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Marx y el dinero endógeno [1]

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Marx y el dinero endógeno

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L. Randall Wray (1990)

Marx analizó la controversia entre la Escuela de la Banca [la Banking School británica] y la Escuela del Dinero Circulante [la Currency School británica] con gran detalle. Rechazó las teorías de la Escuela del Dinero Circulante, como la noción de que un aumento de la oferta monetaria aumenta los precios. Sin embargo, aceptó algunos aspectos de la teoría de la Escuela de la Banca, a la que consideraba la teoría monetaria más avanzada de la época. También criticó a la Escuela de la Banca por la ausencia de una teoría del valor (y del plusvalor) en su planteamiento. Gran parte de su crítica no es directamente relevante para el enfoque del dinero endógeno, por lo que examinaré brevemente el sistema de Marx y su crítica a la Escuela de la Banca.

El sistema generalizado de Marx puede representarse como 𝑚 − 𝑚 − 𝑐 … 𝑝 … 𝑐′− 𝑚′− 𝑚′′.[2] En

el primer paso (𝑚 − 𝑚), el capitalista monetario aliena su dinero prestándolo al capitalista industrial. En el segundo paso (𝑚 − 𝑐), el capitalista industrial compra mercancías (por ejemplo, trabajo y materias primas), que se utilizan en el tercer paso (𝑐 … 𝑝 … 𝑐′) para producir mercancías (𝑐′) con diferentes valores de uso para su venta. En el cuarto paso (𝑐′− 𝑚′), el capitalista industrial vende las mercancías producidas, y cuando 𝑚′ > 𝑚, el capitalista industrial devuelve su préstamo al capitalista monetario. Para que se paguen los intereses, es necesario que 𝑚′′ > 𝑚. Por tanto, se

paga 𝑚′′ al capitalista monetario, de modo que si 𝑚′ > 𝑚′′, la diferencia es ganancia para el

capitalista industrial. (Así, 𝑚′ menos 𝑚′′ es recibido por el capitalista industrial como ganancia, mientras que 𝑚′′ menos 𝑚 es el interés que recibe el capitalista monetario).

El capitalista monetario sólo prestará dinero (𝑚) si cree que se le devolverá con intereses (𝑚′′ > 𝑚). Esto requiere que las mercancías producidas (𝑐′) se vendan a un precio lo suficientemente alto como para que el capitalista industrial pueda devolver el préstamo con intereses. Por supuesto, el capitalista industrial no emprenderá el proyecto a menos que crea que su ganancia neta (𝑚′ menos 𝑚′′) será lo suficientemente alta.

La producción se lleva a cabo para obtener ganancias mediante la producción de bienes y servicios para la venta. En última instancia, las ganancias deben realizarse en forma de dinero, en lugar de inventarios [stocks] de bienes no vendidos. Por lo tanto, la producción capitalista es necesariamente una producción monetaria: el capitalista debe producir bienes para el mercado con el fin de ganar dinero para retirar la deuda.

Foley (1989) sostiene que en el capitalismo, el dinero mide el valor de las mercancías en un equivalente general. También funciona como unidad de cuenta –– como la unidad en la que se miden las promesas de pago. La financiarización determina qué agentes podrán realizar los gastos previstos. Un agente que desea realizar un gasto deficitario emite su propio pasivo, lo que conlleva

[1] Traducido por: Gabriel C. Cabrera, estudiante de Bach. en Economía, UNA (gabriel.camacho.cabrera@est.una.ac.cr). [2] Nótese que Wray utiliza la notación de Marx en inglés, mantenemos su uso algebraico. Una traducción directa al

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una promesa de pago posterior en forma de pasivo de terceros que está más arriba en la "pirámide de la deuda". Es decir, el pasivo propio se emite al endeudarse, pero normalmente la deuda sólo puede retirarse mediante el uso del pasivo ajeno. Los particulares pueden cancelar sus deudas utilizando pasivos bancarios, mientras que los bancos cancelan sus deudas utilizando pasivos del gobierno. El deudor debe operar en el mercado para obtener estos pasivos de terceros, de modo que la deuda, cuyo valor se denomina en el equivalente general (dinero), pueda ser retirada. Por supuesto, la acumulación capitalista (que debe adoptar la forma de acumulación de los medios para seguir acumulando) requiere que las ganancias permanezcan después de que la deuda es retirada. Por último, el éxito de la acumulación se mide en términos del equivalente general, el dinero. Marx creía que la oferta de crédito normalmente se expande para satisfacer las necesidades de la actividad económica. Señaló que una gran parte de los créditos se crean con el propósito de transformar el capital en forma física (incluyendo los inventarios) en forma líquida hasta que el capital físico pueda ser liquidado (a través de la depreciación o la venta) y el crédito sea retirado.

El comerciante común descuenta para anticipar la forma dineraria de su capital, y de esa manera mantener la fluencia del proceso de reproducción; no para expandir el negocio ni para obtener capital adicional, sino para equilibrar el crédito que da con el crédito que recibe. (Marx 2017b, p. 493)

Marx sostiene que la mayor parte del crédito no se utiliza en las compras finales, sino que se utiliza en las etapas intermedias. Cita a Coquelin afirmativamente:

En todos los países, la mayor parte de las operaciones crediticias se lleva a cabo dentro del círculo de las propias relaciones industriales… El productor de la materia prima se la adelanta al fabricante que la elabora, obteniendo de este una promesa de pago a plazo fijo. El fabricante, luego de ejecutar su parte del trabajo, le adelanta a su vez su producto, y en condiciones similares a otro fabricante, quien debe proseguir su elaboración, y de esta manera el crédito se extiende cada vez más al consumidor. (…) Cada cual toma prestado con una mano y presta con la otra, a veces dinero, pero mucho más a menudo productos. Se lleva a cabo así, en las relaciones industriales, un intercambio incesante de adelantos que se combinan y entrecruzan en todas direcciones. Precisamente en la multiplicación y el crecimiento de estos adelantos recíprocos consiste el desarrollo del crédito, y allí es donde se asienta realmente su poderío. (Coquelin, en Du Credit et des banques

dans l'industrie, 1842, citado en Marx 2017b, pp. 463-64)

Así pues, la mayor parte del crédito adopta la forma de capital circulante, como ya se ha comentado en el capítulo 2. En ausencia de crédito, el capitalista industrial está limitado por la cantidad de acervos monetarios (ya sea los suyos propios o las de los capitalistas monetarios), Marx argumentó que el crédito es la creación de los capitalistas industriales para liberarlos de la necesidad de acumular acervos monetarios o de pedir prestado a quienes lo hacen. La creación de instituciones

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financieras permite la concentración de capital dinerario que puede ser utilizado como base de la extensión del crédito.3

La producción a gran escala y para mercados distantes arroja el producto global en manos del comercio; pero sería imposible que el capital de la nación se duplicara, de tal modo que el comercio fuese capaz, por sí solo, de volver a venderlo. Por consiguiente, el crédito es imprescindible aquí, un crédito que crezca en su volumen con el crecimiento del monto de valor de la producción, y en su duración con el alejamiento creciente de los mercados. En este caso se produce un efecto recíproco. El desarrollo del proceso de reproducción amplía el crédito, y el crédito contribuye a la expansión de las operaciones industriales y comerciales. Si consideramos este crédito en forma separada del crédito bancario, resulta claro que aumenta con el volumen del propio capital industrial. (Marx 2017b, p. 556)

La creación de crédito permite que una pequeña cantidad de capital dinerario sostenga una gran circulación, porque el capital dinerario sólo se necesita cuando hay que liquidar el crédito, y sólo por el importe de los créditos netos. Como dijo Marx:

Es indiscutiblemente cierto que las £1.000 que deposito hoy en A mañana volverán a desembolsarse y constituirán un depósito en B. Pasado mañana, nuevamente desembolsadas por B, podrán constituir un depósito en C, y así sucesivamente hasta el infinito. De esta manera, esas £1.000 en dinero pueden multiplicarse, mediante una serie de transferencias, para constituir una suma absolutamente indeterminable de depósitos. De ahí que sea posible que las nueves décimas partes de todos los depósitos en Inglaterra no tengan existencia alguna, salvo sus asientos en los libros de los banqueros, cada uno de los cuales responde por su parte. (Marx 2017b, pp. 469-70)

Los banqueros pueden así ampliar los préstamos hasta un múltiplo de sus reservas de capital dinerario. La magnitud de este múltiplo depende del grado de desarrollo y organización del sistema bancario. Además, la disposición de los bancos a conceder préstamos depende también de su confianza en el futuro. Marx "subrayó la prontitud de los bancos para modificar sus reservas monetarias –ya sea negándose a hacer nuevos anticipos o dando letras giradas sobre el propio banco, en lugar de dinero, en pago a su cliente– tan pronto como aumentara el grado de incertidumbre en cuanto a los acontecimientos futuros" (Panico 1982, p. 70). Así, la magnitud del "multiplicador de depósitos" era variable.

Una vez creado el crédito, este puede funcionar como el dinero como medio de intercambio: El dinero crediticio surge directamente de la función del dinero como medio de pago, ya que los propios certificados de deudas correspondientes a las mercancías vendidas circulan a fin de transferir a otros esos créditos. Por otra parte, al

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expandirse el sistema crediticio se extiende también la función del dinero como medio de pago. (Marx 2017a, pp. 194-95)

Con el desarrollo del modo de producción capitalista que solo produce con miras a la circulación, se amplía, generaliza y perfecciona esta base natural del sistema crediticio. En general, el dinero solo funciona aquí como medio de pago, es decir, que la mercancía se vende no a cambio de dinero, sino de la promesa escrita de pagar en una fecha determinada. Podemos agrupar en este punto, en homenaje a la brevedad, todas estas promesas de pago bajo la categoría general de letras de cambio. (…) En la medida en que, en última instancia, se anulan por compensación de créditos y deudas, funcionan absolutamente como dinero, por más que luego no se verifique una transformación definitiva en dinero. (…) Estos no se basan en la circulación dineraria (...) (Marx 2017b, p. 461)

En cuanto al papel de los bancos y los billetes de banco, Marx dijo

El préstamo (nos ocupamos aquí tan solo del crédito comercial propiamente dicho) ocurre por descuento de las letras de cambio –transformación de las mismas en dinero antes de su vencimiento– y por adelantos en diversas formas (...) Ahora bien el crédito otorgado por el banquero puede serlo en diversas formas, por ejemplo en letras de cambio contra otros bancos, cheques sorbe los mismos, aperturas de crédito de la misma especie, y por último, en el caso de bancos autorizados a emitir billetes bancarios, en los propios billetes de ese banco. El billete de banco no es otra cosa que una letra de cambio contra el banquero, pagadero en todo momento al portador, y con el que el banquero sustituye las letras de cambio privadas. Esta última forma del crédito le parece especialmente impresionante que este tipo de dinero crediticio surge a partir de la mera circulación comercial e ingresa en la circulación en general, en la cual funciona como dinero (…) (Marx 2017b, pp. 465-66)

Así, al igual que Tooke, Marx sostiene que los billetes de banco no son más que otra deuda privada, pero que parece ser diferente de otras deudas privadas por su grado de circulación. Marx no está de acuerdo con la posición de Tooke de que los billetes de banco no pueden representar una demanda adicional de bienes y servicios, por lo que rechaza la dicotomía estricta que Tooke postuló entre "el crédito de papel y el papel moneda". Marx sostiene que un préstamo bancario puede conducir a un aumento de la demanda, al igual que lo haría el dinero fiduciario en el esquema planteado por Tooke: "el banco puede abrirle a A un crédito en sus libros, según el cual este, su deudor, se convierte en depositante imaginario en el banco" (Marx 2017b, p. 529). Así, el prestatario recibe un depósito "imaginario", que puede gastar como si fuera dinero. El error de Tooke radica en la suposición implícita de que todo el crédito adelantado por los bancos se basa en el "capital" existente – es decir, simplemente para facilitar la circulación.4 Sin embargo, Tooke

4 Como argumenta Moore, la Escuela de la Banca adoptó esencialmente la Doctrina de las Cuentas Reales. (Véase

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tenía razón al subrayar que los créditos bancarios sólo pueden aumentar en respuesta a una demanda de crédito bancario. A diferencia de Tooke, Marx subraya que la cantidad de billetes emitidos no necesita basarse estrictamente en el "capital" existente, por lo que puede representar una demanda adicional. Tooke enfatizó sólo el papel que juega el crédito en la circulación de bienes que ya han sido producidos, mientras que Marx enfatizó el papel que juega el crédito en permitir que la producción aumente.

Según Marx, la cantidad de dinero es una función del nivel de precios, la velocidad y la cantidad de transacciones. Todos estos determinantes de la cantidad de dinero son variables. Sostiene que la teoría de que un aumento de la cantidad de dinero provoca necesariamente un aumento de los precios es errónea. La cantidad de dinero tiende a aumentar o a disminuir en función de las necesidades de circulación. Dice: "Como habíamos visto, las constantes oscilaciones de la circulación mercantil en lo que se refiere a volumen, precios y velocidad determinan que la masa del dinero en curso refluya y afluya incesantemente" (Marx 2017a, pp. 188-89). Argumenta:

El grado de velocidad de circulación, vale decir, el número de repeticiones de la misma función como medio de compra y de pago mediante las mismas piezas dinerarias en un lapso dado, el volumen de las compras y ventas simultáneas o de los pagos, respectivamente, la suma de los precios de las mercancías circulantes, y finalmente los balances de pagos que deben saldarse en ese mismo lapso, determinan en ambos casos la masa del dinero circulante, de la currency. Que el dinero que así funciona represente para pagadores y receptores capital o rédito es algo irrelevante, que en nada modifica las cosas. Su masa resulta simplemente determinada por su función en cuanto medio de compra y de pago. (Marx 2017b, pp. 516-17)

Así, la cantidad de dinero no es una causa, sino un efecto, del gasto. Intentar controlar los precios reduciendo la cantidad de dinero no será efectivo, porque la cantidad de dinero sólo afecta indirectamente a los precios a través del costo de producción. Dice que "de hecho, la reducción de la cantidad de oro solo acrecienta el tipo de interés mientras que su aumento lo reduce; y si estas fluctuaciones del tipo de interés no se tomasen en cuenta al establecer los precios de costo o al determinar la oferta y la demanda, las mismas no afectarían en absoluto los precios de las mercancías" (Marx 2017b, p. 637). Al igual que Keynes, Marx sostiene que los cambios en la cantidad de dinero (incluso definidos de forma estricta) sólo afectan indirectamente a los precios a través de los cambios en las tasas de interés.

Marx argumentaba que la demanda de crédito podía ser la más alta durante las crisis. En una fase de prosperidad, los capitalistas pueden vender sus mercancías sobre la base de letras de cambio. Durante la expansión, las empresas están dispuestas a aceptar estos billetes, ya que su liquidez es muy alta. Sin embargo, durante la recesión, las empresas intentan descontar las letras, por lo que la demanda de capital dinerario (dinero estrecho) aumenta. Según Marx, "En tiempos de crisis, la demanda de capital de préstamo y por ende la tasa de interés, alcanza su máximo" (Marx 2017b,

préstamos se retirarían tan pronto como los bienes se vendieran a los compradores finales. Este punto de vista llevó a la Escuela de la Banca a argumentar que el crédito creado privadamente no podía ser inflacionario.

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p. 592). "En tiempos de crisis se toman adelantos para pagar, no para comprar; para finiquitar operaciones pasadas, no para iniciar otras nuevas" (Marx 2017b, p. 530). Además, en la crisis, "la circulación de billetes como medios de compra disminuye" aunque "puede aumentar su circulación como medios de pago" y "la suma global de la circulación (...) puede no obstante permanecer o incluso disminuir" (Marx 2017b, p. 531). En otras palabras, en una crisis, la cantidad agregada de deudas disminuye porque las deudas se retiran y porque se contraen menos deudas nuevas. Sostiene que aunque la demanda de crédito será alta en una crisis, esa demanda no será necesariamente satisfecha. Por el contrario, la alta demanda de crédito en una expansión será satisfecha. Por lo tanto, la alta demanda de crédito no puede tomarse como una indicación de altas expectativas: "De ninguna manera es la fuerte demanda de préstamos la que distingue el periodo de estancamiento del de prosperidad (...) sino la facilidad con que se satisface esta demanda en tiempos de prosperidad y la dificultad con la que se la satisface una vez producido el estancamiento" (Marx 2017b, p. 521).

La posición de Marx comparte varias características con la posición del dinero endógeno esbozada en los capítulos anteriores. Durante una expansión, la base de la mayor parte del gasto es la expansión del crédito. El desarrollo de las instituciones financieras reduce las reservas de efectivo que deben mantenerse frente a los compromisos de deuda. Los instrumentos de deuda son normalmente lo suficientemente líquidos como para permitir que proceda la circulación. En una expansión, el "dinero" crediticio se expande para satisfacer las necesidades de la circulación. La oferta monetaria no está determinada de forma exógena y no limita la producción y la circulación, ya que los distintos mecanismos de crédito permiten la creación de "cuasidinero". No existe una proporción [ratio] fija entre el "cuasidinero" y las reservas (dinero en efectivo o dinero de alta potencia en la jerga moderna). En una expansión, se necesitan pequeñas reservas para mantener la liquidez de los instrumentos de crédito, como las letras de cambio, mientras que en una crisis pueden ser necesarias grandes reservas para hacer frente a los intentos de liquidación. Como una expansión se basa en un aumento de la cantidad de crédito en relación con el efectivo, es imposible cambiar todo el crédito por efectivo durante una recesión. Por lo tanto, "es precisamente el monstruoso desarrollo del sistema crediticio durante la época de prosperidad, vale decir también el enorme incremento en la demanda de capital en préstamo y la facilidad con que la oferta se pone a su disposición en tales periodos, lo que produce la escasez de crédito durante el periodo de estancamiento" (Marx 2017b, p. 521). La oferta de dinero (e incluso los tipos de instrumentos de crédito que funcionan como dinero) varía endógenamente con el ciclo económico.

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Referencias bibliográficas:

Foley, D. (1989). ‘Money in Economic Activity’, en Eatwell, John, Murray Milgate, and Peter Newman (eds.). The New Palgrave: Money, New York and Londom, W.W. Norton, p. 248. Lianos, Theodore P. (s.f.). ‘Marx on the Determination of the Rate of Interest’, Unpublished Manuscript.

Marx, Karl. (2017a). El Capital (Libro Primero). Siglo XXI Editores, S.A., España. Marx, Karl. (2017b). El Capital (Libro Tercero). Siglo XXI Editores, S.A., España.

Moore, Basil J. (1988). Horizontalists and Verticalists: The Macroeconomics of Credit Money. Cambridge University Press, Cambridge.

Ong, Nai-Pew. (1983). ‘The Logic of Marx’s Theory of Money’, Social Concept, vol. 1, no. 1, May, p. 30.

Panico, C. (1980). ‘Marx’s Analysis of the Relationship Between the Rate of Interest and the Rate of Profits’, Cambridge Journal of Economics, vol. 4, no. 4, p. 363.

Panico, C. (1982). ‘Interest and Profit (a Study in Marx’s Writings)’, Unpublished Manuscript, March.

Panico, C. (1988). Interest and Profit in the Theories of Value and Distribution, St. Martin’s Press, New York.

Wray, L. Randall. (1990). Money and credit in capitalist economies: the endogenous money

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