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Historia ilustrada de la educación Siglos XIX y XX: Con especial énfasis en el Tolima

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En memoria de mi hermana Lygia.

Q. E. P. D.

Dedicado a:

Mi madre Margarita,

Gloria, Guillermo Andrés y Juan Diego.

Sello Editorial Universidad del Tolima, 2019.

Néstor R. Cardoso Erlam. Primera edición. 250 ejemplares. ISBN: 978-958-8932-93-4

ISBN Electrónico: 978-958-8932-94-1 Número de páginas: 116

Ibagué - Tolima

Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad del Tolima. Grupo de investigación “Didáctica de las Ciencias”.

Historia Ilustrada de la Educación. Siglos XIX y XX. Con especial énfasis en el Tolima.

publicaciones@ut.edu.co nrcardoz@ut.edu.co

Diseño y Diagramación: PEACE NATURAL DESIGN Móvil: 315 391 99 50 e-mail: evolución971@hotmail.com Impresión: Ediciones Valentina.

Corrección de Estilo: PEACE NATURAL DESIGN Portada: PEACE NATURAL DESIGN

c c

Cardoso Erlam, Néstor R.

Historia Ilustrada de la Educación, Siglos XIX y XX: con especial énfasis en el Tolima / Néstor R. Cardoso Erlam. 1a. Ed. -- Universidad del Tolima, 2019.

116 p. : fotos

Contenido: Los discursos liberal y conservador sobre la educación -- Las prácticas pedagógicas -- Los textos

escolares -- Silencio, obediencia y castigos -- El conocimiento -- El patriotismo -- Los profesores -- La Universidad del Tolima

ISBN: 978-958-8932-93-4

1. Educación - Historia - Siglo XIX y XX 2. Métodos de enseñanza 3. Calidad de la educación I. Título

986.136 C268h

(5)

La fe medieval

versus la

nueva ciencia

ilustrada.

Instrumentos

Instrumentos

Instrumentos

para el

aprendizaje

de las

matemáticas

El mobiliario

El mobiliario

El mobiliario

y los útiles

escolares.

5.

5.

5.

El

Conocimiento

7.

7.

7.

Los

Profesores

8.

8.

8.

La

Universidad

del Tolima

Referencias

Referencias

Referencias

3.

3.

3.

Los Textos

Escolares

4.

4.

4.

Silencio,

Obediencia

y Castigos

Los castigos

Los castigos

Los castigos

y premios

escolares.

La educación

La educación

La educación

de la mujer.

El pacto de

El pacto de

El pacto de

la Iglesia y el

conservatismo

1.

1.

Los Discursos

Los Discursos

1.

Los Discursos

Liberal y

Conservador

sobre

la Educación

2.

2.

2.

Las Prácticas

Pedagógicas

¿Por qué

este libro?

CONTENIDO

8

11

17

27

34

37

41

11

53

55

61

65

6.

6.

6.

El

Patriotismo

1.1.

1.1.

1.1.

1.2.

1.2.

1.2.

2.1.

2.1.

2.1.

2.2.

2.2.

2.2.

4.1.

4.1.

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Con las imágenes se espera que el lector valore los documentos antiguos como indispensables en construcción de relatos auténticos que aporten a la identidad cultural. Para la investigación se recurrió tanto a la colección del Museo Pedagógico de la Universidad del Tolima como a la Biblioteca Nacional de Colombia, al Archivo General de la Nación y a la Biblioteca Luis Ángel Arango en sus recursos físicos y archivos electrónicos. Para el capítulo sobre la Universidad del Tolima se contó con el acervo fotográfico preservado por el señor Camilo Pérez Salamanca y cedido al Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

El fín último del libro es aportar a la idea de que la historia no es para recordar los hechos pasados, sino para transformar la realidad actual.

¿POR QUÉ ESTE LIBRO?

En 1994, como docente del Departamento de Psicopedagogía de la Universidad del Tolima, se requirió documentación sobre la historia de la pedagogía y de la educación en nuestro departamento, quedando en evidencia la ausencia de un archivo o de una biblioteca espe-cializada en educación y textos escolares. Las pocas carpetas de archivo estaban dispersas en una dependencia de la Gobernación del Departamento. Tal carencia creó la necesidad de rescatar y preservar la documentación e iniciar un proceso de sistematización para legarlas a futuras generaciones como parte de la memoria escrita para su comprensión e interpretación. Por tal razón, ese mismo año, presenté el proyecto “Archivo Histórico y Museo de la Edu-cación del Tolima”, el primero de su género en el país. Hasta 2019, se han realizado cuatro exposiciones temporales, en los años 2002, 2004 y 2014 sobre documentos, textos y piezas museísticas referentes a las didácticas y a las prácticas educativas prevalecientes en los siglos XIX y XX. La colección del Museo se puede apreciar en www.museodelaeducacion.ut.edu.co

Del acervo surge este estudio con el objetivo de mostrar los factores que identifican la Educa-ción y la Pedagogía como un campo de conocimiento histórico y culturalmente determinado, evidenciando los matices que configuraron el discurso oficial de transmisión de conocimien-tos y valores. En tal discurso, que se entroniza poco a poco, se evidencia la influencia religiosa, política, el autoritarismo y la violencia, con lo cual se conformó la personalidad del hombre tolimense y colombiano. Para hacer visibles tales discursos se presenta una historio-grafía con gran número de imágenes que da cuenta de las categorías propuestas y que apoyan la narrativa histórica.

Esta historiografía poco se relaciona con la exaltación de personajes o con rupturas de ten-dencias. Se recurre a algunas temáticas vistas críticamente con el propósito de explicar cómo lo ideológico va modelando la conducta social y la mentalidad del hombre colombiano mediante ciertos procesos de alienación, para lo cual la escuela es impropiamente usada. Por tal motivo, el orden de presentación de los capítulos es categorial no cronológico.

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historia de dos ideologías y por tanto dos mo-delos pedagógicos: el religioso y el laico, con dos perspectivas: la federal centralista y la regional propietaria de tierras que se asoció al clero para el control político y económico. Así surgieron, de una parte, los defensores del proyecto progresista y, de otra, los con-servadores y la jerarquía católica quienes combatían la propuesta educativa liberal ra-dical. Contradicción que podría decirse, está inscrita en los genes sociales desde antes de la fundación de la república, que rige la con-ciencia y se mantiene, especialmente, por la élite y la fe, convirtiendo los problemas so-ciales en asuntos religiosos o morales. Para mantener tal principio el respeto a la tradición

“El liberalismo es pecado”. Ezequiel Moreno. 1896 - 1905. Obispo de Pasto. Declarado santo en 1992.

1.

1.

Los Discursos

Los Discursos

Liberal y

Liberal y

Conservador

Conservador

sobre

sobre

la Educación

la Educación

1.

Los Discursos

Liberal y

Conservador

sobre

la Educación

La Fe Medieval versus La Nueva Ciencia Ilustrada.

Dilucidar las características del pensamiento educativo liberal requiere reconocer el pen-samiento ilustrado francés del siglo XVIII; de igual forma, aludir al pensamiento educa-cional conservador requiere asociarlo con las ideas católicas de la edad media.

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resulta incuestionable, la libertad de pen-samiento es limitada y la propiedad privada indiscutible, en este caso, especialmente la eclesiástica, por tanto, la idea de propiedad colectiva o socializada no tiene cabida en el pensamiento conservador.

Como la libertad, presuntamente, conlleva el progreso, esta y la propiedad social son cuestionados y censurados. En la mentalidad conservadora la autoridad deviene de Dios, de forma supuestamente connatural, y en la tierra la asumen los reyes, los príncipes, los pontífices y hasta es invocada en ciertas de-mocracias. Así, entonces, la educación no debe desviarse de esta ley divina, su fin es agradar a Dios y ganar la eternidad.

Conser-dagógico nuevo como el de la educación mutua desarrollada por Joseph Lancaster, normativa consignada en el Decreto del 3 de octubre de 1826 sobre el Plan de Estudios. El método lancasteriano, creado en la India e implementado en Inglaterra (Cardoso, N. 2007), se caracterizó por la posibilidad de la masificación pues se aplicaba a cien, dos-cientos o más alumnos con un solo profesor, este elegía a los alumnos más avanzados y mayores, para que en grupos de diez tomaran las lecciones de aritmética o lectura de ma-nera memorística.

La expresión “La letra con sangre entra y la labor con dolor” proviene de tal época y

mé-todo. Este modelo, denominado educación mutua, no fue acogido por la Iglesia puesto que no correspondía con sus postulados escolásticos. Así se formaron las primeras generaciones de la élite republicana.

Las orientaciones de Pío IX se introdujeron a Colombia en 1864 a través de las encíclicas del siglo XIX para dar a conocer los “errores y perniciosas doctrinas condenadas y repro-badas por su Santidad” (Quanta Cura y Sy-llabus). Allí se describieron los supuestos ochenta errores de la civilización moderna entre los cuales se resaltan los siguientes: El panteísmo, el naturalismo y los racionalis-mos absoluto y moderado; el socialismo, el comunismo, el indiferentismo, las socieda-vatismo e Iglesia como aliadas permanentes

lo han hecho notar especialmente a través de los proyectos educativos.

En la Nueva Granada, en 1774, el señor Mo-reno y Escandón, notable ilustrado, propuso un plan de estudios que incluyó los nuevos aportes científicos de Copérnico, la matemá-tica, la física y la trigonometría, pero la Real Audiencia lo descartó pues atentaba contra el conocimiento escolástico absolutista. Cuatro décadas más tarde, ya en el perío-do republicano, la iniciativa educacional uti-litarista de Francisco de Paula Santander implicó la expropiación a las comunidades religiosas y la aplicación de un modelo

pe-Representación de la escuela lancasteriana en Inglaterra. Los alumnos mayores tutoraban a los más pequeños. La memorización y el castigo fue su metodología.

http://www.revistatemalivre.com/lancaster09.html

Eustacio Santamaría en el primer texto escolar de lectura basado en la pedagogía pestalozziana, fechado en 1872, afirmaba que la escuela moder-na buscaba “ ...despertar en la mente de los niños, espíritu práctico de observación, de análisis i de investigación”.

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Facsímil de “El Tradicionista”. Junio 11 de 1872. Los periódicos de la época no se centraban en dar noticias sino en defender ideologías. Los libera-les fueron llamados instruccionistas y los conservadores llamados ignorantistas.

En: catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/search/asset/138763

tento de implementar el progreso europeo mediante la idea de preferir la santa ig-norancia al modernismo liberal pues el pro-pósito de la regeneración era “en lugar de formar ciudadanos, preparar buenos cris-tianos”, contrariando uno de los postulados de Juan Bosco de “formar tanto honrados ciudadanos como buenos cristianos”.

Una de las reacciones al modelo laico y mo-derno impulsado por el pensamiento liberal provino del Concilio Vaticano I, la que fue de inmediato replicada por la dirección con-servadora del país: “ ...nace y se difunde a lo largo y ancho del mundo aquella doctrina del racionalismo o naturalismo... la cual no ahorra esfuerzos en lograr que Cristo, quien

des secretas clérigo-liberales; el matrimonio cristiano y el liberalismo.

Años después, en 1870, luego que los con-servadores estuvieron en el poder, los libera-les radicalibera-les introdujeron los principios de la pedagogía activa pestalozziana, portadora de las innovaciones de la escuela alemana. El liberal radical, Cónsul de Colombia en Berlín, señor Eustacio Santamaría aportó el “Primer Libro de Instrucción Objetiva”, donde se expresa la idea que ocasionó uno de los principales rechazos por parte del conservatismo de la época, dado el propó-sito de promover el análisis, la observación y la investigación. Fue la oposición al

in-este último se conoce uno editado en Bogotá, en 1845, que ayudó a difundir el gobierno adquiriéndolo para las escuelas públicas. Así la idea de educación quedó limitada a la vi-sión católica consolidándose como el único modelo de formación con sus prácticas, mi-sión y método.

El primer intento de separación de la edu-cación pública y religiosa, tanto en nuestra región como en Colombia, ocurrió cuando Ibagué aún formaba parte de la provincia de Mariquita, época de inicio de la repú-blica, cuando Francisco de Paula Santan-der, en su propósito de alfabetizar y elevar la moral civil a los nuevos ciudadanos, creó los cinco primeros colegios, entre otros el

es nuestro único Señor y salvador, sea ex-cluido de las mentes de las personas así como de la vida moral de las naciones y se establezca así el reino de lo que ellos lla-man la simple razón o naturaleza” (Concilio Vaticano I 1870).

Sin embargo, la cristopaidea como modelo de educación católica realizó adecuaciones que facilitarían el aprendizaje de sus funda-mentos reemplazando la lectura de la Biblia por el aprendizaje de un texto de fácil acce-so para toda la población: los catecismos. Estos, provenientes del siglo XVI, tuvieron primacía entre todos los textos escolares; hubo dos de particular circulación en nues-tras escuelas, el de Ripalda y el de Astete. De

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El Concordato, firmado entre el gobierno y la Iglesia romana, fue el sello de fidelidad y apoyo mutuo en favor del predominio del modelo pedagógico católico fortaleciendo la santa ignorancia.

Bajo este propósito se produjeron entre otras acciones la promulgación de la Ley 39 de 1903, el concurso de textos en 1912 y, en 1917, la oficialización del pensamiento edu-cativo de Juan Bautista De Lasalle con oca-sión de la realización, en Bogotá, del Primer Congreso Pedagógico Nacional.

El Congreso, dirigido por Antonio José Uri-be, fue una oportunidad más de restriccio-nes de las opciorestriccio-nes laicas y modernistas en la

de la Prensa Libre” donde se expresa que es pecado leer, o leerle a otros, malos periódi-cos por ser impíos o inmorales.

Igualmente, la censura fue aplicada por el Arzobispo de Bogotá cuando anunció la máxima excomunión a los editores, distri-buidores y lectores de los periódicos “Chan-tecler” y “Ravachol”.

de San Simón mediante el Decreto 86-5 de 1822 donde se afirmó: “ ... Habrá en la Provincia de Mariquita un Colegio que se denominará San Simón ... destinándose para su establecimiento el Convento de Santo Domingo”.

La pretensión de establecer la educación pública condujo a la expulsión de las comu-nidades religiosas y a eliminar a la Iglesia de las responsabilidades educacionales lo cual generó la satanización de las ideas pro- gresistas liberales y de su prensa, aspecto que se mantuvo por muchos años como se evidencia en el semanario “El Bien del Pue-blo” dirigido por el presbítero Fidel León, en 1911, quien publicó el artículo “El Demonio

El Pacto de la Iglesia y el Conservatismo.

Durante el período colonial la Iglesia se con-figuró como la institución que orientaba el pensamiento y las acciones de la sociedad, además del amplio control ideológico y de la tierra a través de la escuela y las relaciones con las autoridades civiles. (Villa, L. 1988). Esta alianza tuvo al menos tres altibajos: El primero, la Independencia, el segundo, la firma del Concordato en 1887 y el tercero, la búsqueda de la identidad ideológica na-cional luego de fundarse los dos partidos po-líticos -Liberal y Conservador- en la década de 1840.

Arriba: Periódico “El Bien del Pueblo”. Bogotá 16 de abril de 1911. Imprenta San Bernardo.

Abajo: Periódico “Chantecler”. Bogotá 25 de septiembre de 1910. http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/brblaa288301.pdf

Los lectores y directores de los periódicos “Ravachol” y Chantecler” fueron excomulgados públicamente por el arzobispo de Bogotá por expresar ideas diferentes a las tradicionales.

Aunque el Primer Congreso Pedagógico no negó el estudio de las ciencias si consideró que se debía aplicar la verdad religiosa y someter la conciencia infantil al Evangelio.

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En semejante lucha por establecer hegemo-nías se recurría a las encíclicas, consideradas orientaciones obligatorias para los católicos, para forzar a que la juventud no ingresara a las escuelas liberales, denominándolas an-tros y para que quienes lo hiciesen fueran considerados desgraciados e inútiles.

El presidente del Congreso Pedagógico, Antonio José Uribe y reconocidos pres-bíteros, como Martín Restrepo Mejía, expre-saron su beneplácito y estrecho vínculo con las autoridades eclesiásticas con ocasión de la realización del magno acontecimiento pe-dagógico. La influencia de la Iglesia en asun-tos del Estado se basó en el principio de uni-dad de cuerpo, así, el obispo de Antioquia, educación, no obstante, se aceptaron nuevas

modalidades educativas como la enseñanza comercial con el fin de satisfacer las necesi-dades inmediatas de la élite capitalina. La memoria del Congreso incluye la inter-vención de un asistente quien se pregunta “¿Qué es la escuela? y responde con la afir-mación De Lasalle:

“Un jardín de la Iglesia y del Estado, donde los niños se educan para ser trasplantados, cual tiernos árboles, ...una academia santa donde los educandos aprenden ciencia de la salvación y la práctica de las cristianas virtudes”. (Uribe, J. 1917).

creó la Sociedad Naturalista la cual fue ata-cada desde los púlpitos y los colegios cató-licos al punto que, la guerra de 1860 obligó al cierre de la citada Sociedad y de las escuelas liberales radicales surgidas con ocasión del DOIP (Decreto Orgánico de Instrucción Pú-blica), (Uricoechea, s.f.).

El debate sobre la convivencia de las cien-cias útiles fue asunto de trascendencia en la orientación filosófica nacional, de un lado lo primordial era evangelizar y moralizar la ra-za mediante los fundamentos del evangelio y del otro, el progreso fundamentado en el pensamiento racional y científico. De fondo estaba la idea aristotélica de bien y mal que polarizó lo ideológico. (Verdugo, C. 2004). por ejemplo, ordenó a los seminaristas que

votaran por los candidatos por él recomen-dados, tal como se denunció en el periódico

“El Derecho” del 13 de mayo de 1896. De esa manera, la clerecía compartía el po-der político con los conservadores y buena parte de los gamonales liberales justifican-do, para lo educativo, que la Iglesia poseía mayor experiencia que los republicanos. Fueron los comienzos de la hegemonía con-servadora.

De otra parte, el naturalismo y la inves-tigación iniciadas por Mutis un siglo antes aún no eran de pleno dominio público. Ezequiel Uricoechea en 1859, por ejemplo,

En los siglos XIX y XX, clérigos, presidentes y políticos pertenecían a las mismas familias. El presidente, General Mosquera (der.) y su her-mano, el Arzobispo de Bogotá, Manuel José Mosquera (centro). 1853.

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Entre tanto, para los conservadores la cons-trucción de nación requería necesariamente de la religión, la lengua y el patriotismo, es decir, la corona y la cruz con mediación del idioma el cual se aprendía en los catecismos y los libros sagrados. La pedagogía moder-na surgió en Europa como la posibilidad de un nuevo hombre que se relacionaría más y mejor con la naturaleza, la estudiaría, ex-ploraría y la pondría a su servicio. Tal con-cepción obligaba a reducir la mirada al cie-lo y estudiar cie-lo terrenal recurriendo a cie-los sentidos.

La explicación de la tabula rasa, para ex-presar que las ideas no eran preconcebidas sino que el niño nacía con la mente en blan-La idea de lo moderno caracterizado por el

rechazo al predeterminismo, el geo y teocen-trismo surgió en Europa a finales del siglo XVII dados los enfrentamientos entre los “ancient” y los “modernes”.

Según los modernos, la sociedad posee procesos de autoperfeccionamiento, no re-conocen el conformismo social, conciben al hombre como parte de la naturaleza, aceptan la historicidad del hombre y por tanto la ca-pacidad de establecer verdades a partir de la razón y las artes. Con esta comprensión, son los sentidos, no la fe, los generadores de conocimiento, por lo que su sensualismo se consideró atentatorio de los ideales reli-giosos.

decreto separó a la Iglesia de los asuntos edu-cativos, planteó la obligatoriedad y gratui-dad de la educación y el libre derecho a elegir culto. El artículo noveno explicaba que la función del Director General de Ins-trucción Pública era dictar las medidas que vulgarizaran en la nación toda clase de cono-cimientos literarios, industriales y científi-cos, excluyendo los aspectos relativos al control moral o religioso.

Ante la necesidad de difundir las directrices educativas y dada la carencia de medios para imprimir textos, se creó el periódico “La Escuela Normal” en 1870, época de predo-minio liberal redical. El periódico circuló por seis años en todos los estados de la unión, co y que los sentidos serían los responsables

del desarrollo del entendimiento, fue tan re-volucionaria como perseguida. Tal principio filosófico lo plasmó Pestalozzi para las es-cuelas mediante el método denominado

“lecciones objetivas” o “lecciones de co-sas”, dejando clara la diferencia entre el aprendizaje mecanizado de palabras y el de los significados a partir del contacto con los objetos y la observación.

El método de “lecciones de cosas” fue aco-gido por el gobierno de Eustorgio Salgar mediante el Decreto Orgánico de Instruc-ción Pública (1870). Considerado el más importante intento de transformación del país a partir de una reforma educativa, el

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Art. 1° La Instrucción Pública en Colombia será organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica.

Art. 3° La Instrucción Primaria costeada con fondos públicos será gratuita y no obli-gatoria. (Ley 39 de 1903 sobre Instrucción Pública).

Art. 13° En cada una de las ciudades capita-les de los departamentos existirá una Escue-la Normal para varones y otra para mujeres, costeadas por la Nación e invigiladas por el respectivo Gobierno Departamental.

¿Por qué gratuita? Porque la Iglesia hacía apostolado, no cobraba su catequesis.

difundiendo desde las nuevas ideas peda-gógicas de grandes autores, capítulos de li-bros, decretos, “La Historia Patria” de Quijano Otero, los métodos más adecuados para la lectura, conferencias sobre geografía, hasta cartas y advertencias. De esta manera se buscó plasmar el propósito de formar a los maestros como ciudadanos líderes de la nación. Con similar propósito se publicó el periódico “El Maestro de Escuela” de cir-culación en el Estado Soberano de Cundi-namarca.

Las anteriores normativas perdieron vigen-cia con la promulgación del Concordato en 1887 y ratificadas mediante la Ley 39 de 1903 que literalmente decía:

Periódico “La Escuela Normal”. Julio de 1871.

Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

¿Por qué no obligatoria? Porque para el liberalismo la educación debía estar a cargo del Estado y debía llegar a todo el pueblo en función del progreso; en cambio, para la Iglesia aceptar que fuera obligatoria era admitir que todos los niños recibieran la ins-trucción estatal llamada naturalista o útil que los alejaría de los preceptos clericales. Ten-dencia que se ratificó durante más de 40 años como cuando se expresó que:

“...La religión no es simplemente una clase más en la escuela o en el colegio. Debe ser el centro alrededor del cual giren toda la en-señanza y toda la vida escolar. Porque Dios es el centro de todo” (Ministerio de Edu-cación Nacional -MEN-, 1935).

Las concepciones políticas se vislumbran claramente en los diversos discursos progra-máticos como cuando en 1922, con motivo de la Convención Liberal Nacional realiza-da en Ibagué, se lanzó la candirealiza-datura pre-sidencial de Benjamín Herrera, a la postre presidente de Colombia, quien en el sexto punto de su programa político propuso:

“Reforma de la instrucción secundaria y profesional sobre bases científicas y prác-ticas, para que corresponda a las necesi-dades nacionales y a los principios de la pe-dagogía moderna. Autonomía universitaria. Difusión de la enseñanza primaria, que debe ser obligatoria. Nacionalización de esta enseñanza. Prohibición de que la historia

Periódico “El Maestro de Escuela”. Agosto de 1880.

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ciales las prácticas, que pronto fueron supri-midas por considerarse formación ficticia. Del funcionamiento de tales Liceos no se han hallado evidencias.

de la patria se enseñe en las escuelas por maestros extranjeros y con textos que no sean escritos por ciudadanos colombianos”. (Herrera, B. 1922).

Como resultado de su propuesta, en plena hegemonía conservadora, surgió la Univer-sidad Libre, abierta al debate y sin influencia alguna del clero. (Ortíz, D. 1922).

Ibagué, como el resto de Colombia, crecía demográficamente a tasas muy altas. La ciu-dad en 1870 tenía 10.346 habitantes, en 1918 ascendió a 30.254 y en 1928 llegó a 56.233,

(Revista El Bodegón. 1935) esto es que en menos de seis décadas (58 años) quintuplicó la población.

Las opciones educativas se concentraban en las grandes ciudades pero las instituciones eran mayoritariamente de tipo religioso. En Ibagué, en 1935, existían seis colegios de orientación religiosa y cuatro laicos, así: Se-minario Conciliar, Escuela Agronómica San Jorge, Santa Teresa, Sagrado Corazón, La Presentación y la Escuela de Artes y Oficios. Los laicos eran: San Simón, el Jorge Isaacs y la Escuela de Artes Manuales Femeniles, uno sólo mixto, el Conservatorio de Música. La preparación pedagógica de maestros en el Tolima, igual que en todo el país, era casi nula, las opciones de profesionalización de quienes ya ejercían estaban centradas en los

denominados liceos que eran asambleas de maestros en cada municipio, presididas por el señor inspector quien, como funcionario estatal, orientaría bajo los lineamientos ofi-ciales las prácticas, que pronto fueron supri-midas por considerarse formación ficticia. Del funcionamiento de tales liceos no se han hallado evidencias.

Ibagué. Plaza principal. 1901.

Foto: Archivo Biblioteca Darío Echandía. Ibagué.

Frontispicio del Salón Alberto Castilla del Conservatorio de Música. Ibagué. El salón es considerado templo de la música.

En: “El Maestro Alberto Castilla, entre el Bunde y el Conservatorio”. http://www.oocities.org/athens/forum/8886/castilla.html

(15)

2.

2.

Las Prácticas

Las Prácticas

Pedagógicas

Pedagógicas

2.

Las Prácticas

Pedagógicas

man, el tablero, los premios, los castigos, las ceremonias y rituales tienen origen en las ci-tadas escuelas catedralícias, cardenalícias y parroquiales. Fueron centros poderosos de pensamiento con importantes bibliotecas que dieron pie a la fundación de la institución escolar y la universidad.

La pedagogía aplicada obedecía al principio de la revelación divina y de la autoridad, esto es, se leían las escrituras para procurar tal revelación del mensaje pero, quien dic-taminaba la verdad era el Papa.

La llamada pedagogía escolástica no admitía que la razón superase la fe, por lo que la refutación, la crítica y la evidencia científica La mayoría de expresiones y prácticas

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nar el tiempo y el espacio de la escuela; in-dicaba inicio, fin de tareas y descansos, aca-tamiento inmediato a lo institucional, a los mayores y a la tradición. Similar que en la iglesia, sólo la podían tañer los hombres. El Concordato con la Iglesia entronizó la pe-dagogía católica y conformó, en alta medida, la mentalidad del colombiano del siglo XX, período en que la alfabetización pasó de 30% a 80% aproximadamente.

La escuela católica bajo la dirección de la “Sagrada Congregación para la Educación Católica”, organismo dependiente de la San-ta Sede, fundamenSan-ta su misión en el evange-lio, su labor de apostolado se encamina a los debieron esperar siglos para mostrar su

potencial. El plan de estudios se desarrolló en los “estudium general” que posterior-mente pasaron a ser las universidades. Para acceder a estos estudios lo propio era acre-ditar limpieza de sangre y nobleza de los pa-dres y abuelos paternos y maternos. (Her-nández de Alba, G. 1983).

El tiempo y espacio de la vida medieval giró alrededor de la Iglesia y lo eclesiástico, don-de la campana, don-desdon-de lo alto don-de las torres, controlaba las acciones de la población; re-presentaba la voz de Dios y señalaba obe-diencia y silencio. Según el tañer anunciaba ángelus, mortuoria, reunión, alarma, duelo, la hora, etc. Como dispositivo, pasó a domi-

La formación para el matrimonio, la orien-tación de la familia y la obediencia al esposo correspondían a la concepción por la cual la mujer no se consideraba sujeto de derechos, tal como quedó consignado en la Consti-tución de 1886, Título II, Artículo 15:

“Son ciudadanos los colombianos varones mayores de 21 años que ejerzan profesión, arte u oficio, o tengan ocupación lícita u otro medio legítimo y conocido de sub-sistencia”.

Así, entonces, la primera mujer profesional egresada de una universidad colombiana fue de origen ruso, Paulina Beregoff quien se graduó de médica en la Universidad de Car-niños, niñas y jóvenes para la redención de

los hombres basado en la dualidad de cuerpo y alma.

Por tal circunstancia, establece y sostiene su modelo pedagógico, pues reconoce en la es-cuela el medio más adecuado para transmi-tir su cosmovisión del humano como un ser ahistórico, esto es, con un pasado que lo pre-determina y el futuro enlazado con una vida posterior a la muerte donde se le castigará o premiará. El concepto de la verdad se deriva del texto sagrado basado en la fe y la moral por lo que la ciencia quedó supeditada. Así, el modelo pedagógico católico repitió las prácticas propias de conventos y abadías.

Las prácticas pedagógicas, en las Escuelas Normales femeninas, estaban orientadas a la dedicación de la mujer a la familia para la salvación eterna. Para ello se debían leer textos como el “Tratado de las Vírgenes” de San Ambrosio. El texto se utilizó en la Escuela Normal de Ibagué. La Campana: La voz de Dios. Campana y campanilla utilizada en la

“Institución Escolar San Andrés” de Dolores. Tolima. Donadas al Mu-seo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima, por Edna Socorro Pacheco.

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mésticas y manuales serían intermediarias principales.

La mujer se consideró como miembro con-natural de la Iglesia para su fortalecimiento. Ante la prohibición de realizar lecturas y de-mostrar dominio de conocimiento lo propio era que la familia le asignara un esposo para procurar defender o mejorar el estatus y las rentas.

Para fines del siglo XVIII eran prácticamen-te inexisprácticamen-tenprácticamen-tes las mujeres que supieran leer y escribir, quienes accedían alcanzaban bási-camente una educación doméstica (García, B. 2007), para lo cual se fundaron institucio- tagena en 1925, asunto que le generó

múlti-ples problemas con instancias religiosas y civiles. (Piñeres, O. 2002). Para entonces la líder sindical María Cano ya había adquiri-do presencia política nacional.

En 1930, cuando se realizó el Primer Con-greso Internacional Femenino con apoyo del gobierno de Olaya Herrera, se adelantaron importantes discusiones reivindicativas del papel de la mujer en la sociedad colombiana ante el avance en países europeos por parte de mujeres progresistas.

La mente femenina debía dominar todo mal pensamiento, esto es ideas de placer, distracción o gozo, para ello, las labores do-

Desde la firma del Concordato, la pedagogía católica fue excluyente de otras tendencias educativas; educación y religiosidad fueron sinónimas, se enseñaba en el púlpito y en las aulas, por ello las primeras comuniones han sido la principal simbiosis entre la formación escolar y el ingreso al credo católico.

Luis Vives, por ejemplo, en sus fundamentos pedagógicos ya había señalado que los alum-nos asumieran la escuela como el culto en la iglesia. (Foster, et al. 1922).

Las instituciones escolares, en su mayoría, se crearon separadamente para hombres o mujeres, por lo que el currículo también fue diferenciado. Así para las mujeres existieron nes como el “Colegio de la Enseñanza”

crea-do en 1783 y de “La Merced” en 1832 en Santafé de Bogotá.

Las instituciones educativas ofrecían a las familias más pudientes, mediante un cu-rrículo diferenciador, enseñar palabras en francés, dibujo, música vocal e instrumental, religión, principios de moral y economía doméstica, complementada con labores de costura, bordados de cama y mantelería. (Vahos, L. 2007).

Las mujeres símbolo a imitar eran la Virgen María, aunque de menor importancia Ma-nuela Sáenz y Policarpa Salavarrieta y como anti-símbolo Eva.

Primera Comunión “Colegio Ángel de la Guarda”. Ibagué. 1954. Foto: Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima. “Escuela Normal” de Ibagué. Carrera 2a. con calle 10a.

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Fue el Congreso Pedagógico, de 1917, el que solicitó al Ministerio de Instrucción Pública la derogación del Decreto 491 de 1904, para que se adoptara el propuesto con tal ocasión, que en cuanto a la educación de las señoritas establecía: “Tejidos de crochet con una sola aguja, punto de calceta, zurcido y pedaceo de medias, trabajo de bolillo, bordado al pasa-do y economía pasa-doméstica. Desinfección de habitaciones y ropas. Principio de arte cu-linario. Lavado y planchado de ropa”.

El atraso del país se evidenciaba en el hecho que el analfabetismo era superior al 70% a inicios del siglo XX; para reducirlo se invi-tó a las comunidades religiosas a retornar y fundar colegios y escuelas normales en todo

clases exclusivas tales como costura y eco-nomía doméstica.

Unificar el discurso requería, igualmente, uniformar las prácticas externas, los textos, la higiene y los cursos según la edad de los niños y niñas. Una forma de tal pretensión fueron las prácticas militares mediante la formación de compañías al mando del maes-tro, divididas en escuadrones con manejo de esgrima y fusiles de madera.

Al finalizar el año escolar las alumnas debían realizar muestras de sus progresos manuales mediante los dechados que fueron muestras de los diversos tejidos elaborados para pre-parar a las niñas en las labores del hogar.

tegraban a la máxima autoridad del muni-cipio, la jerarquía eclesiástica y a los padres de familia. Estas evaluaciones se realizaban cada quince días, en las llamadas sabatinas, consistentes en exámenes orales ante los pa-dres y diversos funcionarios civiles y ecle-siásticos.

Las prácticas escolares de la mujer estaban referidas a las concepciones prevalecientes tales como la idea de la inferioridad feme-nina sostenida, entre otros, en el libro “Ele-mentos de Pedagogía” donde se expresa que la imaginación es una cualidad inferior al raciocinio, muy propia de la condición fe-menina. Tal estado de precariedad concep-tual fue expresado por el maestro Rafael Ber-el territorio. Esta formación tenía la

carac-terística que con 6 años de estudios los y las jóvenes podían vincularse laboralmente. Las scuelas ormales ofrecían la posibili-e n dad de estudiar en modalidad interna, semi-interna o externa, de manera que en la pri-mera permanecían las 24 horas, los siete días de la semana durante, al menos, diez meses al año, solo con cortas y ocasionales visitas de los familiares.

En la segunda modalidad, la jornada incluía la permanencia al mediodía en el colegio. En tal época, las evaluaciones eran actos académicos de incumbencia social que

in-Arriba: Dechado de 1930. Margarita Erlam de Cardoso.

Abajo: Dechado de 1962. Margarita Cardoso Erlam, Donados al Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

Dechados de tejido manual de 1965. Elaborados por Elvia Polanía. Donados por la familia Polanía Manjarréz, al Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

Alumnas de 3° de Bachillerato (octavo grado) del Colegio Oficial Santa Teresa de Jesús de Ibagué, 1947.

Foto del Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

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Pizarra. Elaborada con roca pizarra pulida. Antecedente del cuaderno. Donada por María del Carmen Guzmán quien la utilizó en 1936 en la Escuela Urbana del Valle de San Juan. Tolima.

Tablero de doble cara. Construido en madera, con pintura mate negra o verde fue un objeto muy versátil para las explicaciones del profesor. Propiedad del Colegio Santa Teresa de Jesús. Ibagué

con la introducción de la pizarra y el gis. La pizarra, era una superficie plana, de 25 x 15 cm. aproximadamente, de roca de pizarra pu- lida, donde se escribía con el gis -o jis- con-sistente en una barrita de yeso o caolín, cuya huella era borrable. Fue el antecedente de los cuadernos como implemento de uso indi-vidual. Para enseñar los maestros utilizaban carteles, también llamados cartapolos que contenían palabras, frases o imágenes. Luego se introdujo el tablero o pizarrón construido en madera pulida que pintada en negro mate permitía escribir con la tiza (ba-rra cilíndrica de cm. aprox.), compuesta de 6 arcilla y yeso. El tablero escolar de madera fue utilizado por más de 60 años.

modidades. Existieron bancas de 6 puestos, similares a las usadas en las iglesias, también las hubo de 4 puestos y bipersonales. Las bancas escolares fueron antecesoras de los pupitres individuales, no tenían espaldar ni existía un modelo unificado.

En la década del 30 del siglo XX, la decisión de universalizar la educación primaria ge-neró un proceso de gradual masificación y de adquisición de mobiliario escolar.

La Pizarra y el Tablero. Para la enseñanza de las primeras letras, los niños y niñas es-cribían sobre la tierra o en piezas planas de cera con implementos de punta. Precariedad superada en la primera mitad del siglo XX

El Mobiliario y los Útiles Escolares.

A pesar de que para la élite y la dirección po-lítica colombiana la educación ha sido con-siderada vital para la construcción de la so-ciedad, aún no se asigna presupuesto para su adecuado funcionamiento. La república des-de su conformación ha adolecido no solo des-de maestros formados para el delicado oficio, sino de todo tipo de implementos y muebles escolares.

La Banca o el banco. A los padres de familia les correspondía aportar los butacos o sillas; en caso contrario los chicos se sentaban en el suelo. Fue poco a poco que la necesidad de modernizar la escuela introdujo mínimas co- nal quien presentó en 1932, en el Sexto

Con-greso Mundial de Educación, un extenso pa-norama de la educación en Colombia, pro-poniendo su reforma.

Entre los errores principales señaló: Ignoran-cia de la personalidad del niño, abuso de la coerción y la corrección, disciplina que inhi-be la espontaneidad, represión de la curio-sidad, abuso del método memorístico, des-conocimiento de la observación y la experi-mentación. (Bernal, R. 1932. p. 10).

Pupitre bipersonal. Usado en el Colegio Sagrada Familia, Fresno. To-lima. 1950. Propiedad del Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

Transcripción p. 72 del libro “Elementos de Pedagogía” de los pres-bíteros Luis y Martin Restrepo. Tercera edición de 1903.

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Antiguo compás francés elaborado en hierro.

www.antiqualia.es/antiguo-compas-frances-fabricado-hierro.html

de instrumentos se posibilita dado que las matemáticas recurren a elaboraciones al-gorítmicas, esto es, a una secuencia finita y fija de operaciones para alcanzar una me-dición o resultado por lo que la escuela los ha incorporado en sus procesos pedagógicos que han significado saltos cualitativos im-portantes.

Además del ábaco, existen el compás, el me-trónomo, el cronómetro, el calibrador, el metro, la balanza, la brújula, el cuarto de círculo, la regla de cálculo, la máquina su-madora, la calculadora electrónica y el com-putador entre otros. En suma, todos ayudan a describir la armonía del mundo como la belleza de la sección áurea en el arte, los

Instrumentos para el Aprendizaje de las Matemáticas.

Contar, medir, pesar, calcular, son las ela-boraciones conceptuales abstractas de las matemáticas, con las que la humanidad bus-ca conocer, predecir y determinar algorit-mos precisos, al punto que pasan de la fría lógica a la estética, por ello se suele afirmar que toda medición es preciosa y que hay tan-ta belleza en el Teorema de Pitágoras como en la Venus de Milo.

La comprensión matemática requiere abs-tracciones complejas, pero conforme a los avances tecnológicos se han diseñado apara-tos que facilitan su aprendizaje. La creación mediados del siglo XX cuando la educación

media empezó a popularizarse y la educa-ción laica tuvo impulso en los gobiernos li-berales a partir de 1930.

Este propósito y el apogeo de la pedagogía que buscaba desprenderse del memorismo para basarse en el contacto con la realidad atrajeron la importación de implementos que modernizaron la enseñanza, para ello, las ins-tituciones educativas adquirieron aparatos diseñados para tal fin. Uno de estos fue el planetario que mediante un sencillo pero in-genioso mecanismo mostraba el movimien-to de los planetas y los eclipses, enseñanza para procurar la evidencia propia del pen-samiento científico.

El Pantógrafo. Fue un invento de origen ale-mán del siglo XVII, acreditado a Langlois. Es un aparato para realizar copias ampliadas o reducidas, de dibujos, mapas o formas geo-métricas. Se compone de 4 regletas dispues-tas con posibilidad de movimiento basado en el principio de los paralelogramos. Con un punto extremo fijo y uno de referencia que se desplaza sobre el modelo, en el otro extremo amplía o reduce la figura mediante un lápiz que se le ha fijado. De amplio uso en gran parte del siglo XX, protagonista importante en la elaboración y agrado por las tareas. El Planetario. La enseñanza de las ciencias ha tenido un ingreso lento a la escuela colom-biana. Los importantes avances se dieron a

Pantógrafo. Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

Planetario. Donado al Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima, por la Escuela Normal Superior de Ibagué.

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Regla de cálculo de 2 m. 0,60 m., marca Néstler. Utilizada en la Uni-x para la enseñanza del cálculo en las décadas de versidad del Tolima

los 60´s y 70´s del siglo XX.

go en la formación escolar media. Para su adecuado manejo se requería de un manual y de explicaciones por parte de un experto. La regla permitía realizar las cuatro opera-ciones básicas, elevar al cuadrado u otra po-tencia, sacar logaritmos, inversos y ecua-ciones, evitando la realización de extensas operaciones con lápiz y papel. Su uso llegó a ser cotidiano para los alumnos de los últimos grados de bachillerato pues cada uno debía poseer una para sus tareas y ejercicios. Se comercializaban diversas marcas sien-do las más conocidas la Faber Castell y la Néstler. Su uso declinó en cuanto apare-cieron las calculadoras electrónicas.

Para reducir el analfabetismo nacional (cerca del 70%), se creó la Escue-la Radiofónica por Monseñor José Joaquín Salcedo.

http://www.semana.com/nacion/articulo/radio-sutatenza-una-revolucion-cultural-en-el-campo-colombiano/529745

Por su parte, en la década del 60, la “Alianza para el Progreso”, un programa del gobierno de Estados Unidos para intervenir en los países subdesarrollados, prometió erradicar la pobreza, eliminar el analfabetismo adulto y asegurar el acceso a la escuela desde los seis años en máximo una década, así como modernizar y expandir la educación.

Para ello, la radio y la televisión se consti-tuyeron en recursos educativos importantes. Mediante las escuelas radiofónicas se difun-dió la educación primaria a distancia dirigida a los campesinos. Se enseñaban los elemen-tos básicos de lectoescritura, las operaciones matemáticas y asuntos de la vida del campo.

Ábaco. Donado al Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima, por la señorita Lygia Cardoso, Colegio Nuevo Liceo. Ibagué.

la suma mediante números que se basa en la representación simbólica de las cantidades. La Pascalina. Su nombre, en memoria de su inventor Blas Pascal, perfeccionada por Leibniz. Se considera la primera calculadora mecánica. El funcionamiento se basó en un mecanismo de discos o ruedas interconecta-das, de manera que el giro completo de una hacía avanzar la siguiente ciertos grados; según fuera suma o resta se giraba con una manivela adelante o atrás.

La Regla de Cálculo. Esta herramienta tuvo su origen en el siglo XVII. Su uso se popu-larizó en Colombia, a mediados del siglo XX, inicialmente a nivel universitario y lue-fractales en ciertos objetos, la proporción

armónica de una obra clásica de la música y la relatividad determinada por la luz y el espacio.

El Ábaco, inventado en Asia entre los años 3000 y el 2500 antes de la era actual, es aún útil para la enseñanza de las primeras opera-ciones aritméticas; consiste en un mecanis-mo sencillo de desplazamiento de un grupo de cuentas por diversos ejes paralelos dis-puestos de manera horizontal o vertical que representan las unidades, decenas, centenas, etc. Es un sistema idóneo para enseñar a su-mar y restar pues se adapta a la inteligencia sensorial y motriz del niño; opera sobre obje-tos y evidencia las respuestas a diferencia de

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Los textos son dispositivos pedagógicos, objetos de consumo, (Cardoso, N. 2007) y preservadores de memoria cultural. Como dispositivos, son reguladores de la cultura y de los saberes; en sus inicios fueron espe-cialmente transmisores de ideología más que de ciencia. A partir del primer libro im-preso para difusión masiva, como lo fue la Biblia, el control fue asumido por la Iglesia al punto que los textos y los autores consi-derados contrarios a los principios católicos eran incluidos en el Índice, con lo cual que-daban proscritos.

Se podría afirmar que Comenio se constituye en el padre no sólo de la Didáctica sino de los textos escolares. En su libro “La Didáctica

3.

3.

Los Textos

Los Textos

Escolares

Escolares

3.

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allí. Para los indígenas, considerados salva-jes, bastaba la memorización de los princi-pios de la doctrina cristiana.

“La Cartilla Elemental para Aprender el Alfabeto y las Primeras Nociones de Lectura Castellana” es un texto sin autor conocido. Todo indica que se utilizó en los inicios del siglo XIX por lo que se infiere que en ella se formó parte de las primeras generaciones de republicanos. Contenía lecturas de la his-toria de España, como la relación cristiana con los triunfos del Rey Constantino y los reyes de Castilla, León y Navarra.

“El Libro de la Infancia” fue un catecismo editado en 1802, se conoce una edición de Entre tanto, las comunidades indígenas, que

ocupaban la Colombia precolonial transmi-tían sus conocimientos ancestrales úni-camente de manera oral.

Por su parte, el período de dominación es-pañola ingresó en el siglo XV con la evan-gelización a cargo de los curas doctrineros, mediante la lectura de los catecismos, la Bi-blia y la vida de santos.

En nuestro medio de inicios republicanos, los textos para la enseñanza de la lectura y la escritura se utilizaron para evangelizar a la población considerada noble y urbana. Dichos textos contenían lecturas alusivas a la corona española, puesto que se editaban

Magna” dejó las bases de la formación in-fantil al determinar los métodos para la en-señanza de los diversos campos de conoci-mientos y las particularidades que debería tener la enseñanza de los niños.

La invención de la imprenta en 1440 inició una revolución cultural con la reproducción de textos escritos. El texto “Orbis Sensua-lium Pictus” de Comenio, fue el primero es-pecialmente preparado para niños y jóvenes. En Occidente fue la escuela del siglo XV la que dio comienzo a los textos escolares con la publicación de “Las Cartas de Gasparín”

de Pergame (1470), “Isopete Historiado”

(1489) y “Orbis Sensualium Pictus” (1658).

“Lettres de Gasparin de Pergame”. 1470. El primer texto francés para enseñanza. Escrito en latín, el idioma de la Iglesia y considerado el idioma culto.

“Orbis Sensualium Pictus” de Comenio, considerado el primer texto escolar por reunir texto escrito y dibujos alusivos. Escrito en formato de catecismo, a doble columna en latín e inglés.

Portada del Catecismo “El Libro de la Infancia” de Miguel Copin. (1802). La primera edición fue de 1728.

Catecismo en defensa del gobierno monárquico.

(24)

La carencia de imprentas por parte del Es-tado -las pocas imprentas existentes eran privadas- y el escaso presupuesto, como ya se señaló, sumado a la difícil comunicación entre los Estados de la Nación, impedían la circulación de los textos escolares. La ma-yoría de estos textos eran traídos por quienes viajaban a Europa, entonces, al compararse con la producción local, quienes tenían for-mación en la escuela moderna denunciaban: el palabrerío, la falta de ejercicios y el méto-do de las palabras a los hechos, no lo inverso, ya propuesto por Pestalozzi.

Así, mediante transcripciones de lecturas de diversos autores, generalmente europeos, se difundió el conocimiento denominado útil.

textos su impresión, publicación y difusión fue motivo de legislación y control. Así, du-rante el federalismo colombiano, luego de promulgado el Decreto Orgánico de Instruc-ción Pública, en 1870, cada uno de los nueve Estados Soberanos debía aceptar o rechazar el articulado.

En tal sentido, el Estado Soberano del To-lima aceptó el decreto pero, con respecto a los textos se reservó el derecho de examinar-los y aceptarexaminar-los o rechazarexaminar-los según su jui-cio; fue la mirada con matices de censura eclesiástica propia de la época; la decisión fue publicada mediante decreto en el pe-riódico “La Escuela Normal” de noviembre 18 de 1871.

Aunque el libro “Orbis Sensualium Pictus”

fue publicado cerca de dos siglos atrás, en nuestra Nueva Granada aún se recurría a pu-blicaciones periódicas para su difusión.

“El Primer Libro de Instrucción Objetiva para el Aprendizaje Combinado del Dibujo, la Lectura y la Escritura” fue la punta de lanza del proyecto instructivo mederniza-dor del gobierno liberal radical de Eustorgio Salgar.

Fue el primer intento de hacer una enseñanza integrada, conforme a lo planteado por la es-cuela alemana, pues se propuso aplicar las

lecciones objetivas o lecciones de cosas

consistente en que a partir de una idea o cosa

Decreto del Estado Soberano del Tolima sobre reservas frente al De-creto Orgánico de Instrucción Pública.

En: Periódico “La Escuela Normal” del 18 de noviembre de 1871. Justificación de la supuesta necesidad de la pobreza.

http://books.google.com.co/books/about/El_libro_de_la_infancia.html

Caracas, de 1885 que seguramente circuló en los Estados Unidos de Colombia.

El texto desconoce los principios republi-canos dando pleno respaldo a la monarquía; allí se explica que es mejor vivir bajo el do-minio de un rey que el de una república.

“El Catecismo” de Copin preguntaba si sirven de algo los pobres a lo que respondía que sí, pues los ricos al ejercer la caridad pueden adquirir la gracia de Dios.

Mediante el sistema de preguntas y respues-tas, propio de los catecismos cristianos, también se enseñó la historia patria y el so-cialismo. Por el contenido ideológico de los

Transcripción “El Catecismo de Doctrina Socialista”. de Felipe Carre-tero. 6a Edición. 1928. En formato de preguntas y respuestas, para adoctrinar sobre el socialismo. En: “El Catecismo de Nuestros Padres”, p. 257.

POR PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Declaración de la doctrina socialista

Pregunto: ¿Sois socialista?

Respondo: Sí, obligado por el dios Capital. P. - Ese nombre de socialista ¿de quien lo hubisteis? R. - De Carlos Marx, nuestro maestro.

P. - ¿ Qué quiere decir socialista?

R. - Hombre que quiere que desaparezca la propiedad dual y hacerla colectiva, social o común.

P. - ¿Qué entendéis por propiedad colectiva?

R. - El que la propiedad sea de todos, y de ninguno, y que los beneficios que de ella se extraigan, con el trabajo del hombre, sean para todos, y no para unos pocos.

P. -¿En qué se conoce al socialista? R. -En sus acciones.

P. -¿En qué se conocen y distinguen éstas? R. -En pertenecer al partido Socialista Obrero. P. -¿Basta para ello este solo hecho? R. -Sí.

P. -Explíquese usted.

R. -Respondo sí porque es innegable que para ser afiliado a este Partido es necesario tener una buena conducta pública y

pri-Facsímil periódico “La Escuela Normal”, diciembre 16 de 1871.

En las escuelas hai hoi una extrema discre-pancia en los textos que se usan, i éstos por lo jeneral son mal adaptados a las necesidades de las escuelas primarias, i al desarrollo intelectual de los niños que deben estudiarlos.

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La teoría de las razas y las supuestas di-ferencias en cuanto a capacidades mentales fue sugerida en Europa, entre otros, por el Conde de Gobineau, cuando la antropolo-gía y la teoría evolucionista aún eran in-cipientes.

El libro de los hermanos Restrepo incluyó tales supuestos con lo cual la élite, consi-derada sin mancha de tierra, encontró más excusas para ratificar la intolerancia y las concepciones excluyentes.

Allí se reprodujo la teoría de las razas, para-lela a la versión de lo civilizado versus lo salvaje, aplicado a los europeos y a las co-lonias americanas.

de vigencia lo importante fue la enseñanza de la moral y la fe, para lo cual las ideas de pro-greso y ciencia eran relegadas y hasta proscritas. Miguel Antonio Caro (1880) defendió la idea de que la fe con ignorancia era más importante que el progreso.

En este ambiente se autorizaban sólo las pu-blicaciones que sustentaran tal cosmovisión cristiana y europeizante.

Uno de los textos que determinó podero-samente la formación de los maestros del siglo XX en Colombia fue el libro “Elemen-tos de Pedagogía” de los presbíteros Luis y Martín Restrepo, cuya primera edición data de 1893.

La versión consistió en afirmar, a partir del color de la piel, las características morales e intelectuales de las personas.

Así, entonces, la raza blanca, proveniente de los arios, era superior a las razas amarilla y negra, planteada por el Conde de Gobineau en el “Essai Sur L´Inégalité Des Races Humaines”, escrito en 1853.

Tal teoría fue sostenida en 1928, por el in-fluyente político conservador Laureano Gó-mez, en una famosa conferencia en el Teatro Municipal de Bogotá.

Este entorno ideológico mantuvo la idea de desconocer a quienes no fueran blancos, en

Citolegia, utilizada en el siglo XIX y XX, con instrucciones para el maestro.

Original preservado en la Biblioteca Nacional de Colombia. Bogotá.

se estudiaban analíticamente con las demás que se relacionaran.

Las citolegias, en un comienzo, no eran tex-tos propiamente dichos, sino carteles que contenían palabras o frases divididas en sí-labas.

Correspondía a la lectura en voz alta, sílaba por sílaba pero que impedía la comprensión del significado de las palabras y las frases. Conforme a la pedagogía católica, eran men-sajes morales y religiosos.

La expansión de la pedagogía católica fue la meta del período de la regeneración conser-vadora. Durante sus cuarenta y cuatro años

Lección de ciencia publicada en el Periódico “La Escuela Normal”. Noviembre 18 de 1871.

Transcripción sobre características morales de las razas. En: “Elementos de Pedagogía” de Luis y Martín Restrepo, p. 115.

SECCIÓN TERCERA _ FIN DEL HOMBRE

526 _ El indio es desconfiado, ingrato y poco pro-penso á nobles aspiraciones. En su educación moral es preciso, por tanto, cuidar especialmente de inspirarle las virtudes contrarias.

527_La raza negra es más inteligente que la raza india, sin que iguale, sino por excepción, á la blanca; su entendimiento, sin embargo, puede recorrer todos los grados en que hemos dividido su desarrollo. A pe-sar de esto, y en atención á la posición social que en-tre nosotros ocupa por su pobreza, sus costumbres y el grado de civilización que ha alcanzado, su buena educación moral exige que la intelectual se contenga en los fines que hemos señalado para la de los indios, con excepción de los casos en que reemplacen á aque-llas circunstancias otras mejores.

a) Los vicios más comunes en esta raza son la pere-za y el abandono, la envidia y el irrespeto, el robo y la crueldad, lo cual impone cuidados especiales en la educación.

115

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lasallistas de Perú, dominaron el mercado editorial escolar de la segunda mitad del si-glo XX.

Los textos de historia sagrada, el “Catecismo de Doctrina Cristiana” de Gaspar Astete, el

“Manual de Urbanidad y Buenas Maneras”

de Manuel Carreño y “La alegría de Leer”

de Evangelista Quintana conformaron, en alta medida, la mentalidad católica de los es-colares; Fue un proyecto ideológico y adoc-trinador basado en un modelo uniforme y su-puestamente ideal para consolidar la nación y fortalecer la unión entre sus habitantes. En el “Manual de Urbanidad y Buenas Ma-neras”, del venezolano Carreño, se encuen-En una carta el clero solicitó al gobierno

aplicar la censura de libros incluidos en el

Índice, dado que en uno de ellos se habían propuesto autores considerados perjudicia-les para la juventud.

Conforme a la pedagogía católica, imperante desde 1885, los planes de estudio adjuntaron cursos de historia sagrada, para lo cual las editoriales de las comunidades religiosas los producían. Allí se incorporaron narraciones del antiguo testamento y vidas de santos, con el fin de afianzar el conocimiento en la fe. La Editorial FTD de los hermanos maristas, que posteriormente se denominó Edelvives, junto con la Editorial Bruño de los hermanos

tra el camino para establecer, a pesar de la independencia, vínculos con algunas prác-ticas coloniales.

La obra se basa en un libro de Erasmo de Ro-terdam de 1537, como lo muestra Norbert Elías (1989).

Fue parte del proceso transformador de las costumbres llamadas bárbaras o inciviliza-das para adecuar los ademanes, el vestido y el trato según la usanza de las cortes. Estas normas de comportamiento refinado per-mitían parecerse a los de clase noble y a la aristocracia, imponiendo sus formas de in-teracción al resto de la población. Este ais-lamiento de las prácticas propias de los indí-consecuencia, el acceso y la calidad de la

educación, sin duda, se centró en esta pobla-ción pues, por la supuesta inferioridad, no había para que educarla.

Lo que se quiere significar acá, es cómo los textos, para el caso el de Gobineau, son uti-lizados para sostener ideas y prácticas según la conveniencia e intereses de ciertos grupos que determinan el futuro de las poblaciones. Además, la prohibición de textos fue algo muy usual en el siglo XX. Los reclamos de los jerarcas de la Iglesia eran directos y fre-cuentes. Para los cursos de literatura espa-ñola, por ejemplo, se censuraron autores que no contaran con su visto bueno.

Facsímil de carta enviada al Ministerio de Educación Nacional por la jerarquía católica.

En: “La Iglesia y el Estado de la Educación”. (1935).

Libro “La Imitación de Cristo” de Tomás Kempis, fraile del siglo XV. Fue una guía espiritual de los aprendices de monjes, popularizado en el siglo XX con ocasión de las primeras comuniones.

La primera edición data de 1418. Donado por: Lázaro Varón Varón, al Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

Primer libro de pedagogía escrito por colombianos. Autores los presbíteros Luis y Martín Restrepo. Tercera edición de 1905. Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima. Laureano Gómez defendiendo la teoría de las razas en conferencia

(27)

La enseñanza del álgebra, por ejemplo, in-crementó las dificultades, los fracasos esco-lares se sumaban a los frecuentes castigos y al desconocimiento de los beneficios de la educación por parte de la mayoría de la po-blación.

El Álgebra de Baldor fue un gran avance edi-torial y pedagógico si se compara con el tex-to de Liévano (1895), pues este no contenía imágenes ni color. Baldor, nacido en Cuba, publicó su obra en 1941, con innumerables reediciones, se constituyó en el texto que más padecimientos ocasionó en la juventud. Aunque con su formato visualmente agra-dable, sus explicaciones reguladas y la gran genas y de las clases bajas a cambio de

apor-tar a la supuesta identidad nacional generó desarraigo y mayor distanciamiento social. Con la adecuación de los programas de for-mación media y primaria, de mediados del siglo XX, la formación moralista poco a poco fue perdiendo su predominio; la edu-cación ahora exigía las ciencias naturales, las ciencias sociales y las matemáticas que co-locaran a los colombianos a tono con el de-sarrollo de otros países.

Entonces, cursos que eran propios de los pro-gramas universitarios fueron incluidos en la formación media, aunque sin la suficiente preparación magisterial.

cantidad de ejercicios de aplicación y me-canización procuró facilitar el aprendizaje, los profesores de la época se concentraban en que los alumnos lograran las respuestas a los ejercicios sin desarrollar la comprensión y el auténtico desarrollo del pensamiento al-gebraico. El texto fue utilizado en la escuela secundaria por más de cuarenta años en mu-chos países suramericanos.

Álgebra de Aurelio Baldor.

Colección Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

“Manual de Urbanidad y Buenas Maneras” de Manuel Carreño. Donado por la Familia Vázquez B. Colección Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

“Alegría de Leer” de Evangelista Quintana. 1936.

Donación Familia Vázquez B. Colección Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.

(28)

La pedagogía tradicional, directamente relacionada con la cosmovisión católica del mundo, asumió la idea de educación como instrucción para acatar y obedecer las creen-cias provenientes del texto sagrado. Dios, como ser creador, fue presentado con similar y doble condición humana de premiador y castigador.

Las gentes, intimidadas por el dominio de los señores, fueron adoctrinadas en la obedien-cia por virtud religiosa. (Melo, 1978). De allí que la obediencia fue un tema recurrente desde los primeros años a través de los textos de lectura. A partir de la pedagogía católica, la concepción de bondad y maldad fue asi-milada con la de premio y castigo

provenien-4.

4.

Silencio,

Silencio,

Obediencia

Obediencia

y Castigos

y Castigos

4.

Silencio,

Obediencia

y Castigos

Texto de Lectura de comienzos del siglo XIX.

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Para los hermanos Restrepo no fue impedi-mento hacer compatibles las ideas del inno-vador Pestalozzi con las conserinno-vadoras de Fitch y con la teoría de las razas del Conde de Gobineau (1853-1857) en su “Ensayo sobre la Desigualdad de las Razas Humanas”, tal como quedó incluido en el libro “Ele-mentos de Pedagogía” sobre la supuesta su-perioridad de la raza blanca. Este libro hizo parte de la formación de maestros y maestras a través de la Escuela Normal Superior de Ibagué.

“La raza blanca además de contener el tipo de belleza y armonía de las formas hu-manas, goza de mayor fuerza intelectual... requiere menos trabajo para su educación;

te no de los hombres sino de Dios. Los textos escolares, del siglo XIX, para la enseñanza de las primeras letras abundaron en tales preceptos. El ya referido “Texto de Lectura”

de inicios de la república incidió en las pri-meras generaciones de colombianos en tal sentido y, aún en el siglo XX, se mantenían las prescripciones conforme se encuentra en el texto de Luis y Martín Restrepo.

Sobre la forma de imponer la obediencia desde temprana edad, el libro retoma lo es-crito por J. G. Fitch, educador inglés del siglo XIX. “...Ya sabemos que cuando en una nación discuten sus ciudadanos los derechos del hombre y los principios de gobierno, se encuentran en estado anormal ...”.

Los Castigos

y Premios Escolares.

En el siglo XIX ni la psicología ni la so-ciología habían iniciado como ciencias; las categorías infancia y juventud no existían, los niños y niñas eran considerados apenas como seres vivos, o adultos pequeños. De hecho, la proporción de niños que morían era similar a la de los que vivían, el cono-cimiento sobre la psique era referido a lo innato del alma que, por haber nacido con pecado, deberían expurgar sus culpas para lo cual el dolor corporal era prioritario. Así, entonces, el castigo corresponde al sis-tema de sumisión por el cual una cultura

pre-su inteligencia puede llegar á los análisis más minuciosos, á las síntesis más elevadas, á las más delicadas abstracciones...y mueven las aspiraciones más nobles, como el amor al estudio y á la gloria”. (Restrepo, p. 60).

Según esta teoría, en la raza negra “las fuerzas intelectuales son inferiores a los de la raza blanca; y es grande en ellos el predominio de lo sensible sobre lo moral... el apetito sensible es violento y la in-teligencia muy limitada”. (Restrepo, p. 61). Bajo estos principios se pretendió estructurar la nación y se formaron los maestros en las escuelas normales del Tolima y Colombia.

Facsímil sobre la supuesta superioridad física de la raza blanca. “Elementos de Pedagogía” Luis y Martín Restrepo. p. 60. Apartes del “Libro de Lectura” del presbítero Martín Restrepo, 1917.

Sobre la obediencia.

Libro ganador del concurso de textos escolares.

Facsímiles sobre la supuesta superioridad intelectual y moral de la raza blanca y sobre la autoridad y la obediencia. “Elementos de Pedagogía” Luis y Martín Restrepo. p. 61 y 151).

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Foto del Museo de la Educación y la Pedagogía de la Universidad del Tolima.
Ilustración del capítulo XXXVI del texto de lectura de Restrepo, (1913), donde se defiende el creacionismo y se ataca el naturalismo.

Referencias

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