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Asamblea General. Naciones Unidas A/63/494

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Asamblea General

Distr. general

21 de octubre de 2008 Español

Original: inglés

Sexagésimo tercer período de sesiones

Tema 107 del programa

Seguimiento de los resultados de la Cumbre del Milenio

Carta de fecha 16 de octubre de 2008 dirigida al

Secretario General por el Representante Permanente

de Suiza ante las Naciones Unidas

En nombre del grupo principal de Estados que promueven la Declaración de Ginebra*, tengo el honor de transmitir con la presente la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo de 7 de junio de 2006 (anexo I) y la Declaración de la Cumbre (anexo II) aprobada al concluir la Cumbre para el examen de la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo el 12 de septiembre de 2008.

Agradecería que la presente carta y sus anexos se distribuyeran como documentos del sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General, en relación con el tema 107 del programa.

(Firmado) Peter Maurer

Embajador Representante Permanente

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Anexo I de la carta de fecha 16 de octubre de 2008 dirigida

al Secretario General por el Representante Permanente de

Suiza ante las Naciones Unidas

Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y

el desarrollo

La violencia armada destruye vidas y medios de subsistencia, genera inseguridad, miedo y terror y tiene un efecto profundamente negativo en el desarrollo humano. Ya sea en situaciones de conflicto o delincuencia, impone enormes gastos a los Estados, las comunidades y los individuos.

La violencia armada cierra colegios, vacía mercados, sobrecarga los servicios de salud, destruye familias, debilita el estado de derecho e impide que la ayuda humanitaria llegue a quienes la necesitan. De forma directa o indirecta, mata a cientos de miles de personas todos los años y hiere a incontables personas más, a menudo con consecuencias para toda la vida. También supone una amenaza permanente para el respeto de los derechos humanos.

El vivir libre de amenazas de violencia armada es una necesidad básica y un requisito previo indispensable para el bienestar, la dignidad y el desarrollo humanos. Es responsabilidad primordial de los Gobiernos velar por la seguridad humana de sus ciudadanos.

En el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, los dirigentes mundiales reconocieron el fuerte vínculo y la gran interconexión existentes entre el desarrollo, la paz, la seguridad y los derechos humanos, y subrayaron el derecho de las personas a vivir con dignidad y sin tener que padecer miedo ni miseria.

La comunidad internacional ha reconocido que la violencia armada y los conflictos impiden alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio y que para reducir la pobreza, impulsar el crecimiento económico y mejorar la vida de las personas es esencial adoptar medidas para evitar y resolver conflictos, reducir la violencia y fomentar el respeto de los derechos humanos, la buena gobernanza y la consolidación de la paz.

La Comisión de Consolidación de la Paz, mediante el establecimiento de un vínculo institucional entre la seguridad y el desarrollo, promoverá también un enfoque global de la consolidación de la paz después de los conflictos y desempeñará un papel fundamental en la lucha contra la violencia armada.

Reconociendo estas realidades, los Ministros y representantes de 42 países de todas las regiones del mundo nos hemos reunido en Ginebra y hemos resuelto promover la seguridad sostenible y una cultura de paz adoptando medidas para reducir la violencia armada y su negativo efecto en el desarrollo socioeconómico y humano.

Fortaleceremos nuestra acción a fin de integrar los programas de prevención de conflictos y reducción de la violencia armada en estrategias, instituciones y marcos de desarrollo nacionales, regionales y multilaterales, así como en iniciativas de gestión de crisis, situaciones de emergencia y asistencia humanitaria.

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Trabajaremos de forma individual y conjunta, a nivel nacional, regional y multilateral, para la elaboración de medidas prácticas que:

• Promuevan la reconciliación, la prevención y la resolución de los conflictos y apoyen la consolidación de la paz y la reconstrucción después de los conflictos;

• Contengan la proliferación, el tráfico ilegal y el uso indebido de armas pequeñas, armas ligeras y municiones y conduzcan a una reducción efectiva de las armas, al desarme después de los conflictos, a la desmovilización y reintegración de los excombatientes y al control de las armas pequeñas, incluido el control de las transferencias de armas y de la intermediación ilícita; • Defiendan el pleno respeto de los derechos humanos, fomenten la resolución

pacífica de conflictos sobre la base de la justicia y el imperio de la ley y repriman la impunidad;

• Fomenten la existencia de instituciones de seguridad pública eficaces y responsables;

• Promuevan un enfoque global para las cuestiones relacionadas con la reducción de la violencia armada, reconociendo la diversidad de situaciones, necesidades y recursos de hombres y mujeres, niños y niñas, como se refleja en las disposiciones de las resoluciones 1325 (2000) y 1612 (2005) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas;

• Garanticen que las iniciativas destinadas a prevenir y reducir la violencia armada se dirijan a grupos y factores de riesgo específicos y estén vinculadas a programas que proporcionen medios de subsistencia no violentos como alternativa para los individuos y las comunidades.

Adoptaremos medidas adicionales para afrontar eficazmente los problemas derivados de la oferta y la demanda de armas pequeñas y armas ligeras. Ello incluirá la aplicación de instrumentos plenamente en vigor, sobre todo el Programa de Acción de las Naciones Unidas para prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos, así como el fomento de la creación de nuevos instrumentos internacionales, algunos de ellos jurídicamente vinculantes.

Nos comprometemos a mejorar los recursos humanos, técnicos y financieros destinados a luchar contra los problemas de la violencia armada de forma cooperativa, integral y coordinada, trabajando, entre otras cosas, en la promoción de esta cuestión en las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y otras organizaciones pertinentes.

Respaldaremos las iniciativas destinadas a cuantificar los costes humanos, sociales y económicos de la violencia armada, determinar los riesgos y vulnerabilidades, evaluar la eficacia de los programas de reducción de la violencia armada y difundir conocimientos sobre las prácticas más idóneas. Trabajaremos con los Estados y las comunidades afectados, así como con la comunidad de donantes, para impulsar soluciones a nivel local, nacional, regional y mundial.

Nos esforzaremos por lograr, a más tardar en 2015, reducciones cuantificables de la carga que supone la violencia armada a nivel mundial, así como mejoras

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Trabajaremos en colaboración con las comunidades especializadas en el desarrollo, la paz y la seguridad, la salud pública, la ayuda humanitaria, los derechos humanos y la justicia penal y, reconociendo el importante papel que le corresponde a la sociedad civil en la reducción de la violencia armada, fomentaremos su activa colaboración con los gobiernos y las organizaciones internacionales.

Presentaremos esta declaración en la próxima conferencia de las Naciones Unidas para examinar los progresos alcanzados en la ejecución del Programa de Acción para prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos.

Nos comprometemos a llevar adelante esta iniciativa en todos los foros apropiados y a volver a reunirnos a más tardar en 2008 para evaluar nuestros progresos en la consecución de estos objetivos.

(5)

Anexo II de la carta de fecha 16 de octubre de 2008 dirigida

al Secretario General por el Representante Permanente de

Suiza ante las Naciones Unidas

Cumbre para el examen de la Declaración de Ginebra

sobre la violencia armada y el desarrollo presentada por

el Gobierno de Suiza y el Programa de las Naciones Unidas

para el Desarrollo

Declaración de la Cumbre

Nosotros, los representantes de 85 países, reunidos hoy en Ginebra para evaluar los progresos realizados, y reafirmar nuestro apoyo y compromiso para con las metas fijadas en la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo, aprobada el 7 de junio de 2006:

Encomiamos los esfuerzos realizados hasta la fecha para la aplicación de la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo, mediante el fomento de la seguridad sostenible y una cultura de paz, tomando medidas destinadas a reducir la violencia armada y los efectos negativos sobre el desarrollo socioeconómico y humano;

Reconocemos que el desarrollo, la paz y la seguridad y los derechos humanos están estrechamente relacionados entre sí y se refuerzan mutuamente, y que la violencia armada puede obstaculizar la realización de los objetivos de desarrollo del Milenio;

Reconocemos además que las políticas nacionales, regionales e internacionales de desarrollo pueden proporcionar importantes instrumentos para la prevención de la violencia armada, y en este contexto, resolvemos continuar nuestra labor conjunta para prevenir y reducir la violencia armada, con el fin de aumentar las perspectivas de lograr el desarrollo sostenible a nivel global, regional, nacional y local en pro de las generaciones presentes y futuras;

Celebramos que hasta el momento 94 países hayan adoptado la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo y alentamos a los demás países a que hagan lo mismo;

Agradecemos a los Gobiernos de Guatemala, Kenya y Tailandia por haber tomado la iniciativa de auspiciar las conferencias regionales sobre la violencia armada y el desarrollo, que llevaron a la aprobación de declaraciones regionales sobre la violencia armada y el desarrollo que toman en consideración las particularidades regionales y nacionales relacionadas con la incidencia de la violencia armada;

Alentamos a los países y a las organizaciones internacionales y regionales pertinentes a que apliquen esas declaraciones regionales sobre la violencia armada y el desarrollo;

Reconocemos que en los Estados recae la responsabilidad primordial de la prevención, reducción y erradicación de la violencia armada en sus territorios, por

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pacífica de controversias; b) el respeto y la protección de los derechos humanos, y c) la promoción del desarrollo sostenible y de una cultura de paz;

Recordamos nuestro compromiso de esforzarnos por lograr antes de 2015 reducciones mensurables en la carga global de la violencia armada y encomiamos los logros alcanzados en la promoción de la aplicación de la Declaración de Ginebra mediante las medidas prácticas sugeridas en el Marco de Aplicación;

Agradecemos y alentamos la evaluación continua de los efectos de la violencia armada sobre las niñas, las mujeres, los jóvenes y los hombres, como un instrumento esencial para avanzar en la aplicación de la Declaración de Ginebra. Alentamos los esfuerzos emprendidos a cabo a nivel nacional y subnacional para desarrollar metodologías y estrategias que permitan evaluar las consecuencias de la violencia armada para el desarrollo socioeconómico y humano;

Apoyamos los esfuerzos realizados por los países en el marco de sus políticas nacionales para promover el desarrollo socioeconómico sostenible y conjurar el flagelo de la violencia armada y sus efectos negativos para el desarrollo como parte de la aplicación práctica de la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo;

Alentamos la igualdad entre los géneros, y en particular a la participación de la mujer, en la concepción, la ejecución y la evaluación de programas de prevención y reducción de la violencia armada;

Reconocemos que la colaboración entre Estados, organizaciones internacionales y regionales, y la sociedad civil, son esenciales para promover respuestas globales e integradas que permitan enfrentar de manera eficaz el flagelo de la violencia armada y sus consecuencias para el desarrollo socioeconómico y humano;

Acogemos con beneplácito las iniciativas emprendidas por los gobiernos de los países promotores de la Declaración de Ginebra para lograr los objetivos de la Declaración de Ginebra, incluso mediante proyectos concretos destinados a prevenir y reducir la violencia armada y a promover el desarrollo sostenible;

Alentamos a los Estados y a las organizaciones internacionales, regionales y subregionales pertinentes, que estén en condiciones de hacerlo, y a pedido de las autoridades competentes, a considerar la posibilidad de facilitar asistencia, incluyendo asistencia técnica y financiera donde fuera necesario, para la concreción de las iniciativas encaminadas a prevenir y reducir la violencia armada, a nivel nacional y local, reconociendo a la vez la importante contribución que la cooperación Sur-Sur puede aportar a este fin;

Afirmamos, no obstante, que aunque haya condiciones adversas en materia de seguridad en un determinado país puedan impedir la ejecución de iniciativas de prevención y reducción de la violencia armada, ello no debe ser utilizado como un condicionamiento para la facilitación de asistencia técnica o financiera;

Tomamos nota de la decisión de 2005 del Comité de Ayuda al Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos de permitir que determinadas actividades relacionadas con la prevención y la reducción de la violencia armada puedan beneficiarse de la asistencia oficial para el desarrollo;

Reafirmamos los compromisos enunciados en la Declaración del Milenio y en el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 (resolución 60/1 de la Asamblea

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General de las Naciones Unidas) respecto de la promoción del desarrollo, la paz y la seguridad, y los derechos humanos, y nos comprometemos a establecer metas, objetivos e indicadores mensurables sobre la violencia armada y el desarrollo, como complemento de los objetivos de desarrollo del Milenio;

Reafirmamos nuestro apoyo a los esfuerzos de las Naciones Unidas para promover la reducción de la violencia armada, en especial la ejecución del Programa de Acción de las Naciones Unidas para prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos;

Nos comprometemos a apoyar y hacer todo lo posible por promover los objetivos de la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo, en todos los foros que convenga, inclusive en la Asamblea General de las Naciones Unidas;

Alentamos a todos los Estados que hayan aprobado la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo a que apoyen y sigan empeñándose en difundir los objetivos y principios de la Declaración de Ginebra a nivel internacional, regional, subregional y nacional;

Seguimos firmes en nuestro propósito de aplicar la Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo y por consiguiente acordamos reunirnos nuevamente a más tardar en 2011 con el fin de evaluar nuestros progresos en el logro de estas metas comunes.

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