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Edmund Husserl, El mundo de la vida. Explicitaciones del mundo predado y su constitución. Textos del legado (1916-1937)

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Edmund Husserl, El mundo de la vida. Explicitaciones del mundo

predado y su constitución. Textos del legado (1916-1937)

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Roberto Walton Universidad de Buenos Aires Traducción Castellana Jeison Andrés Suárez Grupo de Investigación Hermes Universidad del Valle

jeison.suarez@correounivalle.edu.co

El volumen se ha organizado en secciones dedicadas a diez temas principales. El editor ha proporcionado una introducción muy provechosa e instructiva que delinea el desarrollo del concepto de mundo de la vida y explica los criterios adoptados para agrupar los textos en estas secciones. En el presente análisis se seguirá este orden aunque algunos asuntos no puedan tratarse separadamente y surjan de nuevo en diferentes contextos. Por lo tanto, algunos puntos clave que conciernen a todas las secciones deben primero ser destacados.

El despliegue de los horizontes va de la mano con la revelación del mundo que está sujeto a un fluido cambio y sin embargo persiste como un mundo único en una manera no temática a lo largo de la experiencia de objetos: “explicitar sistemáticamente la estructura de horizonte es explicitar la intencionalidad en la que el mundo es constituido” (p. 129)2

. Si las referencias que pertenecen a horizontes externos son seguidas, y se hace progresar hacia horizontes más lejanos y remotos, el mundo será finalmente revelado como el horizonte universal: “Progresando del entorno al entorno del entorno, y así siempre de nuevo,

llegamos finalmente a todo el mundo” (p. 362). En este proceso, la horizontalidad muestra “una estructura que es de largo alcance, consciente en una manera muy implícita, y variadamente fundamentada” (p. 380). Esto quiere decir que sistemáticamente se

1 Rochus Sowa (ed), serie Husserliana, vol. XXXIX. Springer, Dordrecht, 2008. El texto del profesor Walton

aparece publicado en el número 3 del Volumen 26 de los Husserl Studies del año 2010. (Nota del traductor)

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desenvolvió en términos de estratificación, reciproca generalidad en la secuencia de niveles, y varias articulaciones con sus gradaciones vinculadas al cumplimiento, lo conocido, la proximidad espacio-temporal y la atención: “El horizonte tiene en sí horizontes, es una cierto escalonamiento de la relativa inmediatez y mediatez” (p. 361). Husserl describe una entremezcla y la unión de los horizontes en virtud del cual el horizonte total “es caracterizado por una continua interpenetración de implicación, la cual,

en una infinitud abierta, está viva por adelantado” (p. 379).

Una primera articulación del mundo emerge con la distinción entre lo patente, de un lado, por ejemplo, el “mundo visto” (sichtige Welt), “mundo a la vista” (Welt in Sicht), o “mundo visible” (sichtbare Welt), y, por el otro, lo latente, por ejemplo, “el mundo no visto” (unsichtige Welt) o “mundo fuera de vista” (Welt auer Sicht) (p. 708, ver p. 102).

Dentro de lo patente una distinción extra es dibujada entre lo temático y lo no temático, por ejemplo, el corazón del campo perceptivo como el foco de nuestro interés y un fondo que también es percibido pero no llama nuestra atención. Lo latente permite grados de distinción que se desvanecen hacia “un horizonte de no conocimiento”, por ejemplo, un

reino vacío en el cual nada es mentado (intencionado), pero todo está implícitamente contenido. Así, lo latente incluye tanto lo “que es abierto y desconocido o (“inductivamente”) anticipado con mayor o menor particularidad a partir de la

particularidad de la experiencia efectuada” (p. 710). En otras palabras, más allá de los horizontes señalados por las intenciones de objetivación vacías, hay tanto un horizonte vacío e indeterminado al que siempre podemos volver en la continuación de la experiencia: “la experiencia del mundo es una experiencia total a la que ingresa el respectivo horizonte con los “predelineamientos” determinados del caso en tanto componentes de sentido destacados y relativamente “distintos” en cuanto al contenido y, más allá, con la

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indiferenciada co-intención indiferenciada al predelieamiento diferenciante llega a ser explicitable en este” (p. 139)3

.

El descubrimiento de lo que está implicado en el horizonte de mundo muestra “una unidad única de armonía” (eine einzige Einheit der Einstimmigkeit) (p.653), y lleva a cabo

seis caracterizaciones del mundo que surgen en diferentes pasos y pueden agruparse en pares. Un primer par gira sobre la “unicidad” (Einzigkeit) del mundo, por ejemplo, sobre uno y el mismo mundo como un horizonte universal contra una tematización en la cual es descrito por múltiples representaciones de mundo. Un segundo par gira en torno a la unidad esencial (Einheit) del mundo en el sentido de una totalidad conectada por una predonación a priori de la forma. Husserl se refiere a “el horizonte de la totalidad “mundo”, que por

cierto no es otra cosa que totalidad, integridad de las realidades” (p. 67). Que el mundo no es simplemente una integridad (Allheit) en el sentido de una masa de cosas juntas y amontonadas sino más bien una “unidad omniabarcadora” (All-Einheit) (pp. 79, 83) es la

razón por la cual Husserl hace hincapié en una doble orientación dirigida tanto al todo universal como al mundo-forma o estructura universal que explica la unidad. Un tercer par de caracterizaciones gira sobre la armonía (Einstimmigkeit) de la experiencia de mundo a través del tiempo en la medida en que enfatiza la conformidad con la experiencia anterior y la anticipación de un futuro concordante. Por una parte, el mundo es un suelo (Boden), es decir, una base para experiencias y acciones, y el resultado de experiencias pasadas y acciones que quedan unidas entre sí en un firmemente establecido horizonte predado de lo conocido. Emergiendo como una posesión fuera de la transferencia aperceptiva, el mundo es, como veremos, “una adquisición total en medio de una adquisición continua (p. 604) y como tal “un suelo de armonía” (p. 340). Por otro lado, el mundo es la idea de un ordenado

e infinito arreglo de experiencias efectivas y posibles, por ejemplo, “la idea de la continuación de una concordancia in infinitum” (p. 679), que es también “la idea de una

nivelación fuera de discrepancias” (p. 578) ya que lleva a cabo, a través de una aprehensión

retrospectiva, una corrección de discordancias anteriores.

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El ensanchamiento y el enriquecimiento de la experiencia es un tema importante. Cuando la intersubjetividad y la historia son tenidas en cuenta, las caracterizaciones ya mencionadas se someten a modificaciones significativas. Una representación del mundo es una construcción en la cual las contribuciones de los otros pueden incorporarse. Esto quiere decir que la representación comunal emerge a través de la apropiación de la experiencia y las representaciones del mundo de los co-seres humanos: “La historia de la humanidad es

correlativamente historia de las “representaciones del mundo” de esta humanidad en sus

diferentes modos subjetivos y sociales” (p. 499, ver p. 669). La totalidad de los objetos experimentados y experimentables con sus horizontes están referidos a un conjunto de temas, por lo que el mundo “presupone también en su sentido óntico una co-subjetividad

como la experimentación de ello en común, como ser ocupado de ello en común, etc.” (p. 570). La noción de suelo también se enriquece gradualmente cuando se considera en conexión con el completamente desarrollado proceso de institución, sedimentación y la reactivación de significado que es vinculado con el establecimiento de objetivos extendidos y duraderos. Esto equivale a “la unidad abarcadora (die überspannende Einheit) de una

tradición en la que un suelo de mundo (Weltboden) común es el suelo vinculante” (p. 340).

Husserl se refiere a “un análisis estructural de la desconstrucción (Abbau) y la construcción (Aufbau)” (p. 319, ver p. 870). Una desconstrucción sistemática de todas las

formaciones espirituales se realiza con el fin de obtener la naturaleza desnuda como “estructura-núcleo” del mundo. La destratificación regresiva sigue adelante, más a fondo hacia un ámbito de “pre-ser” (Vor-Sein), “no-tiempo” (Unzeit), y “protomateriales” (p.476),

es decir, estratos hyléticos desprovistos de formaciones aperceptivas. Mientras que la desconstrucción nos lleva atrás hacia nuestros principios constitutivos, la construcción en marcha conduce a un mundo circundante que, aunque puede ser descrito en el reino abstracto de la vida primordial, está por encima de un mundo de la vida dotado con los sentidos momentáneos que emergen en la vida comunal. En cuanto a la construcción en marcha del mundo, subraya Husserl “el doble paso fundamental de la constitución: como

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históricas retrospectivas que presuponen el ego como un ser histórico y crean una reconstrucción. Podríamos estar tentados a pensar que la constitución regresiva es equivalente con la desestratificación regresiva inherente a la desconstrucción. Pero esto sería una interpretación errada porque también se logra, como veremos, en la construcción de experiencias pasadas completamente desarrolladas.

1. La predonación del mundo y la predación de las partes componentes del mundo4

La predonación está constituida por todo a lo que podemos dirigir nuestra consideración temática, ya sea en el campo intuitivo o en el horizonte de lo conocido. En una secuencia genética de los niveles de predonación, cada nuevo nivel emerge en virtud de las apercepciones originarias y presupone la predonación del nivel anterior. Las apercepciones particulares se funden en la unidad de una apercepción universal, para que el mundo sea a la vez predado en esta apercepción total y dado con la experiencia de los objetos singulares: “El mundo está ahí para nosotros como mundo predado, en la medida en que, ya antes de la

dirección temática con respecto a este o aquel objeto, o incluso en el mundo como un universo, una apercepción de mundo va constantemente a través de nuestra vida” (p. 42). La predonación nos permite añadir más detalles a la articulación del mundo. Porque ello implica una predelineación del mundo que en parte es satisfecho intuitivamente por percepciones o recolecciones pero que también se extienden mucho más allá en el ámbito de latencia como una estructura vacía de lo conocido o estilo universal de familiaridad. Tenemos por lo tanto “una sección efectivamente consciente del mundo, ya sea por lo

demás la conciencia intuitiva o vacía” (p. 27, ver p. 895). A esto debe añadirse la predonación de lo que es desconocido dentro del horizonte que abarca todo con lo que estamos familiarizados. Y finalmente, más allá del ámbito de la predación de lo conocido, hay “un horizonte inefectivo de lo inconsciente, un horizonte abierto de objetos no destacados, esto es, no explícitamente conscientes” (p. 27, ver p. 63).

Husserl enfatiza dos sentidos de predonación que están conectados con una ambigüedad en la palabra “posibilidad”. Por ello, puede referirse a una multiplicidad de

posibilidades gobernadas por una estructura predelineada o por una multiplicidad de

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posibilidades abiertas. El primer sentido concierne a una estructura inamovible del mundo circundante como una estructura parcial de predonación. Husserl afirma que “es equivalente a un a priori que en su generalidad eidética abarca las múltiples posibilidades indeterminadas como posibilidades de la misma estructura –como predelineadas en el horizonte del darse previo– y como una disyunción necesaria” (p. 56). Las posibilidades son disyuntivas porque la misma estructura esencial aparece ahora de una manera, luego de otra, en virtud de su actualización. Su ser subsumido bajo la estructura de predonación solo puede ser prefigurada, pero no la manera en que esta forma a priori es ejemplificada. En otras palabras, la posibilidad de que será real es indeterminada. Husserl sostiene que esta estructura ontológica tiene “una unidad de disyunción con respecto a la cual la experiencia

y la inducción solo tienen que realizar la determinante decisión” (p. 604, ver p. 123). Tan pronto como se tienen en cuenta estos logros, la predonación añade a su estructura esencial las adquisiciones de la historia fáctica. Pero el mundo siempre permanece como uno y el mismo mundo: “De lo contrario no tendría absolutamente ningún ser como el mundo que

está ahí para nosotros. Esta es su protohistoricidad (Urhistorizität)” (p. 54). Lo que esto parece querer decir es que, junto con los otros momentos de la forma del mundo, Husserl tiene en cuenta la condición de posibilidad de la historia real, es decir, el encadenamiento de la vida generativa tal como se desarrolla sobre la tierra y en el interior del hogar. Tenemos aquí, entonces, una primera exploración de la forma del mundo.

Un segundo sentido de la predonación emerge porque el mundo predado tiene “un

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aparecerán nuevamente reformados como ellos demandan para fomentar la clarificación en contextos diferentes.5

2. La estructura horizontal del mundo de la experiencia y la experiencia de algo Real dentro del mundo

Como se ha señalado, el mundo es experimentado de un cierto modo cuando tratamos con objetos singulares: “con la experiencia de algo real es problema la experiencia del mundo; ambas son inseparables una de otra” (p. 241, ver p. 939). Pero ni la experiencia de un objeto ni la experiencia sintética de muchos objetos equivale a una experiencia de mundo en su sentido propio. Algo más se necesita: consciencia del fondo intuitivo y del horizonte no intuitivo (ver pp. 77, 126). Pero aun esto no es suficiente para ganar una experiencia de mundo distinta y clara: “El mundo como horizonte de la experiencia cósica, y de ella como

experiencia, en un campo perceptivo cósico, en una constelación cósica, etc., aún no es

experiencia del mundo, a la cual pertenece precisamente objetivación, identificación,

reconocimiento, en sentido propio” (p. 78). Husserl sostiene que el mundo no está únicamente predado como un mundo apercibido, es decir, como un horizonte universal no tematizado, pero también puede ser sujeto de una identificación materializada por medio de la construcción de una representación de mundo que implica tanto un “proyecto” (Entwurf) para nuestras posibilidades prácticas y una “configuración originaria” (Urgestalt) para nuestro conocimiento del mundo. Este “aspecto de mundo” (p. 130) delinea, por lo tanto, un no esencial “espacio de juego” (Spielraum) para el “yo puedo” y las funciones como un

trabajo preliminar que nos permite lograr el orden más alto de la representación del mundo a través de conceptos y teorías. Entre estas representaciones fundadas, la forma del mundo y la “idea” de mundo deben ser mencionadas. Debemos tener en cuenta que esta

representación de mundo asegura la referencia al mundo, y nuestra experiencia del mundo, comprensible.

Husserl hace hincapié en la “diferenciación entre el mundo mismo y las cambiantes

maneras de representación” (p. 163). En consecuencia, las representaciones de mundo son modos de aparecer del único mundo en una situación similar a aquello obtenido entre los

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perfiles de un objeto y el objeto en sí mismo. Así, una multiplicidad de representación de mundo sobresale en contraste y presuponiendo un único horizonte de mundo. Husserl une ambas caracterizaciones cuando él se refiere a la posibilidad de “hacer clara para mí la mera conciencia de horizonte del mundo como mundo cierto para mí con el sentido de ser del momento, haciéndolo distinto para mí en una explícita representación de mundo

(Weltvorstellung) y eventualmente en el modo de una representación intuitiva” (p. 73).

Mientras que el horizonte de mundo no tiene la forma ontológica de los objetos, una representación de mundo no es sólo el resultado de una concreción e identificación, pero está fundamentado sobre los contenidos de entornos diferentes y sus objetos: “ya siempre

tenemos el mundo como representación de mundo subjetivo, un universo de validez óntica con un contenido de sentido” (p. 571). Husserl aclara que el horizonte universal no temático

precede a cualquier intento de hacer del mundo un tema por la construcción de una representación: “Y así queda aquí el problema del horizonte frente al problema que se encuentra bajo el título experiencia de mundo” (p. 83). La singularidad del horizonte universal contrasta con la pluralidad y singularidad no solo de los objetos, sino también de las representaciones de mundo, y no excluye, como se mostrara en la sección final, un núcleo de contenido que cambia para las diferentes comunidades personales.

Husserl también habla de una forma de mundo que hace del mundo un todo unitario. El llama nuestra atención hacia “una estructura de generalidad que pone de manifiesto la forma esencial del logro de la unidad (einheitsleistung) en el constante ensanchamiento de la experiencia finita” (p. 107). Como ellos deben caer bajo la forma invariante del mundo

como una estructura ontológica universal, todos los objetos estarán conectados entre sí. Tiempo, espacio, y causalidad son estructuras en esta forma universal que sellan la duración, la extensión y las propiedades causales de los objetos, es decir, imponen formas parciales sobre ellos. Husserl escribe respecto a la forma del tiempo: “la totalidad como forma prescribe a cada parte esta forma, y cada forma parcial es lo que es en la forma total”

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un contraste que aparecen dentro del campo perceptivo y va más allá de ello. En tercer lugar, no es solo una estructura de anticipación por la que ya es conocido, sino también para posibles objetos desconocidos. Por consiguiente, ningún horizonte es realmente vacío y la carencia de lo conocido nunca es completa: “el horizonte vacío más externo de la lejanía

desconocida del mundo tiene su cambio, y también su configuración esencial” (p .64, ver p. 139). Finalmente, como mostraremos a lo largo del texto, la forma del mundo adquiere un sentido humano que no perjudica por completo su carácter a priori.

Con el fin de aclarar que el mundo no se limita a un horizonte marginal (aislado) como el termino final de explicación –a fin de que puedan sugerirse por la noción de horizonte universal- la caracterización como una totalidad de objetos mundanos enfatiza que esto incluye no solo lo que no se ha objetivado, sino también la suma total de objetos posibles y reales. Como lo implícitamente intencionado y lo explícitamente dado tienen en el todo una condición particular: “El mundo no es nada real; los conceptos de todo y parte […] alteran fundamental y esencialmente su sentido (p. 434). Esto quiere decir que, como

“la totalidad absoluta” (p. 199, ver p. 128) de todas las totalidades particulares que son

dadas en un nivel de experiencia superior, el mundo es una totalidad independiente que no puede ser ampliada o desmantelada porque sus partes no se suman a ella6. Husserl aclara que esta caracterización remite al horizonte universal: “El concepto total de algo real

presupone el concepto de mundo […]” (p. 70).

3. La estructura de orientación del mundo de la vida y la estructura fundamental de las situaciones del mundo de la vida

Estos textos tratan con un mundo circundante intersubjetivo en el que la forma espaciotemporal se refleja en una espaciotemporalidad social que pertenece a una comunidad de personas. La orientación gira también hacia los grupos sociales que tienen su

6 Ver Hua III/2, pp. 590 f; Hua XV, p. 193; Hua XXIX, p. 296; Hua XXXII, p. 15. Don Welton nivela una

crítica a la declaración de Husserl según la cual el mundo es “el objeto universal de una experiencia universal” (Hua IX, p. 95). Argumenta que el mundo es vuelto un objeto y ocultado como una estructura trascendental (ver Welton 2000, p. 308). Pero la referencia de Husserl a la universalidad de la experiencia significa que el mundo está dado previamente como el horizonte universal junto con la experiencia de cualquier objeto singular, y sin embargo siempre permanece más allá de nuestro alcance. Es la representación del mundo que es objetiva, mientras que el mundo sigue siendo una estructura trascendental no objetivada.

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“viviente corporalidad colectiva” (p. 181). Husserl indica que “cada quien tiene disponible, de acuerdo a su forma, el mismo sistema de orientación espaciotemporal” (p. 149). La

orientación espacial y temporal cambia dentro de una forma rígida de sucesión y coexistencia, pero ahí surge una diferencia porque, aunque el “como” de la orientación temporal es común a todos los sujetos, el “como” de la orientación espacial varía de

acuerdo a los movimientos de nuestros cuerpos vividos. Ellos son en nada análogos en tiempo a un movimiento espacial en que un ser temporal no puede cambiar su lugar en el tiempo. En virtud del sistema de orientación sé de antemano que, así como la donación óptima es posible para mí cuando me ubico cerca de un objeto, así también los demás pueden lograr este grado óptimo. Pero nunca puedo tener al mismo tiempo la experiencia más favorable de otro sujeto.

En el mundo intuitivo tenemos la distinción entre cercanía y lejanía con gradaciones en el cumplimiento de nuestro interés o la concentración de nuestra atención. Pero algo pude también estar cerca como el foco de nuestra atención, independientemente de su posición espacial o temporal en el mundo intuitivo. Husserl observa que “tenemos también

con lo no-intuitivo un nuevo modo del estar-ahí-con que tiene él mismo a su vez su peculiar cerca y lejos, y además el modo del pasaje plenificador a los modos de la intuitividad” (p. 359). En otras palabras, junto con la distinción entre tema y trasfondo en el mundo intuitivo Husserl examina más a fondo la diferenciación ya que nuestra atención puede ser dirigida no a lo que es intuido sino intencionado de un modo vacío.

Husserl ofrece una clarificación más profunda de la caracterización del mundo como suelo predado cuando analiza la pertinencia de diferentes mundos circundantes que constituyen situaciones limitadas en el interior incluyendo combinaciones de circunstancias unidas en la más elevada situación que constituye la totalidad del mundo de la vida. En esta secuencia, los niveles más superiores se fundamentan en los más inferiores: “El nivel inferior es el hombre en su hogar en el sentido más estrecho, […]” (p. 154). Así, el mundo aparece en primer lugar como un mundo hogar asociado a un entorno limitado de compañeros de familia, y luego se extiende a los grupos sociales más o menos amplios. Estas situaciones, con sus diferentes estilos de vida no independientes, en particular, son analizados por Husserl como “nuestro respectivo suelo-de-ser (Seinsboden) para toda

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juicios (Urteilsboden),” y un “suelo para nuestras acciones situacionales (Boden für unsere

Situationshandlungen)” (p. 191, ver p. 252). Es de señalar que la diversidad de las esferas

del interés práctico introduce en la estructura de horizonte del mundo un nuevo tipo de relatividad que además de eso se vincula a la modalización de la certeza de ser. Es la relatividad perteneciente al cambio de situaciones: “Si bien en este cambio muchos

existentes singulares permanecen idénticos, sin embargo cambia su sentido de ser, el determinado por la situación, de modo que con el cambio de la situación las verdades llegan a ser distintas” (p. 192). Sin embargo, diferentes comunidades pueden intercambiar experiencias y llegar a entender que “El mundo uno y el mismo” (p. 203) se exhibe en si en

cada caso de una manera diferente. Lo esencial de este acuerdo es que ellos se establecieron en los territorios que se abren a la unidad de un “suelo-tierra” (Erdboden) (p. 152, ver pp. 186 f, 305, 524) como el “lugar de nuestra historia” (p. 512). Esto nos lleva a la separación entre el “mundo terrenal” y el “mundo celestial”, y produce una orientación adicional de

acuerdo a las direcciones del cielo tal como este, oeste, norte y sur (ver pp. 152, 186 ff, 305).

4. La apodicticidad del mundo y las partes componentes apodícticas del mundo: “Mi cuerpo vivido” y “Yo como hombre”

Husserl analiza la apodicticidad de la existencia del mundo como relativa a mi actual vida real en que puedo aprehender la extensión entera de mi vida. En la medida en que la veo a través de él, siempre me encuentro viviendo en el mundo. Por consiguiente la certeza de la existencia del mundo es una “apodicticidad histórica” (p. 215) o una “apodicticidad relativa” (pp. 241, 476) en el sentido de que una alteración es siempre posible en el tipo de

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Husserl, por lo tanto, puede escribir: “Esto es lo que fenomenológicamente da un nuevo y

profundo sentido a la teoría cartesiana del posible no-ser del mundo” (p. 214).

Es importante tener en cuenta que Husserl pudo haber avanzado más a fondo enfocándose en el horizonte marginal vacío indeterminado que es tan indiferenciado como para hacer imposible la cancelación. Mientras la posibilidad no motivada del no ser permite una relatividad apodíctica, el horizonte marginal excluye de antemano rupturas en la armonía de la experiencia y por lo tanto proporciona una base para el incondicional carácter apodíctico de nuestra certeza del mundo. La no motivación del no ser gira hacia lo inconcebible porque la armonía definitiva en la experiencia del mundo está garantizada por esta margen en la cual no es posible el engaño.

En un manuscrito de 1933, Husserl plantea el problema de si el cuerpo vivido es una “excepción” a la posibilidad de que cada objeto en el mundo pueda llegar a ser un aspecto.

Su argumento sobre el tipo de certeza de ser que caracteriza la experiencia de nuestro cuerpo vivido se desarrolla de la siguiente manera. En primer lugar, la posible modalización inherente a la certeza de ser de cualquier objeto solo puede darse como una modificación que depende de la continua certeza del mundo. Para la experiencia de algo real, Husserl declara, “es concebible solo como un componente de la experiencia del mundo que es el fundamento y el punto de apoyo (Grund und Halt) para todas las posibilidades de modalización de experiencias singulares, mientras que en sí mismo este no puede ser modalizado” (p. 246). En segundo lugar, debido a su posición excepcional y su

función como órgano de la experiencia del mundo y la vida practica en el mundo, el cuerpo vivido esta puesto en una correlación necesaria con el mundo. Por lo tanto, si la certeza del mundo es apodíctica, y está indisolublemente ligada a mi cuerpo vivido, mi certeza de este último también es apodíctica. Husserl busca no solo un nuevo sentido para la teoría cartesiana, sino que también la rechaza simplemente como un contrasentido porque es “ciega a la correlación intencional” (p. 248).

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En los textos de esta sección, nos volvemos hacia un proceso de abstracción que hace desaparecer de la vista la unidad del mundo cultural. Husserl afirma que la naturaleza es

una región universal” que “establece la unidad y debe ser la región de fundación de todas

las demás” (p. 288). El proceso de abstracción incluye no solo predicados ligados a la

significancia personal o espiritual sino también predicados vinculados a sentimientos tales como las valoraciones activas, las disposiciones pasivas y todo lo que surja por impulsos e instintos. El cambio de perspectivas subjetivas, que están ligadas a las diferencias de la orientación espacial y temporal, también se deben tener en cuenta. Sin embargo, mientras que los cambios en la coloración emocional se sustituyen en una relación externa con la naturaleza vacía, las perspectivas tienen una conexión esencial con ella.

Husserl distingue “dos estratos de formas esenciales” (p. 296). El primer nivel esta validado por todos los temas concebibles como “La forma del núcleo de predicados

incondicionalmente objetivos que, patentemente, posibilitan de manera incondicionada la identificación de lo mundano” (p. 296). El sentido objetivo con el que varios sujetos

experimentan el mundo puede ser diferente, pero si una identificación intersubjetiva está lograda, debe contener un núcleo de contenido idéntico que es objetivo para todos. Husserl interpreta la espaciotemporalidad natural como la estructura principal en la forma invariante del mundo concebida no solo como una forma que pone una unidad todo abarcadora pero también como una forma que conserva entidades reales separadas una de la otra. Espacio y tiempo constituyen “la forma del mundo de exterioridad mutua” (p. 283)

cuyo orden de lugares hace posible la individuación en la medida en que solo una verdadera entidad puede ser vista simultáneamente en un lugar y solo entidades diferenciadas pueden manifestarse ellos mismos en sitios diferentes. Los objetos ideales, una vez descubiertos, aparecen en el mundo como objetos espaciotemporalmente localizados, pero esta localización no es individualizada porque ellos siguen siendo numéricamente idénticos. La causalidad natural también es examinada como inherente en el estilo normal del mundo natural circundante. Debido a la “unidad entretejida” (p. 210) que ella introduce, el futuro en promedio es predecible. En la descripción de este primer estrato, Husserl se refiere “al

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Husserl plantea el problema de la extensión infinita del mundo circundante hacia una naturaleza infinita. Esto equivale al problema de cómo los acontecimientos que originariamente pertenecen a un mundo divino porque ellos no son experimentados como unidades que aparecen más o menos cerca, vienen a ser apercibidas como si fueran tales unidades y por lo tanto similares a los objetos terrenales. La superación de la separación entre la tierra y el cielo a través de la constitución de un mundo homogéneo equivale a la sustitución que pone un espacio y tiempo infinitos y una exacta causalidad natural.

El segundo estrato es el de la forma esencial válida en cada comunidad particular. Cuenta con un excedente que va más allá del primer estrato de determinaciones naturales y está constituido por las determinaciones culturales. Esto quiere decir que cada mundo de la vida tiene su forma particular en cuanto forma esencial de los modos de darse intersubjetivos propios de una comunidad.7 Sin embargo, Husserl amplía el “núcleo de contenido incondicional” a un aspecto de esta segunda forma: “Comoquiera que esta

identidad en la experiencia sea compatible con la relatividad a sujetos particulares, podemos desprender un a priori sin una separación de ambos tipos de estructuras esenciales. Cada uno experiencia un mundo y en comunalidad el mismo mundo y cada uno lo experiencia en una estructura en general igual como una multiplicidad y una multiplicidad unificada de realidades concretas; y estas realidades están sujetas a una típica

universal” (p. 297). Estos tipos incluyen cosas, plantas, animales, seres humanos, vidas en

comunidad, y modos de conexión intersubjetiva. Así, un horizonte intersubjetivo que implica la posibilidad de heredar las adquisiciones comunes, está incluido en el a priori y se convierte en una estructura esencial para la historia.8 Esto implica que el primer estrato se hace cargo de las nuevas capas de sentido, además de las capas naturales, sin caer en la relatividad del segundo estrato. Mientras que un a priori está atado con el ya mencionado primer sentido de predonación porque ambas nociones excluyen la facticidad del desarrollo histórico, el segundo estrato está conectado con el segundo sentido porque ambas nociones

7 Husserl escribe: “El mundo como forma individual no es el mundo como forma esencial para cada ser

humano concebible, concretamente para el ser humano como esencia” (Hua XV, p. 146).

8 La evocación de Husserl refiere a “un núcleo mundano para ser purificado por abstracción, concretamente,

al mundo de las simples experiencias intersubjetivas (die Welt der schlichten intersubjektiven erfahrungen)”

(Hua VI, p. 136/Crisis, p. 133), y su observación en el marco generativo: “esta forma de generatividad e

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están abiertas a los mundos circundantes particulares con sus configuraciones culturales y nuevos estilos de anticipación.

6. El mundo de la vida como mundo personal para la praxis y el mundo de intereses de conocimiento finitos limitados por fines prácticos

Husserl sostiene que nuestro horizonte practico particular “se encuentra por cierto en el marco del mundo siempre mentado concomitantemente en el modo del horizonte, pero diferente de este horizonte universal” (p. 372). También señala que esta separación es una abstracción: “en la medida en que se del mundo como un universo, el mundo puro y simple coincide con el mundo circundante” (p. 681). Una articulación del mundo es delineada en

términos de un mundo práctico circundante y la esfera de lo que es no practico o irrelevante: “El mundo existente porta en sí la diferencia entre mundo de cercanía práctico

y mundo de lejanía” (p. 329, ver pp. 201, 313 f). Husserl describe el mundo práctico como

un mundo de trabajo y juego, así que nuestra actuación surge de las dos fuentes y tiene que ver con el genuino equipamiento (Ernst-Zeug) y con el equipamiento de juego (Spiel-Zeug) (ver p. 330).

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[…]” (p. 373 f). Por consiguiente, noéticamente tenemos que diferenciar entre el pretender

hacia medios y fines, y noemáticamente entre fines intermedios y fines últimos.

Husserl distingue las cinestesias en su función práctica y no practica. Por un lado, las cinestesias simplemente funcionan en la percepción y contribuyen a la constitución del mundo perceptivo. Por el otro lado, ellas funcionan prácticamente y alteran el mundo perceptivamente dado, en cuyo caso deben vencer la resistencia y por lo tanto requerir un suplemento de fuerza y tensión. El simple contacto no es aun práctico, pero mediante este suplemento puede convertirse en un acto de empuje que no se limita al tacto pero lleva a cabo una transformación en el estado de lo que es tocado. Así, las cinestesias tienen dos momentos: el momento de posición de acuerdo a las potencialidades actualizadas en el sistema cinestésico y el momento de tensión: “no se trata de dos tipos de cinestesias

separadas, sino de dos clases de cinestesias de funcionamiento combinadas que se organizan de múltiples maneras en la unidad del sistema cinestésico” (p. 397).

La relación entre la praxis y la experiencia se desarrolla en dos etapas. Además de proporcionar una forma por vía de alteración de materiales y la concesión de un nuevo sentido sin la alteración de los materiales –como cuando un árbol se convierte en objeto religioso- Husserl incluye dentro de la producción, en el sentido más amplio, la experiencia progresiva de propiedades naturales en las cuales los materiales ni son alterados ni reciben un sentido espiritual pero son reformados en su sentido empírico. Este enriquecimiento, con la modificación de los aspectos subjetivos en nuevas apariciones es “el producto del hacer experiencial” (p. 276). Además, una praxis exitosa presupone la constitución de un mundo

de experiencia que es lo suficiente estable como para garantizar la producción de los resultados planeados. Finalmente, las apercepciones no están limitadas por nuestra experiencia del mundo sino que se extiende a la praxis. Las apercepciones prácticas emergen desde las praxis pasadas anticipando modos posibles de actuación y su desarrollo. Husserl afirma que un operario “gana experiencia en el sentido habitual, esto es, obtiene la

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actuar dentro de este mundo tiene en sí su razón práctica que se confirma en sí misma en general o también se refuta en lo singular” (p. 418, ver p. 857).

7. El mundo como adquisición. Estructura y génesis de la apercepción del mundo y de las entidades mundanas

Este tema le permite a Husserl explorar la predonación del mundo y su caracterización como un entorno, desde el punto de vista de nuestra conciencia de estos fenómenos. Él examina diferentes tipos de apercepción. Mientras que la relación entre el escorzo percibido de un objeto y los escorzos no percibidos ejemplifica una reciproca o bilateral fundación entre la percepción y la apercepción, la referencia a una huella de un animal salvaje, de un cuerpo vivido percibido por el ego que lo gobierna, y la materialidad de un objeto cultural en su sentido espiritual, son todos unilateralmente fundados en la percepción. Una apercepción puede apuntar hacia el pasado, como cuando está fundada sobre la percepción de lava, también hacia el futuro, como cuando experimentamos algo inmutable como sujeto a una alteración venidera, o en el hacer co-presente, como cuando percibimos alguno de los escorzos del objeto. Hay tanto apercepciones teóricas referidas a los objetos de la experiencia como apercepciones prácticas concernientes a actuaciones, la acción y los productos prácticos. Como se describió anteriormente toda apercepción particular está incluida en la apercepción universal en la cual el mundo mismo se constituye.

La percepción de los objetos culturales merece especial atención. Como son objetos que reciben un sentido espiritual conferido por una subjetividad individual, o por una pluralidad de sujetos en la unidad de la comunicación o la tradición, su apercepción implica también la apercepción de estos sujetos. Y como este significado espiritual esta encarnado en, y expresado por un cuerpo psíquico, puede ser aprehendido por otros sujetos: “Las

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de su uso, es decir, el propósito de la acción que le da forma en vista a un fin y su lugar en un amplio contexto practico. Los objetos culturales son “análogos de los organismos vivos”

(p. 427) no solo porque los sentidos espirituales conferidos son expresados por su escorzo material –así como el cuerpo vivido expresa experiencias- sino también porque los sujetos los dominan mediante su actividad formadora de igual forma en que ellos tienen su dominio sobre nuestros cuerpos vividos.

Al virar hacia el pasado, las apercepciones históricas van más allá del ámbito de la memoria. Husserl elabora el método de constitución regresiva por niveles con el fin de revelar etapas distantes en la ampliación del horizonte temporal: “Aquí se presenta la gran

pregunta por el método de la construcción indirecta, y sin embargo reconstrucción de un

reino de constitución inexperienciable (p. 480). La reconstrucción de nuestra infancia se

puede lograr por medio de apercepciones que no se remiten a percepciones reales previas, están vinculadas a un “como si” de modificación o retención, y, ya que ofrecen una

ilustración intuitiva de nuestro pasado, ponen un “agregado en la memoria” (ein

Hinzuerinnern): “Estas intuiciones trascienden mi actualmente constituida realidad de

recuerdo, y las posibilidades empíricas de acceso incluidas en la misma, y aparecen […]

como si ellas habían sido o podrían haber sido mis experiencias. Pero el “como si” no es el

de una mera fantasía” (p. 504). Más allá del recuerdo explicito, una constitución y

temporalización olvidadas pueden reconstruirse, es decir, un ser temporal como el pasado de un posterior presente recordado se puede construir.

Como ya se ha señalado, la constitución regresiva no está ligada a la desestratificación regresiva de la experiencia. Este procedimiento no es necesario cuando reconstruimos el mundo pasado de nuestros antepasados. Mis recuerdos y los de otros pueden fundirse en una síntesis, en un “recuerdo por el medio de los otros, de los otros de los otros, etc.” (p. 501). Esto significa que el tiempo de vida de un sujeto individual se extiende al “pleno tiempo desvelado para la humanidad generativa por medio de la historia”

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en la era de hielo. Podemos reconstruir los mundos de las diferentes especies “como apariciones de un mismo mundo” (p. 663). Esta interposición progresiva en el juego de los horizontes temporales en una constitución regresiva vuelve finalmente, mucho más allá de lo que es generativamente constituido, hacia la reconstrucción de épocas que ningún ser vivo ha experimentado.

Una clarificación de la “estructura interna inductiva” (p. 415) de apercepciones se

pone al alcance mostrando cómo se establecen a través de una integración elemental, inducciones parciales hasta abarcar inducciones en una secuencia genética de los niveles superiores e inferiores y cómo conducen ellas desde lo conocido a lo desconocido. Se establece una correspondencia entre los tipos fundamentales de apercepciones, la tipificación de los objetos del mundo, y los estratos particulares en las capacidades del ego. Husserl plantea la pregunta de si la forma esencial del mundo está siempre implicada en la génesis de la apercepción del mundo, o si es el resultado de un desarrollo que conduce a un mundo particular solo sobre cuya base podría revelarse. Y él argumenta que, como ahí no puede haber ninguna intuición del pasado y el futuro que no sea apropiada a la forma del mundo, el establecimiento primigenio de una apercepción de mundo es también el establecimiento primigenio de la forma del mundo. La apercepción universal por lo tanto una estructura constitutiva a priori que tiene su correlato en un a priori ontológico (ver p. 487 f).

Es importante tener en cuenta que la teoría de la apercepción juega un papel significativo en el desacuerdo de Husserl con Heidegger: “La comprensión del ser es algo

completamente vacío en tanto no la reconocemos como autoapercepción y apercepción de algo extraño, como apercepción del mundo en su momentánea estructura trascendental

determinada” (p. 490). Para Husserl, la apercepción universal del mundo y el horizonte

universal que le es propio debe ser objeto primero de un análisis estático y luego de uno genético apropósito de su esencial desarrollo temporal y cambiante estilo. De este modo, se plantea inmediatamente la siguiente pregunta: “¿Cuál es el beneficio para el ser humano de

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asunto de esencial necesidad, es el resultado de un desarrollo, y también lo es ser-como-este-ser-humano?” (p. 490).9

8. Los aspectos universales de la constitución temporal del mundo de la vida y los aspectos de su constitución en periodicidades

Husserl se ocupa con el problema de “diferentes temporalizaciones y temporalidades” (p.

558) y la forma idéntica del tiempo que impone formas particulares sobre los diferentes estratos temporales como momentos no independientes dentro de una totalidad independiente. La cuestión se examina en varios niveles. En primer lugar, a medida que avanzamos a través del pasado en nuestros recuerdos, nos encontramos con una pertinente unión de todos los estratos de una forma. También encontramos esta invariante y omnitemporal forma cuando nos anticipamos al futuro de acuerdo a nuestra experiencia pasada. Esta forma total es conservada como una unidad en el fluir de nuestra experiencia y presupone una idealización del tiempo que pone un sistema rígido de lugares. En una segunda etapa, el análisis de Husserl su mueve hacia la pasividad con el fin de considerar un horizonte dominante de intereses y fines que pueden ser, para cada sujeto, el de una vida profesional, una asociación, una familia o una nación. En cada caso se establece un horizonte particular de actualidad con su respectivo pasado y futuro viviente. Estos particulares tiempos de vida de un sujeto con sus diferentes presentes comunitarios también pueden ordenarse bajo una forma total: “Cada mundo del presente inmerso en estos modos

diferentes está en pie sin embargo en un mundo, en un exterior e infinito horizonte que excede todo lo que se conoce como un horizonte de desconocimiento de pasados y futuros”

(p. 574).

Estas consideraciones también se aplican, en un tercer momento, a las comunidades. Husserl sostiene que “el amplio presente” (p. 550) va más allá del minuto actual u hora, del

día presente o año, y se extiende a todas las series de años que se exhiben en una solidaridad típica. Además, sostiene que todas las humanidades particulares con sus tiempos históricos pueden unirse entre sí y presentarse como simultáneos o sucesivos, en

9

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un tiempo histórico universal como su forma total. Husserl insiste en la capacidad de todos los seres humanos de comunicarse entre sí y armonizar sus puntos de vista. Así, el tiempo histórico del mundo de la vida debe ser entendido también como una forma o sistema rígido de lugares temporales. La totalidad del mundo de la historia, con su presente, pasado y futuro, pertenece al mismo mundo y aparece en el trasfondo de una historia desconocida. Este horizonte vacío se cumple cada vez más por la extensión de la memoria histórica. Una vez más el estrato nuclear sale a la superficie: “la estructura de la naturaleza pertenece a la

estructura ontológica del mundo de la vida, y sobre esta base todas las cosas tienen su posición en el tiempo de la naturaleza, el espacio-tiempo, y todo lo que es artificial en ellos, tiene su posición anexa al mismo tiempo” (p. 576).

Una primera periodización del tiempo emerge con la satisfacción de las necesidades primarias de la naturaleza instintiva que se anuncian periódicamente produciendo el ciclo de privación, de disfrute, de satisfacción, y nuevamente privación. Con respecto a la vida animal, Husserl distingue una primera periodicidad ligada a las circunstancias cotidianas de despertar, buscar alimento, y dormir, y una segunda periodicidad ligada a las estaciones del año y su relación con el apareamiento. La repetición de los periodos de vigilia, que están medidados por pausas de sueño, producen “el tiempo primordial cuantificable” (p. 501). La periodización es también el resultado de las decisiones y fines de los seres humanos que se ocupan de su futuro inmersos en un horizonte de necesidades y satisfacciones típicas. Entonces ello emerge de la habitualidad adquirida de las profesiones y la vida comunitaria

9. La experiencia del cuerpo vivido como un momento necesario de la experiencia del mundo. Normalidad de la corporeidad y normalidad en su función constitutiva de mundo

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experimenta como una modificación de la normalidad que una subjetiva e intersubjetiva naturaleza armoniosa puede constituirse.

Husserl también examina la constitución de la naturaleza en una experiencia intersubjetiva como una unidad que, habiéndose exhibido en cada sujeto que la experimenta a través de un sistema de actuales y posibles experiencias, luego alcanza por la mediación de la empatía una síntesis de estos sistemas múltiples. La experiencia de los seres humanos y animales está siempre relacionada con el mundo mismo, y Husserl considera la posibilidad de las alteraciones en su cuerpo viviente, o de transformaciones en las diferentes especies, que impiden la constitución de un mundo en común al cual una permanente validez verdadera podría ser asignada. Él concluye que esta posibilidad es un contrasentido ya que el mundo que es común a todos nosotros se presupone: “cada alteración real y posible de la naturaleza física ocurre en el interior de esta naturaleza siempre presupuesta como su alteración real y posible” (p. 653). Husserl amplía este

requisito de una coincidencia en torno a un mundo normal como óptimo a lo largo de las diferentes épocas en la cadena de generaciones.

Habiendo examinado el contraste entre anormalidad y normalidad, Husserl pasa a describir la diferencia entre las deficiencias y la perfección dentro de la normalidad. En contraste con la anormalidad, cada mejora en la capacidad experimental establece una nueva verdad normal con su legitimidad relativa. Husserl se ocupa de la invención de medios artificiales como el telescopio y el microscopio que, ellos aumentan las posibilidades de nuestros órganos naturalmente desarrollados, hacen nuestra experiencia más completa. Así, la naturaleza se constituye en una ilimitada reiteración que concierne a la infinitud interna y externa. Como invenciones futuras pueden introducir nuevos niveles de experiencia, esto no es definitivo con respecto a la verdad del mundo de la ciencia. La verdad del mundo es siempre relativa a una etapa en la percepción experiencial porque “cada sistema experiencial con su nivel normal puede ser superado por otro más perfecto”

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10. Muchos mundos circundantes y el único mundo verdadero. La relatividad de la verdad del mundo de la vida y el ser-en-sí mismo del mundo

Husserl identifica varios niveles en los cuales la identidad del mundo se da para nosotros y traza un camino a través de los diferentes tipos de verdad. En primer lugar distingue entre la identidad de la forma del mundo como “el momento idéntico de comparación y variación” y “lo que es idéntico en la síntesis”, es decir, lo que a través de los múltiples

mundos circundantes, y las representaciones del mundo que emergen de ellos, converge en

uno y el mismo mundo, y sostiene que las verdades esenciales de la estructura a priori son la

condición de posibilidad para la síntesis: “Cada mundo circundante en una multiplicidad de

mundos circundantes del mismo mundo debe tener una forma, una estructura, que hace posible una coincidencia con cada otro en el sentido de una coincidencia de diferentes apariciones de lo mismo” (p. 677, ver pp. 57, 682). Husserl destaca en la síntesis un núcleo

común, que juega para las representaciones del mundo, como se mencionó anteriormente, el mismo papel que la identidad del núcleo noemático en la experiencia de las cosas. Él sostiene que “humanidades extrañas unas a otras, al entrar en contacto unas con otras, se

entienden a pesar de todo en un cierto núcleo” (p. 203, ver p. 295). La identidad del mundo se ofrece a través un grupo de mundos circundantes, y estos núcleos de mundo deben distinguirse de las formas del mundo puesto que esto implica el paso desde el mundo de experiencia posible hacia el mundo de la experiencia real. Mientras que la forma del mundo es a priori, los núcleos del mundo producen una especificación contingente de las determinaciones esenciales que hacen posible la fundación de una base para una síntesis que está referida a un grupo particular de sujetos. Como ello ocurre a través de una serie mundos circundantes, el núcleo los conecta y se verifica en este nexo. La certeza de uno y el mismo mundo surge porque siempre podemos ser conscientes de una “objetiva

auto-invariabilidad” (gegenstänliche Selbigkeit) (p. 692). Así, una representación del mundo común y un mundo verdadero comienza a concebirse por la posibilidad de enfrentar y someter a la crítica diversos mundos circundantes con el fin de llevarlos a la armonía y así lograr una verdad universal: “hogares-mundos en los cuales el verdadero mundo se exhibe

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Pero la identidad de la síntesis de los múltiples mundos circundantes no puede por sí misma equivaler a la idea de un idéntico mundo infinito, ni mucho menos a la idea de un mundo verdadero en el sentido cientificista10. Se toma un paso adicional con la determinación del mundo verdadero como el “índice para una multiplicidad de tales mundos circundantes, propios y extraños, que sintéticamente se han de enlazar, y específicamente bajo la idea de una experiencia “infinita” en la cual se han de estudiar

como mundos circundantes relativamente verdaderos de los sujetos individuales o de todos los sujetos” (p. 677). La síntesis cada vez más extendida y la aproximación cada vez mayor a la finalización lograda en este proceso, y la idea se establecen como el correlato de la posibilidad ideal de experiencias infinitas. Como un polo infinito e inalcanzable, la idea es motivada por el armonioso cumplimiento de todas las parciales anticipaciones, y por el continuo incremento en el grado de perfección hacia un límite que no puede ser dado intuitivamente. En suma: un primer modo de idealización está implicado en la experiencia intuitiva de objetos, y emerge cuando una continuación hacia el infinito se adscribe a nuestra capacidad de experimentar, es decir, cuando la infinitud de una iteración finita se convierte en la infinitud de un incondicional “una y otra vez”. La idea no es una esencia, es

decir, la forma del mundo. Ya que podemos plantear preguntas acerca de las estructuras necesarias a priori del mundo de la experiencia, aunque ellos sean también las formas esenciales de la infinitud, sin tener que lidiar con la idea de una armonía infinita de las experiencias (ver pp. 107, 266). Tampoco es la idea “mundo” la identidad en la cual

múltiples mundos circundantes coinciden. Siendo este último algo individualmente determinado a través de la experiencia real, señala el camino a un polo infinitamente distante.

Finalmente, Husserl se ocupa de la idea de un mundo que es determinado en sí mismo. Con respecto al verdadero mundo de la ciencia, el sostiene que: “un único, idéntico

y verdadero mundo es en y por sí mismo; y este es el mundo al cual las ciencias se dirigen con sus actividades específicamente peculiares de pensamiento que salen de la vida practica natural: llevarlo a cabo y determinarlo teoréticamente es la tarea científica” (p. 690, ver p. 171). Esta referencia a la vida practica muestra que, incluso si esto implica una tarea

10

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infinita, la noción científica de verdad-en-si misma está arraigada en los procesos de verificación dentro del ámbito de la praxis de la vida que “hace infinidades finitas” (p. 698)

por traer cosas al alcance de sus intereses limitados. Las verdades en sí mismas son las declaraciones de una legalidad que gobierna dentro del mundo de los hechos aparte de y más allá de la legalidad basada en la forma del mundo. Esto significa que las leyes particulares del mundo son descubiertas bajo la dirección del conocimiento acerca de la forma del mundo, y que es entonces posible nuevamente para obtener conocimiento de hechos individuales de acuerdo a las leyes del mundo. Pese a enfatizar que la forma del mundo es válida para la ciencia, Husserl también aclara que la investigación sobre la estructura universal que va a través de los mundos circundantes no es una investigación sobre “el ser verdadero en el sentido de las ciencias que teóricamente investigan el mundo

predado en su verdadero ser […]” (p. 547 ver, p. 713). La noción de un mundo verdadero también se refiere de nuevo a representaciones del mundo de orden inferior.

En suma, ya que descansa sobre un riguroso y absoluto sentido de identidad, el mundo verdadero añade algo más a los sentidos anteriores de identidad. Husserl sostiene que “un reconocimiento más alto, la identificación, es posible, el momento idéntico en que no se limita a lo que es familiar en el mundo entorno” (p. 62). La idealización alcanza la

etapa en que la noción de mundo existente-en-si mismo se superpone sobre el mundo como idea infinita así que el “polo ideal de la serie de aproximación” (p. 173) no es el mundo de

la experiencia en sí sino, más bien, una objetividad ideal que está proyectada como un límite en la base de las determinaciones comunes a los objetos percibidos e imaginados. Esto ocurre “cuando trascendemos la infinitud abierta del mundo de la vida, del mundo de

nuestra real experiencia universal, en la concepción de la idea de un espacio y tiempo infinitos y también del mundo infinito, y luego damos a esta idea el sentido de una

existencia-en-si misma (An-sich-Seiende) con determinaciones de lo existente en sí mismo,

[…] Esto es un desplazamiento de sentido que suspende el sentido óntico del mundo y sus realidades” (p. 730 f, ver p. 698).11

11 K. Held argumenta que incluso si Husserl critica el objetivismo, la noción misma de mundo cae presa de

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Antes de finalizar este estudio me gustaría enfatizar que, aunque Husserl representa el análisis del mundo como “un tema delicado” (p. 130), resulta que una descripción

coherente no podría ser alcanzada sin una exploración de cómo el horizonte de conciencia sustenta las seis caracterizaciones y las hace compatibles una con la otra. El objeto de una representación de mundo es traer la conciencia horizontal del mundo a distinción y claridad, y por lo tanto su construcción no solo está fundada sobre un mundo circundante manteniendo debidamente su estructura horizontal. La forma del mundo es una “forma estética” y una “forma horizontal” (p. 474, ver pp. 125, 185, 685) porque remite al aquí y al

ahora de una corporeidad, de un ego que percibe. La noción de una totalidad de actuales y posibles objetos es correlativa a “una fluida apercepción universal que siempre tiene presta su horizontalidad y en ello ya implica el sentido ontológico del mundo” (p. 488). Como

esto comprende una adquirida estructura de determinación por virtud de la cual la implicación intencional no es concebida como una indeterminada referencia más allá de lo dado, el horizonte del mundo se puede describir como una base. En la medida como esto nos pone el despliegue del infinito como una tarea para que la implicación intencional no sea la materia de una limitada referencia más allá de lo dado, el horizonte del mundo puede subsumirse bajo una idea. El mundo infinito en cuanto polo se oculta en el despliegue de los horizontes y tiene que ser revelado a través de la reflexión filosófica mostrando cómo está encerrado en la apertura de la experiencia finita y en el “una y otra vez” armonioso y sintético desarrollo.12

concretamente aparecer siempre como un mundo hogar cultural” (Ibíd. p. 333). Dos observaciones son importantes aquí. En primer lugar, Husserl nos dice que hay varias etapas en el análisis del mundo mismo, y que la etapa final solo logra la neutralización del carácter horizontal del mundo. La forma del mundo, la síntesis en torno a un núcleo de mundo, y la idea de una armoniosa y creciente experiencia de mundo se puede situar en contraste con las verdades ideales en el segundo nivel de idealización porque ellas no entran en conflicto con la horizontalidad. Las etapas anteriores de la identidad e idealidad del mundo deberían considerarse antes del “total desplazamiento de sentido”. En segundo lugar, con respecto a las dos etapas finales en las que la idealización está en el trabajo, es claro que el mundo puede considerarse no solo como una construcción cultural objetivada, que puede ser puesta entre otros mundos finitos, sino también como un polo inalcanzable para todos los intentos de extender la experiencia o para objetivarlo por medio de representaciones de mundo.

12S. Strasser destaca tres “esencialmente diferentes conceptos de mundo” en Husserl: la totalidad de los seres

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Además, un sentido unificador se puede mostrar en ambos lados de los pares de caracterización. Por un camino se dirige hacia delante, en dos vías paralelas, desde el par horizonte de mundo/representación de mundo a través del par totalidad/forma hasta el par suelo/idea. Debemos recordar aquí el contraste primario entre conciencia del mundo como el horizonte universal y la experiencia del mundo como representación del mundo (ver p. 81 f). A partir de este contraste, podemos rastrear cómo se desarrollan las otras caracterizaciones. Por un lado, el horizonte de mundo incluye implícitamente una totalidad que se hace explicita con la noción de un mundo completo todo inclusivo y que ofrece un contenido determinado con la noción de un suelo predado como la “adquisición total del mundo” (p. 605). La totalidad absoluta y el suelo son derivados en el horizonte universal en

una vía en la que el énfasis está en una retirada del mundo en la medida en que las tres etapas muestran un excedente que va más allá de las posibilidades de objetivación pero no excluyen la percepción de un sector del mundo. Así como el horizonte del mundo exhibe un campo de latencia, así la totalidad absoluta no puede reducirse a la suma de partes componentes y el mundo como un suelo nos lleva de vuelta a un obscuro horizonte que nunca puede ser totalmente determinado. Correlativamente, por el otro lado, las representaciones de mundo son construcciones del mundo (ver p. 76) que sientan las bases para las configuraciones de orden superior, es decir, “la construcción de la forma ontológica del mundo” (p. 184 f, ver p. 217) y “la construcción sistemática de la infinidad de experiencias posibles” (p. 79, ver pp. 678 n, 699). Ellos aumentan la forma del mundo y la idea “mundo” en una vía en la que el foco es sobre la tematización porque las tres etapas

implican una construcción que sin embargo no oculta el carácter horizontal del mundo. Así como una representación de mundo es el resultado de una objetivación, así la forma del mundo es –incluso si está implícita antes de la construcción (ver p. 127)- el resultado de la determinación ontológica, por medio de conceptos, de un marco para la experiencia de objetos reales y posibles. Y el mundo como una idea implica una regla objetivada por un progreso infinito en la experiencia.

Y además, podemos observar que las dos estructuras de la predonación del mundo, que desarrolla la caracterización del mundo como forma y suelo, sufren una consistente clarificación como los encontramos nuevamente en niveles de análisis más complejos por

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medio de la distinción entre dos estratos de las formas esenciales o el contraste entre forma y núcleo de mundo. La investigación sobre el primer sentido, que se refiere a la historicidad primigenia como la condición de posibilidad de la historia, está ligada con la investigación en el primer estrato de las determinaciones esenciales y aquellas determinaciones con el segundo estrato que también produce una completa e invariante estructura que es necesaria para la integridad del a priori o forma de mundo para todos los posibles mundos circundantes. La segunda aproximación a la predonación, que toma en cuenta la historia de hecho, se desarrolla con el análisis de cómo el excedente de determinaciones implicados en el segundo estrato están referidas de nuevo a los seres humanos que son capaces de entrar en contacto uno con el otro, y con la elucidación de cómo un componente nuclear del mundo es compartido e identificado en un cierto modo por ellos en su coexistencia comunalizada.

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