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La Corte de Felipe IV (1621-1665): Reconfiguración de la monarquía católica. Tomo IV, vol. 2: Las Cortes virreinales peninsulares y Flandes

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Academic year: 2022

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(1)

ISBN: 978-84-16335-53-4

Temas

La Corte de Felipe IV ( 1621-1665 )

Reconfiguración de la Monarquía católica

J. Martínez Millán, R. González Cuerva, M. Rivero Rodríguez (dirs.)

Tomo

IV

Vol.

2

1621 hasta el de 1665, resulta posible establecer algunas generalizaciones de conjunto que han pasado desapercibidas hasta ahora. En primer lugar, es preciso señalar que se constata un dinamismo de conjunto que se encuentra muy lejos de la noción de crisis general con la que se ha venido etiquetando este periodo de la Monarquía. Hubo territorios, como Castilla, que sufrieron escasez y pobreza, pero también otros crecieron y disfrutaron de cierta bonanza económica, como Nueva España o Sicilia. Lo que en este muestrario de reinos, en esta suma de historias particulares de territorios se aprecia es que las tensiones territoriales debidas a la naturaleza heterogénea de la Monarquía carecen de la relevancia que se les había otorgado por la historiografía del siglo XX. Hace ya algún tiempo que el esquema tradicional que describe las fuerzas centrífugas de los reinos, exigiendo más autonomía, y la centrípeta de la corte, incrementando su tendencia al absolutismo, dejó de ser útil para explicar la estructura territorial de la Monarquía y los cambios experimentados en este periodo.

La Corte de F elipe IV ( 1621-1665 ) Reconf iguración de la Monarquía católica Las Cortes vir reinales peninsulares y F landes

J. Martínez Millán R. González Cuerva M. Rivero Rodríguez

(dirs.)

(2)

Colección La Corte en Europa

Temas

Consejo de Dirección:

Profesora Doctora Concepción Camarero Bullón Profesor Doctor Mariano de la Campa Gutiérrez

Profesor Doctor José Martínez Millán Profesor Doctor Carlos Reyero Hermosilla Profesor Doctor Manuel Rivero Rodríguez

(3)
(4)

José Martínez Millán, Rubén González Cuerva, Manuel Rivero Rodríguez

(dirs.)

L A CORTE DE F ELIPE IV ( 1621-1665 ):

R ECONFIGURACIÓN

DE LA M ONARQUÍA CATÓLICA

Tomo IV- Volumen 2

Las Cortes virreinales peninsulares y Flandes

Madrid, 2018

(5)

Ilustración de cubierta:

Atribuido a David Teniers III: Entrada triunfal de don Juan José de Austria (?), Sglo XVII, Museo Nacional del Prado, Madrid (detalle)

Esta obra se publica con el apoyo de los proyectos HAR2015-68946-C3-1-P (De Reinos a Naciones),

HAR2015-68946-C3-2-P (La transformación de las Cortes virreinales) y CMM-Court-Tourist-CM (H2015/HUM-3415) (La herencia de los Reales Sitios).

Colección La Corte en Europa, Temas 9 (Tomo IV- Volumen 2)

© Ediciones Polifemo Avda. de Bruselas, 47 - 5º 28028 Madrid

www.polifemo.com

ISBN (Obra Completa - Tomo IV): 978-84-16335-51-0 ISBN (Volumen 2): 978-84-16335-53-4

Depósito Legal: M-38923-2018 Impresión: Nemac Comunicación, S.L.

Avenida Valdelaparra, 27 - naves 18 y 19 28108 Alcobendas (Madrid)

(6)

L A CORTE DE F ELIPE IV ( 1621-1665 ):

R ECONFIGURACIÓN

DE LA M ONARQUÍA CATÓLICA

Tomo IV- Volumen 2

Las Cortes virreinales peninsulares y Flandes

(7)
(8)

Índice de Autores (Tomo

IV

- Vols. 1, 2, 3 y 4)

Arrigo AMADORI(CONICET/Universidad Nacional de Tres de Febrero) Ezequiel BORGOGNONI(CONICET/Universidad de Buenos Aires/Universidad

Católica Argentina)

Giovanni BRANCACCIO(Università “G. D’Annunzio” di Chieti-Pescara) Alessandro BUONO(Università di Pisa)

Rossella CANCILA(Università degli Studi di Palermo) Daniela CARRASCO(Universidad Nacional de Salta) Alessandro CATALANO(Università degli Studi di Padova) Maurizio D’AVENIA(Universitá degli Studi di Palermo) Valentina FAVARÒ(Università degli Studi di Palermo) Bruno FEITLER(Universidade Federal de São Paulo) Amparo FELIPOORTS(Universitat de València) Alfredo FLORISTÁNIMÍZCOZ(Universidad de Alcalá) Silvano GIORDANO(Pontificia Università Gregoriana) Antonino GIUFFRIDA(Università degli Studi di Palermo) Rubén GONZÁLEZCUERVA(IULCE/CSIC)

Ana Mónica GONZÁLEZ FASANI(Universidad Nacional del Sur/Universidad Salesiana)

Lothar HÖBELT(Universität Wien)

José Eloy HORTALMUÑOZ(IULCE/Universidad Rey Juan Carlos) Pavel MAREK(Univerzita Pardubice)

José MARTÍNEZMILLÁN(IULCE/Universidad Autónoma de Madrid) Alicia MAYER(Universidad Nacional Autónoma de México)

Pierpaolo MERLIN(Università degli Studi di Torino) Giovanni MURGIA(Università di Cagliari)

(9)

Aurelio MUSI(Università di Salerno)

Guillermo NIEVAOCAMPO(CONICET/Universidad Nacional de Salta) Elisa NOVACHAVARRIA(Università degli Studi del Molise)

José Pedro PAIVA(Universidade de Coimbra)

Daniele PALERMO(Universitá degli Studi di Palermo) Carmen PÉREZAPARICIO(Universitat de València)

Pilar PONCELEIVA(Universidad Complutense de Madrid) Blythe Alice RAVIOLA(Università degli Studi di Milano)

Javier REVILLACANORA(IULCE/Universidad Autónoma de Madrid) Rodrigo RICUPERO(Universidade de São Paulo)

Manuel RIVERORODRÍGUEZ(IULCE/Universidad Autónoma de Madrid) Michael ROHRSCHNEIDER(Universität Bonn)

Porfirio SANZCAMAÑES(Universidad de Castilla-La Mancha) Kalina Vanderlei SILVA(Universidade Estadual de Pernambuco) Ryszard SKOWRON(Universidad de Silesia)

Giulio SODANO(Università della Campania Luigi Vanvitelli) Enrique SOLANOCAMÓN(Universidad de Zaragoza)

Franco Luciano TAMBELLA(CONICET/Universidad Nacional de Salta) Fernando TAVEIRA DAFONSECA(Universidade de Coimbra)

Gianfranco TORE(Università di Cagliari)

Ana Paula TORRESMEGIANI(Universidade de São Paulo) Xavier TORRESSANS(Universitat de Girona)

Koldo TRÁPAGAMONCHET(Universidad Rey Juan Carlos)

Rafael VALLADARES(Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, CSIC) Paola VOLPINI(Sapienza Università di Roma)

(10)

Í

NDICE

TOMO IV- VOLUMEN1

Índice de autores . . . vii Índice general . . . ix Siglas y abreviaturas . . . xv PRESENTACIÓN

J. Martínez Millán, R. González Cuerva, M. Rivero Rodríguez . . . xix

DE LAMONARQUÍAUNIVERSAL A LAMONARQUÍACATÓLICA. LAGUERRA DE LOSTREINTAAÑOS

Coordinadores: José Martínez Millán y Rubén González Cuerva INTRODUCCIÓN: LAGUERRA DE LOSTREINTAAÑOS

Y EL HUNDIMIENTO DE LA MONARQUÍA DEFELIPE IV

J. Martínez Millán, M. Rivero Rodríguez, R. González Cuerva . . . 3 1. I RAPPORTI TRA LAMONARCHIACATTOLICA EROMA

DURANTE IL PONTIFICATO DIURBANO VIII

Silvano Giordano . . . 43 2. LA RED CLIENTELAR ESPAÑOLA EN LA CORTE IMPERIAL

EN LA ÉPOCA DEOLIVARES

Pavel Marek . . . 117 3. “ILSTATO ECCLESIASTICO È TANTO DEFORME,

CHE IL REFORMARLO HA DEL METAMORFICO”.

LA RICONQUISTA SPIRITUALE DELLABOEMIA E LA SITUAZIONE POLITICO-RELIGIOSA ALLINIZIO DELLAGUERRA DEITRENTANNI

Alessandro Catalano . . . 173 4. ELEMPERADOR, ELIMPERIO YESPAÑA

BAJO EL REINADO DEFERNANDO III

Lothar Höbelt . . . 211

(11)

5. LA SEPARACIÓN DE LAS DOS RAMAS DE LACASA DEAUSTRIA: LA PAZ DEWESTFALIA(1648)

Michael Rohrschneider . . . 259 6. FELIPE IV YPOLONIA

Ryszard Skowron . . . 293 7. DIPLOMACIA, “PAZ ARMADAY PRAGMATISMO RELIGIOSO.

FELIPE IV EINGLATERRA

Porfirio Sanz Camañes . . . 337 8. UNA RECIPROCA DIFFIDENZA. SAVOIA ESPAGNA

AGLI ESORDI DEL REGNO DIFILIPPO IV(1618-1631)

Pierpaolo Merlin . . . 393 9. LEINFANTE DISAVOIA: PERCORSI DINASTICI E SPIRITUALE

DELLE FIGLIE DICATALINAMICAELA ECARLOEMANUELE I FRAPIEMONTE, STATI ITALIANI ESPAGNA

Blythe Alice Raviola . . . 471 10. FERNANDO II DE’ MEDICI E LACORTE DISPAGNA.

RELAZIONE E PRATICHE FRA SOVRANI, PRINCIPI E AMBASCIATORI

Paola Volpini . . . 503

(12)

TOMO IV- VOLUMEN2

Índice de autores . . . vii Índice general . . . ix Siglas y abreviaturas . . . xv

LASCORTES VIRREINALES PENINSULARES YFLANDES

Coordinador: José Martínez Millán CORONA DEARAGÓN

1. POLÍTICA, FUEROS Y CONFLICTOS EN ELARAGÓN DEFELIPE IV

Enrique Solano Camón, Porfirio Sanz Camañes . . . 543 2. FELIPE IV Y ELREINO DEVALENCIA

Amparo Felipo Orts, Carmen Pérez Aparicio . . . 599 3. CATALUÑA EN LAMONARQUÍA DEFELIPE IV

Xavier Torres Sans . . . 655 NAVARRA

4. FELIPE IV DECASTILLA Y VI DENAVARRA(1621-1665)

Alfredo Floristán Imízcoz . . . 761 PORTUGAL

5. ELPORTUGAL DEFELIPE IV(1619-1668)

Rafael Valladares . . . 865 6. PORTUGAL, 1640-1668

Fernando Taveira da Fonseca . . . 977 7. FELIPE IV E AINQUISIÇÃO DEPORTUGAL

José Pedro Paiva . . . 1101 FLANDES

8. LACORTE DEBRUSELAS DURANTE EL REINADO DEFELIPE IV: RECONFIGURACIÓN Y CONSOLIDACIÓN INSTITUCIONAL

José Eloy Hortal Muñoz, Koldo Trápaga Monchet . . . 1147

(13)

TOMO IV- VOLUMEN3

Índice de autores . . . vii Índice general . . . ix Siglas y abreviaturas . . . xv

CORTES VIRREINALES YGOBERNACIONES ITALIANAS

NÁPOLES

Coordinador: Aurelio Musi

1. ILREGNO DINAPOLI NELLETÀ DIFILIPPO IV. INTRODUZIONE

Aurelio Musi . . . 1229 2. LA RIVOLTA DEL1647-1648

Aurelio Musi . . . 1253 3. CORTE EVICERÉ DINAPOLI NELLETÀ DIFILIPPO IV

Elisa Novi Chavarria . . . 1307 4. LE ARISTOCRAZIE NAPOLETANE AI TEMPI DIFILIPPO IV

Giulio Sodano . . . 1335 5. L’ECONOMIA DELREGNO DINAPOLI

NELLETÀ DIFILIPPO IV

Giovanni Brancaccio . . . 1381 SICILIA

Coordinadora: Rossella Cancila 6. LASICILIA NELLA MONARCHIA DIFILIPPO IV.

POLITICA E SOCIETÀ

Rossella Cancila . . . 1449 7. “SANGUE DEL POVERO E TRAVAGLIO DEI CITTADINI”:

LADEPUTAZIONE DELREGNO E LE SCELTE DI POLITICA FISCALE NELLASICILIA DIFILIPPO IV

Antonino Giuffrida . . . 1525 8. LASICILIA E LA DIFESA DELLAMONARCHIA(1621-1648)

Valentina Favarò . . . 1571 9. SICILIA IN CRISI: RIVOLTE E CONFLITTI NEL1647

Daniele Palermo . . . 1603

(14)

10. LA CHIESA DEL RE. ISTITUZIONI ECCLESIASTICHE E REGIO PATRONATO NELLASICILIA DIFILIPPO IV

Fabrizio D’Avenia . . . 1657 CERDEÑA

Coordinadores: Gianfranco Tore y Giovanni Murgia 11. ILREGNO DISARDEGNA NELLETÁ DIFILIPPO IV(1621-1642)

Gianfranco Tore . . . 1721 12. ECONOMIA E SOCIETÀ NELLASARDEGNA DIFILIPPO IV DISPAGNA

Giovanni Murgia . . . 1765 13. LOS ÚLTIMOS VIRREYES DEFELIPE IV:

EL GOBIERNO DECERDEÑA(1650-1665)

Javier Revilla Canora . . . 1795 MILÁN

14. EL GOBIERNO DE LA NECESIDAD:

GUERRA, ÉLITES DE PODER Y CUERPOS LOCALES

EN ELESTADO DEMILÁN DURANTE EL REINADO DEFELIPE IV

Alessandro Buono . . . 1815

(15)

TOMO III- VOLUMEN4

Índice de autores . . . vii Índice general . . . ix Siglas y abreviaturas . . . xv

LASCORTES VIRREINALES AMERICANAS

Coordinadores: José Martínez Millán y Manuel Rivero Rodríguez VIRREINATO DENUEVAESPAÑA

1. EL“IMPERIO DE LASINDIAS”. NUEVAESPAÑA DURANTE EL REINADO DEFELIPE IV

Alicia Mayer . . . 1867 VIRREINATO DELPERÚ

Coordinador: Guillermo Nieva Ocampo NOTA INTRODUCTORIA

Guillermo Nieva Ocampo . . . 1955 2. DINÁMICAS DE PODER ENTRELIMA YMADRID

DURANTE EL REINADO DEFELIPE IV:

ENTRE EL REFORMISMO Y LA INTEGRACIÓN DE LA ÉLITE LOCAL EN LAMONARQUÍAHISPÁNICA

Arrigo Amadori . . . 1957 3. EL GOBIERNO EN LAAUDIENCIA DEQUITO.

CONFLICTO JURISDICCIONAL Y PRÁCTICA POLÍTICA(1621-1665)

Pilar Ponce Leiva . . . 2035 4. ELTUCUMÁN DEFELIPE IV

Guillermo Nieva Ocampo, Daniela Carrasco . . . 2091 5. LA GOBERNACIÓN DEBUENOSAIRES

DURANTE EL REINADO DEFELIPE IV

A. M. González Fasani, E. Borgognoni, F. L. Tambella . . . 2139 BRASIL

6. O BRASIL DEFILIPE IV

R. Ricupero, K. V. Silva, B. Feitler, A. P. Torres Megiani . . . 2203

(16)

S

IGLAS Y

A

BREVIATURAS Cod. Códice

Doc. Documento Exp. Expediente Inv. Inventario Leg. Legajo Lib. Libro Ms. Manuscrito Vol. Volumen

ARCHIVOS, BIBLIOTECAS YCOLECCIONES

AAE Archives des Affaires Étrangères (Paris La Courneuve) ACA Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona)

CdA Consejo de Aragón

ACC Archivio Comunale di Castelvetrano

ACD Archivo del Congreso de los Diputados (Madrid) ACDF Archivio per la Congregazione della Dottrina della Fede

(Ciudad del Vaticano)

S. O., St.St. Sanctum Officium, Stanza Storica

ACG Archivo Capitular de Gerona

ACN Actas de las Cortes de Navarra (1530-1829), ed. L. J. Fortún, Pamplona 1991-1996, 19 libros en 16 volúmenes.

ADA Archivo de los Duques de Alba (Madrid)

ADZ Archivo de la Diputación del Reino (Zaragoza)

AGI Archivo General de Indias (Sevilla)

AGN Archivo General de Navarra (Pamplona)

AGNA Archivo General de la Nación (Buenos Aires)

AECBA Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires

AGP Archivo General de Palacio (Madrid)

AGR Archives Générales du Royaume (Bruselas)

SEG Secrétairerie d’État et de Guerre

AGS Archivo General de Simancas

E Estado

GA Guerra Antigua

SP Secretarías Provinciales

SPS Secretarias Provinciales Sicilia

AHN Archivo Histórico Nacional (Madrid)

E Estado

OM Órdenes Militares

(17)

AHPC Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba (Argentina) AHPM Archivo Histórico de Protocolos de Madrid

AHU Arquivo Histórico Ultramarino (Lisboa)

AMG Archivo Municipal de Gerona

AMV Archivo Municipal de Valencia

AMZ Archivo Municipal de Zaragoza

ANE Archivo Nacional de Ecuador (Quito)

ANTT Arquivo Nacional Torre do Tombo (Lisboa)

CGSO Conselho Geral do Santo Ofício

APF Archivio della S. Congregazione de Propaganda Fide (Ciudad del Vaticano)

SOCG Scritture Originali nelle Congregazioni Generali APW Acta Pacis Westphalicae, Münster 1962 - 3 series, 48 vols.

ARV Arxiu del Regne de València

ASC Archivio di Stato di Cagliari

AAR Antico Archivio Regio

ASCC Archivio Storico del Comune di Caltanissetta

CI Curia iuratoria

ASCCg Archivio Storico del Comune di Cagliari ASCL Archivio di Stato di Caltanissetta ASCMI Archivio Storico del Comune di Milano ASCP Archivio Storico del Comune di Palermo

CC Consigli civici

ASDN Archivio Storico Diocesano di Napoli

ASFi Archivio di Stato di Firenze

MP Mediceo del Principato

ASGe Archivio di Stato di Genova

ASM Archivio di Stato di Milano

ASN Archivio di Stato di Napoli

ASP Archivio di Stato di Palermo

AM Archivio Moncada

DR Deputazione del Regno

ND Notai defunti

PR Protonotaro del Regno

RSI Real Segreteria-Incartamenti

TRP Tribunale del Real Patrimonio

AST Archivio di Stato di Torino

PS Paesi di Sicilia

ASV Archivio Segreto Vaticano

FB Fondo Borghese

Misc. Miscellanea

SS Segreteria di Stato

(18)

AVA Allgemeines Verwaltungsarchiv (Viena)

FA Familienarchiv

BAV Biblioteca Apostolica Vaticana

Barb. Lat. Barberiniani Latini

Chig. Chigiani

Vat. Lat. Vaticani Latini

BC Biblioteca de Catalunya (Barcelona)

BCK Biblioteka Czartoryskich (Cracovia)

BCP Biblioteca Comunale di Palermo

BGUC Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra

BL British Library (Londres)

Add. Mss. Additional Manuscripts

BNE Biblioteca Nacional de España (Madrid)

Mss. Manuscritos

BNF Bibliothèque Nationale de France (Paris)

BNN Biblioteca Nazionale di Napoli

BUB Biblioteca Universitaria de Barcelona BUC Biblioteca Universitaria di Cagliari

CCE Correspondance de la Cour d’Espagne sur les Affaires des Pays-Bas, ed. de H. Lonchay, J. Cuvelier y J. Lefèvre, Bruxelles 1923-1937,

6 vols.

CCLP Collecção chronologica da legislação portugueza, ed. de J. J. de Andrade e Silva, Lisboa 1854-1859, 11 vols.

CHRC The Cardinals of the Holy Roman Church, recurso digital editado por S. Miranda, Florida International University Libraries: www2.fiu.edu/ ~mirandas/cardinals.htm CODOIN Colección de documentos inéditos para la Historia de España,

Madrid 1842-1895, 113 vols.

CSP Clarendon State Papers, Bodleian Library (Oxford) CSPD Calendar of State Papers, Domestic (James I, 1603-1625),

ed. M. A. Everett Green, London 1857-1859, 4 vols., y Charles I, 1625-1649, ed. de J. Bruce et al., London 1858- 1897, 23 vols.

CSPV Calendar of State Papers Relating To English Affairs in the Archives of Venice, 1202-1675, London 1864-1947, 38 vols.

DBI Dizionario Biografico degli Italiani, Roma 1960-, 86 vols.

DGC Dietaris de la Generalitat de Catalunya, dir. J. M. Sans i Travé, Barcelona 1994-2007, 10 vols.

DHP Dicionário de História de Portugal, dir. de J. V. Serrão, Lisboa 1963-19712, 6 vols.

FLG Fundación Lázaro Galdiano (Madrid)

FG Fuero General de Navarra

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HHStA Haus-, Hof- und Staatsarchiv (Viena)

FK Familienkorrespondenz

KrA Kriegsakten

SDK Spanien, Diplomatische Korrespondenz

SpV Spanien, Varia

IPM Instrumentum Pacis Monasteriensis , en APW, ser. III, t. I.1

KA Kriegsarchiv (Viena)

AFA Alte Feldakten

MHE Memorial Histórico Español, Madrid 1851-[1948-1963], 50 vols.

MP Médiathèque de Perpignan (Perpiñán)

MZA Moravský Zemský Archiv (Brno)

RAD Rodinný Archiv Dietrichštejn

NA Národní Archiv (Praga)

APA Archiv Pražského Arcibiskupský

OÖLA Oberösterreichisches Landesarchiv (Linz, Austria)

HSF Herrschaft Steyr, Familienarchiv

Steyr Herrschaftsarchiv Steyr, Familienarchiv Lamberg PG Patrologiae cursus completus, series graeca, ed. J.-P. Migne,

París 1857-1866, 161 vols.

PL Patrologiae cursus completus, series latina, ed. J.-P. Migne, París 1844-1855, 221 vols.

RAH Real Academia de la Historia (Madrid)

CSyC Colección Salazar y Castro

RB Real Biblioteca (Madrid)

RLI Recopilación de Leyes de Indias, Madrid 1943, 3 vols.

SOA Statni Oblastni Archiv (Český Krumlov, Litomerice/Decin y Zamrsk, República Checa)

FA Familienarchiv

(20)

L A CORTE DE F ELIPE IV (1621-1665):

R ECONFIGURACIÓN

DE LA M ONARQUÍA CATÓLICA

Tomo

IV

Los Reinos y la política internacional

Volumen 2

Las Cortes virreinales peninsulares y Flandes

Coordinador:

José Martínez Millán

(21)
(22)

C

ORONA DE

A

RAGÓN

(23)
(24)

Política, fueros y conflictos en el Aragón de Felipe IV

Enrique Solano Camón Universidad de Zaragoza Porfirio Sanz Camañes Universidad de Castilla-La Mancha

Durante los últimos años del reinado de Felipe III, el duque de Uceda ha- bía introducido a la Monarquía Hispánica en la Guerra de los Treinta Años1. Una pesada herencia que iba a recibir su hijo y sucesor en el trono, Felipe IV, y que muy pronto le sumergiría en un mundo en guerra, justo cuando en Casti- lla se estaba padeciendo, de manera importante, la reducción de la actividad mercantil, descendía drásticamente la afluencia de metales americanos y cuando el crédito de la Corona ante sus banqueros se veía cada vez más limitado como consecuencia de las bancarrotas provocadas. La hacienda castellana mostraba

1 Sobre la Guerra de los Treinta Años, las paces de Westfalia y la posterior reordenación del mapa europeo, han aparecido durante la última década distintos trabajos que van más allá de abordar –de una forma clásica– el conflicto político, dinástico y religioso. Véanse especialmente: R. FALK: “Revisiting Westphalia, Discovering Post-Westphalia”, The Journal of Ethics 6/4 (2002), pp. 311-352; B. TESCHKE: The Myth of 1648: Class, Geopolitics and the Making of Modern International Relations, London 2003; I. KERSHAW: “The Second Thirty Years War”, History Today 55 (2005), pp. 10-17; H. LOUTHAN: “New Perspectives on the Bohemian Crisis of the Seventeenth Century”, en P. BENEDICTy M. P. GUTMANN(eds.):

Early Modern Europe: From Crisis to Stability, Newark 2005, pp. 52-79; K. CRAMER: The Thirty Years’ War and German Memory in the Nineteenth Century, Lincoln 2007; N.

MALCOLM: Reason of State, Propaganda, and the Thirty Years’ War. An Unknown Translation by Thomas Hobbes, Oxford 2007; y J. Mª USUNÁRIZGAYAGOA: España en Alemania: la guerra de los Treinta Años en crónicas y relaciones de sucesos, New York 2016.

(25)

de un modo flagrante su agotamiento, sin embargo, la guerra volvía a exigirlo todo2.

Había llegado el momento de distribuir la carga de los recursos económicos y humanos determinados por la política internacional de los Habsburgo; de que el conde-duque de Olivares3impulsara el proyecto político, cuya expresión formal se encontraba en el Memorial secreto presentado por este al rey, fechado el 25 de diciembre de 1624, y, más concretamente, en el documento conocido como Unión de Armas4. Su falta de oportunidad histórica y de realismo, sin embargo, sería res- pondida con recelos y resistencias, a la postre responsables de toda una serie de acontecimientos que protagonizarán la crisis de la monarquía en torno a 16405.

La pretensión por parte de la monarquía de hacer efectivos los planes de Olivares sobre los territorios de la antigua Corona de Aragón6representará para

2 Las aportaciones de A. DOMÍNGUEZORTIZen su Política y hacienda de Felipe IV (1960), hacían hincapié en este tipo de cuestiones que hace dos décadas y en una excelente síntesis eran recopiladas y actualizadas por J. E. GELABERT: La bolsa del rey. Rey, reino y fisco en Castilla (1598-1648), Barcelona 1997.

3 A las conocidas biografías de G. MARAÑÓN(1936), E. ZUDAIRE(1964 y 1965) y J. H.

ELLIOTT (1990), que han ahondado en la figura del Conde-Duque y en su indiscutible personalidad humana y política, debe añadirse la reciente, renovadora y no menos polémica propuesta publicada por M. RIVERORODRÍGUEZ: El conde duque de Olivares. La búsqueda de la privanza perfecta, Madrid 2017.

4 El Memorial secreto presentado por Olivares al rey se encuentra fechado el 25 de diciembre de 1624. Véase, J. H. ELLIOTTy J. F. DE LAPEÑA: Memoriales y cartas del conde duque de Olivares, Tomo I: Política interior (1621-1627), Madrid, 1978, docs., IX-X, pp. 173-193. Sin olvidar tampoco a E. ZUDAIREHUARTE: “Ideario político de don Gaspar de Guzmán, privado de Felipe IV”, Hispania 99 (1965), pp. 413-425. Este memorial ha sido recientemente cuestionado por M. RIVERORODRÍGUEZ: El conde duque de Olivares…, op. cit., pp. 121-147.

5 El historiador L. A. Ribot García concede cierto éxito al programa de Olivares en Nápoles y en Sicilia. Véase L. A. RIBOTGARCÍA: “El ejército de los Austrias. Aportaciones recientes y nuevas perspectivas”, Pedralbes, Revista d Història Moderna 3 (1983), pp. 89-126. Como obras de conjunto representativas del 1640 se pueden destacar las siguientes: J.H. ELLIOTT: “El programa de Olivares y los movimientos de 1640”, en R. MENÉNDEZPIDAL(dir.): Historia de España, tomo XXV: La España de Felipe IV. El gobierno de la Monarquía, la crisis de 1640 y el fracaso de la hegemonía europea, Madrid, 1982, pp. 333-524; VV. AA.: “La crisis hispánica de 1640”, monográfico (1) en Cuadernos de Historia Moderna 11 (1992); VV. AA.: 1640: La monarquía hispánica en crisis, Barcelona 1992; G. PARKER(coord.): La crisis de la Monarquía de Felipe IV, Barcelona 2006.

6 E. SOLANOCAMÓN: “Proyección del poder real sobre la Corona de Aragón”, en P. SANZ

CAMAÑES(coord.): La Monarquía Hispánica en tiempos del Quijote, Madrid 2005, pp. 463-491.

(26)

el reino aragonés la quiebra de la tendencia estabilizadora, que había mantenido durante las dos primeras décadas de la centuria en sus relaciones con la Corona7, abriéndose así un tiempo de recelos, lealtades y tensión que se prolongará, al me- nos, hasta las Cortes de Zaragoza de 1645.

El estallido bélico en Cataluña, consecuencia directa de la tensión acumulada durante años entre el gobierno madrileño y los catalanes, condicionado por unos objetivos geopolíticos más amplios definidos por el enfrentamiento de las monar- quías francesa y española, en el marco de la Guerra de los Treinta Años8, coloca- rá al reino de Aragón en una situación muy delicada, agravada por su situación estratégica. No obstante, al calor de tan pesada atmósfera, los intensos momentos que van a caracterizar las relaciones entre la Corona y Aragón, primordialmente durante los primeros años del conflicto, pondrán de manifiesto la vigencia de un pactismo en el reino, que posteriormente no tardará en incardinarse en nuevos vientos de estabilidad, no exentos de tensiones y conflictos de jurisdicciones.

El Aragón del reinado de Felipe IV es el de un reino que debe enfrentarse du- rante una buena parte del mismo a una difícil realidad bélica, soportando el peso de la guerra, el tránsito de las tropas y los alojamientos militares, además del en- deudamiento de sus concejos y la elevada carga de sus contribuciones, que le pe- sarán hasta bien entrado el siglo XVIII9. Un reino que escuchará en las Cortes de 1626 y 1645 nuevas exigencias por parte de una monarquía que requería de un mayor esfuerzo contributivo para ganar la guerra y conseguir que los catalanes abrazasen la lealtad a los Austrias. Hasta el final de su reinado, en 1665, será un

7 E. SOLANOCAMÓNy P. SANZCAMAÑES: “Aragón y la Corona durante el gobierno de los Austrias. Relaciones políticas e institucionales”, en las Actas del Congreso Internacional sobre “El Estado Moderno a uno y otro lado del Atlántico”, publicadas en Ius Fugit. Revista Interdisciplinar de Estudios Histórico-Jurídicos 3-4 (1994-1995), pp. 203-243.

8 Podemos destacar las acertadas síntesis de P. WILSON: Europe’s tragedy. A History of the Thirty Years War, Londres 2009; y F. NEGREDO DELCERRO: La Guerra de los Treinta Años.

Una visión desde la Monarquía Hispánica, Madrid 2016. Sobre la Guerra de los Treinta Años como conflicto confesional puede verse R. KINGDOM: “International Calvinism in the Thirty Years War”, en K. BUSSMANNy H. SCHILLING(eds.): 1648: War and Peace in Europe, vol. 1, Münster 1998. Con respecto al posible impacto de la guerra del Palatinado en Flandes, véase, P. SCHMIDT: La monarquía universal española y América. La imagen del Imperio español en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), México 2008.

9 P. SANZCAMAÑES: Política, hacienda y milicia en el Aragón de los últimos Austrias entre 1640 y 1660, Zaragoza 1997; P. SANZCAMAÑES: Estrategias de poder y guerra de frontera.

Aragón en la guerra de Secesión catalana (1640-1652), Monzón 2001.

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tiempo en el que conceptos como defensa, fueros, desencuentros y negociación aparezcan en un panorama que al mismo tiempo también incorpore otros como obediencia, conspiración, patronazgo y clientelismo en el reino, recomponiendo las grietas socio-políticas derivadas de tantos años de crisis y guerras.

EL PLAN DEOLIVARES YARAGÓN

ANTE LA NUEVA COYUNTURA INTERNACIONAL:

LASCORTES DE1626. GUERRA, FUEROS Y CONTRIBUCIONES

Con la intención de poner en marcha el proyecto de Unión de Armas, im- pulsado por el conde-duque de Olivares, resultado de la política internacional de los Habsburgo, Felipe IV convocaba a los tres reinos peninsulares de la an- tigua Corona de Aragón, por Real Cédula de 24 de diciembre de 1625, a Cortes Generales. El lugar elegido para las de Aragón era Barbastro. En su camino ha- cia esta localidad, el día 13 de enero Felipe IV hacía su entrada en Zaragoza, acompañado de su hermano Carlos, localidad en la que permanecería por espa- cio de seis días. La entrada en la ciudad fue solemne y majestuosa, llegando el monarca en medio de gran acompañamiento al templo de San Salvador –la Seo de Zaragoza–, lugar en el que procedió al acostumbrado juramento de obser- vancia de los fueros y privilegios de Aragón, ante los Evangelios que portaba en sus manos el Justicia de Aragón, Lucas Pérez Manrique10. Ya en Barbastro, el día 21 en presencia del Rey se leía la Proposición.

El servicio que Felipe IV solicitaba al reino de Aragón consistía en la apor- tación de 3.333 hombres útiles y disponibles para la guerra, así como de otros 10.000 en calidad de reservistas, de modo que pudieran ser utilizados en la me- dida en que las circunstancias lo hiciesen necesario. Estos últimos no tendrían paga, quedando exentos de jurisdicción militar mientras las circunstancias bé- licas no lo requiriesen. El servicio tendría una duración de quince años.

En las cortes barbastrenses, prorrogadas el 18 de abril a Calatayud, bajo la pre- sidencia del conde de Monterrey, donde finalizaban el 21 de julio del mismo11, los

10 F. SOLANOCOSTAy J. A. ARMILLASVICENTE: Historia de Zaragoza, vol. II: Edad Moderna, Zaragoza 1976, pp. 239-240.

11 G. COLÁSLATORREy J. A. SALASAUSÉNS: “Las Cortes aragonesas en 1626: voto del servicio y su pago”, en Estudios del Departamento de Historia Moderna, Zaragoza 1975, pp.

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estamentos del reino exteriorizaban las inquietudes acumuladas durante los últi- mos decenios. Pasado un mes de la inauguración de las Cortes, tanto el brazo de la Nobleza como el de la Iglesia y el de Caballeros e Hijosdalgo ya se habían ma- nifestado proclives a la satisfacción del servicio, aunque con diferentes salvedades y matizaciones; no así el de Universidades. Y es que, mientras la clase dirigente aragonesa veía la ocasión de insistir en la promoción de cargos, mercedes y demás beneficios de la Corona, tras las expectativas que había generado el fuero Que los aragoneses gozen de lo que los castellanos en las Indias12 (Cortes de Monzón de 1585), o el brazo de Caballeros Hijosdalgo centraba su interés en que el pago del servicio se hiciera sin lisión de los fueros, las universidades, sin duda principales afectadas por el pago del servicio, caso de que este se aprobase, adoptaban una actitud de tenaz resistencia a lo que consideraban una desmesurada contribución, amparándose en la incapacidad de hacer frente al servicio solicitado, dada la situa- ción económica por la que atravesaba el reino13.

Tras un proceso dilatado en el tiempo, no exento de tensiones, las presiones y coacciones por parte de la Corona y los restantes estamentos terminaban por doblegar la actitud de las universidades, acordándose finalmente el pago de 144.000 libras jaquesas anuales, por un periodo de 15 años. El pago del servicio ordinario –como se denominaba–comenzaría el año 1628. Para su cumplimen- tación se recurriría al residuo de las generalidades (cantidad restante una vez cu- biertos los pagos ordinarios del presupuesto de la Diputación de Reino), un montante que, desde un primer momento, resultó insuficiente, por lo que hu- bo de recurrirse a los municipios del reino, tal y como se había previsto en las Cortes, con el fin de tratar de completar la cantidad comprometida14.

87-139. Véase también E. SOLANOCAMÓN: Poder monárquico y Estado pactista (1626-1652).

Los aragoneses ante la Unión de Armas, Zaragoza 1987, pp. 39-60.

12 P. SAVALL Y DRONDA y S. PENEN Y DEBESA: Fueros y observancias del Reino de Aragón, Zaragoza 1866, p. 416.

13 G. COLÁSLATORREy J. A. SALASAUSÉNS: “Las Cortes aragonesas en 1626…”, op.

cit., pp. 105-110.

14 El sistema empleado para ello era el de las sisas, distribuidas entre las diferentes localidades del reino mediante el repartimiento previamente efectuado sobre las mismas, de acuerdo con el número de fuegos de su población –a tal fin continuaba como patrón vigente el censo acordado en las Cortes de Tarazona de 1495– distinguiéndose entre ciudades, lugares de cien o más fuegos y localidades con una población inferior a este número. Admitiéndose un margen de flexibilidad, el valor de la sisa aplicado durante los años en los que se mantuvo la

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Durante los primeros años del pago del servicio, hasta 1635, a excepción del año 1632, se mantendría una situación de cierto equilibrio entre las cantidades aportadas por las generalidades y la cantidad restante aportada por los munici- pios. Sin embargo, tras este año en el que se producía la declaración de guerra entre las monarquías francesa y española, la carga sobre los concejos aragone- ses se iría incrementando paulatinamente, haciéndose especialmente agobiante a partir del año 1639, precisamente en puertas de los graves los acontecimien- tos que se iban a desarrollar muy poco tiempo después.

Eran los concejos aragoneses los que disponían el modo en que debían reali- zar el pago del servicio que les correspondiera, pudiéndolo realizar tanto en dine- ro como en cualquiera de las especies permitidas por el fuero a tal fin establecido en las Cortes. Un sistema de pago, sin duda, determinado por la escasísima liqui- dez monetaria a causa de la pobreza económica en la que se encontraba el reino.

De hecho, solo la ciudad de Zaragoza haría el pago siempre en dinero15, mien- tras que los restantes concejos, apretados cada vez más por las privaciones, ten- dieron a pagar en especie, convirtiéndose el trigo y la lana en los productos más habituales. Las escasas posibilidades de poder cumplir con el servicio ofrecido lo pone de manifiesto el hecho de que cada vez con más frecuencia muchos lugares efectuarán el pago con retraso, a veces de varios años.

Entre los motivos que contribuyeron a reducir la principal fuente de ingresos de la hacienda aragonesa –los ingresos del General o generalidades–, se encuentra la prohibición del comercio en el Pirineo, decretada por Felipe IV como conse- cuencia de la ruptura de hostilidades entre Francia y España el año 1635. Una si- tuación que se mantendría de forma intermitente con el cierre de los pasos del Pirineo a las actividades comerciales y tránsito de pasajeros, y que, además, se iba a ver complicada por los conflictos de jurisdicción provocados por la aplicación del fuero del Capitán de Guerra, así como de su interpretación16. Conflictos

contribución, osciló entre una y media, y algo más de dos y media. G. COLÁSLATORRE: “El pago del servicio votado en las Cortes de 1626”, en Estudios del Departamento de Historia Moderna, Zaragoza 1975, pp. 113-115.

15 G. COLÁSLATORREy J. A. SALASAUSÉNS: “Repercusiones económicas y sociales en Zaragoza del pago de la sisa de 1626”, en Estudios del Departamento de Historia Moderna, Zaragoza 1978, pp. 151-168.

16 E. SOLANOCAMÓN: “El fuero del Capitán de Guerra. Una expresión del conflicto de jurisdicción entre el Rey y el Reino”, en El poder real en la Corona de Aragón (siglos XIV-

XVI): Actas delXVCongreso de la Corona de Aragón, Jaca 1993, pp. 487-495.

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complicados por la propia naturaleza del virrey y el pleito que ello había suscita- do durante el siglo XVI, y que se reproducirían en la centuria siguiente al socaire del ejercicio del poder absoluto de la Monarquía, los conflictos políticos y mili- tares en Europa, y la repercusión que estos tuvieron en el Pirineo, provocando en distintas ocasiones la intervención en el reino, tanto de la Real Audiencia como del Justicia de Aragón17.

Así se puso de manifiesto, por ejemplo, cuando el día 10 de febrero de 1637, el arrendador de las generalidades, don Diego Sáenz de Villanueva, ante los dipu- tados del reino “protestaba” contra los capitanes Miguel Francolín, que goberna- ba la Torre de La Espelunca, y Bernardo de Guerra, que lo hacía en el castillo de Canfranc, ambos pertenecientes al contingente de castellanos que la Corona ha- bía instalado en el Pirineo18, desde que a finales del siglo XVIse pusiera en mar- cha el plan de defensa, propuesto por el ingeniero italiano Tiburcio Spannochi19, en respuesta a la Instrucción enviada por Felipe II al virrey de Aragón, duque de Alburquerque, en abril de 159420. El motivo que esgrimía el arrendador de las generalidades era que estos impedían la contratación entre ambos reinos, en per- juicio de los derechos de las generalidades, por lo que les requería que “cesasen de hacerlo y no estorben dicha contratación y passo así en las personas como en las mercadurías”21. Los trastornos que tales hechos estaban provocando en el reino llevaban a que algunos meses más tarde (30/10/1637) los diputados presentasen una juris firma al marqués de los Vélez, entonces virrey y capitán general en el

17 Cabe considerar la relación formulada por los aragoneses entre la jurisdicción del Capitán de Guerra y quien hiciera uso de ella. Teniendo en cuenta que, en origen, esta iba unida a la del lugarteniente general y virrey, y que, hasta la promulgación del fuero del Virrey extranjero acordada en las Cortes de Tarazona de 1592, requería foralmente la naturaleza aragonesa. Algo que, posteriormente, no dejó de recordar el reino.

18 ADZ, leg. 754, nº 35, “Memorial del arrendador Diego Sanz de Villanueva, a la Diputación manifestando los perjuicios que se siguen por la falta de comercio, con motivo de la guerra con Francia”.

19 E. OSSETMORENO: El castillo de San Pedro de Jaca, Zaragoza 1992, pp. 37-45.

20 ACA, Secretaría de Aragón, leg. 67, “Traslado de su instrucción firmada por su Real mano que envió al Duque de Alburquerque, Virrey y Capitán General del Reyno de Aragón para las cosas tocantes a la guerra y otras cosas de los castillos de dicho Reyno dada en Aranjuez a 26 de abril de 1594”. Cit. por J. CAMÓNAZNAR: “La situación militar en Aragón en el siglo XVII”, Revista de Historia Militar 29 (1970), pp. 41-49.

21 ADZ, Actos Comunes, ms. 422, ff. 44v-45r.

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reino de Aragón, alusiva al problema planteado por el cierre de los puertos y que en algunos de sus apartados hacían referencia directamente a la jurisdicción del capitán de guerra22. Posteriormente, las incidencias y conflictos continuarían produciéndose, como lo pone de manifiesto otra juris firma contra el capitán de guerra, fechada el 10 de marzo de 1668 y cuyo preliminar era “Contra el capitán de Guerra para que no impida el libre comercio y uso de las mercaderías sino en los casos del fuero de Capitán de Guerra”23.

En las Cortes de 1626 se acordaban otras medidas que, pese a que su inten- ción no era otra que facilitar el pago del servicio comprometido, terminaron por incidir negativamente en el desarrollo de la comercial. Efectivamente, con el fin de aumentar las cantidades correspondientes a los derechos de las generalidades y favorecer al artesanado, se prohibía la entrada de tejidos extranjeros en el rei- no, excepto los de oro, plata y seda, mientras que a los tejidos elaborados en el reino se les aplicaba un 5% de impuesto. Además, se cargaba el comercio su- biendo los derechos del General de un 5% y un 10%, excepto en lo referido a los ganados ovino y de cerda. Medidas, en conjunto, de carácter proteccionista que no iban a satisfacer el objetivo pretendido, subiendo los precios y favore- ciendo el contrabando, dificultando la exportación de los productos del reino o propiciando, incluso, los abusos en sus prerrogativas de los guardas del General.

Revertiendo, en fin, todo ello negativamente en el pago del servicio.

La finalidad del servicio ordinario votado en las Cortes de 1626 no era otra, en esencia, que acudir en ayuda de las armas de Felipe IV. Por ello, al calor de las pretensiones del proyecto “unionista”, las cantidades que se fueron obte- niendo en Aragón tendrían como destino contribuir a satisfacer las urgencias más perentorias, a las que tuvo que hacer frente la Monarquía. De Aragón par- tiría dinero hacia Cataluña, Flandes, Italia o Francia. Caso de producirse nue- vas cortes durante los años de cumplimiento del servicio, Aragón no tendría obligación de hacer otro servicio alguno.

Con la firma del Tratado de Monzón el 5 de mayo de 1626, que estabilizaba la situación en el paso alpino de la Valtelina, el contexto internacional parecía que- dar consolidado en la zona en favor de los intereses españoles. En Italia, con el duque de Feria, los asuntos se consideraban controlados, mientras que los ejérci- tos imperiales neutralizaban las aspiraciones de los daneses y conseguían triunfos

22 ADZ, Actos Comunes, ms. 425, ff. 119r-120r (1r-3r).

23 ADZ, leg. 754, ff. 1r-7r.

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en Alemania. El propio Richelieu tenía que hacer frente, por entonces, a graves asuntos internos en Francia, mientras que el emperador Fernando II ratificaba el 6 de marzo de 1629 el Edicto de Restitución. Sin embargo, la intervención de Oli- vares en la guerra de Mantua (1628-1631) en apoyo del gobernador de Milán, Gonzalo de Córdoba, con la esperanza de conquistar la plaza de Casale, para ase- gurar la ruta terrestre entre Barcelona y Viena, estaba a punto de provocar una guerra declarada entre las monarquías francesa y española, e implicaba a esta úl- tima en nuevos y elevados gastos que forzaban a la Corona a considerar la convo- catoria de nuevas cortes en los territorios peninsulares.

Efectivamente, a partir del año 1632 –escribe A. Domínguez Ortiz– “la Mo- narquía Hispánica, temiendo ser atacada en cualquier momento, se planteaba si no debía de tomar la iniciativa”24. En las consultas de Estado y Guerra este debate se había convertido en habitual, estudiándose alternativas de carácter militar con fi- nes defensivos e incluso ofensivos, cuya repercusión en Aragón era inevitable. Por otro lado, se consideraba preciso que Felipe IV reuniera cortes en Cataluña, con la pretensión de encauzar la complicada relación existente entre la Corona y el prin- cipado catalán tras la inconclusas Cortes celebradas en Barcelona el año 162625, valorando, además, el estratégico papel que ese territorio poseía en aquellos mo- mentos. Los aragoneses, al igual que los valencianos, eran convocados el 5 de julio siguiente para celebrar cortes en Teruel. Figuraba en la convocatoria que se hacía para solicitar subsidios, con los que hacer frente a los progresos que las armas de Gustavo Adolfo de Suecia estaban llevando a cabo en territorio imperial, en un momento en el que el subsidio ofrecido por las cortes castellanas se mostraba in- suficiente para hacer frente a la ocasión26. Dos meses después, sin embargo la con- vocatoria de cortes quedaba en suspenso. Nuevos avisos de convocatoria se irían sucediendo en el tiempo y, finalmente, el 5 de septiembre de 1633 los diputados del reino informaban al cabildo de la catedral de Teruel que había cesado el rumor de cortes27.

24 A. DOMÍNGUEZORTIZ: Política y Hacienda de Felipe IV, Madrid 1960, p. 45.

25 J. H. ELLIOTT: La rebelión de los catalanes. Un estudio sobre la decadencia de España (1598-1640), Madrid 1977, pp. 193-221.

26 En febrero de 1632 se habían inaugurado cortes en Madrid con la acostumbrada petición de servicios “para continuar las guerras contra los enemigos de la religión católica y de la augustísima Casa de Austria en todas partes, y principalmente en Italia, Flandes y Alemania”

(D. M. DANVILA YCOLLADO: El Poder civil en España, Tomo III, Madrid 1885, p. 85).

27 E. SOLANOCAMÓN: Poder monárquico y Estado pactista…, op. cit., pp. 63-67.

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Y, efectivamente, ni aragoneses ni valencianos28tendrían finalmente cortes.

Las dilaciones y cambios de criterio producidos en torno a su inauguración evi- dencia no solo la falta de oportunismo que, llegado el momento, contemplaba la Corona, sino también los titubeos de la Diputación del Reino, sin duda justifica- dos por la vigencia del cumplimiento del pago de las 144.000 libras jaquesas del servicio ordinario, a lo que había que añadir la grave situación que por estos años padecía el reino aragonés, consecuencia de una crisis agraria que hizo que el pro- pio municipio zaragozano tuviera que importar trigo desde Sevilla para afrontar las necesidades alimenticias. Y en unos momentos en los que la peste, provenien- te del otro lado del Pirineo, estaba provocando serios problemas en el comercio transpirenaico. En el parlamento catalán, el gobierno madrileño tampoco había obtenido los resultados que pretendía, pues, inaugurado el 18 de mayo de 1632, quedaba paralizado el 8 de junio como consecuencia de un disentimiento plantea- do por la ciudad de Barcelona. Después, prorrogado el 24 de octubre, no llegaría a clausurarse29.

El 5 de agosto de 1634 Felipe IV volvía a dirigirse al reino aragonés para que se juntasen sus estamentos y el día 20 del mismo mes don Fernando de Borja, virrey de Aragón, ante los estamentos del reino, reunidos en la Sala Real de la Diputación aragonesa, daba lectura a la Propuesta, en nombre del Monarca. En ella se hacía re- ferencia a la gran presión bélica que padecía la Monarquía; a la necesidad en la que se encontraban “las armas de su Magestad defendiendo la Fe Católica, como úni- ca Coluna della” y que al otro lado del Pirineo se estaba concentrando un elevado número de fuerzas enemigas. Lo que hacía necesario prevenir la defensa de las fronteras del reino aragonés, aun reconociendo el importante esfuerzo que para este estaba suponiendo el servicio concedido en las Cortes de 1626. Por ello el rey solicitaba que:

para en un año (que parece que es el tiempo que verisímilmente podrá durar el asiento destas cosas, pues de ver que se toma en todos mis Reynos, con el calor y esfuerço que conviene, ha de resultar que tomen mejor disposición) se paguen hasta dos mil hombres corriendo por quenta del mismo Reyno la paga, pues mi ánimo no es que se convierta en otra cosa, que en ofensa contra Francia, por ser esta su mayor defensa, y que ellos dispongan los medios que mejor le pareciere, assegurándoles, que si fuere necesario me hallare a la conclusión, pues mi ánimo

28 D. DELARIORAMÍREZ: El Comte-Duc d’Olivares i el regne de València, València 1986, pp. 281-283.

29 J. H. ELLIOTT: La rebelión de los catalanes…, op. cit., pp. 245 y ss.

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es conservarle en todas sus prerrogativas, privilegios y exempciones, y aún concedérselas mayores, pues conozco se les debe a su lealtad, y a las demostraciones tan particulares que han hecho por mi servicio30.

En nombre de todos los presentes, Vicencio Domeque, obispo de Jaca, respon- día que las Juntas resolverían tratando de encontrar los medios para que su ma- jestad quedase bien servido. Al día siguiente, juntados los componentes de cada uno de los estamentos de forma separada, establecían los procedimientos dirigi- dos a propiciar el debate sobre la materia, así como su resolución. El primero en mostrar su parecer era el brazo de la Nobleza. Los veintiún miembros que lo componían, de consuno, manifestaban que las serias dificultades por las que el reino atravesaba para hacer frente al pago del servicio concedido en las Cortes de 1626, imposibilitaban la concesión de uno nuevo, al tiempo que solicitaban del rey armas con las que el propio reino pudiera hacer frente a la defensa de sus fronteras31.

Por su parte, el brazo de Caballeros e Hijosdalgo, siguiendo el “exemplo y luz que nos han dado [los nobles] para resolver el negocio principal de esta convoca- ción”32, por ciento treinta votos y solo cuatro en contra, respondía desfavorable- mente a la solicitud del servicio, por encontrarse el reino tan cargado, necesitado y exhausto, a causa

ya de la estrecheza común de los tiempos, nascida de la despoblación, muertes y esterilidades pasadas, ya por el servicio concedido a su Magestad el año 1626, cuia paga ha acabado de apurar el poco caudal procedido del último esfuerzo.

En lo que atañe a la defensa del territorio aragonés este estamento expresaba su confianza de que, en caso de guerra, el monarca ampararía y favorecería al reino

aplicando a su defensa todo el servicio voluntario y haciéndole merced, quando esto no bastare, de mandar proveheer a las universidades las armas, municiones y

30 BNE, Mss. 6748, Impreso, ff. 3r-5r. “Propuesta que el Excelentísimo señor don Fernando de Borja, Comendador Mayor de Montesa, Gentilhombre de la Cámara de su Majestad, y su Lugarteniente y Capitán General de Aragón ha hecho a los quatro Braços dél en nombre de su Majestad, en 20 de Agosto 1634”. Puede verse también en RAH, 9/5703 D-93, doc. 25; así como en J. J. PORTER YCASANATE: Anales del Reyno de Aragón, que contienen las guerras de Cataluña en el tiempo de Felipe IV, ff. 21r-26v.

31 Ibidem, “Actas de las Cortes reunidas en Zaragoza en 1634”, ff. 15v.-16v.; “Respuesta del brazo de los nobles a la petición de dos mil hombres pedidos por el Rey”, f. 46r.

32 Ibidem, f. 22r.

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órdenes necesarias para que todos con la devida prevención acudamos a la defensa de nuestro Reino33.

Solo algunos días después, el 5 de septiembre, era el brazo de la Iglesia el que también comunicaba a los restantes estamentos su respuesta desfavorable al servi- cio solicitado, justificándola mediante una pormenorizada argumentación econó- mica –expresión del debate que durante las últimas décadas se estaba produciendo en Aragón–, con la que reflejaba la calamitosa situación en la que se encontraba el reino, agravada por los acuerdos, inherentes al servicio, producidos en las pasadas Cortes34. Tal y como habían formulado los brazos anteriores, también este solici- taba al monarca armas para la defensa del territorio, caso de ser invadido35.

Finalmente, el día 8 de septiembre era el brazo de las Universidades el que, por veintiún votos de los veintitrés que lo componían, manifestaba su rechazo a la concesión del servicio por encontrarse el reino reducido a términos que hacían imposible su cumplimiento. Los argumentos esgrimidos eran similares a los ex- puestos por los restantes estamentos: a la situación de decaimiento, grave deterio- ro económico y despoblación por la que atravesaba el reino, había que añadir los males inherentes al pago del servicio, sin que las medidas previstas para su cum- plimiento hubieran sido suficientes. En lo referente a la defensa del reino espera- ban que, en caso de guerra, el monarca dedicara

a la particular defensa de este reino las 144.000 libras jaquesas con que le sirve para la universal conservación de su Monarchia y que toda ella con socorros recíprocos le ha de asistir36.

Comunicada la resolución a cada uno de los estamentos mediante las respec- tivas embajadas, se constituía una junta integrada por 16 representantes, cuatro por estamento, que el 10 de septiembre resolvía que la respuesta debía ser entre- gada al virrey, presentando separadamente los cuatro documentos elaborados

33 J. J. PORTER YCASANATE: Anales del Reyno de Aragón..., op. cit., ff. 20r-21v.

34 Citemos como botón de muestra el informe presentado a los diputados del reino, por Miguel de la Balsa, precisamente este año, con el título A los muy ilustres Señores Diputados del Reyno de Aragón que lo son en este presente año de 1634 (RAH, 9/5703 D-93, doc. 10), en donde el autor ofrece un balance negativo, haciendo toda una serie de consideraciones bien argumentadas sobre la repercusión que habían tenido en el reino las medidas fiscales adoptadas en las Cortes de 1626. Información amablemente cedida por Xavier Gil Pujol.

35 BNE, Mss. 6748, “Actas de las Cortes…”, ff. 23v-25r.

36 Ibidem, ff. 26v-29r.

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por cada uno de los estamentos, y que un representante de cada uno de ellos fue- ra a los diputados, para solicitar al virrey que acudiese a escuchar la respuesta con la brevedad posible, señalando lugar y hora. Sin embargo, el desencuentro producido a última hora entre la junta y los diputados, respecto a la precedencia que debía establecerse entre ellos en el encuentro con el virrey, hizo que al final acudiesen en embajada –integrada por un representante de cada brazo– a don Fernando de Borja para preguntarle cuándo podían presentarle la respuesta que daban a la solicitud hecha por el monarca. Recibidos finalmente por el virrey, este les respondía que tenía orden de no resolver nada sin avisar a su majestad y que, teniendo la respuesta, se la daría con la mayor brevedad. Pero el encuentro ya no se produciría. El 21 de septiembre la junta quedaba suspendida “hasta que su Magestad mande otra cossa”37. Muy pocos días después, el 6 de septiembre de 1634, en tierras bávaras el ejército imperial, gobernado por el cardenal-infante don Fernando de Austria, derrotaba a los suecos en Nördlingen, auténtico preám- bulo de importantes acontecimientos que no tardarían en producirse.

Efectivamente, en medio de un ambiente de encendidas diferencias, el 19 de marzo de 1635, la debilidad de su aliado sueco hacía que Francia entrase direc- tamente en la Guerra de los Treinta Años, declarando la guerra a España38. De esta forma el peligro de invasión armada se instalaba en el Pirineo39y el concep- to de “defensa propia” se convertía ahora en el argumento esgrimido por la Co- rona, tanto para urgir la contribución militar como para condicionar la actitud política de los aragoneses. Lo cierto es que a partir de entonces se intensificarán las solicitudes de Felipe IV para levantar hombres de armas en el reino. Así por ejemplo, el virrey de Aragón solicitaba el 23 de marzo de 1636 a don Antonio Xi- ménez de Urrea, conde de Aranda, que reclutara 400 hombres de armas, conce- diendo la Diputación del Reino con esta finalidad licencia al alférez don Pedro de Urrea, para que pudiese “arbolar bandera y tocar cajas y alistar gente” con el fin de levantar una compañía en Zaragoza; lo que, a su vez, este comunicaba a los jurados de la ciudad para recibir la correspondiente autorización. Acción que

37 BNE, Mss. 6748, “Actas de las Cortes…”, ff. 31v-40v.

38 Sobre la justificación de la declaración de guerra, expresada mediante manifiestos, sigue revistiendo mucho interés la obra de J. M.ª JOVERZAMORA: 1635. Historia de una política y semblanza de una generación, Madrid 1949 (reeditada por la Fundación de Historia Moderna, Madrid 2003).

39 G. COLÁS LATORRE: “Los valles pirenaicos aragoneses y su colaboración con la Monarquía en defensa de la frontera (1635-1643)”, Argensola 85 (1978), pp. 5-24.

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también por entonces realizaban otros capitanes, quienes presentaban sus res- pectivas patentes reales a los jurados de la ciudad para proceder a reclutar gente de guerra40. Aunque el momento más significativo lo vamos a encontrar en la petición de los Consejos de Estado y Guerra al reino de Aragón, para que este contribuyese militarmente ante el sitio puesto por los franceses a la plaza de Fuenterrabía41.

Rotas las hostilidades, pronto los franceses obtenían su primer triunfo en Les Avins –obispado de Lieja– al derrotar al ejército español, gobernado por el prín- cipe de Carignano, el 20 de mayo de ese mismo año. Pero la respuesta española no tardaba en llegar. En 1636 el Cardenal-Infante repelía el ataque francés y desde el sur de los Países Bajos contraatacaba penetrando en el noroeste de Francia. En una campaña relámpago derrotaba a los franceses en Capelle, Chatelet, Vervins y Corbie, situándose a escasa distancia de París; mientras que por el sur, con inten- ción de distraer al francés tratando de explotar el éxito de los españoles al norte de París, el marqués de Valparaíso se introducía en la Guyena francesa desde Na- varra y Guipúzcoa. La excesiva dilatación de sus líneas de abastecimiento y el áni- mo de asestar un golpe determinante a los holandeses, sin embargo, hacia regresar a Flandes al ejército hispánico, posibilitando así la reorganización de las tropas francesas, que en la campaña del año siguiente iniciaban una nueva embestida ha- cia los Países Bajos, al mismo tiempo que enviaban fuerzas a Alsacia y Lorena con intención de cortar el Camino Español a los Países Bajos, mientras en el sur los franceses tomaban la iniciativa en los Pirineos. El príncipe de Condé, después de una acción de distracción sobre Roncesvalles, conquistaba Irún y ponía sitio a la plaza de Fuenterrabía en los primeros días del verano del año 1638, apoyado por la flota real francesa, gobernada por el arzobispo de Burdeos.

Las alarmantes noticias que llegaban a Aragón del peligro que se cernía so- bre Navarra, traducidas en las urgencias con las que el reino debía de reforzar sus fronteras con ese reino así como las del Pirineo, venían acompañadas de la

40 E. SOLANOCAMÓN: Poder monárquico y Estado pactista…, op. cit., pp. 68-69.

41 La participación aragonesa ante el sitio de Fuenterrabía el año 1638 ha sido objeto de algunos estudios. Entre los más representativos J. A. ARMILLASVICENTE: “Levas zaragozanas para la Unión de Armas de 1638”, en Estudios del Departamento de Historia Moderna, Zaragoza 1979, pp. 169-188; E. SOLANOCAMÓN: “Fuenterrabía y la movilización del Reino de Aragón en el año 1638”, en Floresta Histórica. Homenaje al Dr. Fernando Solano Costa, Zaragoza 1984, pp. 215-252; E. SOLANOCAMÓN: “La contribución armada de la Corona de Aragón ante el sitio de Fuenterrabía”, Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita 59-60 (1989), pp. 10-12.

Referencias

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