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Pensar y escribir la memoria - aproximación a los estudios sobre la memoria como un fenómeno político en Colombia

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Academic year: 2020

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(1)Pensar y escribir la memoria: aproximación a los estudios sobre la memoria como un fenómeno político en Colombia. Daniela Samur Duque. Monografía de grado para optar al título de politóloga. Director: Hugo Fazio Vengoa Lector: Iván Orozco Abad. Departamento de Ciencia Política Facultad de Ciencias Sociales Universidad de los Andes. Bogotá, noviembre de 2011.

(2) Agradecimientos. A Hugo, por creer en mí, por las oportunidades y por su apoyo incondicional. A mi familia por el amor y la paciencia. A Sandra Velásquez por su ejemplo y por los valiosos comentarios a un borrador de esta monografía. A Nelson Rodríguez por ser el aire. A todos los que en este difícil camino me ayudaron con sus bonitas palabras y buenas energías.. 2.

(3) Tabla de contenido. I. Introducción………………………………………………………………………………….…4 II. Primera Parte. El surgimiento de la memoria como un fenómeno político……………….8 El ‗boom de la memoria‘ en Occidente: la Segunda Guerra Mundial, los años 60 y el temor al olvido………………………………………………………………………………...8 Dictaduras, guerras civiles y conflicto armado: América Latina y Colombia ante los desafíos de la memoria…………………………………………………………………..12 II. Segunda Parte. Aproximaciones a la memoria en Colombia………………………….….15 Justicia y Paz y el deber de Memoria…………………………………………………………..15 --- El Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación……………………………………………………………………..15 --- El derecho a la memoria. Justicia y Paz como horizonte analítico…………………………...19 La memoria en otros contextos. Herramienta analítica y cultura política……………….....22 III. Reflexiones finales…………………………………………………………………….….…28 Algunas consideraciones sobre el uso y el estudio de la memoria en Colombia……………..….29 IV. Bibliografía……………………………………………………………………………….....33. 3.

(4) Pensar y escribir la memoria: aproximación a los estudios sobre la memoria como un fenómeno político en Colombia. La memoria como concepto y/o como objeto de estudio ha irrumpido con fuerza en las ciencias sociales en los últimos años. Muchos libros publicados recientemente han hecho de ésta su eje de análisis mientras que otros incluyen secciones pequeñas en las que vinculan su tema de investigación con la memoria. En parte, el interés por el tema está relacionado con sucesos puntuales del siglo XX como la Segunda Guerra Mundial, el genocidio del pueblo judío, los movimientos sociales de los años 60, las dictaduras y guerras civiles en América Latina durante los 80 y 90 y las guerras civiles de los Balcanes unos años después. Estos contextos hicieron necesaria una reconsideración crítica sobre el pasado, y en ese proceso la memoria ha jugado un papel cada vez más importante. Asimismo, este ‗boom de la memoria‘ es síntoma de cambios en las ciencias sociales y en particular en la ciencia política; supone la existencia de nuevas preocupaciones en los temas de estudio, de aproximaciones metodológicas distintas y bases conceptuales o teóricas recientes, pero también lleva implícita una concepción o comprensión distinta de la realidad social. Más aun, en opinión de distintos académicos, el presente se ha convertido en una época de ―obsesión memorialística‖1 en la que hay un ―culto a la memoria‖2 que se hace evidente por la ―excesiva gestualidad rememoradora.‖3 Trascendió más allá del ámbito académico y se convirtió en un tema de dominio público y cotidiano y por tal, es objeto de debate político, de discusión en foros, y de defensa por parte de agrupaciones de derechos humanos y de víctimas. La producción académica sobre la memoria ha sido numerosa en los últimos años pero las obras colectivas que versan sobre América Latina contienen poco acerca de Colombia.4 La mayoría de los. 1. TRAVERSO, Enzo, El pasado. Instrucciones de uso. Historia, memoria, política, Almudena González (trad.), Madrid, Barcelona, Marcial Pons, 2007, pág. 14. 2 TODOROV, Tzvetan, Los abusos de la memoria, Miguel Salazar (trad.), Barcelona, Paidós, 2000, pág. 49. 3 COLMEIRO, José F., Memoria histórica e identidad cultural. De la postguerra a la postmodernidad, Barcelona, Anthropos, 2005, pág. 32. 4 Algunas de estas compilaciones son: STABILI, Maria Rosaria, (coord.), Entre historias y memorias. Los desafíos metodológicos del legado reciente de América Latina, Madrid, AHILA, Iberoamericana, Vervuert, 2007. Stabili, en la introducción, ―los desafíos de la memoria al quehacer historiográfico‖ dice: ―[el libro] se trata esencialmente de memorias relacionadas con las vivencias de las dictaduras militares de las décadas sesenta-ochenta del novecientos; de 4.

(5) trabajos estudian las dictaduras en Chile y Argentina o las guerras civiles de Centroamérica. De ahí se entiende entonces que los ejes centrales para estudiar la memoria en estas compilaciones sean las dictaduras militares, la censura política, la violación de derechos humanos, las transiciones democráticas y que el material sobre conflictos aún en curso sea menor. Esto se debe a las dificultades de hacer un ajuste de cuentas con el pasado cuando no ha ocurrido un cambio sustancial en el status quo y los hechos de violencia siguen siendo habituales; y, a que la discusión en Colombia empezó hace muy pocos años. La reciente importancia que ha adquirido la memoria en Colombia se vio impulsada con la Ley 975 de 2005, mejor conocida como la ley de Justicia y Paz, y con ella, en la creación de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).5 Dentro de esta entidad el Grupo de Memoria Histórica (GMH o MH) ha asumido el papel de la reconstrucción de la memoria de las víctimas del conflicto armado colombiano a través de la realización de talleres, entrevistas, reuniones y conversatorios. Los informes resultantes se han difundido por medio de la publicación de informes escritos, exposiciones, trabajos fotográficos y audiovisuales. Junto a esto, la Semana por la Memoria, promovida desde el GMH, se ha convertido en un espacio para fomentar la discusión pública y la difusión de las investigaciones del grupo. Hasta hoy se han realizado IV Semanas por la Memoria; la primera en septiembre del 2008, la segunda en septiembre del 2009, la tercera en septiembre del 2010 y finalmente la cuarta, del 15 de noviembre al 6 de diciembre del 2011. Con las actividades realizadas en el curso de esos días, el grupo ha logrado la visibilización de la memoria de las víctimas en aras de apoyar los derechos de las víctimas establecidos en Justicia y Paz. La proliferación de agrupaciones de víctimas, Organizaciones No Gubernamentales, grupos de defensa las guerras civiles centroamericanas y de las violaciones de los derechos humanos de aquel periodo, pero también son memorias y reflexiones que se producen mayoritariamente durante las transiciones democráticas.‖ pág. 12; y la colección Memorias de la represión encabezado por Elizabeth Jelin, que contiene más de 8 libros, y ninguno tiene un artículo sobre Colombia. También es diciente que en el dossier No. 40 de Historia Crítica¸ revista del departamento de historia de la Universidad de los Andes titulado Memoria, historia y testimonio en América Latina sólo haya un trabajo sobre Colombia, y que se refiere a la conservación arquitectónica entre 1930 y 1946. Acaso una excepción a este fenómeno puede encontrarse en la compilación MEDINA, Rosa; MOLINA, Beatriz y GARCÍA-MIGUEL, María (eds.), Memoria y construcción de la paz. Enfoques multidisciplinares en contextos mundiales, Madrid, Catarata, 2008, publicada en España y donde priman, por supuesto, reflexiones sobre la Guerra Civil y el franquismo pero hay también algunas sobre Bulgaria, los Balcanes y dos sobre Colombia: Britto Ruiz, Diana, ―Memorias de género en Colombia para la construcción de la paz‖ y Franco, Vilma Liliana, ―Justicia retributiva y responsabilidad política. Una respuesta al dilema transicional en el caso colombiano‖. 5 La CNRR fue creada como un órgano de composición mixta que tiene delegados del gobierno, de la sociedad civil, representantes de organizaciones de víctimas, entre otros, para apoyar el proceso de paz, la reincoporación de los desmovilizados, y acompañar a las víctimas en la defensa de sus derechos. La ley estableció la vigencia de la Comisión durante 8 años, hasta el 2013. Está divivida en 5 grandes áreas; Memoria Histórica, Género y poblaciones específicas, Desarme Desmovilización y Reintegración (DDR), Reconciliación, Reparación y Atención a Víctimas. 5.

(6) de los Derechos Humanos, comunidades de base, grupos eclesiales y demás asociaciones también son indicadores de que la memoria se ha convertido en un tema de discusión, debate y defensa por parte de otros sectores de la sociedad civil. Abundan también desde hace poco tiempo los portales de información general sobre el tema, los centros de investigación, las publicaciones electrónicas6 y, desde el mundo académico, la realización de seminarios en donde la memoria es el eje central,7 la publicación de traducciones,8 y la realización de trabajos de grado.9 En ese contexto la reflexión sobre la memoria como un objeto de investigación y sobre lo que se ha escrito a su alrededor constituye un tema importante en las ciencias sociales, en especial en la ciencia política pues su surgimiento se debe a procesos políticos concretos. En este trabajo se hace un breve esfuerzo por entender cómo y por qué hablamos ahora de un momento de ―inflación de memorias‖10 y en especial, cuáles son las particularidades que ha presentado este fenómeno en el caso colombiano. Más específicamente, este escrito analiza en qué sentido los investigadores entienden e interpretan la memoria como un tema político y por qué consideran pertinente su estudio en Colombia. Esta monografía es un ensayo crítico sobre la manera en que distintos académicos han estudiado la memoria y su vinculación con el universo político en Colombia; bien sea sobre el reciente proceso de justicia transicional, sobre los usos públicos de la memoria, sobre las memorias 6. Véase una lista muy completa de todos los portales web que tienen información sobre memoria en la página web del Grupo de Memoria Histórica (GMH), Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación – CNRR. [En línea] <http://www.memoriahistorica-cnrr.org.co/s-home/> en la sección de ―enlaces‖. 7 Por ejemplo, GÓMEZ NAVAS, Diana y SERNA DIMAS, Adrián (comp.), El papel de la memoria en los laberintos de la verdad, la justicia y la reparación. Memorias del seminario internacional, Bogotá, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2009.; HOYOS VÁSQUEZ, Guillermo, (ed.), Las víctimas frente a la búsqueda de la verdad y la reparación en Colombia, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Goethe, Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar, 2007; Seminario Internacional ―El Mosaico de la memoria. Experiencias locales o parciales de búsqueda de la verdad histórica‖ (13-15 sept. 2006, Medellín, Colombia), Montoya Salamanca, Alexandra (ed.), Bogotá, Géminis, 2007. 8 ROMERO, Mauricio, (ed.), Verdad, memoria y reconstrucción. Estudios de caso y análisis comparado, Bogotá, Centro Internacional de la Justicia Transicional, Fondo Global para la Paz y la Seguridad del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional de Canadá, 2008. Este libro es un compendio sobre una selección y traducción de publicaciones; Vengeance and forgiveness, (1998) y Breaking the cycles of hatred, (2002) de Martha Minow, y The politics of memory. Transitional justice in democratizing societies, (2001) de Barahona de Brito, Alexandra, Aguilar, Paloma y González-Enríquez, Carmen. En el prólogo Mauricio Romero justifica el proyecto porque los textos son ilustrativos sobre las actuales iniciativas en Colombia en el sentido que exploran el papel que han jugado la verdad y la memoria en distintos procesos transicionales. ―De esas experiencias los colombianos pueden aprender mucho sobre cómo caracterizar, valorar y sacar el mayor provecho posible del proceso político, judicial y social desencadenado por la negociación con las antiguas AUC‖. pág. 8. 9 ESCOBAR SALAS, Ángela María, La construcción de memoria en Colombia. Los desafíos de pensar la memoria histórica en medio del conflicto, Trabajo de grado para optar por el título de politóloga, Bogotá, Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Pontificia Universidad Javeriana, 2009; GUERRERO RODRÍGUEZ, Freddy A., Memoria y excepcionalidad en el Alto Sinú. Los límites y alcances de la re-presentación, Tesis de grado para optar por el título de Magíster en Estudios Políticos, Bogotá, Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Pontificia Universidad Javeriana, 2009. 10 COLMEIRO, José F., óp. cit., pág. 14. 6.

(7) de los actores en conflicto o sobre el papel de la memoria en la cultura política. No tiene la pretensión de abarcar todo el universo de los mismos, sino que supone una selección de textos característicos dentro de ciertas tendencias analíticas. En este universo no se incluyen textos sobre los aspectos neurológicos, psíquicos o cognitivos de la memoria pues exceden los alcances del trabajo y además han sido ampliamente discutidos en otros escenarios. En esta reflexión es necesario preguntarse por las coyunturas bajo las cuales ha emergido la memoria como un objeto de estudio en la ciencia política y por la manera en que los académicos abordan los retos metodológicos en lo que respecta a la incorporación de los testimonios como herramientas para la reconstrucción o interpretación del pasado y en la elaboración de marcos conceptuales. Así pues, este ensayo es sólo una aproximación inicial al debate y por tal brinda una mirada panorámica que no tiene la pretensión de ser exhaustiva, pero sí intenta comprender los lineamientos generales que permiten explicar por qué hoy en Colombia se habla de temas y problemas que hace unos años fueron discusión en otros países del mundo occidental. En síntesis, pretende ser una incitación para la discusión y el debate académico sobre las iniciativas de memoria. El trabajo está estructurado en dos secciones. La primera sección es un breve recorrido por las plausibles razones que explican la importancia de la memoria en el mundo occidental y en los casos específicos de América Latina y Colombia, porque es importante entender las distintas temporalidades de esta transformación y las coyunturas puntuales bajo las cuales la memoria se convirtió en un tema político, en un valor y un deber social. La segunda sección del ensayo se concentra en el caso colombiano y pretende estudiar la producción académica sobre la memoria en este escenario. Esta sección está dividida en dos. En la primera parte se hace un balance de los trabajos que piensan la memoria en relación con la justicia de transición, y más específicamente, que la vinculan con la Ley de Justicia y Paz. Aquí se trata en un acápite aparte el papel de Memoria Histórica. En la segunda parte se traen a colación trabajos que se han preocupado por la reconstrucción de los hechos del pasado, la verdad y la memoria, pero a partir de circunstancias distintas a la Ley. Por último, unas reflexiones finales en las que se esbozan las principales características de la producción académica sobre el caso colombiano, y especialmente, se exponen algunas preocupaciones personales en torno al tema.. 7.

(8) II. Primera parte. El surgimiento de la memoria como un fenómeno político El ‘boom de la memoria’ en Occidente: la Segunda Guerra Mundial, los años 60 y el temor al olvido. Una de las causas principales de la obsesión por la memoria es, en opinión de Enzo Traverso, la ―crisis de la transmisión en nuestras sociedades contemporáneas‖11 que han conducido a la pérdida de referentes y al olvido de las tradiciones. Una posición similar adoptan Daniel Pécaut,12 María Rosaria Stabili13, Jesús Martín-Barbero14 y Andreas Huyseen para quienes un mundo como el de hoy, caracterizado por la inestabilidad del tiempo y la fractura del espacio, ha producido un miedo al olvido.15 José Colmeiro dice también que la inflación de memoria está relacionada con la sociedad de masas actual16 en la que el gran flujo de imágenes, noticias, informaciones está paradójicamente condenado al archivo debido a su cantidad y a la inmediatez de su transmisión, y de ahí el temor al olvido.17 Daniel Pécaut considera que la exaltación de la memoria está vinculada al ―desmoronamiento de los estados nacionales en el plano concreto y en el simbólico‖18 lo que conduce a la exacerbación de las especificidades identitarias; opinión que comparte Jesús MartínBarbero, quien dice que la pasión por este problema está ligada a la crisis de la identidad nacional y por tal se refiere más a procesos locales que a globales.19 Esta idea va en contravía con los argumentos expuestos al principio que se enmarcan en tendencias amplias y generales en el mundo 11. TRAVERZO, Enzo, óp. cit., pág. 14. Para Pécaut esto tiene que ver con que la época contemporánea se caracteriza por un ‗presentismo‘ que provoca el olvido de las tradiciones y hace imposible la proyección hacia el futuro. PÉCAUT, Daniel, ―Memoria imposible, historia imposible, olvido imposible‖, en Violencia y Política en Colombia. Elementos de reflexión, Valencia Gutiérrez, Alberto (trad. y ed.), Medellín, Hombre Nuevo, Universidad del Valle, 2003, pág. 113. 13 Stabili asegura que la aceleración de los cambios amenazan con borrar las huellas del pasado y debilitar el lazo entre pasado, presente y futuro. STABILI, Maria Rosaria, ―Introducción. Los desafíos de la memoria al quehacer historiográfico‖ en Entre historias y memorias¸ óp. cit., pág. 8 14 Para Martín-Barbero, ―la fiebre de la memoria es expresión de la necesidad de anclaje temporal que sufren unas sociedades cuya temporalidad es sacudida por la revolución informacional, que disuelve las coordenadas espacioterritoriales‖ y debilita, a su vez, la conciencia histórica. MARTÍN-BARBERO, Jesús, ―El futuro que habita la memoria‖, en Simposio Internacional y Cátedra Anual de Historia ―Ernesto Restrepo Tirado‖ (IV, 1999, nov. 24-26), Museo, memoria y nación. Misión de los museos nacionales ciudadanos en el futuro, Wills, María Emma y Sánchez Gómez, Gonzalo (coord.), Bogotá, Ministerio de Cultura, Museo Nacional de Colombia, 2000, pág. 39. 15 HUYSEEN, Andreas, En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización, México, Fondo de Cultura Económica, Goethe Institut, 2002,pág. 24. 16 COLMEIRO, José F., óp. cit., pág. 22. 17 Ibíd., pág. 14. 18 PECAUT, Daniel, óp. cit., pág. 113. 19 MARTÍN-BARBERO, Jesús, óp. cit., pág. 36. 12. 8.

(9) occidental. Fazio, por ejemplo, argumenta que desde finales de la década de los 60s se terminó ―una tendencia que venía caracterizando al planeta en su conjunto desde aproximadamente un siglo: el énfasis por determinar la territorialidad de los Estados (…) y una obsesiva acción encaminada a demarcar fronteras de todo tipo‖20 y desde entonces el mundo occidental se ha caracterizado por la ―pérdida de centralidad del Estado-nación y de la soberanía.‖21 Otros académicos le han dado mayor prioridad a cambios suscitados por eventos y procesos puntuales del siglo XX. Para Iván Orozco el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y los procesos de Núremberg dieron lugar al surgimiento de una ―nueva conciencia humanitaria caracterizada por el primado de la mirada hacia el pasado, y con ello, por un primado del punto de vista de las víctimas de ayer sobre el punto de vista de las víctimas del mañana, de la memoria sobre el olvido y del castigo sobre la clemencia‖22. Finkielkraut, de hecho, argumenta que fue desde la Segunda Guerra Mundial cuando la violación de las leyes de la humanidad fue reprimida por primera vez de manera sistemática.23 Los juicios de Nuremberg y Tokio se han entendido también como signo de un proceso en el que se comenzaron a exaltar ―el carácter universal y exigible de los derechos humanos.‖24 La escogencia de estos sucesos como punto de partida para la explicación de la importancia que empezó a tener el testigo, el papel central de la víctima en los procesos transicionales y en definitiva, el inicio de las ‗luchas por la memoria‘ no resulta sorprendente pues como nota Fazio que ―ha sido un rasgo común del pensamiento histórico situar el principal punto de inflexión de la historia contemporánea (…) en el año de 1945.‖25 Andreas Huyseen argumenta en En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización que la recurrencia de las políticas genocidas en Ruanda, Bosnia, Kosovo, entre otros, mantuvo vivo los discursos sobre el Holocausto y permitió extender su alcance más allá de la Alemania Nazi y la Segunda Guerra Mundial, de modo que se convirtió en un ―tropos universal‖. Todo esto en el entendido que el Holocausto representaba el fracaso del proyecto ilustrado y se hacía 20. FAZIO VENGOA, Hugo, La historia del tiempo presente. Historiografía, problemas y métodos, Bogotá, Universidad de los Andes, 2010, págs. 80-81. 21 Loc. cit. 22 OROZCO ABAD, Iván, Justicia transicional en tiempos del deber de memoria, Bogotá, Temis, 2009, pág. 12. 23 FINKIELKRAUT, Alain, La memoria vana. Del crimen contra la humanidad, Hernández, Felipe (trad.), Barcelona, Anagrama, 1990, págs. 22-23. 24 UPRIMNY, Rodrigo y SAFFÓN, María Paula, ―Verdad judicial y verdades extrajudiciales. La búsqueda de una complementariedad dinámica‖ en Hoyos Vásquez, Guillermo, (ed.), óp. cit., pág. 158. 25 FAZIO VENGOA, Hugo, La historia y el presente en el espejo de la globalización, Bogotá, CESO, Uniandes, 2008, pág. 124. 9.

(10) visible en contextos diversos.26 Eduardo Pizarro destaca procesos más recientes, específicamente el Tratado de Roma y la creación de la Corte Penal Internacional de la Haya en el 2002, que condujeron, en su opinión, a la universalización de los derechos humanos y fortalecieron la voluntad de crear una jurisdicción mundial.27. Barahona de Brito, Aguilar y González-Enríquez en la. introducción a su libro The politics of memory. Transitional justice in democratizing societies identifican estos momentos como ‗oleadas de justicia transicional‘; la primera comenzó, a su juicio, tras el final de la Segunda Guerra Mundial; la segunda ocurrió en Grecia, Portugal y España y la tercera es que la que ha experimentado América Latina desde mediados de los años 80 y que se extendió después a Europa Oriental, África y Asia en la década de los 90s.28 Julio Aróstegui argumenta que la explosión de memorias ―se ancla en el terrible carácter conflictivo el siglo XX.‖29 Como resultado, la memoria se piensa hoy como ―un objeto social, cultural, moral, frágil y de fácil deterioro‖30 y en definitiva, como un valor que debe preservarse. De ahí entonces que se haya convertido en una obligación ética,31 en particular en el seno de sociedades que han experimentado pasados recientes traumáticos. Esto explica que las memorias traumáticas, relacionadas con el dolor, la guerra y especialmente las del lado de las víctimas atraviesan un boom en la actualidad y tienen una mayor legitimidad que aquellas memorias de celebración y exaltación de un pasado glorioso. Por otro lado, María Emma Wills, coordinadora de la línea de investigación en género del Grupo de Memoria Histórica, le da poder explicativo a fenómenos relacionados con la lucha de las minorías en torno a la garantía de los derechos civiles y políticos. En su opinión, el interés por la memoria tiene que ver con la transgresión de dos grandes paradigmas; las visiones liberales y marxistas que no estaban en completa capacidad de explicar la movilización y sublevación de sectores apolíticos provenientes de la esfera privada o grupos cuyas reivindicaciones eran indiferentes frente a la. 26. HUYSEEN, Andreas, óp. cit., págs. 16-17. PIZARRO LEONGÓMEZ, Eduardo, ―Reparar el bote en alta mar‖, en Pizarro Leongómez, Eduardo y Valencia, León, Ley de justicia y paz, Bogotá, Norma, 2009, pág. 51. 28 BARAHONA DE BRITO, Alexandra; AGUILAR, Paloma, GONZÁLEZ-ENRÍQUEZ, Carmen, ―La política de la memoria. Justicia transicional en sociedades en proceso de democratización‖, en Romero, Mauricio, óp. cit., pág. 173. 29 ARÓSTEGUI, Julio, ―Generaciones y memoria (Historia y recuerdo de la España conflictiva), en España en la memoria de tres generaciones. De la esperanza a la reparación, Madrid, Fundación Largo Caballero, Complutense, 2007, pág. 28. 30 Ibíd., pág. 44. 31 TRAVERZO, Enzo, óp. cit., pág. 18. 27. 10.

(11) condición de clase.32 Le otorga un papel explicativo importante al aporte de los movimientos feministas en cuanto lograron politizar la vida privada y cuestionar la identidad femenina, y al movimiento de los derechos de la población negra en Estados Unidos porque le dieron relevancia a las reivindicaciones de las minorías. A su juicio, estos movimientos ampliaron la agenda de investigación al incluir patrones discriminatorios que hacían parte del campo cultural y se alejaban del tradicional enfoque político-institucional. Este ámbito comenzó entonces a ser estudiado por los politólogos en lo que atañe a sus articulaciones con el poder, dado que ahí se presentan disputas por la interpretación y evaluación de la realidad.33 Estas ideas son compartidas por Huyseen, quien dice que el surgimiento de la memoria como una preocupación central de la cultura se explica por dos procesos protagonistas de la década de los 60; los nuevos movimientos sociales que estaban en búsqueda de historiografías alternativas y revisionistas y los procesos de descolonización.34 A pesar de que Huyseen habla de una ―globalización de la memoria‖ acepta que el ámbito político de las prácticas de la memoria sigue siendo nacional, no posnacional o global35 dado que están sujetas a sucesos puntuales dentro de cada país. Hugo Fazio argumenta que estos años estuvieron caracterizados por la lucha por los derechos humanos.36 Para él, desde 1968, un ―año-acontecimiento,” se da un cambio en la relación entre lo público y lo privado cuando temas del mundo privado se convirtieron en objeto de discusión pública. Ejemplos importantes son elementos ligados a la cultura o a la vida cotidiana, como el rol del género, las orientaciones sexuales y las subjetividades de las minorías. En ese contexto, lo público dejó de ser lo exclusivamente político o relativo al estado y se convirtió en un espacio más amplio, democrático, de discusión y confrontación, mientras la frontera entre ambas esferas se volvía más difusa.37 Esta es otra explicación para el carácter cada vez más político que se le atribuye a la memoria; desde los recuerdos y las interpretaciones ―las personas construyen hilos narrativos donde asignan a los actores principales distintos grados de responsabilidad frente a los hechos y valoran moral y éticamente sus decisiones‖. Por eso, ―las construcciones sobre el pasado tienen (…) un. WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género: trayectoria de una iniciativa y aprendizajes‖ en ¿Justicia desigual? Género y derechos de las víctimas en Colombia, Bogotá, UNIFEM, 2009, pág. 47. 33 Ibíd., págs. 47-48. 34 HUYSEEN, Andreas, óp. cit., pág. 14. 35 Ibíd., pág. 21. 36 FAZIO VENGOA, Hugo, La historia y el presente en el espejo… óp. cit., pág. 139. 37 Íd., ―¿Fue un acontecimiento histórico?‖, Conferencia, ―9/11+10 Religión, democracia y política internacional‖, Bogotá, Universidad de los Andes, 22 septiembre 2011, [En línea], ―Los enigmas del terror‖, <http://www.uniandes.edu.co/component/content/article/499-9-11> [página consultada el 25 de octubre de 2011]. 32. 11.

(12) impacto sobre las posturas políticas asumidas (…) en el presente por los ciudadanos frente al estado, la iglesia, las guerrillas, el ejército o las viejas y nuevas elites políticas‖.38 Igualmente es importante mencionar algunos de los cambios que experimentaron las ciencias sociales en las últimas décadas. Ampliamente comentado ha sido el surgimiento de la historia de las mentalidades, de la vida cotidiana y posteriormente la emergencia del giro lingüístico y los estudios subalternos; enfoques que modificaron el quehacer de la historia y de otras ciencias sociales. Los sujetos sin nombre y la cotidianidad adquirieron desde entonces un rol predominante, y han surgido ciertas preguntas como ―who is entitled to a role in history? and who has the right to shape historical truth?‖39. En torno a esto María Inés Mudrovcic asegura que la relevancia del poder del lenguaje en la investigación social dio lugar al surgimiento de cuestiones ―tales como el rol de la memoria colectiva en la historia y la constitución de identidades colectivas [y] la memoria y el olvido como fenómenos políticos.‖40 Este proceso permitió el reconocimiento de un pasado con pluralidad de significados, sobre el cual puede haber distintas interpretaciones y reconstrucciones. En esas circunstancias, varias disciplinas abandonaron su rigurosidad mientras los enfoques estructurales y racionales perdieron fuerza, 41 y la noción de ‗verdad‘ sufrió un cambio importante. Así ganó terreno la voz de los individuos, sus emociones, sus propias interpretaciones de los hechos sociales y en definitiva, la subjetividad individual. Con esto, la primera persona se convirtió en una forma privilegiada para la reconstrucción del pasado.42 Dictaduras, guerras civiles y conflicto armado: América Latina y Colombia ante los desafíos de la memoria. En América Latina, particularmente, el tema irrumpió con fuerza con el fin de las dictaduras del Cono Sur y los procesos de paz de algunos países centroamericanos, e hizo posible, en buena medida la condena de los crímenes cometidos bajo el régimen anterior.43 En su origen, algunos de estos procesos transicionales estuvieron fundados en altas dosis de impunidad, amnistías masivas y en el. WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género… óp. cit., pág. 59. OLILLA, Anne (ed.), ―Introduction. History as memory and memory as history‖ en Historical perspectives on memory, Helsinki, SHS, 1999, pág. 8. 40 MUDROVCIC, María Inés, Historia, narración y memoria. Los debates actuales en filosofía de la historia, Madrid, Akal, 2005, pág. 111. 41 WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género… óp. cit., págs. 54-55. 42 SARLO, Beatriz, Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusión, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, pág. 23. 43 Ibíd., pág. 24. 38 39. 12.

(13) primado del olvido sobre la memoria. Desde hace unos pocos años, sin embargo, están siendo revertidos, lo que da cuenta del carácter imperativo que se le ha asignado a la memoria en el marco de procesos de justicia y rendición de cuentas con un pasado traumático. Los casos de Chile y Argentina son dicientes en ese sentido.44 Jefferson Jaramillo, no obstante, no comparte la idea de que América Latina atraviese por una obsesión cultural de la memoria. Más bien es una ―necesidad política sentida en función de nuestros pasados recientes de violencia y conflictos históricamente mal tramitados‖45 y de ahí se explica que no hayan cobrado en todos los países, sino en aquellos que atravesaron por dictaduras, guerras civiles y conflictos armados. Maria Rosaria Stabili en la introducción a Entre historias y memorias. Los desafíos metodológicos del legado reciente de América Latina dice que América Latina ―participa de forma determinante tanto en la producción de memorias, como en las reflexiones y debates alrededor de ellas.‖46 En la compilación priman los trabajos sobre Chile, Argentina, Nicaragua y El Salvador, que son los escenarios en los cuales ha habido una mayor discusión pública, seria y sistemática sobre el tema de la memoria. En casos de hechos traumáticos distintos, como el colombiano, la discusión todavía es incipiente. Se podría decir entonces que por ahora Colombia participa más en la producción de memorias que en la reflexión sobre ellas, como veremos en la siguiente sección de este ensayo. Asimismo, los procesos de recuperación de la memoria que están ocurriendo en Colombia se diferencian de los otros casos mencionados con anterioridad pues, como veíamos, la explosión de las luchas por la memoria comienza usualmente en los momentos de transición. No bajo el mismo régimen político y menos mientras el conflicto sigue presente. Sin embargo, lo que ocurre en Colombia sí guarda continuidad con la tendencia regional en América Latina con respecto a la apertura de los espacios públicos, en donde dialogan el mundo social y el político, para acoger las voces de los excluidos.47 En opinión de Eduardo Pizarro Leongómez, la tendencia internacional comentada anteriormente llegó a Colombia específicamente con la Ley 975 de 2005,48 porque fue precisamente en el modelo. 44. PIZARRO LEONGÓMEZ, Eduardo, óp. cit., pág. 19. JARAMILLO MARÍN, Jefferson, ―La reconstrucción de la memoria histórica del conflicto colombiano en el actual proceso de Justicia y Paz. Alcances, desafíos y preguntas‖, en Desafíos, Vol. 22, No. 2, 2010, pág. 38. 46 STABILI, Maria Rosaria, ―Introducción. Los desafíos…¸ óp. cit., pág. 12. 47 REÁTEGUI CARRILLO, Félix, ―Las víctimas recuerdan. Notas sobre la práctica social de la memoria‖, en Centro Internacional para la Justicia Transicional, Recordar en conflicto. Iniciativas no oficiales de memoria en Colombia, Briceño-Donn, Marcela et al, Bogotá, 2009, pág. 27. 48 PIZARRO LEONGÓMEZ, Eduardo, óp. cit., pág. 51. 45. 13.

(14) de Justicia y Paz donde nació en la conciencia nacional la figura de la víctima como portadora de derechos a la verdad, la justicia y la reparación49 y donde su testimonio se volvió una fuente prioritaria para la reconstrucción del pasado.50 Un parámetro importante fue la revisión que hizo la Corte Constitucional a la Ley de Justicia y Paz que determinó que los paramilitares interesados en vincularse al proceso debían contribuir al esclarecimiento de los hechos y que las víctimas debían tener una participación activa en el proceso, dándole importancia al relato de los acontecimientos pasados y al esclarecimiento de la ‗verdad‘. Más aun, definió explícitamente ―la memoria histórica del conflicto como parte de la reparación simbólica a la que tienen derecho las víctimas‖. 51 Por eso, renovó el interés por impulsar un proceso serio, concreto y sistemático de reconstrucción de la ‗verdad histórica‘ en el entendido de que era el presupuesto para la garantía de los otros derechos de las víctimas.52 No deben olvidarse, sin embargo, iniciativas anteriores y paralelas a Justicia y Paz que han intentado erigir contra discursos frente a aquellos que surgían desde la oficialidad y han pensando la verdad de los hechos como una herramienta para la justicia. Uno de los primeros ejemplos, a juicio de Gonzalo Sánchez, es la Comisión Especial de Rehabilitación que operó durante la época ―bandolera‖ entre 1958 y 1960 porque puso en el centro del debate la reparación a las víctimas. Años después son importantes la creación de la Comisión de Estudios sobre la Violencia bajo el gobierno de Virgilio Barco; la creación gubernamental de la Comisión investigadora de los sucesos de Trujillo que produjo en 1995 un informe que estableció la responsabilidad del estado; el Tribunal de Opinión de Barrancabermeja, que en el año de 1999 también dio como resultado una condena al estado colombiano como resultado del asesinato de 34 personas; las investigaciones realizadas a raíz del exterminio de la Unión Patriótica; y una Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia creada en el 2005.53. 49. Ibíd., pág. 4. SARLO, Beatriz, óp. cit., pág. 23. 51 WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género… óp. cit., pág. 43. 52 REÁTEGUI CARRILLO, Félix, ―Estudios sobre búsquedas de la verdad para una sociedad posconflicto‖, en Seminario Internacional ―El Mosaico de la memoria. Experiencias locales o parciales de búsqueda de la verdad histórica‖ (13-15 sept. 2006, Medellín, Colombia), Montoya Salamanca, Alexandra (ed.), Bogotá, Géminis, 2007, pág. 123. 53 Ibíd., págs. 97-98. 50. 14.

(15) II. Segunda Parte. Aproximaciones a la memoria en Colombia Justicia y Paz y el deber de memoria En opinión de Eduardo Pizarro Leongómez, María Emma Wills, Félix Reátegui, entre otros, la Ley 975 de 2005 supuso un impulso para las iniciativas de memoria, y en general, para el debate alrededor de la justicia transicional y la búsqueda de la paz. Dentro de este escenario la verdad como derecho, y con ello la memoria, adquirieron un papel fundamental, pues se volvieron imperativos para garantizar el cumplimiento de la ley. El argumento de quienes comparten esta idea es que un proceso de paz en el que la memoria no sea una premisa central ―es un proceso que se niega a recuperar la humanidad después de la barbarie‖54 y que puede prestarse para una segunda victimización.55 Pizarro Leongómez argumenta también que ―la verdad es un requisito sine qua non para que haya justicia y reparación porque permite conocer los hechos victimizantes, determinar el universo de las víctimas y las modalidades de reparación específicas.‖56 Así las cosas, algunos de los académicos que han estudiado la memoria con la Ley de Justicia y Paz como horizonte analítico la entienden como una herramienta para la reparación y la justicia. El Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación Memoria Histórica es un grupo de investigación de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación57 cuyo objetivo es ―elaborar y divulgar una narrativa sobre el conflicto armado en Colombia‖ que explique el nacimiento, la evolución de los grupos armados al margen de la ley junto con las ―distintas verdades y memorias de la violencia‖.58 También está encargado de proponer y fomentar políticas públicas encaminadas a garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición establecidos en la Ley de Justicia y Paz. En opinión de Gonzalo Sánchez, coordinador de Memoria Histórica, el punto de partida del grupo no puede ser otro que el reconocimiento de su carácter político en cuanto la memoria es un escenario de enunciación. BRITTO RUIZ, Diana, ―Memorias de género en Colombia… óp. cit., pág. 161. OROZCO ABAD, Iván, óp. cit., pág. 14. 56 PIZARRO LEONGÓMEZ, Eduardo, óp. cit., pág. 52. 57 Sobre la CNRR véase, entre otros, BRITTO RUIZ, Diana, ―Memorias de género en Colombia… óp. cit. págs. 157-178; Pizarro Leongómez, Eduardo y Valencia, León, Ley de justicia y paz, Bogotá, Norma, 2009; GALLÓN, Gustavo, ―La CNRR. ¿Dr. Jekyll or Mr. Hyde? en Hoyos Vásquez, Guillermo, óp. cit., (págs. 127-149); JARAMILLO MARÍN, Jefferson, óp. citl., págs. 31-70; UPRIMNY, Rodrigo y SAFFÓN, María Paula, óp. cit., págs. 151-180 58 Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación – CNRR. [En línea] <http://www.memoriahistorica-cnrr.org.co/s-home/> [página consultada el 27 de octubre de 2011]. 54 55. 15.

(16) de las diferencias.59 Por ello, las memorias sobre los hechos pasados que aborda MH ―se constituyen en un campo de batalla entre los distintos actores en conflicto por el papel que [éstas] desempeñan en la toma de decisiones y en los comportamientos y prácticas sociales y políticas.‖60 En aras de cumplir con el papel asignado, el grupo tomó la decisión de trabajar a partir de ‗casos emblemáticos‘ de manera que pudieran explorar, investigar y cubrir la mayor cantidad posible de acontecimientos, procesos y tendencias que han marcado el conflicto armado en Colombia. Asumen que esos casos ―condensan múltiples procesos, modalidades y expresiones regionales del conflicto y de la victimización.‖61 Asimismo, los informes del grupo versan también sobre temas ―transversales‖ del conflicto como la lucha por la tierra, el desplazamiento y el papel del género. Con el fin de cumplir este proyecto Memoria Histórica cuenta con varios ejes temáticos62 a partir de los cuales se investigan características y problemas específicos del conflicto. Han presentado hasta ahora catorce informes63, una herramienta pedagógica64-que brinda instrumentos metodológicos y conceptuales para hacer memoria histórica- dos multimedias Las minas de Hiracal 1985-2010. Un caso de memoria histórica del conflicto en el departamento del Cesar, y La tierra ya no es pa’l que la trabaja y otro texto que funciona como herramienta conceptual: El Despojo de tierras y territorios.. SÁNCHEZ GÓMEZ, Gonzalo, ―Retos de la verdad y la memoria en medio del conflicto‖, en Bleeker, Mo, (ed.), El legado de la verdad. Impacto de la justicia transicional en la construcción de la democracia en América Latina, Memorias Conferencia, Bogotá, 19-21 junio de 2007, págs. 61-71. [En línea] Disponible en <http://www.colombiassh.org/reh/IMG/pdf_legado_de_la_verdad.pdf> [página consultada el 11 de noviembre de 2011], pág. 61. 60 WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género… óp. cit., pág. 44. 61 Loc. cit. 62 Algunos de los ejes temáticos de MH son ―Derechos humanos, justicia y conflicto‖, ―Tierra y conflicto‖, ―Narcotráfico, violencia y poder‖, ―Iniciativas sociales de memoria‖, ―Memoria de género y guerra‖. 63 Trujillo. Una tragedia que no cesa, Bogotá, CNRR, Planeta, 2008; La masacre de El Salado. Esa guerra no era nuestra, Bogotá, Taurus, 2009, Memorias en tiempo de guerra. Repertorio de iniciativas, Barragán, Andrés (Dir. edi.), Bogotá, Punto Aparte, 2009; Bojayá. La guerra sin límites, Bogotá, CNRR, Semana, Taurus, 2010; La Rochela. Memorias de un crimen contra la justicia, Bogotá, CNRR, Semana, Taurus, 2010; La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencia campesina en la Costa Caribe. 1960-2010, Bogotá, Taurus, 2010; La masacre de Bahía Portete. Mujeres Wayuu en la mira, Bogotá, CNRR, Semana, Taurus, 2010; La masacre del Tigre. Reconstrucción de la memoria histórica en el Valle del Guamuéz, Putumayo, Bogotá, CNRR, 2011, Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el caribe colombiano (1997-2005), 2011; Mujeres que hacen historia. Tierra, cuerpo y política en el caribe colombiano, 2011; San Carlos. Memorias del éxodo de la guerra, 2011; Desplazamiento forzado en la comuna 13. La huella invisible de la guerra, 2011; El orden desarmado. La resistencia de la asociación de trabajadores campesinos del Carare-ATCC, 2011; Silenciar la democracia. Las masacres de Remedios y Segovia, 1982-1997, 2011 64 Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Área de Memoria Histórica, Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para reconstruir memoria histórica, Bogotá, CNRR, 2009. 59. 16.

(17) Aproximación conceptual.65 Hay otros trabajos en preparación, como uno sobre el conflicto guerrillero en el sur del país (Putumayo y Cauca).66 Estos informes son documentos públicos dado que la intención es visibilizar el papel de las víctimas, poner sus relatos en escena y hacer de ellos un fenómeno reconocido, aceptado e incorporado a la comprensión que tiene la sociedad colombiana de los hechos del pasado. MH también tiene el objetivo de ser un proyecto incluyente, de manera que las investigaciones, exposiciones, informes y demás manifestaciones han sido construidos junto a las víctimas, por medio de ―ejercicios participativos y dialogantes con habitantes de las regiones donde sucedieron los hechos, la realización de talleres, conversatorios, entrevistas‖67. Esto da cuenta de la credibilidad de la que goza el testigo en la actualidad, pues uno de los elementos más importantes es ―comprender y registrar la manera cómo los actores y, en particular, las víctimas, se aproximan e interpretan lo vivido, tanto individual como colectivamente.‖68 La producción de MH no es un acervo de testimonios ni denuncias; por el contrario, la voz de las víctimas es el punto de partida y la herramienta fundamental para construir grandes relatos sobre el conflicto.69 Es decir, narrativas que permitan entender las causas y motivaciones de los actores, las raíces socioeconómicas del conflicto y los mecanismos de financiación, establecer las lógicas y los patrones de victimización, entre otros, 70 pero sin dejar atrás la ―agencia expresada en las voces e identidades de los actores, sobre todo de las víctimas.‖71 En términos generales los informes están organizados en tres grandes secciones. En la primera se busca la reconstrucción de los hechos guiados por las preguntas de quiénes fueron las víctimas y los victimarios, y cuándo, cómo, dónde, por qué y bajo qué circunstancias ocurrieron los hechos investigados.72 Para esto usan bibliografía secundaria, archivos judiciales, testimonios de víctimas y victimarios en aras de contraponer las diferentes versiones de lo sucedido. En la segunda parte se discuten los impactos en la población victimizada, en el territorio y en el desarrollo del conflicto. Asimismo, se dedica una gran parte a las ‗luchas por la memoria‘; esto es, exploran las distintas 65. Id., Despojo de tierras y territorios. Aproximación conceptual, Bogotá, Kimpres, 2009 Para la elaboración de este acápite no se tuvieron en cuenta los informes presentados en el año 2011 porque no alcanzaban a ser leídos para la presentación oportuna de esta monografía. 67 Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación – CNRR. [En línea], óp. cit., 68 WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género… óp. cit., págs. 46-47. 69 Al respecto María Emma Wills dice: ―los informes de Memoria Histórica no son entonces colecciones testimoniales sino interpretaciones de las memorias de los actores, en particular de las víctimas‖, Ibíd., pág. 62. 70 Véanse los objetivos específicos de Memoria Histórica en la página web. 71 WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género, óp. cit., pág. 46. 72 COMISIÓN NACIONAL DE REPARACIÓN Y RECONCILIACIÓN. Área de Memoria Histórica, La Rochela… óp. cit., pág. 27. 66. 17.

(18) maneras como se relatan, recuerdan y simbolizan los eventos trágicos73 y cómo ese pasado cobra sentido en el presente para las víctimas.74 En el informe sobre la masacre de El Salado, por ejemplo, los investigadores caracterizan y tipifican los relatos de los actores, especialmente los de las víctimas, porque ―hay una verdad fragmentada e inaccesible para la opinión pública, y una pluralidad de versiones con muchas distorsiones.‖75 Encuentran y demuestran que la memoria de las víctimas buscaba restablecer su dignidad, demostrar su inocencia y reclamar a la Fuerza Pública por lo ocurrido. Igualmente, dan cuenta de las distintas tramas causales que usan las víctimas para entender el porqué de la masacre. Mientras tanto, las de los victimarios minimizaban los hechos y responsabilizan al pueblo por la supuesta cercanía con los grupos guerrilleros.. 76. Los informes del. GMH, aunque tienen como objetivo primordial rescatar los relatos de las víctimas, incluyen testimonios y versiones de los victimarios, pues para ellos ―ponerlas en escena le confiere no sólo interpelación sino sentido a la memoria de las víctimas, cuya reivindicación en el vacío impide descifrar la naturaleza y el significado de lo que se reclama.‖77 Establecen un contrapunto pero con el objetivo final de potenciar la narrativa de las víctimas, no necesariamente para poner las versiones en un diálogo horizontal. A propósito de esto, Jefferson Jaramillo, en ―La reconstrucción de la memoria histórica del conflicto colombiano en el actual proceso de Justicia y Paz. Alcances, desafíos y preguntas‖ entiende esto como un logro en cuanto los diversos lugares de enunciación permiten que el proceso de construcción de memoria sea descentrado y heterogéneo.78 En la última parte de los informes priman las recomendaciones en materia de política pública que ofrece el GMH para un apropiado tratamiento de la población victimizada, para la garantía de sus derechos y para el proceso de paz y reconciliación. Con esto, quieren contribuir, más allá de una reparación simbólica, a la realización de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. Los informes de MH tienen como fin aportar elementos de reflexión frente a vacíos historiográficos y conceptuales en el estudio del conflicto en Colombia. De ahí que hayan producido trabajos como El Despojo de tierras y territorios. Aproximación conceptual, que aporta marcos teóricos para el estudio del problema y sirve de insumo para la discusión académica. Memorias en tiempo de guerra. 73. Íd., La masacre de El Salado... óp. cit., pág. 173. Ibíd., pág., 176. 75 Ibíd., pág., 93. 76 Ibíd., págs. 93-138. 77 Ibíd., pág., 138. 78 JARAMILLO MARÍN, Jefferson, óp. cit., pág, 59. Jaramillo, no obstante, se pregunta qué tan efectivo y provechoso ha sido el ejercicio público y pedagógico de deliberación sobre cómo recuperar la memoria, tramitarla y plasmarla, en lo que atañe al trabajo de MH. pág. 61. 74. 18.

(19) Repertorio de iniciativas es un informe que. merece ser destacado pues estudia cómo las. comunidades de base, las organizaciones no gubernamentales, los grupos étnicos, los movimientos por la paz y demás agrupaciones involucradas en la defensa de los derechos de las víctimas hacen uso de distintos ―recursos expresivos utilizados para recordar y hacer visible el dolor.‖79 Si bien no es un trabajo de índole reflexivo o crítico, como si lo son los demás informes, sí procura darle visibilidad a las iniciativas de memoria; aquellas que se construyen desde abajo, que son contra hegemónicas, periféricas y que intentan erigirse contra el olvido y a favor de la reconstrucción de los lazos sociales. El informe, elaborado a partir de un trabajo horizontal, en conjunto con las víctimas, es relevante porque brinda un panorama general sobre la manera en qué se está construyendo memoria más allá de las iniciativas oficiales que son las que tienen un mayor eco. A partir del estudio de iniciativas heterogéneas el informe elabora una definición de memoria como ―ruina, es decir, como lugar y tiempo de la devastación y la catástrofe, signo oscuro del sufrimiento, pero también lugar y tiempo de una comunidad que resiste a pesar y en medio de ésta‖.80 El derecho a la memoria. Justicia y Paz como horizonte analítico María Emma Wills, miembro del Grupo de Memoria Histórica, ha producido textos a nombre propio en los que trabaja la memoria pero que están formalmente desligados del grupo. No obstante, su texto ―Historia, memoria, género: trayectoria de una iniciativa y aprendizajes‖ debe verse en el marco de la continuidad con las premisas de MH en cuanto quiere ayudar a restituir públicamente el nombre y la dignidad de las víctimas y entiende la memoria como un mecanismo de reparación simbólica. En el artículo, Wills se concentra en estudiar las memorias desde el género. Parte de la premisa de que las mujeres, los hombres y las diversidades sexuales leen el pasado de manera distinta, ―y escogen huellas disímiles para construir sus memorias,‖81 y de ahí construyen las identidades de género. Analiza a fondo el caso de la masacre de Trujillo, en donde había una fuerte cultura machista. Demuestra que las mujeres habían jugado un papel excepcional en las prácticas armadas y el desarrollo del conflicto, pero después de la masacre fueron fundamentales en la organización de las víctimas y en la defensa de sus derechos. Para probar esto, Wills estudia cuáles eran las identidades de género, así como el rol de los hombres y las mujeres antes, durante y después de los hechos de violencia, y cómo fue posible que las mujeres salieran de rol del hogar para cumplir 79. COMISIÓN NACIONAL DE REPARACIÓN Y RECONCILIACIÓN, Memorias en tiempo de guerra, óp. cit., pág. 14. Ibíd., pág. 21. 81 WILLS, María Emma, ―Historia, memoria, género, óp. cit., pág. 45. 80. 19.

(20) un papel público y político. La aproximación metodológica se enmarca en los postulados de MH en la medida que le da primacía a la voz de las víctimas y su análisis sobre las memorias es a partir de talleres y entrevistas con los habitantes de Trujillo. Así pues, las premisas normativas, metodológicas y conceptuales del Grupo de Memoria Histórica se han difundido también por fuera de los informes oficiales en cuanto los investigadores que hacen parte del grupo han optado por hacer trabajos de índole similar. Este no es el caso de Iván Orozco, miembro de MH y relator del informe sobre la masacre de La Rochela, pues su interés primordial en el libro Justicia transicional en tiempos del deber de memoria publicado en el 2009 es hacer una caracterización empírica de la justicia transicional y no reconstruir memorias sobre hechos concretos. Orozco asume la memoria como una premisa normativa del tiempo presente y como una de las características fundamentales de los procesos de justicia de transición.82 Para él, la memoria es una de las claves para hacer efectivo un sentido múltiple de justicia,83 lo que da cuenta de la relación estrecha entre memoria y verdad (como derecho). Dentro de la aproximación panorámica que brinda el libro, Orozco aborda en específico la manera en que la justicia transicional constituye un ejercicio de memoria histórica. En su opinión, las comisiones de la verdad que se suelen crear en estos procesos producen informes que son ―historias al servicio de la memoria en el horizonte de la conciencia histórica.‖84 Algunas ideas del libro tienen conexiones con los informes de MH mencionados con anterioridad en lo que atañe a la función del ‗destape‘ de las memorias subalternas y olvidadas; ponen en evidencia, relativizan y deslegitiman las mentiras míticas propias de las historias oficiales85 y además, su puesta en escena tiene como referente teleológico a la justicia. 86 El trabajo de Adriana Leaño ―Tejiendo la memoria de una esperanza. Proceso de recuperación de la memoria histórica del genocidio contra el movimiento político Unión Patriótica‖ que hace parte del compendio El Mosaico de la memoria. Experiencias locales o parciales de búsqueda de la verdad histórica.87, tiene como motivación esta última idea de Orozco; entiende la memoria en su relación. Para Orozco ―las distintas configuraciones de la justicia transicional se pueden pensar como expresiones de diversos balances entre la memoria y el olvido, y entre la justicia y la reconciliación‖. OROZCO ABAD, Iván, óp. cit., pág. 19. 83 Ibíd., pág. 90. 84 Ibíd., pág. 117. 85 Ibíd., pág. 120. 86 Ibíd., pág. 124. 87 LEAÑO, Adriana. ―Tejiendo la memoria de una esperanza. Proceso de recuperación de la memoria histórica del genocidio contra el movimiento político Unión Patriótica‖, (págs. 151-162) en Seminario Internacional ―El Mosaico de la 82. 20.

(21) con la justicia y más específicamente como una herramienta contra la impunidad. En su artículo describe los mecanismos empleados por la Corporación Reiniciar y las víctimas del exterminio de la Unión Patriótica en la construcción de un nuevo relato de lo ocurrido, que ―sea fiel a la verdad‖ y que permita restaurar los lazos destrozados por la violencia.88 En ese sentido, su concepción de memoria tiene como horizonte una mirada hacia el futuro en cuanto es sólo un medio para el reconocimiento y la dignidad futura. Como en los trabajos del GMH mencionados con anterioridad, Leaño pone en el centro del proyecto a quien recuerda, es decir al sobreviviente del exterminio y a la familia de la víctima directa, y constituye también un trabajo horizontal que busca un diálogo de saberes.89 Los artículos de María Victoria Uribe, ―Iniciativas no oficiales. Un repertorio de memorias vivas‖ y el de Marcela Briceño-Donn y Catalina Uprimny ―A manera de introducción. Iniciativas no oficiales de memoria en Colombia‖, ambos parte del libro Recordar en conflicto. Iniciativas no oficiales de memoria en Colombia del Centro Internacional para la Justicia Transicional (CIJT), se preocupan por estudiar iniciativas no oficiales de memoria. Los dos escritos llaman la atención sobre la existencia de múltiples y diversas iniciativas no oficiales y las entienden como herramientas contra la impunidad y el olvido, al igual que Adriana Leaño. Uribe estudia de manera general y no exhaustiva iniciativas de carácter regional y local y a partir de ellas construye una tipología sobre los distintos medios de expresión usados por las comunidades en aras de construir memoria.90 Si bien su artículo no es reflexivo ni crítico sino descriptivo, es llamativo porque hace evidente la heterogeneidad de manifestaciones. Habla sobre iniciativas cuyo vehículo es el cuerpo, las que son visuales, sonoras, textuales, los monumentos y espacios de la memoria y los rituales de raigambre católica. BriceñoDonn y Uprimny por su parte, destacan la importancia de darles voz propia a las comunidades y asociaciones y asumen como necesario el ejercicio de comprender las diferentes expresiones de memoria sin que estén mediadas por la interpretación académica.91 Su texto es una presentación al trabajo conjunto de comunidades victimizadas y el CIJT, que ocupa la segunda parte del libro. memoria. Experiencias locales o parciales de búsqueda de la verdad histórica‖ (13-15 sept. 2006, Medellín, Colombia), Montoya Salamanca, Alexandra (ed.), Bogotá, Géminis, 2007. 88 Ibíd., pág. 151. 89 Ibíd., pág., 157. 90 URIBE, María Victoria, ―Iniciativas no oficiales. Un repertorio de memorias vivas‖, en Centro Internacional para la Justicia Transicional, Recordar en conflicto… óp. cit., págs. 43-69. 91 BRICEÑO-DONN, Marcela y UPRIMNY SALAZAR, Catalina ―A manera de introducción. Iniciativas no oficiales de memoria en Colombia‖, en Centro Internacional para la Justicia Transicional, Recordar en conflicto… óp. cit., págs. 107119. 21.

(22) Recordar en conflicto. En ella hay textos escritos por la Galería de la memoria Tiberio Fernández Mafla, la Asociación de Familiares de las Víctimas de Trujillo (AFAVIT) y otras Asociaciones del Oriente Antioqueño. Contienen varias imágenes y tablas, que junto al texto, procuran hacer visible el dolor y el trauma de cada comunidad, pero también su proceso de recuperación. Estas iniciativas de memoria, que no están mediadas (o al menos lo están de manera muy tenue) por los académicos deben valorarse positivamente pues existe el riesgo de que el trabajo de los gestores de memoria, como los llama el Grupo de Memoria Histórica, y de los investigadores que las analizan se convierta en un mero ejercicio de ventriloquía y no en una herramienta para que las víctimas levanten su propia voz. La memoria en otros contextos. Herramienta analítica y cultura política. En este acápite se tiene en consideración otro grupo de trabajos que no ven la memoria necesariamente como una herramienta para la justicia ni consideran la Ley de Justicia y Paz como el punto de partida para el estudio de la memoria. Se preocupan, por otro lado, por el tema de la memoria desde perspectivas distintas. Algunos como Gonzalo Sánchez y Daniel Pécaut consideran que es una herramienta para entender las características del conflicto interno mientras que otros como Martha Cecilia Herrera y Lina María Ramírez, y César Ayala la estudian como un elemento del quehacer político; es decir, como un mecanismo de construcción de identidades políticas. A pesar de la diversidad de perspectivas analíticas, casi todos los trabajos mencionados siguen enmarcados en temas del conflicto, lo que apoya la idea de Gonzalo Sánchez, de que en Colombia el tema de la memoria está indisociablemente ligado al de la guerra.92 Un trabajo particular es el de Colombia Nunca Más,93 un proceso iniciado por varias organizaciones sociales y de derechos humanos, organizaciones sindicales, comunitarias, eclesiales que buscan llamar la atención sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por el estado colombiano.94 Su trabajo Crímenes de Lesa Humanidad, Verdad, memoria y lucha contra la impunidad, 1966-1998, tiene como objetivo central la documentación de crímenes de lesa humanidad en Colombia a partir SÁNCHEZ GÓMEZ, Gonzalo, ―Memoria, museo y nación. Introducción‖, en Simposio Internacional y Cátedra Anual de Historia ―Ernesto Restrepo Tirado‖ (IV, 1999, nov. 24-26), Museo, memoria y nación… óp. cit., pág. 29. 93 Para más información véase su página web. Colombia Nunca Más Memoria de Crímenes de Lesa Humanidad. [En línea] Disponible en <http://www.colombianuncamas.org/> [página consultada el 1 noviembre de 2011]. 94 Colombia Nunca Más asegura que en Colombia los crímenes de lesa humanidad tienen como principal responsable al estado, pues éstos requieren la movilización de medios de destrucción que sólo el ejercicio del poder puede facilitar a sus autores. COLOMBIA NUNCA MÁS, Crímenes de Lesa Humanidad, Verdad, memoria y lucha contra la impunidad, 19661998, Bogotá, s.n, 2003, pág. 17. 92. 22.

(23) de testimonios, información de archivos judiciales y seguimiento a medios de comunicación. La propuesta es de carácter normativo; señala específicamente los victimarios y hace uso de la memoria como una herramienta de resistencia y dignificación de las víctimas, e intenta a través de ella lograr la justicia. En ese orden de ideas, equiparan el esclarecimiento de los hechos y la ―recuperación‖ de la memoria con la lucha por la reivindicación de la vida y de la dignidad, y por ello está precisamente pensada en clave de futuro. En suma, es una herramienta contra la impunidad que garantiza la no repetición de los hechos violentos. El texto define y elabora una tipología de los crímenes de lesa humanidad y tiene también pequeños relatos que dan cuenta de casos específicos como el del municipio de Yarumal. Si bien en estos casos se construye un relato singular en donde se rescatan los nombres de las víctimas, como los trabajos de MH, por ejemplo, la mayor parte del libro se centra en dar cuenta de la magnitud de los crímenes. Así pues, las víctimas aparecen más como un número que como un agente dado que el recuerdo y las memorias individuales ocupan un lugar periférico en el marco de la cuantificación. Aunque Colombia Nunca Más argumenta que su ejercicio va más allá de una simple documentación pues ―pretende aportar elementos de análisis que posibiliten comprender las causas económicas y políticas de los crímenes, los contextos específicos de tiempo y lugar,‖95 el contexto ocupa un lugar secundario; tiene un carácter más fragmentario que holístico y funciona como una referencia general para situar los crímenes denunciados. Crímenes de Lesa Humanidad construye también una memoria particular y sesgada sobre el conflicto armado colombiano. En la medida que se preocupa sólo por estos tipos de crímenes, que a su juicio siempre se llevan a cabo con la ayuda de aparatos estatales, visibiliza la violencia del paramilitarismo y la Fuerza Pública, y a duras penas menciona la existencia de grupos guerrilleros. Colombia Nunca Más reconoce que la memoria está en un campo de enfrentamiento pues puede ser ―amputada y mediatizada por los intereses de quienes detentan el poder mediante el encubrimiento, ocultamiento, manipulación y falsificación de las versiones de los hechos, que al acumularse terminan por constituirse en una memoria oficial‖.96 En ese sentido, la agrupación entiende el universo de lo político sólo en su acepción conflictiva y asume que el origen del enfrentamiento por la memoria es responsabilidad de quienes están en posiciones de poder. Este trabajo tiene un gran punto en común con el artículo previamente mencionado de Leaño; la preocupación central de ambos 95 96. Colombia Nunca Más, óp. cit. pág. 7. Ibíd., pág., 40. 23.

(24) es la lucha contra la impunidad, de modo que su concepción de memoria está intrínsecamente ligada a la verdad como un derecho de las víctimas, y en ese sentido, en su capacidad para contradecir los relatos oficiales y ganar espacio en el ámbito jurídico. 97 Por supuesto, el trabajo encabezado por Colombia Nunca Más es un ejercicio significativo en la coyuntura colombiana pues da un primer paso fundamental en aras de poder establecer narrativas diversas que cuestionen los relatos oficiales sobre los hechos de violencia en Colombia. Inevitablemente, un paso elemental es detectar y conocer los crímenes cometidos, los responsables y las víctimas de los mismos, pero también es necesario ir más allá de eso. El trabajo no se puede acabar después de construidas las bases de datos sobre personas desaparecidas, masacres, desplazamientos y demás crímenes, para que las víctimas sean sólo una ―fría estadística.‖. 98. Si no. hay relatos propios de los actores en conflicto, construidos en el seno de las comunidades como los que aparecen en Recordar en conflicto, sino sólo una mirada externa del investigador que cuantifica se agota la posibilidad de asumir posiciones críticas frente a lo ocurrido. Daniel Pécaut y Gonzalo Sánchez, por su parte, trabajan la memoria en contextos distintos como las guerras civiles decimonónicas, el periodo clásico de La Violencia y el conflicto contemporáneo en Colombia, porque en su opinión este tema permite entender varias características propias del conflicto. Una particularidad importante es que los dos trabajos tienen una mirada de larga duración sobre el tema y en ese sentido no le dan tanta relevancia al paramilitarismo, como sí ocurre con el trabajo de Colombia Nunca Más, por ejemplo. Guerras, memoria e historia, en particular, es un intento por reconstruir las múltiples conexiones entre la memoria, como subjetividad y la historia, como racionalidad discursiva. Sánchez entrelaza sus vivencias personales con apreciaciones que van más allá de su experiencia para estudiar la memoria, en conjunto con la guerra y la historia, en torno a las guerras civiles del siglo XIX y el contexto político-cultural contemporáneo. Además, se aproxima a este tema a partir de la reflexión en torno al problema de los imaginarios, los discursos y la representación que hacen los actores sociales de los hechos del pasado.. 97. El artículo de Leaño sí intenta ubicar a las víctimas en una posición central en el sentido que resalta la herramienta Investigación Acción Participativa como uno de los mecanismos para revelar la verdad de lo acontecido, de modo que acepta la importancia del diálogo de saberes y el trabajo horizontal de las víctimas. Para Leaño esta herramienta permite construir memoria, que se equipara a verdad, para contradecir los relatos oficiales y luchar así contra la impunidad en el caso de la Unión Patriótica, pero su artículo no se preocupa por el papel subjetivo de las víctimas. Es decir, no hay valoraciones sobre el proceso de recordar, contar y hacer público el dolor. 98 SÁNCHEZ GÓMEZ, Gonzalo, Guerras, memoria e historia, Medellín, La Carreta, Universidad Nacional de Colombia, 2006, pág. 84. 24.

Referencias

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