmente a las migraciones internas. Lima recibió la mayor cantidad de migrantes justamente después de los años 1950. En los barrios populares se congregó gente proveniente de muchas provincias serranas.

Se puede decir, que la chicha, es más bien el sincretismo, la mixtura de todas las culturas del país anidadas en la ciudad capital. No es exactamente andina, aunque lo es mayoritariamente, tampoco es propiamente citadina, es la mezcla e imbricación de todas las culturas, incluida la criolla, limeña. (Quispe, 2004)

El sincretismo cultural se vivió en carne propia cuando la gente de los barrios comenzó a entenderse a pesar de las confrontaciones y resquemores iniciales, y experimentaron que la existencia de un "otro" diferente a ellos en sus formas de hablar, de ser, de escuchar su música o disfrutar de sus comidas, los enriquecía. No

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es que se haya dado de manera consciente; los encuentros en un mismo espacio los han "obligado" a disfrutar de los bailes y comidas de los otros, y a conocer las diversas costumbres y vestimentas. Por supuesto esto ha sido un proceso no exento de contradicciones y conflictos, un aprendizaje en la práctica cotidiana. A todos los unía la misma situación, vivían el mismo contexto social, las mismas dificultades y las mismas carencias. Este tipo de aprendizaje ayudó mucho a romper barreras regionales en la ciudad y a reconocerse uno al otro.

4. LA CONNOTACIÓN NEGATIVA DEL TÉRMINO CHICHA

La acepción negativa empieza a configurarse bajo dos niveles, los que describiremos a continuación:

Primero, a un nivel manifiesto, social, desde que se crea la música chicha. A partir de ese hecho, al término chicha se le fue adjudicando un contenido adicional según tres elementos importantes: 1) las características que fueron presentándose en el desarrollo musical de la chicha; 2) los sujetos que convocaba; y 3) las nuevas circunstancias sociales que se desplegaron a su alrededor. Es decir, la aparición del significado negativo de la chicha se debió a la asociación del término con lo que acontecía en el ambiente chichero: con sus fiestas, que más de las veces terminaban en pleitos (con mucha mayor frecuencia en sus inicios); con la forma de ser de algunos chicheros, a quienes se les identificaba como "achorados", "maleados", "gente del mal vivir"; y sobre todo por quienes conformaban ese mundo chichero: jóvenes de sectores sociales bajos, de barrios populosos, muchos de ellos migrantes andinos pobres, aclimatados o nuevo limeños.

Segundo, a un nivel latente, en el plano de los valores, el término adquiere un significado negativo teniendo como sedimento el desprecio al indígena, al serrano, al cholo, producto del racismo criollo del siglo XIX. Hoy en día el racismo forma parte de nuestro inconsciente colectivo, y es una característica de nuestra conformación cultural; reactivada y reforzada desde los años 50 en adelante con la presencia creciente de los migrantes andinos en las ciudades.

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La música chicha, en este contexto, activa esos contenidos inconscientes en la medida en que desde su creación hizo una suerte de propuesta distinta no premeditada: de valores, de gusto, de belleza, de colores, de estilo, de patrones de creación, de ritmo, distanciado y/o enfrentado a los propiamente citadinos limeños. Es decir, con la chicha se reedita el enfrentamiento tradicional entre dos tipos de culturas: la andina y la costeña, en el medio urbano.

En buena cuenta, la chicha, como término, recogería para sí, por un lado, los trastornos sociales de las nuevas circunstancias que se generaron desde los 50 en adelante, de los cuales la música chicha es su producto cultural; y por otro lado, los prejuicios y valores formados desde el racismo republicano contra todo aquello que tiene algún matiz andino, étnico o cultural distinto al blanco. Ese estigma de lo cholo, de lo indígena y de todo aquello diferente al blanco forma parte, hasta hoy, de nuestros valores y de tiempo en tiempo aflora.

De esa manera el término chicha, por su uso cotidiano, adquiere una suerte de distanciamiento de su origen socio-cultural -arrastrando su signo negativo- para ser tomado como un descriptor de lo social. Dejando de ser un sustantivo y convertirse en un adjetivo calificativo de acepción negativa. (Quispe, 2004)

5. DIMENSIONES DE LA CULTURA CHICHA

Desde su aparición lo chicha se ha ido configurando en una cultura que involucra una serie de aspectos o dimensiones. Entre ellas están:

A. Lo estético cultural

La "cultura chicha" ha adoptado una estética específica que ha terminado extendiéndose en el tejido social del país, generando en sí misma un mecanismo de inclusión.

La cultura chicha transmutó lo rural andino en algo más común, algo que podía ser asumido para integrar dos mundos, el andino-migrante con lo citadino. Y principalmente por el uso de códigos comunicacionales comunes a ambos: el idioma, por un lado, y la plástica.

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La profusión de colores esconde las limitaciones que se tienen. El medio, el afiche, puede ser gigante o tamaño tabloide, pero es profuso: busca llevar la mayor cantidad de información. Además no es elaborado con técnicas de fotocomposición o diagramación propias de la industria local. La elaboración es casi artesanal, usando técnicas de esténcil o Serigrafiado. El material: papel común y pintura fosforescente. (Lino, 2013)

B. Lo informal

La problemática de la informalidad es mucho mayor de lo que pudiera pensarse. La resolución de conflictos con medios poco tradicionales (recurseo). Cerca del 60 por ciento de la PEA está dedicada al sector informal, que se contrae o expande, siendo en algunos casos una suerte de trabajo golondrino que se traslada de lugar en lugar a partir de las demandas del mercado.

Recordemos por ejemplo los cientos de ambulantes que surgen durante la procesión del Señor de los Milagros, en las cercanías de la Feria del Pacífico, o en las playas de Lima durante el verano. Un claro ejemplo de esto: Desde hace algunos años, son muy concurridas por la feligresía limeña, las misas de sanación que celebra el Padre Manuel Rodríguez en la Iglesia San Miguel Arcángel de Maranga, donde asisten cientos de personas provenientes de diversos lugares de la capital e inclusive de provincias y el exterior. En las cercanías del templo se colocan decenas de vendedores ambulantes quienes ofrecen desde recuerdos y estampas hasta alimentos y bebidas para las largas horas de espera. (La Rosa, 2010)

C. La flexibilidad de las normas y los valores que propone la sociedad Existen manifestaciones de conducta que se suelen asociar con la cultura chicha, tal como ocurre por ejemplo con el comportamiento “achorado”, que es “... aquel que insurge, abierta o subrepticiamente, contra las normas legales, negándose a aceptar su autoridad y rechazando las obligaciones que éstas pretenden imponer: en suma, desconociendo los derechos de los demás”. (La Rosa, 2010)

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A partir de estas dimensiones, construidas socialmente, se extienden en todos los ámbitos de la sociedad: tanto social, político, económico y cultural. Y, por supuesto, como ya he señalado, en determinados contextos se relieva uno de sus aspectos. (Quispe, 2004)

6. EXPRESIONES DE LA CULTURA CHICHA

No podemos ver las expresiones culturales como simples reflejos o manifestaciones pasivas de la situación de actores sociales, pues a la vez esas expresiones son instrumentos para transformar la realidad: intervienen en ella afectándola de distintas maneras, transformando las subjetividades, las identidades, y también influyendo en la interacción social entre los que las producen y los demás sectores sociales.

Las creativas manifestaciones culturales son una parte marcada de esta cultura emergente. Sus características propias se presentan a continuación:

A. COMPORTAMIENTO SOCIAL

En nuestra época, el migrante ya no acepta que lo segreguen por su condición de tal, sino que intenta convertirse en alguien de mayor estatus en su entorno; ahora es él quien logra imponerse sobre los criollos (quienes décadas atrás lo descalificaban tratándole peyorativamente como cholo), empleando inclusive la replana típica de la ciudad. Y no solamente ello, sino como ocurre en determinadas fiestas del mundo andino donde la violencia es un componente ancestral; en las fiestas chicha constituye un componente tan frecuente que a decir de cierto colega “si no hay bronca no estuvo buena la fiesta” (Es menester recordar por ejemplo al chiaraje, fiesta del mundo andino donde se enfrentan a pedradas integrantes de dos comunidades, y en la cual se califica como de buen augurio que haya alguna muerte). (La Rosa, 2010)

El chicha es una persona fuertemente influenciada por el desarrollo moderno, pero esto no anula sus tradiciones locales, de manera que hablamos de continuas adaptaciones, transformaciones y recreaciones. El chicha sabe que la única forma de preservar sus costumbres o tradiciones es integrarlas a la modernidad de manera original y auténtica. No es un

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melancólico que se resiste a mantener invariables sus tradiciones y objetos culturales, es más bien conciente de que su cultura es más que la artesanía y el folklore. En consecuencia, es alguien inmerso en la producción industrial, electrónica e informática.

El chicha fue, en sus orígenes, pobre en términos de capital económico. Pero esta pobreza es la que generó un proceso interesante de apropiación de códigos culturales ajenos. El chicha recibía la donación de ropa, de artefactos usados, y aprendió costumbres propias del lugar al que se adaptaba. Gradualmente, fue asimilando elementos desechados por ser pasados de moda o viejos y los fue refaccionando, reparando o repotenciando para producir después un modelo cultural nuevo, de tal manera que construyó “artefactos” culturales distintos. En términos de capital simbólico, el chicha es muy rico porque a su propio capital de origen le ha sabido agregar el que adquirió en los nuevos campos culturales a los que migró. Ha logrado posicionar su propio capital como un nuevo paradigma identitario que integra a todos los capitales simbólicos que lo conforman. (Espezúa, 2008)

B. MUSICA CHICHA

Híbrido entre cumbia, huayno y ritmos tropicales diversos. Tiene como protagonistas a peruanos migrantes del interior del país.

Desde tiempo muy remoto, la población andina ha cultivado el huaino, ritmo alegre porque es bailable, pero de contenido triste en la letra. Vieja herencia de la cultura incaica, en la cual los temas de la ausencia, despedida, separación, añoranza del pueblo natal le han dado a la música vernacular un sello de tristeza muy típico. La música andina se propalaba en espacios de televisión trasmitidos en las primeras horas de la mañana, con intérpretes que lograron fama como cantautores, entre quienes podemos mencionar a la Pastorcita Huaracina o al Jilguero del Huascarán, Flor Pucsrina y otros. Durante los domingos, las grandes carpas y los coliseos, especialmente el de la Av. 28 de julio reventaban de espectadores.

En la década del 70, los pobladores andinos intentan nuevos ritmos musicales, matizando los sones nativos con la cumbia la nueva ola y el rock,

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con los que triunfan Los demonios del Mantaro, por ejemplo. Ya en la década siguiente, Beto Cuestas, líder del conjunto “Los ecos”, es el primero que utiliza la palabra chicha al grabar un disco suyo.

Grupos musicales como Los diablos Rojos o La nueva crema de Lorenzo Palacios, cantante conocidísimo con el nombre de Chacalón merecieron la preferencia popular por esa mezcla de cumbia, rock y huaino que se inscribió como música chicha en los amplios ambientes de los llamados Chichódromos. Mientras la clase media tenía preferencia por la salsa con su sonero mayor, Oscar de León o la cubana Celia Cruz, los sectores populares de Lima seguían a Los Shapis, Los diamantes, Pintura Roja y otros. Los primeros emigraron a Argentina en donde pegó mucho el nuevo ritmo y se formaron conjuntos propios en Buenos Aires. (Quirós)

C. GASTRONOMÍA CHICHA

Hay más "chicha" todavía que registrar porque los estudiosos de la culinaria local han encontrado que si bien no hay platos propiamente chicheros, los nuevos limeños prefieren mezclar los platos tradicionales en combinaciones que a muchos les parecen imposibles de consumir. "Comida chicha" la llaman. Históricamente se señala que dichos platos eran preparados con lo que normalmente no se consumía, con lo que sobraba, como las vísceras. Aunque ahora, estos platos constituyen gran parte de la riqueza gastronómica peruana.

La cultura chicha se expresa hasta en la comida donde es posible encontrar mezclas que resultarían inaceptables para un buen gourmet limeño, puesto que por ejemplo, luego de una sopa wantán (plato típico de la comida china peruana), se sirven en un mismo plato, cebiche con papa a la huancaína y tallarines en salsa verde, colocando encima un huevo frito; el conocido “combinado”, que es expresión típica de lo chicha. Esto expresa por un lado la compleja interacción de rasgos culturales propios de diferentes lugares del país, como manifiesta por otro el intento de construir una nueva identidad que los vincule a la urbe; que desde luego ya no es la misma de hace algunas décadas atrás.

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D. MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Muy insensible ha sido el tránsito de la palabra chicha, aplicada a la música, a los medios impresos de información. Se dice que en un estudio de ESAN consta el uso del término por primera vez. Lo cierto es que en la década del 90, Lima se convierte en la capital de un periodismo de nuevo tipo.

a. DIARIOS CHICHA

Ya circulaban diarios sensacionalistas, algunos mesurados, otros extremos, como Página libre, La Nación, La mañana, El mañanero que podrían estar considerados dentro de la prensa chica de carácter popular, todos ellos de formato tabloide, cuyo único exceso es abrir las puertas a la corriente conocida con el nombre de sensacionalismo o prensa amarilla. Más adelante ganan las calles de Lima los diarios chicha que se extienden a provincias, con características tan notorias que no es difícil reconocerlos y supuestamente diferenciarlos de otras publicaciones que no merecen ser consideradas como diarios chicha. En la prensa popular, al alcance de todos por su bajo precio, no hay sensacionalismo, ni violencia ni una desmedida inclinación por la morbosidad, ninguna de las características de los diarios chicha y que son las siguientes:

El nombre.

Las empresas de estos diarios escogieron nombres que no guardan ninguna relación con el proceso comunicativo, palabras de origen jergal y hasta sacadas de la replana. Su finalidad era usar como nexo una palabra que abriera las puertas de la popularidad. Así nacieron Ajá, P·al micro, La chuchi, El palo de Susy, La yuca, El tío, El chino, Chesu…, está dirigido por Carlos Osambela, supuestamente es una revista terapéutica anti estrés, pero a simple vista parece una publicación pornográfica. Primera página.

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Los diarios de formato tabloide utilizan letras de mayor cuerpo que los estándares para los titulares de primera página, además, aplican en la impresión los colores fuertes o planos (amarillo, azul y rojo) con diferentes matices muy llamativos. Este recurso es para llamar la atención del lector, ante la pobreza de sus contenidos.

Uso de replana.

Usan la jerga de los delincuentes, llamada replana, según estos diarios para que el proceso comunicativo llegue a los sectores más bajos de la población y que las noticias son trabajadas de diferente manera, con el único propósito de que la población encuentre deleite con la lectura, es así que el sector juvenil de ese nivel cultural ha introducido muchas palabras que son empleadas frecuentemente, como la jerga. Sin embargo, la replana crea términos exóticos porque es un medio de defensa o de seguridad y un diario no debe ofrecer dificultades para su lectura. Es por ello que no debe aparecer ni en los titulares de primera plana, ni en las informaciones de páginas interiores, ya que los diarios deben estar redactados usando el nivel de la lengua estándar, común o conversacional, la que corresponde a la mayoría de peruanos o de hablantes hispanos en cualquier otro lugar del mundo.

Vedetismo.

Exhiben fotografías en primera plana de vedetes muy conocidas en el mundo del espectáculo, mujeres que posan comúnmente semidesnudas. La vida privada de ellas se ven reflejadas en el renglón al que le dedican mayor espacio. Según Eduardo Quirós “Algún director de estas publicaciones ha revelado que ponen tales fotos porque en un estudio realizado en Lima, el lector peruano ha mostrado su predilección por las

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ancas y no por los senos, puesto que les sugieren maternidad o lactancia”.

Bajo precio.

Para estar al alcance de los sectores populares, los diarios chicha se pagan a cincuenta centavos el ejemplar. A diferencia de los diarios de circulación nacional o diarios grandes en provincias, que tienen en la publicidad el más seguro soporte financiero, los diarios chicha no gozan de esa garantía porque los anunciadores no los prefieren. Esta realidad conduce a que vivan únicamente de las ventas para seguir subsistiendo y la mayoría se ven obligados a permitir la publicidad de ofertas sexuales, incluyendo fotos a color y hasta la tarifa por los servicios. Si se hace un análisis, lamentablemente, se llega a la conclusión de que los diarios están amparando, promoviendo y fomentando un tipo de prostitución no muy clandestina porque aparece el nombre de combate, el número del celular y la dirección.

En la actualidad, viven exclusivamente del escándalo y la mentira. Son además los primeros en protestar y reclamar el derecho de opinar y expresar libremente sus ideas cuando son cuestionados por la sociedad, la iglesia o alguna autoridad civil o política. los diarios chicha no cumplen con las funciones propias de la prensa, especialmente con la de educar a los lectores (Vassallo, 2012)

b. TELEVISION CHICHA

Los norteamericanos la llamaron "televisión tabloide" desde que los programas "talk shows" del precursor Phil Donahue y luego el escandaloso Jerry Springer causaron sensación y acaparon sintonías en los Estados Unidos. También TV Basura ("trashy reality television") y otros términos que evidencian la actitud severamente crítica de sectores de ese país.

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¿Cuándo nació esta variante de la televisión? Recogemos un "Manifiesto contra la telebasura", que incluye definiciones útiles: " El término viene dando nombre, desde la década pasada, a una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción de la audiencia".

"La telebasura se define por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca en primer plano, y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar dichos asuntos y personajes".

Buscando sintonía, lugar en los ratings o medidas de teleaudiencia, no se dudó en Lima en abrir espacios para la televisión "basura" que pronto pasó a parecerse mucho a la prensa chicha incluso interactuando, retroalimentándose con ella pues los personajes centrales de ambos suelen ser los mismos.

Esta TV-.Chicha peruana ofrece tres variantes: la primera es la de programas de chismes, historias de famosos, personajes de mundo rosa, donde destaca actualmente la periodista Magaly Medina. La segunda, los conocidos De Conversación o en su título original de "talk shows" que es lo que se usa comúnmente y tiene su mejor exponente en la abogada Laura Bozzo, reuniendo entre ambas los más altos niveles de sintonía. La tercera es la que ofrecen noticieros que se inclinan a la crónica policial en sensacionalismo franco; es el caso de "90 Segundos" que dedica largos minutos y escenas a hechos violentos y escandalosos. (Gargurevich J. , 1999)

c. AFICHES Y DISEÑO GRÁFICO

La Chicha Gráfica nace por los años setentas con la venida de provincianos del centro del país a Lima. Con la ideología de mejorar la solvencia económica de la familia o como también salvarla, huyendo del terrorismo que persistía en aquel entonces.

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Es así como se da la fusión de la cumbia con la música andina y otros ritmos tropicales del país que dan el nacimiento del género chicha.

Los carteles cholos tratan de ciertas invasiones ubicadas en muros, postes o terrenos baldíos de las avenidas más concurridas que tienen como único fin o misión mejor dicho, hacer publicidad a las bandas de cumbia y música tropical más aclamadas del momento a como dé lugar olvidando un poco los parámetros y ética, aspectos que lo hacen tan especial.

El fundamento visual de estos carteles llevan una croma mínima en donde abundan los llamados colores serranos: negro, magenta y amarillo, en diferentes tonos y en un valor al casi 100% haciéndolo que jamás pase por desapercibido por el resalte.

El trabajo es netamente tipográfico y se trabaja mucho en el aguzamiento, el contraste y sobre todo al espacio. El espacio de interlineado e interletrado son mínimos o casi nulos, se podría decir que están ahogándose en las paredes por falta de respiración de la hoja. Todo esto se debió a un simple ahorro de hoja por la falta de economía que existía en aquellas épocas y también para la facilidad de elaboración masiva para los serigrafistas.

Sea como sea, el arte es funcional y muy bien manejado ya que transmite un carácter informal que se ajusta a la clase social del público objetivo. Se puede destacar la autenticidad y la potencia que deslumbra en las calles.

En el presente año la empresa Telefónica (speedy) pretendía informar de una manera más "elegante" y presentó por medio de paneles en las calles parodias de los carteles cholos. Dejándonos en claro que Estos carteles llegaron para quedarse (Fernández, 2009)

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El principal representante en este arte es Elliot Túpac. Elliot es heredero de la familia Urcuhuaranga, fundadores de la empresa Viunsa y pioneros de la producción del cartel chicha.

Por los años 80 esos carteles coloridos empapelaban las paredes de los paraderos de micros, aquellas viejas unidades pre-combis y que todavía circulan en ciertos sectores de nuestra ciudad. La música y el estilo sobrevivieron, es más se apoderaron de la ciudad y generaron una cultura.

Igualmente, Elliot evolucionó el estilo hasta llevarlo al arte gráfico. Creciendo entre tintas de colores, cuenta que siempre le llamó la atención las tipografías y que juntaba cuanto ejemplar impreso de curiosas letras que llegaba a sus manos. Con el tiempo fue demostrando un talento natural para la rotulación y la tipografía. Desarrolló un estilo más bien ligado hacia las letras caligráficas. Sus letras parecen hechas a pincel grueso. Tienen el ductus de la caligrafía, pero el swing de la chicha. Son gruesas y redondas. Se cruzan en curiosas florituras, forman objetos, se integran a flores y/o animales. Elliot las prefiere danzantes más que rígidas. Algunas veces las combina con extraordinarios resultados.

Elliot ha llevado su trabajo a las páginas de revistas locales como Somos hasta internacionales como Creative Review. Ha paseado su talento por Chile y Argentina en exposiciones y talleres. Actualmente también está haciendo arte mural siendo parte del grupo Latir Latino.

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E. ARQUITECTURA CHICHA

En la Arquitectura Chicha actúa el doble código, una doble lectura que yuxtapone lo rural y lo urbano, lo vernáculo y lo moderno, lo ornamental y lo práctico, lo historicista y lo futurista, lo provinciano y lo metropolitano, lo tradicional y lo actual, lo artesanal y lo industrial. Esta perspectiva nos ayuda a simplificar un fenómeno que resulta harto compleja tratar en pocas líneas.

Para empezar debemos hablar a la Arquitectura Chicha en términos del proceso de la Cholificación. Este proceso mediante el cual el indígena sumiso/servil/abúlico/pasivo gradualmente va transformándose en el cholo achorado/agresivo/acriollado es flexible y maleable, es decir no tiene reglas fijas. El cholo migrante sacrifica en este proceso parte de su cultura y asimila todo aquello que pueda servirle en su adaptación a la cultura urbana sin que por ello vea trastocado su núcleo estructurante cultural.

La Arquitectura Chicha entonces es obra del migrante, del cholo que interpreta la arquitectura limeña de finales de siglo y tamiza los elementos que considera encierran el significado de modernidad y tradición. La suma de estos valores arroja como resultado Lima. Es una arquitectura netamente urbana, híbrida, en la que confluye una ambivalencia esquemática, pero que encierra una mayor complejidad. En primer lugar la influencia urbana: la modernidad y el progreso hechos concretos en formas maquinistas y la tradición inspirada en elementos arquitectónicos de origen colonial. En segundo, la raigambre indígena, la cual no se traducirá en formas arquitectónicas externas sino en la organización interna de la vivienda. Muchos dicen que el tejado a dos aguas es de origen andino, pero el uso de techos inclinados y tejas ya se utilizaba en la arquitectura pintoresca de los años 40, es decir es anterior a los movimientos migratorios masivos

La reinterpretación de lo "neocolonial" y lo moderno de Lima será plasmado en la fachada, mientras que instintivamente el migrante organizará el interior de su vivienda de acuerdo a como vivía en su lugar de origen. Claro está que no será exactamente del mismo modo, sino que adecuará los estándares organizativos urbanos a su estructura social.

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Se puede ver que la fachada se constituye como una máscara que disfraza el dejo andino de la estructura organizacional. Si en un principio el migrante buscó en el chalet moderno el "tipo" posteriormente lo adaptó a su patrón social. Es así que del chalet, estático, racional, perfectamente definido se pasó a un esquema más flexible en el que se trazaban ambientes de mayor tamaño para diferentes usos que en cualquier momento podían ser adaptados para otras funciones.

Es así que durante los años 80 la Arquitectura Chicha se masifica a partir de ciertos parámetros. Citaremos algunos:

La imitación

En su afán de legitimación busca modelos, paradigmas con los cuales nutrir sus formas. Es así que un determinado elemento es copiado una y otra vez pero en el camino es inevitable que sufra cambios, generalmente por el aporte del propietario o maestro de obra. Esto es, hay una síntesis o reinterpretación que finalmente transforma el elemento en algo distinto e incluso más original.

La informalidad

Las reglamentaciones y normas son pasadas por encima. Según el antropólogo Alex Huerta, "desborda al Estado, porque éste no puede abarcarla legalmente", lo que entre los sociólogos se conoce como el desborde popular.

Debemos establecer que la informalidad es una característica que se ha derivado de la falta de capacidad del marco legal para satisfacer la situación de los migrantes. Estos desarrollan sus propios derechos e instituciones para suplir el derecho legal que no amparaba sus expectativas.

La estética arcoirista.

Caracterizada por los contrastes en todo nivel y el horror al vacío. Este se percibe en el uso de colores encendidos y el abuso de

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formas ornamentales de distinto origen y muchas veces incompatibles entre sí (desde el punto de vista de la arquitectura moderna).

La imperfección.

La percepción de lo mal hecho, en términos de la cultura dominante; esto es, no busca necesariamente tener una calidad aceptable, sino cumplir con la función inmediata (distraer, agradar a la vista, etc.).

Como en líneas anteriores se resalta, este tipo de parámetros no son estáticos; cambian o son reemplazados por otros. La cultura chicha, informal y marginal poco a poco va dejando esta condición. El estado ha comenzado a incorporarla al marco legal flexibilizando su política para adaptarla a esta inmensa mayoría. (Pezo, 2004)

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CONCLUSIONES

A manera de conclusión diremos que la cultura chicha es la manifestación del cambio cultural que ha sufrido el país desde la segunda mitad del siglo XX en el Perú, en Lima en particular haciendo que la cultura sea más democrática y accesible.

Seguimos en un camino de permanente cambio, aun no hay nada concluyente. Mientras tanto la “cultura chicha” sigue moviendo a la sociedad en su conjunto. De ese modo lo experimentamos de manera cotidiana: el combinado en las comidas, la difusión de los colores fuertes, la vitalidad de las diferentes culturas anidadas en la capital, etc.

Debemos distinguir entre la información y el entretenimiento aun cuando los soportes físicos (papel, tinta, ondas, etc.) fueran los mismos y pareciera que se trata de periodismo igual a los otros, los que informan de verdad. Lectores, oyentes y televidentes deberán ser instruidos en distinguir la zona amarilla de los medios masivos y eludir así su utilización innoble en la política, como viene sucediendo por esta época en el país.

Finalmente, todo lo mencionado anteriormente Son algunos de los códigos con los cuales se identifica esta industria musical-cultural. Gracias a estas tragedias la población se asemeja a un volcán lleno de cultura.

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