"Una RelaciÓn Imposible"
(*) Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2010
Analía Stezovsky
"En las historias de mis libros que se
remontan a la infancia, de repente ya no sé de que he evitado hablar,
de qué he hablado, creo haber hablado del amor que sentíamos por nuestra madre pero no se si he hablado del odio que también le teníamos y del amor que nos teníamos unos a otros y también del odio, terrible, en esta historia común de rutina y de muerte que era la de nuestra familia, de todos modos, tanto en la del amor como en la del odio, que aún escapa a mi entendimiento, me es inaccesible, oculta en lo mas profundo de mi piel, ciega como un recién nacido. Es el ámbito en cuyo seno empieza el silencio. Marguerite Duras. El amante. Me referiré aquí a la relación madre - hija.
Imposible que haya una armonía entre ellas.
Imposible también porque hay un real que atraviesa éste vínculo.
Freud descubre en determinado momento la importancia que va a tener para una mujer el arcaico lazo con la madre.
Tal es el peso que tendría esta relación, que marcaría la futura vinculación con el padre. En función de la escucha de sus analizantes mujeres va a plantear que la intensa
dependencia de la mujer respecto de su padre no es sino la heredera de una intensa ligazón madre - hija.
quien pasa a ser un puerto de salvación. Pasaje al padre que se produce una vez que el complejo de castración ha tenido efecto; la niña se vuelca a él en busca de lo que le falta, búsqueda que se transformará por la ecuación simbólica pene-niño en la espera de un hijo del padre.
Pero llegados a este punto nos encontramos con un callejón sin salida: no habría disolución del Complejo de Edipo en la mujer.
Ella permanecería en él indefinidamente.
En principio podemos pensar que si el padre hereda ésta vinculación de la niña con la madre, si es heredero, es porque éste primer vínculo continúa existiendo.
Si el padre es un refugio, un puerto de salvación, lo es también en relación a éste vínculo anterior del cual la niña debe salvarse.
Allí donde hay que salvarse o buscar refugio es porque algo amenaza. Nuevamente esto nos está marcando que no hubo corte del vínculo anterior.
Y finalmente de la relación con el padre no habría salida, aún cuando se halle un sustituto. Aparecen entonces una serie de sustituciones que prometen salvación y un solo vínculo que retorna.
Cito a Freud:
"Así, por ejemplo, hace tiempo, hemos advertido que muchas mujeres eligen a su marido de acuerdo con el modelo del padre o lo colocan en el lugar de éste; pero en el matrimonio repiten con su marido su mala relación con la madre. El marido debía heredar la relación con el padre y, en realidad asumió la vinculación con la madre. La relación con la madre fue la mas primitiva: sobre ella se estructuró la relación con el padre, y ahora en el matrimonio lo primitivo vuelve a emerger de la represión".
Lo que me interesa destacar de estas citas es que desde Freud, no solo no había disolución del Complejo de Edipo en la niña sino tampoco disolución del vínculo arcaico de la hija con la madre.
Entonces Freud corrobora que la intensa dependencia de la mujer respecto de su padre siempre está en relación con una igualmente intensa ligazón anterior con la madre.
Dicho de otro modo, podríamos afirmar que cuanto menos haya caído el primer objeto, más necesario se hace un puerto de salvación al cual aferrarse.
Este amor al padre, está fuerte dependencia al padre a quien sostiene para sostenerse que encontramos en la histeria parece confirmarlo.
Freud subraya una particularidad en relación a ésta primera vinculación materna, nos dice que es difícil de captar en el análisis, que aparece como una nebulosa, perdida en las tinieblas, difícil de revivir como si hubiera sido víctima de una represión particularmente inexorable. Los analizantes aparecen entonces con pocas posibilidades de decir acerca de este vínculo. ¿Tendrá el estatuto de nódulo patógeno, cuyas representaciones son muy difíciles de
reproducir como recuerdos porque en realidad, como se plantea él mismo, "quizás se trate de ideas que no han llegado a existir..."?.
Aquello que es imposible rememorar, pero aún así esta presente es algo que, aunque perdido, no ha sido inscripto como tal.
Una madre que se pierde sin que haya habido inscripción de ésta pérdida está presente en todos los vínculos. Sigue siendo.
En un principio en el análisis de Verónica, la madre aparece poco, la relación no parece presentar dificultades para ella.
Salen juntas, la madre la acompaña a comprarse ropa. Eso sí, cada vez que van de compras juntas Verónica termina llevando prendas que finalmente no usa. Cuando llega a su casa se da cuenta que no le gustan.
Pasado un tiempo comienzan a hacer su aparición las palabras de la madre en relación a ella; que está gorda y sin formas, desgarbada, que su pelo es un desastre y debería peinarlo, apenas abre los ojos a la mañana.
Surge un recuerdo de adolescente.
Verónica y su padre salen juntos a hacer un trámite. Ella se detiene frente a una vidriera donde ve una bikini que le gusta. Su padre se la compra. Contenta con su adquisición se la muestra a su madre cuando llegan a casa. La madre se enoja, la insulta y le dice que debería darle vergüenza haberle hecho gastar tanto dinero a su padre.
Los recuerdos van surgiendo cada vez con menos dificultad.
Verónica es una nena de unos nueve años. En su dormitorio hay un gran placard espejado en su totalidad. Le gusta mirarse en él, sobre todo porque puede verse desde diferentes ángulos. Un día, de regreso del colegio, entra a su habitación y los espejos han desaparecido. La madre había decidido cambiarlos por otra decoración, por lo tanto, en principio los había hecho sacar. Verónica llora desconsolada, nadie le había preguntado qué quería ella, o al menos advertido que ya no tendría donde mirarse.
El ataque de esta madre a la imagen corporal de Verónica no sólo tiene sus efectos a nivel de síntomas: cuando comienza el análisis perdía copiosamente el cabello.
El ataque también retornaba de otro modo.
Las parejas de Verónica estaban marcadas por esta relación donde algo de lo desagradable, de lo rechazante en su cuerpo estaba en juego.
Durante meses se preguntó porqué Pablo no la besaba en la boca. No podía entenderlo pero le molestaba, por momentos la angustiaba. Con Juan, un novio elegido a imagen y semejanza de su padre, el rechazo llegó más lejos.
Le producía desagrado que ella permaneciese desnuda después de tener relaciones. Le pedía que se tape. Tampoco vestida se salvaba de las críticas. Siempre había alguna prenda que, según él, le quedaba horrible y, en ese caso, se negaba a salir con ella a la calle. Un rechazo en relación a la imagen insiste desde el otro, una mirada que devuelve algo del orden de lo desagradable.
Y sin embargo, hay otra mirada en la vida de Verónica; ésta vez sí una mirada amorosa, un padre que ama a ésta única hija. Verónica también ama a éste padre que aparece como un hombre exitoso, un rico empresario. Pero aún cuando las elecciones de pareja de Verónica
sean a imagen y semejanza de su padre, como en el caso de
Juan, en algún momento de la relación reaparece el punto nodular de su vínculo con la madre. Un sueño:
"Había una cucaracha en casa. Una cucaracha chiquita, esas que se crían en los departamentos, no las de la calle que son grandes. La mucama la quiere matar pero la
cucaracha no se deja atrapar. La llamo a mamá pero ella tampoco puede. Me quedo mirando, estoy asustada porque la cucaracha lucha por quedarse. Como la cosa ya llegaba a mayores llamamos a papá y él con un palito intenta sacarla pero la cucaracha se trepa al palito y se agazapa. Era impresionante. No había manera de sacarla".
Dos asociaciones:
La cucaracha del sueño le haría pensar que ella siempre se había visto así: oscura y chiquita. Por otra parte las cucarachas eran un capítulo especial en su vida desde su infancia.
Su madre, fanática de la limpieza, de la decoración, de las vajillas de porcelana, nunca dejó entrar al hombre de la fumigación a su casa.
Por lo tanto ella recuerda haber convivido con las cucarachas desde pequeña. Interpreto: Colgada del palito de papá sigue quedándose en casa con su mamá.
Pasarán varios años de análisis durante los cuales se darán varias vueltas en torno a ésta mirada materna que la transforma como en los hechizos de bruja en una cucaracha cuya única salida para no morir aplastada es colgarse de un palito salvador.
En algún momento el hechizo se deshace y la cucaracha se transforma en un bombón a los ojos de un hombre con quien, por primera vez, goza.
Está claro que la relación que Verónica tenía con su madre no le dejaba otra opción que aferrarse al padre. Era su refugio, su salvación.
Hay efectivamente una dificultad en la separación de la niña respecto de su madre. Freud subraya que esta separación se produce en medio de los más duros reproches, hostilidad y que lo que predomina es el odio.
¿Por qué el odio?. ¿Qué función cumple en la separación?.
Hay algo exclusivo, particular en la relación madre - hija, algo que la atraviesa.
Cuando el varón debe renunciar a su madre, lo hará, al igual que la niña por la mediación de la ley paterna. Pero tendrá la posibilidad de identificarse al sexo del padre. Algún día lo tendrá como él.
No ocurre lo mismo con la niña, es imposible una identificación al sexo ya que no hay un mismo sexo entre ellas; no hay simbolización del sexo de la mujer.
Quizás podamos entender el odio que surge durante la separación como un intento de destrucción de aquello que resiste a perderse,a simbolizarse.
Hay algo en el cuerpo materno imposible de simbolizar.
Creo que cuando Freud habla de un Edipo femenino sin resolución, en el cual la mujer permanecería indefinidamente, éste Edipo que no concluye es tras el cual se protege la niña del posible retorno de éste cuerpo materno que no termina de perderse.
fundamentalmente como rechazo.
Pero, ¿será el destino de una mujer que retorne este vínculo una y otra vez?, ¿será el destino de una mujer la hostilidad primero con la madre y luego con el marido?. Pareciera más bien el destino de la histérica.
Esto de lo cual no se sabe la histérica va a intentar procurarse un saber a través del padre o sustituto. Intento destinado al fracaso, lo simbólico no podrá dar cuenta del enigma femenino. Encuentro fallido que llevará a la repetición.
Una y otra vez la histérica se enfrentará con la decepción y sobrevendrán la queja y los reproches, punto alrededor del cual girará su vida. Surgirá la hostilidad hacia el hombre, así como ocurrió primitivamente con la madre.
Habíamos dicho que había efectivamente una dificultad en el desprendimiento del lazo materno relacionada con ese real que atraviesa la relación.
La histérica tapona ese real con su ser.
En este sentido, si bien hace un pasaje al padre, se mantiene en una consistencia de ser para el Otro, al mismo tiempo que lo hace consistir.
Lo más nodal del vínculo con la madre se producirá si la niña renuncia a querer saber. Enfrentada a lo real, renunciará también a una identificación al sexo.
Si una mujer, enfrentada a lo real, pierde la lusion de otro que podría tener o saber e sexo, podrá hacer un duelo que inscriba la pérdida.
La caída de esta ilusión dejará al Otro, no solo a la madre sino al mismo tiempo al padre en falta. La falta en el otro disuelve la consistencia del ser del sujeto. Nadie tendrá el saber sobre lo real.
Esto implica un duelo que escribe la pérdida. Pérdida del objeto que la niña fue para su madre.
Duelo verídico, nos dice Safouan "aquel que destruye las idealizaciones y deformaciones de las que se alimenta la perseveración en el ser".
Creo, con Freud, que esta primera relación es fundamental aún, por supuesto, cuando no siempre se trate de una relación amorosa.
El duelo por el padre, que finalmente dará una resolución al Complejo de Edipo femenino no es posible sino se produce el duelo en relación a la madre.
De un padre es posible separarse si no es necesario como barrera contra el retorno a un goce primero.
El amor al padre y del padre es siempre salvador. Pero ya no será necesario sostenerse de ese amor si se ha caído del lugar de ser objeto del goce de la madre.
"Ya no guardo en mi mente el perfume de su piel ni en mis ojos el calor de sus ojos. Ya no me acuerdo de la voz, salvo a veces la de la dulzura con la fatiga de la noche. Ya no oigo la risa, ni la risa ni los gritos. Se acabó, ya no lo recuerdo. Por eso ahora escribo tan fácilmente sobre ellas, tan largo, tan tendido, se ha convertido en escritura corriente".
BIBLIOGRAFÍA
- FREUD S.: "Sobre la sexualidad femenina". - FREUD S.: "La femeneidad".
- FREUD S.: "Inhibición, síntoma y angustia".
- FREUD S.: "Un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica". - LACAN J.: "La formación del inconsciente". Seminario
_ LACAN J.: "La angustia". Seminario
