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ÍNDICE. 1. INTRODUCCIÓN Objetivos generales Objetivos específicos... 3

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1.1. Objetivos generales ……….. 3

1.2. Objetivos específicos…... 3

2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ………... 4

2.1. Principales factores que influyen en la elección de un portainjerto .... 8

2.1.1. Compatibilidad ……….…………. 8

2.1.2. Vigor ……….……….. 10

2.1.3. Características del suelo ……… 11

2.1.4. Propagación ……….………. 12

2.1.5. Replante …..……….……….…… 12

2.1.6. Agentes bióticos……….……..……….… 14

2.2. Origen genético de los portainjertos de vid ……….…. 15

3. MATERIALES Y MÉTODO …... 16

3.1. Descripción de los portainjertos ………. 16

3.2. Cuadros resumen………... 17 3.3. Fuentes de información ………... 24 3.4. Experiencia nacional ... 26 3.4.1. Encuesta asesores... 27 3.4.2. Encuesta viveros ... 30 3.5. Base de datos ………... 32

4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS ... 33

4.1. Descripción de los portainjertos ... 33

4.1.1. 101-14 Mgt ... 33 4.1.2. 1103 Paulsen ... 37 4.1.3. 1613 Couderc ... 40 4.1.4. 3309 Couderc... 41 4.1.5. 4453 Malègue... 44 4.1.6. Freedom ... 46 4.1.7. Harmony ... 48 4.1.8. Ramsey... 50 4.1.9. Richter 99... 54 4.1.10. Richter 110 ... 57 4.1.11. Ruggeri 140... 60 4.1.12. Saint George ... 63 4.1.13. SO4... 65 4.1.14. Teleki 5BB …... 68 4.1.15. VR O3916 ……… 72 4.2. Cuadros comparativos ... 74

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4.3. Experiencia nacional... 87 4.3.1. Encuesta a asesores ... ... 87 4.3.2. Encuesta a viveros... 105 4.4. Base de datos... 111 5. CONCLUSIONES ……... 112 6. RESUMEN ... 114 7. ABSTRACT …... 115 8. LITERATURA CITADA ……... 116 9. ANEXOS ... 125

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1. INTRODUCCIÓN

La uva de mesa es la principal especie frutal plantada en Chile. El año 2004 alcanzó las 53.246 ha, lo que corresponde al 24% de la superficie frutal plantada de nuestro país. Su cultivo se extiende desde la III hasta la VI región (ODEPA, 2006)

Durante años, Chile se ubicó entre el segundo y el tercer lugar del mundo como país exportador de uva de mesa, después de Italia y Estados Unidos. Sin embargo, el año 2000 pasó a ocupar la primera posición con 676.474 toneladas exportadas, sitial que perdió el año 2001 y que a partir del 2002 recuperó, siendo actualmente el mayor país exportador de uva de mesa en el mundo, con un volumen de 693.206 toneladas. (FAO, 2006).

Al igual que en Chile, en Europa la viticultura se inició con plantas sin injertar. Sin embargo, problemas graves como los de los años 1860 – 1870, la crisis filoxérica en Francia, donde la filoxera destruyó casi la totalidad del cultivo (DEL SOLAR y SILVA, 1997; URETA, 1993), llevaron a la obligada utilización de portainjertos (MAY, 2001; HIDALGO, 1999).

Actualmente nuestro país, permanece libre de filoxera, a pesar que esta plaga se encuentra en países fronterizos, en la región de Cuyo, Argentina y en el valle de Moquegua, Perú (CHARLÍN, 1992; VIEIRA, 1985).

Esta calidad de país libre de filoxera ha liberado a la viticultura nacional de la obligación de utilizar portainjertos para desarrollar el cultivo. Sin embargo, el uso de portainjertos para vid puede ser necesario por otras razones que no tienen directa relación con esta plaga (ARCHER, 2002).

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Entre estas razones se encuentran los parásitos que afectan el sistema radical, fundamentalmente los nemátodos y Margarodes vitis, y las distintas características físico-químicas del suelo, como salinidad, elevado o bajo pH, exceso o falta de humedad, baja fertilidad, aireación y la compactación del mismo. Las cuales de una u otra forma condicionan el uso de zonas climáticamente favorables para el cultivo comercial de la vid (MUÑOZ y GONZÁLEZ, 2000).

A pesar de esto, nuestro país no tiene considerable experiencia en el uso de portainjertos para vides. La viticultura nacional se ha desarrollado tradicionalmente con plantas sin injertar (sobre pie franco o su propio pie), debido a que no existían razones técnicas, ambientales, ni fitosanitarias que justificaran la utilización de portainjertos (MUÑOZ y GONZÁLEZ, 2000).

Sin embargo, no se debe olvidar que actualmente, el agotamiento del suelo agrícola y el aumento de su valor, además del envejecimiento de los huertos, hacen día a día más recurrente el uso de terrenos de replante para el establecimiento de nuevas plantaciones (BORNSCHEUER, 2003).

Si a lo anterior se suma la utilización de suelos marginales y la búsqueda de mejoras en la calidad de la fruta, producción y control del vigor, entre otras, aparecen razones que llevan a considerar cada vez más el uso de portainjertos en nuestro país (BORNSCHEUER, 2003).

No obstante, BERGER y GAJARDO (1998), señalan que los esfuerzos por introducir el uso de portainjertos tolerantes y/o resistentes a nemátodos en Chile han sido poco fructíferos, y aún existe poca información en relación a la adaptación de los patrones a las condiciones edafoclimáticas nacionales.

Hoy en día existe un sinnúmero de información, principalmente internacional, referente al origen, características y comportamiento de los distintos portainjertos de vid, bajo distintas

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condiciones y con diversos cultivares de importancia económica, tanto de vino como de mesa.

De este modo, ordenar la información internacional y nacional referente a los portainjertos disponibles en Chile, permitirá contar con más información actualizada y atingente, para la toma de decisiones a la hora de elegir un portainjerto.

1.1. Objetivos generales:

• Describir los portainjertos más utilizados y que están disponibles para su uso en uva de mesa en Chile.

• Clasificar estos portainjertos en base a su comportamiento frente a: bioantagonistas, características físico químicas del suelo, compatibilidad con cultivares y objetivos productivos.

• Analizar la situación actual en el uso y recomendación de los distintos portainjertos de uva de mesa existentes en Chile.

1.2. Objetivos específicos:

• Desarrollar una encuesta que permita conocer el uso, recomendación y producción, a nivel de viveros, de los portainjertos de uva de mesa a nivel nacional.

• Elaborar una base de datos a la que se podrá acceder desde una página web especialmente diseñada para que el usuario pueda obtener información ordenada y clara, acerca de los portainjertos de vid existentes en Chile.

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2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

El empleo del portainjerto en los frutales se ha transformado en una de las herramientas productivas más utilizadas en los últimos años, a través de la cual no sólo se han logrado mejoras sustantivas en los rendimientos y la calidad de la fruta, sino que también ha permitido la explotación de cultivos en sitios con características edafoclimáticas adversas para su normal desarrollo (AVILÁN, 2004)

Son varias las razones que justifican la utilización de portainjertos en la agricultura. Las más importantes son:

a. Uniformidad

En la mayoría de las especies frutales, a excepción de un grupo de cítricos, la multiplicación de plantas a través de semillas trae consigo una inevitable variación genética que determina que la progenie comúnmente muestre características distintas, y en general, inferiores a las de la planta que le dio origen. Conservar las características deseables de un determinado cultivar, hace necesaria la injertación, como medida de propagación que permite reproducir exactamente las características de la planta madre en su descendencia, asegurando así contar con una plantación uniforme, donde los individuos son genéticamente iguales entre sí y a su progenitor. Esto sin duda es muy importante para el manejo agrícola de una plantación (LORETI, 1993; RAZETO, 1993).

b. Precocidad

Cuando la planta proviene directamente de semilla, es decir cuando no se ha injertado, la presencia de los caracteres juveniles típicos (fundamentalmente desarrollo vegetativo exuberante e incapacidad de fructificar) se puede prolongar por muchos años. La injertación logra superar este período de juvenilidad, al unir al patrón o portainjertro un

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tejido adulto (cultivar), el cual es capaz de fructificar y logra entrar en plena producción antes que las plantas de semilla, las cuales alcanzan este estado, en muchos casos, después de varios años (AVILÁN, 2004; RAZETO, 1993).

c. Adaptabilidad al medio

Otra razón fundamental para la utilización de portainjertos en la producción vegetal, y probablemente la que motivó su uso en un principio (AVILÁN, 2004), es el aprovechamiento de las características de adaptación o tolerancia que presentan los patrones a distintas condiciones del suelo como la escasez de agua, exceso de sales, deficiencias de micronutrientes, complejo de replante, etc. (LORETI, 1993; RAZETO, 1993).

Ésto, en definitiva, permite desarrollar cultivos frutales y/o cultivares de características comerciales atractivas y que por lo general son sensibles a alguna(s) de las condiciones que presenta el suelo cultivable, en sitios en que como planta franca, tal vez no sería posible su desarrollo normal ni desde el punto de vista económico (AVILÁN, 2004).

d. Resistencia o tolerancia a los agentes bióticos (plagas y enfermedades)

Análoga a la razón anterior, pero esta vez referida a la resistencia y/o tolerancia a bioantagonistas, el uso de portainjertos ha logrado hacer frente a diversas plagas y enfermedades que atacan a los cultivos. (AVILÁN, 2004; LORETI, 1993; RAZETO, 1993).

En este punto, es importante destacar que en el caso especial de la vid (Vitis vinifera), la literatura internacional coincide en que el uso de portainjertos a nivel mundial, obedece justamente a la susceptibilidad de esta especie frente a la filoxera. Por lo que la única forma de cultivar esta especie es mediante el uso de patrones resistentes, a excepción de algunos sitios productores en el mundo, además de Chile (Isla de Chipre y

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Afganistán), donde esta plaga afortunadamente, según CHARLÍN (1992) y THE EUROPEAN AND MEDITERRANEAN PLANT PROTECTION ORGANIZATION (2006) no ha sido reportada.

No obstante, la ausencia de filoxera en nuestro territorio no libera a nuestra viticultura de una eventual infección, ya que según VIEIRA (1985) las condiciones edafoclimáticas de las zonas nacionales de producción de uva, son propicias para el desarrollo del insecto y las razones por las cuales esta plaga no ha ingresado (no ha sido reportada) no están claras.

Sin embargo, MUÑOZ Y GONZÁLEZ (2000) y BERGER Y GAJARDO (1998) indican que, en Chile, el uso de portainjertos para vid se justifica plenamente dado la creciente infestación de nemátodos parásitos, que han sufrido los suelos donde se cultiva esta especie.

Según HIDALGO (1999) y McKENRY (2000) frente al ataque de patógenos del suelo como la filoxera y los nemátodos, los patrones exhiben dos tipos de resistencia, por un lado existe una resistencia extrínseca, y por otro, una resistencia intrínseca.

La resistencia extrínseca es específica de la planta y depende de su genotipo. Está basada en la capacidad de la planta de renovar las raicillas atacadas y dañadas por el patógeno. De esta forma, este mecanismo de defensa está condicionado por el vigor de la planta y las condiciones del suelo (McKENRY, 2000; HIDALGO, 1999).

La resistencia intrínseca, según HIDALGO (1999), es consecuencia de un conjunto de complejos factores. Dentro de este mecanismo de defensa se distinguen dos tipos, una resistencia por antibiosis y una resistencia por tolerancia.

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La resistencia por antibiosis ocurre en especies y cultivares inmunes a los patógenos que afectan el sistema radical. A través de este mecanismo, la planta evita que el patógeno logre instalarse y desarrollarse exitosamente en sus raíces (ARCHER, 2002; McKENRY, 2000; HIDALGO, 1999), debido a alguna acción antibiótica derivada probablemente de exudados radicales (ARCHER, 2002).

Esta resistencia también se manifiesta en grados. Así, en ocasiones, el patógeno logra ingresar, pero al no desarrollar nódulos o tuberosidades, éste gradualmente desaparece de las raíces. En otros casos, el patógeno logra ingresar a la raíz y continúa viviendo en su interior, pero es incapaz de reproducirse, no coloca huevos. Otra posibilidad es que es patógeno logre penetrar, vivir y colocar huevos en la raíz, pero éstos no llegan a eclosionar y el ciclo de vida se interrumpe. Este mecanismo de defensa ocurre en Vitis rotundifolia y en un menor grado en Vitis berlandieri y en ningún caso se manifiesta en Vitis vinifera (ARCHER, 2002).

Al contrario del caso anterior, ARCHER (2002) señala que la resistencia por tolerancia se expresa cuando el patógeno logra completar su ciclo vital en el hospedero (penetra las raíces, se alimenta de ellas, pone huevos y éstos eclosionan). La planta se defiende formando tuberosidades y nódulos, y no muestra síntomas aparentes de daño e incluso su desarrollo y/o producción puede mejorar. Esta respuesta por parte del portainjerto, que McKENRY (2000) define como hipersensibilidad, según ARCHER (2002) consiste en una reacción anatómica del vegetal frente al ingreso del patógeno a sus raíces.

Respecto la resistencia de los portainjertos frente a la escasez de agua, ARCHER (2002) describe dos mecanismos mediante los cuales los portainjertos pueden incrementar su absorción de agua y por ende resistir de mejor forma condiciones de sequía.

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El primero de ellos es un mecanismo físico, que dice relación con el desarrollo de un sistema radical profundo y ramificado. De esta forma, plantas con un sistema radical de estas características, se encuentran más capacitadas y son más hábiles al absorber agua.

El segundo mecanismo corresponde a una habilidad bioquímica, la cual se basa en la capacidad de la planta, este caso del portainjerto, para sintetizar acido abscísico (principal hormona responsable del cierre estomático en las plantas) en cortos períodos de tiempo. De acuerdo a esto, aquellos portainjertos capaces de producir en sus raíces mayores cantidades de ácido abscísico y/o fasceíco (este ácido cumple la misma función que el ABA en Vitis vinifera) en menor tiempo, serán más resistentes a la sequía, ya que frente a cambios de humedad relativa del ambiente, pueden reaccionar más rápido y evitar una excesiva pérdida de agua por transpiración al cerrar antes los estomas en sus hojas (ARCHER, 2002).

Frente a la salinidad del suelo, se describen dos formas de resistencia. La primera es la habilidad del portainjerto para retener las sales dentro de vacuolas celulares e impedir su movimiento dentro de la planta. La segunda esta relacionada con la capacidad de la planta de elevar el potencial osmótico de las células radicales, dificultando así el ingreso a la raíz de sales provenientes desde la solución del suelo (ARCHER, 2002).

2.1. Principales factores que influyen en la elección de un portainjerto:

2.1.1. Compatibilidad

En general, cuando se habla de compatibilidad de especies frente a un injerto, se usan los términos afinidad y compatibilidad indistintamente.

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Según ESTADA (2004), debe hacerse una clara distinción entre lo que es afinidad y lo que representa la compatibilidad. Si el primer término implica que pueda realizarse la soldadura entre las dos partes, el segundo involucra la facultad de permanencia de esa unión en forma satisfactoria para el conjunto a través del tiempo. De esta forma, afinidad sería la facultad de unión; y compatibilidad, la característica que determina que dicha unión perdure en el tiempo propiciamente. Por lo tanto, es la falta de afinidad, y no así la falta de compatibilidad, la causante de la imposibilidad del injerto (ESTADA, 2004).

Ambos conceptos dependen de la relación botánica entre patrón y cultivar (ESTADA, 2004). A esta última aseveración, HIDALGO (1999) agrega que el grado de afinidad es intrínsecamente dependiente de las plantas a injertar (de su genotipo), pero que la resultante de su unión depende, además, del medio en que se va a desarrollar y de la adaptación y comportamiento de la combinación patrón/cultivar a dichas condiciones.

La incompatibilidad, entonces, es la incapacidad de dos individuos de formar una unión duradera de sus tejidos y desarrollarse como una sola planta (ESTADA, 2004). Por lo general, la incompatibilidad implica la aparición de anomalías a nivel de tejidos en la zona de unión del injerto, sin embargo, BALDINI (1992) sostiene que existen casos en que el escenario anatómico en la zona del injerto es aparentemente normal.

En ocasiones, la incompatibilidad se manifiesta en forma parcial y los síntomas pueden ir desde: simple falta de vigor, con su consecuente precocidad; desarrollo excesivo de la unión del injerto, ya sea arriba o debajo de ella; diferencias marcadas en la tasa de crecimiento entre patrón y variedad; amarilleo del follaje, defoliación y falta de crecimiento; hasta rupturas en la unión del injerto con el consiguiente porcentaje de fallos en el injerto, muerte prematura de plantas jóvenes y de plantas adultas (ESTADA, 2004; HARTMANN et al., 1997; BALDINI, 1992; SIMONS, 1987).

HARTMANN et al. (1997) aclaran que la aparición de forma aislada, de uno o varios de los síntomas antes descritos no significa necesariamente que la unión sea incompatible. Estos

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síntomas pueden ser consecuencia de condiciones ambientales desfavorables, presencia de enfermedades o malas técnicas de injerto.

PINO (2000) señala que la compatibilidad es quizá, el factor más importante en el éxito de un huerto basado en plantas injertadas (formada por patrón y cultivar distinto).

Ahora, referido netamente al tema de vides injertadas, MAY (2001) señala que considerando el generalizado uso de portainjertos a nivel mundial, pocos casos han sido encontrados incompatibles, y agrega que las razones para la ocurrencia de este fenómeno no siempre son claras. Se habla de infecciones virales, de viroides y dificultades en el establecimiento de conexiones vasculares, entre otras.

FIORE (2004), señala que a diferencia de otros frutales como por ejemplo, en los carozos, en la vid no se produce una incompatibilidad genética. En este caso, ocurre una incompatibilidad determinada por un factor externo que son los virus, ante cuya ausencia dicha incompatibilidad no se presenta.

2.1.2. Vigor

Una de las influencias más importantes del portainjerto sobre el cultivar injertado es el vigor que éste le imprime. Así, el vigor obtenido por el cultivar depende en primer lugar del portainjerto utilizado (ARCHER, 2002; BALDINI, 1992).

ARCHER (2002), señala que un vigor excesivo puede tener varias desventajas, como por ejemplo, el retraso en la madurez de la fruta, el crecimiento activo de los brotes durante el período de maduración de la fruta, los cuales compiten con ésta por los foto-asimilados y generan una menor absorción de los mismos por parte de los racimos, originándose de este modo problemas de calidad a consecuencia de una nutrición deficiente.

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También puede disminuir la fertilidad de la planta, debido a la mala condición de luminosidad al interior de la canopia. Además el pobre aireamiento puede promover el desarrollo de patologías fungosas como las causadas por el oidio, mildiú y botritys. Al mismo tiempo, en el caso de la uva de mesa, el color, la apariencia y las características organolépticas se ven afectadas detrimentalmente por un crecimiento vegetativo exuberante (ARCHER, 2002).

Otro efecto negativo del exceso de vigor en una planta al cual PINO (2000) hace mención, es la propensión al daño por frío invernal a la que está expuesta una planta vigorosa ubicada en una zona proclive a heladas a inicios de invierno, debido su entrada a receso más tardía.

Finalmente, como regla general, los portainjertos muy vigorosos debieran ser usados en suelos poco fértiles, pesados o pedregosos. Reservando los suelos fértiles y de textura más franca para aquellos portainjertos con vigor moderado a débil (ARCHER, 2002).

2.1.3. Características del suelo

Las propiedades del suelo son probablemente, uno de los factores más decisivos que afectan la elección de un portainjerto. Cada patrón, como resultado de sus características genéticas, anatómicas y fisiológicas, difiere considerablemente en su adaptación y la utilización de las variadas condiciones de suelo (ARCHER, 2002).

Si el medio en que se desarrollan los portainjertos es favorable, esto es condiciones físicas y químicas del suelo adecuadas, las diferencias entre el desempeño de cada patrón son normalmente intrascendentes. En cambio, cuando hay factores limitantes como poca profundidad, exceso de humedad, suelos alcalinos, salinidad, compactación, sequía, plagas y enfermedades del suelo, se pueden observar notables diferencias en el comportamiento de los distintos patrones (ARCHER, 2002).

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2.1.4. Propagación

El viverista, a menudo selecciona los portainjertos fundamentalmente en base a sus propiedades reproductivas, sin embargo, los portainjertos seleccionados no son necesariamente apropiados respecto de otras propiedades. Una forma de abordar esta situación, es procurar adoptar una posición media, eligiendo un portainjerto que tenga las características de resistencia o tolerancia necesarias para una situación particular, pero que también posea las propiedades reproductivas suficientes para evitar los altos costos o malos resultados en la producción de plantas (ARCHER, 2002).

2.1.5. Replante

Como la palabra lo dice, replante se refiere a plantar una especie en un terreno que ya había sido plantado previamente con la misma especie. Sin embargo, en fruticultura se habla de replante como un complejo, un conjunto de factores que constituyen un importante problema para el establecimiento de una nueva plantación. A este respecto, RAZETO (1993), señala que el replante entendido como un síndrome o problema, es conocido por lo agricultores como cansancio o fatiga del suelo, desde hace ya bastante tiempo.

Técnicamente se puede definir como una desviación dañina en relación al comportamiento normal de una planta, cuando la misma especie frutal u otra genéticamente relacionada se establece por segunda vez en el mismo sitio de cultivo (PINOCHET, TORRENS Y FELIPE, 1998).

De esta forma, al plantar un frutal sobre un terreno que ya ha sido anteriormente plantado con otro frutal, ya sea de la misma especie o de otra, se puede observar en mayor o menor grado, que las nuevas plantaciones presentan una gran desuniformidad y no se desarrollan normalmente (McKENRY, 2000), es decir, que las plantas muestran un crecimiento débil,

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entran en producción más tarde, y producen menos y por una menor cantidad de tiempo (PÉREZ, 1999).

McKENRY (2004) explica que el complejo de replante es un problema compuesto de varios elementos asociados a un medio muy complicado, como es el suelo, y habrían cuatro factores determinando este síndrome:

ƒ Nutrición

ƒ Condiciones (físico-químicas) del suelo ƒ Rechazo (químico)

ƒ Bioantagonistas

En primer lugar, se debe señalar que un cultivo naturalmente extrae una serie de nutrientes del suelo alrededor de su sistema radical, lo que determina un agotamiento de estos elementos en dicho medio (RAZETO, 1993).

Al hablar de las condiciones del suelo se tiene por un lado, una acumulación de pesticidas no degradables producto de la aplicación sucesiva durante varios años, y por otro, la compactación del mismo, causada por el laboreo y el continuo paso de maquinaria, afectando crecimiento radical al influir negativamente sobre la porosidad del terreno (PINOCHET, TORRENS y FELIPE, 1998).

También está el aspecto químico, representado por las sustancias alelopáticas o toxinas que en forma natural exudan las raíces de las plantas, fundamentalmente en los frutales de carozos, y que se acumulan en el suelo inhibiendo el desarrollo de las raíces de la nueva plantación (RAZETO, 1993).

Sin embargo, McKENRY (2000) y en alguna medida PÉREZ (1999) coinciden en señalar que para el caso de la vid, el complejo de replante, está dado fundamentalmente por el

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componente bioantagónico del suelo, entendiendo por tal, el conjunto de plagas y enfermedades que se desarrollan en este medio y que atacan al cultivo.

Lo anterior cobra importancia al tomar en cuenta que la mantención de una plantación por varios años provoca un aumento significativo de las poblaciones de nemátodos, insectos, hongos y bacterias en el suelo ocupado por las plantas (PÉREZ, 1999).

2.1.6. Agentes bióticos

No sería apropiado descartar categóricamente un eventual ingreso de filoxera a Chile, ya que según VIEIRA (1985), las condiciones ambientales nacionales son favorables para el desarrollo de esta plaga, por la presencia de suelos fértiles y de estructura franca.

Por otra parte, los nemátodos son una de las plagas más importantes de la vid. Si bien no son tan destructivos como la filoxera, a través del uso de cultivos susceptibles y del transporte de plantas infestadas, se han extendido a todas las zonas vitícolas del mundo, a tal grado que en algunas localidades no puede cultivarse vid, en términos económicos, sobre su propio pie (VIEIRA, 1995).

Estudios realizados en Australia muestran que el daño causado por estos patógenos es un serio problema para la industria vitícola y que los portainjertos resistentes a nemátodos serían necesarios para asegurar a largo plazo la producción comercial de uva en suelos infestados (MAY, 2001).

De esta forma, las vides, fundamentalmente aquellas plantadas en suelos arenosos, están propensas a ataques de nemátodos, cuyas especies más comunes son: Meloidogyne spp. (Nemátodo de las agallas), Xiphinema index (Nemátodo daga), Pratylenchus spp.

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(Nemátodo de la lesión) y Tylenchulus semipenetrans (Nemátodo de los cítricos) (ARCHER, 2002).

MAGUNACELAYA (2002) señala que las especies de nemátodos más importantes en uva de mesa en Chile son Xiphinema index y Meloidogyne spp., respectivamente.

2.2. Origen genético de los portainjertos de vid:

Las vides pertenecen botánicamente a la familia Vitaceae, la que antiguamente era conocida como Ampelidaceae. Esta familia está compuesta por 10 géneros, de los cuales sólo Vitis tiene importancia para la viticultura (ARCHER, 2002) (ANEXO 6).

El género Vitis incluye dos subgéneros Euvitis y Muscadinia. Este último está formado por tres especies, de las cuales, sólo Vitis rotundifolia es importante para la viticultura. Por su parte, el género Euvitis, “vides verdaderas”, está constituido por varias especies importantes desde el punto de vista vitivinícola. Dentro de ellas aparecen Vitis vinifera y todas las Vitis americanas, que en conjunto componen los parentales prácticamente de toda la gama de portainjertos que existen hoy en día (ARCHER, 2002; MUÑOZ Y GONZÁLEZ, 2000) (ANEXO 6).

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3. MATERIALES Y METÓDO

3.1. Descripción de los portainjertos:

Se hizo una descripción general de los siguientes portainjertos:

101-14 Mgt Freedom Ruggeri 140

1103 Paulsen Harmony SO4

1613 Couderc Ramsey St. George

3309 Couderc Richter 99 Teleki 5 BB

44-53 Malègue Richter 110 VR O3916

Para cada portainjerto se describieron en forma individual los siguientes aspectos:

ƒ Parentales

ƒ Propagación. Se describió la aptitud de propagación en base a la facilidad de enraizamiento e injertación que presenta el portainjerto.

ƒ Compatibilidad

ƒ Vigor

ƒ Comportamiento frente a características físico-químicas del suelo limitantes para el cultivo como salinidad, cal activa, asfixia y sequía.

ƒ Comportamiento frente a bioantagonistas como Filoxera, Margarodes de la vid, Nemátodos, hongos, Agrobacterium tumefaciens y virus.

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ƒ Características productivas y de calidad de fruta tales como: calibre, rendimiento y adelanto o retraso en la madurez.

3.2. Cuadros resumen:

Posterior a la descripción de cada uno de los patrones, la información se tabuló y se construyeron cuadros resumen de los portainjertos, en base a la información aportada por la descripción de cada uno de ellos y clasificada de la siguiente forma:

ƒ Cuadro 7: Parentales

Se señalaron los padres directos, es decir, las dos especies y/o cultivares, cuando corresponde, cuyo cruzamiento directo dio origen al cultivar respectivo.

ƒ Cuadro 8: Compatibilidad

Se indica la afinidad del portainjerto con cinco cultivares de uva de mesa de importancia comercial como lo son Thompson Seedless, Flame Seedless, Red Globe, Crimson Seedless y Sugraone. La compatibilidad del patrón se expresó como:

a) Compatible (C): ambas partes, cultivar y portainjerto, son capaz de unirse y desarrollarse satisfactoriamente como conjunto a través del tiempo (ESTADA, 2004).

b) Incompatible (I): es la incapacidad de los dos individuos de formar una unión duradera de sus tejidos y desarrollarse como una sola planta (ESTADA, 2004). c) Sin información (s/i): no hay información que indique incompatibilidad entre

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ƒ Cuadro 9: Vigor

El vigor se refiere al desarrollo vegetativo, expresado como peso de poda y/o diámetro de tronco (MUÑOZ Y GONZÁLEZ, 2000; URETA, 1993), que el patrón le infiere al cultivar, comparado con el mismo cultivar sobre su propio pie. El vigor se clasificó como muy alto, alto, moderado y bajo, según el siguiente cuadro:

Cuadro 1. Clasificación del vigor de los portainjertos de uva de mesa.

Clasificación % del vigor del patrón franco*

Muy alto >150%

Alto 120-150% Moderado 80-120%

Bajo <%80

ƒ Cuadro 10: Comportamiento frente a cal activa y salinidad.

El comportamiento de los portainjertos en frente a ambas condiciones se expresó como: Tolerante (T), Moderadamente Tolerante (MT), Sensible (S) y Sin Información (s/i).

La clasificación para la cal activa se realizó según la siguiente cuadro:

Cuadro 2. Clasificación del comportamiento de los portainjertos de uva de mesa frente a la cal activa.

Comportamiento % cal activa

Sensible hasta 9%

Moderadamente Tolerante 10% a 19%

Tolerante más de 20%

Fuente: HIDALGO (1999)

En el cuadro se muestra una escala de resistencia máxima, es decir, hasta qué nivel (% de cal activa) la planta es capaz de desarrollarse normalmente, sin evidenciar síntomas de clorosis.

*

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Para el caso de la salinidad, la clasificación también se hizo en base a los niveles de sales que el patrón soporta en el suelo sin afectar su desarrollo tanto vegetativo como radicular, ni su rendimiento, y se muestra en el cuadro a continuación:

Cuadro 3. Clasificación del comportamiento de los portainjertos para uva de mesa frente a la salinidad, expresada como conductividad eléctrica (CE) del suelo

Comportamiento CE (mhos/cm)†

Sensible <1,5 Moderadamente Tolerante 1,5 a 2,0

Tolerante >2,0 Fuente: HIDALGO (1999), AYERS Y WESCOT (1987) y MASS (1984)

ƒ Cuadro 11: Comportamiento frente a asfixia y sequía.

En ambos casos el comportamiento del patrón se expresó como: Tolerante (T), Moderadamente Tolerante (MT), Sensible (S) y Sin Información (s/i), de acuerdo al tiempo que soporta bajo estas condiciones antes de presentar daños, entre otros, pardeamiento y/o muerte de raicillas en el caso de la asfixia, y marchitamiento y disminución del crecimiento en el caso de sequía.

ƒ Cuadro 12: Comportamiento frente a Filoxera (Dactulosphaera vitifolli).

El comportamiento frente a estos insectos se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Susceptible (S) y Sin Información (s/i), donde cada clasificación se detalla en el siguiente cuadro:

(22)

Cuadro 4. Clasificación del comportamiento de los portainjertos para uva de mesa frente a patógenos.

Comportamiento Resultado en la planta

Resistente El patógeno invade la planta, sin embargo, no puede completar su ciclo de desarrollo

Tolerante

El patógeno logra multiplicarse, pero de forma restringida o retardada, ocasionando daños menores al vegetal

Susceptible

el patógeno se multiplica libremente y la planta sufre daños proporcionales a la cantidad de individuos que la invaden Fuente: ESMENJAUD et al. (1996)

ƒ Cuadro 13: Comportamiento frente a Meloidogyne spp.

El comportamiento de los portainjertos frente a los nemátodos en general, se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Sensible (S) y Sin Información (s/i).

Se clasificó en base a un índice reproductivo (IR) que relaciona la población inicial (Pi) y final (Pf) de individuos juveniles infectivos (Pf / Pi) luego de un período de tiempo determinado (MONTEDÓNICO, 2001; McKENRY, 2000; BAETTIG, 1996). Se compara el índice del patrón (IRpatrón) con el índice reproductivo de la planta franca (IRfranco). Al

dividir ambos índices se obtiene un valor porcentual (IRpatrón / IRtestigo) que es el que se

muestra en el Cuadro 5.

Cuadro 5. Clasificación del comportamiento de un portainjerto para uva de mesa frente a nemátodos en base a su índice reproductivo (IR) comparado con el testigo.

Fuente: ABALLAY (2004)‡, CRESPY (1991), TAYLOR Y SASSER (1983).

Aballay, E. 2004. Ing. Agr. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Agronómicas, Dpto. Sanidad Vegetal (Comunicación Personal)

Comportamiento IRpatrón / IRtestigo (%)

Inmune 0% Resistente <10%

Tolerante 10 al 30%

(23)

ƒ Cuadro 14: Comportamiento frente a Xiphinema index, Tylenchulus semipenetrans.

El comportamiento de los portainjertos frente a los nemátodos en general, se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Sensible (S) y Sin Información (s/i) y se clasificó según aparece en el Cuadro 5.

ƒ Cuadro 15: Comportamiento frente a Pratylenchus vulnus y Criconemella xenoplax.

El comportamiento de los portainjertos frente a los nemátodos en general, se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Sensible (S) y Sin Información (s/i) y se clasificó según aparece en el Cuadro 5.

ƒ Cuadro 16: Comportamiento frente a Phytophthora spp., Verticillium dahliae y Cylindrocarpon destructans.

El comportamiento frente a estos insectos se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Susceptible (S) y Sin Información (s/i), donde cada clasificación se detalla en el Cuadro 4.

ƒ Cuadro 17: Comportamiento de los portainjertos descritos frente a Agrobacterium tumefaciens.

El comportamiento frente a estos insectos se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Susceptible (S) y Sin Información (s/i), donde cada clasificación se detalla en el Cuadro 4.

ƒ Cuadro 18: Comportamiento frente al virus de la hoja en abanico de la vid (GFLV), virus del enrollamiento de la hoja de la vid (GLRV), virus del mosaico de la vid (GFkV).

(24)

El comportamiento frente a estos virus se expresó como: Resistente (R), Tolerante (T), Sensible (S) y Sin Información (s/i).

Una planta infectada por virus puede ver disminuida su producción desde 20% hasta el 100%, sin embargo, según FIORE (2004),no es posible clasificar el comportamiento del vegetal en base a rangos como en los casos anteriores. Una clasificación más adecuada es la que se muestra en el Cuadro 6.

Cuadro 6. Clasificación del comportamiento de los portainjertos para uva de mesa frente a virus.

Comportamiento Resultado de la

combinación cv./pi§

Resistente la planta no se infecta Tolerante la planta prospera Susceptible la planta muere Fuente: FIORE (2004)

ƒ Cuadro 19: Rendimiento y adelanto o retraso en la madurez.

En este caso, el rendimiento corresponde a los kilogramos de fruta producida por una planta injertada comparado con lo que produce la misma planta sobre su propio pie.

El adelanto o retraso en la madurez de la fruta de una planta injertada también está en relación a la planta franca, y se expresa en días más o menos en comparación a la fecha de cosecha de esta última.

§

(25)

Para una mejor presentación y orden de los resultados, las referencias no aparecen junto a cada Cuadro, sino que los números que aparecen en cada clasificación corresponden a los autores que a continuación se detallan, según orden de lista:

1. Aballay (2004) 2. Aballay et al. (1997) 3. Aballay et al. (1998) 4. Araújo et al. (2000) 5. Archer (2002) 6. Arriagada (1991) 7. Barrientos (2001) 8. Berger y Gajardo (1998) 9. Candolfi-Vasconcelos (2004) 10. Charlín (1992) 11. Cordeau (1998) 12. Delas (1992) 13. Edwards (1988)

14. Evans, Trudgill and Webster (1993) 15. Fiore (2004) 16. Galet (1998) 17. Greif et al. (1995) 18. Hidalgo (1999) 19. Luvisi et al. (2001) 20. Luvisi y Schrader (2000) 21. Marttii y Storchi (2002) 22. May (2001) 23. McCarthy y Cirami (1990) 24. McIntyre y Radford (1995) 25. McKenry (2000) 26. Montedónico (2001) 27. Nagarajah (1985) 28. Nicholas (1992) 29. Nicholas (1997) 30. Nicholas y Cirami (1994)

31. Phylloxera and Grape Industry Board of South Australia (1999) 32. Pinochet et al. (1992) 33. Ruhl (1990) 34. Ruhl y Walker (1989) 35. Southey (1992) 36. Stefanini et al. (1997) 37. Stevens et al. (2000) 38. Striegler et al. (1993) 39. Troncoso et al. (1999) 40. Ureta (1993) 41. Uys (1993) 42. Vásquez y Badr (2000) 43. Walker (2000) 44. Walker (2004) 45. Walker et al. (1991) 46. Watzman (1999)

47. Whiting, Buchanan y Edwards(1987) 48. Whiting y Gregory (1992)

49. Whiting y Orr (1990) 50. Wolpert et al. (1992)

(26)

3.3. Fuentes de información:

La literatura que se utilizó para elaborar la descripción de los patrones se detallará a continuación y proviene de publicaciones científicas de los siguientes países: Estados Unidos (California), Sudáfrica, Australia, Francia, Italia y Chile. De esta manera, las fuentes de información, agrupadas por país son las siguientes:

Estados Unidos

ƒ The American Journal of Enology and Viticulture (últimos 15 años) ƒ Journal of Nematology (últimos 15 años)

ƒ Journal of the American Society for Horticultural Science (últimos 15 años) ƒ The Journal of Agricultural Science (últimos 15 años)

ƒ Department of Viticulture and Enology, UC Davis (últimos 15 años)

Sudáfrica

ƒ Deciduous Fruit Grower (últimos 15 años)

ƒ South African Journal for Enology and viticultura (últimos 15 años)

ƒ The South African Institute for Research in Viticulture & Oenology (últimos 15 años) ƒ Viticultural and Oenological Research Institute (últimos 15 años)

ƒ Fruit, Vine and Wine Research Institute (últimos 15 años)

ƒ Department of Viticulture and Oenology, University of Stellenbosch (últimos 15 años) ƒ ARC Infruitec-Nietvoorbij (últimos 15 años)

Australia

ƒ The Australian and New Zealand Grapegrower and Winemaker (últimos 15 años) ƒ Journal of the Australian Institute of Agricultural Science (últimos 15 años) ƒ Journal of Agriculture, Western Australia (últimos 15 años)

ƒ Australian Journal of Grape and Wine Research (últimos 15 años) ƒ Australasian Plant Pathology (últimos 15 años)

ƒ The Australian Journal of Entomology (últimos 15 años)

(27)

Italia

ƒ Informatore Agrario (últimos 15 años) ƒ Vignevini (últimos 15 años)

ƒ Revista di Viticultura e di Enologia (últimos 15 años) ƒ Terra e Vita (últimos 15 años)

ƒ Phytopathologia Mediterranea (últimos 15 años)

Francia

ƒ Journal Internacional des Sciences de la Vigne et du Vin (últimos 15 años) ƒ Progres Agricole et Viticole (últimos 15 años)

ƒ The Cooperative Research Centre for Viticultura (últimos 15 años) ƒ Vitis - Journal of Grapevine Research (últimos 15 años)

ƒ The Grape and Wine Research and Development Corporation (últimos 15 años) ƒ Agronomie (últimos 15 años)

Chile

ƒ Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (últimos 15 años) ƒ Revista Ciencia e Investigación Agraria (últimos 15 años)

ƒ Revista de la Ciencia del Suelo y Nutrición Vegetal (últimos 15 años) ƒ Fac. de Cs. Agronómicas. U de Chile (últimos 15 años)

ƒ Fac. de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile (últimos 15 años)

ƒ Esc. de Agronomía. Facultad de Ciencias Silvoagropecuarias, Universidad Mayor (últimos 15 años)

(28)

3.4. Experiencia nacional:

La situación actual en el uso y recomendación de los distintos portainjertos de uva de mesa existentes en Chile, se analizó a través de una encuesta.

La población sobre la cual se hizo el estudio está formada por tres grupos (ANEXO 1):

• Quince asesores técnicos privados, de prestigio nacional, que manejan en forma individual más del 1 por ciento de la superficie nacional (más de 500 ha) de uva de mesa y que tienen más de diez años de experiencia en la especie.

• Jefes Técnicos del programa de uva de mesa de las ocho empresas exportadoras más importantes a nivel nacional que cuentan con empresas agrícolas relacionadas (ANEXO 2).

• Los siete viveros más importantes (por volumen anual de ventas) a nivel nacional que propagan plantas de vid. En conjunto estas siete empresas manejan el 95% del mercado de plantas de uva de mesa injertadas.

Se procedió a censar a los tres grupos, mediante la encuesta diseñada para tal efecto. El encuestado respondió personalmente el cuestionario que le fue entregado, para lo cual debió seguir las instrucciones descritas en dicho documento (ANEXO 3 y 4).

Aquellos casos en que el cuestionario no fue entregado personalmente al encuestado, el estudio se le presentó a través de una carta enviada por correo electrónico y se le invitó a responder la encuesta mediante la modalidad “online”, en un sitio Web especialmente diseñado para esta situación (ANEXO 5).

(29)

3.4.1. Encuesta asesores

Se definió la población de asesores, constituida por quince asesores privados y ocho jefes técnicos de las exportadoras más importantes, fundamentalmente en base a la fuerte influencia que los individuos de esta población tienen sobre la toma de decisiones a la hora de establecer nuevas plantaciones de uva de mesa a nivel nacional, tanto en suelo virgen como de replante.

La encuesta que se les hizo a los asesores incluyó las siguientes preguntas. El formato original se puede apreciar en el Anexo 3:

1. ¿Conoce y/o ha recomendado portainjertos para uva de mesa?

ƒ Si, los conozco, y he recomendado su uso

ƒ Si, los conozco, pero nunca he recomendado su uso

ƒ No, no los conozco. No es necesario que prosiga con el cuestionario le agradecemos su participación

2. De los portainjerto(s) para uva de mesa que se listan a continuación ¿Cuáles ha recomendado? ƒ 101-14 Mgt ƒ 110 Richter ƒ 1103 Paulsen ƒ 1613 ƒ 3309 Couderc ƒ 5BB ƒ O3916 ƒ Freedom ƒ Harmony ƒ Ramsey ƒ Richter 99 ƒ Rugeris 140 ƒ SO4 ƒ St. George

3. ¿Qué proporción de los huertos que asesora actualmente tienen plantas injertadas?

ƒ 0% ƒ 1 – 5 ƒ 6 – 10% ƒ 11 – 15% ƒ 16 – 20% ƒ Más del 20%

(30)

4. ¿Cuál es el nivel de información que usted maneja acerca del comportamiento de los portainjertos para uva de mesa? (Bajo – Mediano – Alto)

ƒ Información internacional ƒ Información nacional ƒ Experiencia personal

5. ¿Desde cuándo usted recomienda plantas de uva de mesa injertadas?

ƒ Hace ______ años

6. Para los siguientes Bioantagonistas ¿Recomendaría usted el uso de portainjertos para uva de mesa? (Si - No - No tengo información)

ƒ Nemátodos ƒ Margarodes ƒ Filoxera

ƒ Phythophtora ƒ Virus

7. Para las siguientes condiciones físico-químicas del suelo: ¿Recomendaría usted el uso de portainjertos para uva de mesa? (Si - No - No tengo información)

ƒ Suelo pesado ƒ Baja fertilidad ƒ Replante ƒ Salinidad ƒ Suelo compactado

8. Para los siguientes objetivos productivos ¿Recomendaría usted el uso de portainjertos para uva de mesa? (Si - No - No tengo información)

ƒ Mayor uniformidad en la brotación ƒ Mayor uniformidad en la floración ƒ Adelantar o atrasar cosecha ƒ Controlar el vigor de las plantas ƒ Mejorar los rendimientos

ƒ Mejorar el calibre

ƒ Mejorar el color de la fruta

ƒ Mejorar vida de post-cosecha de la fruta

(31)

9. Frente a las siguientes situaciones, en el establecimiento de una nueva plantación ¿recomendaría el uso de portainjertos de uva de mesa? (Bioantagonistas - Condiciones Físico-Químicas del suelo - Objetivos Productivos)

ƒ Si, en la totalidad de las plantas ƒ Si, en una proporción de las plantas ƒ No lo recomendaría

10. En el caso de recomendar sólo un porcentaje de plantas injertadas o no recomendarlas, ¿podría usted jerarquizar las razones más importantes de su decisión? Para ello puede asignar un 1 al de mayor importancia un nº 2 al siguiente y así sucesivamente.

ƒ Desconfianza en la calidad sanitaria de la planta

ƒ Desconfianza en que realmente corresponda al portainjerto solicitado ƒ Alta mortalidad de las plantas injertadas posterior a la plantación ƒ Alto costo de las plantas injertadas

ƒ Inseguridad en contar en el mercado con el total de plantas injertadas necesarias

11. El uso de plantas injertadas ¿ha logrado influir positivamente en los problemas para los cuales fueron utilizados? (Bioantagonistas - Condiciones Físico-Químicas del suelo - Objetivos Productivos)

ƒ Si, totalmente ƒ Si, parcialmente

ƒ No, la diferencia con plantas francas no es significativa

¿Cuál es la superficie de uva de mesa (en hectáreas) que usted asesora o maneja actualmente en forma particular?

1) __________ hectáreas

¿Cuántos años de experiencia tiene en la asesoría a productores de uva de mesa?

(32)

3.4.2. Encuesta viveros

Para definir la población de viveros a encuestar, se tomó en cuenta el volumen de plantas injertadas que cada uno de ellos maneja. Sin embargo, se presentaron dificultades para determinar cuáles eran los viveros que vendían mayor número de plantas de este tipo, debido a la inexistencia de estadísticas oficiales que detallen los volúmenes de plantas producidas por los viveros.

Con el objeto de establecer el tamaño actual del mercado de plantas de uva de mesa injertadas a nivel nacional, y saber qué porcentaje de ese mercado manejaba cada vivero encuestado, se incorporaron a la encuesta las siguientes dos preguntas:

a) Según Usted, ¿Cuál es el tamaño actual del mercado (en unidades) de plantas de uva de mesa injertadas a nivel nacional?

• __________ plantas

b) ¿Cuál es el volumen actual de plantas de uva de mesa injertadas (en unidades) que vende su vivero actualmente?

• __________ plantas

De esta forma, y según los resultados de las encuestas, con los viveros censados se cubrió el 95% del volumen del mercado nacional de plantas injertadas, el cual sería para temporada 2005 de 1.200.000 plantas.

Por su parte, a los viveristas se les formularon las siguientes interrogantes en la encuesta, cuyo formato original se detalla en el Anexo 4:

(33)

1. ¿Qué proporción de las plantas de uva de mesa que vende actualmente corresponde a vides injertadas? • 1 – 10% • 11 – 20% • 21 – 30% • Más del 30%

• 0%. No es necesario que prosiga con el cuestionario le agradecemos su participación.

2. El en siguiente cuadro se muestra un listado de portainjertos para uva de mesa, en la columna ventas marque con una X aquellos que usted dispone para vender y en la columna demanda jerarquice estos portainjertos, según las solicitudes que su vivero recibe, asignándole un 1 al de mayor demanda un 2 al siguiente y así sucesivamente

• 101-14 Mgt • 110 Richter • 1103 Paulsen • 1613 • 3309 C • 5BB • 03916 • Freedom • Harmony • Ramsey • Richter 99 • Rugeris 140 • SO4 • St. George

3. ¿Desde cuándo usted vende plantas de uva de mesa injertadas?

• Hace ______ años

4. ¿Cómo han evolucionado, las ventas de plantas de uva de mesa injertadas, desde el momento en que comenzó a vender portainjertos para uva de mesa?

• Ha aumentado • Se ha mantenido • Ha disminuido

(34)

5. Desde el momento en que comenzó a vender de plantas de vides injertadas ¿Cómo ha evolucionado la “proporción en las ventas de estas”, con respecto a las plantas francas?

• Ha aumentado • Se ha mantenido • Ha disminuido

6. ¿Qué espera a futuro respecto a sus “volúmenes de venta” de plantas injertadas?:

• Aumenten • Se mantengan • Disminuyan

7. ¿De donde obtuvo el material original de propagación para sus portainjertos para uva de mesa?

• Importado directamente • Compra a terceros 3.5. Base de datos:

Una vez recopilada y ordenada la información descriptiva de cada uno de los portainjertos, se construyeron cuadros comparativas y posteriormente la información de los cuadros se llevó a una base de datos.

La información contenida en la base de datos se presentará al usuario mediante un formato electrónico, a través de una página web, con el objeto de darle una interfase más cómoda a la información, donde este podrá realizar diversas consultas y así obtener información acerca de los portainjertos.

(35)

4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS

4.1. Descripción de los portainjertos:

4.1.1. 101-14 Mgt

Es un híbrido de Vitis riparia cv. Millardet x Vitis rupestris cv. Grasset) (HIDALGO, 1999) fue producido en 1982, en Francia por el profesor Millardet en colaboración con el Marquis de Grasset (ARCHER, 2002; WALKER, 2000), es el décimo portainjerto más utilizado en Francia (ARCHER, 2002). El más plantado en sitios con adecuado suministro hídrico y suelos arenosos, en Australia (PGIBSA, 1999) y actualmente el más usado en California (WALKER, 2004).

Según CANDOLFI-VASCONCELLOS (2004), WALKER (2004), ARCHER (2002) y PGIBSA (1999), este portainjerto enraíza muy fácilmente y tiene una buena aptitud a la injertación. No obstante, SOUTHEY (1992) indica que la aptitud de enraizamiento de este patrón es sólo moderada.

Su afinidad con Vitis vinifera es descrita como moderada. En Sudáfrica, hay reportes de una compatibilidad deficiente con algunas variedades viníferas, lo que ocurriría debido a la presencia de virus (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; ARCHER, 2002).

Su vigor es clasificado por algunos autores como bajo (GALET, 1998; MAY, 1994; DELAS, 1992), no obstante, otros autores lo señalan como un patrón de vigor moderado (CANDOLFI-VASCONCELOS, 2004; WALKER, 2004; ARCHER, 2002; MATTII y STORCHI, 2002; PGIBSA, 1999; NICHOLAS Y CIRAMI, 1994; NICHOLAS, 1992; SOUTHEY, 1992; RUHL y WALKER, 1989), por lo que se considera un portainjerto limitador del crecimiento. Condición que favorece su uso en suelos fértiles, ya que puede ayudar a controlar el crecimiento vegetativo con mayor facilidad (ARCHER, 2002).

(36)

Relativo a su comportamiento frente a distintas características del suelo, este portainjerto es clasificado por algunos autores como susceptible a la sequía (MAY, 2001; HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; NICHOLAS Y CIRAMI, 1994; DELAS, 1992). Incluso lo describen como muy susceptible, por lo que no se recomienda para ambientes con esta condición, haciéndose necesario el riego (RUHL y WALKER, 1989).

Respecto al comportamiento de este patrón frente al exceso de humedad, no hay plena coincidencia en los autores consultados. Hay quienes lo describen como un portainjerto sensible (HIDALGO, 1999; MAY, 1994; NICHOLAS Y CIRAMI, 1994; WHITING Y ORR, 1990), otros lo señalan como moderadamente tolerante (NICHOLAS, 1997; DELAS, 1992; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987), e incluso es clasificado como tolerante a dicha circunstancia (PGIBSA, 1999; McINTYRE y RADFORD, 1995; SOUTHEY, 1992).

Tampoco hay una única opinión en cuanto al comportamiento frente a la salinidad. 101-14 Mgt es descrito por la mayoría de los autores como tolerante (PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1992; NICHOLAS Y CIRAMI, 1994; SOUTHEY, 1992), incluso como muy tolerante según MAY (1994), por lo que SOUTHEY y JOOSTE (1992) recomiendan su uso bajo estas condiciones. Sin embargo, WALKER (2004) lo describe como susceptible a esta condición.

WALKER (2004) señala que este portainjerto tampoco tolera la caliza, lo que es corroborado por RUHL y WALKER (1989) y ARCHER (2002). No obstante, hay autores como PGIBSA (1999), GALET (1998), NICHOLAS (1997) y NICHOLAS Y CIRAMI (1994) que indican que 101-14 Mgt posee una tolerancia moderada a la cal activa, tolerando niveles de hasta 9% (HIDALGO, 1999; ARCHER, 2002; CORDEAU, 1998), niveles que incluso pueden llegar hasta 10-12% según McINTYRE y RADFORD (1995).

Es sensible a la compactación del suelo. También lo es a la carencia de elementos minerales como el potasio (HIDALGO, 1999) y el magnesio (NICHOLAS, 1997) y a la clorosis (BAVARESCO et al., 1991).

(37)

Autores como CANDOLFI-VASCONCELOS (2004), ARCHER (2002), PGIBSA (1999), MAY (1994), NICHOLAS (1992), WHITING, RUHL and WALKER (1989), y WHITING, BUCHANAN y EDWARDS (1987) señalan que este portainjerto es resistente a filoxera, sin embargo, otros como NICHOLAS y CIRAMI (1994) y SOUTHEY (1992) lo describen sólo como tolerante frente a esta plaga.

Referente a su comportamiento frente a nemátodos del género Meloidogyne, este portainjerto es clasificado, por un lado, como resistente por HIDALGO (1999), PGIBSA (1999), DELAS (1992) y NICHOLAS (1992), particularmente frente a M. arenaria y M. incógnita (HIDALGO, 1999). Y, por otro lado, es descrito como tolerante por ABALLAY (2004), (WALKER, 2004), McKENRY (2000), PGIBSA (1999), NICHOLAS Y CIRAMI (1994), NICHOLAS (1992), SOUTHEY (1992) y RUHL Y WALKER (1989).

En el caso de Xiphinema index, WALKER (2004) y ARCHER (2002) indican que tiene buena resistencia, no obstante, RUHL y WALKER (1989), y WHITING, BUCHANAN y EDWARDS (1987) señalan que este patrón sería sólo tolerante frente a este nemátodo.

Opiniones contrarias aparecen al revisar su comportamiento frente a Pratylenchus spp., ya que, por una parte, McKENRY (2000) indica que es un patrón sensible; y por otra, ARCHER (2002), RUHL Y WALKER (1989) y WHITING, BUCHANAN y EDWARDS (1987) lo señalan como tolerante a este género de nemátodos.

Finalmente, para el caso de los nemátodos, McKENRY (2000) indica que este patrón muestra susceptibilidad frente a Criconemella xenoplax.

CANDOLFI-VASCONCELOS (2004), MAY (2001), NICHOLAS Y CIRAMI (1994), NICHOLAS (1992) y SOUTHEY (1992) lo reportan como resistente a las agallas de la corona producidas por Agrobacterium spp., sin embargo, ARCHER (2002) lo describe como sólo como tolerante.

(38)

En el caso de Phytophthora spp., SOUTHEY (1992) lo señala como un patrón susceptible, mientras que CANDOLFI-VASCONCELLOS (2004), ARCHER (2002) y MAY (1994) lo detallan como un portainjerto tolerante.

Según WALKER (2004) es relativamente tolerante a una serie de virus causantes de la incompatibilidad, entre ellos el GFLV. En este caso, a pesar de su resistencia al vector, el patrón no previene la transmisión ni las causas de la enfermedad como lo es la degeneración de la hoja en abanico.

Con respecto al rendimiento, se señala que se obtienen altos rendimientos con cultivares rojos y blancos injertados sobre este patrón. Los primeros desarrollan más color que con otros portainjertos de mediano o alto rendimiento (PGIBSA, 1999). A pasar de esto MATTII Y STORCHI (2002) indican por el contrario que este portainjerto induciría una disminución del rendimiento.

Mejora la calidad de la fruta (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; GALET, 1998), la cual presenta una adecuada composición, ya que menor vigor de la planta parece darle mejor exposición a la fruta a la luz solar y por ende ésta desarrolla mejor color (ARCHER, 2002; PGIBSA, 1999)

Su ciclo vegetativo es relativamente corto (NICHOLAS, 1997), lo que determinaría una maduración más temprana de la fruta (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; PGIBSA, 1999 y NICHOLAS, 1992)

(39)

4.1.2. Paulsen 1103

Producido en Silicia en 1892 por Paulsen (ARCHER, 2002) - aunque WALKER (2004) señala que habría sido en el año 1895 - este híbrido de Vitis berlandieri cv. Reseguiré nº2 y Vitis rupestris cv. du Lot (HIDALGO, 1999), es usado ampliamente en Italia, el norte de África y en el sur de Francia (ARCHER, 2002).

Este patrón tiene muy buenas características de reproducción, por un lado, el injerto se desarrolla extraordinariamente rápido cuando se encuentra en condiciones favorables (HIDALGO, 1999), y por otro, enraíza muy fácilmente (ARCHER, 2002; HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999; SOUTHEY, 1992). Además, muestra una muy buena afinidad con Vitis vinifera (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004, ARCHER, 2002), aunque SOUTHEY (1992) describe la compatibilidad entre ambos sólo como moderada.

Es descrito como un patrón de crecimiento moderado a vigoroso (CANDOLFI-VASCONCELOS, 2004; ARCHER, 2002; HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; STEFANINI et al., 1997; MAY, 1994; DELAS, 1992; SOUTHEY, 1992; RUHL y WALKER, 1989). Puede inducir excesivo desarrollo vegetativo en regiones frías (PGIBSA, 1999).

Tiene un sistema radical fuertemente desarrollado, de crecimiento profundo (PGIBSA, 1999). Lo cual le permite tolerar muy bien la sequía (ARCHER, 2002; BARRIENTOS, 2001; HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999; RUHL y WALKER; NICHOLAS, 1997; McINTYRE y RADFORD, 1995; MAY, 1994; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987), debido a un eficiente uso del agua, maximizando el rendimiento/ha/mm de riego (PECH, STEVENS and GIBBERD, 2001).

Referente a la asfixia, este patrón es catalogado como susceptible según algunos autores (WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987; WHITING y ORR, 1990), mientras que otros señalan que es moderadamente tolerante (NICHOLAS, 1997), por lo que no debe ser usado

(40)

en suelos que permanecen húmedos por un largo tiempo en la primavera o a inicios de verano, aunque SOUTHEY (1992), HIDALGO (1999) y PGIBSA (1999) lo reportan como tolerante, pero según ARCHER (2002) esto es siempre y cuando Phytophthora no esté presente.

Recomendado para suelos relativamente profundos (60-90 cm) bien drenados y con buena retención de humedad (ARCHER, 2002). Muestra máxima resistencia a suelos compactados (HIDALGO, 1999).

Por una parte, este portainjerto es clasificado como moderadamente tolerante a la salinidad (CANDOLFI-VASCONCELOS, 2004; MAY, 1994; NICHOLAS Y CIRAMI, 1994; SOUTHEY, 1992; RUHL y WALKER, 1989), y por otra, es descrito como tolerante frente a esta condición (PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997).

Su tolerancia a la caliza es descrita como moderada a alta (PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; RUHL y WALKER, 1989), indicando que resiste niveles de hasta 17% de cal activa en el suelo (HIDALGO, 1999 y GALET, 1998)

Aunque es descrito como de moderada tolerancia a la acidez del suelo (NICHOLAS, 1997; NICHOLAS y CIRAMI, 1994), la experiencia Sudafricana ha mostrado que este portainjerto actúa bien en suelos con esta característica (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; PGIBSA, 1999).

Es tolerante a la deficiencia de Magnesio (HIDALGO, 1999; CORDEAU, 1998; NICHOLAS, 1997; DELAS, 1992) y sensible a la deficiencia de potasio (DELAS, 1992), ya que según CANDOLFI-VASCONCELLOS (2004) lo asimila pobremente, a pesar que CORDEAU (1998) indica que la asimilación de este nutriente es adecuada.

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En relación al comportamiento de este patrón frente a filoxera, ARCHER (2002), PGIBSA (1999), MAY (1994), WHITING, RUHL y WALKER (1989), y BUCHANAN y EDWARDS (1987) coinciden en su condición de resistente, sin embargo, NICHOLAS y CIRAMI (1994) y SOUTHEY (1992) lo describen sólo como tolerante ante esta plaga.

No hay total concordancia en la clasificación del comportamiento de este portainjerto frente al nemátodo del nudo de la raíz, mientras CANDOLFI-VASCONCELOS (2004), ARCHER (2002), HIDALGO (1999), PGIBSA (1999), GALET (1998), DELAS (1992), y RUHL y WALKER, (1989) lo señalan como resistente; PGIBSA (1999), NICHOLAS (1997), SOUTHEY (1992), y WHITING, BUCHANAN y EDWARDS (1987) indican que es tolerante.

También es tolerante a Xiphinema index (CANDOLFI-VASCONCELOS, 2004; ARCHER, 2002; RUHL y WALKER, 1989; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987) y resistente a Pratylenchus vulnus (PINOCHET et al., 1992). Según NICOL et al. (1999) este patrón ha sido usado exitosamente en suelos australianos infestados de nemátodos.

Respecto su comportamiento frente a Phytophthora, este patrón es susceptible (MAY, 1994; SOUTHEY, 1992; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987). En el caso de Agrobacterium tumefaciens su comportamiento va desde susceptible hasta tolerante (ARCHER, 2002; NICHOLAS y CIRAMI, 1994; SOUTHEY, 1992).

Su ciclo vegetativo es largo (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997), y aún cuando adelanta pinta varios días (STEFANINI et al., 1997), este patrón retrasa la madurez del cultivar (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; PGIBSA, 1999).

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4.1.3. Couderc 1613

Este patrón producido por Couderc en 1881, es un híbrido entre Vitis solonis (sin=Longii) y Othello {Vitis vinifera x (Vitis labrusca x Vitis riparia)} (WALKER, 2004). También denominado Couderc 1613, Solonis x Othello, o simplemente como 1613 (MONTEDÓNICO, 2001).

CHARLÍN (1992) señala que este patrón posee una buena aptitud de enraizamiento y es fácil de injertar. No obstante, WALKER (2004), al contrario, indica que se propaga con dificultad.

Es considerado como un portainjerto de alto vigor (WALKER, 2004; ARRIAGADA, 1991 y URETA (1993). Sin embargo, RUHL (1990), lo clasifica como un patrón de vigor medio. WALKER (2004) señala, además, que el alto vigor que induce al cultivar puede conducir a un desbalance nutricional.

Respecto su comportamiento frente a filoxera no hay total acuerdo, y algunos autores lo describen como susceptible (HIDALGO, 1999; WALKER, 2004), y otros, como tolerante (CHARLÍN, 1992; URETA, 1993).

Similar es lo que sucede frente a nemátodos del género Meloidogyne, donde MONTEDÓNICO (2001) y HIDALGO (1999) indican que este portainjerto es resistente; mientras que ABALLAY (2004), WALKER (2004), MCKENRY (2000), ABALLAY et al. (1995), URETA (1993), y McCARTHY Y CIRAMI (1990) describen a este patrón como tolerante a Meloidogyne spp.

Este portainjerto presenta tolerancia a Xiphinema index y Pratylenchus spp. (ABALLAY, 2004; URETA, 1993), mientras que en el caso de Tylenchulus semipenetrans sería susceptible según ABALLAY (2004) y McKENRY (2000), al igual que frente a Criconemella xenoplax (McKENRY, 2000).

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Aún cuando CHARLÍN (1992) lo cita como un patrón de baja productividad, BERGER y GAJARDO (1998) concluyeron que este portainjerto otorga una mayor productividad a las plantas injertadas, sin afectar la calidad de la uva producida.

4.1.4. Couderc 3309

Híbrido de Vitis riparia cv. Tormentosa y Vitis rupestris cv. Martín (HIDALGO, 1999), producido en Francia en 1881 por George Couderc (WALKER, 2004; ARCHER, 2002), es usado extensamente en dicho país (PGIBSA, 1999), aunque su popularidad está decreciendo. Hasta hace poco era el segundo más importante y actualmente ocupa el cuarto lugar (ARCHER, 2002). Fue uno de los patrones más ampliamente usados en California en los años que siguieron el decaimiento del portainjerto AXR#1.

Tiene una muy buena aptitud de enraizamiento (WALKER 2004; HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999) y de injertación (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; WALKER, 2004), gracias a una buena formación de tejido calloso (ARCHER, 2002).

Presenta una afinidad con Vitis vinifera que SOUTHEY (1992) describe como moderada, y que según ARCHER (2002) sería buena.

Según STEFANINI et al. (1997) es un patrón vigoroso. Sin embargo, ARRIAGADA (1991) observó un bajo vigor en Red Globe cuando se injertó sobre él, coincidiendo con CANDOLFI-VASCONCELOS (2004), WALKER (2004), ARCHER (2002), HIDALGO (1999), PGIBSA (1999), NICHOLAS (1997), MAY (1994), NICHOLAS Y CIRAMI (1994), DELAS (1992) y SOUTHEY (1992), que señalan que su vigor sería bajo a moderado. Así mismo, ARCHER (2002) lo describe como eventual solución para aquellas situaciones en las cuales el excesivo crecimiento vegetativo causa problemas. Idea que también parece ser apoyada por WALKER (2000) quien lo describe como adecuado para plantaciones de alta densidad, gracias al moderado vigor que induce en los injertos.

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Tiene un sistema radical profundizador (PGIBSA, 1999; CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004) y de una ramificación que puede variar según la literatura de baja a moderada según MAY (1994) hasta alta según PGIBSA (1999), por lo cual este portainjerto se desempeña bien en suelos profundos, bien drenados, con riego y fértiles (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; ARCHER, 2002; PGIBSA, 1999; MAY, 1994), y no es apto para suelos secos y poco profundos (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004).

Su tolerancia a la sequía es baja (WALKER, 2004; ARCHER, 2002; HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; MAY, 1994; SOUTHEY, 1992) y podría llegar a moderada (CORDEAU, 1998; DELAS, 1992; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987).

No existe plena coincidencia en lo que dice relación con su comportamiento frente al exceso de humedad. Por un lado hay quienes lo clasifican como sensible a esta condición (HIDALGO, 1999; PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; DELAS, 1992). Por otro, SOUTHEY (1992) señala que el patrón sería tolerante. Y otros, como NICHOLAS y CIRAMI (1994), indican que el patrón exhibe un comportamiento intermedio, es decir, medianamente tolerante. PGIBSA (1999), MAY (1994) y CANDOLFI-VASCONCELLOS (2004) agregan que también es sensible a suelos compactados y no es apropiado para suelos pesados.

Es un patrón sensible a la alcalinidad (ARCHER, 2002). Tampoco tolera de buena forma los suelos salinos (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; WALKER, 2004) ni los ácidos (PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; MAY, 1994; NICHOLAS y CIRAMI, 1994),

No hay concordancia respecto de comportamiento frente a la cal activa, ya que WALKER (2004) lo describe como susceptible, PGIBSA (1999) y NICHOLAS (1997) como moderadamente tolerante y ARCHER (2002) como tolerante. HIDALGO (1999) agrega que tolera hasta 11% de caliza activa en el suelo.

Plantas jóvenes injertadas sobre 3309 Couderc son muy demandantes de nutrientes, más aún en suelos arcillosos (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; PGIBSA, 1999),

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particularmente sensibles a la carencia de potasio (HIDALGO, 1999; CORDEAU, 1998), lo que no ocurre con el Magnesio, frente al cual muestra una baja tendencia a la deficiencia (NICHOLAS, 1997), aunque CORDEAU (1998) señala que su asimilación es sólo suficiente.

Hay relativa coincidencia en la resistencia de este patrón frente a filoxera (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004; ARCHER, 2002; WALKER, 2000; PGIBSA, 1999; MAY, 1994; NICHOLAS y CIRAMI, 1994; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987).

Según WALKER (2004), este portainjerto es susceptible a todos los nemátodos, particularmente a Meloidogyne spp. (CANDOLFI-VASCONCELOS, 2004; McKENRY, 2000; PGIBSA, 1999; NICHOLAS, 1997; DELAS, 1992; SOUTHEY, 1992) y a Xiphinema index (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004), por lo que no debiera ser usado para replantar un huerto, donde haya presencia de nemátodos o que haya tenido (WALKER, 2004).

Sin embargo, ARCHER (2002), NICHOLAS Y CIRAMI (1994), y WHITING, BUCHANAN y EDWARDS (1987) lo describen como tolerante frente a nemátodos del género Meloidogyne. ARCHER (2002), MAY (1994), y WHITING, BUCHANAN y EDWARDS (1987) lo consideran resistente a Xiphinema index y a Pratylenchus vulnus (CANDOLFI-VASCONCELOS, 2004; ARCHER, 2002; WHITING, BUCHANAN y EDWARDS, 1987), aunque McKENRY (2000) lo describe como tolerante a este último y como susceptible a Tylenchulus semipenetrans, coincidiendo con lo señalado por WALKER (2004). Además McKENRY (2000) lo clasifica como susceptible a Criconemella spp.

Experiencias con este patrón han mostrado resistencia a Agrobacterium spp. (PGIBSA, 1999; MAY, 1994; NICHOLAS y CIRAMI, 1994; SOUTHEY, 1992), aún cuando ARCHER (2002) lo describe como tolerante. Respecto su comportamiento frente a Phytophthora spp., el mismo autor señala que varía entre susceptible y tolerante.

En California, este patrón ha adquirido mala reputación debido a su sensibilidad frente a los virus (CANDOLFI-VASCONCELLOS, 2004), particularmente a los causantes de la incompatibilidad (incluyen razas de LRV, corky bark, stem pitting, stem lesion y el virus de la

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madera rugosa) (FIORE, 2004), los cuales son muy severos y comunes en el material de propagación no certificado (WALKER, 2004). Pruebas a fines de los años ‘90 en Australia, revelaron alta incidencia del GLRV-3 (PGIBSA, 1999).

Este portainjerto ayuda a mejorar cuaja en cultivares susceptibles a un cuajado pobre (PGIBSA, 1999; MAY, 1994).

Aún cuando su ciclo vegetativo es medio según NICHOLAS (1997), y MAY (1994) lo cita como un ciclo más bien largo, STEFANINIet al. (1997) indican que este patrón adelanta pinta varios días, y CANDOLFI-VASCONCELLOS (2004) y PGIBSA (1999) agregan que también adelanta la maduración de la fruta.

En climas calurosos durante la época posterior a pinta, y bajo condiciones restrictivas de agua, sufre una pérdida excesiva de follaje y quemaduras por sol (WALKER, 2000).

4.1.5. Malègue 44-53

Este híbrido de Vitis riparia cv. gran glabre x 114 Malègue (Vitis cordifolia x Vitis rupestris), fue producido en Francia en 1900 por el Dr. Malègue (ARCHER, 2002, WALKER, 2004). Según ARCHER (2002), aunque era conocido bastante tiempo antes, este portainjerto sólo fue usado a gran escala cuando fue plantado en Europa, debido a su reputación de resistente al GFLV.

WALKER (2000) indica que sólo ha sido usado recientemente en California. Actualmente es el vigésimo portainjerto más importante en Francia (según tamaño de plantaciones madres). Allí se mantuvo popular hasta 1960, después de lo cual su uso ha declinado como resultado del desarrollo de otros híbridos de V. berlandieri y V. rupestris resistentes a la sequía, los cuales tienen más vigor (ARCHER, 2002).

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