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Azuara

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Academic year: 2020

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Azuara es una villa que pertenece a la comarca del Campo de Belchite, al sur de Zaragoza. Está situada al pie de un cerro a 603 m sobre el nivel del mar. Su caserío desciende por una suave pendiente en dirección al río Cámaras. Dista 65 km de Zaragoza. Para llegar a esta localidad desde la capital de la provincia deberemos tomar en dirección sureste hacia Castellón la A-68, que se convertirá a los pocos kilómetros en la N-232. Pasado el Burgo de Ebro debemos des-viarnos a la derecha hacia Belchite, incorporándonos a la A-222. Una vez que hayamos dejado atrás esta localidad nos desviaremos de nuevo hacia la derecha tomando la A-1506, siguiendo la indicación Letux/Azuara, por la que recorreremos los últimos 19 km hasta nuestro destino.

Del pasado celtíbero, romano y musulmán de Azuara quedan visibles huellas en los restos arqueológicos del Piquete de la Atalaya, en el yacimiento de la villa romana de La Malena, en algún topónimo como Cabo Chico (que provendría, según la leyenda, de un joven moro prota-gonista de una gloriosa gesta en ese lugar) o en el propio nombre de Azwara o Zoara, derivado de Al-Zuhayra, vocablo árabe que significa “la bella”. La primera cita documental referida a esta localidad data de agosto de 1192 y en ella se nombra una senda que parte de Zoara. Siempre

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fue villa de realengo por pertenecer a la Comunidad de Daroca y así figura en el censo de 1785. Su población medieval puede ser contabilizada aproximadamente en base a los 214 maravedís resultantes del monedaje de 1414 o a los 182 fuegos documentados en 1488.

Entre los restos medievales conservados en la localidad, además de la ermita románica de San Nicolás en la que nos detendremos a continuación, existe una muralla compuesta por ladrillo y tapial, con cuatro puertas orientadas a los cuatro puntos cardinales, obra mudéjar del siglo xiv al xv. La parroquia dedicada a Nuestra Señora de la Piedad, asimismo mudéjar, data de los siglos xv-xvi y fue declarada Bien de Interés Cultural en 2001 por el Gobierno de Aragón, así como patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otro templo, la ermita de San José, presenta un estilo gótico mudéjar, siendo su fábrica algo tardía, ya incluida en el siglo xvi.

Ermita de San Nicolás

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l edificio se halla emplazado en las afueras de la localidad. Para llegar a él es necesario cruzar a la otra ribera del río Cámaras por el puente de la carretera que conduce a Moyuela. Desde la ermita se tiene una impresionante vista de toda la ladera que ocupa Azuara. Según Madoz, este templo sería la antigua parroquia de la localidad, ya que el primitivo núcleo habitado estaría asen-tado en lo alto del cabezo próximo a su parte meridional. Como veremos, sus dimensiones no se corresponden con las apropiadas para la iglesia principal de una población de cierta relevancia.

Tras la etapa románica de su construcción se han llevado a cabo algunas modificaciones que han variado su apariencia y configuración. En el lado norte del presbiterio se abrió el muro original para añadir una capilla de la que actualmente se aprecia la fábrica en ladrillo bajo la deco-ración pictórica desaparecida. Puede que esta actuación destruyera un hipotético vano románico del lado norte del presbiterio, que formaría pareja con su homólogo del lado sur. Por otro lado, rodeando el perímetro de la ermita, cualquiera puede apreciar que el último tramo de la nave se hundió, sin duda debido a la inestabilidad del terreno cercano al río. El interior de este tramo se ha cerrado como si se tratara del final de la nave, pero al exterior se ha mantenido a la vista el perfil del arco fajón que lo separaba del tramo anterior, al igual que una parte del muro sur que todavía conserva la imposta que recorre la totalidad del perímetro interior.

Estamos ante un sencillo edificio de nave única, canó-nicamente orientado y compuesto de tres volúmenes cla-ramente definidos: ábside semicircular, amplio presbiterio y nave rectangular de tres tramos, aunque en origen con-tara con uno más, tal como se ha explicado. Sus medidas actuales alcanzan los 16,90 m en el eje este-oeste y 5,60 m de anchura de la nave, lo que evidencia las aspiraciones

modestas de la fábrica original, en la línea de muchas construcciones del románico rural poco ambiciosas. Antes de que se viniera abajo el último tramo, el interior de este templo llegaría a medir algo más de 20 m. Cuenta con un acceso en su lado sur y dos vanos de iluminación en la cabecera, uno centrado en el ábside y otro en la parte meridional sur del presbiterio.

Los tres tramos de la nave se cubren con bóveda de medio cañón apuntada, reforzada con arcos fajones igual-mente apuntados. El presbiterio lo hace a su vez mediante bóveda de medio cañón, siendo el arco triunfal de medio punto y el cilindro absidal con bóveda de cuarto de esfera. A pesar de que el exterior aparece revocado en cemento y en el interior apenas quedan pequeñas zonas sin revesti-miento pictórico, se aprecia en ellas la primitiva estructura de la ermita, compuesta por mampostería en su mayor parte. Las esquinas, ventanas, molduras y portada se ejecu-taron en piedra sillar que permanece a la vista. En algunos de estos sillares, concretamente en las hiladas inferiores de la parte interior del que sería el primer arco fajón original, actualmente al exterior de la ermita, aparecen varias mar-cas de cantero en forma de T.

El acceso al interior de la ermita se realiza por su muro meridional, a través de una portada de cierta sencillez situada en su segundo tramo. El vano queda enmarcado por tres arquivoltas en gradación, sostenidas por cuatro columnas (dos a cada lado) de fuste cilíndrico y capiteles decorados. El número de baquetones que perfilan estas arquivoltas aumenta de interior a exterior, siendo de baquetón simple la primera, de doble baquetón la segunda y triple el de la tercera. La chambrana exterior también está moldurada mediante baquetoncillos y escocia. La arquivolta interior apea sobre montantes con cimacio de molduración cuidada, que se prolonga por encima de los capiteles. Las esquinas de los montantes y de los ángulos a

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Vista desde el lado sureste

Planta

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Alzado sur

Sección longitudinal

0 1 2 3 4 5 m

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Portada

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los lados de las columnas fueron redondeadas y remarcadas con incisiones verticales, como en otros edificios tardorro-mánicos. Los capiteles recibieron una sencilla decoración basada en formas vegetales a base de hojas lisas, volutas, palmas y bolas. Los dos del lado oeste y el exterior del lado este siguen un diseño muy semejante, derivado de uno de los más frecuentes en el tardorrománico hispano: grandes hojas de esquina de contorno remarcado que se adornan en su frente con un motivo vegetal (en este caso predomi-nan los tallos terminados en volutas, aunque también los hay culminados en bola); el cordón que marca los rebordes se prolonga en el centro de cada cara dibujando tallos dobles rematados en volutas. El capitel interior oriental es diferente, con palmas de grandes lóbulos hendidos y resal-te axial. Los cuatro incorporan dados en esquinas y centro del ábaco, como tantos otros del románico final. Los ele-mentos restantes de las columnas, concretamente fustes y basas, son fruto de restauraciones modernas. La portada queda realzada en un cuerpo ligeramente adelantado unos 15 cm respecto al muro de la nave, que mide 4,35 m de

anchura, siendo su vano de 1,70 m. Todo el conjunto está protegido por un pequeño tejadillo sostenido sobre ocho modillones, algunos de ellos con decoración a base de baquetones o rollos escalonados en su curva cóncava, y otros con diversas formas geométricas.

La cabecera está compuesta por ábside semicircular y presbiterio, ambos con volúmenes diferenciados al exte-rior. Una moldura de piedra recorre todo su perímetro al nivel de las impostas de los ventanales. El semicilindro absidal cuenta con zócalo culminado en rebaje oblicuo. A lo largo de todo el alero de la cabecera se distribuyen una serie de canecillos similares a los descritos en el tejadillo de la portada, que sustentan la cornisa. Existen dos venta-nas con arco de medio punto de similares características. Una está centrada en el ábside y otra en el lado sur del presbiterio. Ambas cuentan con derrame hacia el interior y una configuración aspillerada al exterior. El arco de medio punto externo está tallado en el sillar superior que actúa como dintel. Éste a su vez apoya sobre una imposta bise-lada, bien definida en ambos intradoses y que se prolonga Interior hacia la cabecera

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tanto en la cabecera como en la nave, en el interior y el exterior. Esta peculiar molduración de la ventana, así como la forma de la losa horizontal que constituye su alféizar y el hecho de que la moldura que recorre el muro en el interior y en el exterior quede justo a la altura del arran-que de la curvatura del vano, en vez de por encima, lleva a concluir que se adoptaron algunas soluciones parciales de diseño habitual en época tardorrománica, incorporadas a una construcción en que predominan las fórmulas de tradición rural.

La proximidad geográfica con la ermita de Nuestra Señora de Allende en Moyuela y la eventualidad de que la cercanía formal entre una y otra esté causada por la influencia que San Nicolás de Azuara pudo haber ejercido sobre aquélla, nos llevan a considerar la posibilidad de que los cuatro modillones que aparecen en la fachada sur, sobre el conjunto de la portada, pudieran haber servido de soporte para el tejado de un pórtico, similar al existente en la ermita de Moyuela y del que, en este caso, no ha quedado ninguna constancia documental.

En las proximidades de la ermita de San Nicolás y bajo sus cimientos se han encontrado numerosos restos de enterramientos, algunos de ellos medievales y uno musulmán. Se trata del sepulcro de Nasar (hijo de Abde-rramán III, emir y califa que revitalizó el reino cordobés) que apareció a principios del siglo xx. Contiene en su lápida funeraria el texto en caracteres árabes más largo encontrado en Aragón, con la fecha de su muerte: agosto de 1011. Otro valor añadido a la construcción románica lo podemos encontrar en la interesante decoración pictórica de los muros de la cabecera. Tanto el ábside como el pres-biterio se hallan ornamentados con pinturas góticas del siglo xivya algo avanzado. Las escenas remiten a la vida y pasión de Cristo. Este conjunto pictórico se encuentra en diversos estados de conservación ya que, mientras las pinturas que decoraban el ábside casi han desaparecido, las del presbiterio y el arco triunfal aún mantienen visible su trazo y colorido.

La morfología del edificio y las similitudes estructura-les con otras construcciones de su entorno nos permiten Interior de la nave

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situar la fábrica tardorrománica en las primeras décadas del siglo xiii, tratándose de una obra que acusa la asimila-ción parcial de detalles que perdurarán en la arquitectura gótica. Formas y esquemas compositivos pertenecen al repertorio habitual del románico tardío de carácter rural que aparece en muchas localidades del sur del río Ebro.

Texto y fotos: JAN - Planos: MMS

Bibliografía

Abbad Ríos, F., 1957, p. 281-282; Aramendía alfranca, J. l., 2004, vi,

pp. 105-109; Hernando Sebastián, P. L., 2004a, p. 79; Madoz ibáñez,

P., 1845-1850 (1985), p. 91; Ubieto Arteta, A., 1984-1986, I, p. 183;

Referencias

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