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Prácticas parentales de padres de niños menores de 5 años en Colombia - factores de riesgo e impacto en los niños

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PRÁCTICAS PARENTALES DE PADRES DE NIÑOS MENORES DE 5 AÑOS EN COLOMBIA: FACTORES DE RIESGO E IMPACTO EN LOS NIÑOS.

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE ECONOMIA

Laura Bautista Diez

ASESORA: Raquel Bernal Salazar

Resumen

Las estrategias de disciplina hacen parte de las prácticas parentales en el hogar que contribuyen a la formación y consolidación de características, habilidades y funciones de los niños y niñas que promueven el aprendizaje y logro académico posteriormente. Esto está asociado, en particular, con la promoción del desarrollo socio emocional a través de diferentes formas de practicar la disciplina de los hijos en el hogar. Existen diversas estrategias y los padres no emplean las mismas con todos los hijos, ni en todas las situaciones. De esta manera, cada hogar utiliza la estrategia que considera más conveniente para la educación de su hijo. No obstante no todas tienen el mismo efecto sobre el desarrollo de los niños y niñas. Estas prácticas parentales pueden estar determinadas por las características individuales tanto de los padres, como del niño, así como el contexto en el que estos se desarrollan. En este sentido, este artículo pretende exponer los factores incidentes en la utilización de las diferentes estrategias de disciplina de los hogares colombianos.

Palabras Clave: Estrategia disciplinaria, factores incidentes, hogares, niños, padres. Clasificación JEL: A14, C10, A14, A14, A14

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Introducción

Es evidente que cada hogar utiliza diferentes estrategias de disciplina, como castigos físicos o verbales, estrategias negligentes donde se ignora al niño o niña, o le remueven un derecho (o beneficio); como la comida, así como hay otros hogares que utilizan disciplina positiva1. Estudios como el de Ceballos y Rodrigo (1998); Torio et al. (2008) han demostrado que los padres no implementan las mismas estrategias disciplinarias con todos los hijos, ni en todas las situaciones, ya que éstas van variando de acuerdo al desarrollo del niño y a lo largo del tiempo. Esto se debe a que las prácticas educativas de los hogares, pueden estar determinadas por una serie de factores que incluyen: características particulares del niño, rasgos propios de los padres y características en las que se lleva a cabo la interacción entre estos dos individuos (Palacios, 1988). Es por esta razón que este trabajo pretende categorizar los hogares colombianos según la estrategia de disciplina que utilizan con sus hijos.

A pesar de las diferentes campañas realizadas con el objetivo de disminuir la violencia en los hogares, los datos de Medicina Legal indican que en el 2012 la violencia intrafamiliar fue la segunda causa de agresión más frecuente en Colombia. En donde el 14.5 por ciento de estos casos fue violencia contra niñas, niños y adolescentes. Para 2013, la violencia intrafamiliar pasó a ser la tercera causa más frecuente, aumentando la incidencia de casos contra niños y niñas a un 18.20 por ciento2. De esta manera es de vital importancia determinar programas e intervenciones que prevengan las agresiones y negligencias contra los niños y niñas y promuevan buenas prácticas de promoción del desarrollo socio emocional, dentro de las familias colombianas.

Por otra parte diversos estudios (Bernal y Keane, 2011; Bernal et al, 2011) han demostrado que la cantidad y la calidad del tiempo que los padres comparten con sus hijos, tiene un efecto directo en el desempeño del niño o la niña durante la edad adulta. De esta manera es posible afirmar que el desarrollo del capital humano se define en la primera y segunda infancia, donde el cuidado y crianza del niño toma un papel fundamental. Específicamente, se puede pensar en términos de una función de producción de capital humano temprano donde los insumos vienen dados por el hogar, en términos de tiempo, ingreso y calidad del tiempo parental. No obstante, el factor esencial es la calidad de este

1

Abarca técnicas de enseñanza en la medida en que el padre le explica al niño las razones de su incorrecto proceder y lo instruye acerca del comportamiento correcto. En otras palabras, el padre utiliza técnicas de sugestión basadas en la explicación de las consecuencias de la conducta del niño. 2

Cifras tomadas del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses al 8 de Septiembre de 2014.

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tiempo, que se define de manera general como el contenido del tiempo que el niño pasa con su cuidador principal y la manera en que esas actividades tienen lugar. El contenido del tiempo se refiere a las rutinas que estimulan el aprendizaje a través del juego, tales como enseñarle a leer, conversar, jugar, entre otras. La manera como las actividades se lleva a cabo hace referencia al modo como lo hacen, donde también se incluyen las estrategias de disciplina. Si un padre le enseña a leer a su hijo, pero lo hace en un ambiente hostil, castigador y autoritario, no es claro que esas actividades de lectura van a tener los efectos positivos esperados sobre el desarrollo integral del niño o niña, debido a que la forma está disminuyendo la calidad del tiempo parental. A su vez esto genera una repercusión en el desempeño laboral del niño o niña en el futuro.

El propósito de este trabajo es caracterizar los hogares colombianos según sus estrategias de disciplina en el hogar y establecer los determinantes individuales, del hogar y del contexto que determinan la frecuencia con la cual se usa una estrategia frente a otra. En este sentido, este trabajo busca responder las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los factores de riesgo que inciden en la utilización de un cierto tipo de estrategia disciplinaria con los niños? De esta manera, se podrían recomendar programas e intervenciones que prevengan las agresiones y negligencias, dentro de las familias colombianas, y por ende favorecer el desarrollo integral de los niños y niñas.

Contrario a los estudios previos, este trabajo realiza el análisis para un amplio rango de estratos socioeconómicos de Colombia, en donde no solo se tienen en cuenta las características propias del niño, sino también las de los padres y las del entorno en el que se desarrolla el hogar. De esta manera se permite tener un resultado que tiene en cuenta la interacción entre los individuos y no a cada individuo por separado. Naciones Unidas (2003) indica que los resultados no son siempre los mismos para todos los países. Esto se debe, a que continuamente hay excepciones en los factores que son significativos en algunos países. De esta manera, este trabajo permite determinar cuáles son los factores relevantes en la escogencia de las estrategias de disciplina en el caso colombiano.

La información utilizada para la realización de este trabajo, proviene de la Encuesta Longitudinal de la Universidad de los Andes, específicamente la obtenida en la ronda dos, correspondiente al año 2013 y se presentan resultados únicamente para la zona urbana. La encuesta fue realizada a lo largo de del territorio colombiano, por lo que es representativa de los estratos uno a cuatro, y de cinco regiones geográficas en zona urbana. El método utilizado

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es un modelo de regresión lineal múltiple, que busca determinar cuáles son los factores que aumentan la utilización de disciplina positiva dentro del hogar.

Este documento tiene cinco secciones. En la primera, se presenta la revisión de literatura, donde se discuten algunos trabajos relacionados con el presente estudio. Luego, se explica el modelo conceptual que permite entender la intuición y relevancia económica del tema de este documento. Más adelante, se presenta la metodología y descripción de los datos utilizados en la estimación. En la cuarta, se exponen los resultados, para en la última sección presentar las conclusiones.

Revisión de Literatura

Estudios colombianos de representación nacional, acerca al tema no se han desarrollado, sin embargo existe un estudio afín, que estudia las conductas parentales en estratos socioeconómicos bajos en la ciudad de Bogotá. Mahecha y Martínez (2005) concluyen en el estudio, que las conductas parentales3 sí están relacionadas con la edad de los niños, así como el estado civil de la madre. De la misma manera, demuestran que tener un hogar monoparental, dificulta la comunicación efectiva, potencializando la presencia de conductas agresivas frente a los hijos. Por su parte, Torio et al. (2008) afirman que en Estados Unidos no se pueden identificar estrategias de disciplina puras, ya que los estilos educativos de los padres suelen ser mixtos, variando acorde al desarrollo del hijo y a lo largo del tiempo. En este sentido las políticas públicas deben orientarse hacia el dinamismo de las estrategias de los hogares.

Brenner y Fox (1999) en un análisis de varianza, realizado en Inglaterra muestran que variables como el número de hijos, estado civil, están relacionadas con el patrón de crianza4 aplicado por el padre. Por su parte, encuentran que no existe ninguna discriminación de las prácticas de crianza de acuerdo al sexo del hijo, por lo que las estrategias son aplicadas igualitariamente en niñas que en niños. Se demostró empíricamente que las madres que utilizan los castigos (físicos y verbales) como estrategias de disciplina, son las de menor nivel educativo, menor edad y menor estatus socioeconómico.

3

Se refiere a las actividades de control e interacción que los padres establecen para sus hijos. El encuestado valora en una escala de 1 a 4 (selección única) la frecuencia con la que recurre a la aplicación de contingencias, monitoreo y definición de reglas.

4

Evalúa la frecuencia, en una escala de 1 a 4, de las repuestas de los padres a los comportamientos de los niños con castigos verbales y corporales.

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En cuanto a los castigos físicos como estrategia disciplinaria, Haz (1997) concluyó que el nivel socioeconómico está negativamente correlacionado con el ejercicio de la violencia dentro del hogar. Aquí, maltrato físico hace referencia a cualquier acción no accidental por parte de los padres que puede causar daño en el niño. Por el contrario, no se encontró evidencia estadística de una relación entre disciplina violenta y la edad de la madre. El estudio demostró que el 41.6 por ciento de las madres que utilizan métodos de crianza violentos viven en condiciones de hacinamiento. Se demostró que el número de hijos dentro del hogar es una variable significativa para explicar el maltrato infantil. En otras palabras, en hogares donde existen tres o un mayor número de hijos, la situación de maltrato crece.

Contrario al estudio mencionado anteriormente, Connelly & Strauss (1992), encontraron que la variable edad de la madre sí representa un factor de riesgo con datos de Estados Unidos. Esto debido a que entre menor sea la madre, al momento de dar a luz, mayor es la probabilidad que el niño sufra de maltrato. Por el contrario, el nivel educativo de la madre, así como la edad del niño y el nivel de ingreso familiar, fueron encontradas no significativas dentro del maltrato físico. Esto permite concluir que en Estados Unidos los factores incidentes en la utilización de métodos punitivos dentro del hogar, son diferentes a los encontrados en los otros países.

En Perú, Benavides y León (2013) encontraron que las variables como edad de la madre, número de hijos en el hogar, estatus ocupacional de la misma y el nivel de bienestar5 de la familia, tienen una relación significativa con la existencia de la violencia infantil física en el hogar. Por el contrario, la educación de la madre presentó efectos mixtos, ya que en un año era significativa y en el otro no. A pesar de que el estudio realiza una mirada intertemporal de la problemática, éste presenta la limitación que la medición de la violencia infantil es de forma agregada. En otras palabras, éste no discrimina el tipo de maltrato por género del niño, ya que asume que las madres ejercen la violencia contra todos los hijos de la misma manera. No obstante, Bardales y Huallpa (2005) realizaron un estudio similar en Perú, con la discriminación del tipo de maltrato por género del niño. Concluyeron que no existe evidencia estadística para afirmar que el uso de la violencia por parte de la madre es diferente entre niñas y niños.

Por otra parte, Orpinas (1998) encontró que la prevalencia del castigo corporal para disciplinar a los hijos fue alta, en ocho ciudades metropolitanas de América Latina y en

5

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España. Más específicamente, en todas las ciudades de la muestra, a excepción de Salvador de Bahía y Madrid, se encontró una diferencia significativa en el castigo corporal según el género del agresor. Al igual que en Bardales y Huallpa (2005), se encontró que las mujeres tienen mayor tendencia al uso del castigo corporal en comparación con los hombres. En cuanto al factor edad se encontró que la agresión física contra los niños es más común entre los adultos jóvenes que entre los mayores. En la mayoría de las ciudades del estudio, se asoció el nivel de educación bajo con la utilización del castigo corporal como un medio de corrección de comportamiento del niño. Los padres tienen la idea de que al producir sufrimiento en los niños, estos aprenden la lección, lo que demuestra que los padres que hacen uso de esta estrategia consideran que genera un aprendizaje en el hijo.

Mercy et al. (2003) en el informe de la Organización mundial de la salud afirma que en la mayoría de países, reafirman lo que se ha venido diciendo anteriormente, acerca de la significancia del género del agresor, la edad del mismo y el nivel de educación. Por otra parte, afirman que el maltrato físico lo infligen con mayor frecuencia, los padres desempleados, ya que los niveles de tensión aumentan, generando una mayor exposición al maltrato. El hallazgo fundamental de este informe radica en que muestra que los resultados no son siempre los mismos para todos los países. Esto se debe, a que continuamente hay excepciones en los factores que son significativos en algunos países. De esta manera, resulta interesante evaluar cuáles son los factores relevantes en la escogencia de los castigos como un método de disciplina en el caso colombiano. Igualmente, el informe concluye que la mayoría de los estudios acerca de la violencia se han realizado en los países desarrollados, por lo que aún queda mucho por hacer. En este sentido, sería interesante llevar a cabo un estudio en un país en desarrollo.

Marco Teórico

El capital humano del niño se define en la primera y segunda infancia, como una función de producción donde los insumos vienen dados por inversiones en el hogar. La función de producción se muestra a continuación:

𝑄 = Ϝ( 𝑌, 𝑇1(𝑝), 𝑇2(𝑝))

Donde, Q hace referencia al capital humano del niño, Y es el ingreso o cantidad de bienes y servicios que los padres invierten en los hijos, tales como juguetes, educación, ropa, entre otros. Por otra parte, tiempo parental que dedican los padres al hijo, entendido como la cantidad de horas promedio que los padres destinan al cuidado del niño, se denota como

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𝑇𝑗(𝑝), 𝑗 = 1,2. Donde j denota la calidad del tiempo invertido por el padre, siendo j=1 el nivel bajo y j=2 el nivel alto de calidad. En otras palabras, el contenido hace referencia al tipo de actividades que se llevan a cabo durante el tiempo parental, las cuales mejoran el desarrollo cognitivo y socio-emocional del niño y pueden ser de alta o baja calidad. Por otra parte, la calidad del tiempo parental es la combinación del contenido parental y la manera como dicho contenido se ejecuta. En otras palabras, la calidad está compuesta por la manera en que tienen lugar dichas actividades, lo cual incluye varias prácticas parentales entre las cuales están las estrategias de disciplina utilizadas por los padres. De esta manera, se puede decir que el efecto de la cantidad del tiempo parental sobre el capital humano del niño, depende de si dicha cantidad fue de baja o alta calidad.

Una disminución significativa en la calidad del tiempo parental, genera una repercusión en el desarrollo del niño o niña, pues si no promueve o le impide desarrollar habilidades como el autocontrol y autorregulación, paciencia, capacidad de concentración y control de emociones, puede ocasionar consecuencias negativas en el corto plazo. Esto ocurre en la medida en que el niño podrá desarrollar una menor cantidad de habilidades que tendrán un efecto negativo en su capacidad de aprendizaje, generando impactos sobre la productividad potencial durante la edad adulto. A su vez, esta disminución puede generar efectos perjudiciales para la economía, ya que en el largo plazo el deterioro del capital humano del niño puede forjar un detrimento en su productividad laboral, seguido de repercusiones a nivel macroeconómico. Esto último se explica ya que el capital humano del niño (Q) determina en el largo plazo variables relacionadas con el desempeño laboral durante la adultez, ya que determina variables tales como el salario, la estabilidad laboral, la elección ocupacional, entre otros factores (Bernal et al, 2010, Bernal et al., 2011).

Por otra parte estudios como el de Bernal et al. (2011) han demostrado que la calidad del tiempo parental tiene una incidencia positiva tanto en el desarrollo cognitivo, como en el no cognitivo del niño. De esta manera, se incide en la calidad del capital humano del niño, generando un efecto directo en el éxito del mismo, en el mercado laboral futuro. De la misma manera, Bernal et al. (2011) demostraron que el efecto de la calidad del tiempo parental es siempre mayor para padres que utilizan estrategias de disciplina basadas en incentivos, que aquellos que se basan en métodos punitivos. De esta manera es necesario identificar los factores que inciden en el tipo de estrategia disciplinaria de los hogares, para identificar políticas que estimulen el uso de métodos basados en incentivos, que a su vez mejoran la calidad del capital humano.

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Descripción de los datos

Dentro del cuestionario de la Encuesta Longitudinal de la Universidad de los Andes existe una pregunta que hace referencia a las estrategias de disciplina utilizadas por lo hogares colombianos. Ésta es realizada únicamente a padres con hijos entre los 12 meses de edad y los 71 meses de edad, por lo que la muestra del estudio es de 1,694 niños. La pregunta realizada en la encuesta hace referencia al escenario en el que los niños no obedecen y los padres responden de distintas maneras. En este sentido, cada encuestado tenía que responder con qué frecuencia (Siempre, casi siempre, algunas veces o nunca) asumía cada una de las actitudes listadas a continuación:

(1) Lo ignora

(2) Lo grita o castiga verbalmente

(3) Lo sacude, lo pellizca o le pega con la mano o un objeto (4) Promete darle algo si le obedece

(5) Le explica por qué lo que hizo está mal y cómo debe comportarse la próxima vez (6) Lo castiga quitándole algún beneficio (comer, televisión, juguetes, etc)

Dentro de las posibles categorías de respuesta se puede observar que las actitudes listadas anteriormente, pueden ser asociadas en unos estilos educativos de disciplina. Por un lado, las actitudes (2) y (3) pueden incluirse dentro del estilo disciplinario autoritario, ya que son los padres que utilizan algún tipo de castigo, ya sea físico o verbal, para recriminar las acciones de los hijos. Sus prácticas disciplinarias se orientan más hacia el castigo que hacia la inducción. Por otra parte, las actitudes (1), (4) y (6) pertenecen al estilo disciplinario negligente, en la medida en que existe una ausencia de responsabilidad del hijo hacia sus conductas, pues hay una falta de control de las conductas por parte de los padres. Finalmente, la actitud (5) se asocia al estilo disciplinario autoritativo6, que es el padre que utiliza disciplina positiva, en la medida en que establecen los límites del niño y promueven la conducta asertiva del mismo. Asimismo, sus prácticas disciplinarias se orientan más hacia la inducción que hacia el castigo del niño, validando las emociones del niño y promoviendo el dialogo con él o ella (Raya, 2008).

6

Autoritativo se refiere al estilo parental que utiliza el método de la inducción en vez del método de los castigos, con el fin de generar aprendizaje en el niño. Este último método es utilizado por el estilo parental autoritario. En el texto se hará referencia al estilo autoritativo, como el estilo inductivo.

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Tabla 1. Estadísticas descriptivas de las estrategias de disciplina

VARIABLES Número de observaciones Media Mínimo Máximo

Ignora al niño 1,696 1.714 1 4

Grita al niño 1,696 2.015 1 4

Sacude al niño 1,696 1.658 1 4

Promete al niño 1,696 2.196 1 4

Explica al niño 1,696 3.454 1 4

Quita beneficio al niño 1,696 2.090 1 4

Observando las estadísticas descriptivas de la tabla 1, se puede afirmar que el estilo disciplinario que se utiliza con mayor frecuencia en los hogares colombianos es el inductivo, ya que la estrategia de disciplina más utilizada es la de explicar al niño. Luego se encuentra la estrategia disciplinaria de prometerle al niño algo a cambio y quitarle algún beneficio, las cuales pertenecen al estilo disciplinario negligente. Luego se encuentra la estrategia de castigarlo verbalmente, que se incluye dentro del estilo autoritario. Finalmente, se puede decir que las estrategias que se utilizan con menor frecuencia son las de ignorar al niño y castigarlo físicamente, las cuales pertenecen al estilo negligente y autoritario, respectivamente. De esta manera, es posible afirmar que en Colombia, el estilo educativo más frecuente es el de padres inductivos, seguido intercaladamente del negligente y el autoritario.

De esta manera, es posible afirmar que hay 24 posibles categorías de respuesta, sin ninguna claridad de cuál es la estrategia principal utilizada por los padres. En este sentido, se procede a realizar un análisis de componentes principales, el cual permite definir un indicador que resume cuál es la estrategia principal que utiliza un padre, dado que la manera como está realizada la pregunta dificulta la codificación directa de la estrategia principal del hogar. Para ilustrar lo anterior, hay hogares que respondieron que utilizan las estrategias disciplinarias de explicar al niño y castigarlo físicamente, con una frecuencia de siempre. De esta manera, es imposible determinar la estrategia más frecuente, pues utilizan con la misma frecuencia estrategias que son excluyentes. De la misma manera, existen otros hogares que respondieron

Nota: Los valores 1, 2, 3, 4 hacen referencia a la frecuencia con la que se utiliza el método de disciplina dentro del hogar. Las asociaciones son nunca (1), algunas veces (2), casi siempre (3), siempre (4).

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que utilizan cada una de posibles respuestas algunas veces, por lo que no es posible establecer directamente cuál es el estilo educativo de estos hogares.

El análisis de componentes principales es una técnica estadística que permite reducir la dimensión de las variables, perdiendo la menor cantidad de información posible. El método realiza la construcción de un indicador que corresponde a los factores, los cuales son una combinación lineal de las variables originales y se van construyendo según el orden de importancia, que viene dado por la variabilidad total en la muestra. En este sentido, el objetivo es encontrar un único factor que mida el tipo de estrategia disciplinaria principal de un padre, en un indicador que va de mayor (disciplina positiva) a menor (disciplina negativa).

Siguiendo la regla de Kaiser, los factores que resultaron con un eigenvalue mayor a uno, en el análisis de descomposición, fueron los factores uno y dos. Estos son los que explican la mayoría de la variabilidad de los datos. Su comportamiento se muestra a continuación:

Gráfica 1. Factor 1 Análisis de componentes principales

A partir de la gráfica 1, se puede decir que el factor 1 (F1) agrupa de acuerdo al tipo de disciplina. Los factores ponderadores del factor 1 están discriminando dos categorías visibles: factores altos para estrategias de disciplina física y factores bajos para estrategias de disciplina diferentes a los castigos físicos o verbales. Es decir, el factor 1 discrimina por tipo de práctica disciplinaria.

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6

Grita al niño Quita beneficio al niño

Sacude al niño Ignora al niño Promete al niño

Explica al niño

Fact

o

re

s p

o

n

d

e

rad

o

re

s

Tipo de Disciplina

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Gráfica 2. Factor 2 Análisis de componentes principales

Por otra parte, a partir de la gráfica 2 se puede observar que los factores ponderadores asociados al segundo factor (llamado F2), discriminan dos grupos diferentes en las categorías analizadas. Por un lado, están las variables ignorar al niño, gritarle y sacudirlo, que reciben ponderaciones negativas. Mientras que las variables prometerle, explicarle y quitarle algún beneficio reciben ponderaciones positivas. Observando la tabla 1 se puede ver que las estrategias que presentan la mayor frecuencia son las mismas que reciben un ponderador positivo por el factor 2. Esto indica que este factor está agrupando categorías de acuerdo a la frecuencia con la que se utiliza una estrategia de disciplina de menor a mayor. Finalmente, como el objetivo del trabajo es estudiar los tipos de estrategia de disciplina, se puede concluir que la variable de interés corresponde al factor 1. No obstante, para facilitar la interpretación de los resultados del modelo, se estima el modelo con el factor 1 negativo, así es posible interpretar que a mayor sea el factor, mayor es la utilización de estrategias diferentes a los castigos físicos y verbales, entendidos de aquí en adelante como disciplina positiva.

El modelo de regresión que se llevó a cabo se muestra a continuación:

-0.6 -0.4 -0.2 0 0.2 0.4 0.6 0.8

Ignora al niño Grita al niño Sacude al niño Promete al niño

Explica al niño Quita beneficio al niño

Fact

o

re

s p

o

n

d

e

rad

o

re

s

Tipo de Disciplina

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Tipo de disciplina = β0+ β1Género de niño + β2Edad del niño + β3Educacion inicial +

β4Número de hijos de la madre + β5Trabajo materno + β6Educ madreMenos de primaria+

β7 Educ madreSecundaria completa+ β8Indice de Riqueza del hogar + β9Madre casada +

β10Madre soltera + β11Madre separada+β12Madre viuda + β13Hogar monoparental +

β14Hogar biparental + β15Padre reside con el niño + β16Edad de la madre +

β17Estrato socioeconómico del hogar

Ahora se procede a realizar una descripción de la muestra, para luego presentar los resultados del modelo. Por un lado, la variable dependiente es el tipo de estrategia disciplinaria que utiliza el hogar con mayor frecuencia, construido por el método de componentes principales. Por otra parte, las variables independientes (factores de riesgo), son género del niño (1=niño, 0=niña), edad del niño en meses, asistencia a la educación inicial (1= asiste a guardería, 0= No asiste), número de hijos de la madre, trabajo materno (1=trabaja, 0=No trabaja), educación de la madre (Menos de primaria, secundaria completa, algo de terciaria), tipo de hogar (Hogar monoparental, Hogar biparental), estado civil de la madre (Casada, soltera, separada, viuda) y finalmente, características socioeconómicas del hogar (Índice de riqueza y estrato socioeconómico de 1 a 4).

La muestra utilizada es únicamente de la zona urbana, pues es la que abarca el rango más amplio de estratos, desde el 1 hasta el 4. Por el contrario, la zona rural está compuesta en su mayoría por el estrato 1, por lo que no se tuvo en cuenta para el estudio. La cantidad total de niños en la Encuesta Longitudinal de la Universidad de los Andes era de 5,135 individuos, pero como la pregunta de estrategias de disciplina fue realizada únicamente a un rango especifico de edad, la muestra se reduce a 1,694 niños. Luego, se pierden 407 observaciones por ausencia en las variables explicativas de la regresión, por lo que finalmente la muestra queda reducida a 1287 niños.

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Tabla 2. Estadísticas descriptivas de las variables categóricas: Características del niño y de los padres

Total Disciplina positiva (F1 positivo)

Disciplina negativo (F1 negativo)

Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje Sexo del niño

Hombre 657 51.05% 327 52.74% 330 49.48%

Mujer 630 48.95% 293 47.26% 337 50.52%

Educación inicial

Asiste 892 69.31% 479 77.26% 413 61.92%***

No asiste 395 30.69% 141 22.74% 254 38.08%

Trabajo materno

Sí trabaja 702 54.55% 326 52.58% 376 56.37%

No trabaja 585 45.45% 294 47.42% 291 43.63%

Educación materna Menos de primaria

214 16.63% 89 14.35% 125 18.74%

Secundaria completa

962 74.75% 475 76.61% 487 73.01%

Algo de terciaria

111 8.62% 56 9.03% 55 8.25%

Estado civil de la madre Unión libre o casada

959 74.51% 469 75.65% 490 73.46%

Separada 181 14.06% 86 13.87% 95 14.24%

Viuda 14 1.09% 5 0.81% 9 1.35%

Soltera 133 10.33% 60 9.68% 73 10.94%

Padre reside con el niño

Si 883 68.61% 434 70.00% 449 67.32%

No 404 31.39% 186 30.00% 218 32.68%

Tipo de hogar

Biparental 883 68.61% 434 70.00% 449 67.32%

Monoparental 404 31.39% 186 30.00% 218 32.68%

Estrato

socioeconómico

Estrato 1 499 41.90% 241 41.20% 258 42.57%

Estrato 2 462 38.79% 234 40.00% 228 37.62%*

Estrato 3 209 17.55% 101 17.26% 108 17.82%**

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A partir de la tabla 2 se puede decir que la muestra tiene una mayor cantidad de niños hombres (50.05 por ciento), que de mujeres (48.95%). Se realizó una prueba estadística con el fin de determinar si la diferencia entre ambos géneros era significativa, y se concluyó que ésta no lo era, por lo que se puede decir que estadísticamente, ambos grupos tienen la misma cantidad de individuos. Diferenciando entre disciplina positiva y disciplina negativa, se puede observar que existe una mayor cantidad de hombres en la disciplina positiva, mientras que en la negativa ocurre los contrario. Realizando una prueba estadística de la diferencia entre los géneros en cada uno de los tipos de disciplina, se encuentra que no existe evidencia estadística para afirmar que son diferentes. Igualmente, se puede observar que más de la mitad de estos niños, específicamente el 69.31 por ciento asiste a la educación inicial, mientras que el restante 30.69 por ciento no lo hace. Diferenciado entre el tipo de disciplina, se puede ver que en ambos tipos es mayor el porcentaje de niños que asisten a la educación inicial que los que no y que la diferencia es estadísticamente significativa, no obstante la proporción es mayor para disciplina positiva.

Por otra parte, la tabla 2 muestra que la cantidad de madres que trabajan es mayor que las madres que no trabajan, con una diferencia de 9.1 por ciento. Se realizó una prueba de significancia de la diferencia entre ambos tipos de madre, y se encontró que la diferencia es significativa, por lo que estadísticamente, el número de madres que trabaja es diferente del que no trabaja. Se observa que en ambos tipos de disciplina, es mayor la cantidad de madres que trabaja en comparación con las que no trabaja. En cuanto al nivel educativo, se puede ver que la mayoría de las madres de la muestra poseen un nivel de básica secundaria completa. Específicamente, el 74.75 por ciento de las madres poseen este nivel educativo. Asimismo, se puede observar que el 16.63 por ciento de las madres alcanzan un nivel de básica primaria, aunque dentro de esta categoría también se encuentran las madres que no poseen ningún nivel educativo. Finalmente, el restante 8.62 por ciento de las madres posee algún tipo de educación superior. Evidenciando que un porcentaje considerable de la muestra (91.38 por ciento) tiene unos niveles de educación bajos. De la misma manera, se puede observar que el 74.35 por ciento de las madres de la muestra viven en unión libre o están casadas. A estas le siguen las separadas con un 14.06 por ciento, luego las solteras con un 10.33 por ciento y finalmente, las viudas con un 1.09 por ciento.

De la misma manera, la tabla 2 muestra que la mayoría de los niños y niñas de la muestra vive en un hogar biparental, que cuenta con la presencia de ambos padres (68.81 por ciento), mientras que un 31.39 por ciento vive en hogares con solo uno de los padres. Esto

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también se evidencia en la variable padre reside con el niño, pues indica que en el 68.81 por ciento de los casos, el padre vive en el mismo hogar que el niño. Esto permitiría pensar que dentro de la muestra existe una mayor utilización de disciplina positiva, como se había mostrado anteriormente en la revisión de literatura (Mahecha y Martínez, 2005), pues hogares monoparentales aumentan la incidencia de conductas agresivas hacia el niño. Por otra parte, se observa que la mayoría de los hogares pertenecen a los estratos 1 y 2 , con una representación del 80.69 por ciento.

Tabla 3. Estadísticas descriptivas variables continuas: Edad de la madre, edad del niño y número de hijos de la madre

VARIABLES Número de observaciones Media Mínimo Máximo

Edad de la madre en años 1,287 29.82 16 49

Número de hijos de la madre 1,287 2.50 1 13

Edad del niño en meses 1,287 44.37 12 71

A partir de la tabla 3 se puede observar que el número de hijos cubre un amplio rango, pues va desde 1 hijo hasta 13 hijos. Mientras que el 35.90 por ciento tienen 2 hijos, el 25.87 por ciento tienen 1 hijo y el 0.08 por ciento tiene 13 hijos. Esto indica que dentro de la muestra únicamente una madre tiene en total 13 hijos. Se puede decir más precisamente que en promedio una madre en Colombia tiene entre 2 y 3 hijos, ya que su media toma un valor de 2.50 hijos. Por otra parte, se puede ver que la edad promedio de las madres de la muestra es de 29.82 años y que dentro de la misma existen madres que tienen desde 16 años hasta 49 años de edad. Por su parte, en cuanto a la edad de los niños se puede observar que la edad promedio es 44.37 meses equivalente a 3.69 años. Asimismo, se puede decir que dentro de la muestra existen niños que van desde el año de edad hasta niños que tienen 71 meses, equivalente a 5.91 años de edad.

Resultados

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Tabla 4. Resultados: Modelos de regresión múltiple

VARIABLES (1) (2) (3) (4) (5)

Sexo del niño (1=hombre) -0.138** -0.136** -0.138** -0.128* -0.141** (0.069) (0.069) (0.069) (0.068) (0.071) Edad del niño en meses 0.023*** 0.023*** 0.023*** 0.024*** 0.022***

(0.002) (0.002) (0.002) (0.002) (0.003) Educación inicial (1=asiste, 0=no asiste) 0.046 0.047 0.046 0.021 0.089

(0.090) (0.090) (0.090) (0.089) (0.094)

Número de hijos de la madre -0.061** -0.061** -0.061** -0.014

-0.073*** (0.025) (0.025) (0.025) (0.027) (0.025)

Empleo materno (1=trabaja) 0.130* 0.134* 0.130* 0.133* 0.187**

(0.072) (0.072) (0.072) (0.071) (0.074)

Menos de primaria -0.172 -0.177 -0.172 -0.216 -0.078

(0.164) (0.164) (0.164) (0.163) (0.165)

Secundaria completa7 -0.073 -0.076 -0.073 -0.148 -0.123

(0.129) (0.129) (0.129) (0.129) (0.131) Índice de riqueza del hogar (por componentes

principales)

-0.010 -0.008 -0.010 0.013

(0.017) (0.017) (0.017) (0.017) Madre vive en unión libre o está casada 0.160

(0.333)

Madre es separada 0.052

(0.343)

Madre es soltera8 -0.021

(0.348)

Hogar Monoparental9 -0.159**

(0.076)

Padre reside con el niño -0.159**

(0.076)

Edad de la madre en años

-0.023*** (0.006)

Estrato1 0.425

(0.282)

Estrato2 0.502*

(0.280)

Estrato310 0.367

(0.286)

Constante

-0.723***

-0.891** -0.564** -0.181 -1.193*** (0.211) (0.393) (0.234) (0.263) (0.321)

Número de observaciones 1,287 1,287 1,287 1,287 1,191

R-cuadrado 0.104 0.104 0.104 0.111 0.111

Desviaciones estándar entre paréntesis *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

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Categoría excluida: madres que tienen como máximo nivel educativo, educación superior. 8

Categoría excluida: madres que son viudas. 9

Categoría excluida: niños que residen con ambos padres: hogar biparental. 10

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Como se puede observar en la tabla 4, se realizaron cinco modelos diferentes. En cada uno de los modelos, se tuvieron en cuenta características intrínsecas del niño, así como de su madre y las condiciones socioeconómicas del hogar, representadas por el índice de riqueza del mismo. Estas características están representadas por las primeras siete variables de la ecuación 1. Adicionalmente, en cada uno de los modelos se adicionaron otras variables, pues se quería ver su efecto sobre la utilización de disciplina positiva. Específicamente en el modelo (1), se adicionó la variable tipo del hogar. Mientras que en el modelo (2), fue la variable estado civil de la madre y en el modelo (3) fue padre reside con el niño. Por otra parte, en el modelo (4) se incluyó la variable edad de la madre y en el (5) el estrato socioeconómico del hogar. Se realizaron dichas especificaciones de manera diferencial, ya que existía una alta correlación entre las diferentes variables de interés, por lo que no se podían evaluar simultáneamente. Asimismo, aunque se consideraba que la edad de la madre era una variable que debía estar incluida en todos los modelos, esto no fue posible, ya que ésta tenía relación con las demás, por lo que le sustraía significancia a otras variables que eran esenciales para el estudio.

Aunque los coeficientes de la regresión no se pueden interpretar directamente porque la variable dependiente no tiene interpretación cuantitativa, la comparación de magnitudes y signos a través de las diferentes variables explicativas, dan una idea del comportamiento de la variable. En este sentido, a partir de la tabla 4 se puede observar que en todos los modelos la variable sexo del niño resulta significativa, indicando que el género del niño sí está asociado con la estrategia de disciplina utilizada por el hogar. En particular, si el niño es hombre, hay menor utilización de disciplina positiva, pues el coeficiente tiene signo negativo β(−). En este sentido, es posible afirmar que en los niños es más frecuente la utilización de la estrategia disciplinaria de castigos físicos, en comparación con las niñas. De la misma manera, se puede observar que el sexo del niño mueve en 13 por ciento de desviación estándar del factor principal hacia la disciplina negativa.

Por otra parte, la edad del niño también resultó significativa en los tres modelos, indicando que la edad del niño está asociada con la estrategia disciplinaria que utilizan sus padres. Más específicamente, se puede observar que a mayor edad del niño, mayor es la utilización de disciplina positiva β(+). Esto se puede deber a que entre más grande sea el niño, mayor es su capacidad de razonamiento, por lo que los padres dejan de acudir a métodos violentos para lograr una reflexión en el niño, acerca de sus actos. De la misma manera, se

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puede observar que esta variable genere un movimiento del 2.3 por ciento de desviación estándar del factor principal, hacia la disciplina positiva.

De la misma manera, la tabla 4 muestra que el número de hijos de la madre determina de manera significativa el tipo de disciplina que se utiliza en el hogar, a excepción del modelo (4) que se explicará más adelante. En otras palabras, entre mayor sea el número de hijos de la madre, menor es la utilización de disciplina positiva con los mismos β(−). Esto se puede deber a que entre mayor sea la cantidad de hijos que la madre debe cuidar, aumenta el nivel de presión, cansancio y estrés, por lo que la madre recurre a métodos violentos para lograr el objetivo que quiere alcanzar. Se puede observar que esta variable mueve en un 6.1 por ciento de desviación estándar del factor principal. En cuanto a la variable empleo materno, se puede ver que ésta resultó significativa para todos los modelos, a excepción del (4), que se explicará más adelante. En otras palabras, si la madre trabaja, existe una mayor utilización de disciplina positiva β(+). Esto se explica, pues las madres que trabajan pasan menos tiempo con los hijos, por lo que tratan de hacerlo con actividades más productivas y ambientes más propicios. Se observa que esta variable tiene la misma incidencia que la variable sexo niño, en la medida en que mueve en un 13 por ciento de desviación estándar el factor principal, hacia la disciplina negativa.

De las variables como asistencia a la educación inicial, nivel educativo de la madre e índice de riqueza se puede observar que no son significativas en la utilización de disciplina positiva. Esto indica que estas variables no tienen ningún tipo de asociación con la estrategia de disciplina que sigue el hogar. De esta manera, se puede afirmar que tanto la distribución del ingreso, como la del capital humano no influyen en la estrategia utilizada por el hogar, pues se utilizan los mismos métodos de castigos físico y verbal, en los hogares con altos niveles educativos y altos niveles de ingresos, que en los hogares con baja educación y bajos ingresos. A diferencia de la práctica de rutinas productivas con los niños, en donde se ha evidenciado el gradiente económico. Por ejemplo, leerle al niño aumenta visiblemente con el estrato socioeconómico del hogar (Bernal et. al, 2014).

En cuanto a las variables adicionales se puede decir que el estado civil de la madre no está asociada a la estrategia disciplinaria que sigue el hogar, ya que ninguna de las categorías resultó significativa. Por el contrario, la variable hogar monoparental que indica que el niño vive con solo uno de sus padres y no con ambos, resultó significativa. Esto indica que si el hogar es monoparental, es menor la utilización de disciplina positiva β(−). Esto puede

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deberse a que si el hogar es sostenido por un único jefe de hogar, éste no va a poder dividirse las responsabilidades con nadie más, por lo que aumentará su estrés y cansancio y podría recurrir con más frecuencia a los métodos de castigos físico y verbal. Por su parte, la variable que indica si el padre reside con el niño, también resultó significativa y genera el mismo efecto sobre la utilización de disciplina positiva β(−). Esto es un poco más intuitivo en la medida en que es el género masculino el que recurre a los castigos físicos y verbales con mayor frecuencia. En este sentido, en los hogares donde el padre reside, los castigos físicos y verbales son el método que se utiliza con mayor frecuencia a comparación de la disciplina positiva. Se puede observar que ambas variables generan un movimiento del 15 por ciento de desviación estándar del factor principal, hacia la disciplina negativa.

En cuanto al estrato socioeconómico del hogar se puede observar que el único estrato que resultó significativo y con un nivel de confianza de 90 por ciento, fue el estrato 2. Esto indica que si un hogar pertenece al estrato 2, hay una mayor utilización de disciplina positiva en comparación al estrato base. Lo que indica que las personas de estrato 2 utilizan la disciplina positiva con mayor frecuencia que las de estrato 4. No obstante, observando el Índice de riqueza del hogar, que incluye la tenencia de bienes por parte de éste, se puede afirmar que tanto el nivel de ingresos como la condición socioeconómica no son variables que estén asociadas con la utilización de disciplina positiva.

Otro aspecto importante a destacar es el modelo (4) que es el que incluye la variable edad de la madre. A partir de éste se puede observar que la edad de la madre es significativa con un nivel de confianza del 99 por ciento. En la tabla 5 se puede ver que a mayor edad de la madre, menor es la utilización de disciplina positiva β(−). Se puede observar que esta variable genere mueve en un 2.3 por ciento la desviación estándar del factor principal, hacia la disciplina negativa. Sin embargo, la incluir esta variable en la regresión, las variables como número de hijos de la madre y empleo materno, dejan de ser significativas. Esto se explica en la medida en que la edad de la madre es una variable altamente correlacionada con los factores mencionados anteriormente. En otras palabras, una madre con mayor edad, utiliza menos la disciplina positiva debido a que tiene un mayor número de hijos y trabaja.

Por otra parte, en cuanto a la magnitud de los coeficientes se puede observar que cuantitativamente los aspectos intrínsecos del niño, más específicamente el sexo del niño y aspectos de la composición del hogar, como si el padre reside en el hogar con el niño, o si el hogar es monoparental son los que más importan en la utilización de disciplina positiva. Esto

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se debe a que son los que poseen la mayor magnitud en los coeficientes de la regresión, generando unos mayores cambios en la desviación estándar el factor principal. Por su parte, aspectos intrínsecos de la madre y del hogar, especialmente el nivel socioeconómico, cobran menos importancia.

Con el fin de demostrar que ni el ingreso ni el nivel de educación parecen ser determinantes en la elección de estrategia de disciplina de los padres, a continuación se pueden encontrar gráficas que comparan estos dos factores y otros más, con la utilización de disciplina positiva por parte del hogar.

Gráfica 3. Estrategia de disciplina por educación de la madre

A partir de la gráfica 3 se puede observar la homogeneidad de la estrategia disciplinaria a través de los diferentes niveles de educación materna. En otras palabras, a pesar de que la estrategia disciplinaria toma diferentes valores para cada uno de los niveles educativos de la madre, ésta se encuentra dentro del mismo intervalo de confianza del 95 por ciento; indicando que las estrategias disciplinarias de los hogares no discriminan de acuerdo al nivel educativo de la madre. Así, una madre con una educación universitaria, utiliza las mismas estrategias para corregir a sus hijos, que una que no posee ningún nivel educativo. De esta manera, se confirma lo encontrado en los modelos de regresión donde, el nivel educativo

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de la madre no es una variable asociada a la elección de estrategia de disciplina por parte del hogar.

Gráfica 4. Estrategia de disciplina por tipo de hogar

La gráfica 4 muestra la estrategia disciplinaria de los hogares de acuerdo al tipo que son, en otras palabras indica la estrategia que sigue un hogar biparental y un hogar monoparental. A diferencia de la gráfica 3, la gráfica 4 muestra que la estrategia de disciplina si discrimina de acuerdo al tipo de hogar del que se esté hablando. La estrategia utilizada por un hogar monoparental no es la misma que la que utiliza un hogar biparental, pues el segundo utiliza más la disciplina positiva que el primero.

Finalmente, se verificó que la estrategia de disciplina se diferencia de acuerdo al número de hijos de la madre. Los resultados se muestran a continuación.

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Gráfica 5. Estrategia de disciplina por número de hijos de la madre

A partir de la gráfica 5 se puede observar que el área gris correspondiente a la cantidad de 0 a 2 hijos, claramente no se traslapa con el área gris correspondiente a la cantidad de 9 o más hijos. Esto indica que la estrategia de disciplina si es estadísticamente diferente según el número de hijos que tiene la madre. De la misma manera, se puede apreciar que la relación es inversa ya que, a mayor número de hijos, menor es la utilización de disciplina positiva.

Conclusiones

Observando las estadísticas descriptivas de la muestra se puede concluir que la estrategia de disciplina que los hogares colombianos reportan utilizar con mayor frecuencia con sus hijos, es la explicación al niño de su conducta incorrecta, es decir la estrategia conocida como disciplina positiva. Esto indica que es más frecuente que los hogares apliquen disciplina positiva en los niños y niñas, que otros métodos educativos. Así, la mayoría de los hogares colombianos cuentan con padres inductivos, que utilizan métodos diferentes a los castigos físicos y verbales. Por el contrario, la estrategia que utilizan con menor frecuencia corresponde a sacudir al niño, la cual se categoriza dentro de castigos físicos y que corresponde a padres autoritarios.

Por otra parte, es posible afirmar que dentro de los hogares de la muestra, la mayoría de las madres poseen como máximo nivel educativo la secundaria completa, así como un

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porcentaje considerable de ellas trabaja. Más de la mitad de estos hogares, son hogares biparentales, que cuentan con la presencia de ambos padres, y la mayoría de los hogares tienen una cantidad entre 2 y 3 hijos.

Paralelamente, se encontró que ciertas características del hogar y sus integrantes, están asociados con la decisión del método de crianza utilizado por el hogar. En cuanto a las características intrínsecas del niño, como el sexo del niño y la edad se puede decir que son influyentes en la determinación de cuál es la estrategia disciplinaria utilizada por el hogar. Esto se contrapone a lo encontrado en estudios anteriores, pues en ellos el sexo del niño no era un factor discriminante dentro de la estrategia que seguía el hogar. No obstante, en cuanto a la variable edad se concluye lo mismo que en los estudios anteriores, pues sí es significativa para la definición del método de crianza del hogar.

De la misma manera, características relacionadas con la composición del hogar, como si el niño vive con los dos padres o con uno y si el padre reside con el niño en el mismo hogar, arrojan los mismos resultados que en estudios anteriores, pues son variables significativas en la utilización de disciplina positiva por parte del hogar. En cuanto a las características de los padres, se puede decir que el hecho de que la madre trabaje sí influye en que ésta utilice la disciplina positiva con mayor frecuencia en comparación a los métodos violentos.

Características de los padres, como el nivel educativo de los mismos, no es una variable importante en la determinación de la estrategia, pues personas con un nivel educativo alto, utilizan los mismo métodos que los que tienen nivel educativo bajo incluyendo los que no estudiaron. Igualmente, el estado civil de la madre no influye en la estrategia disciplinaria que se utiliza dentro del hogar. Por su parte, las condiciones socioeconómicas de los hogares, como el índice de riqueza de éste, no son significativas en la utilización de disciplina positiva. Pues un hogar con una tenencia de bienes elevada, utiliza las mismas estrategias que un hogar con un nivel bajo. Sin embargo, esto se contradice con la encontrado en estudios previos, donde se dice que tanto el nivel educativo de los padres, como el estado civil de la madre y el nivel de ingresos, si influyen positivamente en la utilización de disciplina positiva.

Se puede concluir que tanto la distribución del ingreso, como la distribución del capital humano no influyen en la estrategia utilizada por los hogares colombianos. Por lo que se deben generar programas para todos los estratos, acerca de la utilización de disciplina positiva. Esto con el fin de incentivar el desarrollo socioemocional de los niños de Colombia.

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Así, las políticas educativas deben ir encaminadas a todos los estratos socioeconómicos de la sociedad colombiana, de manera equitativa. De esta manera, se garantizará un aumento de la calidad de la manera como se llevan a cabo las actividades entre padres e hijos. Por consiguiente, se generará un aumento del capital humano del niño, mejorando las condiciones del mercado laboral de largo plazo.

Simultáneamente, es esencial generar campañas de manejo de estrés y presión en las madres, especialmente las más vulnerables, como las cabeza de familia, o las que poseen una gran cantidad de hijos. De esta manera, programas que ayuden a las madres de familia a manejar el estrés y las concienticen acerca de otras maneras de proyectar su frustración, permitirán mejorar la utilización de disciplina positiva. Se debe enseñar que existen otras vías que son más efectivas a la hora de enseñar a los hijos, tales como las actividades que mejoren la interacción y comunicación entre los padres y los hijos. Por otra parte, se pueden generar diversas ayudas económicas que permitan reducir la tensión dentro de los hogares y de esta manera, disminuir la utilización de castigos físicos y verbales en los niños. Por ejemplo, se pueden distribuir subsidios, a aquellas madres que son cabeza de familia, teniendo en cuenta que se deben poner restricciones que motiven a las madres a superarse. Por otro lado, se pueden generar incentivos fiscales a aquellas empresas que contraten como empleados a madres cabeza de familia, o mujeres que son madres, así simultáneamente, se disminuirá la tensión, así como se garantizará el empleo a las madres. Igualmente, campañas de concientización en las mujeres, acerca de los hijos que planeen tener a futuro, permitirá reducir el número de hijos de cada una de las madres. Así, si las madres tendrán una menor cantidad de hijos, esto permitirá reducir el estrés y cansancio y así se aumentará la utilización de disciplina positiva.

De la misma manera, se podrían generar programas de educación en los colegios, a través de la escuela de padres, donde los padres comprendan que no se debe discriminar a los hijos por su edad o su género. Es necesario que los padres tomen conciencia que el sexo del niño no implica que éste vaya a tolerar en una mayor medida, o que va a ser menos perjudicial un método de disciplina con respecto a otro, ya que los niños independientes del sexo, pueden tener las mismas repercusiones. Es esencial que los programas estén enfocados hacia los padres (hombres), ya que se demostró que existe una asociación entre que el padre resida y una menor utilización de disciplina positiva. En este sentido, se les debe enseñar que existen otros métodos que resultan más efectivos a la hora de corregir a los hijos, por ejemplo la comunicación con los hijos.

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