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EL RENACIMIENTO (EL SIGLO XVI) El Renacimiento

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EL RENACIMIENTO (EL SIGLO XVI)

El Renacimiento es un término que desde el siglo XIX define todo el período cultural posterior a la Edad Media. Alude al renacer de los estudios clásicos y a la veneración por los autores grecolatinos.

Nació en las ciudades del norte de Italia (Florencia, Venecia...) a mediados del XIV y desde allí se extendió por el resto de Europa, donde se desarrolló durante el siglo XVI.

El Renacimiento fue la época de formación de los grandes estados nacionales. La aplicación de la pólvora permitió a los reyes crear modernos ejércitos y afianzar su poder frente a la nobleza. La monarquía absoluta se fue imponiendo como forma de gobierno.

En España, El Renacimiento se inicia con la unificación de España por los Reyes Católicos y abarca los reinados de Carlos I y Felipe II. Se pueden distinguir, por consiguiente, dos etapas:

PRIMER RENACIMIENTO: El reinado de Carlos I estuvo dominado por la idea del monarca de crear un imperio universal bajo su mando. Este objetivo llevó a los ejércitos españoles a sostener diversas guerras en Europa, al tiempo que se emprendió la conquista de México y del Perú. Y aunque el poderío hispano impuso su hegemonía en el mundo, las continuas campañas provocaron un desgaste financiero y humano que impidió el normal desarrollo económico de la Península y sentó las bases de la decadencia española.

Es la época del reformismo erasmista (Erasmo de Rotterdam) basado en:

# Retorno al cristianismo primitivo

# Exhortación a la lectura de la Biblia por todos los cristianos y en lengua vulgar

# Superioridad de la religiosidad interior sobre el culto externo y las ceremonias

# Gusto en el área de las letras por las obras basadas en diálogos y el estilo moralizante.

SEGUNDO RENACIMIENTO: Con Felipe II la crisis financiera se agudizó, y el rey tuvo que declarar por tres veces la bancarrota. El personalismo de Felipe II y la creación de un gran aparato burocrático hicieron más lenta la solución de los problemas urgentes que afectaban a España.

Es la época de la Contrarreforma contra los protestantes, judíos... y otras corrientes disidentes contra el pensamiento único católico.

La organización social

La sociedad renacentista mantuvo la división medieval en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. La separación entre los estamentos no fue, sin embargo, tan rígida y se introdujeron además distinciones de carácter económico. Así, dentro del estamento de la nobleza se distinguía entre grandes, títulos, caballeros e hidalgos, según la cuantía de sus rentas. La literatura nos ofrece numerosos casos de hidalgos empobrecidos que, aun así, conservaban los privilegios propios de su estamento: don Quijote es uno de ellos.

La expulsión de los judíos en el año 1492 y las guerras de religión crearon una segunda diferenciación social. Frente a los conversos o cristianos nuevos (judíos convertidos al cristianismo) se afirmó el sentimiento del cristiano viejo, entendiendo por cristiano viejo a todo cristiano que carecía de antecedentes judíos o musulmanes. Este sentimiento tuvo tal importancia que muchos gremios exigían a sus afiliados demostrar su limpieza de sangre, es decir, su condición de cristiano viejo. Autores como Fernando de Rojas, Fray Luis de León o Mateo Alemán tuvieron antecedentes judíos, lo cual pudo haber influido tanto en su concepción del mundo como en su producción literaria.

Características.

La cultura del Renacimiento se sustenta en dos principios: imitación de los modelos de la Antigüedad clásica grecolatina y la aplicación de las ideas del humanismo.

a) La antigüedad clásica: En el Renacimiento el referente es el modelo de hombre de la antigüedad clásica. De ahí el estudio de los grandes autores clásicos (Homero, Platón, Virgilio, Horacio, Ovidio, Cicerón, Séneca....). El latín es el idioma universal de la cultura de la época, aunque también surge el interés por las lenguas nacionales (“Gramática castellana” de Elio Antonio de Nebrija, “Diálogo de la lengua” de Juan de Valdés).

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b) El Humanismo: Es un movimiento cultural que, lejos de la visión teocéntrica medieval, tiene al hombre por centro del universo (antropocentrismo). Se propone recuperar la dignidad del hombre y los valores humanos: se afirma que “el hombre es la medida de todas las cosas” y se profesa la confianza en el poder de la razón para explicar el universo y conocer la verdad. Se concede gran importancia a los estudios humanísticos (“studia humanitatis”: gramática, retórica, poética, historia y filosofía).

Todo ello contribuye a:

 que se realce la dignidad del hombre, centro del mundo y dueño de sus destinos (“el hombre es la medida de todas las cosas”);

 confianza en el poder de la razón (racionalismo) para explicar el universo y conocer la verdad;

 la idea de progreso tanto material como moral (el saber puede hacer mejor al hombre);

 una actitud de intenso vitalismo (“es hermosos vivir”; se canta al amor y a los placeres);

 y una nueva valoración de la naturaleza.

La importancia que se concede a la cultura y al saber (y el ansia de perpetuar el nombre y la fama) explica el florecimiento de la figura del mecenas, protector de artistas y escritores.

La cultura renacentista siguió marcada por la huella que imprimieron los humanistas, de modo que continuaron los estudios clásicos, en especial durante la primera mitad del siglo XVI. La generalización de la imprenta, inventada por Gutemberg a mediados del siglo XV, procuró una difusión del libro que era inconcebible en épocas anteriores. Para comprender el sentido universalista de la cultura del Renacimiento basta un ejemplo: el Lazarillo de Tormes se publicó a la vez en Burgos, Alcalá de Henares y Amberes (Bélgica).

Fuentes de la literatura renacentista

La literatura castellana del siglo XVI registra diversas influencias externas, que son un reflejo más del universalismo renacentista. Entre ellas cabe destacar las siguientes:

 La influencia italiana, patente sobre todo en la adopción de los esquemas métricos italianos (endecasílabos, sonetos…) y en la introducción de algunos subgéneros novelescos como la novela pastoril.

 La influencia clásica, que se manifiesta tanto en los temas como en la búsqueda de un estilo armónico y equilibrado. Aristóteles, Platón, Virgilio y Horacio serán los grandes modelos clásicos en literatura.

 La influencia de Erasmo de Rotterdam, especialmente en la literatura moralizante y en las colecciones de refranes, dichos y sentencias.

Junto a estas influencias externas hay un desarrollo de la literatura de tradición castellana, como es el caso de los libros de caballerías, que siguen el modelo del Amadís, y surgen a la vez algunos productos genuinamente hispanos, como la novela picaresca.

Temas de literatura renacentista

La producción literaria del siglo XVI es vastísima, y, por tanto, son multitud los temas que se tratan.

Entre ellos, los más frecuentes son:

1. El amor. El Renacimiento descubre la belleza del cuerpo humano y exalta las sensaciones placenteras, en especial las que se producen a través de la vista y el oído. Junto a la exaltación pagana del amor corporal se exaltan también con bastante intensidad el amor idealizado o amor platónico, que buscaba la unión de las "almas" de los enamorados, y el amor divino. Todo ello se verá con bastante intensidad en la poesía lírica: GARCILASO DE LA VEGA, FERNANDO DE HERRERA, FRAY LUIS DE LEÓN y SAN JUAN DE LA CRUZ

2. La naturaleza. La acción poética o novelesca suele situarse en un paisaje muy idealizado, formado por ríos de aguas siempre cristalinas, grandes arboledas, extensas praderas siempre verdes. Es la soledad y el silencio de ese paisaje idílico y lleno de armonías un marco apropiado para el lamento amoroso o el desarrollo de acciones inspiradas en la mitología.

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3. La mitología. El Renacimiento pone de nuevo en circulación los mitos griegos, en especial los que están al servicio de la pasión amorosa. Los bosques, los ríos, las fuentes se pueblan de ninfas y de sátiros, a la vez que diversos personajes míticos reviven en la pluma de los autores renacentistas.

4. El sentimiento religioso. La paganización propia del primer Renacimiento se torna religiosidad en época de Felipe II. Los temas siguen siendo los mismos –el amor, la naturaleza–, pero ahí los escritores ascéticos y místicos los divinizan y los aplican a una situación del sentimiento religioso.

5. La historia. Los acontecimientos del momento se convierten en fuente de inspiración para muchos autores. La justificación de la política imperial de Carlos V o el relato de los sucesos más marcados del descubrimiento y de la conquista de América dan lugar a varias obras literarias.

6. El mundo caballeresco. La Edad Media pervive también mediante un proceso de idealización en numerosos relatos, especialmente en las novelas de caballerías y en la novela morisca.

La lengua literaria del Renacimiento

El siglo XVI es la época de consolidación del español clásico. Los grandes reajustes que se producen en el paso del siglo XV al siglo XVI se consolidan a lo largo de la centuria, de modo que la lengua queda fijada en el estado en que la conocieron nuestros grandes autores clásicos. De esta época proceden los actuales sonidos [z] y [j].

Subsisten, no obstante, algunas vacilaciones que afectan sobre todo al timbre de las vocales átonas.

Así, se dudaba entre aleviar y aliviar, entre cobrir y cubrir, y Teresa de Jesús escribe sepoltura, siguro o cerimonia. Lo mismo ocurría en el caso de los grupos consonánticos: hubo autores que los simplificaban y escribían sinifiquen, acetar, tradutor o coluna; otros, en cambio, mantenían las dos consonantes y preferían signifiquen, aceptar, traductor o columna.

Un fenómeno muy característico del español del siglo XVI fue la introducción de numerosos italianismos, en especial en el terreno de la literatura. Éste es el origen de palabras como novela, soneto, cuarteto, estancia y madrigal, entre otras.

Naturalidad y selección resumen el ideal estético del Renacimiento. La naturalidad y el afán de hacerse entender fomentan el gusto por la expresión llana y sencilla, presente, por ejemplo, en el Lazarillo de Tormes o en las obras de Teresa de Jesús

.

La armonía que el Renacimiento busca en la naturaleza, en el hombre y en el arte se refleja también en Literatura.

LA POESÍA LÍRICA EN EL SIGLO XVI

1.- Rasgos generales

La poesía española del siglo XVI recoge todos los rasgos señalados para la cultura renacentista:

 Interés por la Antigüedad Clásica (Grecia y Roma): la mitología grecorromana

Humanismo que supone una revalorización de todo lo referente a la vida humana

La naturaleza como fuente y origen de la vida, exaltación de la naturaleza como símbolo máximo de la belleza, el amor y la armonía.

Todo esto se refleja en las siguientes novedades:

a) Nuevos TEMAS

 Influencia de Petrarca (sobre todo de su “Cancionero”: conjunto de poemas de amor inspirados por su amada Laura) tanto en la temática (el amor ) como en la métrica. La poesía del “Cancionero” es confesión del propio sentimiento amoroso del poeta: un amor imposible, un dolor que ennoblece, y cuyo logro va unido a la plenitud vital y su fragilidad a la inconsistencia de la vida. Es lo que se convertirá en una corriente poética denominada petrarquismo.

El neoplatonismo (basado en el pensamiento del filósofo griego Platón) supone una revalorización del espíritu, del alma; en la poesía se traduce en:

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1.- el tema del amor como unión espiritual de los enamorados (superando el contacto carnal, incluso)

2.- descripción de la belleza física de la dama (pelo, ojos, manos...) como símbolo de su belleza espiritual

3.- la naturaleza también tiene su "espíritu", su "alma bella" dotada de armonía y perfección. Pero, al mismo tiempo, la naturaleza tiene emociones: llorará cuando el poeta llore, estará como enamorada cuando el poeta sufra de amores.

 Junto a la presencia de la mitología en toda la poesía se produce la reaparición de una serie de tópicos clásicos:

# Carpe diem (“agarra el día”, es decir, “goza del día presente”, llamada a aprovechar el momento, pues la vida es breve y la fortuna variable);

# Collige, virgo, Rosas (“recoge, doncella, las rosas”; exhortación a una joven para que ame antes de que el tiempo marchite la belleza);

# Aurea mediocritas (“la feliz mediocridad”; alabanza de la vida moderada, alejada de grandes ambiciones y pasiones);

# Beatus ille (“Feliz aquél”; añoranza de la vida apartada del fragor mundano, generalmente en contacto con la naturaleza, lugar apropiado para encontrar la paz y la armonía);

# Locus amoenus (“lugar ameno, agradable”; lugar idílico, generalmente un verde prado con árboles, agua, sombra flores).

 Al lado de la poesía amorosa, hay una poesía de carácter moral: cómo hay que vivir (tópicos del Beatus ille o Aurea mediocritas) según ideales de perfección y alejados de los vicios y pecados de la vida en la corte y en las ciudades.

b) Aspectos formales

Por influencia italiana, a partir de 1526 (conversación entre Andrea Navagiero y Juan Boscán en Granada) aparecen nuevos versos y estrofas. Los versos predilectos son el endecasílabo y el heptasílabo y las estrofas más frecuentes, el soneto, lira, silva, octava real. Se recuperan muchos de los géneros de la tradición grecolatina: églogas, odas, epístolas, elegías.

El endecasílabo italiano se convierte en el medio expresivo idóneo para la concepción petrarquista del amor, los tópicos clásicos y los ideales de naturaleza durante el Renacimiento.

Sin embargo, en la primera mitad del siglo XVI la poesía castellana de los cancioneros (1511,Cancionero General de Hernando del Castillo) y los romances seguirán disfrutando de una gran vitalidad.

2.- LA POESÍA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI:

PRIMER RENACIMIENTO, REINADO DE CARLOS V Las principales líneas en la poesía del siglo XVI son dos:

a) Por un lado, se continúa la lírica del cancionero y del amor cortés, en octosílabos;

recordemos que el Cancionero General de Hernando del Castillo, obra fundamental de esta vertiente poética, se publica en 1511 y se ve reimpresa varias veces a lo largo del XVI. Uno de los poetas más afamados de esta línea es Cristóbal de Castillejo, que se destaca por su defensa del octosílabo frente a los autores de la segunda de las líneas, que usan el endecasílabo, verso de origen italiano. Se conoce a Castillejo por su "Reprensión contra los poetas que usan el verso italiano";

también realiza traducciones de Catulo, entre otros clásicos, alguna muy conseguidas

b) Por otra parte, encontramos los poetas que aclimatan definitivamente el verso endecasílabo a nuestro idioma: Boscán y Garcilaso. Rápidamente se le unen otros como Gutierre de Cetina, autor destacable de sonetos y, sobre todo madrigales.

GARCILASO DE LA VEGA

Garcilaso de la Vega nació en el año 1501 en Toledo, y murió en Niza, Francia, en 1536. A pesar de su corta vida, Garcilaso representa el ideal del hombre renacentista descrito por Castiglione en Il cortesano: diestro en las armas y en las letras. En la vida de Garcilaso hay tres momentos que tendrán una gran influencia en su obra poética. En 1526, cuando formaba parte del cortejo que

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acompañaba al emperador en su boda con Isabel de Portugal, conoce a Isabel Freire, de la que se enamora locamente, siendo la verdadera musa de su quehacer poético. En 1530 asiste en Bolonia, Italia, a la coronación de Carlos V, y allí entrará en contacto con la nueva poesía italiana. En 1532 será desterrado a una isla del Danubio, y posteriormente a Nápoles, donde conoce a escritores y poetas italianos; todo esto le permitirá familiarizarse con las estrofas italianas, que incorporará posteriormente en su poesía. Como soldado participó en las campañas imperiales de Viena, contra los turcos; de Túnez, donde fue herido; y de Francia, donde moriría en en asalto al castillo de Le Muy.

Trayectoria literaria. Obra Poética.

Garcilaso nos dejó una breve colección de poesías: 1 Epístola dedicada a Juan Boscán, 2 Elegías en forma epistolar, 3 Églogas pastoriles, 5 Canciones y 38 Sonetos.

Ninguna obra se publicó en vida del autor. Habrá que esperar a 1543 para que sus obras aparezcan en Barcelona junto a las de Juan Boscán (concretamente en el tomo cuarto de las poesías de Boscán), editadas por la esposa de éste, Doña Ana Girón de Rebolledo. En 1569 un librero salmantino publica por separado la obra de Garcilaso. En 1574 «El Brocense» publica una edición en la que añade composiciones no incluidas en la de 1543 y además se corrige el texto de acuerdo con un manuscrito perdido hoy; en una serie de notas va indicando las fuentes clásicas e italianas consultadas por Garcilaso. En 1577 revisa esta edición añadiendo algunas obras más. En 1580, en Sevilla, Fernando de Herrera publicará otra edición comentada.

La Epístola. Escrita en verso libre, está dirigida a Boscán. También a él dedica la segunda de sus Elegías, mientras que la primera está dirigida al duque de Alba. Tanto una como otra están escritas en tercetos.

El término égloga viene del griego eklogué, "pieza escogida", en el sentido de composición notable. En la tradición literaria ha pasado a designar un género lírico de carácter bucólico y extensión variable, que trata el tema amoroso a través de un aparente diálogo entre pastores en un marco convencional de naturaleza idealizada.

Los Idilios del poeta helenístico Teócrito y las Églogas de Virgilio (71 ó 70-19 a.C.) sirvieron de modelo a los poetas renacentistas, y se desarrollaron tres tipos de églogas, narrativas, dramáticas y mixtas, según la intervención, sucesiva o dialogada, de dos o más pastores.

Égloga I: dedicada al virrey de Nápoles (don Pedro de Toledo, tío del Duque de Alba), Garcilaso describe dos cuadros simétricos, el canto de Salicio y el de Nemoroso enmarcados entre la salida del sol (que inicia el canto de Salicio) y su ocaso (con el que acaba su canto Nemoroso). Los dos personajes expresan el estado de ánimo de Garcilaso ante dos situaciones reales de su vida:

Salicio, que lamenta los desdenes de su amada Galatea -y encarna así el despecho del enamorado que asedia infructuosamente a su dama-, y Nemoroso, que representa la ternura producida por la muerte de su amada Elisa.

La égloga II consta de dos partes: en la primera, el pastor Albanio refiere sus amores por Camila, y en la segunda, Nemoroso hace una apología, bajo forma alegórica, de la Casa de [los Duques de]

Alba.

La égloga III fue posiblemente la última composición escrita del poeta. Describe un paisaje del río Tajo, bellamente idealizado, al que acuden diversas ninfas que tejen en ricas telas algunas escenas mitológicas. La égloga termina con un diálogo de los pastores Tirreno y Alcino, que cantan la belleza de Flérida y de Filis, a las que aman respectivamente.

Para componer sus Églogas, Garcilaso emplea diversos paradigmas estróficos: la primera en estancias; la segunda, mucho más extensa, está compuesta en variedad de metros y combinaciones estróficas: tercetos, estancias, estrofas aliradas, etc.; y la tercera, en magníficas octavas reales que funden la trayectoria amorosa del Cancionero de Garcilaso con los mitos clásicos, recreados a través de Petrarca.

Más uniformes son las combinaciones estróficas de sus cinco Canciones, ya que las cuatro primeras adoptan la forma de estancias, mientras que la quinta («A la flor de Gnido»), emplea por vez primera en castellano una nueva estrofa: la «lira», nombre que aparece en el primer verso de

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exploración de los estados del alma y el gusto por la naturaleza (grandes temas desarrollados por Petrarca).

Sus sonetos, al igual que la mayor parte de sus composiciones, giran preferentemente en torno al tema amoroso, destacando entre ellos los siguientes: «En tanto que de rosa y azucena», en el que glosa el tema del «carpe diem»; «Oh, dulces prendas por mi mal halladas», que evoca la muerte de Isabel Freyre; «Pasando el mar Leandro el animoso», sobre el mito de Hero y Leandro; «A Dafne ya los brazos le crecían», sobre el mito de Dafne y Apolo; o «Pensando que el camino iba derecho», de tono melancólico y sentimental.

3.- LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI: EL SEGUNDO RENACIMIENTO (REINADO DE FELIPE II)

Las formas italianas importadas por Boscán y Garcilaso se nacionalizan y empapan de contenido español, dando entrada a los temas religiosos y patrióticos, desconocida en la lírica pagana y humanista de los poetas del Primer Renacimiento. El tema amoroso continúa, sobre todo en Herrera, pero se espiritualiza merced al influjo de corrientes platónicas.Persiste la poesía popular y el gusto por los romances.

Tradicionalmente se ha venido distinguiendo en la lírica de esta época una doble escuela o corriente: la sevillana y la salmantina. La sevillana se caracteriza por el predominio de la forma y por su carácter brillante, enfático y sonoro y su representante principal es Herrera. La salmantina se distingue por el equilibrio clásico entre expresión y contenido, más íntima y honda, y preferentemente preocupada por los temas morales, religiosos, o filosóficos, y su mejor representante es Fray Luis de León.

Además, existe una tercera corriente: la poesía mística representada por San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

FRAY LUIS DE LEÓN

Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) en el año 1527. Realiza estudios diversos en Salamanca, Alcalá y Valladolid. Ingresa muy joven en la orden de San Agustín. Por sus interpretaciones y traducciones de algunos pasajes bíblicos es condenado por la Inquisición y encarcelado durante cuatro años en Valladolid. Declarado inocente de los cargos que contra él se habían promovido, se le restituye la cátedra en la Universidad de Salamanca, que desempeña hasta su muerte, ocurrida en agosto de 1591. El valor literario de su obra se refleja tanto en su producción en verso como en prosa.

De sus obras en prosa sobresalen:

# De los nombres de Cristo (en forma dialogada), donde tres frailes agustinos, Marcelo (Fray Luis), Sabino y Juliano conversan sobre los distintos nombres que dan a Cristo las Sagradas Escrituras:

«Pimpollo», «Faces o Cara de Dios», «Camino», «Pastor», «Monte», «Padre del Siglo Futuro»,

«Brazos de Dios», «Rey de Dios», «Príncipe de Paz», «Esposo», «Hijo de Dios», «Amado»,

«Jesús», y «Cordero». Primero se aducen los pasajes bíblicos en que aparece cada nombre, y a continuación se exponen y discuten los problemas que cada nombre suscita.

# La perfecta casada (sobre las cualidades y deberes de la mujer cristiana),

# Exposición del Cantar de los Cantares (traducción y comentario de este libro bíblico)

# y Exposición del libro de Job (también traducción y comentario).

Su obra poética fue publicada por primera vez en Madrid, en 1631, por el poeta Quevedo. Pero fue reunida y dividida por Fray Luis en tres partes:

1. Originales (A Salinas, A la Ascensión del Señor, Oda a la vida retirada...).

2. Traducciones de la Biblia (unos veinte salmos...).

3. Traducciones de poetas clásicos (Píndaro, Virgilio...).

Los temas principales de sus poesías originales son:

A. Religioso: A la Ascensión del Señor...

2. Ansia del cielo: Cuando contemplo el cielo...

3. Apartamiento del mundo: Oda a la vida retirada...

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En la poesía de Fray Luis de León se dan dos influencias principales: la bíblica y la clásica. Es una poesía íntima. Su lenguaje es elegante, espontáneo y natural, puro y con pocos latinismos. Su estilo, trabajado, sobrio y conciso.

El estilo poético de Fray Luis es recortado y preciso, de gran concentración de pensamiento y de rapidez y movilidad de imágenes. Se valió generalmente de la lira como forma métrica casi exclusiva. La lira, introducida por Garcilaso en «La Flor de Gnido», adquiere en Fray Luis su perfección. Su base clásica es Horacio, de quien imita el anhelo de paz, el goce de la soledad en el retiro de la naturaleza, la serenidad , su amor a la dorada medianía (aurea mediocritas), y el desprecio por los honores públicos, la vana ambición y la codicia (beatus ille). Hay también en su poesía un anhelo de romper la cárcel del cuerpo para que el alma triunfe en su vuelo hasta la morada de Dios.

Fernando de Herrera (1534-1597)

Sevillano y la segunda figura de la lírica renacentista petrarquista. Suele presentársele como cabeza de la escuela poética sevillana, distinta de la salmantina de Fray Luis de León.

La mayor parte de la producción de Herrera se agrupa en dos sectores, el amoroso y el patriótico, aunque no faltan tampoco los temas religiosos y bucólicos. Las poesias de amor dan la nota más acusada del petrarquismo en el siglo XVI y se hallan dedicadas a doña Leonor de Milán, a quien tributa un culto neoplatónico, considerándola como un reflejo de la belleza suprema. Pero ella sólo le correspondió con un simple aunque sincero afecto y el poeta pasó largos años de su vida entregado a un amor sin esperanza, complaciéndose en sus propios sufrimientos y sin otra aspiración que la de ofrecerle tímidamente un sentimiento purificado por el dolor. De ello deriva el tono resignado y melancólico de sus poesías, en las que idealiza a su amada, dándole los nombres de Luz, Llama, Lumbre...

La exaltación del Imperio es característica dé esta época en que los valores nacionales cobran vigor inusitado. Herrera aplicará su inspiración patriótica a cuatro robustas poesías; dos en las que es patente la imitación de la Biblia: la Canción por la batalla de Lepanto y la Canción por la pérdida del rey don Sebastián; y otras dos llenas de imágenes de origen clásico: las dedicadas A don Juan de Austria -por su victoria contra los moriscos de la Alpujarra- y Al santo rey don Fernando. Tanto en la primera -que es la más importante- como en las restantes, lo esencial es el tono grandilocuente y sonoro de su retórico lenguaje.

LA POESÍA MÍSTICA

La Ascética y la Mística son fruto del segundo Renacimiento. Ascética equivale a ejercicio para alcanzar la perfección mediante el dominio de las pasiones y la práctica de las virtudes.

En ese ejercicio se dan tres fases:

1. Vía purgativa: lucha de ser humano contra sí mismo (sus vicios, su vida carnal) y el mundo.

2. Vía iluminativa (el alma , superada la vía purgativa, está dispuesta a gozar de la presencia de Dios).

3. Vía unitiva (el alma llega a la gozosa pasividad del trance amoroso).

Las fases segunda y tercera pertenecen a la Mística, la primera a la Ascética. Podemos hablar de una Mística española porque sus obras son incomparables: por la hermosura de su lenguaje y por la profundidad de su doctrina. Esta Mística está encarnada en San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

Los rasgos característicos de nuestra Mística son:

A. Tradición bíblica (Antiguo y Nuevo Testamento).

B. Individualismo, que aleja del panteísmo.

C. Busca a Dios en el fondo del alma.

D. Incomunicación de lenguaje.

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SAN JUAN DE LA CRUZ

Nació en Fontiveros (Ávila) en el 1542. En Medina del Campo estudió con los jesuitas, al mismo tiempo que cuidaba enfermos en un Hospital. En 1563 ingresó en el convento de los carmelitas de Medina del Campo.

Estudió en la Universidad de Salamanca entre 1564 y 1567. Al terminar, regresó a Medina, donde conoció a Santa Teresa de Jesús, a la que se unió para reformar la orden del Carmelo. Por el afán de renovación que tenía San Juan, éste fue encarcelado al enfrentarse con la postura tradicional. Se escapó y se trasladó a Andalucía, donde ejerció el cargo de vicario provincial y prior de varios conventos. Murió en Úbeda en el 1591.

Aunque escribió en prosa y en verso, fue su obra poética la que más elogios recibió. Una vez escritos sus tres poemas mayores (Noche oscura del alma, Llama de amor viva, y el Cántico espiritual), San Juan redactó unos comentarios en prosa a fin de explicar el significado de sus versos acorde con la doctrina cristiana. Puesto que lo que pretendía explicar era algo tan personal y subjetivo como puede ser la experiencia mística, San Juan tuvo que recurrir a este comentario en prosa, o glosa que aclaraba el verdadero sentido del texto poético.

3. Organización y contenido: la experiencia mística.

Su obra poética comprende unas veinte composiciones, las cuales no superan en total el millar de versos. En este conjunto podemos establecer dos grupos: poemas menores y poemas mayores.

Poemas menores. En ellos utiliza materiales poéticos profanos de carácter tradicional y los recrea divinizándolos. Dentro de estas primeras composiciones tenemos romances, canciones y glosas a lo divino, todas en metro corto.

Poemas mayores. Como ya sabemos, los poemas mayores de San Juan son tres: Noche oscura del alma, Llama de amor viva, y el Cántico espiritual. En ellos, el poeta se centra en el proceso místico mediante el cual el alma llega a la unión con Dios. El proceso de esta unión se nos viene dado en forma alegórica.

Santa Teresa de Jesús

Nacida en Ávila en 1515, de nombre Teresa de Ahumada, era nieta de un judío converso dedicado al negocio textil que se había establecido en Ávila. A la muerte de su madre, su padre le hace ingresar a los dieciocho años en el convento de las agustinas de Gracia, tomando los hábitos carmelitas en 1536. En 1562 funda en Ávila su primer convento reformado, en el que pretende restablecer y restaurar la entonces relajada regla carmelitana de 1247, postulando la oración y la contemplación como pilares básicos de la fe. No sin oposición, llega a fundar 17 conventos reformados, labor en la que es apoyada por san Juan de la Cruz. En 1582, desplazada a Alba de Tormes por requerimiento de la duquesa de Alba, fallece el 15 de octubre. Las crónicas devocionales le atribuyen virtudes de santidad, como el olor perfumado de su cadáver o la incorruptibilidad de su cuerpo, tras un año de enterramiento. En 1614 es beatificada por Paulo V, en 1622 canonizada por Gregorio XV y en 1970 es declarada doctora de la Iglesia.

Obras en prosa. Todos sus escritos, publicados después de su muerte, están considerados como una contribución única a la literatura mística y devocional y constituyen una obra maestra de la prosa española. Los críticos suelen dividir su obra, atendiendo a su temática, en obras autobiográficas como el Libro de su Vida, Libro de las Fundaciones y Libro de las Relaciones.

Obras doctrinales como Camino de perfección (1583), Castillo interior (1577), volumen más conocido por el título Las Moradas y Los conceptos de amor de Dios (1573-1582). Además se conservan unas 400 cartas y numerosas poesías que conforman un todo armonioso.

Obras en verso. Los poemas tienen menos importancia que su obra en prosa, algunos muestran un marcado acento popular y entroncan perfectamente con la lírica del pueblo. Uno de sus poemas más conocidos es el que empieza con el verso «Vivir sin vivir en mí».

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