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Burnout Una metáfora para leer relaciones y condiciones de trabajo

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Academic year: 2020

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(1)Burnout. Una metáfora para leer relaciones y condiciones de trabajo. Fátima Díaz Bambula. Doctorado en Psicología Instituto de Psicología Universidad del Valle Cali-Colombia 2017.

(2) Burnout. Una metáfora para leer relaciones y condiciones de trabajo. Fátima Díaz Bambula. Tesis presentada como requisito para optar al título de Doctora en Psicología. Director Erico Rentería Pérez Doctor en Psicología de la Universidad de São Paulo, USP-SP. Doctorado en Psicología Instituto de Psicología Universidad del Valle Cali – Colombia 2017.

(3) Nota de aceptación. __________________________________________ Director de Tesis Erico Rentería Pérez Dr. en Psicologia Social; Universidade de São Paulo Profesor Instituto de Psicología, Universidad del Valle. __________________________________________ Jurado Hernán Camilo Pulido Dr. en Psicología Crítica; Cardiff University Profesor Dpto. de Psicología, Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. __________________________________________ Jurado Vicente Sisto Campos Dr. en Psicología Social; Universidad Autónoma de Barcelona, España. Profesor Dpto. de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.. __________________________________________ Jurado Sigmar Malvezzi Dr. en Comportamiento Organizacional; Lancaster University Profesor Dpto. de Psicologia Social e do Trabalho, Universidade de São Paulo. Cali, 6 de diciembre del 2017.

(4) Dedicatoria. A mis padres Augusto Díaz y Juliane Bambula..

(5) Agradecimientos. Es difícil pensar en agradecer sin hacer un recorrido por los diversos momentos de este proceso, donde muchos han aportado. Mis agradecimientos son para Camilo, mi compañero de vida, por creer en mí en cada momento, por su confianza y apoyo incondicional. Para mi madre, Mutti, por su ejemplo, compromiso, amor y apoyo incondicional. Para mis hijos, que son el futuro y el motivo de mis reflexiones, Sebas, mi cómplice de pasantías, viajes y almuerzos académicos y mi pequeña Avril que en el último momento se juntó al grupo de apoyo y me acompaño sin saberlo todavía, dándome energía cuando la necesitaba, Para mi tío Omar por su sabia presencia en este camino, para Lala y toda la familia que se metió conmigo en esta decisión y me brindo en cada momento el apoyo requerido. Para Erico, mi Doktorvater, por su acompañamiento reflexivo, abierto y respetuoso, sus observaciones críticas y su amistad. Para Ingrid, Nelson, Sigmar, Camilo, Vicente, Prof. Hacker y otros docentes. Para mis amigos y compañeros de cohorte Iv, Charlie y Jhon, a Vero y Mello. También para Carmen, Sofí, Darío, Doña María, Olguita, Fanny y todas las personas que conforman el Instituto de Psicología. Por último, para todos aquellos que no nombro pero que dejaron en su paso una huella que permitió recorrer el camino..

(6) 1.. Tabla de contenido INTRODUCCIÓN ........................................................................................ 12. 2.. METODOLOGÍA. ESTUDIANDO LOS CAMINOS POSIBLES .......... 17 La metáfora como recurso explicativo...................................................................... 22 Las metáforas en la psicología .......................................................................... 25 Las metáforas en la salud y la enfermedad ....................................................... 29 ¿Cuál fue el camino para com-prehender el burnout? .............................................. 33 Fuentes de información ............................................................................................. 37 Técnicas de recolección de la información ....................................................... 41 Técnicas de análisis de la información ..................................................................... 43 Análisis de contenido ........................................................................................ 43 Gráficos de análisis del discurso en la perspectiva de Spink (2002) ................ 44 Las voces de las huellas ............................................................................................ 45 La voz legislativa .............................................................................................. 45 La voz de la ciencia .......................................................................................... 46 La voz bíblica ................................................................................................... 46 La voz visual. .................................................................................................... 49. 3.. LA SALUD EN O POR EL TRABAJO ..................................................... 55 El concepto de salud ................................................................................................. 55 La centralidad del trabajo ......................................................................................... 61 Condiciones de trabajo ..................................................................................... 76. 4.. PANORAMA NORMATIVO DEL CAMPO DE LA SALUD EN Y POR. EL TRABAJO. EL CASO COLOMBIANO.................................................................... 81 El contexto colombiano: Del accidente de trabajo al estrés laboral ......................... 86 El proceso de normativización de la salud en el trabajo en Colombia ............. 87 La regulación del ejercicio profesional de los psicólogos ................................ 90.

(7) Reflexionando sobre los indicios en las normativas ................................................. 94 La seguridad y el orden social desde la normativa ........................................... 95 La Psicología en la normativa......................................................................... 102 Huellas normativas del burnout. ............................................................................. 103 5.. LOS RASTROS DEL BURNOUT EN LA CIENCIA ............................. 109 El estudio del síndrome de burnout en revisión...................................................... 109 El desarrollo histórico de los estudios y publicaciones sobre el síndrome de burnout.. ............................................................................................................................................ 110 El síndrome de burnout desde Christina Maslach. ........................................ 119 El síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) desde Pedro Gil-Monte. ....... 125 El modelo existencial del burnout desde Ayala M. Pines. .............................. 128 El síndrome de burnout desde Anthony Dworkin. ......................................... 133 Huellas académicas. Algunas cuestiones conceptuales, disciplinares y paradigmáticas ............................................................................................................................................ 138 Huellas conceptuales ...................................................................................... 139 Huellas disciplinares ....................................................................................... 148 Huellas paradigmáticas ................................................................................... 155 6.. DE LA PEREZA AL BURNOUT. EMERGENCIA O REEMERGENCIA. DE UN FENÓMENO? ..................................................................................................... 166 La pereza ................................................................................................................. 168 La melancolía.......................................................................................................... 170 La fatiga .................................................................................................................. 172 ¿Es el burnout un vino viejo en botellas nuevas? ................................................... 176 7.. LA METÁFORA -BURNOUT- COMO RECURSO EXPLICATIVO .. 184 Las metáforas discursivas del burnout:................................................................... 184 Las huellas en la biblia. El caso del éxodo “Gobierno Colegial” ................... 190.

(8) Metáforas visuales del burnout ............................................................................... 202 Huellas visuales. La re-presentación del burnout. Más que un comic ............ 202 Huellas del burnout en el cine. Imágenes en movimiento .............................. 221 La narrativa de la metáfora del burnout. ................................................................. 226 La metáfora de la química – el burnout como un proceso fisicoquímico ............... 235 8.. HUELLAS A SEGUIR ............................................................................... 249. REFERENCIAS ............................................................................................................... 254 ANEXOS. 289.

(9) Índice de tablas Tabla 1. Fuentes dela información ....................................................................................... 40 Tabla 2. Categorías de análisis ............................................................................................ 48 Tabla 3. Categorías de análisis ilustraciones ...................................................................... 52 Tabla 4. Categorías de análisis emergentes ilustraciones ................................................... 53 Tabla 5. Categorías de análisis película .............................................................................. 54 Tabla 6. Definiciones de accidente de trabajo en la legislación colombiana ...................... 99 Tabla 7. Definiciones de riesgo de trabajo en la legislación colombiana. ........................ 101 Tabla 8. Tres dimensiones del continuo entre burnout y engagement ............................... 124 Tabla 9. Frecuencia de personajes..................................................................................... 194 Tabla 10. Dimensiones del burnout en el Éxodo. ............................................................... 195 Tabla 11. Matando (Palabra-intensidad)........................................................................... 195 Tabla 12. Palabra, personajes, tema -agotamiento en el Éxodo ....................................... 198 Tabla 13. Condiciones de trabajo de Moisés ..................................................................... 200 Tabla 14. Co-ocurrencia entre agotamiento, carga, control e ineficacia .......................... 201 Tabla 15. Frecuencias de la categoría de burnout en las ilustraciones ............................ 203 Tabla 16. Frecuencias de la categoría símbolos................................................................ 210 Tabla 17. Frecuencia de ocupaciones relacionadas con el burnout .................................. 212 Tabla 18. Frecuencia de subcategoría de riesgo ............................................................... 213 Tabla 19. Frecuencia de subcategoría condiciones de trabajo ......................................... 214 Tabla 20.Frecuencia de categoría cuerpo. ........................................................................ 216 Tabla 21. Metáforas discursivas asociadas al burnout...................................................... 228.

(10) Índice de figuras. Figura 1. Líneas de investigación relevantes para la explicación del proceso salud enfermedad. ................................................................................................................... 34 Figura 2. Mapa fuentes de información multidimensionales. .............................................. 38 Figura 3. Determinantes de la salud ..................................................................................... 58 Figura 4. - El SQT en el proceso de estrés laboral crónico. ............................................... 127 Figura 5.- Proceso de desarrollo del SQT, y sus consecuencias. ....................................... 128 Figura 6. Modelo Existencial del burnout .......................................................................... 133 Figura 7. Posicionamiento paradigmático de los desarrollos conceptuales del burnout .... 162 Figura 8. Desarrollo histórico del fenómeno ...................................................................... 168 Figura 9. Emergencia y reemergencia de un fenómeno ..................................................... 178 Figura 10. Sintomatología y clasificaciones ...................................................................... 179 Figura 11. Frecuencia de personajes................................................................................... 194 Figura 12. Línea narrativa del diálogo entre Moisés y el suegro ....................................... 196 Figura 13. Línea narrativa por categorías de análisis ......................................................... 199 Figura 14. Árbol de asociación de ideas – Poder y Liderazgo ........................................... 199 Figura 15. Línea narrativa grafica del burnout como proceso según las ilustraciones ...... 204 Figura 16.Línea narrativa del burnout como proceso según las ilustraciones.................... 205 Figura 17. El burnout como una reacción química ............................................................ 238 Figura 18. El burnout como una reacción química y su proceso ....................................... 241.

(11) Índice de anexos Anexo 1. Anotaciones de conversaciones con médica diagnosticadas en Alemania ......... 290 Anexo 2. Anotaciones conversación con profesora diagnosticada de burnout .................. 293 Anexo 3.Matriz de Leyes colombianas en salud ocupacional (palabras: riesgo, accidente, enfermedad, seguridad, condiciones de trabajo, etc.) ................................................. 295 Anexo 4.Matriz de Decretos y Resoluciones colombianas en salud ocupacional (palabras: riesgo, accidente, enfermedad, seguridad) .................................................................. 296 Anexo 5. Matriz de fuentes terciarias – imágenes, caricaturas, símbolos referentes al síndrome de burnout.................................................................................................... 299 Anexo 6. Fragmento del Éxodo analizado.......................................................................... 301.

(12) 12. 1. INTRODUCCIÓN Un verdadero viaje de descubrimiento no es el de buscar nuevas tierras sino tener un ojo nuevo". Marcel Proust. El término de burnout era usado para referirse a personas consumidoras de drogas. En la década de los 70, momento de grandes cambios en el mundo del trabajo, se retoma este término para explicar un fenómeno que se vislumbraba en trabajadores de la salud. Rápidamente este “nuevo” objeto de estudio de las ciencias sociales se convierte en una moda, lo cual se evidencia en un sin número de investigaciones que retoman las perspectivas y cuestionarios vigentes alrededor del mundo, buscando así medir el fenómeno para controlarlo y sacar generalizaciones, muchas veces apresuradas sin una reflexión y comprensión acerca del mismo, situación que persiste en la actualidad. En países como Alemania, el burnout ya no solo es un objeto de estudio de moda sino también un diagnóstico de moda (Kaschka, Korczak y Broich, 2011). En Colombia se puede registrar en las últimas dos décadas un creciente interés por el estudio del burnout (Díaz y Gómez, 2016). Sin embargo, al indagar con profesionales que trabajan en el sector de la salud en el trabajo no ha sido posible, encontrar personas diagnosticadas. Eso puede deberse al hecho que este fenómeno no se había catalogado dentro de la legislación nacional hasta el 2014. Otra causa puede ser que las personas encargadas de evaluar las afecciones de los trabajadores suelen tener unos repertorios definidos para sus valoraciones como lo son el estrés, el trastorno de estrés postraumático, el trastorno de ansiedad y la depresión, basados en los parámetros legales colombianos y en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ( DSM) de la American Psychiatric Association o en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el trascurso el burnout ha sido incluido en la Tabla de Enfermedades Laborales en Colombia, mediante el decreto 1477 de 2014. Esta tesis busca hacer un aporte al estudio de las relaciones y condiciones de trabajo a partir del síndrome de burnout, bajo la premisa que se trata de un fenómeno determinado por formas organizativas del trabajo. Si bien, los estudios sobre el síndrome (Dworkin, 1987; Gil- Monte, 2005; Maslach, 1993; Leiter y Maslach, 2004; Pines, 1993) consideran las condiciones de trabajo.

(13) 13. como factores desencadenantes, el foco del análisis suele ponerse en la persona que trabaja. Así, las condiciones pasan a ser un aditamento. A eso se suma que el burnout presenta dificultades en su definición conceptual la cual está limitada a la operacionalización de los instrumentos; eso quiere decir: se considera burnout lo que miden los cuestionarios. Esto se relaciona con la fuerte tendencia epistemológica positivista (Burrel y Morgan, 1979) en los estudios sobre el burnout, que privilegia la medición y la magnitud sobre la comprensión, un modo de abordaje muy propio de los estudios de la psicología en el mundo del trabajo. En las primeras décadas del siglo XX empieza a consolidarse la Psicología Organizacional con varios investigadores como Patrizi en Italia, Kraepelin en Alemania, Lahy en Francia, y Münsterberg en Estado Unidos. Estos investigadores dirigieron sus estudios a la comprensión y medición de la fatiga que representaba un obstáculo frecuente e importante en el funcionamiento regular de la producción. A raíz de esto surge la demanda de los conocimientos de la psicología por parte de la ingeniería del rendimiento humano en el trabajo. En este período la condición psicológica del trabajador es reconocida y aceptada como una variable en el proceso de producción, que debe ser integrada y controlada (Malvezzi, 2000). Los aportes de la Psicología demuestran la creencia que la solución de los problemas de la producción está en el desarrollo de la tecnología y la configuración de la psicología organizacional como estudio de la individualidad en contextos de trabajo. El rendimiento se ha estudiado como si se tratara de una propiedad del individuo que puede ser medida y modelada. Las soluciones brindadas se basaban en estudios de diferentes métodos que permitirían agilizar las tareas e incidir en los factores personales relacionados con la disminución de la resistencia al trabajo y la mitigación de la fatiga en los trabajadores. (Malvezzi, 2000). De ese modo la Psicología adopta un modelo racional en el análisis de las organizaciones a nivel teórico y práctico basado en una concepción positivista. Este paradigma teórico se caracteriza por considerar la realidad organizacional como dada, sin considerar a los miembros como constructores de la misma. A su vez plantea que en el diseño organizacional está implícita una predisposición hacia la consecución de los fines y el cumplimiento de las necesidades de la producción. Este modelo introduce el concepto de eficacia organizacional, la cual es entendida como la capacidad propia de la organización para lograr sus fines mediante la competencia técnica y profesional de sus miembros. Con el énfasis en la medición, manipulación y control de los aspectos psicológicos de los trabajadores en pro de la productividad, la psicología ganó su lugar.

(14) 14. en el mundo del trabajo (Mundate, 1997). La psicología suele concentrarse en la conquista de la voluntad para trabajar y establecer como asunto fundamental, para adelantar esa conquista, la regulación de las capacidades humanas a través de distintas intervenciones psicológicas sustentadas en el método científico (Pulido, 2011). Este tipo de intervenciones desde un comienzo buscan incrementar la productividad, poniendo en práctica conocimientos y mecanismos de manipulación para que el empleado “participe voluntariamente”. En este mismo sentido, Prilleltensky (1994) plantea que los psicólogos fueron adheridos al mundo del trabajo y de las organizaciones con el objetivo de aplicar la psicología al campo de la industria para incrementar la productividad, la eficiencia y la rentabilidad, operativizando una amplia gama de áreas entre las cuales está la salud mental de los trabajadores, ayudando a mantener estable el sistema socio-económico capitalista a través de la personalización de los conflictos laborales como. problemas del individuo.. El conocimiento psicológico suele traducir los. problemas del trabajo en “problemas de la mente del trabajador”, los cuales pueden y deben ser resueltos por los expertos de la subjetividad. En el campo de la salud en el trabajo el abordaje de los fenómenos en su mayoría ha convertido al trabajador en el centro del problema y el trabajo con sus condiciones solo se considera un contexto en el que ocurren los fenómenos, situación que se presenta en relación con el burnout. La presente investigación surge de varias inquietudes. La primera gira en torno a discutir la relevancia social de la categoría burnout, leída desde la Psicología y en particular en la relación trabajo- salud. Esa relación tiene implicaciones sociales e individuales importantes, si se considera, por ejemplo, que en el CIE-10, en el aparte “Problemas relacionados con dificultades para afrontar la vida”, está clasificado el burnout (OMS, 2013). Adicionalmente, según la Real Académica Española (2013) una de las acepciones de quemarse es “Dejar de ser útil, quedarse sin recursos o prestigio en alguna actividad por abuso de las facultades o excesiva presencia”. En este sentido Schaufeli (1999) observa en el contexto holandés que “los trabajadores menos productivos que no son capaces de afrontar las demandas laborales cada vez mayores y desarrollan quejas de salud – en especial, problemas mentales como estrés laboral severo y burn-out, son empujados fuera de la población activa y reciben pensión por enfermedad o discapacidad” (p.150). En esa misma línea de planteamientos y en consonancia con lo anterior emerge la problemática de la responsabilización de los problemas en el ámbito productivo, y esa responsabilización recae allí sobre el individuo, que a nivel teórico es un individuo abstracto. Los.

(15) 15. individuos abstractos de la teoría “se encarnan”, sin embargo, en personas concretas en medio de circunstancias concretas en la vida real del trabajo productivo. De esa manera, la persona que trabaja, independientemente del contexto y de las circunstancias en las cuales el problema se presente, es responsabilizada ya que ella es quien, según ese enfoque, debe percibir e interpretar las condiciones y adaptarse a ellas así como reconocer y enfrentar los cambios, peligros e incertidumbres que el trabajo implica (Beck y Beck-Gernshein, 2002, Rentería, 2013). Quienes sufren de burnout quedan de ese modo por fuera del mercado laboral, lo cual tiene implicaciones en todos los niveles para la persona, considerando que el trabajo, como plantea Rentería (2009), es “un referente fundamental a nivel ontológico ya no del hecho de ser humano solamente, sino del hecho de ser como persona, como sujeto; es decir que el trabajo funciona como referencia para dar respuesta a la pregunta: ¿quién soy y cuál es mi lugar en el mundo?” (p.34), o, como plantean Benach y Muntaner (2010), “el trabajo proporciona el sustento diario a la mayoría de la población” (p.2), así que no solo estará en juego su identidad, su salud mental y física sino su vida, su existencia – su inclusión y ubicación social en o por el trabajo. Otra inquietud relacionada con esa temática gira en torno a los interrogantes sobre las condiciones de trabajo que tienen impacto en el trabajador, dependiendo de la configuración de la relación que se establece dentro del contexto y que puede conducir al burnout. Un tercer elemento importante para la discusión en torno al burnout se relaciona con las dificultades conceptuales en su comprensión. Allí pueden jugar un papel las implicaciones políticas y económicas que el fenómeno tiene para el Estado, las aseguradoras privadas y las empresas, que representan diferentes intereses en pugna. Esa situación puede condicionar las dificultades conceptuales, en el sentido de un no-reconocimiento del burnout como enfermedad, de la conservación de la incertidumbre acerca de su naturaleza y la confusión en su diagnóstico propio de un síndrome. Es así como el burnout como objeto de estudio es de interés, ya que las dificultades conceptuales en la comprensión de la ontología del fenómeno deben ser investigadas para trascender el nivel instrumental en su abordaje. Considerando las dificultades metodológicas y conceptuales del síndrome de burnout, se hace necesario un cambio paradigmático, epistemológico para la comprensión del fenómeno que conllevara a su vez perspectivas metodológicas diferentes, aún con el uso de técnicas similares. De aquí se desprende la necesidad de una revisión de las diferentes comprensiones del fenómeno.

(16) 16. ubicadas en diferentes niveles de abordaje: las científico-académicas, las político-legislativas, las técnico-instrumentales y las empírico-vivenciales. El síndrome, desde sus inicios, recibió el nombre de burnout, que es una metáfora. La persistencia de esa denominación metafórica demuestra las dificultades conceptuales para su comprensión mediante las tradicionales formas de abordaje. Por ello se retoma el burnout como metáfora que logra dar cuenta de las relaciones de las personas con el trabajo. La metáfora es un poderoso recurso explicativo presente tanto en la vida cotidiana con sus formas de pensamiento, lenguaje y acción, como también en la discursividad científica. Ayuda a comprender la relación con el mundo, incluyendo aspectos de la vida real como lo paradojo, lo absurdo, lo similar y lo diferente. Facilita la comprensión de nociones abstractas que no son claramente delineadas conceptualmente, rompiendo el discurso normal generando un distanciamiento de las concepciones convencionales. Permite así construir nuevas miradas y formas de comprender que son necesarias para reconstruir la realidad. En este orden de ideas surgen las siguientes interrogantes: ¿De qué manera categorías usadas en psicología como burnout visibilizan las actuales condiciones de trabajo y la relación de éstas con las personas? ¿Cuáles son las implicaciones del uso social de categorías como burnout a nivel disciplinar, profesional y organizacional, así como para las personas? Estas dos preguntas constituyen el punto de partida y la guía de esta indagación..

(17) 17. 2. METODOLOGÍA. ESTUDIANDO LOS CAMINOS POSIBLES. …se parece un poco a la diferencia entre un mapa de una ciudad y una descripción narrativa de aquella ciudad por alguien que vive en ella y anda sus calles. El mapa es el producto de descripción separada (aunque se basa en modos de participación practica directa guiada por herramientas especializadas e instrumentos – barras de medición y teodolitos – cuya función termina cuando el mapa ha sido dibujado). Diferentes mapas acentúan diferentes aspectos de la ciudad: su disposición de la calle, su transporte, o sus líneas telefónicas. Sin embargo, todos estos mapas son formalizaciones abstractas, que capturan sólo aquellos rasgos del lugar que serían inalterados si nadie viviera allí. Ellos son diseñados para servir a un forastero en la ciudad tanto como - quizás más que - un residente. Por otro lado la descripción narrativa que uno daría de la vida en una ciudad en base a la cotidianidad, probablemente es personal, incompleta, y parcial. Allí radica su utilidad para un recién llegado que ha venido para quedarse (o para hacer el símil más exacto) para alguien que ya vive en la ciudad, pero ahora desea llegar a conocerla mejor y vivirla más plenamente. Un creador de mapas profesional debe considerar una ciudad como simplemente una yuxtaposición de objetos físicos. Para sus habitantes, ella es un sistema de posibilidades y recursos, frustraciones y obstáculos, y dos personas encontrarán puntos en común y diferencias en sus narraciones descriptivas de ella (Parker, 1985; p.1092). Para responder las preguntas que guiaron esta indagación fue necesario pensar qué métodos se iban a emplear para lograr las lecturas en los diferentes niveles de abordaje y cómo justificar dicha escogencias. Para esto fue importante tener en cuenta el burnout como un hecho en sí que ocurre en personas reales y concretas y a su vez como una construcción social. Era importante no ignorar su complejidad y multidimensionalidad. Para definir cuál camino seguir fue necesario la reflexión metodológica sobre los estudios acerca del burnout. Se analizaron las perspectivas paradigmáticas de los desarrollos conceptuales del burnout dentro de las cuales se han abarcado las lecturas metodológicas. Antes de resumir los.

(18) 18. hallazgos sobre esto, es importante evidenciar que esto no es una dimensión que se discuta y se tenga presente para los investigadores del tema y sus estudios. Como bien plantea Maslach en una entrevista al preguntársele por los elementos epistemológicos del estudio del burnout, ella responde que no hay una epistemología en los estudios del burnout y lo justifica diciendo: […] con el burnout no estábamos empezando con la teoría, ni siquiera sabíamos del fenómeno, así que era más lo que llamamos «raíces invertidas». Empezamos hablando y entrevistando personas y conociendo algunos de sus problemas. En muchos casos no tenían la palabra para describirlo, no tenían la palabra burnout y aunque, refiriéndome a mi propia investigación, me encontré con esto por casualidad. Nunca había oído sobre el burnout no sabía de esto. Estaba interesada en otros temas relacionados con la forma en la que las personas enfrentan emociones fuertes y cómo funcionan cuando están dentro de un ambiente donde tienen que enfrentar eso. Estaba interesada en las emociones, así fue como comencé, no pude encontrar casi nada de literatura sobre el tema (Juárez-García, 2014; p.201).. Contrario al planteamiento de Maslach, utilizando las categorías de análisis basadas en las premisas de Burell y Morgan (1979), denominadas “suposiciones de la naturaleza social”, se devela la trama paradigmática subyacente de los desarrollos conceptuales de los estudios del burnout, incluyendo los de Maslach como autoridad académica en el tema (ver capítulo Los rastros del burnout en la ciencia). Resumiendo los hallazgos, se encontró en primer lugar que las investigaciones realizadas sobre el burnout, en términos metodológicos, presentan la necesidad de generalizar y medir, lo cual ha generado una situación en la que el objeto de estudio se reduce al instrumento y el interés por entender el síndrome haya sido olvidado, dando prioridad a la evaluación y el desarrollo de la definición operacional del burnout frente a la comprensión profunda del síndrome y el desarrollo de una definición conceptual. Todo esto evidencia una falta de consciencia epistemológico, debida a la fuerte tendencia hacia el positivismo en los estudios del burnout. Desde este enfoque objetivista de las ciencias sociales hay una fuerte preocupación por la construcción de pruebas científicas y del uso de técnicas cuantitativas para el análisis de los datos. Las encuestas, cuestionarios, pruebas de personalidad e instrumentos basados en criterios de “normalidad” de toda clase son allí herramientas importantes. Se trata de un método nomotético que busca generar.

(19) 19. afirmaciones o leyes abstractas, generales o universales. Esa búsqueda de objetividad y neutralidad ideológica intenta eliminar el contexto y excluir el sujeto (Burell y Morgan, 1979; Guba y Lincoln, 1994). Autores como Maslach refieren, como estrategia de aprehensión de la realidad, el uso de técnicas consideradas de corte cualitativo (entrevistas) para la fase exploratoria, pasando rápidamente con la información obtenida a la fase de medición y generalización, lo cual se refleja en la instrumentalización del burnout a través del Maslach Burnout Inventory (MBI) y sus diferentes versiones. También se han encontrado algunas investigaciones que evalúan el burnout con algún tipo de cuestionario y luego utilizan grupos focales o entrevistas, para ampliar o triangular la información obtenida en los cuestionarios (Cresswell y Eklund, 2007; Kavalieratos, et al. 2017). Otros estudios con un corte más cualitativo, no por la técnica utilizada sino por las bases teóricas, que en algunos casos son referenciados explícitamente, apelan a supuestos teóricos de la fenomenología, la hermenéutica o la teoría fundamentada. Una de las investigaciones, por ejemplo, planteó que su enfoque usado era el diseño narrativo. Estos estudios tienen como objetivo conocer la narrativa, las experiencias o percepciones personales de los participantes para comprender mejor el burnout. En cuanto a las técnicas de análisis de la información hacen referencia al análisis de contenido. En estas investigaciones aparecen también categorías como las condiciones de trabajo, por ejemplo la sobrecarga, los problemas éticos, las relaciones interpersonales y el reconcomiendo. Allí se encontró un especial interés por la lectura clínica del fenómeno, orientando el foco más hacia el nivel individual con categorías como la de personalidad (Gustafsson, Hassmén, Kenttä y Johansson, 2008; Rafiee, Oskouie, y Nikravesh, 2007; Severinsson, 2003). En contraste con el generalizado uso del MBI como estrategia de diagnóstico, Maslach refiere que este instrumento ha sido creado para fines de investigación y que no está diseñado para decir si se tiene o no burnout, que esto es un campo aún en desarrollo (Juárez-García, 2014). Esto ocurre por una de las dificultades intra-paradigmáticas de esta postura, que es “la falta de aplicabilidad de los datos generales a los casos particulares. Este problema a veces es descrito como la disyunción nomotética-idiográfica. Aunque las generalizaciones pueden ser significativas desde punto de vista estadístico, no son aplicables en lo individual.” (Guba y Lincoln 1994, p.117). Según estos autores “se sostiene, que los datos cualitativos pueden ayudar a evitar este tipo de ambigüedades” (p.117)..

(20) 20. En otras investigaciones que también hacen uso de las entrevistas toma fuerza la asociación a conflictos laborales, éticos, administrativos, políticos, entre otros, que contribuyen en el desarrollo del síndrome, pero éste en sí parece desdibujarse y se visibiliza más el nivel de las condiciones de trabajo y la ocupación (Quintana, 2005; Rojas, Castillo y Echeverría, 2008; ZhouYan; WenJian – Xin, 2007). Conviene subrayar, que dentro de la tesis se presentan diversas críticas a la posición paradigmática hegemónica que determina la forma como se ha abordado y visibilizado hasta el momento conceptualmente el burnout. Sin embargo, hay que señalar que solamente esta visibilización permite que hoy que se pueda discutir sobre esta problemática, sobre los abordajes epistemológicos y metodológicos de la psicología, la hiper-disciplinarización de los fenómenos, las formas como se han configurado las actuales condiciones de trabajo y la relación trabajo- salud, entre otros. La reflexión metodológica actual demuestra que la comprensión y delimitación del burnout sigue circunscrita a sus propios instrumentos de medición; éstos a su vez presentan dificultades en el entendimiento del fenómeno. Por ello la solución no puede estar en la supuesta alternativa de un refinamiento de los cuestionarios y los rangos de medición. Se debe reconocer que hay un estado real de las cosas, que son a su vez construidas y comprendidas en el mundo social (Archer, 2009; Bhaskar, 2005, 2010; Heller, 2004), que “está compuesto de una pluralidad de tipos de entidades, acontecimientos, procesos y sus relaciones, que tienen caracteres propios” (Carrera, 2009; ¶ 13). En ese sentido el burnout debe entenderse como un fenómeno que es - siguiendo la línea de Messer (1986) - la manera como algo real aparece en la conciencia y la de Herbart, citado por Larroyo, que plantea que “existen fuera de nosotros… una cantidad de entes de los que se desconoce su naturaleza propia, pero sobre cuyas condiciones internas y externas podemos adquirir una suma de conocimientos que pueden aumentar hasta el infinito” (p. XVII). Dadas las dificultades metodológicas y conceptuales del síndrome de burnout, se hace necesario un cambio en el abordaje del fenómeno que conllevara a su vez perspectivas metodológicas diferentes, donde se permite el uso de diversas formas de concebir y de aprehender la realidad desplegando diversas posibilidades de lectura. De esta manera, se propone reconocer la complejidad del objeto de estudio del burnout como hecho en sí que ocurre en personas reales y concretas y como hecho social. Hay una ontología de ese hecho que ocurre en personas reales y concretas y una ontología del fenómeno, o sea de la manera como aparece en la conciencia, que.

(21) 21. no se pueden desligar la una de la otra en la búsqueda de una lectura y comprensión más global sin pretensión de ser totalizante - que permita avanzar conceptualmente desde las lógicas reduccionistas y unidimensionales. Morin (1998) plantea al referirse al pensamiento complejo que este “está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento” (p.22). Acorde con esa idea se concibe la realidad social como aquello que se percibe, que es actual en cuanto a tiempo y espacio, que es dinámico, que se construye en la interacción de los sujetos y los objetos; además se parte de la premisa que toda actividad humana es atravesada por el lenguaje y la historia, donde los nombres, conceptos y etiquetas son considerados creaciones artificiales cuya utilidad se basa en su conveniencia como herramientas multimodales para describir y negociar el mundo externo y darle sentido como una práctica social y dialógica, que es acción y tiene consecuencias (Austin, 1990; Bhaskar, 2005, 2010; Bajtín, 1999; Kress, y van Leeuwen, 2001;Potter y Wetherell, 1992; Sisto, 2012; Spink, 2003; Spink y Frezza, 1997; Spink y Medrano, 1997). Para esto se utilizan diferentes repertorios. Wetherell y Potter (1996) plantean que se pueden considerar como repertorios […] los elementos esenciales que los hablantes utilizan para construir versiones de las acciones, los procesos cognitivos y otros fenómenos. Cualquier repertorio determinado está constituido por una restringida gama de términos usados de una manera estilística y gramática específica. Normalmente estos términos derivan de una o más metáforas clave (p. 66), es decir “con frecuencia un repertorio se organizará alrededor de metáforas y otras figuras del habla (tropos)” (Potter y Wetherell, 1992; p. 149), considerando que Diferentes temas, metáforas o términos, pueden ser invocados desde el repertorio según su conveniencia o ajuste a un contexto inmediato (Potter, Wetherell, Gill y Edwards, 1990). Así, los discursos emergen construyendo a los objetos de los que dan cuenta de modos diferentes según la circunstancia, adquiriendo la dirección de una explicación dirigida a ese contexto específico (Sisto, 2012; p.195).

(22) 22. Para abordar el burnout de una manera que permita comprender las relaciones y condiciones de trabajo desde la salud, se opta por la metáfora como recurso explicativo que permite el acceso a diversos repertorios, como el científico-académico, el político-legislativo, el técnicoinstrumental y el empírico-vivencial. Mediante la metáfora igualmente se puede asimilar y comprehender la experiencia de la realidad, atravesar las fronteras disciplinares, reconocer las particularidades del burnout y desplegar diversas versiones y lecturas que enriquecen la discusión. Todo ello se basa en el hecho que el vocablo burnout, con el cual se demarca este fenómeno, es en sí mismo una metáfora. La metáfora como recurso explicativo. Este apartado presenta una síntesis sobre la metáfora y su uso en las ciencias, particularmente en la psicología y en el campo de salud y enfermedad, apuntando a una reflexión acerca del término burnout. En este orden de ideas la metáfora se entiende como un acto de habla, un enunciado performativo (Austin, 1990), que está impregnado de vida cotidiana, tanto en el lenguaje y la acción como en el pensamiento. El estudio de la metáfora no es un tema reciente, pero sí ha influenciado también en la época moderna el modo de pensar, el lenguaje, la cotidianidad y el conocimiento científico. Entre los primeros en reconocer y discutir la metáfora estaban los filósofos de la antigua Grecia, particularmente se encuentra Aristóteles (1972), quien consideraba que metaforizar es denominar con un mismo nombre cosas diferentes y también nominar con otras palabras algo que no tiene nombre, así “la metáfora consiste en dar a un objeto un nombre que pertenece a algún otro” (p.85). Para Nietzsche (2000) no es posible conocer sin lenguaje, y éste, de por sí, es metafórico; plantea que “las metáforas más habituales, las usuales, equivalen actualmente a verdades y sirven de medida de las más raras” (p.69). Por su parte, Derrida (1977) explica la metáfora como una morada prestada, dado que la palabra que se usa es tomada en otro sentido al propio. La metáfora fue en un momento del desarrollo de la ciencia invisibilizada y negada. Derrida (1977) dice que fue “retirada” por ser considerada metafísica; en la época del auge de la tendencia positivista primaba el espíritu de un el realismo ingenuo. El discurso debía ajustarse a ese realismo, de allí la exigencia del uso de un lenguaje técnico que pretendía depurarse de metáforas eliminando todos los rastros del sujeto de la ciencia, por ser fuentes de error (Morin,.

(23) 23. 1995). Aún hoy, cuando se habla de metáforas en la ciencia, se mantiene un nivel de desconfianza (Palma, 2008). La metáfora es un recurso que transporta, transfiere, traslada significados, donde el lenguaje es acción y está en uso; depende de un contexto, de un momento socio-histórico para ser comprendida. Es importante considerar que las metáforas son acciones en uso, que por lo tanto van teniendo unas implicaciones y van creando realidades. No son una sustitución poética del lenguaje literal o una figura comparativa cuyo significado procede de cierta trasformación del sentido directo. Para Black (1996) se trata de una interacción entre diferentes ámbitos con la potencia de crear semejanza y que obliga a establecer conexiones, más allá de ser un sustituto del lenguaje literal o una comparación. Las metáforas por lo general dan expresión a realidades abstractas de manera más concreta cuando hay fenómenos que son difusos, de difícil demarcación. Es aquí donde la metáfora se convierte en un recurso para asimilar y comprender la experiencia de la realidad invitando a construir modelos de ésta. “Necesitamos metáforas justamente en los casos en que por el momento esté descartada la precisión de los enunciados científicos. La afirmación metafórica no es ningún sustituto de una comparación en toda regla ni de ningún otro enunciado literal, sino que posee una capacidad y un rendimiento propios y peculiares” (Black, 1966; p.559). La metáfora es considerada un sistema conceptual en general estructurado metafóricamente (Lakoff y Johnson, 1989); su fuerza y función está en la posibilidad de poner en relación dominios y realidades separadas y a veces consideradas incompatibles, produciendo un resultado novedoso e inesperado que crea una nueva forma de comprender o de reorganizar la realidad, sobrepasando fronteras lógicas previas, estableciendo inferencias o implicaciones, que permiten constituir modelos de la realidad sistemáticos y sostenidos (Black, 1966; Blank, 2001; Busto 2000; Lakoff y Johnson, 1989; Palma, 2008). Las metáforas son - como los modelos en la ciencia - formas organizadas y sistémicas de acercarse y hacer la realidad manejable (Black, 1966), como por ejemplo la maqueta de un edificio o un mapa. Los modelos no son la realidad en sí, sino formas de explicar la realidad; las metáforas son formas de comprender, explicar y configurar el mundo (Palma, 2008). Todo esto no supone una desvalorización de los modelos sino por el contrario una revalorización de la metáfora (Black, 1966). Dado que la ciencia está impregnada de metáforas (Leary, 1990), su lenguaje es tropológico (Rivadulla, 2006). La relación entre modelo y metáfora es cada vez más clara, de tal forma que.

(24) 24. “podemos definir un modelo como una metáfora interactiva” (Miller, 2000 citado por Rivadulla, 2006, p.196), y por lo tanto la metáfora se debe considerar un modelo. Para Black (1966) solo “hablar de <modelos> en relación con una teoría científica tiene ya cierto sabor de metáfora” (p.217). Las metáforas, como modelos, tratan de establecer la unidad en la multiplicidad, la identidad en la diferencia, sin suprimir completamente esta multiplicidad o esta diferencia. Metáforas y modelos son una invitación a ver las cosas bajo una nueva luz, desde una perspectiva diferente, nos piden que cambiemos nuestra percepción del mundo, que ampliemos nuestra experiencia y nuestra comprensión del mundo, que estemos siempre abiertos al enriquecimiento de nuestra imagen del mundo y de nosotros (Blank, 2001, p. 258). De esta manera, la metáfora como recurso explicativo permite comprender la relación con el mundo, incluyendo aspectos de la realidad que son omitidos o dejados al margen en los abordajes por medio del tradicional repertorio de recursos de la ciencia hegemónica, basada en el positivismo, por ejemplo situaciones paradojas, absurdas o similitudes y diferencias entre fenómenos concretos; es por ello que la metáfora se considera un medio para lograr una comprensión de la dialéctica de lo real en su complejidad y contradictoriedad, que muchas veces se presenta de manera difusa y no claramente delineada. La metáfora logra romper los límites del discurso taxonómico con su pretensión de establecer definiciones rígidas y nítidamente delimitadas ayudando a distanciarse de concepciones convencionales y a construir nuevas formas de comprensión (Black, 1966, 2000; Blank, 2001; Busto 2000; Lakoff y Johnson, 1989; Morgan, 1998; Palma, 2008). Después de varias décadas de investigación no hay un claro consenso acerca del fenómeno, aún no se sabe con certeza en qué consiste el síndrome, al punto de considerar su definición instrumental y operacional (que constituye la base del MBI que, a su vez, es la base de esa definición), como la comprensión “más acertada”. Siguen debatiéndose sus diferencias y similitudes con otros fenómenos estudiados en la psicología, tales como la fatiga, la depresión y el estrés. En ese nivel, la definición metafórica permite - como plantea Díaz (2006) - rellenar en el dominio meta una serie de casilleros que con una descripción “literal” sería muy difícil reponer, o – como Black (1966), ya a partir de un enfoque interactivo, críticamente describe ese uso de la.

(25) 25. metáfora - obturar huecos del vocabulario literal, como ocurrió con el fenómeno de burnout. Allí la metáfora queda estancada, no es puesta en acción, no se aprovechan sus potencialidades epistemológicas, analizadas y puestas al descubierto por ese y varios otros autores; es utilizada únicamente como un recurso de reemplazo a falta de una definición literal, y si bien se ha intentado traducir el término, dejando atrás el carácter metafórico en la denominación del fenómeno, esto no ha dado resultado y la metáfora sigue estando vigente, exitosa y en uso a nivel mundial. “En el marco de estas redes conceptuales es donde un término cualquiera va perfilando y concretando su significado metafórico hasta el momento en que sea entendido como el significado literal o técnico del término en cuestión” (Chamizo, 2005, ¶ 22). Por todo ello la metáfora se usa como un recurso explicativo desde el enfoque interactivo (Black, 1996) donde la eficacia “no es que los lugares comunes [que se van a transitar en esta investigación] sean verdaderos, sino que se evoquen presta y espontáneamente” (p.50).. Las metáforas en la psicología. Las metáforas han sido usadas siempre en las ciencias, aún por autores con posturas antimetafóricas. La psicología no es la excepción. Su discurso está cargado de alusiones metafóricas (Leary, 1990; Smith, 1990), partiendo de su etimología, la psyche es entendida como el alma, la mente, el espíritu, aliento o soplo y es representada con alas de mariposa. Existen investigaciones sobre las principales metáforas en la psicología en las cuales se logra dilucidar la configuración de su discurso (Leary, 1990). Algunas metáforas ya no son consideradas metáforas, sino conceptos de la disciplina. Esto ocurre por el uso de manera generalizada durante periodos relativamente largos. Los usuarios del discurso psicológico metafórico parecen ya pasar por alto ese carácter y asumirlo como verdad literal. A continuación, se hará una breve descripción de diferentes metáforas usadas por áreas de la psicología. En el psicoanálisis tanto Freud como Lacan aplican la metáfora en sus escritos y seminarios, utilizando “un término para crear otro, no sólo como una mera relación entre dos cosas ya existentes” (Minaudo, 2013; p.92), sino “con proyecciones analógicas provenientes del campo social y político, de la dinámica y la hidráulica, del léxico militar […] de la energía, la fuerza, la represión, la canalización, la defensa, etc.” (Gonzáles, 2014, p.2)..

(26) 26. Las metáforas cognitivas hacen referencia a fenómenos como el lenguaje, el aprendizaje, la percepción, las habilidades motoras, la solución de problemas, entre otros. La visión mecanicista y tecnológica del mundo ha introducido metáforas que conciben los procesos mentales en asociación con el funcionamiento de las máquinas, el procesamiento de la información, las telecomunicaciones, los mecanismos de retroalimentación, la cibernética y la holografía, entre otros (Bruner y Fleisher, 1994; Danziger, 1994; Hoffman, Cochran y Nead, 1994; Leary, 1994; Pribram, 1994). La corriente conductual, que tiene una posición anti-metafórica (la cual - según Smith, 1994; p. 239 - es más fácil de “predicar que de practicar”) hace uso de metáforas como reflejo psíquico, estímulo y respuesta, selección, refuerzo, procesos de retroalimentación, entre otros. En el neoconductismo también se hace uso de metáforas tales como mapa y laberinto, las cuales con el tiempo fueron adquiriendo importancia como dispositivos heurísticos convirtiéndose en términos centrales para la formulación y expresión de las ideas más profundas sobre el mundo de esa corriente, que además también contribuyó a la lectura mecanicista del comportamiento humano y animal (Smith, 1994). Las teorías de la motivación en la psicología han presentado cinco metáforas básicas. 1) Poderes de control: personas como peones; 2) Control personal: personas como agentes; 3) Tendencias inherentes: personas como entidades naturales; 4) Procesos corporales: personas como organismos y 5) Fuerzas internas: personas como máquinas (McReynolds, 1994). También las teorías de las emociones hacen profusamente uso de las metáforas discursivas, y ahora también de las visuales; ejemplo de ello son los emoticones (un neologismo formado de las palabras emoción e ícono). Igualmente, en las ilustraciones que aluden al burnout, y que más adelante se abordan de manera más detallada, están presentes las representaciones visuales de elementos emocionales. Averill (1994) realiza una clasificación de seis metáforas en la psicología, cinco de ellas basadas en un análisis histórico de las emociones, que han sido comprendidas como sentimientos internos, respuestas corporales más específicamente de orden visceral, como lo animal en la naturaleza humana, como enfermedades de la mente o fuerzas pulsionales, que están asociadas a tradiciones importantes de la psicología de la emoción como la fenomenología, la psicofisología, la etología, la psicodinámica, entre otras. Una de las metáforas más recientes, derivada del mundo de la actuación teatral, configura las emociones como roles sociales..

(27) 27. En relación a la psicología social, Gergen (1994) encontró en las metáforas iníciales una lectura organísmica, por ejemplo, la concepción del grupo como un organismo humano, la explicación de la conducta humana haciendo uso de metáforas derivadas del reino animal, relacionadas con los instintos o la vida social como una estructura física. Así, en la psicología social la sociedad ha sido comprendida como laboratorio animal. El neoconductismo usa metáforas derivadas de la mecánica, de la computación y del proceso homeostático. Los interaccionistas simbólicos, a su vez, en lugar de asumir el mundo mental como una máquina, lo entienden como algo compuesto por símbolos. También se encuentra una metáfora que retoma elementos de la economía, entendiendo el mundo social como un mercado de intercambios. La psicología organizacional y del trabajo tiene parte de sus fundamentos en la psicología social; por ello adopta algunas de sus metáforas. Como área de la disciplina hace uso de diversas metáforas, como aprendizaje organizacional, clima laboral, contrato psicológico, entre otras. En muchos de esos casos tales términos no se consideran metáforas, aun siéndolo. Sin embargo, hay unas metáforas reconocidas como tales y muy usadas en las ciencias organizacionales y la psicología organizacional. Ejemplo de estos son los trabajos de autores que han explorado las metáforas en el contexto organizacional son Alvensson (1994); Cornelissen (2004, 2005, 2006); Oswick y Grant (1996); Grant y Oswick (1996); Tsoukas (1991). Uno de los textos fundamentales para el análisis de la organización se llama “Imágenes de la organización” (Morgan, 1998); el autor desarrolla allí varias metáforas, tales como la organización como máquina, organismo, cerebro, culturas, sistemas políticos, cárceles psíquicas, cambio y transformación y dominación, con las cuales se busca aprehender los diferentes matices, formas, y la comprensión de las organizaciones, dado lo paradójico y la complejidad y de estas. Estas metáforas desarrolladas por Morgan (1980) han sido posteriormente analizadas a la luz de los cuatro paradigmas de Burrell y Morgan (1979), también usados para analizar los desarrollos conceptuales del burnout, ubicándolos dentro de un cuadrante, brindando así un marco para la visión de la realidad que entrelaza la metáfora. La organización entendida como máquina es el modelo del desarrollo de la organización burocrática, que ha de funcionar como el engranaje de un reloj donde cada parte tiene un rol específico y ordenado. Esta lectura mecanicista está presente en la administración científica de Taylor (2003). Un ejemplo cinematográfico reconocido de esto lo presenta la película “Tiempo modernos” de Chaplin..

(28) 28. La segunda metáfora utilizada es la de la organización como organismo. Esta metáfora invita a pensar las organizaciones como seres vivos en un medioambiente que las rodea; en este caso las organizaciones se conciben como dotadas de diferentes mecanismos de adaptación a ese medioambiente y las necesidades organizacionales se gestionan como relaciones con el entorno. La organización como cerebro pone el énfasis en los procesos de aprendizaje, la inteligencia. Se concibe la organización como procesamiento de información, como holograma y con capacidad de auto-organización. Seguidamente está la lectura de las organizaciones como cultura, que las considera fenómenos culturales que varían de una sociedad a otra. En esta metáfora la organización es vista como un recinto de valores, normas, ideas, creencias, entre otros, y es a través de estos que se diseña la organización. La lectura política considera la organización como un conjunto de intereses, conflictos y juegos de poder (Morgan, 1980). Estas metáforas tienen en común estar bajo una lógica de la sociología de la regulación con perspectiva funcionalista; son las más usadas para comprender las organizaciones desde diversas ciencias, también desde la psicología industrial, organizacional y del trabajo (Burrell, 1999; McKenna y Wright, 1992; Wright, y McMahan, 1992). En una lógica más centrada en una sociología del cambio radical se ubica una metáfora que concibe las organizaciones como instrumentos de dominación, de ejercicio de poder que sustentan prácticas centradas en lograr la mayor productividad sin considerar el bienestar humano. Las metáforas cismáticas y de la catástrofe se ubican en el paradigma estructuralista radical. La metáfora cismática considera que las organizaciones pueden fragmentarse y desintegrarse como resultado de tensiones propias. La metáfora de la catástrofe tiene como referente la teoría marxista para analizar las contradicciones internas del mundo de la economía política. Por el lado subjetivo del cuadrante superior (ver figura XXX) tenemos las metáforas como flujo de cambio y trasformación. Desde esta perspectiva las organizaciones son auto-productoras, resultado de feedbacks o producto de la lógica dialéctica (Morgan, 1980). La psicología en salud ocupacional está compuesta por diferentes saberes, entre los cuales se encuentran los desarrollos conceptuales de la psicología organizacional y del trabajo. Esta área que tiene como objeto de estudio diversos fenómenos que han sido aprehendidos a través de metáforas como la fatiga, el burnout, el engagement, el acoso laboral, etc..

(29) 29. La metáfora de la fatiga, por ejemplo, proviene en este caso de la ingeniería y hace referencia a una “pérdida de la resistencia mecánica de un material, al ser sometido largamente a esfuerzos repetidos” (RAE, 2017), o sea un sobre-esfuerzo del material que es llevado al límite. Acoso proviene del verbo acosar, que significa “perseguir, sin darle tregua ni reposo, a un animal o a una persona” (RAE, 2017). La palabra fue usada inicialmente en la etología, trascendiendo al campo de la sexualidad (acoso sexual) y luego al campo laboral (acoso laboral). En el caso del engagement, el término es usado inicialmente en contextos de batalla, luego se usa como vocablo para el compromiso marital, en la actualidad es usado en los contextos laborales para referirse a la implicación, el compromiso y el vínculo de los trabajadores con la organización.. Las metáforas en la salud y la enfermedad. Una de las ideas básicas de esta tesis consiste en considerar el fenómeno del burnout como un hecho real y a la vez como una construcción. Esto pone en discusión una problemática epistemológica, relacionada con formas de acercarse al objeto de estudio, de considerar lo que es o no es real. La dificultad del burnout, como objeto de estudio, también radica en su naturaleza de síndrome y - además - psicológico, lo que implica considerarlo como un conjunto de síntomas con una forma no claramente definida. Al intentar diferenciar entre el concepto de enfermedad y el de síndrome y considerando que ambos tienen un aparente estatus diferente, se encuentra que sus límites son difusos. Etimológicamente la palabra enfermedad es de origen latino y se refiere a una falta de firmeza, un cambio en el estado de salud que implica una alteración donde las causas son conocidas, específicas. La palabra síndrome, a su vez, es de origen griego y hace referencia a una falta de curso, lo que en términos médicos se refiere a un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad. Cadavid (1942), refiriéndose a la etimología de la palabra enfermedad, hace la aclaración que se habla de síndrome si se trata de alteraciones mentales. En este sentido, cuando se habla de alteraciones mentales, automáticamente se hace asociación con las enfermedades mentales o los trastornos mentales. Entorno a la enfermedad mental hay discusiones ontológicas ya desde hace varias décadas (Canguilhem, 1971; González y Pérez, 2007; Muths, 1997; Peña, 2002; Ruiz y Cambronero, 2011)..

(30) 30. Por ejemplo, Szasz (1961), citado por Vásquez (2011), plantea que “la mente no es un órgano anatómico como el corazón o el hígado; por lo tanto, no puede haber, literalmente hablando, enfermedad mental. Cuando hablamos de enfermedad mental estamos hablando en sentido figurado, como cuando alguien declara que la economía del país está enferma” (¶ 13). Eso quiere decir que la palaba enfermedad en ese contexto se usa como metáfora. Hay dos grandes corrientes en el abordaje de la enfermedad mental. Una se basa en lo orgánico dando explicaciones de orden genético o neuro-químico y la segunda en lo históricosocial comprendiendo las enfermedades mentales como construcciones (González y Pérez, 2007). En cuanto a la primera corriente, hay varias investigaciones (Marchand, et al, 2014a, 2014b; Melamed et al., 1999; Verhaeghe, et al., 2011) que relacionan el burnout con niveles hormonales y de neurotransmisores. Esta línea de investigación se está desarrollado con fuerza en los últimos años, lo que queda demostrado en dos revisiones sistemáticas de los numerosos estudios realizados con esta perspectiva, cuyos resultados son contradictorios. Una revisión plantea que los resultados de los estudios no pueden ser concluyentes por su incompatibilidad en cuanto a la diferencia de sus bio-marcadores, más no por su enfoque (Danhof-Pont, van Veen, y Zitman, 2011), mientras la otra concluye que la evaluación de las hormonas suprarrenales a través de muestras de saliva ayuda a predecir el burnout (Kakiashvili, Leszek, y Rutkowski, 2013). Un ejemplo más reciente de ello es el estudio que actualmente realiza en Alemania el grupo de investigación Biopsychologie de la Technische Universität Dresden (TU Dresden), liderado por Clemens Kirschbaum, quien plantea que no se sabe realmente qué es el burnout y por lo tanto no se sabe si se maneja bien o mal. Esta investigación recoge datos en seres humanos sanos y enfermos a través de hemogramas, analizando el equilibrio hormonal en busca de indicadores de estrés biológicos y de información genética con el fin de hacer asociaciones con el genoma y con patrones de metilación, entre otros, usando también equipos de exploración experimental-psicológica y cuestionarios en línea (Brünjes, 2015; TU Dresden, 2015, 2016). Estas posiciones son bastante reduccionistas y peligrosas por las implicaciones sociales, éticas y morales que pueden conllevar, por ejemplo, la discriminación de personas a raíz de factores genéticas, dejando fuera de consideración elementos socioculturales, organizacionales y del trabajo en sí. Este tipo de perspectivas biologicistas son criticadas por varios autores, entre ellos Rose (2013) quien argumenta que todas las explicaciones basadas en procesos químicos cerebrales no logran realmente ser corroboradas y además “parece que los propios individuos están.

(31) 31. comenzando a recodificar sus estados de ánimo y sus males en términos del funcionamiento de sus productos químicos del cerebro” (Rose, 2003, p. 59). La segunda corriente, que es fundamentada en lo histórico-social, comprende las enfermedades mentales como construcciones (González y Pérez, 2007). Entre los que sustentan esta perspectiva se encuentran Conrad y Barker (2010), quienes plantean que las enfermedades están envueltas en significados culturales, que son una construcción social basada en el nivel de la experiencia, o sea, la manera como las personas viven su enfermedad y la comprenden, así como el conocimiento médico acerca de ella, ya que las enfermedades en sí no son necesariamente resultado de procesos naturales, sino que están construidas por las partes interesadas. En este mismo sentido Vásquez (2011) plantea que “de hecho, las disciplinas científicas pueden caracterizarse como discursos que crean y recrean los objetos de los cuales ‘fabrican’ enunciados. Estos arte-factos se convierten, cuando el diálogo y la polémica fructifican, en factos” (¶ 4). González y Pérez (2007) señalan que una cuestión de fondo está ligada a la ontogenia de los trastornos mentales. Reconocen los procesos de invención de las enfermedades y también aseveran que no se puede “negar el sufrimiento que comportan los así llamados <trastornos mentales>. En absoluto se niega que los trastornos dados no sean hechos reales, lo que se plantea es cómo son hechos reales” (p.17). En este mismo sentido dicen que las personas presentan sus problemas, sus sufrimientos y estos son organizados, nombrados y moldeados en trastornos mentales, los cuales “serían la forma que toman los problemas de la vida, una forma construida como cuadro clínico y categoría diagnóstica a imagen y semejanza de una enfermedad (con sus síntomas y supuestas causas subyacentes) (p.81); es así como en el método de invención de trastornos mentales “se trata de dar (con) las palabras adecuadas para definir un conglomerado de sensaciones, síntomas, preocupaciones y problemas hasta entonces indefinidos e incluso desapercibidos como condición clínica” (p.82). La metáfora es uno de los recursos utilizados para dar sentido y forma a las enfermedades. En este sentido, Spink (2003) afirma que ella permite dar cuenta de la dimensión social, es decir de “la comprensión de la enfermedad como un fenómeno colectivo […] privilegiando el discurso de una sociedad dada sobre las enfermedades y los enfermos” (p.38). De ese modo, por ejemplo, la tuberculosis ha sido asociada a la pobreza, la peste fue interpretada como un agente justiciero, así como el SIDA y la sífilis, que además son asociados a vulnerabilidades individuales y sociales..

(32) 32. Por otra parte, la enfermedad ha sido usada como metáfora para explicar hechos sociales, lo que se evidencia en expresiones como la sociedad enferma, la sociedad del cansancio y los virus en los sistemas informáticos, por ejemplo. Otro uso en la comprensión de las enfermedades es asociarlas a la metáfora de la guerra, esto se evidencia en expresiones como “ganar la batalla”, “estar luchando”, “estar invadido por la enfermedad”, “el tumor colonizó…” entre otras. El potencial metafórico en cada enfermedad es diferente (Sonntag, 1996), dependiendo de la narrativa construida en relación con el momento económico y sociohistórico. Esta perspectiva construccionista toma relevancia cuando se discute la invención de las enfermedades mentales como ejercicio de orden social, de poder, de economía (Canguilhem, 1971; Conrad y Barker, 2010; González y Pérez, 2007; Muths, 1997; Peña, 2002; Rose, 2003; Ruiz y Cambronero, 2011; Walker, 1986). Sonntag (1996) señala que muchas enfermedades han sido usadas para procesos de exclusión social y marginamiento. En los trámites de inmigración de refugiados o solicitantes de asilo los individuos solían - y suelen - ser sometidos a rigurosos exámenes antes de permitir que se alcen las barreras contra el extranjero, o sea contra lo extraño que es percibido como peligroso. Ejemplificaciones de eso, aducidas por Sonntag (1996), son la cancerofobia que “nos enseñó el miedo a un entorno contaminado” (p.77) y el miedo al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida: “[…] ahora existe el miedo a contaminar al prójimo, un miedo inevitablemente infundido por la angustia del SIDA […] no tiene sólo el infeliz efecto de apuntalar el moralismo sexual norteamericano, sino que fortalece además la cultura del interés propio, que en buena parte suele pasar por <individualismo>” (p.77). Otro ejemplo, del contexto cultural latinoamericano, donde se evidencia esto es la canción de salsa de Willie Colon “El Gran Varón”; ésta cuenta la historia de Simón, un transexual que no siguió con el legado de su padre, ser un empresario, y muere de SIDA en soledad. Entre las enfermedades mentales más asociadas al mundo del trabajo se encuentran la fatiga, el estrés, el acoso y el burnout, todas ellas con denominaciones metafóricas. La metáfora burnout puede considerarse ontológica dado que constituye un acercamiento a la experiencia del que lo padece y que permite considerar “acontecimientos, actividades, emociones, ideas, etc. como entidades y sustancias” (Lakoff y Johnson, 1989, p. 64) impregnadas de sentido, y de descripciones directas y evidentes del fenómeno. En el caso del burnout la situación es que un hecho (síndrome, enfermedad, padecimiento, malestar…) preexistente es construido para darle forma y así poder.

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Figura  1.  Líneas  de  investigación  relevantes  para  la  explicación  del  proceso  salud  enfermedad
Figura 2. Mapa fuentes de información multidimensionales.
Tabla 1. Fuentes dela información
Tabla 2. Categorías de análisis
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