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Tema 6: El Régimen de la Restauración ( ). Características y funcionamiento del sistema canovista.

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Tema 6: El Régimen de la Restauración (1874-1902). Características y funcionamiento del sistema canovista.

1. Introducción.

El 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos proclamaba, al través de un pronunciamiento militar, a don Alfonso de Borbón Rey de España. Comenzaba así la Restauración, un largo periodo histórico caracterizado por la retirada del ejército de la vida política, la estabilidad constitucional, la modernización económica y el conservadurismo social. 2. Proclamación de Alfonso de Borbón como rey de España.

Cansada la sociedad española de las incertidumbres y de los ensayos políticos durante el sexenio democrático, fue tomando cuerpo la idea, dirigida por Antonino Cánovas del Castillo, de proclamar rey de España al infante don Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II y restaurar en su persona la legítima monarquía de los Borbones. Muchos fueron los obstáculos, pero los alfonsinos contaron con los apoyos de la burguesía terrateniente, ansiosa por una mayor estabilidad política; de la burguesía industrial catalana, enemiga del librecambismo del sexenio; de los intereses cubanos; de amplios sectores del ejército cansados de la inestabilidad política, e incluso, del Vaticano, deseoso de acabar con el clima anticlerical de los revolucionarios. Cánovas, que preparaba el regreso de Don Alfonso, redactó el 1 de diciembre de 1874 un manifiesto firmado por el príncipe en Sandhurst. Sin embargo, los acontecimientos se precipitaron ya que el general Arsenio Martínez Campos proclamó rey a Don Alfonso el 29 de aquel mismo mes, tras un pronunciamiento en la Plana de Sagunto (Valencia).

Tras su entrada triunfal en Madrid, el 15 de enero de 1875, el nuevo rey no defraudó a nadie. Debido a su inteligencia, pronto se ganó el apoyo popular y de la clase política, convirtiéndose en uno de los símbolos de la restauración.

3. Los principios doctrinales de la restauración.

El sistema político de la Restauración fue ideado y ejecutado por Antonio Cánovas del Castillo, que contó siempre con la ayuda de Práxedes Mateo Sagasta. Cánovas se había formado en las filas de la unión liberal de O'Donnell y tenía un conocimiento muy profundo de la historia de España y un claro proyecto de lo que debía de ser como nación. Los principios doctrinales que fundamentaban el régimen de la restauración son los siguientes:

a) La Restauración significaba la superación de la inestabilidad política del anterior periodo y la consecución de la pacificación social y política del país.

b) Para ellos, era necesario realizar una síntesis entre lo viejo y lo nuevo, entre el legado de la Historia, es decir, lo que él llamaba “constitución interna” de un país y los ideales progresistas de Sexenio. Esta constitución estaba formada por una serie de principios políticos esenciales llamadas por Cánovas: “Verdades madre”, como la libertad, propiedad, monarquía, dinastía hereditaria y la soberanía conjunta de Rey y Cortes. Dichos principios no podrían ser discutidos para ningún español.

c) Admitido esto, se impone el sentido de la realidad, y la política debe verse como “el arte de lo posible”, es decir, algo adaptado a las circunstancias del tiempo y del lugar. d) Civilismo frente a militarismo. El poder civil es superior al miliar, porque tiene la

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e) Cánovas es el enemigo de las posturas inflexibles o irreconciliables. Hay que buscar acuerdos o consensos, es decir, para acercar dos partes era necesario ceder por igual. Es posible reconocer al adversario cada uno de sus derechos, es el llamado “posibilismo canovista”, así todos se integrarán en el sistema.

f) Se imponía un pacto entre todas las fuerzas políticas, que favorecería a una convivencia pacífica. Tal pacto quedaría fundamentado en una nueva constitución que debía estar ampliamente consensuada.

4. La constitución de 1876.

La nueva Constitución, elaborada el 30 de junio de 1876 como resultado de un ajustado equilibrio entre la Constitución moderada de 1845 y la revolucionaria de 1869, estaba desarrollada en 89 artículos.

• La soberanía no reside en la nación ni, por tanto, en las Cortes, sino en las Cortes con el rey.

• En cuanto a los derechos de los españoles, siguiendo el modelo de la de 1869 se recogían los derechos individuales característicos del liberalismo progresista: la seguridad personal, la inviolabilidad del domicilio y correspondencia, la libertad de residencia, de conciencia, de expresión y de enseñanza, así como los derechos de reunión y de asociación. Y libertad de cultos, pero de forma privada.

• Las Cortes, por su parte, constan de dos cámaras el Senado y el Congreso los Diputados, iguales en facultades. Los miembros del Congreso los Diputados, al igual que los senadores, serían elegidos por cinco años, pudiendo ser reelegidos indefinidamente. Eran competencia de las Cortes discutir y aprobar las leyes.

• Se pudo pasar del sufragio censitario restringido al sufragio universal. La Ley Electoral de 1878 se inclina por el primero, mientras que la Ley Electoral de 1890 introducía un elemento democrático que permitía ejercer el voto a todos los españoles varones mayores de 25 años.

• En lo que la forma política se refiere el título sexto diseñaban una monarquía parlamentaria. En este título se recogían las prerrogativas de la corona, y la potestad legislativa compartida con las cortes, sancionar y promulgar las leyes. La designación de los ministros responsables y las declaraciones de guerra.

La Constitución de 1876 fue la de más larga duración de la historia del constitucionalismo español y la que proporcionó a la vida política española estabilidad. Existía un desfase entre la constitución de 1876 y la realidad de una España en su mayor parte campesina y analfabeta, lo que dio lugar a un funcionamiento anómalo del sistema.

5. El funcionamiento del sistema político de la restauración: 5.1 Los partidos políticos.

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La vida política española se fundamentaba sobre la base de dos partidos políticos (bipartidismo) aceptados por la legalidad constitucional. Estos son los llamados partidos dinásticos. Cánovas se consagraron a configurar su propio partido el conservador que se apoyaba en las clases altas, y el partido contrario, el partido liberal, sostenido por la burguesía industrial y por la clase media urbana. Al frente de este último se encontraba Sagasta político transigente y comprensivo al que se debe el arraigo de la restauración como sistema político. Cánovas y Sagasta se entendieron perfectamente entre sí. Ello les valió muchos seguidores: si Cánovas aglutinó a los moderados y a los unionistas de antaño, Sagasta integró a la antigua izquierda progresista. A la derecha y a la izquierda los partidos dinásticos se situaron entre otras formaciones como la Unión Católica. Fuera del sistema quedaban los partidos anti dinásticos o simplemente ilegales como por ejemplo los carlistas o tradicionalistas, los integristas, una buena parte de la oposición republicana, el anarquismo y el socialismo de Pablo iglesias. El sistema canovista contaba con una amplia base social integrada por la alta burguesía adinerada.

5.2 La alternancia pacífica de los partidos.

Para gobernar en el sistema canovista se necesitaban una doble confianza: la de las Cortes y la de la Corona. Los partidos conservador y liberal se cedieron el poder periódicamente el uno al otro. El procedimiento adoptado de la siguiente.

Convocadas las elecciones, el ministro de gobernación realizaba el “encasillado”, es decir, decidía los diputados que iban a ser elegidos por cada circunscripción electoral. A continuación el gobernador civil de cada provincia manipulaba las elecciones, previo acuerdo con los caciques comarcales y municipales, a los que compraba los votos recurriendo al favor popular, para lo que se repartían puros y vino, o utilizando la coacción. Si estas medidas no daban el resultado previsto, se recurría al pucherazo (aparecían más votos que electores) contando votos de “crucificados” o “lázaros”, o sea, votando en nombre de los vecinos muertos.

5.3 Oligarquía y caciquismo.

La oligarquía o el poder de la élite, estaba posibilitada por el caciquismo, que mantenía en el gobierno a los partidos dinásticos. Produciéndose, de este modo, una alternancia pacífica entre los partidos mencionados.

La oligarquía estaba formada por los dirigentes políticos de ambos partidos, a su servicio estaba el cacique, una persona de gran poder económico en la comarca o pueblo, este empleaba su poder para dominar políticamente a los habitantes de su zona de influencia.

El caciquismo se dio en toda España, fue en Andalucía donde tuvo mayor arraigo. A pesar de sus imperfecciones, la alternancia en el poder dio estabilidad a la vida política española pues el caciquismo y la farsa electoral llevaba en sí el germen de la crisis del sistema todo esto daba lugar a un poder arbitrario e inmoral: enchufismo, el padrinazgo y la subordinación. La corrupción se convirtió así en una práctica normal en todos los ámbitos y niveles de la sociedad.

6. La política española durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina. La pacificación social fue el principal objetivo de la política interior de la Restauración. Para conseguirlo, Cánovas procuró, desde el primer momento llegar a un consenso con los principales poderes de la nación: el ejército y la Iglesia.

Las empresas fundamentales del sistema canovista fueron la terminación de la Tercera Guerra Carlista y la Pacificación de Cuba. Con Alfonso XIII, el ejército logró vencer los núcleos carlistas obligando a Carlos VII, en 1876, a huir a Francia. La pacificación de Cuba se consiguió en 1878 (Martínez Campos) con el convenio de Zanjón.

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También, merece destacarse la labor legislativa: ley Municipal y Provincial (1882) y los Códigos de Comercio (1885) y Civil (1899).

7. Reinado de Alfonso XIII y la crisis desde la restauración 7.1 Crisis y quiebras de la monarquía constitucional

Tras la muerte de Alfonso XII en 1885 y una larga regencia (diecisiete años) por parte de María Cristina asesorada por Práxedes Mateo Sagasta, es en 1902 cuando Alfonso XIII fue declarado mayor de edad, elevándose al trono e iniciando su reinado. Por entonces, el sistema de la restauración presentaban claros síntomas de entrar en una profunda crisis ya que pesaba mucho el desprestigio que había provocado la práctica caciquil, la corrupción y el desastre del 98.

Todo esto provocó la frustración de la clase política española y el pesimismo de los intelectuales. Como consecuencia de todo ello, surgió el regeneracionismo de la mano de Joaquín Costa. Este movimiento de carácter científico e intelectual, denunciaba la decadencia de España y planteaba reformas para superarla. El regeneracionismo, como movimiento objetivo, se une a la generación del 98, como movimiento literario subjetivo que también denuncia la decadencia de España y que propone reformas para terminar con esta situación.

Desde inicios de su reinado, Alfonso XIII dio muestras suficientes de un claro interés regeneracionista.

7.2 Crisis de la restauración: problemas del reinado de Alfonso XIII

Desde 1898, año de la muerte de Antonio Cánovas, el sistema de la restauración inició un proceso de deterioro progresivo debido al fallecimiento de sus principales líderes y a la división interna y debilitamiento de los partidos políticos por la presencia de fuerzas como el republicanismo, el socialismo y el anarquismo.

Sin embargo la constitución de 1876 siguió vigente y también el turnismo aunque los líderes de los partidos políticos cambiaron: en el partido conservador con Maura y del partido liberal con Canalejas.

Además de lo mencionado, a partir de 1909, hay que sumar otros problemas que condujeron al sistema de restauración a la desaparición:

➢ La cuestión de la guerra de Marruecos: en el reparto colonial de África, España había puesto sus ojos en Marruecos, donde tenía claros intereses:

o Estratégicos, centrados en proteger las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. o Económicos, basados en los beneficios que podrían proporcionar la explotación de los

recursos mineros y el tendido del ferrocarril.

o Políticos, por el prestigio que suponía ser estimada como potencia colonial en el ámbito europeo e internacional.

España consiguió estar presente en Marruecos por la conferencia de Algeciras de 1906 y el tratado hispano-francés de 1912, quedando dividido en dos protectorados, uno al sur, adjudicado a Francia, de mayor extensión y riqueza, y otro al norte, concedido España, en las montañas del Rif más pequeño y pobre. No fue fácil, sin embargo, para España el dominio de su protectorado. Lo montañoso de su geografía junto con el carácter rebelde de los rifeños, lo impidieron. Pronto se rebelaron e iniciaron una guerra de guerrillas acaudillada por personajes carismáticos como Abd-el-Krim. Hasta 1925, se sucedieron una serie de campañas que sólo consiguieron éxitos parciales como la defensa de Melilla y toma de Larache y Alcazaquivir, aunque por otro lado, también encontramos importantes descalabros como el del Barranco del Lobo en 1909, y de Annual en 1921, que dejaron unos 8000 muertos.

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Debido a la dilatación y a la violencia del enfrentamiento hay que hablar de profundas consecuencias al respecto:

o La semana trágica del Barcelona de 1909: que supuso una insurrección popular en Barcelona cuyo detonante fue la movilización de reservistas catalanes (nuevas tropas) para ocupar puestos en la guerra de Marruecos, teniendo en cuenta que estos, en su mayoría, eran padres de familias obreras.

o El ejército se vio muy afectado, y se produjo en una división entre los africanistas, que ascendían rápidamente, y el resto de miembros del ejército que no.

➢ Crisis de 1917: Año en el que coincidieron varios problemas:

o Protesta militar, por la forma discriminatoria en el que se producían los ascensos de los militares que se encontraban interviniendo en conflictos bélicos en detrimento de los que no.

o La protesta política, dirigida por Francesc Cambó con la convocatoria de una asamblea de parlamentarios en Barcelona (sin consentimiento del gobierno) que reclamaban una nueva constitución que se adaptara a la realidad del país.

o Al mismo tiempo, el 13 de agosto se produce la primera huelga General, la cual es duramente reprimida, haciéndola fracasar, al igual que fracasó la asamblea de parlamentarios.

Se entendió, entonces, que la única salida era la formación de un gobierno de concentración nacional presidido por Maura e integrado por los principales partidos dinásticos. La falta de entendimiento hizo que a finales de 1918 el gobierno se deshiciera. A partir de esta fecha y hasta 1923, se entró en un periodo de gran inestabilidad política en el que se sucedieron hasta trece gobiernos sin que los problemas lograran tener solución.

8. Conclusión.

En este ambiente de deterioro político, dos acontecimientos, ocurridos en 1921, vinieron a agravar la situación: el asesinato del actual jefe de gobierno Eduardo Dato y el desastre de Annual. Ambos sucesos conmovieron la opinión pública de manera que al General Miguel Primo de Rivera, desde Barcelona, le bastó con un telegrama para dar un golpe de estado el 13 de setiembre de 1923 con lo que comienzan a un régimen autoritario y dictatorial.

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