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Redes de apoyo en adultos mayores - influencia de las redes sociales de apoyo en el cuidado de la Diabetes Mellitus. Bogotá - Colombia, 2015

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REDES DE APOYO EN ADULTOS

MAYORES:

Influencia de las redes sociales de apoyo en el cuidado de

la Diabetes Mellitus. Bogotá - Colombia, 2015.

Betsy Yolima Blandón Gómez

Trabajo de grado presentado como requisito para obtener

el título de Maestra en Salud Pública

Directora:

Jovana Ocampo Cañas MD PhD Salud Pública

Universidad de los Andes

Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo

Bogotá, Colombia

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ÍNDICE

RESUMEN 5

1. INTRODUCCIÓN 7

1.1. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 12

1.1.1. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN 13

1.2. OBJETIVOS 14

OBJETIVO GENERAL 14

OBJETIVOS ESPECÍFICOS 14

1.3. JUSTIFICACIÓN 14

1.4. ENFOQUE CONCEPTUAL 15

2. MARCO CONCEPTUAL 17

2.1. ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO 17

2.1.1. BOGOTÁ 20

2.2. MODOS DE VIDA DEL ADULTO MAYOR 22

2.2.1. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS 23

2.2.2. CONDICIONES DE SALUD 24

2.2.3. CONDICIONES DE FUNCIONALIDAD 24

2.3. LA DEMANDA DE CUIDADO EN LOS ADULTOS MAYORES 25

2.3.1. APOYO SOCIAL Y REDES DE APOYO 26

2.3.2. TIPO DE APOYO 27

2.3.3. REDES DE APOYO 27

2.4. LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS EN LA VEJEZ 31

2.4.1. DIABETES MELLITUS 33

3. METODOLOGÍA 36

3.1. LIMITACIONES DEL ESTUDIO 40

4. RESULTADOS 41

4.1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS 41

4.2. VIVENCIAS PERSONALES Y FAMILIARES ENTORNO A LA DIABETES MELLITUS 43

4.2.1. REACCIÓN DEL PACIENTE 43

4.2.2. REACCIÓN DE LA FAMILIA 44

4.2. 3. CONOCIMIENTO DE LA DIABETES 46

4.3. CAMBIOS DE LA VIDA DIARIA 47

4.4. REDES DE APOYO 48

4.4.1. RED FAMILIAR 48

4.4.2. RED AMIGOS Y VECINOS 50

4.4.3. RED COMUNITARIA 51

(3)

4.5. RESULTADO GENERAL 55 5. DISCUSIÓN, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 58

5.1 DISCUSIÓN 58

5. 2. CONCLUSIONES 63

5.3. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA. 64

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 66

ANEXOS 71

ANEXO 1: INSTRUMENTO DE INVESTIGACIÓN 71

ANEXO 2: LIBRO FINAL DE CÓDIGOS 73

ANEXO 3: CONSENTIMIENTO INFORMADO 76

ÍNDICE DE GRÁFICOS

GRÁFICO 1. PIRÁMIDE POBLACIONAL 1985 Y 2015. 199 GRÁFICO 2. ÍNDICE DE ENVEJECIMIENTO URBANO- RURAL POR DEPARTAMENTOS (2005) 2020

GRÁFICO 3. TIPOS FUENTES DE APOYO. 2929

GRÁFICO 4. REDES SOCIALES Y SOPORTE SOCIAL 3131 GRÁFICO 5. CAUSAS DE MORTALIDAD (%) EN COLOMBIA EN TODOS LOS GRUPOS DE EDAD.

3232 GRAFICO 6. PROPORCIÓN DE PERSONAS DIABÉTICAS TRATADAS Y CONTROLADAS

(COBERTURA). COLOMBIA, 2005. 3434

ÍNDICE DE TABLAS

TABLA 1. PERSONAS QUE CONSTITUYEN EL NÚCLEO FAMILIAR DEL ADULTO MAYOR. 4242  

ÍNDICE DE FIGURAS

FIGURA 1. NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA REACCIÓN DEL PACIENTE. 4343 FIGURA 2. NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA REACCIÓN DE LA FAMILIA 45 FIGURA 3: NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA CAMBIOS DE LA VIDA DIARIA. 477 FIGURA 4. NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA RED FAMILIAR. 499 FIGURA 5. NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA RED COMUNITARIA. 51 FIGURA 6. NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA SERVICIOS DE SALUD. 5353 FIGURA 7. NUBE DE FRECUENCIA PARA TODAS LAS CATEGORÍAS DE CODIFICACIÓN. 555

FIGURA 8. ÁRBOL DE PALABRAS – DIABETES. 566

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ÍNDICE DE ANEXOS

ANEXO 1: INSTRUMENTO DE INVESTIGACIÓN ANEXO 2: LIBRO FINAL DE CÓDIGOS

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LISTA DE ABREVIATURAS

AMB Alcaldía Mayor de Bogotá

CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe

DANE Departamento Administrativo Nacional de Estadística

ENDS Encuesta Nacional de Demografía y Salud

ENT Enfermedades No Transmisibles

EPOC Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica

FID Fundación Internacional de Diabetes

MSPS Ministerio de Salud y Protección Social

OMS Organización Mundial de la Salud

OPS Organización Panamericana de la Salud

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RESUMEN

El aumento en la expectativa de vida en el mundo y el proceso de transición demográfica que se vive en América Latina y Colombia ha generado incrementos acelerados en el número de adultos mayores con enfermedades crónicas como la Diabetes Mellitus, requiriendo cada vez más y mejor asistencia en el componente biológico y psicosocial de las personas. La importancia de este último factor en el manejo y control de la enfermedad ha sido ampliamente evidenciado, sin embargo, esto no ha incentivado su integración plena con los programas de atención de enfermedades crónicas ni con las políticas de salud pública.

En este sentido, el presente estudio busca analizar la influencia que ejercen las redes sociales de apoyo de los adultos mayores con diagnóstico de Diabetes Mellitus en el cuidado de la enfermedad. Para ello, a partir de un diseño metodológico de carácter cualitativo, se entrevistaron adultos mayores de 65 años. Los resultados apoyan, para el caso colombiano, datos generados por investigaciones en otras regiones, con lo que se presenta información útil para elaborar estrategias que vinculen, fortalezcan y prioricen las redes sociales formales e informales como mecanismo adicional para el manejo integral de las enfermedades crónicas en la vejez.

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ABSTRACT

The increase in the expectancy of life all around the world and the process of demographic transition experienced in Latin America and Colombia has provoked the swift augmentation in the number of elderly people undergoing chronic diseases like diabetes Mellitus, requiring a better assistance and a higher one by the second on the biological, social and psychological component present in people. The salient value of the latter factor in the management and control of this particular disease has been widely evidenced; however this has not incentivized its implementation plainly within the watch programs of chronical diseases nor to the health public policies whose responsibility is to regard this issue.

In this sense, this study seeks to analyze the exerted influence by social support networks for the elderly people with Mellitus diabetes diagnosis throughout the course of ensuring its improvement. For that purpose and utilizing a methodological design with a qualitative character, senior citizens over 65 years of age have been interviewed for that matter. The situation presented as the output from the Colombian investigation backs up the data resulted from other researches performed over other regions in the country, through which useful information is displayed in order to elaborate strategies for associating one another, strengthening, and prioritizing the formal as well as informal social networking as an additional mechanism for looking after the integrity within the managing efforts exercised onto the chronical illness presented during more advanced stages in life.

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1. INTRODUCCIÓN

Las enfermedades no transmisibles –en adelante ENT–, también conocidas como enfermedades crónicas, además de afectar drásticamente la calidad de vida se consideran de larga duración y alta y prematura mortalidad. Si bien las ENT están presentes en todas las regiones del mundo es mayor su prevalencia en países en desarrollo o de reciente industrialización, afectando a todos los grupos etarios. Estas enfermedades se ven potenciadas por factores tales como el envejecimiento, la urbanización rápida y no planificada y la mundialización de modos de vida poco saludables. Cerca de 38 millones de personas en todo el mundo mueren cada año por enfermedades de este tipo y se prevé un aumento del 17% en los próximos 10 años (OMS, 2008). Por estos motivos las ENT se han convertido en tema de gran interés para la salud pública en cabeza de la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de Diabetes.

Los cuatro tipos principales de ENT, de acuerdo con la OMS (2008), son las enfermedades cardiovasculares como ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares (17,5 millones de defunciones al año); el cáncer (8,2 millones); las enfermedades respiratorias crónicas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el asma (4 millones) y la diabetes (1,5 millones).

Es en la diabetes1 en la etapa de adultos mayores, Diabetes tipo 2, donde se centra esta investigación. Esto debido al aumento significativo del fenómeno que se produce en la población mundial y local a medida que se incrementa el rango etario, lo que genera grandes costos para la

1 El termino Diabetes Mellitus describe un desorden metabólico de múltiples etiologías caracterizado por

hiperglicemia crónica con disturbios en el metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteínas, y que resulta por defectos en la secreción y/o en la acción de la insulina. (Guías A. L. A. D., 2006).

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salud pública; afectación en la calidad de vida; incremento del riesgo de complicaciones y de la discapacidad; y reducción en la expectativa de vida.

En este sentido, los datos proporcionados por la Federación Internacional de Diabetes (FID) en la sexta edición del Atlas de Diabetes (2013), indican que el 8,3% de los adultos en todo el mundo –382 millones en edades de 20 a 79 años– tienen diabetes y que el número de personas con la enfermedad y sus complicaciones se incrementará a 1 de cada 10, más de 592 millones, en menos de 25 años. La lista de países con mayor número diabéticos para las edades entre los 20 y 79 años está encabezada por China (98.4 millones); seguida por India (65,1 millones); Estados Unidos (24.2 millones); Brasil (11,9 millones); y Rusia (10.9 millones). Para Centro y Sur América se estima que 24,1 millones de personas, el 8% de la población adulta, tienen diabetes. Brasil presenta el mayor número de pacientes con esta enfermedad (11,9 millones), seguido de Colombia (2,1 millones), Argentina (1,6 millones); y Chile (1,3 millones).

Respecto a la diabetes en individuos con edades entre los 60 y 79 años la FID estima que la prevalencia global es de 18,6%, más de 134,6 millones, lo que representa cerca del 35% de todos los casos de diabetes en adultos (FID, 2013). La prevalencia de la diabetes en Colombia según la Encuesta Nacional de Salud 2007 era de 3.51% para personas entre los 18 y 69 años y de este porcentaje solo el 1,78% refirió tomar tratamiento farmacológico. En el año 2010 murieron en Colombia 6.859 individuos por esta causa, cifra que representó el 3,4% del total de muertes en el país, concentrándose en la región andina. Finalmente, de acuerdo con la información de la Cuenta de Alto Costo para el año 2012, el número de casos de diabetes en Colombia era de dos millones de personas, con proyecciones al alza para los próximos años (Ministerio de Salud y protección social, 2014). Según esto hemos aumentado de más o menos un millón y medio de personas con diabetes en 2009 a dos millones en 2012.

(10)

Las personas mayores con diabetes tienen un riesgo superior de desarrollar algún tipo de deficiencia funcional como resultado de las complicaciones de la enfermedad. Este grupo poblacional tiene las tasas más altas de amputación mayor de la extremidad inferior, infarto de miocardio, deficiencia visual y enfermedad renal en etapa final. Los mayores de 75 años tienen tasas más altas que los mayores de 65 a 74 años para la mayoría de las complicaciones. Las muertes por crisis de hiperglucemia también son significativamente superiores en los adultos mayores y los que superan los 75 años tienen el doble de la tasa de visitas al servicio de urgencias para hipoglucemia que la población general con diabetes (Kirkman et al., 2012). Al combinar el proceso natural de envejecimiento y otras condiciones derivadas de la edad con la diabetes, se contribuye a provocar resultados más desalentadores (producto de las complicaciones y limitaciones) en las personas mayores en comparación con sus coetáneos que no tienen diabetes. (FID, 2013).

Los adultos mayores diabéticos son un grupo vulnerable de la población que por sus condiciones y necesidades requieren una mayor atención; sin embargo, continúan siendo atendidos principalmente en aspectos biológicos y solo superficialmente en aspectos psicosociales y familiares. De esta manera las intervenciones no logran la modificación de la conducta cotidiana de los pacientes necesaria para el manejo de la diabetes (Alcaíno et al., 2014). En estudios como el realizado por Atonucci y Akiyama (2001) se concluyó que las personas con mejores redes de apoyo pueden enfrentar de manera más efectiva las enfermedades, estrés y otras condiciones de la vida diaria.

La persona con diabetes afronta la necesidad de realizar cambios en muchos aspectos tanto en su ámbito personal como social, familiar y laboral, para lo cual no solo busca apoyo y orientación en los agentes de salud sino también en los individuos cercanos que componen su red social

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quienes podrían ayudarle a enfrentar el proceso de aceptación y aprendizaje para sobrellevar la enfermedad. Las redes sociales de apoyo con las que cuentan los adultos mayores influyen positiva o negativamente en el cumplimiento de los tratamientos farmacológicos pero también en el componente psicosocial de la enfermedad al propiciar un ambiente favorable para reducir el estrés, sentirse acompañado e importante, mejorando así el cumplimiento del tratamiento y los resultados en salud respecto a su diabetes (Alcaíno et al., 2014).

Estudios como los de Guzmán, Huenchuan y Montes de Oca (2003), Curcio (2008), Lin y Ensel (1989) y Uchino (1996) señalan la importancia de las redes sociales y el apoyo social y los definen como el conjunto de provisiones que proporciona la comunidad, las redes y el entorno de personas y que se producen tanto en situaciones diarias como en aquellas de crisis.

Para esta investigación se retomará la definición que sobre redes de apoyo plantea Guzmán et al (2003) como “el conjunto de relaciones interpersonales que integran a una persona con su entorno social y le permite mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional y evitar así el deterioro real o imaginado que podría generarse cuando se producen dificultades, crisis o conflictos que afectan al sujeto”. Esto se concatena con los trabajos de Berkman (2000), Lezaun (2006), Fernández (2008) entre otros, que sirven de sustento teórico a la presente investigación.

Dado el interés por ahondar en los aspectos psicosociales, específicamente las redes de apoyo, involucrados en el proceso de salud-enfermedad que viven día a día los adultos mayores con Diabetes Mellitus y que podrían influir en el comportamiento de la enfermedad surge el interrogante sobre el papel que desempeñan estas redes sociales de apoyo en la vivencia y cuidado de la diabetes en la etapa de adultos mayores, inquietud que motiva y es el eje central de la presente investigación.

(12)

Con este derrotero, el documento expone en la primera parte el problema de investigación, los objetivos y justificación del estudio, seguido de la revisión de la literatura que permite la elaboración de un marco de conceptos respecto a las redes sociales, los apoyos sociales, el envejecimiento y las enfermedades crónicas. En su Tercera parte se busca a través de métodos de investigación cualitativa dar respuesta al problema planteado en la primera parte.

Finalmente, se encuentra un capítulo de análisis de resultados de la investigación que más que conclusiones son reflexiones y recomendaciones para aproximarnos a entender la influencia de las redes sociales de apoyo en el cuidado de la Diabetes Mellitus.

(13)

1.1

. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

En los últimos años la expectativa de vida, tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, ha ido en aumento generando un número cada vez más elevado de adultos mayores que necesitan asistencia social. Esto propone un reto para las políticas de salud pública de cada nación ya que son éstas las encargadas de gestionar y garantizar los recursos económicos, sociales y culturales requeridos para atender las necesidades en cuanto a seguridad social, salud, inclusión social y redes de apoyo que tienen como fin asegurar un adecuado nivel de calidad de vida en la etapa de la vejez 2 (Organización Panamericana de la Salud, 2011).

La diabetes provocó en el planeta 5,1 millones de muertes y obligó cerca de 548.000 millones de dólares en gastos de salud (11% del gasto total en el mundo) solo en 2013 (FID, 2013). Esto se complejiza al considerar que el envejecimiento de la población trae consigo el incremento en la prevalencia de las enfermedades crónicas como la Diabetes Mellitus y sus complicaciones, las cuales, con el paso del tiempo, producen un mayor número de adultos discapacitados que se hacen dependientes de algún sector de la sociedad.

En el mundo hay aproximadamente 134,6 millones de personas entre los 60 y 79 años con diagnóstico de diabetes. Colombia es el segundo país de Suramérica con el mayor número de personas diabéticas alcanzando los 2,1 millones de personas; de esta cifra solo el 30% de los adultos entre 50 y 69 años se encuentran controlados. (Observatorios de la Salud para América Latina y el Caribe, 2010). La Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDS (2010) revela una

2 La OMS (2005) define calidad de vida (CV) como “la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro

del contexto cultural y del sistema de valores en el que vive y con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones”. Se trata de un concepto amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno.

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prevalencia mayor al 10% de limitaciones permanentes en las personas mayores de 50 años, lo que genera alta dependencia durante la vejez y la necesidad de permanecer en su hogar bajo el cuidado de algún familiar o un agente externo.

Para las personas mencionadas anteriormente (dependientes y necesitadas de cuidado), el tener la posibilidad de contar con mecanismos de apoyo social se ha relacionado con mejores resultados en la aceptación y manejo de las enfermedades crónicas al igual que la reducción en la morbimortalidad como se describe en los estudios Alcaíno et al (2014), Holt-Lunstad, Smith y Layton (2010) y Kapplan (1987), entre otros.

Este tema no ha sido en Colombia los suficientemente estudiado y su investigación podría contribuir a comprender la influencia que tienen los cuidados que proveen las redes sociales, formales e informales, en la calidad de vida, control y vivencia de la enfermedad en los adultos mayores crónicamente enfermos y así adquirir el conocimiento necesario para que, desde la salud pública, se promueva y regule la presencia continua y de calidad de redes de apoyo en las personas mayores de 60 años.

1.1.1. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

• ¿Qué influencia tienen las redes sociales de apoyo en la vivencia y cuidado de la Diabetes Mellitus en la etapa de adultos mayores?

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1.2. OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

• Analizar el papel que cumplen las redes sociales de apoyo en la vivencia y cuidado de la Diabetes Mellitus en un grupo de adultos mayores perteneciente al régimen contributivo en la ciudad de Bogotá, Colombia.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

• Explorar la manera como se vive y controla la Diabetes Mellitus en la etapa de adultos mayores desde la mirada de los pacientes y de los grupos de apoyo.

• Describir las redes sociales de apoyo que acompañan el proceso de salud-enfermedad en el adulto mayor diabético.

• Analizar la interacción entre la red social de pacientes diabéticos y el cuidador entorno a la vivencia del proceso salud-enfermedad, el apoyo y el cuidado.

1.3. JUSTIFICACIÓN

El propósito de esta investigación es aportar, desde el campo de conocimiento de la salud pública, elementos que contribuyan a mejorar la atención de la Diabetes Mellitus en los adultos mayores con el fin de aumentar la adherencia al tratamiento y, por ende, motivar la reducción de complicaciones y costos sociales. Lo anterior se busca a través del conocimiento de una de las variables determinantes en el proceso de la enfermedad, las redes sociales de apoyo, desde la

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perspectiva de los pacientes. Con una metodología cualitativa se parte de la premisa según la cual la vinculación de las redes sociales de apoyo formales e informales es importante para el manejo de la diabetes.

1.4 ENFOQUE CONCEPTUAL

El presente estudio se guía conceptualmente por el enfoque de riesgo, basado en el modelo de determinantes sociales de Lalonde (Canadiense), y del cual surge la gestión social del riesgo. El enfoque de riesgo es un método que se emplea para medir la necesidad de atención por parte de grupos de población específicos, ayuda a determinar prioridades de salud y es una herramienta para definir las necesidades de reorganización de los servicios de salud. Además, intenta mejorar la atención para todos pero prestando mayor atención a aquellos que más la requieran (Hernandez LJ; Castillo; 1999).

En toda sociedad existen comunidades con familias e individuos cuya probabilidad de enfermar, morir o accidentarse es mayor que la de otros. Esta vulnerabilidad o riego es el resultado de diferentes características que interactúan y que le confieren un riesgo particular. Los factores de riesgo pueden ser: biológicos (ej. edad), ambientales (ej. abastecimiento deficiente de agua, falta de adecuado sistema de disposición de excretas), estilo de vida (ej. fumar, beber licor), socio-culturales (ej. educación), económicos (ej. ingreso), atención a la salud (ej. baja calidad de la atención, cobertura insuficiente).

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La interacción de los factores de riesgo (biológico + ambiental + sociocultural, por ejemplo), aumenta el efecto aislado de cada uno de los factores. Las mujeres embarazadas, los niños, las personas de edad avanzada, los migrantes y los grupos con pocos recursos son algunos ejemplos de grupos poblacionales a riego.

Las acciones de gestión de estos factores de riesgo en salud pública deben ir dirigidas a modificar estos factores para evitar o retrasar su aparición. Por ejemplo, se considera que las enfermedades causadas por estilos de vida inadecuados o herencia (por ejemplo las enfermedades crónicas y de altos costo), tienen una alta repercusión en los sistemas de salud, principalmente en lo concerniente a los elevados costos económicos para todos los actores (sistema de salud, aseguradores, prestadores y pacientes).

El uso del enfoque de riesgo en el campo de investigación en la salud pública aporta a la visión preventiva de la salud tanto fuera como dentro de los sistemas de salud. Influye fuera del sistema de salud modificando el riesgo cuanto a auto-cuidado y atención a la familia, atención comunitaria y políticas intersectoriales. Dentro del sistema este enfoque puede favorecer: aumento de la cobertura, mejoramiento de los patrones de referencia, modificación de factores de riesgo, reorganización del sistema de salud, adiestramiento del personal de salud, entre otros (Castillo, 1999).

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2. MARCO CONCEPTUAL

El aumento en la esperanza de vida, la transición epidemiologia y el envejecimiento acelerado de la población ha suscitado gran interés respecto de los mecanismos necesarios para garantizar una vejez con calidad, con menores enfermedades y mejores sistemas de salud. En regiones en vías de desarrollo, como América Latina, el envejecimiento demográfico se ha dado en forma rápida lo cual, junto con las desfavorables condiciones económicas de estos países, ha limitado la oportuna implementación de políticas que cumplan con las necesidades de los adultos mayores (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2010).

Los cambios demográficos de los últimos años han obligado a las instituciones, gubernamentales y no gubernamentales, a conocer con mayor profundidad la importancia que tienen los sistemas de bienestar y de apoyo social en la etapa final del ciclo vital, para así fundamentar estrategias que cumplan con las demandas que el envejecimiento plantea (Arias, 2009).

2.1. ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO

La disminución de la natalidad y de la fecundidad, los adelantos técnico-científicos en el ámbito médico y la disminución de la mortalidad en el grupo de mayores de 60 años, son algunas de las causas más importantes del cambio demográfico y del envejecimiento de la población mundial, especialmente en Latinoamericana ya que aquí este fenómeno se presenta desde hace 50 años de forma acelerada en comparación con el proceso acaecido en algunos países desarrollados: Francia tardo 115 años para pasar del 7% al 14% de población adulta mayor, mientras que Estados Unidos y Canadá tardaron más de 60 años (OPS, marzo 2012).

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Con un índice de envejecimiento3 de 53 adultos de 60 años y más por cada 100 niños menores de 15 años y 49 adultos de 75 años y más por cada 100 niños menores de 15 años, América Latina alcanzó, en el año 2010, los 60 años para el 13.1% de población. En el año 2025 la proporción de la población de 60 años y más ascenderá a 18.6% en la región de las Américas y en el 2050 se alcanzarán casi los 200 millones. La esperanza de vida también se ha incrementado, el 81% de las personas que nacen en la Región vivirán después de sus 60 años, mientras que 42% de ellas sobrepasarán los 80 años de edad (OPS, junio 2011; marzo 2012).

Colombia, al igual que otros países de la región, también experimenta rápidamente las transformaciones y tendencias demográficas evidenciadas en el descenso de la mortalidad y de la fecundidad según lo documenta el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en el censo del 2005, en las proyecciones post censales de 2010 y en la ENDS (2010) (Mencionado en Sánchez et al 2013). Con relación a la disminución de la mortalidad, ésta ha pasado de un poco más de dieciséis muertes por cada mil habitantes hacia 1950, a menos de cinco por mil entre 2005 y 2010. Además, la fecundidad ha descendido progresivamente, pasando de siete hijos por mujer en la década de 1960, a cerca de 2,5 hijos por mujer en 2010. La esperanza promedio de vida al nacer, 48 años en 1950, fue de 74 años en el 2010. (Profamilia, 2010).

La estructura piramidal que representaba a la población colombiana en 1985, como lo muestra el siguiente gráfico, va dejando de ser estrictamente una pirámide en 2015 por la reducción del tamaño de la base como reflejo de la disminución de la población más joven y a la vez por un

3 El índice de envejecimiento mide la cantidad de adultos mayores por cada 100 niños y jóvenes. Se calcula

haciendo la razón entre personas de 60 años y más con respecto a las personas menores de 15 años, por cien. (CEPAL, 2009)

(20)

ensanchamiento en su cúspide ocasionado por el incremento de la población de 60 y más años, especialmente de las mujeres.

GRÁFICO 1. PIRÁMIDE POBLACIONAL 1985 Y 2015.

Fuente: DANE, Estimaciones 1985-2005 y proyecciones 2006-2020 anualizadas por sexo y edad. En Sánchez et al (2013).

La OPS en su informe de Salud en la Américas 2012, con base en datos del DANE, informa que los adultos mayores de 65 años representaron para el año 2010 el 6.7% de la población, porción que se concentraba mayormente en el área urbana (75%). Se proyecta para el año 2050 un aumento del 20% en el número de adultos mayores de 60 años con una expectativa de vida de 72.1 años para hombres y 78.5 años para mujeres –75.2 años en promedio– (OPS 2012; MSPS, 2007).

Como se puede observar en el gráfico 2, este envejecimiento demográfico es diferente al interior de Colombia, tanto desde el punto de vista regional como urbano-rural. El 28.8% de la población

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adulta mayor se encuentra en ciudades principales como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, y San Andrés y Providencia tienen mayores índices de envejecimiento en sus zonas rurales; en contraste Antioquia, Risaralda, Caldas y Vichada tienen un mayor índice de envejecimiento urbano. Esto puede estar relacionado con las migraciones al interior del país. En general los departamentos con mayor número de adultos mayores se encuentran en la región central (Sánchez, 2013).

GRÁFICO 2. ÍNDICE DE ENVEJECIMIENTO URBANO- RURAL POR DEPARTAMENTOS (2005)

Fuente: DANE, Censo de población 2005, Sistema de consulta Redatem, procesado en mayo de 2009. En Sánchez (2013).

2.1.1. BOGOTÁ

Según datos reportados en el documento Política Publica Social para el Envejecimiento y la

Vejez en el Distrito Capital 2010 – 2025 (AMB, 2010) en la capital del país las localidades con

mayores proporciones de personas mayores son Teusaquillo (14.9%); Barrios Unidos (14.5%); Chapinero (14%); La Candelaria (13%); Puente Aranda (11.9%); y Usaquén (11.6%). El 92.2% de la población mayor tiene acceso al sistema de seguridad social en salud y de esa porción el 45% están afiliados al régimen contributivo, otro 45% al régimen subsidiado, 3% pertenece a

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algún régimen especial y 6% no está afiliado a ningún sistema. En la zona urbana se equiparan los afiliados al régimen contributivo y subsidiado, en tanto que en la zona rural son más los subsidiados (ENDS, 2010).

El 15.3% de las personas mayores de Bogotá (94.368 personas) tiene al menos una limitación permanente4 que afecta la calidad de vida. Tres localidades albergan cerca del 45% de los adultos mayores con limitaciones permanentes: Engativá tiene 14.480 personas; Kennedy 12.263, Suba 9.449; y Usaquén 6.292 personas. Moverse o caminar es la limitación que más los afecta de acuerdo con la Alcaldía Mayor de Bogotá (2010).

Con el desarrollo de nuevas tecnologías en salud y el beneficio que generan en el manejo de patológicas crónicas que favorecen el incremento de adultos mayores, la morbimortalidad en el país cambia, pasando de las enfermedades infecciosas y agudas a las enfermedades crónicas y degenerativas como la Hipertensión Arterial, Diabetes Mellitus, Artrosis, Cáncer, Demencia entre otras; que a su vez están ligadas con las condiciones de calidad de vida de quienes las padecen. En el año 2011 en la etapa de ciclo vital de adultos mayores los diagnósticos más frecuentes fueron las enfermedades cardiovasculares como Hipertensión Arterial, Diabetes Mellitus y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Las enfermedades del sistema circulatorio aportaron cerca de un 40% del total de defunciones para este año (MSPS, 2007).

Las personas mayores debido a su edad son más propensas a limitaciones y situaciones de dependencia que generan, a su vez, la necesidad de recibir y solicitar apoyo para sus actividades cotidianas. La principal o primera fuente de apoyo con quien cuentan en esta etapa del ciclo vital

4 El DANE (2005) define la limitación permanente como una condición o función que se considera deteriorada

respecto del estándar general de un grupo de individuos. El término de discapacidad incluye la discapacidad física, la discapacidad sensorial, la discapacidad cognitiva, la debilidad intelectual y enfermedad mental.

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es la familia. En Colombia la mayoría de los adultos mayores vive en hogares multigeneracionales (53%), lo cual avala el enunciado de varias organizaciones investigadoras como la OMS y la CEPAL, respecto a que la familia latinoamericana sigue siendo el principal ente cuidador del adulto mayor, básicamente a causa de la carencia de ingresos y de una falta de tradición institucional y comunitaria del cuidado. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no siempre es por dependencia que los adultos mayores viven en los hogares, muchas veces, por la situación económica, los más jóvenes se integran en el núcleo principal y por tanto la solidaridad intergeneracional puede ser inversa (MSPS, 2007; Guzmán 2002).

2.2. MODOS DE VIDA DEL ADULTO MAYOR

El incremento en la esperanza de vida en las últimas décadas en Colombia y América Latina ha generado una alta proporción de personas mayores y con ello importantes cambios en las estructuras sociales de los países, condicionando las disposiciones políticas y económicas y motivando la reestructuración de los sistemas de pensiones y jubilación; el aumento en las necesidades de asistencia médica; y transformaciones en las políticas públicas, siendo esto último un reto para los sistemas de salud.

La vejez, etapa final del ciclo vital, está estrechamente relacionada con la calidad de vida y los modos de vida durante todas las etapas de este ciclo en su nivel individual, social y en las condiciones de salud con sus determinantes (biología, estilos de vida, sistemas de salud, ambiente). La calidad de vida determinará las condiciones favorables o desfavorables en las que se vive la edad adulta; el bienestar social del que se gozará; la seguridad alimentaria; la funcionalidad; la estabilidad económica; el apoyo familiar; la integración social; y la salud física

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y mental, condiciones incluidas en el concepto de envejecimiento activo definido por la OMS como el “proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez” (G. O. D. E. N. & Mental. S, 2002).

2.2.1. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS

Por lo general, basándose en indicadores económicos y sociales, el envejecimiento está relacionado con la jubilación y el abandono o perdida de la actividad laboral, lo que conlleva a la disminución de ingresos especialmente en aquellas personas que no pertenecen a los sistemas pensionales (Guzmán, 2002). En Colombia, según ENDS (2010), solo el 28% de los adultos mayores estaban pensionados, una cuarta parte de las personas mayores se encontraban trabajando y 74% de éstos últimos ganaban menos de un salario mínimo. La Fundación Saldarriaga en su análisis del Censo 2005 para la población adulta encontró que la pobreza afecta a más de la mitad de las personas mayores de 60 años, empero, aquellos hogares que están conformados por adultos mayores observan una mejor situación económica respecto de los que no cuentan con ellos (OMS, 2008).

Lo anterior impacta negativamente la calidad de vida ya que las personas mayores con escasos ingresos, pertenecientes a estratos socioeconómicos bajos y con pocos años de escolaridad (mecanismos para estratificación socioeconómica, determinantes estructurales de las inequidades en salud) son más vulnerables a la pobreza y al abandono social, favoreciendo las desigualdades en el acceso a los servicios de salud; el deterioro del estado de salud; el aumento y cronicidad de

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las enfermedades; y el consecuente incremento de las limitaciones y dependencia asistencial en el campo sanitario y social (Arango, 2007).

2.2.2. CONDICIONES DE SALUD

Respecto a la calidad de vida relacionada con la salud, en la etapa de adultos mayores los factores son multidimensionales. Aspectos tan variados como las condiciones biológicas, hereditarias, sociales, ambientales, económicas, laborales, culturales y sanitarias afectan el estado de salud. Las probabilidades de envejecer saludablemente aumentan si existe una adecuada interacción entre las características individuales y socioculturales de las personas. La funcionalidad, independencia y autonomía son condiciones fundamentales a la hora de evaluar la calidad de vida en las dimensiones subjetiva y objetiva, puntualmente en el aspecto de movilidad y capacidad cognoscitiva. Complementariamente, no hay que olvidar que la salud sexual y las actividades de ocio son dimensiones que mantienen relevancia en la vida adulta y que son fácilmente olvidadas a la hora de evaluar la autopercepción de salud, satisfacción personal e inclusión social (Yanguas, J. J. 2006).

2.2.3. CONDICIONES DE FUNCIONALIDAD

El envejecimiento produce perdida, en mayor o menor grado, de la capacidad funcional que es la habilidad para realizar actividades de la vida diaria sin ayuda, condición que ha estigmatizado erróneamente a los ancianos como una carga para la sociedad, las familias o los servicios de salud. La disminución de la capacidad funcional está condicionada por las experiencias y elecciones individuales durante toda la vida tales como los hábitos (fumar, consumo de licor, sedentarismo, alimentación, etc.), las condiciones socioeconómicas, la educación, el trabajo, etc.,

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factores que afectan la salud y favorecen el desarrollo de enfermedades crónicas y debilitantes que con el tiempo conducen a la limitación, discapacidad y a la dependencia (OMS, 2008).

Si bien existe una necesidad de cuidado en los adultos mayores a medida que enferman, envejecen y se hacen dependientes, aún no ha sido claramente establecida a quién corresponde la responsabilidad de proveer esta atención: ¿la familia, los entes estatales, el paciente? En los últimos años con la visión de la política social, los derechos humanos y los determinantes sociales, las instituciones gubernamentales han liderado planes de política pública para la atención y cuidado integral de los adultos mayores. Ejemplo de ello lo representan en Bogotá la

Política Publica Social para el Envejecimiento y la Vejez en el Distrito Capital 2010 – 2025 o la

ley 1251 de 2008 que trata los Derechos de Los Adultos Mayores. Se evidencia entonces la

necesidad de tener en cuenta las condiciones específicas de cada persona y los cambios sociales en los que está inmersa cada nación o región para implementar nuevas y mejores estrategias que apunten a la calidad de vida de los adultos mayores (Rodríguez Daza, 2011).

2.3. LA DEMANDA DE CUIDADO EN LOS ADULTOS MAYORES

La dependencia y el cuidado de los más añosos de la población ha sido una necesidad permanente, sin embargo, la acelerada transición demográfica que inicio en el último siglo, el incremento en la esperanza de vida y la prevalencia de las enfermedad crónicas, ha demandado cambios significativos para la atención de esta necesidad pensando en el más alto bienestar en salud y calidad de vida de los adultos mayores, especialmente para aquellos que se encuentran enfermos (Huenchuan et al, 2009).

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Las redes sociales de apoyo son pieza fundamental en la atención de los adultos con enfermedades crónicas como Diabetes Mellitus, Hipertensión Arterial, Artrosis o Demencia ya que éstas redes pueden satisfacer gran parte de sus necesidades, no sólo físicas y económicas sino también emocionales, favoreciendo circunstancias óptimas para el acceso oportuno a los servicios de salud, para el control estrecho y continuo de la enfermedad, para la toma oportuna de tratamientos, el cumplimiento de controles médicos y la detección temprana de complicaciones (Arias, 2009; Rodríguez et al 1997; Quintana et al., 2008).

2.3.1. APOYO SOCIAL Y REDES DE APOYO

Apoyo social

La teoría del apoyo social se investiga en una amplia gama de disciplinas como antropología, medicina, psicología, sociología, economía, entre otras. Por ser un estudio multidisciplinario son varias las definiciones y aplicaciones del concepto, lo cual complejiza su referencia.

En 1989 Lin y Ensel postularon una definición que reúne elementos de otras definiciones y que expone el apoyo social como “el conjunto de provisiones expresivas o instrumentales (percibidas o recibidas) proporcionadas por la comunidad, las redes sociales y las personas de confianza, que se pueden producir tanto en situaciones cotidianas como de crisis” (Lezaun, 2006).

Cassel (1976), complementariamente, indica que el apoyo social favorece en las personas sentimientos de cuidado, estimación y valoración y la sensación de pertenencia a redes de obligaciones reciprocas (Alcaíno, 2014).

Estas definiciones tienen en cuenta elementos claves del apoyo social tales como la importancia que se da a la ayuda proporcionada, recibida y percibida; los tipos de ayuda: instrumental,

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material, emocional, etc.; las fuentes del apoyo social: la comunidad, las redes sociales y las relaciones íntimas que diferencian el apoyo en los niveles macro, mezzo y micro del entorno social5; y, finalmente, también recogen la diferencia entre el apoyo social cotidiano y en momentos de crisis, esto es importante ya que demuestra el efecto protector del apoyo o por el contrario los efectos negativos de su ausencia (maltrato, abandono, depresión).

2.3.2. TIPO DE APOYO

El apoyo social se brinda en diferentes modalidades y circunstancias como se describe a continuación.

• Apoyo material: Transferencias monetarias como dinero en efectivo, remesas, etc. y trasferencias no monetarias tales como ropa, comida, vivienda.

• Apoyo Instrumental: El principal es el cuidado y acompañamiento, pero también abarca el transporte, las actividades diarias, entre otras.

• Apoyo Emocional: Confianza, cariño, amor, interés, compañía. • Apoyo Cognoscitivo: Concejo, información, explicaciones.

2.3.3. REDES DE APOYO

La base teórica respecto a las redes sociales inicia su fundamento en los primeros años del siglo XX, pero es en los años setenta y ochenta cuando proliferan las investigaciones con la

5 Esta distinción entre las fuentes de apoyo también ha sido planteada por autores como Kaplan (1987) y Berkman

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perspectiva y los métodos de las redes sociales especialmente en campos reducidos como las clases escolares y lugares de trabajo (Lozares, 1996).

Walker y Cols (1977) (citado por Guzmán et al 2003) definieron a las redes sociales como “la serie de contactos personales a través de los cuales el individuo mantiene su identidad social y recibe apoyo emocional, ayuda material, servicios e información”. En el mismo sentido Lozares, (1996) en su trabajo La Teoría de Redes Sociales, define a las redes como “El conjunto de actores (individuos, grupos, comunidades, sociedades, etc.) vinculados unos a otros a través de una relación o conjunto de relaciones sociales”. Otros autores como Guzmán et al (2003) hablan de la redes de apoyo como

el conjunto de relaciones interpersonales que integran a una persona con su entorno social y le permiten mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional y evitar así el deterioro real o imaginado que podría generarse cuando se producen dificultades, crisis o conflictos que afectan al sujeto.

Las redes se basan en el intercambio de apoyos para brindar atención a múltiples requerimientos del individuo y de este modo permitir la permanencia y continuidad de las relaciones sociales. Todos los seres humanos en cada una de las etapas del ciclo vital se integran a la sociedad y pertenecen a múltiples redes sociales pero algunas se convierten específicamente en redes de apoyo porque brindan asistencia y en ellas se realizan actividades de intercambio siendo de especial importancia en la infancia y la vejez (Fernández, 2008).

Se sabe que pertenecer y ser activo en un grupo o red social prolonga el camino del envejecimiento de forma natural y disminuye la probabilidad de sufrir depresión, entre otras enfermedades crónicas (Borrero, 2008). En la edad adulta la red que brinda apoyo puede ser constituida por actores formales como las instituciones públicas y privadas o por entes no

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formales como la familia, los amigos o la comunidad. Esta asistencia formal e informal se puede prestar al interior del propio hogar o en el de la familia más cercana, por medio de centros de institucionalización diaria o permanente para adultos mayores tales como centros geriátricos o ancianitos de carácter público o privado (Guzmán, 2003; García, 1999).

GRÁFICO 3. TIPOS FUENTES DE APOYO.

Fuente: Redes de apoyo social de personas mayores. En Guzmán, J. M., Huenchuan, S., & Montes de Oca, V. (2003)

En los últimos años este aumento en la demanda de cuidado se ha hecho cada vez más complejo dado que la principal fuente de atención de los adultos limitados y enfermos es la familia y por tradición las mujeres, quienes por las circunstancias económicas, la globalización y el cambio en los roles de género participan ahora más en el mercado laboral y menos en las labores domésticas (Arias, 2009; Rodríguez Daza, 2011).

Apoyo informal

Este tipo de apoyo lo provee esencialmente la familia, especialmente el cónyuge o los hijos quienes realizan la atención. Tradicionalmente la mujer ha sido la encargada del cuidado y control de los miembros de la familia en su rol de madre, esposa o hija, pero el cambio de roles en los últimos años, la mayor presencia de la mujer en el mundo laboral, la no remuneración del

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trabajo doméstico y la necesidad de aumentar los ingresos familiares, han limitado el tiempo y la posibilidad de acompañamiento permanente al adulto que requiere ayuda para sus actividades cotidianas dejando como alternativa viable el cuidado a personas ajenas a la familia como la comunidad o la institucionalidad (Huenchuan, 2009).

Otra barrera al cuidado informal son los cambios en la composición familiar, pues ahora se cuenta con la familia nuclear de padre, madre e hijo vs la familia multigeneracional que contaba con dos o tres familias en una sola casa, situación que permitía contar con varias personas para el cuidado del adulto. En los adultos mayores la presencia de otros miembros es importante y necesaria para la provisión de cuidados en caso de enfermedad, para el acompañamiento durante las consultas médicas, las compras, la conservación de la vivienda y otras actividades cotidianas. La viudez y el divorcio son otra condición importante de riesgo social especialmente para los hombres en lo que involucra las labores domésticas, la alimentación y el apoyo emocional.

Respecto a los amigos, vecinos o la comunidad, es esta fuente la encargada de brindar la mayor parte del apoyo emocional, incluso superando el apoyo instrumental o material. Las personas mayores se identifican con amigos de su misma edad ya que con ellos comparten como iguales en sus limitaciones e intereses (Huenchuan, 2008).

Apoyo Formal

El soporte formal hace referencia al conjunto de servicios estructurados ofrecidos por entidades públicas y privadas vinculadas a la estructura del Estado. Los fundamentos de estas entidades son los derechos sociales, los cuales buscan satisfacer los niveles básicos de servicios que aseguren el desarrollo individual y colectivo de las personas logrando el bienestar de la población en el ámbito económico, cultural, social y político (Huenchuan, 2008; Guzmán 2002).

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En Colombia la principal fuente de apoyo social formal es el sistema general de seguridad social que se encarga de proveer los servicios de salud y las pensiones. Aquí, como en otros países de América Latina, son pocos los adultos mayores que reciben protección formal pues la mayor parte de las personas adultas no cuentan con planes de jubilación, están excluidos del mercado laboral formal y no están afiliados a los sistemas de salud o presentan importantes dificultades para el acceso a las instituciones sanitarias de carácter público y privado (Guzmán, 2005).

GRÁFICO 4. REDES SOCIALES Y SOPORTE SOCIAL

Fuente: Soporte social informal, salud y funcionalidad en el anciano. En Borrero, C. L. C. (2008).

2.4. LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS EN LA VEJEZ

Para Colombia entre 2007 y 2010 la cardiopatía isquémica, las enfermedades cerebrovasculares, las enfermedades crónicas de la tracto respiratorio, la hipertensión y la diabetes fueron las cinco causas principales de muerte, además son la primera causa de años de vida perdidos por discapacidad y por tanto de una gran parte del aumento de los costos sociales (MSPS; 2007, FID, 2010, OPS, 2012).)

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GRÁFICO 5. CAUSAS DE MORTALIDAD (%) EN COLOMBIA EN TODOS LOS GRUPOS DE EDAD.

Fuente: Noncommunicable diseases country profiles. Colombia. OMS (2011).

Las enfermedades crónicas no transmisibles como la Diabetes Mellitus, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas son las principales causas de muerte a nivel mundial, responsables de 63% de las muertes que se produjeron en 2008 (Alwan, OMS, 2011). En las Américas, según el informe de salud de la OPS de 2012, el 76.4% de las muertes entre 2007 y 2009 fueron por ENT. Ocho de cada diez defunciones producidas por las enfermedades crónicas ocurren en países de ingresos bajos y medios, especialmente en personas en situación de pobreza, ocasionando importantes efectos negativos en los individuos, la familia y la comunidad (OPS, 2009). De aquí la gran importancia, declarada por la OMS y otras instituciones internacionales, de su manejo como una prioridad de salud pública en las agendas de todos los Estados.

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2.4.1. DIABETES MELLITUS

La diabetes, enfermedad objeto de este estudio, es la principal causa de muerte en todo el mundo, afectando a 382 millones de personas entre los 20 y 79 años de edad. Se calcula que la prevalencia mundial de diabetes es de 18,6%, de entre el 8% y 10% para América latina y para Colombia de un 3,51% (2 millones) (FID, 2013; ENDS, 2010).

Respecto a la mortalidad de la enfermedad, ésta provocó 5,1 millones de muertes y ha representado unos 548.000 millones de dólares en gastos de salud en todo el mundo solo en 2013. En cuanto a la región de las Américas la diabetes fue responsable de 263.877 muertes en 2007 –141,235 mujeres (53.5%) y 122,642 hombres (46.5%) – (FID, 2013; OMS, 2012; ENS, 2007).

En Colombia las cifras también son elevadas ya que en el año 2010 murieron 6850 personas a consecuencia de esta patología ubicándola en la séptima causa de mortalidad. El porcentaje a nivel nacional de pacientes diabéticos controlados es de 30% en los adultos de 50 a 69 años según informa en observatorio de la salud para América latina (2012), en su informe regional de cobertura efectiva, cifras preocupantes si se piensa en las graves y costosas complicaciones que derivan de este fenómeno, como son las enfermedades cardiovasculares, la falla renal, la neuropatía, retinopatía y amputaciones, entre otras. (Alwan, 2011).

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GRAFICO 6. PROPORCIÓN DE PERSONAS DIABÉTICAS TRATADAS Y CONTROLADAS (COBERTURA). COLOMBIA, 2005.

Fuente: Observatorio de la Salud para América Latina. (2012). Informe regional de cobertura efectiva.

Como se aprecia en el grafico es bajo el porcentaje de personas que tienen un adecuado control de la enfermedad, situación que debe llevar a reflexionar respecto a la eficacia de las intervenciones que se están realizando a nivel nacional. Es posible que este bajo porcentaje de cobertura se deba a situaciones propias del sistema de salud (barreras de acceso al sistema) o porque se mantiene un discurso de la atención del riesgo, del manejo principalmente del componente biológico de la diabetes, desestimando la importancia que pueden tener otros factores propios de un individuo activo socialmente.

Investigadores como Uchino (2004), Holt-Lunstad (2010) y Tol (2011), han señalado que las intervenciones en los aspectos psicosociales y familiares de los adultos mayores, logran modificar las conductas cotidianas de las personas y, por consiguiente, el curso de su enfermedad. Otros trabajos sobre el tema muestran que el sistema sanitario sólo dispensa un 12% del tiempo de cuidado que consume un enfermo y el 88% de tiempo restante se imparte en el hogar. La familia es el principal sistema de bienestar, es la fuente fundamental de cuidados para las personas de cualquier edad que se encuentren en situación de fragilidad. Cuando se producen

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enfermedades crónicas, degenerativas e invalidantes, la atención cotidiana corre a cargo de la familia, lo que puede influir positiva o negativamente en el cumplimiento del tratamiento farmacológico (Caja, 2005).

Las políticas sociales y sanitarias tendrán que tener en cuenta esta situación. En Europa, por ejemplo, se observan diversas tendencias que van desde sustituir la atención comunitaria por servicios informales, pasando por completar y apoyar estos servicios, hasta la provisión a las personas ancianas de los cuidados comunitarios necesarios sin complemento de los cuidados informales (CEPAL, 2003). Se deben explorar otras redes de apoyo como las comunitarias y los amigos para que se integren a la cadena que cuidadores del adulto mayor y así fortalecer los mecanismos necesarios para alcanzar mejores resultados en el control integral de la diabetes y de esta manera reducir las complicaciones y las implicaciones negativas en la salud pública

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3. METODOLOGÍA

Con el fin de asegurar la veracidad de la información recopilada e interpretar el significado que las personas mayores otorgan a los momentos habituales y problemáticos de la vivencia con la Diabetes Mellitus y sus redes de apoyo, este estudio se desarrolló con el enfoque teórico-metodológico de la investigación cualitativa6. El paradigma que guía la investigación es fenomenológico con un acercamiento al método interpretativo cuyo fundamento radica en la necesidad de comprender a partir de la realidad los significados de las acciones humanas y de la vida social desde la perspectiva de los participantes (Vasilachis, 2006).

La unidad de análisis está constituida por Adultos(as) mayores de 65 años o más, residentes de varias localidades de Bogotá, con diagnóstico de Diabetes Mellitus y afiliados al régimen contributivo.

Los siguientes fueron los criterios de inclusión para la selección de los participantes en la investigación:

• 65 o más años de edad.

• Diagnóstico Diabetes Mellitus desde hace tres años o más. • Estar afiliado al régimen contributivo en salud.

• Declarar participación voluntaria en el estudio (Consentimiento Informado, ver anexo 3).

• Acceder a la grabación y/o filmación de la entrevista. Como único criterio de exclusión se consideró el siguiente:

• Adultos con problemas mentales, de comunicación y que rechazaron la grabación de la entrevista.

6 Es importante mencionar que en la investigación cualitativa el diseño es flexible ya que existe la posibilidad que

durante el proceso de investigación emerjan situaciones nuevas que aporten al tema objeto de análisis y que puedan implicar cambios en la pregunta de investigación, recolección de los datos y tipo de análisis final. (Vasilachis, 2006).

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La selección de los participantes se realizó por muestreo intencionado y basándose en los criterios especificados anteriormente. Para esto se recurrió al conocimiento y trato previo de la investigadora con adultos mayores con diagnóstico de Diabetes Mellitus ya que su ejercicio profesional permite el contacto regular con ellos y la red personal de amigos, vecinos y colegas. También se contó con colaboración del personal de enfermería de un centro médico quienes lograron identificar potenciales participantes y referirlos a la investigadora. De esta manera se entrevistaron a 14 personas7, todas en la ciudad de Bogotá, cifra con la cual se logró el cubrimiento de todas las categorías de indagación, superar las contradicciones o variabilidad y finalmente la saturación de la información (Saldaña, 2013).

Para la obtención de los datos se aplicó una entrevista semiestructurada que indagó sobre información básica de identificación y variables sociodemográficas. El Instrumento se estructuró con preguntas abiertas que respondían a la presencia de redes sociales de apoyo en el entrevistado y la influencia de estas en el manejo de la Diabetes Mellitus (ver anexo 1).

La entrevista permitió la profundización de los temas a medida que éstos emergieron durante la conversación y así se obtuvo más información sobre algunos aspectos relevantes para la investigación. Dicha información fue consignada en la guía de entrevista y en audios. Antes de iniciar la recolección formal de los datos se llevó a cabo un pilotaje del instrumento de investigación con el fin de analizar el uso del lenguaje y la formulación de las preguntas y hacer los ajustes necesarios para obtener la mayor y mejor información posible.

7 En la investigación cualitativa no existe una formula específica para el cálculo del tamaño muestral. Los

investigadores inician con una muestra mínima basada en los propósitos del estudio, la cobertura esperada y los intereses del grupo investigador. Autores como Creswell (2012) sugieren un número de unidades de análisis según la tradición o diseño seleccionado. Ulin (2012) consideran que 12 a 26 personas podrían ser una muestra adecuada. Cuando se está en la fase de recolección de datos y poca información nueva sale de las entrevistas, grupos focales, revisiones documentales, se considera haber alcanzado la saturación de los datos y por consiguiente se detiene la recolección de los mismos.

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Con este pilotaje también se ajustó el primer libro de códigos8 que se creó luego del estudió de la literatura académica existente. Posteriormente se llevó a cabo una segunda codificación (recodificación), tal como lo sugiere Saldaña (2013) en el libro The Coding Manual for Qualitative Researchers, para reorganizar y reanalizar los datos codificados en el primer ciclo, con el fin de lograr un análisis coherente de los datos haciendo más significativos los resultados en el plano conceptual. Este libro final puede ser consultado en la sección de anexos (ver anexo 2).

La información se recopiló en campo en los meses de febrero y marzo de 2015. En este periodo se concretó un único momento de encuentro con los participantes para realizar una entrevista personalizada y presencial, en un tiempo que oscilaba entre una hora y dos horas y media.

El análisis del contenido de las entrevistas se efectuó a través del método de codificación de la información, metodología ampliamente usada en la investigación cualitativa. Esta técnica permitió estudiar no solamente el contenido manifiesto sino también el latente (lo implícito, lo no expresado, el sentido escondido) (Gómez M.A, 2000).

Este proceso se apoyó en un software de análisis de texto especialmente diseñado para el procesar datos cualitativos, herramienta tipo CAQDAS –por su sigla en inglés– que ayudó al investigador a identificar similitudes, diferencias y relaciones entre distintos fragmentos de las entrevistas con el fin de contribuir con su estudio e interpretación. Concretamente se usó el programa Nvivo10, herramienta idónea no solo por las prestaciones que ofrecía sino, adicionalmente, por el nivel de manejo que de ella presentaba la investigadora.

8 El libro de códigos hace referencia a las categorías en que se agrupa la información a la hora de realizar el análisis

y que sirve de guía o matriz para la codificación de las entrevistas y posterior reagrupación de los datos para así lograr alcanzar los objetivos de la investigación.

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Con este fin se realizó la transcripción de los audios de las entrevistas a texto en el programa Word® consignando tanto el contenido como el contexto; luego se llevó a cabo la fragmentación de la información y la ubicación de la misma en las categorías (o nodos) preestablecidas y en aquellas emergentes.

Se utilizaron como títulos nodales los campos principales de la guía de entrevista y los conceptos que se obtuvieron de la literatura considerado relevantes para entender la experiencia y el significado que dan los adultos mayores a la vivencia de la Diabetes Mellitus y a las redes de apoyo.

Los documentos transcritos se leyeron de inicio a fin y cada sección de texto que arrojaba información relevante con relación a los fines de la investigación se depositó en el (los) nodo(s) apropiados. Así, se fueron creando nuevas categorías de codificación en la medida en que, a partir de los discursos de los adultos mayores, se fueron encontrando maneras de enfocar las distintas situaciones.

Posteriormente se procedió a la revisión de los datos por tema y subtema; la comparación y cruce de información y se unificaron los conceptos para finalmente proceder a la construcción de los resultados. Se generaron nubes de frecuencia de palabras con el fin de identificar aquellas con mayor reiteración en el discurso de los participantes. Tomando las palabras más relevantes, no solo por frecuencia en la nube sino por consideración del investigador, se realizó una consulta de búsqueda de texto generando árboles de palabras que permitieron identificar patrones y similitudes entre los participantes.

(41)

3.1. LIMITACIONES DEL ESTUDIO

Como limitaciones en el presentes estudio encontramos el hecho de que todas las personas entrevistas pertenecen al mismo régimen de seguridad social en salud, contributivo, por lo cual no es posible extrapolar las conclusiones obtenidas en este trabajo a los adultos mayores afiliados al régimen subsidiado. Se requiere de un nuevo estudio con afiliados al régimen subsidiado y/o un grupo heterogéneo entre los dos regímenes.

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4. RESULTADOS

Los resultados se organizaron en cuatro categorías principales que permitieron resolver los objetivos específicos planteados y con ello efectuar el trabajo propuesto por el objetivo principal de este trabajo. Estas categorías o dimensiones principales son:

• Características sociodemográfica de los participantes.

• Vivencias personales y familiares entorno a la Diabetes Mellitus. • Cambios de la vida diaria necesarios para el manejo de la enfermedad.

• Redes sociales que apoyan el proceso de salud-enfermedad de los adultos mayores.

4.1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS

En total participaron del estudio 14 adultos mayores, seis hombres y ocho mujeres. La edad media de las mujeres fue de 72 años, con un valor mínimo de 65 y máximo de 82. Para los varones la edad media fue de 69 años, con un valor mínimo de 65 y máximo de 74. Todos los entrevistados nacieron en el interior del país: ocho eran bogotanos y cuatro de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Al momento de la entrevista estas personas tenían ubicada su residencia en las localidades de Suba y Usaquén. 37.5% de las mujeres se encontraban casadas, 37.5% viudas y el resto solteras. Entre los hombres cuatro estaban casados o en unión libre (66.6%) y dos viudos (33.3%). Las personas casadas, viudas o en unión libre vivían en familia,

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todas con alguno de sus hijos. Las dos mujeres solteras convivían con hermanos. Esto ya permitía pensar que tenían algún tipo de apoyo por parte de la red familiar.

A continuación se ilustra la conformación de núcleo familiar de los participantes. Se resalta la presencia de los hijos en todos los hogares de adultos mayores que reportan como estado civil casado, viudo, divorciado o en unión libre.

TABLA 1. PERSONAS QUE CONSTITUYEN EL NÚCLEO FAMILIAR DEL ADULTO MAYOR

Fuente: Elaboración Propia.

Respecto al nivel de educación el 80% de los hombres lograron un título universitario; 50% de las mujeres alcanzaron la educación básica secundaria y tecnología; una mujer reporto varios títulos universitarios. Tres mujeres no reportaron nivel educativo. Cinco de las ocho mujeres, a pesar de tener estudio más allá de la básica primaria, se desempeñaron y continúan desempeñándose como amas de casa dependiendo económicamente de sus esposos o hijos. Cuatro de los seis hombres cuentan con pensión de jubilación mientras que los dos restantes continuaban laborando.

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Todos los participantes del estudio estaban afiliados al sistema de seguridad social en salud en el grupo del régimen contributivo. 10 personas se reportaron como cotizantes y cuatro como beneficiarios. Adicionalmente tres contaban con seguros privados de salud o medicina prepagada.

4.2. VIVENCIAS PERSONALES Y FAMILIARES ENTORNO A LA

DIABETES MELLITUS

4.2.1. REACCIÓN DEL PACIENTE

Al indagar sobre el proceso de diagnóstico y la reacción del paciente a la nueva condición de salud se pregunta: ¿Usted qué pensó en el momento que le dijeron que era diabético?

FIGURA 1. NUBE DE FRECUENCIA PARA LA CATEGORÍA REACCIÓN DEL PACIENTE.

Fuente: Elaboración Propia.

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diabética días esta fa mi lia gente grave hasta he rma na otra será usted ve ce s mu ch a he rma no s momento fo rma gripa harina ma ne ra mo da persona cre o có mo después dicen droga es tar hacen hacer ojos ot ro panela pe ns ab a pensé pi en sa pi en so pu ed e salud siento tiempo to me to mo ab so lu ta me nt e ahora alimentación aquí asociación atención azú car años bu eno cada claro co mi da co rtar cree cu ra de cir digo donde estoy

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Según la nube de frecuencia el diagnostico de diabetes no genera ninguna reacción ya que la palabra más frecuente es nada. Sin embargo, se inicia un proceso en el cual se adopta la palabra “diabetes” y “diabético”. Del discurso de los entrevistados respecto a la palabra nada se encuentra lo siguiente:

jajaja Nada, como sí nada... Me dieron unos remedios y me los tomé. Yo los dejaba, al principio yo los dejaba, porque no había necesidad y en si yo no me sentí tan enferma, enferma que digamos no. A veces me dan unos ataques y toca que me lleven al hospital (A.A., Marzo 2015).

Hace como ocho años. Pero no le puse atención a la vaina duré así y después me enfermé, fui a la Pastrana y volvieron y me mandaron al seguro, que era aquí en el Prado Veraniego, allá me vio otra doctora y me dijo que sí, que tenía diabetes, que tenía que ponerme en control y que no se me fuera a subir a 150. De ahí, ya seguí de control en control, que fue cuando el seguro se acabó y pasaron a la nueva EPS y seguí en a la nueva EPS y me están controlando eso. Yo como no sentía nada no volví. Entonces, me aflaqué y me decían: “¿Pero es que usted no come o qué?, está flaco usted”, yo como común y corriente (JAH., Marzo 2015).

4.2.2. REACCIÓN DE LA FAMILIA

Respecto de la postura que toman las personas del núcleo familiar frente a la nueva condición de salud de uno de sus integrantes estos son los resultados.

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