Quinceaños
Boletín Dominical — 30 de Mayo
Nuestra Comunidad se alegra de que hayan venido para hacer sus devociones con nosotros
el día de hoy! Esperamos que se sientan en su casa mientras adoremos juntos hoy. Si
está buscando una comunidad de fe, queremos que sepa que aquí encontrará un lugar
especial. ¡Que Dios les colme de bendiciones!
Canto de Adoración
En Ti
Marcos Barrientos En ti confía mi corazón,En ti reposa mi alma, Mi ser descansa en ti,
Puedo ser feliz. En ti confía mi corazón,
En ti reposa mi alma, Mi ser descansa en ti,
Puedo ser feliz.
Porque sé que estás obrando Tu perfecta voluntad. En mi vida estás obrando
Tu perfecta voluntad.
Cántico de Entrada
Ave María
Ave Maria Gratia plena Maria, gratia plena Maria, gratia plena Ave, ave dominus tecum Benedicta tu in mulieribusEt benedictus
Benedictus fructus ventris tui Tui, Jesus
Ave Maria Ave Maria Gratia plena Maria, gratia plena Maria, gratia plena Ave, ave dominus Dominus tecum Benedicta tu in mulieribus
Et benedictus
Benedictus fructus ventris tui Tui, Jesus Ave Maria Ave Maria
Ocasión y Bienvenida
Hoy Celebramos el Misterio de la Trinidad de Dios y también para dar gracias a Dios por el don de la vida manifestado en los quince años de
Yulexis
Familiares y amigos, nos disponemos a celebrar con gozo y alegría esta Eucaristía suplicando a Dios continua protección y amparo para el resto de su vida.
Acto penitencial
“Señor, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que repruebas. No me arrojes lejos de tu rostro ni me quites tu santo espíritu. ¡Lávame hasta que-dar limpio y mi alma más blanca que la nieve”. (Salmo 51)
Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.
Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti de pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el cora-zón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus cami-nos, para gloria de tu nombre. Amén.
La Absolución
El celebrante:
Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todo sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna. Amén.
Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Q u in c ea ñ o s
El celebrante saluda
El Señor sea con ustedes. Pueblo Y con tu espíritu.
Celebrante Oremos
Dios todopoderoso y eterno, humildemente te rogamos que, así como tu Hijo unigénito fue pre-sentado en el templo, así
Yulexis
ha venido agradecida a celebrar la vida que tú generosamente le has donado. Confírmala en su fe, fortalécela en su voluntad, para que su vida sea un ejemplo de vida cristiana. Te lo pedimos por Jesucristo que vive y reina contigo y el Espíri-tu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración Colecta
Dios omnipotente y eterno, que por la confesión de una fe verdadera nos diste a tus siervos la gracia de reconocer la gloria de la Trinidad eter-na, y de adorar la Unidad en el poder de tu divina Majestad: Consérvanos firmes en esta fe y ado-ración, y llévanos al fin a contemplarte en tu sola y eterna gloria; tú que vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Las Lecciones
Primera Lectura
Isaías 6:1–8Lectura del Libro de Isaías
El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sen-tado en un trono muy alto; el borde de su manto llenaba el templo. Unos seres como de fuego es-taban por encima de él. Cada uno tenía seis alas. Con dos alas se cubrían la cara, con otras dos se cubrían la parte inferior del cuerpo y con las otras dos volaban. Y se decían el uno al otro:
«Santo, santo, santo es el Señor todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.»
Al resonar esta voz, las puertas del templo tem-blaron, y el templo mismo se llenó de humo. Y pensé: «¡Ay de mí, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todopoderoso; yo, que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros.»
En ese momento uno de aquellos seres como de fuego voló hacia mí. Con unas tenazas sostenía
una brasa que había tomado de encima del altar, y tocándome con ella la boca, me dijo:
«Mira, esta brasa ha tocado tus labios. Tu mal-dad te ha sido quitada, tus culpas te han sido perdonadas.»
Entonces oí la voz del Señor, que decía:
«¿A quién voy a enviar? ¿Quién será nuestro mensajero?»
Yo respondí: «Aquí estoy yo, envíame a mí.» Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
Salmo 29
Afferte Domino
1 Den al Señor, oh seres celestiales, den al Se-ñor la gloria y la fortaleza.
2 Den al Señor la gloria debida a su Nombre; adoren al Señor en la hermosura de su santi-dad.
3 La voz del Señor sobre las aguas; truena el Dios de gloria; el Señor sobre las grandes aguas. 4 La voz del Señor es voz potente; la voz del Señor es voz gloriosa.
5 La voz del Señor quebranta los cedros; el Se-ñor quebranta los cedros del Líbano.
6 Hace saltar al Líbano como becerro, al Her-món como hijuelo de búfalo.
7 La voz del Señor divide las llamas de fuego; la voz del Señor hace temblar el desierto; hace tem-blar el Señor el desierto de Cades.
8 La voz del Señor tuerce las encinas, y des-nuda los bosques.
9 Mientras, en el templo del Señor todo proclama su gloria.
10 El Señor se sienta por encima del diluvio; el Señor se sienta como Rey por siempre ja-más.
11 El Señor dará fortaleza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén
Q u in c ea ñ o s
Epístola
Romanos 8:12–17
Lectura de la Carta de San Pablo a los Roma-nos
Así pues, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir según las inclinaciones de la naturaleza débil. Porque si viven ustedes con-forme a tales inclinaciones, morirán; pero si por medio del Espíritu hacen ustedes morir esas incli-naciones, vivirán.
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han re-cibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!» Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testi-monio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria. Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
Por favor todos de pie para escuchar el Santo Evangelio.
Aclamación al Evangelio
Escucharte Hablar
Marcos Witt
Quiero escuchar tu dulce voz Rompiendo el silencio en mí ser
Sé que me haría estremecer
Me haría llorar o reír y caería rendido ante ti. Y no podría estar ante ti escuchándote hablar Sin llorar como un niño y pasaría el tiempo así
Sin querer nada más Nada más que escucharte hablar.
El Santo Evangelio
San Juan 3:1–17
Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Había un fariseo llamado Nicodemo, que era un hombre importante entre los judíos. Éste fue de noche a visitar a Jesús, y le dijo: —Maestro, sa-bemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie podría hacer los milagros que tú
haces, si Dios no estuviera con él.
Jesús le dijo: —Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le preguntó: —¿Y cómo puede uno nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá entrar otra vez dentro de su madre, para volver a na-cer?
Jesús le contestó: —Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de padres huma-nos, es humano; lo que nace del Espíritu, es es-píritu. No te extrañes de que te diga: “Todos tie-nen que nacer de nuevo.” El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu.
Nicodemo volvió a preguntarle: —¿Cómo puede ser esto?
Jesús le contestó: —¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos, y somos testigos de lo que hemos visto; pero ustedes no creen lo que les decimos. Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me van a creer si les hablo de las cosas del cielo? »Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cie-lo; es decir, el Hijo del hombre. Y así como Moi-sés levantó la serpiente en el desierto, así tam-bién el Hijo del hombre tiene que ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eter-na.
»Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El Evangelio del Señor
Te alabamos, Cristo Señor
Homilía
Q u in c ea ñ o s
Promesas bautismales y acto
de ofrecimiento.
Yulexis
de niña, tus padres y padrinos, te trajeron al tem-plo para incorporarte, por el santo Bautismo, en la Iglesia, el Pueblo de Dios. Entonces, ellos pro-clamaron la fe por ti y aceptaron la responsabili-dad de educarte en la fe cristiana. Ha llegado el momento en que tú debes aceptar tan gran res-ponsabilidad y profesar ante todos la fe que lle-vas en tu corazón.
Celebrante ¿Crees en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo?
Joven Sí, creo.
Celebrante ¿Prometes cumplir con tus obligaciones cristianas, y dar ejemplo de vida, a imitación de Jesucristo?
Joven Así lo haré, con el auxilio de
Dios.
Celebrante ¿Perseverarás en resistir al mal, y
si caes en el pecado, te arrepentirás y volverás al Señor?
Joven Así lo haré, con el auxilio de
Dios.
Celebrante ¿Lucharás por la justicia y la paz entre todos los pueblos, y respetarás la dignidad de todo ser humano?
Joven Así lo haré, con el auxilio de
Dios.
La joven lee este ofrecimiento:
Gracias, oh Señor, por haberme permitido cum-plir quince años, acepta mi juventud que te ofrez-co de todo ofrez-corazón, y prometo servirte todos los días de mi vida. Ayúdame a cumplir tu voluntad aquí en la tierra y que un día, en compañía de mis seres queridos, pueda gozar de las alegrías eternas que nos tienes preparadas. Amén.
Oración de los Fieles
Roguemos al Señor diciendo:Señor, escucha nuestra oración.
Te suplicamos por la santa Iglesia Católica, para que todos seamos uno.
Señor, escucha nuestra oración.
Te pedimos por cuantos gobiernan y ejercen autoridad en todas las naciones del mundo.
Señor, escucha nuestra oración.
Por todos los padres, para que les animes e ilumines en la educación de sus hijos.
Señor, escucha nuestra oración.
Por
Yulexis
y todos los jóvenes aquí presentes, para que si-gan el camino de rectitud y honestidad que
con-duce a la vida eterna. Señor, escucha nuestra oración. Celebrante:
Oh Dios, escucha las súplicas de tu pueblo; y lo que fielmente te hemos pedido concédenoslo pa-ra la gloria de tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Entrega y bendición de
rega-los
Tocando el agua, el Celebrante dice:
Ahora, santifica esta agua, te suplicamos, por el poder de tu Espíritu Santo, para que cuantos aquí son lavados del pecado, y nacidos de nue-vo, permanezcan para siempre en la vida resuci-tada de Jesucristo nuestro Salvador.
Entrega de las Zapatillas:
Mira que te mando que te esfuerces y seas va-liente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josue 1,9)
Entrega de la Cadena:
Deja que el Espíritu Santo adorne tu vida con amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bon-dad, fidelibon-dad, humildad y dominio propio. (Gálatas 5,22-23)
Entrega de la Corona:
Recuerda siempre El que te corona de favores y misericordias. (Salmo 103,4b)
El Celebrante: Entrega de la Biblia:
Recuerda siempre, la palabra de Dios es una lámpara que alumbra tu camino. (Salmo 119,105)
Q u in c ea ñ o s Entrega de la Vela:
Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un ca-jón; antes bien, se la pone en alto para que alum-bre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo. (Mateo 5,14-16)
El celebrante continua:
Oh Dios, Padre nuestro, tu ves cómo tus hijos van creciendo en un mundo inestable y confuso: Enséñales que tus caminos dan mas vida que los caminos del mundo, y que seguirte a ti es mejor que perseguir metas egoístas. Ayúdales a acep-tar el fracaso, no como medida de lo que valen, sino mas bien como oportunidad para un nuevo comienzo. Dales fortaleza para sostenerse firmes en tu fe y mantener viva su alegría en tu crea-ción; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
La Paz
Celebrante: La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Todos: Y con tu espíritu.
Canto para la Paz
Quiero ser, Señor, instrumento de tu paz Quiero ser, oh Señor, instrumento de tu paz 1. Que donde haya odio, Señor
Ponga yo el amor
Donde haya ofensa, ponga perdón 2. Que donde haya discordia, Señor
Ponga yo unión
Donde haya error, ponga verdad
La Gran Plegaria Eucarística
Celebrante: El Señor sea con ustedesTodos: Y con tu espíritu.
Celebrante: Elevemos los corazones. Todos: Los elevamos al Señor.
Celebrante: Demos gracias a Dios nuestro Señor
Todos: Es justo darle gracias y alabanza.
El celebrante continua:
En verdad es digno, justo y saludable, darte gra-cias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.
Aquí, todos los domingos y en las ocasiones que
se indique, se canta o dice el Prefacio Propio
Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:
Sanctus
Santo, Santo, Santo, mi corazón te adora Mi corazón sabe decir, santo eres tú
Bendito es el que viene, en nombre del Señor Mi corazón sabe decir, santo eres tú.
El celebrante continua:
Padre Santo y bondadoso: En tu amor infinito nos hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y que-damos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único y eterno, para compartir nuestra naturaleza hu-mana, para vivir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de todos.
Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto por todo el mundo.
En la noche en que fue entregado al sufrimiento y a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípu-los, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memo-rial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gra-cias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre de-rramada por ustedes y por muchos para el per-dón de los pecados. Siempre que lo beban, há-ganlo como memorial mío".
Por tanto, proclamamos el misterio de fe:
Aclamación Memorial
Celebrante y Pueblo:
Anunciamos su muerte, proclamamos su Resurrección Ven Señor, Ven Señor Jesús.
El celebrante continua:
Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de gracias, celebramos el memorial de nuestra re-dención.
Recordando su muerte, resurrección y ascensión, te ofrecemos estos dones.
Santifícalos con tu Espíritu Santo, y así serán pa-ra tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la
santa comida y la santa bebida de la vida nueva en él que no tiene fin. Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno.
Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo. Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíri-tu Santo, Espíri-tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó.
El Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, Santificado sea tu Nombre,Venga tu reino, Hágase tu voluntad,
En la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos A los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal
Porque Tuyo es el Reino, Tuyo es el Poder Y Tuya es la Gloria, ahora y por siempre. Amén!
La Fracción del Pan
Celebrante: Aleluya, Cristo nuestra Pascua se ha sacrificado por nosotros. Pueblo: Celebremos la fiesta. Aleluya
La Comunión del Pueblo
Pan de Vida
Jesús Adrián RomeroCuando flaquea mi fe y siento desfallecer Cuando no puedo seguir y faltan fuerzas en mí Puedo a la mesa venir y puedo el pan compartir Es Jesús el pan de vida, el maná de mi desierto
Mi energía mi sustento
Es Jesús el pan de vida, mi necesidad primera Y sin ti yo nada fuera porque Jesús
Es Pan de vida eterna
La oración post comunión
Omnipotente y sempiterno Dios, te damos gra-cias porque nos has nutrido con el alimento espi-ritual del preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; y porque nosQ u in c ea ñ o s
aseguras, en estos santos misterios, que somos miembros vivos del Cuerpo de tu Hijo y herede-ros de tu reino eterno. Y ahora, Padre, envíanos al mundo para cumplir la misión que tu nos has encomendado, para amarte y servirte como fieles testigos de Cristo nuestro Señor. A él, a ti y al Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, ahora y por siempre. Amén.
La Bendición
Que Dios, la Santísima Trinidad les haga fuertes en la fe y el amor, les defienda en todo lugar, y les guíe en la verdad y la paz; y la bendición de Dios omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sea con ustedes y more con ustedes eter-namente. Amén.
Celebrante: Salgamos con gozo al mundo, en el poder del Espíritu.
Todos: Demos gracias a Dios. ¡Aleluya,
aleluya !
Himno de Salida
Los Muros Caerán
Miel San MarcosCuando yo le canto, la tierra se estremece Los muros caerán
Cuando le adoro, se rompen las cadenas Los muros caerán
//Los muros caerán//
Al sonar mi cántico caerán... //Los muros caerán//
Con Gritos de júbilo caerán...
Cuando yo danzo, aumenta DIOS mis fuerzas Los muros caerán
Cuando yo grito mis enemigos huyen Los muros caerán