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de
laSociedad
Chilena dé Historia yGeografía
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5ÜMARIO:
v • Paga. unarelacióninédita de la muertede Portales ....,.,:....
, Garrido. V.—Lacampaña de1888, .-...: Salas,<?.J.—K1doctor José Corté»Madariaga....
..:... ZnrriptopjosiIgnacio.—ElGeneral Zenteno fCándustón)
Ajtbkbga,frqfJerónimode.^La epopeya de BoCoa ;.^ , Cotarrdbias, Luis—Monedas chilenas desde la
Independencia -- hasta la fecha
/jCímílusíónX i.., ...'...:....'. deMontisbubde^BallObjc, Fernando.—Lasvoces"del coloso de
■-'■ '
Meinnon,ente lasismología. /... ViodSaMackenna, Reniamín.—Mi Diario deprisión...:..í...*..'. Vaboas,Jfoí»¿».—Recuerdo»de Maceo :....'.^...-."... DBvtiUZUBRliGÁ, foríWo.-fManifiesto qnehace el Gobernador
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-tendentede laProvinciadeCuyo,sobrelaejecuciónque
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acababade hacerseenlo» reosdonJuanJosé'y-"donLula ( '
Carríra....'....;...;....,'.■".-:.•"-... '...:.'...' dblaCuadra; GvfOermo.—La familiadeAlcaldeen.Chile Rolda»,AleMades.—Sobré algunos antecedentes déla
revolu-pióndenuestraindependeneia...j...r ...\ PeSaonibbe,S.-rCaentosiópularesAraucano? y Chilenos
reco-■
• '«Idosde la tradiciónoral...: .; ;..., ... Valenzítela,Pedro¿toRenffW.-'-Glosario etimológicodenombres
'
,V , de personas;animales,plantas, rio» ylugares aborígenes
.
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-deChiley dealgunasotraspartesdeAmérica.(ConUnfio* v.don)...?, .■....:...'...; .„...„ :..,...,./. .-.: .,, dbMosTBsaua dk Ballorb, Fernando.—Bibliografíageneral de.
tembloresy terremotos(Continuación)..
Riso Pasrow.—ImU.—Aponte»«obrenomenclatura,geográficade •
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ChUé... ...A..-...U '.v„._..:.-.:...:.. ,.¿,/....:.... VarasVelísqueb, Wguü.—Reclamacioneselectoralesen la Pa-triaVleja....;..*....^.,^...;^;...,.:....:.:...„..:....„..^¿.. . VicuñaMackenna, Cario».—El Monumento de la Plaza de Armas..
Medina,'/. T.—Cuatro muertos ilustre». A. B.O,—Notashistóricasygeográficas. Bibliografía,... i ...
'
tJomunioaélonej... ... Actas delaSocledad...'...:..:
hasta el presente número
Agostini, Alberto De , Aldana,Arturo
Amberga,FrayJerónimo de Amunátegui Solar,Domingo AYala L., A.
BalliviAn,M.V. Araya Novoa, Ramón'' Bakahona Vega, Clemente Berthi.ing Hans
Bertrand,Alejandro
-Blanciiard-Chessi, Enrique Blanco Fombona, Rufino Cabrera, Arturo
CañasPinochet, Alejandro Cavada,FranciscoJ. Coiazzi,Antonio >■" COVARRUBIAS, LUÍS ,Cuadra;.Guillermo
' CúneoVidal,R.
Cumming, Alberto de laCruz, Ernesto de Sauniére, S, DíazMeza,Aurelio.
Donoso.Armando
EcheverríatReyes, Aníbal '
Echeqoyen, Horacio Edwards,Alberto Encina, Francisco A. ■ Espejo,JuanLuis
Espinosa, Aurelio M. Erráztjriz,Crescente Fonck, Francisco Fuenzalida,.José del C. GajardoReyes,Ismael ^ Galdames,Luis
GarcíaHuidobro,Elias Gatica Martínez, Tomás Gómez Ga rcía, Agustín Guevara, Tomás
GummAyMartí,Alfredo Guzmán, C. A.
Hanssen, Federico HübnerBezanilla,;Jorge
HuidobroGutiérrez,Ramón Knoche, Walter
Lagos,P.Roberto Latcham, Ricardo E. Laval, Ramón Á. Lizana,Desiderio Lizana M.,Elias
, Machado,MiguelR. Magallanes, Manuel M MarínVicuña,Santiago MatusZ.,Leotardo MattaVial,Enrique
MÁrdói^es,
Francisco' ^ Medina,JoséToribio Molina,Evaristo Molinare,Nicanor Montaner Bello,Ricardo MONTEBRUNO,JulioDEMONTESSUSDEBALLOBE,F. NietodelRío,Félix
OYARZUN,'Aureliano Posnansky,Arthur PeñaMünizaga, Nicolás Prieto,Luis Francisco Pobter,Carlos E. Ramírez, Tomás A. RisoPatrón,Luis r"~ Ristenpart,F. W. SAnchez,PedroO. /v SantaCruz*, Joaquín Silva Cotapos,Cario» ' SilvaVildósola, Carlos ThayerOjeDa,Tomás Toro,Gaspar
Un le,Max
TTrzÚa, Miguel Rafael Va'ísse, Emilio(OnierEmeth) Valenzubla,Iltmo. Fr.PedroA. ValdésVerg ara, Francisco VarasVelázquez, Miguel Vicuña Mackenna Carlos VicuñaCifuentes,Julio Villanueva,CarlosE.
NOTA
REVISTA CHILENA
DE
HISTORIA
Y
GEOGRAFÍA
ÓRGANO
DE LASOCIEDAD CHILENA DE HISTORIA Y
GEOGRAFÍA
TOMO XVIII
SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA UNIVERSITARIA
REVISTA CHILENA DE
HISTORIA
Y
GEOGRAFÍA
Una relación inédita
de
la muerte de
Portales
*)
Antes de entrar a relacionar los hechos que han acae cido en el movimiento militar que hizo en
Quillota
el Coronel,
don José AntonioYidaurre,
haré una breve expo sición de los motivos que loindujeron
a-conspirar,
y de las circunstancias que ocurrieron al verificar esta operación. Es bastante
público
que el Coronel Vidaurre acu saba de la más criminal conducta al Intendente de Concepción,
don José Antonio Alemparte
y al General don ManuelBulnes,
cuyosatentados,
decíaVidaurre,
lehicieron declararse contrario a estos dos individuos durante su
permanencia
en el Sur. En estaépoca,
Bulnes yAlem-parte,
queriendo perder
aVidaurre,
pretendieron,
a pre texto de unaconspiración,
hacerprender
aVidaurre pararemitirlo a
Santiago;
pero teniendo la
opinión
que éstetenía,
principalmente
en latropa
quemanda,
la cual es tabaprevenida
ypronta
aimpedir
lasintrigas fraguadas
por los
enemigos
de sujefe,
seabstuvieron,
contentándose sólo condirigir
cartas al Gobiernopara
indisponerlo
opre venirlocontraVidaurre. Salió éste del Suryfué destinado aValparaíso;
mas nopor eso cesaron los chismes de sus
enemigos,
quienes,
frecuentemente escribían al Gobierno y al MinistroPortales,
haciendoconcebirsospechas
contraVidaurre,
diciendo queéste iba aconspirar. Portales,
te meroso y dando crédito a losrepetidos
avisos que recibía de la infidencia deVidaurre,
lo llamó aSantiago,
cuando éste se hallaba acantonado en lasTablas,
principiando
a formar elejército
expedicionario.
Elobjeto
de esta entre vista era ver sipodían
descubrir las intenciones de Vi daurre y destituirlo infaliblemente delempleo
queejer
cía. Estando donDiego
determinado a separar a Vidau rre, no sucedió así por unprodigio
que no alcanzo acomprender.
Lo cierto es queregresó
en pocos días aValparaíso
yprosiguió ejerciendo
su destino. He oído decir a los delGobiernoque Vidaurre
pudo
en estaocasiónjus
tificarse yalucinar a donDiego
por un granascendiente opoderío
que sobre éltenía;
mas, yo creo, que le temían por elconcepto
que tenía en latropa;
y esta razón de política,
fué elmejor justificativo
que salvó aVidaurre.
Se dio a éste la orden de acantonarse enQuillota,
y al efec
to,
hizo mudar la división que se hallaba en laHacienda
de lasTablas,
pero hasta entonces no teníaVidaurre
in tención de hacerrevolución,
según
estoy
informado.
Se había desentendido dealgunas
invitaciones
que le hicie ron; mas, cuando se concedieron las
facultades
extraordi-ria,
y en virtud deellas,
mandó Irisarri fusilarCol-chagua
a Valenzuela yotros,
se exaltóVidaurre,
y decla mando contra la tiranía con queprocedía
elGobierno,
prometió
derrocarlo haciendo unaconspiración.
Esteplan
concebido conToledo,
su íntimoamigo,
se formalizó más cuando lequitaron
el mando del batallónseis,
haciéndolojefe
de EstadoMayor;
cuyamedida,
según
creía,
había sido tomada por donDiego
Portales paraquitarle
después
el destino ysepararlo
delejército
por lassospechas
que contra éltenía,
a causa de los cuentosfraguados
porAlemparte
y Bulnes.Toledo,
pues, uno delosprincipales
en la revolución que intentaraVidaurre,
fué bastante imprudente
y comunicó su idea aalgunas
personas delejér
cito,
por cuyo motivo se iba yadivulgando
lanoticia;
pero antes que sepercibiese,
los oficiales se entraronuna de las noches anteriores almovimiento,
al cuarto del Co ronelVidaurre,
y ledijeron
que sabían su meditadaconspiración;
quedispusiese
deellos,
pero que sehabía de hacerpronto,
antes que fuesensorprendidos,
porque el Gobiernopodía
tener noticias de sus intenciones. Esta ocurrencia hizoprecipitar
el movimiento que Vidaurreno
quería
se hiciese el día que se verificó.separaron, y
según
dicen,
el oficial Gamero se abrazó enaquel
acto de García para librarle de la muerte que leamenazaba,
porque una de lascompañías
que habían for madas seprevenía
para tirarle. García fué arrestado con el Gobernador deQuillota
don N.Moran,
sufriendoigual
prisión
que el Ministro las personas de sucomitiva,
a saber,
el Coronel^(ecochea,
don Manuel Cavada y los dosayudantes
SotoAguilar
y Navarrete. En esos momentos hizo Vidaurre que marchase sobreValparaíso
unapartida
de cuatrocientos hombres al mando delCapitán
Larriza-ga, oficial deconocimientos,
valiente y de toda su con fianza. Suobjeto
erasorprender
estaplaza,
pero habiendologrado
escaparse deQuillota
uno de los húsares que es coltaba a donDiego,
comunicó la noticia del movimiento al Gobernador de estepuerto,
y uniéndose éste al Gene ral Blanco tomaron las medidas necesarias para oponerse aLarrizaga,
como lo verificaronpresentando
en el Barón el Batallón Valdivia y las milicias deinfantería y caballe ría. Estasfuerzas,
muysuperiores
en número a las deVidaurre,
obligaron
aLarrizaga,
que traía orden de nopresentar
acción,
a tomar la retirada y areplegarse
a la demás fuerza quepresumía
estuviese aretaguardia,
ope ración que se hizo el
Domingo
a las dos de latarde,
sin acontecimiento notable nipérdida
degente
por una ni otraparte.
En estapoblación
se tomaban medidas muy activas. Losjefes
aparentaban confianza,
pero había mu cho
temor,
y casi todos en lapoblación
esperaban
por momentos ver entrar a Vidaurre con su
Ejército
victorio so, porquepresumían
que éste venía con todas sus fuer zas; y lo hubieraconseguido
sinduda,
si cuandomandó aLarrizaga
con unaparte
de su división se hubiesedirigi
do él mismo con toda ella sobreValparaíso.
Esteprevalido
de una confianzainfundada,
sequedó
enQui
llota,
tratando decomprometer
a loscazadores de a caballo,
y con este fin sedirigió
a sucuartel,
donde estuvo hablando con elMayor Jarpa
yCapitán
Vergara,
de cuyaentrevista resultó la confianza que de ellos
hizo,
sirviendoésta de
origen
o motivoprincipal
a sudesgracia.
Vidau rre en esta ocasión manifestó mucha falta decapacidad,
pues sabiendo que los soldados de caballería le eran adic
tos,
pudo
muy bien separar a losjefes
y oficiales sospechosos y
reponerlos
con tantos otrosde quepodía
disponer.
Al
siguiente
día de laprisión
del MinistroPortales,
elCoronel Vidaurre hizo extender un acta en que se
pusie
ron de manifiesto los motivos que dieron
lugar
al movimiento,
y convocando a los oficiales lesdijo
la firmasen.Así lo hicieron unánime y
voluntariamente,
aun cuandoen la causa han declarado la mayor
parte
que fueron obligados
a firmar por el Coronel. Sólo resistieron el Coronel Olavarrieta yMayor Jarpa,
siendo elprimero quien
conla mayor
energía
sedistinguió
por suvalor,
manifestandoideas contrarias a la empresa del Coronel Vidaurre. Don
Agustín,
hermano deéste,
seportó
con una cobardía extraordinaria,
porque a pesar de estar en elmovimiento,
yhallándose
aquel
día enQuillota,
no hizo otra cosa queemborracharse,
saliendo por las calles hablandodispara
tes que le
comprometieron,
y tanluego
como hubo recuperado
eljuicio,
se marchó elDomingo
temprano
con dirección a
Melipilla,
haciendo por el camino mil demostraciones de sentimiento por la conducta de su
hermano;
yde este modo se ausentó de la arena y no tuvo
ninguna
parte
en ello. El CoronelSánchez,
uno de lojefes princi
pales
de las fuerzas acantonadas enQuillota, observó,
acom-promisos públicos
quepudieran
perjudicarle
en caso de un acontecimientodesgraciado,
se dice que fué uno de los que másempeñaron
a Vidaurre para hacer elmovi-mientOj
extendiéndose a ofrecerlegratuitamente
todos sus bienes con esteobjeto,
pero debo advertir quealgu
nos me hanasegurado
ser falso estoúltimo,
conviniendo que fué muygustoso
del movimiento.Hay
variedadsobre la persona que redactó el acta. Unos aseguran, yes lo máscierto,
que fuéCarmona,
cirujano
deEjército,
y éste es el quemejor
halibrado,
porque ni se hasujetado
ajui
ció;
otros dicen que Almanche y por último el Coronel Sánchez. Enfin,
debiéndose considerar a éste como uno de losconspiradores,
admira saber quedespués
de firmar el acta ya no volvió apresentarse,
yseguramente
seocultó,
porque no vino con elEjército
que marchara sobreValparaíso.
Sucompañero
Almanchetuvoigual
conducta,
firmando el acta yaprobando
el movimiento y era tanta suexaltación,
que lloraba por las calles diciendo que era el día másgrande
yglorioso
para supaís,
ytanluego
que salieron lastropas
de Quillota se hizoinvisible,
ocultán dose con el CoronelSánchez,
sin que hastahoy haya
aparecido
uno ni otro.El
Domingo
cuatro de Junio salió deQuillota
el Coro nel Vidaurre paraincorporarse
con laprimera
divisiónque el día anterior mandó sobre
Valparaíso
al mando delCapitán Larrizaga.
Llevaba con él los restos de su pequeño
ejército,
pero alllegar
allugar
denominadoTabo-lango,
sele separaronlos Cazadores de acaballo inducidos por elCapitán Vergara
del mismo cuerpo y por el Coman dante Blanco que estabaagregado
alEstadoMayor.
Estos dos oficiales habían ya combinado laejecución
queejecu
que
procedieron.
En su mano estuvo sofocar el movimiento,
porque habiéndosequedado
un poco atrás el Co ronelVidaurre,
venía éste custodiado sólo por los caza dores que se hallaban aretaguardia,
y por esta circuns tancia
pudieron impunemente
tomar en su retirada a Vidaurre cabeza delmovimiento,
dejando
porconsiguiente
aislado alejército
amotinado,
el cual hallándose desmem brado y sinjefe
no tenía otro arbitrio más seguro quepretender
unacapitulación,
o rendirse en caso de serles.
negada
esta. Pero no sólo este hecho me hace concebirsospechas
contra la conducta del Comandante Blanco yCapitán Vergara,
sino también la morosidad con quepro cedieron en su marcha. Estosindividuos,
comotengo
dichoanteriormente,
se separaron con los cazadores enTabolango
elDomingo
cuatro por lamañana,
estando a distancia de nueveleguas
deValparaíso,
y habiéndosedirigido
a estepuerto
para ponerse a las órdenes del Ge neralBlanco,
sólollegaron
el Martes por la mañana después
de concluida laacción,
estando yadisperso
y encompleta
fuga
elejército
de Vidaurre. Dos días deviaje
en una distancia de nueveleguas
o poco más quepudo
extenderse el camino por la vuelta que dieron para tomar los cerros, demuestra que su morosidad fué voluntaria yfor-mó el
proyecto
de mandar aValparaíso
un oficial con la orden de intimar rendición al Gobernador de laplaza,
haciendopresente
a éste que suobjeto
era evitar la efu sión de sangre. Fuéelegido
para esta comisión elCapitán
Pina,
aquien
seentregó
una carta que escribió donDiego
Portales,
incitando a queentregasen
laplaza
y fuerzas que en ellahabían,
para evitar los males que po dían sobrevenir alpaís.
Salió Pina del campo de Vidaurre yllegó
aValparaíso
donde fué muy mal recibido. Le reprocharon
sucomisión,
echándole en cara la escandalosaconducta,
quesegún
decían,
había observadoVidaurre;
y por último sin darlugar
a convenios otratados quepedía
el oficialPina,
se le dio una contestación dura y terminante por el General Blanco.
Pina,
fuese porque no com-venía con el movimiento o porquese hubiese desanimado por los anteriores sucesos y mal recibimiento que experimentó, pretendió quedarse
enValparaíso,
separándose
parasiempre
de la carreramilitar,
a cuya solicitud con. testó el General Blanco: «Noseñor,
siga
usted la suerte » de losconjurados
y vea si
puede
sacarse la soga que se » han echado al cuello». Asídespedido
y sin arbitrio para evitar los males que la guerra debería causar,
llegó
al campo de Vidaurre y notició a éste de todo lo ocurrido: mas Vidaurre viendo que nopodía
concluir de otro modo su empresa seresolvió,
a su pesar, a dar laacción,
y or denó marchase la división sobre
Valparaíso.
Qué
tristes reflexiones seocurren a miimaginación
en este momento en que refiero laimpolítica
y mal
aconsejada
conducta que observó el General Blancol Estepudo
evitar las desgracias
que hemosexperimentado, pudo
salvar a suamigo
el Ministro Portales y no lohizo,
guiado
pordos
personajes
que pordesgracia influyen
tanto en nues troGobierno,
han sido los directores de lasoperaciones
y medidas que se tomaron en estepuerto.
Ellospresencia
ron laembajada
de Pina en la que les hizopresente
que corríapeligro
la vida delMinistro,
que Vidaurrepreten
día hacertratados,
pero ellos enlugar
deaprovechar
esta buenadisposición
por la cualpodían
sofocar unaconspi
ración que si se llevaba adelante causaría males inmensos a la Patria con más el sacrificio de innumerables víctimas tomaron sin duda por cobardía la misión de
Vidaurre,
ycreyendo
tener un favorable resultado por considerarsesuperiores
enfuerzas, depusieron
el temor que les sobrecogía
y se resolvió recurrir al último arbitrio. Ellos forma ron laopinión
del Gobernador don RamónCavareda,
porque éste aunque es bueno no tiene
opinión propia
en estas materias y sepresta
fácilmente a lo que determinanMaqueira
y Garrido. El GeneralBlanco,
llevado de estaidea,
presentada
del modo más favorable por los directores yadichos,
y movido del entusiasmo que le esnatural,
contestó a Pina en unión de Cavareda en los términos
que
dejo
referidos anteriormente. Dosextranjeros
aquie
nes debemos suponer sin amor
nacional,
en la direccióndel
Estado,
más bien atenderán a sus miras o interesesparticulares
sacrificando si esposible
el biengeneral.
Vemos,
pues, a estos dosespañoles
aumentarprogresiva
mente el
influjo
en elGobierno,
y a Garrido lo tenemosen uno de los
principales
destinos a causa de lasdesgra
cias que han ocasionado por laconspiración
de Vidaurre. Pero me separo del asuntoprincipal,
y es necesario volver a la relación de los hechos acaecidos en esta
desgra
ciada ocurrencia.parece que Pina venía a
Valparaíso
con este encargo, a pesar de la orden de intimarrendición,
condujo
sus tro pas hasta las alturas delBarón,
donde se hallaba elejér
cito mandado por el General Blanco. Gran timidez parece se habíaapoderado
de los oficiales deVidaurre,
porquesegún
sedice,
ninguno
quería
mandar la noche que se,empeñó
laacción,
yToledo,
distinguiéndose
de losdemás,
se ofreció y dio la orden de atacar. Cuasi todos los oficiales,
incluso el CoronelVidaurre,
se llevaron bebiendo al pasar por la Hacienda de Viña delMar,
y tanto el li cor como el desaliento que les infundía elCapitán
Pina que se hallaba muy desanimadodespués
de suvuelta,
causó desorden en latropa.
Principió
la acción colocán dose ambas divisiones en dos alturas que estaban dividi das por unaquebrada
llamada la Cabritería. ElCapitán
Larrizaga
queprincipiaba
abajar
al frente de una avan zada fué muerto a losprimeros
tiros no por elenemigo,
y sí por don FranciscoOrtiz,
oficial de supartido,
quien
lo declaró en la causa yprobó
que le tiró unpistoletazo.
Florín que enaquel
día había sido nombrado para rele varal oficialque custodiaba al Ministro Portales y demás de supartido
que conducían en ladivisión, oyendo
los tiros de las avanzadas dio orden de supropia
voluntad para que Portalesbajase
delbirlocho,
y habiendo hecho estoayudado
de dossoldados,
lo hizo hincar y ordenó le tirasen.Cavada, sobrecogido
deltemor,
hizopresente
enaquel
acto que él no merecía serfusilado,
y
obligado
delpeligro
en que se creía echó a correr. Unsargento
que lo vio le hizo elpunto,
y dándole un balazocayó
mil falsedades que le
sugirió
el temor ypeligro
en que se vio. Puedo asegurar que ni sabe loque sucedió en
aquellos
momentos,
porque a más de las falsedades que élrefería,
he visto en autosalgunas
cartas en que refiere hechos desmentidos por las mismas personas quecita,
ycuyas declaraciones eran
algunas
de crédito por ser testigos imparciales
los que lasproducían.
La
energía
que se hadicho,
manifestóPortales,
es unasuposición
porque el mismo Florín y otros oficiales aseguraban
que donDiego luego
que fuésorprendido
y puesto preso en
Quillota
no hizo la menor demostración devalor,
y durante los días quepermaneció
entre ellos se mostraba tímido ysobresaltado,
Floríndijo
que Portales no
dirigió
ni una solapalabra
a latropa
que lo fusiló,
y que sin duda trató deimpedirlo, poniéndose
la mano en laboca,
por cuyo motivo una bala que le tocó enaquella
parte
le cortó un dedo de la mano que la cu bría.Preguntando
aFlorín,
particularmente,
porqué
fusiló a don
Diego
y a Cavadadejando
aNecochea,
contestó:que al
primero
porgodo,
eigualmente
por los males que causaba a supaís:
que la muerte delsegundo
fué casual sin que él lo hubieseordenado;
y que a Necochea lodejó
porque aun cuando era
extranjero
habíaprestado
servi cios a Chile durante eltiempo
que fué militar.El coronel Vidaurre que no había dado orden de fusi lar a
Portales,
luego
queoyó
los tiros aretaguardia
don de estaba Florín custodiando los presos, sesorprendió,
tanto más porque temía que losenemigos
tomando las alturas del cerro se le viniesen por laretaguardia,
ypi
llándolodesprevenido,
favorecidos por laobscuridad,
lede
aquellos
tiros,
y éste contestó que se habían salido aunos reclutas. Esta
respuesta
sosegó
aVidaurre;
pero sabiendo pocodespués
que habían fusilado al Ministro Portales y también que habían herido mortalmente a suprincipal
oficial,
elcapitán Larrizaga,
se desanimó tanto que ya no supoqué
hacerse. Perdió lareflexión,
huyó
con los oficiales de que hacía másdistinción,
y suseparación
causó el desorden ypérdida
total de la acción. Estos he chos parecen demostrar de un modo indudable que Vi daurre no tuvoparte
en la muerte del MinistroPortales,
pues
según
he creídopretendía
retenerlo engarantía
para sacarpartido
de él en caso de un suceso desfavo rable.Concluida la acción y visto el cadáver de don
Diego,
qué
fué conducido enprocesión
a laIglesia
Matriz,
ya no veíamos hombres en las personas adictas al Go bierno: eran
sí,
fieras sedientas de sangre que ansiabanpor la
pronta
prisión
y muerte de losconspiradores.
Llegaba
a tanto la exaltación o fanatismo queprodujo
esteacontecimiento,
que no se consideraba buenpatriota
al que no estaba animado deiguales
sentimientos;
y aunpuedo
asegurar que se habríandisputado
lapreferencia
de clavarpersonalmente
elpuñal
enalguno
de los conspiradores,
yparticularmente
en Vidaurre o Florín. Estas ideas y deseos de sangre salían de la tertulia de Cavareda,
esdecir,
de Garrido yMaqueira
que formaban laopi
nión que los otrosadoptaban.
Fueron tomadas las infelices
víctimas,
queojalá
hubieranperecido
antes;
y este
punto
ofrecealgunas
reflexiones a las almas sencillasy de sentimientos puros.
Vidaurre,
elCoronel,
se fió de suprimo
yamigo
don Pedro Garretón para que lo ocultase en suhacienda,
y esteindigno pariente
no sólo tuvo la inhumanidad de tenerle sin comer y
pri
varlo de los recursos que lepedía
parafugarse,
sino tambiénquebrantando
el debersagrado
de lahospitali
dad,
lovendió,
mandando a sumayordomo
loentregase
al oficial SotoAguilar,
lo que se verificó de un modo ale voso. Ese Garretón se había criado en casa de Vidaurre como si hubiesen sidohermanos,
y a más debía al Coro nel la vida que le salvó en una ocasión en quepeligraba
Toledo fué tomado enSantiago
en la chacra deTronco-so, su
amigo,
y aun cuando en autos nohay
constanciade que éste lo vendiese como la
hay
sobre laperfidia
deGarretón,
pues él mismo lo confesó en sudeclaración;
sinembargo,
se dice y aunhay presunciones
para creer que Troncosoentregó
a Toledo. Florín fué tomado en elcampo y se le
condujo
por lapolicía
a estepuerto.
Lopusieron
en medio de laplaza
por orden deMaqueira
y Garrido. Le hicieronquitar
elponcho
ysombrero,
tenién dolo a lavergüenza
pública
por media hora entre un nu meroso concurso, ypermitiendo
que libremente fuesen a insultarlo.Después
fué conducido en un burro a SanAgustín,
donde se hallaban los otros reos, y en laplazue
la se le hicieron remachar losgrillos.
Don Fernando A. de la
Fuente,
quequiso
distinguirse
en esta ocasión con motivo de haber sido nombrado Fis cal de la causa, se incomodó tanto porque vio pasar un
pañuelo
que Florínpidió
a losespectadores
con elobjeto
de sostener losgrillos,
que hizo buscar aljoven
que dioel
pañuelo,
y éste tuvo que ocultarse entre la multitudpara evitar las reconvenciones del
diligente
y severoFis cal. Este recibió a Florín dándole los nombres deinfame,
asesino yotros;
pero aun hizo más: cuando Florín compareció
al cuarto del Fiscal paraprestar
sudeclaración,
se sentó en una sillaque allí le
pusieron,
y tanluego
quehubo
concluido,
Fuentes hizo botar fuera la silla y también la
pluma
que Florín tomó para firmarse. El defensorde éste hizo
presente
en su defensa todos estos actos indebidos,
ypedía
se considerasecastigado
ya con lo que habíasufrido,
principalmente
con lavergüenza
pública
a que le hizo poner el Gobernador antes de serjuzgado;
pero elConsejo
se dio porofendido,
yMaruri,
unode susvocales,
pidió
seexcluyese
esa defensapor insultante. No se hizo así, pero sedijo
después
que el oficial defensor no había sufrido un arresto en uncastillo,
porque se habíaportado
bien en la acción del Barón.La conducta escandalosa de los miembros del
Consejo
merece unaparticular
atención. Tiembloamigo
cuando consideroqueen el estado aque nos vemos reducidos pende la vida y fortuna de nuestros conciudadanos de ciertos
autómatas que con el carácter de
jueces
pronuncian
el fallo,
repitiendo
lavoz que les hancomunicado,
así como en eltelégrafo
serepiten
porseñales las noticias que reciben.Unos oficiales sin
instrucción,
sinsentimientos,
yprontos
a obedecer lo que se les
ordena,
han sido los miembrosdelConsejo
quejuzgó
aVidaurre y suscómplices.
Todos ellos o la mayorparte
tenían conversaciones frecuentes en casa deCavareda,
y manifestaban susopiniones
sobre la causaante de instruirse de los
autos,
sin atender que ellos mis mos iban ajuzgar
dentro de pocos días. Decíanpublica
mente que debían ser condenados amuerte,
y aundispo
nían el modo en que seríanejecutados.
El CoronelLópez
dijo
a un señor en estepuerto
que losprincipales
de la revolución seríanfusilados,
y que sóloescaparía
el oficialmaní-festar la
implicancia
de losjueces
por los motivos ya dichos,
reclamando al mismotiempo
laincompetencia
delConsejo
porque debiendo de serpresidido
y nombrados losvocales por el General
Blanco,
loiba a serD. RamónCava-reda,
hizoconesteobjeto
un escritoynoencontróundefen sor que lofirmase,
intimidados porque les hacían correrla voz de quenoconseguirían
nada,
y quepodrían
ser arres tados como militares. Enfin,
para salvar este vicio y nu lidad con queaparecía
la causa, hicieron agregar a losautos una orden por la que el General Blanco
delega
enCavareda su
facultades;
orden que sin duda se dio después
de la sentencia por que antes no habíaaparecido
ni se tenía noticia de ella.La conducta de los defensores me fué
sorprendente,
peromás en Juan
Vidaurre,
nombrado por muchos reos y entreellos,
porsupariente
el CoronelVidaurre,
porquién
no hizo cosa
alguna.
Noquiso
firmar el escrito que se hizopidiendo
nuevaformación delConsejo
conarreglo
a orde nanzas:tampoco
quiso
solicitar por escrito se concediera a los reos condenados a muerte los tres días quedispone
la ordenanza para
ejecutar
lasentencia,
para que en estetiempo
hubierelugar
a que resolviera el Gobierno sobre el indulto que se sabía habíapedido
enSantiago
la ma dre del Coronel Vidaurre:tampoco
seempeñó
en que sepermitiese
a ésta comparecer alConsejo
comopretendía
elCoronel,
apoyado
en laordenanza,
y se lenegó
por ungolpe
de autoridad tanjusta
solicitud;
y porúltimo,
hizo Juan Vidaurre la acción más indecorosa para conAgustín
Vidaurre,
hermano delCoronel,
pues habiéndole dicho en confianza como a unamigo
ypariente,
que él sabía de larevolución y estaba en el
plan
de suhermano,
lovendió,
Ra-món
Cavareda,
quien
debíajuzgarlo
como Presidente delConsejo.
Habiendosospechas
contraAgustín
Vidaurreseaumentaron considerablemente con la
infidencia
de supariente
donJuan,
y aun cuando en autos no había causabastante para
condenarlo,
estaba ya dada la sentencia de muerte sobre este infeliz. Por fortuna una discusión quetuvieronelJuezde Letras donJosé Antonio Alvarez y don
Germán
Rojas
con Cavareda y Garrido la noche antes defirmar la
sentencia,
hizo que reformasenésta,
condenandoa
Agustín
Vidaurre a diez años de destierro fuera de laRepública.
En esa discusiónlograron
los dosprimeros
convencer a Garrido de que de no había causa bastante
para la muerte de
Agustín
Vidaurre,
y la convicción deéste hizo mudar la escena. No
hay
dudaalguna
que Garrido y
Maqueira
sentenciaron la causa deconspiración,
siendo el
primero
quien
redactó la sentencia que los Jueces firmaron pormera
fórmula,
pues no tuvieronparte
enella,
ni se atrevieron a dar francamente susopiniones.
Nopasará
en silencio la conducta del Juez de Letras aquien
he tenido
lugar
de conocer con motivo de estas ocurrencias. Este
joven,
adornado detalento, virtudes,
sanos sentimientos y
principios
liberales yjustos
en materia depolítica,
le he visto llorar al saberqueAgustín
Vidaurre,
persona aquien
noconocía,
iba a sercondenado a muerteinjustamente,
según
lo que resultaba deautos,
y por uncelo
patriótico
efecto de suintegridad
no omitió medioalguno
parasalvarlo,
hasta que loconsiguió.
Esdigno
de todoelogio
unjoven
tanapreciable.
Se
llegó
a traslucir que noquerían
saliese el cadáverde Portales sin que
primero
fuesenejecutados
los infelices que habían sido destinados a solemnizaresta ceremo
nia,
y este motivo me hacía redoblar los esfuerzospretender
se demorase la reunión delConsejo;
pero la timidez de los defensores y mala
comportación
de JuanVidaurre no dieron
lugar
a laejecución
de estos deseos y severificó el
suplicio
de Vidaurre y suscompañeros:
Toledo,
Los
Carvallos, Florín, Forelius,
Ponce y UlloadonCarlos,
saliendoen
procesión
al díasiguiente
elcarro que conducía el cuerpo de D.Diego
Portales,
aquien después
de em balsamadolotuvieron por muchos días enel carro,puesto
en medio de la
Iglesia
Matriz.Dispusieron
y seejecutó
que el carro de Portales pasase por la calleprincipal
atiempo
de encontrarse con la carreta que conducía loscuerpos o las cabezas de los
conspiradores
que habían fusilado el día anterior. En la tertulia de Cavaredaera fre cuente conversación esta
procesión,
que cada unopreten
día adornar delmejor
modo que concebía. Losproyectos
formados y la clase de personas que los hacían se dan aconocer por el
siguiente
artículo ceremonial que propuso el curaOrrego
si no seejecutaban
los reos antes de laprocesión.
Deberán, decía,
estar en laplazuela
todos loscriminales,
y al pasar el carro separará
la comitiva y el tambordirigiéndose
a ellos les dirá: Vedaquí
vuestraobra;
después
de lo cualseguirá
la marcha.La serenidad con que los reos recibieron la sentencia de muertefué
admirable,
y con la misma fueron presen tados alpatíbulo.
El coronel Vidaurre fué mortificado de cuantos modospudieron.
Se leprohibió
indebidamenteque hiciese su testamento por escritoy cerrado como pre
tendía,
y sólo se le concedió poco antes de serejecutado.
No se leoyó
en el reclamo que hacíapidiendo permiso
decomparecer al
Consejo
para manifestar la nulidad deéste,
y defenderse al mismo
tiempo
de los varios cargos o punmo-mentos de sentarse en el banco le
leyeron
lasentencia,
ysabiendo que se le confiscaban los
bienes,
dijo
alfiscal
Corbalán ¿por
qué
mishijos participan
deladesgracia
desu
padre?
mas no se le dio otrarespuesta,
que un calleUd. la boca con una voz
golpeada
y fuerte. Vidaurre entonces
dijo:
Señor Fiscal un ciudadano a dos varas del patíbulo merece más
consideraciones,
y Corbalán volviéndole la
espalda
condesprecio
dio orden que lo llevasen albanco. Lo sentaron y antes de vendarle la vista ya el oficial estaba haciendo preparar a los
soldados,
yluego
dio las voces de preparar,
apunten,
fuego;
cosa que no sehabría visto
jamás
ni entre los bárbaros. Asíconcluyeron
sus días estos
desgraciados,
y así finalizaron una causadel modo más infame y escandaloso que
pueda
presentar
se en nuestra maleada historia. Nota.—Los Vocales del
Consejo
fueron: D. Ramón Cavareda,
presidente;
el CoronelLópez,
CoronelMaruri,
Marguti, Ángulo,
Castro yRojas.
Los de la tertulia de Cavareda eran: el cura
Orrego,
D.Martín
Manterola,
Maqueira,
Garrido,
MatíasLópez,
donAntonio
Vergara, Domingo Otaegui,
FernandoFuentes,
yotros que no hacían
papel
o no estaban afectados de susUna carta interesante de la
época
Huacho,
20 de Noviembre de 1838.Señor don
Joaquín
Tocornal. Mi estimadoamigo:
La retirada del
Ejército,
que sin dudaalguna
debe haber
llegado
a su noticia al recibo deésta,
debe haber causado a Uds.
grande
sorpresa, mucho más cuanto que enlas anteriores comunicaciones nada les hemos dichoa este
respecto. Pero,
a más de que la necesidad de salir de unaposición
violenta,
y que nos consumía poco a poco dictó estamedida,
y de que se realizó de un modo convenientey
ordenado,
ella haproducido
algunas
ventajas
y la campaña
tendrá de este modomejor
resultado,
aunque se retarde
algo.
Marchando al
Norte,
donde el clima es más sano, se reponen nuestros muchos enfermos y cesan las
bajas
que enLima sufrían los
Cuerpos
por el maltemperamento,
se oratacar a Santa Cruz cuando y por donde se
quiera;
y él siquiere
conservarse para muchotiempo
en lacapital,
tendrá un mayor número de enfermos que
nosotros,
porquelos serranos son más débilespara resistirel
temperamento
de la costa.
Hoy
y mañana sale elejército,
parte
por mar,parte
portierra,
a losdepartamentos
de Huailas y de la Libertad. El General
Vidal,
que ha sido nombradoGeneral dela
vanguardia
delejército
y de la costa del Norte y Surde
Lima, queda
poraquí,
y, como esinteligente
para laformación y dirección de
montoneras,
hostilizaráconstantemente a la
capital
y mantendrá la fidelidad de estaprovincia
donde,
por ser natural deella,
tiene mucha influencia.
La
opinión
en Lima ha cambiado no poco en vista delo resuelto que se halla Santa Cruz en conservar la Con
federación
Perú-Boliviana,
que,según
elórgano
ministerial,
es el ancla de salvación del Perú. No ha contribuidopoco a formarle
opositores
eldesprecio
con que ha tratadoal General
Orbegoso,
aquien
no haquerido
nisiquiera
ver. Este está a bordo de un
buque extranjero después
que las fuerzas del Cosello se
pusieron
a las órdenes delProtector.
Supe,
Noviembre 24 de 1838. Estacarta,
empezada
en Huacho de donde salí el21,
la concluiré
aquí,
desde dondeparto
hoy
para la sierradel
departamento
deHuailas,
donde seacantonará elejér
cito hasta que estemos en el caso de obrar.
Llegaremos
adicho
departamento
en 6 u 8 días más y disfrutará allí elEl 21 del corriente recibí la estimable de Ud. de 7 del
mismo,
y la que meincluyó
para suhijo,
que está buenoy a unas ocho
leguas
avanguardia;
se la remitíoportu
namente. El no contestará porque está a nuestra van.
guardia
y no sabe que salebuque
para esa.Leí a don Mariano
Egaña
la carta de Ud. para que seinstruyese
de lo quehay
respecto
atrigos
yazúcares;
mas este caballero no ha
querido
recibirse en su carácter deMinistro,
piensa
regresarse aChile,
habiendopresta
do sus servicios estériles para elpaís,
como ha sucedidoen sus diferentes misiones
diplomáticas.
El escribirá a Ud.probablemente
con más lamentaciones que un Jere mías. Ya no está por la guerra y no será extraño quecritique
nuestra retirada deLima,
porque como él esta ba a bordo es muyposible
quehaya
creído que en el casode un combate de nuestro
ejército
hubiera tenido tanbuena
escapada
como la que él tenía.Convengamos
enque nuestro don Mariano carece de todo lo necesario para
agente
diplomático
y conespecialidad
en lances tan críticos.
Digo
a Ud. estoreservadamente,
para que no seme dé a mí por autor exclusivo de lo que todos conocen.
No
hay
mástiempo
y merepito
de Ud. afmo.amigo.
(Canónigode la Catedral deCaracas, fundador de la Independencia deVenezuela)
El día 5 de Noviembre de
1784,
en la risueñapobla
ción de Viña del
Mar,
perteneciente
a la actualRepúbli
ca de
Chile,
nació estepreclaro
tribuno de la revolución de Caracas. Fueron suspadres
don Francisco Cortés Cartavio y doña MercedesMadariaga,
ambos de familiadistinguida
y entroncados con lo másgranado
de lasocie dadsantiaguina
de entonces. Su familia fué dueña delmayorazgo denominado de Cañada Hermosa.
Educóse en
Santiago,
donde recibió lassagradas
órdenes, siendo a poco
incorporado
a la Catedral de la misma ciudad.Algún tiempo después,
por cuestiones de teología,
tuvo una seriaquerella
con el Fiscal de la Audiencia deLima,
donMiguel
deEyzaguirre,
lo que loobligó
a trasladarse aEspaña
para terminarla.Arreglado
fácilmente su asunto,regresó
aChile,
vía Panamá.Llegado
aCaracas,
donde se detuvoalgún
tiempo, allí trabó relaciones con la buena sociedad de
aquella
ciudad y fué invitado por varios intelectualescaraqueños
a radicarse
allí,
lo queaceptó
gustoso,
obteniendo pocodespués
ser nombradocanónigo
deMerced,
de la Ca tedral deCaracas,
en cambio de sucanongía
de Chile.Cuatro años duró su estadía
tranquila
en la tierra deBolívar,
durante los cualesviajó
por lasprincipales
pro vincias deVenezuela,
estudiando la naturaleza y losusosy costumbres de sus habitantes. A su regreso a Caracas
reunió en un volumen el resultado de las observaciones
recogidas
en susviajes.
Su reseña de susexcursiones,
escrita en un estilosobrio,
peroelegante,
creemos existeen Chile en
poder
de los herederos de su admirador donAndrés Bello.
Desde su regreso a
Caracas,
sepreocupó
conempeño
en frecuentar la
mejor
sociedadvenezolana,
a cuyas reu niones asistía con asiduidad. Prontollegó,
por medio desus dotes
personales,
aadquirir
verdaderoprestigio
entodas las clases
sociales,
los que supo utilizar cuando estalló la revolución
emancipadora.
El día 19 de Abril el
Ayuntamiento
deCaracas,
reunido
especialmente
para asistir a los oficiosreligiosos
delJueves Santo en la
Iglesia
Catedral,
sedisponían
a dirigirse
al localindicado,
presididos
por elcapitán
general
don Juan VicenteEmparán,
nombrado por la Junta deSevilla
gobernador
deaquellas regiones.
Estepersonaje
se había hecho
antipático
alpueblo
venezolano a causa de laspersecuciones,
destierros,
delaciones y confiscaciones que decretó desde el día que
ocupó
el mando.puerta
delAyuntamiento,
fué detenido por un grupo re volucionario encabezado por elpatriota
venezolano donFrancisco Salías y
obligado
a regresar. El malgobernan
te no opuso resistencia. Vuelto a su
despacho,
Emparán,
los doctores Juan Germán Roscio y FélixSosa,
ayudados
por Salias le
impusieron
el nombramiento de una JuntaSuprema
parasusbtituirlo,
a lo que el timorato mandatario accedió.
Pero era tal la influencia
ejercida
por laMetrópoli
que al ir a crearse la Juntaantedicha,
no encontraban inconveniente los
patriotas
revolucionarios,
en que lapresi
dencia de la misma fuera confiada al mismo
Emparán.
El doctor Roscio fuáencargado
de redactar el acta en cuestión,
y apenas había dado comienzo a sutarea,
cuando se abrió lapuerta
delAyuntamiento
con granestrépito
yapareció
un sacerdote de atléticas formas y de hermosa eimponente
figura, quien
en unfogoso
y brillante discursomanifestó a los allí
reunidos,
que comodiputado
del clero, no
aceptaría
nada de lo allí resuelto si no era conoci do antes de sus mandantes.Es
extraño,
añadió tomando asiento entre loscabildantes,
que hombres que seprecian
de poseer sentidoprác
tico,
consientan en lainiquidad
que sequiere
llevar acabo.
¿Cómo
podéis
investir con el mando supremo delpaís
que ansialibertad,
al mandatario odiado y que sólorepresenta
el dominio brutal de la fuerza y de la opre sión? Estosignificaría
entregar
vuestrasvidas,
vuestrasfamilias,
vuestras fortunas y los destinos delpaís
en manos de
Emparán,
que si osaguanta
en este instante por eltemor,
oscastigará luego
quedisponga
nuevamente de la fuerza.mo-mentó por
aquel
orador de físico varonil yatrayente,
produjo
profunda impresión
en el ánimo de todos los cabildantes.
El doctor Cortés
Madariaga,
dándose cuenta cabal desu
situación,
se puso nuevamente depie
y haciendo uso de lapalabra
en frases cálidas einspiradas
trazó a gran des rasgos un cuadrocompleto
de la situación por que atravesaba laMetrópoli,
concluyendo
porpedir
la consti tución de un Gobiernopropio,
previa deposición
de Emparán.
En nombre de la
justicia,
en nombre de la Patria y ennombre de nuestra
libertad,
ospido, añadió,
el establecimiento de un Gobietno
propio,
libreeindependiente
de todopoder
extraño.El acento
majestuoso
de lapalabra
delorador,
el ca rácter queinvestía,
así como el instante supremo en que tales votos eranformulados,
fueron decisivos en el auditorio,
y susconclusiones, inspiradas
en el más acendradopatriotismo,
fueronaceptadas
como resoluciones de laasamblea.
Cesaron como por encanto las indecisiones y la separa
ción del odiado dominio
extranjero
se hizo carne en el ánimo de los cabildantes.Desde
aquel
instantequedó
sancionada ladisposición
delCapitán
General:«Accederé,
añadióéste,
a ser substituido
previa
consulta alpueblo
que ocupa laplaza.
Concedido,
contestaron los cabildantes... Abrióse lapuerta
del salón yEmparán
salió albalcón,
ydirigiéndose
al pueblo,
preguntó
con voz alterada:¿Estáis
conformes
con miGobierno? El famoso tribuno chileno que se había coloca
do detrás de
aquél,
indicó a las turbas larespuesta,
sinestamos! No lo
queremos!
fué elgrito
unánime del populacho,
¡abajo
el tiranoEmparán! ¡Viva
elrepresentante
delpueblo!
añadieron todosdirigiéndose
alenérgico
canónigo.
Puesbien,
contestóEmparán
tembloroso:¡Yo
tampoco
quiero
mando!¡Esta
es mi voluntad decisiva!Semejante
resoluciónequivalía
a una formal renunciay así se
consignó
en el acta labrada al efecto.Así
quedó
suprimida
la autoridad de laMetrópoli
einiciada la revolución
emancipadora
sudamericana,
merced a la
enérgica
actitud de un sacerdotepatriota
queparecía
destinado por la Providencia para salvar la obramagna de la revolución. Eran las 11.15 A. M. del día 19 de Abril de 1810.
Acto continuo se
constituyó
la Junta deCaracas,
la queresolvió en
principio
el derecho deregirse
por sí mismasa las
provincias
deAmérica,
por haber caducado el do minio deEspaña.
Sedepusieron
las autoridadesrealistas,
se desterró a
Emparán
y dióse comienzo aorganizar
lasprimeras
fuerzaspatriotas.
La actitud
enérgica
observada en el seno de los cabildantes por el doctor Cortés
Madariaga divulgóse luego
en el
pueblo,
quedando
convertido el famoso tribuno en elídolo de las turbas
caraqueñas.
Más
tarde,
vencida la revolución por las armas realistas,
el doctor CortésMadariaga
fué reducido aprisión
y embarcado con destino al
presidio
de Ceuta encompañía
de otros venezolanos notables.Su carácter
sacerdotal,
sus modalesdistinguidos
y su
carácter afable le
permitieron
poder
en brevegranjearse
la buena voluntad de sus
verdugos,
losque le
facilitaron
lafuga.
Sin